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sábado, 4 de enero de 2025

2 de enero de 1833: La ocupación británica de las Malvinas

El día que los ingleses se apoderaron de las Islas Malvinas: un gobernador indeciso y un operativo de apenas quince minutos

Fue el 2 de enero de 1833. José María Pinedo no supo qué hacer ante el avance británico. Sin disparar un tiro ni poner en práctica la defensa que había planeado, vieron cómo arriaban la bandera argentina en un abrir y cerrar de ojos.


Por Adrián Pignatelli || Infobae

Puerto Luis, en la época de la usurpación británica. Hasta 1845 funcionó como el principal poblado hasta que en esa fecha el puerto se trasladó a lo que hoy es Puerto Argentino

El teniente coronel de la marina José María Pinedo, de 38 años, era un veterano de las guerras de la independencia y de la del Brasil. Desde octubre de 1829 era el comandante de la goleta Sarandí y había llegado a las islas Malvinas en 1832. En la embarcación llevó al gobernador interino, el francés José Francisco Mestivier, ya que Luis Vernet se hallaba en Buenos Aires. El 30 de noviembre, luego de un motín, Mestivier sería asesinado y Pinedo quedaría como gobernador interino.

Hasta 1845 Port Louis, a unos 26 kilómetros al noroeste de Puerto Argentino, sería algo así como la capital de las islas. Tenía un puerto y allí se alojaba el gobernador, y las únicas visitas eran los buques pesqueros y balleneros de diversas nacionalidades que pululaban por esas aguas depredando la fauna.

La goleta Sarandí, en la que José María Pinedo había llegado a las islas Malvinas

El miércoles 2 de enero de 1833 por la mañana había aparecido frente a sus costas el buque de guerra Clio, de bandera británica.

Lo primero que atinó a preguntar Pinedo al capitán inglés John James Onslow es si había guerra entre Buenos Aires e Inglaterra. En definitiva, vivir en las islas lo había sometido a un alto grado de aislamiento en el que las noticias llegaban con meses de retraso.

La pregunta de Pinedo fue formulada luego que Onslow le informase que llegaba con órdenes superiores de tomar posesión del archipiélago, y que lo hacía en nombre del rey Guillermo IV.

Onslow obedecía órdenes de la estación naval de su país, asentada en Brasil. Allí había llegado el mensaje de Inglaterra de que el monarca vería con agrado el envío de un buque a las islas y que ejerciese la soberanía y su custodia. Sus instrucciones incluían la construcción de un fuerte, y que tal vez podría usarse los restos de la fortificación española de 1774. En caso de encontrarse con habitantes ingleses, debía censarlos.

La Clio, la nave inglesa al mando del capitán Onslow que apenas llegó a las islas comunicó que se apropiaba de ellas en nombre del monarca de su país

Con sus órdenes precisas, Onslow partió de Rio de Janeiro el 29 de noviembre. El 20 de diciembre ingresó a Puerto Egmont. En las ruinas que allí encontró, el 23 izó la bandera con una inscripción en la que anunciaba la presencia del buque Clio con el propósito de ejercer la soberanía.

Fue recorriendo la costa sin hallar pobladores y así el 2 llegó a la altura de Puerto Luis, y ancló en la bahía.

El inglés le confirmó al sorprendido Pinedo que no había guerra y lo intimó a arriar la bandera argentina. También le pidió retirar las fuerzas militares y que abandonar las islas. En caso de encontrar resistencia, tenía la orden de actuar con la violencia necesaria.

Ante el ultimátum, Pinedo reunió a sus oficiales, la mayoría eran ingleses, salvo cuatro marineros y seis hombres “capaces de nada”, según declaró en Buenos Aires. El teniente graduado Roberto Elliot lo desmintió en parte al afirmar que todos eran estadounidenses salvo el piloto práctico, que sí era británico.

Por 1833, solo vivían algunos colonos y, desconectados durante meses del continente, su puerto era frecuentado por barcos pesqueros y balleneros

A las cuatro de la tarde, Pinedo los reunió a todos. Propuso resistir por diez días. Su objetivo era esperar la llegada de refuerzos desde Buenos Aires. Todos estuvieron de acuerdo menos Breman, el piloto práctico, que cumpliría con su tarea pero sin disparar contra sus connacionales.

Se ordenó zafarrancho de combate, y con el mayor de los sigilos se cargó la artillería con bala y metralla. Se repartieron armas y municiones a la tropa de tierra y a los colonos. Hasta se armó a los detenidos por el crimen de Mestivier. Elliot diría que “no hubo uno solo que no haya ido gustoso a desempeñar la parte que le tocaba”.

A las diez de la noche, Pinedo envió al buque inglés al teniente primero Mason y al propio Breman para comunicarle a Onslow que resistirían. Pero el mensaje no pudo ser entregado, ya que el capitán estaba durmiendo y no se lo podía molestar.

Pinedo repartió las municiones entre sus 44 hombres. La única nave de la que disponía era la goleta Sarandí, imposible hacerle frente a un buque de guerra, que la triplicaba en número de cañones y de hombres.

Decidió ir él a la Clío, y tampoco fue recibido. Hizo cuentas: con 44 hombres, debía defender su posición en tierra y combatir contra un buque que tenía el triple de artillería que la suya. Comprendió que todo era inútil.

El puntapié inicial de décadas de reclamos: portada del primer reclamo de la diplomacia argentina a Gran Bretaña

El jueves 3 por la mañana embarcó a la tropa. Dejó en tierra al capataz Juan Simón al cuidado de la bandera argentina, que aún flameaba en el mástil. A las 9 aparecieron tres botes con ingleses. Se dirigieron al caserío, instalaron un nuevo mástil e izaron la bandera británica. Luego, Pinedo desde su barco vio como un oficial, acompañado por un soldado, arriaba la argentina y se la alcanzaba al buque.

El 4 de enero, a las cuatro de la tarde, sin haber disparado un solo tiro, Pinedo dejó las islas. Ese atardecer divisó por última vez las costas de Malvinas.

El 14 Onslow también partió rumbo al Río de la Plata. Dejó encomendado al despensero irlandés William Dickson -el súbdito más respetable que encontró y que originariamente había sido contratado por Vernet- para que todos los domingos izara la bandera. También debía hacerlo ante la presencia de algún buque.

El 15 de enero la Sarandí recaló en el puerto de Buenos Aires. “¡Viva la Fuerza!” tituló la Gaceta Mercantil, comentando que la ocupación había sido hecha “por el derecho del más fuerte” y que Pinedo había tenido que ceder ante “la razón de los cañones”.

Pinedo sería sometido a una corte marcial. Se defendió argumentando que no tenía instrucciones sobre cómo proceder en caso de ser atacado. Entre fusilarlo y expulsarlo, se decidió por lo último, pero por irregularidades en el proceso, el fallo fue anulado y meses después se integró al ejército. Murió en 1885.

Manuel Vicente Maza instruyó a Manuel Moreno, enviado extraordinario y ministro plenipotenciario en Gran Bretaña a “refirmar la protesta presentada oportunamente en Buenos Aires”. Moreno presentó el primer alegato de defensa de los derechos argentinos (“una memoria de protesta”) el 17 de junio de 1833 al vizconde Palmerston. Fue un documento muy importante por el número de detallados antecedentes que reafirmaban la soberanía argentina. Al día siguiente hizo publicar en el Times un comunicado del gobierno argentino, y mandó traducir la protesta al inglés y al francés.

Fueron unos fatídicos quince minutos, que es lo que duró el cambio de banderas, con redobles de tambores incluidos en ese humilde caserío de Port Louis donde en sus tierras se crían ovejas entre ranchos y construcciones convertidas en ruinas.


martes, 2 de enero de 2024

2 de enero de 1833: El inicio de la usurpación

La usurpación inglesa de Malvinas: sin disparar un solo tiro y en apenas 15 minutos

Hace 190 años Gran Bretaña ocupó las islas. Una fragata de guerra inglesa impuso su poderío sobre una guarnición mínima. Fueron obligados a arriar la bandera argentina


Con la goleta Sarandí, el comandante Pinedo había llegado a las islas. Las circunstancias lo llevarían a ser la autoridad máxima en el archipiélago

Ese miércoles 2 de enero de 1833 por la mañana había aparecido en Port Louis -45 kilómetros al norte de Puerto Argentino- el buque de guerra Clio, de bandera británica.

Lo primero que atinó a preguntar el gobernador interino José María Pinedo al capitán inglés John James Onslow es si había guerra entre Buenos Aires e Inglaterra. En definitiva, vivir en las islas lo había sometido a un alto grado de aislamiento en el que las noticias llegaban con meses de retraso, cuando llegaban.

La pregunta de Pinedo fue formulada luego que Onslow le informase que llegaba con órdenes superiores de tomar posesión del archipiélago, y que lo hacía en nombre del rey Guillermo IV.

Onslow obedecía órdenes de la estación naval de su país, asentada en Brasil. Allí había llegado el mensaje de Inglaterra de que el monarca vería con agrado el envío de un buque a las islas y que ejerciese la soberanía y su custodia. Sus instrucciones incluían la construcción de un fuerte, y que tal vez podría usarse los restos de la fortificación española de 1774. En caso de encontrarse con habitantes ingleses, debía censarlos.

Solo un caserío. Así se veían las islas Malvinas en los tiempos de la usurpación

Con sus órdenes precisas, Onslow partió de Rio de Janeiro el 29 de noviembre. El 20 de diciembre ingresó a Puerto Egmont. En las ruinas que allí encontró, el 23 izó la bandera con una inscripción en la que anunciaba la presencia del buque Clio con el propósito de ejercer la soberanía.

Fue recorriendo la costa sin hallar pobladores y así el 2 llegó a la altura de Puerto Luis, y ancló en la bahía.

La fragata británica Clío, que inició la usurpación del archipiélago en 1833

El inglés le confirmó al sorprendido Pinedo que no había guerra y lo intimó a que arriase la bandera argentina, que retirase sus fuerzas y que abandonase las tierras. En caso de encontrar resistencia, tenía la orden de actuar con la violencia necesaria.

Pinedo, de 38 años, teniente coronel de la marina, era un veterano de las guerras de la independencia y de la del Brasil. Desde octubre de 1829, como comandante de la Sarandí había llegado a las islas en 1832 llevando al gobernador interino, el francés José Francisco Mestivier, ya que Luis Vernet se hallaba en Buenos Aires. El 30 de noviembre, luego de un motín, Mestivier sería asesinado y Pinedo quedaría como gobernador interino.

Pintura que recrea lo que era Puerto Luis en la época de Vernet y Pinedo

El comandante inglés ordenó arriar la bandera argentina y que las fuerzas se retirasen. Ante el ultimátum, Pinedo reunió a sus oficiales, la mayoría eran ingleses, salvo cuatro marineros y seis muchachos “capaces de nada”, según declaró en Buenos Aires; de sus 14 soldados, había tres ingleses, según remarcaría más tarde. El teniente graduado Roberto Elliot lo desmintió en parte al afirmar que todos eran norteamericanos salvo el piloto práctico, que sí era británico.

A las cuatro de la tarde, Pinedo los reunió a todos. Propuso resistir, aunque sea por diez días, se produjese un milagro y llegasen refuerzos de Buenos Aires. Todos estuvieron de acuerdo menos Breman, el piloto práctico, que cumpliría con su tarea pero sin disparar contra sus connacionales.

Se ordenó zafarrancho de combate, y con el mayor de los sigilos se cargó la artillería con bala y con metralla. Se repartieron armas y municiones a la tropa de tierra y a los colonos. Hasta se armó a los detenidos por el crimen de Mestivier. Elliot diría que “no hubo uno solo que no concurriese gustoso a desempeñar la parte que le tocaba”.

Decidió ganar tiempo. A las diez de la noche envió al buque inglés al teniente primero Mason y al propio Breman para comunicarle a Onslow que resistirían. Pero el mensaje no pudo ser entregado, ya que el capitán estaba durmiendo y no se lo podía molestar.

Portada del primer reclamo de la diplomacia argentina a Gran Bretaña

Pinedo repartió las municiones entre sus 44 hombres. La única nave de la que disponía era la goleta Sarandí, imposible hacerle frente a un buque de guerra, que la triplicaba en número de cañones y de hombres.

Decidió ir él a la Clío, y tampoco fue recibido. Comprendió que cualquier tipo de resistencia sería inútil.

El jueves 3 por la mañana embarcó a la tropa. Dejó en tierra al capataz Juan Simón al cuidado de la bandera argentina, que aún flameaba en el mástil. A las 9 aparecieron tres botes con ingleses. Se dirigieron al caserío, instalaron un nuevo mástil e izaron la bandera británica. Luego, Pinedo desde su barco vio como un oficial, acompañado por un soldado, arriaba la argentina y se la alcanzaba al buque.

El 4 de enero, a las cuatro de la tarde, sin haber disparado un solo tiro, Pinedo dejó las islas. Ese atardecer divisó por última vez las costas de Malvinas.

El 14 Onslow también partió rumbo al Río de la Plata. Dejó encomendado al despensero irlandés William Dickson -el súbdito más respetable que encontró y que originariamente había sido contratado por Vernet- que todos los domingos izase la bandera o bien lo hiciese en presencia de algún buque.

El 15 de enero la Sarandí recaló en el puerto de Buenos Aires. “¡Viva la Fuerza!” tituló la Gaceta Mercantil, comentando que la ocupación había sido hecha “por el derecho del más fuerte” y que Pinedo había tenido que ceder ante “la razón de los cañones”.

Pinedo sería sometido a una corte marcial. Se defendió argumentando que no tenía instrucciones sobre cómo proceder en caso de ser atacado. Entre fusilarlo y expulsarlo, se decidió por lo último, pero por irregularidades en el proceso, el fallo fue anulado y meses después reincorporado pero en el ejército. Fallecería en 1885.

Manuel Vicente Maza instruyó a Manuel Moreno, enviado extraordinario y ministro plenipotenciario en Gran Bretaña a “refirmar la protesta presentada oportunamente en Buenos Aires”. El primer alegato de defensa de los derechos argentinos Moreno –”una memoria de protesta”- lo presentó el 17 de junio de 1833 al vizconde Palmerston. Fue un documento muy importante por el número de detallados antecedentes que reafirmaban la soberanía argentina. Al día siguiente hizo publicar en el Times un comunicado del gobierno argentino, y mandó traducir la protesta al inglés y al francés.

Fueron unos fatídicos quince minutos, que es lo que duró el cambio de banderas, con redobles de tambores incluidos. Se dice que el comandante inglés ni siquiera habría pisado tierra malvinera. Aprovechó el viento favorable y dejó las islas. De esos quince minutos pasaron 190 años.

jueves, 15 de septiembre de 2022

La ocupación de 1833 y la estrategia global

La ocupación de Malvinas en 1833 y la estrategia global

Para la Corona británica, este punto era estratégico para el control de la navegación transoceánica a través del Estrecho de Magallanes


Por Rosendo Fraga || Infobae


Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría

Monumento con el mapa de las Islas Malvinas, en la ciudad de Ushuaia (Argentina). EFE/Leo La Valle

El despliegue del Reino Unido en el Hemisferio Sur se inicia en 1786, cuando Australia pasa a integrar el Imperio Británico. Desde años anteriores, la presencia de particulares británicos en la gran isla era constante. Esta modalidad -que los particulares explorasen y se instalaran luego como adelanto de la presencia estatal- se generaliza en la expansión británica en el siglo XVIII.

La incorporación de Australia al Imperio Británico tiene un antecedente muy concreto: diez años antes Londres había perdido sus colonias en Norteamérica. Esto había implicado una serie de perjuicios, desde el comercio y la navegación del Atlántico, hasta la suspensión de la instalación de colonias penales, en las cuales se utilizaba a los presos como política de ocupación territorial del Imperio.

Diecinueve años después, en 1805, tiene lugar el segundo paso. Una expedición naval británica a las órdenes de William Popham, ocupa la colonia holandesa de El Cabo, el extremo austral de África. Holanda era para ese entonces aliado de la Francia napoleónica, y Gran Bretaña, en guerra con ella, utilizó este argumento para ocupar esta estratégica posición.

En este caso, Popham recibe de comerciantes ingleses información sobre la situación económica y militar del Virreinato del Río de la Plata. Ello lo decide a ejecutar un plan preexistente de tomar dos colonias españolas -España también estaba en guerra con Gran Bretaña- Buenos Aires y Valparaíso, dos posiciones claves en el Hemisferio Sur. La derrota en Buenos Aires y el hecho de que España pasa a ser aliada británica en las Guerras Napoleónicas, cambia la estrategia británica y se suspende la tercera incursión sobre Buenos Aires.

En 1833 se produce la ocupación de las Islas Malvinas. Como en los casos anteriores, las actividades de particulares británicos la preceden. Este punto estratégico tenía que ver con el control de la navegación transoceánica a través del Estrecho de Magallanes.

La corbeta británica Clío el 2 de enero de 1833 arribó a las islas Malvinas.

En 1840, Nueva Zelanda pasa a formar parte del Imperio Británico. Ello sucede 44 años después de que Australia se incorporase al Imperio. El procedimiento fue similar: estuvo asistida por particulares británicos que precedieron la ocupación estatal.

En 1865 se instala una colonia galesa en la costa patagónica de Argentina. La Patagonia es en ese momento -como lo enseñaban los mismos manuales de geografía que se usaban en las escuelas- una “res nullius”, es decir una tierra de nadie, como habían sido Australia y Nueva Zelanda. De acuerdo a la circunstancias, desde Malvinas había un punto británico privado desde el cual podía realizarse una expansión y ocupación.

Pero entre 1880 y 1885, Argentina ocupa la Patagonia. Ese mismo año, el Presidente Julio Argentino Roca inicia el reclamo anual de Argentina por la soberanía sobre las Islas Malvinas, que se ha repetido sin interrupción desde entonces. Fue la culminación de la expansión territorial argentina hacia el sur.

En 1902, el escocés William Speirs Bruce, explora la tierra antártica -la cual Rusia había descubierto como Estado en 1820- y establece una instalación permanente en la Isla Laurie. Es el momento en que expediciones europeas como la noruega que rescata el Estado argentino, mostraban el interés por la región. Bruce, siguiendo el modelo británico de que la presencia privada se anticipe a la estatal, intenta en 1903 transferir su instalación al gobierno británico a cambio de una compensación económica. La Corona rechaza la oferta, considerando que no tendría sentido ni económico ni político formalizar una presencia en una región tan lejana, a la cual no veía significación estratégica.

El Perito Moreno estaba entonces como agregado en la embajada argentina en Londres. Teniendo conocimiento de la gestión de Bruce, informa directamente al presidente argentino, que era Roca en su segundo mandato. El gobierno argentino toma la propuesta de Bruce y la acepta. En febrero de 1904 firma el decreto por el cual la Argentina extiende su soberanía a la Antártida a partir de la instalación de la Isla Laurie.

En marzo, en el mismo barco de Bruce que va a retirar sus efectos y pertenencias, una comisión de seis funcionarios del Ministerio de Agricultura ocupa las instalaciones y enarbola la bandera argentina por primera vez en la Antártida. Todos ellos envían cartas al Ministerio y sus familias, para que el sello de correo que llevaban fuera la primera acción soberana del Estado argentino en esa lejana región.

El Reino Unido será el segundo país en tener una instalación permanente en la Antártida. Lo hace en 1940 y no por motivos estratégicos, sino militares: en el marco de la Segunda Guerra Mundial, la Armada alemana había navegado por los mares antárticos. Cabe recordar que tanto en la primera como en la segunda Guerra Mundial, tuvieron lugar importantes batallas navales entre alemanes y británicos en torno a las Malvinas.

viernes, 30 de agosto de 2019

Malvinas y el eterno objetivo de volver (a cualquier costo)

Las Malvinas: “Las llaves de los mares del sur”





El 2 de abril de 1982, la Argentina tomó posesión de las Islas Malvinas, territorio usurpado por los ingleses en 1833. La ocupación dio comienzo a una guerra que concluiría dos meses más tarde -el 14 de junio de 1982- con más de 650 muertos del lado argentino y más de 250 muertos, de las fuerzas armadas inglesas. Argentina perdió la guerra, pero sigue reclamando por vías diplomáticas los legítimos derechos sobre el territorio usurpado por la fuerza.

En octubre de 1829, el gobernador de Buenos Aires Juan José Viamonte había prohibido sin éxito la pesca y captura de ballenas, porque el gobernador de las islas no tenía barcos ni elementos para hacer cumplir la reglamentación. Dos años después, Juan Manuel de Rosas reemplazó esta reglamentación por un impuesto a los buques pesqueros, pero tampoco esta vez logró efectivizarse la ley.
Ante el incremento de la pesca y la caza indiscriminada, el gobernador de las islas Luis Vernet resolvió apresar a tres balleneros norteamericanos que cargaban pieles de foca sin permiso. El 28 de diciembre de 1831, el capitán Silas Duncan, de la fragata estadounidense Lexington, desembarcó en Puerto Soledad, atacó sus instalaciones, destrozó la artillería, quemó la pólvora y tomó prisioneros a seis oficiales argentinos.

El gobierno de Buenos Aires reaccionó enérgicamente y Rosas le pidió al ministro de Relaciones Exteriores de Buenos Aires, Manuel Vicente Maza, que presentara una protesta formal ante Washington. El cónsul yanqui, Slacum y el encargado de negocios Bayles fueron declarados personas no gratas y expulsados del país. Pero antes de partir, avisaron al ministro inglés que las islas estaban desguarnecidas invitando a los hijos de Su Graciosa Majestad a invadir las islas.
El 2 de enero de 1833 se presentó en Malvinas la corbeta inglesa Clio cuyo comandante, el capitán John James Onslow, expulsó por la fuerza a las tropas argentinas. El 15 de enero el ministro Maza reclamó por el atropello ante el ministro inglés, Philip Gore.
Desde entonces, nuestro país ha reclamado el reconocimiento de los legítimos derechos sobre ese territorio. La guerra iniciada en 1982 fue el manotazo de ahogado que la dictadura agonizante, intentó dar a fin de perpetuarse en el poder. Reproducimos a continuación diversos testimonios recogidos por Fermín Chávez en la revista Crisis, publicada en 1975.
Los testimonios registran desde la toma de posesión por parte de España en el siglo XVIII, hasta las opiniones de José Hernández y Domingo Faustino Sarmiento, pasando por el decreto de Martín Rodríguez sobre la organización política en “las Islas Malvinas y las adyacentes al Cabo de Hornos en el Mar Atlántico”, la posesión pública en nombre del gobierno de Buenos Aires, una denuncia de las pretensiones inglesas realizada por Manuel Moreno casi un año antes de la usurpación, una entrada de la enciclopedia británica sosteniendo que las islas “son esencialmente una parte de la Patagonia” y otros testimonios.
Fuente: Fermín Chávez, Revista Crisis, 1975.

Francia devuelve puerto Luis, 1767

“Toma de posesión de nuestro establecimiento de las Malvinas por los españoles. El 1º de abril entregué nuestro establecimiento a los españoles que tomaron posesión de él enarbolando la bandera de España, que desde tierra y desde los navíos saludaron con veintiún cañonazos a la salida y a la puesta del sol.”
Louis-Antoine de Bougainville 1

El consejo de Vértiz al rey

“¿Qué más da decir que Vértiz aconsejó el abandono de las Malvinas y que Floridablanca se opuso, como revelan los papeles de Simancas? ¿Y qué agregaría exponer cómo ciertas reparticiones públicas argentinas aconsejaron lo mismo, con respecto de las Oreadas, y que Yrigoyen, en su primera presidencia (1916-1922), ordenó perentoriamente la permanencia de la base?”
Diego Luis Molinari 2

David Jewett, ejercicio de soberanía

“Tal era la situación jurídica cuando la Argentina, después de declarar su independencia, vuelve a ocupar las Malvinas. El 6 de noviembre de 1820 David Jewett, comandante de la Heroína, tomó posesión de las islas en nombre del gobierno de las Provincias Unidas de Sudamérica.”
Ricardo Zorraquín Becú 3

Jewett entra en Puerto Soledad, 1820

“En esta situación entré en la bahía de este puerto el 27 de octubre, al cerrarse el día. No pudiendo alcanzar el puerto, y hallando el paraje propio para echar ancla, mandé que se efectuase, estando entonces a cosa de diez millas del antiguo pueblo de la Soledad. Al día siguiente, pasé en el bote a explorar qué recursos nos ofreciese este lugar, como única esperanza de salvar de una disolución inmediata, puedo decir, a los sobrevivientes de las desgracias que, por la mala calidad y escasez de los víveres, y la falta total de legumbres y de carne fresca, se hallaban reducidos al borde de la desesperación.”
David Jewett 4

Ejercicio de dominio en Islas Malvinas

Buenos Aires, junio 10 de 1829.
“(…) el gobierno ha acordado y decreta:
Art. 1. — Las Islas Malvinas y las adyacentes al Cabo de Hornos en el Mar Atlántico serán regidas por un comandante político y militar, nombrado inmediatamente por el gobierno de la República.
Art. 2. — La residencia del comandante político y militar será en la Isla de la Soledad, y en ella se establecerá una batería, bajo el pabellón de la República.

Art. 3. — El comandante político y militar hará observar por la población de dichas islas las leyes de la República, y cuidará en sus costas de la ejecución de los reglamentos sobre pesca de anfibios.”
Martin Rodríguez 5

Del diario de Luis Vernet

“Domingo 30 de agosto de 1829. Buen tiempo, con algunos chubasquitos de agua. Neblina por la mañana temprano y luego claro, y después volvió a nublar y a llover un poco. Viento N.E. Pusimos la bandera de la patria y tiramos veintiún cañonazos, y tomamos posesión públicamente, y en nombre del gobierno de Buenos Aires, de esta isla.”
Luis Vernet 6

Del diario de la señora Vernet

“Puerto de la Soledad. Domingo 30 de agosto de 1829. Muy buen día de Santa Rosa de Lima (Patrona de América), y por lo que determinó Vernet tomar hoy posesión de las islas en nombre del gobierno de Buenos Aires. A las 12 se reunieron los habitantes. Se enarboló la bandera nacional, a cuyo tiempo se tiraron veintiún cañonazos. Repitiéndose sin cesar: ‘¡Viva la Patria!’. Puse a cada uno en el sombrero cintas de los dos colores que distinguen a nuestra bandera.”
María Sáez de Vernet 7

Se prepara el asalto

“Hace algún tiempo hablamos del derecho que reclama el gobierno de Buenos Aires a las islas Malvinas, y por avisos recientes parece que se persiste en esta pretensión. Un buque de tránsito llamado el Superior, que tocó en Puerto Luis por víveres, fue tomado por Vernet, que se titula gobernador; la tripulación fue puesta en arresto, tratada con mucha inhumanidad y dejada con muy pocos víveres para subsistir. Al fin, fue remitida al Río de Janeiro. Una embarcación armada salió también de Puerto Luis en persecución de otro buque que se decía hallarse en otras islas. El gobierno americano está dispuesto a poner término a estos ultrajes.”
Morning Herald, Londres, 2-2-1832 8

Objeto del complot

“El objeto de aquel complot se dirige a que el gobierno inglés reclame la soberanía y posesión de aquellas islas; obtenido lo cual, sea o no con el consentimiento del gobierno de la República, a que evidentemente pertenecen, esperan en calidad de ingleses dividirse grandes mercedes, especular sobre la venta de terrenos a unas segundas manos y, en fin, desalojar al Sr. Vernet y sus colonos.”
Manuel Moreno, 25-2-1832 9

Un míster Thwaites

“Luego que empezaron a verse las ventajas con que se había establecido el Sr. Vernet, en una de ellas con permiso y autorización del gobierno de la República; luego que se tocaron los provechos que se derivaban del ganado que existe en ellas; que se demostró la aptitud a la agricultura de un clima propio y saludable (…), se formó un complot entre algunos ingleses residentes en Buenos Aires, a cuya cabeza, o al menos como agente, según demostraré, se ha puesto un Mr. Thwaites, hermano de uno de los propietarios del Morning Herald, que hace tiempo existe en Buenos Aires con poca fortuna…”
Manuel Moreno, 25-2-1832 10

La intriga urdida en Londres

“Por una persona de confianza que he hecho acercar a los dueños del Morning Herald me he confirmado en los detalles de esta intriga que tengo antes manifestado.”
Manuel Moreno, 21-3-1832 11

Carne con cuero en las Malvinas

“Era admirable contemplar la destreza con que el gaucho se movía ágilmente detrás de la bestia hasta que al fin logró darle un corte fatal en el principal tendón de la pata trasera… Cortó varios trozos de carne, con piel y todo, pero sin hueso, en cantidad suficiente para nuestra expedición. Entonces marchamos a caballo al sitio en que habíamos de dormir y tuvimos de cena ‘carne con cuero’, esto es, carne asada con su piel. Es un bocado tan superior a la carne de vaca ordinaria como el venado lo es al cordero. Se puso encima de las brasas un gran trozo circular sacado del cuarto trasero, con el pellejo hacia abajo, en forma de plato, de suerte que no perdió nada de la sustancia.”
Charles Darwin, 1833-3412

Los objetivos británicos

“Pero, ¿la protesta es suficiente por sí sola para producir la restitución?… de ningún modo. Tenemos que suponer que la Inglaterra ha sido impulsada a este paso por vastas miras de un inmenso interés; y éstas son cabalmente las que a la república conviene balancear y cruzar.
“(…) Si no me equivoco, dos son los motivos primordiales de aquella conducta; el primero: apoderarse de un punto de observación importante sobre el segundo canal para el comercio del mundo con los establecimientos de la India, y con la Gran China. Esta situación facilita a la Inglaterra una ventaja decisiva sobre las demás naciones después de ser dueña como lo es del Cabo de Buena Esperanza.
“(…) El segundo es: tomar las llaves de los mares del Sur para hacerse señora del comercio del pacífico.”
Tomás Guido. 21-1-1833 13

Retomar las Malvinas

“Yo me atrevo a indicar como el mejor modo, el más pronto y que ahorraría tiempo, gastos y los incalculables males de una guerra formal, a la par, que no haríamos sino poner en ejercicio la reivindicación de nuestra soberanía, y es retomar las Malvinas. Este proyecto exige rapidez en su ejecución. Con aprestar en quince días, si fuese posible, dos buques de fuerza y dos transportes con quinientos hombres, bien provistos de pertrechos de guerra, guardar un sigilo impenetrable de su objeto, y despacharlo con pliego cerrado, para que se abra en determinada altura, y se obre con arreglo a las “instrucciones’, producirá el inapreciado resultado de recuperar y fortificar las Malvinas.”
José Francisco de Ugarteche, 28-1-1833 14

Son una parte de la Patagonia

“Las islas Falkland son esencialmente una parte de la Patagonia, con la cual se hallan unidas por una elevada plataforma submarina.”
Encyclopadia Britannica 15

Derechos perfectos

“Perseverantemente atiende el gobierno los incontestables derechos perfectos de la República al territorio de las Malvinas.”
Juan Manuel de Rosas, 1845 16

Incontestables derechos

“Invariablemente sostiene el gobierno de la Confederación los incontestables derechos de la República al territorio de las islas Malvinas.”
Juan Manuel de Rosas. 1848 17

Programa de exámenes

El programa de exámenes del Federal de Niñas incluye el tema “Confederación Argentina, 17 Provincias, Tarija, Paraguay, las islas Malvinas y Patagones que los Geógrafos Europeos segregan indebidamente del territorio de la Provincia de de Buenos Aires”.
La Gaceta Mercantil, 1847 18

Colegio republicano federal

“Estos exámenes son públicos: tienen lugar anualmente durante ocho días consecutivos, mañana, tarde y noche y versan sobre todas las materias de la enseñanza (…) Así, una de las cuestiones más largamente tratadas en el programa de geografía es ésta: ‘Demostración de los derechos perfectos de la Confederación Argentina sobre el Paraguay, sobre la costa patagónica y las islas Malvinas; derechos injustamente rebatidos y desconocidos por las potencias europeas’.”
Alfred de Brossard 19

Una obra abultada

“Después que usted en la memoria que está escribiendo, haya presentado los títulos de soberanía de la Confederación Argentina sobre toda la parte austral del continente americano hasta el Cabo de Hornos, debe ocuparse de tratar la cuestión de derecho, sobre la prescripción de esos títulos, o derechos que pueda alegar el gobierno de Chile, por la actual no ocupación de parte de esta República y hacerlo con toda la extensión que demanda su importancia, aun cuando en ella se ocupe un tiempo mayor y haga salir una obra abultada.”
Juan Manuel de Rosas a Pedro de Angelis, 1848 20

Pretensiones de Buenos Aires

“Instruyan a Mr. Southern que intente verificar cuál es la extensión hacia el sur y el estrecho de Magallanes y Patagonia meridional, sobre la cual las pretensiones de Buenos Aires o sus actuales autoridades puede inferirse que alcanzan; y, en su opinión, cuál sería la actitud que adoptaría el gobierno de Rosas, acerca de cualquier proyecto para establecer una colonia inglesa, así fuese bajo la soberanía británica, o no, en la Patagonia meridional.”
Lord Palmerston, 1850 21

Con el mayor recelo

“Mi Lord. En respuesta a su despacho número 27, señalado como ‘confidencial’, tengo el honor de informar a V.S. que el gobierno argentino pretende la soberanía de todo el territorio al sur de Buenos Aires hasta el Cabo de Hornos, y que mira con el mayor recelo aún los establecimientos temporarios que se fijan ocasionalmente en dichas costas por los pescadores de lobos y recolectores de guano.”
Mr. Southern. 1850 22

Una grita general

Tengo el honor de incluir dos extractos del Mensaje del General Rosas a la Legislatura de 1849, por los que percibirá V.S. la naturaleza de las pretensiones de este gobierno. Puedo agregar que la mínima tentativa de establecerse desafiando estas pretensiones será seguida por una grita general, que podría llegar a destruir las presentes relaciones amistosas.”
Mr. Southern, 1850 23

Una opinión llamativa

“Pero no sería éste el cargo más grave que habría que hacer a la diplomacia norteamericana, y por el que debiera dar una reparación su gobierno, sino el de la pérdida de las islas Malvinas, poseídas en justo título por España durante cuarenta años, y por la República Argentina durante veinte; puesto que fueron fuerzas norteamericanas las que las despoblaron; y las doctrinas del ministro Baylies las que indujeron a Inglaterra a apoderarse de ellas.”
Domingo F. Sarmiento, 1866 24

Importancia incuestionable

“La importancia de las Islas Malvinas es incuestionable. Su proximidad a la costa Sud de nuestro territorio, sus inmejorables puertos para el comercio y navegación de aquellas costas, el valioso ramo de la pesca, la cría de ganados vacuno y lanar, para la cual se prestan maravillosamente sus fertilísimos campos, con ricas aguadas permanentes, todas éstas son ventajas reconocidas por los que han visitado dichas Islas.”
José Hernández, 1869 25

Los norteamericanos

“En 1831 fueron apresados en las islas tres buques norteamericanos que habían reincidido en la pesca de anfibios contra los terminantes reglamentos que debía hacer observar la autoridad de aquella jurisdicción.
“(…) A consecuencia de ese apresamiento el comandante de un buque de guerra norteamericano, destruyó la floreciente colonia de la isla Soledad, y ese hecho injustificable fue precisamente lo que indujo a Inglaterra a apoderarse de las Malvinas, consumando ese atentado contra la integridad territorial de la Nación Argentina, cuya soberanía sobre aquellas islas había sido siempre respetada.”
José Hernández, 1869 26

Referencias:

1 Louis Antoine de Bougainville, Voyage autour du monde, París, 1771.
2 Diego Luis Molinari, Orígenes de la frontera austral argentino-chilena, Patagonia, Islas Malvinas y Antártida,Buenos Aires, 1961.
3 Ricardo Zorraquín Becú, Los derechos argentinos sobre las islas Malvinas, Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia, 1964.
4 Mario D. Tesler, Expedición de David Jewett a las islas Malvinas 1820-1821, Santa Fe, 1968.
5 Pedro Rivas, Lecturas históricas según el orden de las principales efemérides argentinas para el uso diario de las Escuelas, Barcelona, 1884.
6 José Luis Muñoz Azpiri, Historia completa de las Malvinas, Buenos Aires, 1966
7 Ibídem.
8 Ibídem.
9 Ibídem.
10 Ibídem.
11 Ibídem.
12 Charles Darwin, Journal of researches into the natural history and geology of the countries visited during the voyage of H. M. S. Beagle round the world, Londres, 1839.
13 José Luis Muñoz Azpiri, op.cit.
14 Ibídem.
15 Encyclopedia Britannica, t. IX.
16 Mensajes a la Legislatura, años 18451 y 1848.
17 Mensajes a la Legislatura, años 18451 y 1848.
18 La Gaceta Mercantil, Buenos Aires, 25 de octubre de 1847.
19 Alfred de Brossard; Considerations historiques et politiques sur les Républiques de la Plata dans leurs rapports avec la France et l’Anglaterre, París, 1850.
20 Diego Luis Molinari, op. cit.
21 Ibídem.
22 Ibídem.
23 Ibídem.
24 José Luis Muñoz Azpiri, op.cit.
25 El Río de la Plata, Buenos Aires, 26 de noviembre de 1869.
26 El Río de la Plata, Buenos Aires, 26 de noviembre de 1869.

sábado, 1 de junio de 2019

Las doce invasiones del Reino Unido a Argentina


Las doce invasiones inglesas

La Gazeta

 


1. Introducción

Realmente poca gente conoce bien la Historia Argentina. Muchas son las causas de ello; cuestiones políticas, formas de dirigir la educación a determinados sectores, cipayismo y hasta algún tipo de corrupción, serian algunas de ellas.
Lo cierto es que nos enseñaron nuestra historia desde una concepción mitrista, algo así como una conformación de ideas comunes al modelo necesario de Nación, dejando de lado lo demás, como si no sirviera; en definitiva algo muy parcial.
A todos nos enseñaron de las dos invasiones inglesas a Buenos Aires, pero al resto se las olvidan, salvo rara excepción. En total tuvimos doce invasiones a nuestro territorio por parte de los ingleses y siempre con el mismo objetivo, someternos de forma colonial, comercial o militar. Puede que se me haya escapado alguna, pero de todas formas, sirve como cachetazo para la reflexión.
Debo aclarar que no soy historiador ni lo pretendo, tan solo me limito a los hechos que ya fueron investigados y registrados por prestigiosos entendidos.

2. Invasiones


1° Invasión – Año 1763

Inglaterra busco aliarse con Portugal, y lo hizo a través del tratado de Methuen, que le otorgaba la posibilidad de aprovisionarse en cualquier puerto Lusitano del mundo. A la vez que intensifico su mas antigua forma de comerciar: El Contrabando, en aquellos lugares donde les estaba vedado el comercio.
A comienzos de Enero de 1763, el 06 o el 07, se inicia el ataque a Colonia del Sacramento, pero fracasan. El Comandante ingles era John Mac Namara, y perece en el ataque.
Por Aquel entonces la zona era Gobernación de Buenos Aires y correspondía al Virreinato del Perú. Dicha Gobernación estaba encabezada por Don Pedro de Cevallos.

2° Invasión – Año 1765

John Byron llega al archipiélago Malvinense en Enero de 1765, y en la Isla Trinidad, que bautiza Saunders, establece un apostadero; luego funda Puerto Egmont en honor al primer Lord del Almirantazgo. A este puerto los españoles lo denominan Puerto de la Cruzada. Ante estos acontecimientos, España reacciona y por medio de una Real Cédula, incluye al archipiélago en la jurisdicción de la Gobernación de Buenos Aires. Los británicos reconocen la soberanía española, luego de reiterados reclamos. Pero no retiran a sus tropas, por lo cual hubo un choque armado favorable a España. También es cierto que para entonces, los franceses ya llevaban mas de un año de instalados en la bahía Anunciación, de la isla Soledad.

3° Invasión – Año 1769

El 10 de diciembre de 1769, el Capitán Antonio Hunt, comunica a Ruiz Puente, quien fuera Gobernador, que había ido a ocupar en nombre de su Majestad Británica, el archipiélago Malvinenese, estableciéndose nuevamente en Puerto Egmont. El por entonces Mayor General Juan Ignacio Madariaga, es enviado desde Buenos Aires, y obtiene la rendición el 1° de Julio de 1770.

4° Invasión – Año 1788

En 1788 los ingleses ocupan la Isla de los Estados.
En 1790 son expulsados de la Isla Grande de la Tierra del Fuego, y recién para 1791 lo son de la Isla de los Estados, por orden directa del Virrey Loreto.
Por entonces ya había sido firmado el tratado del Escorial (1790), por el cual se prohibía a los ingleses navegar y pescar a menos de 10 leguas de tierras españolas, y establecerse en ellas.

5° Invasión – Año 1806

En Abril de 1806 parte del Cabo de Buena Esperanza, una escuadra naval compuesta por cinco navíos de guerra e igual cantidad de buques de transporte, todos con bandera inglesa y a las ordenes del Comodoro Home Popham; las tropas que transportaban se encontraban al mando del Brigadier William Carr Beresford.
Antes de partir, los tres mas altos jefes de la expedición habían convenido en distribuir los tesoros, que sospechaban encontrar en Buenos Aires. Y que según las leyes navales inglesas, los caudales eran "Buena Presa" ; el convenio reservo al Mayor General David Baird, la cuota del jefe por haber autorizado la misión. En Junio de ese año confirman sus sospechas cerca de Montevideo, a través de un escocés llamado Russel, que viajaba como pasajero en una goleta de bandera portuguesa.
El 25 de Junio los ingleses desembarcan en Quilmes, y ocupan la ciudad de Buenos Aires con poca resistencia. Se establecen los términos de la capitulación, en los cuales los británicos exigen la entrega de los caudales reales; pero estos habían sido enviados a Luján por orden del Virrey.
El 05 de Julio el tesoro esta en Buenos Aires, y doce días mas tarde la fragata Narcissus zarpa hacia la Gran Bretaña con su valiosa carga. El 12 de Septiembre llega el tesoro a Portsmouth, y en ocho enormes carros (c/u llevando 5 toneladas de pesos plata), parte hacia Londres, donde es recibido con un enorme jubilo, y es depositado en el Banco de Inglaterra para su posterior distribución. Lo que los ingleses no se imaginaban en esos momentos, era que Buenos Aires había sido reconquistada un mes atrás. Esta acción había sido llevada a cabo por el entonces Capitán de Navío Don Santiago de Liniers. Recién en 1808 los ingleses pudieron repartirse el botín, y después de que un fallo de las autoridades inglesas acordara las sumas correspondientes a cada uno.
Siendo un total de 296.187 libras, 3 chelines y 2 peniques; que se repartieron entre 2841 participantes de la invasión a Buenos Aires (1235 del Ejercito y 1606 de la Marina).
El Mayor General David Baird recibió 35.985 libras; el Brigadier William Carr Beresford 11.995 libras; y el resto se distribuyo aproximadamente en 7.000 libras para los Jefes Superiores de tierra y mar, 750 para los Capitanes, 500 para los Tenientes, 170 para los Suboficiales y 30 libras para cada Soldado o Marinero.

6° Invasión – Año 1807

Los ingleses, anoticiados de la captura de Buenos Aires en 1806, organizan y envían un contingente militar de refuerzo, sin saber que la invasión del año anterior termino en un fracaso militar; lo que hizo que esta fuera una nueva y con intentos de lavar la imagen de la corona.
La población de Buenos Aires se entera de la presencia cercana de una importante flota inglesa, al ser invadidas las ciudades de Montevideo y Colonia.
Para fin de Junio de 1807 los ingleses tiran anclas en la Ensenada de Barragán, y el 1° de Julio comienzan a movilizarse hacia la Capital.
Los criollos intentan frenar el avance, pero son derrotados. Sin embargo, y a pesar de la angustiosa situación, los vecinos de Buenos Aires se organizan para la defensa.
Poco tiene hoy de cierto la famosa "aceite hirviendo" , pues era un articulo bastante caro por esos tiempos. Lo cierto es que los habitantes de la Buenos Aires colonial, hombres y mujeres, combatieron con sobradas muestras de valentía y decisión. El 07 de Julio de 1807, el Comandante en Jefe de las tropas Inglesas, General Juan Whitelocke, decidió firmar el tratado que ponía fin a la lucha en el Río de la Plata.
Principalmente luego de estas dos invasiones (1806 y 1807), se incrementaron los propósitos para la emancipación. Hecho que los británicos apoyaron, pues pretendían que Buenos Aires fuese un protectorado de ellos, para así poder comerciar libremente; tanto fue, que hasta prometieron su apoyo a todo intento emancipatorio del Reino de España.

7° Invasión – Año 1833

Para 1825 los ingleses continuaban haciendo de las suyas; el 02 de Febrero de ese año se firma un tratado de amistad, comercio y navegación, entre las Provincias Unidas del Río de la Plata y la Gran Bretaña. A través de este tratado éramos reconocidos como Nación independiente; y también establecía reciproca libertad de comercio, disminución de los derechos de importación y eximisión de tasas portuarias para ambas partes; libertad de conciencia para los súbditos ingleses que residían en nuestro territorio, y la abolición total de esclavos.
Realmente extraño o cipayo fue este tratado, pues la esclavitud había sido abolida en la Asamblea de 1813 y fue tan solo algo deseoso, pues al poco tiempo se firmo un decreto especial que le permitía a los ingleses continuar con la esclavitud y por otro lado, ni siquiera contábamos con barcos para poder efectuar ese libre comercio. Pese al reconocimiento como Nación soberana, el 02 de Enero de 1833, los ingleses ocupan el Puerto de Soledad, en las Islas Malvinas, a través del Capitán John Onslow.
Territorio que por el tratado de Tordesillas, correspondía a el Reino de España, y que luego por la cesión de tierras, al ser reconocida nuestra independencia, nos pasaron a pertenecer.

8° Invasión – Año 1845

Gran Bretaña, lejos de abandonar sus apetencias comerciales en América del Sur, resuelve en 1840, exigir la libre navegación de los ríos interiores argentinos para sus buques mercantes. Esto era para poder llegar a puertos como Asunción o Rosario. Para entonces se encontraba Rosas en el poder, quien sistemáticamente les negó el pedido; ante esta posición y a otras circunstancias, los ingleses y franceses, declararon el bloqueo al Puerto de Buenos Aires.
Sus objetivos eran los de obtener la libre navegación de los ríos Paraná, Uruguay y Paraguay; y el ponerse en contacto de una manera mas cómoda, con la gente de Corrientes, ya que se encontraban envueltos en una guerra contra Rosas. Enterado de esto, Rosas, mando a fortificar el paraje conocido como Vuelta de Obligado, al norte de la provincia de Buenos Aires. Varias embarcaciones unidas con cadenas, les cortarían el paso a la escuadra Anglo – Francesa, a la vez que cuatro baterías de cañones, defenderían la posición.
El 20 de Noviembre de 1845 tuvo lugar el combate. No fue una victoria, pero se les demostró a los gringos que no seria fácil efectuar lo que pretendían. Finalmente el 15 de Julio de 1847, Inglaterra levanto el bloqueo, y Francia dispuso similar medida un año después.

9° y 10° Invasión – Años 1908 y 1917

En esos años la Gran Bretaña dispuso a través de dos cartas patentes, el pescar bajo su permiso y supervisión; no solo en las aguas de las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur, sino que también en gran parte de nuestro litoral continental patagónico, llegando incluso a querer ejercer sus pretensiones sobre territorios continentales.
Salta a las claras las oscuras intenciones inglesas de no dejar de lado sus pretensiones de expansión colonial, utilizando en estas veces, el comercio como arma.
Observando un simple mapa, se comprueba el pretendido robo ingles, ya que se arrogaban como suyas las tierras y aguas al sur del paralelo 50°, y entre los meridianos 80° y 20° de longitud oeste.
Ciertamente, todo quedo sin efecto por esos años, merced a las gestiones diplomáticas. Pero también es cierto que la invasión existió en los papeles.

11° Invasión – Año 1970

Esta fue una suerte de invasión comercial a gran escala, y con funcionarios públicos argentinos, evidentemente inclinados hacia los invasores. Al menos uno de estos funcionarios, ocupo un puesto relevante durante la gestión gubernamental del Doctor Raúl R. Alfonsín.
En 1968 la firma inglesa DELTEC INTERNACIONAL y el KING RANCH, de origen estadounidense, se asocian y forman la DELTEC PANAMERICANA.
El King Ranch, llego a poseer en Venado Tuerto (Santa Fe) unas 35.000 hectáreas y en el sur de Brasil algo similar; estimándose que en 1970 ya había alcanzado un rebaño de vacunos de unas 200.000 cabezas, entre los dos países.
El asunto era adquirir la mayor cantidad de tierras en nuestra Pampa Húmeda, en el Uruguay y en el sur de Brasil; que daban como 1.400.000 Km² y un rebaño bovino de 140.000.000 de cabezas; cifra que superaba en tres veces a las existencias de Europa Occidental o de Estados Unidos, según una estadística de 1970, hecha por el Ministerio de Agricultura de Washington. Deltec Internacional era desde el año 1900, el único comprador y distribuidor de la carne argentina, a través de sus frigoríficos (testaferrados) Swift, La Blanca, Armour, y La Negra; pero la cadena de frigoríficos entre Brasil, Uruguay y Argentina llegaban a veinticinco, de los cuales diez aun subsisten, sobre todo en Brasil.
Los puertos de embarque eran siete, Bahía Blanca, Buenos Aires, La Plata, Montevideo, Paranaguá, Santos y Río Grande. En pocas palabras, el King Ranch criaba y Deltec procesaba.
Un Juez, el Doctor Salvador María Lozada, puso todo sobre la mesa, cuando en 1970 le decreto la quiebra al frigorífico Swift, por una evasión fiscal de 25.000.000 de dólares.
Hasta se refloto la vieja investigación de Lisandro de la Torre, quien enjuicio a varios funcionarios del gobierno del General Justo, entre los que estaban el Gerente del Banco Central (Raúl Prebisch) y el Director de Réditos (Enrique Malacorto), y el propio Ministro de Hacienda (Federico Pinedo), hay que destacar que fue para 1935.
Pero hacia fines de 1950, Federico Pinedo volvió a tener las riendas de la economía del país; Raúl Prebisch fue asesor de los gobiernos de Aramburu (1955) y de Alfonsín (1984); en tanto Enrique Malacorto fue el Vicepresidente del Banco Central, cuando el General Ongania estaba en el gobierno y se investigaba la evasión de divisas de Swift. Los pedidos que por entonces se le enviaban al Banco Central, solicitando informes para dilucidar la verdad acerca de la evasión, mismos que enviaba el General Ongania, se demoraban mas de la cuenta. Otra razón mas, había aparte de Malacorto, el Ministro de Economía era Adalbert Krieger Vasena, y de el dependía el Banco Central. Y en 1969, Vasena deja su puesto y ocupa la Gerencia Regional para el Area de Latinoamérica de Deltec Internacional.
Lo que hizo el Juez Losada no fue aislado, la Fuerza Aérea Argentina se opuso para que el Estado Argentino le vendiera al King Ranch, unas 80.000 hectáreas en la zona de las Islas Lechiguanas, en la Mesopotamia. Las dos acciones hicieron que el gigantesco monopolio ganadero no continuara avanzando.
Tan enorme era el poder de Deltec que en el juicio por quiebra que llevo adelante el Doctor Lozada, se pudo comprobar que en los balances de 1966, la empresa había tenido una ganancia de 2.800 millones de dólares por la venta de carnes en el mercado internacional. Para entonces la balanza comercial argentina dio un superávit de 1.593 millones de dólares en comercio exterior; es decir que el de esta empresa casi duplicaba al de nuestro país.
Era realmente un gigantesco robo lo que se le hacia a la Argentina. Hasta 1970, la carne que se vendía a Inglaterra, era sin precio fijo. La carne era subastada en Londres entre las 7.000 carnicerías de todo el país (3.700 era de Deltec) de manera tal que los precios era ajustados a sus intereses. Los fletes hacia Inglaterra, también quedaban en poder de ellos, pues se hacían en sus propios buques; los seguros se efectuaban a través del Lloyds, es decir a través de ellos. Y lo mas increíble de todo esto, es que hasta del flete interno en Inglaterra se hacia cargo Argentina.
Por entonces la tonelada de carne costaba unos 400 dólares, y a la Argentina solo retornaban 180 dólares.
Como hecho anecdótico se recuerda la veda de vientres de 1970 en nuestro país. Por la cual, para no sacrificar ganado joven, se importo carne de Finlandia, una 80.000 toneladas. Lo absurdo era que esa carne, era argentina, que Deltec había vendido a Finlandia. Por esa misma carne, Argentina había obtenido 180 dólares y ahora la compraba a 400 dólares la tonelada. Pero esto por mas cruel que sea, no deja de ser anecdótico, a pesar de todo.
Para tanto eran las apetencias de este poderoso imperio, que en Londres la revista "International Manager" , en uno de sus números de Octubre de 1970, publico una circular que Deltec dirigió a sus Gerentes de Ultramar, y en la cual se describe de una manera clara y precisa el accionar inescrupuloso y hasta desafiante que tenían.

Dice así:
"Probablemente no sea sabio enviar afuera a un Gerente con sentido moral muy firme. En muchas situaciones tendrá que buscar compromisos. En ciertos países, por ejemplo, no se pueden adelantar negocios sin comprar algunos funcionarios públicos. El Gerente que no este dispuesto a proceder así, bajo ninguna circunstancia debe ir a países donde esa es la costumbre. El Gerente ha de plegarse a las convicciones del país donde esta y en muchos el soborno no es un pecado. En algunos países hay miembros del gobierno que lo toman como una especie de recompensa en su carrera, que puede ser muy corta."
Me parece que las ideas de hace unos cuantos siglos atrás, que tenia la corona Británica, pasaron de una manera sencilla a sus súbditos, y llegaron hasta nuestros días sin mayores tropiezos.


12° Invasión – Año 1982

Tal vez 1982 sea el año que mas este presente, por estos temas, en la memoria de muchos. Para realizar esta nueva invasión, los ingleses nos llevaron a la guerra. Y como toda guerra, estuvo plagada de miserias humanas; por ella se mintió y se miente, o de ultima no se dice todo lo que se sabe. Circunstancias que llevaron a que gran parte de la sociedad argentina, pusiera el tema en el cajón de la vergüenza.
Quizás 1982 sea recordado mas por la histórica recuperación de las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur del 02 de Abril, y por la guerra subsiguiente, que por la invasión inglesa.
No es que este mal o bien, solo se que hay que recordar que parte de nuestro territorio se encuentra ocupado por otra Nación. La cual no cede un palmo ante nuestros reclamos; que solo busca su conveniencia y que en definitiva es nuestra enemiga de ayer, de hoy y hasta la de siempre, si no nos acordamos de ser argentinos.
Podría desarrollar mucho aquí, pero soy parte involucrada, un Veterano de esta mal conocida "Guerra de Malvinas", y en consecuencia seria parcial. Me movería el apasionamiento por el tema, y no es lo que pretendo; además ya hay muchos libros, revistas, videos y demás yerbas que dicen ser o tener la pura verdad de lo acontecido, y en realidad solo muestran mas de lo mismo por distinto autor. Así que tan solo voy a relatar algunos hechos, quizás conocidos por pocos, pero que bien valen la pena que se conozcan, pero será en un Capitulo aparte.

Por allí escuche a Cortez que cantaba:
"El tiempo ira trayendo la amnesia inexorable. Habrá muchas condenas y pocos responsables. Dirán que fue preciso, dirán que inevitable. Y al final como siempre, será Dios el culpable."

Cuanta razón tiene este hombre, la hipocresía esta en el orden del día.
No se puede cambiar el curso de la historia a base de cambiar los retratos colgados en la pared. Jawahartal Nehru
1889 – 1964

Trabajo enviado por:
Maldonado Horacio

viernes, 4 de enero de 2019

HMS Clio (1807), vector de la usurpación

HMS Clio (1807)



Historia


Botado en los astilleros Betts, en Mistleythorn, el 10 de enero de 1807, el siguiente año participó de la toma de Tórshavn, capital de las Islas Feroe.

Entre el 30 de abril de 1830 y el 17 de junio de 1833 estuvo bajo el mando del comandante John James Onslow y destinada a la estación naval de Sudamérica con base en Río de Janeiro, Brasil.





Guerras napoleónicas

En febrero de 1807, el comandante Thomas Folliott Baugh la encargó y la llevó a la estación de Leith en el Mar del Norte. Aquí logró ganar varios premios, pero no hasta 1808.

El primero parece haber sido el maestro Helyra, Hook, de Bergen, que Clio envió a Leith en julio. Luego, el 21 de septiembre de 1808, mientras navegaba por Fleckoro, Clio capturó a un pequeño corsario danés armado con seis cañones y con una tripulación de once hombres. El buque capturado llegó a Leith el 12 de octubre.

El 7 de diciembre ella capturó el Vrouw Heltya.

El 30 de marzo de 1808, durante la guerra de cañoneras, Clio entró en Tórshavn, la capital de las Islas Feroe, y capturó brevemente el fuerte en Skansin. El fuerte se rindió sin disparar un tiro cuando el grupo de aterrizaje se acercó. El grupo de aterrizaje disparó los ocho cañones de 18 libras del fuerte y tomó todos los cañones y armas más pequeños antes de irse. Poco después, el 6 de mayo, un corsario alemán que había asumido el nombre de "Baron von Hompesch" saqueó la ciudad indefensa y se apoderó de la propiedad del monopolio de la corona danesa. El Tribunal del Premio del Almirantazgo, sin embargo, se negó a condenarlo como un premio legal. Más tarde, después del caso Jørgen Jørgensen (véase también HMS Talbot), Gran Bretaña declaró a los feroeses, los islandeses y los colonos en Groenlandia como "amigos extraños" que debían quedar en paz.

Después de esta aventura, Clio capturó algunos barcos daneses más. El 10 de agosto ella capturó el Vrou Sophia. El 1 de septiembre ella capturó a Junge Jacob y Wilhelmina Frederica. El 21 de septiembre capturó a dos más, nombres desconocidos, que envió a Gotemburgo.

Más pequeños premios siguieron en 1809. El 23 de febrero de 1809, Clio tomó cinco buques daneses. Otra cuenta la tiene capturando a siete corsarios daneses y llegando a Whitby con uno de ellos el 26 de febrero.

Detuvo una embarcación estadounidense que navegaba desde Hambro a Petersburgo y la envió a Leith, donde llegó la embarcación el 23 de mayo. El 7 de septiembre, ella capturó el galliot danés Providentia y el 14 de septiembre la especulación de balandra. El 7 de noviembre, con Childers en compañía, capturó la goleta danesa No. 32. Luego, el 15 y 16 de noviembre, capturó los buques daneses Three Children, Perlin, St Ola y Fine Smaakin. Uno de estos pudo haber sido el barco que llegó a Leith el 17. Dos barcos daneses más llegaron a Leith el 5 de diciembre.

Baugh fue promovida a Postcapitán el 21 de octubre de 1810. Mientras estuvo temporalmente bajo el mando del Teniente M.J. Popplewell (actuando), ella capturó el Henrietta el 3 de diciembre. Ese mismo día ella estaba en compañía cuando Pyramus capturó el barco danés Fanoe.

El reemplazo de Baugh fue el comandante William Farrington. Él también capturó pequeños premios. El 12 de marzo de 1811, Clio, con Egeria en compañía, capturó al bergantín danés Krabbes Minde. Luego, el 5 de mayo, ella capturó la goleta danesa de la Corona Nº 51. El 11 de mayo, dos barcos daneses llegaron a Leith que la fragata Alexandria y Clio habían capturado.

Desconocido para los británicos, el capitán danés Hans Peter Holm había regresado a Egersund (suroeste de Noruega) con Lolland y otras cuatro brigadas. El 1 de mayo de 1811, los británicos enviaron cuatro barcos de Clio, Belette y Cherokee al extremo occidental del sonido, esperando capturar algunos envíos o hacer otras travesuras. Las circunstancias de la localidad y el viento no permitieron que los bergantines daneses entraran en el sonido desde el otro extremo, pero Holm envió los barcos de los barcos daneses al mando del teniente Niels Gerhardt Langemach, hasta el sonido para oponerse a los británicos. Algunos de los daneses aterrizaron para establecer una emboscada desde los acantilados, mientras que los botes armados estaban escondidos detrás de un skerry. Cuando los británicos remaron audazmente, se encontraron con un inesperado fuego de obuses y mosquetes; Inmediatamente se retiraron, con los barcos daneses en persecución. Los daneses capturaron uno de los barcos británicos y su tripulación de un oficial y 17 hombres, que habían venido de Belette, y habrían capturado más, pero por la confusión que causó la explosión de un barril de pólvora en uno de los barcos daneses. Esto permitió a los barcos británicos restantes llegar a la protección de su escuadrón.

La principal ocupación de Clio era escoltar convoyes desde y hacia el Báltico. Aún así, el 12 de abril de 1812, Clio y Ethalion capturaron el Opsloe. Clio también estaba a la vista cuando Ethalion capturó a Unitas y Gunilde Maria ese mismo día. El 25 de septiembre ella estaba en compañía, junto con el brigador Brigzador, cuando Hamadryad recapturó la Expedición Galliot.

El 7 de octubre, Clio capturó la balandra danesa Sorenen. Aproximadamente una semana después, el 13 o 14 de octubre de 1812 en el Báltico, frente a Hermeren, los barcos de Clio y Hamdryad capturaron al soldado francés Pilotin, que llevaba cuatro carronadas de 12 libras y tenía una tripulación de 31 hombres. Tres lugers daneses, cada uno con dos pistolas, salieron de Rødby para apoyar a Pilotin, pero se retiraron cuando los barcos británicos avanzaron hacia ellos. [30] El mismo día recapturaron la goleta sueca Johannes.

El 23 de octubre, Clio, Oberon y Chanticleer detuvieron a Jonge Henrick. Al día siguiente, Clio y Oberon capturaron al corsario danés Wegvusende. Los mismos buques también participaron en la captura del corsario Stafeten el 24 de diciembre.

El 17 de noviembre, Clio capturó la embarcación holandesa Hoffnung y tres días después la gallega danesa Cecilia. Ella capturó a otro galliot danés, el Dorothea Elizabeth, el 9 de diciembre. [33] Ella también capturó el Gode Hensight el 2 de diciembre. El 27 de diciembre, un tercer galliot cayó presa: el Oprigtig Wenskab.

El 2 de febrero de 1813 capturó la balandra danesa Junge Jacob, de y de Bergen. Llegó a Aberdeen el 9 de febrero. Junge Jacob había estado navegando desde el norte de Bergen hasta el Mediterráneo.

La captura de otro corsario puntuó las capturas de mercantes. Clio envió a Leith un pequeño cortador de corsarios danés de tres (o cuatro) armas y 22 hombres que ella había tomado el 22 de octubre frente a Hiteroe. El corsario aún no había capturado nada.

De la posguerra

Desde 1816 hasta 1822, Clio estuvo en Chatham, primero en ordinario y luego en mar. En febrero de 1823 fue comisionada por el comandante Charles Strangways para el Nore.

Desde 1826 hasta principios de 1827, su capitán fue el comandante Robert Aitchinson y realizó patrullas contra el contrabando en el Mar del Norte. Luego, en abril de 1827, el comandante Robert Deans tomó el mando. [1] Clio estuvo en el Nore y desde 1828 hasta 1829 en Cork. Entre diciembre de 1829 y julio de 1830, ella estaba en Plymouth siendo instalada como balandra de un barco.

Del 30 de abril de 1830 al 17 de junio de 1833, Clio estuvo bajo el mando del comandante John James Onslow. Alrededor del 19 de julio de 1830, navegó a Sudamérica y el 15 de diciembre se encontraba en Río de Janeiro.


Malvinas

A fines de 1832 fue enviada por el comandante de la estación naval de Sudamérica almirante Sir Thomas Baker a hacer tomar las Islas Malvinas.


Islas Malvinas (mapa francés de 1833).

El 2 de enero de 1833 se presentó en las islas. El comandante argentino José María Pinedo, al mando de la goleta de 9 cañones1​ Sarandí envió a dos de sus oficiales a la Clio para conocer sus intenciones. El comandante John James Onslow por toda respuesta acompañó personalmente a los oficiales argentinos a su buque, donde transmitió a Pinedo sus instrucciones, esto es, tomar el control de las islas, y le dio veinticuatro horas para arriar la bandera argentina y proceder a la evacuación. Pinedo protestó a lo que Onslow simplemente respondió que le enviaría sus instrucciones por escrito.

El jefe de la Sarandí consideró que toda resistencia sería vana y se limitó a dejar al colono Juan Simón como comandante provisional. El pabellón argentino fue arriado por un oficial inglés que lo hizo llegar a la Sarandí, donde Pinedo había ya embarcado todas sus fuerzas.

Dos días después la Sarandí abandonó las islas, llevándose a los soldados argentinos, los convictos de la colonia penal de San Carlos y algunos, pero no la totalidad, de los pobladores argentinos. Arribó a Buenos Aires el 15 de enero de 1834, donde Pinedo fue sumariado por no resistirse de manera apropiada a la usurpación.

Asia

El 24 de mayo de 1839 asumió el mando el comandante Stephen Greville Fremantle, continuando estacionada en el Atlántico Sur. En 1841 recibió el mando de la nave el comandante Edward Norwich Troubridge, y fue destinada a la estación naval británica de las Indias Orientales, participando de las operaciones de la primera guerra Anglo-China, la llamada Guerra del Opio.

El 30 de diciembre de 1842 fue puesta al mando del comandante James Fitzjames, continuando sus operaciones en el área de las Indias Orientales hasta su baja del servicio en el año 1845 en Portsmouth.

En julio de 1833, Clio estaba en Portsmouth para ser instalado nuevamente como brigada de 16 cañones. En 1835, se encontraba en Portsmouth para ser reparada, pero el 2 de agosto ya estaba en Lisboa, de camino con un pequeño escuadrón para que Gambia resolviera algunos disturbios en la zona. Ella estaba en Gambia el 2 de septiembre y luego navegó para unirse a Stag y Tweed. En noviembre, Clio estaba en la costa sur de España. Navegó a Tarragona en junio de 1836. El 18 de mayo de 1839 estaba en Portsmouth.

Hydra llevó a Lily a Portsmouth el 23 de mayo de 1839 para que se le pagara. El comandante Deare y casi todos sus oficiales fueron transferidos de Clio para recomendar a Lily. El comandante Stephen Grenville Fremantle fue designado para hacerse cargo de Clio.

Clio navegó a Sudamérica en mayo de 1839 y estuvo en Río Plata el 13 de enero de 1841. Pasó la mayor parte del año navegando desde Montevideo y Río de Janeiro. El 27 de junio capturó al esclavo Félix Vincedor; el dinero del premio se pagó el 31 de agosto de 1844. El 12 de mayo, un barco bajo el mando del teniente Cox, con 12 hombres, capturó a un esclavista en las islas Piumas con 300 esclavos a bordo. Sin embargo, unos siete barcos con una docena de hombres se separaron y volvieron a capturar al esclavo, quemándolo después de haber aterrizado a los esclavos. [39] Una semana más tarde, mientras Cox llevaba agua a Campos, algunos de los esclavistas lo llevaron a él y a otros hombres como prisioneros después de herir a cuatro marineros. Poco después, los brasileños liberaron a sus cautivos británicos. [40] A finales de septiembre, dejó la bahía de Simón hacia las Indias Orientales. El 6 de noviembre, Fremantle fue ascendido a Capitán interino y nombrado para Southampton. El nuevo capitán de Clio fue el comandante Edward Norwich Troubridge.

Guerra del Opio

A fines de 1841, Clio navegó a China para la Primera Guerra del Opio. El 12 de diciembre de 1841 golpeó una roca (Clio Rock), justo al oeste de la isla Pak-Leak, cerca de Macao.

El 13 de junio de 1842, Clio fondó frente a Woosung. El 16 de junio, después de que las defensas en la desembocadura del río sonaran y se mantuvieran a flote, los británicos bombardearon las obras en ambos lados del río como parte del comienzo de las operaciones contra Shanghai. Luego participó en la expedición por el río Yangtze, hasta el final de las hostilidades y la firma del Tratado de Nanking el 29 de agosto. El reemplazo de Troubridge como capitán de Clio desde el 30 de diciembre de 1842 fue el comandante James Fitzjames.