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domingo, 6 de febrero de 2022

Puede que el poder naval no haya terminado de caer

Es posible que el declive y la caída del poder marítimo británico no hayan terminado

John T. Kuehn || War on the Rocks




El artículo reciente del comandante Matt Schnappauf sobre el lanzamiento de la Revisión de seguridad y defensa estratégica británica señaló algo que ha estado claro desde hace un tiempo: la Royal Navy ha estado en constante declive durante más de una década. Señala que el nuevo documento ofrece destellos de esperanza, pero ¿realmente es así? Pocos de los que han identificado esta situación han examinado de cerca el declive de la Royal Navy reflejado por su pésima estructura de fuerzas. Con demasiada frecuencia, los analistas y expertos lamentan el estado actual de algo sin investigar cómo se alcanzó ese estado.

Entonces, ¿cómo llegó la Royal Navy aquí?

Primero, los números: solo en los últimos cinco años, la flota de buques de guerra de la Royal Navy disminuyó en un 17% (89 a 65). Para poner eso en perspectiva, eso equivaldría a que la Marina de los EE. UU. de 2009 (283 barcos en ese momento) cayera a 234 barcos en la actualidad en lugar de los 272 de la flota actual. La fuerza de la Royal Navy que se dirigió a las Malvinas hace 33 años era más grande que toda la Royal Navy de hoy. Tenía tres portaaviones operativos más (frente a ninguno hoy, aunque dos están en construcción), aviación de patrulla (frente a ninguno hoy) y muchas más fragatas y destructores. Quizás esa sea una de las razones por las que los argentinos han vuelto a plantear el tema de las Malvinas / Falklands.

Compare esto con Japón. La Fuerza de Autodefensa Marítima de Japón cuenta con 107 buques de guerra importantes, incluidos buques logísticos y submarinos. Navegan cuatro destructores de helicópteros (que son realmente portaaviones ligeros), 13 escuadrones de aviación de patrulla y los destructores más recientes y avanzados equipados con AEGIS, una fuerza submarina, y tienen una respetable capacidad de guerra anfibia para arrancar. Tiene el doble de fragatas y destructores de la Royal Navy. Los críticos de esta comparación podrían responder que Japón necesita tales fuerzas porque es una potencia insular. Exactamente.

El declive de la Royal Navy no se debe solo a la parsimonia gubernamental y los costosos sistemas de armas. Es tanto, si no más, el resultado del ascendiente del ejército británico en las batallas presupuestarias de Londres durante las guerras en Irak y Afganistán. Durante estos conflictos, Gran Bretaña decidió que su ejército era más importante para sus intereses que cualquier otro servicio. Los compromisos operativos a corto plazo se convirtieron en una política a largo plazo. Ya en 2008, comentaristas respetados de la defensa británica como Michael Clarke, Colin Gray, Hew Strachan y Sir Max Hastings lamentaron esta tendencia predominante y las fallas que reveló en la estrategia británica. No obstante, el declive continuó, quizás debido a una negligencia no tan benigna y un enfoque mal considerado en la pelea cerrada en lugar de en el juego largo. Sé de otra gran potencia que tiene un problema similar, aunque no tan agudo.

Manteniendo un ojo en el horizonte, como hacen todos los marineros, es cierto que puede haber buenas noticias a la vista con los movimientos más recientes del gobierno de Cameron en relación con los portaaviones, los buques de guerra antisubmarina y aeronave. Pero si la historia y las decisiones políticas recientes no nos enseñan nada, debemos permanecer atentos a las tendencias de declive que han amenazado nuestra seguridad marítima colectiva. Después de todo, uno no puede tener una armada de 1000 barcos por sí mismo. A menos que, quizás, uno sea China.

jueves, 17 de junio de 2021

Visiones extremas del conflicto en Argentina

Malvinas. ¿“Gesta”o “aventura absurda”? Dos lecturas que conviene dejar atrás

Las versiones “heroica” o “dictatorial” de la guerra del Atlántico Sur, simplistas y enfrentadas, impiden miradas más complejas de un conflicto que va camino de cumplir 40 años
Rosana Guber || La Nación


El cementerio de Darwin, en las Islas Malvinas, donde yacen los combatientes argentinos, en mayo de 2016 Mauro V. Rizzi

La guerra no declarada entre la Argentina y Gran Bretaña en 1982 debió darnos muchas enseñanzas. En cambio, nos dejó con dos lecturas que, por lo antinómicas, conllevan fuertes dosis de simplificación: “Malvinas como la gesta heroica” vs. “Malvinas como la extensión a las Islas de los campos clandestinos de detención de la última dictadura militar”.

La “heroica” dice que Malvinas fue una guerra internacional por un territorio nacional de soberanía pendiente, reclamado ininterrumpidamente por nuestro país desde su ocupación armada en enero de 1833. Sin negar los errores político-estratégicos de la Junta militar y la derrota ante Gran Bretaña, las fuerzas argentinas, incluyendo a los conscriptos clases 62 y 63, estuvieron a la altura de las circunstancias, llevaron a cabo misiones sumamente exitosas y ofrecieron un frente inesperadamente duro a la segunda potencia de la OTAN. El pueblo argentino defendió una causa justa y respaldó entusiasta la recuperación.

La versión “dictatorial” afirma que, más allá de la justicia de la reivindicación soberana, la guerra de Malvinas fue un recurso de la dictadura genocida para perpetuarse en el poder. Por eso, sus principales contendientes no fueron los argentinos y los británicos, sino los militares y los soldados argentinos. Las Fuerzas Armadas procedieron en el campo de batalla insular de igual modo que en los campos de detención continentales durante el terrorismo de Estado, torturando a sus subalternos (los civiles conscriptos), matándolos de hambre y de frío, huyendo del combate y abandonando a muchachos de 18 años frente a un ejército de profesionales. El pueblo argentino, fiel a la causa anticolonialista, sucumbió al engaño de los dictadores en una guerra absurda y sin posibilidades de vencer.

Quizá pocos se reconozcan en alguna de estas posturas. Las personas no solemos creer que respondemos a esquemas tan cerrados y excluyentes. ¿Quién puede afirmar, a estas alturas, que ningún oficial peleó, o que todos los soldados fueron víctimas inermes de sus superiores e hicieron solos la guerra? Sin embargo, la caracterización que presento aquí no se refiere a lo que cada cual sabe y piensa en su fuero íntimo, sino a lo que decidimos hacer público. Es al participar, ver y escuchar las entrevistas televisadas y radiales, las conferencias académicas y las presentaciones escolares sobre “la gesta” o “la aventura absurda”, cuando buscamos reconocer en las palabras, las preguntas y los gestos, de qué posiciones se trata y cómo posicionarnos ante ellas.


“La posición “dictatorial” se transformó en la versión oficial de la arena pública y, por lo tanto, en la “forma correcta” de hablar y escuchar sobre Malvinas”


Ambos marcos interpretativos se delinearon en los primeros cinco años de la posguerra y al calor del sentimiento antidictatorial de entonces, pero siguieron acompañando, con sus adaptaciones, el proceso político argentino. Cada 2 de abril, los dos renacen y se nutren de un nuevo anecdotario que cada quien utiliza para ratificar sus ideas previas, en lugar de revisarlas, darles flexibilidad y aprender de las evidencias contrarias. No obstante, tal insistencia no resulta de la falta de capacidad intelectual y argumental de quienes los sustentan: la postura “dictatorial” está generosamente distribuida en el periodismo, la academia, la cultura, casi todos los círculos partidarios y unas pocas organizaciones de ex soldados combatientes; la “heroica” se sostiene en la mayoría de los centros de veteranos de guerra que nuclean a los ex soldados, los veteranos profesionales, las Fuerzas Armadas, los familiares de los caídos y un reducido núcleo de intelectuales, académicos y periodistas.

Esta distribución debiera advertirnos, al menos, en dos sentidos. Primero, la posición “dictatorial” se transformó en la versión oficial de la arena pública y, por lo tanto, en la “forma correcta” de hablar y escuchar sobre Malvinas. Segundo, la gran mayoría de los protagonistas argentinos del conflicto bélico quedó del lado “heroico” y, por lo tanto, a la defensiva. Allá por 1982 eran soldados, suboficiales y oficiales; artilleros, helicopteristas, infantes de marina e infantes de Ejército; submarinistas, marineros y maquinistas; pilotos y aviadores; transporteros y cazadores; comunicadores, enfermeros y enfermeras; médicos, armeros, mecánicos y comandos… Casi 40 años después son pocos los que hablan fuera de sus círculos cercanos y confiables, y menos aún los que discuten con la posición contraria en la arena pública. Estas restricciones fueron acompañadas por el generalizado silencio de sus instituciones, las más comprometidas en aquellos sucesos, las que eludieron por largo tiempo el análisis informado, crítico y público de lo ocurrido en el Atlántico Sur. En este devenir, algunos ex soldados fueron abandonando sus verdaderas experiencias y empezaron a acomodarlas a la historia oficial, reportando como malos tratos incluso aquello que fue parte de la innegable crueldad de las guerras, con todo y sus privaciones.

Falsas certezas

Como resultado y siguiendo la lógica con que funcionan las antinomias, la exacerbación de los términos fue dejando menos espacio para las preguntas y las dudas, y transformó a las dos partes en caricaturas de sí mismas. Es que la rápida y obediente adopción de un bando no necesita los matices que vienen de la experiencia.

Dos tipos de profesionales que podrían ayudarnos a conmover tantas certezas, los investigadores sociales y los periodistas, han preferido instalarse en la seguridad de la versión dominante y políticamente correcta. Sin temas nuevos ni cuestiones interesantes, se limitan a repetir la lástima por “los chicos de la guerra”, la perversión de los oficiales y los suboficiales y la borrachera del General. La guerra de Malvinas leída como una cuestión interna de los argentinos acaba sacando a lo que ocurrió en 1982 de su propia época, de la centenaria disputa, de los intereses nordatlánticos, del estado de rebelión interna que afrontaba Margaret Thatcher, del militarismo argentino en un militarismo global y bipolar, y del sentido paradójicamente humano que entraña todo conflicto armado. Nuestra única guerra contra otro Estado nacional en el siglo XX devino, así, en una fábrica de estereotipos negativos y positivos, donde los británicos ocupan el lugar de los verdaderos profesionales con equipamiento apropiado y armamento de última generación. A la rubia Albión no se le trababan los cañones, no incurrió en errores tácticos, no sufrió fuego amigo y sus hombres murieron por casualidad.

“Hay quienes no entienden ni les interesa por qué entre cada 2 de abril y cada 14 de junio recrudecen las conmemoraciones malvineras”

Pero todavía están entre nosotros los argentinos que sí vieron y sí saben qué sucedió en las posiciones, cómo soportaron la humedad de los pozos y el cañoneo naval, cómo fue volar sobre una fragata misilística y cómo fue esperar que un torpedo como el del Belgrano atravesara el mamparo del buque propio. Ellos saben también cómo temían los paracaidistas ingleses que subían por las laderas de Monte Longdon y cómo se desfiguraban de terror y fuego los galeses del Sir Galahad en Bahía Agradable. Y es que son los mismos británicos quienes, pese a su victoria, se siguen sorprendiendo con aquel infante de marina argentino que pedía fuego propio sobre su posición para repeler el avance enemigo; son los tripulantes sobrevivientes del Glamorgan quienes recuerdan cómo les impactó un Exocet lanzado desde un camión en la costa isleña, dos días antes de que todo terminara.

No son anécdotas pintorescas ni casos aislados. Son la consecuencia de mucha instrucción, destreza e ingenio que quedaron a resguardo, en un mar de silencio más parecido a la indiferencia y a la ignorancia que a la empatía, al respeto y a las ganas de saber. Son también la consecuencia de las innumerables decisiones que hubo que tomar en aquella guerra no prevista ni planificada, de las históricas disputas interfuerzas y de una conducción militar que se abroqueló en Puerto Argentino, lejos de las unidades y los frentes de batalla.

La contienda sudatlántica que llamamos “guerra de Malvinas” (y que debería incluir las complejidades de lo ocurrido en Georgias del Sur y Sandwich del Sur) no sólo muestra a los militares de entonces. Hacia los 40 años de 1982, sabemos que Malvinas presenta, con claridad diagnóstica, las maneras tan argentinas que las Fuerzas Armadas tuvieron de hacer las cosas... y de todos nosotros con ellas.

Hay quienes no entienden ni les interesa por qué entre cada 2 de abril y cada 14 de junio recrudecen las conmemoraciones malvineras. Es que estos 74 días son nuestra puerta anual a la reflexión, una invitación a pensar cómo y por qué hace casi 40 años, estuviéramos o no de acuerdo, los argentinos nos fuimos deslizando hacia una guerra de la cual no pudimos, no quisimos o no supimos cómo salir. Malvinas no la hicieron sólo los que fueron, los que estuvieron y los que todavía están. Malvinas la hicimos, desde nuestros diversos grados de responsabilidad, los gremios, la sociedad civil, los partidos, los exiliados, los presos políticos y los comunes, los que ocupaban nuestro Estado y los que tomaron el gobierno.

Conocer y comprender con fundamento y parsimonia es muy distinto que adoptar un bando para pronunciar la rápida condena. La tan mentada apelación a la “memoria” no es siempre un antídoto contra la repetición; a veces es su garantía. Ojalá que el 2 de abril de 2022 podamos convertir a Malvinas en una apuesta al futuro, con mejores preguntas y más sabias respuestas. Ojalá podamos reconocernos en aquella contienda, tan argentina como las islas, tan nuestra como este presente al que, quizá por las mismas razones, tanto nos cuesta entender.

La autora es antropóloga, investigadora del CIS-IDES/Conicet

sábado, 8 de mayo de 2021

La noche de Banzai: Vicealte (RE) Benito Rótolo, destructor del Ardent, dice que se perdió una oportunidad histórica

Benito Rotolo, piloto en Malvinas: “cuando se suspendió nuestro ataque naval entendimos que se perdía una oportunidad histórica”

Vicealmirante retirado y coautor de Malvinas: cinco días decisivos con Enrique García Enciso, revela los secretos de la ofensiva que la flota argentina canceló el 1 de mayo de 1982. Y que podría haber cambiado el curso del conflicto.



El almirante Benito Rótolo, ex combatiente de Malvinas. Foto German García Adrasti.

Claudio Savoia || Clarín

Es una leyenda entre los veteranos de la guerra y los estudiosos de la guerra de las Malvinas. Piloto aeronaval de talento infrecuente, Benito Rotolo integró la escuadrilla que hundió la fragata británica Ardent, entre otras misiones. Junto con el politólogo José Enrique García Enciso acaba de publicar el libro Malvinas: cinco días decisivos, que revela secretos y testimonios del frustrado ataque naval masivo contra flota inglesa, y los hechos que entre el 1 y el 5 de mayo de 1982 podrían haber modificado la historia del conflicto.

¿Argentina podría haber cambiado el curso de la guerra de Malvinas?

Bueno, hay que analizar los testimonios británicos. Ellos dicen que desde el punto de vista militar, hubo tres oportunidades donde podía haber cambiado el curso de la guerra. La primera, si se hubiera dado la batalla naval con la flota argentina durante los días 1 y 2 de mayo, con los lanzamientos de torpedos del submarino San Luis y ataques con aviones Super Étendard con misiles Exocet, ya que para esa fecha habían resuelto el top de tiro para para lanzarlos. Esto también lo sostiene el almirante Harry Train, de la armada de los Estados Unidos, en el análisis del conflicto que hace con su estado mayor, siendo comandante de la Flota del Atlántico en 1982.

¿Y las otras dos chances?

Si todas las bombas lanzadas por la aviación argentina que pegaron en los buques británicos hubiesen explotado, y si en la batalla terrestre se hubieran prolongado los combates de Pradera del Ganso y Bahía Agradable. Además, desde el punto de vista diplomático el curso de la guerra pudo haber cambiado cuando Argentina aceptó la propuesta de paz del presidente peruano Belaúnde Terry. Pero en ese momento fue atacado el crucero General Belgrano, y la guerra siguió su curso.

Uno de los grandes debates sobre el desempeño de las fuerzas argentinas se refiere al abandono del teatro de operaciones por parte de la flota de guerra. ¿Qué hechos la causaron?

La flota argentina estuvo en condiciones de atacar a las fuerzas británicas el 1 y 2 de mayo, posicionándose a distancia de combate y tomando por sorpresa al enemigo. Un condicionante meteorológico inesperado -falta de viento real para los catapultajes- obligó a una demora. E inmediatamente se suspendió toda la operación.

El Almirante Woodward se alejó con su flota hacia el este para evitar la amenaza, pero ya las fuerzas argentinas estaban cumpliendo con el primer punto de los siete que el presidente peruano había acordado con el General Galtieri, el 1 de mayo a las 23.30: “cese total de todas las hostilidades”. Y ya con su repliegue la flota argentina quedó muy expuesta a los submarinos enemigos para permanecer en alta mar, entonces se replegó sobre la costa.


El almirante Benito Rótolo, ex combatiente de Malvinas. Foto German García Adrasti.

Vamos a aquel 1 de mayo, cuando comenzaron las hostilidades. ¿Dónde estaba usted ese día? ¿Cuáles son los recuerdos más fuertes de aquel momento?

El 1 de mayo estaba en el portaaviones 25 de mayo, integrando la tercera escuadrilla de ataque, con aviones A4Q. También teníamos a bordo la escuadrilla antisubmarina y exploración con aviones Tracker S2E, y completábamos el grupo aeronaval embarcado con helicópteros Sea King H3 Y Alouette para lucha antisubmarina y rescate. La flota estaba ya desplegada navegando hacia el sector norte de las islas y alistándose para el encuentro de la fuerza británica.

Recuerdo claramente el estado emocional de toda la tripulación del portaaviones, concentrados en sus tareas específicas, expectantes y muy dispuestos a la batalla que podíamos tener. En un clima tenso con buen humor y algo de euforia, ya nadie hacia mas análisis, lo único que nos preocupaba es que no nos fallara el material. Todo estaba listo para el combate.

¿Cómo fueron los preparativos de ese ataque que nunca ocurrió?

Durante el 1 de mayo todas las tripulaciones de los buques venían ajustando los preparativos para el ataque. Despegar del portaaviones para hacer interceptaciones ante supuestos blancos y volver al aterrizaje: la concentración era total. Vista desde el aire, la flota desplegada en formación antiaérea y antisubmarina era una imagen que impresionaba y causaba orgullo. Ese día todo salía bien. No había fallas, los vuelos se hacían con muy pocas comunicaciones y el silencio en las emisiones era sepulcral. Ya nadie tenía otro sentimiento que el deseo de llegar al punto de ataque y rendir el examen de la batalla.

Cerca de las 22, navegando en crucero de combate, ya estábamos a unas 180 millas náuticas de la fuerza británica, lejos del radio de acción de los aviones Harriers, que era de 140 millas. De todos modos había que esperar el amanecer, porque nuestros aviones de ataque solo operaban diurno, y se mantuvo esa distancia, mientras los aviones exploradores Tracker S2E volando a muy baja altura trataban de conseguir la disposición de las naves británicas. Eso lo tuvimos a la 1.30 del 2 de mayo, cuando aterrizó uno de estos aviones con la ubicación completa que necesitábamos.

A esa misma hora, un avión Harrier -quizás persiguiendo al explorador- apareció en la pantalla de los radares de nuestros buques aproximadamente a unas 50 millas, y comenzó a sonar la alarma de ataque aéreo en todos los buques. Fue un momento desconcertante, ya que esta posibilidad estaba descartada porque estábamos fuera del alcance de estos aviones. Los destructores Hércules y Santísima Trinidad iluminaron al blanco para lanzar los misiles antiaéreos Sea Dart, y éste se alejo rápidamente.

Asumimos que fuimos detectados y comenzaba el tiempo de descuento para los submarinos que nos buscaban, así que nos dedicamos a los aprestos finales para el ataque al amanecer: íbamos a catapultar seis aviones A4Q con seis bombas de 500 libras cada uno, con cola frenada para poder hacer el ataque rasante y al mismo tiempo las Corbetas Drumond, Granville y Guerrico se destacarían para lanzar sus cuatro misiles Exocet cada uno sobre esta fuerza. Dos aviones Tracker S2E estarían en la zona para exploración y el guiado del ataque.

Mientras tanto, el crucero General Belgrano con sus dos destructores escolta avanzaba por el sur de las islas con rumbo este, fuera de la zona de exclusión, para presentar otra amenaza.

¿Qué ocurrió entonces?

Todo estaba listo: teníamos la iniciativa, aun manteníamos la sorpresa y los submarinos aún no nos habían alcanzado, pero la situación meteorológica, que ya venía preocupándonos, pronosticaba muy baja intensidad de viento para la hora del despegue. Para esa carga de bombas y combustible necesitábamos 15 nudos como mínimo, para poder catapultar los aviones de ataque. Y estábamos en una noche clara, casi de mar calmo, situación inédita en al Atlántico Sur, siempre tan generoso en vientos y mares agitados. La concentración, el repaso constante de los procedimientos y la expectativa de que todo funcionara bien superaron al temor natural que todos teníamos por la batalla.

Cerca de las tres de la madrugada, observando la disminución del viento, comenzamos a reducir peso en los aviones, bajando bombas y combustible hasta que los cálculos de la configuración de los aviones, con el viento que contábamos, daban valores inaceptables, y no se podían esperar resultados favorables en el ataque.

Entonces llegó la decisión de posponer el ataque hasta encontrar condiciones más favorables. Esa orden la dio el comandante de la Flota de Mar, Walter Allara. Era razonable, porque manteníamos la iniciativa y manteniendo la distancia con la flota británica podíamos encontrar mejores condiciones de viento, aunque se extendía el tiempo para la oportunidad de los submarinos.

¿Cuál fue la reacción de la tripulación en ese momento?

No fue fácil de digerir: detener la marcha de semejante ritmo de trabajo y emotividad fue una sensación horrible. La decepción y la frustración fueron generalizadas, tuvimos que aflojar la tensión y la actitud que a nosotros nos hacía imparables, donde ya no se evaluaban las consecuencias por la expectativa que causaba el resultado que estábamos buscando. También nos enteramos que se había abortado el ataque de las corbetas, y que regresaban a posiciones iniciales. Los aviones Tracker continuaban explorando y durante la mañana de ese 2 de mayo nos confirmaron que la flota británica se estaba alejando hacia el Este.

Pasado el mediodía ya comenzamos a tener mas viento, y para las 14 superábamos los 15 nudos. Pero la orden de reanudar el ataque no llegaba. Nosotros seguíamos en la sala de pilotos listos, con mucha incertidumbre, y comenzamos a pensar que el ataque podía llegar a posponerse indefinidamente.

Finalmente la batalla no se libró. Los británicos tampoco la buscaron, y como expresara el almirante Woodward posteriormente, no podía arriesgarse a que uno de sus portaaviones fuera averiado porque porque podía significar el fracaso de toda la operación.

Para nosotros, haber estado tan cerca y no llevarla a cabo fue la pérdida de una oportunidad histórica. La falta de viento fue un factor decisivo pero circunstancial, la cancelación de de la operacion obedeció a otras razones, que están relatadas en el libro.

El libro se titula “Cinco días decisivos”: ¿Cuáles fueron los otros hechos bélicos, políticos y diplomáticos clave en esos cinco días?

El 1 de mayo comenzó el conflicto bélico en gran escala, aún cuando la Argentina no había rechazado la propuesta diplomática del General Haig: sólo había pedido más tiempo para analizarla. El 2 de mayo la Argentina aceptó la propuesta del presidente peruano Belaúnde Terry, quien anunció la firma de la paz para esa tarde. Entonces el submarino Conqueror hundió al crucero General Belgrano, generando una gran conmoción en el gobierno y la población, con lo cual la propuesta de paz no se concretó. El 4 de mayo, dos aviones Super Étendard de la Armada guiados por un explorador naval Neptune lanzaron dos misiles Exocet sobre el destructor británico Sheffield, causándole serios daños que luego provocaron su hundimiento. Luego de esta acción, la dinámica de los hechos se inclinó a la solución militar.

A su juicio, ¿cual fue el momento bisagra en que se perdió la ultima chance de que las cosas terminaran como lo hicieron?

Nuevamente, entre el 1 y 5 de mayo. Tal vez después del hundimiento del destructor Sheffield hubiéramos tenido que aceptar la propuesta del Perú, aunque es difícil suponer que Gran Bretaña hubiera detenido la guerra.

¿Hay información o documentación que se publique en el libro por primera vez? ¿Respecto de que hechos?

Sí. Yo relato conversaciones inéditas con el comandante del portaaviones británico Invencible y el comandante de la Fragata Ardent y otros oficiales navales británicos y estadounidenses. Allí puede saberse cómo razonaban y qué consideraciones hicieron respecto de las acciones de los medios navales argentinos. Por otro lado, mi coautor -el licenciado José Enrique García Enciso- aporta dos temas absolutamente desconocidos: la visita del asesor principal del senador de Estados Unidos Jesse Helms para investigar la gestión mediadora de Haig y la prolongada tarea que se realizó con el parlamentario británico Tam Dalyell para impulsar la moción de censura a la primer ministro Margaret Thatcher por el hundimiento del Belgrano, con el objetivo político de abortar la propuesta de paz de Belaúnde Terry. Tambien acompaña este relato con documentación desconocida hasta hoy que demuestra esta tesis.

Los pilotos aeronavales tuvieron un desempeño clave en el conflicto, ¿pudieron haberse aprovechado más aún?

Todas las unidades aeronavales operaron hasta al máximo sus posibilidades. Transporte, exploración y guerra antisubmarina. Las escuadrillas de ataque, una con ocho A4Q y la otra con cinco Super Étendard, provocaron severos daños a la flota británica y combatieron al límite de sus posibilidades.

¿Cuál fue a su juicio la misión mas importante de la que participó?

La misión más importante la cumplí el 21 de mayo al estrecho de San Carlos. Atacamos por la tarde con seis aviones A4Q, separado unos minutos en secciones de tres a la fragata Ardent. En vuelo rasante, lanzamos 23 bombas de 500 libras, cola frenada, sobre este buque que se encontraba en el medio de la bahía Ruiz Puente, con una intensa defensa aérea por parte de buques próximos. Los primeros tres aviones luego del ataque fueron perseguidos por dos aviones Harriers, derribando a dos de ellos y dañando severamente al tercero. El capitán de corbeta Philippi se eyectó, cayó en el agua y sobrevivió unos días hasta que lo rescataron. El teniente de fragata Márquez falleció en el combate, y el teniente de navío Arca, con su avión muy averiado y sin combustible se dirigió hacia Puerto Argentino y se eyectó en las cercanías, cayó al agua y también fue rescatado.

Con la segunda sección, que yo integraba junto a los tenientes de navío Lecour y Sylvester, pasamos minutos después, y a pesar del fuego enemigo completamos el ataque, atravesamos el estrecho -siempre bajo fuego- y pudimos regresar al continente casi sin combustible. Por los impactos recibidos de ambas secciones, la Ardent tuvo un incendio descontrolado y se hundió al anochecer.

¿Que tendrían que haber hecho las fuerzas argentinas para ganar la guerra?

El conflicto se produjo en forma impensada, no existía una planificación para mantener y defender las islas. El plan era tomarlas y retirarse para negociar. Lo que siguió fue una improvisación, y sin una preparación adecuada para semejante objetivo lograr un triunfo era muy difícil.


Rótolo y su libro, Malvinas: cinco días decisivos. Foto Germán García Adrasti.

Top Gun, la cima con Kirchner y una denuncia por espionaje

Destacado piloto naval, Benito Rotolo fue enviado en 1978 a un escuadrón de adiestramiento de la aviación naval de estadounidense en Texas, para calificarlo como señalero de aterrizajes desempeñarse como instructor de vuelo. Tenía 26 años. Allí trabajó durante un año y medio, clave para la formación que exhibió como teniente de navío en Malvinas, donde a bordo de aviones Súper Étendard y A4Q participó de decenas de misiones y hundió la fragata británica Ardent.

En 1988 fue designado comandante de la unidad de Super Étendard, y un año después volvió a ser enviado a Estados Unidos para cumplir funciones en el Estado Mayor de la Flota del Atlántico, en Norfolk, Virginia. Allí se reencontró con viejos alumnos y amigos, todos muy interesados en escuchar la experiencia de Rotolo y la aviación argentina en Malvinas. "Tanto los buques de defensa antiaérea de la flota como los escuadrones de combate estaban muy interesados en los tácticas de los ataques aéreos a los buques británicos", explica el almirante. La voz se fue corriendo y al oficial le llovían invitaciones, tanto para volar los aviones más modernos del momento como para compartir su experiencia y sus secretos. "Pocos tienen idea de la importancia que tuvo para todas las marinas del mundo el conflicto de Malvinas, que como lo contamos en el libro fue la última guerra aeronaval del siglo XX, donde con las acciones argentinas la táctica aeronaval tuvo la mas rápida evolución desde la Segunda Guerra Mundial."

"Pero lo mejor sucedió con el comandante del escuadrón Top Gun de la zona Este -tenían otro en la zona Oeste para las alas aéreas de la Flota del Pacifico, que se hizo famoso con la película de Tom Cruise-, que me invitó a participar de ciertos vuelos especiales de combate aéreo. Ese escuadrón de elite tiene pilotos muy experimentados que adiestran a los mas jóvenes en aviones de distinta performance. Alli volaban con F14, F18, el A4 biplaza y F5 biplaza, que simulaban ser aviones rusos."

En 2003, con la llegada al poder de Néstor Kirchner, Rotolo asumió como secretario general de la Armada, y en 2005 fue designado segundo de la fuerza, detrás del almirante Jorge Godoy. Un año después, un caso de espionaje ilegal desde la base aeronaval de Trelew terminó involucrando a los jefes del arma, y Rotolo pidió el retiro a fines de 2011. La justicia lo condenó a un año y ocho meses de prisión en suspenso por su responsabilidad funcional en el caso. En la actualidad, integra el Instituto de Seguridad Internacional y Asuntos Estratégicos del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI).

viernes, 18 de septiembre de 2020

Análisis en previsión de nuevos conflictos

Islas Malvinas / Faklands. En previsión de un nuevo conflicto

Revista Militar  (original en ruso)




Este año se cumple el trigésimo aniversario del conflicto armado de las Malvinas, que fue, de hecho, la última apuesta del dictador argentino Leopoldo Galtieri, un intento desesperado de mantener el poder frente a una catástrofe económica inminente.


El resultado de la aventura fue la gran derrota de Argentina, el dictador perdió sus poderes, la cuenta de pérdidas ascendió a aproximadamente mil personas en ambos lados, sin contar las enormes pérdidas materiales (para normalizar la vida en las islas, se necesitaron neutralizar aproximadamente 15 mil minas, así como una gran cantidad de municiones sin explotar y otros artículos peligrosos )

La ciencia militar se enriqueció con la primera experiencia militar exitosa en el uso de aviones de despegue y aterrizaje vertical. "Harriers" y "Sea Harriers" realizaron cerca de dos docenas de batallas victoriosas sin una sola pérdida. También se obtuvo evidencia de la importancia decisiva del uso de submarinos en las batallas navales: el único submarino británico, que hundió el crucero General Belgrano, bloqueó todas las acciones adicionales de la flota argentina.

Un escritor y publicista argentino escribió un poema en memoria de los argentinos y británicos caídos, en el que calificó el conflicto como "La batalla de los dos hombres calvos por el peine".

El cepillo para el cabello resultó ser dorado. En 2010, el Reino Unido comenzó las operaciones de perforación en alta mar cerca de las islas desafortunadas.

Por supuesto, las Islas Malvinas tienen una importancia considerable en sí mismas: esto no es solo un obstáculo en el camino desde el Océano Pacífico hasta el Atlántico, que le brinda la oportunidad de controlar las aguas del Atlántico, sino también la forma más cercana de desarrollar la riqueza de la Antártida, que tanto Argentina como Gran Bretaña reclaman. Pero el agravamiento del conflicto alrededor de las islas comenzó precisamente con el descubrimiento de campos petroleros.

En respuesta al inicio de la exploración petrolera, Argentina anunció que todos los barcos que se dirigen a las Islas Malvinas (por lo tanto, en protesta, siguen siendo llamados opositores al dominio británico, manteniendo la tradición española), deben obtener el consentimiento previo de Buenos Airos. En respuesta, el Reino Unido realizó pruebas militares cerca de las Islas Malvinas en octubre de ese año. El indignado gobierno de Argentina envió una protesta a la ONU, reprochando a Gran Bretaña por la reactivación de la política colonial y la violación de los acuerdos internacionales sobre el uso pacífico de las aguas del sur del Atlántico.

Desde entonces, la situación alrededor de las islas se está calentando constantemente. La presidenta argentina, Christina Kirchner, anunció el regreso de las Malvinas a la jurisdicción argentina como el principal objetivo de su política exterior. Esta vez, el gobierno argentino ha elegido métodos relativamente pacíficos para resolver el problema, pero está actuando de manera bastante activa en tres direcciones a la vez.

La tarea principal: conseguir el apoyo de los vecinos de la región, de hecho, ya se ha completado. En la cumbre del MERCOSUR (Mercado Común de América del Sur) celebrada a fines del año pasado, se llegó a un acuerdo para bloquear las islas. Se prohibió la entrada a los puertos de los países del Mercosur a los barcos que enarbolan pabellones de las Islas Malvinas (un símbolo de la presencia de Gran Bretaña en el extranjero). Argentina recibió el apoyo de casi todos los países de la región, incluido Chile (hace treinta años, el dictador Pinochet apoyó a Gran Bretaña).

Cabe señalar que en Londres no esperaban bloqueos, como lo demuestra el llamamiento indignado de Jeremy Brown, Jefe del Departamento Latinoamericano del Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino Unido, a los gobiernos de Uruguay, Brasil y Paraguay, en el que calificó la decisión del Mercosur como una política de acoso e intimidación.

El primer ministro británico, David Cameron, en su mensaje de Navidad a los isleños calificó las políticas argentinas como contraproducentes y políticamente injustificadas, prometiendo una vez más que Gran Bretaña nunca se sentaría en la mesa de negociaciones de las islas hasta que los habitantes del archipiélago expresen ese deseo.

Sin lugar a dudas, si el bloqueo tiene éxito, el Reino Unido tendrá grandes problemas.

La segunda área de actividad del Gobierno de Argentina fue la formación de una opinión positiva de la comunidad mundial.

En los últimos años, se ha hecho todo lo posible para limpiar las manchas de los regímenes militares de la reputación del país. Continúan los juicios de alto perfil de criminales políticos del pasado. Entonces, en 2010, 82 años condenado por asesinato, tortura y secuestro del general Reynaldo Bignone, de 82 años, el ex comandante de la base militar Campo de Mayo, que recibió la sombría gloria del campo de tortura para los opositores al régimen.

El presidente Krishner está haciendo campaña activamente en varios foros, principalmente en la ONU, promoviendo activamente su posición. Estas acciones también han tenido bastante éxito.

Por ejemplo, Estados Unidos, que anteriormente tenía una posición categóricamente pro británica, hoy es indiferente (Washington reconoce el poder británico sobre las islas, pero expresó su deseo de no interferir en la disputa). Por supuesto, la pregunta sigue siendo cuánto puede confiar en tal posición. Estados Unidos más de una vez "filtró" a sus antiguos aliados, pero solo en los casos en que fue beneficioso para ellos.

Y, finalmente, la tercera dirección, bastante prometedora, es la promoción del tema en la ONU.

¿Cuán realistas son los reclamos de Argentina? Hay una contradicción de dos leyes. Por un lado, las tierras, por regla general, pertenecen a los descubridores, por otro, se aplica el principio del derecho de autodeterminación de la nación.

Con respecto a la apertura de las Islas Malvinas / Malvinas, aquí las opiniones de Argentina y Gran Bretaña difieren. Los argentinos fechan el descubrimiento en 1520 y lo atribuyen al capitán español Esteban Gómez (Argentina es el sucesor de España), y los británicos confían en que el corsario inglés John Davis descubrió las Islas Malvinas en 1592.

Al darse cuenta de la debilidad de su posición, el Reino Unido celebró varios referéndums en las islas, cuyo resultado no planteó dudas, ya que la población de las islas son descendientes de inmigrantes del Reino Unido.

Conociendo los numerosos precedentes cuando el derecho internacional demostró ser impotente para resolver este tipo de conflicto, es bastante difícil predecir una decisión de la ONU.

domingo, 19 de enero de 2020

Recuperación de Malvinas: Un extenso y elucubrativo análisis ruso

¿Cuándo esperar una revancha para las Malvinas? Las declaraciones de alto perfil de Mauricio Macri y la situación real

Revista Militar (original en ruso)


Inspecciones militares argentinas de un Harrier derribado en 1982

Hoy, cuando todo el foco de nuestra atención se centra en los conflictos militares en Nueva Rusia, Siria y Asia Occidental, así como en la tensa situación en la región de Asia y el Pacífico, muchos hechos interesantes surgen de varios medios extranjeros de América del Sur. Argentina, que no quería observar la soberanía colonial británica sobre las Islas Malvinas, originalmente argentinas, que se encuentran en las extensiones del Atlántico a 463 kilómetros del continente, hizo una serie de declaraciones geopolíticas de alto perfil. Estos últimos están acompañados por algunos programas técnicos militares y contratos que nos hacen pensar seriamente en continuar la confrontación por las Islas Malvinas, ilegalmente sacadas del "país del plata" hace 183 años.

Continúa un acalorado debate sobre la propiedad de las Islas Malvinas entre Gran Bretaña y las tierras de la futura Confederación Argentina, y luego Argentina, desde la segunda mitad del siglo XVIII, cuando los españoles en 1770 expulsaron a los británicos de Port Egmont, que este último ocupó en 1766, de manera bastante legal. dos años más tarde que el navegante francés Louis Antoine de Bougainville pobló la isla de Malvinas Este con los primeros asentamientos que luego fueron comprados por el Imperio español. Las relaciones anglo-españolas comenzaron a acercarse a la escalada de un gran conflicto militar en el Teatro del Atlántico Sur, pero la Guerra de Independencia de los Estados Unidos (Guerra de Independencia de los Estados Unidos), que comenzó en 1775, obligó a Gran Bretaña a cambiar temporalmente su estrategia y abandonar temporalmente las Islas Malvinas.

En 1816, la Argentina ya independiente finalmente declaró a las Malvinas su territorio, pero ya en 1834 se levantó la bandera británica en Port Louis durante 148 años. E incluso la Guerra de Malvinas de 1982 no fue capaz de lograr el éxito de Argentina en el establecimiento de la soberanía sobre las islas.

El teniente general Leopoldo Galtieri, quien se convirtió en el timón del estado en 1981, comparó de manera absolutamente incorrecta el potencial de la Fuerza Aérea y la Armada de Argentina con la Real Armada y la Fuerza Aérea británicas, que a una distancia estratégica tan grande (12,000 km) del reino, aunque perdieron numéricamente, significativamente Superior a la Argentina tecnológicamente. Esto fue especialmente cierto respecto de la superioridad del componente submarino, los aviones antisubmarinos avanzados, así como los misiles aire-aire "Sidewinder" AIM-9L más avanzados, que estaban a disposición del ejército británico. Un papel igualmente importante en la ventaja táctica de los británicos fue el factor geográfico, así como la ausencia de naves de guerra argentinas que transporten aviones de guerra y sistemas efectivos de defensa aérea naval. La gran lejanía del archipiélago de las Malvinas desde la parte continental de América del Sur no permitió que los Mirages, Super Etendars y Skyhokam de Argentina operaran durante mucho tiempo en el área del complejo naval británico y las propias islas debido al alcance insuficiente con puntos totalmente "cargados" colgantes Incluso los tanques de combustible externos no ayudaron, ya que los pilotos argentinos se vieron obligados a mantener aviones tácticos a altitudes extremadamente bajas (alrededor de 100 metros) debido a los excelentes parámetros de energía del radar Blue Fox, que los pilotos de combate British Harrier FRS utilizaron para acercarse a las islas. 1 "fueron encontrados por argentinos a distancias de hasta 55 km, los radares navales Tipo 996 (radares de vigilancia EM clase Sheffield) detectaron objetivos medio-altos a una distancia aún mayor, lo que luego fue confirmado por el trabajo exitoso de los cálculos de defensa antimisiles Sea Dart.

Además, los pilotos del avión de combate argentino de 2 moscas prácticamente no tuvieron la oportunidad de usar el modo de postcombustión, también para ahorrar combustible; esto limitó la relación peso-empuje durante la BVB con los Harriers muy "ágiles". Pero el factor principal que determinó el triste resultado de las batallas aéreas cercanas con el Harrier FRS.1 inglés fue la presencia de misiles aire-aire Shafrir comprados por la Fuerza Aérea Argentina a Israel en los años 70. Estos misiles de corto alcance son contrapartidas ligeramente mejoradas del anticuado AIM-9B estadounidense. Su IR GOS que tenía baja sensibilidad y no podía interceptar a los "Harriers" en el hemisferio frontal. La intercepción en el hemisferio trasero también fue muy difícil: los Harriers tienen una firma infrarroja estructuralmente reducida debido al diseño original del motor turboventilador Pegasus Mk. 104. Las boquillas de aire giratorias delanteras crean tracción por el flujo de aire frío desde el compartimiento del compresor del motor, esta corriente enfría rápidamente la corriente de chorro caliente de las boquillas giratorias traseras que desvían los gases reactivos de la cámara de combustión y la turbina del ventilador. La corriente de chorro finalmente caliente es rápidamente "diseccionada" por estabilizadores invertidos en forma de V, así como por un ala central desarrollada y cascos de PTB debajo del ala.

La lista anterior de hechos técnicos interesantes determinó el resultado de la guerra de Malvinas del año 82, pero este conflicto no se agotó por el fracaso de la época.

En junio de 2015, el mayor general Ricardo Kund, veterano de la Guerra de las Malvinas y ex piloto militar, se convirtió en el comandante de las Fuerzas Terrestres argentinas, y los presidentes anteriores y actuales del país continúan planteando el tema de la disposición para defender plenamente sus intereses en el archipiélago. A principios de 2016, el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Argentina recordó el deseo del pueblo y el liderazgo de ganar la soberanía sobre las Islas Malvinas de manera pacífica, pero el tipo de orden mundial multipolar está haciendo sus propias correcciones, y la solución basada en la fuerza no es una excepción a la actual crisis de Malvinas. La última oleada de tensión está asociada con el comienzo del desarrollo de British Falkland Oil and Gas y Premier Oil exploró grandes campos de petróleo y gas en las cercanías de las Islas Malvinas. Naturalmente, ningún acuerdo con el lado argentino fue incluso considerado "en su infancia", lo que causa perplejidad y agresión entre la población y el liderazgo de Argentina.

El éxito de Argentina en la confrontación militar con Gran Bretaña sobre las Malvinas hoy parece una imagen fantástica única, sin embargo, no hace mucho tiempo, comenzaron a aparecer hechos de que la república sudamericana estaba aumentando lenta pero seguramente su potencial técnico militar, y la información sobre posibles importantes contratos de defensa.

Terribles "Kfirs" y "Gripens" de combate de la Fuerza Aérea Argentina en una posible lucha por las Malvinas

La probable reanudación de la confrontación sobre las Islas Malvinas en el futuro no permite un sueño tranquilo no solo para los demagogos y expertos militares británicos, sino también para el mando de las Fuerzas Armadas británicas. Esto puede ser fácilmente confirmado por las acciones regulares del gobierno del reino, que anteriormente, con la ayuda de un poderoso lobby en la UE y en el Medio Oriente, bloqueó lejos de un importante contrato de Argentina para la adquisición de armas más o menos modernas para la fuerza aérea del país. En primer lugar, estamos hablando de actualizar una flota bastante desactualizada, así como una modernización profunda de las máquinas más exitosas de la familia Mirage III-EA / R y las versiones israelíes de la "Daga" y "Dedo" del IAI. Los espejismos continuaron volando con el débil radar de Cyrano, que no podía detectar y rastrear de manera estable los objetivos aéreos contra el fondo de la superficie terrestre. También tenía un alcance corto (40 km) de adquisición de objetivos (3 veces menos que el radar aerotransportado CAPTOR ECR-90 instalado en los nuevos Tifones británicos). Además, con el objetivo de defender las Islas Malvinas, la Fuerza Aérea Británica transfirió un enlace de 4 combatientes multi-rol EF-2000 "Typhoon" al archipiélago. La información sobre el posible contrato de Argentina para la adquisición de bombarderos de primera línea rusos Su-24M, que eran portadores de una amplia gama de armas de misiles de alta precisión y podían cambiar fundamentalmente el equilibrio de poder con los británicos, condujo a una verdadera histeria de los medios británicos, pero el contrato nunca se firmó. La situación se ha mantenido igual.

Y así, a finales de 2015, la publicación de MercoPress publicó datos sobre la firma de un contrato entre Argentina e Israel, que prevé la venta de 18 aviones de combate polivalentes Kfir Block 60 israelíes en la reserva de la Fuerza Aérea del Estado de Medio Oriente a la Fuerza Aérea Argentina. El evento en la historia del ejército argentino es realmente importante, porque la modificación de este "Kfir" (hebreo, "cachorro de león") en términos de características de rendimiento corresponde a la aviación táctica de la generación "4+" y representa una gran amenaza para la Fuerza Aérea Británica y la Armada en el archipiélago de las Malvinas.

A pesar de que el "Kfir Block 60" está representado por un viejo planeador "Mirage", la mejora del último sistema de aviónica y reabastecimiento de combustible permitió que el automóvil aumentara drásticamente su generación hasta aviones como el F-16C Block 50 y Gripen, y en algunas cualidades y superarlos.

 
"Kfir Block 60" repostando en el aire

El factor determinante en el mayor potencial de combate de "Kfir" es un potente radar aire-aire con AFAR EL / M-2052, desarrollado por ELTA. Su modificación de exportación está representada por un conjunto de antenas de 1500 PPM con una potencia total de hasta 10 kW; la estación es capaz de detectar objetivos aéreos con un EPR de 3 m2 en un rango de hasta 260 km, se detectará un objetivo del tipo F-35B (EPR de aproximadamente 0.3 m2) a una distancia de hasta 150 km, lo que no permitirá a los británicos tomar la iniciativa de la Fuerza Aérea Argentina en el aire de largo alcance batalla debido a la baja visibilidad de los relámpagos. Los tifones serán aún más difíciles de enfrentar a los Kfirs modernizados.

El radar EL / M-2052 en términos de distancia de detección excede la mayoría de los radares comunes de los cazas de generación de transición modernos, la superioridad del radar israelí sobre los análogos en rango, según los datos publicados, se ve así: AN / APG-79 (Super Hornet) - 1.7 , ECR-90 CAPTOR (“Typhoon”) - 1.9, AN / APG-63 (V) 3 (F-15SE “Silent Eagle”) - 1.5; y, por paradójico que parezca, el radar israelí incluso lo supera con el AFAR AN / APG-81, la familia de caza estadounidense sigilosa F-35, que entrará en servicio con la Royal Navy de Gran Bretaña.

Lo único que la estación de radar israelí es inferior a la estadounidense es el número de objetivos acompañados por el paso (64 contra 100) y la ausencia de un modo de apertura sintetizado para escanear la superficie de la tierra en busca de varios tipos de equipos terrestres con una resolución de hasta varios metros. Sin embargo, la estación está perfectamente adaptada para la detección de objetivos de superficie remotos y la designación de objetivos para misiles antibuques modernos de largo alcance, que se pueden unificar de dos maneras con la arquitectura abierta de aviónica "Kfir Block 60".

Incluso dos escuadrones incompletos de 18 Kfirs pueden causar muchos problemas a la flota británica cerca de las Malvinas. En la versión antibuque, dicho regimiento aéreo puede transportar hasta 64 misiles antibuque modernos con un alcance de 200-250 km. Y enviar al fondo un par de naves de apoyo o incluso un EM "45 Daring" ultramoderno sin entrar en el peligroso radio de destrucción de sus sistemas de defensa aérea Sylver es fácil para ellos, porque los argentinos recordaban bien el 82º año, cuando había muchos Skyhawks y El Mirage fue derribado por los sistemas de defensa aérea naval de Sea Dart.

Los "Kfirs" son autos de alta velocidad capaces de alcanzar velocidades de 2.2M, y su radio de acción de combate es de aproximadamente 1000 km, que cubre completamente todas las líneas y direcciones de vuelo al archipiélago de las Malvinas. No es ningún secreto que la aeronave está equipada con un sistema de designación de objetivo montado en el casco sincronizado con radar y misiles ICGSN BVB "Python", así como sistemas para intercambiar información táctica en canales de radio de comunicación con aeronaves vecinas y radares aéreos y terrestres.

Debido a estas innovaciones, la Fuerza Aérea Argentina puede lograr un éxito significativo en ciertas OH Malvinas. Pero para una superioridad a largo plazo sobre la Armada británica, que tiene dos portaaviones clase Queen Elizabeth con un ala de avión de 76 F-35B, 11 Trafalgar y Astute MAPL, así como 6 EMF Daring, se necesitan muchas más fuerzas que están ausentes tanto en la Fuerza Aérea como en la Armada de Argentina.

Aparentemente, se planea eliminar el inconveniente mediante la adquisición de un cierto número de modificaciones simplificadas o modificadas en Brasil de la creación de SAAB: el luchador multiusos "Gripen NG" Jas-39. Un contrato para la compra de estos aviones puede firmarse e implementarse exclusivamente bajo la supervisión del Comité Coordinador para la selección de aviones de combate en Brasil, y sin componentes británicos reemplazados por otros dispositivos similares. El Reino Unido ya ha bloqueado las entregas directas de Gripen desde los talleres de ensamblaje de SAAB a Argentina. Por ejemplo, es poco probable que Argentina reciba la modificación "Gripen NG" con el nuevo radar Selex Galileo Raven ES-05 AFAR, que se fabrica en Edimburgo, Escocia, pero puede obtener mejores versiones de radares como NORA u otros radares que se pueden unificar con el sistema de control Grypena.

Pero el argentino Jas-39, desafortunadamente británico, no se verá privado del sistema de intercambio de tácticas CDL-39, creado por Ericsson sobre la base de la estación de radio digital estadounidense Fr90, utilizando el algoritmo más complicado para codificar el canal de radio y la interpolación de frecuencia. El sistema de intercambio de datos táctico CDL-39 está aproximadamente 2 veces por delante del famoso Link-16 en velocidad de transferencia de datos y tiene transferencia de datos bidireccional, sin ningún sistema jerárquico típico de Link-16.

Una característica importante de la futura Fuerza Aérea Argentina es la posibilidad de usar Kfirs con el nuevo radar EL / M-2052 como un "mini AWACS", como se practica en el MiG-31BM - Su-27, Su-30SM - Su-27, y así sucesivamente. d. La única pregunta que permanece abierta es el suministro de misiles aire-aire de largo alcance que podrían exceder el rango de productos tales como MBDA Meteor o AIM-120C-7/8, que tarde o temprano encontrarán su solución. De hecho, la situación geopolítica actual en Asia ahora está jugando a favor de Argentina.

Israel, el principal proveedor de aviones militares a Argentina en los últimos 40 años, insatisfecho con el levantamiento de la mayoría de las sanciones contra Irán por parte de la UE y los EE. UU. Y, por lo tanto, independientemente de la posible presión de Gran Bretaña y sus socios europeos, continuará brindando apoyo técnico y logístico para los contratos de defensa argentinos, desempeñando un papel primordial en la situación que rodea la disputa sobre la propiedad de las Islas Malvinas.

Los argentinos tienen un plan "B". Las corporaciones chinas "Shenyang" y "Chengdu" han cambiado durante mucho tiempo a la producción de aviones de un "grado" completamente nuevo. Si hasta mediados de los 90 estas compañías se especializaban solo en la producción de máquinas de tercera generación como la J-8IIM y la J-8III, desarrolladas sobre la base de las últimas versiones de la MiG-21, teniendo en cuenta el diseño de la Su-15, entonces en 1998 había un radical Salto en la tecnología del complejo militar-industrial chino: el primer vuelo fue realizado por la ligera MFI J-10. La aparición en el escenario mundial de combatientes y bombarderos de múltiples funciones como el Su-27, Su-30, F-22A y Su-34 hizo que el Imperio Celestial se apresurara, porque la flota aérea "decrépita" del montón de copias modificadas del MiG-17/19/21 ya no correspondía a nuevas amenazas. , y el país ya estaba posicionado como una joven superpotencia.


Un prototipo del caza chino de quinta generación J-31. La fiabilidad de este caza bimotor es significativamente mayor que la del F-35B monomotor estadounidense. Además del hecho de que el caza estadounidense está equipado con un motor turbofan Pratt & Whitney F135-400 sofisticado y menos confiable con un "cardan" para un ventilador de elevación, la máquina china tiene un diseño más confiable, donde las góndolas de los dos motores están separadas por una distancia considerable entre sí, lo que reduce la posibilidad de ignición mutua plantas de energía cuando una de ellas está dañada. El alcance del J-31 es de 1250 km, F-35B, solo 865 km; Al instalar un radar más potente, el caza chino se convierte en un complejo de aviación completo de la quinta generación, significativamente por delante del F-35


Ahora China tiene una enorme gama de aviones tácticos prometedores para la exportación. Y Chengdu siempre ha considerado a Argentina como un comprador del muy popular y avanzado FC-1 (JF-17), que no es inferior en sus cualidades de impacto al mismo Gripen. También había esperanzas de un acuerdo con los argentinos sobre los últimos luchadores discretos del "Shenyang" J-31. Esto, por cierto, sería la solución más correcta para este último, porque después de equipar los radares israelíes con AFAR, los "sigilos" chinos se convertirían en vehículos de quinta generación mucho más formidables que los F-35B británicos (radio de combate sonoro de J-31 en 1, 5 veces más alto que los indicadores de Lightning con KVVP).


Submarino nuclear multipropósito de la flota británica S.88 "Tireless" clase "Trafalgar". Pertenece a la clase de submarinos torpedos, pero desde el TA de 533 mm también se puede lanzar el “Tomahawk” TFM BGM-109C / D / E para golpear objetivos terrestres y terrestres remotos dentro de un radio de 900 km, por lo que el submarino se considera un ataque y puede participar en el aire táctico y estratégico. -ofunciones cósmicas ofensivas. En ausencia de una cobertura adecuada de las instalaciones estratégicas argentinas con modernos sistemas de defensa antimisiles, cualquier confrontación militar con los británicos podría terminar en una sorpresa muy desagradable en forma de docenas de "Tomahawks" que "estallaron" desde cualquier dirección operativa hasta la Antártida.

Pero una serie de dificultades asociadas con la débil defensa aérea de las bases aéreas argentinas de los ataques con misiles Tomahawks de los submarinos británicos Astute y Trafalgar, así como con el despliegue de sistemas de misiles antiaéreos costeros de largo alcance para apoyar a los aviones de ataque, no permite ningún avance hacia guerra por las islas. Argentina no tiene una defensa antisubmarina adecuada, ni modernos submarinos diesel-eléctricos para librar una guerra submarina con la Gran Bretaña tecnológica. Y solo después de resolver estos problemas será posible pensar seriamente en la venganza de Argentina en la disputa territorial de siglos.