Mostrando entradas con la etiqueta bandera. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta bandera. Mostrar todas las entradas

domingo, 30 de junio de 2024

Museo de la Escuela de Aviación: Cuando un "australiano" quiso comprar un trofeo de guerra

La bandera de Malvinas que los británicos intentaron recuperar en Córdoba


Un extraño personaje intentó comprar la insignia que los soldados argentinos tomaron en 1982, en el primer desembarco de la guerra. Está en la Escuela de Aviación y se exhibe al público.
Josefina Edelstein || La Voz




La Sala de Malvinas de la Escuela de Aviación de Córdoba tiene una de sus paredes prácticamente ocupada por una bandera británica que se tomó como trofeo de guerra el día del inicio de la recuperación. El relato de Torales indica que "el 2 de abril de 1982, cuando saltan los comandos del Hércules TC68 (el primero que aterriza en Malvinas) tomando posesión de Puerto Argentino, encuentran la bandera en un cofre. Después se supo que era izada cuando llegaban de visita miembros de la familia real a las islas. Como es el primer trofeo de guerra que tenemos, la pusimos aquí desplegada y enmarcada".

El enorme paño es la tercera bandera británica que se exhibe en Córdoba: se suma a las capturadas a los británicos en la Segunda Invasión a Buenos Aires, de 1807. Estas se encuentran en la Iglesia de Santo Domingo, donde fueron entregadas por Santiago de Liniers, quien se las había prometido a la Virgen del Rosario.



El suboficial guía cuenta una historia: "Vino un coleccionista australiano en la década del 90 diciendo que ofrecía mucho dinero por esta bandera. La primera vez ofreció 5 mil dólares, la segunda 50 mil dólares y en ambos casos se dijo que no, pero su interés llamó la atención. La tercera vez propuso dos millones de libras esterlinas. Ahí se sobreentendió que venía de Inglaterra. Se lo llamó y se le dijo que no queríamos su dinero. 'Mire señor, usted quiere la bandera, no hay ningún problema. Nosotros la bajamos, la doblamos y se la damos, pero dígales a los ingleses que solamente queremos nuestras tierras'. El hombre se dio cuenta de que su maniobra había quedado al descubierto".

La historia no termina ahí, porque el "coleccionista" pegó media vuelta y antes de salir les dijo a sus interlocutores: "Señores, ustedes están enojados con los ingleses". Y frente al gesto de sorpresa del personal de la Escuela, agregó: "Esta bandera está desplegada al revés, ese dobladillo va del otro lado, hagan de cuenta que se pusieron una remera al revés".

El error había sido involuntario y los responsables de la sala preguntaron a las autoridades de aquel momento qué hacer. La respuesta fue clara: "Dijeron que la dejáramos así, porque si no les gusta que tengamos la bandera británica, y encima al revés, es posible que nos devuelvan nuestras tierras". Y el hombre no volvió.



domingo, 5 de noviembre de 2023

RI 25: La bandera y los sables enterrados del regimiento

Un secreto que tiene 40 años: el misterio de la bandera y los sables que Seineldín mandó a enterrar en Malvinas

Por muchos años fue un mito. Sin embargo, Infobae habló con algunos de los protagonistas clave que permitieron develar detalles inéditos de cómo la fría turba malvinense atesora, en un lugar cuya localización se guarda bajo siete llaves, los símbolos del Regimiento de Infantería 25

Infobae

Algunos de los testigos recuerdan perfectamente el lugar, aunque no se ponen de acuerdo en la fecha en el que, en una suerte de hermético conciliábulo, ocultaron lo que para ellos era el tesoro más preciado. Fue el 15 o quizá el 16 de junio. En medio de la desazón de la rendición, el coronel Seineldín ordenó a un capitán de logística juntar los sables de los oficiales de su unidad y los hizo llevar al aeropuerto. Luego de realizar una formación en la que se arrió la bandera del Regimiento, a otro oficial le cupo la tarea de recortarle el sol.

La bandera, una de las protagonistas de esta historia. Acá en una formación en las islas.

Ochenta días antes el propio Seineldín, jefe del regimiento 25 sorprendía a sus oficiales con una increíble noticia: debían prepararse contrarreloj para ir a la guerra contra los ingleses en Malvinas.

Fue ese viernes 26 de marzo de 1982 que se armó la Compañía C. Su jefe sería el Teniente Primero Carlos Esteban. Tendría tres jefes de sección: el teniente Roberto Estevez, y los subtenientes Roberto Reyes y Juan José Gómez Centurión.

El jefe de la unidad les ordenó que llevasen su sable, porque irían a la batalla. La primera reacción fue de fastidio, porque sabían que no lo usarían. En el frenesí y el entusiasmo que había, algunos admitieron que “en aquel momento nos invadió un halo de mando”, y otros fueron más prácticos. “Llevar el sable a Malvinas era un chino absoluto. Cuando llegamos todos los pusimos en un lugar y no reparamos en ellos hasta el 14 de junio”.

Mohamed Seineld{in, el jefe del regimiento 25. Ordenó a sus oficiales llevar a Malvinas sus sables, símbolo de mando.

Pero el que dio la orden decía que el 25 era ‘regimiento de infantería especial’. Y sabía que cada hombre se sentía distinto. Y se preocupaba por su entrenamiento y por su formación”. Seineldín deseaba mantener la simbología de los oficiales japoneses que fueron a combatir a la Segunda Guerra Mundial, acompañados de sus espadas samuráis.

La simbología del sable es explicada en el sitio web del Colegio Militar. El puño simboliza la verdad y lleva acuñado en su pomo el escudo nacional. El guarda manos ofrece la misma curvatura de origen morisco, escogida por el general San Martín y que representa el equilibrio, la justicia y la paz. La efigie de Cuzco revela hasta dónde había llegado el ejército libertador. En el nacimiento de la hoja esta Marte, el dios de la guerra y en el reverso la libertad. La hoja lleva grabada la frase “sean eternos los laureles” y la dragona posee una cinta con lazo corredizo, para ceñirla a la muñeca al desenvainar, cinta que si se la despliega cabe la cabeza de un hombre.

¿Cuál es el mensaje de todos estos elementos? “Siempre que desenvaines tu sable, empuñando la Verdad y teniendo al Escudo Nacional como divisa, en defensa de nuestra Libertad, aunque te empeñes en la Guerra, las más caras y gloriosas tradiciones nacionales te protegerán la mano. Tuya será la victoria y eternos serán los laureles pero piensa que atado a tu muñeca llevas un juramento prendido que te recuerda: ¡Más vale morir ahorcado, que traicionar a la Patria!”

Formación del regimiento con las islas de marco. Era plena guerra.

“Nos sometió a un entrenamiento fenomenal. Sabía que en las islas íbamos a estar solos y que nos veríamos obligados a tomar nuestras propias decisiones. Él nos preparó para eso. Seineldín fue un soldado que formó soldados”, describen. “Poseía un sentido espiritual muy profundo, que daba fuerza en el combate. Transmitía grandes valores en pequeños gestos”.

No se quedó con el sable sino que el regimiento fue el único que llevó a un trompeta. Era el cabo primero músico, de 19 años, René Omar Tabares. Seineldín decía que “cuando desembarquen acá en la playa y ya no demos más -le dijo a un joven subteniente- usted va a llevar la bandera del regimiento, y mientras el cabo primero Tabares toque ‘A la carga’ con la trompeta, yo iré con el sable y la pistola”.

El 25 jugaría un papel importante en la Operación Azul, rebautizada en alta mar como Rosario. Luego de la recuperación, la infantería de marina se replegaría y el Regimiento 25 permanecería como único guardián de las islas, con Seineldín como jefe.

Como es sabido, el grueso del 25 fue destinado a Puerto Argentino. Y aunque nunca hubo combates en la capital de las islas, éste era un punto probable que los ingleses podrían elegir para desembarcar.

Detalle de la empuñadura de un sable, similar a los que llevaron a Malvinas.

El joven Tabares tenía a su cargo izar y arriar la bandera del regimiento en el mástil que estaba cercano a la casa del gobernador. Intervenía con su instrumento en la rutina típica de la vida cuartelera. También era convocado para participar en ceremonias más dolidas, como eran los entierros de soldados argentinos.

“Todos los días hacía tocar diana y cuando los infantes estaban a merced de un ataque aéreo inglés, Seineldín le hacía tocar ‘A la carga’. Y con la estridencia de la trompeta venían los gritos, los fuegos reunidos y convertía un hecho intimidante, en uno que te generaba estímulo de pelea. Y ese era el Turco. Esa era su naturaleza de mando”, recordó uno de los oficiales.

Paradojas del destino: Seineldín, preparado para la pelea, no disparó un solo tiro. Con el grueso del Regimiento 25 tenía a su cargo la defensa del aeropuerto de Puerto Argentino donde los ingleses se empeñaron en bombardear su pista, pero no elegirían ese punto para desembarcar. Uno de los oficiales que combatió a los ingleses en Darwin dijo que “eso lo vivió con una entereza enorme. Estuvo en el pozo hasta el último día. Se comió todas las bombas durante toda la guerra. Fue muy frustrante. Y nuestras secciones entraron en combate en forma muy desproporcionada en lugares muy aislados unos de otros. Pero eso es la guerra”.

Una parte del regimiento permaneció en el aeropuerto; las distintas secciones de la compañía C se batieron valerosamente en San Carlos y en Darwin.

Cuando pisaron suelo malvinense, los soldados conscriptos clase 63 del 25 no habían jurado aún la bandera. Debían hacerlo. Se organizaron dos ceremonias. Una en Puerto Argentino el 24 de abril, y otra en Darwin el 25 de mayo. En el helicóptero Bell UH-1H AE 409 de Aviación de Ejército el jefe del 25 con su cuerpo de oficiales, sus sables y la bandera del regimiento volaron hacia ese punto. Y con ellos, por supuesto, el trompeta Tabares.

El Regimiento 25 tuvo una destacada actuación en la guerra. No solo fue la única unidad de Ejército que participó del desembarco, sino que luchó contra los ingleses en San Carlos cuando éstos establecieron la cabeza de playa y además efectuaron el contraataque a Darwin.

Tuvieron 12 bajas: siete soldados, cuatro suboficiales y un oficial. Y 35 de sus integrantes recibieron medallas. La Cruz La Nación Argentina al Heroico Valor en Combate, que es la más alta condecoración, integrantes de Ejército recibieron siete y dos de ellas fueron para el Teniente Roberto Estévez (post mortem) y para el subteniente Gómez Centurión.

Cuando todo había concluido, a la bandera se le recortó el sol y se quitó la moharra del mástil. El paño acompaña a los sables que fueron enterrados.

Cuando esa unidad era la Agrupación Motorizada Patagonia, en 1947 el entonces presidente Juan D. Perón obsequió a la unidad una bandera. En esas horas que siguieron a la rendición, se la arrió y se le separó el escudo nacional y la moharra, que es la punta metálica que coronaba el asta.

Cuando tuvieron todos los sables, fueron cubiertos con el paño de esa bandera sin sol. Luego los envolvieron en un plástico al que ajustaron con cinta de embalar. Seguidamente, con una manta se arrolló ese paquete y repitieron el procedimiento de la cinta. Una vez realizada esta tarea, lo ajustaron dentro del recipiente usado para transportar munición de 105 milímetros. El recipiente se selló con cinta y posteriormente se envolvió en plástico, que volvió a ser asegurado de la misma manera. Todo fue introducido en un cajón de munición y vuelto a cubrir con plástico asegurado con más cinta.

Escogieron un lugar de las islas que los testigos a lo largo de los años lo visitaron y que aseguran que está tal cual lo dejaron en junio de 1982. Su localización exacta aún se mantiene en el máximo secreto. Cuando el primer oficial de Ejército pudo viajar a las islas, Seineldín le encomendó revisar el lugar. Todo estaba como entonces.

Allí Seineldín, junto a algunos de sus oficiales, enterraron ese paquete en una suerte de ceremonia muy reservada. Alrededor del pozo que habían cavado, les hizo juramentar que sus hijos o bien sus nietos serían los encargados de regresar a las islas a desenterrarlos para volver a recuperarlas. “Tienen la obligación de hacerlo…”, insistó.

Y taparon el pozo.

No todos los sables fueron enterrados en esa misteriosa ceremonia. Hubo otros casos en que esas armas fueron voladas junto con las posiciones que ocupaban las fuerzas argentinas. Asimismo, se inutilizó todo el armamento posible, haciendo detonar granadas en las bocas de los cañones y tirando partes de armas al mar.

Años después, cuando el hermano de un oficial veterano del 25 visitó Malvinas, se propuso recuperar el sable que había enterrado en su posición, cercano al aeropuerto. En compañía de un kelper munido de una pala, fue guiado vía celular desde Buenos Aires. La clave estaba en partir del lugar exacto donde al inicio de la guerra habían emplazado una virgen, en una de los tantos puntos defensivos. Estaba “a siete pasos al oblicuo izquierdo y a un metro de profundidad”, aún recuerda. Pero no tuvieron suerte.

Otro oficial relató que “no íbamos a permitir que los sables los entreguen o los tiren; yo enterré el mío junto con mi pistola y otros efectos personales, soñando que algún día nos podía ser útil porque las íbamos a volver a buscar”.

Lo que quedó de la bandera de guerra es exhibido en el regimiento, en Chubut.

Menos suerte tuvieron aquellos sables que terminaron en vitrinas de museos militares en Gran Bretaña o en poder de ingleses, como trofeos de guerra.

El que quiera apreciar el sol que había sido recortado de la bandera de guerra del regimiento, puede contemplarlo en un cuadro en el museo del Regimiento 25 en Colonia Sarmiento, provincia de Chubut. El resto de la bandera aún está de guardia en las islas, bajo la turba junto a los sables, añorando el “a la carga” del trompeta Tabares.





lunes, 9 de noviembre de 2020

6 de Noviembre de 1820: El día que flameó por primera vez la bandera argentina en las islas

El día que flameó por primera vez la bandera argentina en las Islas Malvinas: motines, desolación y un desfile muy particular

El 6 de noviembre de 1820, hace 200 años, el capitán David Jewett izó por primera vez la bandera argentina en suelo malvinense. A los capitanes de los barcos allí apostados, el corsario les dijo: “Tengo el honor de informar mi llegada para tomar posesión de estas islas en nombre del país al que naturalmente pertenecen”

Por Adrián Pignatelli || Infobae



Puerto Soledad, tal como era en las primeras décadas del 1800.

James Weddell, muy lejos de su Bélgica natal, estaba enfocado en la reparación de su bergantín “Jane” y así seguir rumbo hacia el sur, hacia los hielos antárticos. Estaba anclado al norte de Puerto Soledad en las Islas Malvinas cuando recibió una comunicación y una invitación firmada por un capitán llamado David Jewett, que con su buque estaba anclado a unas millas de Puerto Soledad. Sin saberlo, este marino, explorador y cazador de focas sería partícipe de un hecho histórico para nuestro país.

Hacia 1815, David Jewett había llegado a Buenos Aires como capitán de “La Invencible”. Había nacido en la entonces colonia inglesa de Connecticut en 1772 y le ofreció sus servicios al gobierno del Directorio, manejado en forma interina por Ignacio Álvarez Thomas. El 22 de junio el gobierno argentino le otorgó una patente de corso y lo invistió con el grado de sargento mayor.

David Jewett obtuvo del gobierno argentino una patente de corso. Había nacido en la colonia inglesa de Connecticut.

Recibió la orden de hostigar a buques españoles. Y así se sumó al significativo número de corsarios que había cerrado trato con el gobierno patriota para hacerles la vida imposible a los mercantes españoles y obtener beneficios económicos.

Jewett no era ningún improvisado ya que llevaba más de una década navegando. El 30 de junio de 1815 zarpó hacia el norte, pasó por Brasil, y en su derrotero por el Atlántico norte y el Caribe capturó barcos con importantes cargas. Regresó a Buenos Aires los primeros días de septiembre y en el interín tuvo la habilidad necesaria para contrarrestar un motín de su tripulación. No sería el único.

 

La patente de corso extendida por gobierno de las Provincias Unidas a Jewett.

El 15 de enero de 1820 fue convocado nuevamente por el gobierno. Con el grado de coronel de la marina zarpó del puerto de Buenos Aires al mando de la fragata “La Heroína”. No fue un comienzo auspicioso. A poco de partir, falleció su segundo al mando, el sargento mayor Juan Adams, y varios miembros de la tripulación -que a duras penas pudo reclutar entre ex presidiarios, algunos voluntarios y otros soldados veteranos- enfermaron a causa del agua en mal estado. El jefe de la tropa de tierra era el capitán Laureano de Anzoátegui, con el que no se llevaba bien.

Se reaprovisionaron en Cabo Verde y capturaron a la corbeta portuguesa “Carlota”, a la que habían perseguido durante un día. Tuvo que sofocar un motín y ordenó ajusticiar al cabecilla. Mientras el norteamericano se quejaba de la falta de carácter de la tripulación, el desánimo de los marineros se acentuó con el número creciente de enfermos víctimas del escorbuto.



La Fragata Heroína, que comandó Jewett y con la que llegó a Malvinas.

En ese ambiente, llegó a las islas Malvinas al atardecer del 27 de octubre. Echó anclas en la Bahía de la Anunciación, a seis millas de Puerto Soledad. Lo primero con lo que se encontró fue más de cincuenta buques, la mayoría británicos y norteamericanos, que se dedicaban a depredar la fauna local, especialmente focas, lobos marinos, ballenas y aún el ganado que habían llevado los españoles. Se calculó que un buque mataba alrededor de un millar de focas en una semana.

Al día siguiente, en un bote alcanzó la costa, en procura de carne fresca y legumbres. El panorama que encontró en tierra era desolador. Desde 1811 no había población estable en las islas y los pocos ranchos abandonados eran inhabitables. Jewett ordenó usar telas de las velas para armar carpas y alojar a las decenas de enfermos que traía a bordo.

“Tomar posesión”

Jewett escribió una comunicación que hizo distribuir a los capitanes de los barcos allí apostados: “Tengo el honor de informar a usted de mi llegada a este puerto, comisionado por el Superior Gobierno de las Provincias Unidas de la América del Sud, para tomar posesión de estas islas en nombre del país que naturalmente pertenecen. Al desempeñar este deber deseo obrar con la mayor deferencia y equidad hacia todos los pabellones amigos. Uno de los objetos principales es evitar esa abusiva destrucción de los recursos tan útiles para aquellos, cuyas necesidades los compelen o convidan a visitar estas islas y auxiliar a los que deseen abastecerse a poca costa. Como su objeto no es contravenir estas disposiciones y como creo que puede resultarnos alguna ventaja de una entrevista personal, invito a usted a que venga a bordo de mi buque, donde podré alojarlo todo el tiempo que usted quiera. Suplico a usted que haga saber esto a los otros súbditos británicos que se hallen en estos parajes".

Armar una colonia

El 3 de noviembre Weddell caminó seis o siete millas para visitar a Jewett. Durmió en “La Heroína”, tomando sus precauciones: lo hizo vestido y con las armas a su alcance. Según dejaría escrito, el proyecto de Jewett era el de convocar colonos y hacer traer materiales de construcción y enseres para armar un poblado formal en las islas.

Jewett preparó la ceremonia para el lunes 6 de noviembre. Había hecho emplazar un mástil e invitó a los capitanes de los barcos. Con los pocos hombres sanos con los que contaba, armó una suerte de desfile. Se marchó al son de un tambor y de un pífano. En ese ambiente, se izó por primera vez la bandera argentina en las Islas Malvinas.

La caza indiscriminada y sin control provocó un marcado descenso de la fauna en el Atlántico Sur.

Los extranjeros, entre recelosos y temerosos -algunos creían que terminarían siendo víctimas de los hombres de Jewett- presenciaron como desde “La Heroína” se disparaban los 21 cañonazos de rigor que la ceremonia imponía, luego de que Jewett leyera una proclama.

Los problemas no habían terminado. Debió enfrentar otro motín mientras más hombres enfermaban. Algunos fueron embarcados en un lobero inglés y remitidos a Buenos Aires. Y en otro barco despachó su pedido al gobierno de ser relevado de sus funciones.

En febrero de 1821 se aceptó su solicitud y el 23 de abril de ese año Jewett le pasó el mando al coronel Guillermo Mason.

Weddell, en su viaje al sur en su afán de cazar focas y lobos, alcanzaría el record en 1823 en navegar 3° más al sur del que lo había hecho el capitán Cook. Por su parte, la vida de Jewett seguiría por otros carriles y se radicaría en Brasil, donde falleció en 1842. No presenció la epopeya que encabezó Luis Vernet y tampoco se imaginó, que 200 años más tarde, un sello postal homenajearía el acto del 6 de noviembre de 1820 cuando, en presencia de sus marineros maltrechos y atónitos capitanes de barcos extranjeros, izaba por primera vez el pabellón nacional.


viernes, 29 de marzo de 2019

VGM arrestado por mostrar bandera argentina en Darwin

Ex combatiente fue detenido en Malvinas por mostrar una bandera argentina

Urgente 24



El ex futbolista Luis Alberto Escobedo viajó a las Islas Malvinas para honrar a sus compañeros fallecidos, y estuvo dos días preso por mostrar símbolos argentinos. "Vivimos una situación muy tensa", relató.

Luis Alberto Escobedo en las Islas Malvinas, antes de ser detenido (Foto: Clarín).
Contenido
Luis Alberto Escobedo tiene 57 años y es ex futbolista (pasó por muchos equipos del fútbol argentino: del ascenso, Los Andes, Temperley y Dock Sud; y de Primera División como Vélez, Belgrano de Córdoba y Colón). Cuando tenía 19 años, mientras hacía el servicio militar, fue trasladado a las Islas Malvinas y combatió contra las fuerzas británicas. La semana pasada viajó por tercera vez a las Malvinas, junto a otros siete ex combatientes, para rendirle homenaje a los soldados argentinos que fallecieron en la guerra. Y pasó dos días detenidos.

"El martes pasado fuimos al Cementerio de Darwin, que está en una zona inhóspita y desértica, a unos 60 km de la ciudad. Hicimos un minuto de silencio y después cantamos el Himno argentino y lanzamos frases como ¡Viva la Patria!... Además, exhibí una bandera que llevo siempre con la imagen de las Islas y la frase Territorio Argentino. En ese momento estaba en el cementerio un periodista austríaco que había llegado en un auto manejado por un kelper, que nos miraba atentamente", le contó Escobedo a Clarín.

Al día siguiente, mientras Escobedo y sus compañeros dormían, llegó la Policía. "Bien temprano vino la policia y, pieza por pieza, nos sacaron los pasaportes, los celulares, las cámaras de foto, la ropa y otras cosas personales. Nos tuvieron detenidos dos días y nos trataron como si fuésemos delincuentes. Nos tomaron las impresiones digitales y nos sacaron fotos de frente y de perfil. Todo porque el chofer kelper nos había denunciado por "ofensas e insultos". Pero nada que ver, solamente honramos la memoria de los nuestros sin ofender a nadie", dijo, aún conmovido, el ex futbolista.

"Despues de declarar durante esos dos días, y con la incertidumbre de que podíamos seguir presos más tiempo, nos absolvieron. El juez desechó la denuncia, pero vivimos una situación muy tensa", relató el ex futbolista que actualmente juega en el equipo Senior de Temperley y en la Selección Argentina de mayores de 50 años.

Escobedo dijo que "los militares ingleses nos entendieron y no dieron la razón y hasta aconsejaron que el Gobierno argentino debería hablar con los kelpers para que bajen los decibeles. Por suerte terminó todo bien, pero esto no tiene que pasar más. Queremos que no vuelva a ocurrir y que otros argentinos que vengan no tengan que pasar lo mismo que nosotros".

miércoles, 13 de marzo de 2019

Si desplegará la bandera argentina en la próxima visita a Darwin

La bandera argentina será desplegada en Malvinas durante una nueva visita de familiares a las tumbas de soldados identificados

La insignia nacional será expuesta, tras el aval de las autoridades de las Islas, para la foto grupal de los familiares. Unas 39 personas visitarán las tumbas de los 20 soldados que fueron identificados en el lapso del último año. Los detalles sobre una nueva e histórica visita al cementerio de Darwin
Infobae



En el lapso del último año, 20 nuevos cuerpos del cementerio de Darwin fueron identificados


La bandera argentina volverá a desplegarse en las Islas Malvinas. Quizás represente una de las grandes novedades y uno de los símbolos más poderosos en la segunda visita de familiares a las tumbas de los recién identificados en el cementerio de Darwin. El miércoles 13 de marzo al mediodía, unos 39 familiares visitarán las tumbas de los 20 nuevos soldados identificados en el transcurso del último año. También volverá a sonar una marcha militar argentina, algo que tampoco ocurrió en la primera visita, allá por marzo de 2018, que estará a cargo del ex combatiente Omar Tabárez.

Tal como sucedió el 26 de marzo del año anterior, un grupo de familiares tendrá la posibilidad de acudir al cementerio de Darwin para poder visitar las tumbas donde yacen sus seres queridos, que perdieron la vida durante la guerra de 1982. Esas 39 personas que acudirán a Darwin podrán, por primera vez en 37 años, acompañar el lugar exacto donde descansan los restos de su familiar. El duelo comenzará a cerrarse, después de décadas de esperanza, resignación y hasta "adopción" de tumbas sin nombre durante visitas anteriores a la isla.

El viaje, que será realizado en un avión privado de la empresa Andes, fue costeado nuevamente por la empresa Aeropuertos Argentina 2000, de Eduardo Eurnekian. Asimismo, el evento histórico fue organizado por Roberto Curilovic, piloto de Super Etendard durante la guera y directivo de AA 2000, el embajador del Reino Unido en la Argentina, Mark Kent, el gobierno de las islas, y la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas. El viaje contó el apoyo de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, a cargo de Claudio Avruj, y la Cancillería.

A lo largo de la tarde de hoy, los 39 familiares llegarán desde diferentes provincias de la Argentina a un hotel de la Capital. Cerca de las dos de la mañana serán recogidos por autobuses y trasladados al aeropuerto de Ezeiza. Poco después de las 4:30 se estima que el vuelo privado partirá hacia el aeropuerto militar de Mount Pleasant, adonde se arribará después de un trayecto de tres horas y media.


Al cementerio acudirán unos 39 familiares

Los familiares de los 20 soldados identificados en el lapso del último año no serán los únicos en participar del viaje. También lo harán unos 13 familiares que en su momento brindaron sus muestras de ADN a los peritos forenses del Plan de Proyecto Humanitario y hasta el momento no se les pudo responder con un hallazgo positivoentre los restos. En el cementerio de Darwin sólo quedan unos 12 cuerpos de soldados argentinos sin identificar.

También formarán parte de la comitiva un grupo de periodistas y autoridades y otros protagonistas absolutos del hecho histórico: el militar británico Geoffrey Cardozo, su par argentino Julio Aro y la periodista Gabriela Cociffi, directora editorial de Infobae, quienes fueron en su momento los grandes promotores del proceso de identificación de los cuerpos que yacían bajo la placa "Soldado argentino sólo conocido por Dios".

Como representante de Aeropuertos Argentina 2000 acudirá el veterano de Malvinas y actual directivo de la compañía, Roberto Curilovic.
Esta segunda visita contará con algunas particularidades respecto a la realizada el 26 de marzo de 2018. En aquella ocasión, se debía trasladar a miembros de unas 90 familias. Esta vez, serán los allegados de apenas 20 soldados identificados, menos de la cuarta parte. Eso generará algo de oxígeno en el aspecto organizativo y de tiempos.

Además, la nueva visita permitirá evidenciar la mejora en las relaciones entre las autoridades de las Islas Malvinas y las argentinas. Por primera vez, y gracias a la autorización de los isleños, los familiares de los soldados identificados podrán posar en la foto grupal con una bandera argentina desplegada en el cementerio de Darwin.

Además, también habrá espacio para que un militar argentino toque una marcha nacional en plenas Islas, algo que no había ocurrido durante la primera visita. Posiblemente se trate de uno de los momentos más emotivos de la jornada cuando, cerca de las 11:20 de la mañana, Omar Tabárez haga sonar con su trompeta los acordes del "Silencio Militar", un toque de poco más de dos minutos de duración que conmoverá a todos los presentes.


Omar Tabárez, tocando su trompeta en el cementerio de Darwin


La historia de Tabárez es más que particular. Viajó en 1982 a la guerra de Malvinas con apenas 19 años y como trompetista, era cabo primero músico del Regimiento 25. Llegada la rendición argentina, su trompeta había quedado en manos del soldado inglés Tony Banks.

Después de haber guardado el instrumento durante 30 años en un museo privado, el propio militar logró contactar a Tabárez para devolvérselo. Eso sucedió durante la tarde del 14 de junio de 2010.

Luego de la interpretación de Tabárez, un gaitero de la Guardia Escocesa (Royal Regiment of Scotland) tocará la canción británica "Lament". También se llevará a cabo una ceremonia religiosa conducida por el padre Ponciano Acosta, familiar del gendarme Gumersindo Acosta, caído en las islas, y luego se brindarán ofrendas florales.


La Comisión de familiares llevará flores de tela blanca (se llevan flores sintéticas, ya que en los traslados no se puede llevar material orgánico y el clima de las islas impide cultivarlas) y un rosario para que cada familiar lo coloque en la tumba del soldado caído. También se entregarán dos coronas: una para el cementerio de San Carlos, donde yacen los cuerpos de los soldados británicos caídos en combate, y otra para el propio cementerio de Darwin.


La foto grupal de los familiares durante la primera visita, en marzo de 2018

Así como ocurrió durante la primera visita, el encuentro con las lápidas de los caídos supondrá un terremoto emocional para la mayoría de los familiares que viajen. Por eso, los 39 allegados serán asistidos por dos psicólogos del Centro Ulloa, dos médicos y dos representantes de la Cruz Roja Internacional. También formarán parte de la comitiva dos representantes del Equipo Argentino de Antropología Forense. Lo mismo sucederá con tres veteranos que durante años participaron en el proyecto de identificación de los soldados caídos.


La ceremonia durará apenas unas dos horas, pero será suficiente como para que esas 20 familias puedan cerrar una cicatriz que permaneció abierta durante casi 40 años. Ese encuentro con la lápida escrita con un nombre será un momento único, inexplicable y demasiado íntimo para las familias. Aquellas personas que durante décadas masticaron un dolor bajo un manto de misterio, incógnita y una lucha constante con la desesperanza.

jueves, 22 de noviembre de 2018

La bandera y sables enterrados en Malvinas

El misterio de la bandera y los sables enterrados en Malvinas

Por primera vez se cuenta la historia que, después de la guerra de 1982, se fue transformado en mito. Infobae habló con algunos de los protagonistas clave que permitieron develar el misterio guardado durante 36 años. Todos confirmaron que la turba malvinense atesora, en un lugar cuya localización se guarda bajo siete llaves, la bandera y los sables del Regimiento de Infantería 25

Por Adrián Pignatelli | Infobae





La jura de la bandera en las Islas Malvinas

Mientras el jefe del regimiento les revelaba que en pocos días más participarían de la recuperación de las Islas Malvinas, que una compañía de esa unidad sería la primera en pisar suelo malvinense y que debían prepararse lo más rápido posible para ir a la guerra contra los ingleses, uno de los jóvenes subtenientes sólo atinó a quitarse como pudo el yeso que le mantenía inmovilizada una de sus manos. Temía ser dejado en el continente.

Fue el viernes 26 de marzo de 1982, la unidad era el Regimiento 25 y los oficiales escuchaban al teniente coronel Mohamed Alí Seineldín, acompañado por el jefe de la compañía de ingenieros. En un silencio reverencial atendían las órdenes y las indicaciones que les estaba impartiendo en la sala de situación, donde se imponía la mesa de arena donde se planificaban las acciones.

Ese día se armó la Compañía C. Su jefe sería el Teniente Primero Carlos Esteban. Tendría tres jefes de sección: el teniente Roberto Estevez, y los subtenientes Roberto Reyes y Juan José Gómez Centurión.

Debieron preparar su equipo, ya que en unas horas más partirían. Seineldín les dio una orden que algunos hasta tomaron con fastidio: debían llevar su sable porque iban a ir a la batalla.


Con la histórica bandera y los sables llegaron los hombres del Regimiento 25 a Malvinas

El sable es el elemento de mando del oficial, y deberían mandar en combate. El sable le es otorgado al graduado del Colegio Militar de la Nación y en sí es la representación que la Patria otorga para que la defiendan. "En aquel momento nos invadió un halo de mando", recuerda uno de los presentes aquel día.

Otros tenían un sentido más práctico. "Llevar el sable a Malvinas era un chino absoluto. Cuando llegamos todos los pusimos en un lugar y no reparamos en ellos hasta el 14 de junio".

El significado del sable

La simbología del sable es explicada en el sitio web del Colegio Militar. El puño simboliza la verdad y lleva acuñado en su pomo el escudo nacional. El guarda manos ofrece la misma curvatura de origen morisco, escogida por el general San Martín y que representa el equilibrio, la justicia y La Paz. La efigie de Cuzco revela hasta dónde había llegado el ejército libertador. En el nacimiento de la hoja esta Marte, el dios de la guerra y en el reverso la libertad. La hoja lleva grabada la frase "sean eternos los laureles" y la dragona posee una cinta con lazo corredizo, para ceñirla a la muñeca al desenvainar, cinta que si se la despliega cabe la cabeza de un hombre.


Un sable del Ejército como los que llevaron los soldados a las islas

¿Cúal es el mensaje de todos estos elementos? "Siempre que desenvaines tu sable, empuñando la Verdad y teniendo al Escudo Nacional como divisa, en defensa de nuestra Libertad, aunque te empeñes en la Guerra, las más caras y gloriosas tradiciones nacionales te protegerán la mano. Tuya será la victoria y eternos serán los laureles pero piensa que atado a tu muñeca llevas un juramento prendido que te recuerda: ¡Más vale morir ahorcado, que traicionar a la Patria!"


La hoja lleva grabada la frase “Sean eternos los laureles”

Para entender por qué los oficiales del Regimiento 25 debieron llevar sus sables es preciso conocer al jefe que impartió semejante orden. Mohamed Ali Seineldín era teniente coronel y todos coinciden en destacar su capacidad de liderazgo.

Algunos de los que estuvieron bajo su mando le comentaron a Infobae que "el Turco te decía: 'Regimiento de Infantería especial'. Y sabía que cada hombre se sentía especial. Y se preocupaba por su entrenamiento y por su formación".


El jefe del Regimiento les dijo a los soldados del 25 que debían llevar el sable “porque iban a dar batalla”

Otro explicó que "Seineldín tenía porte de soldado; era un referente para los oficiales del 25 y de toda la guarnición en Colonia Sarmiento. Destacaba a los oficiales del ejército japonés que habían ido a combatir en la Segunda Guerra Mundial con sus espadas de samuráis, y él quería mantener esa simbología".

"Nos sometió a un entrenamiento fenomenal. Sabía que en las islas íbamos a estar solos y que nos veríamos obligados a tomar nuestras propias decisiones. Él nos preparó para eso. Seineldín fue un soldado que formó soldados", describen. "Poseía un sentido espiritual muy profundo, que daba fuerza en el combate. Transmitía grandes valores en pequeños gestos".

El trompeta

El sábado 27 de marzo fueron en avión a la base aeronaval Comandante Espora y al día siguiente, a la salida del sol, embarcaron en la flota. La misión consistía en hacer la recuperación, la infantería de marina se replegaría y el Regimiento 25 quedaba como único guardián de las islas, con Seineldín como jefe.


Todos los días se izaba la bandera y cuando los hombres estaban en medio de un feroz bombardeo británico, Seineldín hacía tocar “A la carga” con un trompeta y convertía un hecho intimidante, en uno que generaba estímulo de pelea

Como es sabido, el grueso del 25 fue destinado a Puerto Argentino. Y aunque nunca hubo combates en la capital de las islas, éste era un punto probable que los ingleses podrían elegir para desembarcar. Seineldín decía que "cuando desembarquen acá en la playa y ya no demos más -le dijo a un joven subteniente- usted va a llevar la bandera del regimiento, y mientras el cabo primero Tabares toque 'A la carga' con la trompeta, yo iré con el sable y la pistola".

Porque Seineldín también llevó un trompeta. Era la única unidad en Malvinas que lo hizo. Era el Cabo Primero músico de 19 años René Omar Tabares. Tenía a su cargo izar y arriar la bandera del regimiento en el mástil que estaba cercano a la casa del gobernador. Intervenía con su instrumento en la rutina típica de la vida de cuartel. También era convocado para participar en ceremonias más dolidas, como eran el entierro de soldados argentinos.

"Todos los días hacía tocar diana y cuando los infantes estaban a merced de un ataque aéreo inglés, Seineldín le hacía tocar 'A la carga' a Tabares. Y con 'A la carga' venían los gritos, los fuegos reunidos y convertía un hecho intimidante, en uno que te generaba estímulo de pelea. Y ese era el Turco. Esa era su naturaleza de mando", recordó uno de los oficiales.


El teniente coronel Seineldín en las islas Malvinas

Paradojas del destino: Seineldín, preparado para la pelea, no disparó un solo tiro ya que con el grueso del Regimiento 25 tenía a su cargo la defensa del aeropuerto de Puerto Argentino donde los ingleses se empeñaron en bombardear su pista, pero no elegirían ese punto para desembarcar. Uno de los oficiales que combatió a los ingleses en Darwin dijo que "eso lo vivió con una entereza enorme. Estuvo en el pozo hasta el último día. Se comió todas las bombas durante toda la guerra. Fue muy frustrante. Y nuestras secciones entraron en combate en forma muy desproporcionada en lugares muy aislados unos de otros. Pero eso es la guerra".

La jura a la bandera

Cuando pisaron suelo malvinense, los soldados conscriptos clase 63 del 25 no habían jurado aún la bandera. Debían hacerlo. Se organizaron dos ceremonias. Una en Puerto Argentino el 24 de abril, mientras que en Darwin tuvo lugar la segunda el 25 de mayo. En el helicóptero Bell UH-1H AE 409 de Aviación de Ejército Seineldín con su cuerpo de oficiales, sus sables y la bandera del Regimiento volaron hacia ese punto. Y con ellos, por supuesto, el trompeta Tabares.


La jura del Regimiento 25 en Darwin-Pradera del Ganso

El Regimiento 25 tuvo una destacada actuación en la guerra. No solo fue la única unidad de Ejército que participó del desembarco, sino que luchó contra los ingleses en San Carlos cuando éstos establecieron la cabeza de playa y además efectuaron el contraataque a Darwin.

Tuvieron 12 bajas: siete soldados, cuatro suboficiales y un oficial. Y 35 de sus integrantes recibieron medallas. La Cruz La Nación Argentina al Heroico Valor en Combate, que es la más alta condecoración, integrantes de Ejército recibieron siete y dos de ellas fueron para el Teniente Roberto Estévez (post mortem) y para el subteniente Centurión, ambos del 25.

Allí Seineldín, junto a algunos de sus oficiales, enterraron ese paquete en una suerte de ceremonia muy reservada. Alrededor del pozo que habían cavado, les hizo juramentar que sus hijos o bien sus nietos serían los encargados de regresar a las islas a desenterrarlos para volver a recuperarlas. "Tienen la obligación de hacerlo…", insistó. Y taparon el pozo. 

Una misteriosa ceremonia

Algunos dicen que fue el 15, otros el 16. Acuerdan que fue posterior a la rendición. Seineldín ordenó a un capitán de logística juntar los sables de los oficiales de su unidad y los hizo llevar al aeropuerto. Luego de realizar una formación en la que se arrió la bandera del Regimiento, a un oficial le cupo la tarea de recortarle el sol.

"Era una bandera histórica, la que Juan Domingo Perón, como presidente, había obsequiado a la unidad en 1947 cuando el 25 era la Agrupación Motorizada Patagonia".

También se le separó el escudo nacional y la moharra, que es la punta metálica que coronaba el asta.



Luego de realizar una formación en la que se arrió la bandera del Regimiento, a un oficial le cupo la tarea de recortarle el sol, el escudo y quitar la moharra. Hoy estos objetos se guardan en el museo del Regimiento 25 en Colonia Sarmiento, Chubut

Cuando tuvieron todos los sables, fueron cubiertos con el paño de esa bandera sin sol. Luego los envolvieron en un plástico al que ajustaron con cinta de embalar. Seguidamente, con una manta se arrolló ese paquete y repitieron el procedimiento de la cinta. Una vez realizada esta tarea, lo ajustaron dentro del recipiente usado para transportar munición de 105 milímetros. El recipiente se selló con cinta y posteriormente se envolvió en plástico, que volvió a ser asegurado de la misma manera. Todo fue introducido en un cajón de munición y vuelto a cubrir con plástico asegurado con más cinta.


Los soldados del Regimiento 25 escogieron un lugar secreto en las islas para enterrar los sables y la bandera. Allí juraron volver para recuperar las islas y los objetos que quedaron en la turba malvinense

Escogieron un lugar de las islas que los testigos a lo largo de los años lo visitaron y que aseguran que está tal cual lo dejaron en junio de 1982. Su localización exacta aún se mantiene en el máximo secreto.

Allí Seineldín, junto a algunos de sus oficiales, enterraron ese paquete en una suerte de ceremonia muy reservada. Alrededor del pozo que habían cavado, les hizo juramentar que sus hijos o bien sus nietos serían los encargados de regresar a las islas a desenterrarlos para volver a recuperarlas. "Tienen la obligación de hacerlo…", insistó. Y taparon el pozo.

Otros sables, otros destinos

No todos los sables fueron enterrados en esa misteriosa ceremonia. Hubo otros casos en que esas armas fueron voladas junto con las posiciones que ocupaban las fuerzas argentinas. Asimismo, se inutilizó todo el armamento posible, haciendo detonar granadas en las bocas de los cañones y tirando partes de armas al mar.

 
La bandera de guerra en Malvinas

Años después, cuando el hermano de un oficial veterano del 25 visitó Malvinas, se propuso recuperar el sable que había enterrado en su posición, cercano al aeropuerto. En compañía de un kelper muñido de una pala, fue guiado vía celular. La clave estaba en partir del lugar exacto donde al inicio de la guerra habían emplazado una virgen, en una de los tantos puntos defensivos. Estaba "a siete pasos al oblicuo izquierdo y a un metro de profundidad", aún recuerda. Pero no tuvieron suerte.

Otro oficial relató que "no íbamos a permitir que los sables los entreguen o los tiren; yo enterré el mío junto con mi pistola y otros efectos personales, soñando que algún día nos podía ser útil porque las íbamos a volver a buscar".

Menos suerte tuvieron aquellos sables que terminaron en vitrinas de museos militares en Gran Bretaña o en poder de ingleses, como trofeos de guerra.

El que quiera apreciar el sol que había sido recortado de la bandera de guerra del regimiento, puede contemplarlo en un cuadro en el museo del Regimiento 25 en Colonia Sarmiento, provincia de Chubut.

El resto de la bandera aún está de guardia en las islas, bajo la turba.regimienmto como los sables.

viernes, 18 de mayo de 2018

Muere el Comando Anfibio que izó por primera vez la bandera argentina en Malvinas

Murió el ex combatiente que izó por primera vez la bandera argentina en Malvinas en 1982

Tenía 81 años y falleció tras sufrir un infarto mientras manejaba a la altura de Chivilcoy
Infobae



Guillermo Rodríguez, el ex combatiente fallecido

Eran las 6:45 de la mañana del 2 de abril de 1982 cuando el ex combatiente Guillermo Rodríguez pasó a ser una parte importante de la historia del país: fue el primer argentino en izar la bandera nacional en un cuartel de la marina británica en las Islas Malvinas. Lo que ocurrió a partir de ese momento es conocido y el entonces soldado se convirtió en un héroe.

A más de 36 años de aquella gesta, el oriundo de San Juan protagonizó un trágico episodio que le costó la vida. Ayer por la tarde, mientras manejaba en compañía de su mujer por una ruta a la altura de la localidad de Chivilcoy sufrió un infarto y chocó. Mientras era llevado por la ambulancia, el veterano no aguantó y antes de llegar al hospital murió.

La historia de un héroe

Aquella fría mañana de abril, Guillermo tenía el cargo de Suboficial Mayor de Infantería de Marina y encargado de la agrupación de comandos anfibios que descendieron del buque Santísima Trinidad y dieron comienzo al conflicto con Gran Bretaña.

"Una alegría bárbara sentí", comentó el ex combatiente en la última entrevista que brindó hace algunas semanas al diario La Gaceta. "Giachino (jefe de otra patrulla de comandos anfibios) me encuentra y me dice: Mayor, vio estamos en Malvinas, y le digo sí señor por fin se cumplió, y él me dice 'no me llame señor, llámame Pedro que estamos en combate'". Esa sería la última vez que vería con vida a Giachino, quien fue herido de muerte a las pocas horas durante la toma de la casa del gobernador de las islas.


El momento del izamiento

El hombre no se cansaba de mostrar la fotografía del histórico momento, en donde también está el comandante Guillermo Andrés Sánchez Sabarots, ambos con las caras pintadas y el uniforme de los comandos.

"Desembarcamos la noche del 1° de abril, a las 23:15 tocamos playa.  Todos nos pusimos contentos, porque siempre habíamos estado haciendo ejercicios todos los años y se dio la oportunidad real que era ir a Malvinas", añadía el veterano. Sin embargo, al llegar al cuartel de la marina inglesa, con un megáfono solicitaron la rendición de las tropas británicas. Pero en el lugar no había nadie y los ingleses ya los estaban esperando.

"Ellos sabían que nosotros íbamos y lo habían desalojado el día 1° a las ocho de la mañana y se fueron a cubrir los puntos estratégicos que ellos consideraban como la casa del gobernador, el aeropuerto, el faro, el puerto y dos o tres más", recordó.

lunes, 12 de marzo de 2018

Chileno de mierda secuestra bandera de VGM sanjuaninos

Los veteranos sanjuaninos tuvieron un recibimiento agitado ayer en Malvinas

Un empleado chileno irrumpió a los gritos con una bandera de Malvinas.

Por: Mario Luis Romero | Diario de Cuyo



Primer postal. La delegación la integran 16 veteranos más Stella Maris Montaño, hermana de Agustín Hugo Montaño, sanjuanino fallecido en las Islas.

"Que nadie se atreva a exhibir una bandera como ésta; resulta una ofensa para cualquiera que viva acá". La frase, con acento chileno, retumbó en la pequeña sala de Migraciones de Mount Pleasant, en Puerto Stanley (Argentino), la base militar que recibe también vuelos comerciales. En sus manos desplegaba una bandera grande argentina con la inscripción "Centro de Veteranos de Escobar" y otra más chica con la imagen de las islas. Por supuesto, en ambas se veía la leyenda "Las Malvinas son argentinas".

Nadie supo ni quiso explicar si esa bandera fue secuestrada en las últimas horas o era una poco cortés manera de mostrar quién manda por estos lares. Y, que tamaña irrupción fuera ejecutada por un chileno, no fue algo que pasó desapercibido en el comentario posterior de los circunstanciales pasajeros que hacía escasos minutos habían aterrizado, el 90% argentinos.

La forma, pero fundamentalmente el tono, no cayó bien. Los veteranos sanjuaninos miraron, se sorprendieron pero ni una palabra fuera de lugar. Respeto total. Más allá que les duela en el alma, saben que no pueden andar con elementos de ese tipo, y el grupo lo charló en la intimidad antes de arribar al archipiélago. Y si lo hacen, tiene que ser en privado o en algún lugar donde un ciudadano local no vea. Son las reglas y estrictamente las respetan.

Viaje y el sentimiento a flor de piel

Allí estaban. "Tras su manto de neblinas". Exactamente eran las 13:53 del sábado 10 de marzo de 2018. Por la ventanilla del avión la silueta de las Islas Malvinas. Fue el primer pico de emociones, de sonrisas mezcladas con algo de dolor. Y todo fue un reguero de expresiones.

El jachallero Duilio Dojorti mira y recuerda inmediatamente que el 6 de abril de 1982 que llegó a Malvinas llovía mucho, hacía frío. José Guevara agacha su cabeza, sonríe tan grande como puede, es que no puede creer que está a punto de pisar sueldo malvinense. A algunos, el ala del avión no los deja ver bien. Se levantan y se enciman a otros para lograr la primera toma.

Carlos Rubina (tiene en su haber ser uno de los combatientes argentinos que más aviones ingleses derribó con su cañón) adelanta al grupo en el pasillo del avión, baja las escaleras y pisa la pista; el primero en hacerlo. "Estamos en Malvinas, ¡por fin!", dice más atrás Sergio Arabel, en voz tenue para que nadie mire de reojo.

Quien baja y no emite casi una palabra es Osvaldo Escalona, únicamente mira y trata de reconocer una escenografía radicalmente opuesto a la que le tocó ver en el"82. Cada uno lo vive sereno, ninguno se quiebra pero la emoción se nota en los gestos.

martes, 7 de noviembre de 2017

Aniversario de la reafirmación de los derechos argentinos sobre las islas

A 197 años de la reafirmación de la soberanía en las Malvinas



Crónica del arribo de la fragata "Heroína" a la Isla Soledad, el 6 de noviembre de 1820 al mando del artiguista David Jewett; quién actuó por orden del gobierno de Buenos Aires e izó por primera vez en el lugar la bandera nacional



En la larga historia sobre la pertenencia argentina de las Islas Malvinas, el 6 de noviembre de 1820 marca un hito en ese recorrido, cuando la fragata "Heroína" al mando del capitán estadounidense David Jewett, excomandante de la flotilla artiguista, entró a Puerto Soledad para tomar posesión del archipiélago en nombre del gobierno de Buenos Aires.

Una disposición de las autoridades nombraba como "comisionado por el Supremo Gobierno de las Provincias Unidas para tomar posesión de las islas en nombre del país al que éstas pertenecen por ley natural" a Jewett, quién llegó el 6 de noviembre de ese año e izó por primera vez la bandera de Belgrano en territorio malvinense.

En ese momento el enviado de Buenos Aires, que estaba al servicio de los criollos desde 1815, notificó a los barcos extranjeros que se encontraban en la región abasteciéndose de lobos marinos, ballenas y ovejas, sobre el traspaso del dominio del archipiélago de las autoridades españolas a las Provincias Unidas del Río de la Plata.

"Es uno de los actos más importantes de reafirmación de la soberanía argentina", precisó a Télam Federico Lorenz, director del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur e investigador del Conicet, tras precisar que ese hecho "manifiesta la continuidad de los derechos sobre la Argentina".

En este marco, señaló que "Jewett va a reafirmar la soberanía. Es una disposición para mantener la continuidad del control político sobre las islas", ya que a partir de 1810 los territorios de la colonia española pasan a la órbita de las Provincias Unidas luego de la lucha independentista que expulsó a los realistas y conformó un gobierno criollo.

"Lo que sucede es que los españoles que estaban en las Islas Malvinas son llamados para luchar contra los revolucionarios del Río de la Plata, pero eso no quiere decir que abandonan la soberanía", destacó Lorenz, quién consideró que "por el mismo derecho internacional las islas pasan a depender de las nuevas autoridades".

Lucha en el frío

Durante esos años de lucha contra el dominio español, que se entrelazó con embates internos, los criollos necesitaban sumar fuerzas para sus ejércitos, como fue el caso de San Martín, quien en una carta de agosto de 1816 a las autoridades de Cuyo pide que se liberen prisioneros que estaban en Carmen de Patagones y Malvinas, en Puerto Soledad, para sumarlos al Ejército de los Andes y combatir contra los españoles en Chile y Perú. Buenos Aires asume la administración insular y designa distintos cargos políticos, militares, comisionados y concesionarios que en forma acotada aún, otorgaban permisos de pesca y caza y crean una comandancia política y militar. Así fue como 1820 reafirma la presencia de las Provincias Unidas hasta que en 1829 se designa a Luis Vernet en la comandancia política y militar de las islas Malvinas y las adyacentes al Cabo de Hornos en el mar Atlántico.

A pesar de esa reafirmación constante, en un contexto de guerras y revoluciones como designa al período el historiador Tulio Halperín Donghi, de los derechos de soberanía sobre las islas del Atlántico Sur en virtud del derecho de primer ocupante, el 3 de enero de 1833 las Malvinas fueron ocupadas por fuerzas británicas que desalojaron a la población y a las autoridades establecidas (ver aparte).

Las islas habían sido avistadas y ocupadas en 1520 por integrantes de la expedición de Hernando de Magallanes, y desde ese momento quedaron bajo dominio de las autoridades coloniales españolas. A mediados del siglo XVIII ese territorio insular comenzó a interesar tanto a Gran Bretaña como a Francia, que buscaban tener un establecimiento ubicado frente al estrecho de Magallanes, en medio de las incursiones por la región y las guerras europeas. En este marco, aquel hecho de reafirmación de la soberanía sobre las islas cobra una importancia y significación que se proyecta y valida a lo largo de casi dos siglos.

La pérdida de la soberanía

Argentina pasó a ser heredera de la soberanía española en las islas con la declaración de la Independencia de España. En 1820 el gobierno de la provincia de Buenos Aires envió una fragata a tomar posesión y reafirmar sus derechos en las Malvinas, como sucesión de España. Desde 1823 concedió a Luis María Vernet la explotación de recursos de las islas. El 10 de junio de 1829 se creó la Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas con asiento en la isla Soledad y jurisdicción indefinida en las islas adyacentes al cabo de Hornos. El 30 de agosto de 1829 Vernet fundó Puerto Luis.

Las actividades de contralor que Vernet llevó a cabo contra barcos balleneros hicieron que la corbeta de guerra Lexington de los Estados Unidos destruyera las instalaciones de Puerto Soledad.

El 2 de enero de 1833 llegó la fragata de guerra británica HMS Clio, al mando del capitán John James Onslow, quien comunicó al jefe argentino que iba a reafirmar la soberanía británica y retomar posesión de las islas en nombre del Rey del Reino Unido. El capitán de la goleta Sarandí, José María Pinedo, no se consideró en condiciones de resistir y optó por embarcar a sus hombres y retornar a Argentina. Al día siguiente desembarcaron las fuerzas británicas, izaron su pabellón y arriaron el que había dejado Pinedo, tomando posesión de las Malvinas. Y desde entonces, el territorio nacional en el extremo sur del país está ocupado por fuerzas del imperio. (UNO ENTRE RIOS)


Fundación Nuestro Mar

domingo, 11 de junio de 2017

Ingleses pelotudos hacen provocaciones en San Juan

La polémica bandera sobre Malvinas en el partido entre Los Pumas e Inglaterra
Los hinchas del país europeo exhibieron un mensaje que generó tensión en el estadio de San Juan
Infobae

Durante el test match que Los Pumas disputaron ante Inglaterra, se produjo un peculiar hecho. Dos hinchas del conjunto europeo colgaron una bandera con un mensaje alusivo a Malvinas y generaron el repudio de todo el público argentino.

El mensaje exhibido en las tribunas del estadio Bicentenario de San Juan decía: "There's some corner of a foreign field that is forever England", lo que en español quiere decir: "Hay un rincón en el extranjero que es por siempre Inglaterra". La bandera del Reino Unido acompañaba a la frase.



Esta situación provocó un silbido generalizado por parte de los espectadores locales. Debido a la tensión generada, la organización del encuentro, a través de sus agentes de seguridad, obligó a los ingleses a retirarla. Los europeos doblaron prolijamente la tela y la guardaron, entre risas.

El encuentro, el primero de los tres amistosos que disputarán Los Pumas en el marco de la ventana de junio, terminó con una agónica victoria por 38-34 a favor del seleccionado de "La Rosa".

Heroica bandera del RIM 7

Malvinas: la historia de los soldados argentinos que arriesgaron su vida para defender una bandera
Hoy el estandarte del glorioso Regimiento 7 se conserva en la sala histórica del cuartel, en la localidad Arana, vecina a La Plata
Daniel Balmaceda - LA NACION



El teniente Miguel Cargnel en Puerto Argentino con la histórica bandera

Unas seis mil balas cayeron sobre nuestros soldados en Malvinas durante la noche del 12 al 13 de junio de 1982. Eran las últimas jornadas y el Regimiento de Infantería Mecanizada 7 "Coronel Conde" resistía con firmeza y valentía. Pero fue uno de los más castigados: perdió 36 hombres en el campo de batalla. Los heridos fueron 152.

Cuando ya era inminente la derrota, el jefe del regimiento, teniente coronel Omar Giménez, propuso a los oficiales enterrar la bandera para no entregarla al enemigo. De inmediato se cumplió la orden. Pero dos jóvenes tenientes, Jorge Guidobono y Miguel Cargnel (ambos habían dado muestras de valor en el combate), se presentaron ante sus jefes en medio de la lluvia de balas y plantearon su disconformidad: el pabellón nacional no debía estar bajo tierra ni tampoco podía entregarse al enemigo. Había que rescatarlo. Giménez aceptó la propuesta de los jóvenes.

Desenterraron la bandera, le quitaron un plástico con el que la habían cubierto, la desarmaron y se distribuyeron las partes (el paño, la corbata, cinco distinciones y tres medallas) entre varios oficiales y suboficiales. De la bandera en sí (es decir, del paño) se encargó Guidobono. De la corbata, Cargnel. El teniente Roberto Colom escondió una distinción en su bota. El mayor Carlos Carrizo Salvadores tomó otra y la colocó debajo de su cinturón. El subteniente Alfredo Luque introdujo una tercera distinción en su guante.

Terminó el combate. El grueso de los soldados fue transportado de inmediato en el buque Canberra rumbo al continente. Pero Cargnel (por su condición de paracaidista) y Guidobono (por ser jefe de Comunicaciones) fueron separados del grupo. Durante quince días los mantuvieron en San Carlos, dentro de un frigorífico. Guidobono, con la bandera envuelta en el torso, se las ingenió para no ser descubierto en el cacheo. Luego los embarcaron y pasaron otras dos semanas a bordo, sin zarpar. Fue entonces cuando ocurrió algo inesperado.

Ordenaron a los prisioneros que se quitaran la ropa. A pesar de que Guidobono quiso disimularlo, un inglés descubrió la bandera. Le ordenó que la entregara. El teniente se negó. El soldado gritó la orden nuevamente. Con calma y firmeza, Guidobono respondió que no entregaba la bandera. La tensión aumentaba. El guardia cargó su fusil.

Alarmado por los gritos, un oficial enemigo se acercó e intentó convencer al argentino de que les diera el paño. Guidobono movía la cabeza negando: la bandera no se entregaba. El inglés advirtió que los argentinos estaban dispuestos a todo, aún desarmados. Pegó media vuelta y se fue. Todas las partes del pabellón se reunieron en Buenos Aires.


La bandera rescatada en el cuartel del Regimiento

Hoy, el estandarte del glorioso Regimiento 7 se conserva en la sala histórica del cuartel, en la localidad Arana, vecina a La Plata. Cada 11 de junio, la bandera veterana de Malvinas desfila ante los soldados del Regimiento.

jueves, 21 de agosto de 2014

Enorme bandera patria en Malvinas

Una bandera argentina flameó sobre las Islas Malvinas


De manera sorpresiva, un intendente bonaerense junto a un grupo de ex combatientes desplegaron los símbolos nacionales en el Cementerio de Darwin. Cristina Kirchner denunció esta semana la militarización del Atlántico Sur.

"Las Malvinas son parte de nuestro territorio y están en poder de una potencia extranjera, por eso tenemos un vínculo afectivo de pertenencia con el lugar y una reivindicación histórica", sostuvo a Infobae el intendente del Partido de La Costa, Juan Pablo de Jesús, quien recientemente expuso una bandera con los colores del país de 15 metros de largo en el archipiélago.

El jefe comunal de la provincia de Buenos Aires encontró esta particular forma de expresar el reclamo de soberanía junto a un grupo de ex combatientes de ese distrito que viajaron al archipiélago para homenajear a caídos en combates.

Durante su visita, el intendente de La Costa recorrió los diferentes campos de batalla de la isla y desplegó el lienzo nacional sobre el Cementerio de Darwin, donde yacen las 239 tumbas de los soldados argentinos que perdieron la vida durante el conflicto bélico.

Entre los soldados aún no identificados, yacen los cuerpos de dos de los tres soldados costeros, José Luis Rodríguez y Omar Ferreira, cuyas madres viven en el Partido de La Costa. A modo de distinción honorífica, De Jesús dejó una placa homenaje en Monte London, lugar donde ambos jóvenes perdieron la vida y ocurrió una de las batallas más sangrientas de la guerra protagonizada entre Gran Bretaña y Argentina. El tercer caído es Héctor Doufrechou, cuyo cuerpo yace en el cementerio local.

En la asamblea de la ONU, la presidente Cristina Kirchner volvió a cargar esta semana contra el Reino Unido por "militarizar el Atlántico Sur y enviar submarinos nucleares" a la zona, y reiteró "el reclamo para que ese país respete la resolución de las Naciones Unidas para 'sentarse a dialogar'" por el diferendo sobre la soberanía de Malvinas.
Fuente:
www.infobae.com 26/9/2013

Días de Historia

jueves, 10 de octubre de 2013

Pictorial: Banderas

Banderas

Pictorial de banderas capturadas y nacionales en las Malvinas.


Infantes del EA con la Union Jack


Infantes del EA capturan un bandera británica

Izamiento de la Bandera Argentina antes de la rendición el 2 de Abril

Bandera capturada por la IMARA
 
Fuerzas del GOES de la FAA posan con una bandera capturada
 
Infantes argentinos en Goose Green con la bandera argentina
 
Izamiento de la bandera en Abril de 1982
 
Bandera capturada por la IMARA
 
Bandera de las Falklands Islands Defense Force
 
Prontos a izar la bandera el 2 de Abril
 
Nuevamente el 2 de Abril
 
Soldado argentino con un metralleta Halcón desenvuelve la bandera capturada
 
El 2 de Abril
 
Operadores de la APBT muestran la bandera capturada en la recuperación
 
Infante muestra orgulloso su trofeo
 
Bandera capturada por la IMARA en el museo
 
La tripulación del TC-63 muestra la enseña británica capturada

Izamiento el 2 de Abril, apenas recuperadas las islas