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miércoles, 20 de marzo de 2024

La conducta de Claudio Bastida

 ¿ Sabías qué ?

Claudio Alfredo Bastida


A sus 19 años y como único sostén de familia podía haber pedido quedarse en el continente. Pero eligió ir a Malvinas.
Estaba haciendo el servicio militar en el Regimiento Patricios cuando estalló la guerra. "Frankestein", como lo llamaban sus compañeros por su enorme tamaño, no dudó ni un instante y pidió ir al sur.
Los soldados Patricios se dividieron entre Puerto Argentino, Dos Hermanas y Longdon. Su sección de ametralladoras tenía la misión de apoyar al Regimiento 7. A Claudio le tocó el Longdon, que tres días antes de la rendición, el 14 de junio de 1982, se convertiría en un horror de muerte y sangre.
El ataque comenzó pasadas las ocho de la noche del 11 de junio. Los paracaidistas ingleses habían planeado avanzar en la oscuridad, un soldado británico pisó una mina y el elemento sorpresa se perdió. En ese instante se desató el infierno las bengalas iluminaron el campo de batalla. Los hombres pudieron ver cómo se luchaba cuerpo a cuerpo, con las bayonetas en alto. En su trinchera, Bastida y Daniel Orfanotti -el apuntador de la MAG- dispararon sin respiro contra los paracaidistas ingleses que superaban a las fuerzas argentinas. Un compañero que los vio combatir recordó que cuando las esquirlas dieron de lleno en el cuerpo de Bastida, un pequeño fragmento de metal se incrustó en el cuello de su compañero. "Ocurrió que las bombas lanzadas por los ingleses eran de esas que buscan el calor u objetos 'calientes', por eso cayó una muy cerca de la MAG ", dijo el soldado Patricio. "Eso nos da una idea de la cantidad de balas que escupió la ametralladora de Bastida en esa cruenta batalla".
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Pintura: @euge_rossi46
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Información extraída de infobae por @gabycociffi


viernes, 7 de julio de 2023

Héroe de guerra: Ernesto Peluffo, herido en la cabeza mientras dirigía su tropa

A los 20 años combatió en Malvinas, recibió un disparo en la cabeza y siguió dirigiendo a su tropa: “yo tendría que haber muerto”

Ernesto Peluffo fue uno de los protagonistas de la batalla más cruenta de la guerra de Malvinas. Era subteniente y tenía apenas 20 años. Recibió un disparo en la cabeza y siguió dirigiendo a su tropa. Su nombre de combate, desde entonces y para siempre, es cicatriz.

 

Ernesto Peluffo

-¿En algún momento de tu vida pensaste operarte y sacarte la cicatriz?

-No. Es mi condecoración visible. Es mi orgullo. Es la marca. Y es mi nombre de combate.

Ernesto Peluffo pide detener la entrevista por un momento. Hace calor mientras conversamos en su campo, en la provincia de Corrientes. Afuera, los pastos están secos pero no quemados: durante días luchó contra el fuego, evitando que sus tierras se incendiaran con la ola ardiente de febrero. Pero no se trata de eso la conversación, ahora hablamos de otro combate, uno que lleva consigo hace cuarenta años y que le dejó esa marca en su cara que nunca quiso sacarse.

Toma una bocanada de aire y prende el ventilador. “Se está haciendo muy largo”, dice, “los voy a aburrir, no hay que hablar tanto”. Como muchos otros héroes de Malvinas, Peluffo tampoco quiere presumir de sus actos, entonces diluye todo en la distancia y en el silencio. Insistimos. Unos minutos después vuelve a sentarse y acepta continuar. La voz se quiebra una vez más y dice que “uno no puede seguir revolviendo el guiso”, que sino “uno se queda toda la vida en el pozo de zorro”.

-¿Cuánto estuviste en ese pozo, después de la guerra?

-Poco, pero para estas fechas siempre vienen los recuerdos.

La primera vez que entró en combate en Malvinas fue también la última. Fue una de las batallas más sangrientas de la guerra y sucedió en el Monte Darwin. (Nicolás Stulberg)

Esta fecha, esta fecha exacta, es el día en que hace cuarenta años entró en combate por primera vez en las islas, la fecha en la que perdió soldados, en la que una esquirla le entró en la pierna y una bala le atravesó el casco y le rajó la frente, la fecha en la que casi muere y por la que se pregunta, cada fin de mayo, por qué no sucedió.

“Pero con el tiempo -dice- me fui dando mis respuestas”. Esta es una historia que sucedió en la cruenta batalla de Darwin entre el 28 y 29 de mayo y que relata uno de sus protagonistas.

Ernesto Orlando Peluffo tenía 20 años cuando llegó a las Islas Malvinas. Era subteniente en comisión, no había llegado a recibirse del colegio militar, pero con el comienzo del conflicto dieron por egresada a la camada 113 (la que cursaba el último año), y los enviaron a combate. Se habían preparado durante cuatro años para comandar una fracción en la guerra, para ser, de algún modo, líderes en medio del desastre.

De los 44 subtenientes en comisión que viajaron, siete fueron heridos y uno falleció a consecuencia de las movilizaciones en sur del país antes de cruzar a Malvinas. Ernesto fue destinado junton al regimiento de infantería 12, General Arenales, ubicado en Mercedes, provincia de Corrientes, donde nació y donde hoy vive y trabaja. En ese entonces no tenía idea de que la vida lo devolvería ahí, ya a sus sesenta y cargado de recuerdos.

-Vos habías elegido hacer la carrera militar, se puede decir que estabas preparado, pero con solo 20 años, ¿eras consciente de que te estabas metiendo en una guerra?

-Nadie era totalmente consciente de que íbamos a entrar a la guerra, no. Al principio, cuando se recuperó Malvinas, hubo una gran alegría. Y cuando se movilizó el regimiento íbamos hacia al sur nomás, no íbamos a cruzar a las islas. Después, cuando estuvimos en Comodoro Rivadavia, se le impartió la orden a la Brigada de cruzar. Pero inclusive en Malvinas todavía no estábamos conscientes de que íbamos a participar en combate e íbamos a tener una guerra con Gran Bretaña, porque estaban todas las negociaciones diplomáticas y políticas y teníamos esperanza de que se resolviera pacíficamente el conflicto. Pero no pasó.

"Cicatriz", su nombre de combate. Es una manera de recordar siempre lo que vivó en las islas, donde fue herido dos veces, y la segunda le dejó esta marca en la cara. (Nicolás Stulberg)

-¿Tenías el orgulloso argentino, correntino incluso, de salir a defender la patria, o era tan solo una orden que había que acatar?

-Claro que sí, tenía el orgullo correntino. Nosotros decimos, como reza un chamamé, “mientras tenga uñas y dientes, voy a pelearle a la vida, yo no soy causa perdida, yo soy nacido en Corrientes”. Y está el famoso dicho también: “cuando Argentina entra en guerra, Corrientes la va a ayudar”. Tenemos mucha tradición y mucha historia. Es una de las provincias que hizo la patria, y siempre estuvo del lado de la Argentina.

-¿Cómo cruzaron? ¿En Hércules?

-No, en aviones Boeing de Aerolíneas Argentinas, que los habían configurado sin asientos, entonces íbamos sentados en el piso del avión tomados de los brazos como paracaidistas, y llevábamos todo el armamento portátil, todo el equipo individual. Las armas de apoyo, los vehículos, las cocinas de campaña, los carros aguateros, las ambulancias, la munición de las 72 horas de autonomía que llevaba el regimiento debía cruzar en barco por mar. Pero esto nunca pasó, nunca llegó, así que nosotros combatimos con lo que teníamos. Y eso para mí tiene mucho valor, porque sin tener todos los elementos necesarios, igual combatimos.

-¿Dónde aterrizaron?

-En Puerto Argentino. El 25 de abril de 1982, una tardecita. Me acuerdo que al bajar hubo muchas emociones, muchos inclusive se arrodillaban, besaban el suelo de Malvinas. Recuerdo eso con mucha emoción porque fue un momento muy especial. Yo me dediqué a observar al resto de mis camaradas y agradecí a Dios y recé una oración.

-¿Ya tenían sus instrucciones?

-No. La guerra de Malvinas fue muy improvisada, muy imprevista. Lo que estuvo bien planificado fue la Operación Rosario (el primer desembarco para recuperarlas). Pero después se fue desarrollando con la información de lo que iban haciendo los británicos. Así que cuando llegamos hicimos base cerca del aeropuerto y después nos llevaron cerca del Monte Challenger a armar una posición defensiva, próxima a Puerto Argentino. Y de ahí nos llevaron a Darwin y Goose Green, a dar seguridad a una pista de aviones Pucará, para hacer las posiciones de defensa de esa pista. Yo estaba con los morteros en la sección apoyo como segundo jefe de sección.

En su campo en Mercedes, con alguna de la bibliografía de Malvinas que Peluffo aun preserva. (Nicolás Stulberg)

-¿Tenías soldados a cargo?

-Sí. Tenían mi edad. Yo era clase 61 y los soldados eran clase 62 y 63, la clase incorporada.

-Tuviste que convertirte en líder para pibes de tu edad… ¿Cómo hiciste?

-Sí. Y bueno, con las jerarquías y la disciplina del ejército. Pero basé el liderazgo en la convivencia, en el ejemplo personal. En el Colegio Militar nos enseñan que la mejor voz de mando es el ejemplo personal, porque las palabras convencen pero los ejemplos arrastran.

-¿Perdiste muchos de tus soldados a cargo?

-Y… sí. En total en el combate, entre la sección del Teniente Estevez, mi sección y la sección de exploración que se replegó y combatió con nosotros, tuvimos 13 muertos y más de 20 heridos.

-¿Cuándo entraron en combate?

-Fue el 28 de mayo de 1982, en el combate del cerro Darwin. Fue un combate diurno, nos veíamos con los británicos. Fue un combate muy violento, duró entre cuatro y cinco horas, desde las ocho de la mañana hasta el mediodía. Al principio había mucha confusión porque durante la noche del 27 estuvo combatiendo la compañía A en posiciones más adelantadas. Y después se replegó durante la noche a través de mis posiciones. Yo estaba con mi compañía en las posiciones adelantadas también pero antes de que empiece el combate nocturno me vinieron a buscar porque por orden del jefe de regimiento me debía replegar a retaguardia para hacerme cargo de una fracción que se había organizado con la compañía de servicios.

-¿Cuántos hombres eran?

-Era una sección de tiradores de 35 soldados y 5 suboficiales. Y a mí me pusieron a cargo, entonces dejé a mi compañía en las posiciónes adelantadas y me fui al cerro Darwin. Esa posición parecía un anfiteatro, y desde ahí vimos cómo esa noche mi antigua compañía entró en combate. Yo veía las bengalas de iluminación, el fuego de artillería, la munición trazante… Lo tenía a cuatro kilómetros al frente. Y veía también cómo se replegaba durante la noche, y lo hizo a través de mis posiciones. Uno de los jefes de sección pasó por mi lugar y me dió la novedad de lo que pasaba. Me puso en situación y me aconsejó que me replegara, pero las órdenes que yo tenía eran defender esas posiciones. Era el límite anterior al campo principal de combate y tenía que defenderlo, no me podía replegar de ese lugar, era la línea no ceder.

Aunque prefiere no hablar seguido de lo que vivió en el combate de Darwin, dice que cada aniversario los recuerdos vuelven vívidos a él. (Nicolás Stulberg)

-¿Qué hiciste?

-Cuando me da la novedad de la situación le digo: “gracias mi subteniente, recibido, yo voy a retardar el ataque enemigo, voy a abrir fuego. Y si puedo, me repliego”. Me quedé como primera línea de recibimiento. Éramos los 35 soldados, los 5 suboficiales, y toda la sección de exploración que se había replegado durante esa noche y tenían ametralladoras, MAG 762… Porque yo no tenía ametralladoras, no tenía armas de apoyo, entonces cuando recibo ese refuerzo le digo a la sección que se queden conmigo, les doy posiciones y direcciones principales de fuego.

-¿Tus órdenes eran demorar el avance inglés?

-Claro, desgastar al enemigo, retardar el ataque, e ir cediendo terreno pero ganando tiempo. Hasta que llegaran a mis posiciones, lo que pasa es que yo estaba en la línea no ceder. Y ahí estuvimos esperano el ataque británico. En un momento ellos iban avanzando en la noche e incluso llegamos a recibir fuego de artillería antes de que empiece el día. Pero estábamos en nuestros pozos de zorro, estábamos a cubierto.

-¿Cómo fue esa noche?

-Fue una noche larga, una noche de vigilia. Estábamos todos muy atentos al fuego de artillería. Me acuerdo que se prendieron fuego unas hojas y traté de hacerlo apagar porque era un punto registro para la artillería británica y si nos movíamos nos recortábamos con el fuego que se había encedido a retaguardia. Entonces no nos podíamos mover mucho. No pudimos apagarlo y dejamos que ardiera durante toda la noche.

-¿En tu cabeza, mientras se acercaba el momento del ataque, qué sentías?

-Estábamos concentrados y después de la artillería hubo una pausa de combate y ahí ordené descansar por pozo. 50% descansaba, 50% vigilaba. Ya estábamos muy alertas, muy nerviosos, y empezábamos a agotarnos por haber estado todo un día en tensión. Yo sabía que en algún momento íbamos a recibir al enemigo en esas posiciones.

(Nicolás Stulberg)

-¿Qué pasaba si perdían sus posiciones?

-Si quebrábamos esa defensa, se quebraba el perímetro defensivo. Yo era consciente de que ese era el límite del cerco en el que se defendía toda la pista de aviones Pucará. Estábamos al norte del perímetro. Y en un momento llega a mis posiciónes la sección del Teniente Estevez. Se ubican en nuestros pozos de zorro y combatimos juntos. Él refuerza las posiciones mías, y sucede al amanecer del 28 de mayo. Me encuentro con él y le explico lo que había pasado durante la noche. Estévez me pregunta si tenía armas de apoyo, le digo que sí, de la sección que se había replegado, y me ordena ocupar una altura a la derecha con un grupo de tiradores.

-¿El Teniente Estévez se queda en sus posiciones?

-Sí, y en un momento yo me estaba por mover a la derecha y un soldado me dice que hay movimientos al frente. “¿Esos quiénes son, Peluffo?”, me pregunta Estévez. No sé, le digo. Podía ser la compañía A todavía replegándose o el enemigo, pero nosotros no marchábamos así, había mucha distancia entre hombres. Y tenían mochilas, cosa que nosotos no. Entonces le digo todo esto a Estévez y me dice que mande una patrulla a reconocerlos. Todo esto pasaba en minutos. Y cuando avanza la patrulla a reconocer, abren fuego. Empezamos a recibir fuego de armas automáticas y de mortero. Nos tiramos cuerpo a tierra, nos empezamos a arrastrar a las posiciones y nos dimos cuenta de que evidentemente era el enemigo.

-¿Qué hicieron?

-Tomamos posición, Estévez tomó posición también, y empezamos a ordenar los fuegos de las ametralladoras y las armas de apoyo. Los británicos empiezan a abrir más fuego de mortero. Yo logro en un momento entrar al pozo y empiezo a abrir fuego con mi fusil además de impartir órdenes. El Teniente Estévez era comando y sus jefes de grupo también eran comando, entonces sus hombres estaban muy instruidos más allá de ser clase 63, es decir, de tener 19 años.

Algunos de los recuerdos y libros de Malvinas que Peluffo tiene consigo en su campo en Mercedes, Corrientes. (Nicolás Stulberg)

-¿Cómo siguió todo?

-En un momento me quedo sin fusil porque le doy una pieza del mío al soldado Orellana, que se le rompe el percutor de su FAP (fusil automático pesado), y yo empiezo a tirar con mi pistola. Entonces mis disparos no llegaban a la distancia del enemigo, pero con mi disparo iluminaba y trazaba la trayectoria, y sobre mi fuego, fuego. Era como una guía digamos. Y en un momento un proyectil de mortero cae al lado nuestro. El cuerpo de Orellana hace de parapeto, le pega a él la masa de las esquirlas, lo hiere fuerte, y a mí me entra una esquirla en la pantorrilla izquierda. Ahí me arrastro, tomo el FAP de Orellana y sigo abriendo fuego. Me meto en el pozo y después abrimos lugar para que se meta Orellana, que estaba muy mal pero consciente.

-¿Disparabas ya herido en la pierna?

-Sí, no había otra. En un momento cambio la posición del FAP porque los ingleses se estaban moviendo, apunto a un paracaidista que maniobra sobre mi flanco derecho, me preparo para abrir fuego, él se tira detrás de unos setos, ya estábamos combatiendo a unos 50 o 100 metros. Y voy a tirar en esa dirección y de golpe siento un estruendo en el casco. Un proyectil me impacta directo sobre el casco, lo perfora y me roza el cráneo. De casualidad no me entra en el cráneo. Me roza la frente del lado derecho y me saca la oreja. Yo tenía un pasamontaña debajo del casco. Y caigo totalmente aturdido en el pozo, me zumbaban los oídos, y empiezo a tener una hemorragia.

-No perdiste el ojo de casualidad.

-De casualidad. Entonces caigo aturdido y me saca el pasamontañas un soldado y me dice: “no se aflija mi subteniente, el cuero nomá e”. Correntino también, soldado Juan Silva. Y ahí me pone dos paquetes de vendas, me da un poco de agua, una aspirina, y me tapa con una manta. Yo pensaba que me iba a morir, tenía mucho dolor. Algunos me dijeron que perdí el conocimiento un tiempo, otros que no. Yo no me acuerdo de eso, pero sí me acuerdo que en un momento intento levantarme del pozo y mirar. Les decía a mis soldados que siguieran abriendo fuego, que la mejor cubierta era el propio fuego… Yo repetía lo que había aprendido en el colegio militar. Trataba de alentar a los soldados que estaban conmigo en el pozo, pero cuando trato de incorporarme veo que los británicos empiezan a capturar los pozos del flanco derecho, entonces pido parte para el Teniente Estévez, quería comunicarme con mi superior. Y entonces me contestan: está muerto… Y se me llenó la cabeza de preguntas.

Primero de izquierda a derecha, el entonces subteniente Ernesto Peluffo, en las Islas Malvinas.

-¿Había alguna posibilidad de seguir resistiendo en ese punto?

-Yo sabía que por doctrina ahora venía el asalto a las posiciones. Iban a empezar a capturar pozo por pozo. Estaban muy próximos, y nos veíamos. Entonces pensé: ¿qué hago? ¿armo la bayoneta para defenderme como sea? ¿Ordeno un contraataque? ¿Salimos de las posiciones? Yo no podía pararme, no podía conducir, el Teniente estaba muerto… El otro oficial que seguía en antigüedad estaba herido y no podía conducir la defensa. Yo ya hacía un tiempo escuchaba intimaciones para que nos rindiéramos, y nosotros seguíamos combatiendo. Y ante la insistencia de los británicos ordené alto el fuego. A uno de los soldados que estaba conmigo le ordené que atara un repasador blanco en el fusil, y que lo agitara. Lo levantó, lo agitó, y le abrieron fuego, le tiraron dos tiros al guardamanos del fusil. Se metió adentro y me dijo: “mire mi subteniente, le pegaron dos tiros al fusil, no están respetando la bandera blanca”…

-¿No creían?

-No sé, entonces le digo al soldado que vuelva a levantar el fusil pero de forma decidida. Y ordené a todos “arriba los brazos, arriba los brazos, alto el fuego, nadie toca nada, afuera de los pozos”.

-¿Vos gritabas desde el pozo?

-Parado adentro del pozo, sí, vendado, ensangrentado. Prácticamente sacaba el torso afuera ya con la bandera blanca, y ordenaba. Y ahí empezamos a salir todos con los brazos en alto. Los británicos estaban a cincuenta metros y comenzaron a avanzar, todos enmascarados, con el rostro enmascarado, eran como arbustos que se movían en el terreno. Y avanzaron y empezaron a capturarnos. Nos daban culatazos, patadas. “Don’t move, shut up, down”… Claro, después me enteré de que nuestro combate había sido muy cruento, muy violento, y que murió el jefe del segundo batallón de Paracaidistas Reales, unos cuantos oficiales. Ellos estaban exhaltados por eso.

-Les salió cara la victoria.

-Sí, ellos al combate de Darwin lo tienen como uno de los combates más cruentos de la historia de las guerras del ejército británico. Tal es así que después durante el resto de la guerra nunca más atacaron de día, siempre lo hicieron de noche. Porque de noche nosotros teníamos menos aptitud y recursos que ellos.

-¿Estudiaste mucho lo que pasó esa noche?

-Hay muchas cosas de Malvinas que no quiero leer, porque sino es revolver otra vez el guiso. Los veteranos tenemos que tratar de seguir con nuestras vidas, dar vuelta la página, sino te quedás en pozo de zorro de Malvinas y chau. A mí al principio me costó entender algunas cosas. Son los fantasmas que a uno le quedan de Malvinas. ¿Por qué los soldados de uno, los suboficiales de uno murieron y uno no murió? Yo tendría que haber muerto.

-La culpa del sobreviviente.

-Sí. Pero después me di mi respuesta. Para dar testimonio, para contar la historia, para rescatar su heroísmo. Para casarme, para tener hijos… ¿no? Para tener memoria, para continuar sirviendo. Uno se da sus respuestas y sigue, porque sino se queda en el pozo de zorro.

"Los veteranos tenemos que tratar de seguir con nuestras vidas, dar vuelta la página, sino te quedás en pozo de zorro de Malvinas", dice Peluffo. (Nicolás Stulberg)

-Habrá sido muy difícil aceptar que era el momento de rendirse…

-Al principio tenía cargo de conciencia de no haber combatido hasta el final, no haber muerto, haberme rendido, haber rendido la posición. Pero después entendí que eso salvó vidas, y que había cumplido la misión. Y los británicos eso lo reconocen. Reconocen como un acto de profesionalismo de un joven subteniente que sabe hasta dónde. Ellos lo reconocieron e incluso lo pusieron de manifiesto: un capitán de los Royal Marine le transmitió a mi comandante de Brigada cuál había sido mi actuación en combate, y le dijo: “al subteniente Peluffo hay que condecorarlo, no solo por cómo combatió sino también por cómo se preocupó por sus soldados después del combate, aun estando herido”. Y bueno, esa es una satisfacción individual, mía, y es lo que hace que hoy todavía tenga el reconocimiento de mis soldados.

-¿En algún momento de tu vida pensanste operarte y sacarte la cicatriz?

-No. Es mi condecoración visible. Es mi orgullo. Es la marca. Es más, mi nombre de combate hoy es “cicatriz”. Cuando teníamos una comunicación por radio me decían: “Autentique. Y yo respondía: autentico cicatriz”.

Ernesto Peluffo contiene el llanto, no quiere mostrarse quebrado -no lo está. Contiene, hace silencio. “Es revolver de nuevo el guiso”, dice. Y vuelve a levantarse. Solo cuando pasen varios minutos se sentará otra vez a la mesa y dirá que es hora de comer. Guiso, paradojalmente. Afuera, de pronto aparece un tornado. Golpea las paredes de la casa, agita las ventanas, y trae después un poco de lluvia.

Ernesto Peluffo recibió la medalla al valor en combate por su actuación en las islas. Tenía 20 años y una bala le dejó el rostro marcado a fuego. Sus camaradas aún hoy lo recuerdan vendado, ensangrentado, preocupado por sus hombres. Conteniendo, siempre, esperando el huracán.


lunes, 22 de junio de 2020

Ametralladora: FN 50-41 (FALO) o FAP

Ametralladora manual FN 50-41 (FALO)

Revista Militar


Este modelo es una versión típica de la ametralladora manual "de reemplazo" con pequeñas diferencias con respecto al rifle base. El desarrollo de un rifle automático de rifle de asalto comenzó en el año 1948 en las "Fábricas nacionales" con la participación de D. Sev. El rifle fue desarrollado originalmente bajo el patrón 7,92x33 "Kurtz" (Alemania), luego bajo el 7-mm .280 / 30 (Inglaterra). Finalmente, en 50-51, el modelo 7,62-mm se desarrolló para un cartucho con experiencia T65EZ (EE. UU.), que pronto fue adoptado como un único patrón de la OTAN. El rifle, denominado FAL (Fusil Automatique Legere - "rifle automático ligero") ganó popularidad rápidamente, y se convirtió en el más común entre los rifles de asalto. Hoy en día se usa en países 90 en versiones automáticas o de carga automática, con pequeños cambios en la licencia en países 12.



Entre las cuatro modificaciones del rifle estaba el FN 50-41, que tenía un trasero permanente, un cañón pesado y un bípode plegable en la boca del cañón. Esta modificación se conoce bajo la designación FALO (Fusil Automatique Lourd), en unidades de infantería de varios países se utiliza como ametralladora ligera. La ventaja de esta modificación es la intercambiabilidad de un gran número de piezas con un rifle estándar. Producción armas La serie FAL cesó en 1987 año.



Las armas automáticas tienen un "motor de gasolina". El bloqueo del barril se realiza sesgando el obturador. En parte, este esquema fue tomado del ZB-29 checo y del rifle SVT soviético. Aparentemente, los rifles checos se tomaron prestados "perelamyvanie" durante el desmontaje: el receptor y el cañón, los detalles de los dispositivos de automatización y de observación conectados de manera pivotante a la parte frontal de la caja USM, a la que se adjunta una empuñadura de pistola y una culata.




Cuando la bala atraviesa un agujero en la pared del barril, los gases en polvo ingresan a la cámara de gas presionando el pistón cargado por resorte. El impulso del pistón se transmite a la parte superior del extremo del soporte del perno. En la posición inicial vuelve bajo la influencia del muelle. El trazo libre del marco deslizante es 6 milímetros y le permite reducir la presión de los gases en polvo. La protuberancia calculada del portador de pernos, después de una rueda libre, descansa contra la protuberancia existente en la puerta. Al levantar su parte posterior, desengancha el tornillo y el plano de apoyo del receptor. Después de eso, el perno y el soporte del perno se mueven hacia atrás, mientras el resorte de retorno se comprime. El manguito se expulsa a través de la ventana ubicada en el lado derecho con un reflector. Bajo la acción del resorte de retorno, la corredera con el marco deslizante se devuelve hacia adelante, mientras que la protuberancia de entrega en la diapositiva extrae el siguiente cartucho del cargador, enviándolo a la cámara a través del bisel de guía. El obturador se detiene y el portador del cerrojo continúa avanzando, mientras que el reborde en forma presiona la parte posterior del obturador desde la parte superior, lo baja y se acopla al plano de referencia del receptor. El marco deslizante en la sección final libera el disparador automático.

Ametralladora lista para disparar.

El regulador de gas montado en la cámara de gas funciona según el principio de la emisión de gases a la atmósfera. Cuando se dispara en condiciones ideales de armas limpias, la mayoría de los gases salen del regulador de gas. La presión de los gases en polvo en el pistón aumenta al ajustar la unidad de descarga de gas.



USM incluye sear, instalado con un disparador en un eje fijo. La caja de fusibles del intérprete está ubicada en el lado izquierdo del receptor sobre la empuñadura de pistola y tiene tres posiciones: "fusible" - superior, "fuego simple" - medio, "fuego continuo" - inferior. Cuando se presiona el gatillo, la parte posterior de la palanca se mueve hacia arriba, levantando el vástago del fiador, y la parte delantera de la palanca y el pelotón de combate del gatillo se desenganchan. El disparador comienza a girar, pero se mantiene pulsado por el disparador automático del temporizador, si el obturador no está en la posición de avance extremo. Cuando se suelta el gatillo con el auto temporizador, golpea el percutor, se dispara un disparo.



En el modo de disparo continuo, la palanca del gancho desactiva el fiador y el gatillo, que solo se mantiene con el fiador del disparador automático. El movimiento de la palanca de gatillo en el modo de un solo jugador es limitado. El gatillo desciende por la parte frontal del arnés, que avanza bajo la acción de un resorte, presionando hacia abajo en la parte inferior del gatillo, mientras que el vástago se suelta de la palanca del gatillo, el descenso y el fiador se separan. Cuando el gatillo gira de nuevo bajo la acción del marco deslizante, la parte frontal del frotador vuelve a la muesca del gatillo. La presión del resorte del gatillo supera la resistencia del resorte susurrado, el vástago del fiador nuevamente descansa contra la palanca del gatillo. Cuando el gatillo vuelve a su posición original, su palanca se mueve hacia abajo, mientras que el fiador se gira bajo la acción del resorte, y su vástago se sale de la palanca del gancho. Mientras presiona el gatillo con su palanca, el vástago del susurro se eleva, mientras que la parte frontal del gatillo sale del recorte del gatillo. El disparador cuando el obturador no está completamente bloqueado se mantiene con el temporizador del auto temporizador. La palanca del gatillo en la posición de "seguridad" está bloqueada y no levanta el vástago del sellador. La protuberancia del alimentador del cargador sobre el gasto de los cartuchos aumenta el retardo de deslizamiento y detiene el obturador en la posición abierta.



Miras: una mira delantera cilíndrica, su soporte se combina con una unidad de salida de gas, una mira montada en el extremo del receptor. La norma es una vista del sector, diseñada para medidores 200-600 con un dispositivo dioptrico completo, o una vista de dioptrías con volteador en los medidores 150 / 250.



En el primer FAL se colocaron guardamanos de madera, empuñadura de pistola y culata. Los plásticos se utilizaron para reemplazar la madera en el proceso de producción. Para llevar hay un asa abatible. La versión FALO estaba equipada con un antebrazo acortado, o se hizo sin ningún tipo de antebrazo, en este caso fue reemplazada por bípodes con recubrimientos de madera. Tal arma con un cañón relativamente ligero era solo el "reemplazo" de una ametralladora ligera, por lo que se justificaba la limitación de la capacidad del cargador de 30 cartuchos. Pero la popularidad del rifle básico FN FAL afectó la popularidad del FALO. El rifle equipado con bípodes plegables se entregó a Austria (bajo la designación М58), en Alemania (G1). FALO con bípode, cañón pesado y sin antebrazo fue producido bajo licencia como ametralladora ligera en Australia (L2A1) y Canadá (С2 y С2А1).

El procedimiento para descargar una ametralladora ligera FN 50-41:
  1. Apertura del cargador.
  2. Al presionar el pestillo detrás de la ranura del cargador, extraigalo.
  3. Para extraer el cartucho, que puede estar en la cámara, retire el mango del cerrojo.
  4. A través de la ventana del receptor inspeccionar la cámara.
  5. Amartille.
  6. Apretar el gatillo, soltando el mango del cerrojo.

Especificaciones de la ametralladora manual FN 50-41:

Patrón - OTAN 7,62x51;
Longitud de la ametralladora - 1150 mm;
Peso de la ametralladora - 6,0 kg (sin cartuchos);
Longitud del cañón - 533 mm;
Velocidad inicial - 840 m / s;
Ranuras - 4 derecha;
La longitud de la carrera de arrastre - 305 mm;
Longitud de la línea de observación - 533 mm;
La velocidad de disparo - 650-700 disparos por minuto;
Peso del cargador de acero no encajado - 0,25 kg;
La masa de la tienda de plástico no equipada - 0,12 kg;
Peso en vacío - 0,73 (0,6) kg;
Capacidad del cargador - cartuchos 20.

miércoles, 6 de mayo de 2020

Ametralladora Bren

Bren - La tos de la abuela

Revista Militar (original en ruso)



En el artículo anterior, describimos la historia de cómo surgió la ametralladora Bran. Hoy hablaremos sobre el aspecto técnico, por así decirlo, ya que cualquier ametralladora es una máquina, y en esta capacidad es interesante como un ejemplo de la mente humana y las capacidades de la tecnología del momento correspondiente.



La ametralladora desmontada "Bran". Todas las partes que lo componen, y las características de diseño son claramente visibles. En la parte inferior hay un tope con un carro de pistola, un pistón de gas con un marco y un gatillo arriba, un obturador en forma de S, una tapa de revista, un marco de perno y otros detalles son aún más altos.

Comenzaremos a examinar estas armas desde el cañón, porque el cañón es la parte principal de cualquier "máquina de tiro". Los troncos de las ametralladoras Bran Mk I, Mk II y Mk III tienen la marca Mk I * (asterisco) y, en consecuencia, los números 2 y 3. Esta es la designación para la longitud del cañón, que es de 635 mm. El cañón tiene un corte derecho con 6 ranuras de 2,23 mm de ancho y 0,145 mm de profundidad. El paso del hilo es de 254 mm, que son 33 medidores. La bala gira en el cañón durante 2.2 vueltas y adquiere una velocidad inicial de 744 m / s, con una velocidad de rotación de 2930 rpm.


Barril con asa de transporte y regulador de gas.


Regulador de gas.

El peso total de los troncos Mk I y Mk I * es 2.84 kg, pero el peso del cañón Mk III es 2.95 kg. Parallamas en forma de cono, cromado. En el lado izquierdo del barril hay una mosca, desplazada a la izquierda del eje de simetría debido a la ubicación del cargador. Luego viene la cámara de gas con un regulador. La cámara tiene cuatro canales de diferentes diámetros, lo que le permite cambiar la cantidad de gas descargado en la cámara de gas. En condiciones normales, el ajuste estándar No. 2)


En esta foto hay dos detalles importantes a la vez: la tapa de la apertura del cargador y la manija de montaje en barril.

Los troncales Mk I y Mk I * difieren solo en el diámetro del regulador de gas, que es más grande para Mk I *. El cañón Mk II tiene una forma diferente, más cónica, un parallamas. Los troncos de Mk III y Mk IV se acortaron a 565 mm., De modo que su peso se redujo a 2,35 kg, e incluso a 2,2 kg en Mk IV. Cada equipo de ametralladoras tenía dos barriles de repuesto. Esto permitió en caso de calentamiento reemplazar el barril caliente por uno frío, lo que, a su vez, redujo la erosión térmica del metal. El reemplazo debía hacerse después del tiroteo de 10 cargadores, ¡eso es 300 disparos!


Así es como se reemplaza el cañón.

El obturador de ametralladora era una de las partes tecnológicamente más laboriosas. Se necesitaron 270 operaciones para obtenerlo, ¡mientras que el bloque de acero del que estaba hecho tuvo que perder 2.04 kg de peso!


El marco deslizante está separado del extremo.

La ametralladora tenía una vista de dioptrías del tambor tipo Mk I, tomada una a una de la ametralladora checa. El tambor gira y sube o baja la barra de la vista. La vista misma fue calibrada de 200 a 2000 yardas, en incrementos de 50 yardas en una división. Más tarde, se colocó una vista simplificada en el Bran, diseñado para disparar a una distancia de 200 a 1,800 yardas, en incrementos de 100 yardas en una división.


Marco de cerrojo completamente separado con tubo guía para pistón de gas.

La ametralladora Bran era, en general, un arma bastante típica con un impulso a través del escape de gases del agujero en su parte inferior. Sin embargo, de hecho, era muy diferente en diseño del famoso Lewis y de nuestro no menos famoso Degtyarev DP-27. Tanto el uno como el otro tenían un mecanismo de ventilación de gas y un barril que se conectaba firmemente al receptor. Aquí, también, había un receptor con el que se conectaba el barril, aunque no rígidamente, sino con la posibilidad de reemplazo. Sin embargo, el "punto culminante" del diseño fue eso y, por cierto, inicialmente en la ametralladora ZB vz.26. estaba ausente de que la tubería de gas, en la cual, al igual que estas dos ametralladoras, el pistón de gas se movía, de hecho, también desempeñaba la función de un carro de armas, que, cuando se disparaba por la fuerza de retroceso, tenía un cañón, un perno, un receptor y una revista, Todos volvieron a estar juntos. Es decir, el tubo de ventilación no estaba conectado rígidamente al receptor, sino ... ¡solo al extremo! Y fue en este peculiar carro de armas, o más bien, dentro de él, que había un mecanismo de disparo, pero todos los demás mecanismos que estaban en el receptor, se movieron en relación con él cuando se disparó, aunque no muy lejos. Tal solución técnica permitió reducir el retorno y, en consecuencia, aumentar la precisión del incendio. Aunque, por supuesto, esto se logró complicando el diseño en sí y, en particular, la tecnología de producción, y el aumento de los requisitos para los tamaños de tolerancia. Por cierto, esta es precisamente la razón por la cual los bípodes de Bren estaban unidos precisamente al marco del pistón de gas, y no al barril.


Comando británico portando un Bren en Malvinas

El cierre de la ametralladora era hacia arriba. Para esto, había una protuberancia correspondiente en el perno y una ranura en el receptor. Al mismo tiempo, otra característica de diseño fue la ubicación del gatillo, que golpeó el martillo, en ... el mismo marco del pistón de gas. Al disparar, el pistón retrocedió, presionó el gatillo con el lado inclinado hacia atrás del gatillo en el perno y cayó, después de lo cual el pistón de gas, que continuaba retirándose (tuvo una carrera larga), retrajo el perno aún más, y retiró el manguito disparado, que cayó a través del orificio en el marco del pistón de gas. Ahora, un resorte de retorno entró en la caja, que estaba con el empujador en el tubo dentro del trasero, y envió el perno hacia adelante. Al mismo tiempo, se suministró otro cartucho del cargador, el perno subió con la protuberancia del marco del pistón de gas (el cañón estaba bloqueado al mismo tiempo) y el gatillo golpeó el golpeador con resorte. En cuanto a la operación del mecanismo de disparo, todo se redujo a bloquear y liberar la parte posterior del pistón de gas (se hizo una ranura), y eso es todo. Es decir, el "gatillo" móvil también estaba en él, pero no golpeó al baterista, sino que simplemente soltó el pistón de gas con un marco en su parte trasera. Además, es importante tener en cuenta que no había resortes donde pudieran calentarse en esta ametralladora. El resorte de retorno estaba empotrado en el cuerpo del stock y allí, ni el polvo, ni la suciedad, ni las altas temperaturas podían alcanzarlo.


El esquema de acción de la ametralladora "Bren".

Un rasgo característico de todas las ametralladoras Holek era el sistema de suministro de energía de un cargador ubicada verticalmente en ellas. Además, no se desplazó hacia la izquierda, como una revista similar de la ametralladora Madsen, y, por lo tanto, era necesario cambiar la vista hacia la izquierda. Al mismo tiempo, utilizaron cargadores de pequeña capacidad: 20 tiros, lo mismo que en el BAR americano. El primer GBS también tenía una capacidad de cargador de 20 rondas, pero luego los británicos crearon el suyo y, a pesar de la complejidad de la tarea, es mucho más difícil hacer un cargador de cartuchos con borde.



Vista en sección del cargador y cierre.

Además de esta tienda, también se desarrolló una tienda de discos de 200 cargas con una disposición de dos filas de cartuchos y un muelle de reloj. Era imposible usar una mira estándar con dicha tienda, por lo tanto, dichas tiendas se usaban en instalaciones de tiro antiaéreo cuando había una mira antiaérea especial sobre ella. Pesaba 3 kg vacíos y 5 kg con cartuchos. Cargarlo era una tarea que requería mucho tiempo, y era mejor hacerlo juntos. La apertura de la tienda se cerró con una tapa deslizante especial.


La mira

Los bípodes de la ametralladora Mk I estaban equipados con patas que se podían ajustar en altura para facilitar la operación en terrenos irregulares. El modelo Mk II ya tenía patas de una longitud fija. El viejo bípode tipo se colocó en el "Bran" L4. Para L4A2, se utilizan bípodes, hechos de una aleación desarrollada anteriormente para el Mk IV, pero luego se abandonaron en las primeras etapas del trabajo en esta muestra.



Vista desde el mecanismo del tambor de su accionamiento.

Se desarrolló un trípode especial con un peso de 13,6 kg, que hizo posible, si fuera necesario, disparar a los aviones. Pero en 1944 rara vez se usó. El ángulo de disparo horizontal de esta máquina era de 21 ° en ambos lados. El ángulo de elevación para el disparo vertical fue de 19 °. Las monturas gemelas Twin Mk I y “Horrible Twins” con miras Motley y Gallows montadas en ellas también se usaron para disparar al avión. Además, las instalaciones en sí se llamaban tan a menudo, que eran muy populares en el norte de África, donde, sin embargo, se usaban con más frecuencia para combatir objetivos terrestres que con la aviación. Más tarde, el comando británico decidió que dispararles a los vehículos alemanes era un desperdicio de municiones. A menudo se montaban en vehículos ligeros, lo que aumentaba significativamente su potencia de fuego.


"Bren" con un cargador de tambor

En cuanto a lo último, debe tenerse en cuenta aquí que la velocidad de disparo es de 450-480 disparos por minuto, y prácticamente se puede disparar a una velocidad de 120-150 disparos por minuto. La tasa de disparos individuales es de 40-60 disparos por minuto. El traductor de incendios estaba ubicado a la izquierda, sobre la empuñadura de la pistola.

En cuanto a la evaluación general de esta arma, los británicos creen que esta es la mejor ametralladora ligera para un cartucho de rifle con una llanta. Hablan sobre diseño simple, confiabilidad, facilidad de uso y reemplazo conveniente de troncales. Las desventajas incluyen un peso relativamente grande, un alto consumo de metal durante la producción y demoras al disparar por culpa de la tienda, aunque se eliminaron con mucha facilidad.


Uno de los vehículos de transporte blindados británicos más populares se llamaba "Bren Carrier" y estaba destinado al transporte de 1-2 ametralladoras "Bren" y sus tripulaciones.

Los australianos lo apodaron por el sonido característico de los disparos "tos de la abuela", y también lo usaron muy ampliamente. En total, estuvo o está en servicio con 25 países, entre ellos India y Pakistán. Nadie ha considerado distribuidores de segunda mano que lo estén ofreciendo a la venta, pero también hay bastantes.

Las fotografías del "bren" lo muestran en servicio incluso con los ejércitos de aquellos países que nunca lo compraron, así como con pandillas ilegales en casi todo el mundo. Se pueden ver en fotografías de conflictos en el Medio Oriente (Egipto 1956, 1967, la guerra civil en el Líbano, Chipre 1974), en África (Kenia - el levantamiento de Mau Mau, Biafra, Congo), en Indonesia, India (1947, la guerra con China), en Afganistán, e incluso en manos de los Royal Marines británicos en la Guerra de las Islas Malvinas en 1982, así como en la Operación Tormenta del Desierto en Kuwait en 1991. En Europa, fue utilizado activamente por el IRA y la organización vasca ETA. Bueno, en total, 302,000 de ellos fueron producidos ...