jueves, 20 de julio de 2017

Defensa de Puerto Argentino: Vilgré La Madrid entra en la Historia

Malvinas: Los recuerdos de guerra de un subteniente que luchó junto a 47 heroicos soldados en la sangrienta batalla final
El hoy coronel Esteban Vilgré La Madrid -que tenía 21 años en 1982-rinde homenaje a sus hombres: “Fui su jefe, pero de ellos aprendí humildad, y hasta qué punto dieron con alegría su vida por la Patria”

Por Alfredo Serra | Especial para Infobae

Entra al estudio de Infobae con su uniforme de coronel del Ejército Argentino. De impecable uniforme, "porque es mi segunda piel", dice. O acaso la primera, pienso, después de oír su narración de la guerra de Malvinas. Porque a lo largo de la entrevista ha repetido con énfasis: "Nací soldado, siempre quise ser soldado, y nunca dejaré de serlo". No por influencia familiar: su padre es profesor de historia y trabajó en Tribunales: un civil en estado puro.

Lo presento: Esteban Vilgré La Madrid, 56 años, y además de hombre de armas, ex rugbier (wing forward de Olivos). Dato no menor. El rugby como deporte, táctica y estrategia… estará en el campo de batalla.

Cuando estalló Malvinas, en apariencia, corrió con ventaja: a sus 21 años ya estaba en el Colegio Militar, y pisó esas soledades de turba, frío y llovizna al mando de 47 hombres como subteniente. Es decir, bautismo de fuego prematuro, y como jefe…


La entrevista transcurre en el mediodía del 12 de junio, a dos días y 35 años de la caída de Puerto Argentino. De la derrota.


El subteniente Esteban La Madrid, 21 años, en el Monte Dos Hermanas poco antes de partir en una patrulla

–Coronel, en la guerra hay dos fechas límite: el primer y el ultimo día.

–Sin duda.

–Quiero –necesito– que recuerde ese ultimo día. No por estadística: porque para entonces ya estaba escrita la bitácora del heroísmo, más allá del resultado.

–En realidad, ese último día, ese 14 de junio, empezó dos días antes en el combate del monte Dos Hermanas contra el comando 45 de los Royal Marines. Era el preludio del final, pero también el de muchas historias heroicas…

–¿Cuál era su estado de ánimo, y el de sus hombres?

–Teníamos confianza en que podíamos ganar… Pero no fue así en el combate de Monte Longdon contra los paracaidistas británicos…

La comunión con el padre Martínez Torrens, en Moody Brooke
La comunión con el padre Martínez Torrens, en Moody Brooke
–Fue cuerpo a cuerpo…

–Ese tipo de combate define muy bien qué es la infantería: uno puede ver la cara del que viene a matarlo… y solo Dios es ayuda y testigo.

–¿Una imagen de ese combate?

–El soldado Guanes, paraguayo, que murió rezándole a la virgen de Caacupé. Llegamos a la base agotados y derrotados. Puerto Argentino ya había caído. Pero alguien nos ordenó esperar al enemigo, y seguimos luchando…

–Como dice la famosa fórmula, "hasta más allá del deber"…

–Allí se vio el temple del soldado argentino, y también el del británico, que para mí es el mejor del mundo. Esa misión nos evocó la batalla de las Termópilas (Nota: Segunda Guerra Médica, 480 Antes de Cristo, Esparta y Atenas contra el imperio persa). Esos 300 espartanos que prefirieron la muerte a la deshonra.

–¿En qué sentido fue comparable, salvando las distancias?

–Éramos apenas 60 u 80 hombres, y los británicos nos atacaron con toda su potencia de fuego: ametralladoras, morteros, cañones, y fuego desde fragatas en apoyo. Allí murió el soldado Bandini, que no quiso replegarse…


–¿Cómo pudo resistir ese 14 de junio, con ya todo perdido?

–Me ayudó el honor de los soldados argentinos. Lejos de volver a Puerto Argentino, nos ingeniamos robando comida (en la guerra todo vale…), y nos preparamos para combatir. Ese episodio me enseñó mucho para la vida…

–¿Por qué?

–Puerto Argentino estaba todo iluminado. El buque Bahía Paraíso (de transporte, carga y rompehielos) estaba todo iluminado. En las calles, gente caminando. Pero nosotros, mirando hacia el lado británico… El suelo temblaba. Pasaban ráfagas de ametralladora. Debíamos buscar al enemigo para un último combate. Teníamos las caras tiznadas. El cielo era cruzado por bengalas. Era el principio del fin…, pero también mi comienzo real como persona. Un nuevo bautismo.


Junto a parte de sus soldados, en la posición de bloqueo de Monte Challenger, a fines de mayo

–Usted, a diferencia de sus soldados, ya estaba en la carrera militar. ¿Eso le daba superioridad, ventaja sobre esos muchachos?

–Yo era estudiante de cuarto año: todavía no había egresado como oficial. ¿Superioridad? ¡No! Fue al revés. Mis soldados tenían una excelente preparación: un año y medio de instrucción, y cuarenta intensos días en La Pampa. Vi sus caras y comprendí que me costaría mucho ganar su confianza, demostrarles que yo era el jefe.

–¿Cómo lo logró?

–Ganándoselos con humildad y ejemplo. Nadie se queda esperando una bala si tiene un jefe que lo maltrata. Me enseñaron muchísimo. Pude conducir y mandar en igualdad de condiciones. Fuimos 47 más uno…

–Hace un rato mencionó la palabra "muerte". De 47, solo perdió siete. Desde la estadística, y considerando la diferencia de fuerzas, una buena tarea. Pero, ¿qué siente un jefe ante la muerte de un soldado? ¿Cómo se asume?

–Le cuento un momento específico: Monte Longdon. Los británicos nos tiraban con todo. Separé dos ametralladoras, armas de apoyo. Teníamos que economizar munición, ser muy cuidadosos al disparar. El buen artillero tira ráfagas cortas y precisas. El malo, ráfagas largas e imprecisas. Vi una bola de fuego: ¡un cohete enemigo! Nos agachamos, pero Juan Horisberger no puede porque estaba cambiando el caño de su arma, y recibe una ráfaga en el pecho. Le largo una puteada y le digo ¡levantáte!, pero un compañero me dice "el soldado Horisberger está muerto". Lo miré y me miró. Todavía tenía la ametralladora en la mano, agarrada por la culata. Estaba muriendo. Corrimos, y otros cayeron…


Las carpas de la sección del subteniente Esteban La Madrid y el sector como reserva helitransportada en Moody Brooke (se ve al fondo ex cuartel de los Royal Marines)

–Vuelvo a la pregunta: ¿qué se siente?

–Es más desesperante la situación de los heridos que la de los muertos. Recuerdo que un soldado, comiendo Mantecol, me dijo frente a un muerto: "Qué suerte tuvo este tipo; para él, la guerra se terminó". Lo peor es la herida grave, morir desangrado. Por eso hay una oración que dice: "Pon calidad en mi corazón para que mi tiro sea certero, para que no sufra".

–En la vida civil, el equivalente a pasar del sueño a la muerte sin darse cuenta…

–Es así, sin duda.

–Volvamos al 14 de junio, coronel…

–El combate terminaba. Después de pasar por una barrera de fuego vimos las primeras casas de Puerto Argentino. El soldado Echave, de Lobos, muy jodón, me dice "Me quedé sin munición". Le contesto: "Ni loco te doy la mía. Quedáte atrás a ver si enganchás algo". Insiste: "Entonces déme su pistola, y si me tengo que morir me llevo un Yoni (por Johnny) conmigo". De pronto llega otra ráfaga, y hay que tirarse al piso, replegarse… Yo estaba sesenta metros más cerca de Puerto Argentino que él. Echave cae. ¿Qué hacer con los muertos en ese caso? Taparlos, ponerlos al costado del camino, y seguir. Y de pronto, un suceso extraordinario…

–Dígame…

–Ya en Puerto Argentino, con alto el fuego, sabiendo que arriba del cerro tal vez había soldados muertos o heridos, en una casa kelper abandonada, el soldado Britos me dice "saquémonos una foto. Me queda rollo en la cámara". Yo estaba golpeado, con los codos y las rodillas hinchados, no podía levantarme, y le dije: "¡Estás loco, una foto! Acabamos de perder la guerra. Nos dieron una paliza. Soy un mal jefe". Y él me para: "Mi subteniente, pelamos bien. Fue un gran combate, ¡merecemos esa foto!". Y sonrió con la cabeza levantada. Toda una lección… Alguien, en silencio, nos dio un vaso de agua.

–¿Algo más sobre ese día?

–Nos refugiamos en un viejo bunker de la segunda guerra. Me sentía un gran perdedor, un gran derrotado. Estaba detrás de una columna, iluminado por una vela de grasa de oveja. El subteniente Arroyo pasó lista. Sentí vergüenza. Un grupo se me acercó. Pensé: "Me van a pegar, por mal jefe". Se me acercó el cabo Fernández. Me paré. Y me dijo: "Subteniente… ¡feliz cumpleaños!". Era el 15 de junio. En efecto, mi cumpleaños. Y yo no me acordaba. Lloré amargamente por primera vez, y también por última.

“Esta imagen la tomó el fotógrafo Eduardo Rotondo. Yo estaba entrando a Puerto Argentino, el 14 de junio al mediodía… detrás venían el Sargento Echeverría y el soldado Disciulo”

–Leí que se lavaba y tomaba agua constantemente. ¿Por qué?

–Tenía miedo de que me mataran, y que mi madre recibiera mi cuerpo sucio. Hice eso, me vestí con mi mejor uniforme, y con turba me pinté un bigote antes de sacarme una foto, para que mi madre pensara que bromeaba…

–¿Qué significó para usted el rugby en la guerra?

–Templanza, fortaleza, lealtad… Y también estrategia y acción. Créase o no, en muchos de los combates actuamos con tácticas de rugby.

–¿Cómo fue la relación con su familia durante la guerra?

–Cerca del final, un helicóptero me trajo una carta de mi padre. Me decía "se acercan tiempos difíciles, cuidáte y cuidá a tus hombres, ¡viva la Patria!". Pero después supe que antes de mi llegada le dijo a mi hermana: "Es tan chiquito para morir".


“En Puerto Argentino cuando nos desplazábamos al lugar de reunión de prisioneros, cantando la canción del infante”

En adelante, el coronel libra otras batallas.

La primera: dirigir un centro de recuperación de ex combatientes golpeados por el estrés postraumático.

La segunda, exaltar el valor y la capacidad del soldado argentino: "Sin contar la Segunda Guerra Mundial, en las Malvinas los británicos tuvieron la mayor cantidad de bajas por día que en toda su historia".

La tercera, luchar por la verdad. "Fuimos despreciados, olvidados y calumniados por mucha gente, por películas y por libros. Pero yo no necesito ver esas películas ni leer esos libros para saber la verdad".

La cuarta, recordar con orgullo que los británicos, en las misiones de Irak y la ex Yugoslavia, lo eligieron por su capacidad en la guerra de Malvinas, "a pesar de que en nuestro propio país nos acorralaron durante años con sueldos miserables. Yo trabajé muchos años de noche… para poder seguir siendo soldado. Para morir por la Patria si fuera necesario".


“En el Regimiento 6 de Mercedes, el día en que regresamos de la guerra junto a dos camaradas. Nuestras familias fueron a recibirnos. Lo recuerdo con mucha emoción”

Y por fin recuerda el libro "No Picnic", del inglés Julian Thompson: la historia de la actuación de la 3a. Brigada de Comandos de la Infantería Británica en la guerra de las Malvinas 1982… con elogios a la tropa argentina, y hasta la conjetura de que con algo de suerte… el resultado pudo ser otro.

En el final, Thompson dice: "El pueblo inglés lo entendió: ¿lo entenderá el pueblo argentino?".

domingo, 28 de febrero de 2016

Relatos británicos de la guerra (5): El fuego ineficaz argentino

'Yo no llevo la cuenta - no es aconsejable llevar la cuenta'

Graham Carter, de 52 años, sirvió con el '2 Para' como soldado y fue galardonado con la Medalla Militar por su valentía durante la batalla de Goose Green

The Telegraph




Me uní al batallón dos días después de la invasión argentina. Tenía 22. Mientras navegábamos hacia las Malvinas me sentí ansioso por dos razones - que íbamos a la guerra, y que yo no conocía a nadie en la empresa. Cuando llegamos allí nos metimos en las lanchas de desembarco y aseguramos la playa. La exposición fue un gran enemigo. Algunos de los hombres sufrieron de pie de trinchera y la congelación porque era invierno y que vivían a la intemperie. Nuestro primer contacto adecuado con el enemigo estaba en Goose Green. Lo que fue desconcertante fue que no se podía ver nada, porque era un ataque nocturno. Usted se encontró cayendo en trincheras enemigas y que sólo esperaba que no había ya existe uno. La adrenalina bombeaba fuertemente. Al ser un nuevo niño, mi sección cabo me tomó bajo su ala y yo estaba con él hasta que murió más tarde ese día. Mi comandante de sección y jefe de sección también murieron, justo al lado de mí.
Otro hombre fue herido de bala. Ese incidente dejó nuestra sección diezmada pero logramos reunir a nosotros mismos y seguir adelante. No sólo se siente más personal después de eso pero también recibió un disparo en el casco y así fue pulgadas de morir a mí mismo. Usted comienza haciendo la pregunta: "¿Por qué sobreviví y ellos no?" Pero no había mucho tiempo para la reflexión porque nuestro objetivo era tomar la posición.
Habíamos sido entrenados para reconocer la diferencia entre el fuego eficaz e ineficaz. Es eficaz cuando se oye el chasquido de las balas en el aire alrededor de su cabeza. Los disparos ineficaces que no es necesario que preocuparse, y uno acaba yendo hacia los disparos. En esta etapa que estábamos tomando trincheras que todavía tenían los argentinos en ellos y que era el combate cuerpo a cuerpo. Las bayonetas se fijaron en todo, y que estaban usando la culata del arma también. La mayoría de las veces no saben si ha matado a alguien o no, ya que son a distancia, pero cuando usted está en la zanja lo sabés. Si no se están defendiendo hay seguir adelante. Si se pudiera, sería lanzar una granada en una zanja en primer lugar, a continuación, va a ir en el tiro y punzante. Fue la primera vez que había matado a alguien. Yo no llevo la cuenta, y no creo que es aconsejable llevar la cuenta. Uno hace lo que tiene que hacer para sobrevivir y avanzar. Al día siguiente fue la rendición.
Hay un sentido de orgullo que siente por haber participado en una batalla por el estilo. Pero tuvieron que pasar 10 años antes de que me gustaría hablar de lo sucedido a nadie fuera de los militares.

jueves, 25 de febrero de 2016

Las armas del conflicto

Armas de la Guerra de las Malvinas
por Martin K.A. Morgan - American Rifleman



Fotos cortesía de After the Battle

En 1982, tropas argentinas ocuparon un grupo de islas conocidas a ellos como las Malvinas, pero a los británicos las islas eran las Malvinas. El resultado fue una guerra que enfrentó a las tropas de tierra equipados con armas pequeñas muy similares entre sí.

La mayoría de las personas con vida en 1982 recuerdo bien. Fue el caso de que nos envió al atlas para mirar arriba la localización de las Islas Malvinas (conocidas como Islas Malvinas en Argentina). Fue el caso que enfrentó a primera ministra británica Margaret Thatcher contra el dictador argentino Leopoldo Galtieri. Desencadenada por las pretensiones y derechos territoriales sobre las islas remotas en el Atlántico Sur, el breve pero intenso conflicto sigue siendo un ejemplo impresionante de aire moderno y la guerra naval. Pero a pesar de toda su modernidad, el conflicto de las Malvinas / Falklands giraba en torno a un montón de la guerra terrestre convencional. Mientras Mirage y Harrier chorros cruzó el cielo arriba, las tropas británicas y argentinas lucharon unos contra otros con fusiles y ametralladoras sobre el terreno.

Durante las horas previas al amanecer del 2 de abril de 1982, Argentina puso en marcha la Operación Rosario-la invasión de las Islas Malvinas. En Mullet Creek al sur de Port Stanley, 94 hombres fuertemente armados del Grupo Comando Anfibio desembarcados por balsas de goma en 0430 y se trasladó haciael pueblo de Stanley de 1.800. Luego, en 0540, el 2º Batallón de Marina comenzó a desembarcar en la Bahía Yorke norte del aeropuerto en 20 de fabricación estadounidense LVTP-7 Amtracs. Como casi 1.000 argentinos comandos, marines y soldados descendieron en Stanley, que se pusieron en contacto con los defensores de la ciudad: 68 Royal Marines de la Partida Naval 8901. Con una fuerza enemiga superior en número de cierre-en, los defensores se retiraron a las posiciones alrededor de la Casa de Gobierno en 0715 y se preparó para hacer una última resistencia.

El Cpl. George Gill de la Royal Navy estaba mirando a través del alcance de su rifle de francotirador cuando las tropas argentinas salieron de detrás de la cubierta cerca de su posición. Él apretó el gatillo de su L42A1 Enfield y se sacudió como una bala de 7,62 mm con cremallera hacia el suelo. Uno de los mejores rifles de francotirador que se han hecho, una precisión mortal del L42A1 10 libras servido con eficacia la tarea. "Tenía un par de ellos en la mira y se aseguró de que fueron tomadas fuera del juego", recordó Gill. Durante las siguientes dos horas los británicos mantuvieron su posición, pero entonces los argentinos crió Amtracs de apoyo. En ese momento, el argentino Comandos entró rápidamente en el complejo de edificios de varias direcciones en un asalto final que colmó la Partida Naval 8901 de la Marina Real.

El Sargento Manuel Batista estaba particularmente bien armado para este tipo de aproximación excesiva Tiroteo: Llevó cuatro granadas, una pistola Browning Hi-Power hecha en Argentina de 9 mm y una subametralladora con supresor L34A1 Sterling. Le dio una patada en la puerta de la primera dependencia volvió en sí, recogió rápidamente a varios prisioneros y luego se trasladó-a la captura de un grupo de infantes de marina reales alrededor del exterior de la Casa de Gobierno. Batista luego de ubicar a sus prisioneros en la zona de aparcamiento en frente de los cuartos de la criada donde fueron desarmados y apresados. Otro grupo de infantes de marina reales se tratan de forma parecida frente a la oficina de Cable and Wireless de la isla después de rendirse.

Con la caída de Stanley el 2 de abril y la isla de Georgia del Sur el día siguiente, parecía que Argentina finalmente se había cimentado sus reivindicaciones territoriales en disputa desde hace mucho tiempo a las islas del Atlántico Sur. Mientras el mundo se preguntaba cómo reaccionaría Inglaterra, las imágenes de desarmado Royal Marines boca abajo en la calle llenos Margaret Thatcher con resolución. Ese mismo día, ella se dirigió al Parlamento en relación con la "agresión sin provocación" de Argentina contra el territorio soberano británico. El primer ministro concluyó su discurso con estas palabras: "Es el objetivo del gobierno para ver que las islas están libres de ocupación y se devuelven a la administración británica a la mayor brevedad posible." Casi inmediatamente, Inglaterra comenzó el montaje de una fuerza naval para llevar a cabo operación CORPORATIVA: la contra-invasión de las Islas Malvinas.

En previsión de sólo una respuesta tal, los argentinos comenzaron a inundar Islas Malvinas con miles de refuerzos. De día y de noche, C-130 voló en el aeropuerto a Stanley entrega de aviones cargados de tropas frescas-soldados que portaban una interesante variedad de armas pequeñas. El principal de ellos era venerado Fusil Automatique Léger de Fabrique Nationale (Luz fusil automático). Argentina adoptó el FAL a finales de 1950 con la compra directa de fusiles producidos al FN en Herstal, Bélgica. Luego, en 1960, la Dirección General de Fabricaciones Militares (la Dirección General de Fabricaciones Militares, o "DGFM") comenzaron la producción nacional del FAL en la estatal Fábrica Militar de Armas Portátiles (Militar Pequeña Fábrica de Armas, o "FMAP") Domingo Matheu fábrica en Rosario. La DGFM produjo el FAL en cuatro modelos: el FM FAL estándar (Fusil Automatico Liviano o Luz fusil automático) Modelo 50-00; el ejemplar con culata plegable FM FAL Modelo 50-61; el cañón corto Paracaidista Modelo 50-63; y el Modelo 50-41, conocido como el FAP (Fusil Automático Pesado). Además de su DGFM FAL, los batallones argentinos también se armaron con el legendario ametralladora de propósito general Mitrailleuse d'appui Generale (MAG) de 7.62mm de FN.

A pesar de que estas armas estaban presentes por las miles de personas en las calles de Stanley durante abril de 1982, las tropas argentinas también se llevaron a otras armas de fuego militares de fabricación nacional. Junto con sus ametralladoras MAG, algunas unidades argentinas se siguen utilizando la ametralladora ALAM-1 en las Malvinas / Falklands. Cámarizado en el cartucho 7.65x51 mm, la ALAM-1 era copia de la ametralladora refrigerada por aire de EE.UU. M1919A4 de la DGFM. También hubo dos diferentes DGFM 9 mm BlowBack metralletas: el más moderno FMK-3 y el PAM-II (Pistola Ametralladora): una copia de los M3A1 "Grease Gun" de EE.UU.

La mayoría de los oficiales argentinos llevaron el arma estándar en cuestión general en 1982 -la versión de DGFM unas Power-Hi, pero algunos todavía llevada mayor y más potente. Entre 1927 y 1966, la fábrica de Domingo Matheu de la DGFM produjo el Sistema Colt Cal. 11.25 mm Modelo 1927 una copia con licencia de la pistola M1911A1. Muchos de los oficiales argentinos prefieren la potencia extra del .45 ACP Sistema 1927 por encima del 9 mm Luger. También había unas cuantas armas de fabricación extranjera entre las diversas unidades argentinas en las Malvinas. Pistolas ametralladoras de fabricación británica Sterling L2A3, metralletas de fabricación belga FN UZI e incluso fusiles Beretta BM-59E de fabricación italiana estaban en manos de las fuerzas de recuperación muy bien armados.

A través de las semanas restantes de abril de unidades argentinas se trasladaron a las colinas escarpadas que rodean Stanley y empezaron a prepararse para una campaña defensiva en la planta. Ellos plantaron minas terrestres antipersonal por los miles y cavaron-in, la creación de posiciones de combate en medio de las rocas barridas por el viento. Pero las fuerzas terrestres convencionales tendrían que esperar fuera siete semanas a cuenta de la escalada de la guerra aérea y naval. El 1 de mayo, las operaciones de combate británicas en las Malvinas comenzaron cuando la Real Fuerza Aérea y la Marina Real aviones llevaron a cabo los primeros ataques aéreos contra las posiciones argentinas en todo el aeropuerto de Stanley. Como las guerras navales y aéreas se desarrollaron con cada día que pasa, los británicos llevó a cabo una audaz incursión en el campo de aviación en Pebble Island en la noche en mayo. 14-15 En la incursión, los 45 hombres del Escuadrón D, servicio aéreo especial infiltrado en el uso de dos helicópteros Sea King y procedieron a destruir 11 aviones argentinos en el suelo. Además de morteros y cohetes, el SAS libró la batalla usando fusiles M16 de fabricación estadounidense equipadas con 40 mm lanzagranadas M203.

El verdadero hito de la guerra de las Malvinas llegó el 21 de mayo, cuando la brigada de comando 3 Marina llevó a cabo un desembarco anfibio cerca del asentamiento de San Carlos. El encuentro con única oposición ligera al desembarcar, 4.000 soldados de la brigada se movieron rápidamente para ampliar la cabeza de playa y comenzar las operaciones ofensivas. A pesar de que parte de la operación salió bien, aviones argentinos respondió con una serie de ataques devastadores contra los buques de guerra de la Marina Real de apoyo a la fuerza de tierra. Para proteger a las tropas en la cabeza de playa de los ataques de ametrallamiento de bajo nivel, los británicos usaron otra legendaria arma de fuego estadounidense: la ametralladora M2HB .50 BMG. Si bien la campaña de aire y el mar rugía, las fuerzas terrestres británicas comenzaron a empujar fuera de las playas de invasión con el objetivo final de llevar a cabo un asalto directo contra Stanley, a 50 millas de distancia.

Con un interior montañoso y una ausencia casi total de las carreteras, en movimiento la fuerza de asalto en su posición alrededor de Stanley presentado a los británicos con un enorme desafío. El plan original para las tropas que se recorra toda la isla, pero casi todos los helicópteros que debían hacer el trabajo fue abajo cuando el Atlantic Conveyor fue hundido. Este desarrollo significó que algunas unidades británicas tendrían que caminar o "yomp" -su camino a través de terreno accidentado, en el peor tiempo posible.

Durante las horas previas al amanecer del 28 de mayo la primera batalla de la tierra significativa de la guerra comenzó cuando el 2º Batallón del Regimiento de Paracaidistas atacó el campo de aviación en Goose Green. Bajo el mando del Teniente Coronel Herbert "H" Jones, los hombres de 2 Para llevaron el típico surtido de armas automáticas orgánicos a un batallón en el ejército británico en 1982. Algunos de los hombres estaban armados con 9 mm metralletas Sterling L2A3 , mientras que la mayoría de ellos a otro derivado del FN FAL-L1A1 el auto carga Rifle (SLR). Al igual que sus adversarios argentinos, los británicos también portaba una versión del Propósito FN MAG-el L7A2 general de la ametralladora (GPMG). También utilizaron unos 40 mm lanzagranadas M79 fabricados en EE.UU.. Por último, los oficiales del batallón realizaron versión del L9A1 de pistola Bretaña del reconocido FN / Browning 9 mm de alta potencia. Los hombres de Pará 2 ponchó para capturar Ganso Verde "antes del desayuno", pero una fuerte resistencia de las tropas argentinas se clavaron en el canto Darwin hizo que los atacantes a perder impulso. Los británicos se lanzó hacia delante varias veces a lo largo de la mañana sólo para ser detenido por el fuego automática pesada de infantería argentinas en el canto. En un momento crítico en la batalla, el teniente coronel Jones decidió dirigir un ataque a una posición de ametralladora y corrió a toda velocidad hacia el enemigo disparando su pistola ametralladora L2A3. A mitad de camino hasta la colina, se detuvo para recargar la ley y, cuando comenzó de nuevo, un solo 7,62 mm bala le atravesó justo detrás de la clavícula derecha y salió por el abdomen. Él murió en el acto y se concedió a título póstumo la Cruz Victoria por su liderazgo y coraje. La batalla llegó a su conclusión oficial el día siguiente cuando más de 1.000 tropas argentinas se rindieron.

La siguiente fase del avance hacia Stanley comenzó inmediatamente después de la victoria en Goose Green cuando todas las unidades británicas comenzaron a empujar hacia el este. En el norte, Pará y 3 Comando 45 partieron de San Carlos a pie y yomped Teal Inlet y el Monte Estancia. En el centro, Comando 42 y el SAS se trasladaron en helicóptero sobre el centro de la isla de Monte Kent. En el sur, 2 Pará y la 5ª Brigada de Infantería recién llegado se trasladaron en helicóptero y el buque de Goose Green a la zona de Fitzroy / Bluff Cove. Con esos elementos en su lugar, las fuerzas británicas estaban posicionados para lanzar su ataque final. El esfuerzo dio inicio en el frío de la noche del 11 de junio con una operación de tamaño de una brigada que produjo un trío de intensas batallas. Cinco millas al oeste de la ciudad, 45 Comando agredido en posiciones ocupadas por el cuarto regimiento de infantería argentina sobre la masa colina Dos Hermanas. Recortada por la luz de la luna, los británicos cayeron bajo el fuego devastador de Argentina M2 HB-.50 cal. ametralladoras como proyectiles de mortero cayeron alrededor de ellos. Con la ayuda de fuego de los cañones del destructor HMS Glamorgan, la Marina Real en última instancia prevaleció. A menos de una milla de distancia hacia el sur, Comando 42 y los galeses Guardia 1er Batallón se enfrentaron en una batalla desesperada en el Monte Harriet.

Al otro lado del valle al noreste, los hombres de 3 párrafo posiciones simultáneamente agredidos ocupados por el 7º Regimiento de Infantería Mecanizado argentina en el Monte Longdon. A medida que los hombres de 3 Para intentaron avanzar por las laderas, corrieron de cabeza a los oponentes que cumplieron con su ataque con una mezcla de DGFM PAM-II Greae Gun, fusiles FAL, ametralladoras ligeras FAP y ametralladoras MAG alimentada por cinta. Además de eso, un pelotón de armas pesadas Marina tripulado varios M2HBs en la montaña. En la oscuridad confusa, paracaidistas tomaron por asalto las posiciones argentinas y dedican sus adversarios en vicioso combate cuerpo a cuerpo con culatas y bayonetas. En un momento crítico en la lucha, el 4to pelotón de la Compañía B / 3 Para recibió órdenes para llevar a cabo un reconocimiento de la cara norte de la cordillera, en un intento de flanquear las posiciones enemigas.

Sin saberlo, la fuerza de reconocimientos se movió en el campo de fuego de otra ametralladora argentina oculta. Sin ninguna otra opción, el jefe de sección cargará la posición única de ser heridos. Sin vacilar, de 29 años de edad, el sargento de pelotón. Ian John McKay tomó en off y se precipitó la ametralladora disparando su SLR L1A1. Después de cubrir la distancia rápidamente, arrojó granadas de mano de fragmentación en la posición neutralizantes y matando a los hombres en su interior. Sin embargo, los disparos de otro lugar en la montaña y luego golpeado y muerto el sargento. McKay. El liderazgo de valor y de inspiración que mostró esa noche en el Monte Longdon fue finalmente reconocido cuando se le concedió a título póstumo la Cruz de la Victoria.

Los británicos se reanudó el ataque durante la noche del 13 al 2 Para atacado Wireless Ridge y el 1er Batallón / 7 de Gurkha Rifles atacó Monte William. Mientras tanto, el 2º Batallón de Guardias Escoceses subió contra el argentino 5º Batallón de Infantería de Marina en una acción dramática en el Monte Tumbledown que concluyó con una carga a la bayoneta. Expulsados ​​de sus posiciones defensivas en las colinas de los alrededores, las unidades argentinas se retiraron de nuevo en Stanley en el trastorno. Pronto, una bandera blanca se veía agitando más de la ciudad, y luego a las 9:30 p.m., horario local de 14 de junio de 1982, se firmó la rendición, poniendo fin a la guerra. . Poco después, el mayor general Jeremy Moore anunció: "Las Islas Malvinas son una vez más bajo el gobierno deseado por sus habitantes-Dios salve a la Reina".

Más de 10.000 hombres argentinos se convirtieron en prisioneros de guerra al día siguiente. Mientras marchaban a la cautividad, se amontonan en marcha miles de fusiles y ametralladoras DGFM en varios puntos de recogida en Port Stanley, un testimonio de intento fallido de Argentina para el control de las Islas Malvinas. Este intento fallido dio lugar a la pérdida de 649 argentinos y 258 británicos y vidas alteró para siempre el futuro de ambas naciones. A pesar de más de 25 años han pasado desde la guerra de las Malvinas, en la Argentina sigue siendo un tema sensible. A lo largo de ese país hoy en día, pegatinas y señales puede verse que anuncian: "Después de 25 años es la misma sensación: que eran, son y serán siempre argentina! MALVINAS! "

domingo, 12 de julio de 2015

La dura y sucia guerra en las islas

Una guerra muy sucia: Soldados británicos muertos a tiros por tropas enemigas que agitaban la bandera blanca y prisioneros argentinos bayoneteados a sangre fría. Un ex-Para habla de los horrores de las Malvinas
Por Tony Banks - DailyMail

En esta serie brutalmente sincero, ex Para Tony Banks habla de su viaje emocional de las atrocidades del campo de batalla al perdón y la redención.

La Guerra de las Malvinas fue corta, fuerte y muy desagradable. Los combates que experimenté cuando era un joven soldado en el Regimiento de Paracaidistas fue, en momentos como algo fuera de la Primera Guerra Mundial Hemos luchado cuerpo a cuerpo, la limpieza de las zanjas de las tropas argentinas con bayonetas y granadas.
Vi amigos cercanos asesinados y mutilados, llorando por sus madres como la vida fluía de ellos. Fui testigo herido y mal quemados hombres retorciéndose, gritando de agonía.
Pero yo era un Para - un tipo duro en una de las unidades más duras del ejército británico - y todo lo que la muerte y la destrucción no me molestó. O eso creía yo.
Yo era sólo 20 años cuando me fui como parte de la Fuerza de Tarea enviado a recuperar esas islas azotadas por el viento en el Atlántico Sur en 1982. Yo estaba lleno de espíritu de vida y de lucha y listo para hacer un trabajo que amaba.


Heroico: miembros victoriosos de 2 Para en las Malvinas durante el conflicto de 1982

Llegué a casa poco más de dos meses después, duro y cínico, atormentado por los recuerdos angustiosos.
De vuelta en mi ciudad natal de Dundee, pasé largas noches con sólo una botella de whisky para la compañía, beber a mí mismo en una neblina de evadir las pesadillas. Me enojé, cambiante y difícil, y mi matrimonio se desintegró como resultado.
Un día mi madre me sentó y lo explicó a mí. No tenía el corazón más, dijo. Lo había dejado 8.000 millas de distancia de las Malvinas.
Tirando de mí juntos y tratar con el pasado año tuvo - pero con el tiempo, ya que voy a describir en esta serie, me di la vuelta por la vida alrededor, se convirtió en un exitoso hombre de negocios, e incluso apareció en la TV Secreto Millonario.
Durante mucho tiempo, dudé si el sacrificio de la vida de mis amigos y el trauma infligido a aquellos de nosotros que sobrevivieron habían sido realmente vale la pena. Pero llegué a ver el valor de lo que hemos conseguido y estar orgullosos de ello.
Doscientos cincuenta y ocho soldados británicos pagaron con sus vidas por la reconquista de las islas, y una más de 775 resultaron heridas. Muchos de el resto de nosotros pagamos con nuestra paz mental.
Huelgas boca grande otra vez: El cantante Morrissey dijo a una audiencia en la Argentina de que las Islas Malvinas pertenecen a ellos
Ahora Morrissey vadea en disputa por las Malvinas y dice ...
Brave Para Craig Jones fue asesinado el 13 de junio de 1982, cuando fue alcanzado por fuego de artillería en el Monte Longdon. El jugador de 20 años de edad, murió tan sólo 24 horas antes de la guerra con la Argentina terminó con un acuerdo de alto el fuego el 14 de junio.
"Isla Craig ': Los padres del último soldado murieron en ...
Una calle de sentido: Gran Bretaña está dando Argentina millones de libras en concepto de ayuda en virtud de un régimen de la UE en un momento en la presidenta Cristina Kirchner está amenazando Gran Bretaña por las Malvinas y ayer instó a sus empresas a boicotear los productos británicos
Gran Bretaña da Argentina 27 millones EUR en ayuda a través de la UE y el FMI ...
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Pero, con el gobierno argentino haciendo sonar nuevamente sables, es importante saber que hace 30 años que hicimos lo correcto. Los isleños son británicos hasta la médula. A pesar de lo que los soldados tenían que hacer y soportar, no hay duda en mi mente que arrancar de nuevo las Malvinas de los invasores argentinos estaba justificada.
Y si hubiera que haber otra guerra para luchar allí, ahora sé que por mi parte, quisiera fijar las bayonetas y hacerlo todo de nuevo.
La primera vez que fuimos a la guerra en 1982 yo estaba tan asustado como yo he estado en mi vida. Estábamos comprometidos en una guerra sin cuartel en la que dos ejércitos nacionales estaban tratando de libras entre sí en la sumisión al matar a la mayor cantidad de enemigos posible. Estábamos muy superados en número y lejos de casa.
Era increíblemente frío en esas colinas yermas. Muchos de nosotros estábamos sufriendo con la congelación y el pie de trinchera de las condiciones empapadas bajo los pies.
También estábamos un poco aturdido porque habíamos realidad nunca pensé que llegaría a esto. Habíamos estado a bordo del buque durante seis largas semanas de dirigirse de Gran Bretaña. Mi batallón, 2 Pará, fue requisado en un ferry del Mar del Norte, el Norland, y para la mayoría de la manera, creía que estábamos en una misión inútil.
No iba a haber ningún enfrentamiento. Sería todo ser resuelto diplomáticamente, la flota podría dar la vuelta en medio del océano y todo lo que podía ir a casa. Pero nos atrapa en el sur sin descanso, y la formación y el ejercicio dimos a mayor urgencia. No hubo acuerdo de paz de último minuto. Íbamos a tierra.


Cicatrices mentales: Tony Banks durante sus días en el regimiento

Nuestro desembarco en la costa remota occidental era sin oposición, y al principio las cosas estaban tranquilas como cavamos y esperamos en el tiempo amargo. Después de una semana se nos ordenó marchar sobre Goose Green, el segundo mayor asentamiento en las Malvinas. Los argentinos tenían una pista de aterrizaje allí y había encarcelado a más de 100 aldeanos en el salón comunal. Fue para convertirse en el sitio de uno de los compromisos más famosos de la guerra.
A medida que avanzábamos, balas de ametralladoras azotado por el aire, morteros y granadas explotaron y fósforo blanco iluminan el cielo. Los hombres estaban gritando en el terror y el dolor, y como nuestros oficiales nos instaron a - 'Move! Mueve! Move! "- Lo único que podía pensar era," Por favor, Dios, tráeme a través de esta batalla ".
A continuación, la adrenalina patadas, y mi miedo desapareció. La confianza en su entrenamiento, me dije. Recuerde que el trabajo en equipo y hacer el trabajo.
A medida que nos abrimos paso hacia adelante, dos de nuestros hombres acusados ​​por delante, disparando desde la cadera y matando a dos soldados argentinos antes de ser golpeado a sí mismos. Corto en potencia de fuego, que desesperadamente necesitábamos para recuperar su ametralladora, que yacía a pocos pies de distancia de la trinchera enemiga. 'Sal ahí fuera y conseguir esa arma, "me dije.
De repente me sprint las 15 yardas a los dos hombres caídos. Uno era débil y sin vida, pero el otro estaba vivo y yo de él y la pistola acarreado volver a nuestra posición. Mientras yo estaba haciendo eso, los otros avanzaron y borraron la zanja y sus ocupantes con una granada de fósforo.
Entonces, de repente, los francotiradores abrieron sobre nosotros desde posiciones bien ocultas. Uno de nuestro pelotón estaba muerto, una bala en la parte frontal de su casco y salir por la parte trasera.
Se le afecta profundamente cuando pierdes a alguien de su propio pelotón. Hay sólo 30 de que son, y que viven en la época de la otra bolsillos tras día. Es como perder a un miembro de su familia.
Este capítulo en particular era uno de los más viejos y tenía previsto abandonar el ejército, pero se convenció de hacer otros seis meses. Pero esa es la manera que va en la guerra. La supervivencia es todo cuestión de suerte, ya que mi buen compañero, Dave descubrió cuando también fue golpeado.
Un médico de trazos hacia donde yacía gimiendo en el suelo, cortar la ropa y descubrió, para su asombro, que la bala estaba acostado en su ombligo. Se había golpeado a su correa y viajado a lo largo de su cinturón, dejándolo sin aliento y magullado, pero aún así en una pieza.
Nos avanzó poco a poco a cada enemigo nido de ametralladoras a su vez y conseguimos lo más cerca que pudo antes lanzando granadas. Después, nos gustaría encontrar una gran cantidad de argentinos muertos, y por una fracción de segundo que no podíamos dejar de piedad de ellos.
Habría rifles con fotos de la Virgen María pegados en las culatas. Eran católicos, como yo. Muchachos jóvenes, como yo ... Pero yo sabía que si me iba a sobrevivir, no podía darme el lujo de sentir lástima por ellos. Era matar o morir.
A medida que nos fuimos a través de las posiciones enemigas, vimos lugares horribles - cabezas despegaron y se enfrenta con enormes agujeros. Un hombre aún estaba vivo pero sus brazos yacía yardas lejos de él a cada lado de la zanja.
Era asombroso - y peligroso en el largo plazo - la rapidez con que acostumbramos a estas escenas macabras. Nos volveríamos a tomar las botas, que eran de mejor calidad, y usarlos en lugar de la nuestra, literalmente, entrar en los zapatos de los hombres muertos.
Como presionamos hacia adelante, nos encontramos tomando fuego de una escuela fuertemente fortificada y las trincheras que lo rodean. Oí un grito y vi que Steve, mi mejor amigo durante toda la formación, había recibido un disparo. En el momento en que llegué a él, el color ya estaba drenando de su rostro y su respiración era superficial.


Abandonado: cascos de acero salieron por las fuerzas armadas argentinas que se rindieron en Goose Green a las tropas británicas

Suspiró, vi una lágrima por su rostro y él se había ido. Todos los detalles de sus últimos momentos fue grabada en mi conciencia. Casi 30 años han pasado desde entonces, pero esa imagen vívida todavía me atormenta. Es siempre lo hará.
Por último, una bandera blanca apareció en la escuela, y nuestro comandante de pelotón y otros dos se adelantó para tomar la rendición. Cuando se acercaron, el enemigo los mataron a tiros.
A todos nos quedamos mirando con incredulidad. Entonces, tengo que admitir, nos fuimos nueces. Saltamos como uno y abrimos con ametralladoras, un cohete y granadas. En el momento en que habíamos terminado, el edificio había sido borrado y decenas de ellos estaban muertos.
Poco después, el resto se rindió, y la batalla de Goose Green había terminado. Estamos hacinados cientos de prisioneros en un enorme cobertizo. Eran principalmente reclutas y un montón patético, tímidamente rascar la tierra con sus botas.
Ellos fueron claramente desnutridas, a pesar de las reservas de alimentos abundantes que encontramos. Habían sufrido tratamiento dura a manos de sus propios oficiales, que los habían muerto de hambre y mantenido las mejores raciones para sí mismos. Fueron apenas entrenados y simplemente había dicho que cavar y mantener sus posiciones. Ahora no eran más que contento de que todo había terminado. No habían sido para la lucha, y hemos escuchado historias de que sus propias fuerzas especiales habían ejecutado a los que trataron de desertar. Nos cuidaron mejor que su propio pueblo lo hicieron.
Pero un preso se destacaba entre la multitud, con un aire de superioridad sobre él, como si fuera por encima de todo. La arrogancia de la clase que mostraba había empezado todo este asunto, y me hizo enojar al pensar en la muerte de Steve y los otros.
Me acerqué a él y le golpeé la boina que llevaba la cabeza. Me miró con desafío, y me rompió mi rifle tope a la cara. Si hubiera sido atrapado maltratar a un prisionero, habría estado en serios problemas, pero yo había tenido más que suficiente para entonces. Casi me quería uno de los argentinos con el paso de la raya porque habría tenido ningún reparo en dispararle.
Goose Green fue una gran victoria, lograda sin la artillería completa o apoyo aéreo y en contra de la superioridad numérica que estaban bien cavaron-in. Pero había sido costoso. Diecisiete de nuestros compañeros estaban muertos y muchos más heridos. Aquellos de nosotros que lo hizo a través no estaban ilesos tampoco. Caminamos por las expresiones acristalamiento. En las últimas 36 horas que habíamos engañado a la muerte una y otra vez, y que el estrés sería pasar factura en años posteriores.
Al reflexionar sobre la batalla, sabía que habíamos tenido suerte. Habíamos derrotado a algunos una dura resistencia a pesar de estar sobrecargados y de escasos recursos ya pesar de una serie de errores, mala artillería y la inteligencia defectuosa.


Tragedia: HMS Sir Galahad en llamas después de un ataque aéreo de Argentina el 8 de junio de 1982 en Bluff Cove (Bahía Agradable) cerca del asentamiento de Fitzroy en East Falkland

También había sido la pérdida innecesaria de coronel 2 de Pará, "H" Jones, en una carga suicida contra enemigos puestos de ametralladoras. Nunca debería haber puesto a sí mismo en esa posición. Él estaba en las Malvinas para dirigir la totalidad del batallón, no una pequeña fuerza de asalto entusiasta.
Era valiente, pero irresponsable. Se irritó conmigo en que más tarde fue galardonado con una cruz de Victoria póstuma.
Una semana más tarde, yo estaba en una ladera estéril con vistas a las aguas de pizarra gris de un lugar llamado Bluff Cove. Abajo, dos buques de transporte de tropas se deslizó en la bahía, con refuerzos de galeses y escoceses guardias para el asalto a las montañas a Port Stanley, la capital de las Malvinas.
A medida que el Sir Tristram y el Sir Galahad montaron en el ancla y los suministros se están descargando, recuerdo preguntándome por qué estaba tomando tanto tiempo para empezar a mover los propios hombres a la orilla. Estaban sentados patos por un ataque aéreo.
De repente Skyhawks argentinos gritaban en las naves, y gruesas humo se elevaba negro como incendios feroces ellos sumidos. Los hombres estaban saltando en el agua helada y ser atrapados en la quema de petróleo flotando en la superficie.
Ante mis ojos, el mayor desastre de Gran Bretaña de toda la guerra se desarrollaba.
Corrimos hasta la orilla e hicimos lo que pudimos. Los hombres tropezaron hasta la playa en completo shock, extendiendo los brazos con cintas de piel se arrastran desde burbujeante carne. Nosotros les precipitamos al puesto de socorro de regimiento y tratamos de calmarlos: "No te preocupes, amigo. Vas a estar bien. "Yo sabía que estaba mintiendo, pero las palabras tranquilizadoras eran todo lo que tenía.
Cincuenta y seis hombres murieron y más de 150 resultaron heridas. Yo estaba enojado por los residuos y la pérdida de vidas causada por la estupidez de no conseguir a retirarse a un lugar seguro antes.
Y nunca olvidé el terrible olor a carne quemada. Años más tarde iba conduciendo por la autopista M6 y pasando un sitio donde se estaban incinerados animales sacrificados durante la epidemia de fiebre aftosa. El olor flotaba en el coche y de repente, en mi cabeza, yo estaba de vuelta en Bluff Cove.
La pérdida de la Guardia significaba que ahora sería llamado de nuevo en la línea del frente para el asalto a Stanley. Nuestra tarea en particular era tomar Wireless Ridge en el Monte Kent. El enemigo tenía un regimiento entero allí esperándonos.


Heridos: Sobrevivientes siendo ayudados en tierra en Bluff Cove luego que dos buques de desembarco británico, el Sir Galahad y Sir Tristam, sufrieran ataques aéreos

Partimos del punto de inicio del ataque en la noche, marchando en fila india en la nieve sobre matas de hierba y turberas. Entonces cavamos en bajo una colina, fuera de la vista de los argentinos, que esperar.
En las primeras horas, conseguimos nuestra primera vista adecuada de la cresta tomáramos. Era una posición defensiva perfecta. Íbamos a tener un infierno de una lucha en nuestras manos.
El ataque comenzó con un bombardeo masivo de artillería machacando las posiciones enemigas durante horas para ablandarlos. Mientras nos preparábamos para avanzar, pensé: 'Esto es una locura. Es como ir a la cima en las trincheras del Somme. Todos vamos a ser cortada por las ametralladoras ".
Mi estómago se tensó. Yo no quiero morir y, sobre todo, no una muerte agonizante en una congelación frío, ladera oscura en el medio de la nada.
Los peces gordos finalmente se quedaron en silencio y fuera de la penumbra vinieron una orden que habría sido familiar para los Tommies en 1916: '! Fix bayonetas, muchachos' Aquí vamos, me dije a mí mismo. Luego vino una instrucción aún más terrible: 'No hay presos, muchachos. "
Esta batalla tuvo que ser todo sobre el impulso - mantenimiento de ir y seguir adelante con ella. Los combates en la noche cerrada, simplemente no teníamos los recursos para tomar prisioneros.
Y nos sentimos que tenían pocos motivos de queja. Habían empezado la guerra y no habían mostrado mucho respeto por la bandera blanca cuando habían disparado mis tres compañeros que se fueron hacia adelante para tomar la rendición en Goose Green.
La palabra fue dada a avanzar y nos revueltos través de turberas y lo que después nos enteramos era un campo de minas. Llegamos a las primeras trincheras enemigas, pero no había nadie allí. Habían atornilladas. Pero cuando empezamos a lo largo de la cresta, una escena de Star Wars estalló con balas trazadoras volando por todas partes. Estábamos en contra de los soldados enemigos bien armados, bien disciplinados y altamente motivados en buenas posiciones.
Llamamos apoyo de artillería, con consecuencias desastrosas. Diez conchas de nuestra propia artillería vino abajo casi encima de nosotros. Me tiré en un agujero lleno de agua media concha, que me dejó empapado y congelación para el resto de la batalla. Cuando me puse de salir, vi un cuerpo. Fue Dave, que había tenido un escape tan estrecha en Goose Green cuando una bala alojada en su ombligo.
Después de unos días en recuperación en la parte trasera que había presentado voluntariamente para estar con sus amigos en 2 Para. Ahora que estaba muerto - como resultado de la llamada 'fuego amigo'.
Luchamos nuestro camino por la cresta, lanzando granadas a las posiciones enemigas. A veces los ocupantes lucharon hasta el final. A veces conscriptos jóvenes simplemente sacaron sus sacos de dormir sobre sus cabezas con la esperanza de que todo iba a desaparecer.
Pensé: 'Esto es una locura. Es como ir a la cima en las trincheras del Somme. Todos vamos a ser cortada por ametralladoras '
Pero no podíamos correr ningún riesgo con ninguno de ellos. Un joven soldado aterrado se levantó con sus manos en el aire lejos parloteo en español y, obviamente, con ganas de rendirse. Parecía un adolescente - un niño, al igual que a nosotros mismos.
Él estaba suplicando por su vida. Nos miramos el uno al otro y dudamos. Una breve discusión estalló entre nosotros. Alguien gritó a nosotros para seguir las órdenes: 'dispararle. "Fuera de la oscuridad, otra voz respondió:" No, le disparas.
Como el argumento continuó, el muchacho se desplomó de rodillas. Finalmente, alguien lanzó una lona sobre él, le disparó y lo remató con una bayoneta. Eso fue todo. Nos mudamos. Cada vez que escuchamos español hablado disparamos en la oscuridad, arrancando chorros de fuego, y luego continuar en un extraño silencio.
Al amanecer, podríamos hacer las líneas de soldados enemigos en retirada hacia Port Stanley, en silueta contra el sol naciente. Uno de nuestro pelotón abrió en ellos como me alimenté el cinturón de municiones en su ametralladora. Era un pavo disparar de verdad, y nos llevó a cabo un buen número de ellos antes de que el arma atascado.
Como he tratado de liberar el mecanismo, astillas de granito y césped volaban a mi alrededor. Francotiradores enemigos nos tenían en la mira. Una bala calibre 50 rebotó en una piedra y aterrizó en el regazo del hombre a mi lado. Nos fijamos en la bala, se miraron, luego se echó a reír como los francotiradores continuaron disparando a nuestro alrededor.
Era extraño - aquí nos reímos nuestras cabezas justo en el medio de toda esta muerte y destrucción. Nos debe de haber mirado como locos. Pero, ¿qué otra cosa podíamos hacer?
Pronto todo había terminado. Habíamos tomado Wireless Ridge. Todos los otros objetivos - Tumbledown, Twin Sisters, el Monte Longdon y Monte Harriet - eran también ahora en manos británicas. Port Stanley estaba abierto, y las negociaciones de rescate estaban en marcha.
Más tarde ese mismo día una bandera blanca volaba sobre la capital de las Malvinas. Nosotros en 2 Pará, estoy orgulloso de decir, fuimos los primeros en la ciudad.
Me quedé muy sorprendida por el estado en que estaba. Stinking cadáveres yacían en las calles y el lugar estaba sucio, con excrementos humanos y basura por todas partes.
Cañones antiaéreos se habían instalado en el patio de la escuela, y los argentinos habían pintado cruces rojas en sus almacenes de municiones y palanquillas oficiales. Eso nos disgustados incluso más que el desorden.
Más tarde hubo una ceremonia en memoria de nuestros muertos. A todos nos amontonamos en la catedral de Port Stanley para escuchar el padre nos dice que los "cruda realidad" de lo que habíamos pasado por cambiarían nuestras vidas para siempre. No creo que muchos de nosotros le creyeron en su momento. Pasarían muchos años de sufrimiento privada antes de que hicimos.
Pero ahora llegó el momento de enviar a nuestros presos a casa. Había 6.000 de ellos en Stanley solo, un montón de frío y miserable. Muchos de ellos iban de regreso a Argentina en el Canberra, el crucero P & O que había transportado a miles de tropas británicas al sur para recuperar las Malvinas.
Mientras subían a bordo, esto debe haber sido una gran sorpresa para ellos, porque les habían dicho por sus líderes que se había hundido al comienzo de la guerra.
No sentí ninguna animosidad real hacia ellos, ahora que ya no estaban tratando de matarnos. Sabía también que, mientras nos vamos a volver al Reino Unido en el triunfo, que iban a casa con la vergüenza de la derrota.
No obstante, tal y como los procesados, si alguno de ellos nos dio ninguna actitud, les dieron un culatazo en el estómago o una patada en el trasero. Tengo que admitir también que, en la tradición militar de larga tradición, que pellizcado trofeos de guerra. Bayonetas, brújulas y revólveres fueron ansiosamente buscaban.
Abajo en el muelle, vi a un preso de la misma edad que yo agarrando una caja de color negro brillante. Lo tomé de él y lo abrí. Dentro había una trompeta regimiento brillante. Esto sería un recuerdo fantástico, pensé, así que tomé de él con apenas un pensamiento.
Poco hizo un darse cuenta de que yo guardé a mi recuerdo especial y me puse en camino a casa unos días más tarde de lo importante que la trompeta - y Omar, el hombre que había pertenecido a - estaría en los duros años venideros mientras luchaba por ponerse de acuerdo con los horrores retardadas de mi guerra de las Malvinas.


miércoles, 24 de junio de 2015

El frío en Malvinas



EL FRÍO EN MALVINAS

El clima de las islas Malvinas es frío, lluvioso y ventoso, correspondiendo con el oceánico subpolar, siendo regulado por la corriente de las Malvinas del océano Atlántico que rodean al archipiélago. Las Islas Malvinas se encuentran más de 483 kilómetros al este de la costa de Argentina y al norte de la Convergencia Antártica, donde las aguas frías de sur se mezclan con las aguas más cálidas del norte. Esto ayuda a moderar la temperatura isleña.
Los vientos son fuertes y provienen sobre todo desde el oeste, desde la Patagonia Argentina, creando una diferencia entre los niveles relativos de precipitación entre las islas orientales y las islas occidentales. La humedad es alta, ya que se encuentra rodeado por el océano, haciendo que el promedio de días con precipitaciones sea de 250 al año, acumulando un total anual de 573,6 mm, pero la isla Soledad es generalmente más húmeda que la isla Gran Malvina.
La temperatura de las islas fluctúa dentro de una banda estrecha, sin llegar a más que 24°C o a menos de -5°C. La temperatura media oscila entre 3 °C en invierno y 8 °C en verano.1 Hay largas horas de luz del día en el verano, aunque el número real de horas de luz solar está limitado por la cobertura de nubes.
El clima es similar a las islas Shetland en el Reino Unido, pero con menos precipitaciones y más largos y ligeramente más severos inviernos. También se caracteriza por poder cambiar con mucha rapidez y las 4 estaciones pueden manifestarse en un mismo día.
Las islas tienen una temperatura templada fría, que fluctúa en un rango estrecho. Las temperaturas diurnas son similares a otras localidades a la misma latitud en el continente sudamericano, y las noches tienden a ser algo más frescas, con heladas ocurriendo en una de cada 3 noches (128,4 noches). Las temperaturas medias mensuales van desde alrededor de 9 °C (48,2 °F) en enero y febrero a alrededor de 2 °C (35,6 °F) en junio y julio, que corresponde con el verano y el invierno.2 El promedio anual es de alrededor de 5,6 °C (42,08 °F).
La temperatura máxima registrada fue de 29,2 °C y la mínima de -9,5 °C. Mientras que, las temperaturas extremas varían de -11,1 °C (12,02 °F) a 26,1 °C (78,98 °F) para el periodo 1961-1990, aunque más recientemente, el 23 de enero de 1992, cerca de la Base Aérea de Monte Agradable registró 29,2 °C (84,56 °F). Sin contar con datos anteriores a 1890, el clima térmico de las islas Malvinas en general parecieran mostrar una pequeña tendencia a mayores temperaturas. La media diaria máxima de enero en Monte Agradable para los años 1991-2011 promedian 16,5 °C (61,7 °F) comparada con su promedio de 1961-1990 de 14,1 °C (57,38 °F).
Los vientos que soplan sobre las islas son en su mayoría los vientos del oeste. No hay casi ninguna variación estacional en la dirección del viento, que es menos de 17 nudos para el 60 % de las veces, 22 a 33 nudos durante 20 a 25 % del tiempo y 34 y por encima de 8.12 % del tiempo. Fuertes vendavales son frecuentes, especialmente durante el invierno. La velocidad media del viento en Puerto Argentino/Stanley es de 16 nudos.
El clima se ha vuelto más seco y más caliente en los últimos 50 años, pero se prevé que las islas se volverán más frías, con más lluvia y más nubosidad.
Esto se debe a la fusión de hielo de la Antártida que se prevé que resultará en un aire más fresco desde el sur, para contrarrestar el aire caliente desde el norte. La temperatura del mar, que fluctúa de valores enormemente en todo el archipiélago, también ha aumentado de manera constante desde 1960.



Los datos sugieren que la precipitación aumentó entre 1910 y 1940, disminuyó hasta 1995, y luego comenzó a aumentar de nuevo. Las tormentas se prevé que también aumentarán en frecuencia e intensidad. Esta información ha sido determinada a través de los datos meteorológicos desde 1923 hasta 1981, ya que los datos más recientes no están completamente analizados.
Una famosa imagen en blanco y negro de soldados argentinos durante la guerra de Malvinas , los muestra en un refugio improvisado frente a una trinchera . Un periodista se acerca e intenta minimizar con palabras alentadoras durante la entrevista , acerca del factor frío que deben sufrir los soldados al estar a la intemperie . Es evidente la repuesta de estos hombres , que aunque intentan sobrellevar el momento , se hace obvio que están sufriendo un terrible frío . Otros casos son de soldados solitarios en rústicos pozos de zorro , donde le es difícil articular palabras ante la prensa debido al intenso frío .
Una imagen muy famosa corresponde a la de unos soldados heridos post-batalla de Pradera del Ganso , los conscriptos son prisioneros del RI 12 y son presos de las cámaras de la BBC que enfocan el momento donde un soldado sufre espasmos aparentemente por el frío extremo . En realidad este soldado está sufriendo las consecuencias por haber experimentado una vivencia estresante durante muchas horas . Su cuerpo ha desarrollado intenso sudor por las horas dramáticas que le tocó desarrollar , y cuando la adrenalina de la batalla ha bajado su intensidad , comienza a sentir frío extremo porque su cuerpo comienza a enfriarse . Tanto la prensa británica como la argentina, ha utilizado esta imagen ícono de la batalla como la representativa de los sufrimientos de los soldados respecto al frío , aunque no es la indicada .

PIE DE TRINCHERA

El pie de trinchera, también conocido como pie de inmersión, es el nombre con que se conoce a la enfermedad descrita por primera vez durante la Primera Guerra Mundial a los soldados que habían permanecido durante el invierno en trincheras anegadas de agua. Consiste en un edema rojo y doloroso en el pie, acompañado de focos supurados, linfangitis e hiperpulsatilidad arterial.
El nombre de esta enfermedad se estableció en la Primera Guerra Mundial.
Los soldados permanecían sin descanso en trincheras anegadas durante semanas a temperaturas muy bajas. Los síntomas aparecían cuando los pies se exponían durante periodos prolongados a los efectos de la humedad y el frío.
La combinación de frío y humedad ablandaba la piel, causando la herida e infección del tejido.
Si no se trataba la enfermedad a tiempo, daba lugar a la gangrena, requiriendo la amputación del miembro. Normalmente, los primeros síntomas son: picazón, piel fría, dolor, entumecimiento y hormigueo.
Posteriormente suele hincharse el pie y la piel se vuelve rojiza (eritrosis) o azulada (cianosis), con supuración o sangrado, como consecuencia de un aporte vascular pobre. Los soldados que utilizaban botas impermeables o muy apretadas, estaban expuestos a la enfermedad debido a la acumulación de sudor.
El pie de trinchera era propiciado por la acumulación de mala nutrición, deshidratación, calzado inapropiado y calcetines mojados. Las personas que sudan demasiado eran más propicias a contraer esta enfermedad. La forma de combatir el mal era tener a mano calcetines limpios y secos todo el tiempo.
Tras cuatro o cinco días de exposición al frío y la humedad, la enfermedad se desarrolla en tres fases. En la primera, los vasos sanguíneos se constriñen por el frío y la humedad, debido al poco oxígeno que le llegan a las células del pie.
Los pies se sienten fríos al tacto, están ligeramente hinchados y la piel reblandecida, se desarrollan pruritos y uña dolorosa como síntomas principales.
Cuando se recalienta el pie, los tejidos dañados se vuelven rojizos y son dolorosos al tacto. El dolor puede durar desde horas hasta días.
En la segunda fase las células resultan dañadas por la falta de circulación sanguínea y cuando los vasos sanguíneos se descongestionan, los tejidos se hinchan y supuran por el exceso de humores. El enfermo siente un hormigueo doloroso que no disminuye. Cuando se recalienta el pie, aparecen ampollas y úlceras que cuando se abren muestran el tejido muerto. En casos severos el resultado es la gangrena. El sufrimiento puede durar de 2 a 6 semanas.
La tercera fase puede durar semanas o meses. Las ampollas desaparecen y el pie recobra su apariencia normal, aumentando la transpiración en los pies. La sensibilidad al frío se agudiza, los niveles de dolor son variables, se presenta picazón y parestesia. El pie dañado es susceptible de sufrir daños en un futuro a causa del frío.
Los primeros casos de esta enfermedad, fueron vistos en los soldados del ejército de Napoleón Bonaparte en 1812, durante la Retirada de Rusia, los que por su amplia frecuencia fueron observados y descritos por Dominique Jean Larrey.
A pesar de lo anterior, su nombre proviene de lo que sucedía con los soldados de la Primera Guerra Mundial, al estar tanto tiempo en las trincheras y, especialmente, en el invierno y en la fase de Guerra de trincheras.
Sumado lo anterior, se vieron casos en la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Vietnam, y una reaparición de la enfermedad entre las tropas inglesas y argentinas durante la Guerra de las Malvinas en 1982, donde sus causas fueron el frío, humedad y el calzado insuficiente para el terreno.
Aunque los argentinos poseían mejor calzado que los soldados británicos , las largas jornadas a la intemperie, la humedad de la turba malvinera, las semanas enteras sin poder bañarse ni cambiarse de ropa , en especial lograr un secado de las medias , hacía que se multiplicaran los casos de pie de trinchera.
La parte británica con un calzado de inferior calidad, igualmente tuvieron menos casos , debido a que la espera en los avances tenían tiempo suficiente para secar sus pares de medias al fuego como se ha visto en San Carlos.



Algunas personas declararon haber desarrollado pie de trinchera en 1998 y 2007 durante el Glastonbury Festival, el 2009 en el Leeds Festival y el 2012 Download Festival como resultado del constante frío y lo húmedo y fangoso de los terrenos donde ocurrieron los eventos.

HIPOTERMIA

Es el descenso involuntario de la temperatura corporal por debajo de 35 °C (95 °F) medida con termómetro en el recto o el esófago.
Si hace mucho frío, la temperatura corporal desciende bruscamente: una caída de sólo 2 °C (3,6 °F) puede entorpecer el habla y el afectado comienza a amodorrarse. Si la temperatura desciende aún más, el afectado puede perder la consciencia e incluso morir.
Se considera hipotermia leve cuando la temperatura corporal se sitúa entre 33 °C y 35 °C (91,4 °F y 95 °F), y va acompañada de temblores, confusión mental y torpeza de movimientos.
Entre 30 °C y 33 ºC (86 °F y 91,4 °F) se considera hipotermia moderada y a los síntomas anteriores se suman desorientación, estado de semiinconsciencia y pérdida de memoria.
Por debajo de los 30 ºC (86 °F) se trata de una hipotermia grave, y comporta pérdida de la consciencia, dilatación de pupilas, bajada de la tensión y latidos cardíacos muy débiles y casi indetectables.



En algunas intervenciones quirúrgicas, los cirujanos provocan una hipotermia artificial en el paciente, para que la actividad de los órganos sea más lenta y la demanda de oxígeno sea menor.
Es un síndrome grave con alta mortalidad, una urgencia médica que requiere tratamiento, generalmente en la Unidad de Cuidados Intensivos.
Durante la retirada de Rusia de Napoleón Bonaparte, en el invierno de 1812, muchas de sus tropas sufrieron hipotermia, otro antecedente fue la batalla de Stalingrado, durante la Segunda Guerra Mundial , sumado al hambre y las enfermedades hacían que la hipotermia se generalizara aún más .
Durante la Guerra de Malvinas, los sobrevivientes del ARA Gral.Belgrano sufrieron hipotermia en muchos casos , algunos llegaron a la muerte debido a la gravedad del grado de hipotermia ,sumado a las heridas y estrés vividos durante la jornada de abandono del buque y posterior espera para ser rescatados . El tiempo de atención influye , además de la temperatura del agua , el viento y la lluvia helada acrecenta los factores de una rápida muerte por el frío extremo .
En el agua a punto de congelación un ser humano no puede soportar más de veinte minutos semisumergido , un antecedente histórico fue el naufragio del RMS Titanic , en el caso del Crucero argentino las 30 horas en que se demoró el operativo de rescate , se cobró la vida de veinte marinos .
En el Glaciar Fortune de las islas Georgias del Sur, los efectivos del SAS que quedaron atrapados en una ventisca al precipitarse sus helicópteros , sufrieron su tropa un cierto grado de hipotermia antes de ser rescatados a tiempo . Los pilotos argentinos que lograban eyectarse , en su mayoría al no ser rescatados a tiempo, perecían en las gélidas aguas del archipiélago sumado a las heridas recibidas durante la eyección e impacto en el agua .


Grupo de Facebook : Fotos de la Guerra de Malvinas

domingo, 17 de mayo de 2015

Un diario desde las trincheras

Una historia escrita desde la trinchera
Carlos Campobassi tenía 19 años cuando lo convocaron para ir a la guerra; la mañana en que llegó a Puerto Argentino comenzó a tomar apuntes de cada momento vivido en las islas, día por día: dos meses entre el temor y las balas
Por Paula Urien  | LA NACION




Carlos Campobassi tenía 19 años cuando, apenas terminada la colimba, fue llamado bajo bandera para combatir en las Malvinas. Consciente de que la experiencia lo marcaría para toda la vida, plasmó en un diario personal sus vivencias durante la guerra. El resultado es un minucioso relato de la vida cotidiana en el campo de batalla, reflejado a través de los ojos de quien sólo unos pocos años atrás había salido de la adolescencia.

Así comienza su diario.

Viernes 2 de abril: era un día con mucho sol, pero en el aire había algo raro. Era una mañana distinta a otras. Cuando fui al supermercado me di cuenta de que algo estaba pasando. Los coches y camiones tenían banderitas, la gente estaba alegre, alborotada.

Una semana después, era llamado para combatir en las Malvinas.

Sábado 17: entramos por primera vez a Puerto Argentino. Aparecieron los primeros kelpers. Nos saludaron pero no les respondimos. Teníamos orden de no saludar ni hablar con ninguno de ellos. Espero que lleguemos pronto porque no doy más...

Carlos era el encargado de llevar la ametralladora, llamada Mag, que pesaba más de diez kilos. Después de unos ocho kilómetros, llegaron a Moody Brooke, ex cuartel de marines.

Armamos nuestras carpas en círculo... Nos costó un montón debido al fuerte viento...

Durante los primeros días, las actividades consistían en limpiar las armas, cavar trincheras, hacer guardias y leer "El Tony" en los ratos de ocio.

Lunes 19: los soldados hicieron su primera formación. El Capitán nos dijo que nos sintiéramos orgullosos ya que éramos la única división de Caballería Blindada Aerotransportada que había en las Malvinas y era un honor para nosotros actuar en ese teatro de operaciones para defender nuestra tierra.

Martes 20: el capitán nos comunicó que a 5 kilómetros habían encontrado balizas para helicópteros y un bote de goma y que, posiblemente, eran buzos tácticos ingleses en alguna operación comando. Nos recomendó que abramos principalmente los ojos a la noche.

Miércoles 22: todas las mañanas iban algunos chicos a trabajar en el depósito de provisiones.... Hoy nos tocó a nosotros. Yo recorría los pasillos y me rodeaban latas de gaseosa, paquetes de yerba, azúcar, jugos, galletitas, fideos. Cuántas cosas y sólo las podía disfrutar esa mañana. Pero lo que yo quería eran esos chocolates Aguila con los que volvían muchos de los míos y guardaban tan recelosamente en sus carpas, y los conseguí...

"Jamás nos llegaron las provisiones de los fondos de ayuda. Como se creía que iba a ser una guerra muy larga, la idea era guardalas, en caso de quedar incomunicados con el continente. Cuando terminó la guerra todo quedó en las Malvinas", explica Carlos, que en su diario hace referencia varias veces al poco alimento que recibían los soldados.

Sábado 24: esa tarde tomamos nuestras palas plegables a la cintura y nos dirigimos a cavar pozos de zorro en una de las laderas de Moody Brooke... A las dos horas ya teníamos el pozo por las rodillas...

Lunes 26: nos enteramos de que las Georgias habían sido tomadas y que el Santa Fe (un submarino) fue hundido. Qué sensación de bronca teníamos. Había mucha tensión en la isla. Los helicópteros iban y venían a cada rato. Durante el día nos enseñaron a disparar a los aviones o helicópteros enemigos.

"En realidad nos enseñaron a diferenciar entre los aviones y helicópteros ingleses de los argentinos. Lamentablemente hubo casos en que la artillería antiaviones nuestra bajó aviones argentinos. La logística era muy pobre. No teníamos la aparatología necesaria como para saber la diferencia. Además estaba la ansiedad y el miedo, que hacía que los soldados tiren a lo que venía".

Martes 27: alerta rojo era ataque aéreo enemigo y alerta azul, comando anfibio. El sargento ayudante nos reunió y nos dijo que ya no estaríamos tan tranquilos, que la Argentina había roto el diálogo con Inglaterra y que el suelo que pisábamos sería atacado en cualquier momento.

Miércoles 28: ¡recibí carta de mi papá!. Qué bien me hizo sentir. Tenía fecha del 24/4 y en el sobre había una de papá, mamá, María Inés y Gustavo. La leí emocionado. Decía que me manda saludos tanta gente que es imposible enumerar: mi abuela, mis tíos, gente del edificio, maestras de la escuela de mi mamá, del trabajo de papá, el "gordo" de la rotisería.

Jueves 29: el día fue horrible. La primera sección estaba en el hipódromo custodiando todos los depósitos de combustible ¡Qué tarea!

Viernes 30: Cuando fui a buscar cosas pude ver el lugar que ocupaba el general... y el equipo de música que tenía en su oficina. Los baños de la brigada eran con duchas de agua caliente...

Mayo. Sábado 1º: por primera vez los ingleses bombardean las posiciones argentinas.

Domingo 2: nos despertaron unos estruendos muy fuertes que venían de aeropuerto de las Malvinas. Empezamos a tomar conciencia de que estamos en una guerra.

Miércoles 5: esta noche fue brava. Debíamos tirarnos al suelo y vigilar que nadie se acercara, y si se acercaba, pedir la contraseña y, si no, disparar. Así fue toda la noche. El frío fue impresionante. Nunca pude mantenerme al suelo. Durante la noche hubo una serie de tiroteos de los cuales luego nos enteramos que había muerto un soldado y con nuestras propias armas... Mis borceguíes estaban helados pero gracias a que mantuve siempre mis pies en movimiento estos permanecieron calientes.

El frío era una constante, y trajo consecuencias. "Hubo muchos chicos que llegaron de las Malvinas con el famoso pie de trinchera. Esto sucede cuando no se cambian las medias o los zapatos por varios días y el pie permanece húmedo durante mucho tiempo. "Entonces se pone morado y se agrieta la piel. Se necesita un tratamiento rápido. De otra manera, hay que cortar la pierna".

Sábado 15: a la tarde, en medio de mi lectura, de pronto sentí un estruendo bárbaro en la parte de arriba. Parece que ya se dieron cuenta de que estábamos aquí. Si la bomba caía un poco más hacia aquí volábamos todos. Ya me daba cuenta por qué habían muerto esos chicos de la Fuerza Aérea en el aeropuerto cuando lo bombardearon. A uno de ellos una esquirla lo partió prácticamente por la mitad y al otro lo desfiguró.

UNA PAUSA DE AÑOS

El diario se interrumpe a principios de junio. Quizás porque fueron los acontecimientos más difíciles de digerir. Pero años después, Campobassi recuerda: "Continuaron los bombardeos, hasta que el 8 de junio el capitán nos comunicó que partiríamos en unas horas al frente de batalla, cerca de Monte Longdon. Nuestro refuerzo era como infantería ya que se sabía que los Panhard, nuestros tanques, eran demasiado pesados para el terreno malvinense.

"A la tardecita comenzamos a caminar hacia el frente. Eramos noventa, entre soldados, oficiales y suboficiales. El suelo estaba resbaladizo y algunos caían por el peso del armamento. Fue en ese momento en que el soldado tomo conciencia de su lamentable estado físico, producto del cansancio y la mala alimentación.

"Llegamos a nuestro objetivo en plena noche cerrada. A lo lejos se veían las luces de las bombas y de las balas que iban y venían como fuegos artificiales.

"Nuestro objetivo era resistir todo lo posible el avance de las columnas del ejército inglés hacia Puerto Argentino. Nos cubrimos del frío y del viento como pudimos, y, para colmo, por primera vez desde que llegamos a las islas, empezó a nevar.

"Al día siguiente nos turnamos los que teníamos Mag. Avanzamos cuerpo a tierra. Al rato comenzaron a verse movimientos de tropas inglesas unos kilómetros más adelante y recibimos la orden de disparar. No sabíamos a qué, pero disparamos. Eso fue lo peor, porque delató nuestra posición, y comenzó el infierno: nos empezaron a bombardear de todos lados. Nos cubrimos como pudimos. El calor de nuestras armas atraía a los misiles y a las bombas de ellos.

"A la tarde cesó un poco el bombardeo, pero lamentablemente nos enteramos de la muerte de tres miembros del escuadrón. Una bomba les había caído de lleno haciendo un cráter enorme y los mató al instante. "El avance inglés era muy rápido. A la media hora de dejar nuestras posiciones, vimos cómo el lugar era barrido por misiles, bombas, disparos de misiles y ametralladoras. Si no hubiéramos descendido, estaríamos todos muertos."

BATALLA FINAL Y RETIRADA

El recuerdo se hace incesante: "Al amanecer y con las primeras luces del día comenzó nuevamente el combate. Para nosotros fue el final. Ellos ya conocían nuestra posición y empezaron a bombardearnos con todo lo que tenían. Nosotros no nos quedamos atrás. Era un infierno de fuego, luces y balas. Llegó la orden de retroceder. Ya se nos acababan las municiones y la superioridad de ellos se hacía sentir. Todos corríamos ladera abajo. Sentía las balas zumbar por el casco y mis oídos. Vimos a un capitán llevar a un herido.

"Cuando llegamos a Puerto Argentino se veía a lo lejos los ecos de las últimas resistencias. Se acercaba el final.

"Todo era confusión e incertidumbre. Fuimos al aeropuerto y nos enteramos de que los ingleses estaban cerca de Puerto Argentino. Se preparaba la rendición de nuestras tropas.

"El 14 de junio por la mañana empezamos a ver las primeras banderas inglesas flameando nuevamente en las islas. Los kelpers salían a festejar. La tristeza y el cansancio nos embargaba. Ya nos habíamos rendido. Tanto esfuerzo en vano, pero estábamos vivos. No todos lo podríamos contar porque en nuestro escuadrón habían muerto tres más en la última retirada.

"Ahora estábamos ansiosos por volver al continente. Los ingleses nos alojaron en galpones del aeropuerto. Tuvimos que entregar todo el armamento. Nos trataron bien. Lo que más nos sorprendió fueron los uniformes de combate en comparación con los nuestros. Parecíamos mendigos. Estábamos negros (sucios) y hambrientos. "Como prisioneros de guerra, nos llevaron en el Canberra a Puerto Madryn. Nos ubicaron en camarotes de a cuatro soldados. Había cuatro cuchetas y un baño con ducha.No podíamos creerlo. Nos podíamos bañar, y con agua caliente. Dormimos mucho y nos bañamos 4 veces cada uno. Teníamos tres horarios para desayunar, almorzar y comer en un comedor enorme. Volvíamos a la civilización.

"El 18 de junio llegamos a Puerto Madryn. La gente nos gritaba héroes. Cuando llegamos a Buenos Aires nos trasladaron en un avión de línea al que le habían sacado los asientos para que entráramos más. Parecía que habíamos llegado en secreto y que nadie se tenía que enterar de nada.

"Permanecimos unos días en La Tablada, varados en el cuartel a la espera de que nos dejen volver a nuestras casas. Lo insólito es que nos pedían que devolvamos toda la ropa que nos habían dado antes de ir a las Malvinas: camperas que ya no abrigaban por la mugre que tenían, borceguíes que ya no daban más... Nos dijeron que el que no los entregara no tendría autorización para volver a su casa.

"Finalmente, nos hicieron formar frente al escuadrón y nos tomaron lista. A medida que nos nombraban y después de unas palabras muy emotivas del capitán, nos entregaron nuestro documento y partimos hacia la puerta principal del regimiento.

"Me tomé el colectivo a la casa de mis padres, en Tapiales. Nunca el viaje se me hizo tan largo. Todo había terminado. Estaba vivo." .

domingo, 1 de febrero de 2015

Los restos de la batalla


Cañón 105 mm, como hace 30 años.....apuntando a Monte Longdon

Restos de la guerra gracias a Sapucay Malvinas
Sapucay de Malvinas



Posición Argentina en Monte Longdon....a los héroes del RI 7 todo el honor y la gloria....y a los cobardes que huyeron....mejor me callo.

Morteros 60 del BIM 5 , Monte Tumbledown restos de las cajas que contenían los proyectiles

domingo, 28 de diciembre de 2014

Trincheras y fortificaciones argentinas (parte 1)

Posiciones y refugios argentinos en la guerra de Malvinas
Taringa





En la guerra de Malvinas las tropas argentinas fabricaron una variada gama de refugios de todo tipo, con el empleo de todo tipo de materiales que pudieran tener a mano, turba, rocas, chapa para los techos, cajones de munición, también los tambores de combustible eran rellenados con la turba y luego eran semienterrados, un gran problema fue el agua que emergía de las excavaciones, en algunas tuvieron que hacer canales para desviar el agua, para ello se usaron palet o rejillas para que el soldado no esté en contacto directo con la humedad y el agua escurra hacia una zanja o pozo interno más profundo para que se lo pueda desagotar a mano o con una manguera. Durante el transcurso del conflicto las posiciones, trincheras, refugios o pozos de zorro fueron variando la manera de prepararlas, mejorándolas de acuerdo a la experiencia y utilizando el ingenio. Algunas posiciones eran escavadas en la roca con la utilización de explosivos. Bolsas rellenas de tierra tambien fueron utilizadas para una mejor fortificación..

Del libro Volveremos, del Capitán Jorge Farinella.Regimiento de infantería 4

Desde Monte Caseros habíamos llevado 1.000 bolsas para usar en las posiciones y la mayoría había quedado en el Wall. Los camaradas de la Fuerza Aérea nos apoyaron con unas 500; 50 a 100 más, el Cap. Romano de la Policía Militar. Ante la dificultad de ejecutar buenas posiciones en ese suelo rocoso y húmedo había que suplirlo en parte, con bolsas llenas de tierra. De modo que decidida la tarea esa noche, aprovechando la oscuridad,bajo la fresca lluvia comenzamos a trabajar. Ocuparíamos la posición nosotros dos y un soldado. Disponíamos de una sola pala y de seis manos. Al pie de una roca inclinada y contra ella hicimos un pozo de unos 2 metros de largo por 60 cm de ancho y 1,50 metros de profundidad. Su ubicación nos cubría perfectamente del fuego de la artillería naval que provenía desde nuestra izquierda, pero ninguna protección a nuestro frente. Mientras uno cavaba los otros dos llenábamos con las manos las bolsas con tierra. Debíamos hacer una pared capaz de resistir el impacto de un proyectil de cañón, si no, no nos servía.

Esa mañana me dirigí a Puerto Argentino en busca de algunas coheteras“caseras” y de unas ametralladoras pertenecientes a aviones derribados. A las ametralladoras se les colocaba como disparador el pulsador de un timbre,ya que estas se disparaban electrónicamente por medio de un émbolo,en su empleo normal.
Del libro Volveremos, del Capitán Jorge Farinella.

Como a la caprichosa naturaleza se le había ocurrido hacer esta cueva en un borde de la cresta y éste justamente era el que enfrentaba al enemigo, hacía de paragolpes de los disparos de la artillería adversaria.
Del libro Volveremos, del Capitán Jorge Farinella.

Posiciones y refugios argentinos en la guerra de Malvinas


Foto: posición argentina frente al mar.


Foto: Refugio argentino siendo camuflado


Foto: Posición de los infantes del BIM-5 en Tumbledown


Foto: posición de apuntador de la ametralladora MAG

pozos de zorro

Foto: posiciones argentinas camufladas y techo de chapa.

Posiciones y refugios argentinos en la guerra de Malvinas


Foto: Un soldado argentino en un Pozo de Zorro, desde estos lugares dieron batalla al enemigo. hoy esta foto se encuentra en un museo británico.


Foto: Soldados del Rimec 3 en sus posiciones de tiro, fueron camufladas con turba cortada en grandes trozos.


Foto: Wireless Ridge, una posición argentina de roca, hoy todavia esta casi intacto, sigue observando hacia el monte dos Hermanas, testigo de encarnizados combates.


Foto: Lo que parece ser una posición argentina en Pradera del ganso, esta elaborada posición fue fabricada de turba cortada en trozos, impactada por alguna arma enemiga, nos deja ver algo de su interior, estructura y como estaban construidas, lugar desde donde los ingleses recibían fuego de varias direcciones y que tanto les consto tomar.


Foto: Posición argentina de roca, que todavia se encuatra intacta 30 años despues.


Foto: inpresionante posición argentina de rocas, un lugar que cualquiera de nuestros enemigos debieron temer.


Foto: Posición argentina de rocas, se logra ver tiradores de MAG en su interior, esta posición ofrecía una gran cobertura sobre el avance enemigo ya que podía tener control visual de una gran extensión.


Foto: posición de roca donde se encuentra un apuntador de MAG.


Foto: impresionante refugio de rocas con las utilización de bolsas rellenas de turba y plasticos.


Foto: Dos soldados dentro de una trinchera camuflada con turba y con un techo de chapa, el soldado apunta con su lanzacohetes instalaza.


Foto: La enorme posición argentina hecha con rocas, con los orificios de donde apuntaban y disparaban contra el enemigo.


Foto: Cualquier material servia para preparar las posiciones.


Foto: Un pozo de zorro sin terminar.


Foto: Una posición argentina de la poderosa ametralladora antiaérea M2 Browning Calibre .50, claramente esta arma será utilizada contra objetivos terrestres, grandes cantidades de turba fueron puestos a su alrededor.


Foto: Oficiales y soldados argentinos junto un grupo de posiciones defensivas hechas de turba que fue rebanada en trozos.


Foto: un refugio argentino en la roca cerca del Monte Longdon, donde sucederian encanizados combates.


Foto: miembros de la sanidad argentina junto a un refugio reforzado con turba y madera.


Foto: Un soldado argentino observa desde el interior de su posición defensiva.


Foto: soldados argentinos dentro de su posición de tiro.


Foto: una posiciónes del rimec3, un soldado junto a un cañón sin retroceso 106mm, camuflado debajo de un techo de chapa y turba. Las armas tambien tenian que ser protegidas de las inclemencias del tiempo y de la lluvia.


Foto: Otro enorme refugio argentino camuflado, tal vez es un puesto de comando, se logra ver la entrada a la izquierda.


Foto: Posiciones argentinas de tiro en Monte Longdon, todavia estan en el lugar..se logra ver un techo de chapa.


Foto: refugio argentino fabricado con cajones de munición de 105mm y enormes trozos turba, seguramnte sirvio de refugio a los artilleros, se logra ver un obús 105mm detras..


Foto: un radio operador del BIM5 en la puerta de uno de sus refugios.


Foto: una imagen que nos muestra claramente como eran estos refugios por dentro.



Foto: las posiciones de las secciones de artilleros argentinos, con cantidades enormes de turba puesta en forma escalonada, para evitar los riesgos de ser alcanzado por las equirlas de la contra bateria.