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jueves, 15 de febrero de 2024

Condecoración: Mayor Oscar Ramón Jaimet (RIMec 6)

Mayor OSCAR RAMÓN JAIMET - RI MEC 6 - EA

Desempeñarse con acierto, valor y templanza como Jefe de la Reserva de la Agrupación Puerto Argentino, particularmente durante los combates librados a partir de 9 d junio. Logró impulsar a fracción ejecutando acciones sacrificadas que posibilitaron el repliegue ordenado de importantes efectivos propios. Encabezó contraataques a fuerzas enemigas numéricamente superiores, para retirarse entre los últimos en cumplimiento de órdenes expresas.

viernes, 8 de abril de 2022

2 de Abril: Horacio Nuñez (APCA), una de las caras más conocidas del desembarco

Un comando cuenta cómo fueron los combates del 2 de abril en Malvinas: “Volvería a jugarme la vida por la patria”

Horacio Nuñez era Cabo 1° de la Armada y fue uno de los 84 comandos anfibios de la infantería de Marina que desembarcaron el 1 de abril por la noche y reconquistaron las islas la mañana siguiente. La llegada en los botes. El ataque al cuartel de los Royals Marines. La bandera en las islas. La lucha en la casa del gobernador y la muerte del Capitán Giachino. Y la foto sonriendo después de la tarea cumplida
Horacio Nuñez en su casa natal de Ituzaingó, en Corrientes, con la foto que lo hizo conocido en 1982 después de reconquistar las islas Malvinas (Nicolás Stulberg)

El 1 de abril de 1982, exactamente a las 21:18, 84 comandos anfibios y buzos tácticos de la Armada se zambulleron en dos kayaks y botes de goma desde el buque ARA Santísima Trinidad, que había detenido sus motores, hacia la oscuridad de la bahía Enriqueta. Iban camuflados y bien pertrechados: cada uno llevaba las granadas que podía acarrear y 1500 municiones para su fusil. Iban al mando del capitán de corbeta Guillermo Sánchez Sabarots y su segundo, el capitán de fragata Pedro Giachino. Intentaron el desembarco en un pequeño arroyo llamado Mullet Creek, pero los cachiyuyos -una suerte de algas- se enredaban en los botes. Lo hicieron en la zona de Lake Point, a la que bautizaron “Playa Verde”. El primero en pisar suelo malvinense fue el capitán de fragata Carlos Cerqueira. Se aseguró la zona y se colocó una señal infrarroja. Entre el grupo que arribó en los 20 botes restantes se encontraba Horacio Nuñez. Tenía 24 años, era Cabo 1°, llevaba seis dentro de la Armada y participaba del curso de comando anfibio cuando fue convocado, sin saberlo, a la Operación Virgen del Rosario.

Cuarenta años después, Nuñez está en Ituzaingó, Corrientes, donde nació. Tiene, en su brazo izquierdo, un enorme tatuaje: las islas pintadas de celeste y blanco y un ancla cruzándolas. Este verano peleó otra guerra, esta vez contra el fuego. Pero su paso breve y decisivo por Malvinas será eterno. La tensión, para él, llegó desde el primer momento que bajó del bote, munido de su FAL, con cuatro granadas de mano y dos antitanque en el arnés y munición a granel en la mochila: “Habíamos atravesado una tormenta y yo me mareaba. Además la turba es acolchada. Así que cuando bajé a la isla era como que iba caminando en el aire, aunque la mochila era bastante pesada. ¡Pero no sabía si era la turba o si era yo!”.

Vehículos anfibios en Puerto Argentino tras el desembarco del 2 de abril de 1982

Nuñez habla bajo, es sincero hasta para admitir sus propias debilidades, no hay estridencias en él. Ni tiene falsa modestia ni vende un Rambo. A veces tensa los músculos cuando un recuerdo fuerte lo atraviesa. Tiene los mismos ojos achinados que en la famosa fotografía que ilustró la recuperación de las islas. Sólo una barba candado y el pelo raleado delatan que ya son cuatro las décadas que transcurrieron. Y su propia historia: está casado con Ana María. tiene un hijo, Nahuel Horacio y cinco nietos: Mayte, Ian, Nahomi, Máximo y Lucille. Se retiró de la Infantería de Marina hace 11 años y vive en Bahía Blanca.

El 28 de marzo embarcó en el destructor Santísima Trinidad en Mar del Plata. A pesar que la reconquista de las islas lo tomó por sorpresa, según dice, habían entrenado duro en Sierra de los Padres poco antes, lo que luego descubrió como un indicio. “Hicimos una semana de instrucción con navegación nocturna, supervivencia. Para nosotros era algo normal. Pero si van al terreno, van a ver que esa zona, cerca de Balcarce, es muy parecida a Malvinas, excepto que hay árboles. Y el clima, por supuesto. Pero las piedras, cómo caminar de noche y esas cosas, nos ayudaron…”, cuenta.

Ya en plena navegación, los comandos anfibios y los buzos tácticos pensaban que iban a Tierra del Fuego “por el despliegue, y porque en el 78 estuvimos muy cerca de la guerra con Chile por el Beagle, pensamos que era por ahí la cosa. Nunca imaginamos Malvinas. Pero cuando recibimos la orden que íbamos a recuperar las islas, hubo una algarabía total en toda la tripulación”.

Cómo tomaron el cuartel inglés de Moody Brook (Video: Matías Arbotto)

El paso del tiempo va aguando la memoria. Nuñez no recuerda la fecha exacta en que se enteró del verdadero destino. “El 30 habrá sido… Se que se modificó el día porque los ingleses se habían enterado del desembarco y nos estaban esperando. Digo esto porque el coronel Seineldín tenía como objetivo la casa del gobernador, pero en su sección la mayoría eran conscriptos. Entonces cambiaron. A él le ordenaron que tome el aeropuerto y al capitán Giachino la casa del gobernador. Nos dividimos en tres grupos: el otro, en el que estaba yo, tenía como objetivo a Moody Brook”.

En efecto, el 30 de marzo la inteligencia británica alertó al gobernador de las islas, Rex Hunt, la inminencia del ataque. Los Royals Marines, cuyo cuartel general estaba en Moody Brook -a unos 4.5 km de Puerto Argentino-, se prepararon para defender las islas. Ya el 1 de abril, el faro fue apagado y las radiobalizas del aeropuerto local dejaron de funcionar. Por la noche, la oscuridad total recibió a Nuñez y los comandos anfibios. Apenas la mortecina luz de luna dejaba adivinas las siluetas. Eso, y los visores infrarrojos que usaban los destacados en la vanguardia. “Ser un comando significa formar parte de las fuerzas especiales, se necesita mucho carácter, mucha instrucción, mucho estado físico. Nosotros, dentro de nuestras habilidades, tratamos de desarrollar el oído, el olfato y el tacto, porque en la oscuridad nos desplazamos. Nos ayuda al tocar algo que no vemos. A oír voces y movimientos. Y a oler. Cuando uno está en territorio enemigo, éste puede estar oculto, pero come, y la comida se huele. El que está acostumbrado a estar en el campo, olfatea la comida. Y entonces, algo hay ahí…”, dice, y entrecierra los ojos.

Infantes de Marina luego del desembarco en Malvinas el 2 de abril de 1982

En Lake Point se dividieron. El capitán Giachino y sus hombres marcharon a tomar la casa del gobernador. El capitán de corbeta Sánchez Sabarots y los suyos -entre ellos Nuñez- partieron rumbo a Moody Brook, donde pensaban que estaría la mayor resistencia. Empezaron a caminar cerca de las 23 hs. Lo hicieron “en sigilosa”, como dice el veterano comando. Casi sin hablar ni hacer ruido, llegaron al cuartel británico después de caminar unas cuatro horas. Allí, el diablo casi mete la cola. Y el diablo pudo ser Nuñez. “Estábamos en posición para pasar al asalto en sí, hacíamos las últimas coordinaciones, y mi reloj empezó a sonar. Yo todos los días ponía el despertador a las 5.30 de la mañana, era automático. Pero no sonó mucho tampoco. Pero ese pip pip que hizo, parecía que se había escuchado… no sé. Lo oí, y menos mal que no tenía los guantes colocados, así que lo pude apagar rápido. Si llego a tener los guantes, ¿cómo hacía?”. Ahora sonríe Nuñez. Y cuenta que el reloj, un Casio, todavía funciona y lo tiene en Bahía Blanca.

La hora “H”, cuando todas las unidades atacarían en forma coordinada, se había establecido para las 6:00. En Moody Brook, la acción fue rápida. “Ya teníamos los distintos grupos para tomarlo y fuimos haciendo un movimiento de pinzas, así (ilustra con las manos)... Había tres o cuatro soldados ingleses y cuando vieron que los rodeamos, hicieron un par de tiros como para amedrentarnos y escaparon. Se fueron porque no había forma de detenernos, nosotros éramos muchos”. A continuación, el capitán de corbeta Sánchez Sabarots y el suboficial mayor Guillermo Rodríguez izaron por primera vez la bandera argentina en el cuartel de Moody Brook.

El primer izamiento de la bandera argentina después de la recuperación fue el 2 de abril en el cuartel de Moody Brook, y lo hicieron el el capitán de corbeta Guillermo Sánchez Sabarots y el suboficial mayor Guillermo Rodríguez

Donde sí se combatía duro era alrededor de la casa del gobernador, en el extremo este de Puerto Argentino. Desde Moody Brook, a 40 minutos a pie de allí, Nuñez y sus compañeros percibían lo que sucedía a la distancia. “Escuchábamos los disparos y veíamos la munición trazante. Veíamos cómo se estaba luchando. Cómo se defendía la casa. Y bueno… La misión nuestra era la recuperación de Moody Brook. Y el capitán Giachino tomar la casa… pero se le hizo pesado. No se entregaban, así que fuimos en apoyo del capitán Giachino”, recuerda.

En el camino tomaron tres prisioneros. Los llevaron a donde estaba el comandante de la agrupación, que se hizo cargo. Ellos siguieron la marcha hacia el pueblo. “Llegamos a la casa del gobernador con Batista (Jacinto Eliseo Batistal). Él era Cabo Principal y yo Cabo 1º, así que me dijo ‘vos andá por el frente que yo me voy por atrás’. Ahí nos dividimos. Atrás, él tomó prisionero a un grupo de soldados ingleses, que es la famosa foto donde salen con las manos levantadas. Yo me fui por el frente, donde encontré unos soldados ingleses”.

El combate de la casa del Gobernador

En ese momento, por primera vez en su vida, Horacio Nuñez vio a la muerte frente a él. En la punta del cañón de un fusil inglés. “A nosotros nos enseñan a tener respeto y a superar el miedo. Una vez que se logra eso, parece que uno no le teme a nada, pero no es así. Uno tiene miedo, pero sabe dominarlo. Yo siempre respete lo que fuera: a saltar en paracaídas, a meterse al agua. Es decir, no porque sepa nadar me voy a mandar al agua como sea. A todo hay que respetar”, señala con simpleza y sabiduría. Lo que vivió, define, fue “un momento tenso”. “Venía agazapado detrás de una ligustrina, llegué a unos 30 metros, o quizás menos, a 20 metros de la casa y en el jardín vi a un soldado apuntando hacia mi derecha. Me escondí, saqué el seguro del fusil y cuando me paré, le apunté. Cuando lo hice, me mostró la mano así (muestra la palma). Pero él no me estaba apuntando a mí. Me miraba, pero el fusil iba para otro lado. Le hice una seña con el fusil para que se pare y él miró hacia el costado. Yo hice lo mismo y vi que había dos ingleses que si me apuntaban, no recuerdo si con una ametralladora o un fusil. Cuando los vi, me volví hacia ellos, les apunté y bueno, levantaron las manos. Les hice señas, se pararon. De atrás de otras plantas aparecieron otros más, y se fueron rindiendo. Los llevé a la calle frente a la casa del gobernador y los hice tirar cuerpo a tierra por mi seguridad. Yo estaba solo, mis compañeros no habían llegado todavía”.

Esa mañana le deparaba un duro golpe todavía. El único muerto argentino de la Operación Virgen del Rosario fue el Capitán Pedro Giachino. “Mi ídolo”, dice Nuñez. También cuenta que al inicio de la batalla, cuando llegó desde Moody Brook, vio su cuerpo tirado, sin saber que era él. “No fui a socorrerlo primero porque no sabía quién era. Segundo, no sabía si estaba muerto, vivo… lo vi tirado, acostado. E imaginé que si alguien estaba ahí era porque estaba custodiado bajo el fuego de los ingleses. Seguí haciendo lo que debía, ir al frente de la casa del gobernador. Pero sí supe cuando lo llevaron, cuando me llegó la información que era el Capitán Giachino al que estaban levantando… Me dio una bronca, quería patearle la cabeza a los ingleses que tenía ahí abajo, pero bueno, teníamos orden de no tocarlos…”. Y se siente en el aire que la bronca perdura.

Junto a Giachino, a dos metros de él, cayó herido el teniente de fragata Diego García Quiroga, que recibió tres disparos de diferentes fusiles: uno en el brazo, otro en el cuerpo y al tercero se incrustó en un cortaplumas suizo que colgaba de su cinturón. Fue el primer efectivo que atendieron en el hospital de Comodoro Rivadavia. El cabo 1º Ernesto Urbina, que como enfermero corrió a auxiliarlos, fue el segundo herido del combate.

La muerte del Capitán Pedro Giachino

Para Nuñez, Giachino era “el jefe, el cabeza. Siempre estaba al frente de todo, era un referente para nosotros. Si había que hacer algo, él no tenía problema. Él se tenía que sacrificar, lo hacía primero. Daba una orden, él era el ejemplo. Y el ejemplo a seguir. Por la forma, por su carácter, por la buena persona que era”. Y se queda en silencio, mirando al vacío. O a 40 años atrás.

Después que los Royals Marines se rindieron, vino la calma. Y ahí llegó el click, la foto, la imagen de Nuñez sonriendo, con cuatro granadas colgando de su cuello y la cara camuflada con pomada negra. Una imagen a la que intentó escapar: “Vi venir al fotógrafo adonde estaba yo. Lo entré a esquivar para no salir. En un momento dado hablo con un compañero y le digo ‘fijate, este muchacho me viene siguiendo’. Lo tenía atrás mío. Y me dice, ‘¿quién, mostrame?’ Me dí vuelta para señalarlo y lo vi apuntándome con la cámara, por eso mi sonrisa… Estaba distendido, después de haber pasado esos momentos de adrenalina a full. Estaba más relajado. Para mi fue muy importante esa foto: mi señora, que en ese momento era mi novia, se enteró que estuve en Malvinas porque la vio. Y los periodistas vinieron a Corrientes para hacerle una entrevista a mi mamá”.

Horacio Nuñez tal como lo publicó la revista Gente en 1982. En la página opuesta, Rex Hunt, el entonces gobernador inglés de Malvinas que fue depuesto por la acción de los comandos de la Armada

Después de la recuperación, los comandos anfibios regresaron al continente. Nuñez no volvió nunca más a Malvinas. “A los ingleses les quitamos el armamento, los tomamos prisioneros, los llevamos a un lugar descampado. Ellos podían hablar, fumar, comer, no estaban esposados. Estaban libres, digamos. Al jefe se les preguntó quiénes estaban en el pueblo y quiénes en Moody Brook. A estos se les autorizó a buscar sus pertenencias, sus documentos. Cuando estuvieron todos se los embarcó en un avión rumbo a Montevideo. Y a nosotros nos llevaron al continente. Ya en ese momento el Ejército se había hecho cargo de la conducción de la ciudad”.

Nuñez no tiene encono con los ingleses que combatió. “Para mí el inglés no es un enemigo. Ellos deben pensar, al igual que nosotros, que las islas Malvinas les corresponden. Y como nosotros, lucharon. Las recuperamos y lamentablemente después las perdimos. El soldado pelea por su patria. Pero nosotros, los argentinos, nunca invadimos ningún país. Siempre nos defendimos. Desde la época de San Martín que nos liberó. Pero al soldado inglés no le tengo bronca ni rencor”.

El entonces Cabo Principal y comando Jacinto Batista lleva a un grupo Royal Marines detenidos en la mañana del 2 de abril. Encabeza la hilera Lou Armour

Los comandos de Infantería de Marina regresaron a Mar del Plata. Un grupo regresó más tarde a las islas: entre ellos los del Batallón de Infantería de Marina 5, algunos de artillería de campaña e ingenieros anfibios que colocaban minas. El resto de la guerra, Nuñez estuvo en Río Gallegos. “Permanecí allí junto a un grupo de comandos. Ahí nos enteramos de lo que sucedía en las islas. No fue fácil. Sabíamos que estábamos perdiendo, sabíamos que el Ejército no podía. Dos veces estuvimos en el aeropuerto para embarcar y volver. Primero para hacer un contraataque. Suspendieron el vuelo porque íbamos en un Fokker y ya no se podía aterrizar los aviones nuestros porque el espacio aéreo ya estaba dominado por los ingleses”. El 14 de junio, día del cese de fuego, lo encontró lejos Puerto Argentino.

Después de la guerra tampoco volvió a las islas. Dice que “hasta que no esté flamenando la bandera argentina, no voy a regresar. Excepto que vayamos a recuperarlas. Sin dudas, volvería a poner en juego mi vida por la patria”.

El tatuaje de Horacio Nuñez: las Malvinas y la Armada Argentina en la piel y el corazón (Nicolás Stulberg)

A su regreso, dice “tuve suerte de tener a mi familia cerca. Después de la guerra, si uno no se apoyaba en la familia, se sabe lo que pasó. Tuve compañeros internados por brotes psicóticos, algunos se hicieron alcohólicos, otros empezaron con la droga… Encontraron un vacío, porque a nosotros la sociedad nos dio la espalda. Eso se supera con la familia, la gente que está atrás de uno, que no te da tiempo a deprimirte, que te da responsabilidades que cumplir. Eso te mantiene vivo. Pero no se supera la guerra. Lo que podemos hacer es contarla. Si no lo hacemos nosotros, ¿quién? Fuimos los protagonistas, los que la vivimos. A veces me invitan a dar charlas en escuelas, o como en Merlo, a un grupo de motoqueros. Y es una satisfacción que la gente se entere que somos soldados y estamos para defender la patria. No tenemos otra misión”.

Lo que no puede hacer, a veces, es evitar llorar por Malvinas. “Si, lloro, las siento. Yo creo que algún día, de alguna forma, las Malvinas van a volver a ser argentinas. Seguramente no a través de la guerra. La historia lo dirá: son argentinas y a eso no hay forma de negarlo”.


domingo, 13 de diciembre de 2020

Vista desde Monte Kent de Puerto Argentino

Vista desde Monte Kent hacia Puerto Argentino





MONTE KENT, ISLAS MALVINAS - 21 DE FEBRERO: Una vista general desde Mt Kent hacia Puerto Argentino/Port Stanley, Malvinas/Falkands el 21 de febrero de 2011. Abril verá el 30 aniversario del conflicto argentino-británico de 1982 en la región, en una feroz disputa sobre la soberanía de las Malvinas. El canciller argentino, Héctor Timerman, anunció que examinó la bolsa de valores de Londres y Nueva York para advertir a los inversionistas de las compañías petroleras que las compañías de exploración petrolera de hecho están trabajando ilegalmente en las Islas Malvinas. (Foto de Peter Hazell / Getty Images)

domingo, 9 de agosto de 2020

Una visita a las islas y su belleza actualmente

La curiosa historia de las Islas Malvinas

Esta colección de islas salvajes cerca de la Antártida es uno de los secretos mejor guardados del mundo.



Young Adventures

En lo profundo del corazón del Océano Austral, a unos 500 kilómetros al este del fondo de Argentina, encontrarás las Islas Malvinas (Falkland Islands), un conglomerado increíblemente salvaje y rocoso de cientos de islas, hogar de una fauna salvaje, épica. paisajes, y una historia verdaderamente notable, que supongo, probablemente no sabes mucho.

Admito descaradamente que no sabía mucho sobre las Malvinas antes de aterrizar aquí después de zarpar de Argentina para comenzar nuestra aventura a la Antártida con Quark Expeditions, a pesar de que tengo una leve obsesión polar. Mi conocimiento se limitaba a recuerdos vagos de libros de texto de la escuela secundaria sobre una guerra.

Lo que me recibió fue una sorpresa notable: las Malvinas fueron increíbles.



Casi tan diferente como podría haber imaginado por estar tan cerca de la Antártida, las Malvinas están formadas por impresionantes playas que se cruzan con colinas verdes con una cabaña escondida aquí y allá, era una mezcla de ambos el viejo mundo en el que todos estamos familiarizado y completamente desconocido. Un verdadero puente a la Antártida.

A menudo promocionadas como la puerta de entrada a la Antártida, vale la pena visitar las Islas Malvinas por derecho propio y como una introducción a las islas subantárticas del Océano Austral.

Hay muchos más viajes en barco que descienden a la Península Antártica que a las Malvinas y Georgia del Sur.

Si te encuentras en un viaje a las Malvinas, has descubierto un lugar con poca experiencia. Te aplaudo. De hecho, creo que las Malvinas son la introducción perfecta a la Antártida, un lugar más fácil de encontrar y que probablemente inspire una fascinación profunda por esta parte del mundo.



Pasamos el primer día en el mar con Quark conociendo el barco Ocean Adventurer, así como el increíble equipo de expedición y el personal. Esta sería una experiencia colectiva para todos y no podíamos esperar para comenzar. Para alguien que a menudo no puede dormir en la misma cama todas las noches, fue un verdadero placer acomodarse en mi acogedora cama en mi cabaña y guardar todas mis pertenencias para una aventura.

A medida que nuestras piernas tambaleantes y nuestras constituciones débiles comenzaron a endurecerse, vimos tierra en las Islas Malvinas. Estaba soleado y cálido, y no era una nube que marcara el cielo azul brillante cuando abordamos los zodiacos por primera vez guiados por el equipo experto de expedición, para escuchar cómo aterrizar y comenzar a explorar un mundo nuevo para todos nosotros.

Fuimos recibidos con caras amigables, playas de arena blanca y muchos pingüinos, y no nos llevó mucho tiempo comprender que habíamos llegado a un lugar curioso y único en el mundo y que no podíamos esperar para llegar. Lo sé.

La historia de estas islas subantárticas en el fondo del mundo es fascinante, completamente distinta a cualquier otra parte de la tierra. Sígueme mientras te presento uno de mis nuevos lugares favoritos: las Islas Malvinas. ¡Disfrutar!
Malvinas y Georgia del Sur: Islas del Océano Austral



La historia

Establecidos, reclamados y disputados por muchos países a lo largo de los años, las Malvinas no son nada sino polémicas. Incluso perseguir decir "Malvinas" sobre "Malvinas" es potencialmente ofensivo.

Reclamado por Argentina, las islas han estado bajo el control británico desde 1833, que coció a fuego lento hasta que estalló en un conflicto abierto en 1982 antes de que los argentinos se rindieran después de la Guerra de las Malvinas. Hoy en día, más del 98% de las personas en las islas votan para seguir siendo un territorio de ultramar del Reino Unido.

Además, ¿mencioné que la población tiene menos de 3.000 almas? Apodado con cariño "Kelpers", y en su mayoría de ascendencia británica que viven en la única ciudad de Stanley.





Las aves

Seamos honestos, solo estoy aquí por los pájaros.

Cuando la gente dice que las Islas Malvinas albergan una vida salvaje increíble, lo dicen en serio. En Nueva Zelanda, nos asustamos si vemos un pingüino o un albatros. Estas son especies muy raras y en peligro de extinción, y te consideras muy afortunado de verlas.

En las Malvinas, más de 220 especies de aves viven o se reproducen, y es probable que encuentres 5 tipos de pingüinos. ¡Bienvenido a esta parte del mundo!





Nuestro primer desembarco en la isla de West Point nos llevó a una hermosa caminata por las colinas hasta unos increíbles acantilados. Mientras bajábamos, de repente una increíble colonia de albatros de ceja negra se hizo visible entre las altas hierbas.

Bueno, si soy sincero, podría olerlos antes de poder verlos.

Docenas de albatros se sentaron en nidos y enormes pollitos esponjosos dormían entre ellos junto con muchos pingüinos saltamontes y sus pollitos también.

Era un verdadero zoológico de pájaros salvajes y raros. Obviamente me asusté y no sabía qué hacer. Nunca había visto algo así, y me tomó varios minutos mirar con adoración a estas chicas gordas y esponjosas que me gritaban a mí antes de que pudiera tomar fotos.

Y este no es un escenario único: más tarde, en nuestro segundo desembarco de la Isla Saunders, encontramos incluso más aves que viven juntas aparentemente cohesivamente, ¡incluso con algunas ovejas arrojadas en buena medida! ¡Qué lugar!



Honestamente, ¿qué tan enojado se ve este pingüino de Magallanes en su agujero? Concurso de subtítulos, alguien?

Las playas

Dudo seriamente si le pides a alguien que describa cómo se ven las islas del continente de la Antártida y responderían con playas de arena blanca. Pero aquí estamos.

Quizás una de las mayores sorpresas para mí cuando hicimos nuestro primer desembarco en las Malvinas fueron las playas de arena blanca. Ah, y todos los pingüinos en las playas. No es lo que esperas!

El primer día tuve tiempo de ponerme al día con nuestro increíble líder de expedición Ali, quien me dijo que la isla de Saunder, donde estábamos a punto de visitar, era uno de sus lugares favoritos en todo el viaje. Y después de pasar un día allí, deambulando entre muchos pingüinos en playas blancas, no podría estar más de acuerdo.

¿Seguramente no hay otro lugar como este en la tierra?



A medida que nos acercamos a la orilla, el agua se volvió transparente y turquesa, y se podía ver directamente al fondo. Parecía una piscina. Sin embargo, un chasquido rápido de los dedos o un toque en la cara y te recuerdan mucho lo cerca que estás del Polo Sur.

A pesar de lo atractivo que parecía, no podías pagarme para entrar.

Los pingüinos se mezclan en la arena blanca creando una imagen verdaderamente irónica que probablemente nunca olvidaré.



Los Defenders

¿Puede alguien explicarme por qué todos los demás automóviles en la pequeña ciudad de Stanley son Land Rover Defenders?

Es un sueño inconformista hecho realidad en Instagrammers.

Tuvimos varias horas para pasear por Stanley, disfrutar de las vistas y disfrutar de la cultura local de pub. Pero lo que comenzó como un recorrido a pie por la ciudad con solo Jarrad y yo degeneramos rápidamente en la sesión de fotos de "vamos a ver al Defensor", los dos inconformistas de Instagram, avergonzados, cuyo mayor sueño sería tener uno de estos preciosos paseos.

Defensor del coche de policía. Ambulancia defensora. Bombero defensor. Los landies retro se encuentran con látigos más modernos. ¿POR QUÉ? Debo saber por qué hay tantos en una ciudad de 2.100 almas.

Mi teoría es que las Malvinas son estereotípicamente británicas, entre todos los Defensores, sindicalistas y pubs de pequeñas ciudades y cabinas telefónicas rojas, realmente se sentía lo más británico posible, estando lo más lejos posible de Gran Bretaña.

Podrías imaginarte fácilmente a la Reina rodando en uno de estos juegos con un montón de corgis en compañía.

Curioso, curioso




Las vistas

Las Malvinas también son increíblemente coloridas y están llenas de impresionantes vistas en cada esquina.

En la Antártida, el mundo está desaturado de color, todo se funde en tonos de azul, gris y blanco. Pero las Malvinas no podrían ser más diferentes, vibrantes y vivas, recordando un poco a lugares como Irlanda con sus costas salvajes y colinas verdes.

Si solo Irlanda tuviera menos gente, más pingüinos y una increíble población de Defensores.
¡Solicite una cotización para aventurarse a las Malvinas y Georgia del Sur con Quark Expeditions hoy!



Es uno de los secretos mejor guardados de la Antártida.

No hay ningún lugar como las Malvinas. Si eres un viajero curioso e intrépido como yo, que siempre busca lugares secretos y sale del mapa, es para ti.

Las Malvinas son un lugar que pocos viajeros visitan, ya que no hay muchos viajes allí, y muchos no son conscientes de las increíbles vistas y las oportunidades excepcionales de vida silvestre que están disponibles. Es un lugar que intriga e inspira, a diferencia de cualquier lugar de la tierra y un puente único entre el mundo moderno con el que estamos familiarizados y el vasto vacío de la Antártida.

Estas islas son un secreto guardado de la región y esta definitivamente no será mi última visita aquí.