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sábado, 17 de septiembre de 2022

Dos Exocet apuntaron a barcos portadores de armas nucleares

Malvinas, archivos desclasificados: el estudio inglés que afirma que dos misiles apuntaron contra un buque con armas nucleares

El 25 de mayo de 1982 dos aviones Super Étendard cargados con Éxocet, partieron de Río Grande con una misión: atacar un blanco importante de la Royal Navy a 110 millas de Puerto Argentino. Los misiles hundieron al Atlantic Conveyor, pero una investigación realizada por los ingleses determinó que los mismos habían apuntado al Regent que tenía en sus bodegas cargas de profundidad nuclear. El libro “Handbreake” y los detalles de la sorprendente hipótesis británica
Por Alejandro Amendolara y Mariano Sciaroni || Infobae


La Segunda Escuadrilla de Caza y Ataque de SUE

La Base Aeronaval Almirante Quijada, en la localidad de Río Grande, en la provincia de Tierra del Fuego, el día 25 de mayo de 1982 amaneció con un intenso frío y fuertes vientos del noroeste, a lo que se sumaban lloviznas intermitentes. La Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque, que ya había hundido al poderoso HMS Sheffield, estaba trabajando desde antes de la salida del sol.

La situación en la base era de alerta permanente, y las sospechas de que algo raro estaba pasando, se confirmaron cuando, pocos días antes, un helicóptero Sea King británico (ZA290) aterrizó y fue quemado por su tripulación en territorio chileno, cerca de Punta Arenas.

Los aviones Super Étendard y sus misiles Exocet representaban la mayor amenaza a la flota británica, por lo que se presumía que los británicos podrían realizar alguna operación con fuerzas especiales para dejar fuera de combate a los aviones de la Escuadrilla y destruir los misiles remanentes.

Esa misma mañana del 25 de mayo, pero en Gran Bretaña, el diario Daily Express publicó una nota en la que se preguntaba:“¿Han alcanzado los SAS a los cazas Exocet?”. El cronista conjeturaba que “la ausencia de Super Étendard en tres días de combates en las aguas de la Bahía de San Carlos, y la misteriosa aparición del helicóptero británico abandonado en Chile han alimentado las teorías de los almirantes de Westminster”. Sin embargo, también señalaba: “Otra teoría es que los argentinos están reteniendo los Étendard y Exocets para un gran ataque a los portaaviones Invencible y Hermes”.

Los acontecimientos de ese día demostrarían cuál de sus dos teorías era la válida.

Roberto Curilovic y Julio Barraza, los pilotos que hundieron el Atlantic Conveyor el 25 de mayo de 1982

Las primeras tareas del día en la Base Aeronaval consistieron en que el personal de mantenimiento acercara al hangar los aviones Super Étendard de la escuadrilla, dispersos por distintos lugares de la base para tratar de no ofrecer un blanco directo en caso de un ataque por tierra, mientras que el personal de armamento llevaba los dos misiles AM-39 Exocet desde los polvorines. Tenían que sacarlos de los contenedores presurizados y colgarlos en los dos aviones que estuvieran preparados para el vuelo. Fueron elegidos los Super Étendard 3-A-203 (que volaría el Capitán de Corbeta Roberto “Toro” Curilovic) y 3-A-204 (a cargo del Teniente de Navío Julio “Mate” Barraza) para la misión.

“Toro” sería el líder de la misión y “Mate” el numeral. Desde el inicio del conflicto volaban juntos y, antes, habían entrenado juntos en Francia. Esta misión les tocaba a ellos.

Mientras que en la sala de pilotos el aire se hacía cada vez más espeso por el humo de los cigarrillos, los hombres conversaban tranquilamente sobre diversos temas, hasta que sonó el teléfono con una llamada proveniente del Centro de Operaciones de Combate. En En ese instante se informó la orden de atacar sobre un blanco importante (un portaaviones) a unas 110 millas al nordeste de Puerto Argentino.

A partir de ese momento, comenzó la planificación de la misión y se decidió que la aproximación al blanco se realizaría por el norte/noroeste para contar con el factor sorpresa.

El misil AM-39 Exocet. El misil más pequeño a su lado es un misil aire-aire Magic, de la firma Matra (Alejandro Amendolara)

La misión tendría algunos condicionamientos al haberse establecido la presencia de dos buques ingleses en la entrada norte del Estrecho de San Carlos, que cumplían la función de piquete radar (de los cuales la Fuerza Aérea Argentina se encargaría más tarde ese día, hundiendo al HMS Coventry y averiando de consideración al HMS Broadsword), y la actividad de numerosas patrullas aéreas de Sea Harrier británicos en la zona.

Asimismo, un ataque desde esa posición permitiría sobrepasar a los buques piquete de la Task Force: no había tantos ahora disponibles en la flota, tanto por la pérdida de los días anteriores como por la necesidad que existía de destinar ciertas naves para proteger las aguas cercanas a Malvinas y al esfuerzo anfibio.

De hecho, los británicos solamente poseían un buque piquete radar en ese momento, el recién llegado destructor Tipo 42 HMS Exeter, que se encontraba ubicado a 25 millas del núcleo de la flota, pero en dirección Este-Sur-Este, dirección sobre la que se evaluó una posible amenaza argentina.

La Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque de la Armada en la Base de Río Grande en 1982 junto a uno de los cinco misiles Exocet

Se planificó, por ello, una trayectoria que evitara la detección temprana e intercepción de las aeronaves, de forma de llegar sobre el grupo de tareas desde una dirección imprevista. La misión incluía el reabastecimiento con un KC-130 Hércules de la Fuerza Aérea Argentina.

Se solicitó que el Hércules reabastecedor se ubicara en una posición a 160 millas al este de Puerto Deseado. La ruta prevista para el ataque era de 500 millas, un largo vuelo de cuatro horas de duración, con despegue previsto para las 11:00.

Finalizada la reunión de prevuelo, Curilovic y Barraza se dirigieron a los aviones, realizaron la inspección previa y se sentaron cada uno en su cabina. Con la asistencia del personal de tierra, pusieron en marcha sus aeronaves y aguardaron en la plataforma frente al hangar. La espera se hizo larga y, al cabo de unos 20 minutos, los mecánicos hicieron señas a los pilotos de cortar motor, y luego de descender de sus aviones se dirigieron con todo el equipo a la Sala de Operaciones.

Allí, el Capitán de Corbeta Jorge Luis Colombo (el comandante de la Escuadrilla) les indicó que el Hércules KC-130 de la Fuerza Aérea Argentina, que se suponía tenía que estar ya frente a Puerto Deseado a 6,000 metros de altura para el reabastecimiento a la ida y a la vuelta, no estaba disponible en ese momento.

En realidad, desde el Comando de la Fuerza Aérea Sur (FAS) de la Fuerza Aérea se estaban preparando otros ataques sobre los buques en San Carlos, por lo que los Super Étendard deberían aguardar unas horas hasta que los KC-130 estuvieran disponibles.

El reabastecimiento de combustible que a 6000 metros de altitud realizaron Barraza (foto) junto a su líder de sección, Curilovic

Recién cuatro horas más tarde los aviones navales argentinos despegarían y pondrían rumbo hacia el avión tanque, que los aguardaba en el lugar coordinado en la planificación y en el horario previsto, a las 15:45.

Barraza hizo señas a su líder y uno de cada lado, se acercaron lentamente al tanquero, hasta realizar el acople en las mangueras del avión. Permanecieron enganchados por unos 6 o 7 minutos y recibieron la cantidad de combustible previamente estipulada. Desde las ventanillas traseras del Hércules se asomaban uno a uno los tripulantes para saludar a los pilotos y desearles suerte en la misión. Incluso les tomaron fotografías.

Antes de separarse, el Hércules pasó información a los aviones navales, como recuerda el Teniente Barraza:

“El KC-130 salió al aire dando el siguiente mensaje: ‘Tengo algo importante para ustedes, escriban’, y a continuación transmitió coordenadas que yo parte anoté, pero me asaltaba la duda de haber copiado correctamente. Estas coordenadas fueron introducidas y verifiqué que no había mucha diferencia en rumbo y distancia con la que teníamos originalmente”.

Atlantic Conveyer partiendo hacia Malvinas desde la isla Ascension

Luego del encuentro con el avión tanque, hicieron un suave descenso y desde allí iniciaron su fase final de ataque desde la dirección totalmente inesperada por la Fuerza de Tareas británica.

Durante el vuelo de aproximación no se detectaron interferencias electrónicas en los equipos de las aeronaves, lo que les permitía suponer que tendrían a su favor el factor sorpresa. Desde el momento en que los pilotos estimaron que se hallaban a 130 millas del grupo de tareas hacia el que se dirigían, volaron rasante, a unos 100 pies, y a 550 nudos. Estaban separados unos 500 metros, volando debajo de una capa de nubes quebrada a 2.000 pies.

A las 55 millas, con un doble pulsado del botón de radio ambos aviones sincronizaron un ascenso hasta unos 1.800 pies de altitud (debajo de la capa de nubes, no deseaban sobrepasarla y perder la referencia visual de lo que sucedía en el mar) y efectuaron una emisión de radar para confirmar la existencia y localización de los blancos. Como marcaba la doctrina, el Capitán Curilovic tenía su radar en escala de 80 millas náuticas y el Teniente Barraza, a 40. Pero no detectaron blanco alguno, por lo cual dejaron el radar en stand-by y volvieron al vuelo rasante sobre el mar.

Al misil Exocet se lo denomina "Fire and forget" (Tire y olvídese) ya que se trata de un arma con capacidad de autonomía para redireccionarse en vuelo y buscar el centro de gravitación del blanco

Muy poco tiempo después volvieron a ascender. Ya estaban a unas 39 millas del objetivo. Para su alegría, luego de dos barridos de radar, allí estaban los barcos ingleses. Curilovic seguía con su radar en escala de 80 millas y consideró que tenía un blanco mediano y uno grande. A su vez, Barraza, que tenía mejor definición en su pantalla al estar en escala de 40 millas, confirmó los mismos blancos. Ambos, también, detectaron un eco más pequeño a la izquierda de la pantalla.

Curilovic rompió el silencio: “Sobre el mayor”. Lo que fue confirmado por Barraza por radio. Los radares quedaron “enganchados” tras un gatillazo y, a partir de allí, conectaron “MASTER MISIL” en el tablero del avión y comenzaron a seguir la lista de chequeo para el lanzamiento del AM-39 mientras volaban hacia el blanco, ahora a 450 nudos.

Recuerda Curilovic:

“Cuando lanzamos ambos misiles estábamos separados por unos 200 metros. Cuando lancé el mío quedé hipnotizado mirando cómo el Exocet iniciaba su recorrido al blanco. No dudé que era lo que teníamos que tener en cantidad para atacar a los británicos”.

El Atlantic Conveyor golpeado por los misiles Exocet

Sobre el mismo momento, relata Barraza:

Apreté el botón de disparo, sentí el sacudón y luego escuché claramente un estampido debajo. Una vez disparados ambos misiles, realicé mi giro de ruptura para alejarme 180° del rumbo del blanco sin notar que adelante no estaba Curilovic. La flota británica sabía en ese momento que la estábamos atacando. El sol estaba bajando, el mar parecía dorado y el cielo era de color púrpura”.

En el momento en que los dos Super Étendard encendieron sus radares por última vez para generar el diálogo final entre el avión y el misil con los datos de ataque, la recientemente arribada fragata Tipo 21 HMS Ambuscade pudo detectar el eco de aproximación de los incursores: estaban a tan solo 28 millas y en rumbo 310°.

Treinta segundos antes había detectado la emisión del radar Agave de los aviones argentinos. Sin embargo, y a pesar de que la nave británica lanzó la alarma y, una vez más, la palabra “Handbrake” (palabra en código que señalaba un radar de avión Super Étendard) saturaba los circuitos de radio y altoparlantes de todos los buques. La suerte estaría echada para uno de ellos.

La flota británica en mar abierto (Royal Navy)

La fragata Tipo 21 HMS Alacrity se encontraba en una estación ligeramente al sur de la Ambuscade, recordando su comandante, el Capitán Chris Craig:

“‘Handbrake!’ Se escucharon los gritos desde el Exeter y la Ambuscade. Todos los hombres del Grupo de Tareas sabían ahora que la palabra clave ‘Handbrake’ era el radar de Étendard, y eso significaba Exocet. A alguien le tocaría esta vez”.

El resultado del ataque es conocido. Los dos misiles impactaron al buque portacontenedores SS Atlantic Conveyor (el cual, asimismo, estaba cumpliendo funciones de portaaviones alternativo), el cual se incendió y, días después se hundió. Fue la pérdida logística más importante para la fuerza británica en toda la guerra.

Sin embargo, un informe británico del año 1985 titulado “Reconstrucción y Análisis de la Guerra Aérea durante la Operación Corporate 1982 –Memorándum 85105″, desclasificado en el año 2021, señala que el buque grande, “el mayor”, sobre el cual lanzaron los misiles los aviadores argentinos no fue el Atlantic Conveyor. Ni una fragata, ni un blanco falso.

Carátula del informe confidencial británico. Desclasificado en 2021

El informe comienza señalando que, en tanto se observó a los misiles haciendo un cambio de rumbo hacia la izquierda “ello sugiere que el Atlantic Conveyor no fue el blanco sobre el que se lanzó”, sino que los misiles tomaron este blanco al no poder encontrar el blanco original.

Por tanto, se plantean dos escenarios.

El primero, que los aviones argentinos lanzaron sus misiles sobre la fragata HMS Ambuscade o el chaff (tiras de aluminio que se lanzan al aire para confundir a los misiles), aún cuando esta hipótesis no explica porque este buque no detectó al radar del misil Exocet en vuelo.

El estudio británico sobre el ataque a la flota

El segundo es realmente novedoso. Y terrible.

Señala el informe que “el RFA Regent, más grande (y por tanto, presentando un eco radar también más grande) que el Atlantic Conveyor fue el blanco atacado”. Agrega que, si bien la posición exacta de este buque no se había registrado, estaba muy cerca del Conveyor y que posiblemente los misiles terminaron atacando a este último.

Los británicos realizaron simulaciones con computadora de este segundo escenario, en el cual los misiles van hacia al blanco “grande” (el Regent) y, al encender sus propios radares, detectan en su cono de búsqueda al Atlantic Conveyor y, por tanto, giran para atacarlo.

Como dato adicional, hay que remarcar que el misil Exocet enciende su radar solo en la fase final del ataque y que, al hacerlo, se dirige al primer blanco que encuentre, buscando de izquierda a derecha. El Atlantic Conveyor estaba a la izquierda del Regent. El cono de búsqueda se puede graduar, pero los misiles argentinos siempre se lanzaron con el más grande “para pegarle a algo siempre”.

El informe británico termina indicando que “el peso de la evidencia actualmente disponible, por tanto, lleva a la conclusión que los Exocet fueron apuntados al Regent”.

El RFA Regent (Wolfgang Fricke)

La información sería anecdótica. Sin embargo, el RFA Regent no era un buque cualquiera.

Este enorme buque auxiliar, de 195 metros de eslora y 23.257 toneladas, bajo el mando del Captain J. Logan (RFA), se encontraba cargado de munición (desde balas a bombas), la cual todavía no había descargado en las islas. Si explotaba por los impactos esa munición habría dañado, posiblemente en forma severa, a la totalidad de los buques que se encontraban en las cercanías, incluso al portaaviones HMS Hermes.

Pero el problema resultaba aún mayor. El Regent tenía, en sus bodegas, cargas de profundidad nuclear WE.177A.

Según el informe oficial publicado por el Ministerio de Defensa británico en 2003, una de ellas las había recibido el 15 de mayo del buque logístico RFA Resource. Tenía también cuatro cargas más, pero de entrenamiento o de vigilancia, sin cabeza nuclear. El 17 de mayo recibió cargas provenientes del RFA Fort Austin y del destructor HMS Coventry.

La carga de profundidad nuclear WE.177A podía ser graduada de 0,5 a 10 kilotones (la bomba lanzada en Hiroshima tenía 15 kilotones de poder) y su uso primario era la de ser lanzada, desde helicópteros, contra submarinos. También podía ser adaptada como una bomba convencional, de caída libre, para ser utilizada desde aviones Sea Harrier.

Parte del informe británico que termina indicando que “el peso de la evidencia actualmente disponible, por tanto, lleva a la conclusión que los Exocet fueron apuntados al Regent”

Si bien las bombas nucleares tienen dispositivos de seguridad, para evitar una explosión accidental o no querida, lo cierto es que el impacto de misiles en el Regent podría haber tenido resultados catastróficos, teniendo en cuenta que los misiles Exocet que impactaron en el Conveyor hicieron ambos explosión y, asimismo, su combustible remanente provocó, en escaso tiempo, incendios incontrolables.

Una bomba nuclear, en el medio de un incendio, y rodeada de explosivos, no es un panorama alentador.

Sin llegar a una detonación nuclear, también hubiera sido catastrófico que se dañara la misma bomba y esparciera sus componentes radioactivos a la flota británica. El efecto en el curso de la guerra hubiera sido casi inmediato.

Al día siguiente, 26 de mayo, al ordenarse el ingreso del RFA Regent al Área de Operaciones Anfibia en San Carlos, el buque transfirió las cargas nucleares almacenadas en su bodega al RFA Resource, porque quedaría completamente expuesto a los ataques aéreos periódicos en ese lugar. La experiencia del día anterior casi fue catastrófica, y no había lugar para correr riesgos con ese armamento en sus bodegas.

El precio a pagar hubiera sido, sin embargo, demasiado grande. El Atlántico Sur contaminado con radioactividad por la solitaria acción de dos “peces voladores”, los misiles Exocet.

(Anticipo del libro “Handbrake!” - Dassault Super Etendard Fighter-Bombers in the Falklands/Malvinas War, 1982; por Mariano Sciaroni y Alejandro Amendolara. Serie Latin America@War, Editorial Helion & Company. Marzo 2022. ISBN-13: 978-1915070722)




domingo, 12 de abril de 2015

Los archivos a desclasificar

Malvinas: los secretos que revelará la desclasificación de archivos
Tras el rechazo de la Corte a investigar los delitos cometidos en la guerra, los ex combatientes de La Plata elevarán un recurso ante la CIDH. Los documentos que presenta de manera exclusiva Tiempo Argentino son apenas algunos ejemplos de esas vejaciones.

Info News


La decisión del gobierno nacional de crear del Archivo Oral de las Memorias de Malvinas y la desclasificación de los documentos secretos sobre el conflicto bélico apuntan en una dirección: visibilizar "el error y el horror" de la guerra. Entre las aberraciones cometidas en el archipiélago austral se destacan las torturas, los vejámenes y asesinatos que la jefatura militar aplicó sobre su propia tropa en plena disputa armada y cuya investigación fue clausurada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en una decisión sumamente polémica, el 19 de febrero pasado.

Tiempo Argentino tuvo acceso a algunas de las actas secretas que los conscriptos firmaron en junio de 1982 ante sus superiores, al regreso de las Islas, en las que reflejaron los maltratos denunciados: se trata de testimonios escondidos por las Fuerzas Armadas durante décadas y que podrían utilizarse para exigir la reapertura de la pesquisa ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Las víctimas esperan que la decisión que tomó la presidenta Cristina Fernández, en el marco del 33º aniversario del inicio de la guerra con el Reino Unido, favorezca la aparición de archivos similares.

Las torturas fueron sistemáticas. Eso se refleja en los diversos Regimientos en los que se registraron denuncias. Por caso, en la Compañía B del Regimiento de Infantería 3, un soldado (los nombres no se pondrán para preservar las identidades) escribió de puño y letra: "Una vez cazaron un cordero los suboficiales y a unos soldados les ordenaron cocinarlo. Uno de ellos fue y me dio un trozo de hígado. Y al enterarse de esto el subteniente Flores me estaqueó. Porque el cordero era para el personal de cuadros, sólo lo que sobraba era para los soldados. En otras ocasiones, nos pegaba y castigaba poniendo los pies en charcos de agua por espacio de una hora o una hora y media. Uno de ellos fue el cabo 1º Cancino quien también una vez me orinó en la espalda después de pegarme." Y resaltó lo que sufrió al padecer lo que se conoce como "pie de trinchera" (se trata de un edema doloroso en el pie que en algunos casos deriva en la amputación de las extremidades): "Cuando me comienzan a doler los pies se lo informé a mi jefe de grupo cabo 1º Fiochi y al jefe de sección subteniente Flores. Quienes me dijeron que era un mañoso y no me permitieron ir a la enfermería, pese a que cuando por las noches me quitaba los borceguíes a la mañana siguiente no me los podía poner. Me dijeron que no quitara el calzado así no tenía problemas para colocármelo. Recién el viernes 11 de junio del '82 por la temperatura que tenía me autorizó el subteniente Flores a concurrir a la enfermería cuando ya casi no podía caminar."

Otro integrante de la misma compañía también cargó contra Flores: "Cuando sentí las manos y pies congelados hablé con el subteniente Flores y le expliqué lo que ocurría, quien me dijo: 'Soldadito de la Patria, si vos con tus pies y manos que tenés congelados querés ir a la enfermería, los demás heridos qué hacen.' Luego del acto dijo que hiciera lo que quiera. Luego volví a mi posición." En un apartado del interrogatorio agregó: "En una oportunidad faltaron raciones de combate. Preguntó quién las había tomado. Y no salió nadie. A raíz de esto nos hizo descalzar y meter los pies en el agua unos cinco minutos. Por otra cuestión nos obligó a pasar cinco días sin usar gorra u otros abrigos en la cabeza. A algunos compañeros los estaqueaba durante horas con el piso mojado. Durante diez días nos dejó sin postre ni galletitas a pesar de que la comida no era suficiente."


Documentos - En las actas, los ex soldados revelaron los abusos cometidos por algunos de sus superiores durante la guerra.

En la Compañía B del Regimiento de Infantería 5 no corrieron mejor suerte. Un conscripto correntino fue internado por desnutrición. Al ser consultado en un interrogatorio básico sobre sus experiencias negativas, afirmó: "Estuve 15 días sin comer. Sólo un mate cocido amargo por las mañanas. El sargento Vega me ordenó que me levantara a tomar la sopa y por no poder hacerlo por mi debilidad me pegó una trompada." En la causa que la Corte desechó, y que había sido impulsada en primera y segunda instancia por la justicia federal, una de las 120 denuncias es por una muerte que se produjo por inanición. Es conocida la historia de los soldados que robaban comida de los depósitos donde los superiores tenían incautados los víveres que administraban según su antojo. Eso quedó reflejado en el expediente que se había abierto en 2007 en el juzgado federal de Río Grande (Tierra del Fuego), donde se habían individualizado 80 imputados.

Las denuncian que revelan estas actas son variopintas: "Me fueron disparados a menos de 150 metros tres disparos con pistola 9 mm. A mí y a mis compañeros. Posteriormente la misma persona me tomó del cuello, me derribó y comenzó a propinarme gran cantidad de trompadas, puntapiés e insultos rebajantes e irreproducibles."

Otro ex conscripto, del Regimiento 1 Patricios, denunció a la hora de escribir sus experiencias negativas: "El trato con oficiales y suboficiales era malísimo. Tanto el cabo 1º Schitane y el teniente Ferrer me pegaron tanto a mí como a mis compañeros. Me hicieron hacer cuerpo a tierra en el agua. Los fusiles NATO no estaban en buenas condiciones. A pesar de tener tres comidas diarias (desayuno, almuerzo y cena) era escasa y no satisfacía. Nos estaquearon y encima de eso nos cargaron e insultaron."

Las actas de recepción, algunas de las cuales Tiempo revela en este número, fueron escritas por los ex combatientes al regreso del conflicto bélico en Campo de Mayo adonde les impusieron el silencio: nada de lo vivido en el archipiélago debía trascender públicamente, les espetaron sus superiores. Según recuerdan protagonistas de aquellos sucesos, los formularios fueron entregados por oficiales de inteligencia.

El presidente de la Comisión Nacional de ex Combatientes e integrante del CECIM, Ernesto Alonso, afirmó a este diario: "Con la desclasificación de los archivos va a aparecer un sinnúmero de denuncias semejantes, una infinidad de pruebas que van a fundamentar aún más las denuncias que presentamos ante la justicia y que la Corte Suprema no analizó, reivindicando la doctrina de Punto Final." "Hubo un ocultamiento de pruebas. No se investigó en dictadura ni posteriormente", añadió.

Tras recibir la espalda por parte de la justicia argentina, el coordinador del equipo jurídico del CECIM-La Plata, Jerónimo Guerrero Iraola, explicó que elevarán un recurso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y que el material desclasificado es sumamente importante. El letrado dijo que harán el planteo "en el menor plazo posible", aunque resaltó que tienen seis meses desde que fueron notificados (el 20 de abril) para acudir a la CIDH.

"Denunciamos torturas y asesinatos. Entendemos que son crímenes de lesa humanidad. Allí plantearemos que el Estado argentino, a través del Poder Judicial, especialmente, la Corte Suprema de Justicia, nos impidió avanzar en la investigación. Simplemente pediremos que nos dejen investigar" indicó Guerrero Iraola. "Hoy tenemos 120 denuncias, pero sabemos que en la medida en que esto tome estado público van a ser muchas más. Hubo una práctica generalizada y sistemática", concluyó el abogado.

En este sentido, la titular de la Cámara de Casación Penal, María Laura Garrigós de Rébori, cuestionó ayer el fallo de la Corte que rechazó avanzar en la pesquisa: “Existieron enterramientos hasta la cabeza, paso de corriente eléctrica, falta de alimento como forma de castigo, que configuran múltiples vejámenes realizados a la intemperie y en medio de los bombardeos", explicó.


Por su parte, Antonela Di Vruno, directora nacional de gestión de fondos documentales del Archivo Nacional de la Memoria, quien trabajó en el archivo oral de Malvinas, afirmó a Tiempo: "Este archivo es una oportunidad y fortalece el relato de los ex combatientes que denuncian las torturas. La desclasificación de los documentos y el archivo son elementos que el estado pone a disposición para que la verdad salga a la luz y sea utilizada por la población y sirva para futuras presentaciones jurídicas. Acompañamos la voluntad de ir a la CIDH de los ex combatientes", señaló. Y dijo respecto del proyecto que esta apuntalando –y que cruza a seis ministerios–: "Generamos un lugar de escucha para que esta historia se mantenga viva. Este archivo busca romper el silencio que se impuso por años."

Conmemoración en Bolivia del día del veterano

La Embajada de la República Argentina ante el Estado Plurinacional de Bolivia conmemoró el "Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas" mediante un acto de Colocación de Ofrendas Florales que se llevó a cabo en la Plaza San Martín de la ciudad de La Paz, Bolivia. Participaron el presidente de la Cámara de Senadores de Bolivia, José Alberto Gonzales, representaciones diplomáticas y embajadores de Uruguay, Rusia, China, Venezuela, Cuba, Paraguay, Perú y Panamá, el Grupo Boliviano de Apoyo a la Cuestión de las Islas Malvinas, funcionarios del gobierno boliviano y altos mandos de las fuerzas armadas de este país. El embajador argentino Ariel Basteiro agradeció a las autoridades y a la comunidad argentina y boliviana por su permanente solidaridad a favor de la Cuestión de las Islas Malvinas.

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Archivo oral de las memorias de Malvinas

Durante el acto que la presidenta Cristina Fernández encabezó en Ushuaia, capital de Tierra del Fuego, anunció la creación de un Archivo Oral de las Memorias de Malvinas. El trabajo consistirá –afirmó la mandataria– en una minuciosa búsqueda, recopilación y mejoramiento de todos los "testimonios y las memorias" de quienes participaron de una u otra forma de la guerra de Malvinas, en 1982. La presidenta sostuvo que incluirá a "todo aquel que de alguna manera tuvo que ver con ese pedazo de historia, con la historia completa, con los horrores y los héroes, con los cobardes y los mártires, porque siempre hay de todo". Según confirmó CFK, la creación del archivo, la recopilación y su organización correrá por cuenta del Museo Nacional de Malvinas que funciona en el predio de la ex Esma, que conduce el ex diputado Jorge Giles y que depende del Ministerio de Cultura. La presidenta firmará en los próximos días el decreto que dispone la creación de este archivo y que contendrá los testimonios de los ex combatientes, sus familiares y de periodistas y camarógrafos, entre otros.

Desclasificarán todos los archivos no públicos

"Relévese de la clasificación de seguridad a toda aquella documentación de carácter no público vinculada al desarrollo del conflicto bélico del Atlántico Sur." Así reza el decreto que firmó la presidenta Cristina Kirchner y que anunció durante el homenaje que se realizó el jueves en Ushuaia al cumplirse 33 años de aquella guerra. El decreto presidencial se suma al que en 2012 instruyó la desclasificación completa de lo que se conoció como “Informe Rattenbach” y que se centró en el desempeño de los militares cuando el conflicto en las Islas Malvinas. Esta nueva decisión convertirá en pública toda la información que existe sobre el conflicto.

Cuando se desclasificó el “Informe Rattenbach” también se incorporaron los archivos desclasificados del Reino Unido referidos a cómo se gestó la guerra. Ese archivo contiene unos 3500 documentos que incluyen testimonios de la entonces primera ministra inglesa, Margaret Thatcher, y todas las comunicaciones del Foreign Office, del Ministerio de Defensa y del Almirantazgo, además del Reporte Frank, el equivalente británico del Rattenbach.

Nuevo reclamo por los cuerpos no identificados

Para la presidenta, una de las deudas pendientes que dejó la guerra de las Malvinas es la identificación de los restos de los soldados argentinos muertos durante el conflicto. El jueves, durante el acto por los 33 años de aquella guerra, la mandataria dijo que su gobierno volverá a reclamarle a Gran Bretaña la "identificación de los muertos" a partir de la comparación de las muestras de ADN de los familiares de los caídos. "No sabemos quiénes fueron los que murieron por nosotros, así que es muy importante", indicó.

Poco después del acto, realizado en Ushuaia, Cristina Fernández dijo que había instruido al canciller Héctor Timerman para que realice el pedido al gobierno inglés. No será la primera vez y por ello volverán las gestiones diplomáticas para conseguir la identificación de los soldados argentinos que se encuentran enterrados en un cementerio ubicado en las cercanías de Puerto Darwin de la isla Soledad. Se trata de 237 tumbas pero se desconoce la identidad de los que allí se encuentran desde 1982.