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martes, 19 de noviembre de 2024

El helicopterista que recuperó las islas y sobrevivió al Belgrano

Malvinas: el helicopterista que participó de la recuperación de la islas y sobrevivió al hundimiento del Belgrano

El autor era aviador naval de los Alouette durante 1982. El 2 de abril de 1982 integró el Grupo Aeronaval Embarcado, a bordo del Portaaviones ARA 25 de Mayo. Ocho días más tarde, se embarcó en el Crucero General Belgrano. Sus vivencias, el recuerdo de sus camaradas, los dramáticos instantes cuando fueron alcanzados por los misiles del Conqueror y los días congelado en las balsas antes del rescate

El helicóptero Alouette con el teniente de corbeta Mario Carranza Horteloup y como piloto el teniente de fragata José Callisto

Hacía unos días que había regresado a mi Escuadrilla de helicópteros Aeroespatiale Alouette III luego de participar de la recuperación de nuestras islas Malvinas el 2 de abril, como integrante del Grupo Aeronaval Embarcado (GAE), a bordo del Portaaviones ARA “25 de Mayo”. Aún escuchaba las palabras del comandante del portaaviones, capitán de navío Sarcona, cuando reunió a los oficiales en el comedor del buque para comunicarnos que nuestro verdadero destino era Malvinas y nuestra misión recuperarlas.

Aún sentía las emociones de la experiencia vivida. Recordaba, con cierta resignación, las transmisiones de las radios chilenas anunciando que “el portaaviones argentino había sido hundido por un submarino inglés”. Tenía claro que mi próximo evento trascendente sería el viernes 16 de abril en Buenos Aires como testigo del casamiento de mi íntimo amigo, aviador naval y compañero de promoción el teniente de corbeta Arturo Médici.

Estaba en la sala de pilotos de mi escuadrilla cuando recibí la orden de embarcar con un Alouette en el Crucero ARA “General Belgrano”
. La configuración ordenada era la de ataque antisuperficie y antisubmarina, es decir misiles AS-12 y torpedos. Por eso, la tripulación debía estar conformada por un Comandante Táctico es decir un adiestrado guiador de misiles aire–superficie, que recayó en el teniente de fragata Juan José Callisto, un piloto táctico que era yo mismo y un especialista en armamentos, el suboficial mayor aeronáutico Ramón Barrios. Para el mantenimiento y soporte técnico en armas y electrónica embarcaron el suboficial segundo Roberto Lobo, el cabo principal José María Gómez, el cabo primero Adolfo Suárez y los cabos segundos Guillermo Ricardo Carro, Dalmiro Horacio Muñoz y Néstor Andrés Scheffer, todos integrantes de la Escuadrilla. El suboficial mayor Barrios era el segundo más antiguo de la unidad. Cuando llegó la orden de embarcar se presentó al Segundo Comandante diciendo que debía ir porque no había nadie con más experiencia y conocimiento sobre los sistemas de armas que él, lo cual era cierto. Barrios era un señor. Fue un conductor para su gente y un ejemplo para todos.

Alouette lanzando misiles AS-11

Con el Alouette matrícula 3-H-105 anavizamos en el Crucero el 10 de abril de 1982. El buque estaba amarrado a muelle y de inmediato fue hangarado. El hangar estaba a popa debajo de la plataforma principal y por diseño estaba previsto guardar allí, un hidroavión. La pluma permitía sacar el hidroavión del hangar y apoyarlo en la superficie del mar para que el avión pudiera despegar. Nunca la Armada Argentina había operado con un hidroavión desde el Crucero Belgrano. Sin embargo, a uno de esos ingeniosos hacedores que siempre existe se le ocurrió reanalizar su uso para embarcar un helicóptero sin que eso implicara perder la capacidad de las dos torres de artillería de popa con tres cañones de 5 pulgadas cada uno. Este hacedor fue el capitán de corbeta Enrique Gómez Paz. La maniobra de hangarar y deshangarar el helicóptero con la pluma había sido ensayada y practicada durante la navegación de enero del Crucero a Ushuaia llevando a los cadetes navales. El éxito fue absoluto.

Estando todos a bordo la zarpada se pospuso varios días por razones que desconocíamos. Indudablemente obedecía a la evolución de la situación internacional del conflicto. Finalmente, el 16 de abril zarpamos y pusimos rumbo al sur. Me preocupaba mi faltazo al casamiento, sin previo aviso, y como lo subsanarían llegado el momento.

El navío entró en Ushuaia para reabastecerse de combustible y munición 40-60, además se realizaron reuniones de coordinación relacionadas con las operaciones en curso. En la tarde del 26 de abril el Crucero General Belgrano dejó Ushuaia por última vez. Nunca volvería a un amarradero en territorio nacional.

Esta pluma (grúa) es la que permitía deshangarar al hidroavión original

Comenzaba con la misión impuesta, que consistía en patrullar el sector sur de la Isla de los Estados y de Malvinas, para detectar un posible tráfico marítimo británico y constituir un Grupo de Tareas Naval de diversión y engaño para los británicos y por supuesto vigilar y disuadir a la marina chilena si eventualmente cruzaba.

Efectuamos varios vuelos de simulacro de ataque a buques con misiles AS-12, algunas tareas de exploración y el menos agradable de avión blanco para las ejercicios de tiro antiaéreo. En esos adiestramientos vimos trabajar a nuestros hombres y a los del buque. Los más complicado era el cambio de configuración del helicóptero. El suboficial Roberto Lobo era quien estaba a cargo del mantenimiento mientras el suboficial mayor Barrios tenía los sistemas de armas. La coordinación y el trabajo en equipo era fundamental, pero a eso se agregaba el buen ánimo y el mejor humor. En cada cambio de configuración todos trabajaban y lo hicieron en tiempos récord. Armas, Mecánicos y Electrónicos: todos eran todo. Siempre estuve orgulloso del personal de la Escuadrilla, pero allí fueron un reloj, una máquina. Los nueve éramos un equipo.

Durante varios días operamos con las lanchas rápidas ARA “Indómita” y ARA “Intrépida”. En una nueva asignación de medios ordenada por la superioridad, los destructores ARA “Piedrabuena” y “Bouchard” junto al Buque Tanque “Puerto Rosales” de YPF se incorporaron a nuestro Grupo de Tareas 79.3 cuya nave capitana era el Crucero “General Belgrano”.

El Crucero ARA General Belgrano en Ushuaia

El 29 de abril, al teniente Callisto se le ordena examinar un lugar de aterrizaje para nuestro helicóptero en la Isla de los Estados para establecer un pequeño campamento. La razón era que el Crucero debía navegar a un rumbo general 090º / 120º y si para empeñarse en combate y abrir fuego, el helicóptero en cubierta constituía una limitación y debería ser evacuado inmediatamente para usar las baterías de popa. El hangaraje requería algo de tiempo y maniobra.

A fin de inspeccionar el lugar, con el teniente Callisto nos trasladamos al Aviso ARA “Gurruchaga” que nos dejó en proximidades de la playa de Isla de los Estados. Desembarcamos en un zodiac del Aviso a cargo del guardiamarina Carlos Enrique Aguilera para buscar un sitio conveniente. Esta tarea nos llevó varias horas. Luego de examinar el lugar y evaluar el soporte logístico necesario para operar desde la isla se asesoró que no era una opción adecuada.

Nuevamente a bordo del Crucero, el comandante ordenó a los buques poner proa al Este. Aparentemente la misión de nuestro Grupo de Tareas había cambiado. Alguna información sobre un ataque inglés al aeropuerto de Puerto Argentino había llegado.

El 1º de mayo realizamos el que iba a ser el último vuelo del 3-H-105. Buscamos a los comandantes de los destructores escoltas capitán de fragata Horacio Grassi y capitán de fragata Washington Bárcena para una reunión de coordinación a bordo del Belgrano a cargo del capitán de navío Bonzo, comandante del Crucero y del Grupo de Tareas 79.3. Algunas horas más tarde los trasladamos de regreso a sus navíos y el helicóptero fue hangarado. Nunca más desplegaría las aspas de su rotor para volar.

Durante la noche del 1º al 2 de mayo la tripulación entera cubrió puestos de combate, dado que, manteniendo arrumbamiento 090º / 120º nos acercábamos a la zona de exclusión decretada por los británicos alrededor de las Islas Malvinas. Nos trasladábamos de una zona de operaciones a la nueva zona asignada, denominada Ignacio. La larga noche y la madrugada fue tensa, llena de expectativas. En el norte de las Malvinas, los buques de la Armada con el Portaaviones “25 de Mayo” iniciaban un acercamiento a las unidades de la Royal Navy para un enfrentamiento aeronaval y de superficie de una magnitud que desconocíamos. Nuestros amigos, nuestros camaradas estaban allí. Creo que nadie durmió esa noche. Circunstancias así nos llevan a hacer algunos análisis de nuestras vidas que debiéramos realizar con mayor frecuencia. Lo verdaderamente importante surge en estos contextos.

Se visualiza la grúa, la tapa del hangar y las torres de artillería con los tubos cañón

En las primeras horas del 2 de mayo el rumbo cambió a 270º/ 290º. Volvíamos a la zona de la que habíamos partido. Habíamos pasado toda la noche en los puestos de combate y como supusimos que el peligro potencial disminuía al virar hacia el Oeste, la tensión también disminuyó. El buque mantuvo ese rumbo Oeste hasta que fuimos torpedeados minutos antes de las 16 horas del 2 de mayo.

Después del almuerzo, el teniente Callisto que había estado toda la noche y madrugada en la Central de Informaciones de Combate, se fue descansar. Yo me quedé con el guardiamarina Sevilla que me iba a enseñar a jugar a las damas chinas. Charla agradable más que juego. A eso de las 15 horas decido irme a descansar y le comento que andaba sin linterna. El Flaco Sevilla, gaucho como era, me ofrece una suya y la va a buscar a su camarote. “Gracias Flaco, compro pilas y se la devuelvo mañana”, fue mi despedida. Nunca lo volvería a ver. Si bien abandonó el Crucero falleció en una balsa. Abandoné el buque con la linterna que me había prestado. Se la devolveré con un abrazo cuando me encuentre con él en el fondeadero final.

Al llegar al camarote comencé a desvestirme para acostarme. El teniente Callisto que estaba despierto me dice: ‘¿No sería mejor dormir vestidos?’ Respondí que no ya que quería descansar, pero al pensarlo mejor así lo hice. Cuando tuvimos que salir del camarote con el buque a oscuras después del torpedo fue más fácil porque sólo debimos tomar el chaleco y el bolso.

No sé cuánto tiempo dormitamos, cuando una violenta explosión nos despertó. ‘Nos dieron’, dijo Callisto e inmediatamente sentimos otra explosión similar a la primera. El buque se paró, se escoró unos 20º a babor y quedó en completo silencio. Nunca, desde mi primer embarco como cadete naval, había escuchado el silencio en un buque. Una sensación muy rara estar en el Crucero sin los típicos ruidos de máquinas y ventiladores. En total oscuridad saltamos de nuestras literas nos pusimos nuestras camperas de vuelo, los salvavidas y salimos para ver qué había sucedido.

Nos encontramos con el teniente Stuart que, con esa flema y voz calma que lo caracterizaba, organizaba y priorizaba la salida del personal que provenía de las cubiertas bajas hacia la cubierta principal a cubrir el rol de abandono. El personal evacuaba las cubiertas inferiores pues algunas se inundaban y otras estaban llenas de humo dificultando la respiración. Me di cuenta de que la situación era verdaderamente dramática. Tenía el revólver de supervivencia que podía ser útil en caso de pánico de la tripulación. Nunca me equivoqué tanto en mi vida, ya que el comportamiento de todos fue ejemplar. Entendí que eso era adiestramiento y más adiestramiento. Cada ejercicio, cada zafarrancho que se hacía y repetía durante las navegaciones era para esto. Era igual a los procedimientos de vuelo que una y otra vez repetíamos en la Escuela de Aviación Naval. Se continuó evacuando las cubiertas inferiores hacia la cubierta principal.

Cuando llegué a la cubierta principal vi a los dos destructores escoltas alejándose del Crucero cumpliendo las instrucciones impartidas de hacerlo en caso de ataque submarino para evitar ser alcanzados por torpedos. En la cubierta me encontré con el teniente Di Poi, nadador de rescate y único compañero de promoción a bordo. A partir de ese día mi hermano. Cada uno fue a su puesto de abandono para cumplir con lo ordenado.

La imagen muestra la ausencia de la proa del Crucero

Se percibía una calma tensa, nos movíamos en silencio, sólo se escuchaban las órdenes que no se repetían, se acataban, en el puente de Comando había movimientos y la tripulación comenzó a formar frente a la balsa que le correspondía a cada uno, mientras el buque se escoraba más y más, pero lo hacía muy lentamente.

El Comandante y su estado mayor evaluaban la posibilidad de salvar al Crucero, pero a las 4 y 20 de la tarde se da la orden de abandonarlo. Dos de nuestros hombres faltaban en la formación frente a nuestra balsa: los suboficiales Barrios y Lobo. Supimos más tarde que el “Mayor Barrios” murió en la cubierta principal por las heridas que le generó la explosión del torpedo de proa. Del suboficial Lobo, “Lobito” como le decíamos, nunca supimos nada excepto que, previo al ataque, se había ido a descansar y su alojamiento estaba en la zona de impacto del torpedo de popa. Pienso que murió allí.

Nuestra balsa la conformábamos parte del personal de refuerzo a la dotación del Crucero y no estaba integrada por 20 personas como era lo habitual, sino por menos. Antes de abandonar el buque comprobamos que éramos aún menos (Barrios, Lobo y otros no estaban). La balsa siguiente a la nuestra no se había inflado adecuadamente. Por ello, se resolvió completar nuestra balsa con personal de la balsa desinflada hasta las 25 personas y reasignar a los 5 restantes a otras balsas para no exceder demasiado la capacidad ideal que era de 20 personas. Entre los 25 había dos (2) conscriptos que tenían quemaduras en sus manos. Dos jóvenes impecables que nunca se quejaron, nunca pidieron nada y nunca perdieron su buen ánimo. Lástima que no recuerde sus nombres. Fueron verdaderos hombres que se ganaron todo nuestro afecto y admiración.Una vez que la balsa estuvo en el agua, el teniente Callisto, el más antiguo, nos ordenó al cabo principal Gómez y a mí lanzarnos primero sobre el techo de la balsa y prepararla para recibir a los heridos y ayudar a subir a aquellos que cayeran al agua.

El oleaje estaba bravo y la balsa se movía caóticamente motivando que muchos al lanzarse cayeran al agua. Completamos la dotación prevista de la balsa. El último en embarcar fue el teniente Callisto.

La primera y más ardua tarea fue alejarnos del costado del Crucero, ya que las olas nos empujaban contra el casco. Finalmente, después de mucho esfuerzo logramos alcanzar el objetivo y ubicarnos a una distancia segura.

En cada balsa cabían 20 personas

En un momento me llama el teniente Callisto para que vaya a la puerta de la balsa. Pudimos ver como el “Belgrano” escoraba cada vez más hasta recostarse 90 grados sobre la banda de babor mientras la popa se hundía lentamente, muy lentamente como si no quisiera irse y menos arrastrar ninguna balsa de sus tripulantes en ese hecho. A las 16:58 horas el viejo y orgulloso guerrero, el Crucero ARA “General Belgrano”, desaparecía en las grises y frías aguas del Atlántico Sur. A los pocos minutos sentimos en nuestras sentaderas un par de explosiones provenientes, probablemente, de las calderas.

Después del esfuerzo físico que significó recibir a mis camaradas de balsa y de haberme mojado mucho tuve un estado de agotamiento y frío que me afectó seriamente. Fueron mis compañeros de balsa, en especial Carro y Scheffer, que subían mis piernas sobre sus pechos y la refregaban para ayudar a la circulación quienes fueron determinantes para que me recuperara.

En el trascurso de la noche se organizaron turnos de vigilia para achicar el agua que entraba en la balsa a causa de la tormenta. A Dios gracias no faltó mano de obra con 25 hombres, más uno que rescatamos de una balsa a la que estábamos atados que tenía 9 hombres a bordo y que había naufragado. Esto nos permitió conservar el calor humano. Todos demostraron una gran fuerza de voluntad y nuestros heridos no se quejaron en ningún momento. Una figura importantísima en la balsa por su apoyo, iniciativa y espíritu fue el cabo principal Gómez que se transformó en una pieza clave para la distribución y realización del trabajo.

Noche durísima, vientos muy fuertes que generaban olas que desde una balsa parece que va a devorarnos y parte de ella entraba a la balsa y nos recordaba lo que era el frío. A la mañana siguiente, 3 de mayo, el día se presentaba bastante mejor. Pudimos ver muchas balsas a la distancia. Recuerdo que nos asomamos con Callisto y nos preguntamos ‘¿vendrán a rescatarnos?’ La amenaza submarina era cierta, pero los marinos no abandonan a otros marinos en el mar. Sean ingleses, argentinos o chilenos.

El rescate de los sobrevivientes del Crucero General Belgrano

Pasado el mediodía escuchamos los motores inconfundibles de un Neptune, el avión explorador de la Armada que había ubicado la mancha de petróleo del Crucero y a partir de allí a las balsas con sus tripulantes. El teniente Callisto se comunica con el teniente Andersen, “la vieja Andersen”, copiloto del Neptune matrícula 2-P-111 avisando que estábamos bien. Allí nos informa que el rescate había comenzado. El sobrevuelo del viejo Neptune levantó los ánimos y reforzó aún más nuestra moral.

A la tarde divisamos a los primeros buques de salvamento. Cuando cayó la noche los ubicábamos porque parecían barcos pesqueros de calamar con todas sus luces encendidas. Estaban a la vista, estaban cerca. Finalmente, a eso de las 23 horas le tocó el turno a nuestra balsa y fuimos rescatados por el Aviso ARA “Gurruchaga”. Volvíamos al mismo buque con el que habíamos explorado la Isla de los Estados. El teniente Callisto hizo desembarcar a los heridos y a todo el resto y cuando sólo quedábamos nosotros dos me ordenó subir. Todos volvimos a casa, salvo Barrios y Lobo.

Fueron los primeros dos muertos de la Aviación Naval. Cumplieron su juramento. Merecen descansar en paz con el reconocimiento de todos.

Años después me enteré de que el Comandante del Aviso “Gurruchaga”, el capitán de corbeta Álvaro Vázquez al iniciar el rescate dijo a su tripulación: “Aunque haya un submarino en el área de acá no nos vamos hasta recuperar la última balsa”. Había que tener las convicciones bien puestas para decir eso antes de empezar la tarea y cumplirlo. De hecho, el pequeño gigante que fue el Aviso ARA “Gurruchaga” rescató al 46 por ciento de los náufragos. Tantos hechos que desconocen nuestros conciudadanos. Tanta gente que cumplió con su deber a la perfección sin pedir ni reclamar nada a cambio.

Cuando me reencontré con los míos le pregunté a la flamante señora de Médici que había pasado en el casamiento. Allí me enteré que mi amigo Arturo estaba destacado en Malvinas y de que mi hermano, a quien ellos no conocían, había concurrido al Registro Civil y había actuado como testigo. Al final, mi apellido figuró en el Acta de ese entrañable matrimonio amigo que hasta hoy perdura.

domingo, 26 de febrero de 2023

El ataque al Atlantic Conveyor

El ataque al Atlantic Conveyor








"En la mañana del 25 de mayo, Día de la Patria, una nueva escuadrilla de aviones navales Super Etendards llevó a cabo otra de sus demoledoras incursiones de ataque. Uno de los peores desastres sufridos por las fuerzas británicas tendría lugar ese día: el hundimiento del portacontenedores “Atlantic Conveyor”.



Los pilotos designados para la misión fueron el capitán de corbeta Roberto Curilovic y el teniente de navío Tulio Barraza.




El primero se despertó ese día muy temprano y siendo noche cerrada todavía, se encaminó hacia el hangar donde se guardaban los aparatos que habrían de intervenir en la arriesgada incursión, para efectuar la correspondiente inspección. Hacía mucho frío y caía una persistente llovizna.



Eran las 07:30 horas cuando Curilovic comenzó a revisar exhaustivamente el aparato en el que habría de volar. Mientras lo hacía, no podía dejar de pensar en sus camaradas caídos, los capitanes de corbeta Alberto Jorge Philippi (sobrevivió) y Carlos Zubizarreta y el teniente de fragata Marcelo Gustavo Márquez, amigos y compañeros de armas caídos en acción.



Finalizada la supervisión, Curilovic se dirigió a la sala de pre-vuelo y al abrir la puerta vio a varios hombres, aviadores navales casi todos, hablando y planeando la misión.



A la hora señalada, los dos pilotos, seguidos por el personal técnico especializado y algunos colegas, se dirigieron a sus aviones. Cosa curiosa, el caza del capitán Curilovic era el 0753/3-A-203, el mismo utilizado por el teniente de fragata Armando Mayora, el 4 de mayo, durante el ataque que acabó con el “Sheffield”.



Cuando Curilovic y Barraza se hallaban en sus cabinas, supervisando los controles y efectuando las últimas verificaciones, se les comunicó desde la torre de mando que el Hércules cisterna de la FAA que debía reaprovisionarlos, no estaba disponible aun, razón por la cual, la misión fue pospuesta. Recién a las 14:30Z horas (17:30 hora argentina) los aviones carretearon hasta la cabecera de la pista y poniendo máxima potencia despegaron sin problemas, Curilovic con el indicativo “Tito” y Barraza con el de "Leo”. Bajo una de sus alas, llevaba cada uno un mortífero “Exocet”.



El reaprovisionamiento aéreo se concretó sin inconvenientes y una vez finalizado, los aviones enfilaron hacia el este. Cuando se hallaban a 150 millas del blanco descendieron a una altura cercana a los 10 mts del nivel del mar a los efectos de no ser detectados. Mientras avanzaban hacia el objetivo, los aviadores procedieron a estabilizar sus unidades, preparando el sistema de tiro para lanzar los misiles.



Al llegar al punto acordado oportunamente (cuando se planeó la misión), efectuaron una primera exploración de radar comprobando, para su sorpresa, que los blancos se encontraban en la posición indicada. Se detectaron dos barcos de gran porte y uno más pequeño, al noreste de las islas, lo que coincidía con la información brindada desde Río Grande.



A partir de allí, el sistema comenzó a transmitir los datos automáticamente al calculador de navegación de cada Exocet, actualizando permanentemente los movimientos y velocidad de los blancos señalados, a los efectos de que el impacto, una vez efectuado el disparo, fuese preciso. Se eligieron los buques de mayor envergadura.



Los aviones volaban a unos 200 metros uno del otro y se hallaban a 31 millas del objetivo cuando los pilotos oprimieron los pulsadores y dispararon los misiles.




Los Exocet se desprendieron, cayeron hacia el mar por espacio de breves segundos, encendieron sus impulsores e iniciaron su vertiginosa trayectoria. Eran las 16:32.



En las unidades navales británicas hubo una alerta seis minutos antes del impacto y de inmediato entraron en funciones todas las medidas anti misiles.



El radar del “Ambuscade” detectó a los ultrasónicos jets argentinos en el momento en que ambos, lanzaban sus “peces voladores” de procedencia francesa.



Los británicos lanzaron sus chaffs y de las cubiertas despegaron varios helicópteros con sus equipos especiales para interferir radares y cohetes. Sin embargo, esas medidas de nada sirvieron ya que el Exocet de Curilovic impactó de lleno en el "Atlantic Conveyor", perforando su gigantesca estructura y estallando en su interior con infernal violencia (16:35).



El gigantesco portacontenedores inglés, que funcionaba como virtual tercer portaaviones de la flota, comenzó a incendiarse rápidamente. El capitán Michel Layard, oficial naval superior a bordo, se desesperó al pensar en la preciosa carga que el buque transportaba. Justamente en pocas horas debía dirigirse a San Carlos para iniciar su desembarco. A viva voz ordenó a los equipos contra incendio de la cubierta superior que evitasen a toda costa que las llamas alcanzasen tanto a los Wessex y los Chinooks como al resto del material transportado, pero ya era tarde; los helicópteros, las carpas, los repuestos para los Harriers, una planta potabilizadora de agua, los elementos de una pista desplegable y el resto del equipo destinado a las tropas de tierra comenzaron a achicharrarse de a poco en un infierno de fuego. Fue uno de los peores desastres sufrido por los británicos durante la guerra.



Ni bien dispararon sus misiles, Curilovic y Barraza viraron hacia la izquierda y se alejaron rumbo al continente. Su misión había concluido, dejando atrás un verdadero infiernos con una docena de muertos (entre ellos el mismo capitán John Hurd, comandante del “Atlántic Conveyor” y veterano lobo de mar de la flota mercante británica), numerosos heridos y gran cantidad de náufragos boyando sobre balsas, en espera de ser rescatados por los equipos especiales.



Mientras los Super Etendards regresaban a Río Grande, bien pegados al agua (a causa de los chubascos se habían perdido de vista uno al otro por unos instantes), el fuego, el calor sofocante y el humo, se adueñaron rápidamente del buque que, al cabo de un tiempo, se partió en dos y se fue a pique junto a su valiosa carga.


Los pilotos de la Armada Argentina aterrizaron en Río Grande sin inconvenientes, después de recorrer 3000 kms en una de las más impecables y profesionales misiones de la guerra y al descender de sus máquinas, un mar de abrazos y palmadas los envolvió, entre gritos de alegría y vivas a la Patria. La fuerzas británicas habrían de sentir aquella pérdida y su campaña se retrasó más de lo esperado ya que, al no contar con tales implementos, se vieron forzadas a detener momentáneamente su avance."
Fuente: "Malvinas: Guerra en el Atlántico Sur"

Comentario para tener en cuenta:

Mariano Sciaroni

Muy bueno. Tres aclaraciones menores. El Atlantic Conveyor era un STUFT (Ship Taken Up for Trade o en otras palabras un Buque comercial afectado al esfuerzo de guerra) y no un RFA (Royal Fleet Auxiliary, buque militar de la flota auxiliar) Asimismo, según el informe oficial acerca del hundimiento del buque ("board of inquiry") los dos AM-39 impactaron al buque en rápida sucesión, exactamente a las 1942z del 25 de Mayo. Ni idea quien era Mr. Hurd, el comandante del buque era Ian North (Cunard), quien falleció en el ataque.





sábado, 10 de diciembre de 2022

Embajador cubano promete "mandar un submarino y hundir un barco"

 

Malvinas, el audio secreto de la propuesta del enviado de Fidel Castro a Galtieri: “Enviamos un submarino y hundimos un barco”

Los cuatro hechos que marcaron la jornada del 10 de abril de 1982 en la Casa de Gobierno que definieron el rumbo de la guerra. La conversación confidencial del presidente de facto con el secretario norteamericano Alexander Haig: “Yo no puedo retroceder, los muertos no son ingleses”. Y el sorprendente diálogo con el embajador cubano: “Cuba va a hacer lo que ustedes quieran”

El encuentro de Galtieri con el embajador cubano Emilio Aragonés Navarro

El 10 de abril de 1982, la Casa de Gobierno fue sede y testigo de cuatro acontecimientos que definirían el rumbo del conflicto de las Islas Malvinas. Cerca del mediodía, tras lograr pasar los cordones de seguridad en la zona de Plaza de Mayo, Alexander Haig junto al general Vernon Walters mantuvieron un encuentro privado con el prsidente de facto Leopoldo Galtieri, el canciller Nicanor Costa Méndez y el almirante Benito Moya. Al mejor estilo del Salón Oval de la Casa Blanca, funcionaba dentro del despacho de Galtieri un “sistema” de grabación instalado por funcionarios de la SIDE, en el que colaboró Jaime Stiuso (ya llevaba 10 años en el organismo).

El Secretario de Estado agradeció en nombre del presidente Ronald Reagan la “cooperación argentino norteamericana”. Sin identificar esa cooperación, está claro que se refería al grupo militar que asesoraba desde Honduras a los “contras” que peleaban al régimen sandinista. Galtieri aprovecho para contarle que había llegado a la Argentina Emilio Aragonés Navarro, el embajador de Cuba, pero que todavía no había conversado con él. Haig respondió que el interés cubano por el caso Malvinas “aumentaba la tragedia del conflicto” de las Malvinas.

En este encuentro Galtieri adelantó una advertencia: “Le diré sólo una vez y luego no volveré a repetirlo. En cuanto a la Argentina concierne, no existe ninguna duda con respecto a nuestra soberanía en las islas. Estamos dispuestos a negociar sobre cualquier otro punto”. La grabación también contiene otra observación: “Señor General, hablando como militar le digo que es conveniente que no nos cerquen. Como profesional usted sabe que si es cercado deberá romper el cerco”. Y Haig respondió: “Pero yo sé que eso significaría hacer algo de lo que usted no participa ideológicamente”. Luego del encuentro, Haig y su delegación se reunieron con los negociadores argentinos.

Alexander Haig, Vernon Walters y el contralmirante Moya en el despacho de Galtieri

Cuando Leopoldo Fortunato Galtieri salió al balcón, el 10 de abril, después de su primer encuentro con Haig, un mar de gente agitó sus banderas argentinas, y de otros países. Muchos habían llegado desde el interior, los más del Gran Buenos Aires, en colectivos gratis. Estaban en el acto los personajes del momento. Del pasado y el presente argentino. En un momento parte de la multitud comenzó a corear: “A gritar, a gritar, si quieren las Malvinas que las vengan a buscar” y frente a las exigencias de la multitud, Galtieri atizó el conflicto: “Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla. En esto tenemos la solidaridad de varios pueblos americanos que están decididos a dar batalla con los argentinos.”

Mientras el presidente de facto le hablaba a la multitud entró a la Casa Rosada el embajador Aragonés Navarro. “Tembo”, como le decían, era el representante de Fidel Castro desde mayo de 1973 y cargaba tras de sí innumerables gestiones para la diplomacia cubana. Entre las más importantes estuvo la de cerrar, junto con Ernesto “Che” Guevara, el acuerdo de instalación de los misiles soviéticos en la Isla. Desde 1973 hasta 1982 el régimen castrista siempre tuvo un doble juego con la Argentina: en la superficie “diplomacia y negocios”; en la clandestinidad Cuba seguía siendo un campo de entrenamiento para la guerrilla y sus diplomáticos en Buenos Aires mantenían contactos con las jefaturas de las organizaciones armadas. Diplomáticos cubanos (con el conocimiento de Aragonés) llegaron a participar en reuniones del Buró Político del PRT-ERP. Gran parte de los dólares que se pagaron de rescate por el secuestro de los hermanos Born (1974) salió en las valijas diplomáticas de la Embajada de Cuba rumbo a La Habana. Durante 1975, mientras la Argentina se hallaba sumergida en la violencia, la Embajada de Cuba mantenía frecuentes contactos en Buenos Aires con los terroristas que pugnaban por defenestrar al gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón.

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En Moscú, Nikita Khrushchev abraza a Aragonés Navarro mientras Fidel Castro sonríe

Tras del discurso a la ciudadanía, a las 13:45 “Tembo” entró al despacho personal del Presidente. Ese día, Galtieri había estrenado su sistema de grabación a cinta abierta. A pesar del ruido ambiental y de las bocinas de los automóviles (afuera se encontraba gran parte de la muchedumbre en la Plaza de Mayo) se puede escuchar:

Embajador: -He venido a decirle que Cuba va a hacer lo que ustedes determinen, hasta dónde ustedes quieran ustedes llegar va a llegar Cuba…

Galtieri: -Dígale a Castro que más allá de las diferencias que tenemos se puede conversar. Yo le agradezco éste sentimiento y SOLIDARIDAD americana, latinoamericana, somos latinos. En buena medida tenemos diferencias…

Embajador: -Todos tenemos diferencias.

Galtieri (elevando la voz): -COMO VENEZUELA, COLOMBIA, PERÚ, CHILE, ARGENTINA, PARAGUAY, somos comunidades latinas pero con distintas raíces.

Embajador: -Somos integrantes de una misma familia, pero un país diferente.

Galtieri: -Tenemos diferencias pero son todas discutibles y conversables, pero le agradezco el gesto. Este gesto la Argentina no lo va a olvidar.

Embajador: -Pero éste gesto se puede convertir en hechos. Es lo que yo quiero que usted lleve con toda claridad. Esto es una proposición muy cuidadosa pero detrás de esto está la voluntad de hacer lo que haya que hacer… enviarle un submarino y hundirle un barco… cualquier cosa…

Galtieri: -Argentina no lo olvida, ni lo va a olvidar por muchos años.

Embajador: -Me gusta porque eso obliga… aunque sea privado nomás…

Galtieri: -Yo le digo embajador no obstante que cualquier cosa que reclamar… porque esto está muy acelerado, muy acelerado, se nos van a ir de las manos ciertas cosas, se nos van a ir de las manos… eso es lo que yo le estoy diciendo al Señor Haig, acá ¿eh? estamos corriendo contra el tiempo ¿eh? Y esto es un problema que puede traer consecuencias internacionales, no de Gran Bretaña y Argentina, MUNDIALES. Se le va a ir de las manos a Estados Unidos, a Rusia… a todos. Usted es consciente, yo le agradezco acá, dígale a Castro que le agradezco que además Argentina no va a olvidar. Y a usted, personalmente, le agradezco también éste gesto, señor embajador. Personal, más allá de lo que usted me dice, como dicen los diplomáticos… yo no sé cómo dicen los diplomáticos, vuelvo a repetir, tenemos diferencias… Usted sabe que…

Aragonés Navarro con un alto funcionario cubano durante un encuentro con Videla

Embajador: -Son salvables, además las diferencias pueden ser mayores o menores. Se pueden agrandar o se pueden disminuir también, pero Señor Presidente.

Galtieri: -Pero que usted tome el cepillo de dientes y el calzoncillo para venir a Argentina usted, que es así señor embajador, discúlpeme los términos con que hablo. Desde La Habana a Buenos Aires es un gesto de Cuba que la Argentina no lo olvida. Yo sé que usted tomó apenas los elementos de aseo para venir para acá.

Embajador: -Mire Señor Presidente yo creo que independientemente de la urgencia con que usted vea esta cosa del apoyo concreto de Cuba, hay otra cosa que sí es un poco más urgente porque el apoyo de Cuba está seguro cuando usted es dueño… usted puede decir en media hora ”me hace falta que ustedes me den esto”, bueno ahí va a estar esto. Pero hay cosas que el tiempo no puede jugar a favor nuestro y es lo de los No Alineados, es una cosa tan compleja donde hay tantos países distintos, con tantas posiciones distintas, y ahí sí los minutos cuentan. Usted debería decirme qué quiere, rápidamente, para nosotros escribirle una carta a cada jefe de estado y explicando, pidiendo lo que pidan…

Galtieri: -Me quedan 24, 48 horas más…

Embajador: -Yo creo que cuando más pronto lo haga usted sería mejor porque esto es aberrante, además una fuerza tremenda no sé ahora…

Galtieri: -Por otra parte no se qué hicieron en el Consejo de Seguridad ¿eh?

Embajador: -¿Nosotros?

Galtieri: -No usted no, Cuba no… tres o cuatro países que estaban ahí…




     

viernes, 23 de septiembre de 2022

Super Etendards hunden al Sheffield

Super Etendards hunden al "Sheffield"

Weapons and Warfare





A última hora de la mañana del martes (4), el CVBG estaba a 70 millas al sureste de Puerto Argentino. Conscientes de la amenaza de Exocet, las fragatas “Brilliant” y “Broadsword” con su defensa puntual Sea Wolf permanecieron cerca de los portaaviones. Cerca de ellos había una pantalla de tres RFA, más lejos una segunda de "Glamorgan" y tres fragatas más, y luego veinte millas más adelante, los tres Type 42, incluido "Sheffield" con sus Sea Darts de gran altitud. Finalmente hacia las Malvinas, Sea Harriers del No. 801 voló CAP y en ese momento investigó una serie de posibles contactos aéreos. Antes, un CANA Neptune había captado los barcos por radar y dos Super Etendards de 2 Esc despegaron de Río Grande armados cada uno con un Exocet AM. 39. Reabastecidos de combustible por un Hércules del Grupo 1, volaron a baja altitud, aparecieron para una verificación de radar y lanzaron el misil de 20 a 30 millas. Es posible que uno de los Exocet se haya perdido "Yarmouth", pero el otro se estrelló sin apenas aviso en "Sheffield" poco después de las 11.00 horas. Al golpear en medio del barco, la ojiva no explotó, pero el impacto y el combustible no utilizado provocaron incendios incontrolables.

Con "Sheffield" gravemente dañado y con poca energía, la fragata "Arrow" pronto se acercó para ayudar y "Yarmouth" se mantuvo al lado. La tripulación del capitán Salt luchó valientemente para salvar su barco, pero con 20 hombres muertos, esa tarde se dio la orden de abandonar el barco. Con los heridos ya a bordo del "Hermes", "Arrow" se llevó a la mayoría de los 260 supervivientes. “Sheffield” estuvo a la deriva durante cuatro días hasta que se ordenó a “Yarmouth” que la sacara de la TEZ. Llevado por el domingo, "SHEFFIELD" finalmente se hundió al día siguiente no muchas millas de donde fue golpeada. Los supervivientes regresaron más tarde a Ascension en el petrolero "British Esk".

El uso por parte de Argentina del Super Étendard y el misil Exocet durante la Guerra de las Malvinas de 1982 hizo que el avión ganara un considerable reconocimiento popular.

La Aviación Naval Argentina decidió comprar 14 Super Étendards en 1980, luego de que Estados Unidos impusiera un embargo de armas —debido a la Guerra Sucia— y se negara a suministrar repuestos para sus A-4Q Skyhawks. Entre agosto y noviembre de 1981 se enviaron a Argentina cinco Super Étendards y cinco Exocets. Los Super Étendards, armados con misiles antibuque Exocet, jugarían un papel clave en la Guerra de las Malvinas entre Argentina y el Reino Unido en 1982. El escuadrón estaba estacionado en una base aérea en el Río Grande; Durante el conflicto, la amenaza planteada a las fuerzas navales británicas llevó a la planificación de la Operación Mikado y otras misiones de infiltración propuestas para asaltar la base aérea, con el objetivo de destruir los Super Étendards para evitar su uso.

Un primer intento de atacar a la flota británica se realizó el 2 de mayo de 1982, pero fue abandonado debido a problemas de reabastecimiento de combustible. El 4 de mayo, dos Super Étendards, guiados por un Lockheed P-2 Neptune, lanzaron un Exocet cada uno contra el destructor británico HMS Sheffield, con un solo misil que golpeó fatalmente a Sheffield. El 25 de mayo, otro ataque de dos Super Étendards provocó que dos misiles impactaran contra el buque mercante Atlantic Conveyor, que transportaba varios helicópteros y otros suministros al frente. Los Exocets que golpearon el Atlantic Conveyor habían sido redirigidos inadvertidamente por paja señuelo desplegada como medida defensiva por otros barcos; tanto el Sheffield como el Atlantic Conveyor se hundieron como resultado de los ataques de Exocet.



El quinto misil fue lanzado en un ataque destinado a atacar al portaaviones británico HMS Invincible.

Tras el fin del conflicto, en 1984 Argentina había podido completar la entrega de los 14 Super Étendards completos pedidos, así como una serie de Exocets con los que armarlos. Los Super Étendards realizaron calificaciones en el portaaviones ARA 25 de Mayo hasta el retiro final del barco. Desde 1993, los pilotos argentinos han practicado a bordo del portaaviones São Paulo de la vecina Marina de Brasil. Los ejercicios de aterrizaje “touch-and-go” también eran comunes en los portaaviones de la Armada de los Estados Unidos durante las maniobras gringo-gauchas y los ejercicios conjuntos.

En 2009, se firmó un acuerdo entre Argentina y Francia para mejorar la flota restante de Super Étendards de Argentina. Una propuesta anterior para adquirir los antiguos Super Étendards navales franceses fue rechazada debido a los altos niveles de horas de vuelo acumuladas; en su lugar, se eliminó el equipo y el hardware de los fuselajes franceses retirados y se instalaron en aviones argentinos, actualizándolos efectivamente al estándar Super Étendard Modernisé (SEM). A partir de 2012, 11 Super Étendards permanecen en servicio con Argentina.

lunes, 25 de julio de 2022

Saluden al HMS Coventry que se va

Adiós Coventry


Una imagen poco conocida tomada por un tripulante de un helicóptero Westland Sea King, que muestra al destructor misilistico britanico Tipo 42 HMS Coventry al momento de dar una vuelta de campana y comenzar a hundirse tras el ataque aéreo argentino de los aviones A-4B Skyhawk del Grupo 5, el 25 de Mayo de 1982. En la imagen se ven las propelas del buque y las balsas de salvamento de los tripulantes al momento de abandonar la nave.

miércoles, 1 de junio de 2022

Las pérdidas británicas en Malvinas

Las pérdidas británicas en Malvinas





BUQUES AVERIADOS:

Buques perdidos (hundidos o destruidos): 8
Destructor Tipo 42 clase Sheffield (D-80) HMS Sheffield
Destructor Tipo 42 clase Sheffield (D-118) HMS Coventry
Fragata Tipo 21 clase Amazon (F-184) HMS Ardent
Fragata Tipo 21 clase Amazon (F-170) HMS Antelope
Buque Logístico de Desembarco (L-3005) RFA Sir Galahad
Buque Logístico de Desembarco (L-3505) RFA Sir Tristam
Portacontenedor de Gran Porte Atlantic Conveyor
Lancha de Desembarco Foxtrot 4

Buques fuera de combate (inactivos): 9
Submarino clase Oberon (S-21) HMS Onyx (accidente operacional)
Portaviones Liviano (R-05) HMS Invincible (¿hundido?)
Fragata Tipo 21 clase Amazon (F-174) HMS Alacrity
Fragata Tipo 21 clase Amazon (F-185) HMS Avenger
Fragata Tipo 21 clase Amazon (F-173) HMS Arrow
Fragata clase Leander (F-56) HMS Argonaut
Crucero Liviano clase County (D-18) HMS Antrim
Crucero Liviano clase County (D-19) HMS Glamorgan
Destructor Tipo 42 clase Sheffield (D-88) HMS Glasgow

Buques averiados de consideración (casi inactivos) : 5
Fragata Tipo 22 clase Broadsword (F-90) HMS Brilliant
Fragata Tipo 22 clase Broadsword (F-88) HMS Broadsword
Fragata Tipo 12 clase Rothesay (F-126) HMS Plymouth
Fragata Tipo 21 clase Amazon (F-172) HMS Ambuscade
Buque Logístico de Desembarco (L-3029) RFA Sir Lancelot
Buques averiados: 9
Portaviones Liviano (R-12) HMS Hermes
Destructor Tipo 42 clase Sheffield (D-89) HMS Exeter
Buque de Asalto Anfibio (L-10) HMS Fearless
Buque Auxiliar de Apoyo clase Tide (A-76) RFA Tidepool
HMS Sir Bedivere
HMS Yarmouth
RFA Norland
Dos naves no identificadas (lanchones de desembarco)

TOTAL BUQUES PERJUDICADOS: 31

lunes, 16 de mayo de 2022

La verdadero lección de la guerra


La verdadera lección de la guerra de las Malvinas

Las Malvinas siguen siendo el ejemplo más reciente y más moderno del mundo de combate combinado naval-aéreo.

por Robert Farley || The National Interest

Esto es lo que debe recordar: la Guerra de las Malvinas terminó con una victoria británica decisiva hace más de treinta años. Sin embargo, la guerra sigue viva en la imaginación de analistas e historiadores. Aunque el conflicto ocurrió fuera de las “zonas de crisis” normales, durante mucho tiempo ha atraído la atención de los estudiosos de la guerra. La guerra, que implicó un conflicto por el territorio entre dos Estados-nación establecidos con grandes establecimientos militares intensivos en capital, parece casi pintoresca en la actualidad. Sin embargo, los problemas que provocaron la guerra, la forma en que se libró y la situación que dejó la guerra siguen dando lecciones importantes para los practicantes de la política exterior en la actualidad.


El Belgrano

La Guerra de las Malvinas sigue siendo el único conflicto en el que un combatiente ha utilizado un submarino nuclear, enfurecido, contra objetivos navales. El 2 de mayo de 1982, el HMS Conqueror detectó al crucero argentino General Belgrano y dos escoltas fuera de una “zona de exclusión” previamente anunciada. Los británicos habían informado a Argentina que la zona de exclusión ya no se aplicaba a los buques de guerra argentinos, y Belgrano estaba realizando una patrulla militar activa en ese momento. Conqueror disparó tres torpedos no guiados, dos de los cuales golpearon al venerable crucero, hundiéndolo con 323 de su tripulación. El hundimiento endureció las actitudes argentinas y puso fin a cualquier esfuerzo serio de mediación internacional.

A lo largo de los años, el hundimiento del Belgrano ha preparado el escenario para comentarios realmente terribles, muchos de ellos centrados en el papel desempeñado por Margaret Thatcher. Los partidarios señalan la gran decisión de Thatcher al ordenar el ataque, cuando de hecho Thatcher prácticamente no tenía ningún papel en la toma de decisiones tácticas. Los críticos (la mayoría con un conocimiento deficiente de la Ley de Conflictos Armados) sugieren que el hundimiento equivalió a un crimen de guerra. Tales reclamos tendrían que mirar hacia arriba para ver "engañosos", y la Armada Argentina siempre ha sostenido que el hundimiento representó un acto de guerra legal.

Sin embargo, la duradera controversia sobre el hundimiento del Belgrano se ha vuelto emblemática de las formas en que los actos de guerra convencionales se han vuelto legalmente complejos. Los formuladores de políticas y el personal militar prestan cada vez más atención a las formas en que la toma de decisiones tácticas se ha vuelto legalmente procesable en una variedad de lugares diferentes. Incluso las actividades militares relativamente convencionales han sido objeto de litigios, a menudo décadas después.

Además de consideraciones legales y políticas, el hundimiento de Belgrano demostró el impacto decisivo de los submarinos modernos. Sin una capacidad antisubmarina eficaz, una flota de superficie se enfrenta a sombrías perspectivas. Después del hundimiento de Belgrano, la flota argentina se negó en gran medida a realizar una salida por temor a otros submarinos británicos. Esta preocupación continúa coloreando los esfuerzos de las armadas china, rusa e india para apuntalar sus capacidades antisubmarinas.

Los problemas legales asociados con la propiedad de las Malvinas siguen siendo turgentes. Sin ahondar demasiado en las reclamaciones y contrademandas, el Reino Unido probablemente tiene el argumento más fuerte en conjunto, aunque el desinterés periódico de Londres en gobernar las islas ha ayudado a mantener vivas las esperanzas argentinas. La esencia del reclamo de Argentina radica principalmente en la realidad de que las islas están mucho más cerca de Buenos Aires que del Reino Unido, que cumple con una variedad de obligaciones internacionales asociadas con la gobernanza marítima. Los temas siguen siendo de interés para muchos otros países debido a la plétora de conflictos sobre la propiedad histórica de las islas en disputa.

Una cosa que sabemos es que prácticamente nadie que vive actualmente en las Malvinas quiere ser argentino. Sin embargo, no está claro cuánto importa esto, ya que los estados ignoran regularmente las preferencias de 1600 ciudadanos cuando les conviene hacerlo. El Reino Unido se centra en el punto de la autodeterminación, aunque no aplica el principio con coherencia a todas las disputas internacionales.

En cualquier caso, las afirmaciones de Argentina envueltas en una retórica anticolonial obtienen regularmente el apoyo de la mayoría de los países latinoamericanos, sin mencionar la abrumadora mayoría de la población argentina. Estas mismas afirmaciones continúan encontrando poco apoyo en el Reino Unido, y la mayoría de los países europeos permanecen claramente al margen. Los debates sobre la ley continúan estructurando la forma en que vemos las islas, pero aparentemente no pueden determinar qué país controlará las islas en el futuro. Este estado de cosas recuerda una serie de otros conflictos, en los que la ley establece los términos sin trazar un arreglo útil.

Durante la guerra, la Fuerza Aérea Argentina blandió no solo bombas de gravedad sino también misiles antibuque Exocet de fabricación francesa con un efecto mortal, hundiendo y dañando varios buques de guerra británicos. Al carecer de bases locales, la Royal Navy se apoyó en el Siddeley Hawker Harrier, que tuvo una actuación legendaria contra aviones argentinos. Los cazas portaaviones de rendimiento limitado proporcionaron la única cobertura aérea posible para el grupo de trabajo británico, dado que la Royal Navy había retirado su último portaaviones convencional en 1979. Operando desde el HMS Hermes y el HMS Invincible, los Harriers tuvieron un efecto poderoso en la decisión argentina. haciendo, disuadiéndolos de lanzar ataques aéreos durante el día, y creando problemas significativos para los aviones de superioridad aérea de corto alcance de Argentina.

El éxito del Harrier, en muchas mentes, confirmó el valor del Sea Control Ship, un pequeño portaaviones que carecía de la capacidad para lanzar aviones a reacción de ala fija pero que, no obstante, podía apoyar a un grupo de trabajo expedicionario. El concepto F-35B, diseñado para operar desde pequeños portaaviones o desde barcos de asalto anfibios de cubierta plana, se deriva en gran parte de la experiencia de las Malvinas.

El papel desempeñado por los Harriers sigue formando el núcleo de una desagradable disputa histórica entre la Royal Navy y la Royal Air Force. La RAF se centra en el papel desempeñado por sus bombarderos Vulcan de largo alcance, restando importancia a la importancia de los Harriers. De hecho, la RAF ofreció con éxito los Harriers de RN para un sacrificio presupuestario en 2010. Esto dejó a la Royal Navy sin ningún avión de combate en portaaviones, una situación que permanecerá hasta que el HMS Queen Elizabeth (presumiblemente con F-35B) entre en servicio más tarde. esta década.

Guerra convencional contra una potencia nuclear

¿Por qué Argentina peleó con un país que tenía armas nucleares? En resumen, Buenos Aires se dio cuenta de que la posibilidad de que Gran Bretaña usara tales armas en una disputa territorial era remota. Esto difícilmente suena irrazonable, pero piénselo; los argentinos estaban tan seguros de que Gran Bretaña no usaría un arma obviamente decisiva y ganadora de la guerra, que decidieron atacar con el más estrecho de los márgenes convencionales, a pesar de carecer de una garantía clara de disuasión extendida de otra potencia nuclear. Esto sugiere que, en 1982, el "tabú nuclear" se había arraigado tanto que los estados nucleares no podían confiar en sus arsenales para protegerlos de los enemigos convencionales. Esto confirmó lo que Israel había aprendido en 1973; sean cuales sean sus méritos, las armas nucleares no pueden, por sí mismas, disuadir el ataque de las potencias convencionales.

Esto debería contener algunas lecciones para la apreciación moderna de la utilidad de las armas nucleares. Si las armas nucleares ni siquiera inmunizan a un país de un ataque directo en su territorio declarado, probablemente no otorguen una influencia enorme sobre la política de toda una región. Esto no quiere decir, por ejemplo, que alguien deba apoyar las aspiraciones nucleares de Irán, pero sugiere que el resultado final del proyecto nuclear iraní probablemente será menos que cataclísmico.

Guerras sin resolver

Se supone que las guerras resuelven problemas, si no en el sentido de crear justicia, al menos en términos de establecer una nueva realidad política, legal y militar. De hecho, tanto la victoria como la derrota pueden dar a las naciones la oportunidad de avanzar, establecer nuevas prioridades y resolver problemas inmediatos de conflicto.

El Reino Unido sin duda ganó la Guerra de las Malvinas, ya que Argentina cesó las hostilidades tras la reconquista de las islas y el gobierno argentino cayó poco tiempo después. Durante un tiempo, la guerra resolvió la cuestión de si el Reino Unido tenía o no el interés y la capacidad de defender las Malvinas de Argentina.

Pero en lo que respecta a Buenos Aires, la guerra no resolvió nada. Argentina todavía reclama las islas, y ningún gobierno concebible podría renunciar a ese reclamo, especialmente con los informes de riqueza energética a lo largo de la plataforma continental. Por su parte, el compromiso político de Londres con las islas es más fuerte ahora que en 1982.

En resumen, como muchos conflictos, la Guerra de las Malvinas no logró resolver la disputa política básica que marcó el escenario. Argentina sigue creyendo que debería gobernar las islas, mientras que el Reino Unido sigue sintiéndose responsable de ellas. Mientras Argentina continúa luchando con su sistema financiero, no puede comprar un ejército que pueda reconquistar las Malvinas. Pero mientras la economía británica se estanque, no podrá acabar de forma permanente con el sueño argentino de unificación. El conflicto sigue sin resolverse hasta que las estrellas se alinean y Argentina una vez más ve alguna ventaja en la perspectiva de la guerra.

Conclusión

La guerra se está convirtiendo en leyenda. En el Reino Unido, el combate sobre el legado de la guerra gira en torno a una evaluación de Margaret Thatcher, así como al conflicto interminable entre la RAF y la RN. En algunos barrios argentinos se ha afianzado la narrativa de la traición; El presidente Kirchner calificó de “criminal” el hundimiento del general Belgrano en 2012, a pesar de la falta de un caso convincente por malversación. Sin embargo, las Malvinas siguen siendo el ejemplo más reciente y más moderno del mundo de combate combinado naval-aéreo. Hasta el final de la era de los misiles, seguirá dando lecciones a analistas y políticos. Y en el futuro previsible, Londres y Buenos Aires continuarán disputando la propiedad de las islas.