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sábado, 10 de agosto de 2019

De Chagos a Malvinas

De las islas Chagos a las Malvinas





La Asamblea General de las Naciones Unidas acaba de instar expresamente a Gran Bretaña a cesar su presencia colonial en las islas Chagos, en las que está emplazada una enorme base militar norteamericana, y a devolver lo más rápidamente posible y en no más de seis meses ese territorio a Mauricio, que lo reclama con razón. Hablamos de un archipiélago compuesto de unas 50 pequeñas islas ubicado en el océano Índico. La Argentina fue uno de los patrocinantes de la resolución referida, dictada en junio de 2017.

Esa decisión, tomada con 116 votos a favor y tan solo 6 en contra, con la abstención de algunos miembros, entre los cuales estuvieron Francia y Alemania, se suma a la opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia solicitada oportunamente por la Asamblea General y emitida en idéntico sentido.

El alto tribunal internacional sostuvo que cuando Gran Bretaña concedió la independencia a Mauricio, en 1965, debió haber también entregado a ese país el archipiélago de Chagos, conforme a las normas que gobiernan los procesos de descolonización.

Gran Bretaña es aún una potencia colonial que sigue sin respetar normas que, respecto de esta delicada materia, se sancionan en el ámbito de las Naciones Unidas.

Las opiniones comentadas de la Asamblea General de las Naciones Unidas y de la Corte Internacional de Justicia tienen, en términos generales, efectos muy positivos para el diferendo de la Argentina con relación a las islas Malvinas y otras islas del Atlántico Sur ocupadas ilegalmente por Gran Bretaña.

Cabe recordar que la resolución 1514 (XV) de la Asamblea General, que es la piedra angular de la descolonización, ratificó en su momento el principio de la integridad territorial como corolario de la libre determinación, que solo corresponde a aquellos pueblos que son efectivamente titulares de ese derecho y que no es el caso de los habitantes de las islas Malvinas. La Corte, por su parte, destacó el rol central de la Asamblea General de la ONU en materia de descolonización.

Pese a que Gran Bretaña sostiene que nada tiene que conversar con la Argentina sobre la soberanía respecto de las islas del Atlántico Sur, el tema está incluido en la agenda de descolonización de las Naciones Unidas, desde donde, año tras año, se aprueba una exhortación a negociar la cuestión con la buena fe que corresponde. Esta es desoída, arbitraria y sistemáticamente, por el Reino Unido. No obstante, la cuestión sigue abierta y reviste el carácter de irrenunciable para nuestro país.

Sería muy positivo que nuestra Cancillería asignara a un grupo de trabajo especial el análisis de los alcances y consecuencias legales de las decisiones comentadas, incluyendo un contacto directo con Mauricio, que cubra las posiciones y argumentos jurídicos que ese país mantiene en su diferendo con Gran Bretaña. (LA NACION)

Fundación Nuestro Mar

viernes, 24 de mayo de 2019

ONU vota descolonización de Chagos y crea antecedente para Malvinas

Fallo de la ONU contra el Reino Unido sería precedente positivo en el conflicto por Malvinas



Jorge Faurie, canciller argentino.

Un total de 116 países votaron a favor de la resolución, que urge al Reino Unido a "retirar su administración colonial" de las islas de Chagos


La Cancillería argentina destacó este jueves la aprobación por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas de una resolución que exige al Reino Unido "finalizar la administración colonial del Archipiélago de Chagos", ubicado en el océano Índico, y que marca un antecedente en el reclamo de Argentina por la soberanía de las Islas Malvinas.

El archipiélago de Chagos fue separado del territorio de las Islas Mauricio antes de su independencia, siendo arrendada su principal isla, Diego García, a Estados Unidos para instalar una base militar.

"La República de Mauricio, desde su independencia en 1968, reclama la recuperación ese territorio. En febrero de 2019, la Corte Internacional de Justicia concluyó que la descolonización de ese país no se completó legalmente dado que al quebrantarse su integridad no se respetó la voluntad de su pueblo", explicó un comunicado difundido por el Palacio San Martín.

La Asamblea General votó ayer por amplia mayoría a favor de esta opinión del máximo Tribunal de la ONU y "esta decisión es una victoria para Mauricio y un precedente muy positivo para países como la Argentina y su pueblo, que también han sido privados del ejercicio pleno de su soberanía sobre una parte de su territorio que continúa sujeto a una ocupación colonial ilegítima e ilegal", añadió.

La Cancillería consignó que "Argentina patrocinó la Resolución de la Asamblea General de la ONU e intervino en todas las instancias previas ante la Corte Internacional de Justicia".

"Aunque el caso del Archipiélago de Chagos no puede igualarse a la Cuestión Malvinas, en ambos casos están involucrados principios rectores de la descolonización", remarcó la cartera conducida por Jorge Faurie.

El caso Chagos


El archipiélago del océano Índico está en el centro de una larga disputa por la decisión del Reino Unido de separarlo de Mauricio en 1965 para establecer una base militar conjunta con Estados Unidos en Diego García, la más grande de sus más de 50 islas.

Los chagosianos expulsados de la isla, que desde hace 40 años hacen campaña por el retorno, han denunciado el "doble discurso" de Londres, que defiende el derecho a la autodeterminación de los kelpers de Malvinas pero les niega a ellos ese derecho.

Un total de 116 países, entre ellos Argentina, votaron a favor de la resolución no vinculante, que fue presentada por países africanos y que urge al Reino Unido a "retirar su administración colonial" de las islas de Chagos en un plazo de seis meses.

Sólo seis países de los 193 que integran la asamblea, entre ellos el Reino Unido y Estados Unidos, votaron contra la medida, co patrocinada por Argentina, mientras que otros 56 se abstuvieron, incluyendo a Canadá, Francia y Alemania. Quince naciones no votaron.

"Vemos como algo muy positivo que la comunidad internacional haya apoyado la resolución y los principios de la legalidad internacional", dijo el embajador argentino ante la ONU, Martín García Moritán.

"Es muy importante para los procesos de descolonización", agregó.

La votación llegó tres meses después de que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya concluyó que el Reino Unido había separado las islas de manera ilegal y debía devolverlas a Mauricio, una ex colonia británica que se independizó en 1968.

Luego de que el Reino Unido rechazara la "opinión consultiva" de la CIJ, máximo tribunal de Naciones Unidas, Mauricio pidió la intervención de la Asamblea General.

La resolución dice que la ONU y sus organismos deben reconocer la soberanía de Mauricio sobre Chagos y llama a todos los gobiernos a "no reconocer, apoyar ni ayudar a la administración colonial ilegal" británica de Chagos, informó la cadena BBC.

Aunque las resoluciones de la Asamblea General de la ONU no son de cumplimiento obligatorio, sí tienen todo el peso moral del más democrático y amplio de los órganos de Naciones Unidas.

El conflicto por Chagos ha sido comparado al de Malvinas, otro territorio objeto de un reclamo internacional contra el Reino Unido.

En febrero pasado, el canciller Jorge Faurie celebró el fallo de la CIJ sobre Chagos y dijo que tenía "una enorme validez" para el reclamo argentino de la soberanía de las Malvinas.

"Se trata, en el caso del archipiélago de Chagos, como en el de Malvinas, de una situación de desmembramiento territorial donde la población que se encontraba en las islas fue trasladada contra su voluntad, en este caso al territorio continental argentino, en 1833", agregó entonces el ministro.

Al dirigirse a la asamblea antes de la votación, el primer ministro de Mauricio, Pravind Kumar Jugnauth, dijo que la ONU debía enviar "una clara señal de que el colonialismo ya no puede ser tolerado".

A su turno, la embajadora británica Karen Pierce dijo que la base militar de Diego García "juega un rol vital" para mantener seguros a los aliados en la región, incluyendo a Mauricio.

Estados Unidos ha utilizado aviones estacionados en la base para lanzar ataques en Irak y Afganistán.

En 2016, el Reino Unido extendió el acuerdo de arrendamiento con Estados Unidos para el uso de Diego García hasta 2036.

iProfesional

martes, 16 de abril de 2019

Los manuscritos que prometían entregar Malvinas como Hong Kong


Documento exclusivo: las tres carillas escritas a mano que podrían haber cambiado la historia que llevó a la guerra de Malvinas 

El encuentro secreto en Suiza entre los enviados de la Argentina y el Reino Unido un año y medio antes del conflicto armado. El documento confidencial que propuso que la soberanía fuera "transferida a la Argentina", con un acuerdo "al estilo Hong Kong". La reacción de los isleños y el final con escándalo


Por Juan Bautista "Tata" Yofre |  Infobae

Miré el escrito con especial atención al observar el escudo del Reino Unido de la Gran Bretaña en cada una de sus páginas. El documento consta de tres carillas escritas a mano, no tiene fecha, carece de firma y habla sobre las islas Malvinas.

 
La primera página del documento que se elaboró en una reunión secreta en Suiza en septiembre de 1980 entre el enviado del Reino Unido y el representante de la Argentina

Está enmarcado porque para su dueño era un blasón que ennoblecía su gestión, aunque nunca lo mostro públicamente, y además, presumo, deseaba conservarlo en perfecto estado para las futuras generaciones. Como gesto especial se me permitió fotografiarlo y adelanté que habría de contar la historia del contenido del documento del que varios se han referido pero ninguno lo mostró.

Los antecedentes del documento resaltan que en mayo de 1979 llegó al poder en Londres la dirigente conservadora Margaret Thatcher y se encontró con que el gobierno laborista había congelado las relaciones con la Argentina a principios de 1976, durante los meses finales del gobierno de María Estela "Isabel" Martínez de Perón.

Con la llegada de Thatcher al gobierno, lord Peter Carrington asumió como secretario del Foreign Office. A su vez, como subsecretario de Asuntos Latinoamericanos fue designado Nicholas Ridley, un personaje aséptico y fiel creyente de la política económica de la primera ministra.

En la Argentina gobernaba de facto Jorge Rafael Videla, su concuñado el brigadier (RE) Carlos Washington Pastor era el canciller y el subsecretario de Relaciones Exteriores era el comodoro Carlos Cavándoli.

 
Margaret Thatcher, la Dama de Hierro, recibió un memorándum del Foreign Office que recomendaba las conversaciones entre diplomáticos con la Argentina a fin de explorar soluciones políticas y económicas

En junio de 1979 Ridley viajó a Buenos Aires y el 12 se entrevistó con el subsecretario Cavándoli. En julio visitó Puerto Stanley donde el funcionario inglés observó el estado de irrealidad que vivían los isleños.

Allí discutió con los kelpers (isleños considerados por Londres de segunda categoría en esos años) sobre las ventajas de cooperación con la Argentina, aunque aclaró que ninguna solución será posible sin un visto bueno de ellos.

Observó: "Plantean [los isleños] una amenaza completamente desproporcionada en relación con su tamaño".

Al retornar de las islas volvió a conversar con Cavándoli, acordando reponer a los embajadores que habían sido retirados en 1976.

En octubre de 1979, lord Carrington presentó a Margaret Thatcher y al Comité de Defensa un memorándum que recomendaba las conversaciones entre diplomáticos a fin de explorar soluciones políticas y económicas "sin compromisos y sin apurar el asunto".

También advirtió que la Argentina podía ocupar militarmente las islas y que estaba en capacidad de hacerlo.

El informe que Carrington expuso fue tomado en el Informe Franks (realizado después de la guerra de 1982) contiene tres opciones:
  • La fortaleza Falklands.
  • Negociaciones sin concesión de soberanía.
  • Sustanciales negociaciones respecto a la soberanía.

Tras algunos cabildeos diplomáticos, Cavándoli y Ridley volvieron a encontrarse en Nueva York entre los días 28 y 30 de abril de 1980 y en esas horas el funcionario inglés solicitó hablar en la intimidad con el aeronáutico argentino.

Cavándoli solo fue acompañado por el jefe de gabinete del canciller Pastor, comodoro Carlos Felipe Bloomer Reeve. En la ocasión Ridley les hablo de la necesidad de una solución en el diferendo de las Malvinas y que convenir la cuestión de soberanía era imprescindible. Que cualquier solución debía coincidir con la voluntad de los "kelpers" y Cavándoli hablo de los intereses de los mismos.

 
Lord Peter Carrington le advirtió a Thatcher que la Argentina podía ocupar militarmente las islas y que estaba en capacidad de hacerlo

Ridley se explayó en otros lineamientos que deberían tenerse en cuenta en el futuro aunque afirmo en la reunión que debían ser acordados por Londres ya que todavía no eran oficiales. Pidió extremo secreto y "buena fe" en las conversaciones. Antes de despedirse les previno a los argentinos que debía discutir muy fuerte con el lobby que la Compañía de la Isla Malvinas (Falkland Island Company) y los sectores que apoyaban a los "kelpers" en el Parlamento.

El 30 de julio el Palacio San Martín recibió una propuesta de una reunión confidencial a realizarse en el próximo septiembre ya que Ridley ya tenía los lineamientos de su gobierno para negociar.

Entre los días 10 y 11 de septiembre de 1980, Ridley, el embajador Harding, Cavándoli y Bloomer Reeve se volvieron a encontrar en extremo secreto en un hotel en Coppet, cerca de Ginebra, Suiza. Antes de comenzar a hablar Nicholas Ridley afirmó que todas las decisiones que se acordaran en esa cumbre iban a ser aceptadas "ad referéndum" de los miembros del gabinete y la señora Thatcher.

El contenido del documento.

La traducción oficial que acompaña a las tres carillas ológrafas comienza diciendo que "la soberanía titular sobre las Islas Falkland (Islas Malvinas) y su zona marítima sería transferida a la Argentina, con efecto a partir de la firma del Acuerdo".

El 2º punto de la propuesta británica establecía "una continua administración Británica de las Islas y su zona marítima, con miras a garantizar a los Isleños y sus descendientes el ininterrumpido goce de su forma de vida conforme a las instituciones, leyes y costumbres Inglesas sería asegurada simultáneamente mediante un arrendamiento al Reino Unido por un período de 99 años. Los términos de dicho arriendo estarían sujetos a revisión periódica, mediante acuerdo de las dos partes".

 
Las últimas dos carillas del documento que se hizo durante la reunión secreta en Gienbra en las que pariticparon Ridley, el embajador Harding, Cavándoli y Bloomer Reeve

"3º. Las banderas Británica y Argentina flamearían lado a lado en los edificios públicos de las Islas."

"4º. El Gobierno Británico sería representado por su Gobernador quien, conjuntamente con un Consejo elegido localmente, serían responsables de la Administración de las Islas y sus habitantes".

"5º. El Gobierno Argentino estaría representado por un Comisionado General".

El documento cerraba con un 6º punto que proponía: "Habría un Consejo Conjunto a los efectos de coordinar la cooperación relativa al desarrollo económico de las Islas y su zona marítima".

Como se observa la Argentina aceptaba la fórmula del "lease back" o retro arriendo: Inglaterra aceptaba la soberanía de la Argentina y en un tiempo determinado transferiría la administración y la explotación de los recursos.

La transferencia sólo se haría en un plazo similar al que Gran Bretaña había establecido para Hong Kong y que fue firmado por 99 años. El "lease back" era una fórmula que el Reino Unido había presentado en encuentros reservados después de 1965, cuando las Naciones Unidas admitió la Resolución 2065 y consideró que ambas naciones debían negociar la cuestión de soberanía en las islas Malvinas.

Tras el encuentro secreto el 25 de septiembre ambos cancilleres recibieron los informes sobre lo acordado.

 
Nicholas Ridley le presentó a la Argentina los lineamientos del gobierno británico para negociar: pidió extrema confidencialidad

Carlos Pastor opinó privadamente que "es esencial acelerar las negociaciones sobre las Islas Malvinas a fin de alcanzar cuanto antes un acuerdo que ponga término definitivamente a la disputa."

Lord Carrington aceptó el consejo pero advirtió que todavía no había informado al gabinete "para obtener la conformidad de seguir adelante con la negociación" y que, además, deseaba aclarar "una vez más que para el gobierno británico era indispensable conseguir la aprobación de los isleños sobre lo que se acordaría".

La aceptación de los isleños (hasta ese momento ciudadanos de segunda que no contaban con pasaporte británico) "podía crear dificultades y desde ya él quería señalarlo con toda honestidad".

La negativa kelper que ayudó a hundir el acuerdo de Ginebra

Los 1813 habitantes de las Islas Malvinas se agitaron ante Nicholas Ridley entre el 22 y 29 de noviembre. Con la presencia de unas 300 personas reunidas en el Town Hall, el subsecretario de Asuntos Latinoamericanos habló de cuatro alternativas:

1) La fórmula de arrendamiento.
2) Aceptar todas las demandas argentinas y transferir la soberanía.
3) Congelar por 25 años la cuestión de soberanía.
4) Rechazar de plano cualquier cuestión de soberanía.

Nicholas Ridley admitió que la primera opción era la preferida de Margaret Thatcher.

En su áspero diálogo con los isleños, el funcionario deslizó una advertencia: que no se podía descartar que "la Argentina, cansada, pudiera intentar una solución militar". Les dice, además que Gran Bretaña no podrá asumir la defensa de las islas.

Los "kelpers" al escuchar hablar de "leasing" reaccionaron violentamente y Ridley fue despedido con carteles insultantes en Puerto Stanley. A su vez, los isleños y los sectores más conservadores hicieron oír sus opiniones de rechazo en la prensa y el Parlamento.

 
Ridley se presentó a informar ante la Cámara de los Comunes. Sufrió agresiones similares a las que ya había recibido en Puerto Stanley. Lo ridiculizaron

En ese clima, el 2 de diciembre Ridley se presentó a informar ante la Cámara de los Comunes.

Sufrió agresiones similares a las que ya había recibido en Puerto Stanley. Lo ridiculizaron. El vizconde Cranborne llegó a decir que induciría a los isleños a pensar que "no contaban con el apoyo que se merecían de la madre patria". Los observadores no dejaron de tener en cuenta que el gobierno británico tenía una fisura, ya que había importantes sectores que consideraban que la cuestión de soberanía, al fin de cuentas, debía tratarse. Ante la presión del "lobby" de las islas, el gobierno británico dos semanas más tarde intentó iniciar un proceso licitatorio para explorar petróleo "off shore" en el Atlántico Sur, lo que generó un nuevo intercambio de protestas diplomáticas.

Ya en junio de 1980, José Alfredo Martínez de Hoz había sostenido en Londres que sería conveniente para ambos países la elaboración de planes conjuntos en explotación petrolera y pesca, en el área de Malvinas, al mismo tiempo que se analiza la cuestión de soberanía.

El ministro de Economía entendía su proyecto como un ensayo de aproximación, pero los mandos de las FFAA insistían con la soberanía, antes de cualquier proyecto común. En sus comentarios íntimos, Martínez de Hoz solía decir que una forma de solucionar el largo diferendo era realizar "tareas mancomunadas con los británicos".

Nicholas Ridley entendió que "no es posible explorar las fuentes de pesca o petróleo a raíz de la fuerte disputa con Argentina" (cable de la agencia Reuter del 2 de diciembre de 1980). La ecuación en esa época era muy simple: "Entre el 50% de algo o nada, prefiero el 50%. Pero los militares, cuando se sentaban a negociar, antes que nada preguntaban por la soberanía y ahí los ingleses se iban" (diálogo del autor con el ex Ministro Martínez de Hoz).

 
Ya en junio de 1980, José Alfredo Martínez de Hoz había sostenido en Londres que sería conveniente para ambos países la elaboración de planes conjuntos en explotación petrolera y pesca (NA)

Esa visita a la capital del Reino Unido fue casi presidencial. Estuvo con los más importantes funcionarios del gobierno. Desde Margaret Thatcher, lord Carrington, el presidente del Banco de Inglaterra y el secretario de Agricultura. Con Thatcher no habló de Malvinas para no despertar los celos del canciller Carlos Washington Pastor.

También estuvo con el secretario del Foreign Office y el subsecretario Nicholas Ridley. Hubo una suerte de ping pong entre los dos, sobre diferentes alternativas.

El "lease back" fue la más analizada. Durante la conversación, uno de los funcionarios presentes dijo que la Argentina y el Reino Unido sólo estaban separados por el "3 F": "Falklands, Football and Foot and mouth". Es decir, las Malvinas, el fútbol y la aftosa.

El final

Lo cierto fue que entre los "kelpers" ("pastores" como los denominó el presidente Ronald Reagan en 1982), las andanzas del lobby malvinero en los diarios y el Parlamento y la absoluta indeterminación de Margaret Thatcher y su gabinete, lo acordado en Suiza se convirtió en un gran fracaso.

Le faltó a la Primera Ministro el carácter que mostró más tarde para enfrentar las huelgas mineras de 1984 y 1985. El gobierno británico retrocedió y tras varias comunicaciones diplomáticas Cavándoli y Ridley volvieron a encontrarse el 23 de febrero de 1981 en Nueva York. La cita se realizó en la residencia del embajador británico en las Naciones Unidas y en esa ocasión el oficial aeronáutico realizaba su última gestión, porque en marzo de 1981 Jorge Rafael Videla dejaba el cargo y Carlos Washington Pastor abandonaba el Palacio San Martín.

 
Jorge Rafael Videla, Leopoldo Fortunato Galtieri y Roberto Viola

Estaba por comenzar el período de ocho meses presidido por Roberto Viola, que luego sería depuesto por el general Leopoldo Galtieri y el almirante Jorge Anaya.

Antes de partir Cavándoli dejó caer algunas advertencias a su par ingles. La primera, que su país (la Argentina) había llegado "al límite de su paciencia" y que no se aceptaría la propuesta británica de "congelamiento por diez años" de negociaciones.

Un año más tarde todo estallaba por los aires y el 2 de abril de 1982 la Argentina recuperó militarmente el archipiélago malvinense con el resultado ya conocido.

Ninguno de los que participaron en los encuentros puede atestiguar ni enriquecer el relato sobre cómo se concertaron las tres carillas que hubieran cambiado la historia. En una pared aún queda enmarcado el documento, un mudo testigo de la nada que aún sigue esperando la Argentina.

sábado, 6 de abril de 2019

Las dos ofertas británicas para devolver las islas

Las dos veces que Gran Bretaña ofreció devolver las Malvinas y la Argentina lo frustró

La primera oportunidad se dio durante el último gobierno de Perón. La segunda, a pocos meses del inicio de la Guerra de 1982 con Margaret Thatcher como protagonista
Infobae



Andrés Cisneros, ex vicecanciller

A 37 años de la Guerra de Malvinas, el presidente Mauricio Macri reiteró el reclamo argentino de soberanía. "Es legítimo e irrenunciable", aseguró ante veteranos y familiares de soldados caídos.

Como es habitual cada 2 de abril, la reivindicación se extendió a lo largo y a lo ancho de todo el país en actos donde no solo se rinde homenaje a los héroes que participaron de la Guerra, sino que se le exige a Gran Bretaña que cumpla con la resolución 2065 de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y se siente a negociar con las autoridades argentinas.

Lo que quizás no muchas personas conocen es que hubo al menos dos oportunidades de recuperar el control de las Islas en forma pacífica. Una fue durante el último gobierno de Juan Domingo Perón y la segunda fue pocos meses antes del conflicto bélico.

En diálogo con Infobae, el ex vicecanciller de Carlos Menem, Andrés Cisneros, hizo un repaso histórico del reclamo de soberanía y reveló cómo fueron las dos oportunidades de recuperar las Islas que se frustraron por objeciones impuestas por los argentinos.

En enero de 1833, las Islas que estaban ocupadas por protoargentinos, porque la Argentina no existía como tal; todavía éramos un territorio con guerras civiles después de independizarnos de España.
Pero en 1810, España ya estaba ocupando las Islas. Entonces, los habitantes del Río de La Plata que reemplazaron a las autoridades españolas, se sintieron con derecho de gobernar las Islas y enviaron a diversas autoridades. Hubo varios gobernadores españoles y argentinos. En enero de 1833, vino una fragata británica ayudada por una fragata norteamericana y los desalojó a los cañonazos.
El daño que nos ha hecho la Guerra del 82 es incalculable. Hay que hacer el reclamo, y algún día llegaremos no sé si a la devolución de las Islas, que me parece muy poco probable, pero sí a un acuerdo honorable que contemple los intereses de ambas partes.
No hay que perder un minuto dejando de reclamar, pero hay que ser sensatos y entender que estamos muy, muy aislados, además que los reclamos argentinos se basan en derechos territoriales, que son evidentes, están cerca nuestro no cerca de Gran Bretaña. Pero en el mundo están disminuyendo la importancia de los derechos territoriales y aumentando la importancia de los derechos de las personas, los derechos humanos.  Y allí viven personas que no quieren ser argentinos, quieren ser británicos, de manera que la cosa se nos está poniendo complicada.
Yo creo que hay buenas expectativas y que bien trabajado esto se va a solucionar dentro de 50 años. Alguna vez llegará el día que la ley tenga suficiente peso para que los ingleses se sienten a negociar.
Ese día puede llegar, ¿pero qué nos conviene hacer a nosotros los argentinos? ¿Reclamar soberanía hoy, la quiero ahora? No nos sirve para nada.  Los ingleses nos dicen "no, no discuto nada". ¿O establecer una relación de cooperación de entendimiento sin declinar soberanía?
Dos veces Gran Bretaña ofreció devolver la soberanía y desde la Argentina se frustró la oferta.  Rodolfo Terragno dicen que son tres, pero a mí me constan dos. La primera fue en el último gobierno de Perón. El embajador británico le entregó al canciller argentino una oferta escrita que podríamos llamarla de retroarriendo mediante la cual ellos nos reconocían la soberanía en ese instante, pero se hacía efectiva 100 años después.
Perón le dijo al canciller argentino que trate de bajar los 100 años a 50. Perón murió pocas semanas después y el gobierno que quedó no tenía calibre como para continuar una negociación de esta envergadura.

La segunda oferta fue muy parecida. El primer ministro británico envió a un vicecanciller que tenían, que se llamaba Nicholas Ridley, con la oferta en la mano. Gobernaba la Junta militar. Y la Junta Militar dijo que aceptaba la devolución de la soberanía pero que no iban a esperar 100 años, que la querían a fin de año. Era una manera de decirles que no. ¿Saben quién fue la primer ministro británico que envió esa oferta? Margaret Thatcher.

Thatcher hizo esta oferta en septiembre de 1981, seis meses antes del desembarco en Malvinas. Tuvimos la oportunidad de nuestras vidas y no la aprovechamos.