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sábado, 14 de abril de 2018

Conscriptos: Inchauspe del BIM1

Malvinas: la identificación del soldado Jorge Inchauspe puso fin a la fantasía de sus padres

Inchauspe se incorporó al Batallón Comando de la Brigada de Infantería de Marina N° 1 y marchó a Malvinas


Juliana Argañaraz  |  La Nación


Jorge Roberto Inchauspe, soldado conscripto de la Armada


A pesar de que vinieron a notificarlos sobre la muerte de su hijo mayor, Selva y Miguel Ángel Inchauspe siguieron alimentando por años la fantasía de que su primogénito, Jorge Roberto, había sido tomado prisionero por los ingleses, trasladado a Europa, liberado, y vivía una vida feliz en Inglaterra junto a su familia.


Jorge es uno de los 88 soldados que fueron identificados el año pasado en el cementerio argentino de Darwin, donde hay 121 tumbas que permanecían sin identificación. En los próximos meses, esos caídos en la guerra tendrán una placa con su nombre.

Jorge es uno de los 88 soldados que fueron identificados el año pasado en el cementerio argentino de Darwin, donde hay 121 tumbas que permanecían sin identificación. En los próximos meses, esos caídos en la guerra tendrán una placa con su nombre. Todo gracias a la lucha de la ONG No me Olvides, fundada por el ex combatiente Julio Aro.

La mente tiene métodos extraños para alejar el dolor. "Mi papá se murió pensando eso. Mi mamá, en cambio, reconoció hace unos años que ya sabía que él se había ido", cuenta ahora Carlos, único hermano de Jorge Roberto Inchauspe, soldado caído en Malvinas cuya tumba fue identificada en diciembre de 2017.

El primer hijo de los Inchauspe había nacido el día de Navidad de 1962 y su hermano menor dos años después. Eran muy unidos. "En ese tiempo me acuerdo que adonde estaba uno, atrás estaba el otro. Al llevarnos tan poca diferencia pasamos toda la infancia y la adolescencia muy juntos, íbamos al mismo colegio, teníamos los mismos amigos, todo", dice Carlos.

Inchauspe era buen deportista y desde chico se destacó en el fútbol y en al handball. Tenía muchos amigos que había hecho en el centro comunal, en el colegio y también en iglesia evangélica que frecuentaba con su familia, en su Escobar natal.

"Él tenía más amigos que yo, era el más popular, siempre estaba seguro de lo que hacía", dice Carlos, evocando aquellos tiempos. "El quería ser militar, siempre lo decía, pero éramos tan chicos, y encima en un país donde nunca había habido guerra, no sabíamos de lo que hablábamos", añade.

Desde la adolescencia Jorge ya tenía muy en claro que quería seguir la carrera militar al crecer, pero no dejó que eso se interpusiera con su educación. Por eso, al ser convocado al servicio militar obligatorio, pidió una prórroga para poder terminar la secundaria en la Escuela Técnica.

Una vez recibido, con 19 años, estaba listo para unirse a la Marina. Pero un accidente haciendo deportes lo dejó con una pierna enyesada. Su futuro como soldado corría peligro. "Se podría haber salvado de la conscripción porque estaba enyesado, así que fue y se sacó el yeso él solo, para poder ir. Mis viejos lo querían matar", recuerda Carlos. Así fue que Inchauspe, fiel a sus planes, se incorporó al Batallón Comando de la Brigada de Infantería de Marina N° 1 y marchó a Malvinas.

Desde la adolescencia, Inchauspe sabía que quería seguir la carrera militar 
En la casa de su familia nadie podía creer que Jorge -una persona "muy pacífica"- estaba en la guerra. Su papá prefirió no asumir el dolor y seguir con la rutina, ignorando el peligro que enfrentaba su hijo. Su hermano y su mamá sufrieron mucho pensando en él, esperando sus cartas y las novedades desde las islas.

"Papá querido: son mis deseos que al llegar estas líneas a tus manos te encuentres gozando de salud y bendiciones de nuestro Señor Jesús, quedando muy bien gracias a Dios. Te diré que los días no son muy buenos que digamos por aquí, pues es raro ver un día de sol, de otro modo te quiero decir que no es lugar propicio para unas vacaciones en familia ¿no?", puede leerse en una de las cartas escritas por el joven, conservada en el Museo del Partido de Escobar, fechada el 26 de mayo del 82.

"Me enteré por los diarios que se mató Villeneuve el corredor, también que murió Nélida Lobato, y que a Boca y River los descartaron del campeonato. Lástima que no fue Boca el que descalificó a River ¿verdad?", bromea Inchauspe en la misma carta, y agrega saludos para toda la familia.

Ya sobre el final de la guerra los rumores sobre los soldados muertos se esparcieron por todos los barrios de Argentina, todas las calles y las casas. Un viernes de julio Carlos se enteró a través de una tía -vivía en Cacharí y tenía militares conocidos- que pronto llegaría a su casa el aviso de fallecimiento de Jorge. Al otro día decidió salir a recorrer hospitales para encontrar a su hermano antes de que la mala noticia les llegara a sus padres, pero no pudo evitarlo.

"Se me ocurrió ir a los hospitales a ver si había llegado él y ese mismo día vinieron a avisarle a mis padres, cuando yo no estaba", recuerda Carlos. "Después me contaron que el oficial que vino a notificar se había puesto tan nervioso que no pudo explicarles con claridad qué había pasado, solo decía 'lo mataron, lo mataron'. También me dijeron que mi mamá corrió mucho por las calles gritando y llorando". "Y bueno -agrega-. Nadie era experto en ese entonces en dar una noticia así".


domingo, 6 de noviembre de 2016

Dos intentos de invasión a Tierra del Fuego

“Los ingleses intentaron invadir Tierra del Fuego dos veces”
Oscar Mastropierro es ex integrante del Batallón de Infantería de Marina número uno, y actualmente se desempeña como profesor de geografía en la ciudad de Tandil.
Political News




Si bien durante la guerra que mantuvo nuestro país contra el Reino Unido por las Islas Malvinas, Mastropierro no fue enviado al frente de combate, permaneció en Tierra del Fuego, un lugar que, como él afirma, “ocurrieron cosas importantes que la gente desconoce”.

En la siguiente entrevista nos cuenta como fueron sus días integrando el BIM 1 mientras duró el conflicto, y los sucesos más importantes que ocurrieron en el continente.veterano 2

– ¿Qué fue lo primero que pensaste cuando te dijeron que debías ir a la guerra?

– No sabíamos nada. Nosotros estábamos en la Base de Infantería de Marina “Baterías” que está ubicada en Punta Alta, al lado de Puerto Belgrano. Desde ahí, el 28 de marzo salieron las fuerzas de desembarco con todos los soldados que llegaron a Malvinas con barcos, submarinos, porta aviones, y nadie se enteró a que iban. Para nosotros era común salir de campaña al campo para hacer ejercicios militares cada quince días. Ya era habitual el movimiento de aviones, anfibios, tanques y helicópteros, por eso pensamos que nos mandaban a hacer maniobras a la Patagonia. El dos de abril, sorpresivamente, nos enteramos que se había declarado la guerra por las islas.



– ¿Cómo fueron los días previos al comienzo de la guerra?

– El 20 de marzo nos empezaron a armar. Nos daban ropa nueva apta para la zona sur, borceguíes, fusiles, y entre los días 21 y 25 de ese mes hicimos viajes para traer armamento, pero como eso era común, pensamos que se preveían maniobras de entrenamiento en la Patagonia. Durante todo el mes de abril, cuando mis compañeros vuelven tras haber tomado las islas se veía que todo iba empeorando. Empezamos a tener práctica de tiro todos los días, entrenamiento de combate personal, lanzamiento de granadas y manejo de ametralladoras, hasta que, entre el 19 y el 30 de abril nos llevan en varios vuelos a Tierra del Fuego, aunque tampoco sabíamos para donde nos iban a mandar.

– ¿Cuáles eran las actividades que realizaban diariamente en el continente?

– Patrullábamos por la isla, hacíamos guardia, vigilábamos los puentes, custodiábamos y ayudábamos a minar la base naval de Río Grande. Además, como nuestro batallón era el primero en salir para las islas en caso de necesitar refuerzos, teníamos que estar preparados. Todo esto lo vivíamos aislados del mundo sin saber qué pasaba. No teníamos contacto con nadie, porque dormíamos en un galpón de esquila ubicado en una estancia a 15 kilómetros de la ciudad. Tampoco nos daban mucho tiempo para descansar, de hecho el televisor del comedor lo prendían a pero no iba nadie porque cada uno estaba en su puesto de trabajo.

– ¿Qué fue lo más importante que pasó en el continente y la gente no sabe?

– En Tierra del Fuego había dos cuestiones. Una el conflicto con Chile, que nos mandaron a la frontera porque ellos habían movilizado sus tropas, y la otra, era una gran incertidumbre por lo que podía llegar a pasar desde el Océano Atlántico. En aquel momento hubo cosas que las supimos pero no le dimos la dimensión que merecían, por ejemplo, la presencia de comandos ingleses en Tierra del Fuego, de submarinos, de porta aviones y de helicópteros. Si bien en ese entonces nos mandaron a buscar soldados británicos por la isla, nunca nos enteramos que tan cerca estuvimos de ellos. De hecho hay cosas que hasta el día de hoy no conocemos y por más que investigamos, no podemos descubrir.

– ¿Hubo algún intento de invadir Tierra del Fuego por parte de los ingleses?

– Sí, y lo intentaron dos veces. En el primer ataque enviaron dos aviones Hércules que iba a descender de noche en la base naval de Río Grande, camuflados con los colores argentinos y pilotos que hablaban perfectamente español. Una vez que los aviones tocaran tierra, su idea era dejar comandos en motos con el fin de destruir aviones y matar pilotos. Si no podían volver para retirarse rápidamente, los soldados británicos tenían la orden de huir a Chile. Como esto les falló porque fueron detectados gracias a los radares argentinos, tuvieron que abortar el ataque cuando estaban a 20 kilómetros de distancia del continente. En combinación con esto, un porta aviones inglés, el Invencible, en un intento de aproximación, se acerca al continente y de ahí bajan dos helicópteros. A uno se le perdió el rastro y no sabemos qué pasó. Al otro le seguimos la trayectoria desde que entró al continente, se detectó que bajó 16 soldados a 10 kilómetros de Río Grande, dejó una baliza para guiar al resto de los aviones, volvió a elevarse y siguió viaje hacia la frontera con Chile. Ese resultó ser el famoso helicóptero que apareció incendiado en Punta Arenas. Lo más curioso es que si bien ellos habían sido detectados por varios radares, cuando nos mandan para patrullar toda la isla en busca del helicóptero y de posibles invasores, no pudimos encontrar nada. veterano guerra



– ¿Y el otro ataque?

– El segundo fue al día siguiente y por mar. Los destructores que eran los escoltas del crucero Belgrano, Gullar y Piedra Buena, fueron a custodiar la costa de Río Grande, uno al norte y otro al sur. Esa misma noche a las 17 hs, se detectó la presencia de un submarino del cual bajan tres botes Zodiac que iban en formación. Inmediatamente el destructor Gullar empieza a hacer disparos y uno impacta en el blanco del medio, cuando esto ocurre, las otras dos embarcaciones regresan al submarino hasta que se pierden. Cuando fueron a rastrillar nadie vio los restos del bote destruido pero en algún lado tienen que estar. Lo que sí se descubrió, es que el alambrado perimetral de la base aeronaval estaba cortado y algunas minas aparecieron levantadas.

– ¿Cuál era la situación en el continente?    

– En la ciudad se vivía de noche. No había toque de queda pero todos los autos con luces apagadas, las casas con ventanas cerradas, se pedía todos los días por radio no transitar ni salir de las casas, y nosotros la única luz que teníamos era una sigilosa. En el caso de los aviones, para que no fueran destruidos se los sacaba de la ciudad e iban a la ruta 3 y otras veces, los llevaban al medio del río. Todo esto pasaba porque estábamos esperando el ataque ingles constantemente.

– ¿Se quedaron con ganas de ir a las islas?

– Si. Tuvimos mucha bronca cuando mataron a nuestros superiores que habían ido a las islas. Luego de que nos informan la muerte del segundo comandante, quien era muy compañero y un ejemplo para el batallón, durante la toma de la casa del gobernador, nos pegó fuerte porque además no sabíamos que pasaba y era toda una sorpresa para nosotros. Aparte después de haber entrenado duro por nueve meses nos cambiaron justo cuando estábamos por patear el penal. barquito

– ¿Cómo fue el regreso?

– Me volví último porque mientras esperábamos a que nos pasaran a buscar teníamos que custodiar los tanques en Río Grande, pero como el barco estaba en un dique seco en reparación no llegaba nunca por eso recién nos buscan el 15 de julio. Una vez que llegamos a Puerto Belgrano todos nuestros compañeros se habían dado de baja y quedamos solamente 14 más los chicos que recién entraban.