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martes, 22 de octubre de 2024

APBT: Fallece el legendario Carlos Cequeira, primero en desembarcar el 2 de Abril

El entrañable recuerdo de Carlos Cequeira, el primer soldado en pisar las Islas Malvinas la noche previa al comienzo de la guerra

En el operativo de recuperación, fue uno de los comandos anfibios que tuvo como misión tomar el cuartel de los Royal Marines y la casa del gobernador. Nunca quiso volver a las islas porque no toleraba que le sellaran el pasaporte. Murió a los 69 años y vivía en Ushuaia
Por Adrián Pignatelli || Infobae


Carlos Cequeira, años después de Malvinas. Era una persona muy querida por todos y reconocido en Ushuaia, la ciudad que había elegido para vivir

Que en realidad pisar no fue lo primero que hizo en suelo malvinense, sino que como llevaba las patas de ranas puestas, cayó de espaldas, contaba siempre entre risas. Tenía entonces 27 años, casado, era cabo principal y en 1975 había hecho el curso de comando. Uno de sus compañeros de entonces, el coronel Andrés Ferrero, también veterano de Malvinas, lo recuerda como un tipazo y una de esas personas que siempre estaba dispuesta a ayudar.

Se llamaba Carlos Eduardo Cequeira, comando anfibio al que todos conocían como “el Negro”, y falleció el pasado sábado en la ciudad de Ushuaia, donde residía, luego de una larga enfermedad.

Junto a Bernardo Schweizer fueron los primeros argentinos en pisar las islas alrededor de las diez de la noche del 1° de abril, en una navegación que la realizaron en un kayak, que hoy es una reliquia en el Museo de la Infantería de Marina.

Momento histórico: izamiento de la bandera en Moody Brook el 2 de abril de 1982 a las 7:10. Sostiene la driza Sánchez Sabarots y el suboficial Guillermo Rodríguez el pabellón (Cronología Infantería de Marina)

Cequeira y Schweizer tienen una historia aparte. Cuando en 1980 Schweizer, un teniente de corbeta recién ascendido, hizo el curso comando, Cequeira, un suboficial, fue su instructor. Enseguida congeniaron. El Negro Cequeira era alegre y comunicativo, y con un talento innato para la enseñanza. Ambos estaban casados, y ninguno tenía aún hijos. Es más: Malvinas interrumpió la luna de miel de Schweizer.

Cuando se planeó la recuperación, el jefe de Schweizer le indicó que eligiese a los mejores comandos para la misión que tenían por delante. Y escogió a Cequeira como compañero de combate, en quien confiaba ciegamente. Corpulento, medía casi dos metros, decía que lo había elegido para que “le tapase las balas”.

El 21 de marzo habían entrado en alerta y su agrupación, que estaba en la Base de Mar del Plata, fue llevada a Puerto Belgrano, donde embarcaron en la fragata Santísima Trinidad. Sabían la misión: tomar un cuartel y una sede de gobierno, y luego debían realizar una evacuación inmediata. Pero no le dijeron cuál ni dónde era.

Malvinas, una pasión. Frente a un mapa de Malvinas, Cequeira explica la operación de la noche del 1 de abril

En viaje hacia el sur, se les informó que habían puesto proa a Malvinas y que integrarían el equipo que recuperaría las islas. En la noche del 1° de abril, luego de atravesar una tormenta de aquellas, el buque ancló en las inmediaciones de la bahía Enriqueta. Entonces, 94 comandos anfibios y buzos tácticos de la Armada ocuparon 22 botes de goma y un kayak a un mar que estaba increíblemente calmo, y con una luna que alumbraba por demás. Al mando estaba el capitán de corbeta Guillermo Sánchez Sabarots y su segundo era el capitán de fragata Pedro Giachino.

Navegaron en botes de goma a motor hasta la rompiente, y ahí Schweizer y Cequeira se pasaron al kayak, que llevaban remolcado. Era un modelo alemán, completamente desarmable para que pudiese transportarse en un submarino.

Ellos debían asegurar la zona para que pudiera desembarcar el resto de los comandos. Ambos conocían el plan a seguir por si a uno le pasaba algo, el restante debía terminar la misión.

Schweizer con un visor nocturno y detrás Cequeira con un compás, guiaba la navegación. El primero intuyó ver una luz y presencia de hombres. “Me parece que vamos a cambiar de playa”, dijo y le pasó el visor a su compañero. “Sí, sí, hay hombres allá”, confirmó. Los estaban esperando. Después se enterarían que había británicos con dos ametralladoras.

El kayak que usó la pareja de comandos anfibios para asegurar un lugar en la costa malvinense (Facebook Complejo Histórico de la Infantería de Marina)

Entonces buscaron un punto a unos quinientos metros de ese lugar, más al norte. Si bien era una playa más chica, comprobaron que estaba desierta, y fue cuando desembarcaron el resto de los hombres. Eran las 23 horas.

Dos horas después iniciaron la marcha hacia los dos objetivos: la casa del gobernador y el cuartel de los Royal Marines, puntos que debían tomar a las 6 de la mañana, y sin producir bajas. Para ello, la patrulla se dividió en dos grupos: unos fueron con Sanchez Sabarots y el otro con Giacchino.

Avanzaron en la oscuridad total, caminando por la turba mojada y sorteando toda clase de obstáculos.

Cequeira contó luego que hubo una débil resistencia de los soldados británicos, quienes les dispararon durante diez minutos y que luego desaparecieron del lugar. Lo primero que hicieron fue arriar la bandera inglesa e izaron la argentina, tarea que estuvo a cargo de Sánchez Sabarots y del suboficial Guillermo Rodríguez, comando anfibio.

Cuando este grupo de comandos se enteró del tiroteo en la casa del gobernador y que el capitán Giachino lo habían herido junto al cabo Urbina, se dirigieron al lugar.

Corpulento, jovial, muy amigo de sus amigos. Así lo recuerdan todos a Cequeira. En esta foto, saliendo del museo que dirigía

Fue un civil argentino quienes les advirtió que detrás de la residencia había royal marines. Fueron hasta el lugar y lograron que se rindieran.

Los comandos tenían sentimientos encontrados: estaban eufóricos por la misión en la que participaban, pero tristes por Giachino. A Schweizer le ordenaron llevar el cuerpo del capitán al continente.

Regresaron a la Base Belgrano y el 8 de abril los comandos fueron movilizados a Río Gallegos, a la espera de una asignación de otra misión que nunca llegaría.

El kayak que usaron Cequeira y Schweizer tiene una costura en el frente, y el responsable de la marca fue el propio Cequeira, quien confesó que había usado su cuchillo para quitarse el traje de goma y cuando quiso clavarlo en la arena, lo ensartó en la embarcación.

El kayak se lo quedó Schweizer, y fue Cequeira quien le propuso donarlo. Primero estuvo en un museo de Río Grande y luego lo pidió el museo de la infantería de marina.

Unos años después de Malvinas, alcanzó las aptitudes para continuar su carrera como oficial. Fue un instructor de comandos muy querido por sus alumnos.

Amante del sur, se radicó en Tierra del Fuego. Con Schweizer eran amigos íntimos, las familias también, y vivían muy cerca uno del otro cuando revistaban en la Base de Puerto Belgrano.

En 2007, Schweizer dejó la marina y se radicó en el exterior. Siguió manteniendo el contacto con su viejo amigo. Hace un tiempo volvió y se enteró de que estaba gravemente enfermo. Hablaban por teléfono y si bien le notaba que su voz era débil, no había perdido ese carácter jovial y amiguero.

Le pidió que lo esperase, que en cuanto pudiera, iría a verlo. Pero no fue posible.

Estaba casado y tenía cuatro hijos y había quedado encandilado con el sur de nuestro país. Vivía en la capital de Tierra del Fuego

Al momento de su fallecimiento, ocurrido en Ushuaia, era capitán de fragata (cuerpo técnico) retirado a fines de 2018. Desde entonces era el encargado como el Museo Naval, reunía el perfil ideal para ello, por su carácter y su conocimiento sobre Malvinas, ya que además brindaba conferencias. Era un ávido lector de libros de historia.

Le gustaba navegar en kayaks, y hacía demostraciones de lo que había hecho la noche del 1° de abril en las horas previos a todos a cada aniversario del desembarco. Lo visitaban, de todas partes del país, viejos soldados.

El 8 de octubre había cumplido 69 años. Para todo el mundo era el Negro Cequeira, querido y admirado, que no quiso volver a Malvinas porque no toleraba que le sellasen el pasaporte, ese que a pesar que lo hizo con la espalda, fue el primero en tocar suelo malvinense.



lunes, 2 de abril de 2018

Humor: Un fabulador británico afirma que los Royal Marines mataron a 100 argentinos el 2 de Abril

Secreto final de las Malvinas: es la imagen definitiva de la derrota. Pero lejos de ser una victoria fortuita por la invasión de los argentos, un nuevo libro afirma que estos marines británicos mataron a 100 en una sangrienta defensa

  • 60 Marines Reales recorridos a través de Puerto Argentino (Stanley) por Argies en abril de 1982
  • La historia oficial sugiere que su resistencia fue poco más que simbólica
  • Pero ahora el nuevo libro dice que los marines mataron a 100 argentinos antes de rendirse 
Por Simon Trump para The Mail on Sunday


Fue la más grande humillación. Los 60 efectivos de la guarnición de Marines Reales altamente entrenados fueron sacados del mapa con las manos en alto a través de Puerto Stanley y obligados a tumbarse boca abajo en una carretera con los conquistadores argentinos de las Islas Malvinas pavoneándose victoriosamente sobre ellos.

Fotografías de prensa de su capitulación se difundieron por todo el mundo y se imprimieron aquí bajo titulares como "Surrender" (Rendición) y "Shame" (Vergüenza) junto con informes de que los marines habían subido la bandera blanca con apenas un disparo.

Incluso la historia oficial del conflicto, escrita por el profesor Sir Lawrence Freedman, sugiere que su resistencia fue poco más que simbólica, con un comando argentino asesinado y varios más heridos antes de que se diera la orden de rendirse.


Fue la más grande humillación. La guarnición de 60 efectivos de Marines Reales altamente entrenados fueron sacados de la costa con sus manos arriba a través de Puerto Stanley 

Pero ahora, 35 años después del triunfante final de la Guerra de las Malvinas, un nuevo libro reescribe dramáticamente la caída de Stanley como una versión moderna de la heroica defensa de Rorke's Drift en 1879, donde 150 soldados detuvieron a más de 4.000 guerreros zulúes en Sudáfrica. .

El historiador militar Ricky Phillips entrevistó a soldados y oficiales de ambos lados del conflicto, estudió detenidamente diarios e inéditos documentos y habló con los habitantes de las islas Falkland.

Su notable conclusión es que el pequeño grupo de Royal Marines montó una valiente y feroz acción de retaguardia que, según estima, costó la vida de hasta 100 invasores argentinos sin una sola baja británica.

Según el libro de Phillips, The First Casualty, the battle for Port Stanley (Amazon) se prolongó durante tres horas hasta que el gobernador Sir Rex Hunt ordenó a los marines que depongan sus armas para evitar la pérdida de vidas civiles. Él cree que los argentinos querían silenciar a sus víctimas con fines de propaganda e incluso sugiere que los británicos, deseosos de obtener apoyo internacional, se confabularon en el encubrimiento. De hecho, nunca se informó que habían disparado 6.462 cartuchos de munición y 12 misiles antitanque. [nota del administrador: me mató los 6.462 cartuchos... y 2... que precisión! ¿Hicieron el arqueo de caja?]

Phillips escribe que el primer indicio de la guarnición sobre la próxima invasión llegó a las tres y media de la tarde del 1 de abril de 1982, cuando Hunt leyó un telegrama del Foreign Office en Londres.


Retorno heroico: Royal Marines marcha para volver a tomar Puerto Stanley en junio

Llamó a sus dos comandantes, el comandante saliente Gary Noott y su relevo entrante, al comandante Norman, con un eufemismo típico: "Tenemos evidencia aparentemente confiable de que un destacamento de fuerzas argentino se reunirá en Cape Pembroke a primera hora de la mañana de mañana, 2 de abril. para hacer sus disposiciones en consecuencia."

Rápidamente, los marines, oficialmente conocidos como Naval Party 8901, se reunieron en la barra de sus desvencijados cuarteles en Moody Brook. Inicialmente, lo descartaron como una broma del Día de los Inocentes. El marino Stephen Brown recordó: "Cada 1 de abril, se informa a la nueva sección que los argentinos van a invadir. Estaba convencido de que todos comenzarían a reírse en segundos ... no lo hicieron ".

El Mayor Norman alentó a sus hombres, diciéndoles que se enfrentarían a un ejército de reclutas. "Ustedes son los Boinas Verdes", les dijo con rigidez. "Eso significa que vas a golpear siete sombras de mierda". [nota del administrador: Jajajaja]

Se levantó una ovación. "Vamos a buscarlos", rugieron los defensores. Pero el cabo Nick Williams tenía reservas. "Me di cuenta de que no teníamos ninguna posibilidad. Pensé que íbamos a morir por la mañana ", dijo. "Podríamos habernos ido, pero era para lo que todos habíamos firmado. Ahora era un caso de salir y esperar por eso. De eso se trata el valor ". [nota del administrador: Jajajaja]

Hubo rumores durante algunos años de que los Royal Marines se defendieron enérgicamente. Ahora el autor ha reconstruido la cadena de eventos de las cuentas de los testigos. Primero, los marines se desplegaron en secciones de seis hombres. El plan de batalla era enfrentar al enemigo con violencia brutal y sostenida para causar el máximo de bajas. Entonces los defensores retrocederían sección por sección a la Casa de Gobierno, donde pelearían hasta que fueran invadidos.

El mayor Gary Noott recordó: "Era obvio que la oposición podía y vendría con fuerzas lo suficientemente grandes como para impedir una resistencia prolongada y organizada. En otras palabras, cualquier idea de ganar no era práctica; era solo una cuestión de cuánto tiempo podíamos resistir antes de ser abrumados. ¿Cuánto tardaría eso en ser variable, pero el resultado no tenía dudas?

La batalla comenzó alrededor de las 6 AM. Cuando un contingente de 84 comandos argentinos atacaron los cuarteles de Moody Brook con la esperanza de matar a la guarnición británica en sus camas. Los Marines ya hacía tiempo que se habían ido.

El ex marine Jim Fairfield, que había dejado el cuerpo, se había casado con una chica local y se había instalado en Stanley, estaba horneando pan cuando le llegó la noticia de la inminente invasión.

Inmediatamente sacó su vieja boina verde y volvió a alistarse para defender su nuevo hogar y familia. "El cielo de la madrugada se iluminó con balas trazadoras y granadas de fósforo, así como con ametralladoras pesadas y fuego de armas pequeñas", dijo. "Solo duró diez minutos, pero pareció mucho más". [[nota del administrador: o sea que en 10 minutos se dispararon 6462 balas y 12 misiles antitanques... necesariamente hubiese provocado una destrucción considerable en el villerío que es Puerto Argentino.]


Fuerzas argentinas durante la feroz batalla en abril de 1982 [nota del administrador: error del diario Mail Online, esa foto se corresponde al bombardeo aéreo de los Vulcan al aeropuerto de Puerto Argentino el 1 de Mayo]

Unos minutos más tarde, en el tenebroso amanecer, los marines vieron la Armada Argentina a la vista. Se abrieron las puertas de proa del gigante barco de desembarco ARA Cabo San Antonio y surgió un enjambre de 21 vehículos de transporte de Amtrac, cada uno con 28 hombres. Una lancha de desembarco con otro enemigo a bordo encabezó una estrecha franja de agua que llevaba al corazón de Stanley.

En las afueras de la ciudad, una sección antitanque de los marines había excavado y utilizado sus cohetes para dejar fuera de combate al vehículo Amtrac líder. [nota del administrador: absolutamente falso, los mismos Amtrac que fueron el 2 de Abril volvieron a Argentina. De haber sido destruido por un ATGM los restos humeantes hubiesen quedado expuestos y fotografiados por cualquiera]

El marine Stephen Brown recordó: "Dije: 'Vamos a buscarlo' y disparamos y lo golpeamos. Hubo un destello y luego el humo comenzó a salir mientras se preparaba." [nota del administrador: mismo comentario de antes]

La lancha de desembarco también fue golpeada. Se perforó un orificio justo debajo de la línea de agua que hacía que el bote cayera al fondo. El bombero local Neville Bennett escribió en su diario: '¿Qué demonios fue eso? El gobernador había dicho (por la radio) que un bote había entrado por el estrecho y estaba disparando contra la Casa de Gobierno. No, no fue así. Algo había explotado en el estrecho. Fue una gran explosión magnificada por la quietud de la mañana ". [nota del administrador: No se perdió ninguna lancha o barco de desembarco en la ARA]

Cuando las secciones cayeron de nuevo a la Casa de Gobierno como estaba previsto, el fuego de los comandos argentinos vestidos de negro comenzó a desgarrar el edificio de madera y vidrio y se lanzaron granadas aturdidoras contra los marines en un esfuerzo por deshabilitarlos. [nota del administrador: El edificio es de madera: El fuego y las granadas lo habrían prendido fuego. Eso nunca ocurrió.]

Poco después de las 6.30 A.M., los escuadrones de ataque argentinos se encontraron con los terrenos, cuatro en línea, lo que facilitó la tarea de los defensores. El marine Andy Macdonald relató: "Disparé unas 30 balas contra blancos de 10 a 80 metros. Sé que derribé dos o tres tipos al menos." [nota del administrador: Seguramente disparó. No hirió ni menos mató a nadie.]

Fairfield dijo: "Me sorprendió lo tranquilo que estaba. Encendí el piloto automático: fuego y movimiento dirigidos rápidamente. Dos tiros, cambio de posición; adquirir un nuevo objetivo, dos o tres tiros más. Un gran peso de fuego cayó en un corto espacio de tiempo y vi que el enemigo sufría varias bajas. Las palabras 'tiro al pavo' pasaron por mi mente. Había muchos objetivos y soy un buen tirador".

Los argentinos cayeron de espaldas a la cresta rocosa donde se recortaron contra el cielo de la mañana, presa fácil para el francotirador Geordie Gill, quien destacó a un líder de la sección.

Explicó: 'En mi tercer tiro vi que el tipo cayó. Se deslizó sobre una roca, cayendo a la vista. Su compañero asomó la cabeza y yo también lo pegué. Luego, el cabo Terry Pares dijo que podía ver a un operador de radio y disparó diez balas y vi que el tipo se caía y se retorcía sobre su espalda." [nota del administrador: Ninguna de esas supuestas tres bajas existieron ni como heridos ni menos como muertos. Los comandos anfibios de la ARA, salvo 2 heridos y un muerto, no registraron otras bajas.]


Artillería británica en la Isla de las Malvinas durante la guerra en 1982. [nota del administrador: No es artillería británica sino Oto Melara M56 del EA capturados]

Una ametralladora pesada se abrió sobre los infantes de marina, pero también fue silenciada. El Marine Graham Evans recordó el éxito de los francotiradores. Él dijo: 'En una etapa, habíamos herido a 11 y habíamos matado a cinco. Les estábamos pegando duro ". [nota del administrador: Jajajaja ¿de donde salió esta estupidez 35 años después de tanto silencio?]

Sir Rex Hunt sabía que los marines lucharían hasta la muerte [nota del administrador: Jajajaja], pero también sabía que la vida de los isleños civiles estaba en peligro. Aproximadamente a las 8 AM aceptó hablar con el comandante argentino, almirante Busser. Ordenó a sus hombres que depusieran las armas a las 9.15 a.m. Él dijo: 'No usé la palabra rendición porque sabía que no estaba en su vocabulario'. [nota del administrador: Jajajajaja]

Los infantes de marina derrotados, humillantemente obligados a yacer boca abajo en el camino, temían que fueran ejecutados por sus conquistadores. [nota del administrador: ¿Temieron ser fusilados porque ellos hubiesen hecho lo mismo?]

El sargento Mark Gibbs, de Portsmouth, que tenía solo 22 años y había estado en la isla solo dos días, dijo: "Me sorprendió bastante que no tuviéramos problemas. Honestamente creí que íbamos a ser eliminados ".

En cambio, fueron sacados de la isla, entregados a los uruguayos en Montevideo y luego regresaron a Brize Norton. Para entonces, los titulares habían pasado a la historia y la mayoría de la guarnición volvió para recuperar las islas como parte de la Fuerza de Tareas de las Malvinas.

El sargento Gibbs agregó: 'Lo que hicimos ese día fue barrido debajo de la alfombra. Fue como si nunca hubiera sucedido. Nunca he sido una persona emocional, pero es bueno saber que finalmente está saliendo la verdad."

"Quiero que el público lo vea y no nos catalogue como un grupo de cobardes sin saber lo que hemos hecho. Eso me hizo sentir muy mal en ese momento. Ese día peleamos una acción sangrienta y lo sabemos ". [nota del administrador: Tarde Sargento Gibbs, 35 años tarde. Fueron un grupo de cobardes.]

Honestamente creí que íbamos a ser eliminados.

Phillips dice que la historia real de la feroz resistencia de los marines fue reprimida deliberadamente por ambas partes. [nota del administrador: ¿Que interés tendría el Reino Unido de ocultar estos resultados? Es como si Argentina hubiese ocultado el hundimiento del HMS Sheffield.] Deseoso de obtener una victoria propagandística, a los invasores argentinos se les ordenó quemar a sus muertos. [nota del administrador: que comentario de un hijo de mil putas] Mientras tanto, el gobierno de la Sra. Thatcher quería galvanizar la opinión internacional, y no quería que la historia de un enfrentamiento sangriento complicara su narrativa de la agresión argentina no provocada. En última instancia, le convenía a Gran Bretaña retratarse contra una junta militar.

Tan efectivo fue el encubrimiento que el oficial al mando, el comandante Mike Norman, vio su informe oficial encerrado en un armario y convenientemente olvidado. Norman nominó cinco de sus destacamentos para medallas militares y otros 12 para menciones en sus despachos. Ninguno fue concedido. Una oferta posterior de los isleños de las Malvinas para otorgar sus propias medallas a los defensores de los marines fue archivada, y el mito se perpetúa.

Jim Fairfield, el marinero retirado que se 'enlistó' por la mañana, recibió posteriormente la Medalla del Imperio Británico, como civil, por sus acciones. Cuando Sir Rex Hunt presentó el premio, Jim dijo que esperaba que los otros marines recibieran a tiempo sus propias medallas. 'Deberían hacerlo', susurró Hunt en voz baja.

Sir Rex, que murió en 2012, escribió más tarde en sus memorias: "Es importante para mí personalmente que esta historia se cuente como sucedió, ya que sospecho que hay quienes preferirían que no fuera así".

Tony Pollard, profesor de historia de conflictos en la Universidad de Glasgow y experto en las Malvinas, dijo: "Este libro tiene éxito en ser una obra importante, ya que cuenta por primera vez la historia completa de la lucha para defender las islas." [nota del administrador: Pollard, si tenés dos dedos de honra, renunciá a tu cargo.]

"Existen numerosos libros sobre la Guerra de las Malvinas, pero la mayoría reduce este episodio vital a unos pocos párrafos antes de pasar a las batallas más conocidas después del desembarco de la fuerza de tarea británica".

Phillips está de acuerdo. "Estás hablando de hombres muertos, cuerpos quemados y, efectivamente, un encubrimiento, por lo que seguramente causará algún disgusto". [nota del administrador: ¿Donde se quemaron esos cuerpos?] Pero este fue el segundo Rorke's Drift de este país, en mi opinión.

"Los hombres que estaban allí ese día, infantes de marina, comandos argentinos e isleños de las Islas Malvinas, me han dicho que mi libro es una versión precisa de lo que realmente sucedió". [nota del administrador: ¿¿dónde hicieron esas declaraciones los comandos argentinos para poder corroborarlas??]

"Cuando un valiente se pone de pie y te dice con lágrimas en los ojos que le has devuelto a él y a sus camaradas su dignidad, sabes que has hecho lo correcto".


[nota del administrador: Nunca deja de asombrar la capacidad de la prensa y literatura británica en ser mendaz y no pagar ninguna consecuencia por ello. La cifra de 100 argentinos muertos me hace acordar, ¿paradójicamente?, a los relatos chilenos sobre el incidente de Lago del Desierto de 1965 donde las fuentes transandinas también hablan de 100 gendarmes argentinos luchando contra 8 incursores chilenos que se rindieron al primer disparo. Los gendarmes eran 12. El número 100 debe ser cabalístico de los mentirosos a rabiar.]


martes, 10 de diciembre de 2013

Inteligencia: La operación Algeciras

Operación Algeciras 


 

La Operación Algeciras u Operación Gibraltar fue un frustrado plan militar argentino de tipo comando que se intentó llevar a cabo de manera encubierta y extraoficial durante la Guerra de las Malvinas en 1982, en territorio español y británico. Su objetivo táctico (inconcluso) era sabotear a la Marina Real tratando de hundir con minas submarinas un navío de guerra británico cualquiera en la base británica de Gibraltar, e impedir su marcha hacia las islas Malvinas, escenario del conflicto bélico. El plan se llevaría a cabo mediante la actuación de buzos tácticos y la utilización de minas submarinas de origen italiano. 


Introducción 
2 de abril de 1982, Argentina recupera por la fuerza las Islas Malvinas, colonia inglesa desde 1833. Hasta entonces, había sido deseo del país austral recuperar esas islas, y en esa operación militar éste fue llevado a cabo. No obstante en el futuro enfrentamiento la balanza se inclinaba a favor de Reino Unido, empujada por unas fuerzas militares mucho mayores, aún dejando de lado el hecho de que era una potencia nuclear. No obstante, en un conflicto como ese nadie contempló su uso. 

Para volver a tomar las islas, los ingleses planearon un desembarco encuadrado dentro de la “Operación Corporate”. A causa de la situación geográfica del objetivo hubo que recurrir al cuerpo con más historia de Inglaterra, la Royal Navy, y dada su condición de islas, ésta siempre había sido muy poderosa. Además el hecho de ser una fuerza aeronaval, gracias a sus portaaeronaves, le permitía acometer un amplio espectro de misiones. No obstante, para alcanzar el éxito en una operación que dependía exclusivamente de medios navales (Limitando así la capacidad ofensiva que ofrecen el uso de los tres ejércitos de forma combinada) y que se desarrollaría a una gran distancia de sus bases principales, se requería la participación de numerosos buques que supliesen cualquier carencia ocasionada por estos dos factores. Así, la Royal Navy envió a la zona un conglomerado de buques de diferentes clases, desde portaaeronaves hasta submarinos, pasando por buques de suministros. El éxito de la anexión argentina peligraba seriamente. 


 
HMS Conqueror, submarino nuclear inglés que torpedeó y hundió el ARA Belgrano en la guerra de las Malvinas 

A pesar de ser un terrorista para el estado, Máximo Nicoletti fue solicitado por las fuerzas militares argentinas con el fin de sacar provecho a sus conocimientos y experiencia referentes a la lucha armada encubierta, y es que en el amor y en la guerra todo vale. 


Máximo Nicoletti 
Nicoletty nació en Puerto Madryn, ciudad costera de Argentina. Allí se convirtió en un experto buzo. Ya en los años 70 comenzó a militar en la agrupación armada argentina Montoneros. Esta desarrolló su mayor actividad, en forma de atentados y secuestros entre 1970 y 1977 y Nicoletti participó en algunos de ellos. Sus virtudes como buzo se prestaron a la realización de dos atentados bastante famosos. Por un lado, el 1 de Noviembre de 1974, colocó una carga de explosivos accionada por control remoto en la embarcación de recreo del Jefe de la Policía Federal Argentina, el Comisario General Alberto Villar. La explosión mató a Villar y a su esposa. El otro atentado fue contra un buque de la Armada Argentina. El 22 de Septiembre de 1975, mientras se encontraba en los astilleros de Rio Santiago ultimándose su construcción, la fragata Santísima Trinidad sufrió una explosión a causa de cargas colocadas en su base por buzos. Si bien esto no impidió su finalización, si le acarreó problemas futuros. Y es que se podría decir que a Nicoletti el tema de atacar embarcaciones de forma inusual le venía de familia, al haber participado su padre en el proyecto de torpedos humanos de la Regia Marina italiana. 
 
Máximo Nicoletti 

Esto haría pensar que Nicoletti no era una persona demasiado querida por la Armada Argentina, y así era. Fue capturado por el Grupo de Tareas 33/2 de la Escuela de Mecanica de la Armada (ESMA) a finales de la década, pero en lugar de recibir un escarmiento, logró serle útil a sus captores, delatando y facilitando la detención de sus compañeros mientras los identificaba en patrullas callejeras que realizaba junto al personal de la Armada. A partir de ahí, sus relaciones con la autoridad argentina mejoraron, hasta el punto de que se le encomendó la misión de realizar un ataque similar al perpetrado contra la fragata Santísima Trinidad, pero en este caso, contra un buque chileno. Esto se debió a las crecientes tensiones con el país vecino a causa de las discusiones por el Canal de Beagle durante 1978, no obstante, no se llegó a las armas y el ataque fue cancelado. Más tarde fue enviado a Venezuela para realizar labores de inteligencia para la Armada. Fue descubierto y ahí terminaron sus actividades… por el momento. 

Habiendo saldado su deuda con la Armada, viajó a Estados Unidos quedándose en Miami. El 2 de Abril de 1982, se enteró a través de los noticieros de la toma de las Malvinas por parte de Argentina. Esa misma tarde llama a Buenos Aires suponiendo que es probable que le necesiten y le informan que ya están analizando una posible acción. Al día siguiente le llaman ordenándole regresar a Argentina. 


Otra misión de la Armada 
La situación no pintaba bien para Argentina. A pesar de la ventaja de jugar en casa, la Royal Navy era un oponente muy serio y dadas las fuerzas desplazadas se perfilaba como idónea la doctrina de combatir superioridad con ingenio, y en este caso, sería en forma de una acción poco ortodoxa. 

Como ya dijimos, para suplir las carencias del uso de los 3 ejércitos de forma combinada, la Royal Navy desplazó hacia la zona un importante número de buques militares, y siendo esta armada la más poderosa de Europa, eso significaba la carencia de un buen porcentaje de buques dentro de la OTAN. En plena guerra fría, dejando de lado la guerra nuclear total, lo que más se temía era la invasión de Europa Occidental por parte de fuerzas del Pacto de Varsovia en un ataque relámpago que implicaba tomar grandes extensiones de terreno a gran velocidad, para impedir la llegada de refuerzos estadounidenses a tiempo. A pesar de que se discutió (Y se discute) mucho sobre el éxito de esta invasión, en esos momentos era tomada como una amenaza real, y lo que realmente se pretendía, más que repeler el ataque soviético, era retrasarlo para dar tiempo a la llegada de refuerzos. En este plan, las fuerzas navales de la OTAN eran una pieza importante. 

Acertada o no la estrategia de la OTAN, el Almirante Jorge Isaac Anaya, de la Armada argentina, pensaba de forma similar e ideó un plan para hacer desaparecer del hemisferio austral a los buques ingleses que amenazaban la anexión de las Malvinas sin necesidad de hundirlos o atacarles. Para lograrlo pensó atacar a la Royal Navy en una de sus bases europeas, con el fin de hacer ver a la OTAN mediante un incidente tan inesperado que era vulnerable, y que dada la amenaza del Pacto de Varsovia, no era recomendable prescindir de todos esos buques. A fin de cuentas, Reino Unido tenía un compromiso con el resto de países europeos al formar parte de la OTAN, y éstos podrían protestar para que ese importante contingente naval volviese al continente. 

El ataque planeado por Anaya consistía en hundir un buque inglés en Europa, y para aumentar el impacto del incidente, este debía ser un buque de guerra, evitando así además, posibles condenas internacionales por atacar un navío civil. En cuanto a la elección de la base, no era factible una en Reino Unido, ya que unos argentinos levantarían demasiadas sospechas, por lo que se perfiló como idónea la ubicada en la colonia inglesa de Gibraltar. Además, la elección de ésta ofrecía la ventaja de un entorno mucho más favorable al operar el comando desde España, un país donde no tendrían problemas de idioma y llamarían mucho menos la atención. 

Aún así, la operación no se presentaba fácil, y la Armada no dudó a la hora de escoger a Nicolettí para la arriesgada misión. Además de tener gran experiencia en ese campo, al ser un antiguo guerrillero y no un miembro de las fuerzas armadas argentinas, en caso de ser descubierto, el gobierno Argentino podría negar cualquier implicación. Respecto a la organización del comando, Anaya confió esa tarea al Almirante Eduardo Morris Girling, que incluyó en el mismo a otros dos ex-montoneros; Antonio Nelson Latorre alias “el Pelado Diego”, otro experimentado guerrillero y a “el Marciano”, que también tenía experiencia como buzo. Como enlace y acompañando al comando se encontraba el Capitán Hector Rosales. Actualmente, solo siguen vivos Nicoletti y el Marciano, desconociéndose a día de hoy su identidad, ya que prefiere mantenerla en secreto, no obstante, si se sabe que se encuentra ocupando un cargo en un organismo internacional localizado en Nueva York. A pesar de la labor de Girling, Anaya era quien tenía el mando directo sobre la operación. 

Formado el comando, se diseñó la operación. El plan era trasladarse y montar la “base” en la ciudad portuaria de Algeciras, ya que dada su situación geográfica, era la localización idónea. Allí se harían pasar por inofensivos turistas, aficionados a la pesca, teniendo así una excusa para pasar horas en su embarcación pescando, y entre pez y pez, analizar cuidadosamente la situación de la base inglesa. Una vez analizada la situación y el entorno, se aguardaría a la entrada en la base de algún barco militar británico, se consultaría con Anaya y se actuaría en base a las órdenes recibidas. Para hundirlo, se recurriría a dos minas magnéticas de fabricación Italiana cada una con 25 kilogramos de Trytol. El problema de introducirlas en el país se solventó recurriendo al sistema de valija diplomática. Se enviaron tres minas que se camuflaron en una especie de boya y fueron enviadas a la embajada argentina en Madrid, evitándose así cualquier intromisión ajena. 


Vista aérea de la bahía de Algeciras, que nos da una idea de la situación táctica 

Una vez se contase con un objetivo que cumpliese con los requisitos, habrían de aguardar a una noche oscura (Sin luna o nublada), e internarse en el agua con ayuda de un bote. Una vez en las proximidades de la base, se acercarían con el bote hasta una distancia segura, tras lo cual Nicoletti y el Marciano se lanzarían al agua, quedando en la embarcación Latorre, que tenía instrucciones de hundir el bote y huir en solitario si tras un tiempo estipulado, los buzos no volvían. Ambos continuarían su camino buceando para evitar ser detectados. Colocadas y programadas las minas, volverían al bote y se dirigirían a la playa. Desde allí se dirigirían a Barcelona y partirían a Italia, desde donde volverían a Argentina. 


La ejecución 
Estando todo listo, Nicoletti y Latorre partieron hacía París desde el Aeropuerto de Ezeiza (Buenos Aires) el 24 de Abril donde cambiarían de vuelo para llegar a Málaga, pero en lo que se supone que debía ser una mera escala, ocurrió el primer contratiempo. Para desvincular totalmente la operación con el gobierno argentino, se recurrió a pasaportes falsificados. Estos fueron confeccionados por otro ex-montonero, Víctor Basterra, pero a pesar de la reputación de este falsificador, este último trabajo había resultado bastante pobre (Vistos al transluz podía apreciarse la marca del fabricante del papel), y las autoridades francesas se percataron de inmediato. En este incidente tenemos una incógnita que aún queda sin resolver de esta operación y que más adelante será comentada. 

A pesar de lo ocurrido, se permitió a Nicoletti y Latorre continuar su viaje. Una vez en Málaga, se hospedaron en un hotel en Estepona. Tras unos días empleados en preparar el terreno y observar el entorno, se dirigieron a Madrid donde pasaron unos días y se encontraron con Rosales y el Marciano. Tras ello se dirigieron a la oficina del Agregado Naval Argentino en Madrid, que ya había recibido las minas desde la embajada. En ese momento terminaba la etapa “fácil”, ya que hasta entonces, no tenían de que preocuparse, pero desde la recogida de las minas, el comando tenía que transportar en un largo viaje 75 kilogramos de alto explosivo en forma de minas submarinas, que además eran bastante voluminosas (60 centímetros de diámetro). Además estaba el agravante de que en breve se celebraría un mundial de fútbol en España y se temía por un atentado de la banda terrorista ETA, por lo que se incrementó la seguridad y por ende los controles de carretera. Para moverse por España, Nicoletti alquiló un coche en Málaga, y en Madrid se alquilaron otros 2. Para evitar ser descubiertos, en primer lugar iba uno de los coches, seguido por el segundo a 10 minutos y finalmente el tercero, en el cual se transportaban las minas, a 20 minutos. Con esto se pretendía burlar cualquier control de carretera, dando tiempo al coche con las minas a variar su rumbo sin levantar sospechas. 

El viaje hasta Algeciras se desarrolló sin incidentes y allí se alojaron en un hotel. Para moverse por la costa compraron en el Corte Inglés un bote inflable a motor y que posteriormente usarían para realizar el minado del objetivo. En sus salidas de pesca, en las que se movían con total libertad por la zona, comprobaron que las medidas de seguridad eran bastante escasas y por tanto estimaron que la operación era finalmente realizable. 

El primer objetivo que cumplía los requisitos era un pequeño minador atracado en puerto, pero por un lado se trataba de un objetivo bastante modesto, y por otro, en aquellos momentos, Argentina buscaba una solución diplomática al conflicto, que habría fracasado en el momento que se produjese el ataque. Es por esto que a pesar de la llegada a puerto de algunos posibles objetivos como un destructor o un buque de aprovisionamiento, siempre que el comando solicitaba permiso para ejecutar la operación, éste le era denegado. Todo cambió cuando a las 16:01 del 2 de Mayo el crucero ARA General Belgrano de la Armada Argentina es torpedeado y hundido encontrándose fuera del área de exclusión establecida por Reino Unido. Al no haber vuelta atrás y quedando patente el fracaso de la vía diplomática, el 3 de Mayo Anaya da luz verde a Nicolleti. El primer barco militar inglés que entrase en Gibraltar sería minado. 
 
HMS Ariadne 

Tras el visto bueno para la operación, llegó a Gibraltar la fragata HMS Ariadne que se convirtió en el objetivo. Uno de los miembros del comando viajó a Buenos Aires para concretar los aspectos del ataque y volvió a los tres días. La noche del lunes 10 de Mayo, la fragata entró en el puerto y se fijó para la noche siguiente el ataque en caso de que continuase ahí. Ese mismo día por la mañana, Nicoletti envió Latorre y al Capitán Rosales a renovar el alquiler de los coches para garantizar la huida sin problemas mientras que ellos permanecerían durmiendo para estar descansados durante la noche ya que les tocaba el trabajo más duro. Para pagar el alquiler utilizó dinero en efectivo y e aquí el desenlace de la operación. En estos casos es habitual pagar con tarjeta de crédito, y la policía andaba tras la pista de unos argentinos, así que tras haber pagado en efectivo al alquilar el primer coche en su llegada a España, la policía solicitó a la empresa de alquiler que les avisasen si volvían por sus oficinas, y así hicieron la mañana del 10 de Mayo. Habiendo detenido a Rosales y a Latorre, 4 agentes despertaron a Nicoletti y al Marciano a las 12:30 mientras aún dormían en el hotel. 

La incógnita sin resolver que mencionaba antes se plantea en porque buscaba la policía a unos argentinos. Una posibilidad era que en los meses previos, un grupo de argentinos y uruguayos habían perpetrado un atraco a un banco de la zona y por ello, la policía les seguía la pista. La otra consistía en que las autoridades francesas, al percatarse de la falsedad de los pasaportes, alertase a las autoridades españolas y británicas. 

Lo que imposibilitó esta operación fue un incidente casi fortuito. El 31 de mayo de 1982 dos detectives españoles detuvieron en Málaga un automóvil alquilado en el viajaban dos argentinos que se habían hecho sospechosos por los gastos que realizaban. Se alojaron en un hotel como turistas y se pensó que podían ser narcotraficantes. 

Cuando la policía española detuvo a los argentinos, estos trataron de continuar la operación a cualquier precio. Fue por eso que el capitán de la operación pidió hablar a solas con el comisario, con quien tuvo la siguiente conversación: 

-Soy el capitán Fernández, de la Armada Argentina, y estoy en una misión secreta. Desde este momento me considero prisionero de guerra y no diré una palabra más. 

-Si tú eres marino argentino, yo soy sobrino del Papa.-le contestó risueño el comisario y ordenó a la policía que detuviera a los otros dos argentinos que esperaban en el hotel en el pueblo de San Roque. 

Cuando los miembros de la operación fueron capturados se dieron cuenta de que el trámite de detención se iba a demorar mucho, por lo que les pidieron a los policías almorzar con ellos. 

Según relataron los mismos miembros de la operación. 

- Fue un almuerzo muy divertido, los policías españoles lamentaban que este hecho hubiera llegado a sus superiores, y de no haber sido así, los hubiesen dejado libres. - recuerdan los miembros de la operación. 

-"Los españoles nos trataron muy bien. -recuerda- vino uno y nos dijo: Hombre, si yo hubiera sabido que ibais a hundir un barco inglés os dejaba. Después de todo, el Peñón de Gibraltar también es territorio usurpado por Inglaterra." Después del almuerzo, el capitán y los ex guerrilleros miembros de esta operación fueron transportados a Málaga. 

Las razones por la cual esta operación no pudo ser llevada a cabo son muchas, se dice que si el grupo hubiese sido provisto de un mapa militar en lugar de un mapa turístico, hubieran llevado pasaportes falsificados de buena calidad (no como los que llevaron, que ya generaron sospechas en Francia, primer destino de los miembros de la operación), y hubiera utilizado tarjetas de crédito en lugar de dinero en efectivo, la historia hubiera tenido otro desenlace. Por otra parte, las operaciones de este calibre las suele planificar un grupo especializado, en el cual uno hace las tareas referidas al reconocimiento y otro ejecuta la operación. 

En aquellos momentos se encontraba en Málaga el presidente del gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, que para evitar cualquier fuga de información y que el asunto trascendiese más, ordenó embarcar a los 4 argentinos y a otros 4 efectivos policiales en su propio avión y despegar inmediatamente rumbo a Madrid. Eso fue a las cuatro de la tarde, poco más de 3 horas tras la detención. Una vez en la capital, salieron desde el aeropuerto de Barajas rumbo a las Islas Canarias acompañados de la policía, donde hacían escala para su destino final, Buenos Aires, viaje que ya harían solos. 

Con esto finalizaba la operación Algeciras, quedando en el aire la incógnita de que fue lo que puso tras la pista a la policía y más importante aún, si Anaya estaba acertado en su planteamiento de atacar a la Royal Navy en Europa. 


Artículo por Alberto "Duffman" López 

Wikipedia

martes, 6 de agosto de 2013

Fotos de la recuperación (I)

Instantáneas del conflicto


Municiones de Artillería llegan por tren a San Antonio Oeste, son 155 mm para los Citer en Malvinas. Los muchachos los pasan a los camiones.La cocina de campaña del BIM 5 en Malvinas.
Buzos Tácticos de la ARA luego de tomar Puerto Argentino, el 2 de Abril de 1982.
Captura de un pabellón británico el mismo 2 de Abril
BAM Río Gallegos durante el conflicto


lunes, 1 de abril de 2013

El inicio: La Operación Georgias

Operación Georgias 


Imagen satelital de las islas Georgias del Sur tomada por la NASA 

Fecha 3 de abril de 1982 
Lugar Grytviken, islas Georgias del Sur 
Resultado La Argentina toma el control de Puerto Leith y de Grytviken 
Beligerantes 
Argentina vs. Reino Unido 
Comandantes 
Capitán Carlos Trombetta vs. Teniente Keith Paul Mills 
Fuerzas en combate 
Argentina: 40 infantes de marina y el destructor ARA Guerrico
UK: 22 infantes de marina y HMS Endurance 
Bajas 
Argentina: 3 muertos, 9 heridos, 1 corbeta dañada, 1 helicóptero derribado
UK: 1 herido, 22 prisioneros 

La Operación Georgias fue el nombre en código utilizado por las Fuerzas Armadas de Argentina para designar a las operaciones de ocupación de las islas Georgias del Sur al comienzo de la Guerra de las Malvinas en 1982. 
La invasión de las Georgias del Sur tuvo lugar el 3 de abril de 1982, cuando fuerzas navales argentinas tomaron el control de la isla Georgia del Sur (renombrada como isla San Pedro) después de rendir a un pequeño grupo de infantes de marina del Reino Unido en Grytviken. La intervención argentina comenzó el 19 de marzo de 1982 cuando un grupo de obreros civiles arribaron a Puerto Leith a bordo del transporte ARA Bahía Buen Suceso (B-4), izando la bandera argentina. Algunos infantes de marina argentinos se habían infiltrado entre los obreros, presentándose como científicos civiles.[1][2] 


Buque polar HMS Endurance en Mar del Plata en febrero de 1982, poco antes de su intervención en las Georgias. 

Los obreros argentinos en las Georgias del Sur 

Los contratos de Davidoff 
En septiembre de 1979, el empresario argentino Constantino Davidoff, director de la empresa Georgia del Sur S.A. y especializado en negocios con chatarra, firmó un contrato con la empresa Christian Salvensen Co. de Edimburgo, por el cual adquirió el derecho a retirar los restos de las antiguas instalaciones balleneras abandonadas en los puertos: Leith, Stromness y Husvik, en las islas Georgias del Sur.[3] 
Davidoff gestionó en la embajada británica en Buenos Aires el servicio del buque polar HMS Endurance con el fin de transportar a las islas el personal y equipos necesarios para desmantelar las instalaciones. Como los británicos no aceptaron el pedido de utilización del HMS Endurance, en agosto de 1981 Davidoff solicitó permiso al Ministerio de Relaciones Exteriores y a la Armada Argentina para contratar pasajes en las naves de transporte antártico. Sabiendo de la decisión del gobierno británico de retirar del servicio en el Atlántico Sur al HMS Endurance y previendo la posible evacuación de Grytviken, la Armada firmó un acuerdo con Davidoff que le permitía arribar a las islas al menos dos veces al año.[4] 

Proyecto y Operación Alfa 
En septiembre de 1981 la Armada concibió un plan para aprovechar el negocio de Davidoff en las Georgias del Sur y así establecer una base secreta en ese territorio disputado. Esta acción fue denominada con el nombre en código de Proyecto Alfa.5 El plan consistía en infiltrar militares entre los obreros, con la excusa de que eran científicos. Una vez que el HMS Endurance se hubiera retirado del Atlántico Sur, a partir de abril se le unirían 14 infantes de marina embarcados en un buque destinado a restablecer bases antárticas argentinas, los que establecerían una base militar permanente en las Georgias del Sur. Esa base contaría con la ayuda del invierno, que impediría las medidas que los británicos pudieran tomar para su remoción.[4] 
Paralelamente al proyecto, en octubre de 1981 el comandante naval antártico recibió la orden del jefe de operaciones del Estado Mayor General de la Armada para estudiar un posible asentamiento de una base científica en alguna de las islas en disputa con el Reino Unido. Se preveía que la base podría ser instalada en la campaña antártica 1981-1982. Esa operativa recibió el nombre de Operación Alfa. A principios de diciembre se decidió que la base estaría ocupada por militares y no por civiles como se había previsto, debido a la necesidad de mantenerla en secreto. Se ordenó a la Agrupación de Comandos Anfibios alistar 1 oficial y 6 suboficiales. La misma medida se tomó con igual cantidad de buzos tácticos. 
El 29 de enero de 1981 comenzó el adiestramiento de los comandos y buzos designados, siendo su jefe el teniente Alfredo Astiz. Lo demás eran el teniente Carrilaff, 1 suboficial buzo, 1 suboficial enfermero, 5 cabos buzos y 5 cabos comandos anfibios. El 28 de febrero fueron embarcados en Ushuaia en el buque de la campaña antártica ARA Bahía Paraíso. Para que no interfiriera en sus planes sobre las Malvinas, el 16 de marzo el Comité Militar canceló la Operación Alfa, pero los comandos permanecieron embarcados preventivamente y partieron el 18 de marzo rumbo a las Orcadas del Sur acompañando a la campaña antártica del buque. 


ARA Almirante Irízar. 

Viajes de Davidoff 
El empresario comunicó a la embajada británica su viaje, sin solicitar permiso para hacerlo en el rompehielos, y el 16 de diciembre de 1981 zarpó con destino a las Georgias del Sur a bordo del rompehielos ARA Almirante Irízar (Q-5), para realizar un inventario de las instalaciones a desmantelar en la bahía Stromness. Llegó allí el día 21 y partió unos días después.6 El 23 de diciembre el magistrado británico de las Georgias del Sur descubrió rastros de la presencia argentina en Puerto Leith y lo comunicó al gobernador de las islas Malvinas Rex Hunt, quien lo retransmitió a Londres el 31 de diciembre. El gobierno británico ordenó a su embajada que presentara una nota de protesta por la violación de su soberanía por el desembarco no autorizado, pero el ministro de Relaciones Exteriores afirmó desconocer el incidente y el 9 de febrero hubo una nueva protesta formal que fue rechazada por la cancillería argentina el día 18.[7] 
Otro viaje argentino a las islas se produjo en febrero de 1982, cuando un rival comercial de Davidoff, el empleado bancario Adrián Marchessi, hizo una visita imprevista a Puerto Leith. Marchessi llegó a las instalaciones de Puerto Leith a bordo del Caiman, un yate registrado en Panamá, con el que había navegado desde Mar del Plata.8 Él se reportó en Grytviken, diciendo que era parte del esquema de Davidoff y dio a las autoridades británicas locales detalles de la inspección hecha por Davidoff en diciembre y aún de otros viajes argentinos en la década de 1970.[9] 

El izado de la bandera argentina 
El 18 de marzo de 1982 el ARA Bahía Buen Suceso arribó a Puerto Leith desembarcando a los obreros de Davidoff y sus equipos, sin pasar por Grytviken como exigía el gobierno británico. En esa fecha, la única presencia británica en Puerto Leith era un equipo del British Antarctic Survey (BAS). El 19 de marzo 4 miembros del BAS que se dirigían a bahía Carlita descubrieron al ARA Bahía Buen Suceso descargando equipos en Puerto Leith, con la bandera argentina flameando. Se hallaban desembarcadas unas 100 personas y habían ocupado un refugio del BAS. El líder del equipo del BAS, Trevor Edwards, se dirigió al capitán Briatore para comunicarle que su presencia era ilegal y que debían pasar por Grytviken, luego dio aviso al magistrado británico en King Edward Point. El comandante principal del BAS en Grytviken, Steve Martin, envió un mensaje al gobernador Hunt, quien consultó con Londres. El comandante exigió la remoción de la bandera argentina y el reembarque de los obreros. El comandante del ARA Bahía Buen Suceso respondió que la misión tenía la aprobación de la embajada británica en Buenos Aires[10] y ordenó arriar la bandera, pero no se presentó en Grytviken como exigían los británicos.[11] 
El 20 de marzo, la primera ministra británica Margaret Thatcher fue informada de lo sucedido. Como los argentinos no habían cumplido con las formalidades diplomáticas, el gobierno británico decidió intervenir en pequeña escala y el Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino Unido (Foreign Office) ordenó el envió del HMS Endurance con el objetivo de obligar a los operarios a arriar la bandera y evitar el desembarco de personal. El barco partió de Puerto Stanley el 16 de marzo con un complemento de 22 infantes de marina. 
El 21 de marzo la embajada británica realizó una protesta diplomática en Buenos Aires, solicitando al gobierno argentino el desalojo de los operarios.[12][13] El ministro de Relaciones Exteriores de la Argentina, Nicanor Costa Méndez, respondió aparentando despejar la crisis, asegurando que el ARA Bahía Buen Suceso partiría pronto de las islas y que el incidente no tenía ningún consentimiento oficial.14 
El 22 de marzo por la mañana el ARA Bahía Buen Suceso partió de Puerto Leith. Sin embargo, por la tarde, un puesto de observación del BAS detectó la presencia de personal argentino y pasó la información a Londres. En consecuencia, el Foreign Office ordenó al HMS Endurance que evacúe cualquier personal argentino que permaneciera en las Georgias del Sur.[15] 

Operación Georgias 
El 23 de marzo, el Comandante del Grupo Naval Antártico,16 capitán de navío César Trombetta, al mando del ARA Bahía Paraíso (B-1) que se hallaba en las Orcadas del Sur, recibió órdenes del Estado Mayor General Naval de dirigirse a máxima velocidad a las islas Georgias del Sur, con la misión de evitar el desalojo del grupo de obreros argentinos de Davidoff por parte del HMS Endurance, salido a tal efecto desde las islas Malvinas. 
Los movimientos británicos se encontraron con una serie de contramedidas argentinas: las corbetas ARA Drummond (P-31) y ARA Granville (P-33) fueron desplegadas entre las Malvinas y las Georgias del Sur, quedando en posición de interceptar al HMS Endurance y rescatar cualquier personal argentino que llevara a bordo. 
El 24 de marzo el gobierno argentino comunicó a la prensa la presencia de los obreros en las Georgias del Sur, mientras que Astiz recibió la orden de "desembarcar el 25 de marzo a las 00:15 en Puerto Leith a fin de proteger obreros argentinos."[17] 
El ARA Bahía Paraíso arribó a Puerto Leith en la noche del 24 de marzo y desembarcó al grupo de 14 militares comandados por Astiz (Grupo Alfa), con armamento individual perteneciente al buque.[18] El ARA Bahía Paraíso permaneció en la zona y patrulló con sus helicópteros el área durante las horas subsiguientes. Las noticias procedentes del sur dieron cuenta de un inusual movimiento de buques de guerra de la Armada Argentina en el océano Atlántico Sur. Al llegar a Puerto Leith el HMS Endurance encontró anclado al ARA Bahía Paraíso, luego ambos barcos estuvieron persiguiéndose y escondiéndose alrededor de las islas hasta perder contacto entre ellos el 31 de marzo. 
Ante la perspectiva de un posible conflicto militar, el Foreign Office buscó lograr algún tipo de compromiso. Lord Carrington propuso a su contraparte Costa Méndez indultar a los obreros presentes en Puerto Leith, darles la documentación apropiada, la cual podría incluir el sellado de permisos temporales en vez de pasaportes, lo que era una concesión crucial para la posición argentina. La pretensión de la Argentina, sin embargo, era que la llegada de cualesquiera de sus ciudadanos a las Georgias del Sur debería seguir los procedimientos acordados en el tratado de comunicaciones de 1971. El gobernador Rex Hunt rechazó fuertemente esa extensión del acuerdo, válido solo para las islas Malvinas, y transmitió su preocupación al gobierno británico.[19][20] 
El plan británico era que el comandante del BAS, Martin, sería el responsable hasta que las fuerzas argentinas demostraran cualquier intención hostil, si eso ocurría, el teniente Keith Paul Mills tomaría el mando. 
El 28 de marzo de 1982, a las 10:57, el destructor ARA Santísima Trinidad (D-2) zarpó como buque insignia del comandante de la Fuerza de Tareas 40, embarcando a su comandante y al comandante del Teatro de Operaciones Malvinas, general de división Osvaldo García, iniciando la Operación Rosario que concluyó con la rendición del gobernador británico de las Malvinas el 2 de abril. Ese mismo día fueron embarcados en Puerto Belgrano rumbo a las Georgias del Sur 40 infantes de marina al mando del teniente de navío Guillermo Luna, en la corbeta ARA Guerrico (P-2) (actual P-32), viajando precariamente y hacinados durante 4 días al no ser un buque con capacidad para el transporte de tropas y por las condiciones climáticas.[21] 
El 30 de marzo, cuando se hizo obvio que la invasión era inminente, el gobierno británico ordenó que el destructor HMS Antrim, seguido de otros dos buques de superficie y tres submarinos nucleares, se dirigieran a las islas Georgias del Sur para apoyar al HMS Endurance. El resto de las unidades de la marina británica se puso en alerta de cuatro horas. 
El 1 de abril el Estado Mayor General Naval recibió la Orden de Operaciones Nº 1/82 "S" para "ocupar Grytviken y mantener Leith a fin de asegurar el dominio de las islas Georgias", para lo que ordenó a la corbeta misilística ARA Guerrico, al mando del capitán de fragata Carlos Alfonso, unirse al ARA Bahía Paraíso, equipado con dos helicópteros de la Agrupación Antártica (1 Puma del Ejército Argentino, 1 Alouette (del Comando de Aviación Naval de la Armada Argentina) y un grupo de 40 infantes de marina al mando del teniente de navío Guillermo Luna que se unieron a las fuerzas de Astiz en Puerto Leith. Hasta esa fecha las Georgias del Sur no habían estado comprendidas en el Teatro de Operaciones Malvinas. 


Insignias de Alfredo Astiz en el Museo Imperial de Guerra en Londres. 

Con la unidades disponibles se formó el Grupo de Tareas 60.1, con César Trombetta como comandante, formado por las unidades:[22] 
60.1.1. Buque polar ARA Bahía Paraíso, al mando del capitán de fragata Ismael J. García. 
60.1.2. Corbeta ARA Guerrico, al mando del capitán de fragata Carlos Alfonso. 
60.1.3. Fracción del Batallón de Infantería de Marina N° 4 (BIM 4) con 40 hombres, al mando del teniente de navío Guillermo Luna. 
60.1.4. Dos helicópteros de la Agrupación Antártica: 1 Puma del Ejército y 1 Alouette del Comando de Aviación Naval de la Armada. 
60.1.5. Grupo de buzos tácticos y comandos anfibios (14 hombres), al mando del teniente de navío Alfredo Astiz. 

Como consecuencia de lo anterior, se sucedieron una serie de reuniones y conversaciones de alto nivel a fin de evitar la invasión argentina. La noche del día 1 de abril el presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, se comprometió ante Thatcher a hablar con la Junta militar para evitar el ataque. No obstante, su conversación telefónica con Leopoldo Galtieri fue infructuosa.[23] 

Resistencia británica 


Bahía Cumberland con península y caleta Rey Eduardo y Grytviken. 

El 2 de abril 
El 2 de abril Astiz anunció a los argentinos que se hallaban en Puerto Leith que su país había recuperado las Malvinas.[13] Recibiendo la orden de ejecutar la Orden de Operaciones Nº 1/82 "S". 
Después de enterarse de la caída de Puerto Stanley, Mills tomó urgentes medidas: sus hombres fortificaron la playa en King Edward Point, cerca de la entrada de la bahía, con alambre y minas terrestres y prepararon defensas alrededor de los edificios del BAS. El HMS Endurance, que se hallaba algunas millas costa afuera, proporcionaba la comunicación entre el pequeño destacamento británico y Londres. Mills fue autorizado a abrir fuego en defensa propia después de realizar una advertencia. Una declaración posterior del gobierno británico dio instrucciones a los infantes de marina a "no resistir más allá del punto en donde las vidas se pudieran perder inútilmente".[24] 
Por las inclemencias del clima, la ARA Guerrico recién entró en la bahía Cumberland a las 17:00 de 2 de abril, por lo que los planes de las fuerzas argentinas para ese día en las Georgias del Sur se vieron frustrados y Trombetta los postergó para el 3 de abril. Esos planes consistían en el aterrizaje de las fuerzas especiales de Astiz en Hope Point, cerca de Grytviken, para asegurar el arribo de los equipos de las fuerzas terrestres, transportados por helicóptero. La ARA Guerrico debía proveer fuego naval fuera de la bahía, pero la llegada de la corbeta fue retrasada por una tormenta, luego, un nuevo curso de acción fue decidido para el día siguiente. De acuerdo al nuevo plan, el primer aterrizaje debía ser realizado por el helicóptero Alouette desde la ARA Guerrico, seguido por tres oleadas de infantes de marina en el Puma desde el ARA Bahía Paraíso. Después de enviar un mensaje de radio exigiendo la rendición de los británicos, Trombetta debía ordenar a la ARA Guerrico hacer un avance sobre la caleta Capitán Vago en donde se halla el puerto de Grytviken, justo enfrente a King Edward Point. La corbeta solo estaba autorizada a usar sus armas de fuego a pedido de las fuerzas de tierra. Los hombres de Astiz debían permanecer en la retaguardia a bordo del ARA Bahía Paraíso. Todas las fuerzas implicadas debían evitar las muertes enemigas todo el tiempo posible. [25] Freedman cree que Trombetta hizo esas provisiones pensando que se encontraría solamente con el equipo del BAS. Aparentemente, el descuido en ese punto se debió a la ausencia del HMS Endurance, lo que le hizo pensar que se ocuparía solamente de la gente del BAS, Trombetta ordenó a la corbeta ARA Guerrico acercarse a la costa, enviar al helicóptero Alouette en reconocimiento, y transportar al primer grupo de infantes de marina en el otro helicóptero, un Puma.[26] 
Durante la noche, los dos barcos argentinos establecieron contacto y permanecieron en aguas próximas, estando la corbeta en la bahía Stromness. 

El 3 de abril 
El 3 de abril a las 5:00 Luna recibió un mensaje naval comunicando que el HMS Endurance se hallaba en Grytviken con 22 infantes de marina. Sin embargo Trombetta pensaba que la zona de desembarco estaría libre de enemigos, lo que se hallarían en el buque polar. A la 7:35, con mejores condiciones climáticas, la corbeta arribó a Puerto Leith y trasbordó a los infantes de marina al ARA Bahía Paraíso, mientras que fueron reembarcados los comandos de Astiz, quedando los obreros protegidos en tierra por hombres del ARA Bahía Paraíso a las órdenes del teniente Cortez. 
A las 11:10 desde el ARA Bahía Paraíso se exigió la rendición de Grytviken con un mensaje en inglés, repetido 3 minutos después. El mensaje afirmaba que Rex Hunt se había rendido, no solamente en las Malvinas, sino que también en sus dependencias, lo cual era falso.13 El teniente Mills recibió y luego retransmitió el mensaje al HMS Endurance, con la intención de ganar tiempo. A la vez, invitó al personal del BAS a ponerse a cubierto dentro del local de la iglesia. Los soldados británicos no aceptaron la rendición. Para entonces, el Alouette sobrevolaba Grytviken informando que no se observaba posible resistencia y la ARA Guerrico hacía su primera entrada en la ensenada.[27] Según Mayorga, el capitán Carlos Alfonso, comandante de la corbeta, dudaba de exponerla en aguas tan estrechas. Mayorga también convalida la especulación de Freedman acerca de la presunciones incorrectas de Trombetta con respecto a presencia militar británica alrededor del puerto, citando un reporte oficial. Trombetta tenía también algunas reservas sobre la adecuada preparación para el combate de la corbeta,[28] puesto que ella había estado en dique seco hasta apenas unos días antes de salir de su base de origen en Puerto Belgrano.[29] 


Restos del helicóptero Puma argentino. 

Derribo del helicóptero 
A las 11:25 se ordenó a Grytviken que el personal de la base saliera a un lugar visible, avisando que habría un desembarco de infantería de marina y 10 minutos después desde la corbeta advirtieron la presencia de personal armado. 
El Puma puso en tierra al primer grupo de 15 infantes de marina argentinos (entre ellos el teniente Luna) con una ametralladora a las 11:41 en King Edward Point, en el lado opuesto de la casa Shackleton, en donde los marines reales estaban atrincherados. Para entonces, en la corbeta sabían que la zona de despliegue de los marines era en la orilla norte de la boca de la ensenada. La segunda oleada de infantes de marina salió desde el ARA Bahía Paraíso a bordo del Puma a las 11:47, formada por el teniente de corbeta Giusti con otros 14 infantes y una ametralladora. El comandante del grupo argentino ya en tierra, teniente Luna, pidió vía la ARA Guerrico –el no tenía comunicación directa con el ARA Bahía Paraíso - que la segunda oleada sea la que debía llegar en tercer término equipada con morteros de 60 mm, pero los infantes de marina ya estaban en vuelo. El aterrizaje tuvo lugar al este de la posición de Luna, bien a la vista del destacamento británico.30 El helicóptero estuvo al alcance de las armas de Mills y sus hombres en ese momento. La aeronave fue granizada por un intenso fuego de armas automáticas, pero el piloto pudo cruzar la bahía y aterrizó de emergencia el helicóptero en la costa sur de la misma, en la orilla opuesta a King Edward Point (o Punta Coronel Zelaya). Los conscriptos Mario Almonacid y Jorge Néstor Águila murieron y otros cuatro resultaron heridos, el resto quedó fuera de posición de combate, pero se abrió fuego con la ametralladora sobre el hospital, logrando herir a un marine en un brazo. Al mismo tiempo, las tropas de Luna comenzaron su marcha hacia la casa Shackleton, pero una vez abatido el helicóptero, los británicos dispararon sobre ellos fuego pesado.[13] En vista de eso, Luna requirió a la ARA Guerrico fuego de apoyo. 

Ataque a la ARA Guerrico 
La corbeta realizó luego su segundo avance sobre la ensenada y a las 11:55 abrió fuego. Para decepción de su comandante, las armas de 20 mm se atascaron después de su primer tiro, y con las de 40 mm solo pudo disparar seis andanadas. El cañón de 100 mm quedó inutilizado después del primer tiro. Completamente expuesto, el barco no tenía otra opción que la de alejarse y viró dentro de la caleta abriendo fuego con sus armas ubicadas en su otra banda. Los británicos dirigieron sus disparos sobre el barco a las 11:59. La corbeta fue golpeada por el fuego de armas ligeras y por un lanzacohetes antitanques Carl Gustav de 84 mm.31 Según Mills, sus hombres abrieron fuego desde una distancia de 550 m. El ataque mató al cabo primero de mar Patricio Guanca e hirió a otros cinco marineros, dañando cables de electricidad, un cañón de 40 mm, un lanzador de cohetes Exocet y el montaje del cañón de 100 mm. Cuando la corbeta pasó nuevamente frente a la posición enemiga para alejarse, volvió a recibir intenso fuego. Fuentes argentinas reconocen que más de 200 proyectiles impactaron en la corbeta.[32] 
Mientras tanto, el Alouette había transportando a los otros 10 infantes de marina, fuera del alcance de las armas británicas, pese a que era un helicóptero de reconocimiento y no de transporte de tropas.13 Mientras la averiada ARA Guerrico se dirigía fuera de la bahía, las tropas argentinas reasumían el intercambio de disparos con los marines de Mills.13 Una vez que se puso fuera del alcance de las armas de los británicos, desde las cercanías de la roca Hobart, la corbeta reanudó el fuego con sus cañones de 40 milímetros, reparados y nuevamente en servicio.33 Esto convenció a Mills de que todo estaba terminado y ordenó a sus marines cesar el fuego.13 Esto sucedió a las 12:48, según Mayorga.[33] A las 13:00 Mills se acercó a las posiciones argentinas agitando una capa blanca y se entregó, recibiendo la orden de hacer salir individualmente a sus subordinados.13 33 34 Mills y sus hombres fueron tomados en custodia por el grupo de Astiz, quien se había mantenido en reserva durante la batalla.13 A las 13:35 se informó que había sido arriada la bandera británica. El HMS Endurance despachó a uno de sus helicópteros Wasp a la bahía Cumberland. El helicóptero aterrizó allí y detectó a la corbeta argentina y al barco de transporte en la ensenada, pero no encontró señales de combate. El HMS Endurance permaneció en las aguas de las Georgias del Sur hasta el 5 de abril.[34] Por la tarde fueron apresados 13 civiles del BAS que se hallaban dispersos en las inmediaciones. A las 23 el Grupo Alfa reemplazó al teniente Cortez y sus hombres en la protección de los obreros en Puerto Leith. 


ARA Guerrico. 

Consecuencias 
La corbeta ARA Guerrico, con una pérdida de un 50% de su poder de fuego debido al combate, partió de Grytviken junto con el ARA Bahía Paraíso a las 3:15 del 4 de abril, rumbo a Río Grande.35 Este último trasportó a los infantes de marina británicos hasta Río Grande, desde donde fueron enviados por avión a Montevideo,13 llegando al Reino Unido el 20 de abril. Las fuerzas argentinas desistieron de atacar la base del BAS en la isla Bird, permaneciendo allí y en la bahía Schlieper, el glaciar Lyell y la bahía Saint Andrews, 15 británicos del BAS que se mantuvieron fuera del control argentino hasta la recuperación británica de las islas. La Armada Argentina dejó un destacamento de 55 infantes de marina en las islas, junto con los 39 obreros desmanteladores de chatarra que permanecieron en Puerto Leith.34 Las Georgias del Sur fueron retomadas por las fuerzas británicas el 25 de abril de 1982, en el curso de la Operación Paraquat.[36] 

Condecoraciones 
  • El teniente Mills recibió la Cruz de Servicios Distinguidos. 
  • El capitán Nick Barker, del HMS Endurance, recibió la Orden del Imperio Británico en grado de comendador.[13] 
  • El cabo principal artillero Francisco Solano Páez fue condecorado con la medalla de La Nacion Argentina al Valor en Combate.[37] 

Bibliografía 

-Freedman, Lawrence: The Official History of the Falklands Campaign: The origins of the Falklands war. Routledge, 2005. ISBN 0-7146-5206-7 
-Freedman, Lawrence and Gamba, Virginia: Señales de Guerra. Javier Vergara Editor, 1992. ISBN 950-15-1112-X 
-Insight Team Sunday Times (1982). War in the Falklands: the Full Story. The Sunday Times. 
-Contraalmirante Horacio A. Mayorga: No Vencidos. Ed. Planeta, Buenos Aires, 1998. ISBN 950-742-976-X 
-The Argentine Invasion of South Georgias 

Referencias 

1. "se infiltraron a bordo, pretendiendo ser científicos, siendo miembros de una unidad argentina de fuerzas navales especiales" Nick van der Bijl, Nine Battles to Stanley, London, Leo Cooper P.8 as reported in Lawrence Freemdman, The Official History of the Falklands Camapign: Vol I The Origins of the Falklands War 
2. "Bahia Buen Suceso set sail for South Georgia on 11 March carrying Argentine Marines" Rowland White, Vulcan 607, London, Bantam Press, p30. 
3. Freedman-Gamba, p. 74. 
4. El Proyecto Alfa 
5. Freedman-Gamba, p. 75 
6. Freedman-Gamba, p. 76 
7. La primera visita de Davidoff 
8. Insight Team Sunday Times, p. 67 
9. Freedman, p. 172 
10. Freedman-Gamba, p. 81 
11. Segunda visita de Davidoff 
12. Freedman-Gamba, p. 85 
13. Britain Small Wars 
14. Freedman-Gamba, p. 86 
15. Freedman-Gamba, pp. 87-88 
16. El Grupo Naval Antártico concluía en aquellas fechas la campaña de verano 1981/1982 y, hacia la segunda quincena de marzo de 1982, el rompehielos ARA Almirante Irízar se encontraba en su base, el Apostadero Naval de Buenos Aires, y el buque transporte polar ARA Bahía Paraíso (B-1) (capitán de fragata Ismael J. García) partía desde la Base Naval Ushuaia hacia la Base Esperanza en la Antártida, transportando a las familias que allí invernarían, para luego dirigirse a las islas Orcadas del Sur y reembarcar al personal de Batallón de Construcciones Navales que había finalizado en ellas el nuevo edificio para el destacamento antártico local. 
17. La perla austral, cronología 
18. Freedman, pp. 183 and 184 
19. Freedman-Gamba, pp. 98-99 
20. Freedman, p.187 
21. Héroes Salteños Caidos en la Guerra de las Malvinas 
22. Mayorga, p. 94 
23. Cf. Jonh O'Sullivan, op. cit., págs. 229-230. 
24. Freedman, pp. 11-13 
25. Mayorga, p. 97 
26. Freedman, p. 13 
27. Freedman, pp. 13-14 
28. Mayorga, p. 98 
29. Mayorga, p. 48 
30. Mayorga, pp. 99-100 
31. Mayorga, p. 100 
32. Malvinas: Georgias del Sur 
33. Mayorga, p. 101 
34. Freedman, p. 14 
35. Mayorga, p. 102 
36. Freedman, p. 222 
37. www.armada.mil.ar 


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