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jueves, 15 de febrero de 2024

Condecoración: Mayor Oscar Ramón Jaimet (RIMec 6)

Mayor OSCAR RAMÓN JAIMET - RI MEC 6 - EA

Desempeñarse con acierto, valor y templanza como Jefe de la Reserva de la Agrupación Puerto Argentino, particularmente durante los combates librados a partir de 9 d junio. Logró impulsar a fracción ejecutando acciones sacrificadas que posibilitaron el repliegue ordenado de importantes efectivos propios. Encabezó contraataques a fuerzas enemigas numéricamente superiores, para retirarse entre los últimos en cumplimiento de órdenes expresas.

viernes, 15 de diciembre de 2023

Héroe nacional: Comodoro (PM) VGM Rodolfo de la Colina

Comodoro (PM) VGM Rodolfo De La Colina



Nació el 17 de Agosto de 1939 en la Ciudad de Buenos Aires. El 5 de marzo de 1956, ingresó en la Escuela de Aviación Militar y egresó con el grado de Alférez el 19 de diciembre de 1959. Durante el Conflicto del Atlántico Sur, tripulaba el avión Lear Jet 35, perteneciente al Grupo 1 Aerofotográfico de la II Brigada Aérea y se desempeñó como Jefe del Escuadrón Fénix.




En la noche del 7 de junio de 1982, el Vicecomodoro Rodolfo Manuel de la Colina conducía una sección de dos Lear Jet 35 con indicativo NARDO al comando del Lear Jet 35 matricula T-24, realizando tareas de diversión y aerofotografía sobre las Islas Malvinas. Durante la misión fue alcanzado por un misil de media distancia lanzado por un destructor que navegaba en el Estrecho de San Carlos que le desprendió la cola del avión, cayendo a tierra con toda la tripulación en su interior, falleciendo todos sus integrantes. Los restos fueron encontrados en la isla Borbón.




Base de operaciones: IX Brigada Aérea Comodoro Rivadavia.

 

viernes, 7 de julio de 2023

Héroe de guerra: Ernesto Peluffo, herido en la cabeza mientras dirigía su tropa

A los 20 años combatió en Malvinas, recibió un disparo en la cabeza y siguió dirigiendo a su tropa: “yo tendría que haber muerto”

Ernesto Peluffo fue uno de los protagonistas de la batalla más cruenta de la guerra de Malvinas. Era subteniente y tenía apenas 20 años. Recibió un disparo en la cabeza y siguió dirigiendo a su tropa. Su nombre de combate, desde entonces y para siempre, es cicatriz.

 

Ernesto Peluffo

-¿En algún momento de tu vida pensaste operarte y sacarte la cicatriz?

-No. Es mi condecoración visible. Es mi orgullo. Es la marca. Y es mi nombre de combate.

Ernesto Peluffo pide detener la entrevista por un momento. Hace calor mientras conversamos en su campo, en la provincia de Corrientes. Afuera, los pastos están secos pero no quemados: durante días luchó contra el fuego, evitando que sus tierras se incendiaran con la ola ardiente de febrero. Pero no se trata de eso la conversación, ahora hablamos de otro combate, uno que lleva consigo hace cuarenta años y que le dejó esa marca en su cara que nunca quiso sacarse.

Toma una bocanada de aire y prende el ventilador. “Se está haciendo muy largo”, dice, “los voy a aburrir, no hay que hablar tanto”. Como muchos otros héroes de Malvinas, Peluffo tampoco quiere presumir de sus actos, entonces diluye todo en la distancia y en el silencio. Insistimos. Unos minutos después vuelve a sentarse y acepta continuar. La voz se quiebra una vez más y dice que “uno no puede seguir revolviendo el guiso”, que sino “uno se queda toda la vida en el pozo de zorro”.

-¿Cuánto estuviste en ese pozo, después de la guerra?

-Poco, pero para estas fechas siempre vienen los recuerdos.

La primera vez que entró en combate en Malvinas fue también la última. Fue una de las batallas más sangrientas de la guerra y sucedió en el Monte Darwin. (Nicolás Stulberg)

Esta fecha, esta fecha exacta, es el día en que hace cuarenta años entró en combate por primera vez en las islas, la fecha en la que perdió soldados, en la que una esquirla le entró en la pierna y una bala le atravesó el casco y le rajó la frente, la fecha en la que casi muere y por la que se pregunta, cada fin de mayo, por qué no sucedió.

“Pero con el tiempo -dice- me fui dando mis respuestas”. Esta es una historia que sucedió en la cruenta batalla de Darwin entre el 28 y 29 de mayo y que relata uno de sus protagonistas.

Ernesto Orlando Peluffo tenía 20 años cuando llegó a las Islas Malvinas. Era subteniente en comisión, no había llegado a recibirse del colegio militar, pero con el comienzo del conflicto dieron por egresada a la camada 113 (la que cursaba el último año), y los enviaron a combate. Se habían preparado durante cuatro años para comandar una fracción en la guerra, para ser, de algún modo, líderes en medio del desastre.

De los 44 subtenientes en comisión que viajaron, siete fueron heridos y uno falleció a consecuencia de las movilizaciones en sur del país antes de cruzar a Malvinas. Ernesto fue destinado junton al regimiento de infantería 12, General Arenales, ubicado en Mercedes, provincia de Corrientes, donde nació y donde hoy vive y trabaja. En ese entonces no tenía idea de que la vida lo devolvería ahí, ya a sus sesenta y cargado de recuerdos.

-Vos habías elegido hacer la carrera militar, se puede decir que estabas preparado, pero con solo 20 años, ¿eras consciente de que te estabas metiendo en una guerra?

-Nadie era totalmente consciente de que íbamos a entrar a la guerra, no. Al principio, cuando se recuperó Malvinas, hubo una gran alegría. Y cuando se movilizó el regimiento íbamos hacia al sur nomás, no íbamos a cruzar a las islas. Después, cuando estuvimos en Comodoro Rivadavia, se le impartió la orden a la Brigada de cruzar. Pero inclusive en Malvinas todavía no estábamos conscientes de que íbamos a participar en combate e íbamos a tener una guerra con Gran Bretaña, porque estaban todas las negociaciones diplomáticas y políticas y teníamos esperanza de que se resolviera pacíficamente el conflicto. Pero no pasó.

"Cicatriz", su nombre de combate. Es una manera de recordar siempre lo que vivó en las islas, donde fue herido dos veces, y la segunda le dejó esta marca en la cara. (Nicolás Stulberg)

-¿Tenías el orgulloso argentino, correntino incluso, de salir a defender la patria, o era tan solo una orden que había que acatar?

-Claro que sí, tenía el orgullo correntino. Nosotros decimos, como reza un chamamé, “mientras tenga uñas y dientes, voy a pelearle a la vida, yo no soy causa perdida, yo soy nacido en Corrientes”. Y está el famoso dicho también: “cuando Argentina entra en guerra, Corrientes la va a ayudar”. Tenemos mucha tradición y mucha historia. Es una de las provincias que hizo la patria, y siempre estuvo del lado de la Argentina.

-¿Cómo cruzaron? ¿En Hércules?

-No, en aviones Boeing de Aerolíneas Argentinas, que los habían configurado sin asientos, entonces íbamos sentados en el piso del avión tomados de los brazos como paracaidistas, y llevábamos todo el armamento portátil, todo el equipo individual. Las armas de apoyo, los vehículos, las cocinas de campaña, los carros aguateros, las ambulancias, la munición de las 72 horas de autonomía que llevaba el regimiento debía cruzar en barco por mar. Pero esto nunca pasó, nunca llegó, así que nosotros combatimos con lo que teníamos. Y eso para mí tiene mucho valor, porque sin tener todos los elementos necesarios, igual combatimos.

-¿Dónde aterrizaron?

-En Puerto Argentino. El 25 de abril de 1982, una tardecita. Me acuerdo que al bajar hubo muchas emociones, muchos inclusive se arrodillaban, besaban el suelo de Malvinas. Recuerdo eso con mucha emoción porque fue un momento muy especial. Yo me dediqué a observar al resto de mis camaradas y agradecí a Dios y recé una oración.

-¿Ya tenían sus instrucciones?

-No. La guerra de Malvinas fue muy improvisada, muy imprevista. Lo que estuvo bien planificado fue la Operación Rosario (el primer desembarco para recuperarlas). Pero después se fue desarrollando con la información de lo que iban haciendo los británicos. Así que cuando llegamos hicimos base cerca del aeropuerto y después nos llevaron cerca del Monte Challenger a armar una posición defensiva, próxima a Puerto Argentino. Y de ahí nos llevaron a Darwin y Goose Green, a dar seguridad a una pista de aviones Pucará, para hacer las posiciones de defensa de esa pista. Yo estaba con los morteros en la sección apoyo como segundo jefe de sección.

En su campo en Mercedes, con alguna de la bibliografía de Malvinas que Peluffo aun preserva. (Nicolás Stulberg)

-¿Tenías soldados a cargo?

-Sí. Tenían mi edad. Yo era clase 61 y los soldados eran clase 62 y 63, la clase incorporada.

-Tuviste que convertirte en líder para pibes de tu edad… ¿Cómo hiciste?

-Sí. Y bueno, con las jerarquías y la disciplina del ejército. Pero basé el liderazgo en la convivencia, en el ejemplo personal. En el Colegio Militar nos enseñan que la mejor voz de mando es el ejemplo personal, porque las palabras convencen pero los ejemplos arrastran.

-¿Perdiste muchos de tus soldados a cargo?

-Y… sí. En total en el combate, entre la sección del Teniente Estevez, mi sección y la sección de exploración que se replegó y combatió con nosotros, tuvimos 13 muertos y más de 20 heridos.

-¿Cuándo entraron en combate?

-Fue el 28 de mayo de 1982, en el combate del cerro Darwin. Fue un combate diurno, nos veíamos con los británicos. Fue un combate muy violento, duró entre cuatro y cinco horas, desde las ocho de la mañana hasta el mediodía. Al principio había mucha confusión porque durante la noche del 27 estuvo combatiendo la compañía A en posiciones más adelantadas. Y después se replegó durante la noche a través de mis posiciones. Yo estaba con mi compañía en las posiciones adelantadas también pero antes de que empiece el combate nocturno me vinieron a buscar porque por orden del jefe de regimiento me debía replegar a retaguardia para hacerme cargo de una fracción que se había organizado con la compañía de servicios.

-¿Cuántos hombres eran?

-Era una sección de tiradores de 35 soldados y 5 suboficiales. Y a mí me pusieron a cargo, entonces dejé a mi compañía en las posiciónes adelantadas y me fui al cerro Darwin. Esa posición parecía un anfiteatro, y desde ahí vimos cómo esa noche mi antigua compañía entró en combate. Yo veía las bengalas de iluminación, el fuego de artillería, la munición trazante… Lo tenía a cuatro kilómetros al frente. Y veía también cómo se replegaba durante la noche, y lo hizo a través de mis posiciones. Uno de los jefes de sección pasó por mi lugar y me dió la novedad de lo que pasaba. Me puso en situación y me aconsejó que me replegara, pero las órdenes que yo tenía eran defender esas posiciones. Era el límite anterior al campo principal de combate y tenía que defenderlo, no me podía replegar de ese lugar, era la línea no ceder.

Aunque prefiere no hablar seguido de lo que vivió en el combate de Darwin, dice que cada aniversario los recuerdos vuelven vívidos a él. (Nicolás Stulberg)

-¿Qué hiciste?

-Cuando me da la novedad de la situación le digo: “gracias mi subteniente, recibido, yo voy a retardar el ataque enemigo, voy a abrir fuego. Y si puedo, me repliego”. Me quedé como primera línea de recibimiento. Éramos los 35 soldados, los 5 suboficiales, y toda la sección de exploración que se había replegado durante esa noche y tenían ametralladoras, MAG 762… Porque yo no tenía ametralladoras, no tenía armas de apoyo, entonces cuando recibo ese refuerzo le digo a la sección que se queden conmigo, les doy posiciones y direcciones principales de fuego.

-¿Tus órdenes eran demorar el avance inglés?

-Claro, desgastar al enemigo, retardar el ataque, e ir cediendo terreno pero ganando tiempo. Hasta que llegaran a mis posiciones, lo que pasa es que yo estaba en la línea no ceder. Y ahí estuvimos esperano el ataque británico. En un momento ellos iban avanzando en la noche e incluso llegamos a recibir fuego de artillería antes de que empiece el día. Pero estábamos en nuestros pozos de zorro, estábamos a cubierto.

-¿Cómo fue esa noche?

-Fue una noche larga, una noche de vigilia. Estábamos todos muy atentos al fuego de artillería. Me acuerdo que se prendieron fuego unas hojas y traté de hacerlo apagar porque era un punto registro para la artillería británica y si nos movíamos nos recortábamos con el fuego que se había encedido a retaguardia. Entonces no nos podíamos mover mucho. No pudimos apagarlo y dejamos que ardiera durante toda la noche.

-¿En tu cabeza, mientras se acercaba el momento del ataque, qué sentías?

-Estábamos concentrados y después de la artillería hubo una pausa de combate y ahí ordené descansar por pozo. 50% descansaba, 50% vigilaba. Ya estábamos muy alertas, muy nerviosos, y empezábamos a agotarnos por haber estado todo un día en tensión. Yo sabía que en algún momento íbamos a recibir al enemigo en esas posiciones.

(Nicolás Stulberg)

-¿Qué pasaba si perdían sus posiciones?

-Si quebrábamos esa defensa, se quebraba el perímetro defensivo. Yo era consciente de que ese era el límite del cerco en el que se defendía toda la pista de aviones Pucará. Estábamos al norte del perímetro. Y en un momento llega a mis posiciónes la sección del Teniente Estevez. Se ubican en nuestros pozos de zorro y combatimos juntos. Él refuerza las posiciones mías, y sucede al amanecer del 28 de mayo. Me encuentro con él y le explico lo que había pasado durante la noche. Estévez me pregunta si tenía armas de apoyo, le digo que sí, de la sección que se había replegado, y me ordena ocupar una altura a la derecha con un grupo de tiradores.

-¿El Teniente Estévez se queda en sus posiciones?

-Sí, y en un momento yo me estaba por mover a la derecha y un soldado me dice que hay movimientos al frente. “¿Esos quiénes son, Peluffo?”, me pregunta Estévez. No sé, le digo. Podía ser la compañía A todavía replegándose o el enemigo, pero nosotros no marchábamos así, había mucha distancia entre hombres. Y tenían mochilas, cosa que nosotos no. Entonces le digo todo esto a Estévez y me dice que mande una patrulla a reconocerlos. Todo esto pasaba en minutos. Y cuando avanza la patrulla a reconocer, abren fuego. Empezamos a recibir fuego de armas automáticas y de mortero. Nos tiramos cuerpo a tierra, nos empezamos a arrastrar a las posiciones y nos dimos cuenta de que evidentemente era el enemigo.

-¿Qué hicieron?

-Tomamos posición, Estévez tomó posición también, y empezamos a ordenar los fuegos de las ametralladoras y las armas de apoyo. Los británicos empiezan a abrir más fuego de mortero. Yo logro en un momento entrar al pozo y empiezo a abrir fuego con mi fusil además de impartir órdenes. El Teniente Estévez era comando y sus jefes de grupo también eran comando, entonces sus hombres estaban muy instruidos más allá de ser clase 63, es decir, de tener 19 años.

Algunos de los recuerdos y libros de Malvinas que Peluffo tiene consigo en su campo en Mercedes, Corrientes. (Nicolás Stulberg)

-¿Cómo siguió todo?

-En un momento me quedo sin fusil porque le doy una pieza del mío al soldado Orellana, que se le rompe el percutor de su FAP (fusil automático pesado), y yo empiezo a tirar con mi pistola. Entonces mis disparos no llegaban a la distancia del enemigo, pero con mi disparo iluminaba y trazaba la trayectoria, y sobre mi fuego, fuego. Era como una guía digamos. Y en un momento un proyectil de mortero cae al lado nuestro. El cuerpo de Orellana hace de parapeto, le pega a él la masa de las esquirlas, lo hiere fuerte, y a mí me entra una esquirla en la pantorrilla izquierda. Ahí me arrastro, tomo el FAP de Orellana y sigo abriendo fuego. Me meto en el pozo y después abrimos lugar para que se meta Orellana, que estaba muy mal pero consciente.

-¿Disparabas ya herido en la pierna?

-Sí, no había otra. En un momento cambio la posición del FAP porque los ingleses se estaban moviendo, apunto a un paracaidista que maniobra sobre mi flanco derecho, me preparo para abrir fuego, él se tira detrás de unos setos, ya estábamos combatiendo a unos 50 o 100 metros. Y voy a tirar en esa dirección y de golpe siento un estruendo en el casco. Un proyectil me impacta directo sobre el casco, lo perfora y me roza el cráneo. De casualidad no me entra en el cráneo. Me roza la frente del lado derecho y me saca la oreja. Yo tenía un pasamontaña debajo del casco. Y caigo totalmente aturdido en el pozo, me zumbaban los oídos, y empiezo a tener una hemorragia.

-No perdiste el ojo de casualidad.

-De casualidad. Entonces caigo aturdido y me saca el pasamontañas un soldado y me dice: “no se aflija mi subteniente, el cuero nomá e”. Correntino también, soldado Juan Silva. Y ahí me pone dos paquetes de vendas, me da un poco de agua, una aspirina, y me tapa con una manta. Yo pensaba que me iba a morir, tenía mucho dolor. Algunos me dijeron que perdí el conocimiento un tiempo, otros que no. Yo no me acuerdo de eso, pero sí me acuerdo que en un momento intento levantarme del pozo y mirar. Les decía a mis soldados que siguieran abriendo fuego, que la mejor cubierta era el propio fuego… Yo repetía lo que había aprendido en el colegio militar. Trataba de alentar a los soldados que estaban conmigo en el pozo, pero cuando trato de incorporarme veo que los británicos empiezan a capturar los pozos del flanco derecho, entonces pido parte para el Teniente Estévez, quería comunicarme con mi superior. Y entonces me contestan: está muerto… Y se me llenó la cabeza de preguntas.

Primero de izquierda a derecha, el entonces subteniente Ernesto Peluffo, en las Islas Malvinas.

-¿Había alguna posibilidad de seguir resistiendo en ese punto?

-Yo sabía que por doctrina ahora venía el asalto a las posiciones. Iban a empezar a capturar pozo por pozo. Estaban muy próximos, y nos veíamos. Entonces pensé: ¿qué hago? ¿armo la bayoneta para defenderme como sea? ¿Ordeno un contraataque? ¿Salimos de las posiciones? Yo no podía pararme, no podía conducir, el Teniente estaba muerto… El otro oficial que seguía en antigüedad estaba herido y no podía conducir la defensa. Yo ya hacía un tiempo escuchaba intimaciones para que nos rindiéramos, y nosotros seguíamos combatiendo. Y ante la insistencia de los británicos ordené alto el fuego. A uno de los soldados que estaba conmigo le ordené que atara un repasador blanco en el fusil, y que lo agitara. Lo levantó, lo agitó, y le abrieron fuego, le tiraron dos tiros al guardamanos del fusil. Se metió adentro y me dijo: “mire mi subteniente, le pegaron dos tiros al fusil, no están respetando la bandera blanca”…

-¿No creían?

-No sé, entonces le digo al soldado que vuelva a levantar el fusil pero de forma decidida. Y ordené a todos “arriba los brazos, arriba los brazos, alto el fuego, nadie toca nada, afuera de los pozos”.

-¿Vos gritabas desde el pozo?

-Parado adentro del pozo, sí, vendado, ensangrentado. Prácticamente sacaba el torso afuera ya con la bandera blanca, y ordenaba. Y ahí empezamos a salir todos con los brazos en alto. Los británicos estaban a cincuenta metros y comenzaron a avanzar, todos enmascarados, con el rostro enmascarado, eran como arbustos que se movían en el terreno. Y avanzaron y empezaron a capturarnos. Nos daban culatazos, patadas. “Don’t move, shut up, down”… Claro, después me enteré de que nuestro combate había sido muy cruento, muy violento, y que murió el jefe del segundo batallón de Paracaidistas Reales, unos cuantos oficiales. Ellos estaban exhaltados por eso.

-Les salió cara la victoria.

-Sí, ellos al combate de Darwin lo tienen como uno de los combates más cruentos de la historia de las guerras del ejército británico. Tal es así que después durante el resto de la guerra nunca más atacaron de día, siempre lo hicieron de noche. Porque de noche nosotros teníamos menos aptitud y recursos que ellos.

-¿Estudiaste mucho lo que pasó esa noche?

-Hay muchas cosas de Malvinas que no quiero leer, porque sino es revolver otra vez el guiso. Los veteranos tenemos que tratar de seguir con nuestras vidas, dar vuelta la página, sino te quedás en pozo de zorro de Malvinas y chau. A mí al principio me costó entender algunas cosas. Son los fantasmas que a uno le quedan de Malvinas. ¿Por qué los soldados de uno, los suboficiales de uno murieron y uno no murió? Yo tendría que haber muerto.

-La culpa del sobreviviente.

-Sí. Pero después me di mi respuesta. Para dar testimonio, para contar la historia, para rescatar su heroísmo. Para casarme, para tener hijos… ¿no? Para tener memoria, para continuar sirviendo. Uno se da sus respuestas y sigue, porque sino se queda en el pozo de zorro.

"Los veteranos tenemos que tratar de seguir con nuestras vidas, dar vuelta la página, sino te quedás en pozo de zorro de Malvinas", dice Peluffo. (Nicolás Stulberg)

-Habrá sido muy difícil aceptar que era el momento de rendirse…

-Al principio tenía cargo de conciencia de no haber combatido hasta el final, no haber muerto, haberme rendido, haber rendido la posición. Pero después entendí que eso salvó vidas, y que había cumplido la misión. Y los británicos eso lo reconocen. Reconocen como un acto de profesionalismo de un joven subteniente que sabe hasta dónde. Ellos lo reconocieron e incluso lo pusieron de manifiesto: un capitán de los Royal Marine le transmitió a mi comandante de Brigada cuál había sido mi actuación en combate, y le dijo: “al subteniente Peluffo hay que condecorarlo, no solo por cómo combatió sino también por cómo se preocupó por sus soldados después del combate, aun estando herido”. Y bueno, esa es una satisfacción individual, mía, y es lo que hace que hoy todavía tenga el reconocimiento de mis soldados.

-¿En algún momento de tu vida pensanste operarte y sacarte la cicatriz?

-No. Es mi condecoración visible. Es mi orgullo. Es la marca. Es más, mi nombre de combate hoy es “cicatriz”. Cuando teníamos una comunicación por radio me decían: “Autentique. Y yo respondía: autentico cicatriz”.

Ernesto Peluffo contiene el llanto, no quiere mostrarse quebrado -no lo está. Contiene, hace silencio. “Es revolver de nuevo el guiso”, dice. Y vuelve a levantarse. Solo cuando pasen varios minutos se sentará otra vez a la mesa y dirá que es hora de comer. Guiso, paradojalmente. Afuera, de pronto aparece un tornado. Golpea las paredes de la casa, agita las ventanas, y trae después un poco de lluvia.

Ernesto Peluffo recibió la medalla al valor en combate por su actuación en las islas. Tenía 20 años y una bala le dejó el rostro marcado a fuego. Sus camaradas aún hoy lo recuerdan vendado, ensangrentado, preocupado por sus hombres. Conteniendo, siempre, esperando el huracán.


lunes, 19 de junio de 2023

Condecoración: Soldado Néstor Oscar Avelino Pegoraro (RI 12)

Soldado Clase 1962 NÉSTOR OSCAR AVELINO PEGORARO

RI 12, por:
"Al resultar aislado y rodeado por el enemigo e intimársele rendición negarse terminantemente, continuando con el fuego, ocasionando numerosas bajas y ofrendando su vida en esta acción"


viernes, 19 de mayo de 2023

Condecoración: Cabo Mario Pacheco (EA)

CABO MARIO PACHECO -Ca Com Mec 10 - EA

Cumplir con eficiencia su misión de apoyo de comunicaciones durante las acciones ejecutadas por el Regimiento de Infantería 4 en monte Dos Hermanas, operando sus medios pese a la evidente detección del enemigo y al fuego intenso y preciso que se batía sobre su posición. Al ejecutar el repliegue y ser sobrepasado y rodeado durante la noche, combatir como infante produciendo bajas al enemigo, hasta reunirse finalmente con efectivos propios.


viernes, 10 de febrero de 2023

Condecoración: Subteniente Ernesto Peluffo (RI 12)

SUBTENIENTE ERNESTO PELUFFO - RI 12 - EA




Luchar con valor y decisión durante los combate en Darwin y Prado del Ganso, siendo permanente ejemplo para sus subordinados.
Al ser puesto fuera de combate, el apuntador de un FAP que formaba parte de las avanzadas de combate, se hizo cargo del arma y repelió el ataque de fracciones enemigas, produciéndole bajas. Con personal de los servicios organizó una fracción de combate para bloquear una penetración enemiga. Pese a resultar herido seriamente, continuar alentando a su tropa e infundiéndole serenidad con el estímulo de su voz y actitud personal.




Coronel (RE) Ernesto Peluffo

martes, 25 de enero de 2022

El desempeño de las fuerzas terrestres británicas

El ejército británico y la guerra de Malvinas

National Army Museum


En abril de 1982, los soldados británicos se unieron a un grupo de trabajo naval enviado para recuperar las Islas Malvinas después de su captura sorpresa por parte del ejército argentino. Pasaron a desempeñar un papel clave en la campaña por la tierra que ayudó a asegurar la victoria en la guerra.



2 Para, veteranos de la Batalla de Goose Green y el ataque a Wireless Ridge, abrieron el camino hacia Puerto Argentino seguidos de cerca por 3 Commando Brigade Royal Marines, 3 Para y 42 Commando Royal Marines. El 14 de junio de 1982 se rindió el comandante argentino general Menéndez.

 

Recuperación

El 2 de abril de 1982, un diminuto territorio británico de ultramar, ubicado a unas 300 millas (casi 500 km) de la costa este de Argentina, fue lanzado violentamente a la conciencia pública en el Reino Unido.

Después de décadas de disputas diplomáticas, los argentinos lanzaron una invasión sorpresa a las Islas Malvinas. Su junta militar gobernante esperaba finalmente llevar Las Malvinas, como se conoce a las islas en Argentina, bajo el control de Buenos Aires.

La invasión provocó una reacción política y mediática en Gran Bretaña, lo que condujo a la rápida formación de una fuerza conjunta. El 5 de abril de 1982, los primeros elementos de esta fuerza zarparon hacia el Atlántico Sur para retomar las Malvinas.

La Task Force estaba compuesta por 100 barcos. Llevaba una Brigada de Comando 3 reforzada con el 2do y 3er Batallón, el Regimiento de Paracaidistas adjunto, junto con otras unidades, incluida una Tropa reforzada de The Blues and Royals, bajo el mando del Brigadier Julian Thompson.



Mapa informativo del 81 Ordnance Company, Royal Army Ordnance Corps, 1982, con anotaciones mecanografiadas relacionadas con el estado de aeródromos, carreteras y pistas para el uso de vehículos con orugas y ruedas.


40 Comando que sale de "Canberra" para entrenarse en la Isla Ascensión, abril de 1982


Desafíos

Además de la enorme distancia (las Malvinas están a unas 8.000 millas (casi 13.000 km) del Reino Unido), el Ejército también enfrentó limitaciones en cuanto a las fuerzas que podían comprometerse.

De los 160.000 soldados del ejército regular en 1982, 55.000 estaban en Alemania con el ejército británico del Rin, enfrentando la amenaza del Pacto de Varsovia. Alemania dominaba el pensamiento estratégico del Ejército en ese momento, influyendo en la doctrina, el equipo y los métodos de suministro y refuerzo.

La teoría predominante era que cualquier guerra sería con el bloque soviético, librada en las llanuras del norte de Europa. La armadura jugaría un papel importante en esto, y cualquier operación de infantería se llevaría a cabo en conjunto con unidades fuertemente blindadas y mecanizadas. El conflicto de las Malvinas resultó ser muy diferente.

Otras guarniciones tenían su sede en Berlín, Hong Kong, Gibraltar, Belice, Brunei y Chipre. También había alrededor de 11.000 soldados sirviendo en Irlanda del Norte.


La 'Queen Elizabeth II' abandona Southampton con la 5a Brigada de Infantería, 12 de mayo de 1982

Refuerzos

El 11 de abril, el almirante Sir John Fieldhouse, el comandante general de la Fuerza de Tarea, acordó que una brigada adicional del ejército debería estar disponible y trasladarse al sur lo antes posible. Gran Bretaña tenía una fuerza de infantería móvil, la 1.a Brigada de Infantería, pero estaba dedicada a la OTAN y no podía retirarse.

La única fuerza disponible era la 5ª Brigada de Infantería, compuesta por Gurkhas y Paras. Sin embargo, esto había sido destruido para mejorar la 3 Brigada de Comando. Por lo tanto, fue reforzado con el 2º de los Guardias Escoceses y el 1º de los Guardias de Gales que se unieron al 1º Batallón del 7º Duque de Edimburgo de los propios rifles Gurkha.

La brigada zarpó el 12 de mayo a bordo del crucero 'Queen Elizabeth II', que había sido requisado para tal fin. El mayor general Julian Moore tomaría el mando de la campaña terrestre una vez que esta segunda brigada llegara al teatro.


Royal Marines izando la Union Jack en Grytviken después de la recaptura de Georgia del Sur, abril de 1982


Bata de camuflaje usada en las Malvinas por el Suboficial 1 'Dia' Harvey del SAS, c1982

Fuerzas especiales

Antes de que la Quinta Brigada de Infantería abandonara el Reino Unido, las Fuerzas Especiales Británicas ya estaban comprometidas. Entre el 21 y el 25 de abril, el Escuadrón "D" del 22 Special Air Service (SAS), junto con una sección del Special Boat Service (SBS) y la "M" Company of 42 Commando, recuperaron la isla de Georgia del Sur. En ese momento, esto formaba parte de las dependencias de las Islas Malvinas.

La siguiente gran tarea fue comenzar el reconocimiento de las posiciones y capacidades argentinas en las propias Malvinas. Tres semanas antes de los aterrizajes principales, tan pronto como la Fuerza de Tarea estuvo dentro del alcance de los helicópteros, SBS y el Escuadrón "G" SAS se insertaron en las Islas.


Mapa de las Islas Malvinas

Cargados con todos los suministros que necesitarían, las patrullas de cuatro hombres del Escuadrón "G" tuvieron que navegar por un terreno sin cobertura. Tenían que desplazarse por la noche, y camuflados y resguardados durante todo el día para evitar ser detectados. Era cuestión de mirar y esperar.

Estas patrullas pudieron convocar ataques aéreos contra posiciones argentinas. Una patrulla incluso logró ocultarse en el 'Lady Elizabeth', un barco hundido en Puerto Argentino, desde donde pudieron observar el aire enemigo y los movimientos de los barcos. A medida que avanzaba la campaña, se realizaron más patrullas de combate.

En la noche del 14 de mayo, 45 soldados del 'D' Squadron SAS, con apoyo de fuego de 148 Battery, Commando Royal Artillery 29, atacaron el aeródromo argentino en Pebble Island y destruyeron 11 aviones. Los soldados del SAS también jugarían más tarde un papel importante en contrarrestar los esfuerzos argentinos para reforzar las alturas del monte Kent antes de la llegada de los Royal Marines of 42 Commando.


El naufragio del 'Lady Elizabeth' en Puerto Argentino, con la capital de las Malvinas y el Monte Tumbledown más allá, 2018


Medallas del suboficial 1 'Day' Harvey del SAS, 1964-95

Desembarco

Las unidades de la 3a Brigada de Comando, incluidas la 2 y la 3 Para, aterrizaron con éxito en la isla Soledad en las aguas de San Carlos y sus alrededores el 21 de mayo. A partir de ahí, tomaron posiciones defendiendo la cabeza de playa mientras los británicos se consolidaban.

Durante este período, la Royal Navy continuó sufriendo bajas por los ataques aéreos argentinos, perdiendo varios buques. La presión política estaba aumentando en Londres. El plan original de Thompson había sido avanzar por el norte de isla Soledad hacia Puerto Argentino. Sin embargo, con los informes de la pérdida de barcos, el gabinete estaba ansioso por una victoria para aplacar las críticas internas.

Moore dio instrucciones para que Thompson ganara el dominio moral y físico sobre el enemigo. El objetivo más cercano de importancia para Thompson y la cabeza de playa era la guarnición argentina en Darwin y Goose Green, varias millas al sur. Aquí es donde se libraría la primera gran batalla terrestre de la campaña.


Royal Marines excavando en la cabeza de puente de San Carlos, mayo de 1982


Una batería de misiles Rapier en San Carlos Water, 1982


Pradera del ganso

Desde una perspectiva puramente militar, el motivo del ataque a estos asentamientos no estaba claro. Había una pista de aterrizaje, desde la cual los argentinos podrían haber interferido con las operaciones en San Carlos, y la guarnición allí también podría avanzar para atacar la cabeza de playa. Sin embargo, parecía haber poca iniciativa argentina para tal actividad.

Como tal, una incursión contundente parecía sensata dada la preferencia por un eje de avance norte y las dificultades para obtener un apoyo de fuego adecuado hacia adelante. El 23 de mayo, se le dijo al teniente coronel Herbert 'H' Jones, oficial al mando de 2 Para, que preparara su batallón.

Las malas condiciones climáticas hicieron que la redada se cancelara inicialmente. Pero, con Moore y Thompson bajo la presión de Londres, finalmente se ordenó un asalto completo.


El coronel 'H' Jones en su trinchera en la montaña de Sussex, 1982


Prisioneros argentinos pasan por un avión Pucara destrozado, Goose Green, 1982

Plan

Jones se vio limitado inmediatamente en las opciones que tenía disponibles. Una aproximación por mar y un asalto anfibio por Brenton Loch fueron inadecuados debido a las posiciones argentinas. Y, el 25 de mayo, el Grupo de Trabajo había perdido todos menos uno de sus helicópteros Chinook de carga pesada cuando el 'Atlantic Conveyor' fue alcanzado por un misil Exocet.

Así que tendría que ser una marcha nocturna hasta la línea de salida con cañones de 105 mm y munición movida hacia adelante en helicóptero; un proceso lento y laborioso.

Jones formuló un plan de seis fases, comenzando en silencio y luego ruidoso. El apoyo de fuego debía ser proporcionado por los cañones de 105 mm del HMS "Arrow" y el ataque aéreo Harrier durante el día, si era necesario. Pero Jones no recibió apoyo blindado, ya que Thompson pensó que los vehículos podrían atascarse entre San Carlos y Darwin. El objetivo era golpear fuerte a los argentinos, para que se rompieran tras un asalto directo.



'The Atlantic Conveyor' en las Malvinas, 1982


Mochila utilizada por un miembro del 3er Batallón del Regimiento de Paracaidistas, en las Islas Malvinas, 1982


Acción merecedora de VC

La batalla comenzó a las 2.30 am del 28 de mayo. Pero la fase de silencio no duró mucho ya que los paracaidistas chocaron con las posiciones argentinas en lugares inesperados.

A las 3.14 am, el arma del HMS "Arrow" cesó el fuego con una falla. El ataque se estancó en la base de Darwin Hill. Luego, a las 9.30 de la mañana, Jones decidió liderar el asalto a Darwin Hill él mismo. Murió atacando una trinchera junto con el ayudante del batallón, el capitán David Wood y otros. Jones fue más tarde galardonado con la Victoria Cross (VC) por su valentía.

El asalto continuó con una feroz lucha de trinchera a trinchera. Los Paras bajaron por el istmo, acercándose a la aldea de Goose Green. Pero tomó otro día de lucha, con la capacidad de los Paras para avanzar limitada por la falta de cobertura y la artillería argentina. Con las últimas luces, toda la península, menos el asentamiento de Goose Green, había sido tomada. Las negociaciones con los argentinos produjeron su rendición al día siguiente.

Los británicos habían obtenido una victoria significativa, aunque no sin costo. Dieciocho murieron, más de 60 heridos y se perdió un helicóptero que intentaba evacuar a los heridos.


Victoria Cross Group otorgado al Teniente Coronel Herbert 'H' Jones, 2do Batallón del Regimiento de Paracaidistas, 1982


Avanzar sobre Puerto Argentino

El 30 de mayo, el general de división Jeremy Moore llegó a San Carlos con el brigadier Tony Wilson y la 5ª brigada de infantería, e inmediatamente decidió poner 2 Para bajo el control de Wilson. Esto dejó la defensa del perímetro de San Carlos en manos del Comando 40.

La cuestión urgente era cómo avanzar y capturar a Puerto Argentino, sobre todo antes del inicio del invierno. Moore quería continuar con el trabajo lo más rápido posible. Pero sus dos comandantes de brigada diferían en su apreciación de la situación.

Thompson abogó por tomar la línea montañosa en las afueras de Puerto Argentino, particularmente a lo largo del flanco norte. Wilson quería atacar con todas las fuerzas en un frente estrecho en Mount Harriet en el sur, allanando el camino para un asalto en el perímetro interior.


5ta Brigada de Infantería desembarcando en San Carlos, mayo de 1982


Gurkhas cavando defensas en la costa de San Carlos Water, 1982

Línea de montaña

Moore creía que un ataque de frente estrecho expondría a sus fuerzas al fuego de enfilada desde el terreno elevado no sometido. También era consciente de que los argentinos se estaban enfocando en un avance del frente sur.

Por lo tanto, adoptó el plan de Thompson y ordenó la captura de la línea montañosa, pero la adaptó. La 3ª Brigada de Comando avanzaría por el norte de la isla Soledad, con la 5ª Brigada de Infantería avanzando por el sur.

Esto mantendría a los argentinos confundidos en cuanto a la línea real de asalto y les impediría reforzar sus posiciones. Entonces, las alturas clave podrían tomarse en un asalto en dos frentes. Pero los desafíos logísticos de apoyar a ambas brigadas fueron considerables.

A medida que el 2 Para había estado atacando a Darwin y Pradera del Ganso, 3 Para ya había comenzado su avance a pie desde la cabeza de puente en las aguas de San Carlos. Primero, procedieron a Teal Inlet y de allí a Estancia House, en preparación para las batallas finales de Puerto Argentino. Pero más al sur, una apuesta audaz estaba a punto de fracasar.


Las tropas británicas avanzan a través del accidentado terreno de las Malvinas, 1982


Fusil de carga automático FAL de 7,62 mm argentino capturado, c1982

Fitzroy y Bluff Cove

Como parte del eje sur de avance, 2 Para - relevados en Goose Green por los Gurkhas - avanzaron para ocupar Swan Inlet House. Al encontrarlo libre de argentinos, y usando la línea fija civil ordinaria a Fitzroy para verificar que también estuviera libre de argentinos, avanzaron nuevamente y tomaron posiciones alrededor de Bluff Cove.

Con la aprobación de Wilson, el flanco sur se había adelantado con gran sorpresa y sin pérdida, pero con mucho riesgo. La posición tuvo que ser reforzada, pero el resto de la 5ª Brigada de Infantería todavía estaba en San Carlos y Ajax Bay.

Los esfuerzos para hacer avanzar a los guardias escoceses y galeses se vieron afectados por el mal tiempo y la falta de embarcaciones y embarcaciones de desembarco. En la mañana del 8 de junio, los guardias escoceses estaban en tierra en Bluff Cove, y dos auxiliares de la flota real, el 'Sir Tristram' y el 'Sir Galahad', habían llevado a los guardias galeses, 16 ambulancias de campo, elementos de T Battery 12 Air. Regimiento de Defensa y provisiones vitales para Fitzroy. Fue un día claro. La base de nubes que había cubierto las islas y la limitada actividad aérea argentina se había levantado.

Descargar los barcos fue un proceso lento y confuso. Solo había un helicóptero presente, ocupado durante mucho tiempo descargando el kit Rapier, que tomó 18 ascensores. 'Sir Tristram' finalmente se descargó. Luego, la atención se centró en 'Sir Galahad', que todavía tenía dos compañías de guardias y había estado en Fitzroy cinco horas sin actividad significativa.


Un helicóptero Sea King lleva a los supervivientes del Auxiliar de la Flota Real 'Sir Galahad' a tierra, 8 de junio de 1982

Ataque aéreo

A las 13.10 horas, cuatro aviones argentinos se acercaron gritando y bombardearon los dos buques. Explotó el combustible para los generadores Rapier de 'Sir Galahad'. Treinta y dos guardias galeses, 5 tripulantes de la RFA y otros 11 miembros del ejército murieron. Alrededor de 115 resultaron gravemente quemados y heridos. Fue el peor caso de pérdida de vidas en la guerra para los británicos.

Las cámaras de la BBC grabaron imágenes de helicópteros de la Royal Navy flotando en un denso humo para sacar a los sobrevivientes de los barcos de desembarco en llamas, o utilizar el lavado de sus rotores para conducir las balsas salvavidas a la costa. Estas imágenes se vieron en todo el mundo, aunque no en el Reino Unido hasta después de la rendición de Argentina debido a la censura británica.

El general Mario Menéndez, comandante argentino en las islas, fue informado de la muerte de cientos de hombres. Por lo tanto, esperaba una caída en la moral británica y que su avance se debilitara.

“[5ª Brigada] en realidad no había visto trabajar a la Fuerza Aérea Argentina, porque durante los cinco días que habían estado allí, el mal tiempo había mantenido alejada a la Fuerza Aérea Argentina; así que no habían visto lo letales que podían ser esos tipos. Puedo decirles que si hubiera estado a bordo de ese barco, habría nado hasta la orilla en lugar de quedarme allí ".
Brigadier Julian Thompson, 1991



Paramédicos que atienden a un soldado argentino herido bajo fuego, Mount Longdon, Islas Malvinas, 1982

Batalla por las montañas

Después de Fitzroy, Moore reorganizó sus fuerzas. Trasladó 2 Para y los restos de la 1.ª Guardia Galesa, complementados por dos compañías de 40 Commando para compensar las pérdidas, de vuelta a la brigada de Thompson.

Después de las experiencias en Goose Green, tanto Moore como Thompson pusieron mucha atención en el plan de incendios. Avanzaron la mayor cantidad de municiones posible y también dispararon armas navales cuidadosamente planificadas. Todos los ataques también se realizarían de noche.

Se trajeron casi 12.000 rondas de munición de 105 mm para la primera fase, y se asignaron cuatro buques de guerra para apoyo de fuego. Las próximas 48 horas verían decidido el destino de la campaña.
Medalla de Conducta Distinguida en grupo otorgada al Sargento de Color Brian Faulkner de 3 Para, 1982


Medalla de Conducta Distinguida otorgada al Sargento de Color Brian Faulkner de 3 Para, 1982

Longdon

Primero, en la noche del 11 al 12 de junio, 3 Para atacó posiciones bien preparadas en Mount Longdon. La sorpresa se perdió cuando los Paras que avanzaban activaron una mina, y siguió una dura y feroz lucha. El sargento Ian McKay ganó un VC póstumo por su valentía al reunir impulso y cargar contra un poste de ametralladora.

La dificultad era que la montaña tenía una cresta falsa, lo que significaba luchar a través de una serie de crestas. También había cuencos pequeños y cantantes ocultos, por lo que los argentinos pudieron mantener la resistencia a pesar de que una ola de Paras pasó sobre ellos.

Cuando se aseguró la montura, 3 Para había perdido 23 hombres, lo que la convirtió en la batalla más costosa de la guerra para los británicos. Cincuenta argentinos fueron asesinados y 50 presos.


Tropas evacuando heridos bajo fuego, Mount Longdon, 1982

Wireless Ridge

Al mismo tiempo que el ataque de Longdon, 45 Commando había tomado Two Sisters y 42 Commando había capturado Mount Harriet. El anillo exterior de las posiciones defensivas argentinas estaba ahora en manos británicas.

Moore había querido que las operaciones continuaran la noche siguiente, pero se vio obligado a posponerlas durante 24 horas ya que los guardias escoceses y los gurkhas no habían completado sus misiones de reconocimiento. La noche del 13 al 14 de junio continuaron las operaciones. 2 Para tuvo la tarea de tomar Wireless Ridge, una característica al este de Longdon que solo podría tomarse si 3 Para había asegurado su objetivo.

A diferencia de Goose Green, 2 Para recibió mucho más apoyo de fuego. Se utilizaron HMS 'Ambuscade', dos baterías de cañones de 105 mm, dos Scorpions y dos Scimitars, los morteros de 3 Para y las incursiones divisionales de SAS y SBS.

Las miras nocturnas de los tanques resultaron muy útiles para identificar las posiciones argentinas, y la primera parte de la cresta fue rápidamente invadida. Los tanques llegaron a la cima de la cresta y comenzaron a disparar hacia la segunda posición. La parte final de la segunda cresta resultó difícil de tomar, pero los argentinos finalmente fueron desalojados.

2 Para, la única unidad que luchó en acciones a nivel de dos batallones en el conflicto, tomó el objetivo por un costo de tres muertos y 11 heridos. Alrededor de 100 argentinos fueron asesinados y 17 capturados.


Un equipo de mortero de 81 mm de 42 Commando en acción, 1982


Monumento a los caídos de 2 Para en Wireless Ridge, 2018

Tumbledown

Al mismo tiempo que los Paras tomaban Wireless Ridge, los segundos guardias escoceses lanzaban su ataque al Monte Tumbledown. Las defensas argentinas se basaron en esta característica, y fue la clave final para desbloquear los accesos a Puerto Argentino.

Frente a la nieve y los vientos huracanados, los hombres avanzaron frente a los afloramientos rocosos bajo un intenso fuego. Fue una lucha dura, con algunos ejemplos sobresalientes de liderazgo para motivar a los Guardias a continuar su avance. Nueve hombres murieron y 43 resultaron heridos.


Casco usado por guardias escoceses en las Malvinas, 1982

Mayor John Kiszley, quien ganó una Cruz Militar en Tumbledown, junio de 1982

Mayor John Kiszley, quien ganó una Cruz Militar en Tumbledown, 1982

Combates finales

Los retrasos en la toma de Tumbledown significaron que el 1º / 7º Gurkhas no pudo avanzar hacia el Monte William en la oscuridad. Cuando salió el sol a la mañana siguiente, los Gurkhas fueron vistos al aire libre, por debajo de su objetivo, y bombardeados.

Cuando amaneció, los británicos comenzaron los preparativos previos para otra batalla nocturna, pero continuaron hostigando a todos los movimientos argentinos con fuego de artillería pesado. Desde sus altos miradores, los británicos empezaron a notar que las tropas enemigas se dirigían hacia Puerto Argentino y empezaron a seguirlos.

45 Commando avanzó hasta Sapper Hill, a sólo un kilómetro y medio de Puerto Argentino, pero los campos de minas los rodearon. Los británicos estaban a las puertas de la capital.


Hombres del 3er Regimiento de Paracaidistas con su insignia de regimiento después de la liberación de Puerto Argentino, junio de 1982


El mayor general Moore llevado en alto por isleños jubilosos, 14 de junio de 1982

Rendición

En los días previos a las batallas por las montañas alrededor de Puerto Argentino, los británicos habían estado librando una operación psicológica contra los argentinos, utilizando una frecuencia de radio abierta para pedirles que se rindieran. En la mañana del 14 de junio, Menéndez tenía claro que los argentinos no podían continuar la lucha.

Se declaró un alto el fuego y Moore entró en Puerto Argentino para aceptar la rendición a las 21.30 horas. Habiendo estado viviendo en el campo desde que llegó, tenía una figura notablemente diferente a la del inmaculado Menéndez.

Los británicos se mantuvieron firmes en sus posiciones durante la noche, en lugar de avanzar hacia la ciudad en la oscuridad. A la mañana siguiente, el 15 de junio, los Paras y Royal Marines entraron para comenzar a desarmar a los argentinos y trasladarlos al aeropuerto.


Mensaje por télex del mayor general Moore a Londres anunciando la victoria, 15 de junio de 1982


Royal Marine Commandos izando la Union Jack original en la Casa de Gobierno, junio de 1982

Secuelas

Tras la captura de Puerto Argentino, se lanzaron más operaciones para llevar a cabo la rendición de otras tropas argentinas en Gran Malvina. Los Royal Marines del HMS 'Endurance' también despejaron al enemigo de las Islas Sandwich del Sur y Thule del Sur.

Un total de 255 militares británicos y tres mujeres civiles murieron al liberar las Malvinas. 649 argentinos habían sido asesinados.

La repatriación de prisioneros de guerra argentinos (prisioneros de guerra) fue un proceso largo. Unos 5.000 prisioneros se embarcaron en 'Canberra' y 1.000 en 'Norland' el 17 de junio. Al 20 de junio, se habían repatriado 10.250 prisioneros.

Solo quedaron 593, incluido Menéndez. Estos se llevaron a cabo para la recopilación de inteligencia y para alentar a Argentina a poner fin a las hostilidades. Los últimos prisioneros fueron repatriados el 14 de julio.


Soldados argentinos esperando para entregar sus armas en Puerto Argentino después de la capitulación, 1982


Complejo de prisioneros de guerra en Ajax Bay, 1982

Regresando a casa

Las primeras unidades en regresar de las Malvinas fueron 2 y 3 Para, que partieron en 'Norland' y 'Europic' en junio. Navegaron a la isla de Ascensión y luego volaron de regreso al Reino Unido. La Quinta Brigada de Infantería permaneció en funciones de guarnición antes de ser relevados.

Los Scots Guards se trasladaron a Ajax Bay y custodiaron a los prisioneros de guerra, antes de volver a Puerto Howard en Gran Malvina, donde vivían bajo una lona. Fueron las últimas unidades del Ejército en abandonar las Malvinas cuando zarparon en 'Norland' el 19 de julio hacia la Ascensión.


Casilla postal hecha de un contenedor de municiones y utilizada por la Guardia Escocesa en Port Howard, 1982


Medalla del Atlántico Sur 1982, con roseta, otorgada al fusilero Ombhakta Gurung, 1. ° / 7. ° Rifles Gurkha

Legado

Antes de la guerra, la popularidad de la Sra. Thatcher había disminuido. Pero la victoria en las Malvinas ayudó a asegurar la victoria de los conservadores en las elecciones generales de 1983.

La junta de Argentina había apostado todo por una victoria popular, pero ahora enfrentaba la humillación. El dictador del país, el general Leopoldo Galtieri, se vio obligado a dimitir tres días después de que sus fuerzas se rindieron. La democracia se restableció en Argentina en 1983 después de la caída del desacreditado régimen militar. Hasta la fecha, Argentina no ha renunciado a su reclamo sobre las Malvinas.

Los habitantes de las Islas Malvinas obtuvieron un compromiso con su soberanía que cualquier gobierno futuro sería valiente en cuestionar. También siguieron la inversión económica y una presencia militar mucho mayor. Casi 40 años después, Gran Bretaña aún conserva una fuerza en las islas.

“La importancia de la Guerra de las Malvinas fue enorme, tanto para la autoconfianza de Gran Bretaña como para nuestra posición en el mundo. Desde el fiasco de Suez en 1956, la política exterior británica había sido un largo retroceso. La victoria en las Malvinas cambió eso '. Margaret Thatcher, 'Los años de Downing Street', 1993