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viernes, 12 de abril de 2024

Buque de reparación: RFA Diligence, el que ayudó a volver a puerto al HMS Invincible

Buque de reparación RFA Diligence


RFA Diligence era un barco de reparación avanzado del Royal Fleet Auxiliary. Botado en 1981 como barco de apoyo para las plataformas petrolíferas del Mar del Norte , fue fletado por el gobierno británico para apoyar las actividades navales durante la Guerra de las Malvinas de 1982 y luego fue comprado directamente como barco de mantenimiento de flota. Prestó asistencia a los dañados USS Trípoli y Princeton en la Guerra del Golfo de 1991, y a Sri Lanka después del tsunami de 2005. Por lo general, tenía despliegues de 5 a 8 años en apoyo del submarino clase Trafalgar en servicio al este de Suez, con un papel secundario como nave nodriza para los dragaminas británicos y estadounidenses en el Golfo Pérsico. Hasta 2016, Diligence estaba previsto que saliera de servicio en 2020. Sin embargo, en agosto de 2016, el Ministerio de Defensa del Reino Unido publicó un anuncio para la venta de RFA Diligence. A partir de 2016, la opción para la entrega de futura capacidad operativa de mantenimiento y reparación para la RFA seguía bajo consideración. Sin embargo, el libro blanco de defensa británico de 2021 no hizo ninguna mención específica de la necesidad de esta capacidad. En abril de 2023, se reveló que el barco iba a ser desguazado después de que no se materializaran compradores adecuados, y lo trasladaron de 3 Basin a Fareham Trots para esperar su viaje final al depósito de chatarra.

Reino Unido
Nombre RFA Dilligence
Constructor Öresundsvarvet AB , Landskrona , Suecia
Lanzado enero de 1981
Adquirido Octubre de 1983
Oficial 12 de marzo de 1984
Fuera de servicio junio 2016
Identificación
Apodo(s) Navaja suiza flotante
Destino Establecido en junio de 2016
Estado En espera de eliminación
Características generales
Desplazamiento 10.595 toneladas (10.428 toneladas largas ) [1]
Longitud 112 m (367 pies 5 pulgadas) [1]
Haz 20,5 m (67 pies 3 pulgadas) [1]
Borrador 6,8 m (22 pies 4 pulgadas) [1]
Propulsión
Velocidad 10 nudos (19 km/h; 12 mph)
Tropas hasta 55 personas
Complementar 54 RFA y hasta 147 RN
Sensores y
sistemas de procesamiento.
Kelvin Hughes Ltd Radar de navegación SharpEye
Armamento
Instalaciones de aviación Cubierta para helicópteros hasta el tamaño CH-47 Chinook

Instalaciones

Diligence fue diseñada para proporcionar instalaciones avanzadas de reparación y mantenimiento a barcos y submarinos que operan fuera de sus puertos de origen, por lo que, además de una variedad de talleres, también podría proporcionar suministros eléctricos adicionales, combustible, agua y recepción de sulage. Diligence proporcionó un gran taller para los buques de la Royal Navy, estaba equipado con maquinaria especializada, como equipos de soldadura por arco, tornos, taladros de columna, amoladoras , sierras de cinta y una gran reserva de repuestos.

Diligence era la principal unidad de reparación de daños de batalla de la Royal Navy y reaccionaba con poca antelación ante situaciones que se desarrollaban en todo el mundo. Una de las características clave del diseño del barco fue el sistema de posicionamiento dinámico que podía mantener el barco estático en malas condiciones, utilizando la gama de propulsores del barco y la hélice de paso variable.

El barco tenía una cubierta para helicópteros en el techo de su puente que era lo suficientemente grande como para soportar un Chinook CH-47. El casco fue construido con las más altas especificaciones de clase de hielo, lo que le permitió navegar por regiones polares sin la ayuda de un rompehielos.

Lanzamiento y guerra de Malvinas

El Diligence fue construido por Öresundsvarvet en Landskrona, Suecia y botado en 1981 como buque civil de apoyo a plataformas petroleras. Sirvió por primera vez en la Royal Fleet Auxiliary (RFA) inmediatamente después de la Guerra de las Malvinas como un barco de propiedad civil retirado del comercio ( STUFT ). Como MV Stena Inspector , el barco reparó muchos buques británicos. Stena Inspector fue comprada por el Gobierno en 1983 por £25 millones a Stena Offshore UK y rebautizada como Diligence . La llevaron a las instalaciones de Clyde Dock Engineering, donde la convirtieron y le agregaron características militares, incluido un gran taller para reparaciones de casco y maquinaria, instalaciones de suministro, alojamiento, armamento, cargadores y ajustes de comunicaciones. Su barco hermano, Stena Seaspread, había sido anteriormente un barco STUFT durante la Guerra de las Malvinas.

Historia posterior

Diligence realizó trabajos de reparación de daños muchas veces durante su vida. Al final de la guerra entre Irán e Irak , el Estrecho de Ormuz estaba minado y Diligence apoyó la operación multinacional de barrido de minas para despejar ese punto crucial. La diligencia también ayudó a reparar el HMS Southampton después de los daños por colisión. El barco regresó al Golfo Pérsico en 1990 para apoyar las operaciones durante la Guerra del Golfo reparando, entre otros, dos barcos estadounidenses dañados por minas.

En 1995, según informes británicos, el Diligence fue confrontado e iluminado por el radar de la corbeta argentina ARA Granville , que acosaba a la navegación cerca de las Malvinas.


El HMS Ambush se encuentra junto al Diligence en Gare Loch, HMNB Clyde, Escocia.

Durante la Operación Ocean Wave 97, el Diligence se desplegó en el Lejano Oriente como barco de apoyo submarino. Al año siguiente, el barco apoyó al 3.er escuadrón de contramedidas contra minas en el Golfo Pérsico. Después de sólo dos semanas en el Reino Unido, Diligence partió hacia el Atlántico sur y regresó a Faslane en diciembre de 1998. A principios de 1999, el barco se desplegó nuevamente en la región de las Malvinas.

En 2001 se realizó un gran ejercicio en Omán y Diligence apoyó a los cuatro MCMV involucrados. La siguiente asignación del barco en tiempos de guerra fue con el gran grupo de trabajo desplegado contra Irak en 2003. Al regresar a territorio familiar, el Diligence apoyó a la flota británica más grande desplegada desde la Guerra de las Malvinas.

Cuando el barco regresó al Reino Unido en noviembre de 2006, tenía el despliegue de RFA más largo de los últimos tiempos. Desde su salida de Portsmouth, pasaron cinco años y medio antes de que regresara a su casa en Portsmouth. En ese tiempo ha visitado 25 países diferentes mientras navegaba unas 150.000 millas (241.000 km), a través del Mediterráneo hasta el Golfo Pérsico, a través del Océano Índico hasta la India, Sri Lanka y Singapur, del Mar de China Meridional hasta Filipinas y desde Sudáfrica. a través del Atlántico hasta las Malvinas y América del Sur. Muchos de estos Océanos y países visitados 2 o 3 veces.

Todo este trabajo pasó factura al barco de 25 años, y el barco recibió una revisión de £ 16 millones durante 2007 en Northwestern Shiprepairers and Shipbuilders en Birkenhead. Se mejoraron sus áreas de alojamiento, cocina y sala de máquinas, con la intención de extender la vida útil del barco hasta mediados de la próxima década. La revisión se completó en diciembre de 2007.

Se llevó a cabo una reparación de £17,6 millones entre junio de 2012 y febrero de 2013 antes de un despliegue en la región del Mediterráneo y el Golfo en apoyo del grupo de trabajo COUGAR 13. Siguió una remodelación de £ 11 millones desde septiembre de 2014 hasta febrero de 2015, después de lo cual fue atracado en el astillero Cammell Laird en Birkenhead .

Desecho

En junio de 2016, la Royal Navy decidió retirar el barco inmediatamente en lugar de hacerlo en 2020, como se había previsto anteriormente, como medida de ahorro de costes. Un portavoz de la Royal Navy dijo a IHS Jane's que se consideraba que el Diligence era "un barco antiguo y único con problemas de obsolescencia cada vez mayores" y que ya no era rentable mantenerlo en servicio. Hasta 2016, no se había identificado ningún reemplazo para el barco y el libro blanco de defensa británico de 2021 no mencionó la necesidad de dicha capacidad.

En marzo de 2017, el Diligence fue remolcado desde Birkenhead a Portsmouth, donde esperaba a un comprador potencial. En abril de 2023, se reveló que el barco iba a ser desguazado después de que no se materializaran compradores adecuados, y lo trasladaron de 3 Basin a Fareham Trots para esperar su viaje final al depósito de chatarra.

sábado, 13 de mayo de 2023

Reporte final del ataque al HMS Invincible

NO SEÑOR, NO VENDRAN, LOS DERRIBARON EN LA FINAL DE TIRO.





Fue un operativo que lastimó el orgullo inglés de tal manera que se prohibió dar información sobre el asunto de este hito militar.

30 de mayo de 1982. Horas 14,24. Imaginemos a un grupo de hombres desafiando la escarcha del hielo que se acumulaba en los parabrisas de los aviones, enfrentando las olas en un mar bravío e indomable, pero avanzando inclaudicable hacia el objetivo: el portaaviones Invincible.

Han pasado cuatro décadas y el recuerdo de los actos heroicos de la guerra de Malvinas, contra Inglaterra se repiten. En las trincheras, en el aire, o en las aguas, hay historias que se suceden en un cercano y profundo al sentimiento de amor a la patria.

La operación contra el portaaviones insignia de Inglaterra, el Invincible, se lanzó desde la Base Aérea Militar Río Grande (Tierra del Fuego), el 30 de mayo, a las 12,43 horas, aunque la estrategia final comenzó unos días antes, para limitar el poder de fuego de los aviones Sea Harrier. El portaaviones HMS Invincible, se encontraba en esos momentos a unas doscientas millas náuticas al este de Puerto Argentino. Cabe destacar que el Comando Aéreo Estratégico (CAE) de la Fuerza Aérea Argentina, por medio de una red electrónica distribuida en el planeta, que facilitaba información satelital detectó la posición del portaaviones -casi estática- desde el 28 de mayo.

A partir de allí el Comando Conjunto Argentino planificó entonces el riesgoso y difícil ataque. El 29 de mayo citan a los jefes de las distintas escuadrillas (se integran con cuatro aviones). Le informan sobre la misión contra el portaaviones. Seguidamente se ofrecen voluntariamente los tenientes Ernesto Ureta y José Daniel Vázquez. Este último, llama por teléfono esa noche a su esposa que está en Mendoza. Pregunta por su hijo, nacido pocos días antes. Luego hablan de otros temas y nada dice a su mujer sobre la misión que está por cumplir. Ella no puede saber en ese instante que será la última vez que escuche su voz. Ureta y Vázquez designaron a sus numerales: Castillo e Isaac, el más joven.

La misión
Dos aviones Super Etendard de la Aviación Naval con el Capitán de Corbeta Alejandro Francisco y Teniente de Navío Luis Collavino y cuatro, cazabombardero A-4C de la Fuerza Aérea Argentina, tripulados por el Primer Teniente Omar Jesús Castillo, Primer Teniente José Daniel Vázquez, Primer Teniente Ernesto Rubén Ureta y Alférez Gerardo Guillermo Isaac, que se reabastecieron tres veces en pleno vuelo en su marcha hacia el sudeste de las Islas Malvinas. A partir de allí comienzan a descender para cumplir el último tramo, en vuelo rasante de aproximación. Luego del lanzamiento del último Exocet naval argentino, disparado por uno de los Super Etendard, los pilotos siguen la estela del misil. El otro avión Super Etendard ejercía las funciones de radar. Estos aviones una vez cumplida su parte del objetivo regresan al continente. Los dos 4-AC (Shyhawk de la izquierda (Castillo y Vázquez) fueron derribados en el ataque, cuando atravesaban la línea del portaaviones que soportará el impacto del Exocet y de varias bombas de 250 kgs, lanzadas por los dos aviadores sobrevivientes de la Fuerza Aérea Argentina (Brigadier Ernesto Rubén Ureta y el Comodoro Guillermo Isaac).

Y sólo quedábamos dos.
Yo atacó desde la popa, casi a la altura de la cubierta y cuando estoy ya muy cerca viro a la derecha. Veo a mi compañero que dispara a estribor y sobrevuela el portaaviones rozando la arboladura. Hay un gran incendió en la nave. En realidad, no sé si me están disparando o no, si hay fragatas cerca o si me han tocado. Sé que hemos dado en el blanco. Busco con la mirada el otro A-4C pero no está por ninguna parte. Ahora me siento un poco sólo. También recuerdo que tengo mucho calor. En ese momento veo un punto en el aire delante de mí, me alarmo, puede ser un Harrier. La máquina se va agrandando. Yo estoy muy cerca cuando me percato que se trata de mi compañero. ¬No lo derribaron!, recuerda emocionado Guillermo Isaac.

Las grandes y queridas “Chanchas”
Se habló de la eficacia del Super Etendard, del valor de los pilotos de A-4C, pero no olvidemos que sin los Hércules K-C 130 la misión hubiese sido imposible.

El relato del Vicecomodoro Litrenta (Piloto del Hércules KC-130 y Comandante del reabastecedor que salvó la vida al Alférez Dellepiane destaca la pericia y la valentía de los aviones, que impresionan por su figura y son más conocidos como “La Chancha”.

“En todas las misiones de reabastecimiento que habíamos realizados, desconocíamos que blanco tenían asignados esos aguzados estiletes con una escarapela celeste y blanca, que venían veloces sobre el mar a succionar nuestro vital combustible, simplemente porque no influía en nuestra tarea”. Al comentar esa gesta de ese 30 de mayo de 1982, el Vicecomodoro, recuerda: “cuando fui descifrando los renglones de mi hoja de misión, la emoción me invadió: una escuadrilla de A-4C, una sección de dos Super Etendard y silencio absoluto de radio durante toda la operación con una navegación de ida de 2.000 kilómetros por el sur de las Malvinas, sobrepasándose hacia el este 400 Km, con una navegación de vuelta en forma directa y a máxima velocidad, para reabastecer por tercera vez a los aviones que regresen del ataque al portaaviones”.

Sobre el final del operativo relata:

Pregunté a mi tripulación si los veían.
-Negativo-, me contestaron.
No me animaba a preguntarles a los pilotos de A 4-C pues tenía miedo a la respuesta.
-Díganme muchachos si los dos que faltan pueden llegar aún.
-No señor no vendrán, los derribaron en la final de tiro del portaaviones.

En mi chocaron sentimientos encontrados.
-¬Final de tiro del portaaviones! y el no vendrán.
Miré a mi copiloto y con voz cansada le dije:
Rumbo a casa…..

Las ocho horas de vuelo, el tiempo malísimo al regreso eran secundarios, porque dos de nuestros Halcones habían sabido morir con honor.

Saludo 1
Super Etendard Malvinas
La Unidad fue condecorada con la medalla "Honor al Valor en Combate" por su destacado accionar durante la Guerra de Malvinas en el año 1982. El nombre Super Étendard proviene de la lengua francesa y significa Súper Estandarte. Fue diseñado para la Marina Nacional Francesa en la década del ´70.

sábado, 29 de abril de 2023

El frustado de ataque de gran ala del 3 de mayo

31 aviones y 64 bombas: el ataque masivo de la Fuerza Aérea que pudo cambiar el rumbo de la Guerra de Malvinas

Un día después del hundimiento del Crucero General Belgrano, informes de inteligencia establecieron la presencia de un portaaviones inglés en una zona cercana a las islas y al alcance de la aviación. La decisión de atacar el 3 de mayo de 1982. Las razones de la Armada Argentina para rehusarse y el desenlace de una operación que dejó enseñanzas


El Douglas A-4B matrícula C-226, reabasteciendo en vuelo durante el conflicto por Malvinas, armado con 3 bombas de 500 libras

El 3 de mayo la Fuerza Aérea se desesperaba por golpear al enemigo.

Los combates habían arrancado el primer día de mayo, pero el día 2 había sido una gran pausa, mientras ambos contendientes repensaban sus estrategias.

Las primeras noticias del día no resultaban alentadoras.

El pequeño buque de la armada, ARA Alférez Sobral, en misión de búsqueda de una tripulación derribada, había sido dañado por los británicos. Más allá de esta pésima novedad, lo cierto es que, con ello, los mandos corroboraron que los ingleses no estaban lejos de la posición de ese ataque y, por tanto, podrían ser a su vez atacados.

Todo comenzó a moverse rápidamente a las 13:15 hs, cuando el teléfono sonó en la sede del Comando Aéreo Estratégico (CAE) en Comodoro Rivadavia y, desde la Agregaduría Militar en Estados Unidos, el Comodoro Massa informó que “fuentes externas” (posiblemente un satélite soviético), informaban de “un (1) portaaviones y tres (3) buques (posiblemente fragatas)” en una posición determinada, al sur de Malvinas y al alcance de la aviación continental.

Mientras las autoridades aeronáuticas se miraban perplejas y comenzaban a reaccionar para orquestar la respuesta, llegó otra información muy relevante.

La misma había sido proporcionada por el PATO, un avión Lockheed C-130 Hercules (matrícula TC-68) de la Fuerza Aérea, que había partido muy temprano y estaba tratando de aterrizar en el aeropuerto de Puerto Argentino, en un peligroso y complicado vuelo logístico. Volaba a muy baja altura, para evadir cualquier detección y a posibles aviones Harrier en su ruta.

Próximos a girar para iniciar las maniobras de aterrizaje y recién salidos de un banco de niebla, el piloto y copiloto (el Vicecomodoro “Fredy” Cano y el Capitán “Dino” Hrubik), notaron la presencia, a unas tres millas de distancia y a 40 millas de la costa, de lo que primero eran “barquitos” y luego estimaron era un buque logístico grande “acompañado por dos fragatas, estas últimas más alejadas”.

Ello hizo que la tripulación girara abruptamente, abortara el aterrizaje y pusiera rumbo hacia Río Grande. Eran las 10:30 de la mañana.

Casi tres horas después, los detalles acerca de este avistaje, que parecía corroborar la información que venía desde el exterior, estaba en el CAE.

Las órdenes, mediante líneas de comunicación seguras, comenzaron a fluir hacia las unidades de la Fuerza Aérea Sur (FAS) en Trelew, Comodoro Rivadavia, San Julián, Río Gallegos y Río Grande. Se estimaba que el portaaviones o el buque grande, podría tratarse del HMS Hermes, buque insignia de la flota.

Un avión Super Étendard, armado con un misil Exocet, en la base Río Grande

Los portaaviones británicos eran, realmente, el blanco prioritario de las fuerzas aéreas argentinas, en tanto se entendía que, con la pérdida de uno de ellos, toda la operación británica se resquebrajaría y hasta podría desmoronarse. Los argentinos no estaban equivocados, tanto el almirante británico Woodward (a cargo de la Fuerza de Tareas británica) y el cuartel general de la flota en Northwood tenían sumamente claro que “daños mayores en el Hermes o en el Invincible… probablemente causarían el abandono de las operaciones en las Islas Malvinas”

La Fuerza Aérea se aprestó para atacar, ordenando que se alistaran varias escuadrillas de cazas y bombarderos, junto con aviones tanqueros (que reabastecerían a los cazas en vuelo), aviones retransmisores y vuelos de engaño.

Era un esfuerzo mayúsculo y coordinado, en tanto se consideraba que solo la saturación de las defensas podría hacer que el ataque tenga alguna posibilidad de éxito, frente a una flota en mar abierto. Esta saturación, en otros términos, implicaba que muchos de los aviadores argentinos no regresarían pero, mientras eran derribados, otros camaradas podrían pasar la cortina de fuego y misiles, para poder lanzar sus bombas.

La cantidad de vuelos que se programaron resulta impresionante:

  • Ocho cazabombarderos Douglas A-4B (indicativo de las escuadrillas: FIERA y TRUENO) desde Río Gallegos, armados cada uno con tres bombas de 500 libras, retardadas por paracaídas.
  • Ocho cazabombarderos Douglas A-4C (OSO y DOGO) desde San Julián, armados cada uno con tres bombas de 500 libras, retardadas por paracaídas.
  • Cuatro cazabombarderos IAI Dagger (DARDO y PANCHO), desde Río Grande, armados cada uno con dos misiles aire-aire Rafael Shafrir-2 y que darían cobertura aérea a los incursores mientras reabastecían en vuelo.
  • Cuatro bombarderos English Electric Canberra Mk.62 (LINCE y ORO), desde Trelew, en configuración de exploración radar y armados también cada uno con cuatro bombas de 1.000 libras.
  • Dos tanqueros KC-130 (KIKO y MAIO), desde Río Gallegos y Comodoro Rivadavia.
  • Cuatro aviones de enlace Gates Learjet Model 35, desde Comodoro Rivadavia y otras bases, en misiones de diversión (confundirían a los radares enemigos, simulando ser cazabombarderos, pero retirándose antes de entrar en combate).
  • Un avión Gates Learjet Model 35 como retransmisor en vuelo, en tanto las escuadrillas volando rasante perdían el contacto de radio con las bases.
Mapa con las distintas bases aéreas y los aviones de la Fuerza Aérea que desde allí despegaron. También, las posiciones estimadas del portaaviones HMS Hermes y, finalmente, la posición real en la que se encontraba ese día

Treinta y un aviones argentinos de la Fuerza Aérea en el aire simultáneamente, con 64 bombas para la flota enemiga. Cada una con capacidad de hundir un buque del tamaño de un destructor o fragata, o dañar seriamente a un portaaviones.

Apenas llegadas las órdenes fragmentarias, los mecánicos y armeros comenzaron con sus preparaciones, mientras los pilotos eran informados, en la sala de pre-vuelo de los blancos y de todo lo necesario para llegar, pegar y volver. Los nervios a flor de piel, todos sabían que el curso de la guerra podía cambiar esa tarde y, también, que muchos no regresarían, pero que el esfuerzo nunca sería en vano.

La orden de atacar llegó también a la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque de la Armada Argentina, en Río Grande. Venía directamente del Comandante de la Aviación Naval, en Espora.

La información que se suministró era escasa. Un blanco mediano (sin ser identificado) a unas 50 millas de las islas. El comandante de la Escuadrilla, el Capitán de Corbeta Jorge “Piti” Colombo no estaba de acuerdo con largar una misión con tan poca información inicial, ya que tenía presente que, según la doctrina (y el sentido común), debía utilizar sus aviones Super Étendard y los poderosísimos misiles Exocet (de los cuales solo había cinco en el país), contra blancos perfectamente ubicados. La sorpresa era todo para este tipo de misiones y cada uno de los misiles tenía que contar.

Su primera reacción fue señalar que su escuadrilla no volaría una misión de estas características. Pero el Comando de la Aviación Naval le requirió el cumplimiento total de la orden: en el marco del hundimiento del Belgrano (que había sucedido el día anterior), la Armada tenía que atacar.

El Contralmirante Carlos García Boll (Comandante de la Aviación Naval) también había dudado en empeñar a los Super Étendard sin una posición cierta del blanco a batir, pero había optado por avanzar con la misión, teniendo en cuenta que la Fuerza Aérea haría lo mismo.

Dos aviones (al comando de Capitán de Corbeta Augusto “Vasco” Bedacarratz y el Teniente de Fragata Armando “Huevo” Mayora) fueron alistados y, con sus misiles cargados, rodaron lentamente hacia la cabecera de la pista, esperando la orden de despegue. Que nunca llegaría.

Te puede interesar: El mapa inédito del plan británico para atacar el continente en 1982 y la “Operación Pampero” para neutralizarlo


Un avión Aermacchi MB-339A en vuelo, en este caso el 4-A-119 que no cruzó hacia las islas Malvinas

Mientras tanto, los aviones de la Fuerza Aérea ya estaban en vuelo hacia el blanco. Habían despegado casi todos, los únicos faltantes, por problemas técnicos, eran un avión Douglas A-4C y la sección ORO de aviones Canberra.

Sin embargo, se necesitaba confirmar la presencia enemiga y, por tanto, como el radar de Puerto Argentino había notado helicópteros en esa misma zona, se ordenó que decolara una sección de aviones navales Aermacchi MB-339A, aviones que, si bien de entrenamiento poseían capacidad ofensiva y operaban desde la pista de Puerto Argentino. Su misión sería buscar y atacar al buque que servía de base para esos helicópteros.

Partieron el comandante de la unidad, el Capitán de Corbeta Carlos Molteni, y también el Teniente de Fragata Carlos “Chino” Benítez. Como recordaba el Capitán “Titi” Molteni en una conferencia luego de la guerra:

“Nuestra primera acción de combate fue el día 3, para buscar un portahelicópteros y esa información venía de un satélite ruso… Salimos dos aviones, con niebla, estaríamos volando a 5 metros del suelo y estaba muy fea la visibilidad, yo pienso que no los íbamos a atacar, los íbamos a chocar…”

Sin embargo, no encontraron ningún blanco y, en la maniobra de regreso hacia la pista de las islas, volando muy bajo y con turbulencias, el Teniente Benítez hizo impacto contra el suelo y, si bien llegó a eyectarse, falleció en el terrible accidente.

Para peor, la Armada casi simultáneamente a señalar que no había blancos para atacar también informó al CAE en Comodoro Rivadavia que había buques propios en la zona y, por tanto, existía el temor que fueran atacados por equivocación. A las 16:00 hs, entonces, se ordenó a todos los aviones en vuelo que regresaran a sus bases: algunos incluso ya estaban reabasteciendo combustible de los grandes aviones Hercules.

Con bastante tensión, Bedacarratz y Mayora también bajaban de sus aviones.

Quizá se trató del ataque mejor coordinado de la guerra.

Hoja de misiones previstas para el 3 de mayo (existe un error en la fecha, parcialmente corregida en el original). Diario de Guerra del Comando Aéreo Estratégico (CAE) de la Fuerza Aérea Argentina

Si bien no se logró atacar ningún blanco, se obtuvieron importantes lecciones, que se aplicarían en los días subsiguientes, así como se corroboró que la Fuerza Aérea estaba en condiciones de planear y ejecutar ataques masivos contra distantes buques enemigos, con diversos tipos de aeronaves, partiendo de bases a cientos de kilómetros de distancia cada una. No es esto una cuestión menor, ya que se requiere un total profesionalismo de centenares de personas para poder lograrlo.

Asimismo, a la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque la Armada le quedó claro que debería seguir insistiendo en aplicar sus propios procedimientos, si quería sacar máximo provecho de sus modernos y misiles.

¿Qué buques eran los que informaban las “fuentes externas” y habían visto los tripulantes del PATO? No queda realmente claro, ya que el grueso de la flota británica estaba a cierta distancia y, además, no había buques argentinos en aguas abiertas (aún cuando algunos partes oficiales señalaron que eran efectivamente buques nacionales). O se trató de un error de identificación de blancos o se habían divisado pesqueros (del bloque oriental), que no habían abandonado el área de operaciones.

Sin embargo, la flota británica estaba movilizándose hacia esa zona del sur de Malvinas, para realizar nuevos ataques aeronavales, que intentarían concretar el día siguiente (el día 4).

Pero esa es otra historia porque fueron detectados y esta vez, guiados por un avión Neptune de la Aviación Naval, Bedacarratz y Mayora lanzarían sus misiles Exocet, para destruir al poderoso destructor HMS Sheffield.



domingo, 9 de abril de 2023

RN: Recortes presupuestarios en los portaaviones británicos


 
Portaaviones clase Invincible, Centaur, Audacious y Queen Elizabeth (en el sentido de las agujas del reloj desde la parte superior izquierda)

Programas de portaaviones de Gran Bretaña desde la Segunda Guerra Mundial: cómo los recortes presupuestarios devastaron la flota

Military Watch Magazine

La Royal Navy británica cuenta hoy con dos  importantes portaaviones de la clase Queen Elizabeth de 65.000 toneladas , que entraron en servicio  en diciembre de 2017  y diciembre de 2019 , haciendo  la flota de portaaviones del país es más grande y más capaz de lo que ha sido desde los primeros años de la Guerra Fría. Si bien la Marina envió una flota considerable durante la Segunda Guerra Mundial, los programas de portaaviones británicos han dejado mucho que desear desde entonces y se enfrentaron a cancelaciones frecuentes como resultado de la situación económica del país. Los portaaviones de la clase Audacious, encargados a partir de 1951, vieron cancelados dos de los cuatro buques de guerra por este motivo, mientras que la clase Centaur encargada en el mismo período vio cancelados cuatro de los ocho buques de guerra. La clase Majestic planeada para el mismo período vio solo uno de los seis buques de guerra depositados encargados con los demás desguazados o vendidos a países de la Commonwealth. Como resultado, el tamaño de la flota de portaaviones en ese momento era menos de la mitad de lo planeado, lo que socavó gravemente las capacidades de proyección del poder británico. El estado de la flota solo empeoraría a partir de ese momento, con los cuatro importantes portaaviones de la Clase Malta, con más de 50.000 toneladas y cada uno diseñado para desplegar 80 aviones, todos cancelados. Después de la década de 1950, con la pérdida de gran parte de su Imperio, Gran Bretaña frenó notablemente sus ambiciones de portaaviones y su próximo buque de guerra, elEl primero en ser llamado  Queen Elizabeth Class, se planeó en solo dos buques de guerra de 50,000 toneladas en la década de 1960. A medida que el tamaño de los portaaviones creció rápidamente durante la Guerra Fría y los aviones de combate se volvieron mucho más grandes y pesados, ya no se consideró un tamaño muy grande. Sin embargo, este programa resultó estar más allá del presupuesto del país y, debido a dificultades económicas, los barcos fueron cancelados a fines de la década de 1960.

Portaaviones de la clase Queen Elizabeth de la Royal Navy británica

Gran Bretaña finalmente evitó perder por completo su aviación naval, un campo en el que la Royal Navy había sido pionera en la era anterior a la guerra, al encargar los portaaviones Invincible Class a partir de la década de 1980. Estos se encontraban entre los buques de guerra más livianos para desplegar aviones de ala fija y desplazaron solo 22,000 toneladas cada uno, un tamaño similar al de los portahelicópteros como la clase Dokdo de Corea del Sur y la clase Mistral francesa. Sin embargo, ofrecieron a las fuerzas armadas un medio para retener alguna forma de aviación de portaaviones en un momento en que los buques de guerra encargados durante y después de la Segunda Guerra Mundial se estaban desvaneciendo rápidamente y Londres parecía particularmente reacio a invertir en la modernización de su proyección de poder. activos. Debido a sus pequeños tamaños y pistas cortas, los portaaviones de la Clase Invencible no podían desplegar aviones de combate convencionales como el F-4 Phantom o el A-4 Skyhawk utilizados por la Armada de los Estados Unidos, y requerían aviones especializados con capacidad de despegue corto y aterrizaje vertical (STOVL). . Por lo tanto, se adquirieron variantes navalizadas de los Harrier Jets altamente especializados para esta función, y la primera entró en servicio en 1978.. La entrada en servicio del Harrier lo convirtió en uno de los primeros cazas de su tipo, siguiendo de cerca a los cazas soviéticos de despegue y aterrizaje vertical (VTOL) Yak-38 que tenían capacidades similares. Los barcos de la Clase Invencible al principio desplegaron nueve helicópteros de guerra antisubmarina Sea King y cuatro o cinco aviones Harriers. Debido a sus pequeños tamaños, los barcos se concibieron principalmente como un medio para proteger las flotas de destructores británicos de los submarinos enemigos durante las operaciones en aguas azules utilizando helicópteros, y se confiaba en los aviones Harrier para proporcionar una capacidad limitada y altamente defensiva. La incapacidad de los Harriers para igualar a los cazas de última generación basados ​​en portaaviones, como el F-14 Tomcat y el F-4 Phantom desplegados por portaaviones estadounidenses, significaba que solo se confiaba en ellos para proporcionar una capacidad secundaria.

El portaaviones Invincible Class lanza el Harrier Jump Jet

El papel de los portaaviones de la Clase Invencible llegaría a cambiar profundamente con el tiempo, con la invasión argentina del territorio británico de las Islas Malvinas en 1982, lo que llevó a Londres a darse cuenta de la necesidad de activos de proyección de energía para proteger sus posesiones en el extranjero. Si bien la gran mayoría del Imperio Británico se había ido, los puestos avanzados clave del poder británico aún permanecían desde Gibraltar y las Islas Caimán británicas hasta las Islas Malvinas y el Territorio Antártico Británico. Los buques de guerra de la Clase Invencible fueron reacondicionados para una función de proyección de energía, y cada uno desplegó 18 aviones Harrier y solo cuatro helicópteros de acompañamiento. Estos incluían tanto la variante de combate del Harrier como el avión de ataque Harrier GR3 con un papel dedicado aire-tierra similar al del A-4 estadounidense. Si bien dejaban mucho que desear en sus capacidades de combate en relación con la mayoría de los cazas de su tiempo, como el F-15 o el MiG-23, eran más que un rival para la flota de la Fuerza Aérea Argentina de derivados del Mirage francés de segunda generación y fechados A -4 jets de ataque que no solo eran viejos sino también cuestionables piloteados. La discrepancia en la calidad de los pilotos en particular no provocó pérdidas entre los cazas basados en portaaviones británicos, mientras que las fuerzas británicas derribaron 31 aviones argentinos.

Mirage III de la Fuerza Aérea Argentina

Los tres portaaviones ligeros de la Clase Invencible fueron retirados del servicio entre 2005 y 2014 y, a pesar de sus capacidades limitadas y tamaños extremadamente pequeños, la clase se consideró un éxito debido a su desempeño contra Argentina y la defensa efectiva de la flota británica. Este éxito fue particularmente notable considerando que los buques de guerra fueron presionados para desempeñar un papel para el que inicialmente no estaban previstos. Se cree que el incidente de las Malvinas influyó en el liderazgo británico para invertir en los primeros buques de guerra portaaviones de tamaño completo del país en décadas con el programa portaaviones Queen Elizabeth Class. Si bien los nuevos barcos de costo relativamente bajo carecen de las capacidades avanzadas de proyección de potencia de los superportaviones más avanzados, como las clases Nimitz y  Gerald Ford de EE. UU.  y la próxima  clase china Tipo 003., como los sistemas de lanzamiento de catapulta electromagnética o de vapor o la capacidad de desplegar aviones AWACS de ala fija como el  E2 Hawkeye  o  el KJ-600 , los buques representan un resurgimiento en las capacidades de los portaaviones británicos y tienen aproximadamente tres veces el tonelaje de la Clase Invencible. . Los problemas presupuestarios significaron que  la Royal Navy puede tener dificultades para adquirir el complemento completo de caza para ambos barcos nuevos , ya que los cazas furtivos F-35B con capacidad STOVL cuestan  más de $ 130 millones cada uno  para adquirir y tienen los  costos operativos  más altos.de cualquier luchador actualmente en producción en todo el mundo. Sin embargo, los buques de guerra de la clase Queen Elizabeth, aunque operen a una fracción de su capacidad de carga de aviones, muy probablemente representarán el programa de portaaviones británico más exitoso en más de sesenta años, en todo caso en virtud del hecho de que es el primer programa de portaaviones de tamaño completo. haber sido visto hasta su finalización desde la Segunda Guerra Mundial.