Texto de Carlos Ay en Gaceta Aeronáutica
Por más de 15 años, la defensa aérea de las islas estuvo a cargo de cazas Tornado F.3. En la imagen se aprecia la sección “Esperanza y Fé” (“Hope and Faith”, por los literales que se aprecian en sus timones) sobrevolando la costa de la capital isleña (foto: cabo Daz Smith, MoD/Crown Copyright).
Superado el furor de las celebraciones por la rendición argentina del 14 de junio de 1982, Gran Bretaña se encontró con el nada despreciable desafío de determinar cómo haría para sostener en el tiempo su costoso triunfo militar en las Islas Malvinas. Más allá de organizar un dispositivo de defensa transitorio con elementos reasignados tras la guerra recién concluida, el Ministry of Defense (ministerio de defensa británico, o MoD) se abocó a diseñar un dispositivo de defensa que le permitiera custodiar sus intereses geoestratégicos no sólo en las Islas Malvinas sino en todo el Atlántico Sur. Conocida la irrenunciable disposición argentina de reclamar su soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, y descontando la falta de un apoyo sostenible en el tiempo de parte de los vecinos sudamericanos más próximos (Brasil, Uruguay y Chile), Londres concibió una doctrina de defensa esencialmente autónoma y de largo aliento que pronto recibiría el mote de “Fortress Falklands policy”, o “doctrina de la Fortaleza Malvinas”.
La defensa antiaérea todo tiempo está a cargo de instalaciones de misiles Rapier Field Standard C. Con un alcance de alrededor de 8 km, se las considera muy efectivas contra aeronaves volando a baja altitud (foto: MoD/Crown Copyright).
Como resultado de ello, a principios de 1983 el MoD se embarcó en un ambicioso programa de construcción y equipamiento que prácticamente descartaba la infraestructura militar malvinense pre-existente y la reemplazaba por una moderna guarnición que integraría componentes terrestres, navales y aéreos desplegados rotativamente desde la metrópoli. El corazón de ese dispositivo militar comenzó a construirse a fines de 1983 y habría de integrar un aeropuerto mixto de dos pistas, una base naval, tres radares de vigilancia 7×24 y otras tantas instalaciones de comunicaciones y guerra electrónica. Superada la etapa posbélica y vuelta Argentina a un gobierno civil en 1984, la guarnición la designación British Forces Falkland Islands (Fuerzas Británicas de las Islas Malvinas, o BFFI) y en mayo de 1986 trasladó la sede de su comando a su nuevo asiento definitivo. En la principal modificación orgánica realizada desde entonces, veinte años más tarde fue re-designada British Forces South Atlantic Islands (Fuerzas Británicas de las Islas del Atlántico Sur, o BFSAI).
El sistema de defensa aérea y marítima integra cargueros Hercules asignados a vuelos de patrullaje marítimo y cisternas VC-10 que atienden tanto a los cazas como a los propios patrulleros marítimos (foto: Cabo Heidi Cox, RAF/MoD/Crown Copyright).
¿El último bastión del Imperio Británico?
Comandadas por un oficial superior proveniente de cualquiera de las tres fuerzas armadas (equivalente o superior a un coronel mayor argentino), la guarnición integra componentes aéreos, navales, terrestres y conjuntos con reservistas de la Falkland Island Defence Force (Fuerza Defensiva de las Islas Malvinas, o FIDF). El componente terrestre está formado por unidades de infantería y de defensa antiaérea que operan baterías móviles de misiles tierra-aire y protegen las principales instalaciones de “la fortaleza”. Fuertemente asociados a este componente, también se encuentran los elementos conjuntos de logística y apoyo, comunicaciones y señales, ingeniería y policía militar. El componente naval, por su parte, cumple funciones de patrullaje costero con guardacostas clase River (originalmente empleaba patrulleros clase Castle), patrullaje marítimo de largo alcance con fragatas tipo 23 o destructores tipo 45 (en el pasado se emplearon fragatas tipo 21 o destructores tipo 42) y, en ocasiones contadas y muy reservadas, despliega submarinos nucleares de las clases Trafalgar, Swiftsure o Astute.
Comandantes de la Fortaleza Malvinas
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Período | Rango y nombre | Fuerza de origen |
BFFI: British Forces Falkland Islands (1984-2003)
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1984-1985 | General Sir Peter de la Billière | Ejército |
1986 | Air Marshal Sir John Kemball | Fuerza Aérea |
1987 | Rear Admiral Christopher Layman | Armada |
Indeterminado | Major General A. Neil Carlier | Ejército |
1988-1989 | Air Vice Marshal David Crwys-Williams | Fuerza Aérea |
1999 | Brigadier David Nicholls | Ejército |
2000 | Brigadier Geoff Sheldon | Ejército |
2001 | Air Vice Marshal John Cliffe | Fuerza Aérea |
2002 | Vice Admiral Sir Richard Ibbotson | Armada |
2003 | Brigadier Anthony Wilson | Ejército |
BFSAI: British Forces South Atlantic Islands (2004 al presente)
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2004 | Air Vice Marshal Richard Lacey | Fuerza Aérea |
2005 | Commodore Ian Moncrieff | Armada |
2007 | Brigadier Nick Davies | Ejército |
2008 | Air Commodore Gordon Moulds | Fuerza Aérea |
2009 | Commodore Philip Thicknesse | Armada |
2010-2012 | Brigadier William Aldridge | Ejército |
El componente aéreo, por su parte, cumple misiones de defensa aérea y apoyo táctico con cazas Typhoon FGR.4 (previo a ello se emplearon aparatos Tornado F.3, Phantom FGR.2, Harrier GR.3 y Sea Harrier FRS.1) reabstecidos por cisternas VC-10 K.1 (previamente, Hercules C.1K y Victor). También atiende funciones de patrullaje marítimo y apoyo logístico táctico con cargueros Hercules (también se han empleado patrulleros Nimrod) y de búsqueda y salvamente y apoyo logístico de alas rotativas con helicópteros Sea King (por más de 20 años también se emplearon cargueros Chinook). Existen además medios aéreos embarcados en los buques más grandes del componente naval (Sea Lynx o Merlin) y, mientras se construían las nuevas instalaciones de “la fortaleza”, el componente terrestre contaba con un elemento de enlace y transporte VIP dotado de helicópteros Lynx AH.1, Scout AH.1 y Gazelle AH.1. Proporcionando cubertura radar, se instalaron tres radares tridimensionales Plessey AR3D, de 500 km de alcance, entre enero de 1983 y febrero de 1984.
La presencia de helicópteros embarcados Sea Lynx ha sido una constante de la Fortaleza Malvinas; embarcando en fragatas, destructores o patrulleros antárticos que transitan el Atlántico Sur. En la imagen se aprecia al Lynx HAS.2 XZ238, sobreviviente de un ataque de cazas Dagger el 13 de junio de 1982, realizando un vuelo de evacuación aeromédica desde Hill Cove, Isla Gran Malvina, en julio de 1983 (foto: Ian Howat).
Integración con la metrópoli y la industria privada
Aunque no forman parte de la guarnición ni residen en la zona, existen distintas unidades metropolitanas que mantienen relación habitual con las islas. En el flanco naval, destaca el buque de patrullaje antártico HMS Protector que, con un helicóptero embarcado, hace escala en las islas todos los veranos, desarrolla actividades científicas en la región y visita puertos en el Cono Sur (su sucesor, el mítico HMS Endurance, supo visitar Buenos Aires y Mar del Plata en la década de 1990). Por el lado aeronáutico, los escuadrones 99 y 216 de la Real Fuerza Aérea son responsables de proveer servicios de transporte aéreo regular y no regular y de reabastecimiento en vuelo entre Brize Norton, Isla Ascensión y Malvinas empleando aviones C-17A Globemaster III y Tristar, respectivamente. Estos últimos y los VC-10 estacionados en las islas, podrían comenzar a ser reemplazados este año por cargueros/cisternas Voyager (Airbus A330-200) que, aún a pesar de lucir cammo baja visibilidad y marcas del Escuadrón 10, fueron adquiridos mediante una iniciativa financiada y operada por la firma privada AirTanker Ltd.Típica imagen de un Tristar C.2 realizando una escala en el aeropuerto Wideawake de la Isla Ascensión durante un vuelo entre Gran Bretaña y Malvinas (foto: Steve Larson).
Profundizando en ese contexto, vale la pena señalar que la integración de contratistas civiles al funcionamiento de “la fortaleza” es completamente habitual. Prácticamente desde el momento en que se inició el re-despliegue posbélico, cargueros británicos (como los Shorts Belfast de HeavyLift) y extranjeros (tales como los Antonov An-124 de VolgaDnepr), han sido contratados para trasladar personal, pertrechos, radares y hasta aeronaves completas hasta o desde las islas. En el año 1983, el MoD también llamó a licitación para seleccionar un operador de helicópteros que brindara apoyo logístico a la construcción de nuevas instalaciones. Adjudicado a Bristow Helicopters, este contrato terminó convirtiéndose en un componente permanente de la guarnición, sobreviviendo hasta nuestros días tras ser adjudicado a British International Helicopters (Brintel) en 1998. En varias oportunidades desde 1983, el MoD también echó mano de aerolíneas comerciales para realizar vuelos de pasajeros entre Inglaterra, Ascensión y Malvinas cuando su propia flota transportes se ve escasa de capacidad. Esto determinó que, desde mediados de 1985, compañías tales como British Airways, Virgin Atlantic, Britannia Airways, Air Atlanta Icelandic, Air Luxor, Flyglobespan, Air Tahiti Nui, Titan Airways, Air Seychelles y Hi Fly hayan operado la ruta con Airbus A330, Airbus A340, Boeing 747 o Boeing 767.
A lo largo de las tres décadas de existencia de la “Fortaleza Malvinas”, helicópteros civiles Sikorsky S-61, “Eric” según la jerga aeronáutica británica, han brindado apoyo logístico no bélico a las fuerzas británicas acantonadas en Malvinas. En la imagen se aprecian un S-61 de Brintel aterrizando en Punta Voluntario (foto: Keith Campbell/Capture a Second Photography).
Recursos “mirando al Sudoeste”…
Mantener este importante dispositivo militar y sus sistemas de armas ha requerido del gobierno británico una inversión significativa en capital humano y financiero. Durante la inmediata postguerra y hasta la inauguración de MPA (1982-1986), fuentes británicas aseguran que existían 4.000 efectivos desplegados permanentemente en las islas. A partir de ese momento, la dotación se fue optimizando hasta alcanzar a fines del Siglo XX un piso estimado entre 1.300 y 1.500 militares. La erogación de divisas, por su parte, también ha sido significativo; aunque siguiendo una tendencia optimizadora similar a la de los recursos humanos. Si bien no existen estadísticas completas, valores y proyecciones rescatados de distintas fuentes dan cuenta de un gasto de entre £ 700 y £ 800 millones anuales en la inmediata posguerra (1982-1986), incluyendo una inversión de cerca de £ 400 millones en la construcción y equipamiento de “la fortaleza”. A partir de 1987, el gasto anual habría comenzado a optimizarse, convergiendo hacia los £ 260 millones hacia 1989, £ 100 en la década de 1990, £ 70 millones en la década de 2000 y £ 67 millones en la década de 2010 (valores nominales no ajustados por inflación).Desde el inicio de la construcción de la guarnición británica inglesa, helicópteros Sea King de la Real Fuerza Aérea han realizado misiones de rescate, soporte logístico y apoyo táctico desde asentamientos en San Carlos, Puerto Argentino y Mount Pleasant. En la imagen, el Sea King HAR.2 ZA105 operando frente a Puerto Argentino en 1985 (foto: Ian Howat).
Recapitulando, los principales componentes de “la fortaleza” incluyen el complejo de Mount Pleasant (sede del comando de la guarnición, base aérea y asiento del grueso de las tropas y sus servicios de apoyo), la base naval de Puerto Yegua (Mare Harbour), los radares de Byron Heights, Monte Alice y Monte Kent y las instalaciones de telecomunicaciones de Monte Independencia (Mount Adam) y Bush Rincón. Para facilitar la realización de ejercitaciones y despliegues, existen polígonos de tiro en Monte Rabbit, Establecimiento Chartres y Onion Range. Además de esas instalaciones, construidas todas desde cero después de la guerra, existen aeródromos y helipuertos construidos antes o durante la guerra que podrían ser reactivados en caso de contingencia: El aeropuerto civil de Cabo San Felipe y el helipuerto de Murray Heights en Puerto Argentino, los helipuertos de Navy Point y Kelly’s Garden en Bahía San Carlos y el de Hill Cove en Bahía San Francisco de Paula, y los aeródromos de campaña de Isla de Borbón y Darwin/Pradera del Ganso.
Principales instalaciones de la “Fortaleza Malvinas”
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A pesar de las tres décadas que nos separan de la guerra, Gran Bretaña mantiene intactas las previsiones que justificaron la construcción de esta costosa fortaleza: Contar en Malvinas con una fuerza de defensa capaz de proteger la cabeza del puente aéreo y ganar tiempo para que refuerzos provenientes de la metrópoli comiencen a llegar 18 horas después de iniciada una contingencia grave. Aún cuando Argentina ha renunciado a cualquier intento de recuperar las islas por la vía militar, la inteligencia militar británica se obsesiona con eventuales demostraciones de fuerza argentinas, tales como un raid comando a las islas o una campaña de hostigamiento y bloqueo sistemático a los pesqueros y exploradores petroleros que operan alrededor de ellas. No en vano, a dos meses del referendum que tendrá lugar el próximo 10 de marzo de 2013, el periódico londinense The Daily Telegraph se hacía eco de rumores acerca de eventuales preparativos excepcionales tales como el despacho de una fuerza naval suplementaria, el traslado fuerzas de despliegue rápido o el despliegue de más cazas Typhoon a Mount Pleasant.
Referencias bibliográficas: Mike Boulanger: “Military Aviation Review United Kingdom 2013” (MAR/MAP, Inglaterra, enero 2013), Peter Hamblin et al: “Royal Air Force 2010 (The Official RAF annual Review)” (Key Publishing, Inglaterra, enero 2010), Rod Burden et al: “Falklands: The air war” (British Aviation Research Group, Inglaterra, 1986), Rubén Moro: “La Guerra Inaudita (Editorial Pleamar, Argentina, 1985)”; “Briefing sobre Comunicaciones Externas para los Miembros del Parlamento” (Executive Council of the Falkland Islands, Malvinas, 1999), East London Aviation Society (Inglaterra, ediciones varias, 2009-2011), Revista Flight International (Inglaterra, ediciones varias, 1983-2013) y Revista Pista 18 No.14 (Buenos Aires, julio/agosto 1999) y otros textos inéditos (Buenos Aires, 1994-2000).
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