"Vamos a volver'
Richard Savill, de 56 años, se unió a la Guardia Galesa de la Asociación de la Prensa durante la recaptura de Stanley
Richard Savill, reportero de The Telegraph, en las islas Malvinas 1982 mientras trabajaba para PA. 17 Feb 2012 Foto: SWNS.com
The Telegraph
El fin de los combates llegó de repente. Yo acompañaba al batallón de la Guardia Galesa informando sobre como se eliminaba la última resistencia enemiga en Sapper Hill, una elevación dominante Stanley. La Guardia Galesa habían perdido 32 hombres con el Sir Galahad; habían recibido el encargo de actuar como refuerzos para el ataque final sobre Stanley.
Pasamos siete horas cruzando un campo de minas en una oscura noche fría, y fuimos objeto de pesados bombardeos argentinos. Durante una pausa, el oficial al mando del regimiento, el teniente coronel Johnny Rickett, se acordó que deberían haber estado en Horse Guards Parade en su totalidad uniforme de gala, celebrando el cumpleaños oficial de la reina: "Acabamos sintonizando el Servicio Mundial (de la BBC) y los oímos marchar por el centro comercial," dijo, con tristeza. Los guardias fueron ordenados de sacar al enemigo en Sapper Hill, pero a medida que avanzaban encontraron la posición abandonada. Habíamos avanzado con nerviosismo, escudriñando el horizonte en busca de enemigos. Luego llegó el anuncio de que la resistencia argentina se había derrumbado. Marchamos a la cima del Sapper Hill pasando por trincheras enemigas abandonados. Una botella de whisky se pasa alrededor y miramos hacia abajo en las casas verdes y rojos con techo en Stanley por primera vez. Era mucho más pequeña de lo que habíamos imaginado.
Retiramos nuestra camuflaje y pusimos en marcha provisionalmente, a la espera de un posible ataque de francotirador en cualquier momento. Los soldados argentinos se sentaron en las trincheras apuntando con sus armas. Nos saludamos con la mano, pero no hubo respuesta. A medida que nos acercamos a la ciudad dos conscriptos argentinos no armados se acercaron a nosotros y nos dieron la mano. Los oficiales nos esperaron en el campo de fútbol para cumplir con el equipo negociador británico parecían darnos la bienvenida. Sin embargo, un importante desafiante advirtió: "Vamos a volver. Con el debido respeto a todo el mundo en Gran Bretaña, creemos que son nuestras islas ".
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miércoles, 9 de marzo de 2016
sábado, 14 de junio de 2014
Combates en la defensa de Puerto Argentino
Los combates del 13 de Junio
(Centro: Ilustración de "Cranston Art" , sobre la toma de la cima de Mount Tumbledown , por parte de la Guardia Escocesa sobre las posiciones del Batallón de Infantería de la Armada Argentina, "BIM5".
Derecha: El Teniente Lawrence ya recuperado en la posguerra junto al escudo de la "Wellsh Guards".
Izquierda: La herida en la cabeza del Lt.Lawrence producto del disparo de un francotirador argentino, es expuesta ante la mirada incrédula de sus cirujanos.
"...Los francotiradores argentinos actuaban cuando las batallas ya habían finalizado, en este caso se creía que se trataba de un Tirador Especial de un grupo Comando con un arma acorde al caso, pero muchos afirman que solo se trató de un solitario conscripto. Este hecho es retratado en el film "Tumbledown" personificado por el actor Colin Firth..."
No será hasta la noche del 13 que el 2 PARA y el Segundo Batallón de la Guardia Escocesa tomen Wireless Ridge y el monte Tumbledown tras intensos combates contra el Batallón de Infantería de Marina 5 y el Regimiento 7 de Infantería y la Compañía A del Regimiento 3 que la apoyaba.
El asalto británico se demoraba ante la desesperada y enérgica resistencia.
Las tres compañías del Batallón de Infantería de Marina 5, sus 700 hombres a órdenes
del capitán de fragata Carlos Hugo Robacio ahora esperaban luchar contra el invasor en la zona de monte Tumbledown-monte William-colina Sapper.
Mientras los esperaban con ansiedad creciente, el mayor Aldo Rico montó emboscadas para proteger el perímetro y envió a varios comandos a instalar una emboscada frente al monte William.
Un infernal diluvio de acero se abatió sobre las Compañías A y C del Regimiento 7 que sería la unidad con más bajas de la guerra: 36 muertos y 152 heridos.
En este bombardeo se destaca el Capitán Guillermo Grau del Regimiento 7, que con un Land Rover se mueve a través de las zonas batidas, evacuando heridos.
Monte Tumbledown
En el Monte Tumbledown la Guardia Escocesa ejecutó un ataque frontal. Pese a sufrir bajas, logra posibilitar que otras fuerzas de Gurkhas rodeen la posición defendida por la Compañía Nacar del BIM 5 (comandados por el teniente de navío Eduardo Villarraza) por el norte. Efectivos menores son destacados para silenciar los nidos de ametralladoras enemigas, trabándose en combate con el oponente.La Batería de Artillería y Morteros de los infantes de marina (a requerimiento del Teniente Vázquez) bate en varias ocasiones la Compañía Nacar, con material 81, 106 ó 155 mm según los casos.
El combate fue extremadamente violento.
Monte William
la Guardia Galesa ejecuta su ataque en forma similar, buscando aferrar la Compañía Obra del BIM 5 frente de la posición y tomar el Cerro Zapador desde el camino oeste, empleando tanques livianos Scorpion, al mismo tiempo que saturan el sector, con fuego de cañones de 76 mm. Los fuegos de la propia artillería de marina baten las fracciones de la Guardia Galesa.Los efectivos británicos se lanzan al asalto sobre el flanco sur de la posición del BIM 5 y se combate a las distancias próximas con profundo empleo de granadas de mano.
El primer ataque en el sector de Tumbledown es rechazado .
Wireless Ridge:
En el sector norte los atacantes tomaron fácilmente el perímetro del capitán Hugo García en Wireless Ridge y avanzaron hacia las defensas del capitán Jorge Calvo.Las compañías del Regimiento de Infantería 7 del teniente coronel Omar Giménez, formadas también por soldados que habían combatido la noche anterior, se desmoronaron; sus hombres y los hombres que los acompañaban huyeron hacia Moody Brook.
El certero y continuo fuego británico en estos primeros avances causó una gran mortandad entre los hombres del Escuadrón de Exploración de Caballería Blindada 10.
No obstante el mayor Hugo Alberto Pérez Cometto permaneció entre los sirvientes de los morteros pesados. (Su abnegación y su coraje fueron reconocido por el Centro de Excombatientes de las Islas Malvinas (Cecim) de La Plata.82 )
El general Jofre ordena a la Policía Militar y el teniente coronel Eugenio Dalton del Estado Mayor de la Brigada 10 con varios comandos e infantes de marina a hacerse cargo del Regimiento. Mientras el teniente coronel Eugenio Dalton se hizo cargo de la situación una compañía del Regimiento 25 , entrenados por comandos, fue a reforzar las unidades en la salida de Puerto Argentino.
Asombrado en extremo por la moral de los soldados del Regimiento 7, el Mayor Guillermo Ruben Berazay, jefe de operaciones del Regimiento preparó la Compañía "A" “Tacuarí” para contraatacar y proteger a las tropas comprometidas en el combate.
El teniente primero Víctor Hugo Rodríguez cruzó las heladas aguas del arroyo Felton apenas unas horas antes del amanecer junto con dos pelotones que no contaban con radios o visores nocturnos, y con esas escasas fuerzas atacó al 2 PARA, obligando a retroceder inicialmente al batallón británico.
Durante el asalto, el teniente Jonathan Page recibió un balazo en una granada que tenía colgada en su pecho, a pesar del cual se mantuvo al mando de su pelotón hasta que los argentinos cesaron en sus intentos de contraataque.
Los argentinos tuvieron 3 muertos y 27 heridos en el contraataque.
El teniente Horacio Alejandro Monez Ruiz, al ver que Rodríguez y su gente se replegaba hostigado por el enemigo, tomo la iniciativa de apoyarlos con una ametralladora.
Durante el combate, el sargento Manuel Villegas cayó herido y le pidió al soldado Esteban Tríes que lo matara. Pero éste, con ayuda de otro conscripto, lo evacuaron y en la posguerra se hicieron íntimos amigos.....
Ese era el último intento por contener el avance británico, quedaba solo Sapper Hill pero su defensa sería inútil.
Ya se sentía la derrota ...
Orden de retroceder
La posición argentina en Tumbledown era ahora insostenible, con el riesgo de que la infantería de marina fuera cercada, el general Menéndez autorizó el repliegue.....En ese momento, el capitán Robacio, jefe del BIM 5 recibió una llamada por el teléfono de campana: la cima del monte Tumbledown acababa de caer, sus hombres se batían en retirada,
avanzaban los soldados enemigos. Inmediatamente se informó al mayor Jaimet y se propuso organizar una retirada inmediata a lo que éste aceptó. Al recibir la noticia, Jaimet envió un pelotón con cuarenta y siete hombres con la orden de cerrar la brecha.
El subteniente Augusto Esteban La Madrid, con la jerarquía de subteniente aprendiz después de casi 10 semanas actuando como jefe de la 3ra Sección de Tiradores de la Compañía B “Peribebuy” del Regimiento de Infantería 6, sale de exploración acompañado por un soldado y el teniente de corbeta Waldemar Rigoberto Aquino.
Localiza a un grupo de entre diez y doce soldados escoceses a cierta distancia de sus propias posiciones. Decide aprovechar la sorpresa y abre fuego contra ellos junto a sus dos acompañantes.
Se retira en cuanto empiezan a recibir disparos de vuelta, dejando heridos a unos tres Guardias Escoceses, sin bajas propias. En los combates subsiguientes se destacan, por su valor y sacrificio personal, los soldados conscriptos Horacio Balvidares, Juan Domingo Rodríguez y Luis Jorge Bordón quienes agotan su munición y se reabastecen con cargadores abandonados hasta caer mortalmente heridos.
Cerca del amanecer, el soldado conscripto Poltronieri realizó una nueva hazaña al lanzarse al ataque bajo intenso fuego enemigo para reabrir fuego de ametralladora para que las tropas argentinas escaparan.
Solamente 23 argentinos de los 47 que habían participado en el contraataque alcanzarían volver al pueblo.
El resto ha quedado muerto, herido o hecho prisionero.
Desde el edificio del comando de la Brigada 10 el general Oscar Jofre, y el coronel Felix Aguiar, segundo comandante de la Brigada 10 , enviaban mensajes al capitán Robacio instándolo a abandonar esa posición; en cualquier momento se podía producir un ataque helitransportado enemigo que le cortaría al batallón fácilmente la retirada hacia el pueblo.
Por entonces, el combate era muy violento.
El asalto final escocés
El asalto final en el sector Tumbledown esta a cargo de los pelotones de los tenientes Dalrymple, Mathewson y Lawrence.Mientras tanto los Gurkhas se preparaban para asaltar el Monte William y ya habían conquistado algunos pozos de la Compañía Nacar.
Un pelotón de infantes de marina estaban atrapado entre los montes Tumbledown y William por el avance nepalés sin escapatoria.
Al advertir la situación, fue empleado el resto de la Compañía B del Regimiento 6 con el Jefe de compañía a la cabeza.
A las 1000 horas se ejecuta un ordenado repliegue: primero, hacia Sapper Hill (colina Zapador), y luego, hacia Puerto Argentino.
Se replegaron ordenadamente a la posición defensiva en la colina que reforzaron con ametralladoras.
Allí los infantes de marina ocuparon posiciones defensivas, incluidos los ingenieros anfibios.
Fue el propio capitán Robacio quien luego buscó y reconoció los muertos del BIM 5 en monte Tumbledown que había sido muy batido por la artillería británica.
En el continente...
Esa noche hubo una gran manifestación en Buenos Aires exigiendo la no rendición; "..no es posible inflamar a una sociedad como lo hizo la Junta y luego pretender que no reaccione...", se diría por esas horas.Galtieri ha prohibido a Menéndez que se rinda, en caso de hacerlo que no firmara nada sin su consentimiento.
Desde el continente, la maltrecha Fuerza Aérea Argentina aún intenta asestar sus postreros golpes.
Hay un último plan peruano de paz en marcha.
Último contraataque
Antes de que amaneciera, el sol clareaba tarde en el casi invierno malvinense, el mayor Carlos Eduardo del Valle Carrizo Salvadores con algo menos de una compañía realizaron el último contraataque contra los británicos.Los soldados Horacio Cañeque y Santiago Gauto describen en "Así peleamos"- Malvinas (Fundación Soldados) y Los Dos Lados Del Infierno (Planeta) lo que sucedió e indican que el Mayor junto a los soldados del grupo táctico que lo acompañaban mediante el grito :
- ¡Esos que tienen pelotas, síganme!....se lanzaron al asalto de las últimas posiciones argentinas capturadas en La Cresta del Telégrafo.
Pero no tuvieron suerte. Los paracaidistas británicos ya habían conquistado La cresta , y la niebla se había levantado.
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domingo, 13 de octubre de 2013
Batallas: Monte Harriet
Batalla del monte Harriet
Fuerzas
Las tropas británicas que se usaron fueron el comando 42º (42 CDO), de los marines reales al mando del teniente coronel Nick Vaux (que más tarde se convirtió en general) con el apoyo de artillería de una batería de regimiento 29º de artillería real; el 1er batallón de la guardia galesa (1WG) y dos compañías del comando 40º estaban en reserva. También el buque HMS Yarmouth apoyó a las fuerzas británicas con su artillería.La defensa argentina se componía del «regimiento de infantería 4 del teniente coronel Diego Soria» (RI 4).
Antecedentes
En la noche del 30 de mayo la compañía K del 42 CDO avanzó desde San Carlos para asegurar la alturas dominante, el monte Kent, que con sus 458 metros es la cumbre más alta alrededor de Puerto Stanley, donde el escuadrón D de tropas SAS ya había establecido una fuerte presencia. Sin embargo, cuando llegaron a la zona de aterrizaje, a unos 3 kilómetros detrás de la cresta de la montaña, los marines se sorprendieron al ver los destellos de las líneas de munición trazadora iluminando la noche. Tras una feroz lucha cuerpo a cuerpo, la patrulla argentina (la 2ª sección de asalto del capitán Tomás Fernández, de la compañía de comandos 602) se retiraron confundiéndose entre las rocas, matorrales la hierba. A finales de mayo el escuadrón D del mayor Cedric Delves había conquistado el monte Kent, y el cuartel general táctico comenzó a patrullar el pico de bahía Agradable, con un coste de dos heridos.1
El ataque se produjo tras por muchos días de observación y noches de la patrulla. Algunas patrullas de combate nocturno, eran parte de un plan de engaño para convencer a los argentinos de que el ataque vendría del oeste. Otras patrullas, más encubiertas, eran para encontrar una ruta a través del campo de minas que rodeaba por el sur el monte Harriet. Se usaban francotiradores y artillería naval para hostigar a los defensores y molestar su descanso.
El 3 de junio la tropa de reconocimiento del el teniente Chris Marwood 42 CDO, acomopañada del el equipo de la brigada comando para el control aéreo 3 al mando del teniente de aviación Dennis Marshall-Hasdell, encontró una patrulla de combate RI 4 (el 3er pelotón del teniente Lautaro Jiménez Corbalán de la compañía B del monte Harriet).2 La tropa de Recce abrió fuego y dos reclutas murieron en el acto (Celso Páez y Roberto Ledesma), y un suboficial (cabo Nicolas Odorcic) cayó herido por un disparo en la cabeza de uno de los francotiradores de los marines mientras se resguardaba entre las rocas.3
Esta acción llamó la atención hacia su expuesta posición frontal, y se unieron los refuerzos argentinos a la acción con un contraataque general. El principal encargado del control aéreo el teniente de aviación Dennis Marshal-Hasdell recuerda que:
El indicador láser de objetivos recuperado en el enfrentamiento desveló que los marines reales estaban intentando destruir los búnkeres argentinos en el monte Harriet, con bombas guiadas por láser. Al día siguiente las la tropa 10 volvió a ocupar el puesto de observación del monte Wall sin ninguna oposición.4
El ataque se produjo tras por muchos días de observación y noches de la patrulla. Algunas patrullas de combate nocturno, eran parte de un plan de engaño para convencer a los argentinos de que el ataque vendría del oeste. Otras patrullas, más encubiertas, eran para encontrar una ruta a través del campo de minas que rodeaba por el sur el monte Harriet. Se usaban francotiradores y artillería naval para hostigar a los defensores y molestar su descanso.
El 3 de junio la tropa de reconocimiento del el teniente Chris Marwood 42 CDO, acomopañada del el equipo de la brigada comando para el control aéreo 3 al mando del teniente de aviación Dennis Marshall-Hasdell, encontró una patrulla de combate RI 4 (el 3er pelotón del teniente Lautaro Jiménez Corbalán de la compañía B del monte Harriet).2 La tropa de Recce abrió fuego y dos reclutas murieron en el acto (Celso Páez y Roberto Ledesma), y un suboficial (cabo Nicolas Odorcic) cayó herido por un disparo en la cabeza de uno de los francotiradores de los marines mientras se resguardaba entre las rocas.3
Esta acción llamó la atención hacia su expuesta posición frontal, y se unieron los refuerzos argentinos a la acción con un contraataque general. El principal encargado del control aéreo el teniente de aviación Dennis Marshal-Hasdell recuerda que:
Nos separamos de nuestras pesadas mochilas con las radios y todo nuestro equipo. La patrulla se dispersó por un área bastante grande, con un montón de gritos, el ruido y fuego en curso. La infantería de marina abandonó todo su equipo, y aunque nadie nos lo dijo, quedó claro que íbamos a retirarnos. Sin información, y probablemente teniendo que luchar en nuestro camino de salida, Dave Greedus y yo decidimos abandonar nuestro equipo, destruyéndolo lo más que pudimos. Fue suficiente con los dos aparatos de radio (HF y UHF ), ¡pero la unidad de marcación láser de objetivos HAZE fue diseñada para soportar el peso de un tanque!
El indicador láser de objetivos recuperado en el enfrentamiento desveló que los marines reales estaban intentando destruir los búnkeres argentinos en el monte Harriet, con bombas guiadas por láser. Al día siguiente las la tropa 10 volvió a ocupar el puesto de observación del monte Wall sin ninguna oposición.4
Preludio
En la noche del 8-9 de junio, la acción se amplió en la zona de defensa exterior, cuando un teniente Mark Townsend de Tropa (Compañía K, de 42 CDO) inspeccionó el monte Harriet, matando a dos argentinos (el cabo Hipólito Gónzalez y el soldado Martiniano Gómez).5 Al mismo tiempo, dos patrullas del tamaño de un pelotón de combate pertenecientes al comando 45 intentaron lo mismo en el monte Dos Hermanas, pero el radar de vigilancia terrestre argentino situado en el monte Longdon detectó a los pelotones del comando 45, y el fuego de artillería dispersó a la tropa.Hacia el crepúsculo del 9 de junio los hombres de Soria detectaron la presencia de tropas británicas que habían tomado posiciones elevadas en una casa cerca del sur del monte Harriet. El pelotón de reconocimiento del regimiento 4º al mando del subteniente Jorge Pasolli recibió instrucciones de desplazarse avanzar y despejar de británicos la casa del puerto Harriet House y el pelotón de reconocimiento de guardias escoceses que se había trasladado a la zona fue forzado a evacuar el edificio bajo el fuego de mortero de los argentinos desde el monte Harriet. Los guardias escoceses se vieron obligados a dispersarse y retirarse a la cuenca norte bajo un fuerte fuego de armas ligeras y mortero que hirió a tres hombres, incluido el sargento Ian Allum.
Durante una semana el regimiento 4º defendió el sector de los montes Harriet-Dos Hermanas de los ataques del 5º de marines reales. Cada vez que los comandos de marines reales se internaban las tropas argentinas contratacaban y despejaban la zona con sus rifles.
En la mañana del 11 de junio, Vaux dio orden de ataca al 42 CDO. La compañía K recibió la orden de atacar el extremo oriental de la montaña, mientras que la compañía L atacaría el lado sur de una hora más tarde. Desde donde se trasladaría, si el monte Harriet estaba asegurado, hasta los montes de la Cabra. La compañía J lanzaría un ataque de distracción (con nombre en clave Vesubio) en el extremo occidental del monte Harriet.
En las últimas horas del 11 de junio las compañías K y L se trasladaron de su área de reunión en el monte Challenger (que se encontraba al oeste de Monte Harriet) y se dirigieron al sur, en torno a su objetivo, a través del campo minado, hacia sus respectivas líneas de salida. La compañía J rodeó el objetivo en la oscuridad para lanzar su ataque de distracción desde el oeste.
La batalla
La batalla por el monte Harriet comenzó la noche del 11 de junio con un bombardeo naval que mató a dos soldados argentinos e hirió a veinticinco. Posteriormente John Witheroe, uno de los corresponsales de guerra británicos, relató lo siguiente sobre el fuego de debilitamiento de la resistencia:
Estábamos involucrados en un ataque de una noche en el monte Harriet, cuando las guardias galeses venían como refuerzo. Esto supuso una marcha de varias horas durante una noche muy oscura, a través de un campo de minas. Fuego de artillería esporádicos ralentizaba nuestro progreso tremendamente. Finalmente llegamos a la base del monte Harriet, que era blanco un increíble bombardeo desde una fragata en la costa. La montaña entera parecía estar a punto de estallar en llamas. Parecía imposible que alguien pudiera sobrevivir a un ataque así. Esto se prolongó por más de una hora, proyectil tras proyectil, silbando sobre nuestras cabezas y golpeando la montaña. Finalmente se cesó y los infantes de marina avanzaron. Para nuestra sorpresa, parecía haber una cantidad increíble de lucha en marcha. Había un montón de fuego de trazadoras. La noche entera estaba iluminada por resplandores, que cubrían con un manto mortal e irreal a toda la escena.[6]
Estábamos involucrados en un ataque de una noche en el monte Harriet, cuando las guardias galeses venían como refuerzo. Esto supuso una marcha de varias horas durante una noche muy oscura, a través de un campo de minas. Fuego de artillería esporádicos ralentizaba nuestro progreso tremendamente. Finalmente llegamos a la base del monte Harriet, que era blanco un increíble bombardeo desde una fragata en la costa. La montaña entera parecía estar a punto de estallar en llamas. Parecía imposible que alguien pudiera sobrevivir a un ataque así. Esto se prolongó por más de una hora, proyectil tras proyectil, silbando sobre nuestras cabezas y golpeando la montaña. Finalmente se cesó y los infantes de marina avanzaron. Para nuestra sorpresa, parecía haber una cantidad increíble de lucha en marcha. Había un montón de fuego de trazadoras. La noche entera estaba iluminada por resplandores, que cubrían con un manto mortal e irreal a toda la escena.[6]
Los argentinos contraatacaron y el oficial artillero de observación en el monte Kent, el capitán Tomás Fox, dirigió andanadas de artillería que cayeron entre los hombres de la compañía B del 7º de gurkhas del Duque de Edinburgo en el área de bahía Agradable, hiriendo seriamente a tres gurkhas, incluido el cabo de lanceros Gyanendra Rai que casi se desangra. Rai, que fue condecorado con la medalla del Atlántico Sur, describió los momentos en los que estaba herido así: «Estaba absolutamente convencido de que moriría. Tenía un dolor intenso. Era como si alguien me hubiera dado con un mazo de dos kilos en el costado.»[7]
El capitán Peter Babbington de la compañía K cruzó su línea de salida el primero y procedió a subir la montaña sin ser detectados, acuchillando a dos centinelas en su camino. Seguían sin ser detectados hasta que se hasta que se acercaron a las posiciones del pelotón de morteros del subteniente Mario Juárez y decidieron enfrentarse a ellos. Fueron asistidos en su avance por el buque HMS Yarmouth, con artillería y morteros. Durante el enfrentamiento el cabo Laurence G Watts resultó muerto.
A unos 150 metros del cuartel general de Soria, el cabo Steve Newland rodeó por detrás a un grupo de argentinos (al mando del teniente Jorge Alejandro Echeverría, oficial 4º regimiento de inteligencia) que estaban emboscados. Aunque estaban colocados media docena de argentinos y una ametralladora para enfrentarse a cualquiera que se acercara, Newland se colocó fuera del alcance de la ametralladora enemiga para atacar la posición. Lanzó granadas a dos soldados argentinos pero recibió disparos en ambas piernas intentando llegar a la parte trasera de la posición de la ametralladora. Con la ametralladora enemiga fuera de servicio, los cabos Mick Eccles y Ward Sharky fueron capaces de despejar la posición con la ayuda del marine Lingard. Por esta acción los tres cabos fueron condecorados. Un número creciente de soldados argentinos empezaron a rendirse, principalmente reclutas del pelotón de Recce del RI 4, pero el oficial al mando y el oficial de inteligencia y varios suboficiales todavía siguieron luchando, según sus órdenes. Los equipos de artillería pesada, en general, también seguían en sus posiciones combatiendo.
La compañía L cruzó su línea de salida poco después de la compañía K y casi de inmediato se enfrentaron al fuego de ametralladora del pelotón del sub-teniente Pablo Oliva que defendía las laderas más bajas del sur. Estas armas no serían silenciadas hasta ser alcanzadas por varios misiles antitanque MILAN y seis piezas de artillería de 105 mm lanzados desde el monte Challenger. Les llevó a los infantes de marina de la compañía L seis horas avanzar 600 metros por la fuerte resistencia, siendo disparados por al menos ametralladoras, que hirieron a cinco hombres, incluidos el segundo al mando de la compañía en el segundo al mando y un señalizador. Hugh Bicheno relató que todos los visores nocturnos del 4º regimiento estaban en la compañía B.
El capitán Peter Babbington de la compañía K cruzó su línea de salida el primero y procedió a subir la montaña sin ser detectados, acuchillando a dos centinelas en su camino. Seguían sin ser detectados hasta que se hasta que se acercaron a las posiciones del pelotón de morteros del subteniente Mario Juárez y decidieron enfrentarse a ellos. Fueron asistidos en su avance por el buque HMS Yarmouth, con artillería y morteros. Durante el enfrentamiento el cabo Laurence G Watts resultó muerto.
A unos 150 metros del cuartel general de Soria, el cabo Steve Newland rodeó por detrás a un grupo de argentinos (al mando del teniente Jorge Alejandro Echeverría, oficial 4º regimiento de inteligencia) que estaban emboscados. Aunque estaban colocados media docena de argentinos y una ametralladora para enfrentarse a cualquiera que se acercara, Newland se colocó fuera del alcance de la ametralladora enemiga para atacar la posición. Lanzó granadas a dos soldados argentinos pero recibió disparos en ambas piernas intentando llegar a la parte trasera de la posición de la ametralladora. Con la ametralladora enemiga fuera de servicio, los cabos Mick Eccles y Ward Sharky fueron capaces de despejar la posición con la ayuda del marine Lingard. Por esta acción los tres cabos fueron condecorados. Un número creciente de soldados argentinos empezaron a rendirse, principalmente reclutas del pelotón de Recce del RI 4, pero el oficial al mando y el oficial de inteligencia y varios suboficiales todavía siguieron luchando, según sus órdenes. Los equipos de artillería pesada, en general, también seguían en sus posiciones combatiendo.
La compañía L cruzó su línea de salida poco después de la compañía K y casi de inmediato se enfrentaron al fuego de ametralladora del pelotón del sub-teniente Pablo Oliva que defendía las laderas más bajas del sur. Estas armas no serían silenciadas hasta ser alcanzadas por varios misiles antitanque MILAN y seis piezas de artillería de 105 mm lanzados desde el monte Challenger. Les llevó a los infantes de marina de la compañía L seis horas avanzar 600 metros por la fuerte resistencia, siendo disparados por al menos ametralladoras, que hirieron a cinco hombres, incluidos el segundo al mando de la compañía en el segundo al mando y un señalizador. Hugh Bicheno relató que todos los visores nocturnos del 4º regimiento estaban en la compañía B.
Los ingleses usaron intensivamente el ATGM Milan
Antes del amanecer el teniente Jerry Burnell del batallón 5 de la Compañía L se dirigió hacia un afloramiento de rocas de los montes de la Cabra. El pelotón de marines reales avanzaba bajo el fuego de de un escuadrón del regimiento de Granaderos a Caballo del General San Martín que cubría la retirada argentina y fue obligado a ponerse a cubierto por ametralladoras ubicadas detrás de ellos y en la colina. El batallón sufrió una baja en esta acción. La compañía L respondió a los argentinos con fuego, y avanzó de nuevo.
Rendición de un soldado argentino
Tomaron tres prisioneros, aunque la mayoría de los granaderos se habían retirado, junto con dos pelotones de fusileros. A lo largo de la mañana del 12 de junio se produjeron nuevos combates, incluido uno con un decidido recluta, situado en una posición justo por debajo de la cumbre, que detuvo a la compañía L con disparos precisos hasta que cayó a causa de un disparo de obús antitanque disparado a corta distancia. En algún momento de la madrugada, mientras el 3er pelotón del subteniente Jiménez Corbalán se dirigía a nuevas posiciones en el monte William, el oficial quedó cegado temporalmente al accionar una bomba trampa cuando dirigía a hombres a través de un campo de minas.
Consecuencias
La batalla fue un ejemplo clásico de buena planificación y del uso de la distracción y la sorpresa, en su avance hacia su objetivo principal Puerto Stanley. Dos infantes de marina británicos (el cabo Laurence G Watts y el cabo en funciones Jeremy Smith G Watts) resultaron muertos, y veinte y seis fueron heridos. Otros seis guardias escoceses y gurkhas fueron heridos por la artillería argentina del monte Harriet. Dieciocho soldados argentinos resultaron muertos defendiendo el monte Harriet, incluidos los caídos de las patrullas del principio y por el bombardeo. Algunos periodistas británicos describieron a los soldados argentinos como reclutas adolescentes inexpertos que se rindieron tras los primeros disparos, pero el brigada del los marines reales John Cartledge, que sirvió en la compañía L durante la batalla, los desmintió diciendo que los argentinos eran buenos soldados que habían luchado con corrección:Monte Harriet hoy, con un campo minado
Ellos usaron las tácticas que les había enseñado sobre la marcha muy bien, estaban bastante preparados para un ataque. Opusieron una fuerte lucha de principio a fin. Además estaban mejor equipados que nosotros. Teníamos visores nocturnos de primera generación, que eran grandes piezas de equipo pesado, mientras que los argentinos tenían visores nocturnos de la segunda generación americanos que eran compactos y mucho mejores que los que teníamos nosotros. La deficiencia que expusimos es que tenían planeado un ataque por el un extremo occidental de la montaña y por lo tanto, no se había molestado en ampliar sus posiciones defensivas hasta el extremo oriental, donde finalmente atacamos.
Un general británico achacó su éxito a la habilidad de su infantería de marina y a su profesionalidad:
Lo que se necesitaba era velocidad, pero sin ser un maldito estúpido. Los israelíes lo habría hecho mucho más rápido, pero con muchas más bajas.
El Comando 42 capturó 300 prisioneros en el monte Harriet, y por la valentía mostrada en el ataque, la unidad fue condecorada con una Orden del Servicio Distinguido, una cruz de guerra, cuatro medallas militares y ocho hombres recibieron menciones en los despachos.
Un general británico achacó su éxito a la habilidad de su infantería de marina y a su profesionalidad:
Lo que se necesitaba era velocidad, pero sin ser un maldito estúpido. Los israelíes lo habría hecho mucho más rápido, pero con muchas más bajas.
El Comando 42 capturó 300 prisioneros en el monte Harriet, y por la valentía mostrada en el ataque, la unidad fue condecorada con una Orden del Servicio Distinguido, una cruz de guerra, cuatro medallas militares y ocho hombres recibieron menciones en los despachos.
Memorial del batalla indicando el movimiento de las tropas británicas
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