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viernes, 9 de febrero de 2024

Claudio Viano, artillero del Fierro 8

Claudio Viano, soldado de la Fuerza Aérea asignado al cañon antiaéreo No 8 (o "Fierro" 8, en la jerga de los artilleros) había jurado que moriría antes que rendirse. Se le ordenó la evacuación de Malvinas dos días antes de que capitulara el general Menéndez, pero al escuchar a este conscripto uno se da perfecta cuenta que habría cumplido la promesa.
Subordinado al cabo principal Diego "Pollo" Bartis que era su jefe de pieza, Viano, "el Porteñito" (asi lo apodaban sus camaradas) fue uno de los artilleros antiaéreos que tuvieron a raya a los Harrier británicos, impidiéndoles poner fuera de servicio la vital pista de la Base Malvinas, a pesar de que la bombardeaban permanentemente. Rebelde, apasionado, dueño de un gran sentido del humor, su relato conmueve y enciende.

viernes, 13 de octubre de 2023

La defensa aérea de la BAM Condor en Goose Green

AA en la BAM Cóndor

 





La Fuerza de Tareas Mercedes y para la BAM Condor: contaba para la defensa antiaérea con 6 cañones Rheinmetall de 20 mm que complementaban con un radar Elta de 20 Km de alcance (De la FAA). Se le sumaban dos cañones AA Oerlikon de 35 mm con director de tiro Skyguard del GADA 601 del EA.
La distribución es posterior al 02/05/82.
Imagen:
ACTAS DEL III CONGRESO INTERNACIONAL DE HISTORIA AERONÁUTICA MILITAR ARGENTINA
Página N 382
Dirección de Estudios Históricos Fuera Aérea Argentina.





jueves, 13 de octubre de 2022

¿Qué hacer si uno es blanco del enemigo?

Qué Hacemos si Somos el Blanco





Este es un artículo publicado en su momento, pero siempre es para mi punto de vista es tan válido y tan vigente que no merece que lo olvidemos antes de opinar sobre las funciones de tal o cual soldado independientemente de su especialidad. W/65
En las guerras, no todos participan de la misma forma cuando se enfrentan en combate; los contendientes individuales se encuentran en condiciones muchas veces bastante diferentes, según la tarea o función que deben realizar.
Por ejemplo, y tomando como referencia al combate aéreo; el piloto del avión atacante puede elegir el momento y la forma en que realizará el ataque, e incluso puede decidir cuándo salir del combate, es decir que puede tratar de colocar todas las variables a su favor, sólo limitadas por la relación de la selección armas - blanco a atacar, que lo pueden restringir.
También tiene armas específicas para atacar y defenderse en caso de verse agredido, las que le dan seguridad y confianza en sí mismo.
Si el piloto en cambio vuela un caza interceptor para defensa aérea, ya no puede elegir el cuándo, ya que éste depende del atacante, pero no obstante tiene a su favor que su avión está óptimamente configurado para el combate aéreo, y por lo tanto puede tomar sus previsiones para volcar las variables a su favor; también puede decidir cuándo salir del combate, y por supuesto, las armas que porta le dan seguridad y confianza.
Pasemos ahora al artillero antiaéreo, éste no puede elegir ni el momento del combate ni cuando salir, él debe permanecer ahí, sujeto a las opciones del atacante, pero cuenta con un arma para combatir y defenderse, la que, al igual que a los pilotos, le transmite a su yo interior seguridad y confianza en sí mismo.



Hay otro grupo de gente que por sus tareas o funciones casi no tiene opciones, tampoco tiene armas con que defenderse, pero puede suspender sus tareas en los momentos críticos de ataque y buscar refugio.
Y finalmente, existe otro grupo, en los que están incluidos los radaristas, que tienen que permanecer en sus puestos pase lo que pasare, sin ninguna opción, y por supuesto sin siquiera armas que aunque sea les sirvan de desahogo tirando. Deben quedarse ahí y esperar que los responsables de su defensa realicen un buen trabajo, o que el atacante se canse y se vaya.
Sin dudas ésta es una situación muy difícil, ya que el instinto de conservación le dice: corre, instinto al que no puede distraer ocupándose en tratar de derribar al atacante con su arma, que no tiene; y ese mismo instinto es el que le dice: no confíes en el otro que te va a defender.
Por lo tanto, éste era un problema serio al que debían buscarle solución, ya que aunque incluso los mecánicos del radar pudiesen buscar refugio en el momento en que eran atacados, dentro de la cabina del radar debían quedar al menos un par de operadores que continuasen con su tarea, detectando y controlando aviones.
De alguna forma se debían crear esa seguridad y esa confianza de las que antes hablamos, para que el instinto de conservación al menos se aquietase.
Esto lo podían hacer tratando de analizar todas las posibles situaciones de riesgo, y tomando recaudos para que los peligros fueran reducidos a un mínimo.
Como antes vimos, el primero de los pasos era determinar las amenazas, por eso la pregunta:
¿Con qué nos van a pegar?



Y la respuesta a la que los radaristas llegaron como conclusión fue lo que antes expresamos. Y, por lo tanto, de estas armas era de lo que tenían que protegerse.
En el paso siguiente, para que supervivieran tanto el radar como sus operadores, los radaristas podían hacer tres cosas: elegir el mejor emplazamiento, lograr el mejor enmascaramiento, y procurar la mejor fortificación, que resistiera los ataques, cualesquiera fueran. Y como cuarta acción, pedirle a Dios que se apiadara y no les tocara.
Del libro LAS MISIONES BLACK BUCK www.radarmalvinas.com.ar de Miguel Ángel Silva

martes, 21 de junio de 2022

Equipo capturado: Rheinmetall de 20 mm capturado en Goose Green



Después de mi caminata nórdica de 10 millas fui y visité la Colección Militar de Muckleburgh en Weybourne, Norfolk, Inglaterra, NR25 7EH.
Adjunto fotos de todas las exhibiciones de la Guerra de las Malvinas y le enviaré un correo electrónico al propietario para preguntarle cuáles son sus planes para el 40 aniversario.
Tomé las mejores fotos que pude porque las exhibiciones están muy juntas.
Solo 2 miembros del personal de servicio que no sabían nada de esta Guerra y no conocían a su Exocet de su Tumbledown.
También organizaré una visita privada con el propietario.
¿Harrier GR3 XZ 968 participó en la guerra?
Imágenes del cañón antiaéreo Rheinmetall de 20 mm dedicado a James Taylor y espero que esto le ayude con su investigación.
Imágenes de modelos militares dedicadas a Nick Parker porque un buen vecino vale su peso en oro.


sábado, 21 de noviembre de 2020

Darwin: Braghini barre al 2 Para con los Skyguard

Barriendo a la infantería con una antiaérea


 



El enemigo ya había sobrepasado las posiciones del Regimiento 12 en Darwin y tomado prisioneros al grueso de sus hombres. Pero le faltaba subir a una colina, trás la cual lo esperaban mil metros de terreno llano, los hombres del teniente Estévez, los del subteniente Peluffo y – en primera línea - uno de los cañones antiaéreos Oerlikon de 35 mm, de la sección del subteniente Claudio Braghini. Este sistema de armas Skyguard era el mismo que tenía Suiza.
Los británicos aparecieron sobre la colina con un trote largo, tirando bengalas cortas. Formaban un rombo perfecto, como si estuvieran en una marcha triunfal. El Para 2 no sabía lo que le esperaba…
Braghini, destacado por su buena puntería - participó incluso en competencias internacionales – ordenó que los jefes de pieza se limitaran a ser sus abastecedores de munición: el tirador iba a ser él. Cada pisada suya en el pedal de disparo de la antiaérea, lanzaba una ráfaga impresionante, - 550 tiros por minuto - que dejaba un tendal de enemigos en el campo. Los paracaidistas retrocedieron a la carrera. Sólo un grupo de ellos, atravesando una quebradita, consiguió llegar hasta la escuela de Darwin y abrió fuego. El subteniente giró el cañón y apuntó con la mira telescópica. Las tres ráfagas desintegraron el edificio, haciéndolo saltar por los aires e incendiándolo. 
El combate duró unas tres horas, en que los artilleros argentinos recibieron fuego de morteros y misiles, hasta que los ingleses decidieron lanzar contra ellos tres cazabombarderos Harrier. La sección de este entrerriano de 24 años ya había derribado varios de ellos en las semanas previas, incluido el avión que piloteaba Nicholas Taylor, pero esta vez los enemigos tuvieron más suerte. En el fragor del combate, un impacto propio en el generador eléctrico, apagó el sistema electrónico del cañón.
Y cuando los artilleros estaban intentando traer el otro generador, llegó la orden de cese de fuego, impartida por el vicecomodoro Wilson Pedrozo.
Los hombres de Braghini destruyeron a mazazos el radar y el sistema de armado del cañón.



 

Les dolía en el alma hacerlo, pero igualmente estaban orgullosos. Los británicos no les habían pasado por encima.
Sus jefes, empero, fueron mezquinos con Braghini; sólo le otorgaron la medalla “Al Esfuerzo y Abnegación”. Hoy, en el día de su cumpleaños, celebremos su Valor en Combate. En la primera foto, cañón bitubo Oerlikon de 35 mm en Puerto Argentino. Si alguien conoce los nombres de los artilleros, agradeceré que me los hagan saber. En la segunda, de izquierda a derecha, en la primera fila, el subteniente Claudio Oscar Braghini, jefe de la 3ra Seccion de la Batería de Tiro "B" del GADA 101. Luego, el teniente primero Ricardo Reyes (jefe de Batería y que vino desde Puerto Argentino por dos días para ver cómo andaban las cosas en Pradera del Ganso), sargento primero Juan Domingo Pérez, sargento ayudante Abel Mario Tarditi y sargento primero Roberto Amado Fernández.

 

 

 

lunes, 21 de enero de 2019

Fallece el Comodoro VGM Hugo Maiorano, jefe de la defensa antiaérea de Puerto Argentino

Malvinas: Fallece el héroe que lideró la defensa antiaérea de Puerto Argentino

 
Comodoro (Re) VGM Hugo Maiorano : el héroe rosarino que lideró la defensa antiaérea de Puerto Argentino

Malvinas Guerra Aérea


El 2 de abril de 1982 —casi 150 años después de la ocupación británica de 1833— las fuerzas militares argentinas desembarcaron en las islas Malvinas.Poco tiempo antes Hugo Maiorano (*) había sido asignado a la base aérea de Mar del Plata y allí le dijeron que una de las tres unidades a su cargo iría a Puerto Argentino, el principal puerto y la única ciudad de las islas Malvinas. En ese lugar había una pista de aterrizaje de mil metros de largo, un hangar y una torre de control construida por la Fuerza Aérea Argentina en la década del ´70. Durante la guerra era el único medio de contacto con el continente que serviría para la evacuación de heridos y el aprovisionamiento de alimentos y medios logísticos. Su misión era defenderlo.



El primer ataque que sufrió la unidad dirigida por el mayor Hugo Alberto Maiorano fue el 1º de mayo de 1982. "Primero nos bombardearon dos aviones Vulcan que descargaron 21 bombas de 500 kilos. Les podríamos haber tirado, pero teníamos miedo de que fuera un avión propio", recordó. El objetivo del ataque había sido destruir la pista de aterrizaje en manos de Argentina, pero no lo consiguieron. "A las 8 vinieron con aviones Harrier, que son más chicos. Ahí nos dimos el festejo, porque nuestra capacidad era para aviones que atacan a baja altura".

Entre las bombas

Las diez semanas que transcurrieron desde el desembarco de la unidad hasta el regreso de los soldados tras el cese de hostilidades se sucedieron entre bombardeos, guarecidos en refugios subterráneos que elaboraron durante los primeros días en la isla. "La cosa se ponía cada vez peor. Teníamos mucha desventaja. Ellos tenían misiles y nosotros cañones. Además contaban con misiles antirradares, que localizaban los radares con los que nosotros pretendíamos rastrearlos a ellos y los hacían volar. Con su tecnología veían tanto de día como de noche con anteojos de visión nocturna. Nosotros teníamos uno cada 20 personas", detalló Maiorano. "El 14 de junio a mí me dijeron que se había terminado la guerra y, la verdad, estaba un poquito contento de que se hubiera acabado todo", confesó.

"Eramos un grupo de gente que trataba de sobrevivir. No estaba el hombre riguroso que daba las órdenes a los soldados. Tratábamos de alentarnos unos a otros y taparnos el miedo. Porque el miedo existe. El que diga que no lo tuvo está mintiendo", recuerda Hugo, quien tras la guerra estuvo prisionero de los ingleses por un mes y ahora, con 74 años, dice no haberse planteado nunca regresar a Malvinas. "Para mí es un recuerdo doloroso".
 


Artillero en una pieza antiaérea Oerlikon 20mm en Puerto Argentino, Islas Malvinas

"Los 62 hombres que integraban ese grupo que yo conducía volvieron vivos". Ese es uno de los mayores orgullos de Maiorano que volvió de la guerra. El mismo que, cuando el 14 de junio de 1982 tras la capitulación del gobernador Mario B. Menendez, quedó detenido por el ejército inglés junto a otros oficiales. Y el que se sintió abandonado por el gobierno argentino —la dictadura cívico-militar en manos de Leopoldo Fortunato Galtieri, Basilio Arturo Ignacio Lami Dozo y Jorge Isaac Anaya— que decidió no negociar el regreso al contienente de los prisioneros. "Estaban especulando con los prisioneros de guerra. No se preocuparon en lo más mínimo por irnos a buscar", dijo.



Formación de soldados de la FAA asignados a la BAM Malvinas tras la rendición del gdor Menendez. Caminando frente a ellos está el mayor Hugo Maiorano herido, que se niega a caminar detrás del militar inglés delante de su personal

Pero ese no sería el fin de su estadía en Malvinas. Pasó otro mes hasta que se reunió con su mujer y sus tres hijas. "Se dieron cuenta de que yo era un cuadro y no me dejaron subir al barco que devolvía a los soldados al continente. Me llevaron hasta un frigorífico abandonado donde me reencontré con algunos compañeros", entre ellos el capitán Ugarte, a quien Maiorano había enviado tiempo atrás en una misión y, como nunca había regresado, lo dieron por muerto: había sido capturado por los ingleses. "Es muy fuerte enfrentarte a una emoción así", admitió.


Comodoro Re Veterano de Guerra de Malvinas Hugo Alberto Maiorano

Tras Malvinas, volvió a Rosario y fue subdirector del Liceo Aeronáutico Militar por seis años. Luego se desempeñó como agregado aeronáutico en Washington, fue jefe de la base aérea militar de Mar del Plata y, ya jubilado, se hizo cargo de la obra social de la Fuerza Aérea en Rosario.

En los años que lo separan de Malvinas, nunca se planteó volver. "Hay muchos que lo hicieron. Yo no quiero. Tengo un mal recuerdo de lo que viví. Uno doloroso", admitió.


(*) El comodoro (re) Hugo Alberto Maiorano falleció en enero del 2019.

jueves, 16 de junio de 2016

Mayor Maiorano: El defensor antiaéreo de Puerto Argentino

La historia del héroe rosarino que lideró la defensa antiaérea de Puerto Argentino
La Capital

Hugo Maiorano tiene hoy 74 años y recuerda el conflicto bélico 34 años después. Valora la camaradería de sus hombres y admite que nunca se planteó regresar a las islas Malvinas.



Reflexivo. Maiorano comandó un grupo de 62 personas, todos regresaron con vida del conflicto.

Una tarde de 1959 Hugo fue al cine Radar a ver una película de acción. Tenía 17 años, terminaba el secundario en el Nacional 1 y su padre soñaba que comenzara una carrera universitaria. Pero él sabía que, como empleado de comercio, su papá no iba a poder costear la educación superior de tres hijos y, tal vez por eso, esa misma tarde comenzó a delinear otro futuro. Cuando terminó la película, dos oficiales de la Fuerza Aérea hablaron al público y ofrecieron, a quien quisiera, formarse en la Escuela de Aviación Militar de Córdoba de manera gratuita. En 1982, con 40 años, Hugo ya era el Mayor Maiorano, especialista en "defensa antiaérea". Cuando se tomaron las islas Malvinas, una unidad a su cargo fue asignada a ese territorio. "Usted se queda, Maiorano", le dijeron sus superiores. Pero el 5 de abril él estaba en Puerto Argentino, en la costa este de la isla Soledad, organizando la defensa por pedido propio.

"Eramos un grupo de gente que trataba de sobrevivir. No estaba el hombre riguroso que daba las órdenes a los soldados. Tratábamos de alentarnos unos a otros y taparnos el miedo. Porque el miedo existe. El que diga que no lo tuvo está mintiendo", recuerda Hugo, quien tras la guerra estuvo prisionero de los ingleses por un mes y ahora, con 74 años, dice no haberse planteado nunca regresar a Malvinas. "Para mí es un recuerdo doloroso".

El 2 de abril de 1982 —casi 150 años después de la ocupación británica de 1833— las fuerzas militares argentinas desembarcaron en las islas Malvinas. Poco tiempo antes Hugo Maiorano había sido asignado a la base aérea de Mar del Plata y allí le dijeron que una de las tres unidades a su cargo iría a Puerto Argentino (o Stanley, según la denominación británica), el principal puerto y la única ciudad de las islas Malvinas. En ese lugar había una pista de aterrizaje de mil metros de largo, un hangar y una torre de control. Era el único medio de contacto con el continente que serviría para la evacuación de heridos y el aprovisionamiento de alimentos y medios logísticos. Su misión era defenderlo.

"Los 62 hombres que integraban ese grupo que yo conducía volvieron vivos". Ese es uno de los mayores orgullos del Maiorano que volvió de la guerra. El mismo que, cuando el 14 de junio de 1982 las fuerzas argentinas capitularon ante las tropas inglesas, quedó detenido por el ejército inglés junto a otros oficiales. Y el que se sintió abandonado por el gobierno argentino —la dictadura cívico-militar que en ese momento estaba en manos de Leopoldo Fortunato Galtieri, Basilio Arturo Ignacio Lami Dozo y Jorge Isaac Anaya— que decidió no formalizar la rendición ni negociar la repatriación de los presos. "Estaban especulando con los prisioneros de guerra. No se preocuparon en lo más mínimo por irnos a buscar", dijo.

El primer ataque que sufrió la unidad dirigida por Maiorano fue el 1º de mayo de 1982. "Primero nos bombardearon dos aviones Vulcan que descargaron 21 bombas de 500 kilos. Les podríamos haber tirado, pero teníamos miedo de que fuera un avión propio", recordó. El objetivo del ataque había sido destruir la pista de aterrizaje en manos de Argentina, pero no lo consiguieron. "A las 8 vinieron con aviones Harrier, que son más chicos. Ahí nos dimos el festejo, porque nuestra capacidad era para aviones que atacan a baja altura".

Entre las bombas. Las diez semanas que transcurrieron desde el desembarco de la unidad hasta el regreso de los soldados tras el cese de hostilidades se sucedieron entre bombardeos, guarecidos en refugios subterráneos que elaboraron durante los primeros días en la isla. "La cosa se ponía cada vez peor. Teníamos mucha desventaja. Ellos tenían misiles y nosotros cañones. Además contaban con misiles antirradares, que localizaban los radares con los que nosotros pretendíamos rastrearlos a ellos y los hacían volar. Con su tecnología veían tanto de día como de noche con anteojos de visión nocturna. Nosotros teníamos uno cada 20 personas", detalló Maiorano. "El 14 de junio a mí me dijeron que se había terminado la guerra y, la verdad, estaba un poquito contento de que se hubiera acabado todo", confesó.

Pero ese no sería el fin de su estadía en Malvinas. Pasó otro mes hasta que se reunió con su mujer y sus tres hijas. "Se dieron cuenta de que yo era un cuadro y no me dejaron subir al barco que devolvía a los soldados al continente. Me llevaron hasta un frigorífico abandonado donde me reencontré con algunos compañeros", entre ellos el capitán Ugarte, a quien Maiorano había enviado tiempo atrás en una misión y, como nunca había regresado, lo dieron por muerto: había sido capturado por los ingleses. "Es muy fuerte enfrentarte a una emoción así", admitió.

Tras Malvinas, volvió a Rosario y fue subdirector del Liceo Aeronáutico Militar por seis años. Luego se desempeñó como agregado aeronáutico en Washington, fue jefe de la base aérea militar de Mar del Plata y, ya jubilado, se hizo cargo de la obra social de la Fuerza Aérea en Rosario.

En los 34 años que lo separan de Malvinas, nunca se planteó volver. "Hay muchos que lo hicieron. Yo no quiero. Tengo un mal recuerdo de lo que viví. Uno doloroso", admitió.

martes, 4 de agosto de 2015

20mm para los Harriers

Derribo de Harriers incursores por el Cabo Principal Almada

Derribos de Sea Harriers a Manos del cabo Principal Almada de la FAA. Quien a cargo del “fierro 3″; una batería Rheinmetall de 20mm tuvo el honor de derribar a dos incursores de los nueve que atacaron la BAM (Base Aérea Militar) Malvinas el 1º de mayo entre las 8.30 y 8.36hs. Según la información recopilada por el Comodoro (R) Rubén O. Moro, en su libro La guerra inaudita, se efectuó un pasaje de 9 Sea Harriers en oleadas de a dos o tres aparatos. Siendo derribados 2, por el Fierro 3 y otros cuatro se retiraron del escenario con serias averías, producto de la gran defensa antiaérea ubicada en el lugar. cayendo uno de ellos en el mar cuando regresaba a su portaaviones de origen, lejos del alcance de los radares.

sábado, 19 de abril de 2014

Un muerto por el misil Shrike

Relato: Del entonces Teniente 1º Sergio Dachary.

...El día que el Misil Shrike mató a mi hermano Alejandro, aquel 3 de Junio, me encontraba en mi Posición de Monte Longdon cuando escuché el sonido de un avión grande, muy diferente al del Harrier o los aviones propios, las nubes estaban bajas no podía ver qué tipo de avión era, pero me pareció por la dirección del ruido que volaba bajo y recto hacia la Pista de aterrizaje.
En un momento dado desde tierra comienza a disparar una Batería de Artillería, los disparos se pierden al cruzar las nubes, no puedo ver si hay impacto. Inmediatamente dos misiles lanzados por el avión cruzan las nubes y van recto hacia la Batería de tiro, hacen impacto, se producen unas llamaradas y después silencio.
Fue entonces cuando, desde lejos pensé ¿A quién se la habrán dado? Quince minutos después me llama el Mayor Carrizo Salvadores y textualmente me dice: -Sergio, tu hermano está herido y bastante grave, andate al pueblo-.
Para ir al pueblo había dos caminos, uno de ripio por el Murrell, constantemente batido por la Artillería enemiga y otro paralelo mucho más a cubierto que protegía mucho de los impactos. Mi pregunta fué, mi Mayor ¿Alejandro esta herido de gravedad o muerto? Ya falleció, fué la respuesta. Los dos misiles habían impactado en la caseta de tiro de Alejandro, matándolo instantáneamente junto con el Sargento Blanco y dos Conscriptos más. Fue enterrado en el cementerio de Puerto Argentino y luego trasladado al de Darwin.
Recuerdo que, cuando nos encontrábamos comentábamos de la familia, de como estaba la situación, él era sumamente optimista, (no juegues al héroe Sergio, eran sus palabras) siempre le dejaba algo de comer porque ellos andaban "cortos" y cada vez que le dejaba algo, Alejandro repetía una y otra vez la misma orden -Blanco, haga formar a la gente que repartimos-.
Un día conseguí una botella de cognac (tesoro inapreciable en esas circunstancias) le dije, Esta te la guardas para vos. -Quedate tranquilo hermano, que esta sí me la guardo- Prometió. Subo al camión y al darme vuelta, veo a los Conscriptos formando fila con el jarrito en la mano. Ese era mi hermano...


Foto: Dotación del Director de Tiro "Skyguard" del GADA 601. Los cuatro Artilleros fallecidos ese día son: Desde izquierda Soldado Jorge Alberto Llamas (2°) - Teniente Alejandro Dachary (al lado, descubierto) - Sargento 1° René Pascual Blanco (sentado en escalera) - Soldado Oscar Daniel Diarte (7° de pie)

domingo, 26 de enero de 2014

Una anécdota en las trincheras de Monte Longdon

Alejandro Dachary:"Blanco haga formar la gente que repartimos"

"El día del fallecimiento de Alejandro, me encontraba en mi posición de Monte Longdon cuando escucho el sonido de un avión grande muy diferente al del Harrier o a los aviones propios, las nubes estaban bajas no podía ver que tipo de avión era, pero me di cuenta que volaba bajo y recto hacia la pista de aterrizaje. En un momento dado desde tierra comienza a disparar una batería de artillería; los disparos se pierden al cruzar las nubes, no puedo ver si hay impacto. Inmediatamente dos misiles lanzados por el avión cruzan las nubes y van recto hacia la batería de tiro.....hacen impacto, se producen una llamaradas y después silencio.

En ese momento pense ¿a quien se la habrán dado? Quince minutos después me llama el Mayor Carrizo y textualmente me dice -Sergio, tu hermano esta herido y bastante grave....ándate al pueblo-.
Para ir al pueblo había dos caminos uno de ripio por el Murrell, constantemente batido por la artillería enemiga y otro paralelo mucho mas a cubierto que protegían mucho de los impactos. mi pregunta fue.....mi Mayor ¿Alejandro esta herido de gravedad o muerto? ....ya falleció fue la respuesta. Los dos misiles había impactado en la caseta de tiro de Alejandro, matándolo instantáneamente junto con el Sargento Blanco y dos conscriptos mas. Fue enterrado en el cementerio de Puerto Argentino y luego trasladado al de Darwin....Recuerdo que cuando nos encontrábamos comentábamos de la familia, de como estaba la situación, el era sumamente optimista, ( no juegues al héroe Sergio eran sus palabras) siempre le dejaba algo de comer porque ellos andaban "cortos" y cada vez que le dejaba algo, Alejandro repetía una y otra vez la misma orden "Blanco haga formar la gente que repartimos".
Un día conseguí una botella de cognac (tesoro inapreciable en esas circunstancias) le dije....."esta te la guardas para vos" quédate tranquilo hermano que esta me la guardo. Subo al camión y al darme vuelta veo a los conscriptos formando fila con el jarrito en la mano. Ese era mi hermano.
Bueno, espero que estas reflexiones lleven un poco mas de claridad sobre el comportamiento de todos aquellos que tuvimos en la Defensa de Puerto Argentino.


En la foto: de derecha a izquierda, soldado, Daniel Diarte, Sargento 1º Pascual Blanco, teniente Alejandro Dachary, soldado Alberto Llamas.
Foto: Malvinas por Siempre

Fuente: Relato del teniente 1º Sergio Dachary M.I. en FACEBOOK

Historias de Malvinas

miércoles, 6 de noviembre de 2013

EA: El GADA 601 en las islas

El GADA 601 en Malvinas

El Grupo de Artillería de Defensa Aérea 601 es una unidad veterana de la Guerra de Malvinas. Operó desde los inicios de las operaciones, siendo movilizada desde su base natura en Mar del Plata hacia las islas en Abril para defender el aeropuerto de Puerto Argentino. Aquí se aprecian fotos personales de sus integrantes durante la recuperación de Malvinas.

Saliendo de Mar del Plata




El viaje





Arribo a las islas




En distintos lugares de las islas


En Moody Brook