martes, 30 de julio de 2024
jueves, 7 de diciembre de 2023
sábado, 11 de noviembre de 2023
domingo, 20 de agosto de 2023
sábado, 29 de julio de 2023
domingo, 23 de julio de 2023
jueves, 15 de junio de 2023
sábado, 13 de mayo de 2023
Reporte final del ataque al HMS Invincible
NO SEÑOR, NO VENDRAN, LOS DERRIBARON EN LA FINAL DE TIRO.
Fue
un operativo que lastimó el orgullo inglés de tal manera que se
prohibió dar información sobre el asunto de este hito militar.
30
de mayo de 1982. Horas 14,24. Imaginemos a un grupo de hombres
desafiando la escarcha del hielo que se acumulaba en los parabrisas de
los aviones, enfrentando las olas en un mar bravío e indomable, pero
avanzando inclaudicable hacia el objetivo: el portaaviones Invincible.
Han
pasado cuatro décadas y el recuerdo de los actos heroicos de la guerra
de Malvinas, contra Inglaterra se repiten. En las trincheras, en el
aire, o en las aguas, hay historias que se suceden en un cercano y
profundo al sentimiento de amor a la patria.
La operación contra
el portaaviones insignia de Inglaterra, el Invincible, se lanzó desde la
Base Aérea Militar Río Grande (Tierra del Fuego), el 30 de mayo, a las
12,43 horas, aunque la estrategia final comenzó unos días antes, para
limitar el poder de fuego de los aviones Sea Harrier. El portaaviones
HMS Invincible, se encontraba en esos momentos a unas doscientas millas
náuticas al este de Puerto Argentino. Cabe destacar que el Comando Aéreo
Estratégico (CAE) de la Fuerza Aérea Argentina, por medio de una red
electrónica distribuida en el planeta, que facilitaba información
satelital detectó la posición del portaaviones -casi estática- desde el
28 de mayo.
A partir de allí el Comando Conjunto Argentino
planificó entonces el riesgoso y difícil ataque. El 29 de mayo citan a
los jefes de las distintas escuadrillas (se integran con cuatro
aviones). Le informan sobre la misión contra el portaaviones.
Seguidamente se ofrecen voluntariamente los tenientes Ernesto Ureta y
José Daniel Vázquez. Este último, llama por teléfono esa noche a su
esposa que está en Mendoza. Pregunta por su hijo, nacido pocos días
antes. Luego hablan de otros temas y nada dice a su mujer sobre la
misión que está por cumplir. Ella no puede saber en ese instante que
será la última vez que escuche su voz. Ureta y Vázquez designaron a sus
numerales: Castillo e Isaac, el más joven.
La misión
Dos
aviones Super Etendard de la Aviación Naval con el Capitán de Corbeta
Alejandro Francisco y Teniente de Navío Luis Collavino y cuatro,
cazabombardero A-4C de la Fuerza Aérea Argentina, tripulados por el
Primer Teniente Omar Jesús Castillo, Primer Teniente José Daniel
Vázquez, Primer Teniente Ernesto Rubén Ureta y Alférez Gerardo Guillermo
Isaac, que se reabastecieron tres veces en pleno vuelo en su marcha
hacia el sudeste de las Islas Malvinas. A partir de allí comienzan a
descender para cumplir el último tramo, en vuelo rasante de
aproximación. Luego del lanzamiento del último Exocet naval argentino,
disparado por uno de los Super Etendard, los pilotos siguen la estela
del misil. El otro avión Super Etendard ejercía las funciones de radar.
Estos aviones una vez cumplida su parte del objetivo regresan al
continente. Los dos 4-AC (Shyhawk de la izquierda (Castillo y Vázquez)
fueron derribados en el ataque, cuando atravesaban la línea del
portaaviones que soportará el impacto del Exocet y de varias bombas de
250 kgs, lanzadas por los dos aviadores sobrevivientes de la Fuerza
Aérea Argentina (Brigadier Ernesto Rubén Ureta y el Comodoro Guillermo
Isaac).
Y sólo quedábamos dos.
Yo atacó desde la popa, casi a
la altura de la cubierta y cuando estoy ya muy cerca viro a la derecha.
Veo a mi compañero que dispara a estribor y sobrevuela el portaaviones
rozando la arboladura. Hay un gran incendió en la nave. En realidad, no
sé si me están disparando o no, si hay fragatas cerca o si me han
tocado. Sé que hemos dado en el blanco. Busco con la mirada el otro A-4C
pero no está por ninguna parte. Ahora me siento un poco sólo. También
recuerdo que tengo mucho calor. En ese momento veo un punto en el aire
delante de mí, me alarmo, puede ser un Harrier. La máquina se va
agrandando. Yo estoy muy cerca cuando me percato que se trata de mi
compañero. ¬No lo derribaron!, recuerda emocionado Guillermo Isaac.
Las grandes y queridas “Chanchas”
Se
habló de la eficacia del Super Etendard, del valor de los pilotos de
A-4C, pero no olvidemos que sin los Hércules K-C 130 la misión hubiese
sido imposible.
El relato del Vicecomodoro Litrenta (Piloto del
Hércules KC-130 y Comandante del reabastecedor que salvó la vida al
Alférez Dellepiane destaca la pericia y la valentía de los aviones, que
impresionan por su figura y son más conocidos como “La Chancha”.
“En
todas las misiones de reabastecimiento que habíamos realizados,
desconocíamos que blanco tenían asignados esos aguzados estiletes con
una escarapela celeste y blanca, que venían veloces sobre el mar a
succionar nuestro vital combustible, simplemente porque no influía en
nuestra tarea”. Al comentar esa gesta de ese 30 de mayo de 1982, el
Vicecomodoro, recuerda: “cuando fui descifrando los renglones de mi hoja
de misión, la emoción me invadió: una escuadrilla de A-4C, una sección
de dos Super Etendard y silencio absoluto de radio durante toda la
operación con una navegación de ida de 2.000 kilómetros por el sur de
las Malvinas, sobrepasándose hacia el este 400 Km, con una navegación de
vuelta en forma directa y a máxima velocidad, para reabastecer por
tercera vez a los aviones que regresen del ataque al portaaviones”.
Sobre el final del operativo relata:
Pregunté a mi tripulación si los veían.
-Negativo-, me contestaron.
No me animaba a preguntarles a los pilotos de A 4-C pues tenía miedo a la respuesta.
-Díganme muchachos si los dos que faltan pueden llegar aún.
-No señor no vendrán, los derribaron en la final de tiro del portaaviones.
En mi chocaron sentimientos encontrados.
-¬Final de tiro del portaaviones! y el no vendrán.
Miré a mi copiloto y con voz cansada le dije:
Rumbo a casa…..
Las
ocho horas de vuelo, el tiempo malísimo al regreso eran secundarios,
porque dos de nuestros Halcones habían sabido morir con honor.
Saludo 1
Super Etendard Malvinas
La
Unidad fue condecorada con la medalla "Honor al Valor en Combate" por
su destacado accionar durante la Guerra de Malvinas en el año 1982. El
nombre Super Étendard proviene de la lengua francesa y significa Súper
Estandarte. Fue diseñado para la Marina Nacional Francesa en la década
del ´70.
viernes, 5 de mayo de 2023
domingo, 26 de febrero de 2023
El ataque al Atlantic Conveyor
El ataque al Atlantic Conveyor
"En la mañana del 25 de mayo, Día de la Patria, una nueva escuadrilla de aviones navales Super Etendards llevó a cabo otra de sus demoledoras incursiones de ataque. Uno de los peores desastres sufridos por las fuerzas británicas tendría lugar ese día: el hundimiento del portacontenedores “Atlantic Conveyor”.
Los pilotos designados para la misión fueron el capitán de corbeta Roberto Curilovic y el teniente de navío Tulio Barraza.
El primero se despertó ese día muy temprano y siendo noche cerrada todavía, se encaminó hacia el hangar donde se guardaban los aparatos que habrían de intervenir en la arriesgada incursión, para efectuar la correspondiente inspección. Hacía mucho frío y caía una persistente llovizna.
Eran las 07:30 horas cuando Curilovic comenzó a revisar exhaustivamente el aparato en el que habría de volar. Mientras lo hacía, no podía dejar de pensar en sus camaradas caídos, los capitanes de corbeta Alberto Jorge Philippi (sobrevivió) y Carlos Zubizarreta y el teniente de fragata Marcelo Gustavo Márquez, amigos y compañeros de armas caídos en acción.
Finalizada la supervisión, Curilovic se dirigió a la sala de pre-vuelo y al abrir la puerta vio a varios hombres, aviadores navales casi todos, hablando y planeando la misión.
A la hora señalada, los dos pilotos, seguidos por el personal técnico especializado y algunos colegas, se dirigieron a sus aviones. Cosa curiosa, el caza del capitán Curilovic era el 0753/3-A-203, el mismo utilizado por el teniente de fragata Armando Mayora, el 4 de mayo, durante el ataque que acabó con el “Sheffield”.
Cuando Curilovic y Barraza se hallaban en sus cabinas, supervisando los controles y efectuando las últimas verificaciones, se les comunicó desde la torre de mando que el Hércules cisterna de la FAA que debía reaprovisionarlos, no estaba disponible aun, razón por la cual, la misión fue pospuesta. Recién a las 14:30Z horas (17:30 hora argentina) los aviones carretearon hasta la cabecera de la pista y poniendo máxima potencia despegaron sin problemas, Curilovic con el indicativo “Tito” y Barraza con el de "Leo”. Bajo una de sus alas, llevaba cada uno un mortífero “Exocet”.
El reaprovisionamiento aéreo se concretó sin inconvenientes y una vez finalizado, los aviones enfilaron hacia el este. Cuando se hallaban a 150 millas del blanco descendieron a una altura cercana a los 10 mts del nivel del mar a los efectos de no ser detectados. Mientras avanzaban hacia el objetivo, los aviadores procedieron a estabilizar sus unidades, preparando el sistema de tiro para lanzar los misiles.
Al llegar al punto acordado oportunamente (cuando se planeó la misión), efectuaron una primera exploración de radar comprobando, para su sorpresa, que los blancos se encontraban en la posición indicada. Se detectaron dos barcos de gran porte y uno más pequeño, al noreste de las islas, lo que coincidía con la información brindada desde Río Grande.
A partir de allí, el sistema comenzó a transmitir los datos automáticamente al calculador de navegación de cada Exocet, actualizando permanentemente los movimientos y velocidad de los blancos señalados, a los efectos de que el impacto, una vez efectuado el disparo, fuese preciso. Se eligieron los buques de mayor envergadura.
Los aviones volaban a unos 200 metros uno del otro y se hallaban a 31 millas del objetivo cuando los pilotos oprimieron los pulsadores y dispararon los misiles.
Los Exocet se desprendieron, cayeron hacia el mar por espacio de breves segundos, encendieron sus impulsores e iniciaron su vertiginosa trayectoria. Eran las 16:32.
En las unidades navales británicas hubo una alerta seis minutos antes del impacto y de inmediato entraron en funciones todas las medidas anti misiles.
El radar del “Ambuscade” detectó a los ultrasónicos jets argentinos en el momento en que ambos, lanzaban sus “peces voladores” de procedencia francesa.
Los británicos lanzaron sus chaffs y de las cubiertas despegaron varios helicópteros con sus equipos especiales para interferir radares y cohetes. Sin embargo, esas medidas de nada sirvieron ya que el Exocet de Curilovic impactó de lleno en el "Atlantic Conveyor", perforando su gigantesca estructura y estallando en su interior con infernal violencia (16:35).
El gigantesco portacontenedores inglés, que funcionaba como virtual tercer portaaviones de la flota, comenzó a incendiarse rápidamente. El capitán Michel Layard, oficial naval superior a bordo, se desesperó al pensar en la preciosa carga que el buque transportaba. Justamente en pocas horas debía dirigirse a San Carlos para iniciar su desembarco. A viva voz ordenó a los equipos contra incendio de la cubierta superior que evitasen a toda costa que las llamas alcanzasen tanto a los Wessex y los Chinooks como al resto del material transportado, pero ya era tarde; los helicópteros, las carpas, los repuestos para los Harriers, una planta potabilizadora de agua, los elementos de una pista desplegable y el resto del equipo destinado a las tropas de tierra comenzaron a achicharrarse de a poco en un infierno de fuego. Fue uno de los peores desastres sufrido por los británicos durante la guerra.
Ni bien dispararon sus misiles, Curilovic y Barraza viraron hacia la izquierda y se alejaron rumbo al continente. Su misión había concluido, dejando atrás un verdadero infiernos con una docena de muertos (entre ellos el mismo capitán John Hurd, comandante del “Atlántic Conveyor” y veterano lobo de mar de la flota mercante británica), numerosos heridos y gran cantidad de náufragos boyando sobre balsas, en espera de ser rescatados por los equipos especiales.
Mientras los Super Etendards regresaban a Río Grande, bien pegados al agua (a causa de los chubascos se habían perdido de vista uno al otro por unos instantes), el fuego, el calor sofocante y el humo, se adueñaron rápidamente del buque que, al cabo de un tiempo, se partió en dos y se fue a pique junto a su valiosa carga.
Los pilotos de la Armada Argentina aterrizaron en Río Grande sin inconvenientes, después de recorrer 3000 kms en una de las más impecables y profesionales misiones de la guerra y al descender de sus máquinas, un mar de abrazos y palmadas los envolvió, entre gritos de alegría y vivas a la Patria. La fuerzas británicas habrían de sentir aquella pérdida y su campaña se retrasó más de lo esperado ya que, al no contar con tales implementos, se vieron forzadas a detener momentáneamente su avance."
Fuente: "Malvinas: Guerra en el Atlántico Sur"
Comentario para tener en cuenta:
Mariano Sciaroni
Muy bueno. Tres aclaraciones menores. El Atlantic Conveyor era un STUFT (Ship Taken Up for Trade o en otras palabras un Buque comercial afectado al esfuerzo de guerra) y no un RFA (Royal Fleet Auxiliary, buque militar de la flota auxiliar) Asimismo, según el informe oficial acerca del hundimiento del buque ("board of inquiry") los dos AM-39 impactaron al buque en rápida sucesión, exactamente a las 1942z del 25 de Mayo. Ni idea quien era Mr. Hurd, el comandante del buque era Ian North (Cunard), quien falleció en el ataque.
lunes, 12 de diciembre de 2022
viernes, 23 de septiembre de 2022
Super Etendards hunden al Sheffield
Super Etendards hunden al "Sheffield"
Weapons and WarfareA última hora de la mañana del martes (4), el CVBG estaba a 70 millas al sureste de Puerto Argentino. Conscientes de la amenaza de Exocet, las fragatas “Brilliant” y “Broadsword” con su defensa puntual Sea Wolf permanecieron cerca de los portaaviones. Cerca de ellos había una pantalla de tres RFA, más lejos una segunda de "Glamorgan" y tres fragatas más, y luego veinte millas más adelante, los tres Type 42, incluido "Sheffield" con sus Sea Darts de gran altitud. Finalmente hacia las Malvinas, Sea Harriers del No. 801 voló CAP y en ese momento investigó una serie de posibles contactos aéreos. Antes, un CANA Neptune había captado los barcos por radar y dos Super Etendards de 2 Esc despegaron de Río Grande armados cada uno con un Exocet AM. 39. Reabastecidos de combustible por un Hércules del Grupo 1, volaron a baja altitud, aparecieron para una verificación de radar y lanzaron el misil de 20 a 30 millas. Es posible que uno de los Exocet se haya perdido "Yarmouth", pero el otro se estrelló sin apenas aviso en "Sheffield" poco después de las 11.00 horas. Al golpear en medio del barco, la ojiva no explotó, pero el impacto y el combustible no utilizado provocaron incendios incontrolables.
Con "Sheffield" gravemente dañado y con poca energía, la fragata "Arrow" pronto se acercó para ayudar y "Yarmouth" se mantuvo al lado. La tripulación del capitán Salt luchó valientemente para salvar su barco, pero con 20 hombres muertos, esa tarde se dio la orden de abandonar el barco. Con los heridos ya a bordo del "Hermes", "Arrow" se llevó a la mayoría de los 260 supervivientes. “Sheffield” estuvo a la deriva durante cuatro días hasta que se ordenó a “Yarmouth” que la sacara de la TEZ. Llevado por el domingo, "SHEFFIELD" finalmente se hundió al día siguiente no muchas millas de donde fue golpeada. Los supervivientes regresaron más tarde a Ascension en el petrolero "British Esk".
El uso por parte de Argentina del Super Étendard y el misil Exocet durante la Guerra de las Malvinas de 1982 hizo que el avión ganara un considerable reconocimiento popular.
La Aviación Naval Argentina decidió comprar 14 Super Étendards en 1980, luego de que Estados Unidos impusiera un embargo de armas —debido a la Guerra Sucia— y se negara a suministrar repuestos para sus A-4Q Skyhawks. Entre agosto y noviembre de 1981 se enviaron a Argentina cinco Super Étendards y cinco Exocets. Los Super Étendards, armados con misiles antibuque Exocet, jugarían un papel clave en la Guerra de las Malvinas entre Argentina y el Reino Unido en 1982. El escuadrón estaba estacionado en una base aérea en el Río Grande; Durante el conflicto, la amenaza planteada a las fuerzas navales británicas llevó a la planificación de la Operación Mikado y otras misiones de infiltración propuestas para asaltar la base aérea, con el objetivo de destruir los Super Étendards para evitar su uso.
Un primer intento de atacar a la flota británica se realizó el 2 de mayo de 1982, pero fue abandonado debido a problemas de reabastecimiento de combustible. El 4 de mayo, dos Super Étendards, guiados por un Lockheed P-2 Neptune, lanzaron un Exocet cada uno contra el destructor británico HMS Sheffield, con un solo misil que golpeó fatalmente a Sheffield. El 25 de mayo, otro ataque de dos Super Étendards provocó que dos misiles impactaran contra el buque mercante Atlantic Conveyor, que transportaba varios helicópteros y otros suministros al frente. Los Exocets que golpearon el Atlantic Conveyor habían sido redirigidos inadvertidamente por paja señuelo desplegada como medida defensiva por otros barcos; tanto el Sheffield como el Atlantic Conveyor se hundieron como resultado de los ataques de Exocet.
El quinto misil fue lanzado en un ataque destinado a atacar al portaaviones británico HMS Invincible.
Tras el fin del conflicto, en 1984 Argentina había podido completar la entrega de los 14 Super Étendards completos pedidos, así como una serie de Exocets con los que armarlos. Los Super Étendards realizaron calificaciones en el portaaviones ARA 25 de Mayo hasta el retiro final del barco. Desde 1993, los pilotos argentinos han practicado a bordo del portaaviones São Paulo de la vecina Marina de Brasil. Los ejercicios de aterrizaje “touch-and-go” también eran comunes en los portaaviones de la Armada de los Estados Unidos durante las maniobras gringo-gauchas y los ejercicios conjuntos.
En 2009, se firmó un acuerdo entre Argentina y Francia para mejorar la flota restante de Super Étendards de Argentina. Una propuesta anterior para adquirir los antiguos Super Étendards navales franceses fue rechazada debido a los altos niveles de horas de vuelo acumuladas; en su lugar, se eliminó el equipo y el hardware de los fuselajes franceses retirados y se instalaron en aviones argentinos, actualizándolos efectivamente al estándar Super Étendard Modernisé (SEM). A partir de 2012, 11 Super Étendards permanecen en servicio con Argentina.
domingo, 14 de agosto de 2022
COAN: La aviación naval argentina en el conflicto
Nadie puede atribuirse el haber combatido solo. La Historia es una.
La aviación naval en el conflicto del Atlántico Sur
Prensa OHFPor: Oscar H. Filippi – Ilustraciones: Carlos A. García – Fotos aporte: Armada Argentina
Durante el transcurso del Conflicto del Atlántico Sur por la recuperación de nuestros espacios soberanos irredentos, Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur (2 de Abril al 14 Junio de 1982), 649 HÉROES ARGENTINOS, ofrendaron sus vidas en la última batalla por nuestra total independencia.
Estos HÉROES pertenecían al Ejército Argentino, la Armada Argentina, la Fuerza Aérea Argentina, a dos Fuerzas de Seguridad, la Prefectura Naval, la Gendarmería Argentina y valientes civiles de la Marina Mercante. Nadie puede entonces, arrogarse el derecho de haber combatido solo, mal conducidos seguramente, pero únicos y solos, sería un insulto al resto de sus Camaradas caídos. Las pérdidas patriotas por cada una de las Fuerzas fueron:
EJERCITO ARGENTINO: 194 bajas
ARMADA ARGENTINA: 375 bajas
FUERZA AÉREA ARGENTINA: 55 bajas
PREFECTURA NAVAL ARGENTINA: 2 bajas
GENDARMERÍA ARGENTINA: 7 bajas
MARINA MERCANTE ARGENTINA: 16 bajas
Este trabajo tiene por objeto específico, resumir las acciones concretas de la AVIACIÓN NAVAL de la ARMADA ARGENTINA en aquellos días de conflicto armado. Pretendo con él, establecer la claridad histórica de los hechos y evitar esa triste práctica de “Lobby” institucional que sinceramente creía extintas desde el momento que hubo que COMBATIR JUNTOS.
Un lobby (del inglés “vestíbulo, salón de espera”), en español, (grupo de cabildeo o grupo de presión). Es un colectivo con intereses comunes que realiza acciones dirigidas a influir ante la Administración Pública para promover decisiones favorables a los intereses de un sector concreto. Las primeras utilizaciones políticas de este término son del siglo XIX. Lamentablemente su mala práctica, tiende siempre a confundir a la propia Administración Pública y especialmente a los funcionarios de turno.
Hecha la introducción, vamos al desarrollo del tema.
RESUMEN Y ESTADÍSTICAS:
Para facilitar el conocimiento de lo hecho por la AVIACIÓN NAVAL de la ARMADA ARGENTINA en el Conflicto del Atlántico Sur por la recuperación de las ISLAS MALVINAS, en este resumen se incluyen los datos e informaciones destacables.
A través de lo que aquí se expone, se verá como fue la Organización de la AVIACIÓN NAVAL durante el conflicto, desde cuales aeródromos o buques se operó y cuál fue el desarrollo general de las operaciones, para considerar, por último, las acciones que la ARMADA considera como más destacables.
1.- ORGANIZACIÓN DE LA AVIACIÓN NAVAL Y SUS AERONAVES:
FUERZA DE TAREAS AERONAVAL (FT.80)
1.1. GRUPO AERONAVAL INSULAR (GT.80.1)
Escuela de Aviación Naval – Aviones MENTOR T-34
Primera Escuadrilla Aeronaval de Ataque – Aviones MACCHI MC-32/33
Escuadrilla Aeronaval de Reconocimiento – Aviones BEECHCRAFT BE-200 Y BE-80F
Escuadrilla Aeronaval de Propósitos Generales – Aviones BEECHCRAFT BE-80 – TRACKER S-2A y PILATUS PL-6
1.2. GRUPO DE TAREAS DE EXPLORACIÓN (GT-80.2)
Escuadrilla Aeronaval de Exploración – Aviones Lockheed NEPTUNE SP-2H
Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina – Aviones Grumman TRACKER S-2E y Embraer BANDEIRANTE
Segunda Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros – Helicópteros SEA KING H3
1.3. GRUPO DE TAREAS DE ATAQUE (GT-80.3)
Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque – Aviones Dassault-Breguet SUPER ETENDARD
Tercera Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque – Aviones Douglas A-4Q SKYHAWK
Primera Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros – Helicópteros AI-03 ALOUETTE III
1.4. GRUPO DE TAREAS DE SOSTÉN LOGÍSTICO MÓVIL (GT-80.4)
Primera Escuadrilla de Sostén Logístico Móvil – Aviones Lockheed ELECTRA L-188
Segunda Escuadrilla Aeronaval de Sostén Logístico Móvil – Aviones FOKKER F-28
2.- AERÓDROMOS Y BUQUES DESDE LOS CUALES SE REALIZARON OPERACIONES:
– Base Aeronaval Ezeiza
– Base Aeronaval Punta Indio
– Base Aeronaval Comandante Espora (Prov. Buenos Aires)
– Base Aeronaval Almirante Zar (Trelew)
– Estación Aeronaval Río Gallegos
– Base Aeronaval Río Grande: Almirante Quijada (Tierra del Fuego)
– Base Aeronaval Ushuaia (Tierra del Fuego)
– Portaaviones ARA “25 de MAYO” y otras unidades de la Flota de Mar
– Puerto Argentino (Islas Malvinas)
– Aeródromo Auxiliar Calderón (Isla Borbón, Archipiélago Malvinas)
3.- DESARROLLO GENERAL DE LAS OPERACIONES:
Durante el Conflicto MALVINAS, la AVIACIÓN NAVAL de la ARMADA ARGENTINA participó con 60 aeronaves, de las que perdió 13. Murieron: 1 Oficial Jefe; 3 Oficiales y 2 Suboficiales, ellos fueron: Capitán de Corbeta, Carlos María ZUBIZARRETA; Teniente de Fragata, Marcelo Gustavo MÁRQUEZ; Teniente de Fragata, Carlos BENÍTEZ, Teniente de Corbeta, Daniel Enrique MIGUEL, Suboficial Mayor, Ramón BARRIOS y Suboficial Segundo, Roberto LOBO.
Estas aeronaves volaron u total de 6.464 horas en misiones relacionadas directamente con las operaciones. De ellas, más de 1.800 horas de vuelo se ejecutaron en el área de batalla.
Estas últimas corresponden a más de QUINIENTAS (500) salidas individuales de aviones y helicópteros desde el portaaviones ARA “25 de MAYO” y otros buques de la FLOTA de MAR, así como desde todas las Bases Aeronavales y aeródromos del Continente y de las ISLAS MALVINAS mencionadas en el punto anterior. Estas salidas pueden discriminarse de la siguiente manera:
– De exploración y reconocimiento de las Fuerzas Navales enemigas, más de 200 salidas.
– De ataque y reconocimiento armado a buques, posiciones y fuerzas terrestres enemigas, más de 100 salidas.
– De apoyo a las operaciones, 233 salidas.
Los datos consignados muestran otras realidades que son dignas de ser destacadas, como por ejemplo que, la AVIACIÓN NAVAL sólo tuvo un piloto y medio para tripular cada uno de sus aviones de combate (lo normal es no menos de tres pilotos por avión) y que DOS (2) de cada TRES (3) salidas alcanzaron el objetivo enemigo.
Como información interesante cabe aclarar que casi todas las salidas de ataque a partir del día 23 de Mayo (1982), desde el Continente se ejecutaron con reabastecimiento en vuelo, proporcionado por aviones Lockheed KC-130 HÉRCULES de la FUERZA AÉREA ARGENTINA, en operaciones conjuntas de excelente rendimiento.
3.- DESARROLLO GENERAL DE LAS OPERACIONES:
Durante el Conflicto MALVINAS, la AVIACIÓN NAVAL de la ARMADA ARGENTINA participó con 60 aeronaves, de las que perdió 13. Murieron: 1 Oficial Jefe; 3 Oficiales y 2 Suboficiales, ellos fueron: Capitán de Corbeta, Carlos María ZUBIZARRETA; Teniente de Fragata, Marcelo Gustavo MÁRQUEZ; Teniente de Fragata, Carlos BENÍTEZ, Teniente de Corbeta, Daniel Enrique MIGUEL, Suboficial Mayor, Ramón BARRIOS y Suboficial Segundo, Roberto LOBO.
Estas aeronaves volaron u total de 6.464 horas en misiones relacionadas directamente con las operaciones. De ellas, más de 1.800 horas de vuelo se ejecutaron en el área de batalla.
Estas últimas corresponden a más de QUINIENTAS (500) salidas individuales de aviones y helicópteros desde el portaaviones ARA “25 de MAYO” y otros buques de la FLOTA de MAR, así como desde todas las Bases Aeronavales y aeródromos del Continente y de las ISLAS MALVINAS mencionadas en el punto anterior. Estas salidas pueden discriminarse de la siguiente manera:
– De exploración y reconocimiento de las Fuerzas Navales enemigas, más de 200 salidas.
– De ataque y reconocimiento armado a buques, posiciones y fuerzas terrestres enemigas, más de 100 salidas.
– De apoyo a las operaciones, 233 salidas.
Los datos consignados muestran otras realidades que son dignas de ser destacadas, como por ejemplo que, la AVIACIÓN NAVAL sólo tuvo un piloto y medio para tripular cada uno de sus aviones de combate (lo normal es no menos de tres pilotos por avión) y que DOS (2) de cada TRES (3) salidas alcanzaron el objetivo enemigo.
Como información interesante cabe aclarar que casi todas las salidas de ataque a partir del día 23 de Mayo (1982), desde el Continente se ejecutaron con reabastecimiento en vuelo, proporcionado por aviones Lockheed KC-130 HÉRCULES de la FUERZA AÉREA ARGENTINA, en operaciones conjuntas de excelente rendimiento.
LOS RESULTADOS OBTENIDOS:
– La detección y localización de buques enemigos, que posibilitó la acción de la AVIACIÓN NAVAL DE ATAQUE PROPIA.
– La localización de los náufragos del Crucero (C-4) ARA “GRAL. BELGRANO”.
– El transporte a Puerto Argentino de más de 500 Toneladas de carga y 1.500 hombres.
– Evacuación de heridos al Continente.
BAJAS BRITÁNICAS CAUSADAS POR LA AVIACIÓN NAVAL:
4 de Mayo de 1982 – Hora 11.04
Un (1) destructor Clase 42 HMS “SHEFFIELD” en latitud 58° 48’ S y longitud 57° 42’ W, es atacado por dos (2) aviones SUPER ETENDARD utilizando dos (2) misiles AM-39 EXOCET. Resultado: HUNDIDO.
21 de Mayo de 1982 – Hora 10:04
Una (1) Fragata clase Leander HMS “ARGONAUT” en acceso al Puerto San Carlos, ligeramente al SE de Fanning Head, es atacada por un avión AER MACCHI MB-339 (4-A-115) utilizando cañones de 30mm y 8 cohetes de 5’’. Resultado: AVERIADA.
21 de Mayo de 1982 – Hora 15:15
Una (1) Fragata clase 21 HMS “ARDENT” (F-184) atacada por dos secciones reforzadas (6 aviones en total) de aviones DOUGLAS A-4Q SKYHAWK utilizando 12 bombas de 250kg. Resultado: HUNDIDA.
Se destruye un (1) helicóptero LYNX HAS-2 (XZ-251) perteneciente al Escuadrón 702 de la Royal Navy (RN).
23 de Mayo de 1982 – Hora 14:05
Una (1) Fragata clase 21 HMS “ANTELOPE” (F-170) en Puerto San Carlos, es atacada por un (1) avión DOUGLAS A-4Q SKYHAWK utilizando tres (3) Bombas de 250kg. Resultado: HUNDIDA (posible).
Un (1) Destructor clase County, en Puerto San Carlos, es atacado por un (1) avión DOUGLAS A-4Q SKYHAWK utilizando tres (3) bombas de 250ks. Resultado: AVERIADO (posible).
25 de Mayo de 1982 – Hora 15:35
Un (1) Buque de Transporte Portacontenedores de la Cunnard Lines SS “ATLANTIC CONVEYOR”, en latitud 50° 30’ S y longitud 56° 08’ W, es atacado por dos (2) aviones SUPER ETENDARD utilizando dos (2) misiles AM-39 EXOCET. Resultado: HUNDIDO.
Se destruyen tres (3) helicópteros BOEING CH-17 CHINOOK HC-1 (matrículas ZA-706; ZA-716; ZA-719) pertenecientes al Escuadrón 18 de la Royal Air Force (RAF), seis (6) helicópteros WESTLAND WESSEX HU-5 (matrículas XS-480; XS-495; XS-499; XS-512; XT-476; XT-483) pertenecientes al Escuadrón 707 de la Royal Navy (RN) y un (1) helicóptero LYNX HAS-2 (matrícula XZ-700) perteneciente a la Royal Navy (RN). Abundante material bélico y repuestos varios.
30 de Mayo de 1982 – Hora 14:05
Ataque al portaaviones HMS “INVINCIBLE” en
latitud 51° 41’ S y longitud 56° 40’ W, es atacado por dos (2) aviones
SUPER ETENDARD (en operación conjunta con cuatro aviones DOUGLAS A-4C
SKYHAWK de la Fuerza Aérea Argentina) utilizando un (1) misil AM-39
EXOCET y bombas de 250ks. Resultado: AVERIADO (Posiblemente HUNDIDO, agregado por responsable de redacción).
BAJAS DE AERONAVES DE LA AVIACIÓN NAVAL:
2 de Mayo de 1982 – Un (1) helicóptero SA 316B ALOUETTE III (3-H-105) a bordo del Crucera (C-4) ARA “GENERAL BELGRANO” al ser hundido.
3 de Mayo de 1982 – Un avión AER MACCHI MB-339A (4-A-113) al estrellarse en cercanías de Puerto Argentino.
15 de Mayo de 1982 – Cuatro (4) aviones Beechcraft T-34C-1 TURBO MENTOR (matrículas 1-A-401; 1-A-408; 1-A-411 y 1-A-412). Destruidos en tierra por comandos británicos en la Estación Aeronaval Calderón, en la Isla Borbón del Archipiélago de las Islas Malvinas.
21 de Mayo de 1982 – Tres (3) aviones DOUGLAS A-4Q SKYHAWK (matrículas 3-A-307; 3-A-312 y 3-A-314) Derribados por aviones British Aerospace Sea Harrier FRS.1 sobre la Bahía Ruiz Puente mientras atacaban la Fragata HMS “ARDENT” (F-184).
28 de Mayo de 1982 – Un (1) avión AER MACCHI MB-339A (4-A-114) destruido en combate sobre Goos Green.
29 de Mayo de 1982 – Un avión AER MACCHI MB-339A (4-A-112) destruido en tierra por bombardeo aéreo británico sobre Puerto Argentino.
14 de Junio de 1982 – Dos (2) Aviones AER MACCHI MB-339A (4-A-110 y 4-A-116) inutilizados por personal propio para evitar la captura por los británicos en Puerto Argentino.
BUQUES HUNDIDOS POR LA AVIACIÓN NAVAL:
El resumen que sigue fue efectuado por la AVIACIÓN NAVAL en MALVINAS, desde el punto de vista, COSTO/EFECTIVIDAD:
HMS “SHEFFIELD” = 4.100 toneladas de desplazamiento
HMS “ARDENT” = 3.250 toneladas
HMS “ANTELOPE” = 3.250 toneladas (posible)
HMS “ATLANTIC CONVEYOR” = 26.650 toneladas
TONELAJE TOTAL HUNDIDO = 34.000 Toneladas
Tonelaje hundido por avión de combate perdido, teniendo en cuenta que fueron ocho unidades perdidas, tres (3) aviones A-4Q y cinco (5) aviones MC-33A. Esto indica que, por cada avión de combate perdido, la AVIACIÓN NAVAL hundió 4.250 Toneladas de buques ingleses.
Se empeñaron en total, diecisiete (17) aviones de combate, estos fueron:
4 Aviones Dassault-Breguet SUPER ETENDARD
8 Aviones Douglas A-4Q SKYHAWK
5 Aviones Aer Macchi MB-339A (MC-33)
Por lo tanto, el tonelaje hundido de buques británicos por avión empeñado es de 2.000 Toneladas.
La cifra más significativa y demostrativa de lo hecho en MALVINAS por la AVIACIÓN NAVAL de la ARMADA ARGENTINA, queda expresada en el hecho que los aviones NAVALES hundieron más del 50% del total de tonelaje perdido por la Fuerza de Tareas británica.
ACCIONES MÁS DESTACABLES DE LA AVIACIÓN NAVAL EN MALVINAS:
– Los aviones de exploración aeronaval tuvieron contacto con el enemigo en aproximadamente 200 oportunidades.
– Los aviones de transporte de la ARMADA rompieron el bloqueo enemigo a partir del 1° de Mayo de 1982 en 16 oportunidades.
– Helicópteros H-3 SEA KING de la SEGUNDA ESCUADRILLA AERONAVAL DE HELICÓPTEROS, evacuaron personal de la ARMADA ARGENTINA, cuyos aviones habían quedado inutilizados o destruidos en el aeródromo auxiliar Calderón en la Isla Borbón, archipiélago de las Islas Malvinas, en una operación nocturna y sobre la Flota británica.
– Por primera vez en la historia de la guerra en el mar se lanzaron misiles anti-buque desde aviones de ataque. Los cinco (5) misiles disponibles antes del conflicto fueron lanzados con éxito por aviones SUPER ETENDARD. Es de hacer notar que tanto los aviones SUPER ETENDARD como los misiles AM-39 EXOCET estaban aún en proceso de recepción al iniciarse las hostilidades, su puesta en servicio estaba prevista para finales de 1982.
– El primer ataque a una concentración de buques enemigos fue ejecutado por la AVIACIÓN NAVAL en la “cabeza de playa” de Puerto SAN CARLOS. Lo concretó un solitario avión AER MACCHI MB-339A (MC-33) de la Primera Escuadrilla Aeronaval de Ataque y tuvo como resultado la avería de un destructor misilístico inglés.
Fuente: Historia de la Aviación Naval de la Armada Argentina – Tomo III – Capitulo 68 – Contralmirante (RE) D. Héctor A. MARTINI.
domingo, 3 de julio de 2022
Foto histórica: Vuelven los atacantes del Sheffield
Foto histórica pocas veces vista
4 de Mayo de 1982- Base Aeronaval Rio Grande Tierra del Fuego 12:14 horas
Ante la mirada de los miembros de la Base llegan a la misma los Super Etendard 3-A-202 y 3-A-203 al mando de Capitán de Corbeta Augusto Bedacarratz y el Teniente de Navío Armando Mayora, como se puede apreciar en la foto ambos aviones estan ingresando con el pod derecho del Avión VACIO , hace minutos atacaron con sus misiles Exocet al HMS Sheffield, Día Histórico para la República Argentina...los dos aviones están ingresando...poco y nada se sabe de que pasó realmente, sería muy bueno saber quien sacó la fotografía para darle las gracias y créditos correspondientes.
jueves, 13 de enero de 2022
Thatcher ordena atacar el continente y destruir la base aeronaval de Río Grande
Malvinas: el día que Thacher pensó que podían perder la guerra y decidió atacar al continente para destruir aviones y eliminar a los pilotos
El ataque al destructor Sheffield con misiles Exocet generó una conmoción política y militar. Desnudó la debilidad de la defensa británica: si se impactaba sobre uno de los portaviones, podrían perder la guerra. En el libro “La Guerra Invisible” se revela que en ese momento Gran Bretaña decidió hacer una misión de ataque sobre el continente para destruir los Super Étendard, los misiles y matar a los pilotos alojados en la base de Río GrandeEl 4 de mayo de 1982, dos pilotos de la Aviación Naval golpearon sobre el destructor con el misil Exocet, lanzados desde aviones Super Étendard. Los pilotos Augusto Bedacarratz y Armando Mayora habían dado en Sheffield. Cuando aterrizaron en la base de Río Grande aun no sabían del éxito de su misión. Juntos comenzaron a relatar la misión en un papel en la sala del hangar y luego la pasaron en limpio en el casino de oficiales. Bedacarratz recordaba los detalles de la acción, Mayora aportaba los suyos y los escribía. Fue en ese momento que en la sala se interceptó la radio BBC y escucharon la novedad. El gobierno británico reconocía, a las cinco de la tarde hora británica, que el Sheffield había sido atacado por un misil y la acción había provocado veintidós muertos y una cantidad indeterminada de heridos. El destructor todavía se estaba incendiando.
En La Guerra Invisible, Marcelo Larraquy revela cómo en ese momento Gran Bretaña decidió hacer una misión de ataque sobre el continente para destruir los Super Étendard, los misiles Exocet y matar a los pilotos alojados en la base de Río Grande.
Aquí un extracto del libro.
(…) El impacto del misil había provocado un ruido corto y seco. Abrió un agujero de seis metros cuadrados. El Sheffield se sacudió de una punta a la otra. El primer informe oficial de la Secretaría de Defensa británica admitió que su carga explosiva había golpeado en la segunda cubierta, sobre la banda de estribor, entre la cocina, el cuarto de máquinas auxiliares y la máquina de proa, que empezaron a incendiarse. El fuego, originado por el combustible del Exocet, luego se esparció por la sección central y alcanzó el puente. El combustible se fue desparramando entre el humo negro. Si el fuego hubiera llegado al compartimento de explosivos donde se alojaban los misiles Sea Dart, el destructor habría volado en ese momento.
La defensa del Sheffield había fallado. Sin embargo, el informe puso en duda que el misil hubiese detonado. Francia, en cambio, aclaró que había funcionado en forma correcta. No quería que se sospechara de la eficacia de su creación. En la oficina de Ofema (Office français d’ex- portation de matériel aéronautique), en París, festejaron el lanzamiento. Poco después, con el certificado de Combat-Proven (“Probado en Combate”), el Exocet quintuplicaría su valor de mercado.
En las ejercitaciones de mar, los destructores tipo 42 como el Sheffield tenían un margen de veinte minutos entre la detección de un avión y el impacto de cualquier proyectil que disparase. El Exocet reducía ese lapso a tres minutos. El Sheffield, además, no contaba con misiles Sea Wolf, adecuados para neutralizar misiles o aviones que se aproximaran en vuelo rasante. Su protección antiaérea, los Sea Dart, solo le permitía alcanzar blancos de altura. Una de las peticiones de la Marina Real a la Secretaría de Defensa había sido agregar al misil la capacidad de impactar a baja altura, pero había sido rechazada por falta de fondos.
El informe oficial afirmó que, poco antes del impacto, los radares de vigilancia aérea y de rastreo de blancos del Sheffield habían sido desconectados para una comunicación con satélite Skynet y la sala de operaciones no había tomado contramedidas.
Los Super Étendard habían sido detectados por el destructor Glasgow a 49 millas, 90 kilómetros del Sheffield. Los dos o tres segundos que duraron sus emisiones de radar quedaron registrados en la consola. Se veían dos contactos hostiles que se acercaban a una velocidad de 450 nudos, 833 kilómetros por hora, desde 600 metros de altura.
Un marino hizo sonar su silbato y el grito de terror retumbó en la sala de operaciones: “¡Freno de mano!”. Era la clave para mencionar al radar Agave, instalado en los Super Étendard. El capitán del Glasgow, Paul Hoddinott, preguntó por el nivel de credibilidad. ¡Cierto! Entonces viró completamente el timón para reducir el margen de impacto y lanzó el chaff para desviar la dirección de los misiles, que ya habían sido lanzados desde los aviones.
El aviso de alerta “¡freno de mano!” llegó a la sala de operaciones del Hermes, que navegaba 50 kilómetros al este. Allí fueron renuentes a creer en la amenaza y siguieron en alerta blanca. Lo mismo sucedió en el otro portaviones, el Invincible. El comandante de guerra antiaérea pidió más pruebas al Glasgow. Pensaban que el ataque era falso. Habían recibido tres o cuatro alarmas esa mañana. Continuó con alerta blanca, todo tranquilo, ningún indicio de ataque.
En tres días de guerra no se había detectado la presencia de los SUE, de modo que supusieron que su sistema de armas no funcionaba o que los pilotos no estaban capacitados para efectuar el reabastecimiento en aire. Confiaron en que no habría ataque. La alarma lanzada desde el Glasgow al resto de los buques fue tomada como un falso eco.
El grito “¡freno de mano!”, además, no necesariamente implicaba un peligro para la flota.
El almirante Sandy Woodward (jefe de la flota británica) decía que esa expresión era más escuchada que los “buenos días”. Ante cualquier ruido en el éter, en medio de la tensión de la guerra, en las salas de operaciones se gritaba “¡freno de mano!”. Y pasar de la alerta blanca a la amarilla, que advertía de un indicio de ataque, o a la roja, que revelaba un ataque seguro, implicaba un desgaste considerable para una nave: se debía lanzar el chaff, despegar helicópteros y aviones, poner a los infantes a cubrir posiciones de combate. Pero esta vez el ataque era real.
El capitán del Glasgow pidió que derribaran los Exocet con misiles Sea Dart, pero el control de fuego de radar no podía fijar la posición de los pequeños puntos blancos que cruzaban la pantalla. Se preguntó cuántos segundos faltarían para que golpearan en el centro de su nave. Sin embargo, los misiles pasaron por encima del Glasgow. Estaba a salvo. No era el eco que (los pilotos de Super Étendard) Bedacarratz y Mayora habían seleccionado en su radar. Tampoco lo era el destructor Coventry.
En estado de alarma, el capitán del Glasgow llamó al Sheffield. No contestaron. En la sala de operaciones del destructor no detectaron ni al avión ni a los misiles que volaban hacia ellos. Los primeros en advertirlo fueron dos tenientes que conversaban en el puente de la nave y vieron una estela de humo a dos metros por encima del mar, que se acercaba. Estaría a poco más de un kilómetro. Uno de los tenientes tomó el micrófono de transmisión. “¡Ataque de misil!”, gritó.
Treinta y cinco años después, el documento desclasificado de la Junta de Investigación (Board of Inquiry) del Ministerio de Defensa revelaría que “algunos miembros de la tripulación estaban aburridos y un poco frustrados por la inactividad y el barco no estaba completamente preparado para un ataque”. Aún más: el oficial de guerra antiaérea había salido de la sala de operaciones y estaba tomando un café cuando los Exocet volaban hacia el Sheffield. Tampoco su asistente se encontraba en funciones. El documento desclasificado también indicaba que el radar del destructor estaba en transmisión con otra nave. Reconocía que la alerta del Glasgow se había escuchado en el Sheffield, pero no había generado una reacción. Creían que el Super Étendard no podía abastecerse en el aire y que no significaba una amenaza. Nadie llamó al capitán, nadie lanzó los misiles Sea Dart para derribar los Exocet y nadie disparó un chaff para engañarlos. El equipo de guardia había fallado.
La pérdida del destructor golpeó a Woodward. En ese momento temió que, en medio de las tareas de rescate, el Sheffield explotara y que un submarino argentino atacara con torpedos a los barcos de salvataje que se habían acercado, el Yarmouhth y el Arrow. Llegarían a detectar nueve alarmas en el sonar.
Para completar la jornada trágica en las Fuerzas de Tareas, uno de los tres Sea Harrier que habían despegado del Hermes para atacar la pista de aterrizaje de la Base Cóndor, en Puerto Darwin, fue derribado por una batería de la artillería antiaérea con una ráfaga de proyectiles de 35 milímetros. El Sea Harrier volaba a 300 metros por segundo. En condiciones normales, los artilleros tenían apenas treinta y siete segundos para pulsar el disparo cuando lo tenían en la pantalla del radar de exploración del director de tiro. Algunos soldados de Artillería habían estudiado las siluetas de los cazas británicos de las fotos que había tomado el Boeing 707 el 21 de abril.
En un anotador de rodilla del piloto caído, el teniente Nicholas Taylor, la inteligencia de la FAS (Fuerza Aérea Sur) obtuvo números de aviones en servicio y remanentes, pilotos asignados, indicativo de buques, códigos IFF (Identification Friend- Foe), configuraciones de armamento e información sobre la autonomía del Sea Harrier: ochenta minutos con despegue de rampa, y la mitad del tiempo si lo hacía con despegue vertical.
El cuerpo del piloto británico Taylor fue sepultado con honores por una formación de soldados argentinos en un cobertizo próximo a un tambo en Pradera del Ganso. Lo enterraron junto a los ocho miembros de la Fuerza Aérea que habían muerto en el ataque sobre la pista de la Base Cóndor, tres días antes.
Woodward se sintió muy deprimido en la noche del ataque. Todavía le resonaba la expresión a viva voz de un oficial de su Estado Mayor en la sala de operaciones del Hermes apenas llegó el mensaje desgraciado: “El Sheffield ha sufrido una explosión”.
“¡Almirante, debe hacer algo!”, le había advertido el oficial.
Parecía una orden, una intimación. Y en esos dos, tres minutos de tensión Woodward no había hecho nada, dejó que los acontecimientos siguieran su curso; solo esperaba que los hombres que estaban en el destructor le pidieran lo que necesitaban. Trató de controlar sus emociones y no dejarse arrastrar por reacciones instintivas. En el momento de mayor angustia debía meditar las decisiones.
Woodward repasó su estrategia después del ataque al Sheffield: neutralizar a la Marina y la Fuerza Aérea enemigas para alcanzar la superioridad marítima y aérea; desembarcar a los hombres de la flota naval, y brindar apoyo logístico y de fuego a las fuerzas en tierra.
Había quedado en evidencia que la flota británica era vulnerable a los misiles; que sus defensas antiaéreas, frente a esa amenaza, eran débiles. La capacidad de fuego de la aviación argentina se mantenía intacta. Si no se neutralizaba, el desembarco sería imposible. Las tropas del ejército británico todavía esperaban en la isla Ascensión. Hasta que no se despejara el panorama, no había orden de traslado al Atlántico Sur.
Woodward cambió la táctica para mantener la iniciativa. Decidió alejar más hacia el este a su flota naval, colocarla más lejos de las bases aeronavales argentinas, y adelantó dos destructores, el Coventry y el Glasgow, a 20 kilómetros de Malvinas para estrechar el bloqueo aéreo sobre los aviones argentinos, sobre todo los Hércules C-130, que trasladaban suministros en vuelos nocturnos. Los atacaría con misiles Sea Dart para intentar cortar el puente logístico entre el continente y las islas. Y también saturaría con fuego las posiciones de los soldados en tierra.
Los cambios tácticos no redujeron el temor de un segundo ataque de los Super Étendard y de la posible pérdida de un portaviones. A esas alturas, cualquier daño que afectara al Hermes o al Invincible lo obligaría a abandonar la operación militar. Una semana después del ataque, mientras intentaban remolcarlo hacia las islas Georgias para repararlo, el Sheffield zozobró en el mar y cayó bajo las aguas. Fue el primer buque de guerra de la flota británica hundido en combate después de la Segunda Guerra Mundial.
Woodward envió un mensaje realista a los capitanes de los barcos. “Perderemos más naves y más hombres”, les anticipó, “pero triunfaremos”. (…)
El ataque sobre el Sheffield no solo expuso por primera vez la vulnerabilidad de la Fuerza de Tareas sino que generó un trauma, una convulsión política en Gran Bretaña. Se abrió un nuevo escenario: la posibilidad de detener o poner en pausa la estrategia bélica y dar paso a una solución diplomática.
El jueves 6 de mayo Margaret Thatcher fue interpelada en la Cámara de los Comunes. Un representante le requirió si podía hacer cesar el enfrentamiento y alentar un acuerdo de paz efectivo. Thatcher se mostró tolerante a ese propósito por primera vez. Dijo que habían respondido de manera constructiva a la propuesta de paz peruana y daba la bienvenida a la nueva intervención de las Naciones Unidas para las negociaciones. Aseguró que la vía diplomática seguía abierta pero que el obstáculo era la Argentina, interesada en el cese del fuego pero no en el retiro de sus tropas.
Otro representante preguntó a la primera ministra: “¿Podría darnos la más absoluta seguridad, estoy seguro de que toda la nación así lo demanda, de que no habrá una escalada deliberada en las acciones militares, ninguna escalada que interfiera con las perspectivas que ahora se vislumbran de lograr una paz real?”. Y otro insistió: “¿Ha venido hoy a esta casa totalmente preparada para repudiar a los miembros del Partido Conservador y almirantes y generales retirados que ahora aparecen en televisión diciendo que, en caso de ser necesario, se debería atacar el territorio argentino?”.
Thatcher respondió que los argentinos habían escalado la crisis e invadido las islas, y que a su gobierno le tocaba continuar con las actividades militares, aun en medio de las negociaciones, para que el invasor no siguiera incrementando su poderío y reforzando sus posiciones para atacar a su voluntad.
Thatcher estaba decidida a lograr una victoria militar. La maquinaria bélica no debía detenerse. No sacaría el dedo del gatillo durante las gestiones de paz. Ya no importaría que la Argentina, pocos días después, en las Naciones Unidas, dejaría de exigir una fecha fija para la transferencia de la soberanía y admitiera una negociación lisa y llana de la soberanía, sin plazos perentorios.
La gestión diplomática iba y venía entre mediadores e interlocutores de ambos países, en distintos ámbitos. Se enredaba y perdía urgencia mientras la guerra avanzaba.
El 8 de mayo, en Chequers, la residencia de campo oficial de gobierno —el mismo lugar donde se había decidido el hundimiento al crucero Belgrano—, se ordenó el traslado de las tropas terrestres de la isla Ascensión hacia el Atlántico Sur y se estableció la fecha del desembarco entre el 18 y 22 de mayo. Thatcher también avaló la gestación de la opción más extrema: eliminar el poder de destrucción del enemigo, el sistema de armas del Super Étendard. Atacarlo en su punto de partida. (…)
Thatcher autorizó el ataque al continente luego de una proposición de la Marina Real. La operación requería la participación de una fuerza especial que, en una acción de alto riesgo, eliminara los aviones, los misiles y también a los pilotos. (…)