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viernes, 22 de agosto de 2025

Otro verso sobre Darwin en Malvinas

Darwin en Malvinas


Aunque los muchachos de @FalklandsinUK me tengan bloqueado, no voy a dejar pasar sus medias verdades. Esto es lo que decía Darwin al arribar a las Islas Malvinas en marzo de 1833 (a solo dos meses de la usurpación británica):

"Llegamos aquí en (...) el principio de este mes (...) Encontramos para nuestra gran sorpresa la bandera inglesa izada. Supongo que la ocupación de este lugar acaba de aparecer en los periódicos ingleses, pero hemos oído que toda la parte sur de América está en ebullición. Por el espantoso lenguaje de Buenos Ayres, uno supondría que esta gran república quería declarar la guerra a Inglaterra!".


🇬🇧 "We arrived here in (...) the beginning of this month (...)  We found to our great surprise the English flag hoisted. I suppose the occupation of this place, has only just been noticed in the English paper; but we hear all the Southern part of America is in a ferment about. By the aweful language of Buenos Ayres one would suppose this great republic meant to declare war against England!"


Las palabras del celebre Darwin demuestran dos hechos fundamentales: 1) Quien se encontraba viajando en su segunda expedición por el mundo, y ahora por toda América del Sur, no tenía idea de la pretensión britanica sobre #Malvinas y 2) Destaca el humor social y de la opinión pública argentina (y del continente en su conjunto) respecto al acto de fuerza británico.


lunes, 9 de noviembre de 2020

6 de Noviembre de 1820: El día que flameó por primera vez la bandera argentina en las islas

El día que flameó por primera vez la bandera argentina en las Islas Malvinas: motines, desolación y un desfile muy particular

El 6 de noviembre de 1820, hace 200 años, el capitán David Jewett izó por primera vez la bandera argentina en suelo malvinense. A los capitanes de los barcos allí apostados, el corsario les dijo: “Tengo el honor de informar mi llegada para tomar posesión de estas islas en nombre del país al que naturalmente pertenecen”

Por Adrián Pignatelli || Infobae



Puerto Soledad, tal como era en las primeras décadas del 1800.

James Weddell, muy lejos de su Bélgica natal, estaba enfocado en la reparación de su bergantín “Jane” y así seguir rumbo hacia el sur, hacia los hielos antárticos. Estaba anclado al norte de Puerto Soledad en las Islas Malvinas cuando recibió una comunicación y una invitación firmada por un capitán llamado David Jewett, que con su buque estaba anclado a unas millas de Puerto Soledad. Sin saberlo, este marino, explorador y cazador de focas sería partícipe de un hecho histórico para nuestro país.

Hacia 1815, David Jewett había llegado a Buenos Aires como capitán de “La Invencible”. Había nacido en la entonces colonia inglesa de Connecticut en 1772 y le ofreció sus servicios al gobierno del Directorio, manejado en forma interina por Ignacio Álvarez Thomas. El 22 de junio el gobierno argentino le otorgó una patente de corso y lo invistió con el grado de sargento mayor.

David Jewett obtuvo del gobierno argentino una patente de corso. Había nacido en la colonia inglesa de Connecticut.

Recibió la orden de hostigar a buques españoles. Y así se sumó al significativo número de corsarios que había cerrado trato con el gobierno patriota para hacerles la vida imposible a los mercantes españoles y obtener beneficios económicos.

Jewett no era ningún improvisado ya que llevaba más de una década navegando. El 30 de junio de 1815 zarpó hacia el norte, pasó por Brasil, y en su derrotero por el Atlántico norte y el Caribe capturó barcos con importantes cargas. Regresó a Buenos Aires los primeros días de septiembre y en el interín tuvo la habilidad necesaria para contrarrestar un motín de su tripulación. No sería el único.

 

La patente de corso extendida por gobierno de las Provincias Unidas a Jewett.

El 15 de enero de 1820 fue convocado nuevamente por el gobierno. Con el grado de coronel de la marina zarpó del puerto de Buenos Aires al mando de la fragata “La Heroína”. No fue un comienzo auspicioso. A poco de partir, falleció su segundo al mando, el sargento mayor Juan Adams, y varios miembros de la tripulación -que a duras penas pudo reclutar entre ex presidiarios, algunos voluntarios y otros soldados veteranos- enfermaron a causa del agua en mal estado. El jefe de la tropa de tierra era el capitán Laureano de Anzoátegui, con el que no se llevaba bien.

Se reaprovisionaron en Cabo Verde y capturaron a la corbeta portuguesa “Carlota”, a la que habían perseguido durante un día. Tuvo que sofocar un motín y ordenó ajusticiar al cabecilla. Mientras el norteamericano se quejaba de la falta de carácter de la tripulación, el desánimo de los marineros se acentuó con el número creciente de enfermos víctimas del escorbuto.



La Fragata Heroína, que comandó Jewett y con la que llegó a Malvinas.

En ese ambiente, llegó a las islas Malvinas al atardecer del 27 de octubre. Echó anclas en la Bahía de la Anunciación, a seis millas de Puerto Soledad. Lo primero con lo que se encontró fue más de cincuenta buques, la mayoría británicos y norteamericanos, que se dedicaban a depredar la fauna local, especialmente focas, lobos marinos, ballenas y aún el ganado que habían llevado los españoles. Se calculó que un buque mataba alrededor de un millar de focas en una semana.

Al día siguiente, en un bote alcanzó la costa, en procura de carne fresca y legumbres. El panorama que encontró en tierra era desolador. Desde 1811 no había población estable en las islas y los pocos ranchos abandonados eran inhabitables. Jewett ordenó usar telas de las velas para armar carpas y alojar a las decenas de enfermos que traía a bordo.

“Tomar posesión”

Jewett escribió una comunicación que hizo distribuir a los capitanes de los barcos allí apostados: “Tengo el honor de informar a usted de mi llegada a este puerto, comisionado por el Superior Gobierno de las Provincias Unidas de la América del Sud, para tomar posesión de estas islas en nombre del país que naturalmente pertenecen. Al desempeñar este deber deseo obrar con la mayor deferencia y equidad hacia todos los pabellones amigos. Uno de los objetos principales es evitar esa abusiva destrucción de los recursos tan útiles para aquellos, cuyas necesidades los compelen o convidan a visitar estas islas y auxiliar a los que deseen abastecerse a poca costa. Como su objeto no es contravenir estas disposiciones y como creo que puede resultarnos alguna ventaja de una entrevista personal, invito a usted a que venga a bordo de mi buque, donde podré alojarlo todo el tiempo que usted quiera. Suplico a usted que haga saber esto a los otros súbditos británicos que se hallen en estos parajes".

Armar una colonia

El 3 de noviembre Weddell caminó seis o siete millas para visitar a Jewett. Durmió en “La Heroína”, tomando sus precauciones: lo hizo vestido y con las armas a su alcance. Según dejaría escrito, el proyecto de Jewett era el de convocar colonos y hacer traer materiales de construcción y enseres para armar un poblado formal en las islas.

Jewett preparó la ceremonia para el lunes 6 de noviembre. Había hecho emplazar un mástil e invitó a los capitanes de los barcos. Con los pocos hombres sanos con los que contaba, armó una suerte de desfile. Se marchó al son de un tambor y de un pífano. En ese ambiente, se izó por primera vez la bandera argentina en las Islas Malvinas.

La caza indiscriminada y sin control provocó un marcado descenso de la fauna en el Atlántico Sur.

Los extranjeros, entre recelosos y temerosos -algunos creían que terminarían siendo víctimas de los hombres de Jewett- presenciaron como desde “La Heroína” se disparaban los 21 cañonazos de rigor que la ceremonia imponía, luego de que Jewett leyera una proclama.

Los problemas no habían terminado. Debió enfrentar otro motín mientras más hombres enfermaban. Algunos fueron embarcados en un lobero inglés y remitidos a Buenos Aires. Y en otro barco despachó su pedido al gobierno de ser relevado de sus funciones.

En febrero de 1821 se aceptó su solicitud y el 23 de abril de ese año Jewett le pasó el mando al coronel Guillermo Mason.

Weddell, en su viaje al sur en su afán de cazar focas y lobos, alcanzaría el record en 1823 en navegar 3° más al sur del que lo había hecho el capitán Cook. Por su parte, la vida de Jewett seguiría por otros carriles y se radicaría en Brasil, donde falleció en 1842. No presenció la epopeya que encabezó Luis Vernet y tampoco se imaginó, que 200 años más tarde, un sello postal homenajearía el acto del 6 de noviembre de 1820 cuando, en presencia de sus marineros maltrechos y atónitos capitanes de barcos extranjeros, izaba por primera vez el pabellón nacional.


domingo, 26 de julio de 2020

Plano de Malvinas hecho por Luis Vernet

Plano de Malvinas hecho por Luis Vernet




Plano Geográfico de la Isla Oriental (Isla Soledad) sobre el reconocimiento realizado y confeccionado por Luis Vernet siendo la Primer Autoridad Política de la Confederación Argentina en las Islas Malvinas, siendo enviado a las autoridades de Buenos Aires - Año: entre 1826 y 1829.