Falklands o Malvinas: Dependiendo del acento
El Universo
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Por Benjamín Fernández Bogado (*) - Una visita a las Islas Falklands o Malvinas, dependiendo de quién no solo lo pronuncie sino comprenda lo que subyace más allá de la denominación de este conjunto de más de 700 islas que saltó al conocimiento mundial en la guerra de los ochenta del siglo pasado y que duró un poco más de dos meses enfrentando a argentinos y británicos, siempre provoca visiones contrapuestas y en conflicto.
La mirada política plantea siempre una visión radical: son británicas o argentinas; pero para los pobladores, que no alcanzan los tres mil, es una cuestión de soberanía que ellos deben decidir, como lo hicieron en el referéndum del 2013 cuando asumieron la creación de un poder legislativo integrado por 8 miembros y un gobernador colocado por los británicos que tienen además un grupo militar importante para evitar una intentona argentina de agresión sobre el territorio.
Por otro lado, aún se vive de cerca una guerra curiosa llevada adelante por un gobierno militar argentino cuyas manos estaban manchadas con la sangre de más de 30 mil de sus compatriotas desaparecidos, torturados o asesinados en la denominada “guerra sucia” de los años setenta y ochenta.
Es probable o casi seguro decirlo que ese gobierno autoritario y criminal no hubiera terminado sin la derrota en manos de los británicos en junio de 1982. Curiosa paradoja, los argentinos tendrían que también sentirse agradecidos a los británicos que los liberaron del régimen militar, que de otra forma hubiera seguido con su orgía de sangre y persecución.
Aquí en las Falklands, la gente quiere dar un carpetazo final a esa guerra que costó la vida de 250 militares británicos, 3 Isleños y no se sabe cuántos del lado argentino que reposan en el cementerio que lleva su denominación aquí en el frío incluso verano de las Islas.
Las condiciones de vida de los pobladores son buenas: hay 166 ovejas por cada habitante, manejan el 10% de la pesca del calamar mundial y acaban de encontrar petróleo a gran profundidad del mar, lo que supone toda una preocupación de los ambientalistas a nivel mundial que miran con preocupación el impacto que podría tener eso sobre la extraordinaria riqueza marina que poseen y que es la base de la cantidad de turistas que atraen a unos 50 mil al año en cruceros y 3 mil que quedan en las islas.
Aquí en Falklands hablan de bloqueo de parte de los argentinos y argumentan su posición en razones históricas y legales. Desean reafirmar el concepto de que son ellos los que deben decidir su destino y que el 99,8% de ellos han reafirmado que es mejor vivir como hasta ahora.
La cuestión de fondo es una mezcla siempre de alto nivel de combustión: nacionalismo y malos gobiernos, a los que –en el caso de nuestros países latinoamericanos– muchas veces les conviene mantener estos enclaves en permanente disputa, para tenerlos a mano cuando haga falta cohesionar internamente el país y poner a un lado cuestiones que pongan en peligro la gobernabilidad de alguna administración cuestionada y cuestionable.
Al visitarla por unos días y caminar por las calles de Puerto Stanley o ver la fauna marina de Sea Lion Island siempre queda latente la pregunta de ¿cómo estaría esto si la administración fuera la de Cristina Fernández? Ese riesgo los de aquí no están interesados en correrlo ni por casualidad.
(*) Benjamín Fernández Bogado es un abogado y periodista paraguayo, de larga trayectoria en distintos medios tanto en su país como en España. Actualmente se encuentra en las Falklands, invitación del gobierno británico, y esta es una de varias notas que sobre su experiencia está escribiendo.
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jueves, 30 de abril de 2015
sábado, 21 de febrero de 2015
Los paraguayos llaman Falkland a las islas
Dos mil militares británicos y civiles protegen a las Islas Falkland-Malvinas
Ultima Hora
La base está situada a 56 km de Stanley, capital de Malvinas. | Foto: Susana Oviedo.
Un aeropuerto, un puerto marítimo, un barco, aviones, helicópteros, lanzamisiles antiaéreos, tanques, maquinarias de distintos portes, 1.100 soldados de todas las especialidades de las Fuerzas Armadas Británicas, funcionarios del servicio civil y alrededor de 800 contratados para diversas áreas conforman la base militar Mount Pleasant, que tiene a su cargo la defensa de las Islas Falkland (Malvinas) y las otras posesiones que Gran Bretaña tiene en el Atlántico Sur.
Por Susana Oviedo | Enviada especial
Su creación fue posterior a la guerra con la Argentina (abril-junio de 1982), que se desató tras la invasión y ocupación por 74 días de Islas Falkland por las fuerzas armadas del país vecino.
La base está situada a 56 km de Stanley, capital de Falkland, y tiene mayor movimiento que la apacible ciudad que alberga al 75% de la población de 3.000 habitantes.
Esta presencia de las fuerzas británicas son una de las razones por las que los habitantes de Falkland se sienten agradecidos con el Reino Unido de Gran Bretaña, del cual son parte, aunque tengan autonomía, bajo el estatus de territorio británico de ultramar.
Se construyó entre 1993 y 1996. Es un complejo dotado de todo lo que una presencia permanente de los soldados pudiera precisar para sentirse cómodos lejos de casa: cafetería, bar, un pub, sala de música, cancha de bowling, sala de internet, piscina climatizada, emisora de radio, tienda, iglesia, sala de cine (en cartelera: American Sniper y Foxcatcher), biblioteca, hospital para 2.000 personas, viviendas y escuela para aquellos que vinieron con su familia.
Toda una ciudad, donde los militares, aunque de diversas armas, visten el mismo uniforme camuflado y cumplen 8 horas de trabajo diario, como otros profesionales.
Además de generadores a diésel, se proveen de energía eólica que funciona muy bien en estas tierras, por la intensidad y permanencia de los vientos. Once barcos al año provenientes del Reino Unido se encargan de abastecer a la base, que además de Falkland -archipiélago de más de 750 islas, arrecifes e islotes-, es responsable de proteger las 4 mil millas de territorio marítimo y las otras islas británicas del Atlántico Sur que son Ascensión, Georgia del Sur y Sandwich del Sur.
Monumento en homenaje a británicos muertos en la contienda. | Foto: Susana Oviedo.
El capitán de Comunicaciones, Keith Anderson (escocés), nos brinda estas explicaciones a los periodistas paraguayos durante un tour en un resistente todoterreno Land Rover. Cuenta que antes de venir a Falkland, donde lleva 6 meses, estuvo en Sierra Leona (África), Afganistán e Irak. Una vez al mes se dirige a la ciudad de Stanley, para tomar contacto con la radio y el diario local. Como es regla en las instalaciones militares, no nos permiten tomar fotos en el lugar.
Desde la guerra de las Malvinas, que concluyó con la recuperación de la Isla y la derrota argentina, dice que no ha habido incidentes con el país sudamericano. La rutina de la base incluye ejercicios militares dos veces al año en tierra, aire y mar, a los que la población local ya está acostumbrada.
En el aeropuerto de Mount Pleasant, que ya existe desde 1985, llegan del Reino Unido los dos vuelos semanales operados por las Fuerzas Armadas Reales y el vuelo comercial semanal de Lan Chile, proveniente de Punta Arenas (Chile).
Cementerio de argentinos caídos en la Guerra de las Malvinas. | Foto: Susana Oviedo.
Los soldados se interrelacionan con los pobladores de Falkland a través de los servicios sociales que prestan, particularmente a las zonas rurales donde se encuentran las estancias. Según el capitán Anderson, el relacionamiento con los isleños es armónico.
El costo de esta presencia disuasoria de las Fuerzas Armadas Británicas en Islas Falkland corre por cuenta del Reino Unido, aunque la administración local colaboró en la construcción de las instalaciones y suministra parte de la energía que precisa Mount Pleasant para mantenerse operativo.
Entre ellos, lugares emblemáticos para los kelpers, como San Carlos, donde el 21 de mayo de 1982 un destacamento de las fuerzas especiales británicas desembarca y obliga a los argentinos a rendirse el 14 de junio. En este lugar se encuentra el cementerio de los soldados británicos.
Pero en la Isla, también hay otro camposanto donde posan los restos de soldados argentinos. A su entrada, un cartel dice: "Tras el acuerdo registrado en la Declaración Conjunta Británica-Argentina del 14 de julio de 1999, la Comisión Argentina de Familiares de Caídos fue autorizada a reconstruir y mantener este cementerio, de cuyo mantenimiento es responsable".
El sitio es visitado regularmente por ciudadanos del país sudamericano. Familiares y ex combatientes. En un par de tumbas, alguien dejó un ramo de flores artificiales, con una tarjeta que reza: "¡Perdón! En nombre de los argentinos que creemos injusta tu presencia aquí, pero no pudimos hacer nada para evitarlo. 20 de enero de 2015".
En el camino a este lugar que se encuentra a más de una hora de Stanley, también visitamos Goose Green, un asentamiento del campo, donde los isleños fueron tomados prisioneros por las tropas argentinas que invadieron Malvinas el 2 de abril de 1982.
En la Guerra de las Malvinas, que duró poco más de tres meses, perdieron la vida 649 soldados argentinos, 255 soldados británicos y 3 isleñas.
En el cementerio de los argentinos, custodiado por una virgen de manto celeste, hay varias lápidas que dicen: "Soldado argentino solo conocido por Dios". El viento helado que sopla en el lugar hoy, en lo que los habitantes dicen que es el verano, y la intermitente lluvia que forma parte del clima habitual de Malvinas, nos lleva a imaginar lo que habrá sido el invierno del '82 en que transcurrieron los 74 días de la Guerra de las Malvinas, en este lejano punto del Altántico Sur.
Ultima Hora
La base está situada a 56 km de Stanley, capital de Malvinas. | Foto: Susana Oviedo.
Un aeropuerto, un puerto marítimo, un barco, aviones, helicópteros, lanzamisiles antiaéreos, tanques, maquinarias de distintos portes, 1.100 soldados de todas las especialidades de las Fuerzas Armadas Británicas, funcionarios del servicio civil y alrededor de 800 contratados para diversas áreas conforman la base militar Mount Pleasant, que tiene a su cargo la defensa de las Islas Falkland (Malvinas) y las otras posesiones que Gran Bretaña tiene en el Atlántico Sur.
Por Susana Oviedo | Enviada especial
Su creación fue posterior a la guerra con la Argentina (abril-junio de 1982), que se desató tras la invasión y ocupación por 74 días de Islas Falkland por las fuerzas armadas del país vecino.
La base está situada a 56 km de Stanley, capital de Falkland, y tiene mayor movimiento que la apacible ciudad que alberga al 75% de la población de 3.000 habitantes.
Esta presencia de las fuerzas británicas son una de las razones por las que los habitantes de Falkland se sienten agradecidos con el Reino Unido de Gran Bretaña, del cual son parte, aunque tengan autonomía, bajo el estatus de territorio británico de ultramar.
Se construyó entre 1993 y 1996. Es un complejo dotado de todo lo que una presencia permanente de los soldados pudiera precisar para sentirse cómodos lejos de casa: cafetería, bar, un pub, sala de música, cancha de bowling, sala de internet, piscina climatizada, emisora de radio, tienda, iglesia, sala de cine (en cartelera: American Sniper y Foxcatcher), biblioteca, hospital para 2.000 personas, viviendas y escuela para aquellos que vinieron con su familia.
Toda una ciudad, donde los militares, aunque de diversas armas, visten el mismo uniforme camuflado y cumplen 8 horas de trabajo diario, como otros profesionales.
Además de generadores a diésel, se proveen de energía eólica que funciona muy bien en estas tierras, por la intensidad y permanencia de los vientos. Once barcos al año provenientes del Reino Unido se encargan de abastecer a la base, que además de Falkland -archipiélago de más de 750 islas, arrecifes e islotes-, es responsable de proteger las 4 mil millas de territorio marítimo y las otras islas británicas del Atlántico Sur que son Ascensión, Georgia del Sur y Sandwich del Sur.
Monumento en homenaje a británicos muertos en la contienda. | Foto: Susana Oviedo.
El capitán de Comunicaciones, Keith Anderson (escocés), nos brinda estas explicaciones a los periodistas paraguayos durante un tour en un resistente todoterreno Land Rover. Cuenta que antes de venir a Falkland, donde lleva 6 meses, estuvo en Sierra Leona (África), Afganistán e Irak. Una vez al mes se dirige a la ciudad de Stanley, para tomar contacto con la radio y el diario local. Como es regla en las instalaciones militares, no nos permiten tomar fotos en el lugar.
Desde la guerra de las Malvinas, que concluyó con la recuperación de la Isla y la derrota argentina, dice que no ha habido incidentes con el país sudamericano. La rutina de la base incluye ejercicios militares dos veces al año en tierra, aire y mar, a los que la población local ya está acostumbrada.
En el aeropuerto de Mount Pleasant, que ya existe desde 1985, llegan del Reino Unido los dos vuelos semanales operados por las Fuerzas Armadas Reales y el vuelo comercial semanal de Lan Chile, proveniente de Punta Arenas (Chile).
Cementerio de argentinos caídos en la Guerra de las Malvinas. | Foto: Susana Oviedo.
Los soldados se interrelacionan con los pobladores de Falkland a través de los servicios sociales que prestan, particularmente a las zonas rurales donde se encuentran las estancias. Según el capitán Anderson, el relacionamiento con los isleños es armónico.
El costo de esta presencia disuasoria de las Fuerzas Armadas Británicas en Islas Falkland corre por cuenta del Reino Unido, aunque la administración local colaboró en la construcción de las instalaciones y suministra parte de la energía que precisa Mount Pleasant para mantenerse operativo.
La visita
El tour organizado por el gobierno de las Islas Falkland para una delegación paraguaya integrada por quien suscribe este reporte, además del abogado y periodista Benjamín Fernández y los políticos Martín Burt (PLRA) y Hugo Estigarribia (ANR), incluyó un recorrido por los lugares donde se desarrollaron las principales batallas de la guerra de las Malvinas, hará 33 años, cuando la población de las islas era de solo 1.800 habitantes.Entre ellos, lugares emblemáticos para los kelpers, como San Carlos, donde el 21 de mayo de 1982 un destacamento de las fuerzas especiales británicas desembarca y obliga a los argentinos a rendirse el 14 de junio. En este lugar se encuentra el cementerio de los soldados británicos.
Pero en la Isla, también hay otro camposanto donde posan los restos de soldados argentinos. A su entrada, un cartel dice: "Tras el acuerdo registrado en la Declaración Conjunta Británica-Argentina del 14 de julio de 1999, la Comisión Argentina de Familiares de Caídos fue autorizada a reconstruir y mantener este cementerio, de cuyo mantenimiento es responsable".
El sitio es visitado regularmente por ciudadanos del país sudamericano. Familiares y ex combatientes. En un par de tumbas, alguien dejó un ramo de flores artificiales, con una tarjeta que reza: "¡Perdón! En nombre de los argentinos que creemos injusta tu presencia aquí, pero no pudimos hacer nada para evitarlo. 20 de enero de 2015".
En el camino a este lugar que se encuentra a más de una hora de Stanley, también visitamos Goose Green, un asentamiento del campo, donde los isleños fueron tomados prisioneros por las tropas argentinas que invadieron Malvinas el 2 de abril de 1982.
En la Guerra de las Malvinas, que duró poco más de tres meses, perdieron la vida 649 soldados argentinos, 255 soldados británicos y 3 isleñas.
En el cementerio de los argentinos, custodiado por una virgen de manto celeste, hay varias lápidas que dicen: "Soldado argentino solo conocido por Dios". El viento helado que sopla en el lugar hoy, en lo que los habitantes dicen que es el verano, y la intermitente lluvia que forma parte del clima habitual de Malvinas, nos lleva a imaginar lo que habrá sido el invierno del '82 en que transcurrieron los 74 días de la Guerra de las Malvinas, en este lejano punto del Altántico Sur.
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