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sábado, 11 de octubre de 2025

El accionar de los Canberras (2/2)

𝐂anberras detectados por la Flota (𝐩𝐚𝐫𝐭𝐞 𝟐)

𝘙𝘦𝘭𝘢𝘵𝘢𝘯: 𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵á𝘯 𝘌𝘥𝘶𝘢𝘳𝘥𝘰 𝘎𝘢𝘳𝘤í𝘢 𝘗𝘶𝘦𝘣𝘭𝘢 (𝘱𝘪𝘭𝘰𝘵𝘰). 𝘛𝘦𝘯𝘪𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘑𝘰𝘳𝘨𝘦 𝘚𝘦𝘨𝘢𝘵 (𝘕𝘢𝘷𝘦𝘨𝘢𝘥𝘰𝘳)





No sé que mecanismo o sentido me alertó, pero lo hice. Del vientre de una nube apareció un pequeño filete blanquecino con pasmosa velocidad. Se dirigía paralelo a mi rumbo, hacia el No 1. Cuando esa imagen se graba en mi retina ya estaba gritando con todas las fuerzas:
— ¡ Pájaro, abrite, un misil ! — ¡Ruptura!
Simultáneamente accioné violentamente los aceleradores a su tope máximo, todo el volante y pedal a la izquierda y atrás.
— ¡ Jorge, lanza bengalas y chaff, cada 15 segundos !
Pasé rozando el agua con mi ala izquierda, que se extiende a 10 metros de la cabina; pero sin sacar la vista del misil. El No 1 giraba rápidamente hacia la derecha, lo que quizás provocó que el Sidewinder calórico, enganchara la estela caliente del numeral 2, sumado a que éste iba más alto y que su trayectoria era aún lineal. Con desesperación grité:
— ¡ Guarda el 2 ! ¡¡¡Guarda el 2 !!!!
— ¡Vire carajo!.
— ¡ Dios !....
Ya era tarde… no tuvo tiempo de evadirlo. Vi el misil entrar en su motor derecho lo que no provocó ninguna explosión violenta como el lector podría imaginar, pero si provoco la destrucción progresiva del motor. En este instante perdíamos de vista la acción por el brusco cambio de rumbo. Pero el Capitán Baigorrí por estar virando hacia ese lado pudo ver la eyección y los dos hongos de los paracaídas, como así la caída del avión al agua con fuego en el motor derecho.
Nuestro pecho se conmovió instintivamente, si es que eso era posible, dadas las circunstancias que corrían, al pensar que nuestros amigos no tenían salvación en la inmensidad del mar abierto.
Realizando la mencionada maniobra el número 1 alcanzó a divisar la silueta oscura de un Sea
Harrier, que seguramente nos perdió en el radar y se lanzó a nuestra caza en forma visual. Por accidente la diferencia tecnológica momentáneamente se había achicado. Entraban en juego otros factores, habilidad, experiencia y, por qué no, providencia. En eso Jorge me dijo:
— ¡Eyectá los tanques de puntera loco!  Efectivamente con tanques nuestras posibilidades de evasión eran mínimas, ya que no podríamos superar los 700 Kms. por hora, con riesgo de desprenderse uno de ellos, provocando un impacto inevitable de la aeronave contra el agua al haber resistencia diferente en cada ala . Estiré la mano hacia el panel derecho para eyectarlos; pero la violencia de la maniobra incrementó el peso de mi brazo al punto de escaparle dos veces al botón 1-. En el tercer intento, y por el exceso de velocidad vimos salir catapultados hacia atrás sendos "tips". El avión crujió y se aceleró en forma brusca como si lo hubiesen soltado de golpe. En ese instante, coincidente con el lanzamiento de bengalas, sentí otro golpe o estremecimiento en la cola. Afiebradamente comprobé los comandos y le dije a Jorge:
— Pensé que nos habían dado pero anda todo bien.
— ¿ Pájaro ? — lo llamé porque debía consultarlo ya que era el jefe de esa unidad de combate, la escuadrilla ”Rifle” — ¿ qué hacemos ?
— "Volvemos individual". (Cada uno por su cuenta).
— "Ojo que nos andan buscando".
— "Eyectamos bombas de planos".
Realmente no tenía sentido seguir hacia el objetivo, detectados por los radares de la flota, con dos Harrier arriba y 300 Kmts. que aún nos separaban de la isla. Con gran congoja, por ser nuestro elemento ofensivo, lanzamos las bombas exteriores para poder acelerar aún más.



Mis ojos escudriñaban cada nube y cada chubasco y giraban de un lado a otro como el haz del radar. Sentía como la velocidad aumentaba y aparecían fuertes vibraciones en los comandos.
Lógicamente el resto de atención que me quedaba estaba afectado a no embestir la cresta de las olas. Pero Segat que no veía tanto hacia afuera, colaboraba con los instrumentos.
— ¡ Viejo ! ¡ Guarda la velocidad, que nos desarmamos !
Teníamos más de 950 km. por hora siendo la máxima, por límites estructurales 850 kmts por hora. Reduje aceleradores y me pegué más a la superficie del agua.
A continuación de algunas maniobras colocamos rumbo general 330° a Trelew, mientras sacábamos cálculos de consumo, por no saber si llegábamos con el alto gasto que ocasionaban la poca altura y velocidad de nuestro vuelo.
Era difícil de entender pero estábamos enfrentados inteligencia contra inteligencia, los segundos corrían y el golpe no llegaba.
— Che, parece que nos perdió. ¿ Cómo le irá al "Pájaro" ?
— Pájaro - Cobra - (mi indicativo normal) -¿ Cómo andas ?
— “¡ Bien loco ! No me enganchó”
— ¡ A mí tampoco Pichón !
En la penumbra del avanzado atardecer, me pareció ver buques con reflectores grisáceos. -
¡Estábamos rodeados por la flota !. Se me apretó el corazón.
— ¡ Estamos rodeados, veo fragatas por todos lados, no tengo por donde pasar !
Aunque no había forma de distinguirlos estaban demasiado cerca del continente por lo que dedujimos eran de la Armada Argentina. Dada la forma de nuestra aparición eso no era ninguna garantía de supervivencia si no alcanzábamos a avisarles, pues con toda seguridad en sus pantallas veían acercarse aun agresor. — ¡Jorge, ¡urgente!, con la clave, llama en la frecuencia de los "Navis", que son nuestros. Yo por las dudas miro afuera para tratar de esquivar si nos tiran algo.



Todo ocurría tan vertiginosamente que los sentidos parecían lentos y torpes.
— ¡ “Lobo – Matienzo” ! (Llamada en clave).Prontamente arreciaron las llamadas de distintos buques pidiendo autenticación. (Confirmación por medio de códigos especiales). Lo que quería decir que estaban a punto de tirarnos con todo. Con un poco de alivio hicimos enlace con unaa fragata que nos recibió el informe adelantado y pedido de auxilio:
— Escuadrilla Rifle, tres Canberras, fuimos interceptados por aviones Harrier a 150 millas náuticas por el radial 330 de Malvinas. Un Canberra derribado por misil aire-aire, dos tripulantes eyectados.
— Recibido, enviamos el informe y para el rescate informamos al Aviso "Alférez Sobral" (Que en esta empresa fuera atacado).
Regresamos de noche junto con el "Palito" Nogueira, que por avería o falla de sus equipos de navegación, sumada a la falta de su puntera izquierda, venía casi sin combustible al aterrizaje.
Toda la gente, Oficiales, Suboficiales y Civiles nos esperaba al bajar. Nos abrazaron y sufrieron silenciosamente por la caída de nuestros camaradas el 1eer.Teniente "Coquena" Mario González y el Teniente "Pituso" De Ibáñez .
De ahí me fui a la capilla de la Base. Entré, estaba a oscuras. Recé por los camaradas caídos.
Y a medida que me acostumbraba a la penumbra me encontré con muchas siluetas que me acompañaban. Estábamos todos allí. Asumimos nuestra pérdida, "Levantamos el guante" y comenzamos la espera con la "vela de las armas" para asestar nuestro "golpe de maza" (símbolo de nuestro escudo de combate).
Luego de este traspié la F.A.S.2 -nos dejó varios días inactivos por considerar que nuestra lentitud con tanque de puntera colocados y la falta de repuestos para eyectarnos en todas las misiones, agregadas a las condiciones momentáneas de la batalla hacían excesivamente riesgosa nuestra operación.
Estábamos "tascando el freno", cada camarada que caía era una espina clavada en el alma y un multiplicador de nuestra impotencia.
Llegó el desembarco de San Carlos. Mientras se realizaban los primeros ataques de escuadrillas argentinas a la flota en la Bahía, organizábamos una salida de ocho Canberras con ocho bombas de 1.000 Ibs cada uno, con una escolta de Mirage III, previamente coordinada.
El Mayor Chevallier, a cargo del Escuadrón en ese momento, expuso la misión a la F.A.S. El bombardeo sería de zona desde 15.000 mts. de altura, cubriendo un paño de terreno de 2.000
Mts. por 2.000 mts., con 64.000 Ibs. de bombas (32.000 Kgs.) para destruir o desmembrar la cabeza de playa. El sistema de puntería sería visual y/o con el apoyo del "amado radar de Puerto
Argentino". Este sistema se utilizó en varias ocasiones logrando batir objetivos, consistiendo básicamente en calcular interpolando los vientos existentes desde el terreno hasta la altura de lanzamiento, compatibilizados con la trayectoria balística de la bomba y de esta forma obtener un punto de lanzamiento y a órdenes del radar todos descargar sus bombas. Las posibilidades de retorno eran estimadas en el 40% pero la importancia del blanco hizo que la mayoría nos ofreciéramos como voluntarios. La iniciativa fue bien recibida por la F.A.S. La orden llegó. Alcanzaron a despegar tres aviones y nos ordenaron regresar al aterrizaje. Quizás por haberse desperdigado la cabeza de playa, o por la alta posibilidad de derribo o por otras razones de comando que no llegaron a nuestro conocimiento. Lástima, era una misión a nuestra justa medida.



Si bien no pudimos llevarla a cabo a partir de allí comenzamos a operar en las famosas (entre las tropas enemigas) misiones nocturnas que nos ganó el apodo de "Murciélagos". En sus dos variantes: las rasantes, donde luchábamos contra la poca visibilidad, la meteorología, la tortuosa navegación, la temida proximidad al agua y obstáculos y la dificultad de encontrar el blanco. Naturalmente también contra las defensas del enemigo. Con la ventaja de ser sorpresiva y evitar los sistemas defensivos de gran alcance. Y las nocturnas de altura que nos facilitaba mucho la navegación pero estábamos más expuestos a los misiles de fragatas. Así regresamos, penetramos las defensas del enemigo, a veces a velocidades irrisorias para cuidar el combustible y los tanques y los golpeamos muy duro. Vale el testimonio del Teniente Lucero, que todos vimos en la filmación de la Fuerza Aérea al ser rescatado del agua por los ingleses. Por aquellos días se hallaba internado en un hospital de campaña en San Carlos, cuando a la media noche uno de nuestros ataques hizo temblar con sus bombas toda la zona lo que ocasionó su evacuación inmediata para recibir, según le manifestaban Médicos Ingleses, gran cantidad de heridos y muertos (Quizá más de los que reconocieron en toda la guerra). Un inglés le dijo:  -"Hubo mucha sangre hoy aqui" . Otro testimonio es el recogido por corresponsales extranjeros que indican que los bombardeos al Monte Kent (algunos relatados anteriormente) produjeron la destrucción de un vivac con tropas y gran cantidad de pertrechos bélicos, acopiados para la irrupción final a Puerto Argentino. La que aparentemente debió postergarse y derivó en el desembarco de Bahía Agradable, que como sabemos fue muy "desagradable" para ellos. Coincidentemente el Capitán Pastrán, piloto derribado de Canberra, fue interrogado insistentemente por la inteligencia enemiga sobre el sistema que utilizamos para apuntar con precisión y sin visibilidad, ya que en dos ocasiones batimos el puesto de comando. De las declaraciones recogidas informalmente de ex-prisioneros se corroboró el temor permanente de las tropas invasoras a los bombardeos nocturnos. Pasado el tiempo llegó a mis manos una revista Air-Pictorial, donde se publica un artículo de George Baldwin, titulado: (Operaciones de Sea Harrier en las Falklands", donde entre otras cosas enuncia: (lo encerrado entre paréntesis es de mi pluma con fines esclarecedores) "Al atardecer (1° de mayo) tres Canberras argentinos fueron avistados cerca de la flota (escuadrilla del Capitán  Nogueira) con los radares de abordo y luego perdidos, pero el rumbo del alejamiento fue tomado por un piquete (helicóptero con radar asociado al de una fragata) y pasado a una PAC (patrulla aérea de combate dos Harrier vistos por la escuadrilla “Ruta”). Prontamente salieron en su busca los Harrier, que poco después hicieron contacto con los Canberras argentinos con sus radares



Blue Fox (persiguiendo a la escuadrilla ”Ruta”). (Casualmente dieron con nosotros que veníamos en trayectoria opuesta). Los Canberras volaban a 50 pies (error de apreciación ya que volábamos a mucho menor altura) y eyectaron sus bombas (incorrecto ya que eyectamos solamente los tanques de puntera y luego del derribo). El Teniente Al Curtis, que después murió, disparó su Sidewinder y vio su blanco explotar (esto ocurrió antes de lo relatado en el párrafo anterior y el blanco no explotó); presto buscó el último Canberra dañado por otro Sidewinder disparado por el Teniente Comandante Mike Brodwater. (No nos derribó porque volábamos a dos metros del agua, por la ruptura oportuna y por el lanzamiento de bengalas; aunque evidentemente detonó bajo la panza de nuestro avión). Este avión escapó lo mismo que el otro Canberra . Pero se calcula que fue dañado e improbable que haya regresado a la base (en carta dirigida a los nombrados destinatarios con todas las consideraciones antes escritas agrego que doy fe de que ¡ sí regresamos a nuestra base y que lanzamos con posterioridad varias toneladas de bombas sobre sus tropas

domingo, 5 de octubre de 2025

El accionar de los Canberras (1/2)

Canberras detectados por la Flota (𝐩𝐚𝐫𝐭𝐞 𝟏)

𝘙𝘦𝘭𝘢𝘵𝘢𝘯: 𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵á𝘯 𝘌𝘥𝘶𝘢𝘳𝘥𝘰 𝘎𝘢𝘳𝘤í𝘢 𝘗𝘶𝘦𝘣𝘭𝘢 (𝘱𝘪𝘭𝘰𝘵𝘰). 𝘛𝘦𝘯𝘪𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘑𝘰𝘳𝘨𝘦 𝘚𝘦𝘨𝘢𝘵 (𝘕𝘢𝘷𝘦𝘨𝘢𝘥𝘰𝘳)
 

 


El 2 de Abril fue inmensa nuestra sorpresa y alegría. Apenas recuperados del evento comenzamos entusiasmados nuestras elucubraciones de combate. Con el 1er. Teniente Marcelo Adolfo Siri (Navegador) nos "fabricamos" el vuelo de Canberra hacia la zona de operaciones con el objeto de comprobar distancias y resultados de bombas y espoletas en el agua. Esto trajo aparejadas "cargadas" por parte de varios oficiales; era obvio nuestro interés por estar a la brevedad en la zona recientemente recuperada. Realmente era como el irresistible canto de la sirena.
Así lo hicimos, aterrizamos en la Base Aeronaval Trelew y fuimos recibidos con patriótica algarabía.
Efectuamos varios vuelos en el mar siguiendo distintos patrones de bombardeo y otras prácticas para ganar experiencia que no teníamos. Como siempre SIRI dio muestras de sus excelentes aptitudes como navegador y bombardero, aunque comencé a notar que le aquejaban terribles dolores. Pese a sus esfuerzos por ocultarlos, en ocasiones se le escapaban conmovedores quejidos. (Tenía una enfermedad incurable). Así esperábamos la hora del combate, pero la flota fue más lenta que su enfermedad. Iniciadas las operaciones y ocultando grandes sufrimientos, me pidió que lo llevara de cualquier manera hasta el avión y lo ayudara a atarse para poder ir al combate, a lo que no accedí ya que su aptitud física estaba marcadamente disminuida, el margen de supervivencia era nulo en caso de derribo y en el mejor de los casos su estado se agravaría. Lloró conmigo de impotencia, como el buen soldado que no puede defender lo suyo. Pocos meses después de finalizada la contienda, ya en conocimiento pleno de su enfermedad libró su última batalla con la misma voluntad de aquellos días. Es imperiosa la mención de estos antecedentes para valorizar la personalidad de este luchador. Vaya este pequeño homenaje para la "Lombriz" Siri y sus hijos, para que siempre sepan de su valor.
Ante la inminente llegada de la flota, constituimos las tripulaciones estables compatibilizando criterios de eficiencia, experiencia y afinidad. Durante el conflicto el 1er. Teniente Jorge Segat fue mi inseparable navegador. Por momentos nos sentíamos eufóricos y luego de investigar las capacidades del enemigo, evadíamos los análisis entregándonos aun campeonato de dardos, en el que el centro mosca era la imagen de la señora Thatcher. (Nada que ver con el vudú, solamente era una buena terapia). La espera era dura, me recordaba la imagen del padre frente a la sala de partos. La tensión creciente y el incremento de secreciones glandulares consecuentes produjo fenómenos extraños: el más fantástico fue que el "Gordo" Cardo (la mascota del grupo) adelgazara; otros que en sueños realizaban maniobras evasivas se rompieron la cabeza contra el suelo; algunos no dormían; se les caía el cabello y así variadas alteraciones fuera de lo común. El olfato nos dijo que esto se iba alargando, por lo que con Segat, Sproviero y otros fanáticos nos dedicábamos, metódicamente, de noche y fuera de alerta, fue a hacer gimnasia. Hoy sé que fue importantísimo su efecto en nuestros posteriores vuelos nocturnos "casi a ciegas", donde pudimos ver cosas adivinando. Según los expertos esto fue probable solo por poseer condiciones psicofísicas muy buenas. Como sello identificatorio y por mi afición al karate y a las pesas me quedó el apelativo: "Musculito".



El 26 de Abril se llevó a cabo la difícil e infructuosa misión de tres Canberras a las Georgias. Agregando el paulatino avance de la flota, se multiplicaban en nosotros las ansias de "la lucha justa" y también el miedo, por supuesto. No el miedo instintivo, ingobernable, sino el temor lógico al futuro de los hijos sin padre, a perder el numeral que confía ciegamente en nuestra pericia, o ser combativamente inferior al enemigo, o equivocarse en las decisiones, o no llegar al blanco, o bombardear propias tropas, etc.; y ¿por que no?, dejar este cuerpo material que, malo o bueno, es nuestro y nos acompañó unos cuantos años.
Fue posible vencer el obstáculo porque paulatinamente se nos fueron cayendo "los velos" y nos descubrimos a nosotros mismos. Supimos que amábamos la tierra de nuestros padres e hijos y que necesitábamos esencialmente del Principio y Fin de todas las cosas: Dios. No soy original en los conceptos, pero no me despreocupa el serlo, la historia del hombre es una viva reiteración.
Lo que sí me importa es rescatar algún valor que nos han prodigado estos jóvenes, fieles exponentes de la sociedad argentina que con sus pocos años y experiencias son educadores ejemplares de las cosas trascendentales. Ellos nos recuerdan que debemos ser el estandarte de la cultura Greco-Romana pura y no el apéndice putrefacto de la cultura del "Dios oro". Los cómodos y descreídos enjuiciarán esas abstracciones como "quijotadas", "tonterías", "utopías",
"ideales perimidos", o como quieran llamarles, pero jamás podrán con ellos.
Cuatro horas del día 1 ° de Mayo. El Mayor Vivas, jefe del Escuadrón, golpeando las puertas de los alojamientos gritó:
— ¡ Atacan Puerto Argentino !
— ¡ Arriba todo el mundo !
No quiero asegurarlo pero creo haber escuchado que alguno salió con una bota de vuelo dos números más chica y viceversa.
Las dos escuadrillas de alerta se subieron a los aviones quedando encerrados y atados. A fuerza de ser claro, debo decir que la imposibilidad de mínimos movimientos produce diversas molestias, en piernas, espalda, cuello, etc., que con el correr de las horas se hace dolorosa. A propósito de estos datos que he ilustrado fue que improvisamos una escuadrilla para relevar a los que llevaban largas horas en esa condición. Total era por un ratito... ¡ error !... a breves minutos de reemplazarlos, llegó la primera orden fragmentaria que consistía en dos salidas de tres aviones con 30 minutos de intervalo.
Salió la primera escuadrilla: "Ruta". Integrada por el Capitán Nogueira como jefe, Capitán
Sánchez, Navegador, Teniente Cooke - Capitán Lozano de No 2 y Capitán Rodino- 1er. Teniente
Dubroca de N° 3.
Nuestro blanco eran lanchas y tropas de desembarco al norte de la isla Soledad. Cumplido el lapso preestablecido decolamos como guía el Capitán Alberto Baigorrí con el Mayor Rodeiro, de numeral 2 el Teniente De Ibáñez con el 1er.Teniente Mario González y como numeral 3 quienes relatan. La estructuración de la Escuadrilla no fue azarosa sino que el guía debe ser el más experimentado, sucediéndole en aptitudes y comando el No 3, que a su vez brinda protección defensivo-evasiva a todo el grupo (en este caso el No 1 y 3 éramos jefe de escuadrilla titulares) y el numeral 2 que va colocado en el medio, es el piloto más "nuevo", que como tal debe ser cuidado.
Ascendimos alrededor de 10.000 metros, para ahorrar combustible, iniciando el descenso próximos a la zona de captación radárica del enemigo, para no ser detectados. Un dato de interés es que el avión Canberra; produce en el radar un eco exactamente tres veces más grande que un avión tipo Mirage y se percibe desde el doble de distancia en guales condiciones. Volábamos casi tocando el agua, el No 1 dejaba un torbellino de espuma en el aire. Bruscamente, por el alcance de las ondas de VHF (Radio) comenzamos a escuchar gritos entrecortados y luego más claros:
— ¡ Bien pibe, lo pusiste de traste, lo tumbaste !
Otro decía: — ¡ Me eyecto !
Otro: - ¡ Me dieron. No puedo tenerlo. Me voy a la isla!
Este último parecía ser el Capitán Nogueira (“Ruta”). Efectivamente lo era, por la poca visibilidad reinante, no vieron hasta estar demasiado cerca que el desembarco había sido rechazado y la flota había aproximado a la costa para proteger el repliegue. Así se encontraron con una pared defensiva entre ellos y el objetivo. Segundos más tarde vieron notables destellos que iluminaron dos fragatas y luego, como tomando forma de la nada, varios misiles de gran porte y color blanco que se orientaban hacia ellos. Milagrosamente, por haberlos visto salir, pudieron esquivarlos. Pasando dos de ellos entre los aviones. Se produjo entonces la ruptura (desprendimiento de los aviones) defensiva. Evidentemente varias andanadas de misiles salieron en su búsqueda, de los cuales uno detonó cerca de la puntera del ala izquierda del guía, volándola como si fuese de papel de cigarrillo. La proximidad al agua evitó el impacto directo pero la pérdida del control producida por la explosión convirtió al agua en un virtual enemigo, evitando por centímetros la fatal colisión. Recuperado el control, vio salir a su encuentro una sección de Harrier (P.A.C.) del portaaviones cosa que providencialmente lo hizo desistir de aterrizar en Puerto Argentino y le evitó correr la misma suerte que el Capitán García Cuerva (M-III).



El navegador Capitán Sánchez al sentir el impacto dijo:
— ¡ Me eyecto !
— ¡ No ! ¡ No ! ¡Para, quédate!
Ante la propia limitación por avería del "Palito" Nogueira , para acelerar adecuadamente y evadir los interceptores ordenó a sus numerales regresar a la base, quedándose él como señuelo. El "Pájaro" Baigorrí y yo lo llamábamos para saber de su suerte. De ese enlace y otros que se oían dedujimos que la sombrilla aérea de M-III regresaba al continente por combustible, dejándonos sin protección. Y que el desembarco inglés se había suspendido.
— ¿ Escuchaste Pájaro ?
— ¡Sí, le voy a preguntar al "Palito" !
— “Ruta – Rifle” (llamado de escuadrillas)
Sin recibir respuesta perforábamos lloviznas y nubes desgarradas. Ya ni nos acordábamos del temblor de las piernas; del baño turco, ni de las incomodidades del asiento.
Observamos con Jorge, que desde su cubil era "todo ojos", que el número 2, De Ibáñez, se desplazaba algunos metros hacia arriba, seguramente para aliviar la tensión extrema que provoca el volar tan bajo.
Lo llamé:
— ¡ Rifle 2; baje!
Momentáneamente descendió, aunque con tendencia a subir. Como los dos aviones de adelante, tenían espoletas que harían estallar sus bombas muy cerca mío, fui tomando la conveniente distancia para evitar sus esquirlas. Nos encontrábamos a 300 kmts del objetivo.
En ese momento algo indescriptible me impulsó a mirar hacia la derecha, forzando la natural posición del asiento.

martes, 12 de agosto de 2025

Análisis ruso de la guerra de Malvinas

 

¿Malvinas o Falklands? Hace treinta y tres años comenzó la Guerra Anglo-Argentina

  A pesar de que la mayoría de las colonias asiáticas, africanas, americanas y oceánicas de las potencias europeas y de Estados Unidos obtuvieron su independencia política durante el siglo XX, es prematuro hablar del fin definitivo de la era colonial. Y ni siquiera se trata de que los países occidentales controlen realmente por completo la economía y la política en muchas antiguas posesiones coloniales. Hasta ahora, la misma Gran Bretaña tiene posesiones coloniales pequeñas, pero de gran importancia estratégica, en todas partes del mundo. Una de estas posesiones, situada a miles de kilómetros de Gran Bretaña propiamente dicha, son las Islas Malvinas. Desde que comenzó la colonización en 1765, estas pequeñas islas frente a la costa de la Argentina moderna han sido territorio en disputa.

Territorio en disputa

Toda la historia de las Islas Malvinas en los tiempos modernos y contemporáneos es la historia de una gran disputa entre los británicos y los españoles (luego reemplazados por los argentinos) sobre quién tiene realmente el derecho prioritario de poseer las islas estratégicamente importantes. Los británicos creen que las islas fueron descubiertas en 1591-1592. Navegante británico John Davis, quien sirvió como capitán de barco en la expedición del famoso navegante y corsario británico Thomas Cavendish. Sin embargo, los españoles afirman que la isla fue descubierta por marineros españoles. Antes de la colonización europea, las Malvinas estaban deshabitadas. En 1764, el navegante francés Louis Antoine de Bougainville llegó a la isla y creó el primer asentamiento en la isla de East Falkland: Port Saint-Louis. Sin embargo, en enero de 1765, el navegante británico John Byron, que desembarcó en la isla Saunders, la declaró territorio de la corona británica. En 1766 se estableció allí un asentamiento británico. Sin embargo, España, que adquirió de Bougainville el asentamiento francés en las Malvinas, no iba a tolerar la presencia de los británicos en las islas. Cabe señalar aquí que la disputa entre españoles (argentinos) y británicos por la cuestión de la propiedad de las islas también se refleja en el plano toponímico. Los británicos llaman a las Islas Malvinas por el Paso de las Malvinas entre las dos islas principales. En 1690, este estrecho recibió su nombre en honor al vizconde Anthony Carey de Malvinas. Los españoles, y más tarde los argentinos, utilizaron el nombre Malvinas para designar las islas, elevándolo al nombre francés que le dio a las islas el Capitán Bougainville en honor a los primeros colonos, los marineros bretones del puerto francés de Saint-Malo.




En 1767, se nombró un gobernador español para las Islas Malvinas y, en 1770, las tropas españolas atacaron el asentamiento británico y expulsaron a los británicos de la isla. Sin embargo, según el tratado entre España y Gran Bretaña, ya en 1771 los británicos recuperaron su asentamiento en Port Egmont. Así, a finales del siglo XVIII, tanto Gran Bretaña como España seguían reclamando la propiedad de las islas. Pero los británicos evacuaron las Malvinas en 1776, cuando Londres abandonó muchas colonias de ultramar antes de la Guerra de Independencia de Estados Unidos para reunir fuerzas. Los españoles, a diferencia de los británicos, mantuvieron un asentamiento en las Islas Malvinas hasta 1811. El asentamiento español fue parte del Virreinato del Río de la Plata. En 1816, como resultado de la descolonización, el Virreinato del Río de la Plata declaró su independencia y pasó a ser Argentina soberana. Las Islas Malvinas fueron declaradas parte del territorio argentino. Sin embargo, en realidad, el joven gobierno argentino tenía poco control sobre la situación en las Malvinas. En 1828, el empresario Louis Vernet, que se dedicaba a la pesca de focas, fundó un asentamiento en la isla. Las islas eran de gran interés comercial para él, por lo que recibió permiso del gobierno argentino para establecer un asentamiento allí. Mientras tanto, los balleneros estadounidenses también pescaban focas en las aguas costeras de las Islas Malvinas. Esto no agradó a Verne, quien se consideraba el propietario soberano de las islas y reclamaba el monopolio de la producción de focas en las aguas territoriales de las Islas Malvinas. Los hombres de Vernet capturaron varios barcos estadounidenses, provocando una respuesta de Estados Unidos. Un buque de guerra estadounidense llegó a las Islas Malvinas y arrestó a varios habitantes del asentamiento de Vernet. Estos últimos también abandonaron la isla. En 1832, las autoridades argentinas intentaron recuperar el control de las islas y enviaron allí un gobernador, pero fue asesinado. El 2 de enero de 1833, los británicos anunciaron sus reclamos sobre las Malvinas, cuyo destacamento desembarcó en las islas. Pero no fue hasta el 10 de enero de 1834 que se izó oficialmente la bandera británica sobre las islas y se nombró a un “oficial naval residente”, cuyos poderes incluían la gestión de las Malvinas. En 1842 se introdujo el cargo de Gobernador de las Islas Malvinas. Argentina, por supuesto, no reconoció la toma de las Islas Malvinas por parte de los británicos y continuó considerándolas su territorio y llamándolas Islas Malvinas. Desde hace casi dos siglos, los argentinos han estado muy preocupados por la presencia de los británicos en las islas. Sin embargo, las Malvinas están habitadas principalmente por descendientes de inmigrantes británicos, escoceses e irlandeses. Por lo tanto, las simpatías de la población local están más bien del lado de Gran Bretaña, y Londres lo aprovecha con éxito, justificando su derecho a poseer las islas.


De la Operación Antonio Rivero a la Operación Rosario





Las disputas entre Gran Bretaña y Argentina sobre la propiedad de las islas han continuado durante casi doscientos años. Pero hasta la segunda mitad del siglo XX fueron de carácter diplomático y no llevaron a un enfrentamiento abierto entre la mayor potencia colonial del mundo y uno de los estados más grandes de América Latina. Sin embargo, en la década de 1960 hubo un intento de invasión armada de los argentinos al territorio de las Islas Malvinas, pero no fue emprendida por tropas gubernamentales, sino por miembros de la organización nacionalista argentina Tacuara. Los patriotas argentinos planearon desembarcar en las Malvinas y proclamar la creación del Estado Nacional Revolucionario Argentino en las islas. La operación planeada por los nacionalistas se llamó "Antonio Rivero", en honor al legendario revolucionario argentino, allá por 1833, inmediatamente después de la captura de las islas por los británicos, que se rebelaron allí contra los colonialistas. El primer intento de “desembarco revolucionario” en las islas fue la acción de Miguel Fitzgerald. Este patriota argentino de ascendencia irlandesa voló a las islas el 8 de septiembre de 1964 en un avión privado, izó la bandera argentina y entregó un ultimátum a un funcionario local ordenando la devolución inmediata de las Islas Malvinas a Argentina. Naturalmente, no hubo reacción de las autoridades británicas ante el acto de Fitzgerald. En 1966, un grupo de activistas del movimiento Nueva Argentina, liderados por Dardo Cabo, secuestraron un avión de Aerolíneas Argentinas y aterrizaron en el aeropuerto de la capital de las islas, Puerto Stanley. Una treintena de personas que formaban parte del grupo de nacionalistas argentinos declararon la devolución de las islas a Argentina. Sin embargo, el intento de descolonización fracasó: los argentinos fueron deportados de las Islas Malvinas por un destacamento de los Royal Marines británicos.

Sin embargo, los intentos fallidos de reclamar derechos sobre las Malvinas no apagaron el ardor de los argentinos, que querían acabar de una vez por todas con las huellas de la presencia colonial británica frente a las costas de su país. También en 1966 se organizó un viaje a las costas de las Islas Malvinas para el submarino argentino Santiago del Estero. Formalmente el submarino se dirigía a la base naval de la flota argentina en Mar del Plata, pero en realidad se enfrentó a tareas completamente diferentes. A 40 kilómetros al sur de Puerto Stanley, desde un submarino desembarcaron seis fuerzas especiales argentinas de la unidad Buzo Tactico (Grupo de Buzos Tácticos de la Armada Argentina). En dos grupos de tres militares, fuerzas especiales argentinas realizaron reconocimientos de la zona con el objetivo de determinar las ubicaciones óptimas para un posible desembarco anfibio. Así, el mando militar argentino no abandonó el probable escenario contundente de la reunificación de las Islas Malvinas con Argentina, aunque la dirección del país intentó solucionar este problema diplomáticamente. Autoridades argentinas a lo largo de los años 1970. negoció el estatus de las islas con Gran Bretaña, que finalmente llegó a un callejón sin salida a finales de la década. Además, en 1979 se estableció en Londres el gobierno de Margaret Thatcher, que se mostró negativo ante la descolonización de las posesiones británicas. Sin embargo, también se estaban produciendo cambios políticos en la propia Argentina, lo que contribuyó a agravar las contradicciones anglo-argentinas. El 22 de diciembre de 1981, como consecuencia de un golpe militar, llegó al poder en Argentina el teniente general Leopoldo Galtieri. Leopoldo Fortunato Galtieri Castelli (1926-2003), de 55 años, descendiente de inmigrantes italianos, hizo una carrera seria en el ejército argentino, comenzando su servicio como cadete de la academia militar a la edad de 17 años y en 1975 ascendiendo a la categoría Grado de comandante del Cuerpo de Ingenieros de la Argentina. En 1980 se convirtió en comandante en jefe del ejército argentino y un año después tomó el poder en el país. El general Galtieri esperaba que al devolver las Islas Malvinas a Argentina ganaría popularidad entre la población del país y pasaría a la historia. Además, tras llegar al poder, Galtieri visitó Estados Unidos y fue bien recibido por Ronald Reagan. Esto convenció al general del apoyo de Estados Unidos, lo que, en su opinión, le dio vía libre para lanzar la operación en las Malvinas. Como suele ocurrir en este tipo de situaciones, el mando militar argentino decidió iniciar la devolución de las Islas Malvinas con una provocación. El 19 de marzo de 1982, varias decenas de trabajadores de la construcción argentinos desembarcaron en la isla de Georgia del Sur, catalogada como deshabitada. Explicaron su llegada a la isla por la necesidad de derribar la antigua estación ballenera, tras lo cual izaron la bandera argentina en la isla. Naturalmente, tal acto no podía pasar desapercibido para la administración de las Islas Malvinas. Los soldados de la guarnición británica intentaron deportar a los trabajadores de la isla, tras lo cual Argentina lanzó una operación militar.


El plan de desembarco en las Islas Malvinas fue elaborado por Jorge Anaya, según cuyos planes, luego de los preparativos para el desembarco por parte de unidades de fuerzas especiales de la Armada Argentina, se suponía que el 2.º Batallón de Infantería de Marina aterrizaría en vehículos blindados anfibios de personal LTVP. Los infantes de marina debían desembarcar desde los buques Cabo San Antonio y Santísima Trinidad, y la cobertura de la operación quedó a cargo de la Task Force 20, que incluía al portaaviones Veinticinco de Mayo, cuatro destructores y otros buques. El mando de la unidad naval fue ejercido por el Vicealmirante Juan Lombardo (n. 1927), participante en el ataque submarino de 1966. El mando directo de las unidades de marina y fuerzas especiales fue confiado al Contraalmirante Carlos Alberto Busser (1928-2012) .

El 2 de abril de 1982 se inició la operación para capturar las Islas Malvinas. El desembarco de tropas argentinas se inició con el hecho de que alrededor de las 04.30 horas del 2 de abril de 1982, un grupo de ocho nadadores de combate de las fuerzas especiales navales argentinas "Buzo Táctico" del Comando de las Fuerzas Navales Submarinas desembarcó desde el submarino "Santa Fe". en tierra en la Bahía de York. Las fuerzas especiales capturaron la baliza luminosa y prepararon la costa para el desembarco del principal contingente del ejército argentino. Siguiendo a los comandos, hasta 600 marines desembarcaron en la costa. Las unidades argentinas lograron neutralizar rápidamente la resistencia de una compañía de los Royal Marines británicos estacionada en las islas, que contaba con sólo 70 soldados y oficiales, y un destacamento de 11 marineros. Sin embargo, durante la breve defensa de la isla, los británicos lograron matar al capitán de marina argentino Pedro Giachino. Luego, el gobernador británico R. Hunt ordenó a los marines que detuvieran la resistencia, lo que ayudó a evitar víctimas. Desde entonces, y desde hace treinta y tres años, el 2 de abril se celebra en Argentina como el Día de las Islas Malvinas, y en todo el mundo se considera la fecha del inicio de la Guerra Anglo-Argentina de las Malvinas.


 
- Elementos de las fuerzas especiales navales argentinas "Buzos Tácticos" en Port Stanley

El gobierno argentino anunció oficialmente la anexión de las Islas Malvinas, rebautizadas como Malvinas, a Argentina. El 7 de abril de 1982 se realizó un acto solemne de toma de posesión del gobernador de las Islas Malvinas, a quien Galtieri nombró al general Menendoz. La capital de las islas, Puerto Stanley, pasó a llamarse Puerto Argentino. En cuanto al gobernador británico Hunt y varias docenas de marines británicos que servían en la guarnición de Port Stanley, fueron evacuados a Uruguay. En general, el mando argentino, que no quería una guerra seria con Gran Bretaña, inicialmente buscó evitar bajas humanas entre las tropas enemigas. Los comandos argentinos tenían la tarea de simplemente “expulsar” a los marines británicos de las islas, sin utilizar armas letales, en la medida de lo posible. Y, de hecho, la captura de las islas se produjo prácticamente sin víctimas: el único muerto fue un oficial argentino que comandaba una de las unidades navales.

Durante la operación para capturar la isla de Georgia del Sur se produjeron bajas más importantes. El 3 de abril la fragata argentina Guerrico se acercó a la isla con 60 soldados y oficiales del 1er Batallón de Infantería de Marina de la Armada Argentina a bordo. En el operativo también participó un helicóptero argentino. Un destacamento de 23 marines británicos estaba estacionado en la isla de Georgia del Sur. Al notar el acercamiento de la fragata argentina, le tendieron una emboscada y cuando un helicóptero con un segundo grupo de paracaidistas apareció sobre la isla, los marines británicos lo derribaron con un lanzagranadas. El helicóptero se quemó y dos argentinos que lo transportaban resultaron heridos. Luego la isla fue atacada por la fragata Guerrico, tras lo cual la guarnición británica de Georgia del Sur se rindió. Las bajas del lado británico durante la batalla por la isla incluyeron un infante de marina levemente herido, mientras que el lado argentino perdió tres o cuatro soldados y siete resultaron heridos.

La reacción de Londres ante los acontecimientos era bastante esperada. Gran Bretaña no podía permitir que las islas cayeran bajo el dominio argentino, especialmente de una manera que ensombreciera la reputación de una gran potencia marítima. Como de costumbre, el gobierno británico declaró la necesidad de mantener el control sobre las Islas Malvinas debido a la preocupación por la seguridad de los ciudadanos británicos que viven en el archipiélago. La primera ministra británica, Margaret Thatcher, dijo: “Si las islas eran capturadas, entonces sabía exactamente lo que había que hacer: había que devolverlas. Después de todo, nuestra gente está en las islas. Su lealtad y devoción a la Reina y al país nunca estuvieron en duda. Y como suele ocurrir en política, la cuestión no era qué hacer, sino cómo hacerlo”.

Guerra anglo-argentina en el mar y en el aire

Inmediatamente después del desembarco de las tropas argentinas en las Malvinas el 2 de abril de 1982, Gran Bretaña rompió relaciones diplomáticas con Argentina. Se congelaron los depósitos argentinos en bancos del Reino Unido. La respuesta de Argentina fue prohibir los pagos a los bancos británicos. Gran Bretaña envió una armada a las costas de Argentina. El 5 de abril de 1982, un escuadrón del grupo de trabajo de la Armada británica, formado por 2 portaaviones, 7 destructores, 7 barcos de desembarco, 3 submarinos nucleares y 2 fragatas, partió de Portsmouth, Gran Bretaña. El apoyo aéreo del escuadrón fue proporcionado por 40 cazabombarderos de despegue vertical Harrier y 35 helicópteros. Se suponía que el escuadrón entregaría un contingente de ocho mil soldados británicos a las Malvinas. En respuesta, Argentina comenzó a movilizar reservistas en las fuerzas armadas del país y el aeropuerto de Puerto Argentino comenzó a prepararse para dar servicio a aviones de la Fuerza Aérea Argentina. El Consejo de Seguridad de la ONU también reaccionó a lo sucedido. Ya el 3 de abril de 1982 se adoptó una resolución que pedía una solución a la situación de conflicto mediante negociaciones pacíficas. La mayoría de los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU apoyaron la exigencia de retirar las unidades de las Fuerzas Armadas argentinas del territorio de las Islas Malvinas. La Unión Soviética se abstuvo. El único país representado en el Consejo de Seguridad de la ONU que votó en contra de la resolución fue Panamá. La Unión Soviética adoptó una posición pasiva ante la cuestión del conflicto anglo-argentino. Aunque Estados Unidos y Gran Bretaña temían que la URSS comenzara a suministrar armas a Argentina, aprovechando la situación actual para debilitar la posición de la coalición angloamericana en la política internacional, esto no sucedió. La Unión Soviética libró una guerra difícil y sangrienta en Afganistán y simplemente no llegó a la costa sudamericana. Además, el régimen argentino del general Gastieri era ideológicamente ajeno al poder soviético y, en consecuencia, aparte del deseo de dañar a Gran Bretaña y Estados Unidos y debilitar la presencia naval británica en el Océano Atlántico, la URSS no tenía otras razones para apoyar. Argentina en este conflicto. En caso de una posible participación indirecta de la Unión Soviética del lado de Argentina, Estados Unidos y Gran Bretaña desarrollaron un plan para debilitar las posiciones soviéticas; por lo tanto, Corea del Sur debía iniciar provocaciones contra la RPDC e Israel contra la resistencia palestina. Naturalmente, también se esperaba que los muyahidines se volvieran más activos en la lucha contra el ejército soviético en Afganistán. Sin embargo, los dirigentes estadounidenses y británicos no estaban obligados a tomar medidas antisoviéticas: la Unión Soviética ya se había distanciado enormemente del conflicto de las Malvinas.


El enfrentamiento armado entre Gran Bretaña y Argentina se volvió inevitable desde el momento en que los marines argentinos desembarcaron en las Islas Malvinas. El 7 de abril de 1982, Gran Bretaña declaró un bloqueo de las Islas Malvinas a partir del 12 de abril y estableció una zona de 200 millas alrededor de las islas. Se introdujo una prohibición para que todos los buques y embarcaciones militares y mercantes argentinos se encontraran en la zona de bloqueo. Para ejecutar el bloqueo se utilizaron submarinos de la Armada británica, cuyos comandantes tenían la tarea de hundir a los barcos argentinos que intentaran ingresar a la zona de las 200 millas. La prohibición impuesta complicó significativamente la interacción de la guarnición argentina en las Malvinas con el mando militar en el continente. Por otro lado, el aeródromo del antiguo Stanley, hoy Puerto Argentino, no era apto para dar servicio a aviones de combate. La Fuerza Aérea Argentina tuvo que operar desde tierra firme, lo que también complicó su uso. Pero en las islas se concentró un nutrido grupo de fuerzas terrestres y marines argentinos, que ascendía a más de 12 mil militares e incluía 4 regimientos de infantería (4.º, 5.º, 7.º y 12.º) del Ejército Argentino, el 1.º Regimiento de Infantería de Marina, el 601.º y el 602.º Especial. Compañías de Fuerzas, unidades de ingeniería y apoyo.




Aunque Ronald Reagan recibió bien al presidente general Galtieri en Estados Unidos, después del estallido del conflicto anglo-argentino, Estados Unidos, como era de esperar, se puso del lado de Gran Bretaña. Sin embargo, el Pentágono dudó del éxito de la operación militar para devolver las Islas Malvinas y aconsejó a sus colegas británicos centrarse en vías diplomáticas para devolver el territorio en disputa. Muchos políticos y generales británicos destacados también expresaron dudas sobre la eficacia de una solución militar a la disputa. La colosal distancia entre Gran Bretaña y las Malvinas obligó a muchos líderes militares a dudar de la posibilidad de abastecer completamente a las tropas británicas y enviar un contingente que pudiera hacer frente al ejército del gran país de Argentina, que se encontraba muy cerca de las Islas Malvinas. .

Sin embargo, después de que el mando de la Armada británica convenciera a la primera ministra Thatcher de que la flota era capaz de resolver el problema de la devolución de las Malvinas, Gran Bretaña rápidamente encontró aliados. El dictador chileno, general Augusto Pinochet, permitió el uso de territorio chileno para que comandos británicos operaran contra Argentina. Para uso de las Fuerzas Aéreas Británicas se proporcionó una base militar estadounidense en la Isla Ascensión. Además, aviones británicos despegaron de portaaviones de la Royal Navy. A la aviación naval se le encomendó el apoyo aéreo a las unidades de las fuerzas marinas y terrestres que debían desembarcar en las Islas Malvinas y realizar una operación terrestre para liberarlas de la ocupación argentina. El 25 de abril, las primeras unidades de las tropas británicas desembarcaron en la isla de Georgia del Sur, situada a una distancia considerable de las Islas Malvinas. La guarnición argentina ubicada en la isla, inferior en número, entrenamiento y armamento a las unidades británicas desembarcadas, capituló. Así comenzó la operación para devolver las Islas Malvinas al control de la corona británica.

El 1 de mayo de 1982, aviones navales y navales británicos bombardearon instalaciones militares argentinas en Port Stanley. Al día siguiente, un submarino nuclear británico atacó y hundió el crucero General Belgrano de la Armada argentina. El ataque mató a 323 marineros argentinos. Pérdidas tan importantes obligaron al mando naval argentino a abandonar la idea de utilizar una flota muchas veces inferior en fuerza a la británica y devolver los barcos de la Armada argentina a sus bases. Después del 2 de mayo, la Armada Argentina dejó de participar en la Guerra de las Malvinas y el mando de las Fuerzas Armadas decidió recurrir a la aviación, que debía atacar a los barcos británicos desde el aire.

Al momento de los hechos descritos, la Fuerza Aérea Argentina contaba con 200 aviones de combate, de los cuales alrededor de 150 participaban directamente en las hostilidades. Los generales argentinos esperaban que el bombardeo aéreo de los barcos británicos causara grandes bajas y Londres ordenaría la retirada de los barcos. Pero aquí el mando de las fuerzas armadas argentinas sobreestimó las capacidades de su aviación. La Fuerza Aérea Argentina carecía de armamento moderno. Sí, misiles antibuque Exocet, de fabricación francesa, con el que estaban equipados los aviones de ataque Super Etandar, la Fuerza Aérea Argentina contaba sólo con cinco. Sin embargo, también trajeron importantes beneficios a las tropas argentinas, ya que uno de estos misiles dañó al nuevo destructor británico Sheffield, que se hundió. En cuanto a las bombas aéreas, Argentina también estaba notablemente rezagada: más de la mitad de las bombas de fabricación estadounidense se produjeron en la década de 1950 y no eran aptas para su uso. Cuando impactaron contra barcos británicos, no explotaron. Pero la Fuerza Aérea Argentina, entre otras ramas de las fuerzas armadas que participaron en la Guerra de las Malvinas, demostró su valía. Fue la habilidad de los pilotos de la Fuerza Aérea Argentina la que durante mucho tiempo permitió al país mantener una defensa digna de las Islas Malvinas, causando daños importantes a la flota británica. Teniendo en cuenta que la flota argentina resultó ser prácticamente incapaz de combatir, y que las fuerzas terrestres tenían un bajo nivel de entrenamiento y tampoco podían ofrecer una resistencia seria a las tropas británicas, la aviación siguió siendo la principal fuerza de ataque de Argentina durante el período inicial de la guerra. Guerra en la Batalla de las Malvinas.



Operación terrestre y regreso de las Malvinas

La noche del 15 de mayo de 1982, las fuerzas especiales británicas del legendario SAS destruyeron once aviones argentinos en el aeródromo de Pebble Island. La 3.ª Brigada de los Royal Marines británicos comenzó los preparativos para el desembarco en las Malvinas. En la Bahía de San Carlos, la noche del 21 de mayo, unidades de la brigada comenzaron a desembarcar. La resistencia de la unidad argentina ubicada cerca fue rápidamente reprimida. Sin embargo, aviones argentinos atacaron barcos británicos cerca de la bahía. El 25 de mayo, una aeronave pilotada por el capitán de aviación argentino Roberto Kurilovic logró hundir con un misil Exocet el portacontenedores británico Atlantic Conveyor, que transportaba helicópteros CH-47. El barco se hundió unos días después. Sin embargo, esta pequeña victoria ya no pudo impedir el inicio de una operación terrestre por parte de las tropas británicas. El 28 de mayo, un batallón del regimiento de paracaidistas logró derrotar a la guarnición argentina en Darwin y Goose Green, capturando estos asentamientos. Unidades de la 3.ª Brigada de Infantería de Marina realizaron una marcha a pie hasta Port Stanley, en cuya zona también comenzaron a desembarcar de los barcos unidades de la 5.ª Brigada de Infantería de las Fuerzas Terrestres Británicas. Sin embargo, el 8 de junio, la aviación argentina logró una nueva victoria: dos barcos de desembarco que descargaban equipo militar y soldados británicos fueron atacados desde el aire en Bluff Cove, lo que provocó la muerte de 50 soldados británicos. Pero la posición del ejército argentino en las Malvinas se estaba volviendo crítica. La 3.ª Brigada de Infantería de Marina y la 5.ª Brigada de Infantería británica rodearon el área de Port Stanley, bloqueando a las fuerzas argentinas allí.

La noche del 12 de junio, la 3.ª Brigada de Infantería de Marina británica atacó posiciones argentinas en las cercanías de Puerto Stanley. Por la mañana, los británicos lograron ocupar las alturas del Monte Harriet, las Dos Hermanas y el Monte Longdon. En la noche del 14 de junio, unidades de la 5.ª Brigada de Infantería irrumpieron en las alturas de Mount Tumbledown, Mount William y Wireless Ridge. Como parte de la 5ª Brigada de Infantería, había un batallón de los famosos fusileros nepaleses, los Gurkhas, que ni siquiera tuvieron que entablar batalla. Los soldados argentinos, al ver a los Gurkhas, optaron por rendirse. Este episodio está asociado con un famoso ejemplo del valor militar de los Gurkhas. Los Gurkhas que irrumpieron en las posiciones argentinas sacaron sus khukri, con la intención de entablar un combate cuerpo a cuerpo con los argentinos, pero como estos últimos decidieron rendirse prudentemente, los Gurkhas tuvieron que infligirse rasguños a sí mismos, de acuerdo con las tradiciones nepalesas. , el khukri, que fue sacado de su vaina, debe ser rociado con sangre enemiga. Pero a los Gurkhas no se les podría haber ocurrido masacrar a los argentinos que habían depuesto las armas.



El mismo día 14 de junio, el mando argentino entregó Port Stanley. La Guerra de las Malvinas terminó con la derrota de Argentina, aunque se considera que su fecha final será el 20 de junio, día del desembarco de las tropas británicas en las Islas Sandwich del Sur. El 11 de julio de 1982, la dirección argentina anunció el fin de la guerra y el 13 de julio Gran Bretaña reconoció su fin. Para garantizar la protección de las islas, permanecieron en ellas cinco mil soldados y oficiales de las fuerzas armadas británicas.

Según datos oficiales, 256 personas fueron víctimas de la Guerra de las Malvinas en el lado británico, incluidos 87 marineros, 122 fuerzas terrestres, 26 infantes de marina, 1 fuerza aérea, 16 marineros mercantes y auxiliares. Las pérdidas del lado argentino ascendieron a 746 personas, incluidos 393 marineros, 261 fuerzas terrestres, 55 efectivos de la fuerza aérea y 37 infantes de marina. En cuanto a los heridos, su número en las filas del ejército y la marina británicos fue de 777 personas, en el lado argentino, de 1.100 personas. Al finalizar la guerra fueron capturados 13.351 militares del ejército y la marina argentinos. La mayoría de los prisioneros de guerra fueron liberados, pero durante algún tiempo permanecieron en las Malvinas unos seiscientos prisioneros de guerra argentinos. El comando británico los retuvo para presionar a los líderes argentinos sobre la conclusión de un acuerdo de paz.

En cuanto a las pérdidas en material militar, también fueron importantes. La Armada Argentina y la flota mercante perdieron 1 crucero, 1 submarino, 1 patrullero, 4 buques de transporte y un barco pesquero. En cuanto a la marina británica, las pérdidas fueron más graves. Gran Bretaña se quedó sin 2 fragatas, 2 destructores, 1 portacontenedores, 1 barco de desembarco y 1 lancha de desembarco. Esta relación se explica por el hecho de que el mando argentino, tras el hundimiento del crucero, retiró prudentemente su armada a las bases y ya no la utilizó en el conflicto. Pero Argentina sufrió pérdidas a gran escala en la aviación. Los británicos lograron derribar o destruir en tierra más de 100 aviones y helicópteros de la Fuerza Aérea Argentina, con 45 aviones destruidos por misiles antiaéreos, 31 aviones en combates aéreos y 30 aviones en aeródromos. Las pérdidas de la aviación británica resultaron ser muchas veces menores: Gran Bretaña perdió solo diez aviones.



El resultado de la guerra para Gran Bretaña fue el aumento del sentimiento patriótico en el país y el fortalecimiento de las posiciones del gabinete de Thatcher. El 12 de octubre de 1982 incluso se celebró un Desfile de la Victoria en Londres. En cuanto a Argentina, la derrota en la guerra provocó una reacción pública negativa. En la capital del país comenzaron masivas manifestaciones de protesta contra el gobierno de la junta militar del general Galtieri. El 17 de junio dimitió el general Leopoldo Galtieri. Fue reemplazado por otro líder militar, el general Reynaldo Bignone. Sin embargo, la derrota en la guerra no significó que Argentina renunciara a sus reclamos sobre las Islas Malvinas. Hasta el día de hoy, una parte importante de la población argentina, y muchos políticos, abogan por la anexión de las islas, considerándolas territorio colonizado por los británicos. Sin embargo, se restablecieron las relaciones consulares entre Argentina y Gran Bretaña en 1989, y las relaciones diplomáticas en 1990.

La economía de las Islas Malvinas se basó históricamente en las focas y las ballenas, luego se extendió a las islas la cría de ovejas, que hoy, junto con la pesca y la industria procesadora de pescado, proporciona los principales ingresos de las Malvinas. La mayor parte del territorio de las islas está ocupada por pastos utilizados para la cría de ovejas. Actualmente, sólo 2.840 personas viven en las Islas Malvinas. En su mayoría son descendientes de colonos ingleses, escoceses, noruegos y chilenos. 12 residentes de la isla son inmigrantes de Rusia. El idioma principal que se habla en las Malvinas es el inglés, pero sólo el 12% de la población habla español, en su mayoría inmigrantes chilenos. Las autoridades británicas prohíben el uso del nombre “Malvinas” para designar las islas, considerándolo una prueba de los reclamos territoriales de Argentina, mientras que los argentinos ven el nombre “Falklands” como una confirmación más de las aspiraciones colonialistas de Gran Bretaña.

Cabe señalar que en los últimos años se ha iniciado la exploración de posibles yacimientos de petróleo en las Islas Malvinas. Las estimaciones preliminares cifran las reservas de petróleo en 60 mil millones de barriles. Si realmente las Malvinas tienen recursos petroleros tan importantes, entonces son potencialmente una de las regiones petroleras más grandes del mundo. En este caso, Gran Bretaña, por supuesto, nunca renunciará a su jurisdicción sobre las Malvinas. Por otro lado, la mayoría de la población de habla inglesa de las Islas Malvinas no va a renunciar a la ciudadanía británica y convertirse en ciudadana argentina. Así, el 99,8% de los que votaron en el referéndum sobre el estatus político de las islas, celebrado en 2013, se mostraron a favor de mantener el estatus de territorio de ultramar de Gran Bretaña. Por supuesto, los resultados del referéndum no fueron reconocidos por Argentina, lo que indica la naturaleza “abierta” de la disputa entre las Islas Malvinas y las Malvinas.

domingo, 13 de julio de 2025

Pucará: Acción en Malvinas

'Un pequeño gigante contra la flota': El FMA IA-58 Pucará en acción en Malvinas y su historia

Por Luis Reis* || Poder Aéreo

Desde “AX-2” hasta “IA 58 Pucará”:

En la década de 1960, la guerra de Vietnam demostró que los rápidos, pero ruidosos y poco maniobrables aviones convencionales de ataque y reacción a tierra no eran eficaces para combatir a las guerrillas del Viet Cong, muy bien escondidas en la densa jungla de la región. Así, las industrias de aviones militares de todo el mundo comenzaron a desarrollar diversos proyectos para satisfacer esta demanda.

En 1966, la Dirección Nacional de Fabricación e Investigación Aeronáutica – DINFIA, de Argentina, estableció parámetros para la creación de un avión de ataque ligero, lo que dio como resultado el proyecto “AX-2”. (o “A-X2” en algunas fuentes), un avión diseñado específicamente para la misión de contrainsurgencia (COIN). Para agilizar el proceso se tomó como base el diseño del transporte bimotor IA 50 Guaraní II de fabricación nacional.

El primer vuelo del prototipo AX-2 tuvo lugar el 20 de agosto de 1969. En aquel entonces el avión había pasado a llamarse FMA IA 58 “Delfín”, poco después rebautizado como “Pucará” (palabra del indígena En lengua quechua significa “Fortaleza”). La aeronave sería fabricada por la entonces “Fábrica Militar de Aviones – FMA” (actualmente “Fábrica Argentina de Aviones – FAdeA”). Impulsado por dos motores turbohélice Garrett TPE331 de 575 CV, no alcanzó las prestaciones esperadas. Para corregir el defecto, el segundo prototipo fue equipado con el propulsor Turbomeca Astazou más potente, de 965 CV, realizándose el primer vuelo de la aeronave con los nuevos motores el 6 de septiembre de 1970. Los resultados fueron satisfactorios con este nuevo propulsor, el primer prototipo fue repotenciado con el Astazou y se eligió el motor para la producción, cuyo primer avión en serie voló a mediados de 1974. Recibió el distintivo de llamada A, de Ataque y. Se matricularon desde la A-501 hasta la A-607.

El Pucará es de construcción convencional, fabricado íntegramente en metal (principalmente duraluminio). Las alas tienen siete grados de diédrico en los paneles exteriores y están equipadas con aletas ranuradas en el borde de salida. El IA 58 tiene un fuselaje esbelto, una cola en “T” y una cabina tándem (asientos uno detrás del otro); La tripulación utiliza asientos eyectables cero/cero Martin-Baker Mk 6AP6A y cuenta con controles duales y buena visibilidad en la cabina. El diseño aerodinámico muy limpio permite al Pucará alcanzar velocidades relativamente altas y una buena estabilidad de vuelo, parámetros superiores a los del norteamericano Rockwell OV-10 Bronco, otro avión de la misma categoría. Por otro lado, el IA 58 no dispone de un compartimento de carga en el interior del fuselaje como se pedía en el avión estadounidense.

El Pucará fue diseñado para operaciones en pistas cortas y montañosas. El tren de aterrizaje triciclo retráctil, con una sola rueda de morro y dos ruedas principales retraídas en las góndolas del motor, estaba equipado con neumáticos de baja presión para adaptarse a las operaciones en terreno accidentado, mientras que las patas del tren de aterrizaje eran altas para estar equipadas con una buena potencia. carga de armas. Se podrían instalar tres cohetes JATO debajo del fuselaje para permitir despegues extracortos (hasta 80 metros, menos que un campo de fútbol). El combustible se suministra mediante dos tanques en el fuselaje con una capacidad combinada de 800 litros y dos tanques autosellantes en las alas de 460 litros.

Los cañones y ametralladoras del Pucará recordaban a los aviones de la época de la Segunda Guerra Mundial, y consistían en dos cañones Hispano 804 de 20 mm montados debajo de la cabina con 270 disparos cada uno y cuatro ametralladoras Browning FN de 7,62 mm montadas a los lados del fuselaje con 900 disparos. cada. Se equiparon tres puntos de anclaje para transportar una variedad de armas, como bombas, cohetes o tanques de combustible externos, con un punto de anclaje de 1.000 kg de capacidad montado debajo del fuselaje y los dos puntos de anclaje restantes de 500 kg de capacidad debajo de las alas. La carga máxima de armas externas fue de 1.620 kg. El armamento del avión se guiaba mediante una mira muy sencilla.

Las primeras unidades fueron entregadas en mayo de 1975 a la Fuerza Aérea Argentina (FAA), equipando al 2° Escuadrón de Exploración y Ataque, perteneciente a la III Brigada Aérea, en la BAM (Base Aérea Militar) Reconquista, ubicada al norte de la provincia de Santa Fé. El nuevo avión hizo su debut operativo a finales de 1975, cuando varios Pucaras llevaron a cabo ataques contrainsurgentes desde Córdoba contra guerrillas comunistas del ERP. provincia de Tucumán como parte de la “Operación Independencia”, con énfasis en un ataque de un elemento (dos aeronaves) realizado con bombas y napalm (bombas incendiarias de gasolina gelatinosa) contra posiciones guerrilleras en la Sierra de Tucumán. Durante el Conflicto de Beagle (una “cuasi guerra” entre Argentina y Chile, a fines de 1978, por la disputa por la posesión del Canal Beagle, en la frontera sur del país) se desplegaron dos escuadrones de Pucaras, con diez aviones cada uno. a la Patagonia y puesto en preparación para el combate.



En acción en la Guerra de las Malvinas (1982)

Durante el conflicto en el Atlántico Sur se entregaron alrededor de 60 IA 58, pero entre 34 y 45 aviones (según diferentes fuentes) estaban operativos. Inicialmente se revisaron doce Pucaras y se enviaron al Teatro de Operaciones de Malvinas (TOM), todos ellos, así como todas las aeronaves de la FAA, subordinadas a la “FAS – Fuerza Aérea Sur", con sede en el BAM Comodoro Rivadavia, que coordinó las operaciones aéreas de la Fuerza Aérea Argentina en la región durante la guerra.

Inicialmente volando en escuadrones de cuatro aviones, realizaron vuelos directos desde el continente a BAM Malvinas en Puerto Argentino (como pasó a llamarse Port Stanley, la capital de las Islas Malvinas, después de la “Operación Rosario” llevada a cabo el 2 de abril de 1982). Volaban a muy baja altura para evitar los radares enemigos y eran guiados por aviones del “Escuadrón Fênix”, ya que los Pucaras no contaban con radar y sus instrumentos de navegación eran bastante sencillos. Como podían volar a más de 3.500 kilómetros en configuración de transferencia, con tanques externos, hicieron el viaje con relativa facilidad, a pesar de que el vuelo duró casi tres horas sobre un mar helado.

Pucaras en BAM Malvinas

Como el Pucará podía operar en pistas cortas y sin pavimentar, los aviones fueron desplegados en otros lugares además del aeropuerto de Stanley, ahora transformado en base aérea, el BAM Cóndor (ubicado en la Pradera del Ganso) y el de Puerto Calderón (Borbón). Pista de aterrizaje de la isla o Pebble). Durante el mes de abril de 1982, los Pucaras realizaron misiones de patrullaje y reconocimiento, además de entrenarse extensamente para combatir a los británicos que ya se acercaban a las islas en una gran y poderosa Task Force.

El 1 de mayo de 1982, un ataque aéreo británico llevado a cabo por un revolucionario caza de despegue corto/aterrizaje vertical Sea Harrier FRS.1 de British Aerospace (BAe) en el BAM Cóndor destruyó un Pucará que se encontraba en la pista preparada para el despegue, matando a su piloto y el personal de tierra que estaba cerca de él. En el ataque de comandos británicos del SAS (Special Air Service) a Puerto Calderón, el 15 de mayo, dos Pucarás más fueron destruidos y otros cuatro sufrieron graves daños y no fueron reparados, poniendo fin a las operaciones aéreas en ese aeródromo.

El 21 de mayo, se perdieron dos Pucaras más, uno derribado por un misil tierra-aire portátil (MANPADS) FIM-92A Stinger y otro derribado por un Sea Harrier. El 24 de mayo, otro Pucará resultó dañado por un ataque aéreo británico y quedó fuera de servicio. Para reemplazar las pérdidas del Pucaras, se enviaron más aviones desde el continente a las islas, llegando el último escuadrón con ocho aviones al BAM Malvinas el 29 de mayo.


Pucará en vuelo rasante en Malvinas

Dos Pucaras participaron en el derribo de un helicóptero Westland Scout de los Royal Marines con disparos de cañones y ametralladoras el 28 de mayo mientras se encontraba en una misión de evacuación de heridos durante la Batalla de Pradera del Ganso (Goose Green). Esta fue la única victoria argentina aire-aire confirmada de la guerra.

Uno de estos Pucaras chocó contra un cerro en el vuelo de regreso a Port Stanley y quedó destruido, siendo que los restos mortales del piloto (el teniente Miguel Giménez, según las fuentes, responsable del derribamiento del Scout) no fueron encontrados hasta 1986, siendo enterrado con todos los honores militares en el cementerio argentino de Port Darwin por su familia, los primeros argentinos en visitar las islas desde el final de la guerra.

El mismo 28 de mayo, un Pucará fue derribado por fuego de armas pequeñas luego de que lanzara cohetes contra tropas británicas (sin causar víctimas), durante la Batalla de Pradera del Ganso. El piloto fue expulsado y capturado por los británicos, convirtiéndose en prisionero de guerra.

Pucará en las Malvinas – Carlos A García


Dos Pucaras participaron en el derribo de un helicóptero Westland Scout de los Royal Marines el 28 de mayo mientras se encontraba en una misión de evacuación de heridos durante la Batalla de Pradera del Ganso (Goose Green). Esta fue la única victoria argentina aire-aire confirmada de la guerra

El 1 de junio dos Pucaras se perdieron en una colisión durante el despegue en la pista helada del BAM Malvinas, sin víctimas mortales. Aún con las pérdidas, los argentinos continuaron cumpliendo misiones de apoyo a las tropas terrestres hasta el fin de las hostilidades, el 14 de junio.

En la mañana de ese mismo día, los argentinos planearon un ataque (que habría sido el 13 de junio, pero por mal tiempo se pospuso para el día siguiente) contra las tropas inglesas con los últimos cuatro Pucaras en condiciones de volar, que Luego huiría al continente, despegando de Puerto Argentino (que ya estaba siendo rodeado por los británicos) con municiones, bombas, cohetes y combustible extra, pero la misión fue abortada ante el anuncio del fin de la guerra, cuando el Los aviones estaban a punto de despegar.


Aeródromo de Puerto Argentino en las Malvinas, en 1985, con restos de Pucaras argentinos aún visibles



Pucará destruido en ataque del Sea Harrier



El A-523, uno de los Pucarás dejado fuera de combate en el ataque del SAS a Puerto Calderón (Isla Bordón), el 15 de mayo de 1982. El camuflaje bicolor (realizado aproximadamente con pintura de automóvil) fue aplicado apresuradamente antes de que la aeronave sido enviado a las islas. Fotografía tomada después del conflicto.

 

NÚMEROFECHACAUSANTEPILOTO/HECHO
A-50601/05/82Destruido por colapso del tren de aterrizajeCap. Grunert/Sobrevivió
A-52701/05/82Destruido por bombas de un Sea HarrierTen. Jukic/Muerto
A-51701/05/82Destruido por colapso del tren de aterrizajeTen. Giménez/Sobrevivió
A-50215/05/82Destruido en el ataque a Isla BordónEstaba sin piloto
A-52015/05/82Destruido en el ataque a Isla BordónEstaba sin piloto
A-52315/05/82Destruido en el ataque a Isla BordónEstaba sin piloto
A-52915/05/82Destruido en el ataque a Isla BordónEstaba sin piloto
A-55215/05/82Destruido en el ataque a Isla BordónEstaba sin piloto
A-55615/05/82Destruido en el ataque a Isla BordónEstaba sin piloto
A-53121/05/82Derribado por un MANPADS (Stinger)Cap. Benítez/Eyectó
A-51124/05/82Derribado por un Sea Harrier (Ward)Maj. Tomba/Eyectó
A-50924/05/82Destruido por bombas de un Harrier (¿?)Estaba sin piloto
A-53701/06/82Destruido tras colisionar con una colinaTen. Giménez/Muerto
A-55528/05/82Derribado por armas ligerasTen. Cruzado/Eyectó

Leyenda:

  • Maj. = Mayor
  • Cap. = Capitán
  • Ten. = Teniente

 

Pérdidas del IA 58 Pucará en la Guerra de Malvinas

En total, la Fuerza Aérea Argentina perdió 14 Pucaras en situaciones de combate, con la muerte de dos pilotos más siete operadores terrestres de la FAA, además de cuatro heridos, para un total de 13 bajas. Los Pucaras registrados A-514, A-523, A-528, A-529, A-532 y A-536 sufrieron accidentes menores e incidentes diversos, algunos fueron reparados, otros fueron canibalizados para mantener la flota en vuelo y sus fuselajes utilizados. como señuelo para los ataques aéreos ingleses. Los Pucaras, matriculados A-515, A-522, A-533 y A-549, eran los únicos aviones en condiciones de volar, aunque precarios, y que llevarían a cabo el ataque abortado los días 13 y 14 de junio. Ninguno de los Pucará que salieron de Argentina hacia las islas regresó al continente, ya que fueron capturados por los ingleses como “bonos de guerra”. Algunos fuselajes fueron enviados a museos en Inglaterra o probados en vuelo por la Royal Air Force británica (RAF – Royal Air Force).

Además de estos 24 aviones perdidos en las islas, otros dos Pucaras (A-526 y A-540) se perdieron en accidentes cuando realizaban patrullas de observación aérea frente a las costas de Argentina continental durante la guerra, con la pérdida de sus respectivos pilotos. , los Aspirantes (Alférez ) Valko y Marchesini.

En mayo de 1982, en plena guerra, la Fuerza Aérea Argentina, en colaboración con la Armada Argentina, equipó un prototipo (AX-04) con pilones para montar torpedos Mark 13. El objetivo era su posible uso como avión torpedero. mejorar las capacidades antibuque de las fuerzas aéreas argentinas en la guerra. Se llevaron a cabo varias pruebas, pero la guerra terminó antes de que los técnicos pudieran evaluar la viabilidad del proyecto.

Después de la guerra

Con 26 aviones perdidos durante la Guerra de las Malvinas, además del embargo de armas endurecido por Inglaterra, Argentina tuvo muchas dificultades para producir y equipar más Pucaras, principalmente con armas modernas, aun así la producción continuó hasta 1986, habiendo recibido la FAA un total de 108 aviones. A finales de la década de 1980 estaban operativos entre 50 y 60 aviones.

Argentina, a mediados de los años 1980, consideró equipar al Pucará con el misil antibuque Martín Pescador MP-1000 de fabricación nacional, entonces en desarrollo por el CITEFA (Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas de las FFAA). Fuerzas Armadas), pero debido a la profunda crisis económica que azotó al país, el desarrollo del misil fue cancelado en la década de 1990. 1990.

Aún con las claras limitaciones del Pucará demostradas en las Malvinas, como la fragilidad del conjunto de su tren de aterrizaje, la falta de sofisticados sistemas de aviónica y navegación por instrumentos, el bajo rendimiento de los motores, por ejemplo, el avión era deseado por varios países, principalmente por su bajo precio de adquisición, y exportado a Colombia, Uruguay y Sri Lanka.


Pucara de Uruguay

La Fuerza Aérea Colombiana (FAC) utilizó tres Pucarás ex-FAA entre 1989 y 1998, siendo vendidos los fuselajes en 2003 a Uruguay, cuya Fuerza Aérea Uruguaya (FAU) ya operaba Pucarás desde 1981, desactivando sus aviones, totalizando ocho aviones. en 2017. La Fuerza Aérea de Sri Lanka (SLAF) operó cuatro aviones también ex-FAA entre 1993 y 1997, cuando el avión participó activamente en la guerra civil del país. Dos aviones fueron derribados por los rebeldes y uno se perdió debido a la explosión prematura de una de sus bombas. El único avión superviviente fue retirado del servicio y conservado.

Pucaras de Sri Lanka

Varios países intentaron adquirir Pucará, pero por diversos factores no se concretaron las ventas. Entre estas propuestas fallidas está la de Brasil. En 1990, la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) anunció la compra de 30 IA-58A como parte del Proyecto SIVAM, para la implementación de radares de vigilancia aérea y el establecimiento de escuadrones de cazas y de ataque ligero en la Amazonía brasileña, pero con el desarrollo del Embraer EMB 314 (A-29) Super Tucano, el pedido fue cancelado.

En Argentina, durante la década de 2000, se estudiaron, pero sin éxito, varios proyectos para actualizar y modernizar los veteranos aviones aún en funcionamiento. En 2019, la Fuerza Aérea Argentina se vio obligada a retirarse del servicio, principalmente por falta de repuestos para los motores turbohélice Turbomeca Astazou (que llevaban años sin producirse), los últimos Pucaras (entre 30 y 40 aviones) en funcionamiento. .

Aun así, existe un proyecto para “resucitar” al veterano avión de ataque y contrainsurgencia, ahora con funciones de avión de vigilancia y patrulla fronteriza, denominándose el proyecto “Pucará Fénix”, con el fuselajes reacondicionados y repotenciados con motores Pratt & Whitney Canada PT-6A-62 mejorados, nuevas hélices de cuatro palas, un módulo electroóptico Fixview y un sensor de infrarrojos (EO/IR) y enlace de datos. La actualización fue autorizada inicialmente por el gobierno argentino en 2021, pero actualmente está en suspenso, y la FAA tiene la intención de actualizar entre 20 y 25 aviones, que podrían volar durante otros 15 a 20 años.

Conclusiones

El FMA IA 58 Pucará fue otro avión innovador fabricado por Argentina, que produjo un avión de bajo costo operativo y muy eficiente, que fue capaz de enfrentar una fuerza moderna como la de Inglaterra en la Guerra de Malvinas en 1982. Aún con las limitaciones del proyecto. , como se describió anteriormente, los Pucará lograron preocupar a los ingleses durante el conflicto, principalmente debido a que estuvieron asentados en las islas durante la guerra.

La robustez de su fuselaje y la facilidad de manejo por parte de las tripulaciones de tierra, además de poder manejar una amplia variedad de armas sencillas, fueron los puntos positivos del proyecto, pero la falta de una versión con aviónica más avanzada y motores más potentes fue decisiva para el relativo fracaso de las exportaciones del avión a varios países, muy diferente del moderno y más dinámico avión brasileño Embraer EMB 314 Super Tucano, un gran éxito de exportación a nivel mundial.

En 2024, ningún país opera el Pucará hasta la fecha, a pesar del “Proyecto Fénix” de Argentina, que pretende continuar la historia de un avión guerrero que, a pesar de que el proyecto tiene más de 50 años, aún puede continuar su impresionante historia.

AGRADECIMIENTO : Al Sr. Víctor Hugo Martinón (VGM = Veterano de la Guerra de Malvinas), quien contribuyó con relatos personales sobre el traslado de Pucará del continente a las islas.

FUENTES:

  • <https://en.wikipedia.org/wiki/FMA_IA_58_Pucar%C3%A1>. Consultado el 18/04/24.
  • <https://escuadronfenix.org.ar/avion-pucara-ia-58-en-malvinas/>. Consultado el 20/04/2024.
  • <http://malvinasguerraaerea.blogspot.com/2019/09/la-fuerza-aerea-argentina-retira-lo-ia-58.html>. Consultado el 24/04/2024.
  • <https://canalmilitarizando.com/2022/05/23/o-sas-em-acao-no-atlantico-sul-o-ataque-a-ilha-pebble/>. Consultado el 24/04/2024.
  • <https://canalmilitarizando.com/2022/04/30/cumprindo-com-o-seu-dever-para-defender-a-patria-a-forca-aerea-sul-da-argentina-durante-a-guerra -das-malvinas-malvinas/>. Consultado el 24/04/2024.
  • <https://www.gbnnews.com.br/2020/05/eu-sobrevoei-port-stanley-antes-da.html>. Consultado el 26/04/2024.

*Profesor de Historia en el Estado de Ceará y en la Ciudad de Fortaleza, Historiador Militar, entusiasta de la Aviación Civil y Militar, fotógrafo aficionado. Brasileño con alma paulista, actualmente reside en Fortaleza-CE. Escritor con artículos publicados en varios sitios web de Defensa.