SOLDADO CLASE 63, BERTONE VICTOR HUGO.-
REGIMIENTO DE INFANTERÍA 25.-
SARMIENTO-CHUBUT-REPÚBLICA ARGENTINA.-
CÓDIGO POSTAL: 9.020.-
HISTORIA DE MI SERVICIO MILITAR Y DE MI PARTICIPACIÓN EN LA RECUPERACIÓN Y DEFENSA DE NUESTRAS ISLAS MALVINAS, DESDE EL 2 DE ABRIL HASTA EL 29 DE MAYO DE 1.982.-
Al cumplir los 18 años, fui sorteado para cumplir con el Servicio Militar Obligatorio, correspondiéndome en dicho sorteo el nº 768, por lo cual debía incorporarme al Ejército Argentino.
El 18 de enero de 1.982, recibí la Cédula de Presentación, donde me informaban que tenía la obligación de concurrir al Distrito Militar Río IV, con asiento en Holmberg (Córdoba), el 2 de febrero, a las 6:30 hs.. Este mismo día, después de varios trámites, en horas de la tarde y sin ningún tipo de información a cerca del destino, junto al resto de los soldados, fuimos trasladados en ómnibus al Aeropuerto Pajas Blancas, de la ciudad de Córdoba, donde ascendimos a un avión BOEING 707 de la Fuerza Aérea, que nos trasladó a la ciudad de Comodoro Rivadavia, Chubut. Luego, en ómnibus, nos trasladan a la Guarnición Militar Sarmiento, distante 120 Km. de Comodoro y 5 Km. de la localidad de Colonia Sarmiento, donde llegamos a las 24:00 hs., después de un largo día de incertidumbre, miedos y ansiedad.
La Guarnición Militar Sarmiento está integrada por el REGIMIENTO DE INFANTERÍA 25, el GRUPO DE ARTILLERÍA 9 y el GRUPO DE INGENIEROS. A su vez, el RI 25, está integrado por 4 COMPAÑÍAS: Compañía “COMANDO”, Compañía “A”, Compañía “B” y Compañía de SERVICIOS.
Después de 4 días en el Cuartel, fuimos asignados cada uno a su Sección y Compañía correspondiente. A mí me tocó integrar la Sección “EXPLORACIÓN”, de la Compañía “COMANDO”. Después de proveernos de la ropa y el armamento correspondiente a cada uno, fuimos trasladados a un Campo de Instrucción, a 3 Km. de la Guarnición; en este lugar, tuvimos 25 días de instrucción de combate y adiestramiento sobre el uso del armamento. Todos estos conocimientos fueron impartidos por Oficiales y sub Oficiales con un alto nivel de profesionalismo, ya que en su mayoría habían completado el curso de COMANDOS. Transcurrida esta instrucción, regresamos a la Guarnición, donde continuamos por 20 días con instrucciones de combate y practicando orden cerrado. Después de toda esta movilización, y evaluando distintos factores, como por ejemplo, el rendimiento de cada uno durante el período de instrucción, el estado físico o las características individuales, se reorganizan las distintas Compañías, y utilizando personal de cada una de ellas, se forma una nueva Sección de cada Compañía. Estas 3 Secciones, con un total de 115 hombres, pasarían a formar la Compañía “C”, siendo este el primer personal del RI 25 en movilizarse para recuperar nuestras ISLAS MALVINAS. Estas 3 nuevas Secciones son:
-COMPAÑÍA “COMANDO”-SECCIÓN “GATO”-JEFE: SUB TENIENTE REYES ROBERTO-ENCARGADO: SARGENTO COLKE MARTÍN.-
-COMPAÑÍA “A”-SECCIÓN “ROMEO”-JEFE: SUB TENIENTE GÓMEZ CENTURIÓN JUAN JOSÉ-ENCARGADO: SARGENTO GARCÍA ISMAEL.-
-COMPAÑÍA “B”-SECCIÓN “BOTE”-JEFE: TENIENTE ESTÉVEZ NÉSTOR ROBERTO-ENCARGADO: CABO 1º OLMOS FAUSTINO.-
Formada aquella Compañía, se designó como JEFE de la misma al TENIENTE 1º ESTEBAN CARLOS DANIEL.
El día 27 de marzo, en la formación de diana, como era de rutina, nos habla el Jefe de Regimiento, Tte. Cnel. Mohamed Alí Seineldín, y nos informa que de inmediato debíamos preparar el equipo completo de combate, que incluye armamento, ropa adecuada, mantas y equipo de cocina, porque tendríamos una instrucción, que no sabía el tiempo que duraría ni el lugar donde se realizaría.
Después de pasar la mayor parte del día preparando el equipo, se nos dio bien de comer, tanto en el almuerzo como en la cena. Luego se nos ordenó descansar. A las 24 hs., debimos cargar todo el equipo en camiones, en los cuales nos trasladaron al RI 9, con asiento en Comodoro Rivadavia; en este lugar desayunamos y desde aquí nos trasladaron al aeropuerto que se encontraba próximo a esta unidad, en donde ascendimos con todo el equipo a un BOEING 707, con el cual, después de una hora y 15 minutos de vuelo, y aún sin saber nuestro destino, aterrizamos en el aeropuerto de Bahía Blanca. Desde aquí, y nuevamente en camiones, nos trasladan a Puerto Belgrano,
donde había una gran movilización de personal y vehículos; la mayoría de la Flota de Mar se encontraba anclada en el puerto.
Mi Sección (“GATO”) embarcó en el buque de desembarco Cabo San Antonio, mientras que las Secciones “BOTE” y “ROMEO” lo hicieron en el rompehielos Almirante Iriza. Después de varias horas de ardua tarea y de embarcar todo el personal, armamento y vehículos, a las 11:30 hs., zarpamos, aún desconociendo nuestro destino.
Después de 4 días de navegación, durante los que debimos soportar fuertes tormentas que hacían que el buque se moviera mucho, ya que por ser una unidad de desembarco en playa no poseía calado, razón por la cual no rompía el oleaje, produciendo esto un mayor cabeceo de la nave, nos encontrábamos todos en muy mal estado, porque debido a lo antes mencionado y a la falta de costumbre, sufríamos descomposturas, náuseas, vómitos, mareos, etc. Mientras pasábamos por esto, recibíamos instrucción sobre el uso del armamento y sobre distintas alternativas a usar en caso de estar en combate. Este fue el primer indicio que tuvimos de que nos encontrábamos en presencia de algo más que una simple instrucción de rutina.
A las 18,30 hs. del 1 de Abril por la línea de altavoces del buque, se nos informó por fin cual era nuestra misión: “RECUPERAR NUESTRAS ISLAS MALVINAS DE MANOS DE LOS BRITÁNICOS”.
En las primeras horas de la madrugada del 2 de abril, desembarcan distintos grupos especializados de la Marina ocupando lugares clave dentro de las Islas. Al amanecer desembarca el grueso de la fuerza, incluyendo la Sección “GATO” (único personal del Ejército Argentino), con el Tte. Cnel. Seineldín al frente. Esta Sección realizó dicho desembarco con un vehículo anfibio al mando del Capitán de corbeta Santillán, en las proximidades de Puerto Argentino, tomando inmediatamente el aeropuerto, donde hubo que limpiar la pista, ya que había sido obstaculizada por los marines ingleses con vehículos en desuso para que no pudieran aterrizar los aviones argentinos; esto fue lo primero que se hizo porque el resto del RI 25 llegó a Malvinas en aviones Hércules. Al finalizar esta tarea, pasamos a ocupar Moody Brook, que era el cuartel británico hasta ese momento, ubicado a 5 Km. de Puerto Argentino (ex-Port Stanley), capital de las Islas. Permanecimos 6 días en este lugar, durante los cuales debimos realizar tareas diversas como limpieza del sector, revisión de material abandonado por los ingleses, etc.
El día 8 de abril fuimos trasladados en helicóptero a la zona de Darwin, en donde nos instalamos en una casa escuela de amplias dimensiones, ubicada a 3 Km. de Pradera del Ganso. En este lugar ya se encontraban las Secciones “ROMEO” y “BOTE”, que permanecían aquí desde el 3 de abril, después de haber desembarcado el día 2 en horas de la tarde desde el buque Almirante Irizar, en Puerto Argentino, y desde allí en un buque de menor tamaño a Pradera del Ganso. En este sector, la primera tarea, y la más importante, fue la preparación de distintos tipos de defensa, previniendo un futuro ataque de parte del enemigo; luego llegarían a este lugar: personal de la Escuela de Aeronáutica de Córdoba, con una dotación de 220 hombres; una escuadrilla de 11 aviones Pucará, que operaban desde una improvisada pista de campaña con base de césped; también contaban con un conjunto de baterías antiaéreas equipadas con modernos radares y varios helicópteros de distintos tipos; también llegaron una fracción del RI 12, con asiento en Mercedes, Corrientes, y una fracción del Grupo de Artillería Aerotransportada 4 (GA4), que contaba con cañones de 105 mm., y estaba a cargo del Tte. 1º Chanampa Carlos A.; también había pequeños grupos de otras unidades. Todas estas fuerzas pasaron a formar la “FUERZA DE TAREAS MERCEDES”, y dentro de ésta, la Aeronáutica formó la BASE AÉREA MILITAR CÓNDOR. El día 24 de abril se realiza un acto contando con la presencia de nuestro Jefe, el Tte. Cnel. Seineldín; en este acto se realizó una Misa de campaña y una formación muy especial en la cual prestamos JURAMENTO A NUESTRA BANDERA. Esto fue muy emotivo, ya que ÉRAMOS LOS PRIMEROS SOLDADOS ARGENTINOS EN TODA LA HISTORIA QUE JURABAN LA BANDERA EN TIERRA MALVINENSE. Muchos camaradas hicieron honor a dicho juramento, dejando su vida en ese suelo, defendiendo su Bandera. El juramento fue tomado por el Tte. Cnel. Mohamed Alí Seineldín.
El resto de los días transcurrió sin novedades. Cada unidad se dedicaba a cumplir con distintas tareas relacionadas con situaciones que se vivirían en caso de combate. Hasta el 30 de abril, nosotros, los soldados, no teníamos idea de la situación que se vivía ni de dónde se encontraba la flota británica en ese momento. El 1º de mayo, a las 4:30 hs. de la madrugada, suena el alarma de alerta roja. A esa hora estaba siendo bombardeado el aeropuerto de Puerto Argentino por un avión Vulcan que había despegado de la Isla Ascensión. Nosotros ocupamos los lugares designados con anterioridad: la Sección “GATO” ocupa posiciones dentro del poblado de Pradera del Ganso.
Pasado algún tiempo y al no producirse ningún tipo de ataque, se nos ordena retornar a la casa escuela. Al llegar a esta, por prevención, ya que la alerta no había pasado, nos quedamos a cubierta en la barranca de la costa, que tendría unos 3 m. de altura. A pocos minutos de ocupar esta posición y cuando recién quería aclarar el día, 3 aviones Sea Harrier bombardean y ametrallan la Base Aérea Militar Cóndor y zona de influencia. En este ataque son destruidos distintos depósitos de combustible y municiones, como así también 3 aviones Pucará que se encontraban prestos a despegar para ser evacuados. En esta acción muere el piloto Jukig Daniel y 8 mecánicos armeros integrantes de la dotación. La Sección “GATO” soportó este ataque cubriéndose en la barranca antes mencionada. Esta posición quedó en la línea de ataque de los aviones, ya que la base aérea se encontraba a nuestras espaldas, a pocos metros de la costa.
Después del bombardeo y de haber superado la situación vivida por haber conocido la guerra en vivo y en directo, cada Sección vuelve a ocupar los lugares designados, pero esta vez por varios días. Nuestra Sección toma la población de Pradera del Ganso (120 habitantes), bajo guardia permanente, obligándolos a ocupar la Iglesia y el salón comunitario, donde permanecieron hasta el 29 de mayo, al ser recuperada Pradera del Ganso por las fuerzas británicas. Las casas que habían quedado deshabitadas fueron ocupadas por las fuerzas argentinas.
La Sección “GATO” estaba dividida en 4 grupos: “COMANDO”, “PRIMER GRUPO”, “SEGUNDO GRUPO” y “TERCER GRUPO”; cada uno ocupó una vivienda; yo pertenecí al Primer Grupo y pasé a desempeñarme como cocinero, utilizando, para esta tarea, una gran reserva de alimentos de la que disponían los kelpers en sus casas. También nos proveíamos de comida de un rancho (cocina de campaña) que se había instalado para alimentar a todas las fuerzas que se encontraban en ese sector. Además de esta tarea, debía cumplir con mis turnos de guardia correspondientes, los cuales los llevaba a cabo metido dentro de un pozo de zorro (trinchera), cuyas dimensiones eran: 1,20 m. de largo, 0,50 m. de ancho y 1,50 m. de profundidad; este pozo se encontraba ubicado frente a la casa sobre la costa.
El 4 de mayo, mientras me dirigía hacia el rancho en busca de comida, aviones Sea Harrier efectuaron un nuevo ataque sobre nuestras posiciones, viéndome obligado a resguardarme junto a la Iglesia, donde se encontraban los civiles (kelpers). En este ataque nuestra fuerza no sufrió daño alguno, y nuestra defensa antiaérea derribó a 2 de los aviones enemigos; uno de ellos era piloteado por el Tte. Nick Taylor, quien fallece por fallarle su asiento eyectable. Después de este ataque, el enemigo sólo realizó algunos vuelos nocturnos para efectuar lanzamientos de luces de bengalas, con el objetivo de iluminar la zona para visualizar nuestros movimientos. Además de cumplir con esta misión, con esta acción hacían que nuestras horas de descanso fueran más reducidas. Después de esto, los días transcurrieron con relativa calma, hasta que el 15 de mayo llega una orden del Comando Superior que determinaba que la Sección “GATO” y una Sección del RI 12, un total de 62 hombres que pasaron a formar el equipo de combate GUEMES, a cargo del Tte. 1º Carlos Daniel Esteban, debían ser trasladadas a un lugar designado, llamado “ALTURA 234”, ubicado sobre la costa de la entrada norte del Canal de San Carlos, con la misión de dar el alerta temprana en caso de producirse el desembarco inglés. El mismo día, este grupo fue trasladado al punto designado, distante 60 Km. de Pradera del Ganso, con 2 cañones sin retroceso y 2 morteros de 80 mm. El riesgo que corríamos en este lugar era muy elevado, ya que si el enemigo intentaba un desembarco, nos bombardearía causándonos un gran número de bajas, dejándonos quizás sin cumplir la misión de dar el alerta. Por esta razón, el Tte. 1º decide dejar un grupo de cada Sección en el lugar con el armamento pesado, y replegar al resto del personal a Puerto San Carlos, distante 9 Km. En este lugar se instala el puesto Comando, contando con equipos de radio y un equipo electrógeno a explosión. Desde aquí, cada 2 días se relevaría al personal de la “Altura 234”; dicho relevo se realizaría caminando. Desde el 17 al 19 de mayo, le correspondió a mi grupo ocupar el puesto en dicha altura. Después de ser reemplazados sin ningún tipo de novedad, volvimos a Puerto San Carlos, en donde descansamos un día, y el 20 por la noche ocupamos distintos puestos de guardia en el sector. A primeras horas del día 21 se produce un intenso bombardeo naval por parte del enemigo sobre las posiciones de la “Altura 234”, sufriendo algunas bajas; se produjo en forma discontinua durante toda la noche. A su vez, eran bombardeadas las zonas de Darwin y Pradera del Ganso, para disimular el desembarco que se estaba produciendo en San Carlos. El fuego efectuado venció nuestras defensas en la “Altura 234”. Algunos integrantes del grupo cayeron prisioneros, mientras que el resto (integrantes del grupo “COMANDO” y del “TERCER GRUPO”) deambuló por la isla durante 23 días sin ningún tipo de provisiones. El 14 de junio se rindieron al enterarse que las Islas estaban en poder del enemigo.
Después de vencer este punto de resistencia, el enemigo penetra por el Canal aproximándose a unos 3 Km. de nuestro puesto (Puerto San Carlos). Con las primeras luces del día, el Tte. 1º le ordena a 2 soldados que se dirijan a una altura desde la cual se podía visualizar el Canal de San Carlos para asesorarse de algún tipo de movimiento enemigo, ya que no teníamos ninguna certeza de lo acontecido durante la noche. La sorpresa de estos soldados fue muy grande, al observar que en el Canal había varios buques de los cuales se desprendían lanchones de desembarco llevando personal y armamento hacia la costa, donde ya había un gran número de soldados ingleses y también varios helicópteros que sobrevolaban los barcos con la misma misión de los lanchones. Al informarle al Tte. 1º a cerca del gran movimiento que observaron, este decidió comprobarlo en persona, para convencerse de que los soldados no habían exagerado en nada. Luego retorna al puesto Comando y por radio le informa al Comando Superior, el cual estaba en Puerto Argentino, a cerca de todo lo que había visto en el Canal, que no era nada más ni nada menos que un desembarco enemigo muy bien organizado. Cumplida nuestra misión e imposibilitados a enfrentar al enemigo, ya que sólo éramos 41 hombres con armas livianas, se decide destruir el equipo de comunicaciones y abandonar el equipo aligerado de cada uno, llevando solamente con nosotros el armamento y las municiones; se organiza el despliegue en 2 columnas hacia adentro de la Isla, buscando las alturas que dominaban la zona. Después de caminar entre 600 y 700 m., nos sobrevuelan 2 helicópteros enemigos, a los cuales les abrimos fuego averiando al segundo que pasó. Después de caminar algunos metros más y de realizar un cambio de posiciones, nos sobrevuela otro helicóptero al cual le hicimos fuego reunido, derribándolo; cae dentro del río San Carlos. Al mismo tiempo, empezamos a recibir fuego de morteros y ametralladoras, que por suerte no dan en el blanco. Otro helicóptero intenta atacar nuestras posiciones pero también es derribado, muriendo todo el personal que lo ocupaba. Minutos después, un nuevo helicóptero nos ataca; le disparamos, pero logra escaparse. Acto seguido, los ingleses se dedican a preparar sus defensas antiaéreas, ya que los primeros aviones argentinos comenzaban a sobrevolar sus posiciones, con la intención de bombardear los buques. Nosotros, después de eludir esta situación, detenemos la marcha por unos minutos para obtener información del grupo que se encontraba en la “Altura 234”, ya que ignorábamos la suerte corrida por ellos durante el desembarco. Pero nos reencontraríamos recién con parte de este grupo a fines de junio en el regimiento; el resto se encontraba en el Hospital Militar de Buenos Aires, porque habían sufrido distintos tipos de amputaciones por congelamiento en los miembros inferiores. Volviendo a aquel momento, sin tener información de ellos, decidimos continuar la marcha, que sería de unos 30Km., hasta donde se encontraba una casa abandonada, la cual ocuparíamos de noche para resguardarnos del frío, ya que todo nuestro equipo había quedado en San Carlos. En esta casa permanecimos hasta el 22 de mayo, cuando a últimas horas del día nos sobrevuela un helicóptero enemigo que descubre nuestra posición, lo que nos obliga a seguir la marcha, que se había tornado prácticamente imposible, ya que durante la noche se acentuaban aún más las irregularidades del terreno. Marchamos unos 7 u 8 Km. y nos detuvimos en la falda de un cerro tratando de dormir, pero nos resultó imposible debido al gran frío que hacía. Al amanecer, emprendimos la marcha, dirigiéndonos a un pueblito llamado Douglas Paddock, donde se hallaban unos 40 habitantes, a los cuales tomamos prisioneros, obligándolos a ocupar la escuela del pueblo; cabe aclarar que tanto la toma de la casa como la de todo el pueblo se realizó con extrema precaución por temor de que ya estuvieran ocupadas por fuerzas inglesas. Una vez agrupados los civiles en la escuela, cada grupo nuestro ocupó una vivienda. Después de varios días, fue aquí donde volvimos a comer bien, gracias a las reservas de alimento de los civiles. Nos dimos el gusto de comer ganso al horno y tortas fritas. Desde este lugar, el Tte. 1º envía a 2 soldados estafetas a Puerto Argentino para que informaran sobre nuestra posición, para que vinieran a rescatarnos. A su vez, se logra una comunicación radial por intermedio de un equipo que poseían los civiles, por la cual nos informaron que ya nos habían dado por desaparecidos desde después del desembarco británico, y nos transmiten que debemos permanecer en el lugar o seguir caminando porque no disponían de helicópteros, y que además era muy arriesgado el rescate, debido a la aproximación del enemigo. El Tte. 1º contesta el mensaje, diciendo que nos quedaríamos en el lugar, porque sería muy peligroso seguir a campo abierto, ya que era mucha la distancia a recorrer, teniendo que cruzar un río a nado para llegar a encontrarnos con tropas propias.
El 25 de mayo, en una improvisada pero muy emotiva formación, festejamos la fecha Patria. El 26 de mayo al mediodía, llegan 4 helicópteros Puma propios para llevarnos; llegaron en vuelo rasante y a toda velocidad, ya que circulaban aviones ingleses en la zona. Nos llevan a Puerto Argentino; aquí fuimos recibidos con gran algarabía, ya que fuimos los primeros en entrar en combate directo con el enemigo, causándole importantes bajas, en una situación muy desigual. El más emocionado era el Tte. Cnel. Seineldín, nuestro Jefe. Luego fuimos reporteados y fotografiados por los periodistas que se encontraban allí. Nos dieron todo el equipo que habíamos dejado en San Carlos, nos bañamos y comimos bien, por pedido del Tte. 1º.
Aunque al día siguiente tendríamos que volar en helicóptero a Pradera del Ganso para apoyar al resto de la Compañía “C” que se encontraba allí, no lo hicimos porque fue un día de mucha niebla; lo hicimos bien temprano el día 28. Cuando faltaban unos 5 o 6 Km. para llegar, los helicópteros detectan aviones enemigos, razón por la cual deciden aterrizar y dejarnos en ese lugar; entonces caminamos hasta el pueblo, donde los combates estaban muy cerca. Nos dan un grupo de apoyo y nos ordenan adelantarnos unos 5 Km. Para llegar a este punto, debimos pasar por la casa escuela, en la cual habíamos estado viviendo, y atravesar un brazo de mar por un puente de 1,50 m. de ancho y unos 20 m. de largo. Después del puente, habremos hecho 1,50 Km., cuando comenzamos a recibir fuego enemigo, el cual se encontraba a pocos metros del lugar. Sin la posibilidad de enfrentarlos, debido a la diferencia numérica y por no poseer apoyo de nuestra artillería porque ya no le quedaba municiones, se nos ordena el repliegue, el cual se complica un poco al llegar al puente, pero por suerte nadie resultó herido. Una vez que cruzamos el puente, nos metimos en la barranca de la costa y, cubiertos por esta, caminamos hasta el pueblo. El enemigo avanzó unos metros más y tomó posición. Al encontrarse el pueblo en la costa, los ingleses avanzaron en forma de “U”, haciendo que todos los argentinos termináramos en el pueblo; formaron una poderosa línea de fuego con cañones, morteros, soldados con armas livianas, y con el apoyo aéreo y el cañoneo de los buques. En horas de la tarde, 2 aviones Aeromachi efectúan un ataque sobre dicha línea, pero fueron derribados; la misma suerte corrieron 2 aviones Pucará que la sobrevolaron un tiempo después, aunque estos alcanzaron a causar algunos daños. Se combatió hasta las últimas horas del día 28; poco tiempo después se ordenó un cese de fuego que duraría toda la noche. Mientras tanto, los ingleses mandan a 2 sub Oficiales de la aeronáutica, que ya eran prisioneros, para que hablen con el jefe de la Fuerza de Tareas Mercedes (Tte. Cnel. Piaggi), para que ordenara la rendición de todas las Fuerzas Argentinas que se encontraban en el lugar. El Tte. se reúne con los jefes de cada Unidad para hablar sobre la situación que se estaba viviendo, y llegan a la conclusión de que era imposible seguir defendiendo Pradera del Ganso, ya que no se podía recibir refuerzos ni municiones de armas pesadas; después de tomar esta desición, se comunica con el Comando Superior , que estaba en Puerto Argentino, explicándoles la situación y solicitando la autorización para rendirse, para evitar la pérdida de más vidas. Además, los ingleses habían amenazado con bombardear la población, haciendo responsables a las Fuerzas Argentinas por la muerte de los civiles. Se recibe dicha autorización. Después de varias reuniones, el Tte. Cnel. Piaggi ordena destruir el equipo de comunicaciones y toda la documentación; también es incinerada la Bandera de Guerra del RI 12, y a las 12 hs. se realiza una formación en la cual se entrega todo el armamento, después de que el Tte. Cnel. Piaggi saludara formalmente al Tte. Cnel. Keeble, que era el encargado, por parte de los ingleses, para esta misión. A partir de ese momento, pasamos a ser prisioneros de guerra. Una vez terminada dicha formación, nos llevaron adentro de un galpón que se usaba para la esquila de ovejas. Aquí permanecimos hasta el día 30, cuando a últimas horas de la tarde somos trasladados en helicóptero al buque Canberra, en el cual fuimos alojados todos juntos en una bodega. En este lugar, donde pasamos la noche, se nos permitió higienizarnos. Al otro día, con lanchones de desembarco, nos llevaron a un frigorífico abandonado que se encontraba en San Carlos. Aquí, los ingleses habían establecido la Cabeza de Playa; nos introducen en un campo de prisioneros, en el cual permanecimos 2 días y 2 noches; por la noche nos hacían dormir dentro del establecimiento y nos daban alimentos envasados con galletitas.
El 2 de junio nos trasladaron al buque Northland, un gigante trasbordador de pasajeros, el cual se mantuvo en la zona del conflicto hasta el 7 de junio. En este día comienza el viaje cuyo destino sería Uruguay, como país neutral, para la entrega de prisioneros.
Llegamos a Montevideo el 12 de junio, y después de hacer algunos trámites de documentación con la Cruz Roja, embarcamos en el buque Piloto Alsina, mientras que otra parte del personal lo hacía en el Nicolás Mihanovich. En total, éramos un conjunto de 1.051 hombres.
El 13 de junio a las 12:30 hs., el buque amarró en el puerto de la ciudad de La Plata, ya que desde un principio se dijo que lo haríamos en Buenos Aires, pero para evitar nuestro contacto con la prensa y nuestros familiares, excusando que podríamos pasar alguna información involuntariamente a la Inteligencia británica, se decidió cambiar de puerto. Durante las horas que estuvimos a bordo del Piloto Alsina, se nos informó que en Malvinas iba todo bien, y que posiblemente en 2 o 3 días los ingleses se rendirían, cosa que a nosotros nos costaba creer, pero como ya hacía 15 días que estábamos prisioneros, podría haber cambiado la situación en las Islas. Pero resultó que todo era al revés, ya que el 14 de junio se rendirían las tropas argentinas.
Después de desembarcar en La Plata, donde prácticamente no había gente porque se ignoraba nuestra llegada, fuimos trasladados en ómnibus a Campo de Mayo; durante todo el trayecto fuimos escoltados por vehículos militares y policiales. En este lugar no se nos permitía hablar con nadie, por lo mencionado anteriormente. Aquí se cumplió con un período de recuperación, durante el cual recibimos una buena alimentación, se nos practicó un chequeo médico general, se nos renovó toda la vestimenta, y recién el día 15 de junio, cuando las Islas Malvinas ya estaban en poder de los ingleses, dejaron entrar a los familiares; en mi caso, por esas casualidades que tiene la vida, que son demasiado largas para explicar, fue de gran alegría para mí ver que se encontraban mis padres y un tío que vive en Buenos Aires; también estaban el chofer del intendente de mi pueblo y el señor Tesio (de quien no recuerdo el nombre), que era quien había organizado una colecta de dinero para que mis padres pudieran viajar a Buenos Aires. Para realizar dicho viaje, el Señor Intendente Dr. Remo Ghelfi puso el auto municipal a disposición de mis padres. Ellos deambularon 3 días por Buenos Aires, tratando de saber en dónde nos encontrábamos, pero nadie les decía la verdad; por rumores, habían ido hasta La Plata, y vieron los ómnibus saliendo del puerto, pero los perdieron. Recién al caer Malvinas en manos de los ingleses, les informaron que estábamos en Campo de Mayo (14 de junio de 1.982).
En este último lugar permanecimos hasta el 20 de junio; luego nos trasladaron a la Guarnición Militar Sarmiento, en donde fuimos recibidos con mucha alegría por el personal que se encontraba allí y por la población de Colonia Sarmiento. Permanecimos en el Regimiento hasta el 5 de julio. En este día, se nos otorgó la primer licencia, desde la incorporación; fue de 35 días.
Por problemas relacionados con el conflicto de Malvinas que dejaron ciertas asperezas entre la Fuerza Aérea y el Ejército, no se consiguieron los pasajes para que nuestro retorno a casa se hiciera en avión; por tal motivo fuimos trasladados en ómnibus desde la Guarnición hasta la ciudad de Bahía Blanca, desde aquí en tren hasta Buenos Aires, y desde este lugar a Córdoba, en otro tren. Debido a mis ansias para llegar a casa, en Buenos Aires tomé un colectivo de línea a Río IV, y desde aquí, otro a Elena, en donde fui recibido con mucha alegría por familiares, amigos y conocidos.
Trascurridos los días de licencia, y viajando en los mismos medios, el día 12 de agosto me presenté en el Regimiento, permaneciendo aquí hasta el 19 de agosto, día en el que obtuvimos la baja total del Servicio Militar Obligatorio. El regreso definitivo a casa, lo hago en ómnibus, desde la Guarnición hasta Comodoro Rivadavia, luego en avión hasta Córdoba, y por último en colectivo, hasta Elena.
Así termina la historia de una breve etapa de mi vida; pero seguramente la más significativa.
Veterano de guerra Víctor Hugo Bertone.
Sección “GATO”-Compañía “C”.
Regimiento de Infantería 25.