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domingo, 12 de febrero de 2023

ARA Belgrano: El 12 de febrero de 1982 zarpaba para mantenimiento en la BNPB

ARA General Belgrano (C-4)


El 12 de febrero de 1982 zarpó hacia la Base Naval Puerto Belgrano para el mantenimiento que cada año se daba al crucero. Aunque se habían añadido tecnologías de radar y misiles, el barco estaba en malas condiciones  de turbinas y no podía alcanzar más de 18 nudos. Por entonces, su comandante era el capitán de navío Héctor Bonzo.
Durante esta puesta a punto recibió la noticia de las crecientes tensiones con el gobierno del Reino Unido con respecto a la soberanía de las islas Malvinas, se lo nombró El ARA Belgrano. Así los trabajos tuvieron que detenerse debido a la necesidad de emplear a los obreros en la disposición de las demás unidades. El 2 de abril toda la tripulación del crucero fue avisada de la operación anfibia que las restantes unidades de la escuadra realizaron para tomar las Islas Malvinas.
El barco recibió el resto de la tripulación para tiempos de guerra, completando 1091 tripulantes y dos civiles que trabajaban en la cantina y que se rehusaron dejar el barco, aunque sabían que ahora zarparía en misión de guerra (de hecho ellos fueron de los primeros en morir, pues el primer torpedo dio en la zona de la cantina).
El gobierno británico, por su parte, tras enviar a tres submarinos nucleares a la zona y preparar el envío de un contingente más importante después, estipuló la creación de una zona de exclusión que comprendería una circunferencia de 200 millas náuticas (370 km), centrado en latitud 51° 40' Sur y longitud 59° 30' Oeste (el centro geográfico de las Islas Malvinas).

miércoles, 4 de mayo de 2022

2 de Mayo: Hundimiento del ARA Belgrano

HMS Conqueror hunde el ARA Belgrano


El 2 de mayo de 1982, el HMS Conqueror hundía el ARA Belgrano usando dos torpedos convencionales Mk8 tras seguir al crucero durante varios días hasta recibir autorización para hundirlo desde el gobierno británico. De los tres torpedos Mk8, dos alcanzaron el crucero y se cree que un tercero pudo alcanzar a uno de los dos destructores de escolta sin explotar. El hundimiento del Belgrano fue la mayor catástrofe de esta guerra, provocando la muerte de 323 de sus 1093 tripulantes, muchos de frío al dispersarse los botes salvavidas.

Como consecuencia, las fuerzas de superficie argentinas quedaron casi encerradas en sus puertos, operando sólo en la plataforma continental en zonas de profundidad escasa poco atractivas para los SSN británicos.


sábado, 2 de mayo de 2020

El hundimiento del Belgrano y el relato de Pedro Luis Galazi

Dos torpedos en un mar furioso y una orden implacable: “¡Hundan al Belgrano!” 

El instante en que Margaret Thatcher decidió el naufragio y la muerte de 323 tripulantes del buque argentino, El testimonio de un sobreviviente, el infierno antes del final y el valor de los marinos
Por Alfredo Serra ||  Infobae


 
2 de mayo de 1982. Hora 16. El crucero ARA General Belgrano recibe el impacto de dos torpedos del submarino inglés Conqueror

Sus marinos saben las reglas del juego. Esperan, con esa tensión que oscila entre la vida y la muerte, que no haya ataque submarino.

En la Argentina son las cuatro de la tarde.

Pero mientras esperan y rezan, en Londres, ese mismo domingo 2 de mayo de 1982, a las nueve de la noche, Margaret Thatcher no espera ni vacila. La orden es directa, clara y aterradora:

–¡Hundan al Belgrano!

La recibe el capitán Chris Wreford Brow, comandante del submarino nuclear HMS Conqueror. Y empieza a escribir el réquiem.

–¡Fire!

Un torpedo pasa debajo del Belgrano hiere partes vitales y le quita energía: preludio sombrío. El capitán del Conqueror grita "¡Fire!" dos veces más. El segundo y demoledor proyectil fantasma le borra quince metros de proa. El tercero no lo toca. Pero los daños son irreversibles.

Veintitrés minutos después de la primera explosión, el capitán Héctor Elías Bonzo ordena abandonar el crucero.

El Belgrano –una leyenda–, ya inclinado después del primer torpedo, ha sufrido una una segunda explosión.

Está condenado: morirá. Morirá en ese mar furioso y ese viento implacable y entre los gritos desesperados de sus hombres. El más funesto de los escenarios: salvarse es casi imposible.

Los 62 botes de auxilio –el crucero lleva 72, pero una decena es de reserva–parecen más pequeños y más frágiles.

De los 1093 tripulantes, mueren 323.

Pero las cifras, aunque espantosas, no revelan el verdadero infierno: sólo el primero torpedo mata a 274 hombres…

 
A las 16.32 el capitán Bonzo ordena abandonar la nave

Los botes salvavidas están atados, pero es urgente cortar los cabos para evitar que uno, al hundirse, arrastre a los otros.

Algunos marineros llegan a los botes cargando un compañero herido sobre sus espaldas. La rápida huida impide que muchos alcancen los botes con ropa de abrigo. El frío es alucinante. Atroz. Varios mueren congelados sobre el techo de los botes. Otros se calientan con su propia orina, y se agota la morfina para calmar a los quemados.

Un poco después de las cinco de la tarde, hora patria, el Belgrano va hacia el oscuro y helado cementerio que el mar reserva para los guerreros caídos.

Un viejo luchador de 185 metros de largo (eslora) encuentra su tumba 44 años después de su nacimiento. Y con él, los marineros argentinos que no pudieron escapar de la trampa.

Desde los botes llega un grito:

–¡Viva el Belgrano!

Construido en Nueva York, entró en servicio en marzo de 1938 con su primer nombre: Phoenix. Anclado en la bahía de Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 1941 salió indemne del brutal bombardeo japonés: 353 aviones en dos oleadas. Cuatro acorazados hundidos, nueve buques dañados, y 2403 norteamericanos muertos en agua y tierra. En 1951, la Argentina lo compró, lo bautizó 17 de octubre, y más tarde recibió su nombre definitivo ARA General Belgrano.

Infobae habló con Pedro Luis Galazi, su segundo comandante en el último y fatal viaje. Extraña simetría. Galazi nació el 12 de marzo de 1938: el mismo día, mes y año en que fue botado el Belgrano…

–¿Cómo empezó la historia?

–El buque estaba en pleno mantenimiento, y con su dotación reducida a no más de cuatrocientos hombres. Pero en la madrugada del 15 o 16 de marzo me llamaron del Comando de la Flota de Mar. Reunión urgente.

–¿Se imaginó para qué?

–Nunca. Mi generación pasó por todas las revoluciones, y pensé que podía tratarse de algo así.

–¿El crucero había sido descartado para ir a Malvinas?

–Sí. Pero poco a poco la Armada destinó más hombres, y llegamos a los 1091. Y el 4 o 5 de abril nos ordenaron apurar las reparaciones para zarpar hacia la zona de la Isla de los Estados, y esperar órdenes.

–¿La tripulación estaba bien preparada para lo que sucedió?

–Era muy heterogénea. Distintas edades, distintos grados de adiestramiento, conscriptos que cumplían su segundo año de servicio, y otros sin ninguna experiencia… ¡Muchos no sabían nadar!

–¿Todos comprendieron a qué podían enfrentarse?

–Los marinos entrenados, sí. Pero los más jóvenes no. Los 62 botes parecen pequeños y frágiles en medio de la tormenta

–¿Temieron un ataque de submarinos?

–Apenas zarpamos, empezamos las tareas para prevenir ese tipo de ataque. El peor…

–¿Fue un crimen de guerra? Porque el Belgrano estaba fuera de la zona de exclusión… (Nota: decretada por Inglaterra el 30 de abril de 1982)

–La zona de inclusión era inaceptable. Porque en ese momento, tanto en el continente como en las Malvinas, gobernaban autoridades argentinas. La soberanía era nuestra… Pero en una guerra, mantener la zona de inclusión es imposible…

–¿Por qué? ¿En qué caso?

–Cuando cualquiera de los bandos está en condiciones de disparar.


 
El crucero se hunde. En la tragedia mueren 323 de los 1091 embarcados (Foto Fernando Massobrio)

–¿Qué pensó en el instante final? ¿Qué sentimientos lo dominaron?

–En una tragedia semejante es imposible pensar en nada. Sólo en la acción concreta. No hay tiempo para más. Pero hoy, cuando me encuentro con algún sobreviviente, nos abrazamos y lloramos.

Producción y entrevista: Fernando Morales

domingo, 23 de junio de 2019

Buques argentinos: ARA "General Belgrano" (C-4)

ARA General Belgrano (C-4)

Military Factory





El crucero de la Armada argentina General Belgrano, perdido en la Guerra de las Malvinas, comenzó su vida como el USS Phoenix de la guerra mundial de los Estados Unidos


Tripulación: 1,138
Longitud: 185.44 metros
Eslora: 18.87 metros
Calado: 5.94 metros
Desplazamiento (superficie): 12,242 toneladas
Propulsión: 2 x calderas de vapor alimentadas con aceite que alimentan 4 x turbinas engranadas que desarrollan 100,000 caballos de fuerza a 4 ejes.
Velocidad (superficie): 32 nudos (37 millas por hora)
Alcance: 9,999 millas náuticas (11,507 millas; 18,519 kilómetros)


Armamento

Cañones MK 16 de 15 x 6 "(5x3) 47 calibres (152 mm) MK en torretas de triple montaje.
8 x 5 "(8x1) 54 calibre (127 mm) Ocho pistolas en monturas individuales.
28 x cañones AA de 40 mm (4x4) (6x2)
20 x cañones AA de 20mm (10x2)
8 x ametralladoras 12 mm (8x1) de calibre 50
2 x sistema antiaéreo de misiles Sea Cat (comprado en Gran Bretaña)

Ala aérea

2 x Aerospatiale Alouette III helicópteros de la marina

Historia

El buque de guerra ARA General Belgrano (C-4) de la Armada Argentina se construyó originalmente como el estadounidense USS Phoenix (CL-46), el quinto de los cruceros de la clase Brooklyn, construido en los Estados Unidos y lanzado en marzo de 1938. El ataque japonés a Pearl Harbor en diciembre de 1941 y tuvo una carrera valiente con nueve estrellas de batalla a su nombre. Fue dada de baja oficialmente del servicio de la Marina de los Estados Unidos en 1946.

La Armada de los EE. UU. vendió dos de los cruceros de la clase de Brooklyn a la Argentina, el USS Phoenix CL-46 y su nave hermana, el USS Boise CL-47, el 9 de abril de 1951. La Armada de la Argentina (ARA) cambió su nombre por el de "ARA 17 de Octubre". (C-4) "mientras que el Boise fue renombrado" ARA Nueve de Julio (C-5) ". Después de la revolución de Perón, el ARA 17 de Octubre C-4 fue renombrado nuevamente como "ARA General Belgrano (C-4)" después de que el padre de la Armada Argentina. Belgrano realizó patrullas marítimas normales y tareas de entrenamiento en el Atlántico sur, protegiendo la patria e islas argentinas que Argentina consideraba su territorio indiscutible.



Durante algún tiempo, Argentina y el Reino Unido estuvieron en desacuerdo entre sí por la propiedad legítima de las Islas Malvinas, las Islas Georgia del Sur y Sandwich del Sur. El 2 de abril de 1982, se inició una guerra no declarada contra Gran Bretaña a través de una invasión argentina y la subsiguiente ocupación de las Islas Malvinas y Georgia del Sur, que llevaron a civiles británicos y fuerzas militares a ser detenidas. La invasión inicial fue considerada legal por Argentina ya que las islas en disputa han estado bajo control argentino desde 1833. A la inversa, Gran Bretaña vio los desembarques y la toma de prisioneros como una invasión del territorio soberano británico en el extranjero, legalmente controlado.

Gran Bretaña, al no tener una gran fuerza naval en el área, lanzó una fuerza de tarea naval para comprometer a la Armada y la Fuerza Aérea Argentina a recuperar las islas. Las fuerzas navales argentinas fueron superadas numéricamente y pasadas de moda por la tecnología actual del momento en comparación con las británicas. El Reino Unido tenía una moderna marina del primer mundo con submarinos nucleares, un gran número de tropas de combate y una base aérea terrestre a corta distancia. La ARA era principalmente de equipos de la Segunda Guerra Mundial, aunque sus aviones eran comparables a los de Gran Bretaña con acceso total a misiles aire-aire y aire-a-barco. El ejército argentino tenía un número suficiente, pero no estaba tan bien entrenado como las Fuerzas Especiales del Reino Unido y el personal general del ejército.

El crucero Belgrano, aunque actualizado en algunas áreas, era esencialmente el mismo barco que cuando se puso en servicio en 1938, capaz de velocidades de hasta 32.5 nudos. Mantuvo su poder de fuego masivo con 15 pistolas principales Mk 16 de 6 pulgadas / 47 cal. (152 mm) capaces de disparar una cáscara de 130 libras a unos 14.5 millas de distancia. Esto fue respaldado por 8 pistolas de 5 pulgadas / 54 cal (127 mm) y pistolas antiaéreas de 40 mm y 20 mm para trabajos de aproximación. Un sistema de misiles antiaéreos Sea Cat británico se había mejorado con dos misiles listos para disparar en 1967/68, aunque no se había realizado ningún disparo de prueba hasta este momento. Para las salidas de suministro y reconocimiento, el Belgrano logró un par de helicópteros Aerospatiale Alouette III franceses. Su complemento normal incluía 1.138 oficiales y marineros.

El general Belgrano abandonó el puerto de Tierra del Fuego el 26 de abril de 1982, con la Fuerza de Tarea 79.3 compuesta por dos destructores: el ARA Piedra Buena (D-29) y el Bouchard (D-26). Ambos buques eran también buques de guerra de la era de la Segunda Guerra Mundial estadounidense. El propósito de la misión era contrarrestar al grupo de trabajo británico que se informó que se dirigía al sur para aterrizar más tropas en las islas. Los militares argentinos decidieron contrarrestar esto y reforzar las islas con más tropas argentinas a su vez. Como parte de estas maniobras, la Belgrano y su grupo de trabajo, junto con el portaaviones ARA Veinticinco de Mayo, recibieron órdenes de tomar posiciones alrededor de las islas.

Para el 29 de abril, los barcos patrullaban el Banco Burdwood al sur de las islas. El 30, el Belgrano fue detectado por el submarino de flota nuclear británico HMS Conqueror. El submarino hizo sombra al crucero durante los días siguientes y solicitó permiso para disparar. Tras una consulta a nivel del Gabinete británico, se tomó la decisión de que el Belgrano demostró ser una amenaza definitiva para el transporte marítimo británico y el Conquistador debería proceder a atacar al Belgrano. El 2 de mayo, Conqueror cerró y disparó tres torpedos Mk 8 mod 4 convencionales, cada uno con una cabeza de guerra Torpex de 800 lb (363 kg). Dos golpearon al Belgrano, el primer golpe de proa en la proa con la sujeción de los mamparos internos. Como tal, el cargador de polvo delantero no detonó.



El segundo torpedo explotó detrás de la segunda chimenea de humo fuera de la cobertura del blindaje lateral, explotando en la sala de máquinas trasera. La explosión explotó en áreas con mucho tráfico antes de matar a unos 275 marineros, revelando un agujero de sesenta pies de largo en la cubierta principal. Si bien la explosión no provocó un incendio a bordo, la detonación resultante produjo un humo denso que limitó las comunicaciones y el rescate. Además, la embarcación comenzó a absorber agua mientras su sistema eléctrico estaba dañado, lo que restringe cualquier comunicación que se envíe a la pantalla del destructor para obtener ayuda. Durante el caos, el Conquistador se retiró silenciosamente a una posición segura para observar.

Habiendo tomado agua, el Belgrano comenzó a listar a babor y hundirse por la cabeza. Apenas veinte minutos después del ataque, el capitán Bonzo del Belgrano ordenó el abandono del barco. Aunque ordenada, la evacuación fue complicada por los mares cada vez más desiguales.

Los dos destructores de la escolta no eran conscientes del hundimiento debido a la falta de una llamada de socorro y se ocuparon de sus asuntos de profundización. Cuando finalmente se reveló que el Belgrano estaba gravemente dañado y que necesitaba ayuda, la noche había caído y el mar se hinchó, haciendo que el rescate de la tripulación en balsas fuera un asunto peligroso. No fue sino hasta el 5 de mayo que toda la tripulación fue rescatada por un esfuerzo conjunto argentino-chileno, y unos 770 hombres fueron localizados y subidos a bordo. El ataque a la Belgrano había reclamado a 321 de su personal.

Después de un compromiso con la tierra, Argentina cedió formalmente el control de las islas al Reino Unido el 14 de junio de 1982, pero no mostró signos de renunciar a sus reclamaciones políticas sobre las islas (una postura que continúa hasta hoy). En 1994, el gobierno argentino y el capitán Bonzo indicaron que el hundimiento del Belgrano fue un acto legal bajo las reglas de compromiso del día.