Cómo la Operación “Plum Duff” sigue siendo una de las misiones militares menos conocidas
Publicado por Roberto Briend
Por Andy Blackmore
Al cumplirse esta semana el 30 aniversario de una de las misiones menos conocidas en la historia militar, Andy Blackmore habló con el hombre clave de la operación Plum Duff, una misión de reconocimiento durante la Guerra de Malvinas.
Helicóptero Sea King igual al volado por el Coronel Hutchings (Foto: Steve Parsons/PA Wire)
Envuelta en el secreto, fue una de las operaciones más audaces de la Guerra de Malvinas.
Dada la habitual naturaleza de antiguos miembros del SAS de exaltar por escrito sus hazañas, es notable que casi nada se haya conocido sobre una de las más extraordinarias misiones del regimiento desde la Segunda Guerra Mundial.
Fue emprendida cuando una letal arma hizo su devastador debut y una nueva palabra entró en el léxico de los medios de comunicación: Exocet, el mortal, misil antibuque francés.
Los ataques debían ser detenidos cueste lo que cueste y la Operación Mikado fue planificada para destruir los tres proyectiles restantes en posesión de la Argentina. Incluía el aterrizaje de dos aviones de transporte Hércules de la RAF cargados con más de 50 hombres armados del SAS en la pista de aterrizaje de la Base Aérea de Río Grande, en suelo continental argentino.
Para que la Operación Mikado pudiera tener éxito, un equipo encubierto necesitaba ser introducido antes del asalto. La operación Plum Duff fue planificada.
Un sobrecargado helicóptero Sea King de la fuerza de la tarea haría un arriesgado vuelo de gran alcance por el Atlántico Sur hacia suelo chileno llevando a nueve hombres de un equipo de inteligencia del SAS. Su trabajo era obtener información sobre las defensas de la base.
Se pidieron voluntarios para pilotar el helicóptero y el Lt Richard Hutchings RN (después coronel) dio un paso al frente. Su tripulación compuesta por el Lt Alan “Pito” Bennett y el LAC Pete Imrie emprendieron la misión el 17 de mayo de 1982.
El Coronel Hutchings dice: la “señora suerte estaba volando ciertamente con nosotros, la información acerca de las disposiciones de las tropas argentinas en la Patagonia era inexistente, como tampoco había mapas actualizados”. Mientras volaban hacia el oeste la visibilidad disminuía, hasta que descubrieron una señal luminosa, proveniente de una plataforma petrolera que quemaba gas, que brillaba en el cielo nocturno.
El Coronel Hutchings dijo: “la posición de la plataforma era de conocimiento público, pero no para nosotros, eso era imperdonable. Al ver la plataforma, yo tenía que tomar una decisión, y rápidamente”. Debido a los riesgos, “girar hacia el norte fue una decisión efectiva”. Fue una decisión que salvó sus vidas.
“Después me enteré que el capitán de una de dos fragatas argentinas que estaban en la zona descubrió nuestro avión en el radar”, dijo. “Afortunadamente, su radar no nos identificó porque estábamos en dentro del campo de gas y cerca de una plataforma”.
Ellos continuaron volando sobre el territorio argentino dónde los riesgos de nuevo jugaron su parte.
“Nuestro helicóptero fue oído, pero debido a que la visibilidad era menor de 1 km, y deteriorándose, las tropas de tierra no pudieron hacer una identificación positiva que nuestro avión era enemigo; sus reglas de combate no les permitía disparar sin la identificación. Fue nuestro segundo escape afortunado”.
Ahora viajando muy lentamente con una visibilidad decreciente, el Coronel Hutchings alcanzó un punto dónde ya no era seguro continuar, aterrizando a siete millas del punto planificado de entrega.
Sin embargo, según lo supo más tarde, el destino jugó su rol de nuevo.
“Algunos años después de la guerra supe que el punto de desembarco pre-planeado, en una estancia abandonada (granja), estaba en el centro de una posición ocupada por una compañía de infantería de marina argentina. Si la visibilidad nos hubiera permitido volar las siete millas restantes, el helicóptero probablemente hubiese sido derribado”.
Incapaz para alcanzar el punto planificado de entrega, y al no estar seguro de la posición, el capitán de SAS abortó la misión gritándole a sus hombres, “lo siento, después de todo esto es Chile!”
El Coronel Hutchings recuerda la contestación: “Chile, esto es una mierda congelada”. Ellos pusieron rumbo hacia Chile dónde el Coronel Hutchings encontró un lugar seguro para aterrizar y destruir su avión.
El equipo de SAS se dejó caer fuera del helicóptero primero para iniciar su escape. Qué pasó a ellos todavía es confidencial y el Ministerio de Defensa no lo comentará.
Un Coronel de la Fuerza Aérea Argentina le dijo al Col Hutchings que dos aviones Mirage fueron despegados con órdenes de interceptarlos y destruirlos.
Como dijo: “la fortuna brilló en nosotros por cuarta vez aquella noche porque llegamos al espacio aéreo chileno antes de los Mirage pudieran acercarse para destruirlos”.
El Coronel Hutchings aterrizó en una playa cercana a Punta Arenas: Destruyeron el helicóptero y, como había sido ordenado, él y su tripulación evadieron al enemigo durante ocho días hasta que el 25 de mayo de 1982, salieron.
Mucha gente habla de “la niebla de guerra”. Bien, esa noche, la niebla real de guerra demostró que fue la causa de fracaso de la misión y también nuestra salvadora en cuatro ocasiones”, remarca.
“Por la información que ahora tengo sobre los planes de defensa de las tropas argentinas, si la operación Mikado se hubiese realizado, su apodo hubiese Operación Muerte Segura”.
Fuente: http://www.metro.co.uk
Traducción no oficial Roberto Briend
Fundación Malvinas
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