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miércoles, 5 de agosto de 2020

Los Eurofighter que resguardan los intereses británicos en Malvinas

La Royal Air Force en protección de las Malvinas

Por Arnaud - Avions Legendaires




Cuando hablamos de incursiones en el espacio aéreo soberano, generalmente pensamos en violaciones de aviones rusos contra los estados bálticos, Polonia o Ucrania. Pero ningún otro país está jugando este peligroso juego contra un poder de la OTAN: Argentina. Cada vez más aviones de este país vuelan sobre las aguas de las Islas Malvinas, lo que obliga a la Royal Air Force a despegar. El Eurofighter Typhoon FGR Mk-4 del vuelo 1435 está a cargo de esta delicada misión.

Si el vuelo 1435 ha estado presente en las Malvinas durante treinta años, su misión de defensa aérea solo ha despegado en los últimos dos o tres años. Fue alrededor de 2015 que se notaron los primeros sobrevuelos sospechosos de aviones civiles que obligaron a la RAF a interceptar los aviones, que generalmente tenían fallas en los transpondedores. Es algo que recuerda un método bien conocido en Europa.

Y por lo tanto, se basó en su experiencia durante la vigilancia aérea del Báltico que el personal general británico reformó las misiones de defensa aérea en las Malvinas. Ahora los pilotos del vuelo 1435 confían en una malla de radar renovada, pero también en el trabajo realizado recientemente en la base RAF Mount Pleasant. Desde 2017, los pilotos y mecánicos del Typhoon FGR Mk-4 instalados en este archipiélago británico en el Atlántico Sur han disfrutado de instalaciones restauradas, incluyendo un asfalto nuevo.

Este verano, los pilotos del vuelo 1435 han aumentado la cantidad de ejercicios destinados a prevenir la intrusión de aviones argentinos en el espacio marítimo de las Malvinas. Estas misiones también requirieron la implementación del exclusivo Airbus Voyager KC Mk-2 del Vuelo 1312, también presente permanentemente en RAF Mount Pleasant. Además de proporcionar reabastecimiento de combustible en vuelo para aviones de combate, este avión de doble jet tenía el propósito de un babero volador, disfrazado de avión para ser interceptado. Esto se llama matar dos pájaros de un tiro.


El Typhoon FGR Mk-4 patrulla sobre las Malvinas en el verano de 2018.

Según la prensa británica, las dos últimas intrusiones, antes del verano, de aviones argentinos sobre las aguas del archipiélago británico se referían a aviones militares. Se dice que un Orion Lockheed P-3B de la Fuerza Aérea Naval Argentina y un Hércules Lockheed L-100-30 de la fuerza de aviación militar de ese país se "perdieron" cerca de las Malvinas. Esto requirió un despegue en alerta para los últimos cazadores de la RAF.
En ausencia de plataformas de reconocimiento estratégico real o aviones espías, los argentinos parecen estar reducidos a usar estos viejos aviones tan fácilmente detectables.

En cualquier caso, más de 35 años después de la Guerra de las Malvinas, la Real Fuerza Aérea todavía parece estar alerta, a pesar del colapso de la aviación argentina y la aviación naval.

sábado, 31 de diciembre de 2016

Ex piloto naval británico cuenta sus experiencias de combate

Un expiloto británico de Sea Harrier explicó sus vivencias durante la Guerra de las Malvinas




La Sala Canudas del Aeropuerto de Sabadell acogió la tarde del 13-6-09 una conferencia del capitán de corbeta de la Royal Navy Stephen Lord Harrison, que fue uno de los pilotos de Sea Harrier que intervino en la Guerra de la Malvinas. Harrison ya no pertenece a la Royal Navy y, seguramente, ese factor le permitió expresarse con casi total libertad y relatar algunas de sus experiencias durante el conflicto bélico.

El acto lo organizó la Fundació Parc Aeronáutic de Catalunya, que ya ha promovido otras conferencias en las que pilotos y civiles han explicado sus vivencias profesionales. Asistieron a la conferencia unas 80 personas.
Su exposición, aunque se atuvo a la cronología de los hechos más relevantes del conflicto, resultó algo desordenada pues estuvo salpicada de comentarios personales y vivencias subjetivas, muchas de ellas relatadas en tono irónico y poco autocomplaciente con la típica imagen del «top gun». Ilustró su exposición con el pase de diapositivas y de dos maquetas, una de Sea Harrier y otra del Mirage III, con las que recreó los combates aéreos. Además, aportó datos sobre la prestaciones de algunas aeronaves británicas y argentinas que intervineron en el conflicto y sobre las tácticas de combate que se emplearon. El conferenciante rehusó abordar el hundimiento del navío «Belgrano», cuestión sobre la que dijo que «no sé nada». Stephen dijo que cuando comenzó el conflicto aún no había cumplido los 21 años (nacio en 1961) y que fue el piloto más joven enviado a Malvinas.

Afirmó que una de sus grandes preocupaciones eran los cinco misiles Exocet que tenía Argentina, pues estos misiles, tras el «dispare y olvídese», volaban a baja altura para no ser detectados por el radar, con lo cual eran un arma precisa y mortífera. En el portaviones «Invencible» estaban ocho Sea Harrier y 12 pilotos y otros 12 Harrier con sus 18 pilotos, muy pocos en comparación con las aeronaves de que disponía Argentina. «No teníamos ni idea de a lo que nos estábamos enfrentando. Tenía miedo a sufrir quemaduras o quedar mutilado».



Después criticó y hasta ridiculizó los vuelos que realizaron los bombarderos Vulcan desde la lejana Isla Ascensión para, tras sucesivos reabastecimientos en vuelo, intentar bombardear la pista del aeropuerto de Las Malvinas. Comentó que estos aviones lanzaron 21 bombas y que ninguna consiguió inutilizar la pista. Tras señalar que el Reino Unido perdió siete Sea Harrier (ninguno en combate directo con los cazas argentinos), explicó los daños que sufrió el Sheffield al ser alcanzado por un misil Exocet. Afirmó que el misil no llegó a explosionar, pero que causó 20 muertos y varias decenas de heridos. «Entonces supimos que estábamos en una guerra de verdad. Supimos que podían pasar nuestras defensas y que podían matarnos. A partir de entonces, nuestra mentalidad cambió y tuve que empezar a ganarme el suelo».

Relató que algunas de sus misiones consistían en proteger a los navíos de su país, al aguardar en vuelo a baja altura la llegada de los aviones argentinos para enfrentarse a éstos. En algunas ocasiones, la presencia de los Sea Harrier disuadió al enemigo y él se alegraba de no tener que disparar. Calculó que las misiones que realizó duraban una dos horas y media.

Relató que le encargaron sobrevolar una noche la bahía de San Carlos, donde posteriormente se realizó el mayor desembarco de tropas británicas. Dijo que no conseguía ver nada y que tras realizar pasadas a baja altura recibió fuego antiaéreo. Su Sea Harrier resultó dañado y a duras penas llegó al «Invencible». Dijo que no le hacía ninguna gracia tener que ejectarse del aparato y aguardar en las gélidas aguas a que viniera en helicóptero a rescatarle el príncipe Andrés. El aterrizaje fue brusco pero llegó ileso. En la cubierta del «Invencible» apenas podía andar, estaba agarrotado y temblaba del miedo que había pasado y un superior le autorizó a tomarse unos tragos de ron para superar el trance.

Stephen elogió la actitud de los pilotos argentinos, de los que dijo que «veían como perdían a compañeros pero seguían peleando» con tenacidad y defendiendo su posición en Las Malvinas. También dijo que le encomendaron bombardear las posiciones antiaéreas y antitanque de las tropas argentinas en la isla, llevando en cada misión tres bombas de mil libras cada una. Dijo que «no tengo ni idea de dónde cayeron. Creo que maté muchas ovejas».

Asimismo, recordó que el conflicto enseñó a la Royal Navy que durante los combates tuvieron una escasa cobertura de radar y que habrían sido en este terreno más superiores si hubiesen dispuesto de radares en los helicópteros Sea King. En otro momento de su intervención elogió la táctica de los argentinos de utilizar los Learjet y otros jets civiles para confundir a los británicos y tratar de despistarlos.

El expiloto militar dio cuenta de las barcos británicos que fueron alcanzados por los argentinos. Afirmó que no «siento rencor» y recordó que algunos de sus compañeros llegaron a conocer años después a algunos de los pilotos argentinos. Tras su intervención, los asistentes le formularon preguntas que respondió, a excepción de una sobre las prestaciones de los motores del Sea Harrier. «La respuesta a tu pregunta la encontrarás en Google», respondió irónico.

Sobre los Sea Harrier, consideró que durante los primeros días de la guerra se mostraron superiores a los Mirage y Super Etendard argentinos, al poder frenarse los Harrier en vuelo, esquivar al enemigo y dejar que éste les adelantase, con lo cual se situaban en su cola y les podían atacar sin peligro, pues la velocidad mínima de los Mirage para no perder altura no podía bajar de los 300 kilómetros por hora.

TEXTO Y FOTOS: JOSE FERNANDEZ GARCIA para TODALAAVIACION/AEROSABADELL.COM