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sábado, 17 de septiembre de 2022

Dos Exocet apuntaron a barcos portadores de armas nucleares

Malvinas, archivos desclasificados: el estudio inglés que afirma que dos misiles apuntaron contra un buque con armas nucleares

El 25 de mayo de 1982 dos aviones Super Étendard cargados con Éxocet, partieron de Río Grande con una misión: atacar un blanco importante de la Royal Navy a 110 millas de Puerto Argentino. Los misiles hundieron al Atlantic Conveyor, pero una investigación realizada por los ingleses determinó que los mismos habían apuntado al Regent que tenía en sus bodegas cargas de profundidad nuclear. El libro “Handbreake” y los detalles de la sorprendente hipótesis británica
Por Alejandro Amendolara y Mariano Sciaroni || Infobae


La Segunda Escuadrilla de Caza y Ataque de SUE

La Base Aeronaval Almirante Quijada, en la localidad de Río Grande, en la provincia de Tierra del Fuego, el día 25 de mayo de 1982 amaneció con un intenso frío y fuertes vientos del noroeste, a lo que se sumaban lloviznas intermitentes. La Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque, que ya había hundido al poderoso HMS Sheffield, estaba trabajando desde antes de la salida del sol.

La situación en la base era de alerta permanente, y las sospechas de que algo raro estaba pasando, se confirmaron cuando, pocos días antes, un helicóptero Sea King británico (ZA290) aterrizó y fue quemado por su tripulación en territorio chileno, cerca de Punta Arenas.

Los aviones Super Étendard y sus misiles Exocet representaban la mayor amenaza a la flota británica, por lo que se presumía que los británicos podrían realizar alguna operación con fuerzas especiales para dejar fuera de combate a los aviones de la Escuadrilla y destruir los misiles remanentes.

Esa misma mañana del 25 de mayo, pero en Gran Bretaña, el diario Daily Express publicó una nota en la que se preguntaba:“¿Han alcanzado los SAS a los cazas Exocet?”. El cronista conjeturaba que “la ausencia de Super Étendard en tres días de combates en las aguas de la Bahía de San Carlos, y la misteriosa aparición del helicóptero británico abandonado en Chile han alimentado las teorías de los almirantes de Westminster”. Sin embargo, también señalaba: “Otra teoría es que los argentinos están reteniendo los Étendard y Exocets para un gran ataque a los portaaviones Invencible y Hermes”.

Los acontecimientos de ese día demostrarían cuál de sus dos teorías era la válida.

Roberto Curilovic y Julio Barraza, los pilotos que hundieron el Atlantic Conveyor el 25 de mayo de 1982

Las primeras tareas del día en la Base Aeronaval consistieron en que el personal de mantenimiento acercara al hangar los aviones Super Étendard de la escuadrilla, dispersos por distintos lugares de la base para tratar de no ofrecer un blanco directo en caso de un ataque por tierra, mientras que el personal de armamento llevaba los dos misiles AM-39 Exocet desde los polvorines. Tenían que sacarlos de los contenedores presurizados y colgarlos en los dos aviones que estuvieran preparados para el vuelo. Fueron elegidos los Super Étendard 3-A-203 (que volaría el Capitán de Corbeta Roberto “Toro” Curilovic) y 3-A-204 (a cargo del Teniente de Navío Julio “Mate” Barraza) para la misión.

“Toro” sería el líder de la misión y “Mate” el numeral. Desde el inicio del conflicto volaban juntos y, antes, habían entrenado juntos en Francia. Esta misión les tocaba a ellos.

Mientras que en la sala de pilotos el aire se hacía cada vez más espeso por el humo de los cigarrillos, los hombres conversaban tranquilamente sobre diversos temas, hasta que sonó el teléfono con una llamada proveniente del Centro de Operaciones de Combate. En En ese instante se informó la orden de atacar sobre un blanco importante (un portaaviones) a unas 110 millas al nordeste de Puerto Argentino.

A partir de ese momento, comenzó la planificación de la misión y se decidió que la aproximación al blanco se realizaría por el norte/noroeste para contar con el factor sorpresa.

El misil AM-39 Exocet. El misil más pequeño a su lado es un misil aire-aire Magic, de la firma Matra (Alejandro Amendolara)

La misión tendría algunos condicionamientos al haberse establecido la presencia de dos buques ingleses en la entrada norte del Estrecho de San Carlos, que cumplían la función de piquete radar (de los cuales la Fuerza Aérea Argentina se encargaría más tarde ese día, hundiendo al HMS Coventry y averiando de consideración al HMS Broadsword), y la actividad de numerosas patrullas aéreas de Sea Harrier británicos en la zona.

Asimismo, un ataque desde esa posición permitiría sobrepasar a los buques piquete de la Task Force: no había tantos ahora disponibles en la flota, tanto por la pérdida de los días anteriores como por la necesidad que existía de destinar ciertas naves para proteger las aguas cercanas a Malvinas y al esfuerzo anfibio.

De hecho, los británicos solamente poseían un buque piquete radar en ese momento, el recién llegado destructor Tipo 42 HMS Exeter, que se encontraba ubicado a 25 millas del núcleo de la flota, pero en dirección Este-Sur-Este, dirección sobre la que se evaluó una posible amenaza argentina.

La Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque de la Armada en la Base de Río Grande en 1982 junto a uno de los cinco misiles Exocet

Se planificó, por ello, una trayectoria que evitara la detección temprana e intercepción de las aeronaves, de forma de llegar sobre el grupo de tareas desde una dirección imprevista. La misión incluía el reabastecimiento con un KC-130 Hércules de la Fuerza Aérea Argentina.

Se solicitó que el Hércules reabastecedor se ubicara en una posición a 160 millas al este de Puerto Deseado. La ruta prevista para el ataque era de 500 millas, un largo vuelo de cuatro horas de duración, con despegue previsto para las 11:00.

Finalizada la reunión de prevuelo, Curilovic y Barraza se dirigieron a los aviones, realizaron la inspección previa y se sentaron cada uno en su cabina. Con la asistencia del personal de tierra, pusieron en marcha sus aeronaves y aguardaron en la plataforma frente al hangar. La espera se hizo larga y, al cabo de unos 20 minutos, los mecánicos hicieron señas a los pilotos de cortar motor, y luego de descender de sus aviones se dirigieron con todo el equipo a la Sala de Operaciones.

Allí, el Capitán de Corbeta Jorge Luis Colombo (el comandante de la Escuadrilla) les indicó que el Hércules KC-130 de la Fuerza Aérea Argentina, que se suponía tenía que estar ya frente a Puerto Deseado a 6,000 metros de altura para el reabastecimiento a la ida y a la vuelta, no estaba disponible en ese momento.

En realidad, desde el Comando de la Fuerza Aérea Sur (FAS) de la Fuerza Aérea se estaban preparando otros ataques sobre los buques en San Carlos, por lo que los Super Étendard deberían aguardar unas horas hasta que los KC-130 estuvieran disponibles.

El reabastecimiento de combustible que a 6000 metros de altitud realizaron Barraza (foto) junto a su líder de sección, Curilovic

Recién cuatro horas más tarde los aviones navales argentinos despegarían y pondrían rumbo hacia el avión tanque, que los aguardaba en el lugar coordinado en la planificación y en el horario previsto, a las 15:45.

Barraza hizo señas a su líder y uno de cada lado, se acercaron lentamente al tanquero, hasta realizar el acople en las mangueras del avión. Permanecieron enganchados por unos 6 o 7 minutos y recibieron la cantidad de combustible previamente estipulada. Desde las ventanillas traseras del Hércules se asomaban uno a uno los tripulantes para saludar a los pilotos y desearles suerte en la misión. Incluso les tomaron fotografías.

Antes de separarse, el Hércules pasó información a los aviones navales, como recuerda el Teniente Barraza:

“El KC-130 salió al aire dando el siguiente mensaje: ‘Tengo algo importante para ustedes, escriban’, y a continuación transmitió coordenadas que yo parte anoté, pero me asaltaba la duda de haber copiado correctamente. Estas coordenadas fueron introducidas y verifiqué que no había mucha diferencia en rumbo y distancia con la que teníamos originalmente”.

Atlantic Conveyer partiendo hacia Malvinas desde la isla Ascension

Luego del encuentro con el avión tanque, hicieron un suave descenso y desde allí iniciaron su fase final de ataque desde la dirección totalmente inesperada por la Fuerza de Tareas británica.

Durante el vuelo de aproximación no se detectaron interferencias electrónicas en los equipos de las aeronaves, lo que les permitía suponer que tendrían a su favor el factor sorpresa. Desde el momento en que los pilotos estimaron que se hallaban a 130 millas del grupo de tareas hacia el que se dirigían, volaron rasante, a unos 100 pies, y a 550 nudos. Estaban separados unos 500 metros, volando debajo de una capa de nubes quebrada a 2.000 pies.

A las 55 millas, con un doble pulsado del botón de radio ambos aviones sincronizaron un ascenso hasta unos 1.800 pies de altitud (debajo de la capa de nubes, no deseaban sobrepasarla y perder la referencia visual de lo que sucedía en el mar) y efectuaron una emisión de radar para confirmar la existencia y localización de los blancos. Como marcaba la doctrina, el Capitán Curilovic tenía su radar en escala de 80 millas náuticas y el Teniente Barraza, a 40. Pero no detectaron blanco alguno, por lo cual dejaron el radar en stand-by y volvieron al vuelo rasante sobre el mar.

Al misil Exocet se lo denomina "Fire and forget" (Tire y olvídese) ya que se trata de un arma con capacidad de autonomía para redireccionarse en vuelo y buscar el centro de gravitación del blanco

Muy poco tiempo después volvieron a ascender. Ya estaban a unas 39 millas del objetivo. Para su alegría, luego de dos barridos de radar, allí estaban los barcos ingleses. Curilovic seguía con su radar en escala de 80 millas y consideró que tenía un blanco mediano y uno grande. A su vez, Barraza, que tenía mejor definición en su pantalla al estar en escala de 40 millas, confirmó los mismos blancos. Ambos, también, detectaron un eco más pequeño a la izquierda de la pantalla.

Curilovic rompió el silencio: “Sobre el mayor”. Lo que fue confirmado por Barraza por radio. Los radares quedaron “enganchados” tras un gatillazo y, a partir de allí, conectaron “MASTER MISIL” en el tablero del avión y comenzaron a seguir la lista de chequeo para el lanzamiento del AM-39 mientras volaban hacia el blanco, ahora a 450 nudos.

Recuerda Curilovic:

“Cuando lanzamos ambos misiles estábamos separados por unos 200 metros. Cuando lancé el mío quedé hipnotizado mirando cómo el Exocet iniciaba su recorrido al blanco. No dudé que era lo que teníamos que tener en cantidad para atacar a los británicos”.

El Atlantic Conveyor golpeado por los misiles Exocet

Sobre el mismo momento, relata Barraza:

Apreté el botón de disparo, sentí el sacudón y luego escuché claramente un estampido debajo. Una vez disparados ambos misiles, realicé mi giro de ruptura para alejarme 180° del rumbo del blanco sin notar que adelante no estaba Curilovic. La flota británica sabía en ese momento que la estábamos atacando. El sol estaba bajando, el mar parecía dorado y el cielo era de color púrpura”.

En el momento en que los dos Super Étendard encendieron sus radares por última vez para generar el diálogo final entre el avión y el misil con los datos de ataque, la recientemente arribada fragata Tipo 21 HMS Ambuscade pudo detectar el eco de aproximación de los incursores: estaban a tan solo 28 millas y en rumbo 310°.

Treinta segundos antes había detectado la emisión del radar Agave de los aviones argentinos. Sin embargo, y a pesar de que la nave británica lanzó la alarma y, una vez más, la palabra “Handbrake” (palabra en código que señalaba un radar de avión Super Étendard) saturaba los circuitos de radio y altoparlantes de todos los buques. La suerte estaría echada para uno de ellos.

La flota británica en mar abierto (Royal Navy)

La fragata Tipo 21 HMS Alacrity se encontraba en una estación ligeramente al sur de la Ambuscade, recordando su comandante, el Capitán Chris Craig:

“‘Handbrake!’ Se escucharon los gritos desde el Exeter y la Ambuscade. Todos los hombres del Grupo de Tareas sabían ahora que la palabra clave ‘Handbrake’ era el radar de Étendard, y eso significaba Exocet. A alguien le tocaría esta vez”.

El resultado del ataque es conocido. Los dos misiles impactaron al buque portacontenedores SS Atlantic Conveyor (el cual, asimismo, estaba cumpliendo funciones de portaaviones alternativo), el cual se incendió y, días después se hundió. Fue la pérdida logística más importante para la fuerza británica en toda la guerra.

Sin embargo, un informe británico del año 1985 titulado “Reconstrucción y Análisis de la Guerra Aérea durante la Operación Corporate 1982 –Memorándum 85105″, desclasificado en el año 2021, señala que el buque grande, “el mayor”, sobre el cual lanzaron los misiles los aviadores argentinos no fue el Atlantic Conveyor. Ni una fragata, ni un blanco falso.

Carátula del informe confidencial británico. Desclasificado en 2021

El informe comienza señalando que, en tanto se observó a los misiles haciendo un cambio de rumbo hacia la izquierda “ello sugiere que el Atlantic Conveyor no fue el blanco sobre el que se lanzó”, sino que los misiles tomaron este blanco al no poder encontrar el blanco original.

Por tanto, se plantean dos escenarios.

El primero, que los aviones argentinos lanzaron sus misiles sobre la fragata HMS Ambuscade o el chaff (tiras de aluminio que se lanzan al aire para confundir a los misiles), aún cuando esta hipótesis no explica porque este buque no detectó al radar del misil Exocet en vuelo.

El estudio británico sobre el ataque a la flota

El segundo es realmente novedoso. Y terrible.

Señala el informe que “el RFA Regent, más grande (y por tanto, presentando un eco radar también más grande) que el Atlantic Conveyor fue el blanco atacado”. Agrega que, si bien la posición exacta de este buque no se había registrado, estaba muy cerca del Conveyor y que posiblemente los misiles terminaron atacando a este último.

Los británicos realizaron simulaciones con computadora de este segundo escenario, en el cual los misiles van hacia al blanco “grande” (el Regent) y, al encender sus propios radares, detectan en su cono de búsqueda al Atlantic Conveyor y, por tanto, giran para atacarlo.

Como dato adicional, hay que remarcar que el misil Exocet enciende su radar solo en la fase final del ataque y que, al hacerlo, se dirige al primer blanco que encuentre, buscando de izquierda a derecha. El Atlantic Conveyor estaba a la izquierda del Regent. El cono de búsqueda se puede graduar, pero los misiles argentinos siempre se lanzaron con el más grande “para pegarle a algo siempre”.

El informe británico termina indicando que “el peso de la evidencia actualmente disponible, por tanto, lleva a la conclusión que los Exocet fueron apuntados al Regent”.

El RFA Regent (Wolfgang Fricke)

La información sería anecdótica. Sin embargo, el RFA Regent no era un buque cualquiera.

Este enorme buque auxiliar, de 195 metros de eslora y 23.257 toneladas, bajo el mando del Captain J. Logan (RFA), se encontraba cargado de munición (desde balas a bombas), la cual todavía no había descargado en las islas. Si explotaba por los impactos esa munición habría dañado, posiblemente en forma severa, a la totalidad de los buques que se encontraban en las cercanías, incluso al portaaviones HMS Hermes.

Pero el problema resultaba aún mayor. El Regent tenía, en sus bodegas, cargas de profundidad nuclear WE.177A.

Según el informe oficial publicado por el Ministerio de Defensa británico en 2003, una de ellas las había recibido el 15 de mayo del buque logístico RFA Resource. Tenía también cuatro cargas más, pero de entrenamiento o de vigilancia, sin cabeza nuclear. El 17 de mayo recibió cargas provenientes del RFA Fort Austin y del destructor HMS Coventry.

La carga de profundidad nuclear WE.177A podía ser graduada de 0,5 a 10 kilotones (la bomba lanzada en Hiroshima tenía 15 kilotones de poder) y su uso primario era la de ser lanzada, desde helicópteros, contra submarinos. También podía ser adaptada como una bomba convencional, de caída libre, para ser utilizada desde aviones Sea Harrier.

Parte del informe británico que termina indicando que “el peso de la evidencia actualmente disponible, por tanto, lleva a la conclusión que los Exocet fueron apuntados al Regent”

Si bien las bombas nucleares tienen dispositivos de seguridad, para evitar una explosión accidental o no querida, lo cierto es que el impacto de misiles en el Regent podría haber tenido resultados catastróficos, teniendo en cuenta que los misiles Exocet que impactaron en el Conveyor hicieron ambos explosión y, asimismo, su combustible remanente provocó, en escaso tiempo, incendios incontrolables.

Una bomba nuclear, en el medio de un incendio, y rodeada de explosivos, no es un panorama alentador.

Sin llegar a una detonación nuclear, también hubiera sido catastrófico que se dañara la misma bomba y esparciera sus componentes radioactivos a la flota británica. El efecto en el curso de la guerra hubiera sido casi inmediato.

Al día siguiente, 26 de mayo, al ordenarse el ingreso del RFA Regent al Área de Operaciones Anfibia en San Carlos, el buque transfirió las cargas nucleares almacenadas en su bodega al RFA Resource, porque quedaría completamente expuesto a los ataques aéreos periódicos en ese lugar. La experiencia del día anterior casi fue catastrófica, y no había lugar para correr riesgos con ese armamento en sus bodegas.

El precio a pagar hubiera sido, sin embargo, demasiado grande. El Atlántico Sur contaminado con radioactividad por la solitaria acción de dos “peces voladores”, los misiles Exocet.

(Anticipo del libro “Handbrake!” - Dassault Super Etendard Fighter-Bombers in the Falklands/Malvinas War, 1982; por Mariano Sciaroni y Alejandro Amendolara. Serie Latin America@War, Editorial Helion & Company. Marzo 2022. ISBN-13: 978-1915070722)




viernes, 7 de enero de 2022

Armas nucleares británicas llevadas al teatro de operaciones

Armas nucleares británicas en Malvinas

Nacho Montes de Oca
@nachomdeo


Ya que el tema nuclear está en la agenda, relacionemos el aniversario del hundimiento del HMS Sheffield el 4 de mayo de 1982 con un posible incidente atómico que nunca fue del todo aclarado y que supondría un riesgo aún no determinado de contaminación nuclear en el Atlántico Sur.



En los primeros días de marzo de 1982 un activista de Greenpeace controlaba la entrada de un convoy a la base británica de Portsmouth. Los buques se preparaban para las maniobras “Spring Train” y la carga nuclear era parte del arsenal que los buques iban a llevar a bordo.




Los contenedores de las cargas atómicas de profundidad WE177 modelo C fueron fáciles de identificar. Se trataba de cargas de profundidad de 9 kilotones –la bomba de Hiroshima era de 10 kilotones- y se concibieron en 1966 para destruir a los submarinos nucleares soviéticos.




Los británicos suspendieron las maniobras “Spring Train” luego del 2 de abril y se dirigieron o toda máquina hacia el Atlántico Sur, sin tiempo para descargar sus artefactos atómicos. Y luego comenzaron los combates y llegó el 4 de mayo. Nadie esperaba lo que iba a suceder.




El HMS Sheffield recibió el impacto de un misil antibuque Exocet cerca de las 11:15 del 4 de mayo. Penetró por la banda de estribor y mató a 21 marineros. Apenas hubo tiempo para rescatar a los sobrevivientes. Tras 6 días de intentar en vano recuperarlo, el navío se fue a pique.




El 5 de diciembre de 2003 Londres reconoció que durante el conflicto de 1982 hubo armas nucleares en sus navíos. De acuerdo a la explicación británica, por el apuro con que salieron sus naves hacia la guerra no hubo tiempo para desembarcarlas de las naves.





Ante la insistencia de la prensa, aclararon que las armas estaban en contenedores que hubieran impedido cualquier fuga radioactiva y que no obstante no tenían reportes de armas nucleares perdidas durante la guerra. Admitieron daños, pero no dieron detalles específicos.



Aseguraron que debido a que el Tratado de Tlatelolco que impide la presencia de armas nucleares en América Latina, las trasbordaron sin dar más detalles que despejaran las sospecha sobre su presencia a bordo del HMS Sheffield y otros buques similares hundidos como el HMS Coventry.





Tantas dudas llevaron a la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), que monitorea los accidentes nucleares, a incluir el sitio del naufragio del destructor británico en el Reporte Accidentes y Pérdidas en el mar en los que se involucran materiales radioactivos de 2001.



Nunca se supo si eran ciertos los rumores de una misión secreta para recuperar las armas esparcidas por medios soviéticos antes de 1989 ni se tiene información concluyente que haga creer la versión británica. Lo cierto es que la AIEA cree que pudo haber un accidente nuclear.




Los ingresos de Malvinas dependen de los recursos pesqueros. Por eso la contaminación del lecho marino puede ser infinitamente más destructiva que el conflicto del 82, por una carga de destinada a otros adversarios y otras guerras. Y sin embargo, nunca se despejó la incógnita.




El misterio de las armas nucleares a bordo del HMS Sheffield continúa. Si el Reino Unido violó al Tratado de Tlatelolco, si en el lecho marino hay un riesgo atómico y que sucedió finalmente aquel 4 de mayo del 82 es una de las tantas historias inconclusas de la Guerra de Malvinas.




lunes, 2 de agosto de 2021

El poder nuclear británico: Más allá de los números

Armas nucleares del Reino Unido: más allá de los números

Heather Williams || War on the Rocks





A veces, los números solo cuentan una parte de la historia, incluso cuando se habla de armas nucleares. Por ejemplo, el Reino Unido anunció recientemente que aumentaría el límite de su arsenal nuclear de 225 a 260 ojivas. La medida, descrita en la muy esperada revisión de la política de seguridad y defensa de su gobierno, Gran Bretaña global en una era competitiva: la revisión integrada de seguridad, defensa, desarrollo y política exterior, tomó por sorpresa a los expertos en política nuclear y revirtió décadas de reducciones británicas. El gobierno explicó que la decisión de aumentar su arsenal nuclear por primera vez en décadas se debió al empeoramiento del panorama estratégico y las amenazas tecnológicas, en particular los avances rusos en defensa antimisiles y armas hipersónicas. El hecho de que el Reino Unido haya decidido tomar esta decisión ahora debería ser una llamada de atención para quienes se preocupan por la seguridad de Occidente y el orden nuclear mundial.

La decisión de aumentar el número de ojivas en su arsenal no fue el único cambio importante en la política nuclear que el Reino Unido incluyó en la Revisión Integrada. El documento explicaba que el Reino Unido ya no proporcionaría detalles sobre su arsenal nuclear o las condiciones bajo las cuales consideraría el uso de armas nucleares. En otras palabras, el Reino Unido ahora se ha comprometido plenamente con una doctrina de ambigüedad estratégica. Este enfoque es similar en algunos aspectos a lo que han hecho Estados Unidos, la OTAN, Rusia y China. Pero el aumento de las reservas de ojivas y la dependencia de la ambigüedad estratégica tienen un costo para la diplomacia nuclear, y será difícil para el Reino Unido equilibrar estos cambios con su compromiso de ser una potencia nuclear responsable.

El anuncio de un aumento en el arsenal de ojivas, en particular, no podría haber llegado en un peor momento para la diplomacia nuclear. En agosto de 2021, el Reino Unido y otros 190 estados se reunirán para una reunión de las partes del Tratado de No Proliferación Nuclear, que incluye un compromiso con el "cese de la carrera de armamentos nucleares" y el "desarme general y completo". Será un desafío para el Reino Unido demostrar avances hacia el desarme nuclear cinco meses después de haber anunciado un aumento en su límite de existencias. La dependencia de la ambigüedad estratégica también socava potencialmente los esfuerzos del país por promover la transparencia nuclear entre los signatarios del tratado. Evidentemente, hay otras consideraciones para la doctrina nuclear del Reino Unido además del Tratado de No Proliferación Nuclear, pero estos cambios podrían dañar su credibilidad en cuestiones de desarme. Por lo tanto, el Reino Unido debería tomar medidas adicionales para demostrar su compromiso con la transparencia, incluida la provisión de más información sobre sus planes de modernización nuclear y el liderazgo en los esfuerzos de reducción de riesgos en el contexto del Tratado de No Proliferación Nuclear.

Razones para un arsenal más grande: seguridad y tecnología

En sus revisiones estratégicas publicadas en 2010 y 2015, el Reino Unido estableció un límite de 225 ojivas y se comprometió a reducir su límite de existencias a 180 ojivas para mediados de la década de 2020. La nueva Revisión Integrada aumenta el techo de las existencias nucleares del país a 260 ojivas, un aumento potencial de aproximadamente el 15 por ciento de las existencias actuales y el 45 por ciento del objetivo anterior.

La decisión del Reino Unido revierte décadas de progreso hacia el desarme nuclear. Desde el apogeo de la Guerra Fría en la década de 1980, el Reino Unido ha ido reduciendo gradualmente su arsenal desde un pico de aproximadamente 500 ojivas. Al mismo tiempo, Estados Unidos y Rusia han ido reduciendo sus arsenales mediante una serie de acuerdos bilaterales de control de armas. La decisión del Reino Unido de construir más armas nucleares lo coloca en compañía de China, India, Pakistán y Corea del Norte, que anteriormente habían sido los únicos países que aumentaron sus arsenales nucleares. Esta decisión del Reino Unido, por lo tanto, es un cambio preocupante y sugiere que el orden nuclear global y la estabilidad nuclear podrían estar en problemas.

El gobierno justificó el aumento de ojivas sobre la base de "el entorno de seguridad en evolución, incluida la gama en desarrollo de amenazas tecnológicas y doctrinales". Esto tiene muchas similitudes con la Estrategia de Defensa Nacional de EE. UU. de 2018, que destacó la complejidad y la competencia en geopolítica. El vínculo entre la política nuclear y el contexto general de seguridad se hace eco de las declaraciones realizadas por otros poseedores de armas nucleares y la OTAN. Por ejemplo, la Declaración de Londres de la OTAN de 2019 declaró: "Estamos plenamente comprometidos con la preservación y el fortalecimiento del control efectivo de armas, el desarme y la no proliferación, teniendo en cuenta el entorno de seguridad imperante". (La Revisión Integrada utiliza un lenguaje idéntico). El papel del Reino Unido en la OTAN ocupa un lugar especial en la revisión:

“Seguiremos siendo el principal aliado europeo dentro de la OTAN”, lo que sugiere que, si bien el Reino Unido podría haber abandonado la Unión Europea, sigue estando profundamente comprometido con la seguridad europea. El Reino Unido también está más preocupado por China que en el pasado, y la revisión apunta a "la creciente asertividad internacional de China y la creciente importancia del Indo-Pacífico". El mensaje de Integrated Review coincide con las preocupaciones del Reino Unido sobre la intervención de China en Hong Kong en violación del acuerdo de traspaso, junto con la prohibición de 2020 de comprar la tecnología 5G de Huawei porque representa una "amenaza para la seguridad nacional".

La revisión cita las “tecnologías disruptivas” como una amenaza para la estabilidad estratégica y como justificación para aumentar el techo de ojivas. En particular, apunta a un "espectro completo de amenazas que emanan de Rusia". De lo contrario, es vago sobre qué capacidades son particularmente preocupantes. Tras su liberación, el secretario de Estado de Defensa, Ben Wallace, explicó que para que el Reino Unido mantuviera un elemento de disuasión creíble, tenía que responder a los avances en las capacidades rusas, particularmente en la defensa antimisiles. Una semana después, el gobierno publicó Defense in a Competitive Age, un "documento de comando de defensa", que señalaba las armas hipersónicas y el "radar de alerta temprana y los sistemas integrados de defensa aérea" como operaciones militares del Reino Unido potencialmente desafiantes.

De hecho, existen muchos motivos de preocupación tanto en el entorno de la seguridad como en lo que respecta a los avances tecnológicos. En particular, los avances en la defensa antimisiles rusa pueden ser preocupantes para países con arsenales nucleares más pequeños, como el Reino Unido. Se espera que el S-500, que Rusia anunció que se introducirá más adelante en 2021, sea capaz de interceptar misiles balísticos, de crucero y, potencialmente, hipersónicos. (Para ser claros, se desconocen las capacidades completas del S-500, y algunos expertos han sugerido que las capacidades de denegación de áreas anti-acceso de Rusia están "lamentablemente sobrevaloradas"). Otras preocupaciones incluyen el colapso del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio, y Rusia avances en sistemas de doble alcance y capacidad dual como el 9M729, que, según los Estados Unidos, violaba el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio. Muchas de estas preocupaciones resuenan con una investigación de 2019 de la Cámara de los Lores, que concluyó que los riesgos nucleares estaban aumentando debido a la competencia interestatal, los desarrollos tecnológicos y las doctrinas nucleares y la política declaratoria. Estos argumentos, por supuesto, no convencerán a todos los expertos, pero la explicación de la Revisión Integrada es, no obstante, plausible.

Duplicar la ambigüedad estratégica

El Reino Unido está redoblando su doctrina nuclear de ambigüedad estratégica. El gobierno nunca ha proporcionado el tamaño exacto de su arsenal nuclear, y la revisión reciente establece que "ampliaremos esta política de larga data de ambigüedad deliberada y ya no daremos cifras públicas para nuestro arsenal operativo, ojivas desplegadas o números de misiles desplegados". Previamente, el país aclaró el número máximo de ojivas por submarino. La revisión también cambió levemente la política declaratoria del país para abarcar una gama más amplia de amenazas, indicando que el Reino Unido no utilizará armas nucleares contra estados no nucleares que sean parte y cumplan plenamente con el Tratado de No Proliferación Nuclear, pero se reserva el derecho a revisar esto a la luz de futuras amenazas de armas químicas o biológicas, o tecnologías emergentes. Al igual que el aumento de ojivas, este ligero cambio en la política declaratoria para incluir "tecnologías emergentes" se justificó sobre la base de un entorno de seguridad cada vez peor y los avances tecnológicos de Rusia y, en menor medida, China.

El objetivo de la ambigüedad estratégica para el Reino Unido es inspirar cautela en un adversario en una crisis y disuadir el uso nuclear. Podría decirse que China y Rusia han estado practicando la ambigüedad estratégica durante años al mismo tiempo que modernizan sus arsenales nucleares. Estados Unidos y el Reino Unido se están poniendo al día, con el objetivo de convencer a los responsables de la toma de decisiones en Moscú y Beijing de que los riesgos de un error de cálculo son demasiado altos para perseguir el aventurerismo o la agresión regional.

La decisión británica renovó un debate internacional en curso sobre si la ambigüedad estratégica se está estabilizando o desestabilizando, que fue particularmente evidente en el momento de la Revisión de la Postura Nuclear de EE. UU. 2018. Los partidarios de la ambigüedad estratégica, incluidos muchos aliados de EE. UU. (por ejemplo, Australia), argumentan que la ambigüedad estratégica disuade a Rusia o China de utilizar "la fuerza militar convencional para imponer su voluntad, sin tener que preocuparse por una respuesta nuclear de EE. UU. ellos mismos permanecieron por debajo del umbral nuclear ". Complicar el cálculo estratégico de los adversarios a través de la ambigüedad doctrinal, según se piensa, fortalece la disuasión.

Por el contrario, los que se oponen a la ambigüedad estratégica temen que aumente los riesgos de percepciones erróneas y malentendidos, especialmente durante una crisis, y "aumentará el riesgo de una escalada nuclear y socavará la seguridad global". Y para otros, como el diputado Tobias Elwood, presidente del Comité Selecto de Defensa de la Cámara de los Comunes, es una respuesta insuficiente a las crecientes amenazas, como las de China. Por ahora, la ambigüedad estratégica es una respuesta comprensible a la incertidumbre geopolítica, por la cual el Reino Unido quiere la máxima flexibilidad para responder a una gama tan amplia de amenazas como sea necesario.

El precio de la ambigüedad

Lamentablemente, el aumento de las reservas nucleares y la doctrina de la ambigüedad estratégica socavarán la diplomacia nuclear del Reino Unido. La medida expondrá al país a acusaciones de hipocresía. Las futuras delegaciones británicas en las negociaciones internacionales de no proliferación y desarme deben esperar que se les pregunte por qué otros países deberían avanzar en estos temas cuando el Reino Unido está construyendo su propio arsenal nuclear. Si bien esto puede parecer relativamente intrascendente en comparación con disuadir a las fuerzas nucleares rusas, será más difícil para el Reino Unido promover sus intereses en otras áreas que le interesan, especialmente dentro del Tratado de No Proliferación Nuclear.

El Reino Unido ha demostrado históricamente más moderación y transparencia en comparación con los otros estados con armas nucleares oficialmente reconocidos bajo el Tratado de No Proliferación Nuclear (es decir, China, Francia, Rusia y Estados Unidos). Bajo un gobierno laborista, la secretaria de Relaciones Exteriores Margaret Beckett indicó en 2007 que el Reino Unido podría ser un "laboratorio de desarme" y, de hecho, el país ha liderado la investigación sobre la verificación del desarme, inspirando esfuerzos aún mayores, como la Asociación Internacional para la Verificación del Desarme Nuclear. Tres años más tarde, esta vez durante un gobierno conservador, el secretario de Relaciones Exteriores William Hague se comprometió con una "política más abierta" sobre las armas nucleares de Gran Bretaña y anunció que el arsenal no excedería las 225 ojivas. Más recientemente, en 2019, el Reino Unido celebró un taller para discutir su informe de implementación nuclear del Tratado de No Proliferación Nuclear, que incluyó una aclaración de su doctrina y terminología nucleares. Fue el único estado con armas nucleares que tomó tal medida, y como uno de los tres participantes no gubernamentales en el taller, puedo confirmar que fue un diálogo verdaderamente franco y abierto. La delegación británica mostró mucha más transparencia que sus contrapartes.

Con la decisión del Reino Unido de aumentar su arsenal nuclear y volverse más ambiguo en materia nuclear, gran parte de ese progreso y credibilidad pueden verse cuestionados. Además, esto podría reforzar las narrativas de los partidarios del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, que están descontentos con la desaceleración del desarme y presionando al Reino Unido y otros miembros de la OTAN para que se adhieran al tratado. Además, exacerbará las preocupaciones de que los poseedores de armas nucleares se estén moviendo en la dirección equivocada. Este ha sido un debate particularmente difícil y polarizador durante las reuniones recientes de las partes en el Tratado de No Proliferación Nuclear. Algunos analistas ya han argumentado que el aumento de existencias es incompatible con el compromiso del Reino Unido con el desarme nuclear en virtud del tratado, y también podría aumentar la desconfianza dentro del "proceso P5", reuniones de los cinco estados con armas nucleares reconocidos para discutir oportunidades de progreso desarme nuclear. Hasta cierto punto, la revisión del Reino Unido dificultará que la administración del presidente Joe Biden cuente una historia positiva sobre el control de armamentos y el desarme después de la extensión de cinco años de New START. Por lo tanto, parece poco probable que el Reino Unido acepte estos costos diplomáticos potencialmente significativos, particularmente en términos de su relación con la nueva Administración Biden, si las justificaciones estratégicas y de seguridad fueran "todo una artimaña".

Política nuclear del Reino Unido después del examen integrado

Hay dos medidas relativamente modestas que el Reino Unido puede aplicar en un intento por reconstruir parte de su credibilidad de cara a la Conferencia de Revisión del Tratado de No Proliferación Nuclear: aclarar sus planes de modernización nuclear y aplicar medidas de reducción de riesgos en el contexto del P5. proceso. Estos son pasos realistas que el país podría tomar a un costo relativamente bajo que preservarían sus intereses de seguridad y darían a los diplomáticos británicos cierta influencia en futuras conversaciones sobre desarme y no proliferación.

Primero, el gobierno podría proporcionar más información sobre sus planes de modernización nuclear. En 2016, la Cámara de los Comunes votó para mantener la disuasión nuclear del Reino Unido, y los submarinos actuales de la clase Vanguard serán reemplazados por la clase Dreadnought, que estará disponible en la década de 2030. El gobierno también planea reemplazar su actual ojiva Trident, la Holbrooke, que es similar a la ojiva estadounidense W76, con una ojiva de reemplazo que podría no estar disponible hasta la década de 2040. Si el Reino Unido lo hace mientras tanto, aumente su arsenal, es probable que estas ojivas provengan de un arsenal que no esté "operativamente disponible", como los asignados previamente para desmantelamiento o reensamblaje y, por lo tanto, no se contabilizarán para el arsenal total actual.

Pero quedan importantes interrogantes sobre el futuro del arsenal del Reino Unido, con implicaciones para la independencia y credibilidad del elemento disuasorio. El gobierno afirma que la disuasión nuclear del Reino Unido es "operativamente independiente", pero históricamente el Reino Unido ha dependido de la cooperación con los Estados Unidos para capacidades como los misiles Trident y la tecnología de ojivas, como el W76. Además, se está desarrollando un nuevo Compartimento Común de Misiles junto con los Estados Unidos. La investigación excepcional de Tom Plant y Matthew Harries en el Royal United Services Institute ha planteado preguntas sobre esta relación entre los programas nucleares del Reino Unido y los EE. UU. Y ha destacado los desafíos actuales con la infraestructura nuclear británica.

El estado de la ojiva de reemplazo es particularmente confuso, con un funcionario diciendo que será un "proyecto conjunto, en términos de diseño" con los Estados Unidos, junto con informes de Wallace presionando al Congreso para financiar el W93. El día antes de que se publicara la Revisión Integrada, el gobierno finalmente proporcionó más información sobre la independencia del proyecto de ojivas de reemplazo:

Estamos trabajando con nuestros homólogos de EE. UU. Para garantizar que la ojiva de reemplazo del Reino Unido siga siendo compatible con el misil Trident. La ojiva de reemplazo del Reino Unido se diseñará, desarrollará y fabricará en el Reino Unido. Estará alojado en el aeroshell Mk7, al igual que la ojiva estadounidense W93, pero los requisitos, el diseño y la fabricación de las ojivas son soberanos para cada nación. Esto es compatible con nuestras obligaciones en virtud del Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares.

Este es un primer paso importante para aclarar la relación entre el W93 y la ojiva de reemplazo. La publicación de la Revisión Integrada presenta una oportunidad para que el Parlamento haga preguntas adicionales sobre la ojiva de reemplazo y para que el gobierno las responda e intente rectificar los mensajes confusos hasta la fecha. Para empezar: ¿Cuáles son los requisitos para la ojiva de repuesto? ¿Y cuánto costará? Para ser claros, el gobierno no debe revelar información confidencial sobre el diseño de ojivas, ni debe revelar el número de existencias. En cambio, debería ofrecer garantías al Parlamento de que la disuasión del Reino Unido es realmente independiente y creíble.

En segundo lugar, el Reino Unido deberá centrarse en las oportunidades para reducir los riesgos de percepción errónea dentro de una doctrina de ambigüedad estratégica. Por ejemplo, los cinco estados poseedores de armas nucleares han tardado en reafirmar que "una guerra nuclear no se puede ganar y nunca se debe librar". Si no pueden aceptar conjuntamente este lenguaje, el Reino Unido podría hacer una declaración unilateral con un efecto similar o con Estados Unidos y Francia, otro socio en cuestiones de armas nucleares. Otra opción sería ofrecer propuestas concretas de canales de comunicación de crisis, o para mitigar los riesgos que presentan las nuevas tecnologías y doctrinas de ambigüedad para la estabilidad nuclear, ya sea dentro del proceso P5 o en el grupo de trabajo Creando un Ambiente para el Desarme Nuclear. Esto podría incluir un acuerdo cibernético de "no primer uso" entre los estados con armas nucleares reconocidos, la ampliación de la "línea directa cibernética" o una propuesta para limitar las amenazas espaciales. En última instancia, el Reino Unido debería buscar herramientas concretas y prácticas para garantizar que la ambigüedad estratégica no dé lugar a una percepción errónea de la estrategia. Idealmente, todos los poseedores de armas nucleares buscarían tales herramientas, ya que Rusia y China también practican la ambigüedad estratégica, pero no parecen estar bajo el mismo escrutinio o crítica por hacerlo.

Una llamada de atención nuclear

Como respuesta al empeoramiento del entorno de seguridad mundial y a los avances tecnológicos, como los realizados por Rusia y China, tiene sentido que el Reino Unido, con un arsenal nuclear relativamente pequeño para empezar, aumente el tamaño de su arsenal nuclear y confíe más en la ambigüedad estratégica. No obstante, llega en un momento desafortunado para el orden nuclear internacional y la diplomacia nuclear británica. El gobierno tendrá que trabajar en Whitehall para tratar de reconstruir la credibilidad del Reino Unido como líder en transparencia y desarme de cara a la Conferencia de Revisión del Tratado de No Proliferación Nuclear de 2021. Esto no será una tarea fácil.

Es probable que nada pueda salvar a la conferencia de la polarización que la ha definido en los últimos años. El nuevo límite máximo de existencias del Reino Unido no será lo que lleve al fracaso en la próxima reunión. Pero ciertamente no ayuda. Lo que realmente importa aquí es que el Reino Unido, líder en desarme nuclear entre los poseedores de armas nucleares, percibe que el entorno de seguridad ha empeorado tanto que decidió aumentar su poder núclear amasar en medio de una creciente presión para desarmar. Percibe que el panorama tecnológico es cada vez más peligroso y, en respuesta, pondría en peligro su liderazgo en materia de transparencia nuclear. De hecho, estas son tendencias preocupantes que deberían ser una llamada de atención a la naturaleza cambiante de las amenazas estratégicas. Un cambio en las reservas debería decir más sobre el panorama de la seguridad que sobre las ojivas nucleares del Reino Unido, pero sigue siendo una historia difícil de vender.

lunes, 4 de enero de 2021

Financiamiento y poder nuclear británico

El elemento de disuasión nuclear de Gran Bretaña no es un activo militar y no debería financiarse como tal

Mark Galeotti || War on the Rocks





Como si el Brexit, una estrepitosa derrota en el cricket contra Australia y una epidemia de gripe invernal no fueran suficientes para luchar, Gran Bretaña también se encuentra en medio de otra dolorosa revisión de defensa mientras continúa tratando de mantener la esencia de la posición militar global en un economía respetable pero lenta. En la actualidad, los jefes de defensa del Reino Unido están lidiando con lo que parece un déficit presupuestario de £ 20 mil millones ($ 27,9 mil millones) durante las próximas dos décadas. La respuesta más importante sería volver a mirar de dónde proviene el dinero para la disuasión nuclear independiente de Gran Bretaña. Las armas nucleares del Reino Unido se financian actualmente con el presupuesto de defensa sobrecargado, aunque, especialmente en la era posterior a la Guerra Fría, son más un activo político que militar. Entonces, ¿por qué se sacrifican en su nombre activos militares genuinos como regimientos, barcos y aviones?

Mientras los políticos miran lo que podría ser cortado, desde unidades enteras, con sus propios roles y tradiciones hasta nuevos equipos, un crescendo creciente de oficiales militares retirados y en servicio, que culmina en los recientes pronunciamientos del Jefe del Estado Mayor, Sir Nick Carter, hable sobre la necesidad de gastar más, no menos.

Se podría descartar el debate como una combinación de las inevitables ambiciones de los generales, las empresas de defensa y sus aliados e impulsores asociados, para obtener juguetes más brillantes y la autoridad política que viene con grandes presupuestos. O tal vez podría considerarse una continuación de la terapia lenta y dolorosa de Gran Bretaña mientras lucha por dejar de ser una potencia imperial o un coloso que da forma al mundo.

Aunque siempre es fácil argumentar a favor de un mayor gasto, generalmente es bastante más difícil decir de dónde debería provenir el dinero. En el caso de Gran Bretaña, después de todo, hay otras llamadas urgentes en el erario público, desde el Servicio Nacional de Salud (aún, para todas las quejas habituales de los británicos, un sistema de salud de clase mundial) a la educación. Además, el Reino Unido ya gasta más en defensa que cualquier otro país europeo en términos absolutos: £ 36 mil millones ($ 50,2 mil millones).

Entonces, ¿por qué hay tal déficit? Ha habido los habituales sobrecostos en los nuevos proyectos y algunas malas decisiones. Pero un factor crucial es la proporción de fondos disponibles gastados en dos proyectos en particular: los dos nuevos portaaviones de Gran Bretaña (y los F-35 que llevarán) y su disuasión nuclear.

Este último se basa en la flota de submarinos del Reino Unido, que actualmente consta de cuatro SSBN de clase Vanguard. Desde 1992, han mantenido la capacidad de "disuasión continua en el mar" de Gran Bretaña, con al menos uno siempre desplegado. Sin embargo, estos barcos están envejeciendo, por lo que Londres está comprometida con el programa Successor. Esto verá cuatro submarinos de la clase Dreadnought de nueva generación armados con 8-12 misiles de crucero lanzados desde submarinos Trident II D5, el primero desplegado en 2028, y una vida útil planificada de 35 años.

Se espera que cueste £ 15 mil millones ($ 20,9 mil millones) para construir los submarinos y su infraestructura asociada, pero según una serie de declaraciones hechas en el Parlamento, el programa general tendrá un costo operativo anual de alrededor de £ 2 mil millones ($ 2,8 mil millones) , o quizás del 5 al 6 por ciento del presupuesto total de defensa.

Esto no es de ninguna manera insignificante. Eso es suficiente para comprar una nueva fragata Tipo 26 cada año y tener suficiente para cubrir los posibles costos reales adicionales incurridos si la libra permanece débil frente al dólar.

No es de extrañar que haya un coro cada vez mayor de voces que piden que el costo de la disuasión nuclear se retire del presupuesto de defensa y se pague por separado, de otros recursos gubernamentales. Esto liberaría recursos considerables para las fuerzas convencionales ahora y en el futuro. Si bien esto podría parecer simplemente una forma de tratar de endulzar un aumento sustancial en el gasto militar, en realidad tiene un mérito considerable, porque la disuasión nuclear independiente de Gran Bretaña no es un activo militar. Eso no quiere decir que no sea un activo, solo uno de otro tipo.

Por supuesto, un par de Tridentes, cada uno con al menos tres ojivas termonucleares, podría arruinarle el día a alguien, pero el problema es cuándo, si es que alguna vez, se usarían. En mis conversaciones con analistas y oficiales militares rusos, me ha sorprendido la poca atención que prestan a las fuerzas nucleares británicas. En efecto, los consideran nada más que un complemento del arsenal estratégico mucho más grande de Estados Unidos. En parte, esto se debe a que los rusos tienen un sentido exagerado de hasta qué punto, en palabras de un veterano de la escuela de mando soviética, "la OTAN es el Pacto de Varsovia de Estados Unidos". Pero también refleja una noción realista de las limitaciones del uso de estos misiles.

Cuando Argentina sopesaba los riesgos de invadir las Islas Malvinas, se equivocaron mucho, pero lo que hicieron bien fue que el Reino Unido no tomaría represalias bombardeando Buenos Aires. Eso habría sido responder a un acto de guerra con un crimen de guerra. Del mismo modo, desde luchar contra los talibanes y el Estado Islámico hasta derrocar a Saddam Hussein, Gran Bretaña y sus aliados han tenido que depender de las fuerzas convencionales.

El único escenario real en el que es concebible el uso de armas nucleares de Gran Bretaña es un conflicto a gran escala con un agresor de pares, que en la actualidad solo podría ser Rusia. Dejando de lado que los rusos no están más ansiosos por el apocalipsis que cualquier otra persona, sobre todo porque parecen más optimistas que Occidente sobre la unidad y la determinación de la OTAN, la otra razón es que Gran Bretaña solo usaría sus misiles en concierto con sus aliados. Y eso significa Estados Unidos, y en ese contexto, ¿qué diferencia real harían las armas nucleares británicas? Solo necesitas hacer estallar el mundo una vez.

Por lo tanto, es difícil pensar en un escenario plausible en el que las fuerzas de disuasión nuclear de Gran Bretaña sean verdaderamente independientes o tengan importancia militar. ¿Pero eso significa que no tienen sentido? Lejos de ahi.

Tener misiles nucleares es más que una simple compensación freudiana por la pérdida del imperio. Eleva a Gran Bretaña a la cima mundial o, quizás más exactamente, la mantiene allí. Por PIB, el Reino Unido puede ser el quinto en el mundo, detrás de Japón y Alemania, pero ¿estos últimos tienen armas nucleares? Ucrania y Corea del Sur pueden tener ejércitos más grandes, pero ¿tienen armas nucleares? La capacidad de ser un miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, algo reservado de facto para las potencias nucleares reconocidas, y ser una voz significativa en más que cuestiones de proliferación es un activo intangible, uno que el gobierno del Reino Unido reconoce y disfruta. El exsecretario de Defensa de Estados Unidos, Ash Carter, también señaló esto cuando dijo que el estatus de Gran Bretaña como potencia nuclear le permitía "continuar desempeñando [un] papel enorme en el escenario mundial". Además, si la disuasión nuclear ayuda o no a la vacilante "relación especial". Con Washington, cualquier movimiento para cancelar la compra de misiles estadounidenses sin duda dañaría esos lazos. Todo esto ayuda a explicar por qué la primera ministra británica, Theresa May, ha dicho que sería "una auténtica locura" renunciar a Trident.

Existe un argumento completamente legítimo sobre si esta influencia geopolítica vale lo que podría llegar a ser £ 70 mil millones ($ 97.6 mil millones) durante la vida útil del programa Dreadnought / Trident. Pero el punto clave es que se trata de fuerzas aparentemente militares que en la práctica tienen un papel predominantemente político. Por supuesto, todas las fuerzas armadas tienen una dimensión política, desde animar a la población en un desfile hasta ser un escaparate de los productos de defensa de su país. Pero cuando la justificación militar está casi ausente, es hora de reconocerlo.

Si Gran Bretaña quiere sus armas nucleares, entonces está tomando una decisión política para comprar un activo político. Aunque esto implicará inevitablemente decisiones difíciles sobre dónde encontrar el dinero, los activos políticos no deberían ser una carga para el presupuesto de defensa, sino su propia línea en el presupuesto nacional. Si bien los militares británicos y las mujeres en servicio continuarán dirigiendo, protegiendo y manteniendo con orgullo esta capacidad, no debe comprarse a expensas de una fuerza defensiva real. 

lunes, 10 de marzo de 2014

Las cargas nucleares de los buques británicos

Las cargas nucleares ASW británicas



Los Británicos llegaron con sus barcos repletos de material atómico en especial cargas atómicas como la We-177, después de Malvinas dieron a conocer una lista (foto de abajo) donde consta el tipo de material que llevaban los buques y OH CASUALIDAD el día o fecha en que los mismos fueron retirados de los mismos, como podrán ver solo fue una "rotación" es decir pasaron de uno a otro buque y MAS CASUALIDAD que los hundidos JUSTO ESE DIA no tenían cargas a bordo...hoy la MENTIRA Británica ya no corre más, es bien sabido que el HMS Coventry llevaba dicho material cuando fue hundido al igual que el HMS Sheffield, en la foto de la derecha, el implemento que usaban los Británicos para medir los efectos de estos materiales si llegaban a hacer explosión...EN NINGÚN CASO HABLAMOS DE ARMAS NUCLEARES PARA ATACAR EL CONTINENTE...son armas de uso de la Royal Navy casi todas para guerra anti submarina pues el VERSO o cuento de que atacarían el continente con estas armas ya a sido demostrado que fue humo y contra inteligencia Británica para infundir temor...y de esto saben y mucho.



Sapucay Malvinas