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martes, 6 de diciembre de 2022

Nuevos gurkhas: Londres pone a kosovares a vigilar las islas

Islas Malvinas: el Gobierno presentó una "enérgica protesta" ante el posible despliegue de soldados kosovares

Cancillería rechazó "en forma contundente" el presunto envío de tropas de Kosovo, tras remarcar que la iniciativa contradice "la resolución 31/49 de la Asamblea General de las Naciones Unidas".
Perfil




 
el Gobierno protestó ante Reino Unido por el posible envío de tropas militares de Kosovo a las Islas Malvinas. | Twitter @Arcdelahistori

Cancillería manifestó este jueves 1° de diciembre su rechazo ante las autoridades de Reino Unido por los anuncios recientes que plantean el posible envío de "hasta siete miembros de las 'Fuerzas de Seguridad' (KBS) de Kosovo" a las islas Malvinas, como parte de una operación que implicaría "la incorporación de personal de las KBS en el ejército de infantería británico" en las Islas.

En este escenario, la Cancillería argentina anunció que "llevará adelante una enérgica protesta formal" dirigida a Reino Unido.

El Gobierno se expresó "en forma contundente" contra la presunta intención de reforzar las tropas militares presentes en las Islas Malvinas, "territorio argentino ilegítimamente ocupado por el Reino Unido", describió el comunicado oficial.

La iniciativa en cuestión constituye, según el Gobierno, "una injustificada demostración de fuerza y un deliberado apartamiento de los llamamientos de numerosas resoluciones internacionales de la Asamblea General de las Naciones Unidas y de otros foros internacionales que instan tanto a la Argentina como al Reino Unido a reanudar las negociaciones, a fin de encontrar una solución pacífica y definitiva a la disputa de soberanía que involucra a ambos países en la Cuestión de las Islas Malvinas".

En ese sentido, el organismo conducido por Santiago Cafiero rechazó "en forma categórica el supuesto carácter de 'misión de paz' que se pretendería darle a la referida actividad militar por resultar totalmente injustificado".

Twitter @Political_Room
El inútil e impresentable de Santiago Cafiero, canciller. FOTO: Télam

Uno por uno, los argumentos de Cancillería

"El envío de “Fuerzas de Seguridad” kosovares al Atlántico Sur", continúa el comunicado del Gobierno, "contraviene específicamente la resolución 31/49 de la Asamblea General de las Naciones Unidas que insta a ambas partes (la Argentina y el Reino Unido) a que se abstengan de adoptar decisiones unilaterales que entrañen la introducción de modificaciones en la situación mientras las Islas están atravesando el proceso de negociación recomendado por la misma Asamblea".

También se puso el foco en que dicha iniciativa entraría en contradicción con "la resolución 41/11 de la Asamblea General (Zona de Paz y Cooperación en el Atlántico Sur) que, entre otras disposiciones, exhorta a los Estados de todas las demás regiones, en especial a los Estados militarmente importantes, a que respeten escrupulosamente la región del Atlántico Sur como zona de paz y cooperación, en particular mediante la reducción y eventual eliminación de su presencia militar en esta región".

En último término, se indicó que Argentina "no reconoce la declaración unilateral de independencia por parte del Parlamento de Kosovo, ocurrida el 17 de febrero 2008, por cuanto avala la plena vigencia de la Resolución 1244 (1999)  del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la cual votó a favor en 1999 cuando era miembro no permanente de dicho órgano.

"Dicha Resolución contiene elementos a los que la Argentina adhiere de manera irrestricta, en particular el principio de integridad territorial y la solución de las controversias mediante un acuerdo negociado y mutuamente aceptado por las partes involucradas; principios que resultan relevantes para la cuestión de las Islas Malvinas", concluye el documento difundido este jueves por Cancillería.

CA/ED

domingo, 8 de diciembre de 2019

Un gurkha en Buenos Aires comenta su experiencia en Malvinas

¿Degollaron soldados y cortaron orejas?: el único Gurka que entró en acción en Malvinas revela mitos y verdades del ejército nepalés 

Está en Buenos Aires como protagonista de Campo Minado, la obra de teatro que reúne a tres ex combatientes argentinos y tres del lado británico. ¿Qué tan sanguinarios fueron los Gurkas en Malvinas? ¿Es cierto que peleaban drogados? ¿Por qué combatir para una reina ajena? El día que detuvo con su cuchillo kikri a tres soldados argentinos
Por Julián Zocchi || Infobae

 
Sukrim Kulapacha Rai, nació en Dharan, una de las ciudades más pobladas del Este de Nepal y es uno de los famosos Gurkas que combatieron en la Guerra de Malvinas (Maximiliano Vernazza)

La piel trigueña, la risa fácil y la verba urgente. Ese hombrecito de uno cincuenta y pico que camina por la avenida Corrientes –a 300 metros del obelisco–, bien podría ser el dueño de algún supermercado oriental instalado en Buenos Aires, el representante de una compañía de tecnología o simplemente un turista de algún país lejano. Pero la verdad es que carga con otra historia sobre sus espaldas. Se llama Sukrim Kulapacha Rai, nació en Dharan, una de las ciudades más pobladas del Este de Nepal y es uno de los famosos Gurkas que combatieron en la Guerra de Malvinas.

A tres horas de la función de Campo Minado (la obra de Lola Arias que reúne a tres ex combatientes de Malvinas argentinos y tres del lado Inglés donde Sukrim es uno de los protagonistas), este Gurka que se retiró de la British Army en 1986 se encuentra con Infobae para hablar de todos los mitos que rodearon al ejército de mercenarios nepaleses que hace 200 años sirve a la Corona Británica.



¿Cuáles mitos? El veterano Marcelo Vallejos cuenta los rumores que corrían entre los soldados en 1982: “Decían que desollaban a los argentinos, que los mataban, les cortaban las orejas con su cuchillo kukri y se las comían”, recuerda sobre el escenario del San Martín. También cuenta lo que se juró durante años después de la guerra: “Me gustaría tener un Gurka delante de mí para matarlo con mis propias manos”.



 
Sukrim en el escenario del Teatro San Martín, durante su presentación en Campo Minado (Gustavo Gavotti)

Otra de las leyendas aseguraba que los Gurkas combatían drogados sin ningún tipo de instinto de supervivencia. “Se metieron en un campo de minas y saltaban por el aire pero seguían corriendo. Algunos chicos tiraban sus armas y se rendían pero los Gurkas los desollaban con sus cuchillos”, le contó un soldado argentino al periodista español Arturo Pérez Reverte.

Ahora estamos en el segundo piso del teatro San Martín antes del inicio de Campo Minado. Sukrim Rai se para frente a la lente del fotógrafo apoyado en uno de los ventanales que da a Corrientes. Pero la imagen clave se da cuando llega el kukri (también llamado khukuri), el arma blanca que se convirtió en una extensión del cuerpo de los Gurkas durante siglos y el elemento que acrecentó su mito.

-Mientras esperaban el contraataque británico, los soldados argentinos escucharon cientos de historias sobre los Gurkas. Historias de decapitaciones y de canibalismo. ¿Qué fue mito y qué fue realidad?

-Eso no ocurrió en Malvinas, tampoco en otras batallas. No sé cómo nace ese mito pero es algo que sólo se ha dicho en la Argentina. Quizá haya sido una estrategia para amedrentar al enemigo, pero no sé de dónde salió. Es tan falso que los Gurkas no mataron argentinos.


"Mi Kurki fue subastado, porque fue el único que entró en combate en Malvinas. Hay todo un mito acerca de nuestra participación en la guerra. Nunca nos comimos a nadie, es algo que surgió acá durante el conflicto armado. Nosotros éramos soldados profesionales que defendíamos a la Corona Británica y seguíamos estrictos protocolos. El resto, forma parte del mito", asegura

-¿Ningún soldado argentino murió a manos de un Gurka?

-Cuando yo estuve frente a sus soldados, fue mi decisión matar o perdonarles la vida a los argentinos. Entonces pensé en mi religión, Kirat, supe que si yo hacía algo bueno, Dios me iba a bendecir. Y fue lo que predominó a la hora de tomar decisiones en Malvinas.

-Otro mito de los 80 decía que los Gurkas veían cómo volaban sus compañeros sobre los campos minados y seguían corriendo como si estuvieran bajo los efectos del alguna sustancia.

-Si eso hubiese ocurrido puede tener que ver con nuestra religión, no con estar bajo los efectos de ninguna droga. Si uno es honesto consigo mismo y con Dios, él lo cuida y nada puede pasarte. Entonces nos sentimos protegidos y somos capaces de seguir y que nada nos detenga en pos del objetivo.


"Mi kukri fue el único que entró en combate en Malvinas y por eso fue subastado. Hay todo un mito acerca de nuestra participación en la guerra. Nunca nos comimos a nadie, es algo que surgió acá durante el conflicto armado. Nosotros éramos soldados profesionales que defendíamos a la Corona Británica y seguíamos estrictos protocolos. El resto, forma parte del mito" (Maximiliano Vernazza)

-¿El kukri que tiene en la mano es el mismo que usó en la Guerra de Malvinas?

-No, ya no conservo mi kukri porque fue subastado cuando volví a Inglaterra.

-¿Cuál fue el motivo para que subastaran su daga?

-Es que mi kukri fue el único que entró en combate en Malvinas. Hay todo un mito acerca de nuestra participación en la guerra. Nunca nos comimos a nadie, es algo que surgió acá durante el conflicto armado. Nosotros éramos soldados profesionales que defendíamos a la Corona Británica y seguíamos estrictos protocolos. El resto, forma parte del mito.

-Cuando volvieron a Inglaterra las familias de los británicos fueron a recibir a sus soldados, en cambio a los Gurkas no los esperaba nadie: ¿No sintió que esa no era su guerra?

-En su momento no, sólo lo sentí años después cuando no nos reconocieron la pensión. Todos los esfuerzos que hice en mi vida fueron para poder satisfacer a mi familia, pagar la carrera de médica de mi hija Dilisha y los estudios de militar de de mi hijo Umed.

Leyendas y verdades de un Gurka

Sukrim Kulapacha Rai nació en Dharan, una ciudad ubicada al pie de un cordón montañoso que comienza a tejer el Himalaya desde el Asia meridional. A pesar de ser la ciudad comercial más grande del este de Nepal, las oportunidades laborales no abundaban. En la década del 50 se instaló un campo militar británico donde se reclutaban Gurkas que quisieran servir a la Corona Británica. “Los gobernantes son malos en mi país, no generan trabajo ni oportunidades para la gente. La salud y la educación es muy cara. Por eso, jurar por Inglaterra era la mejor opción posible”, asegura el asiático.

Fue así que Sukrim Rai fue detrás los pasos de su abuelo, “que sospecho que habrá combatido para Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial”, y su padre, “quien me contó que peleó en Malasia con los Gurkas para el ejército británico”, explica.

 

En 1976, con 18 años, Sukrim siguió el camino que le indicaba ese destino. Entró al ejército. Desde 1816, cuando después de derrotar a un ejército Gurka los británicos vieron su fiereza y decidieron reclutarlos para la corona, los guerreros nepaleses se dividen entre los que sirven a la India y los que lo hacen para la Corona Británica

En 1976, con 18 años, Sukrim siguió el camino que le indicaba ese destino. Entró al ejército. Desde 1816, cuando después de derrotar a un ejército Gurka los británicos vieron su fiereza y decidieron reclutarlos para la corona, los guerreros nepaleses se dividen entre los que sirven a la India y los que lo hacen para la Corona Británica.

¿Por qué arriesgar la vida por una reina ajena? Después de mucho indagar, la respuesta parece ser una sola: “Por dinero”, va a largar Sukrim sobre el fin de la charla. Aunque, más allá del objetivo monetario, este nepalés se despega de la figura de un asesino a sueldo: “No somos mercenarios, somos soldados británicos. Yo fui sargento mayor. La única diferencia es que cuando dejamos de pelear tenemos una pensión más baja que los ingleses, lo que es una injusticia”, contesta Sukrim y saca luz uno de los conflictos de los últimos años entre nepaleses e ingleses.

El salario de un Gurka arranca en 3 mil dólares, para los soldados rasos, pasa por los 5 mil al siguiente nivel y un superior puede llegar a cobrar más de 9 mil dólares. ¿Por qué en dólares y no en Libras Esterlinas? “Porque seguimos dependiendo de la India”, explica Sukrim Rai. Aunque ese no es ni por asomo el mejor salario que percibió este nepalés en su vida. Después de Malvinas se convirtió en un trotamundos: estuvo en 41 países y siempre en zona de riesgo. Trabajó en una mina de oro en Ghana y como seguridad en Irak donde prestó sus servicios en una empresa que custodiaba una usina eléctrica y un pozo de agua, los objetivos más buscados para los ataques: “Estuve tres años cobrando muchos dólares por mes”, jura.


El ejército Gurka en Malvinas

Hasta 1982, Sukrim había viajado por el mundo haciendo ejercicios tácticos de combate. Entonces le tocó ir a la guerra. El 12 de mayo de 1982, subió al Queen Elizabeth II rumbo a Malvinas. “Estuve más nervioso en el viaje que en la guerra: me sentí muy mal, el barco se movía y yo no paraba de vomitar…”. Veintiún días después, con trasbordo al Northland en el medio, llegó a las islas.

El nepalés tenía un rango de Lance Corporal y pertenecía a la patrulla de reconocimiento, además de ser paramédico. “Para cumplir con la tarea que tenía yo en Malvinas necesitabas estar muy entrenado”, dice Sukrim que muestra sus músculos mientras repite “súper fit, súper fit”.

El 7 de junio, Sukrim Rai salió de recorrida desde Pradera del Ganso con un par de Gurkas. Cuando llegaron a Egg Harbour capturaron a 7 argentinos que salían de una casa. “Llamamos a un helicóptero para que se llevara a los prisioneros e hicimos noche en el lugar”, recuerda.

Y acá va a contar cómo usó su famosos kukri: “Al otro día, tres argentinos vuelven a la casa. Mi amigo Budy los vio desde lejos, no les habían avisado que sus compañeros habían sido capturados. Los observamos escondidos desde la ladera. Estaban armados. Cuando los teníamos a unos 15 metros le dije a Budy: ´Cubrime que yo me voy a acercar desarmado, sólo con mi kukri. Si tratan de matarme o lastimarme, dispará'. Y nos fuimos a emboscarlos", recuerda Sukrim.

Unos minutos después, Sukrim saltó desde una montaña y los argentinos vieron caer un Gurka desde el cielo con toda su leyenda a cuestas y su famosa daga en la mano: “Ellos estaban armados, pero se vieron tan sorprendidos que no hicieron otra cosa que rendirse: ‘Por favor, no me degüelles con tu kukri’, me pedían”, asegura el nepalés que le dieron.


“Reduje a los argentinos yo solo con mi kukri. Los llevamos a la casa y les hicimos una merienda, tal como indica el protocolo de prisioneros. Ugarte era el de rango más alto y me preguntó: ´¿Por qué no me mataste?´. ´Porque es mejor capturar que matar. Por eso usé el kukri´, le contesté, a lo que me dijo: 'Voy a estar agradecido toda mi vida'"(Maximiliano Vernazza)

Durante años, la versión que circuló en la Argentina esobre aquella emboscada es muy diferente. El teniente Ugarte, de la Escuela de Aviación Militar, dejó su detallado testimonio en el libro Con Dios en el alma y un halcón en el corazón, de Pablo Carballo.

“Llegamos a una casa abandonada. Aparentemente no había nadie. Pero atrás de una roca apareció un oficial inglés y nos pidió que nos rindiéramos. Uno de nuestros oficiales le disparó, y al instante nos vimos rodeados por cerca de 35 gurkas. Pensé que estábamos perdidos y le dije a mis hombres: ‘Ya no hay nada que hacer. Resistir es hacernos matar inútilmente. Arrojemos las armas’. El oficial pegó un grito y los gurkas se nos vinieron encima. Pero el inglés pegó otro grito en nepalés y los chinitos se frenaron como el perro cuando grita su amo. Los gurkas empezaron a rodearnos. En una mano el fusil y en la otra el cuchillo. Hacían gestos, como si fueran a degollarnos. Nos tiraron al suelo y nos apuntaron a la cabeza. Me puse a rezar. Pasamos la noche con un gurka al lado de cada uno de nosotros. Con la punta de su cuchillo en nuestro cuello”


Los soldados que cuentan la historia de la guerra en "Campo Minado": Gabriel Sagastume, David Jackson, Sukrim Rai, Rubén Otero, Marcelo Vallejo y Lou Armour

Sukrim Rai tiene otra versión: “Los reduje yo solo con mi kukri. Los llevamos a la casa y les hicimos una merienda, tal como indica el protocolo de prisioneros. Ugarte era el de rango más alto y fue a una habitación solo. En un momento me pidió que le trajera la billetera de su mochila, empezó a besar las fotos de sus hijos y se puso a rezar. ‘¿Por qué no me mataste?´, me preguntó. ´Porque es mejor capturar que matar. Por eso usé el kukri', le contesté, a lo que me dijo: 'Voy a estar agradecido toda mi vida´”.

-¿Sospecha que en algún momento pudo haberse cruzado con alguno de sus compañeros de la obra Campo Minado en la Guerra de Malvinas?

-De haber durado un día más la guerra, con Marcelo Vallejos suponemos que podríamos habernos encontrado porque los dos estuvimos en la batalla final de Monte Williams. Quizá estuvimos a metros, a un par de kilómetros. Yo soy el único Gurka que estuvo en acción en Malvinas cuando capturé a este teniente. Mi amigo Budy y yo. El resto no peleó, lo que desmiente todas las teorías de asesinatos sangrientos.


La billetera que el oficial argentino que él tomó prisionero le regaló años después de la guerra, y donde él lleva la foto de su familia que lo acompañó durante el conflicto de 1982 (Gustavo Gavotti)

-Esas versiones hicieron que su compañero Marcelo Vallejo sienta un gran rencor contra ustedes, los gurkas: ¿Cómo ha sido la relación entre ambos desde el día que se encontraron?

-Yo no los sentí enemigos ni en la guerra. Solo pertenecíamos a distintos ejércitos. Yo no me di cuenta que estaba con el enemigo, no tenía miedo, por el momento sentí que era un ejercicio como los que había tenido años antes de Malvinas. En cuanto a Marcelo, yo le expliqué que no sentía odio. Y tampoco sentí que él tuviera nada en contra mío. Creo que no fue incómodo ni para él ni para mí. Solo éramos soldados haciendo su trabajo y cuando terminó ese trabajo, terminó la guerra.

-¿Y cómo se siente en este nuevo rol donde no arriesga su vida ni tiene que amenazar con su cuchillo a nadie?

-Es realmente hermoso. En el ejército tenía que cumplir con un deber por dinero, en cambio aquí no lo hago por dinero porque gano muy poco. Ya no volvería a una guerra que deciden un par de tipos tomando whisky y a través de un celular. Los conflictos deben arreglarse sobre una mesa y con una lapicera. Esas son las armas que hay que usar.

martes, 19 de marzo de 2019

Más Gurkhas en el Ejército Británico

Se establecerá un nuevo batallón Gurkha en el ejército británico a medida que la brigada crece

Army Recognition





El ministro de las Fuerzas Armadas británicas, Mark Lancaster, confirmó que se está formando un nuevo batallón Gurkha especializado. El 3er Batallón Royal Gurkha Rifles se establecerá como Batallón de Infantería Especializada y comenzará a reclutar en 2019.

Se establecerá un nuevo batallón Gurkha en el ejército británico a medida que la brigada crece
Los Ghurkas nepaleses merecen su excelente reputación mundial (Fuente de la imagen: Youtube)

El 3er Batallón Royal Gurkha Rifles se unirá a otros miembros del Grupo de Infantería Especializada, para completar los planes establecidos en la Revisión de Defensa 2015 para establecer hasta cinco Batallones de Infantería Especializados. Estos batallones de infantería especializados están diseñados para proporcionar habilidades de capacitación y capacitación de expertos con un enfoque en capacidades de nicho o áreas del mundo.

Durante más de 200 años, los gurkas han sido una parte integral de las Fuerzas Armadas británicas y han demostrado una aptitud militar excepcional, con una tasa de aprobación del 100% a través de la capacitación básica. Los soldados de Gurkha continúan haciendo una contribución ejemplar al ejército británico a través de las habilidades únicas que ofrecen, incluidas las habilidades lingüísticas especializadas, que les permiten establecer relaciones duraderas con los socios globales del Reino Unido.

Junto con este nuevo rol, el Ministerio de Defensa también aumentará el apoyo que algunas unidades Gurkha ya brindan al Ejército, por ejemplo, el Cuerpo de Reacción Aliada de Aliados de la OTAN liderado por el Reino Unido, y establecerá un Escuadrón de Señales y un Ingeniero Gurkha adicional. Estas son capacidades cruciales para permitir que el Reino Unido cumpla con sus compromisos de defensa global. Las nuevas unidades permitirán a los Gurkhas acceder a más oportunidades de carrera, incluida la promoción y mayores posibilidades de cumplir una carrera completa del Ejército durante 24 años dentro de la Brigada de Gurkhas.

El Ministro de las Fuerzas Armadas, Mark Lancaster, dijo: "Los Gurkhas se han ganado una excelente reputación por su habilidad y valentía como soldados a través de siglos de servicio y sacrificio. Traen una experiencia y perspectiva únicas al Reino Unido y al Ejército Británico, lo que los convierte en una opción ideal. para formar un tercer batallón del Real Gurkha Rifles como un Batallón de Infantería Especializada ".

El Coronel de los Reales Gurkha Rifles, el General de División Gez Strickland DSO MBE, dijo: “El Real Gurkha Rifles está encantado de poder apoyar al Ejército creando un tercer batallón. El rol de infantería especializada es emocionante y desafiante, y esperamos aprender nuevas habilidades y establecer nuevas alianzas en todo el mundo al comenzar la nueva tarea. Estamos enormemente orgullosos de la confianza del Ejército en nuestra capacidad de asumir esto ".

martes, 12 de junio de 2018

Gurkhas: Mercenarios en Singapur

¿Quiénes son los fogosos gurkhas que protegen a Trump y Kim en Singapur esta semana?




Detrás de escena en la histórica reunión de esta semana entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el norcoreano Kim Jong Un, en Singapur, una formidable fuerza paramilitar estará de guardia.

Armados con rifles de asalto y cuchillos de khukri tradicionales de 18 pulgadas, los Gurkhas son un contingente de soldados nepalíes altamente calificados que han formado parte de la fuerza policial de Singapur desde 1949, más de una década y media antes de que la nación recibiera su independencia del país. Regla Britanica. Desde entonces, han jugado un papel importante en sofocar los disturbios raciales y proteger la frontera entre Malasia y Singapur, además de proteger a los VIP. Durante la cumbre entre EE. UU. Y Corea del Norte, estarán custodiando el hotel Shangri-La donde se hospeda Trump, además del hotel St Regis, el alojamiento temporal de Kim y el hotel Capella en Sentosa, donde la cumbre real tendrá lugar el 12 de junio.

La historia de cómo los Gurkhas llegaron a Singapur en primer lugar se remonta más en la época colonial a la Guerra Anglo-Nepal peleada entre la Compañía de las Indias Orientales y el Reino de Gorkha desde 1814 hasta 1815. Impresionado por las habilidades de lucha de los Gurkhas, los británicos decidieron reclutar a algunos de ellos, y estas tropas siguieron los pasos del imperio colonial a medida que se expandía por el sudeste asiático. Con el paso de los años, más de 200,000 soldados gurkha continuarían luchando en las dos guerras mundiales, además de servir en Malasia, las Islas Malvinas e incluso en Irak y Afganistán. Hoy, fuera de Nepal, se encuentran en un puñado de países, incluidos el Reino Unido, India y Singapur.

En este último, los Gurkhas estuvieron presentes durante algunos de los años más tumultuosos de la historia moderna del país, ya que las tensiones entre varios grupos étnicos, especialmente los chinos y los malayos, estallaron en conflictos en los años cincuenta y sesenta.

Celebrado por su imparcialidad y lealtad, alrededor de 2.000 soldados Gurkha prestan servicios hoy en la fuerza policial de Singapur. Cada año, solo 60 son reclutados a la edad de 18 o 19 años a través de un proceso de selección ferozmente competitivo en Nepal que involucra pruebas intensas como correr cuesta arriba mientras cargan cestas pesadas. Aquellos que califican se mudan a Mount Vernon, un acantonamiento independiente para los soldados Gurkha en Singapur que tiene su propio templo y supermercado, y está cerrado al público. Aquí viven con sus familias y sus hijos van a escuelas locales cercanas.

Pero hay una trampa: los soldados de Gurkha se retiran a los 45, y después de eso tienen que regresar a sus hogares en Nepal con sus familias. Como resultado, a pesar de sus contribuciones a la sociedad de Singapur, siguen siendo "visiblemente invisibles", siempre en la periferia, según Zakaria Zainal, un fotógrafo y escritor que ha trabajado para documentar la historia a menudo ignorada de la comunidad.


Usando fotografías e historias personales de ex miembros de la comunidad gurkha de Singapur, Zainal y su colega singapurense Chong Zi Liang han creado el Singapore Gurkha Photography Museum, un fascinante archivo visual en línea que muestra cómo es la vida de los soldados cuando no están en el trabajo , y cómo incluso aquellos jubilados desde hace mucho tiempo sienten una estrecha relación con el pasado, el presente y el futuro de Singapur.

domingo, 20 de mayo de 2018

Cómo el Reino Unido se hizo de Nepal sin colonizarlo

Por qué los británicos nunca colonizaron Nepal

Después de conquistar India y luchar en dos guerras contra el ejército de Gorkhali, los británicos victoriosos no colonizaron lo que ahora es Nepal, por una buena razón
Por Tim I Gurung | Asia Times



Soldados Gurkha. Foto: Tim I Gurung

Cuando la Compañía Británica de las Indias Orientales, dirigida por Robert Clive, derrotó al Nawab de Bengala y sus aliados franceses en la guerra de Plassey en 1757, consolidó su posición en Bengala y posteriormente se expandió a toda la India durante los siguientes 100 años.

Al mismo tiempo, un ambicioso rey de Gorkha, un estado principesco a solo unas millas de las afueras del valle de Katmandú, también estaba en aumento y ocupado en la expansión de su reino. Su nombre era Prithvi Narayan Shah y más tarde se hizo conocido como el padre del Nepal moderno. Creó Nepal al conquistar todos los pequeños estados de los alrededores, incluidos los valles de Katmandú.

Para entonces, el subcontinente indio solo tenía dos potencias principales: la Honorable Compañía Británica de las Indias Orientales y el Ejército Gorkhali de Nepal. Las dos potencias finalmente se amarrarían los cuernos mientras cruzaban sus caminos y libraron una batalla decisiva conocida como la Guerra Anglo-Gorkha de 1814-16.

La derrota del lado de Gorkhali no solo detuvo su expansión en curso, sino que también recortó sus alas de una vez por todas. La guerra había paralizado a la nación perdedora y nunca recuperó su antigua gloria.

Sin embargo, la guerra de 1814-16 no fue la primera vez que las dos partes se enfrentaron; pelearon una breve guerra en 1767. El rey del valle de Katmandú y los británicos ya habían establecido una relación comercial y los británicos enviaron tropas para ayudar a los atribulados. rey del valle cuando fue atacado por el ejército de Gorkhali.

Los británicos, liderados por el capitán Kinloch, sufrieron una humillante derrota a manos de la fuerza de Gorkhali, perdiendo más de 1.000 hombres. Huyeron, dejando armas y municiones. El incidente se conoció como "La Expedición Kinloch".

En su apogeo, las fronteras de Nepal se extendieron a Kangra, incluyendo Simla y Dehradoon, al oeste del río Tista, incluyendo Darjeeling y Sikkim, al este. Después de su derrota anterior, los británicos evitaron la confrontación.

Pero el ejército de Gorkhali tenía sus propios problemas. Fue fundado en un plan mal pensado llamado sistema de Jagir, lo que significaba que el ejército era pagado a través de los impuestos recaudados de las tierras recién adquiridas. Como las tropas no recibían el pago del tesoro nacional, necesitaban conquistar más tierras para pagar a sus filas en expansión.

La avaricia también jugó un papel en la definición del curso de la historia. Cuando el ejército de Gorkhali atacó el estado del Protectorado británico de Oudh, los británicos no tuvieron más remedio que ir a la guerra.

Inicialmente, la guerra no fue bien para los británicos. Cuatro de los seis generales tuvieron que ser reprendidos y finalmente relevados del deber, uno murió y el último general restante, David Ochterlony, fue el último hombre de rango superior que quedó en pie.

Derrotado por el engaño

A pesar de ser superado en armas y superado en número, el ejército de Gorkhali luchó valientemente y se aferró. Sin embargo, finalmente fueron derrotados por el engaño y su propio sistema de reclutamiento. Los hombres que luchaban por el ejército de Gorkhali no eran todos de las colinas; eran hombres de diferentes tribus de las tierras recién conquistadas y sus lealtades no eran para los comandantes de Gorkhali, sino para sus líderes tribales.

Los británicos conocían la situación y la explotaron. Como resultado, los soldados desertaron en gran número, lo que obligó al ejército de Gorkhali a aceptar la derrota. La derrota en la Guerra Anglo-Gorkha fue el final del ejército de Gorkhali, y como dice el refrán, el resto es historia.

El 42nd Gurkha Light Infantry, luego conocido como el 6th Gurkha Rifles. 

Nepal no era más que un lugar remoto, infestado de mosquitos y misterioso para los británicos, dirigido por una tribu bestial, y no tenían estómago para domesticar a esa bestia. Aún así, tenían algunas expectativas para el lugar y trazaron un plan brillante sobre cómo lograrlos.

En primer lugar, necesitaban una ruta abierta al Tíbet a través de Katmandú para el comercio y era imperativo tener un régimen amistoso en Katmandú, que lograron una vez que Nepal fue sometido a las naciones de su influencia.

En segundo lugar, los británicos necesitaban a alguien en Katmandú para controlar regularmente al régimen de Nepal. Tener un residente británico en el corazón de Katmandú hizo ese trabajo a la perfección y el régimen de Nepal quedó bajo el grupo de naciones del Protectorado británico sin siquiera darse cuenta.

En tercer lugar y lo más importante, los británicos tenían que asegurarse de que nunca se le permitiría a Nepal formar una fuerza militar y volverse una nación poderosa nuevamente. Los británicos habían visto la valentía de estos hombres en la batalla y se tramó un plan para incorporarlos al ejército británico. La política de reclutarlos en el ejército indio británico fue, de hecho, un golpe maestro, y se hizo con tanto tacto que ni siquiera se ungió en el Tratado Segauli que los británicos y Nepal firmaran al final de la guerra. .

Tratado de Sugauli

Al firmar el Tratado de Sugauli, los británicos lograron lo que esperaban y no necesitaron nada más. La cuestión de colonizar Nepal nunca debió haber ocurrido, ya que habría complicado aún más la situación.

Además, la colonización conlleva responsabilidad. Los británicos tenían mano libre con los recursos de una nación entera sin tener que asumir ninguna responsabilidad. Y los británicos eran inteligentes: los recursos de la nación estaban a su disposición y ni siquiera tenían que pedirlo. La historia puede atestiguar que los gobernantes de Nepal hicieron todo lo posible para ayudar a que fuera aún más fácil para los británicos en su beneficio personal, y los motivos ulteriores del lado británico nunca fueron cuestionados.

Si los británicos hubieran colonizado Nepal, se habría convertido en miembro de la Commonwealth más adelante y los británicos habrían tenido que tratar a los Gurkhas en pie de igualdad como las fuerzas de otras naciones miembros.

Pero si puede obtener algo gratis, ¿por qué molestarse en pagarlo? Esa fue la razón principal por la que los británicos no colonizaron Nepal.

sábado, 12 de mayo de 2018

El capítulo de Zamba en Malvinas llega a War is Boring

Argentina produjo un dibujo animado de la Guerra de las Malvinas

El programa para niños patrocinado por el estado presenta pistolas, granadas y Gurkhas

Matthew Gault | War is Boring



Esta historia apareció originalmente el 25 de enero de 2015.

Zamba es un pillo travieso en el canal de TV argentino estatal Paka Paka. Los niños miran mientras se mueve a través del tiempo aprendiendo sobre música, arte e historia argentina.

Conoció a Simón Bolívar, estudió pinturas latinoamericanas ... y fue testigo de la Guerra de las Malvinas. La increíble aventura de Zamba en las Malvinas es una caricatura de propaganda infantil argentina sobre el conflicto de 1982.

El retrato de la guerra de 2012 de la guerra y las figuras históricas involucradas apuntan a un país que todavía está enojado por una amarga derrota hace más de 30 años. El conflicto terminó con una victoria británica, derrocó una dictadura y devastó al ejército argentino.

Naturalmente, el título de la serie T.V. utiliza el nombre argentino para las islas.

Zamba, que se asemeja a una Dora la Exploradora de ojos muertos, comienza su aventura en un museo de ciencias. Está en una excursión con su clase. Ven huesos de dinosaurios, un robot y un caza a reacción que quedaron de la guerra.



Intrigado por el jet, Zamba salta a la cabina y vuela hacia el pasado. Él rompe el tiempo y el espacio y aterriza en 1982. Argentina acaba de invadir las Malvinas. Zamba está en el asiento trasero del avión. Delante está Chispa, un valiente piloto.


Chispa -no sorprendido por el niño que viaja en el tiempo- explica la historia de las disputadas islas en la canción. El número musical representa una historia de agresión colonial británica en América Latina.

Zamba hace preguntas. Él no cree que los británicos hayan sido justos. ¿Por qué todavía quieren las Malvinas si las islas pertenecen a la Argentina?

"Algunas personas piensan que son dueñas del mundo", responde Chispa.

Entonces aparece la Royal Air Force. Los pilotos anónimos cacarean detrás de máscaras y misiles de fuego. Chispa expulsa a Zamba del luchador para salvarle la vida.

Zamba rebota en algunas ovejas y aterriza en las islas. Un niño de las Malvinas que habla con un acento británico mal hecho saluda y acoge a Zamba en el Imperio Británico. Zamba insiste en que las islas son argentinas. Los dos discuten hasta que el chico de las Malvinas se quiebra y llora.


... ¿tienes una bandera? Captura de YouTube

Un comando británico cacareante aparece y planta una bandera para resolver la disputa. Zamba planta banderas argentinas, y el soldado británico las asusta y las reemplaza. Él prepara una granada para terminar la discusión ... y Zamba.

Un soldado argentino aparece y arrebata la granada del aire. Lo lanza de vuelta al comando, y los dos juegan atrapados con el explosivo antes de que ambos sean interrumpidos por el dictador militar argentino Leopoldo Galtieri.

Él le dice a los británicos que no tiene miedo de ellos, luego declara la guerra. A continuación, otro número musical, en el que un mal Galtieri y Margaret Thatcher batir soldados en una cinta transportadora.

Tanto Thatcher como Galtieri tienen garras deportivas y sonrisas malvadas. El sombrero de Galtieri tiene una botella con una X, en lugar de una insignia militar normal. La implicación es que él es un borracho y un belicista.

La canción, y gran parte del video, simpatiza con los soldados de ambos lados. Los soldados argentinos no quieren estar allí. Están fríos, cansados ​​y mal equipados. "¿Quién programa una invasión en abril?", Pregunta la canción.

Los soldados británicos parecen confundidos y perdidos. No tienen ningún deseo de luchar contra la guerra imperialista de sus líderes, dice la canción.


La caricatura culpa a los políticos por el conflicto. Captura de YouTube

El compañero de soldado de Zamba explica las fases iniciales de la guerra de dos meses en términos generales. Al principio, los soldados de Argentina capturan rápidamente las islas.

Pero los británicos en contraataque tienen una tecnología superior, incluidas gafas experimentales de visión nocturna, y están mejor equipados para el clima frío. En la batalla del Monte Longdon, los británicos clavaron las tropas argentinas.

Zamba mira como los comandos británicos matan a todos los soldados de Buenos Aires. Los argentinos parecen superados, pero uno golpea a un Gurkha.

En realidad, ninguno de los gurkas nepaleses de élite de Gran Bretaña estuvo presente en la Batalla del Monte Longdon, pero un soldado argentino golpeando uno en el cielo es una visión bastante mala, de todos modos.

Después de que cae Gurkha, los comandos británicos asaltan la colina y terminan la resistencia. Así como parece que los británicos matarán a Zamba, Chispa reaparece en su jet. Él rescata al niño, humilla a un comando y vuela de regreso a Argentina.

Los británicos reclaman las Malvinas. Zamba está triste. Chispa explica que las islas siempre pertenecerán a Argentina, incluso si los británicos no lo creen.


Un soldado argentino golpea a un Gurkha. Captura de YouTube

La caricatura es abiertamente nacionalista, pero también hay una sensación de resignación al respecto. Acepta la insensatez de la Guerra de las Malvinas al querer retomar las Malvinas.

Buenos Aires renovó su reclamo a las islas en 2006. En 2013, los residentes del territorio votaron para permanecer en una parte del Reino Unido. El programa termina con un llamado a unir las islas con Argentina por medios pacíficos.

Lo que no se dice es que Buenos Aires no tiene muchas opciones. Al estallar la Guerra de las Malvinas, Argentina tenía una de las fuerzas aéreas más fuertes de América Latina. Gran Bretaña destruyó un tercio de ella. El ejército de Buenos Aires aún no se ha recuperado del conflicto.

La increíble aventura de Zamba en las Malvinas es triste y divertida. Recuerda los sacrificios de los soldados que no querían luchar, y un país que perdió una guerra, un territorio y un dictador. Las fuerzas democráticas eliminaron a Galtieri después de la invasión fallida.

Pero una nueva generación de niños argentinos crecerá con sueños de unificación. Y ese es el punto.

martes, 28 de marzo de 2017

Los Gurkhas en Malvinas

La sangrienta historia de los Gurkas en la guerra, ¿mito o realidad?
Que degollaron a nuestros soldados. Que combatían drogados. Que no les importaba vivir o morir. Testimonios de soldados avalan este horror. ¿Qué es leyenda y qué es verdad? El mayor Mike Seear, Oficial de Operaciones y Entrenamiento del Regimiento de Rifleros Gurkas, cuenta en primera persona qué hicieron estos feroces combatientes nepaleses durante la guerra
Por Gaby Cociffi
Directora Editorial de Infobae



Con sus cuchillos Kukris degollaron a los soldados argentinos. La sangre tiñó de rojo la oscura y húmeda turba de Malvinas. Pocos sobrevivieron a esa carnicería que practicaron los Gurkas en las batallas de la toma final de Puerto Argentino.

Esto es al menos lo que dice el mito, la leyenda. Una leyenda que creció y se afianzó con algunos testimonios de combatientes argentinos que agregaron detalles aún más escabrosos.

El prestigioso escritor y periodista de guerras, Arturo Pérez Reverte, entrevistó a un soldado argentino que dijo haber escapado de la furia asesina de estos guerreros nepaleses, un ejército de mercenarios que luchan desde el 1800 para la Corona británica.

"Estábamos atrincherados cuando comenzó el ataque. Los ingleses venían gritando y subiendo la ladera sin protegerse. Habían puesto delante a los Gurkas que avanzaban drogados y escuchando música con sus Sony Walkman ajustados a los oídos, riéndose y disparando. Les estuvimos tirando con todo lo que teníamos, pero les daba igual. Se metieron en un campo de minas y saltaban por el aire, pero seguían subiendo", le relató el joven argentino al periodista español.

Y solo un segundo después agregó un final que horroriza: "Algunos chicos tiraban sus armas y se rendían, pero los Gurkas los desollaban con sus cuchillos (…)".


Los Gurkas desembarcaron en Malvinas el 1ª de junio

El relato de este soldado anónimo no es el único. En el libro Los chicos de la guerra, el periodista Daniel Kon detalla la terrible vivencia de un combatiente argentino: "Los Gurkas parecían completamente drogados. Se mataban entre ellos mismos. Avanzaban gritando, sin apenas protegerse. Eran como robots: un Gurka pisaba una mina y volaba por el aire, y el que venía detrás no se preocupaba en lo más mínimo: pasaba por la misma zona sin inmutarse, y a lo mejor también volaba. Parecían no tener instinto de supervivencia. Iban barriendo zonas con sus ametralladoras Mag, que pesan más que un fusil. Si encontraban alguna lata de ración de nuestras provisiones, las abrían por la mitad de un cuchillazo, comían un poco y seguían peleando, siempre gritando. No les interesaba nada, ni siquiera sus propias vidas".

El autor afirma: "Ocho testigos más ratifican y amplían estos hechos".

Los titulares de los diarios ingleses en 1982 ayudaron a fortalecer el mito. El Daily Express publicó en letra catástrofe: "Los cuchillos de los Gurkas están sueltos" y "Grupos mortales de Gurkas están sembrando el terror entre los argentinos". Los cables de las agencias fechados en Londres afirmaban que los soldados argentinos se rendían sin combatir por temor a los feroces Gurkas.

La propaganda creció al ritmo de las acciones bélicas. La acción psicológica arrasó y salpicó la verdad histórica.


Integrantes del 7° Regimiento de Fusileros Gurkas del Duque de Edimburgo

Más serenos, dos oficiales argentinos contaron sus experiencias con los Gurkas. El Capitán de Fragata Carlos Robacio, jefe del BIM 5, informó a sus superiores el día de la rendición a las dos de la tarde: "…mis hombres, un batallón reforzado con dos compañías, han luchado contra el segundo Batallón de guardias Escoceses; 1º y 7º de Fusileros Gurkas y parte del Batallón de guardias Galeses…".

El teniente Ugarte, de la Escuela de Aviación Militar, también dejó su testimonio. El libro Con Dios en el alma y un halcón en el corazón, de Pablo Carballo, lo recoge con lujo de detalles.

"Llegamos a una casa abandonada. Aparentemente no había nadie. Pero atrás de una roca apareció un oficial inglés y nos pidió que nos rindiéramos. Uno de nuestros oficiales le disparó, y al instante nos vimos rodeados por cerca de 35 gurkas. Pensé que estábamos perdidos y le dije a mis hombres: 'Ya no hay nada que hacer. Resistir es hacernos matar inútilmente. Arrojemos las armas'. El oficial pegó un grito y los gurkas se nos vinieron encima. Pero el inglés pegó otro grito en nepalés y los chinitos se frenaron como el perro cuando grita su amo. Los gurkas empezaron a rodearnos. En una mano el fusil y en la otra el cuchillo. Hacían gestos, como si fueran a degollarnos. Nos tiraron al suelo y nos apuntaron a la cabeza. Me puse a rezar. Pasamos la noche con un gurka al lado de cada uno de nosotros. Con la punta de su cuchillo en nuestro cuello".


No se consideran fuerza de elite, pero por su entrenamiento pelean en la primera línea de fuego

¿Pero quiénes son estos guerreros casi mitológicos que crearon tanta fantasía como cruentos relatos reales después de la guerra de Malvinas? Hoy son 2.500 hombres de origen nepalí, reclutados en su país por el ejército británico, quienes desde 1816 luchan al servicio de la Corona incluso en la primera línea de fuego en Afganistán e Irak.

Feroces, con físicos privilegiados y entrenados, capaces de hazañas que ni las fuerzas de elite realizan, su fama entrelaza su habilidad en el combate y su enorme crueldad. Los gurkas pelean con todas las armas de un soldado de infantería -fusil, bayoneta- pero en la lucha cuerpo a cuerpo agregan sus famosos Kukris, los cuchillos curvos creados para degollar y desollar a los enemigos. Sus méritos fueron reconocidos por las autoridades británicas que hasta ahora les ha concedido 26 cruces de Victoria, la mayor distinción militar del Reino Unido.

Pero volvamos a Malvinas: ¿qué es mito y qué es verdad? ¿combatieron en las islas? ¿se drogaron en las batallas? ¿desollaron a nuestros soldados?


El oficial británico Mike Seear en Malvinas

A 35 años de la guerra, Infobae entrevistó a Mike Seear, Oficial de Operaciones y Entrenamiento del 1er Batallón, 7mo de Fusileros Gurkas del Duque de Edimburgo. Retirado del ejercito británico desde 1988, el mayor Seear hoy vive en Oslo, Noruega, y es consultor asociado de la Kenyon International Emergency Service, una de las compañías más grandes del mundo en manejo de crisis ante emergencias (como en el caso de la tragedia aérea de Germanwings en 2015).

Seear viajó cinco veces a la Argentina desde la guerra "para conocer veteranos del otro lado y pensar en la reconciliación". También para buscar información para dos de sus libros, que se reeditan este mes en el Reino Unido: "Con los Gurkas en las Falklands: un diario de guerra" y "Regreso a Tumbledown".

Desde Noruega, y mientras promete una nueva visita a la Argentina antes de fin de año, Seear afirma: "Los Gurkas nunca entraron en combate. Estaban muy frustrados porque nuestro Batallón jamás se involucró en una lucha con ningún soldado argentino durante toda la guerra".


Tenían la misión de tomar Monte William y avanzar hacia Puerto Argentino

Y describe minuciosamente cuál fue la actuación de los soldados nepaleses durante la guerra: "El 1° de junio aterrizamos en San Carlos. Por lo tanto participamos en los últimos 14 días de la campaña terrestre. La mayoría de los soldados Gurkas fueron llevados en helicóptero hasta Darwin y Pradera del Ganso, inmediatamente después de la primera batalla terrestre del 28 de Mayo. Patrullamos mucho el área y sólo nos topamos con una patrulla de 10 soldados argentinos a quienes les habían asignado una posición en una casa abandonada de un pastor, conocida como Egg Harbor House. Los capturamos sin pelea. Siete fueron tomados prisioneros el 7 de junio y tres el 8", relata y su testimonio coincide con el del teniente Ugarte.

"El 9 de junio nos trasladamos cerca de Puerto Argentino y marchamos 12 kilómetros al Este por la costa. En la tarde del 10 estuvimos bajo el fuego de artillería de un solo cañón de 155 milímetros, localizado en Sapper Hill. El cañón siguió disparándonos hasta la mañana del 12 de junio. Luego paró. Ahí nos pusimos a concentrar el plan para tomar Monte William y también el nordeste de Tumbledown", relata como si lo vivido hubiese ocurrido solo unos días antes.

Recuerda que el 13 de junio llegaron al lado norte de Tumbledown. Y que allí vivió un infierno: "Quedamos bajo un masivo ataque de artillería argentina y bombardeo de mortero. Creo que nadie del batallón olvidará esa noche y ese bombardeo porque fue extremadamente preciso y tuvimos ocho bajas. Ocho Gurkas y alguna de nuestra gente de la artillería británica fueron alcanzados por fuego enemigo durante ese ataque argentino".


Mike Seear junto a su regimiento en las islas en 1982

Lo cierto es que la cifra de Gurkas muertos nunca fue del todo clara. Mientras que en las listas oficiales del lado británico figura un solo caído del regimiento de soldados nepaleses -Budhaaparsad Limbu, supuestamente mientras trataba de desactivar un proyectil- los testimonios del lado argentino hablan de casi 60 bajas, entre chinos alistados y nepaleses. Se afirma, además, que en el ataque de la aviación argentina a los buques Sir Galahad y Sir Tristram, murieron 31 Gurkas de un contingente que debía desembarcar en las islas. En la lista de muertos de la South Atlantic Medal Association 82, se nombra únicamente a al gurka Limbu y a los chinos Sung Yuk Fai -tripulante del HMS Sir Galaghad- y Yeung Swi Kami- tripulante del HMS Sir Tristam.

El ex mayor británico afirma que cuando se alistaron para tomar Monte William, a las 3 de la tarde del 14 de junio, lo que vieron "fue a los defensores argentinos retirándose y moviéndose hacia la capital. En otras palabras, no hubo contacto o combate entre los soldados argentinos y los Gurkas. Luego vino un alto el fuego y listo".

Y agrega con indisimulable orgullo: "Los Gurkas son los mejores soldados de infantería del mundo, por eso fueron a las islas".

–¿Por qué son los mejores del mundo?

–Buena pregunta. Si le provees el liderazgo correcto, el Gurka literalmente puede atravesar una pared de ladrillos por vos. Está en una forma física increíble. El soldado británico está a años de luz del soldado Gurka en cuanto a su estado físico. Además, el Gurka es un tirador fantástico, tiene una precisión increíble. Parecen tener una visión especial para la noche, donde pueden ver en la oscuridad… Serví 21 años en el ejército británico y nunca me he cruzado con un regimiento como el de los Gurkas.


Seear afirma. “Nunca entramos en combate y nos sentimos frustrados por eso”

–¿Cuál fue la misión de los Gurkas en Malvinas?

–El objetivo principal era tomar Monte William después de la batalla de Tumbledown. El plan lo iba a realizar nuestra compañía D, compuesta por un poco más de 100 Gurkas. Ellos iban a hacer todo lo que un soldado del ejército británico hace, pero mucho mejor.

–¿Y los cuchillos Krukis?

–Te cuento cómo los usan: los Gurkas atacan su objetivo usando sus armas como cualquier soldado de infantería -sus rifles, sus bayonetas-, pero tienen un arma adicional en su equipamiento oficial que es el cuchillo corvo. Cuando se involucran en combate cuerpo a cuerpo, ellos tienen esa pieza adicional que usarán si sienten que la situación es apropiada.

–Hay testimonios que afirman que los Gurka degollaron soldados argentinos con sus Kurkis.

–Sí, lo sé. Y creo que es increíble. Es muy fascinante cómo el mito de los soldados Gurkas vive su propia vida en la Argentina. Te puedo asegurar que los medios argentinos han contado esta historia 101 por ciento mal. No hubo combate entre los soldados Gurkas del batallón en donde yo serví y los soldados argentinos. Y hubo un solo soldado Gurka que amenazó a los argentinos con usar su cuchillo Kukri si ellos no se rendían. Y los soldados inmediatamente se rindieron. No hubo pelea.


Los Gurkas participaron de los últimos 14 días de la campaña terrestre en Malvinas

–Usted habla de los Gurkas como soldados, ¿pero acaso no son mercenarios?

–Escuché el término "mercenarios" en mis visitas a la Argentina. El año pasado, 2016, fue el 200° aniversario del servicio Gurka con la Corona británica. Los términos de servicio con el ejército británico están gobernados por lo que se conoce como el Acuerdo Trípode, firmado en 1948 por India, Nepal y el Reino Unido de Gran Bretaña. Y puedo decir categóricamente que los Gurkas no son soldados mercenarios.

–¿Qué siente que aprendió en la guerra y qué mensaje dejaría usted hoy, a 35 años del conflicto armado?

–Creo que es mejor dialogar en vez de pelear. Creo que es mejor convertirse en amigos que ser enemigos. Y si te convertís en amigo, luego ¿cómo podés enfrentarte otra vez en nuevas guerras? Yo siento que todos hemos aprendido algo del conflicto de 1982. Fue un punto de no retorno en nuestras vidas, tanto para los veteranos de la Argentina como para los veteranos de Gran Bretaña. Para mí fue una increíble experiencia que me cambió la vida. Sin dudas, aquellas 10 semanas en 1982 fueron las más notables de mi vida y algo que jamás voy a olvidar.

jueves, 20 de noviembre de 2014

UK: Gurkhas en Monte Williams

Gurkhas en Monte Williams



Que quede claro, los Gurkhas no entraron en combate con las fuerzas argentinas. El Regimiento se colocó al pie de el Monte Williams, pero jamás atacaron a las fuerzas de la Armada Argentina. El Batallón 5 de Infantería contrarrestó el avance con su artillería y defendió los montes con todo lo que tuvo a su alcance hasta agotar munición. Cuando los Gurkhas se estaban preparando para contraatacar Monte Tumbledown, las tropas argentinas ya se habían replegado.
(To be clear, the Gurkhas did not enter combat with the Argentine forces. The regiment was placed at the foot of Mount Williams, but never attacked the forces of the Navy Argentina. 5 Infantry Battalion offset the advance with artillery and defended the mountains with all that was within reach until all ammunition. When the Gurkhas were preparing to counterattack Mount Tumbledown, and Argentine troops had retreated.)

Gurkha (o gurjas y a veces escrito gorkha) es un pueblo originario de Nepal, que debe su nombre al santo guerrero hindú del siglo VIII, Guru Gorkhanath, cuyos seguidores fundaron la dinastía de Gorkha, que fue a su vez fundadora del Reino de Nepal. Los gurkhas son conocidos por ser feroces combatientes y servir en unidades especiales de las fuerzas armadas del Reino Unido y de la India. Bajo el mando británico siendo súbditos , se unieron al 2do. desembarco de 5.000 hombres a comienzos de junio . Iban en la retaguardia de los Paracaidistas oficiando como "limpieza" post-batallas . Su mala fama no se cumplió afortunadamente , y solo se dedicaron a juntar "souvenirs" de los combates . Fueron utilizados como Propaganda prestándose a fotografías posando junto a cañones de artillería de la Fuerza Aérea Argentina . Tuvieron algunos heridos por metralla de los cañones de 155 mm argentinos , solo una baja mortal en la posguerra, cuando un efectivo de ellos murió desarmando una bomba argentina . Su cuerpo fue repatriado a territorio continental . En la posguerra , se organizaron para reclamar su participación en el conflicto , marchando a Lóndres exigiendo una pensión y reconocimiento . Lo lograron pero al cabo de décadas de espera , obteniendo la ciudadanía británica finalmente . Muchos mitos se tejieron alrededor de ellos , principalmente en Argentina producto de una campaña interna de desprestigio de las fuerzas armadas argentinas . Hoy se sabe que fue una campaña pobre para ellos , fueron discriminados y movilizados en un buque argentino confiscado . No tuvieron protagonismo y al final la gloria de un regimiento valiente y sanguinario se la llevaron los conscriptos y oficiales argentinos que al grito de sapucay y un gran profesionalismo opacaron al histórico regimiento de Fusileros Gurkhas . La única fama de los Gurkhas es haber masacrado a civiles indúes bajo dominio imperial británico . Gracias a Dios no pudieron cometer ningún crímen de guerra en nuestras Islas Malvinas Argentinas .

sábado, 14 de junio de 2014

Combates en la defensa de Puerto Argentino


Los combates del 13 de Junio




(Centro: Ilustración de "Cranston Art" , sobre la toma de la cima de Mount Tumbledown , por parte de la Guardia Escocesa sobre las posiciones del Batallón de Infantería de la Armada Argentina, "BIM5".
Derecha: El Teniente Lawrence ya recuperado en la posguerra junto al escudo de la "Wellsh Guards".
Izquierda: La herida en la cabeza del Lt.Lawrence producto del disparo de un francotirador argentino, es expuesta ante la mirada incrédula de sus cirujanos.
"...Los francotiradores argentinos actuaban cuando las batallas ya habían finalizado, en este caso se creía que se trataba de un Tirador Especial de un grupo Comando con un arma acorde al caso, pero muchos afirman que solo se trató de un solitario conscripto. Este hecho es retratado en el film "Tumbledown" personificado por el actor Colin Firth..."



No será hasta la noche del 13 que el 2 PARA y el Segundo Batallón de la Guardia Escocesa tomen Wireless Ridge y el monte Tumbledown tras intensos combates contra el Batallón de Infantería de Marina 5 y el Regimiento 7 de Infantería y la Compañía A del Regimiento 3 que la apoyaba.

El asalto británico se demoraba ante la desesperada y enérgica resistencia.
Las tres compañías del Batallón de Infantería de Marina 5, sus 700 hombres a órdenes
del capitán de fragata Carlos Hugo Robacio ahora esperaban luchar contra el invasor en la zona de monte Tumbledown-monte William-colina Sapper.

Mientras los esperaban con ansiedad creciente, el mayor Aldo Rico montó emboscadas para proteger el perímetro y envió a varios comandos a instalar una emboscada frente al monte William.

Un infernal diluvio de acero se abatió sobre las Compañías A y C del Regimiento 7 que sería la unidad con más bajas de la guerra: 36 muertos y 152 heridos.
En este bombardeo se destaca el Capitán Guillermo Grau del Regimiento 7, que con un Land Rover se mueve a través de las zonas batidas, evacuando heridos.

Monte Tumbledown 

En el Monte Tumbledown la Guardia Escocesa ejecutó un ataque frontal. Pese a sufrir bajas, logra posibilitar que otras fuerzas de Gurkhas rodeen la posición defendida por la Compañía Nacar del BIM 5 (comandados por el teniente de navío Eduardo Villarraza) por el norte. Efectivos menores son destacados para silenciar los nidos de ametralladoras enemigas, trabándose en combate con el oponente.
La Batería de Artillería y Morteros de los infantes de marina (a requerimiento del Teniente Vázquez) bate en varias ocasiones la Compañía Nacar, con material 81, 106 ó 155 mm según los casos.
El combate fue extremadamente violento.

Monte William 

la Guardia Galesa ejecuta su ataque en forma similar, buscando aferrar la Compañía Obra del BIM 5 frente de la posición y tomar el Cerro Zapador desde el camino oeste, empleando tanques livianos Scorpion, al mismo tiempo que saturan el sector, con fuego de cañones de 76 mm. Los fuegos de la propia artillería de marina baten las fracciones de la Guardia Galesa.
Los efectivos británicos se lanzan al asalto sobre el flanco sur de la posición del BIM 5 y se combate a las distancias próximas con profundo empleo de granadas de mano.
El primer ataque en el sector de Tumbledown es rechazado .

Wireless Ridge:

En el sector norte los atacantes tomaron fácilmente el perímetro del capitán Hugo García en Wireless Ridge y avanzaron hacia las defensas del capitán Jorge Calvo.
Las compañías del Regimiento de Infantería 7 del teniente coronel Omar Giménez, formadas también por soldados que habían combatido la noche anterior, se desmoronaron; sus hombres y los hombres que los acompañaban huyeron hacia Moody Brook.

El certero y continuo fuego británico en estos primeros avances causó una gran mortandad entre los hombres del Escuadrón de Exploración de Caballería Blindada 10.

No obstante el mayor Hugo Alberto Pérez Cometto permaneció entre los sirvientes de los morteros pesados. (Su abnegación y su coraje fueron reconocido por el Centro de Excombatientes de las Islas Malvinas (Cecim) de La Plata.82 )

El general Jofre ordena a la Policía Militar y el teniente coronel Eugenio Dalton del Estado Mayor de la Brigada 10 con varios comandos e infantes de marina a hacerse cargo del Regimiento. Mientras el teniente coronel Eugenio Dalton se hizo cargo de la situación una compañía del Regimiento 25 , entrenados por comandos, fue a reforzar las unidades en la salida de Puerto Argentino.
Asombrado en extremo por la moral de los soldados del Regimiento 7, el Mayor Guillermo Ruben Berazay, jefe de operaciones del Regimiento preparó la Compañía "A" “Tacuarí” para contraatacar y proteger a las tropas comprometidas en el combate.

El teniente primero Víctor Hugo Rodríguez cruzó las heladas aguas del arroyo Felton apenas unas horas antes del amanecer junto con dos pelotones que no contaban con radios o visores nocturnos, y con esas escasas fuerzas atacó al 2 PARA, obligando a retroceder inicialmente al batallón británico.

Durante el asalto, el teniente Jonathan Page recibió un balazo en una granada que tenía colgada en su pecho, a pesar del cual se mantuvo al mando de su pelotón hasta que los argentinos cesaron en sus intentos de contraataque.

Los argentinos tuvieron 3 muertos y 27 heridos en el contraataque.

El teniente Horacio Alejandro Monez Ruiz, al ver que Rodríguez y su gente se replegaba hostigado por el enemigo, tomo la iniciativa de apoyarlos con una ametralladora.
Durante el combate, el sargento Manuel Villegas cayó herido y le pidió al soldado Esteban Tríes que lo matara. Pero éste, con ayuda de otro conscripto, lo evacuaron y en la posguerra se hicieron íntimos amigos.....

Ese era el último intento por contener el avance británico, quedaba solo Sapper Hill pero su defensa sería inútil.
Ya se sentía la derrota ...

Orden de retroceder 

La posición argentina en Tumbledown era ahora insostenible, con el riesgo de que la infantería de marina fuera cercada, el general Menéndez autorizó el repliegue.....

En ese momento, el capitán Robacio, jefe del BIM 5 recibió una llamada por el teléfono de campana: la cima del monte Tumbledown acababa de caer, sus hombres se batían en retirada,
avanzaban los soldados enemigos. Inmediatamente se informó al mayor Jaimet y se propuso organizar una retirada inmediata a lo que éste aceptó. Al recibir la noticia, Jaimet envió un pelotón con cuarenta y siete hombres con la orden de cerrar la brecha.

El subteniente Augusto Esteban La Madrid, con la jerarquía de subteniente aprendiz después de casi 10 semanas actuando como jefe de la 3ra Sección de Tiradores de la Compañía B “Peribebuy” del Regimiento de Infantería 6, sale de exploración acompañado por un soldado y el teniente de corbeta Waldemar Rigoberto Aquino.

Localiza a un grupo de entre diez y doce soldados escoceses a cierta distancia de sus propias posiciones. Decide aprovechar la sorpresa y abre fuego contra ellos junto a sus dos acompañantes.

Se retira en cuanto empiezan a recibir disparos de vuelta, dejando heridos a unos tres Guardias Escoceses, sin bajas propias. En los combates subsiguientes se destacan, por su valor y sacrificio personal, los soldados conscriptos Horacio Balvidares, Juan Domingo Rodríguez y Luis Jorge Bordón quienes agotan su munición y se reabastecen con cargadores abandonados hasta caer mortalmente heridos.

Cerca del amanecer, el soldado conscripto Poltronieri realizó una nueva hazaña al lanzarse al ataque bajo intenso fuego enemigo para reabrir fuego de ametralladora para que las tropas argentinas escaparan.

Solamente 23 argentinos de los 47 que habían participado en el contraataque alcanzarían volver al pueblo.
El resto ha quedado muerto, herido o hecho prisionero.

Desde el edificio del comando de la Brigada 10 el general Oscar Jofre, y el coronel Felix Aguiar, segundo comandante de la Brigada 10 , enviaban mensajes al capitán Robacio instándolo a abandonar esa posición; en cualquier momento se podía producir un ataque helitransportado enemigo que le cortaría al batallón fácilmente la retirada hacia el pueblo.
Por entonces, el combate era muy violento.

El asalto final escocés

El asalto final en el sector Tumbledown esta a cargo de los pelotones de los tenientes Dalrymple, Mathewson y Lawrence.

Mientras tanto los Gurkhas se preparaban para asaltar el Monte William y ya habían conquistado algunos pozos de la Compañía Nacar.
Un pelotón de infantes de marina estaban atrapado entre los montes Tumbledown y William por el avance nepalés sin escapatoria.
Al advertir la situación, fue empleado el resto de la Compañía B del Regimiento 6 con el Jefe de compañía a la cabeza.

A las 1000 horas se ejecuta un ordenado repliegue:  primero, hacia Sapper Hill (colina Zapador), y luego, hacia Puerto Argentino.

Se replegaron ordenadamente a la posición defensiva en la colina que reforzaron con ametralladoras.
Allí los infantes de marina ocuparon posiciones defensivas, incluidos los ingenieros anfibios.

Fue el propio capitán Robacio quien luego buscó y reconoció los muertos del BIM 5 en monte Tumbledown que había sido muy batido por la artillería británica.

En el continente...

Esa noche hubo una gran manifestación en Buenos Aires exigiendo la no rendición; "..no es posible inflamar a una sociedad como lo hizo la Junta y luego pretender que no reaccione...", se diría por esas horas.

Galtieri ha prohibido a Menéndez que se rinda, en caso de hacerlo que no firmara nada sin su consentimiento.

Desde el continente, la maltrecha Fuerza Aérea Argentina aún intenta asestar sus postreros golpes.

Hay un último plan peruano de paz en marcha.

Último contraataque

Antes de que amaneciera, el sol clareaba tarde en el casi invierno malvinense, el mayor Carlos Eduardo del Valle Carrizo Salvadores con algo menos de una compañía realizaron el último contraataque contra los británicos.
Los soldados Horacio Cañeque y Santiago Gauto describen en "Así peleamos"- Malvinas (Fundación Soldados) y Los Dos Lados Del Infierno (Planeta) lo que sucedió e indican que el Mayor junto a los soldados del grupo táctico que lo acompañaban mediante el grito :
- ¡Esos que tienen pelotas, síganme!
....se lanzaron al asalto de las últimas posiciones argentinas capturadas en La Cresta del Telégrafo.
Pero no tuvieron suerte. Los paracaidistas británicos ya habían conquistado La cresta , y la niebla se había levantado.


domingo, 4 de agosto de 2013

UK: Desempeño de los Gurkhas en Malvinas

Gurkhas en Malvinas: ¿qué tanto combatieron?
Extraído de Conflicto de Malvinas



Como consecuencia del conflicto de las islas Malvinas, se publicó en Argentina un libro en que se narran las experiencias personales de los jóvenes soldados de reemplazo que habían participado en ella. El libro se titulaba “Los chicos de la Guerra”, y en él se vertían graves acusaciones contra los hombres del I Batallón del 7º Regimiento de Fusileros Gurkhas del Duque de Edimburgo. Así, por ejemplo, en sus páginas podían leerse frases como: “Los Gurkhas llegaron hasta nosotros como enloquecidos, totalmente drogados”, o “Un Gurkha pisó una mina y voló por los aires, pero el que le seguía no se inmutó y continuó avanzando por el mismo camino”.

Pero si los Gurkhas estuvieron en las Malvinas en los momentos decisivos de la campaña, en los primeros momentos del conflicto llegaron a dudar de ello. Cuando se supo que las otras Unidades de su V brigada, el II y III Batallones habían partido para el Atlántico sur, los hombres del Batallón Gurkha sufrieron una enorme desilusión. ¿Se les obligaría a permanecer en Gran Bretaña por razones políticas? Afortunadamente para ellos, no era así y muy poco después su Batallón fue puesto en situación de alerta en previsión de un embarque inmediato. Baliprasad Rai, un miembro de la banda de la Unidad que escribía sus memorias sobre la campaña, describió así la extraordinaria conmoción que produjo la orden.

“Ahora había una atmósfera totalmente distinta en el acuartelamiento, algo así como electrizante. La Unidad estaba alerta las 24 horas del día. Todos estábamos ocupados y tensos, en particular el encargado del almacén puesto que había que repartir rápidamente botas de nieve, colchones de espuma y unas enormes mochilas de montaña para llevarlo con todo lo demás. Cuando estaban llenas, aquellas mochilas abultaban más que muchos de nosotros”.


Al mismo tiempo, la masa de la gente empezaba a mostrar interés por los Gurkhas. Baliprasad lo explicaría así:

“El cuartel estaba repleto de periodistas y de miembros de las cadenas de televisión deseosos de captar nuestra actividad. Era una buena ocasión para atemorizar a los argentinos y les forzamos a retratarnos con nuestros kukris desenvainados”.

El Batallón recibió enseguida la orden de marcha para Southampton y embarcar allí en el trasatlántico Queen Elizabeth 2. La fecha de partida se había fijado para el 12 de Mayo. La última noche en el acuartelamiento fue inolvidable y Baliprasad recordaba de esta manera aquella velada: “Fue una larga noche llena de diversión en el Junior Rank Club. Casi nadie durmió. Allí estábamos todos charlando, bebiendo, bailando y bromeando”. La salida para Southamptona la mañana siguiente fue realmente emocionante. Baliprasad no lo menciona en sus memorias, pero el Jefe del Batallón, el Teniente Coronel David Morgan, anotó en su diario que todo el mundo se sentía preocupado por la posible amenaza submarina: “Qué magnífica presa sería el Queen Elizabeth 2 pero ¿Cuál sería la reacción de Gran Bretaña si se perdiese?.

Afortunadamente, esta catástrofe no tuvo lugar. Para Baliprasad, en cambio, el gigantesco navío constituía en sí mismo un motivo de asombro: “Vaya, si era incluso mayor que cualquiera de los edificios que vería al regresar a casa. Nunca en todo mi vida había dormido rodeado de tanto lujo ni en una cama tan blanda. Si tenía que ir a la guerra, esta era la mejor forma de hacerlo.”

Sin embargo, no se trataba de un viaje de placer. Y el Batallón, dirigido por su enérgico Jefe, empleaba todo su tiempo en el barco en continuar su adiestramiento y en mantenerse en forma con vistas a estar preparado para cumplir cualquier misión que se le encomendase. Pasada la excitación inicial de hacerse a la mar, Baliprasad comentaría que: “La vida en el Queen Elizabeth 2 era muy semejante a la del cuartel. Es decir, gimnasia por las mañanas y ejercicios de combate por las tardes.”

La travesía sólo se interrumpió para tocar puerto en la isla Asunción a fin de aprovisionarse. Ninguna amenaza aérea o submarina había llegado a materializarse. En el décimo día del viaje, Morgan anotó en su diario que el tiempo había empeorado, soplaba un durísimo viento y la mayoría de los soldados se encontraban bajo los efectos del mareo. Más aún, por las noticias que se iban recibiendo se supo que el Teniente Coronel “H” Jones, el Jefe del II Batallón Paracaidista, había muerto en Pradera del Ganso (Goose Green). Una nota en el diario personal de Morgan refleja los sentimientos contrapuestos de él y de sus hombres al tener conocimiento de ello: “Qué terrible tragedia pero también qué victoria tan fantástica. Novecientos prisioneros. Bien hecho, II Para”. Los días de lujo de los Gurkhas, sin embargo, se habían acabado cuando fueron trasladados del Queen Elizabeth 2 al trasbordador Norland fuera del puerto de Grytviken, en South Georgia. Baliprasad describe de esta manera lo que sentían los mareados Gurkhas:



“El barco se inclinaba, se estremecía y se agitaba sobre las olas acercándonos, como se nos decía, hacia las Malvinas orientales. Estábamos a unas 800 millas, por lo que se comentaba, pero a mí me parecían mil según mi estómago se mantenía en un permanente estado de agitación que no había forma de contrarrestar con las píldoras contra el mareo que ingería continuamente. Saltábamos y luchábamos contra las olas como si fuéramos muñecos de trapo.”

El Jefe de la Unidad tampoco se sentía feliz en aquella situación, como puede deducirse de su diario: “Todo fue mal, tormenta en el mar y amenaza constante de ataque aéreo. Ansioso por pisar tierra.”

Al desembarcar en San Carlos la mañana del 1º de Junio, La Compañía D marchó inmediatamente a ocupar sus posiciones en la montaña Sussex. El resto del Batallón voló a las zonas de Darwin y Pradera del Ganso (Goose Green) para relevar al II Paracaidista. Baliprasad recordaría más tarde el cálido recibimiento:


“Darwin acababa de ser tomado el día anterior por nuestros compañeros de armas del II Batallón Paracaidista. Nos saludamos mutuamente con apretones de manos y bromas. Los civiles estaban también muy contentos de vernos y nos ofrecían té caliente y café que nosotros agradecíamos.”

Durante la semana que siguió se enviaron patrullas a pié y en helicóptero hacia Pradera del Ganso (Goose Green) para limpiar de soldados argentinos las colinas de Malvinas.
Por fin, después de todo, hubo ocasión de llegar a las manos con el enemigo.

El 7 de junio una pequeña fuerza mandada por un oficial subalternote la Sección de Reconocimiento del Batallón, logró hacer prisioneros a SIETE argentinos. Más tarde, después de permanecer emboscados pacientemente todo la noche, capturaron a TRES más en las primeras horas de la mañana. La patrulla enemiga estaba armada con misiles Red Eye contra helicópteros.



Para entonces el tiempo había empeorado mucho, trayendo un viento fortísimo y abundantes lluvias. El Jefe de Batallón anotó en su diario: “todo el mundoi está chorreando agua”. Sus palabras son repetidas por Baliprasad:

“Todas nuestras ropas estaban empapadas y así seguirían estando, mientras el helado viento del antártico nos hería hasta los huesos, no importa el número de jerseys que llevásemos encima. Hacía más frío y había más humedad que en diez inviernos ingleses juntos. Y eso que decían que era sólo el principio.”

A pesar de este espantoso clima, los Gurkhas continuaron progresando. El 9 de Junio el Batallón, - dejando a la Compañía C y a los zapadores de asalto protegiendo la zona de Pradera del Ganso (Goose Green) – fue transportado por aire y por mar a la bahía de Fitzroy - Hoya Chasco (Bluff Cove). El tiempo continuaba siendo malo incluso allí. De todos modos, la Unidad no permanecería en Hoya Chasco (Bluff Cove) mucho tiempo. Al día siguiente la Compañía B, a la que Baliprasad había sido agregado, fue embarcada en un transbordador y navegó durante unas diez millas antes de que se le ordenase regresar a Pradera del Ganso (Goose Green). Más tarde se supo que el súbito cambio de órdenes había sido provocado por el devastador ataque aéreo de los argentinos contra dos transportes, el Sir Galahad y el Sir Tristam en Hoya Chasco (Bluff Cove). Durante este ataque habían resultado muertos 51 hombres y otros 46 heridos. Los Gurkhas permanecieron en Pradera del Ganso (Goose Green) hasta el día siguiente, en que fueron llevados en helicópteros a las proximidades de Hoya Chasco (Bluff Cove).



Poco después el Batallón se situaría cerca de las posiciones enemigas en Monte Harriet. El 10 y el 11 de Junio fue bombardeado por la artillería argentina y hubo cuatro heridos, entre ellos el segundo Jefe del Batallón, Capitán Dalbahadur Sunwar. Fue una nueva experiencia para el joven Baliprasad:

“Los proyectiles iban cayendo cada vez más cerca y no estaría diciendo la verdad si dijera que no me sentía asustado. Lo estaba de verdad pero también estaba furioso. Esta no es forma de luchar, pensaba yo, y un buen tirador nada podía en una situación como esta.”
Pero su participación en la guerra de las Malvinas iba a terminar rápidamente. Muy poco después un proyectil hizo explosión junto a su trinchera. Baliprasad recordaría más tarde lo que ocurrió:

“Oí gritar a mi compañero de trinchera. La metralla le había herido en el hombro. Le dije: ‘Tu espalda está sangrando’. El me miró y contestó: ‘A ti también te han dado. Tienes sangre en la cabeza’. Un trozo de metralla había atravesado mi prenda de cabeza, alojándose en el cráneo.”


El 12 de Junio, mientras Baliprasad y otros heridos eran evacuados en camillas y después por helicóptero hasta San Carlos, la V Brigada ordenaba el ataque a los monte Tumbledown y William. Las horas de luz de los días 12 y 13 de Junio fueron aprovechadas para enviar patrullas con la misión de reconocer las posiciones enemigas, antes de que las unidades atacantes – los Guardias Escoceses del II Batallón y los Gurkhas – se adelanten a ocupar sus respectivas zonas de reunión. Para entonces baliprasad estaba a punto de abandonar las Malvinas con la dudosa distinción de ser la primera baja de los Gurkhas en esta campaña.

Una vez de regreso en Inglaterra, terminaría su relato con las siguientes palabras: “Había recorrido un largo camino desde la quietud de Bagsila (su aldea en Nepal) hasta la sangre y el estruendo del bombardeo de Hoya Chasco (Bluff Cove). Un viaje increíble y, sin embargo, podía decir que había tenido suerte.”

El plan de ataque preveía que los escoceses ocupasen Tumbledown mientras a los Gurkhas les correspondía tomar Monte William. Los primeros deberían iniciar el ataque a las 1,00 horas del día 14 y el ritmo de su avance determinaría la velocidad del subsiguiente ataque de los Gurkhas. Sin embargo, los Guardias encontraron una fuerte resistencia desde el primer momento y el terreno, además, era difícil de atravesar, en particular durante la noche. En consecuencia, la hora de ataque de los Nepaleses, originalmente señalada para las 2,00 horas, fue pospuesta hasta las 4,30. Puestos ya en marcha, los hombres se vieron obligados a avanzar muy lentamente y en hileras por culpa del terreno, en dirección a la parte oriental de Tumbledown. Aunque se había señalado la posible existencia de campos de minas, la realidad es que no se encontró ninguna. Sin embargo, un intenso fuego de artillería y morteros hirió a ocho hombres, dos de ellos gravemente.


El Jefe de los Gurkhas tenía que enfrentarse a otro problema. Por un lado, tenía que mantener el avance de sus hombres, mientras que por otro no debía rebasar a los Guardias Escoceses, quienes debían alcanzar su objetivo en primer lugar. En la confusión del ataque, su Compañía C cambió unos disparos con los Escoceses y un rebote alcanzó en el pecho a un Oficial de la Compañía D. Finalmente, la Compañía D consiguió llegar al pico más alto del extremo oriental de Tumbledown, tomando buenas posiciones de tiro. Iba haciéndose de día cuando las otras compañías atacaron Monte William, si bien sólo para encontrarse que los argentinos se habían retirado dejando tres prisioneros y un montón de cadáveres dentro y fuera de las abandonadas trincheras. Según las propias palabras de Morgan:

“Fue decepcionante. Pero estoy totalmente convencido de que ellos sabían que iban a ser desbordados sin poder evitarlo. Y de que todavía no habían visto de cerca de los Gurkhas. Un prisionero nos informó del gran temor que les infundía la idea de enfrentarse a nosotros.”

Al amanecer había banderas blancas ondeando sobre Stanley. El Mayor General (sic) Menéndez, Comandante en Jefe argentino, estaba negociando la rendición con su homólogo británico, el Mayor General Jeremy Moore. Y la presencia de los Gurkhas en las iaslas Malvinas no iba a prolongarse por más tiempo. Después de concentrarse en la zona de Darwin – Pradera del Ganso (Goose Green) sólo transcurrirían unos pocos días para que se iniciase su regreso a Gran Bretaña. Fue lamentable que el único muerto de la campaña lo fuese precisamente en esta fase final. El Cabo Buddhaparasad Limbo resultó mortalmente herido mientras desactivaba una trampa “cazabobos”. Limbo, que sería el único Gurkha que permanecería para siempre en las Malvinas, fue enterrado en el cementerio de Stanley, tributándosele honores militares.


El Batallón hizo su viaje de regreso en el Uganda. Y al llegar a Inglaterra se vió sorprendido, primero por el tumultuoso recibimiento que les esperaba en Southampton, y a continuación por el que recibió al atravesar las calles del pueblo de Fleet, cerca de su acuartelamiento de Church Crookham. Sin embargo, muchos de los hombres del Batallón se sentían desilusionados por el desarrollo de la campaña. Después de soportar toda clase de privaciones, sometidos a la fuerte tensión previa a la lucha en las operaciones de Tumbledown, luego sin embargo la ocasión de combatir se había esfumado. Esta sensación venía reforzada por la evidencia de que no habían tenido ocasión de demostrar su valía en el campo de batalla. Pese a todo, su simple presencia había ayudado a acelerar el final de la lucha sin necesidad de pérdidas inútiles por cualquiera de los dos bandos.

Los Gurkhas no perdieron un solo hombre en combate durante toda la campaña y sólo tuvieron nueve heridos en acción, un Oficial y ocho Soldados.

El entonces Coronel honorario de su Regimiento, E. D. Smith, envió a los Gurkhas el siguiente mensaje unos meses después:


“Estoy orgulloso de que hayáis añadido una batalla más a la larga lista del Regimiento. Me sentía muy orgulloso de ser vuestro Coronel mientras el I Batallón participaba con tanta distinción en la guerra de las Malvinas, Mi enhorabuena, Séptimo”.
En mi opinión personal, muy poco aporte para afirmar que nos rendimos por temor a ellos, y menos para solicitar dinero por su desempeño en combate:

Resumen:
13 argentinos capturados
1 muerto (propio)
8 heridos (propios)
1 soldado escocés herido

Fuente:
(Trascripción textual del artículo publicado en la colección “Cuerpos de Élite”, Fascículo 22, Volumen II, Editorial Sudamericana Planeta, Septiembre de 1986)