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sábado, 25 de septiembre de 2021

Robacio: Las bajas británicas triplican las nuestras

Malvinas, 25 años después: Entrevista a Carlos Robacio (Almirante retirado. Ex Jefe del BIM 5)

“Yo creo que las bajas de los ingleses triplican las nuestras”

Clarín



Los británicos, no demasiado propensos al elogio, no vacilan en señalar que las fuerzas argentinas más difíciles de enfrentar en Malvinas fueron las del Batallón de Infantería de Marina 5, a cargo del entonces capitán de fragata Carlos Robacio. Se enfrentaron a los ingleses en Tumbledown, una de las batallas finales, junto a la de Monte Longdon. Un cuarto de siglo después, en su casa de Bahía Blanca, Robacio evoca.—Estábamos convencidos de que peleábamos por lo nuestro. Malvinas hoy no sólo es un sentimiento, fue una gesta y creo que es tal vez la única cosa que nos puede unir a todos los argentinos. Yo estuve hace muy poco en una reunión en Gran Bretaña con los comandantes que me atacaron. Empezamos a combatir el 13 de junio. El 13 a la tarde nos hacen un ataque con una compañía reforzada que la aniquilamos. Teníamos muy buen fuego preparado. Pero cometimos muchos errores, hacía casi doscientos años que no estábamos en guerra, por lo menos en guerras clásicas. El BIM 5 era la única unidad que estaba equipada, ambientada y adiestrada para estar en Malvinas. Pero yo me enamoré del Ejército (risas) porque mis camaradas, sin tener nada, pelearon muy duro. Es difícil entender las condiciones en las que peleamos en Malvinas. Por eso cuando regresamos no me importó que nos sacaran medio ocultos porque yo pensé que, al haber sido derrotados, y yo que era comandante, íbamos a ser fusilados. Tuve un batallón con gente de un valor encomiable. El comandante de los gurkhas me escribió para decirme que jamás pasaron tanto miedo como cuando atacaron Tumbledown. Los ingleses no pueden creer que yo tuviera conscriptos: "No, sus hombres eran veteranos. No podíamos sacarlos de los pozos", me dicen hoy. Por eso creo también que las bajas inglesas triplican a las argentinas. La munición que pensábamos nos iba a durar veinte días, se agotó en un día y medio de combate. Nuestra artillería tiró diecisiete mil proyectiles en dos días. Y todos los hombres que lucharon en Malvinas fueron muy valientes. No hay registros en todo el siglo XX de unidades que hayan sido bombardeadas durante cuarenta y cuatro días y en el terreno de combate por más de sesenta, sin haber sido relevadas.

domingo, 11 de julio de 2021

Fotografías de la captura de Puerto Leith

Guerra de Malvinas

SERGE BRIEZ


Hace 34 años viví las semanas que marcaron mi vida, esta película traza parte de estos hechos, aporté como testigo y trayendo mis imágenes, Espero algún día poder contar esta historia con mi amigo Carlos Marcelo Patane Hermano de guerra que vivió esta aventura entre las filas de civiles argentinos embarcados a pesar suyo en esta guerra sucia. Astiz, cuyo papel es preponderante en esta película, viene a golpear la memoria de toda una generación de jóvenes y estudiantes diezmados que sufrieron la represión de la junta militar argentina, rindo homenaje a todos los que perdieron la vida en esta guerra. Absurdo que tuvo el gran mérito de derribar la dictadura militar en este país que amo.

En abril de 1982, la Guerra de las Malvinas introdujo al mundo en un conflicto histórico entre Argentina e Inglaterra y puso a Alfredo Astiz, quien estaba al mando de las fuerzas de insurgencia argentinas en Georgia del Sur, en el centro de atención durante unas semanas. Serge Briez, director, se embarcó hace unos meses con dos tripulantes franceses en una expedición a bordo de un velero de 12 metros hacia la Antártida. Tras el vuelco del Cabo de Hornos, se dirigen directamente al corazón del conflicto, donde experimentarán la captura oficial de las Malvinas por parte de Argentina y las semanas de guerra que siguen. El único testigo dotado de los medios para informar para testificar de estos hechos Serge Briez informa unas horas de película en 16 mm y las fotos que darán la vuelta al mundo. Este programa, producido en coproducción con la TV argentina, presenta uno de sus episodios.


Malvinas, Alfredo Astiz al frente del ejército argentino fotografiado por Serge Briez, © 2014 Cap médiations


Barco "Cinq gars pour" en el puerto de Leith, Malvinas


Izada de bandera argentina en las Malvinas, día oficial de la ocupación de las Malvinas por Argentina, 25 de marzo de 1982, puerto de Leith fotografiado por Serge Briez, © 2014 Cap médiations



Comunicación con el Estado Mayor del ejército argentino para anunciar la ocupación de las Malvinas por los argentinos, 25 de marzo de 1982, fotografiado por Serge Briez, © 2014 Cap médiations

martes, 8 de septiembre de 2020

Vilgré La Madrid y Kiszely en Tumbledown

Vilgré La Madrid y Kiszely en Tumbledown





La brújula. En la noche del 13 al 14 de junio en la pendiente norte del Monte Tumbledown, el teniente de corbeta Carlos Daniel Vázquez pidió varias veces refuerzos a sus jefes del BIM 5, pero estos no se los mandaron. Quien si, trató de acudir en su apoyo, fue el subteniente Esteban Vilgré La Madrid, con su sección del Regimiento 6. No llegó a reunirse con Vázquez, pero se enfrentó en la pendiente sur del Tumbledown con el Flanco Izquierdo de los guardias escoceses. Como habrá sido de fiero ese combate, que el jefe de la unidad enemiga, mayor John Kiszely, recibió un disparo que le destrozó la brújula que llevaba en un bolsillo, salvándose de milagro.

Kiszely - paradójicamente, parecido en su fisonomía a Vilgré - perdió la brújula, que hoy está en un museo. Quien nunca perdió el norte fue aquel joven oficial argentino, que siguió y sigue batallando en la posguerra, ahora por la salud, bienestar y reconocimiento histórico de los veteranos de Malvinas. Feliz cumpleaños, querido y admirado Esteban V. La Madrid.


domingo, 28 de enero de 2018

Georgias del Sur: La defensa de los Royal Marines de Grytviken

Francotirador de los Royal Marine vs. Buque de guerra: Francotirador gana

por Martin K.A. Morgan - American Rifleman




En 1982, Argentina y el Reino Unido lucharon entre sí en el Atlántico Sur en una guerra que empujó brevemente el destino político de las Islas Malvinas al centro de atención internacional. Este conflicto de 74 días de duración es mejor recordado por su dramática campaña aérea, marítima y terrestre, para Harriers, misiles Exocet, naves de guerra hundidas y el último asalto terrestre a la ciudad portuaria de Stanley. Lo que en gran parte se ha olvidado es que un segundo teatro de operaciones fue una parte importante de la Guerra de las Malvinas. Este teatro se encontraba a 900 millas al este de Stanley en la isla de Georgia del Sur, y fue el escenario de una batalla que enfrentó a 22 Marines Reales contra un destacamento naval argentino. Esta batalla se libró en la antigua estación ballenera de Grytviken, y se destaca como un episodio único en la historia militar, en el que un francotirador se enfrentó a un buque de guerra.


Mapa que muestra la ubicación de Georgia del Sur en relación con las Islas Malvinas.

Después de su descubrimiento por el comerciante británico Anthony de la Roché en 1675, Inglaterra finalmente declaró a Georgia del Sur como un puesto avanzado de su vasto imperio oceánico en 1775. Durante las dos primeras décadas del siglo XX, se establecieron seis estaciones balleneras en la costa norte de Georgia del Sur. calas y bahías que proporcionan protección contra el clima antártico implacable que recorre la costa sur. La isla pronto se convirtió en el centro de caza de ballenas más grande del mundo y su población humana se expandió dramáticamente. Pero Argentina considera que Georgia del Sur es parte de su territorio de ultramar, negándose a reconocer la soberanía de Gran Bretaña sobre la isla. En 1927 Buenos Aires comenzó a reclamarla oficialmente con el nombre de Isla San Pedro y las Islas Malvinas bajo el nombre de Islas Malvinas, pero no surgió ningún enfrentamiento directo sobre el asunto durante más de tres décadas. El tema de la propiedad comenzó a ser cada vez más controversial después de que la actividad ballenera en Georgia del Sur terminara de una vez por todas en 1982. En 1982, las seis estaciones balleneras de Georgia del Sur se desmoronaban como pueblos fantasmas que recordaban la era moderna de una época en la que uno de los productos más valorados en el mundo.


Mapa de Georgia del Sur que muestra las ubicaciones de los antiguos pueblos balleneros de Leith y Grytviken.

Fue en este clima de metal oxidado y reclamos territoriales competitivos que un partido de salvamento argentino aterrizó en Georgia del Sur el 19 de marzo de 1982, en la antigua estación ballenera de Leith. Los trabajadores de la chatarra fueron llevados a Georgia del Sur a bordo del barco Bahía Buen Suceso, un transporte naval argentino fletado por un empresario llamado Constantino Davidoff. Aunque Davidoff había obtenido permiso para desechar los edificios y el equipo en Leith, ese permiso requería que la expedición se registrara con las autoridades británicas en el puerto de entrada oficial en Georgia del Sur: la aldea de Grytviken.


Mapa de Georgia del Sur que muestra las ubicaciones de los antiguos pueblos balleneros de Leith y Grytviken.

Allí, el British Antarctic Survey mantuvo una base de operaciones modesta en King Edward Point, cerca de las ruinas de otra de las estaciones balleneras abandonadas de la isla. Esta instalación estaba bajo la dirección de un comandante de base, que también funcionaba como el magistrado de la isla, y por lo tanto, fue designado por la corona para emitir permisos de aterrizaje a los buques que visitaban. Pero cuando Bahía Buen Suceso llegó a Georgia del Sur el 19 de marzo, se dirigió directamente a Leith sin detenerse en Grytviken para registrarse. Una vez allí, un detalle de trabajo desembarcó y comenzó a desmantelar la estación ballenera, pero no estaban solos. El destacamento del barco de 50 marines argentinos uniformados también desembarcó, izó una bandera argentina y comenzó una pequeña práctica de tiro con sus rifles. Incluso dispararon a uno de los renos de la isla, lo vistieron y comenzaron a asar carnes a la parrilla.

El ruido de los disparos atrajo rápidamente la atención de un pequeño grupo de investigadores de la estación British Antarctic Survey que, justamente, estaba trasladando suministros a Leith ese mismo día en preparación para el próximo invierno. Informaron rápidamente los aterrizajes argentinos en Leith Harbor al gobernador de Stanley en las Malvinas, que luego transmitieron el informe a Londres. Dentro de las 16 horas, el Magistrado de Grytviken había recibido un mensaje para presentar al comandante argentino:

"Ha desembarcado ilegalmente en Leith sin obtener la autorización adecuada. Usted y su grupo deben regresar a bordo del Bahia Buen Suceso de inmediato e informar al Comandante de la Base en Grytviken para recibir más instrucciones. Debe eliminar la bandera argentina de Leith. No se permite que personal militar desembarque en Georgia del Sur. No se deben llevar armas de fuego a tierra ".


El antiguo pueblo ballenero de Grytviken, Georgia del Sur, tal como apareció en 2008.

Aunque el capitán de Bahía Buen Suceso finalmente derribó la bandera argentina, no se dirigió a Grytviken como se le ordenó, y los intrusos mantuvieron su trabajo de salvamento en Leith. Cuando el incumplimiento del buque se informó a Londres, el gobierno británico presentó inmediatamente una protesta oficial ante el gobierno de Buenos Aires. Para la junta militar argentina encabezada por el general Leopoldo Galtieri, la propiedad de Georgia del Sur era igual en peso a la propiedad de las Islas Malvinas, por lo que las dos reclamaciones pronto se fusionaron en una causa célébre imparable. En ese momento, la realidad interna de Argentina estaba profundamente perturbada, y la disputa territorial con Inglaterra ofrecía una oportunidad para distraer a la gente de su desesperación política y económica. Galtieri y la junta no se perdieron el ritmo e inmediatamente comenzaron a provocar cierto irredentismo pasado de moda.

El tono cada vez más estridente de la retórica argentina fue motivo suficiente de preocupación, ya que Londres tomó la precaución de enviar un barco a Georgia del Sur, el rompehielos HMS Endurance. El único buque de la Royal Navy en el Atlántico Sur en ese momento, el HMS Endurance, salió de las Malvinas el 21 de marzo con un destacamento de 22 Royal Marines a bordo. Estaban bajo el mando del teniente Keith Paul Mills, un oficial subalterno de 22 años con cuatro años de servicio y un período de servicio en Irlanda del Norte.


Estos son los Royal Marines que pelearon la batalla de Grytviken el sábado 3 de abril de 1982, y se posan en el muelle de la estación British Antarctic Survey en King Edward Point. El teniente Keith P. Mills está de pie, segundo desde la izquierda y el sargento de comando mayor Peter J. Leach está de pie, cuarto desde la derecha.

Cuando el barco llegó a Georgia del Sur el 25 de marzo, descubrieron que Bahía Buen Suceso ya no estaba allí; había partido el 21 de marzo. Sin embargo, en su lugar estaba el buque de exploración antártica de la Armada argentina Bahía Paraíso. Los Royal Marines colocaron a Leith Harbour bajo vigilancia encubierta el tiempo suficiente para confirmar que los miembros militares uniformados permanecían en tierra allí. Con eso, Endurance se dirigió a Grytviken y aterrizó al teniente Mills y sus hombres en la estación British Antarctic Survey. Cuando Endurance zarpó, los Royal Marines se trasladaron al dormitorio de la estación, Shackleton House, y de inmediato comenzaron a preparar posiciones de combate en la mata de hierba en una estrecha meseta que domina al rey Edward Point. También colocaron minas terrestres en la playa.

En los días que siguieron, mientras la confrontación se extendía sobre el Atlántico Sur, el entusiasmo del público argentino por algún tipo de movimiento agresivo alcanzó su punto más alto. El general Galtieri aprovechó la oportunidad ofrecida por esta ola de apoyo popular y puso en marcha un plan para apoderarse de las Islas Malvinas y Georgia del Sur. Este plan entró en acción unos días más tarde durante las horas previas al amanecer del viernes 2 de abril de 1982, cuando un destacamento naval argentino realizó desembarcos anfibios que rápidamente capturaron la ciudad portuaria de Stanley. Esto marcó el comienzo de una ocupación argentina del archipiélago de las Malvinas que continuaría durante las próximas 10 semanas. Pero el plan de la junta también exigía un ataque simultáneo contra Georgia del Sur. En apoyo de esto, la corbeta tipo A69 de fabricación francesa Guerrico fue enviada con un pelotón de marines argentinos embarcados a bordo. A su llegada a Leith, Guerrico transferiría el pelotón de los marines a Bahía Paraíso para que pudieran ser transportados por los helicópteros de ese barco a Grytviken, donde luego capturarían la estación británica Antarctic Survey al mismo tiempo que el ataque a Stanley en las Malvinas. Pero una violenta tormenta frenó el paso de Guerrico y el barco no llegó a Georgia del Sur a tiempo, llegando en cambio en la tarde del 2 de abril después de que las Malvinas ya habían sido capturadas. Sin embargo, el ataque fue reprogramado para el día siguiente, sábado, 3 de abril de 1982.


La corbeta Guerrico de la Armada Argentina: la nave que jugaría un papel central en la Batalla de Grytviken el sábado 3 de abril de 1982.

A las 9:00 a.m. el clima finalmente se había aclarado lo suficiente como para que los 40 infantes de marina a bordo de Guerrico se trasladaran a Bahía Paraíso. Poco después de esto, el helicóptero más pequeño del barco, un Aérospatiale Alouette III, despegó para el King Edward Point llevando al teniente Guillermo Jorge Luna y seis de sus marines. El teniente Mills y su Royal Marines eran plenamente conscientes de que las Malvinas habían caído el día anterior y, en consecuencia, esperaban problemas de las fuerzas argentinas que aún ocupaban Lieth. Por precaución, ocuparon las posiciones alrededor de Shackleton House que habían sido preparadas durante la semana anterior. Luego, a las 11:40 a.m., el Alouette se detuvo sobre el muelle en la estación British Antarctic Survey. Mientras giraba para aterrizar, el marine Robert Ashton, de 23 años, gritó que tenía el helicóptero en la mira. Estaba listo para abrir fuego con su ametralladora liviana L4A4 BREN de 7,62 mm, pero Marine John Stonestreet gritó: "¡No disparen!" Ashton supuso que la orden había venido del teniente Mills, por lo que mantuvo el fuego mientras el teniente Luna y sus hombres aterrizaron desde el helicóptero y rápidamente se dispersaron entre los edificios en el punto. Unos minutos más tarde, uno de los marines argentinos disparó, comenzando el combate.


Aérospatiale Alouette III volando sobre Grytviken

Cuando los Royal Marines respondieron al fuego, el teniente Luna se comunicó por radio con Bahía Paraíso, informando que estaba en contacto con la oposición y solicitando el apoyo del equipo de mortero que estaba esperando. Apenas habían pasado cinco minutos desde que la primera ola aterrizó cuando el equipo de morteros despegó a bordo del Alouette, y una fuerza de 15 marines despegó con un helicóptero Aérospatiale SA-330 Puma más grande para reforzar al equipo de Luna. El teniente Alejandro Villagra condujo al Puma hacia la estación de la Antártida Británica, pero debido a que el avión estaba equipado con patines, necesitaría un pedazo plano de tierra para aterrizar, por lo que no podría posarse cerca del muelle donde el Alouette había aterrizado al teniente Luna y sus hombres ocho minutos antes. En cambio, Villagra trajo el gran avión sobre la playa minada en un acercamiento para instalarse en el helipuerto de la estación. El Puma entró rápido y estaba frenando con la nariz levantada cuando Robert Ashton gritó: "¿Qué mierda quieres que hagamos ahora?" A las 11:48 a.m., cuando el helicóptero todavía estaba a unos 20 pies del suelo, el teniente Mills gritó "¡FUEGO!" De repente, el sonido de una docena de rifles L1A1 de carga automática, un par L7A2 GPMGs, y un par de BREN las armas resonaron en King Edward Cove. Uno de los Royal Marines incluso disparó un cohete de 66 mm contra el helicóptero desde un arma antitanque ligera M72 fabricada en los Estados Unidos, pero falló. Robert Ashton no tenía ninguna posibilidad de disparar contra el piloto o el copiloto, por lo que dirigió su fuego hacia el motor de babor y el rotor. En cuestión de segundos, aproximadamente 500 balas de 7.62 mm golpearon al Puma, dañándolo fuertemente. Con el fluido hidráulico rociando todo el avión, el teniente Villagra reaccionó rápidamente y se dirigió hacia el sur a través de la ensenada hacia la meseta justo al otro lado del cementerio de la estación ballenera. A pesar de que su sistema hidráulico estaba empezando a fallar, logró llegar al otro lado y poner al Puma de manera segura. Seis de los infantes de marina a bordo resultaron heridos por los disparos, dos tan graves que más tarde murieron.


La corbeta argentina Guerrico se ve aquí cuando ingresa a Stromness Bay, Georgia del Sur, en la mañana del sábado 3 de abril de 1982. Dentro de unas pocas horas, el barco estará en combate con los Royal Marines en King Edward Point.

Con el Puma abajo, era obvio para el Teniente Luna que el Rey Edward Point era en realidad un LZ "caliente" y que se necesitaría fuego de apoyo para presionar a casa el asalto. Por consiguiente, colocó una llamada de radio solicitando que Guerrico se moviera para unirse a la batalla. El comandante del buque, el capitán Carlos Luís Alfonso, respondió rápidamente, guiando a Guerrico a la cala y preparándose para enfrentarse a los Royal Marines, pero tuvo que operar a baja velocidad debido a la presencia de gruesas parcelas de algas cerca del punto. Sin embargo, el Capitán Alfonso se colocó en posición y su tripulación preparó sus armas: cañones de 20 mm montados en los lados de babor y estribor del barco, una montura doble de 40 mm justo detrás del puente, y el armamento primario de la nave, una torreta montada 100 mm pistola en la cubierta delantera. A las 11:55 a.m., el cañón de 20 mm de estribor abrió fuego contra el King Edward Point, pero solo se disparó dos veces antes de funcionar mal. Un minuto después, la montura gemela de 40 mm abrió fuego, pero no se manejó mucho mejor: el cañón izquierdo falló después de solo cuatro disparos, y el extractor del cañón derecho falló después de solo cinco. Luego, a las 11:59 a.m., cuando el barco estaba a aproximadamente 550 metros del punto, los Royal Marines abrieron fuego. El fuego de la ametralladora comenzó a golpear a Guerrico, produciendo un sonido "ping" que podía escucharse fácilmente en tierra. Las balas destrozaron la ventana de estribor del puente y penetraron en la cabina de la radio del barco. Cuando los artilleros de los 40 mm gemelos intentaron despejar sus obstáculos, Marine Steve Parsons tuvo una clara oportunidad con su arma L4A4 BREN. Dirigió la masa central contra uno de los tripulantes y disparó una ráfaga de apertura, pero se quedó corto. Al ver el chapoteo de las rondas, Parsons elevó su punto de mira, y disparó de nuevo con ráfagas cortas y controladas. Las balas de su BREN golpearon al monte, hiriendo a dos y matando al suboficial Patricio Guanca.


La cubierta de popa de la corbeta argentina Guerrico muestra el montaje gemelo de 40 mm del barco y los lanzadores de misiles antibuque Exocet.

Al mismo tiempo, el cañón principal de 100 mm disparó una vez, pero luego experimentó una falla en su mecanismo de carga como resultado de los depósitos de sal acumulados que no habían tenido tiempo de limpiar después de la travesía aproximada del barco a Georgia del Sur. Mientras que la tripulación del arma luchó para que el mecanismo de carga funcionara nuevamente, uno de los Royal Marines disparó otro cohete LAW que se inclinó hacia el barco a 475 pies por segundo. Cuando golpeó, el cohete explotó e inutilizó el mecanismo de elevación de la torreta. Luego, el marine real Dave S. Combes disparó un arma antitanque del escuadrón: el rifle sin retroceso L14A1 de 84 mm Carl Gustav. El proyectil se dirigió hacia su objetivo a 800 pies por segundo, saltó una vez en la superficie del agua, rebotó en el casco del barco y explotó con un ruido sordo.


Mapa que muestra la estación British Antarctic Survey en King Edward Point y las posiciones de combate que los Royal Marines ocuparon durante la batalla del 3 de abril de 1982.

Cuando Guerrico pasó detrás de los edificios de la estación británica Antarctic Survey, el barco ya no estaba en el campo de fuego de los Royal Marines. Con eso, el teniente Mills y sus hombres soltaron un grito y un grito de alegría por lo que acababan de hacer. En cuestión de segundos, habían disparado más de 1.000 proyectiles que infligían bajas, y dañaron seriamente una nave de guerra que alguna vez fue intimidante. Pero su celebración fue prematura. Las balas que pasaban a través de la hierba maleza les recordaron que aún había infantes de marina argentinos en la estación que eran perfectamente capaces de dirigir disparos precisos contra Shackleton House. Todavía le preocupaba la pequeña cuestión del buque de guerra herido. Los bajíos a ambos lados del estrecho canal que Guerrico usó para acercarse al Rey Edward Point impidieron que la nave maniobrara, y esto significó que el Capitán Alfonso se comprometió irreversiblemente a entrar en la ensenada. No pudo dar la vuelta al barco hasta avanzar hacia la amplia cuenca de giro en el paseo marítimo de Grytviken, por lo que siguió adelante con un enorme agujero en el costado de estribor debido al golpe de Carl Gustav. Allí, el barco se detuvo por completo cuando las partes de control de daños se pusieron a trabajar y los médicos comenzaron a tratar a los heridos. Desde una distancia de aproximadamente 750 metros, los Royal Marines observaron al inmóvil Guerrico y se preguntaron si intentaría escapar. Las cosas no habían ido bien para el Capitán Alfonso en el primer asalto, pero era un oficial naval lo suficientemente astuto como para saber que estaba atrapado, y que pasar de nuevo al Rey Edward Point era su única salida. Graduado de la clase de la Academia Naval Argentina de 1958, había servido anteriormente a bordo del crucero Belgrano, el dragaminas Chaco y los destructores Buenos Aires y Rosales, por lo que no era inexperto ni imprudente. Su decisión fue un cálculo medido. Creyendo que era el mejor curso de acción, el Capitán Alfonso despejó el puente y dio la orden de correr el guante una vez más.


Sargento mayor de comando Peter J. Leach: el francotirador que tomó un buque de guerra.

Los hombres en el punto observaron a Guerrico con cautela y, cuando una columna de humo finalmente salió de su embudo después de unos pocos minutos, se dieron cuenta de que la segunda ronda estaba por comenzar. El sonido de los brazos siendo recargados resonó en la hierba cuando el barco se hundió, pero mientras casi todos los Marines Reales se preparaban, el sargento mayor de 37 años, el comandante Peter J. Leach, dejó su posición y se encontró con Shackleton House.


King Edward Point y los edificios de la estación British Antarctic Survey en Georgia del Sur. El Sargento Mayor de Comando Peter J. Leach usó Shackleton House, el edificio de dos pisos en el extremo derecho, como su posición de disparo durante la batalla del 3 de abril de 1982. La Diligencia Auxiliar de la Flota Real está a la izquierda y la estación ballenera abandonada de Grytviken se puede ver a lo lejos en el centro de la fotografía.

Una vez dentro, subió las escaleras hasta el segundo piso y corrió por el pasillo hasta el final del edificio frente a Grytviken. Luego, usando la culata de su rifle, Leach rompió el cristal de una ventana de la esquina y arrastró una mesa al centro de la habitación. En 1982, había estado en servicio durante 19 años y era un veterano de las giras de combate en Borneo, Irlanda del Norte y Chipre. En épocas anteriores de su carrera, se había desempeñado como observador aéreo, instructor de fotografía aérea y operador de un pequeño barco. Pero, lo más importante, Leach era un francotirador calificado. De hecho, según los informes, era capaz de hacer un agujero en el centro de la frente de un hombre a 1.000 metros. Leach fue armado ese día con el arma adecuada para ese trabajo: el rifle L42A1. Una conversión de Lee-Enfield No. 4, Mk. 1 (T), el L42A1 tenía cámaras para el cartucho OTAN de 7.62x51 mm y montaba el telescopio 3.5X Nº 32.

El Sargento Mayor de Comando Peter J. Leach usó un rifle de francotirador L42A1 en 7.62x51mm contra la corbeta Guerrico de la Armada Argentina durante la batalla del 3 de abril de 1982.

Acostado sobre la mesa en el segundo piso, el sargento mayor colocó el poste de su retícula sobre el puente de la nave que se acercaba. Para entonces, Guerrico estaba una vez más frente al canal y se estaba acercando al King Edward Point. Un momento después, mientras los otros Royal Marines comenzaban a golpear la nave por segunda vez, Sgt. El mayor Leach comenzó a disparar con cuidado a la nave. Dirigió sus rondas de apertura a las cinco ventanas del frente del puente. En este punto, solo el Capitán Alfonso, el timonel y el intendente estaban manejando esa estación cuando el vidrio comenzó a romperse. Los tres hombres se vieron obligados a agacharse detrás de las estructuras del barco para evitar ser golpeados por la rápida sucesión de disparos precisos procedentes del rifle de francotirador de Leach.


Mapa que muestra el recorrido seguido por la corbeta de la Armada Argentina Guerrico durante la batalla de Grytviken, Georgia del Sur el 3 de abril de 1982.

Hubo una pausa en los disparos de la Royal Marine cuando Guerrico se movió detrás de la cubierta de los edificios de la estación British Antarctic Survey, pero no duró mucho. El sargento mayor Leach, que ya no tenía un disparo, aprovechó esa oportunidad para moverse a otra posición. Abrió otra ventana y luego volvió a disparar, esta vez a las tres ventanas en el lado del babor del puente de la nave. El sonido del cristal al romperse se escuchó una vez más cuando Leach arrojó más francotiradores bien dirigidos contra el intendente, el timonel y el Capitán Alfonso. Luego Guerrico salió de detrás de los edificios de la estación de British Antarctic Survey y el resto de los Royal Marines se abrió de nuevo. Ellos arrastraron la nave de proa a popa con otra descarga de armas automáticas, y Dave Combes lanzó una segunda ronda de 84 mm del Carl Gustav. Esa ronda se estrelló contra el lanzador de misiles antibuque Exocet de Guerrico, lo que lo dejó fuera de servicio. Durante los últimos momentos, cuando el barco se retiró del campo de armas pequeñas, el sargento. El mayor Leach se trasladó a una tercera ventana en el segundo piso de Shackleton House, y lanzó algunos disparos de despedida a Guerrico mientras pasaba junto al rey Edward Point. La nave había sobrevivido corriendo el guantelete, pero para entonces estaba listando a estribor, y parecía un colador. Cuando Guerrico se acercó a King Edward Cove, era un buque de guerra bien armado y peligroso. Ni siquiera 15 minutos después, el barco era poco más que un naufragio flotante que necesitaba urgentemente reparaciones.



Esta fotografía muestra al Rey Edward Point y los edificios de la estación British Antarctic Survey tal como aparecieron en noviembre de 2008. Shackleton House una vez estuvo en la estrecha meseta directamente más allá de los tejados rojos a la derecha.

Aunque el teniente Mills y su Royal Marines habían logrado expulsar a un poderoso buque de guerra con solo armas ligeras de infantería, su situación era tenue. Durante el enfrentamiento con Guerrico, el Alouette continuó transportando marines argentinos adicionales a la zona cercana al cementerio, a 1.100 metros de ancho a través de la ensenada. Podrían oírse gritando esporádicamente, e incluso estaban empezando a disparar ametralladoras hacia Shackleton House. Además de eso, la fuerza de Infantes de Marina del Teniente Luna aún se mantenía entre los edificios de la Estación de Topografía Antártica. De hecho, fue uno de los hombres de Luna quien hirió a Royal Marine Nigel Peters en los momentos finales del tiroteo con la nave. Peters había tomado dos rondas por la parte superior del brazo y estaba en estado crítico. Pasaron los minutos mientras el equipo de Guerrico trabajaba para reparar la detención en el sistema de alimentación automática de la pistola de 100 mm. Resolvieron ese problema lo suficientemente rápido, pero la torreta permaneció atascada en una posición como resultado del lanzamiento del cohete M72 LAW. El Capitán Alfonso estaba decidido a hacer que la nave volviera a la lucha y lo hizo utilizando sus motores para apuntar la torreta inamovible. A las 12:25 p.m., el cañón de 100 mm comenzó a disparar contra King Edward Point. Cuando las municiones comenzaron a caer, sargento. El mayor Leach salió de Shackleton House gritando por cubrir el fuego, y corrió hacia el teniente Mills para discutir el siguiente movimiento. Sabiendo que no podrían aguantar mucho más tiempo contra la oposición argentina, y que solo la intervención médica de emergencia podría salvar a Peters, el teniente Mills tomó la decisión de rendirse. Con eso, la Batalla de Grytviken llegó a su fin. Mills y sus hombres fueron transportados a Río Grande, Argentina a bordo de Bahía Paraíso y luego finalmente volaron a Montevideo, Uruguay, para su repatriación. Regresaron a Gran Bretaña el 20 de abril e informaron que habían sido bien tratados por sus captores argentinos. Georgia del Sur fue recapturada por las fuerzas del Reino Unido el 25 de abril durante la Operación Paraquet, y la guerra fue más de 50 días después de eso.


Los restos del helicóptero Aérospatiale SA-330 Puma que piloteó el teniente Alejandro Villagra durante la Batalla de Grytviken aún descansa donde aterrizó de manera forzada a tres kilómetros al sur de King Edward Point el 3 de abril de 1982.

Hoy, Grytviken se ve casi igual que durante la guerra: la antigua estación de caza de ballenas todavía está allí y los restos del Puma de Alejandro Villagra todavía se encuentran donde se estrelló en 1982, pero Shackleton House fue derribado en 2001. A pesar de eso, pasó Todavía se pueden encontrar envolturas de municiones en la maleza donde estuvo el edificio. Después de la batalla, la Guerrico fue reparado rápidamente y vuelta al servicio, pero parte del daño infligido por los Royal Marines no pudo ser borrado. Con los agujeros de bala aún marcándolo, el barco permanece en servicio hasta el día de hoy. El ex capitán de Guerrico, Carlos Luís Alfonso, se retiró de la Armada Argentina como vicealmirante y luego recordó que "los eventos en Gryviken le dieron a cada individuo la oportunidad de apreciar nuestra capacidad para enfrentar la adversidad". Falleció en Buenos Aires el pasado 1 de noviembre de 2014. Su antiguo antagonista, Peter James Leach, por otro lado, está vivo y bien y vive en Liverpool. Fue galardonado con la Medalla al Servicio Distinguido por su papel en la Batalla de Grytviken, una acción única en la que un francotirador solitario cambió la marea de la batalla contra un buque de guerra.

miércoles, 13 de enero de 2016

Debate entre el gobernador militar y soldados VGM

Debate Entre El Gral. Menéndez - Soldados Altieri /Esteban



El General Menéndez debate en un programa de el viejo canal 7 llamado Graciela & Andrés, conducido por Graciela Alfano y Andrés Percivale. Junto con los soldados ex-combatientes Altieri y Esteban se produce una acalorada conversación sobre las vivencias en la guerra. El gral.Menéndez responde a todas las preguntas, incluso las chicanas políticas de el VGM Edgardo Esteban . El VGM Altieri con sus medallas tintineantes, un jean gastado y visibles cicatrices interviene de vez en cuando con humildes comentarios pero contundentes. Ante un Veterano de Guerra de Malvinas como el actual periodista Esteban, de traje y corbata y con un llamativo resentimiento ante todo lo castrense .
Ambos recalcan su participación y tienen autocríticas, incluso el propio Gral. Menéndez, pero el VGM Esteban insiste con su posición de opositor y crítico de la guerra contradiciéndose en todo momento. En una parte de la charla el VGM Esteban se queda mudo ante los fundamentos con sustancial argumentos de el Gral. de Brigada Mario Benjamín Menéndez. Graciela Alfano acota que miserias y desprolijidades hubo en todas las guerras, pero el Veterano de una marcada ideología como Esteban, y con un visceral rencor continúa con sus ataques despectivos a todo lo relacionado no solo con algunos incidentes internos, y desfenestrando a las FFAA, sino también pone en duda el accionar de el Ejército para lo que fue imprescindible para la recuperación de las islas. Ya que en ese momento otro medio no había disponible sino el uso de la fuerza. El doble discurso moral si fue conveniente o no la guerra para la recuperación, es ampliamente justificado por el VGM Altieri , el cual con unas pocas palabras resume el sentir de todos los veteranos , claro excepto la terquedad de el pulcro Edgardo Esteban.

jueves, 5 de marzo de 2015

BIM 5 en maniobras en 1981



BIM 5 en maniobras en 1981

Fuente: Sapucay de Malvinas
Los muchachos de Don Carlos Robacio mostraron de que madera estaban echos en Malvinas ...!!!!
Hoy cuando un grupo de inadaptados esta promoviendo una movida traidora en contra del BIM 5 y su jefe histórico más aún los recordaremos con el mayor de los respetos y cariño


miércoles, 2 de abril de 2014

Operación Rosario: La planificación y ejecución



2 de Abril
El día de la recuperación
 
Autor: Rolando Mendez 


A lo largo de la historia de nuestro país existen muchos acontecimientos, muchos hombres y muchas vicisitudes por las que han tenido que atravesar los que estuvieron antes que nosotros, y en las mas recientes, nos ha tocado a nosotros ser los que debimos sufrirlas o disfrutarlas. 

La historia siempre fue una materia en todas las escuelas de nuestro país, pero tengo la sensación que siempre se estudio como un medio para conocer que paso en el pasado, y no como un medio para aprender del mismo. Así que muchas veces cometemos los mismos errores de antaño, demostrando que no hemos tenido en cuenta la historia para evitar equivocarnos nuevamente. 

También existen acontecimientos que deliberadamente hemos tratado de olvidar. Ya sea por orgullo herido, por conveniencia política, por dolor, por negligencia, o tantos otros motivos. 

Lamentablemente Malvinas es uno de ellos. 


Telex entre Londres y Pto. Argentino una vez consumada la recuperación 

Hoy es Primero de Abril de 2003, un día antes del vigésimo primer aniversario de la recuperación de nuestras islas y un día después del feriado que con motivos comerciales se cambian al primer día laboral de la semana para prolongar el descanso y gastar unos pesitos mas en alguna salida. Mañana, Dos de Abril, la gente ira a trabajar, los niños a la escuela, y salvo alguna mención en los noticieros o cierta emisión especial de algún programa de cable, la fecha será recordada por muy poca cantidad de argentinos. Seguramente recordaran esta fecha todos aquellos que participaron en forma directa o indirecta de este conflicto, los familiares de aquellos que no volvieron y algunos otros como yo, que sin participar ni tener familia en esta gesta, la guerra produjo cambios importantes para un adolescente en los primeros años de la década del 80. 

Tratando de ordenar las ideas que daban vueltas en mi cabeza para escribir esta nota, estaba indeciso en cuanto a escribir sobre los hechos históricos que tienen que ver con la operación de recuperación del archipiélago, o en el significado emocional, nacional, o en los aciertos y errores que originaron tal actitud de nuestra parte. Al final decidí que podía hacer las dos cosas. Tratare de intercalar los hechos históricos con mis impresiones personales, las cuales son solo eso: el parecer de un ciudadano argentino común y corriente. Aquí va: 

A partir de 1965, por resolución de las Naciones Unidas, nuestro país y el Reino Unido inician formales conversaciones tendientes a resolver el tema de la soberanía de las Islas Malvinas. Sin entrar en mucho detalle, la posición Argentina mantenida era la de presentar la documentación pertinente que acredita los legítimos derechos de este reclamo, mientras que la posición de Inglaterra fue siempre la de dilatar dicha cuestión, por no disponer de argumentos tan sólidos como los propios. 

Esta posición anglosajona no solo era mantenida teniendo en cuenta la situación que ambos países mantienen en el concierto de naciones, sino que era respaldada por su poderío militar como disuasorio de cualquier intento argentino de obtener algún beneficio por medio de la fuerza. En términos concretos, Inglaterra era la dueña de la pelota, y el hecho de que la pelota sea robada no le importaba. 

Con la asunción de la junta militar presidida por el general Galtieri y secundada por el almirante Anaya y el brigadier Lami Dozo, el país se encontraba en muy marcado deterioro económico, y la población comenzaba a revelarse contra la forma de gobernar de los últimos 6 años. No había indicios por parte de la junta de gobierno de ese momento de conocer e implementar algún tipo de plan de gobierno que revierta la situación que cada vez se acentuaba mas y más. Por otro lado, y dentro de un marco en donde los presidentes de nuestro país no eran elegidos en forma legitima por el pueblo, aquellos militares que poseían ciertas posibilidades o ambiciones de llegar a la presidencia del país debían forzosamente lograr el apoyo de sus camaradas de las diferentes fuerzas armadas. 

No es desconocido que Galtieri debió hacer concesiones a los dos jefes restantes y en especial al Almirante Anaya, un duro en aquella época, para llegar a la presidencia. Una de estas concesiones era la invasión militar a Malvinas. Desconozco los motivos reales para que Galtieri se comprometiera a tan exigente pretensión, pero es un hecho por todos conocido que Galtieri fue presidente. 

Paralela a la negociación diplomática que se estaba llevando a cabo en ese momento entre ambos países, la junta militar decide iniciar la programación de un operativo militar para la recuperación por medio de la fuerza de las islas, es así que para mediados del mes de enero de 1982, se le ordena al Contralmirante de Infantería de Marina Carlos Busser, el inicio de dicho programa. 



Además de estudiar la factibilidad del proyecto, en caso que esto sea afirmativo, se le impusieron al contralmirante ciertas condiciones que la operación debía reunir, algunas más simples de desarrollar que otras. Estas eran: 

Operativo realizable en un breve tiempo: esto es para evitar que los medios de prensa manejados por Gran Bretaña, así como su influencia sobre el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (en la cual es miembro permanente) ejercieran tal presión que provoque el fracaso del proyecto. 

Operativo Incruento: en primer lugar esta condición trataba de evitar el derramamiento de sangre de soldados ingleses, con las consecuencias que esto podía representar en la opinión publica mundial al ser manejada dicha información de manera adecuada por parte de los británicos. En segundo lugar, la población civil, nativa de las islas, es considerada por nuestro país como ciudadanos argentinos, por lo tanto, se debía proteger la vida de estas personas. 

Operativo sorpresivo: Argentina no debía dar indicios de sus propósitos para evitar que por acción diplomática, se abortaran los mismos. 

Es mi parecer que estas condiciones, si bien tienen su lógica en el terreno táctico, parten de un razonamiento equivocado. En primer lugar, el objetivo que se esgrime para realizar la invasión de las islas, es el de "Ocupar para negociar", sin tenerse en cuenta la tradición del pueblo Ingles, los que a lo largo de su historia no han dudado en pelear por lo que deseaban obtener, sea legitimo o no y tengan motivos validos o no para hacerlo. Por lo tanto el hecho de que el operativo sea breve, incruento y sorpresivo, no modificaría el accionar del gobierno ingles. Considero que este error de apreciación en la reacción de los ingleses parte de la dirigencia superior en ese momento en el país, La junta militar. 

En las escuelas de formación de oficiales de la Infantería de Marina de nuestro país, desde siempre se ha estudiado como un ejercicio mas, los planes tendientes a la recuperación de las Islas Malvinas mediante una operación militar y, acorde a la especialidad de estas unidades de combate, el medio para hacerlo siempre fue el desembarco anfibio. Las diferencias entre los estudios habituales que se realizaban en la escuela y la programación ordenada a Busser estaba dada por las condiciones en que este último tuvo que trabajar, las cuales son consecuencia directa de la orden que recibió de sus superiores: 




Una de las condiciones para la puesta en marcha de este proyecto era el secreto que debía mantenerse. Es por ello que Busser adopto la sensata decisión de utilizar la menor cantidad de hombres posible que estén en conocimiento de la orden impartida; en el grupo de trabajo que él presidía solo trabajaban dos personas mas, uno como oficial de operaciones y otro como oficial de inteligencia. 

Luego de un estudio detallado, se llego a confeccionar un plan de acción que cumpliera con los puntos anteriormente impuestos; a grandes rasgos ellos son: 

  • No sería necesario ocupar la totalidad de las islas, sino que para tener el control de las mismas, solo bastaba dominar la capital (hasta ese momento llamada Port Stanley) que era la sede política y administrativa del archipiélago. Además era la concentración humana más importante, concentrando poco mas del 50 % de la población total de la isla. 
  • La utilización de medios humanos y materiales en tal magnitud, que produzca en los defensores la sensación psicológica de derrota, disminuyendo de esa manera su voluntad de pelear. 
  • Que las fuerzas actúen con tal sorpresa sobre los defensores que no permitan la defensa organizada, lo que también ayuda a la baja en la moral y la decisión de oponer resistencia. 
  • Que se produzca el ataque desde todos lados para evitar el escape del defensor y la consecuente resistencia y prolongación del operativo. 
  • El control de la población civil, para evitar problemas difíciles de resolver por medios incruentos.

El Contralmirante Busser se encargo de seleccionar las unidades que serian las encargadas de participar en la operación; disponía de varias opciones, en especial los batallones de la Infantería de Marina números 1, 2, 3 y 5, decidiendo utilizar al BIM 2 como fuerza principal por razones logísticas y debido que parte del personal que lo asistía en la confección de los planes de invasión estaba compuesto por personal de este batallón. Además necesitaba de los vehículos adecuados para el desembarco de las fuerzas, encontrándose con el inconveniente que la unidad encargada del uso de este material, no disponía de suficiente material en condiciones operativas, ya que el plan de mantenimiento y reparación previsto de los vehículos anfibios tenia como fecha de finalización el último trimestre del año. Por lo tanto se reasigno mayor presupuesto y personal para lograr que dicho material estuviera en condiciones operativas para fin de marzo. 

Al disponer esto, Busser estimo que esa orden no podría ser cumplida completamente, es por ello que estimo que el material se encontraría operativo recién para mediados de mayo. Sin embargo eso no era una preocupación mayor para él, debido a que en estudios previos sobre la factibilidad de la operación, se había tomado como la fecha mas indicada para la ocupación del archipiélago desde mediados de mayo hasta mediados de junio. 

Como la idea era que el Ejercito Argentino participara de esta misión, a las fuerzas de la Infantería de Marina y grupos de elite, se sumaria una sección de infantería de Ejercito al mando del Subteniente Reyes, quien junto a tres suboficiales y veinticinco soldados desembarcarían junto a los Infantes de Marina. Esta sección era parte de la Compañía C del Regimiento 25 de Infantería, con asiento en la localidad de Sarmiento, Provincia de Chubut. Posteriormente a esta sección se les uniría como líder, el jefe de este regimiento, el Teniente Coronel Mohamed Alí Seineldín. 

Según la Junta Militar, la acción de "Ocupar para negociar" significaba utilizar medios armados para lograr beneficios diplomáticos. En contraposición con toda la historia, en donde los diferendos de esta especie se resolvían por medio de la guerra directa, o por medio de la diplomacia, o bien por la guerra una vez fracasado el intento diplomático (en donde las relaciones se van deteriorando con el tiempo, hasta que se llega a un punto de confrontación), la Junta decidió patear el tablero y trato de conseguir mejores cartas para negociar. Mas allá de prever que se terminarían las relaciones diplomáticas entre ambos países, creyó firmemente o quiso creer que la batalla más importante se daría en el seno de las Naciones Unidas, sin tener en cuenta la influencia y poder que su adversario ingles tiene en dicha organización. 

No previo o directamente descarto que Inglaterra opusiera fuerza contra fuerza, sino que la idea presente en los integrantes del gobierno es que el Reino Unido se contentaría con protestar por todos los medios, aplicar sanciones económicas, y dar batalla en el terreno diplomático. Pienso que siguieron sin siquiera darle un vistazo a los libros escolares de historia. 

Como el plan definitivo de acción preveía la toma de puntos clave dentro de la localidad y sus alrededores, como son la planta de electricidad, de agua, de comunicaciones, etc. Busser decidió utilizar unidades de elite de la marina, las que tenían por función, dominar dichos puntos antes de que se produjeran los desembarcos del grueso de las fuerzas. En este caso el Contralmirante tenia dos opciones: Los Buzos Tácticos o Los Comandos Anfibios. 

Pero ambas unidades poseen especializaciones diferentes, producto de las unidades de origen de que provienen. En el caso de los Comandos Anfibios su origen primario es la Infantería de Marina, mientras que los integrantes de Buzos Tácticos tienen su origen en el componente naval de la fuerza. Estos últimos poseían los conocimientos técnicos necesarios para poder controlar eficazmente estos puntos esenciales, y fueron los seleccionados para tomar posesión de ellas, además de servir de cierre al movimiento envolvente que preveía el plan de operaciones. 

En previsión de necesitar refuerzos, se mantuvo como reserva a toda una compañía de Infantería de Marina, que seria embarcada Junto a la totalidad del BIM 2 y se previó el embarque de una batería de artillería, la que se esperaba no tendría que ser utilizada. 

Restaba conformar la fuerza naval que estaría encargada de transportar todo el personal y los materiales para realizar la operación cuando sobrevino un hecho que precipito la crisis y acelero la puesta en marcha del plan ideado. 

Por otro lado, no solo no se considero que Inglaterra no combatiría, sino que se evalúo que los Estados Unidos se mantendrían al margen de cualquier posición favorable a cualquiera de los bandos, ignorando la historia que une a estos dos pueblos desde poco después de la Guerra de Independencia Norteamericana, unos doscientos años atrás. No se tuvo en cuenta lo unidos que se mantuvieron ambas naciones durante los mayores conflictos bélicos del siglo XX, ni tampoco la colaboración entre los países durante las guerras regionales que ambos protagonizaron. 

Frente a esto, el gobierno de nuestro país consideró que era suficiente haber realizado ciertos trabajos "sucios" en Centroamérica durante la década anterior, y en haber demostrado que la Argentina era un bastión del extremo sur del continente en la defensa del anticomunismo. No tomo en cuenta que en ese mismo momento, pesaba sobre nuestro país la prohibición para vender cualquier tipo de material bélico estadounidense, teniendo que recurrir a otros países como Francia, Israel y la misma Inglaterra para conseguirlos. 

Tal vez la junta pensó que el hecho de que existiera el Tratado Interamericano de Asistencia Reciproca (TIAR) mantendría al margen del conflicto a los norteamericanos, sin tener en cuenta que en ese momento el principal enemigo del país del norte era el bloque Soviético, y que la mejor defensa que poseían los norteamericanos era la Organización del Atlántico Norte (OTAN) de la cual Inglaterra es miembro. 

Sin ser muy brillante de pensamiento, y poniéndome en el lugar de algún funcionario norteamericano con poder de decisión, no tendría muchas dudas sobre que posición tomar en el conflicto que se venía. 

El acontecimiento que precipito la invasión a las islas esta dado por un incidente que se produjo en las Islas Georgias del Sur, que junto a las Sandwich del Sur, se encuentra bajo la administración británica con sede en Malvinas. Un grupo de obreros, empleados por el ciudadano argentino Constantino Davidoff para desguazar un establecimiento ballenero abandonado y comercializar la chatarra, iza una bandera nacional en su asentamiento, lo que provoca la reacción británica, a tal punto que el rompehielos modificado HMS Endurance, que servia como una especie de componente naval de las islas, es despachado hacia las Georgias, para solucionar el problema (llámese deportación de obreros argentinos por las buenas o las malas). 

Esto provoca intercambios mas o menos duros a nivel diplomático entre ambos gobiernos, alistando la Argentina a navíos de su armada para defender la integridad de sus ciudadanos. 

En este momento, 24 de Marzo, el Contralmirante Busser recibe de la superioridad la consulta sobre cual sería la fecha mas reciente para poder realizar la operación que estaba planeando, y se le solicita que la respuesta este lista para el día siguiente por la noche a mas tardar. Junto a sus colaboradores, Busser realiza un estudio breve y exhaustivo de la situación, informando a sus superiores que la fuerza podría estar en condiciones de zarpar el 28 de marzo hacia el mediodía, y que podría estar en posición de realizar la operación prevista el primero de Abril. 

La orden impartida por los superiores es la de iniciar los preparativos para poner en marcha el plan trazado, para lo cual Busser aumenta el personal de su estado mayor y comienza una tarea febril de preparación, desde el alistamiento de las unidades de combate, hasta el soporte logístico que dicha operación implicaba. La orden de zarpar no incluía la consumación total del plan trazado, sino que la operación de desembarco podía ser cancelada hasta las 18 30 hs del día anterior previsto. 

Creo acertado aclarar que a pesar de no estar de acuerdo con la decisión de ocupar militarmente las islas en ese momento, considero muy validas las razones por las que se llevo a cabo dicha acción. Creo fervientemente que dichas islas son nuestras, que fueron robadas de nuestro poder por Inglaterra, solo por el hecho de que en 1833 dicho país poseía mayores medios militares que los nuestros para hacerlo. Mas allá del tiempo transcurrido, el derecho de nuestro país a ejercer soberanía sobre las Malvinas no ha cambiado. 

También estoy de acuerdo en que a lo largo de todo el proceso de negociaciones, el Reino unido nunca se preocupo por mantener una conversación seria, porque ese es el terreno donde se queda sin argumentos para sostener su posición. Es comprensible que, luego de un tiempo en que se intenta y no se logran avances, porque la otra parte no tiene intenciones de nada, se pierda la paciencia y se adopten medios más contundentes para lograr algo. Sin embargo me parece sensato antes de provocar una confrontación directa con el adversario, medir mis fuerzas, para evaluar si vale la pena o no ir al choque. 

No estoy de acuerdo con lo que escuche en ciertos sectores, en donde se dice que hay que pelear aunque se conozca que se va a perder. Eso esta bien para un juego deportivo, pero en este caso lo que se pierden son vidas, medios materiales y posiciones para negociar. ¿Y frente a estas perdidas, que se obtuvo?. En este momento estamos mas lejos de obtener algún avance en nuestros reclamos que diez minutos antes de concretar la invasión. 

Se perdieron mas de 640 vidas argentinas al final del conflicto, mas un número similar de casos de suicidio de ex combatientes desde dicha fecha. Se perdieron cuantiosos medios materiales, que aún no hemos podido siquiera recuperar, y por ultimo le dimos la mejor excusa a Inglaterra para cerrar todo tipo de conversaciones sobre el futuro de nuestras islas. Frente a estas perdidas me surgen ciertas preguntas: 

  • ¿Es más importante el honor nacional que la vida de mas de 1000 personas? 
  • ¿Cómo se le explica a una madre que perdió a su hijo en la guerra, que con su muerte contribuyo a hacer un país más grande y prospero, pero que Las Malvinas siguen estando bajo dominio ingles hasta fecha incierta?

Sintetizando, a grandes rasgos, el plan inicial ideado para la toma de la capital de las islas, era el siguiente: 

Aproximadamente tres horas antes de que se produzca la principal oleada de desembarco, un grupo de Buzos Tácticos y Comandos Anfibios debían tomar tierra en una posición a unos 5 km al sur de la capital isleña y avanzar hacia el norte, hasta un punto determinado en que este grupo se dividiría en dos; un grupo atacaría el cuartel de la guarnición de las islas en Moody Brook y la otra se dirigiría hacia la ciudad para tomar las plantas que manejaban los principales servicios públicos de la ciudad. Al mismo tiempo, otro grupo de Buzos Tácticos desembarcarían en una playa ubicada en la península donde esta instalado el aeropuerto para balizar a la misma, a la espera de la fuerza principal de desembarco. También debía tomar el faro que se encontraba en el extremo este de dicha península y proveer de cobertura sobre el istmo que une a esta península con la ruta que comunica con la ciudad. 
  • La Fuerza Aérea debía hacerse cargo de controlar el aeropuerto y hacerlo operable, para permitir el arribo de los aviones de transporte que pusieran a la totalidad del Regimiento 25 en tierra. 
  • En la hora determinada, mediante vehículos anfibios, la totalidad del BIM 2 desembarcaría en la playa ya señalizada y avanzaría hacia la capital para hacer efectiva la ocupación de la misma. 
  • Se asignaba a la sección de Ejercito la toma de la casa de gobierno. 
  • Se mantenía en reserva a la compañía de infantería de Marina y a la batería de artillería, para el uso eventual en caso de necesitarse. 
  • Una vez tomado y asegurado el objetivo, la defensa del mismo quedaría a cargo del Regimiento 25, mientras que el resto de las fuerzas se replegarían hacia el continente. 
  • Una vez completada esta fase, solo se preveía el envío del personal necesario para mantener en funcionamiento los sistemas esenciales, como el aeropuerto y la logística de la fuerza de ocupación.
Como se preveía, el 28 de marzo se hace a la mar desde Puerto Belgrano la fuerza de tareas 40, compuesta por el buque de transporte Cabo San Antonio, el rompehielos Almirante Irizar, el transporte Isla De los Estados, el Destructor Hercules y Santísima Trinidad, las corbetas Drummond y Grandville y el submarino Santa Fe. 

En forma simultanea a estos acontecimientos, la Fuerza Aérea efectúa vuelos hacia la capital de las islas, realizados por los Learjet 35 A del Grupo 1 Aerofotográfico, los que realizan varias pasadas de fotografía sobre la capital y alrededores. En la mayoría de estos vuelos, no se produjo aterrizaje alguno en el aeropuerto, con el pretexto de tener problemas en el tren de aterrizaje. Sin tener confirmación acerca del motivo de estos vuelos, supongo que el objetivo de estas misiones radicaba en recabar información de ultima hora sobre el terreno. 

La navegación hacia el sur fue mala. La fuerza de tareas debió sortear una fuerte tormenta, que provoco daños sobre dos helicópteros, dejándolos inutilizados. Pero lo que realmente afecto la programación del ataque fue el hecho de conocer que se había perdido el factor sorpresa de las acciones, ya que se tomo conocimiento que los habitantes de las islas habían sido alertados por Londres sobre la invasión, con lo cual había que adaptar el plan inicial a esta nueva contingencia, ya que era lógico esperar mayor resistencia a la prevista. 

En medio de una fuerte tormenta el Contralmirante Busser y sus subalternos son trasladados en el helicóptero del destructor Santísima Trinidad a bordo de este buque para una reunión de mandos. Luego de adaptado el plan inicial a las nuevas circunstancias, solo restaba que las diferentes unidades, pusieran a punto sus propios planes de operaciones y esperar hasta la 18.30hs del primero de Abril, hora en la cual, de no recibirse contraórdenes, se procedería con la operación. 

El nombre clave de esta operación era "Azul"; sin embargo, por iniciativa del Teniente Coronel Seineldin, quien se basó en sus creencias religiosas y en un hecho histórico ocurrido durante las invasiones inglesas de 1806, sugirió al Jefe de la operación rebautizar con el nombre de "Rosario" al operativo. Luego del correspondiente pedido de autorización, la operación adopta el nuevo nombre, con el que comúnmente se la conocerá a partir de ese momento. 

En todo momento y lugar de la historia humana se ha utilizado una buena causa para lograr fines egoístas e indecentes. Me parece que esto se aplica al curso de acción seguido por los integrantes de la Junta Militar. La situación social, política y económica del país se derrumbaba rápidamente, no existía un plan viable para modificar esta situación y había que dar un golpe tal, que no solo desviara la vista del pueblo de los problemas habituales a que debían enfrentarse, sino que también los borraran, por lo menos momentáneamente. Esto se logro de manera excelente. La manifestación contra el sistema de gobierno del 30 de marzo y la posterior del 2 de Abril para apoyar al mismo gobierno en el proyecto iniciado es un ejemplo cabal de ello. 

También encuentro puntos positivos para destacar. Haciendo memoria sobre nuestra historia como Nación, no conozco otro momento en la vida de nuestro país en donde hayamos estado tan unidos como pueblo frente a un problema. Recuerdo a mi vieja reuniéndose con vecinas para tejer pasamontañas y enviarlos al sur. Recuerdo programas televisivos solicitando ayuda por parte del pueblo para el esfuerzo de guerra, en donde ancianas donaban los bienes mas preciados que poseían. Recuerdo que en mi escuela, muchos profesores dejaban de lado el plan de estudios y nos poníamos a hablar sobre lo que significaba los acontecimientos que estábamos viviendo. 

En el ámbito regional, muchas naciones vecinas se colocaron a nuestro lado y ofrecieron su apoyo incondicional a nuestra causa. Si en algún momento hubo una posibilidad de aunar criterios y construir un futuro regional común, no dudo que ese momento fue durante esta guerra. 

Y también recuerdo que, desgraciadamente, con el fin del conflicto, todos esos sentimientos se desvanecieron con una rapidez asombrosa, alentados por los medios de comunicación. Se retrocedió de manera increíble en la posibilidad de poder idear un camino en común y tirar para el mismo lado. La frustración y desengaño que sufrimos como pueblo, nos hizo esconder a las Malvinas debajo de la alfombra, y no dejarla salir de allí. A la luz de los últimos 20 años de historia Argentina, creo que Malvinas junto con lo que ello genero, todavía esta allí guardado. 

Al mismo tiempo que nuestra escuadra sufría en el mar las consecuencias de la tormenta, el gobernador de las Falklands Islands, Rex Hunt, recibía de Londres los primeros informes sobre el intento argentino de recuperar el archipiélago. Entre las directivas recibidas, el mensaje le indicaba en forma implícita que los medios con los que contaba para la defensa de sus dominios eran los únicos con los que podría contar, y que actuara de acuerdo a su criterio. En síntesis: "Estás solo, Arreglate". 

La fuerzas de defensa de las islas era denominada oficialmente como Naval Party 8901. Estaba compuesta habitualmente por lo que en nuestro Ejercito se denomina a una Sección de Infantería de Marina reforzada, unos 40 hombres. Su armamento estaba constituido por armas livianas y como armas de apoyo poseían algunas ametralladoras todo propósito, similar a nuestras MAG, y algunos cañones antitanque que podían operarse desde el hombro de un infante. Como defensa antiaérea, encontré menciones que hablan de misiles Blowpipe, también operados desde el hombro. 

Para la fecha en que se produjo la recuperación de las islas, se estaba produciendo el recambio de la guarnición de las islas. Esto hizo que el número de efectivos de la misma este incrementado. Contando ambos contingentes armados, el estimado de efectivos ingleses para defender las islas era alrededor de 80 hombres, a los que se sumaron varios civiles de la reserva, mas estos reservistas solo cumplieron tareas de seguridad de algunos puestos importantes de la ciudad, como las plantas de servicios públicos y comunicaciones. El gobernador no podía disponer de su "componente naval", el HMS Endurance, ya que el mismo había sido despachado hacia las Georgias para resolver el tema de los chatarreros, y en ese momento se encontraba navegando a mitad de camino entre las dos islas. Solo tenia a disposición el MV Forrest, una lancha de poco mas de 25 metros de eslora, la que estaba dotada de radar.