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viernes, 15 de noviembre de 2024

Desmalvinización: La hijaputez de la justicia argentina

Malvinas: luchar conta la mentira


Seguir invocando la figura de delito de lesa humanidad es sumarse a una peligrosa moda adoptada de manera irresponsable para defender lo indefendible



La Nación





Un veterano de Malvinas ondea la bandera argentina en el cementerio de Darwin, donde yacen más de 200 soldados
FELIPE TRUEBA - EFE

La banalidad del mal” fue la frase acuñada por Hannah Arendt en su libro Eichman en Jerusalén donde aborda el juicio al genocida y ahonda en su personalidad, destacando la ausencia de rasgos criminales o antisemitas en el condenado y atribuyéndole su accionar al deseo de ascenso de un simple burócrata. Bien podría aplicarse dicha expresión a la insistencia de algunos fiscales del fuero federal que continúan peticionando la calificación de lesa humanidad para hechos de supuesto maltrato a conscriptos en la guerra de Malvinas.

El fiscal de Río Grande, Marcelo Rapoport, pidió la detención de 10 militares por supuestos hechos registrados en 1982. Afirma que “las torturas en Malvinas fueron una práctica generalizada a la que fueron sometidos los conscriptos”.

La gran mayoría de los casos denunciados que se pretende encuadrar dentro de esta categoría involucran inmovilización y “estaqueamientos” –o “calabozo de campaña”– del subalterno ante actos de grave indisciplina, insubordinación, robos o de cobardía, como modalidad del arresto o sujeción ante la inexistencia en el terreno de un establecimiento donde mantener prisionero al infractor.

Los denunciantes y el fiscal invocan esa calificación con el indisimulable propósito de burlar la prescripción de hechos supuestamente acaecidos hace más de 40 años, garantía que no opera para los delitos definidos en el Estatuto de Roma como de “lesa humanidad”. La prescripción es una institución nacida del Derecho Romano hace más de 20 siglos que impide accionar judicialmente cuando hubiere transcurrido un determinado lapso fijado por las leyes. Actúa para dotar de orden y celeridad a los procesos judiciales y como garantía individual ante persecuciones injustas o irrazonables. Las primeras denuncias sobre maltrato en Malvinas se radicaron 25 años después de los hechos, cuando ya había operado la prescripción, violando también la garantía que asiste a los acusados de ser juzgados en plazo razonable.

Los primeros juicios por crímenes de lesa humanidad se celebraron en 2006 tras la reapertura de las causas ligadas a delitos cometidos por agentes estatales en la lucha armada de los 70. Estos fallos contra militares y fuerzas de seguridad dieron lugar al fabuloso negociado de millonarias indemnizaciones repartidas por el gobierno a cualquier persona que alegara haber sido víctima de brutalidad policial o militar antes o durante la última dictadura militar, en muchos casos sin probanzas y en otros en juicios amañados que se prolongan aún en el presente, como el denominado “Subzona III” iniciado días atrás en Mar del Plata.

Agrupados en organizaciones de excombatientes, apoyadas por el gobierno kirchnerista, y acompañados por las tan ideologizadas como cuestionadas organizaciones de derechos humanos argentinas, con su carga de odio y venganza hacia las Fuerzas Armadas, los reclamantes sostienen que los hechos constituyeron una continuidad de los métodos ilegales con que las FF.AA. reprimieron el terrorismo guerrillero. La descabellada afirmación parte de considerarlas una organización delictiva, una cuestión que ya abordamos en otras columnas editoriales al mencionar que la Corte Suprema de Justicia había determinado la improcedencia de la apertura de una causa penal por hechos de hace cuatro décadas.

Entre las sustanciales diferencias que vuelven inadmisibles, por absurdos, esos argumentos. la más notoria es que en los casos hoy planteados falta la clandestinidad. A diferencia de los métodos por los que fueron condenados los comandantes del Proceso, los arrestos en Malvinas obedecieron a órdenes emanadas de superiores perfectamente identificados y, en todos los casos, fueron la respuesta ante actos de indisciplina o delitos cometidos por subalternos, contemplados en los reglamentos militares y agravados por haber ocurrido en un escenario de guerra.

Seguir invocando la figura de delito de lesa humanidad es sumarse a una peligrosa moda adoptada irresponsablemente por distintos agentes para defender una tan perversa como redituable matriz. El artículo 7° del Estatuto de Roma establece claramente que para que el homicidio, la tortura o una privación ilegal de la libertad pueda ser considerada delito de lesa humanidad debe haber sido cometida “como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque”. Las supuestas víctimas de los hechos bajo investigación denunciados en Malvinas no eran “población civil”, sino ciudadanos sujetos normativamente al estado militar en tiempos de guerra.

Hannah Arendt usaría la frase del comienzo para destacar los procederes de quien seguía órdenes y daba instrucciones sin reflexionar sobre sus consecuencias. En esta banalidad ha caído el representante del Ministerio Público Fiscal, que insiste en su ilegal postura hacia oficiales y suboficiales de las FF.AA. combatientes en las islas, postura que fue acompañada en su momento por las secretarías de Derechos Humanos nacional y de la provincia de Buenos Aires.

Es de esperar que el procurador general de la Nación y las máximas autoridades de ambas secretarías de Estado instruyan a sus subordinados para que cesen en este peligroso extravío lógico, ideológico y jurídico, detrás del cual se esconden nefastas intenciones que nada tienen que ver con el ideal de justicia y, mucho menos, con el Derecho que nos rige.


sábado, 25 de enero de 2020

Gobierno K nombra a cobarde VGM K para dirigir museo

Edgardo Esteban, el primer ex combatiente en ser nombrado director del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur

El escritor, periodista y guionista fue designado para estar al frente de la institución dedicada a reivindicar la memoria del enfrenamiento bélico de 1982. Es el autor del libro “Iluminados por el fuego”, que fue adaptada al cine por Tristán Bauer, actual ministro de Cultura
Infobae


Edgardo Esteban fue soldado del Grupo de Artillería Aerotransportada 4 durante la guerra, cuando las tropas argentinas fueron bombardeadas por primera vez, Esteban tuvo un ataque de pánico que lo dejó "fuera de servicio" mientras entre llantos pedía que lo retirarán de allí mientras que el resto de sus compañeros aguantaban valientemente en sus posiciones. Incluso ya acomodado y fuera de peligro se negaba a hacer las guardias y como estaba acomodado por los suboficiales se lo permitían. El soldado y compañero de Esteban, Eduardo Vallejos se ofreció a cubrir la guardia que Esteban abandonó, a los pocos minutos una bomba inglesa cayó a 2 metros de la posición de Vallejos matandolo en el acto e hiriendo a otro soldado más. Edgardo Esteban no sólo abandono su puesto y permitió que su cobardía arrebatase la vida de su camarada, sino que paso el resto de la contienda en Puerto Argentino sin que la guerra o el hambre lo alcanzaran. Al volver al continente escribió el libro el cual fue adaptado a una o película, la peor y más cobarde película Argentina sobre la guerra, "ILUMINADOS POR EL FUEGO" donde se la paso difamados a sus compañeros en el frente de batalla mientras el dormía calentito y con la panza llena, además el guión de dicha película está escrito por Miguel Bonanzo, ex jefe guerrillero del ERP.

Esteban fue declarado persona no grata en el regimiento, a casi 4 décadas de la guerra, este cobarde sigue apareciendo en medios y organizaciones gubernamentales hablando de la guerra cuando sólo estuvo 1 DÍA en el frente de batalla, dedicándose a difamar a todos los militares argentinos en la guerra mientras el se llena los bolsillos. Y no faltó mucho para que sus denuncias a los militares endulzaran los oídos de los Kichneristas quienes son los que le dan el espacio para seguir difamado la causa, en el 2015 Esteban se postuló para candidato a diputado por el Mercosur en la Lista 131A encabezada por Daniel Scioli.


Edgardo Esteban, ex combatiente de la Guerra de Malvinas

El escritor, periodista y guionista Edgardo Esteban fue nombrado como nuevo director del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur, bajo el ala del Ministerio de Cultura de la Nación.

Nacido en Haedo el 20 de junio de 1962, Esteban estará al frente de la institución dedicada a reivindicar la memoria de uno de los sucesos históricos más importantes de la Argentina pero también profundizar el conocimiento sobre el presente de la isla e incorporarla al futuro como parte integrante del país, explicaron de la cartera cultural en un comunicado.

“Este nombramiento tiene la emotiva particularidad de ser el primero que se otorga a un ex combatiente cuyo compromiso con los Derechos Humanos, su trayectoria profesional y su recorrido personal lo ubican como una de las personas más idóneas para asumir este destacado lugar”, agregaron.

 


A los 18 años, mientras hacia el servicio militar obligatorio en el Regimiento 4 de Artillería Aerotransportada de Córdoba, tuvo que combatir en la Guerra de Malvinas el 25 de abril de 1982, donde integró el Grupo de Artillería Aerotransportado 4. Después de la rendición, volvió como prisionero de guerra en el buque inglés Canberra, fue llevado a Campo de Mayo y luego al regimiento de Córdoba, en donde le dieron la baja.

Estudió periodismo en el Circulo de la Prensa y trabajó en destacados medios de comunicación de Argentina y el mundo. Fue Secretario General y Vicepresidente de la Asociación de Corresponsales Extranjeros de la República Argentina y presidente del Grupo por Soberanía, corresponsal en la Argentina del canal Telesur y de la cadena NBC-Telemundo, fue productor también de la cadena CBS. Es autor del libro Iluminados por el Fuego (1993) y guionista de la película, cuyo director fue Tristán Bauer, actual Ministro de Cultura de la Nación. También escribió el libro Las otras islas (2013). Por su militancia a favor de los Derechos Humanos en 2012 recibió el premio Azucena Villaflor.

jueves, 27 de abril de 2017

El terrorista asesino Taiana alerta sobre la diplomacia hacia Malvinas

Un 2 de abril con nuevas alertas y preocupaciones
Hoy podemos ver que el reclamo de la soberanía argentina sobre Malvinas ha dejado de ser una prioridad para el actual Gobierno y que incluso se ha firmado una serie de acuerdos bilaterales con el Reino Unido que excluye manifiestamente el debate sobre la soberanía
Por Jorge Taiana | Infobae


Terrorista condenado por asesinato y ex ministro de RREE del régimen kirchnerista

Este 2 de abril se cumple un nuevo aniversario del inicio de la guerra de Malvinas que debe servirnos para rendirles el merecido homenaje a nuestros soldados, reafirmar nuestros legítimos derechos y reflexionar sobre la política del actual Gobierno que lidera el ingeniero Mauricio Macri sobre la cuestión Malvinas.

También en política exterior, como en muchas áreas de la gestión de Cambiemos, se puede observar que se ha perdido firmeza en el reclamo de soberanía y que las provocaciones y los avances del Reino Unido sobre nuestros derechos se han convertido en una constante.

Es necesario recordar la historia y la política exterior argentina para comprender que mantener buenas relaciones diplomáticas con otros países no significa claudicar en la defensa del interés nacional ni abandonar nuestros legítimos reclamos que, por mandato constitucional, debemos exigir.

Desde la usurpación de las islas en el año 1833, la Argentina ha reclamado incansablemente por la recuperación del ejercicio pleno de su soberanía sobre las Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes. Por su parte, el Reino Unido, que nunca demostró voluntad de dialogar sobre la disputa reconocida por la resolución 2065 de Naciones Unidas, con el correr del tiempo ha endurecido su postura a medida que crecían las expectativas por la explotación de hidrocarburos en la zona; a la vez que ha incrementado las acciones unilaterales de militarización e introducción de armamento nuclear en el Atlántico Sur con base en las islas Malvinas.


Ante este panorama, desde el Parlasur estamos impulsando diversas iniciativas para que los Estados miembros del Mercosur continúen cooperando para poner fin a la ocupación militar del Reino Unido en parte del territorio nacional argentino mediante la prohibición del uso de sus puertos o sus aeropuertos por parte de aeronaves o buques militares británicos destacados o en tránsito desde o hacia las islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, excepto en emergencias o urgencias humanitarias.

A partir del año 2003, desarrollamos una intensa tarea diplomática que logró consolidar una estrategia regional y multilateral en apoyo a nuestros legítimos derechos soberanos. El reclamo nacional por la soberanía efectiva de las islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes se fortaleció en ámbitos regionales como el Mercosur, la Unasur, la Celac, OEA entre otros, y en foros multilaterales y birregionales como la Cumbre Iberoamericana, el Movimiento de Países no alineados, el G77, la Cumbre de Países Árabes y de América del Sur, la Cumbre de América del Sur y África, que han reiterado llamados a ambos Gobiernos para que reanuden las negociaciones para solucionar la disputa de soberanía.

También en el año 2009, junto con un importante equipo de técnicos y científicos que integran Copla, presentamos la documentación a Naciones Unidas para establecer el límite exterior de la plataforma continental, que suma a la Argentina más de 1,7 millones de kilómetros cuadrados de territorio.

Hoy, sin embargo, podemos ver que el reclamo de la soberanía argentina sobre la cuestión Malvinas ha dejado de ser una prioridad para el actual Gobierno y que incluso se ha firmado una serie de acuerdos bilaterales con el Reino Unido que excluye manifiestamente el debate sobre la soberanía. Nos encontramos ante una política tendiente a desmontar las medidas legales que el Estado argentino puso en vigencia para resguardar sus derechos y proteger sus recursos naturales renovables y no renovables. Estos recursos son apropiados ilegalmente por la fuerza de ocupación británica mediante acciones que expresamente están prohibidas por las Naciones Unidas.

A 35 años del inicio de la guerra, debemos honrar a nuestros caídos y exigir que la cuestión Malvinas no se convierta en sólo un ítem más en la agenda bilateral con el Reino Unido, que aparezca o desaparezca en virtud de los objetivos de corto o mediano plazo que se persigan.

El reclamo por las islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes es una política de Estado que debe continuarse porque sólo a través de la constancia, la persistencia y la firmeza lograremos sentar en la mesa de negociaciones al Reino Unido para dialogar sobre los derechos soberanos que nos asisten, tal como la comunidad internacional y nuestra propia Constitución indican.

miércoles, 22 de marzo de 2017

Vieja de mierda se sorprende del trato de los fucking kelpers

La Comisión de la Memoria denunció un "trato hostil" de los isleños en Malvinas
El contingente argentino de catorce integrantes también ratificó la denuncia sobre la presencia militar británica en la islas del Atlántico Sur



Argentinos en Malvinas: Adolfo Pérez Esquivel y Nora Cortiñas participaron de una misa para acercarse a los isleños. Foto: Archivo / Twitter

Los 14 integrantes de la Comisión Provincial de la Memoria de Buenos Aires denunciaron hoy haber recibido un trato hostil de los isleños durante la semana que permanecieron en las Islas Malvinas, y ratificaron la denuncia sobre la presencia militar británica en las islas del Atlantico Sur en disputa.


Los integrantes de la Comisión estuvieron hoy pocos minutos en el aeropuerto de Río Gallegos, antes de abordar otro vuelo a la Capital Federal.

Consultados por Télam, manifestaron haber recibido un trato hostil en las islas y no haber podido lograr interactuar con los habitantes, como se lo habían propuesto.

"Mal. No vuelvo nunca más" fue lo primero que le dijo a Télam el veterano de guerra de Cañuelas (provincia de Buenos Aires) Ernesto Alonso, quien no había vuelto a Malvinas desde 1982.

"Llevé una Virgen de mi pueblo para dejarla allá y no pudimos; así que la trajimos de vuelta y ahora va directamente a la iglesia de nuestro pueblo" agregó.

En tanto, la referente de Madres de Plaza de Mayo Nora Cortiñas dijo que las sensaciones más fuertes del viaje las tuvo en los lugares donde los combates de 1982 fueron más cruentos: "Puntos tan duros, tan inhóspitos... Me imagino todas las que habrán pasado. Fue terrible ver eso y hay que seguir buscando justicia.

"Vamos a volver. Es la tierra nuestra y algún día vamos a poder ir sin necesidad de pasaporte", concluyó Cortiñas.

Otra de las integrantes de la comisión por la memoria, la psicóloga Susana Méndez, destacó a Télam que para ella lo más destacable fue "poder estar donde estuvieron los ex-combatientes, estar en el faro donde torturaron a uno de ellos y estar en los dos cementerios".

Agregó que la experiencia "Nos repercutió a todos, nos cambió la vida, porque lo sabíamos desde el territorio pero esto fue estar en el lugar, una cuestión realmente muy conmovedora".

Ante la consulta de cómo los trataron, sonrió: diciendo "más o menos. Fueron bastante negativos y hostiles con nosotros (...) estuvieron provocándonos todo el tiempo, la mayoría, no todos".

Los integrantes de la comisión estuvieron alojados en el hotel Malvinas House, donde no fueron hostilizados. pero sí en otros lugares: "conmigo quisieron tener una pelea (...) a Pérez Esquivel lo amenazaban a cada rato y esas cosas", agregó la dirigente.

El sacerdote José Di Paola, Padre Pepe, destacó que para él "lo más fuerte fue haber estado en Darwin honrando a los hombres que dieron su vida por nuestra tierra. Fue muy fuerte y podemos decir que fueron doblemente héroes: vivir una dictadura como la que hemos vivido e igual fueron capaces de dar su vida por un valor superior (...) Estar en el cementerio de Darwin es como estar aquí y sentir Argentina, estar unidos espiritualmente a ellos y a sus familias".

El sacerdote católico dijo que fueron tratados "hostilmente por grupos. Creo que hay un grupo muy armado, organizado, de parte del grupo político ligados al gobierno de allá, que han impedido el vínculo que podamos tener como correspondía. Hubo también ciertas provocaciones en las que nunca hemos caído (...) y eso impidió un buen trato, una buena relación; pero iniciamos un camino, que va a llevar mucho tiempo, pero lo iniciamos".

Para el cura villero, lo positivo fue que "hicimos una presencia y hemos denunciado también en este enclave colonial una base gigantesca, que se está haciendo cada vez más grande y que es una amenaza a la región y está en contra de todos los tratados, como el de Tlatelolco y de todos los librados para América Latina . Es lamentable ver en la Argentina este enclave militar con semejante poderío" sentenció.

El premio Nobel de la Paz y titular del Servicio de Paz y Justicia, Adolfo Pérez Esquivel, coincidió en que el trato recibido no fue el mejor e insistió en "las presentaciones que sean necesarias ante los organismos internacionales para establecer como zona no nuclear a todo el archipiélago".

Antes de tomar el vuelo desde las Malvinas hacia Río Gallegos, Pérez Esquivel había calificado la experiencia en declaraciones a Radio Rivadavia como "muy intensa". El premio nobel de la paz reconoció haber sufrido "agresiones verbales" por parte de los isleños y haber visto letreros que afirmaban que "no eran bienvenidos" en el lugar. También agregó que el contingente argentino también sufrió una denuncia por parte de una residenta chilena, que los acusó por el supuesto despliegue de una bandera argentina.

Además se constató la vandalización de las instalaciones del cementerio argentino de Darwin y la rotura de la imagen de la Virgen de Luján allí emplazada.

"No nos dejaron colocar el pañuelo de las Madres, no somos bienvenidos aquí", explicó el referente de los derechos humanos, y afirmó que será "un trabajo a realizar descomprimir esta tensión".

También mostró su preocupación por la presencia de la base militar de Mount Pleasant y el anuncio de su refuerzo por parte de las autoridades británicas.

Finalmente, Pérez Esquivel dijo que los isleños no quieren "dialogar hasta que los argentinos renuncien a sus reclamos de soberanía" y que el objetivo de la militarización del Atlántico Sur tiene como objetivo el dominio de la Antártida.

miércoles, 15 de marzo de 2017

Zurdos de mierda que aborrecieron a los VGM visitan Darwin

Argentinos en Malvinas: Adolfo Pérez Esquivel y Nora Cortiñas participaron de una misa para acercarse a los isleños
El premio Nobel de la Paz y la madre de Plaza estuvieron en las islas junto al padre "Pepe" para llevar un mensaje de diálogo

La Nación


Argentinos en Malvinas: Adolfo Pérez Esquivel y Nora Cortiñas participaron de una misa para acercarse a los isleños. Foto: Twitter

La delegación de la Comisión Provincial por la Memoria, encabezada por el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y la madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas, participó junto a un grupo de isleños de una misa en la iglesia Santa María, en Puerto Argentino, Malvinas .

El padre José María "Pepe" Di Paola, quien también integra la delegación, concelebró el domingo la misa junto al sacerdote local, en la iglesia ubicada en la costanera Ross de la capital de las islas.

"Lo importante es que pudimos compartir la misa con la feligresía católica local, para rezar por todos y encontrarnos también con otros argentinos que han venido. Es un buen inicio para este camino de diálogo. Apostar a este camino significa paciencia, comprender y escuchar mucho pero reafirmar nuestra convicción de saber que estamos pisando una tierra argentina", dijo el padre Pepe.

Muy conmovida, Cortiñas- la primera madre de Plaza de Mayo en pisar las islas- participó activamente de la liturgia y, en el momento del saludo de la paz, caminó de punta a punta la iglesia y saludó afectuosamente a los integrantes de la comunidad isleña.

"Pensé en los chicos caídos, en los padres lejos de sus chicos. Pensé que muchos fueron maltratados por los militares genocidas argentinos, y también fueron arrojados al mar, al río, en tumbas desconocidas y que esos padres tampoco saben dónde están las tumbas de sus hijos", dijo Cortiñas en relación a las 123 tumbas del cementerio de Darwin que permanecen sin identificar, según publica la agencia Télam.


Viejo de mierda en las islas: Adolfo Pérez Esquivel y Nora Cortiñas participaron de una misa para acercarse a los isleños

La comitiva llegó el sábado a Malvinas con un mensaje de "diálogo, paz y fraternidad" y su primera actividad fue difundir una carta abierta a los isleños en la que reafirma la soberanía argentina sobre las islas y reitera el apoyo a las tareas de identificación de los 123 cuerpos que descansan como NN en el cementerio de Darwin, que se iniciarán este año con la intervención del comité internacional de la Cruz Roja.

El mensaje fue difundido en respuesta a otra carta abierta de los isleños publicada en Mercopress en la que le pidieron a los dirigentes sociales y de derechos humanos de la CPM que no olviden "los derechos de los isleños" que allí viven, en directa alusión a lo que los británicos consideran como derecho a "la autodeterminación".

"Como individuos, y como una organización que ha sido reconocida y celebrada por llevar adelante la causa de los derechos humanos, esperamos que durante su permanencia no pasen por alto los derechos de los propios Falkland Islanders", dijo el gobierno de la isla en la carta y recordó a los visitantes su "derecho fundamental a la autodeterminación".

Entre otras actividades, la comitiva visitará el cementerio de Darwin para honrar a los caídos argentinos, como así también el de San Carlos, donde yacen los soldados británicos muertos durante la guerra de 1982.

Miembros de la delegación admitieron el recibimiento en las islas fue muy bueno en general, aunque con algunas resistencias de parte de algunos comerciantes que colgaron carteles rechazando la visita.


Vieja de mierda en Malvinas: Nora Cortiñas participó de una misa para acercarse a los isleños

El apoyo de Susana Malcorra

"La visita de Pérez Esquivel y Nora Cortiñas va en línea de lo que creemos. No se puede negar la existencia de las islas y de los habitantes de las islas, está previsto en la Constitución. Estamos en línea desde ese punto de vista", dijo ayer la canciller argentina en una conferencia de prensa que tuvo lugar en el Palacio San Martín.

Malcorra advirtió que la comitiva que viajó a las islas lo que reclama es "la identificación de soldados [argentinos enterrados en el cementerio de Darwin]. Estamos en eso. Fue un pedido de la gestión anterior y hemos podido llevarlo adelante".

"Es positivo que hayan podido avanzar en ese sentido", aseguró.

lunes, 19 de octubre de 2015

Un asesino subversivo planeó la travesía del velero K y un Typhoon interceptó su búsqueda

El velero de La Cámpora generó un incidente con un caza inglés
Advertencia aérea en el Atlántico Sur. Cuando se perdió el barco, dirigentes K fueron a buscarlo en avión. Los paró un caza británico.



La Sanmartiniana, cuando fue remolcada por el pesquero San Arawua (Facebook)

Natasha Niebieskikwiat y Nicolás Wiñazki - Clarín

Hace 30 días, financiados con dinero de los contribuyentes, y cumpliendo intereses políticos organizados en tierra durante meses, los tripulantes del velero “La Sanmartiniana”, en su mayoría militantes de agrupaciones K como La Cámpora, abandonaron su barco en medio de una tormenta. Dejaban atrás también una ilusión arriesgada. Apoyados en secreto por la Casa Rosada, su objetivo era adentrarse, sin permiso, en la más conflictiva parte acuática de la Argentina.

Las Islas Malvinas.

Así lo admitió en público el ideólogo de esta travesía, el Teniente de Fragata (R), Julio Urién (ver Página 17). En YouTube se puede ver una reunión preparatoria del viaje, en la que se explicita que la nave va “a Malvinas”.

El Gobierno no informó sobre el tema a pesar de que el viaje era conocido por las autoridades, dijeron fuentes de la Armada. Ocurre que el velero naufragó y terminó siendo capturado por una patrulla pesquera británica. Hoy está en Malvinas. Antes de que eso pasara, el 24 de septiembre, un avión argentino sobrevoló las cercanías de la zona de conflicto. Fue interceptado por un bombardero Typhoon de la Fuerza Área británica. El jet británico amedrentó a la aeronave argentina fuera del espacio aéreo bajo disputa. Clarín confirmó la situación con fuentes que conocen la trastienda del último viaje de “La Sanmartiniana”. Y también por el Gobierno británico.

“El Ministerio de Defensa puede confirmar que el 24 de septiembre, un avión Typhoon de la Fuerza Aérea Real despegó de la base de Mount Pleasant para identificar un avión desconocido que estaba cerca de las Islas Falkland, en el espacio aéreo internacional. El avión fue identificado y no entró al espacio aéreo controlado por las Islas Falkland”, señaló una declaración de Defensa británica que llegó desde Londres, tras una consulta de este diario. La fuente en Londres no quiso hacer más comentarios.

Las fuentes en Buenos Aires señalan que los supuestos dueños del velero usaron “ese avión” para rescatar “La Sanmartiniana”, lo que pudo haber terminado en un incidente militar grave. Clarín confirmó que el avión argentino efectivamente buscaba al velero K.

Además de algunos de los ex tripulantes de “La Sanmartiniana”, entre los pasajeros de la aeronave se encontraba Alejandro “El Mono” Da Milano, un marinero argentino que es considerado en la náutica nacional como el mayor conocedor de los mares del sur. Da Milano fue convocado por autoridades para que los ayude a encontrar el velero perdido.

El velero fue azotado por una tormenta el 15 de septiembre, cerca de la Isla de los Estados. Un buque pesquero fue en su ayuda, y lo remolcó con sus marinos a bordo. Al día siguiente, los tripulantes K decidieron abandonar su nave, a pesar de que seguía amarrada al otro buque: se pasaron al navío más seguro. Incluso el capitán K, Javier Vázquez. Abandonar un barco propio que es remolcado por otro, aun bajo tormenta, es considerado una maniobra inaceptable para quienes vinculan a la náutica con la valentía y la honorabilidad. Amigos de Da Milano afirmaron que tras escuchar lo que había pasado él no dudó en dar su veredicto: “Está en Malvinas”.

La historia oficial de “La Sanmartiniana” dice que el velero fue comprado al Club Naútico de San Isidro por Julio Urién, titular de la Fundación Interactiva para la Preservación del Agua (FIPCA). Pagó por él 90 mil dólares. Clarín confirmó con fuentes navales que esas afirmaciones no son ciertas del todo: el barco fue vendido sí en 90 mil dólares, pero quien la compró fue el Ministerio de Desarrollo Social, de Alicia Kirchner, insistieron las mismas personas que pidieron no ser identificadas. Habría pruebas notariales y bancarias al respecto.

Desde que se hizo cargo de “La Sanmartiniana”, Urién la reparó, a su modo, e inició una serie de travesías para dar a conocer un mensaje “nacional y popular” en puertos del país.

Una vez que se conoció que el velero estaba en las Malvinas, el Gobierno intentó despegarse del tema. Y La Cámpora buscó desmentir a Clarín, que vinculó al barco con esa agrupación. Urién, ascendido por Néstor Kirchner a Teniente de Fragata, y luego designado titular de Astillero Río Santiago, hizo declaraciones en contrario.

Por ejemplo, le admitió al diario La Opinión Austral, de Río Gallegos, que su travesía era parte del programa oficial Pampa Azul, financiado por la Casa Rosada para explorar el Atlántico Sur: “Por primera vez hay una política de Estado que va más allá de las 200 millas, éste programa Pampa Azul, impulsado por nuestra Presidenta, en el cual el Gobierno invierte”, y agregó: “. Tenemos convenios con el Ministerio de Defensa y Seguridad. Contamos con el apoyo de agrupaciones como La Cámpora, el Movimiento Evita, y sindicatos”.

La Presidenta definió en abril del 2014 al programa Pampa Azul como “estratégico”. “Les aseguro que en el mar está la riqueza. No solamente hidrocarburífera, sino alimentaria”, dijo. El Pampa Sur fue aprobado por el Congreso con un presupuesto mínimo de 250 millones de pesos. Lo manejan el Ministerio de Ciencia y Técnica, de Lino Barañao; el de Defensa, de Agustín Rossi; y la Cancillería.

El jefe de puertos de las islas, Malcolm Jamieson admitió al diario Penguin News que ha tenido algunas señales de que los dueños de “La Sanmartiniana” lo quieren recuperar. El procurador general de las islas, Peter Judge, aclaró que si eso no ocurre, el velero pasará a ser propiedad de la Corona inglesa. El barco, dijeron los kelpers, está en muy buen estado. Fue abandonado en una tormenta, un percance habitual en el Atlántico Sur.

lunes, 17 de noviembre de 2014

Operativo Cóndor en los 60s

Operativo Cóndor en las Malvinas, anticipo de los ’70


 

Por Adrián Figueroa Díaz (2006) 

Hace 40 años, un grupo de jovenes peronistas realizoel Operativo Cóndor. El 28 de septiembre de 1966, dieciocho jóvenes estudiantes y obreros asestaron un golpe a la flamante dictadura de Juan Carlos Onganía: secuestraron un avión de línea, lo aterrizaron en las Islas Malvinas y allí izaron siete banderas argentinas que flamearon durante 36 horas. Reclamaron la soberanía sobre ese territorio y aguardaron que un sector del Ejército aprovechara esa irrupción y desembarcara en las islas para recuperarlas. Dos de los once militantes que sobrevivieron a ese hecho –y a lo que vino después– relataron a Página/12 aquel hecho con el objetivo de “ponerlo en la memoria popular, el lugar donde siempre debió estar”. 

“Lo nuestro fue más lírico que lo de los pibes de 1982; fuimos por convicción nacional”, compara Pedro “Tito” Bernardini, uno de los diecisiete militantes que volaron bajo el mando del dirigente Dardo Cabo. “No se trató de un hecho delictivo, porque no delinque quien exige lo que es suyo”, aclara Norberto Karasiewicz, otro de los sobrevivientes. 

El Operativo Cóndor, primer secuestro aéreo del país, se gestó tres años antes de su concreción. “Hubo que trabajar bastante para obtener medios y hacer operativos económicos. ¿Se entiende a qué me refiero?”, confía Bernardini con un gesto de complicidad. 

Veinte fueron los elegidos para el operativo, entre militantes nacionalistas y de la JP, algunos de los cuales se sumaron mas tarde a la combativa JP de los ‘70, en tanto que otros, como Alejandro Giovenco, militaron en la ultraderecha . La logística se basó en tareas de inteligencia que CristinaVerrier, tercero al mando del operativo, había hecho durante unos viajes a Malvinas como turista. La instrucción militar había sido adquirida junto a quienes luchaban por el retorno de Juan Domingo Perón. 

Antes de partir, el grupo estuvo “encerrado” tres días en un camping de la UTA, en Ituzaingó: “Dos días fueron de retiro espiritual, porque sabíamos que era una misión de la que por ahí no volvíamos; de hecho, dos compañeros desertaron”, admite el “Flaco” Karasiewicz. 

Todo bajo control 

La elección del día se basó en dos hechos. Estaba en el país el esposo de la reina de Inglaterra, Felipe de Edimburgo, en carácter de presidente de la Federación Ecuestre Internacional. Y el contralmirante José María Guzmán debía volar al territorio del que era gobernador, Tierra del Fuego e Islas del Atlántico Sur. 

“Teníamos todo listo, los fierros cortos encima y la ferretería (las armas largas) en las bodegas”, resume Bernardini. Cada uno de los dieciocho comandos tenía una misión. Ningún imprevisto podría sorprenderlos. Pero al Flaco se le escapó uno: el día del viaje, su esposa dio a luz su primera hija. “Me enteré y tuve la necesidad de verlas. Cuando me despedí les dije: ‘Mañana vengo a la hora de la visita’. Y salí”, rememora. Al otro día, no apareció. Sí lo hicieron periodistas ávidos de conocer a Malvina, la hija del hombre que por esas horas tomaba las islas. 

“Muchachos, aunque nos cueste la vida. Lo de menos es que nos lleven presos a Inglaterra. Lo más glorioso, que caigamos en el intento”, dijo Dardo Cabo antes de salir. 

Partieron a la 0.30 del día 28 en un Douglas DC4 del vuelo 648 Buenos Aires-Río Gallegos de Aerolíneas Argentinas. Iban 48 pasajeros. Durante el vuelo, Dardo Cabo y Alejandro Giovenco, el segundo al mando, entraron armados a la cabina y ordenaron el cambio de rumbo al comandante Ernesto Fernández García. El piloto excusó falta de autonomía de vuelo. “Pero nosotros sabíamos que había combustible suficiente. Se le ordenó que tomara el rumbo 105 en Puerto San Julián y girara a la izquierda para abrirse del continente. Y lo hizo”, cuenta Karasiewicz, a quien también llamaban “Curumanqué”. 

Carlos Rodríguez y Pedro “La Yegua” Cursi se acercaron al gobernador Guzmán y le anunciaron: “Contralmirante, el avión ha sido tomado. Vamos a Puerto San Julián rumbo a Malvinas”. El militar no lo creyó, tensó una discusión y su edecán se levantó e “intentó sacar una (pistola) 357, de la que después nos apoderamos –sonríe el Flaco–. Uno de los compañeros le dio un golpe. Guzmán quedó quietito”. 

A las 8.42, aterrizaron en Puerto Stanley, detrás de la casa del gobernador inglés sir Cosmo Dugal Patrick Thomas Haskard (ausente ese día), sobre una pista para carreras hípicas. Abrieron las puertas, se tiraron con sogas, desplegaron delante del avión en forma de abanico e izaron siete banderas argentinas. 

El suceso convocó a kelpers y jefes de la milicia de la isla, inmediatamente tomados como rehenes “hasta tanto el gobernador inglés reconozca que estamos en territorio argentino”, advirtió Dardo Cabo desde la radio del avión. Bajo esa presión, se aprestaron a cantar el Himno Nacional. “Quisimos entregarle la autoridad a Guzmán, pero nos dio la espalda y se negó a cantar”, reniega Karasiewicz. 

De pie y frente a la mirada de todos, Cabo proclamó: “Ponemos hoy nuestros pies en las Islas Malvinas argentinas para reafirmar con nuestra presencia la soberanía nacional y quedar como celosos custodios de la azul y blanca (...) O concretamos nuestro futuro o moriremos con el pasado”. Luego rebautizó al lugar como Puerto Rivero, en homenaje al gaucho Antonio Rivero que en 1833 se alzó contra los ingleses y gobernó las islas por unos meses. 

Para Tito Bernardini, “izar la bandera y cantar la Marcha de San Lorenzo, Aurora y el Himno fueron cosas muy emotivas”. 

Una hora después del aterrizaje, Cabo avisó al continente: “Operación Cóndor, cumplida”. Los medios de comunicación británicos y argentinos se hicieron eco del hecho, hasta el avión de un periódico intentó llegar a las islas, pero la Fuerza Aérea lo obligó a volver al continente. Cientos de militantes se movilizaron en varias ciudades y el flamante dictador, sobresaltado, se preocupó en calmar las intranquilas aguas diplomáticas, por entonces a cargo de su canciller, Nicanor Costa Méndez, el mismo de la aventura de Malvinas de 1982. 

El objetivo trunco 

El reclamo de soberanía se había cumplido. De antemano, los integrantes del grupo sabían que en algún momento debían deponer las armas y luego morir o ser juzgados. Pero la esperanza era otra, un segundo objetivo aún más lírico: que militares nacionalistas desembarcaran en la isla y la tomaran. 

“Ese objetivo logístico no se cumplió porque el capitán de la nave Bahía Buen Suceso, que debía entrar a buscarnos en Puerto Rivero, tuvo miedo y llegó hasta la milla de distancia que permiten las normas internacionales; fue una falla de Onganía”, interpreta Pedro. Es que cuando se conoció el operativo, el dictador advirtió a sus camaradas que se juzgaría a quien se vinculara con el operativo. 

Por una mediación del cura de la isla, el holandés Rodolfo Roel, los pasajeros fueron alojados en viviendas civiles mientras los militantes resistían bajo una fuerte lluvia. Unos 30 mercenarios belgas e ingleses, policías y civiles armados rodeaban la nave y exigían la rendición. No hubo ningún disparo y, 48 horas después, la resistencia terminó. “No nos entregamos ni nos rendimos, ‘depusimos’ la actitud –enfatiza Karasiewicz—-. El reclamo de soberanía se había hecho y no tuvimos el apoyo de las tropas argentinas. Entonces, ante el comandante (Fernández García), la única autoridad que reconocimos, depusimos las armas.” 

El grupo firmó un acuerdo en el que también intervino el cura Roel, que antes había celebrado una misa en el avión para los miembros del comando. Después fueron hospedados en la iglesia del puerto durante una semana hasta que fueron trasladados al buque Bahía Buen Suceso, el ansiado buque, en una lancha carbonera. 

Una vez resuelta la tensión, el gobierno de Onganía emitió un comunicado en el que expresó que “la recuperación de Malvinas debe ser resuelta por la vía diplomática y no por un acto de piratería”. 

Los dieciocho jóvenes de entre 18 y 32 años, a quienes la CGT calificó de “héroes”, fueron llevados al penal de Ushuaia y luego juzgados en Tierra del Fuego. Como ése había sido el primer secuestro aéreo y en el país no había jurisprudencia al respecto, las figuras con que se los condenó fueron privación ilegítima de la libertad, portación de arma de guerra, asociación ilícita, piratería y robo en descampado. Tres años de prisión fue la condena para abo, Giovenco y Rodríguez; para el resto, nueve meses. 

Lo último que supieron del Douglas DC4 es que fue llevado al Paraguay durante la última dictadura militar. De la isla no se trajeron nada, “no vaya a ser cosa que nos acusen de ladrones”, argumenta Pedro. 

“En estos años de vida que nos quedan nuestra misión es rescatar la memoria”, de los que cayeron y los que siguen. “Muchos estamos desocupados, con hijos y nietos, y quedamos fuera del sistema –lamenta Pedro–. A veces nos llaman para condecorarnos y sacar réditos políticos. Lo único que pedimos es una reparación histórica.” Lo mismo pide el Flaco Karasiewicz, que además confiesa que a veces, en su modesta casa de Villa Martelli, se mira al espejo y se dice: “Pensar que soy un héroe, y soy de carne y hueso”. 

Las historias que siguieron 

El jefe del Operativo Cóndor fue Dardo Cabo, por entonces de 25 años, una de las figuras más renombradas de la resistencia peronista, fusilado en 1977. Tambien fueron desaparecidos durante la ultima dictadura, igual que Pedro Cursi y Edgardo Jesús Salcedo. Juan Carlos Rodríguez fue asesinado por la Triple A. Aldo Omar Ramírez y Ramón Adolfo Sánchez fallecieron por causas naturales, una vez recuperada la democracia. 

Once son los sobrevivientes: la compañera de Cabo, María Cristina Verrier, que hoy tiene 67 años; Fernando José Aguirre (60), Edelmiro Ramón Navarro (67), Andrés Ramón Castillo (63), Juan Carlos Bovo (61), Víctor Chazarreta (72), Luis Francisco Caprara (60), Ricardo Alfredo Ahe (60) años, Fernando Lizardo (60), Norberto Eduardo Karasiewicz (61) y Pedro Bernardini (69). 

Fuente: Página/12, 28/08/06

lunes, 3 de noviembre de 2014

El secuestro del avión de AA por Dardo Cabo y su grupo

Recordando a Dardo Cabo 






CUANDO LA BANDERA ARGENTINA FLAMEO 36 HORAS EN LAS ISLAS MALVINAS

Fue el 28 de Septiembre de 1966. Un grupo de 18 jóvenes estudiantes, obreros y sindicalistas, desvió un avión de Aerolíneas Argentinas y aterrizó en Malvinas. Allí, hicieron flamear la bandera argentina durante treinta y seis horas, antes de entregarse a las autoridades católicas en las islas. La Justicia Federal los condenó.


Contexto

Ese día, un grupo armado de 18 jóvenes desvió un avión de Aerolíneas Argentinas hacia las Islas Malvinas, donde la Bandera Nacional flameó por treinta y seis horas. El avión Douglas DC4 con destino inicial a Río Gallegos, partió de aeroparque a las 00:34 horas.
Su comandante era Ernesto Fernández García, y viajaban como pasajeros, entre otros, el gobernador del por ese entonces Territorio Nacional de Tierra del Fuego, contralmirante José María Guzmán, Luciano Preto y su hijo Daniel Preto (hermano del hoy senador nacional por Tierra del Fuego Ruggero Preto).
Los jóvenes que montaron el operativo, en su mayoría empleados metalúrgicos militantes de partidos nacionalistas, fueron condenados a su regreso por la Justicia Federal argentina. Pero a pesar de que se los consideró delincuentes, muchos interpretan su audaz acción como una verdadera gesta patriótica, quizá la primera que reivindicó los derechos soberanos argentinos sobre las Malvinas.

Aunque los libros de historia y los manuales escolares casi no hagan mención a ello.




Malvinas de Rumba

El Operativo Cóndor fue comandado por Dardo Manuel Cabo, periodista, metalúrgico y activo militante nacionalista de aquellos años. Con él actuaron Fernando Aguirre, Norberto Karasiewicz, Andrés Castillo, Luis Caprara, Victor Chazarreta, Ricardo Ahe, Juan Bovo, Edelmiro Navarro, Ramón Sánchez, Pedro Tursi, Juan Rodríguez, Pedro Bernardini, Alejandro Giovenco Romero, Fernando Lisardo, Edgardo Salcedo, Aldo Ramírez y María Cristina Verrier.

El Dr. José Salomón, abogado fueguino que patrocinó a buena parte de estos jóvenes, recordó en un articulo reciente que según consta en el expediente aproximadamente a las seis de la mañana, y ya sobrevolando la ciudad de Santa Cruz, el grupo tomó el avión y previo a conversar con el comandante -que alegaba falta de combustible- lo obligó a tomar rumbo 105 con destino a las Islas Malvinas. A los pasajeros se les comunicó, para no atemorizarlos, que se regresaba a Comodoro Rivadavia.

Por su parte, en la acusación del Fiscal Federal de Tierra del Fuego, Jorge Torlasco, se sostiene que a pesar del manto de nubes existente, el piloto logró encontrar las Islas, valiéndose de cierta deformación en dicho manto que lo indujo a pensar que debajo debía haber tierra firme.
Entre claros pudieron divisar tierra, localizaron la ciudad, y luego de hacer alguno virajes de reconocimiento, aterrizaron en una pista de carrera de caballos, evitando distintos obstáculos que allí había. No bien se detuvo el avión descendió el grupo de jóvenes armados, y procedió a colocar banderas argentinas en las inmediaciones.

A las 9:57, en Puerto Rivero -después sería Puerto Argentino- Dardo Cabo firma el siguiente comunicado: Operación Cóndor cumplida.

Pasajeros, tripulantes y equipo sin novedad. Posición Puerto Rivero, Islas Malvinas, autoridades inglesas nos consideran detenidas. Jefe de Policía e Infantería tomados como rehenes por nosotros hasta tanto gobernador ingles anule detención y reconozca que estamos en territorio argentino...

El comunicado fue difundido por la radio del avión. Y a las 18 horas se complementó con otro que decía: Informa Operación Cóndor: después de escuchar misa en castellano dentro del avión, fueron liberados los rehenes ingleses.


El operativo según Héctor Ricardo García 

Tal como lo recordó en su libro Cien veces me quisieron matar, fue el único periodista en actividad que viajó acompañando al Operativo Cóndor. Dice este medio que la audaz y muy riesgosa acción conmocionó no solo a nuestro gobierno (ese mismo día el dictador Juan Carlos Onganía cumplía tres meses de mandato) sino al mundo, provocando comentarios en toda la prensa.

Los 18 argentinos contaban con mucho y sofisticado armamento transportado clandestinamente en el avión, pero el cansancio, la falta de alimentos y agua los obligaron a rendirse.

El periodista describe lo que ocurrió después de que el sacerdote Rodolfo Roel ofició la misa en el avión:

A las seis de la tarde, una fuerte lluvia comenzó a caer sobre la Isla. No obstante, varios pobladores y los infantes de marina (ingleses) se daban a la tarea de colocar grandes reflectores en las inmediaciones del avión, para poder observar sin problemas los movimientos de los ocupantes de la máquina. Además, el cerco armado ya estaba al máximo. En los siete jeeps ubicados detrás del avión se habían apostado policías, infantes y pobladores armados; otro tanto en los coches ubicados delante, mientras en lo alto del cerro tres carpas de campaña revelaban que en su interior también había efectivos.

Se calcula que unos cien hombres, de los 120 habitantes de la Isla, estaban en pié de guerra, pese a la inclemencia del tiempo y la fuerte lluvia, que cayó sin tregua durante mas de dos horas. Mientras los 18 integrantes del comando se encerraban en el avión, como único refugio para planear sus futuras acciones, los tripulantes y pasajeros del vuelo 648 (que habían sido trasladados hasta el centro de la ciudad para recibir alimentos y hospitalidad) disfrutaban de buenas comodidades que les brindaron los habitantes.

A las 4:30 horas del 29 de Septiembre, se conoció un mensaje del gobernador inglés de las Islas. En el mismo, el representante real expresaba: están totalmente cercados; si intentan salir del avión, los soldados y policías tienen ordenes de tirar. No respondemos por vuestras vidas. Es preferible que se rindan. La respuesta del jefe del comando fue negativa.

Poco después de las 15, el padre Roel fue a visitar a los muchachos, como les decía con temblorosa y suave voz, mezcla de ingles y castellano. Y allí, a título personal, como siempre hablaba, les solicitó que entregaran sus armas y se rindieran. La respuesta fue la de siempre: no estamos dispuestos a deponer las armas. Finalmente se llegó a un pacto: los argentinos depondrían de su actitud, siempre y cuando fueran acogidos por la Iglesia Católica, y quedaran exclusivamente a cargo del padre Roel.

A las 17:00, todos los cóndores con el sacerdote y el comandante formaron junto a la bandera argentina que estaba flameando desde la mañana anterior, y procedieron a arriarla. Luego, con ella en brazos, entonaron el Himno Nacional Argentino, de viva voz, mientras atónitos custodios ingleses, sin moverse de sus puestos pero siempre con las armas listas, seguían con atención la emocionante ceremonia. Media hora mas tarde, el comandante de la nave, Fernández García, recibía sobre su avión todas las armas.

Las horas avanzaban y nada se sabía sobre la suerte de los integrantes del operativo y la mía. Nadie podía precisar dónde seríamos juzgados. En Argentina o en Inglaterra.

El 1 de octubre, los argentinos fueron transportados en una lancha carbonera inglesa hasta el barco Bahía Buen Suceso. En ese momento Cabo tomó las siete banderas argentinas, y tal como lo había prometido, en vez de bajar con ellas enarbolándolas (como era la idea) las entregó al almirante Guzmán en una bolsa, diciendo en la oportunidad las siguientes palabras: Señor Gobernador de nuestras Islas Malvinas, le entrego como máxima autoridad aquí de nuestra patria, estas siete banderas. Una de ellas flameó durante 36 horas en estas Islas y bajo su amparo se cantó por primera vez el Himno Nacional.

El viaje desde las Malvinas hasta Tierra del Fuego se extendió desde las 19:30 horas del 1 de octubre hasta las 03:00 de la mañana del 3 de octubre, en que llegaron a Ushuaia.

¿Delincuentes o patriotas? 

El Juez Federal de Tierra del Fuego, Miguel Angel Lima, procesó a los integrantes del Operativo Cóndor en atención a los delitos de privación de la libertad personal calificada y tenencias de armas de guerra, por los que finalmente fueron condenados a distintas penas el 26 de Junio de 1967.

Esta sentencia fue confirmada por la Cámara Federal de Bahía Blanca, el 13 de octubre de ese mismo año, aunque algunas consideraciones de los jueces, citadas por el Dr. Salomón, sugieren un espíritu distinto al de la condena.

Por ejemplo, la decisión judicial ordena la devolución de las banderas a su propietario, Dardo Manuel Cabo.

El juez Lima sostuvo que ...las banderas argentinas, por el hecho de haber tremolado sobre una porción irredenta de tierra de la Patria, no son ni pueden ser consideradas instrumento de delito.

Por ello corresponde su oportuna devolución a quien ha demostrado actuar como su propietario.

Y como el propio Salomón y los demás abogados defensores habían pedido que las banderas sean entregadas al Museo Histórico Nacional, el juez Lima contestó que cualquiera fuera la opinión del infrascrito, escapa a sus funciones disponer sobre el destino solicitado. No pretendamos anticiparnos al juicio de la Historia.

Dejemos a la posteridad lo que es de la posteridad. Solo el tiempo que acalla las pasiones y afina las perspectivas es el capaz de dar su paso sereno e imparcial.


Fuente: www.argenpress.info

jueves, 16 de octubre de 2014

Operación Cóndor: Dardo Cabo se hace terrorista

Dardo Cabo y la muerte de Rucci

Por Horacio Poggi

La NAC&POP (*) inauguró el 2004 acercándonos un artículo en el que dos periodistas tresarroyenses recuerdan aspectos biográficos de Dardo Cabo. Peronista legendario, valiente, heroico. Inmortal descamisado. Polémico, audaz, creativo. Periodista de trinchera, de fierro en mano, de pecho descubierto.

Vino el uno de enero de 1941 y se fue un 5, 6 o 7 también de enero de 1977, cuando asesinar cobardemente era una persistente voluntad del poder dictatorial.

Dardo tenía dos corazones: uno para escribir y otro para llevar a la práctica la ortodoxia revolucionaria. Corazón pensante. Corazón de fuego. Corazón de lucha. Peleaba palabra por palabra. Basta con leer sus editoriales en la revista El Descamisado.

Odiaba a los burócratas, los que ahora llamamos "gordos" sindicales. Dirigentes gordos de obreros flacos. No era un antigremialista. Por el contrario, reivindicaba al sindicato, pero en manos de sus legítimos dueños: los trabajadores. Era proclive a recargar las tintas. La pasión sabe poco y nada de equilibrios. Máxime en un contexto histórico de profundas divisiones en el Movimiento Peronista.



Sobre el arrestro de Dardo Cabo, Dante Gullo y otros el 17 de abril de 1975. Ver comunicado de la Juventud Peronista

Era tan peronista como José Ignacio Rucci. No se trata de instalar una comparación de cambalache. Es una descripción. Los que se quedaron en los 70 quizá disientan, sea para hacer la apología del Petiso ("los que tiran de la derecha") o la del Flaco ("los que tiran de la izquierda"). Mal que nos pese, los dos, Dardo y José, forman parte de la historia del Peronismo. Cada uno con sus identidades, con sus aciertos y sus errores. Cuesta hacer la síntesis, es más fácil polarizar. Pero la polarización sirve a la división y ésta al enemigo oligárquico, siempre agazapado, siempre medrando a costa de nuestras desmesuras fratricidas.

El 2 de octubre de 1973 apareció el número 20 de El Descamisado, que dirigía Dardo Cabo. Campo gráfico color amarillo. Letras negras. Volanta: Encrucijada peronista. Título catástrofe: La muerte de Rucci. La nota-reflexión firmada por Dardo arrancaba con una pregunta cargada de preocupación militante: "La cosa, ahora, es cómo parar la mano". Y agregaba: "Pero buscar las causas profundas de esta violencia es la condición. Caminos falsos nos llevarán a soluciones falsas. Alonso, Vandor, ahora Rucci. Coria condenado junto con otra lista larga de sindicalistas y políticos (...)"

En ningún momento de su exposición -cargada de reproches a la burocracia gremial- Dardo reivindica el asesinato de Rucci. Algunos podrán colegir que es para encubrir a sus autores, allegados a él. Sin embargo, su propósito superior es auscultar en los orígenes de la violencia que enlutaba a los peronistas. Trata de parar la pelota. De ir a las causas y no quedarse en los efectos perniciosos.

Dardo utiliza elogios para los sindicalistas condenados y asesinados. Los considera protagonistas de páginas gloriosas durante la Resistencia ("Vandor bancó la mayoría de las células combativas", "Coria guardaba caños en Rawson 42", "Rucci no era mal tipo"). Y, por otro lado, esos mismos compañeros, son repudiados por considerar que defeccionaron de la causa peronista, que dejaron de ser dirigentes de obreros para ser socios de las patronales.

A Rucci le recrimina haber promovido la candidatura a gobernador de Manuel de Anchorena. Es una recriminación hacia un hermano y no hacia un enemigo. Le duele señalarle a un par de la Resistencia tamaña intrepidez. Para Dardo apoyar a Anchorena es estar con la oligarquía terrateniente de Buenos Aires, es decir, pararse en la vereda de enfrente. (Perón en lugar de Anchorena prefirió a Oscar Bidegain, pero la UOM le impuso de vicegobernador a Victorio Calabró, que terminó en el bando de los golpistas del 76. Paradojas por las que se pagaron un precio demasiado elevado en vidas humanas).

El problema de ese momento, que Dardo aborda, es la muerte de compañeros de uno y otro sector, a las puertas de la tercera presidencia de Perón. Cómo superar el enfrentamiento, cómo abandonar esa locura constituyen sus preocupaciones fundamentales.

Las críticas que le formulara a Rucci vivo, se renuevan en Rucci muerto, pero no para regocijarse ante la sangre derramada sino para sincerar el debate y encontrar las soluciones en el marco de una unidad movimientista en serio. "Por eso -afirma Dardo- no hay que disfrazar la realidad. El asunto está adentro del movimiento. La unidad sí, pero con bases verdaderas, no recurriendo al subterfugio de las purgas o a las cruzadas contra los troskos. No hay forma de infiltrarse en el movimiento. En el peronismo se vive como peronista o se es rechazado (...)"

Vivir como peronista para Dardo era no transar con los explotadores. Estar del lado del pueblo pobre, del excluido, del desposeído. Y ser implacable con los "peronistas" que terminan siendo más oligarcas que los mismos oligarcas. En definitiva: los que en nombre del pragmatismo entregan, no son transgresores, fueron, serán y son traidores.

La pluma descamisada asegura que la Juventud Peronista, la JTP y la JUP "lamentaron esta violencia que terminó con la vida del secretario (general) de la CGT".

"Pero acá todos somos culpables -sentencia Dardo-, los que estaban con Rucci y los que estábamos contra él; no busquemos fantasmas al margen de quienes se juntaron para tirar los tiros en la Avenida Avellaneda, pero ojo, acá las causas son lo que importa". Y propone con grandeza: "Revisar qué provocó esta violencia y qué es lo que hay que cambiar para que se borre entre nosotros. Para que no se prometa la muerte a los traidores y para que la impunidad no apañe a los matones, ni el fraude infame erija dirigentes sin base".

El Compañero tenía en claro cuál era la táctica y cuál la estrategia. Quería parar la mano entre los peronistas. Detener la violencia. Clausurar tanta muerte. Cultivar la esperanza de revolución en paz. Lamentablemente, los acontecimientos posteriores aceleraron las pugnas internas. La confusión premeditada o no de los objetivos nacionales llevó a la tragedia. A tres décadas de aquellos desencuentros, seguir la línea reflexiva de Dardo Cabo puede reconducirnos a saldar el pasado que nunca se repite, pero que ayuda, que ilumina, que enorgullece. Eso que llaman memoria.

(*) Agencia Nacional y Popular, dirigida por Martín García.

Fuente: www.rebanadasderealidad.com.ar

martes, 5 de agosto de 2014

Operación Condor: Detalles del secuestro del vuelo AR 648

OPERACION CONDOR

Primer desembarco en Malvinas

En 1966, un grupo de jóvenes nacionalistas, liderados por Dardo Cabo –que más tarde sería dirigente montonero, asesinado por la dictadura militar–, protagonizó la primera ocupación de las islas Malvinas, luego de desviar un vuelo de Aerolíneas Argentinas que se dirigía a Río Gallegos. Fueron detenidos, junto con Héctor Ricardo García, que editaba “Crónica”, auspiciaba el viaje y había tomado fotos del entonces Puerto Stanley. Aquí los testimonios de un comando y del copiloto y la azafata del vuelo AR 648, desviado mientras visitaba Buenos Aires el príncipe de Edimburgo, el marido de la reina Isabel.



Por Marcelo Zavala | 03.04.2010 | 04:13

—No se muevan. No toquen la radio. El avión está tomado.

—Muchachos, no jodan. Vuelvan a sus asientos.

—Obedezcan mis órdenes y nadie saldrá herido. Somos el Comando Cóndor. Usted, coloque el rumbo uno-cero-cinco. Nos dirigimos a las Malvinas.

—Ustedes están locos. No tenemos idea de la distancia y no podemos calcular el consumo de combustible. No podemos arriesgarnos.

—Les advierto que somos 18 patriotas que estamos dispuestos a morir en el intento. Mi nombre es Dardo Cabo y a partir de este momento soy quien imparte las órdenes. Hagan rápido los cálculos necesarios para llegar a las islas.
 
—Flaco, quitá el trabuco de mi cabeza porque, apuntándome, dos más dos me da seis, no puedo calcular nada, y así no llegaremos a ninguna parte.

El 28 de septiembre de 1966 18 jóvenes –17 varones y una mujer– secuestraron un avión de Aerolíneas Argentinas que se dirigía a Río Gallegos, y lo obligaron a desviarse a las islas Malvinas, al mismo tiempo que llegaba al país el príncipe de Edimburgo, esposo de la reina Isabel de Inglaterra, a jugar un partido de polo con el dictador Juan Carlos Onganía, entre otras actividades.

La Operación Cóndor estaba planeada para finales de octubre, pero la visita del príncipe la adelantó. Elaborar el plan demandó diez meses. Una vieja casona en la Capital Federal sirvió de refugio para reunirse y esconder armas.

Fernando Aguirre, integrante del grupo. dice que la idea original era comprar todos los boletos del vuelo AR 648 para evitar problemas con los pasajeros, “pero el dinero no alcanzó”, y revela que la operación fue financiada por el empresario metalúrgico –ya fallecido– César Cao Saravia, amigo de Juan Domingo Perón.

La noche de la partida, todos los integrantes del grupo coincidieron a las 23 en la sala de preembarque del Aeroparque Metropolitano. Aguirre llevaba armas y explosivos en su bolso.

Media hora más tarde, los cuarenta y tres pasajeros y seis tripulantes abordaron el Benjamín Matienzo con destino a la Base Aeronaval de Río Gallegos. El comandante Ernesto Fernández y su copiloto, Silvio Sosa Laprida, anunciaron a los pasajeros que el tiempo estimado de vuelo era de ocho horas y media.

El operativo comenzó a las seis de la mañana, cuando el avión sobrevolaba Puerto Deseado. Cuatro hombres se levantaron abruptamente de sus asientos: Dardo Cabo y Alejandro Giovenco irrumpieron en la cabina y Juan Rodríguez y Pedro Tursi se dirigieron a la cola del avión y encerraron en el baño al comisario de a bordo, Raúl Ferrari.

El comandante y el copiloto intentaron disuadir a los secuestradores, pero Cabo les dijo que en Buenos Aires había “compañeros” que tomarían represalias contra sus familiares si ellos no obedecían.

Sosa Laprida recuerda que la violencia sólo fue verbal. “Nos hablaban firmemente pero nunca nos insultaron. Aunque ignorábamos si podíamos llegar. Estábamos seguros de que alejarse de la costa era como tirarle de la cola a un león.” Por su parte, los pasajeros habían comenzado a inquietarse. Al único que se le contó la situación fue al entonces gobernador de Tierra del Fuego, contraalmirante José María Guzmán.

La azafata, Francesca Lazzarini, se percató de los hechos mientras preparaba el desayuno. “Observé que algunos pasajeros se cambiaban de ropa y pensé que se trataba de una broma. Invité a sentarse a un hombre que estaba parado en la puerta del baño.”

La respuesta fue poco amigable: “No. Yo me quedo acá porque el avión está tomado”. Francesca recuerda que se rio hasta que le enseñaron al comisario de a bordo encerrado en un baño y, entonces, decidió que lo mejor que podía hacer era cumplir con su trabajo y atender a los pasajeros. La única voz que se alzó fue la de un integrante del grupo comando que reclamaba por su desayuno. “Señorita, ¿a nosotros cuándo nos va a servir? La réplica fue inmediata: “Para los que secuestran aviones no hay desayuno”. Francesca aún hoy permanece indignada.

Mientras tanto, los pilotos intuían que estaban cerca de las islas. Volaban entre las nubes y el mar hasta encontrar las rompientes que indicaran la proximidad de tierra.

“De pronto nos encontramos volando sobre un mar negro con grandes olas y tan cerca, que tuvimos que nivelar rápidamente el avión, porque parecía que las íbamos a tocar”, dice Sosa Laprida.

Aterrizar con el Douglas DC4 exigió maniobras acrobáticas. La experiencia de los pilotos y la cuota de fortuna necesaria permitieron hacerlo en un improvisado hipódromo. Los ingleses declararon que fue un verdadero milagro. La única avería: la rueda derecha delantera del avión se incrustó en la turba de la ocasional pista.

En tierra, el frío, sumado a una densa llovizna, era terrible. Si bien los comandos tenían ropa de abrigo, no contaban con alimentos que aportasen calorías, y el vuelo no llevaba comida porque el trayecto no incluía la cena.

Los primeros instantes en Malvinas fueron de un gran nerviosismo. No bien se detuvo la nave, los comandos “se tiraron” del avión por una soga. Francesca asegura que a uno de ellos se le escapó un tiro. En la isla reinaba la confusión. En principio, creían que el avión había entrado en emergencia. Encima, ninguno de los cóndores hablaba inglés, lo que aumentaba el desconcierto. “No sabían ni decir buenos días, entonces designaron a Ferrari como traductor”, dice Francesca.

Cada uno tenía una tarea asignada. “Primero formamos un círculo para esperar las órdenes de Cabo. Después, desplegamos siete banderas argentinas y tomamos de rehenes a unos quince pobladores”, dice Aguirre.

Cabo y su pareja, María Cristina Verrier, fueron a la casa del gobernador a pedirle la rendición. “Los sacaron cagando”, dice Aguirre. “El inglés no los tomó en serio. Les dijo que las islas pertenecían al imperio británico, los acusó de bandidos y por último les exigió que entregaran las armas.”

Mientras esto sucedía, el comandante aprovechó y, con la ayuda de un sacerdote católico holandés que se había acercado al lugar, evacuó a los pasajeros y los alojó en viviendas cercanas a la pista.

Ese permiso de evacuación produjo una grieta en el grupo comando. Algunos sostenían que dejarlos ir era arriesgar el pellejo. Otros opinaban que el objetivo estaba cumplido y que no tenía sentido retenerlos en el avión. Pero los duros advertían: “Acá no vinimos a joder, y si nos pasa algo, estos tipos se mueren”.

Aguirre admite que no existía en ese momento otra posibilidad que rendirse. “Las colinas estaban repletas de gente armada y no teníamos alimentos. Habían pasado cuarenta horas y teníamos información de que el gobierno argentino nos había librado a nuestra suerte. La situación era insostenible.”

La rendición cobraba forma. Antes de entregarse “ante la Iglesia Católica”, el grupo entonó el Himno Nacional y escuchó una arenga de Dardo Cabo (“Hemos cumplido el objetivo. Hemos cumplido la misión”) También, puso a salvo las banderas. Luego, abandonó el avión.

Todos fueron detenidos y alojados en la iglesia del padre Rodolfo Roel hasta el día que fueron embarcados con destino a Ushuaia, junto al resto de los pasajeros, en el barco de bandera Argentina Bahía Buen Suceso.

Entre tanto, los ingleses discutían con las autoridades argentinas qué hacer con los detenidos, mientras la policía de la isla aumentó el número de detenidos.

Apresó al periodista Héctor Ricardo García mientras paseaba por las calles con su cámara fotográfica al hombro. Recién recuperó su libertad luego de ser indagado por el juez federal Miguel Angel Lima en Ushuaia.

Los integrantes de la Operación Cóndor fueron condenados el 26 de junio de 1967: por privación ilegítima de la libertad y tenencia de arma de guerra. Una semana después, el Douglas DC4 de Aerolíneas regresó, luego de que se convenciera a los ingleses, que pretendían quedarse con la nave para armar una biblioteca, y después conseguir barriles de nafta que reemplazaran los cuatro que habían sido enviados adulterados desde la Argentina.

En definitiva, los comandos cumplieron su sueño. Llegaron a Malvinas de sorpresa, izaron la bandera argentina y cantaron emocionados el Himno Nacional. Para Aguirre fue “un verdadero acto de soberanía que se hizo sin lastimar a nadie y sin producir daños”. La provincia de Buenos Aires les otorgó en 2009 una pensión equivalente a tres sueldos básicos de la administración pública provincial.


Perfil.com

martes, 22 de abril de 2014

Operación Cóndor: La historia de 18 jóvenes

La historia de 18 jóvenes que secuestraron un avión para pisar Malvinas

El "Operativo Cóndor" tuvo en vilo al país; un grupo desvió un vuelo de Aerolíneas y plantó bandera en las islas; a 45 años, el recuerdo de los protagonistas
Por Maia Jastreblansky | LA NACION 


Fernando Aguirre, Juan Carlos Bovo y Ricardo Ahe, tres miembros del comando. Foto: Guadalupe Aizaga 
El vuelo 648 de Aerolíneas Argentinas partió desde Aeroparque con destino a Río Gallegos. Pero nunca llegó. Entre sus pasajeros viajaban de incógnito 18 jóvenes, 17 hombres y una mujer, con una misión. Pasaban inadvertidos, incluso alguno camuflado bajo una sotana. También ocultas llevaban las armas. Cuando sobrevolaban Santa Cruz, dos de ellos se acercaron al piloto y lo intimaron a desviar el avión con rumbo "uno-cero-cinco". Según las cartas aeronáuticas, esa ruta los conduciría a las Malvinas. 

El "Operativo Cóndor", así lo bautizaron sus miembros, se puso en marcha el 28 de septiembre de 1966, una fecha que quedó grabada en la memoria de la presidenta Cristina Kirchner, que en aquel momento tenía 13 años. "Fue muy conmocionante en mi hogar", dijo hace pocos días al presentar lo que será el museo de las islas y señalar que se contará "la historia completa". 

Aquellos jóvenes tenían todo calculado: el secuestro de la nave, el aterrizaje sorpresa en el hipódromo de Puerto Argentino, la tarea asignada a cada miembro del grupo. "El objetivo de mínima era simbólico y el de máxima, recuperar las islas", expresa a LA NACION Ricardo Ahe a sus 66 años, uno de los integrantes del comando. Aunque no todo salió como se esperaba, el grupo consiguió plantar bandera en las islas, cantar el Himno Nacional e instalar la cuestión en los diarios. 

La fecha elegida tampoco fue arbitraria. Cuando la noticia llegó a Buenos Aires se encontraba de visita el duque británico Felipe de Edimburgo, en un viaje protocolar que incluyó un partido de polo con el presidente de facto, Juan Carlos Onganía. A pesar de que fueron calificados de "piratas" por las autoridades argentinas, los "cóndores" que aún viven recuerdan a su accionar como la mayor de las hazañas. "Nunca pude borrarlo de mi cabeza", señala Juan Carlos Bovo al recordar sus días en Malvinas, cuando tenía 21 años. "Cuando aterrizamos, sabíamos que podíamos no volver, pero esa tierra era nuestra y nos llenó de orgullo", agrega otro de los miembros, Fernando Lizardo. 

LOS PREPARATIVOS 

El líder y mentor de la misión fue Dardo Cabo, de 25 años, dirigente de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM). La única mujer del grupo era Cristina Verrier, una dramaturga y periodista, (además de rubia y atractiva, dicen quienes la conocieron). Ambos entablaron una relación tras una entrevista para la revista Panorama, y empezaron a soñar con las Malvinas. 

Fue la pareja la que elaboró el osado plan. Enseguida, encontraron a un buen puñado de seguidores que no superaban los 28 años. El grupo estaba conformado por integrantes de la Juventud Peronista, de sectores nacionalistas y organizaciones gremiales. "Las Malvinas estaban en el imaginario de todos nosotros en los 60. La Argentina no estaba completa sin las islas", explica Ahe. 

De a uno, de a dos, los integrantes del comando fueron sumándose al operativo y recibiendo directivas en esporádicas reuniones secretas. No se vieron todos juntos hasta el día del vuelo. "Ninguno de nuestros parientes sabía a dónde íbamos a ir", relata Lizardo, por entonces un empleado de 20 años. El se enteró de la partida del vuelo cinco horas antes de subirse al avión. 

Tampoco sabían que contarían como compañero de ruta al director del diario Crónica, Héctor Ricardo García, quien sin conocer el plan en detalle, lo documentó y más tarde lo revivió en uno de sus libros. 



EL VUELO 

El cuatrimotor DC-4 de Aerolíneas partió apenas comenzada la madrugada del 28 de septiembre. Todo transcurrió con normalidad hasta la mañana, cuando sobrevolaban Puerto San Julián, en Santa Cruz. "A las 6.30, Dardo Cabo y un compañero se acercaron a la cabina y le dijeron al comandante que cambiara el rumbo para ir a las islas. «Vamos muchachos déjense de joder y siéntense», les respondió risueño el piloto Ernesto Fernández", recordó a este medio otro "cóndor", Fernando Aguirre. "Cuando lo encañonaron, se dio cuenta de que iba en serio y se mostró colaborativo", agrega. 

El aterrizaje del comandante Fernández resultó ser una hazaña: debió frenar en menos de 800 metros, tras esquivar cables de alta tensión en un hipódromo ubicado cerca de la casa del gobernador de las islas. En la "pista" ya había descendido el aviador Miguel Fitzgerald en 1964, cuya aeronave será expuesta en el memorial de Malvinas que se prepara en la Argentina. "Jamás olvidaré la sensación cuando nos deslizamos fuera del avión y tocamos el suelo de las islas", recuerda Bovo. Eran las 9 de la mañana del 28 de septiembre cuando sintieron el aire polar. 

EN LAS ISLAS 

Para cuando la nave se detuvo, a su alrededor había algunos isleños curiosos, que fueron capturados como rehenes por el comando. Los jóvenes plantaron bandera y rebautizaron a la ciudad como "Puerto Rivero", en honor al gaucho, en una proclama que llegó a Buenos Aires y conmocionó al país. 

"Para la misión estábamos divididos en tres grupos: una parte iba a la casa de gobernador, otra al centro cívico y otra al centro militar. Controlando eso, tomábamos las islas", dice Bovo. Pero no todo salió como esperaban. Pronto se vieron cercados por unos 50 integrantes de la Fuerza de Autodefensa de las islas y debieron atrincherarse en el avión. Desde allí se inició una tensa negociación en la que intervino el sacerdote de la isla, el padre Rodolfo Roel. 

Como primera medida se acordó que los pasajeros del avión fueran alojados en casas particulares del pueblo. Pero aún quedaban los rehenes locales en manos del comando armado, el cerco de efectivos rodeando el avión y la expectativa por la reacción de las autoridades argentinas. "Onganía emitió un comunicado diciendo que nos iban a aplicar todo el rigor de la ley y nos calificó de piratas. Sin embargo, después supimos que hubo una efervescencia popular, de estudiantes y trabajadores que apoyaban la gesta nacionalista", asegura Ahe. 

Tras horas de tensión, las partes llegaron a un acuerdo. Aguirre relata: "El padre Roel nos dijo que había dialogado con las autoridades de la isla para encaminar la cuestión de manera pacífica. «Han cumplido el objetivo - nos dijo el sacerdote-. Plantaron la bandera argentina en estas tierras y pusieron el nombre de Malvinas en la primera plana de los diarios»".Nosotros debíamos liberar a los rehenes y deponer las armas y ellos nos darían asilo en la iglesia local. "Hasta hicimos una misa en castellano", recuerda. 

Fue entonces cuando los jóvenes solicitaron entregar las armas al piloto de Aerolíneas Argentinas. "No queríamos reafirmar la soberanía de los ingleses", detalla Aguirre. Al día siguiente, los 19 jóvenes se embarcaron en el buque Bahía Buen Suceso. Apenas se alejaron de la costa, fueron arrestados y pasaron nueve meses presos en Rio Gallegos. 

 

Tras salir en libertad, los integrantes del comando acordaron que cada uno retomaría su camino. Cristina y Dardo tuvieron una hija, que, de acuerdo a las fechas, fue concebida en alguna de las visita mientras estaban en prisión. Él, tras integrar Montoneros, desapareció durante la última dictadura militar y ella decidió recluirse. 

Del resto del grupo, algunos prosiguieron su militancia durante los 70 y otros conservaron un bajo perfil. Los que aún viven, mantienen esporádicos contactos. "Sin compañerismo y ese sentimiento compartido por las Malvinas, no hubiéramos podido lograr la gesta", reflexiona hoy Lizardo. "La entonación del himno frente a la bandera fue lo más solemne y emotivo", señala Aguirre. Como sus compañeros, recuerdan vívidamente la sensación tocar la tierra de Malvinas con el viento helado cortándoles la cara. 

La noticia que LA NACION publicó el 29 de septiembre de 1966