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viernes, 27 de enero de 2023

Los cañones de Malvinas

Relatos de la guerra: “Los Cañones de Malvinas”





Reconocimiento a los artilleros argentinos

Las piezas de artillería cordobesas que fueron trasladadas a las islas se convirtieron en un arma clave para las tropas argentinas y se ganaron el respeto de los ingleses; hoy una de ellas ocupa un lugar en el Museo de los Paracaidistas de Aldershot, cerca de Londres.
Es la mañana del 1º de mayo de 1982 en Puerto Argentino. Pocas horas atrás habían terminado los ataques aéreos de los Vulcan y Sea Harrier sobre el aeropuerto y otros objetivos estratégicos en las islas. Ahora sería el turno de los buques británicos de acercarse a las costas para continuar el castigo sobre las posiciones argentinas con su artillería naval.
La reacción argentina no tardaría en llegar. Varias oleadas de aviones Dagger arrojaron sus bombas sobre las embarcaciones enemigas, las que, tras evaluar los daños recibidos, debieron repensar seriamente sobre la táctica utilizada.
A partir de entonces, las incursiones de bombardeo naval se realizarían sólo por la noche, lejos del alcance de la artillería terrestre y sin la molestia de las aeronaves argentinas, imposibilitadas de operar en misiones de ataque naval nocturno.
Transcurrían las noches, y la guarnición argentina sufría el constante martilleo de los proyectiles británicos. Cada buque tenía un cañón automático de 115 milímetros, con capacidad para efectuar 80 disparos por minuto. Resultaba indispensable dar una respuesta. Y rápido.
En la tarde del 13 de mayo, aterrizaba en Puerto Argentino un C-130 Hércules de la Fuerza Aérea Argentina, luego de un prolongado vuelo rasante sobre las olas del mar burlando el bloqueo. Al abrirse la compuerta de la bodega de la aeronave, no fue poca la sorpresa. Se asomaba la boca de una mole impresionante: era un cañón remolcado Sofma, calibre 155mm L33 Modelo 1977, del Ejército Argentino.
La pieza había sido concebida y desarrollada en Argentina por Citefa durante la década del setenta, y producida en la Fábrica Militar de Río Tercero, en la provincia de Córdoba.
Tenía un alcance máximo de 20 kilómetros, con munición convencional de 43 kilos.
Suficiente para que los incursores perdieran también su impunidad nocturna. La pieza era considerada de gran avanzada y con características similares a las mejores del mundo. Ahora sería su turno para demostrarlo.
Tres días después, y con la pista de aterrizaje totalmente a oscuras, llegó otro Hércules con una segunda pieza.
Por su gran tamaño (más de 10 m de largo), estos cañones recibieron en Malvinas apodos afectuosos, tales como "Gran Berta", "Gran Chaparral", "Gran Leopoldo", luciendo inscripciones jocosas alusivas a algún miembro de la corona sobre sus tubos.
Se decidió su emplazamiento en los alrededores de Puerto Argentino, sobre el camino que pasaba por Sapper Hill, al abrigo de su ladera nordeste. El peso del cañón (8500 kilos) y la ausencia de caminos adecuados provocaban su hundimiento en la esponjosa turba malvinense. Ello causaba grandes limitaciones en su movilidad, requiriendo un mayor trabajo y la utilización de una retroexcavadora para lograr el emplazamiento de las piezas en su posición, a unos 150 metros una de otra. Estas tareas y el traslado de la pesada y escasa munición culminaron al día siguiente. Como jefe de la Batería "D" del Grupo de Artillería 3 fue designado el Teniente Primero Luis A. Daffunchio, de quien se decía que a los Sofma "los tiraba al aire y caían parados". Los soldados argentinos, refregándose las manos, comenzaban a sentir que vengarían las molestias nocturnas de las últimas dos semanas. Ahora había que esperar. Pero no por mucho tiempo.

Bautismo de fuego

Esa misma noche, pasadas las 23:00 hs, el jefe de la pieza recibió la información sobre la aparición en el radar de un eco sobre el mar. Era un buque que navegaba hacia el circuito de tiro cerca de la costa para cumplir con su rutinaria tarea de bombardeo naval contra las posiciones argentinas, confiado en la ausencia de respuesta. Esa noche se equivocaría.
Con los datos suministrados por el radar se establecieron la distancia y el ángulo de dirección para el disparo que, sumado a la velocidad del buque y el tiempo estimado en que el proyectil llegaría al blanco, permitiría preparar la pieza para abrir fuego. La munición era escasa, por lo que los artilleros argentinos no podían permitirse fallar.
Cuando el incursor se encontraba a unos 18 km de distancia, el silencio de la noche se quebró con el hasta entonces desconocido estampido del disparo del Sofma. Para sorpresa de la desprevenida tripulación, los impactos cayeron cerca del buque. Si bien no causaron daño, lograron el efecto esperado. Abruptamente la nave viró con rumbo opuesto, alejándose a toda velocidad. La guarnición argentina estalló en júbilo. El efecto sobre su moral resultó asombroso. Habían culminado las infernales noches de impotencia contra los buques agresores.
En la noche del 17 de mayo se repetiría la acción. A las 22:50 hs, el radar recibió un eco ubicado a unos 30 km de la costa. Pocos minutos después aparecieron en la pantalla dos ecos más, que se aproximaban a gran velocidad en dirección a la costa. Ahora se contaba con un segundo cañón. Los buques comenzaban a realizar el habitual circuito de carrusel para el bombardeo naval. Los artilleros argentinos concentraron el fuego sobre uno de los blancos. Con los primeros impactos sobre el agua, los tres buques repitieron la desesperada maniobra, alejándose velozmente del lugar. Ya no se acercarían más impunemente. Había comenzado un duelo personal entre los buques ingleses y la artillería argentina.

Mirando al poniente

A principios de junio, con la infantería y artillería británicas aproximándose desde el oeste sobre el perímetro defensivo de Puerto Argentino, los Sofma recibieron una nueva tarea. Durante el día debían apuntar sus bocas de fuego en dirección a los cerros que comenzaban a ser ocupados para el avance final sobre la capital isleña.
Así, en varias oportunidades efectuaron disparos sobre los montes Kent y Wall, atacando posiciones de artillería, infantería y puestos de observación enemigos.
Los efectivos británicos rápidamente aprendieron a distinguir el zumbido de la munición de 155 mm aproximándose, y a hundir sus cabezas en la turba apenas lo escuchaban.
Los intentos para silenciar la molesta artillería argentina fracasaban uno tras otro.
Las tropas enemigas recibían su castigo mientras intentaban avanzar sobre Monte Longdon, Dos Hermanas y Monte Harriet.
Ahora eran los ingleses los que sentían la impotencia. Y su paciencia estaba llegando al límite.
En la mañana del 12 de junio, mientras los cañones eran aprestados para realizar una salva de disparos sobre blancos terrestres, dos aviones Harrier GR3 se lanzaron temerariamente en vuelo rasante hacia las posiciones argentinas ubicadas en las cercanías de Sapper Hill. Buscaban los cañones de 155 mm. Lanzaron sus bombas racimo alcanzando una de las piezas, hiriendo además a varios de sus sirvientes, incluyendo a "Tom", el perro mascota que los soldados habían traído del continente. Uno de los aviones fue alcanzado por el fuego de armas livianas, y dificultosamente aterrizó en el portaaviones HMS Hermes, con un incendio en la zona posterior de su fuselaje. Si bien fue reparado, no volvería a participar en la guerra. El incursor pagó cara su osadía. La localización y ataque a las posiciones de estos cañones serían una de las máximas prioridades para la Royal Artillery y la Royal Air Force durante la campaña. En la costa, disipados el humo y la confusión, las ruedas de una de las piezas quedaron hechas jirones, inmovilizando el cañón. Con la posición convertida en terreno arrasado por las bombas e innumerables proyectiles navales, se decidió su traslado al día siguiente a una nueva. Los ingleses tendrían un respiro, pero breve.
Pasarían menos de 24 horas para que otro cañón, junto con más munición, llegara a las islas en la bodega de un avión Hércules. En prevención de otros ataques, la pieza recién llegada fue transportada a una nueva posición más hacia el este de la anterior, adonde llegó luego el cañón sobreviviente del ataque aéreo.
El asalto final sobre Puerto Argentino se aproximaba. Los duelos de artillería eran incesantes. A los Sofma se les sumaban los obuses Otto Melara de 105 mm, pero las piezas inglesas quedaban fuera del alcance de los proyectiles argentinos. Ello hacía muy arriesgada la situación de nuestros artilleros, obligándolos a cambiar su posición permanentemente para evitar ser alcanzados. Pero la munición les estaba escaseando.
El último vuelo en entrar a Puerto Argentino en la noche del 13 de junio llevaba en su vientre una última pieza de 155 mm. Tal vez, un intento desesperado para prolongar el desenlace final. Sería muy tarde. Las tropas inglesas ya estaban en las afueras de la capital y esa última noche los artilleros argentinos callarían finalmente sus cañones. Dispararon hasta agotar su munición.
En la mañana siguiente se produjo el cese del fuego.
El último cañón no alcanzó a ser emplazado y quedó estacionado en una de las calles de la ciudad.
Los artilleros sacaron de sus piezas los blocks de cierre, enterrándolos en la turba, en un intento para inutilizarlas. No fue poca la sorpresa de los ingleses al constatar la escasa cantidad de cañones Sofma que tantos dolores de cabeza les habían ocasionado. Cualquier inglés que hubiera experimentado la sensación de quedar bajo el fuego de los 155 mm, con sus esquirlas y explosiones, aún los recuerda con respeto. La reputación que por estos cañones nació entre las tropas de elite inglesas los llevó a conservarlos como trofeos. Una de las piezas fue colocada en un lugar de honor en el Museo de los Paracaidistas en Aldershot, a pocos kilómetros de Londres.
Con inmensa fortaleza y coraje, contando con cañones fabricados en el país, al igual que los forjados por fray Luis Beltrán más de un siglo y medio antes para el Ejército de los Andes, los artilleros argentinos habían cumplido su misión.
Por Alejandro J. Amendolara
Inv: W/65 – Prom. XXIII – Héroes de Malvinas
Fuente: ecosfueguinos.com

domingo, 2 de septiembre de 2018

Malvinas: El rol de la artillería británica (1/2)

Artillería británica durante la Operación Corporate
Mayor CHRIS D. LANDRY,
US MARINES CORPS

Parte 1 | Parte 2


Introducción

Cuando Argentina lanzó su recuperación de abril de 1982 de las Islas Malvinas bajo ocupación británicas, Gran Bretaña fue inesperadamente obligada a proseguir una guerra limitada en un rincón remoto del mundo. Desde el principio, los británicos sólo imaginaron un posible curso de acción para disuadir la agresión: desplegar fuerzas para recuperar las islas y restablecer la ocupación británica.
A pesar de su limitado valor estratégico y la visión común de que las islas eran una cruel e implacable tierra baldía, la Argentina y Gran Bretaña habían estado discutiendo sobre las Malvinas durante más de un siglo. Desde su descubrimiento, ha sido una barra de iluminación para nacionalismo en ambos países. El hecho es que la masa de la isla misma es irrelevante en la disputa. En última instancia, el conflicto de las Malvinas representa la tremenda influencia que el honor nacional puede tener en motivar a un país a perseguir la guerra. Pero desde el punto de vista operacional y táctico, representa el tremendo impacto que el fuego de artillería correctamente coordinado y ejecutado, combinado con la maniobra, tiene en el éxito del campo de batalla. Superando numerosos obstáculos, la artillería británica cumplió con el reto y proporcionó un apoyo preciso y preciso cuando fue necesario.
Este artículo analizará la Campaña de las Malvinas con especial énfasis en la contribución de la Artillería Real Británica a apoyar la consecución de la victoria. Como estudio de caso histórico, la atención se dirigirá tanto a los elementos operativos como tácticos del conflicto. Al hacerlo, el documento evaluará la planificación y ejecución del apoyo de artillería durante todas las fases de la campaña. Además, revisará las lecciones que se pueden aplicar al uso y organización actual de la artillería de los Cuerpos de Marines de los Estados Unidos en lo que se refiere al uso de artillería ligera, relaciones de comando y entrenamiento.


Capítulo 2
La campaña

Al enterarse de que se había producido una invasión argentina de las Malvinas, los dirigentes políticos británicos decidieron tomar medidas rápidas ordenando el despliegue de un grupo de trabajo hacia las islas. La operación denominada CORPORATE, el esfuerzo británico sería una empresa monumental que pondría una tremenda demanda tanto en el ejército como en el gobierno. Esta fuerza, bajo el mando del almirante John Fieldhouse, fue inicialmente prevista como una muestra de fuerza, pero eventualmente se encargaría de la liberación de las islas. El argumento británico para la retención de las islas fue triple: Gran Bretaña fue el primero en descubrir las islas, los súbditos británicos fueron los únicos ocupantes por lo tanto la doctrina de la prescripción aplicada, y la autodeterminación de los isleños, dos tercios indígenas, dictaban los británicos soberanía.
A pesar de tener un presencia establecido en la forma de una guarnición de la isla Soledad de 40 Royal Marines, los militares británicos no tenían ningún plan preexistente de la guerra para la defensa para las islas. Una expedición para expulsar a una fuerza de ocupación no era vista como una opción realista, por lo que no había planes "a mano" para un asalto anfibio. Sorprendentemente, CORPORATE se desarrollaría al desplegarse al teatro.

Una vez que quedó claro que los argentinos tendrían que ser desalojados de la Isla, era necesaria una estrategia clara. El plan británico fue diseñado para incorporar tres fases durante la campaña. En la primera fase, el grupo de portaaviones prepararía el área de las Malvinas para el asalto anfibio previsto. La misión requirió la realización de tres tareas principales: un bloqueo naval y aéreo de las islas, la derrota de las fuerzas navales argentinas y la seguridad de la superioridad aérea británica en la zona. La segunda fase pidió que la fuerza de tarea anfibia hiciera un desembarco y estableciera una cabeza de playa en las Malvinas. Finalmente, en la tercera fase, la fuerza de desembarco, apoyada por fuerzas navales, derrotaría a las fuerzas terrestres del enemigo.

3. Organización de la Fuerza de Desembarco

El elemento terrestre de la fuerza de tarea fue finalmente comandado por el General de División Jeremy Moore y estaba compuesto de dos elementos de maniobra: la Brigada de 3 Comandos del Brigadier Julian Thompson de los Royal Marines y la 5° Brigada de Infantería del Ejército Británico del Brigadier Anthony Wilson. Inicialmente, Thompson se desplegó como el comandante del elemento terrestre, pero renunciaría a la responsabilidad después de que Moore llegara a las Malvinas con su personal y la brigada de Wilson.
Las fuerzas de desembarco inicial se centraron en la Brigada de 3 Comandos, que se desplegó con los tres batallones de infantería: Comando 40, Comando 42 y Comando 45. Para ayudar a reforzar la Brigada, el 2do y el 3ro batallones del regimiento de paracaídas (Para) fueron atados a la brigada 3 del comando. La Brigada también fue apoyada por el 29 Regimiento de Comando Artillería Real y con tres baterías de armas (7, 8 y 79), 29 Batería del 4º Regimiento de Campo Artillería Real, 59 Escuadrones del Comando Independiente Royal Engineers, Brigada Air Squadron Royal Marines y varias unidades de apoyo de servicio de aviación y combate.
Una vez que se determinó que una fuerza de desembarco mucho más grande era requerida para apoderarse de los objetos de las Malvinas y derrotar a los argentinos, la Brigada de Infantería 5 fue encargada de desplegar y unirse a la fuerza de desembarco en el área de operaciones de la Isla Malvinas. La Brigada, habiendo separado dos de tres batallones de infantería a la Brigada de 3 Comandos, desplegó solamente con el 1r Batallón, 7º Rifles de Gurkha. Sin embargo, se reconstituyó con la adición del 2do batallón, guardias escoceses y 1r batallón, guardias de Gales. Proporcionar apoyo de artillería a la Brigada fue 4 Regimiento de Campo, Artillería Real. Inicialmente, el regimiento se desplegó con sólo 97 baterías, pero poco después de poner el pie en isla Soledad, 29 batería se desprendió de 29 Commando y volvió a unirse al comando.

Apoyo de artillería

El apoyo de la Fuerza de Desembarco provenía de 30 cañones, de los cuales 18 estaban ubicados en el 29 Comando bajo la dirección del Teniente Coronel M. Holroyd-Smith y 12 del 4 Regimiento de Campo bajo la dirección del Teniente Coronel G. A. Holt. Estas organizaciones utilizaron el versátil cañón de campaña L118 de 105mm. Este arma de artillería ligero pesa 4.096 libras, alcanza hasta 17.200 kilómetros, y dispara seis tiros por minuto a la tasa máxima de fuego. Además, las armas son portátiles cuando se lanzan bajo los helicópteros Puma, Sea King o Wessex.
Las baterías de fuego dentro de cada uno de los dos regimientos constan de seis cañones cada uno y son comandados por un mayor. Además de servir como comandante de la unidad, el comandante de la batería también funciona, como el principal asesor de artillería al comandante del batallón de infantería apoyado y posteriormente, se encuentra con él. También dentro de cada batería hay 2 capitanes que sirven como oficiales de observación hacia adelante y 1 teniente llena el boleto de oficial de posición de arma.
Además de las baterías de cañón, el 29 Commando se desplegó con la batería de observación directa 148. Esta organización estaba compuesta de hombres que fueron cuidadosamente seleccionados para su comando, así como detectar las habilidades. Tal vez ninguna otra unidad estaba tan bien preparada para pedir y ajustar los fuegos navales de apoyo. Principalmente se centró en la detección de disparos navales, el 148 fue igualmente hábil en el ajuste de la artillería y el control del apoyo aéreo cercano.
Igualmente listo para la tarea a realizar, 29 la organización de Commando y
La preparación previa al despliegue preparó excepcionalmente bien al regimiento para apoyar al grupo de trabajo con incendios indirectos de artillería. A pesar de ser una unidad del Ejército, todos los miembros del Regimiento eran voluntarios y eran calificados como comandos al igual que sus contrapartes Marinas. Años de entrenamiento conjunto y despliegues habían construido cooperación y confianza entre las unidades. Por otra parte, el entrenamiento repetido del invierno en Noruega les proporcionó experiencia y equipo únicos para la guerra ártica.
Esto resultaría ser extremadamente valioso en el clima áspero de Malvinas.
Al igual que las otras organizaciones de despliegue, las unidades de artillería se vieron obstaculizadas por la falta de espacio de envío. Esto, combinado con el conocimiento de que el suelo de turba esponjoso en las Malvinas no apoyaría el movimiento del vehículo, hizo que las unidades se desplegaran sin su motores principales de artillería, así como gran parte de su equipo de apoyo. Por lo tanto, una dependencia inusualmente alta debía colocarse en helicópteros y mano de obra física. Gran parte del equipo que un regimiento de artillería esperaría tomar, o ser apoyado por, en la guerra - como equipo de artillería de campo, dispositivos de observación nocturna, telescopios láser y el apoyo de una sección meteorológica, drones y sonoros - Fue dejado atrás o no pudo ser utilizado.


Isla Ascensión

Respondiendo rápidamente a los acontecimientos en las Islas Malvinas, Gran Bretaña comenzó a desplegar fuerzas militares mediante el lanzamiento de un grupo de trabajo para recuperar las islas. Al ordenar la fuerza, la Isla de la Ascensión fue utilizada como punto de reunión y área de reunión antes de navegar hacia las Malvinas. Centralmente ubicada entre Gran Bretaña y el Atlántico Sur, la isla contaba con instalaciones para apoyar la preparación logística y el mantenimiento de la campaña. Además, sirvió como área de espera para el grupo de trabajo anfibio mientras que el grupo de batalla del portador comenzó a establecer la supremacía marítima alrededor de las Malvinas.
Debido a que el liderazgo político británico quería demostrar una acción rápida y resolver, las fuerzas tenían que salir de Inglaterra lo más rápido posible. Isla de la Ascensión luego se convirtió en una importante importancia para el despliegue de fuerzas, ya que ofreció a los británicos un lugar para reorganizarse antes de entrar en el área de operaciones de las Malvinas.
Específicamente, las unidades aprovecharon la oportunidad para prepararse para un desembarco anfibio desarrollando planes, cruzando tropas y reorganizando el equipo en los barcos. También, en la Ascensión, la fuerza de tarea logró realizar algún entrenamiento, incluyendo armas de fuego, ejercicios de asalto anfibios limitados, controles de equipo y ejercicios de aptitud física.


Las habilidades de combate individuales se convirtieron en el enfoque principal en el entrenamiento. Comprendiendo que las Islas Malvinas presentaban un clima severo y que la movilidad a menudo dependía del movimiento de los pies, los comandantes instituyeron vigoroso entrenamiento físico en las tropas. Especial atención fue dada hacia el fortalecimiento de los pies, piernas y espaldas. También se dio prioridad a la capacitación en habilidades individuales de combate, como manejo de armas, habilidades de campo y reconocimiento de aeronaves. No se perdió en esta preparación fue el reconocimiento de que las tropas necesitaban afinar su conocimiento de apoyo de fuego y pedir habilidades de fuego. Como el oficial al mando del Comando 42, el Teniente Coronel Nick Vaux claramente apreció la maniobra para disparar la relación de apoyo cuando dijo:

El otro tema en el que, afortunadamente, hemos puesto mucho énfasis en el control del fuego de apoyo. Normalmente, el entrenamiento práctico en esto es limitado para cualquier persona debajo del rango de sargento, e incluso los suboficiales tienen la suerte de obtener mucha experiencia de primera mano. Simplemente no hay suficientes balas de artillería o bombas de mortero disponibles, y se da prioridad a los Oficiales de Observación Avanzada especializados y los Controladores de Fuego de Mortero que operan como parte de la Jefatura de Comando o con los comandantes de la compañía de rifles. Sin embargo, ya era obvio que en la unidad de las Falklands la maniobra sería menos probable que las patrullas de combate; La capacidad de un infante de marina en una sección de rifle para llamar a fuego de apoyo con precisión podría ser decisivo. Tuvimos suerte de tener nuestros equipos de control de fuego de la Royal Artillery con nosotros en el barco; Afortunado, porque en el caso del Comando 42, toda la batería había estado con nosotros en Noruega durante tres meses. No sólo nos enseñaron la técnica, sino que también transmitieron la comprensión de lo que las armas y los morteros podrían lograr. Las semillas de la confianza esencial en el apoyo al fuego fueron sembradas mientras estábamos afuera en Canberra.

Mientras estaba en Ascensión, la imagen de la inteligencia comenzó a agudizarse. Hasta este punto la planificación de la campaña de tierra había sido difícil debido a un pobre entendimiento de la deposición de las fuerzas argentinas en las Malvinas. Habiendo partido de Inglaterra sin fotografías aéreas e inteligencia extremadamente limitada, definir objetivos de asalto y apuntar las posiciones enemigas era casi imposible.
Ahora, con las capacidades de inteligencia británica en la región mejorando, la fuerza de desembarco comenzó a concentrar los esfuerzos de planificación en la oposición. Las estimaciones ponen la fuerza enemiga en las islas en más de 10.000. De especial preocupación para las unidades de artillería, la artillería enemiga se estimaba en un 1 y 1/2 Batallones (aproximadamente 30 armas) de obuses italianos altamente móviles de 105 mm.
Además, se creía que un número desconocido de obús de campo de 155 mm estaban en posición de defender a la guarnición argentina de Puerto Argentino. El tiempo y el terreno también serían un gran desafío para las unidades de Artillería Británica. El terreno de la isla está rodando y sin árboles cubierto de arbustos, pastos escasos y turberas esponjosas y dispersas. El movimiento para vehículos pesados ​​y equipo es prácticamente imposible ya que la capa freática se encuentra a sólo unas pocas pulgadas debajo de la superficie del suelo y la mayoría de las carreteras fuera de Puerto Argentino son pistas de tierra. Un poco más de la mitad de los 1.800 residentes de las islas viven en el lado oriental de la isla Soledad en la capital de Puerto Argentino.
Los habitantes restantes, habitan en una docena de aldeas tan ampliamente diseminadas con el más grande de ellos que es Goose Green y Darwin. El clima durante el invierno es frío y húmedo con temperaturas promediando 37 grados Fahrenheit. Las lluvias ligeras son frecuentes y ocurren dos de cada tres días mientras que la nieve y la niebla son también comunes. Además, los vientos racha de hasta 60 nudos y golpe continuamente.

Preparación del desembarco

Listo para ejecutar la segunda fase de la estrategia de campaña, el refinamiento de los planes de asalto anfibio se intensificó. La primera cuestión que había que decidir era la fecha del desembarco. Se seleccionó una ventana de 10 días desde el 16 de mayo hasta el 26 de mayo, ya que representaba la fecha más temprana en que los buques necesarios estarían en posición mientras capitalizaban las condiciones óptimas de tiempo proyectadas.
Otra cuestión que necesitaba resolución era la selección de un lugar de desembarco. Este tema se convirtió en el tema de enormes cantidades de estudio y discusión. Varios sitios fueron considerados disponibles para el grupo de trabajo: San Carlos, Berkeley Sound, y Cow Bay.
Lo más destacado en la lista de consideraciones fue el deseo de insertar la fuerza de desembarco lo más cerca posible del objetivo final de Puerto Argentino. Berkeley Sound y Cow Bay cumplieron con este requisito ya que estaba cerca de Puerto Argentino y la principal fuerza enemiga, aunque la zona le proporcionaba al defensor un terreno favorable y los británicos pensaban que los caminos eran minados y cubiertos por fuego. La selección de estos lugares probablemente pondría a las fuerzas británicas bajo los fuegos de la artillería argentina antes de que los cañones del 29 Commando pudieran ser descargados y listos para proporcionar apoyo contra la batería. El área de San Carlos brindó la mayor protección al grupo de trabajo anfibio y con la excepción de un puesto avanzado argentino en Fanning Head, que tendría que ser retirado antes de la Hora H, San Carlos no estaba defendido. Importante para la artillería, la zona de San Carlos tenía un número suficiente de posiciones adecuadas para apoyar las baterías de armas y el terreno elevado hacia fuera desde la cabeza de playa para localizar a los partidos de los puestos de observación. Sin embargo, a diferencia de las otras opciones, la ubicación requería que las fuerzas de desembarco navegaran por más de 50 millas de terreno difícil para alcanzar el objetivo principal en Puerto Argentino. San Carlos fue seleccionado tras ser recomendado por el Comodoro Michael Clapp, Comandante de la Fuerza de Tarea Anfibia y el General de Brigada Thompson, Comandante de la Fuerza de Desembarco.

Con el lugar de desembarco y la fecha finalizada, Thompson y su fuerza de desembarco completaron los planes para el asalto anfibio. En el desarrollo de este plan, Thompson se centró en la orientación que había recibido del mayor general Moore:
Usted debe asegurar una cabeza de puente en la isla Soledad, en la que se pueden desembarcar refuerzos, en el que se puede establecer una pista de aterrizaje y desde donde se pueden lograr las operaciones para recuperar las Islas Malvinas. Debes avanzar desde el área de cabeza de puente hasta donde el mantenimiento de su seguridad permita, obtener información, establecer dominio moral y físico sobre el enemigo y transmitir el objetivo final de la recuperación. Mantendrá el control operativo de todas las fuerzas desembarcadas en las Malvinas hasta que establezca mi cuartel general en la zona.
Es mi intención hacer esto, a bordo de Fearless, tan pronto como sea posible después del desembarco. Espero que esto sea aproximadamente en D + 7. Entonces mi intención es desembarcar la Brigada de Infantería en la cabeza de playa y desarrollar operaciones para la recuperación completa de las Islas Malvinas. 

Thompson y su Brigada de 3 Comandos desarrollaron un plan de desembarco que se enfocó en obtener el elemento de sorpresa sobre los argentinos. Esto se lograría realizando un desembarco nocturno en San Carlos. Además, mediante la utilización de múltiples playas, la fuerza de desembarco podría llegar rápidamente a tierra y obtener una ventaja de posición antes de ser detectado. El plan era tener cuatro de los batallones de infantería inicialmente ir a tierra, mientras que un batallón permanecía en la nave como la reserva de la fuerza de desembarco. El plan de Thompson era asegurar el alto terreno con vistas a San Carlos por primera luz. Entonces, lo más rápidamente posible, una batería ligera del arma se volaría adentro seguida por la batería de la defensa aérea de Rapier y las armas ligeras restantes.
La fuerza de desembarco consistía en establecer el exterior de la cabeza de playa sólo en la medida en que fuese segura, sana y sensata, mientras aguardaban la llegada de Moore y la 5 Brigada de Infantería, que debía navegar desde Southampton a bordo del QE2 el 12 de mayo.

Continuará...

viernes, 11 de marzo de 2016

Armas argentinas: Obús CITER L33 Modelo Argentino

Arma de campaña remolcada obús de 155 mm L33 Modelo Argentino (1977)

El obús de 155mm CITER L33 ha sido el arma de 155 mm de campo estándar del Ejército Argentino desde 1977 y se envió durante la Guerra de las Malvinas.


Un gran calibre pieza de artillería convencional en todos los sentidos, el cañón de campaña remolcado L33 de 155 mm modelo Argentino estaba en desarrollo durante la década de 1970, destinada a sustituir a los ancianos y salientes M114 de 155 mm sistemas de origen estadounidense. El M114 original fue introducido en 1942 durante la Primera Guerra Mundial 2 con el Ejército de Estados Unidos y pasó a ver la producción llega a más de 10.300 ejemplos. Sin embargo, el tiempo y la tecnología pronto obligó al gobierno argentino para perseguir una empresa moderna y esto resultó en el sistema indígena L33 por CITEFA - el gobierno de gestión "Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas de las Fuerzas Armadas" (que se traduce en "Instituto de Ciencia y Investigación tecnológica de las Fuerzas Armadas "). La producción fue manejada localmente por DGFM.



Si bien la utilización de principios probados y verdaderos de sistemas de artillería probadas en otros lugares, el cañón de campaña era esencialmente una rama del desarrollo del cañón del arma de 155 mm utilizado en el vehículo autopropulsado de artillería francesa Mc F3 producido por Nexter y apareciendo en 1962. Como tal, podría disparar la misma munición y utilizar las mismas piezas de repuesto que, teniendo en cuenta los militares argentinos ya se utilizó un stock de vehículos Mc F3, tenía sentido logístico. El arma original de campo L33 fue adoptado en 1977 y esto fue seguido por una versión mejorada en 1981 - por lo tanto, se convirtió en cada técnicamente reconocido como el "Modelo 77" y "Modelo 81", respectivamente.



En cuanto al diseño, la L33 se desarrolla a través de una disposición bastante tradicional, en gran parte, de acuerdo con otros sistemas de campo existentes exhibido en otros lugares en todo el mundo. El cañón fue coronada por un freno de doble desconcertado hocico y establece dentro de un gran sistema de reducción de retroceso. A continuación, la unidad entera se ajustó a un conjunto de montaje de alta resistencia que proporciona la elevación necesaria y los controles de la poligonal (ruedas de mano activadas manualmente). La elevación se limita a -10 y +67 grados con travesaño a los 70 grados a cada lado. El sistema de montaje se fijó encima de un carro con ruedas de goma de dos ruedas en una configuración de "rastro de división". Los brazos se bajan para absorber el retroceso y luego se duplicó como los brazos de remolque cuando se conecta a la parte trasera de un vehículo de motor. Una placa circular se redujo por debajo del carro cuando el arma se hizo listo para disparar y esto eleva los neumáticos de goma del suelo. El L33 se carga desde la parte trasera a través de nalgas ve interrumpida de tipo tornillo en el sentido tradicional y toda la función de la pistola que requiere una tripulación de 6. El peso total del arma fue 18,000lbs y el cañón en la medida en casi 17 pies de largo ( 16.10 ") con un diámetro de 6,1 pulgadas. El L33 utiliza principalmente un gran proyectil de 155 mm, de alto poder explosivo y podría llegar a los 20 kilómetros. un proyectil asistida especial ha sido desarrollada para participar áreas objetivo tan lejos como 24 kilómetros. Hocico velocidad estaba en la lista a 2.510 pies por segundo rondas. iluminación, humo y metralla finalmente figurado en la mezcla municiones.


Citer disparando sobre posiciones británicas en Malvinas

El Ejército de Argentina ha recibido un total de 109 L33 sistemas de cañón mientras que el único otro operador se convirtió en Croacia, que hizo la entrega de 8 cañones.

El 2 de abril de 1982, las fuerzas militares argentinas (dirigida por su gobierno militar de ejecución) invadieron el grupo de Islas Malvinas vecino que se encontraba bajo el control británico. Esto provocó la Guerra de las Malvinas de 1982, que presentó el británico con una pesadilla logística cuando se mueven los hombres, para las máquinas y materiales de construcción desde el Reino Unido hacia el sur a través del Atlántico hacia el grupo de islas Malvinas. Varios fusiles de la serie Modelo 77 fueron empleados por los argentinos en defensa de las posiciones clave alrededor de Stanley donde estaban limitados por su tamaño engorroso que prohíbe la movilización rápida en un frente fluido. Los cañones fueron colocados estratégicamente a lo largo varios cantos para ayudar a contrarrestar el bombardeo costa afuera de fuego naval se encontró de buques de guerra de la Marina Real. Los cañones Modelo 77 fueron traídos a la isla por vía aérea a través de transportes Lockheed C-130 Hércules de la Fuerza Aérea Argentina. Después de aproximadamente tres y medio meses de intensos combates, los británicos finalmente lucharon por el control de la isla de los argentinos, teniendo a unas 11.300 prisioneros. El Ejército Argentino sufrió 649 bajas totales en los enfrentamientos con los británicos 258 (115 prisioneros fueron llevados por los argentinos también). La Guerra de las Malvinas terminó el 14 de junio de 1982, y condujo a la caída del gobierno militar argentino en 1983, mientras que el ejército británico demostró su destreza logístico por su compromiso naval masiva y mostró al mundo las cualidades únicas de su nueva VTOL (aeronaves de despegue y aterrizaje vertical - el Harrier / Sea Harrier jump jet).

Las tropas británicas lograron capturar cuatro cañones Modelo 77 completos antes del final de la lucha. El L33 iba a ser más pesada pieza de artillería utilizada por el Ejército Argentino durante el conflicto. A pesar de su edad, el arma sigue siendo una parte activa de la moderna de hoy Ejército Argentino (2012).


Military Factory

jueves, 14 de noviembre de 2013

Obús: CITER L33 Modelo Argentino


En Malvinas

Obús de 155 mm CITER L 33 Modelo Argentino



El Cañón de 155 mm. L 33 Modelo Argentino es un cañón de artillería de campaña desarrollado en Argentina para y en servicio con el Ejército Argentino y el Ejercito Croata.

Cañón 155 mm. L 33 Modelo Argentino


TipoCañón de campaña
País de origenArgentina
Historia de servicio
OperadoresEjército Argentino Ejercito Croata
Historia de producción
FabricanteFabricaciones Militares
Variantes-
Especificaciones
Peso8.200 kg
Longitudmm
Longitud del cañón33 calibres / mm

Munición155 mm
Calibre155 mm
Cadencia de tirodpm
Alcance efectivo
20.000 m (con munición normal)
24.000 m (con munición especial)

Desarrollo

Fue diseñado en las década de 1970 por CITEFA como obús 155 mm L33 X1415 CITEFA Modelo 77 a fin de reemplazar al Obús de 155 mm M114 originario de la Segunda Guerra Mundial que estaba en servicio con el Ejercito Argentino.

La pieza está basada en el arma transportada por el cañón autopropulsado francés Mk F3 155mm sobre chasis AMX-13, el cual sigue en servicio con el Ejercito Argentino.

CITEFA también diseñó una versión ligeramente mejorada Modelo 81.


Hace unos años, Argentina había comprado varios  vehículos a oruga franceses de la familia AMX-13, y se comprometió la instalación en el lugar de tanque ligero AMX- 13 armado con un cañón de 90 mm​​, un VTT (véhicule transporteur de troupes - vehículo transportador de tropas),  AMX VCI blindado y cañón autopropulsado ​​de 155 mm Mk F3. En ese momento, el obús remolcado estándar de 155mm del ejército Argentino eran los M114 estadounidenses de la Segunda Guerra Mundial, cuyo alcance no exceda de 14600 metros. Su reemplazo fue dada en el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas de las Fuerzas Armadas (CITEFA), quien tomó la decisión de crear una nueva imagen que se ajustara en todo el marco superior del Mk F3, es decir, la parte de sí mismo del mismo modo, la cuña, el sistema de retroceso y los cilindros de equilibrio. El prototipo fue satisfactorio y el obús de 155 mm L33 X1415 CITEFA Modelo 77 fue adoptado en 1977 bajo la designación (L33 se refiere a la longitud del cañón medidos por el diámetro de la boca, y en 77 por el año de aprobación).



Una versión ligeramente mejorada, denominada Modelo 81 fue puesto en servicio más tarde. El Modelo 77 fue desplegado a las Malvinas, junto con el obús ligero italiano compacto OTO Melara M56 de 105 mm. Todas estas piezas cayeron en manos británicas que las enviaron en una partida a Gran Bretaña para estudiarlos y exponerlos. El barril del  Modelo 77 mide 5115 mm de largo. Está equipado con un freno de boca y un tornillo de doble cabezal de eyección. El bastidor superior es de acero forjado, así como el marco inferior de la abertura de tipo biflèche. Cada flecha con una pequeña rueda de apoyo neumático que facilita el posicionamiento y, en su extremo, una pala de anclaje garantizar la estabilidad del conjunto. En la posición de disparo, las ruedas de carretera se levantan por encima del suelo.



La alerta sobre la base de una fija al bastidor por una plataforma circular balón, que puede compensar un terreno irregular. La distancia al suelo del acoplamiento en la configuración de transporte es de 0,30 m. La tasa máxima de fuego de cuatro disparos por minuto, que cae a una vez por minuto en fuego sostenido. La munición utilizada incluyen una munición de 43 kg (velocidad inicial de 465 m/s, alcance máximo 22.000 m), una de iluminación y fumígena. Según el fabricante, un proyectil propulsado también adicional se encuentra disponible, pero no parece haber sido utilizado durante la guerra de Malvinas.




Servicio

Algunas piezas del Modelo 77 fueron utilizadas durante la Guerra de las Malvinas, las cuales fueron aerotransportadas en las últimas semanas del conflicto a bordo de aviones C-130 de la Fuerza Aérea Argentina a fin de hacer fuego de contrabatería a los buques de la Royal Navy que cañoneaban las posiciones argentinas. Un total de 4 piezas fueron capturadas por los británicos.1






En batería en ejercitaciones en la Patagonia



La munición sale justo del tubo del obús


Wikipedia
Army Recognitiion


En el ejército croata

viernes, 25 de octubre de 2013

Artillería: Impactos cercanos del tercer tipo sobre la Yarmouth

Cuando casi impactan a la Yarmouth con el CITER L33

El 8 de Junio de 1982 la HMS Yarmouth como tantas otras veces al igual que el HMS Glamorgan iniciaba su corrida de disparos sobre las posiciones de nuestra gente en los alrededores de Puerto Argentino, el Glamorgan se haría famoso por recibir un impacto directo del misil Exocet lanzado desde tierra....pero la HMS Yarmouth casi entra en el Guiness de los Records pues por muy poco, realmente poquito no fue alcanzada por disparos de artillería proveniente de nuestros cañones de 155 mm.



¡Fue un día de milagro! El relato un miembro de la tripulación al observar casi incrédulo que los Argentinos sin tecnología y con medios normales de todo Artillero lograron ponerle unas "pepas" casi al lado del buque.
El dibujo británico muestra donde cayeron los 6 disparos incluso con el navío en movimiento.


HMS Yarmouth