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viernes, 9 de agosto de 2024

Fuerzas de ocupación homenajean a la Naval Party 8901

 

Los primeros defensores de las Malvinas son honrados mientras se inaugura un monumento a la unidad de los Royal Marines



Fuente: Marina Real


El último evento conmemorativo del 40º aniversario del conflicto de las Malvinas rindió homenaje a los primeros hombres que entraron en acción en 1982.

Los 70 Royal Marines y marineros del Partido Naval 8901, la primera línea de defensa de las islas, libraron una batalla desigual con fuerzas abrumadoras argentinas durante las primeras horas de la invasión en 1982.

El gobernador de las islas les ordenó a regañadientes que depusieran las armas antes de ser hechos prisioneros. Repatriados unos días después, los hombres regresaron a las islas dos meses después para izar la bandera de las Malvinas frente a la Casa de Gobierno –la sede del poder británico– cuando las fuerzas argentinas se rindieron.

Cuatro décadas más tarde, comandos veteranos estaban nuevamente en Stanley, uniéndose a la guarnición actual y al personal de las Fuerzas de Defensa de las Islas Malvinas que marchaban por las calles de la capital hacia el imponente monumento a los caídos en el paseo marítimo.

Conmemora el choque naval de 1914 frente a las islas, y los líderes de las Malvinas decidieron que el Día de la Batalla de 2022 era la ocasión perfecta para honrar simultáneamente a NP8901.

En 1982, Bill Muir, un sargento mayor que había comenzado su período de servicio de un año pocos días antes de la invasión, fue invitado a descubrir el pedestal conmemorativo en los terrenos de la Casa de Gobierno que lo elogia a él y a sus camaradas por ofrecer una “valiente vida”. y una defensa valiente” a pesar de estar “superados en número, armas y maniobras”.

Contuvo las lágrimas mientras realizaba los honores, lleno de orgullo y aprecio, sobre todo porque este es el primer reconocimiento oficial que recibe el Partido Naval.

“Sé que el pueblo de las Malvinas continúa agradeciéndonos”, dijo. “Pero después de la guerra, somos nosotros quienes realmente les agradecemos”.

Tienes un lugar en nuestros corazones y te has ganado un lugar de especial honor en la historia de las Malvinas.

MLA Leona Roberts

La concejala de Stanley, MLA Leona Roberts, que vivió la guerra cuando era niña, dijo a los veteranos del Partido Naval que era difícil para los isleños expresar su gratitud hacia los hombres.

“Tienes un lugar en nuestros corazones”, dijo. “Y usted se ha ganado un lugar de honor especial en la historia de las Malvinas”. 

La ceremonia (y las conmemoraciones del Día de la Batalla en el monumento) se desarrollaron en un clima glorioso, con los tres servicios representados y el Cuerpo de Tambores de los Royal Marines añadiendo pompa y ritmo a la ocasión. 

El Día de la Batalla rinde homenaje a los marineros de la Royal Navy que persiguieron y casi aniquilaron al escuadrón del almirante alemán Graf von Spee, que hasta entonces había demostrado ser una espina clavada en el costado de Gran Bretaña.

Había derrotado a una fuerza inferior de la Royal Navy frente a Coronel en el Pacífico en noviembre de 1914, lo que llevó al Almirantazgo a enviar dos cruceros de batalla, más rápidos y más poderosos que cualquier cosa que von Spee ordenara, para destruir al grupo alemán.

Lo lograron. Cuatro de los cinco buques de guerra alemanes del escuadrón de von Spee, incluido el buque insignia con el almirante a bordo, fueron hundidos con la pérdida de casi 1.900 almas, mientras que la Royal Navy sufrió sólo diez muertos.

lunes, 20 de febrero de 2023

Alumnos de Quilmes restauran un Aero Commander de Malvinas

Los alumnos de una escuela secundaria restauran un avión que estuvo presente en la guerra de Malvinas

Son chicos de un colegio técnico de Quilmes que trabajan en la recuperación del Aero Commander 500. La aeronave no entró en combate. Igual, para los jóvenes es un símbolo del conflicto bélico de 1982


El Aero Commander, en el hangar de trabajo de la escuela. Cumplió tareas secundarias durante el conflicto del Atlántico Sur.

El 20 de febrero de 2018, un avión Aero Commander 500 U T 133 se accidentó en el aeropuerto de Mar del Plata. La máquina debió aterrizar de panza por una falla mecánica en su tren de aterrizaje, que no había alcanzado a desplegarse totalmente. Raleado por la Fuerza Aérea, lo terminó donando a la Escuela de Educación Secundaria N° 7 “Taller Regional Quilmes”, que funciona desde marzo de 1957 en el Área de Material Quilmes, dependiente de la Fuerza Aérea Argentina, a escasas dos cuadras del Río de la Plata. Nació como Escuela de Aprendices Operarios y la Fuerza Aérea se ocupa de proveerle la infraestructura y el equipamiento.

Sus 1100 alumnos cursan siete años, tres básicos y los cuatro restantes pueden optar en dos especialidades: Técnico Aeronáutico, que apunta a la electromecánica o Técnico Aviónico, relacionado a la electrónica del avión. En su último año, el séptimo, deben cumplir en grupos con el desarrollo de un proyecto propuesto e ideado por ellos mismos. Se llaman prácticas profesionalizantes, que deben complementarse con tareas externas, una suerte de pasantías en empresas.

Este año se presentaron seis proyectos relacionados a la aeronáutica. Todos deben tener un valor social. Hay un grupo de 14 alumnos que encararon uno que sobresalió por sus características especiales: restaurar el Aero Commander 500, que en la guerra de Malvinas fue una de las tantas máquinas que la Fuerza Aérea desplegó para la realización de tareas secundarias en el continente y que se había accidentado en Mar del Plata.

El grupo de alumnos encargados de este proyecto, que busca mantener viva la llama de Malvinas.

Este avión es un bimotor a pistón, que fue adquirido por nuestro país junto a otros similares en 1968. Tienen capacidad para dos pilotos y seis pasajeros y fueron usados para transporte de personal y enlace de unidades y comandos.

La idea de los alumnos es dejarlo como material didáctico para la escuela. Para ellos, que actualmente tienen 18 años, el avión tiene una significación especial al conocer que, de alguna manera, participó del conflicto del Atlántico Sur. “Todos sentimos orgullo de poder trabajar en una aeronave que se utilizó durante la gesta de Malvinas. Si bien no entró en combate ni pisó suelo malvinense demuestra el compromiso de Fuerza aérea al destinar hasta el último avión y sus recursos humanos”, destacó a Infobae Lucas Ibarrola, el líder del grupo y quien propuso que esta restauración fuera el proyecto grupal exigido por la escuela.

La cabina del avión. Muchos de los repuestos fueron donados por la Fuerza Aérea y también se contó con el esfuerzo de la cooperadora escolar.

Cada proyecto cuenta con dos profesores tutores. Este equipo es acompañado por Luis Frontini y Leonardo Calienni. En un primer momento los docentes mostraron sus reparos con esta idea. Pensaban que los alumnos no llegarían muy lejos, habían decidido encarar un proceso que llevaría mucho tiempo, sin contar con los precios elevados de los repuestos que se precisarían.

Los alumnos no se desanimaron a pesar del panorama: la panza del avión estaba severamente dañada y no tenía el piso, motor, tanques de combustible ni sistema hidráulico, y con fallas en su estructura de largueros y cuadernas.

El grupo en plena acción. Los alumnos deben cumplir con una determinada carga horaria, que hace rato que excedieron, por la pasión que ponen en el trabajo.

En marzo de este año pusieron manos a la obra. La primera tarea fue realizar un relevamiento de las piezas que tenían y las que faltaban. Algunas costaron trabajo conseguirlas, muchas hace tiempo que no se producen y alcanzaron el status de ser exhibidas en museos. Fue importante el apoyo brindado por la cooperadora de la escuela, que además mantiene las aulas, el taller y el comedor.

Los alumnos comprobaron que los milagros existen: una empresa donó el lubricante y otra 100 litros de combustible, que debe tener un bajo contenido de plomo.

Las primeras semanas fueron de pleno aprendizaje. Lucas contó que cuando armaban el motor lo primero que hicieron fue colocar el filtro de aire, al que debieron quitar y volver a colocar una decena de veces para facilitar la conexión de otros cables y mangueras. Hasta que aprendieron.

Hubo una discusión en el grupo y fue en torno al color que debe lucir la máquina. Luego de hablar con autoridades de Fuerza Aérea y con profesores se decidió actualizar su aspecto exterior. Ya lo tienen definido pero no quieren adelantar detalles hasta que se presente oficialmente en sociedad.

De todas maneras, acordaron mantener algunos detalles para que no pierda su legado. Se conservará la bandera argentina y el logo de los cien años de la Fuerza Aérea en la cola, y en las alas tendrá su matrícula y la escarapela argentina.

El proyecto forma parte de la currícula del último año. El avión quedará en la escuela como material didáctico.

Cuando los alumnos decidieron repintarlo, apareció la donación de pintura y un curso gratuito sobre cómo aplicarla.

“Para la escuela es un proyecto importante”, destacó Jorge Pablo Juárez, que hace ocho años es director de la Escuela. “Enfrenta a los alumnos a diversos desafíos, se ponen en juego sus capacidades.”

Las autoridades se sorprenden del nivel de organización del grupo, una cuestión que se evalúa de cerca.

La Fuerza Aérea les donó el motor y repuestos y la idea es ponerlo en condiciones de hacerlo volar. Claro que eso no está en poder de los alumnos que, al no estar recibidos, no pueden firmar las certificaciones correspondientes. Van a necesitar de la colaboración de un inspector de Aero Commander.

El equipo debe respetar una serie de requisitos, entre ellos, cumplir con 200 horas anuales dedicados al proyecto. Sin embargo, esta exigencia hace rato que la cumplieron, porque suelen quedarse a trabajar después de hora y en días en los que no les corresponde hacerlo. Los alumnos entran a las 7 y media, muchos deben tomar más de un medio de transporte para llegar y están todo el día, hasta las cinco y media de la tarde.

“El grupo empuja”, señaló Calienni. Por supuesto hay discusiones, en los que los docentes esperan ver cómo se dirimen. Y en cuestiones serias, como las atinentes a la seguridad, los profesores tienen la última palabra.

Deben completar, diariamente, una carpeta de campo, en donde se describe las tareas realizadas por cada uno de sus integrantes. Más allá que al final del proyecto, deberán presentar una carpeta formal, es en el día a día ver el compromiso de cada uno de los chicos.

El grupo está conformado por Lucas Ibarrola; Agustín Bardin; Ignacio Delgado; Lautaro Puig; Federico Franco; Mateo Viana; Joaquín Flores; Tomas Guglielmucci; Tomás Castez; Tomás Calero; Alejo Enrique; Matías Martínez; Nicolás Mato y Gerónimo Bergantino.

Los alumnos se distribuyeron en cuatro grupos: uno se dedica a los motores, otro a los sistemas, un tercero a la estructura y un cuarto mixto ayuda en los otros tres.

Deben enfrentarse a desafíos, en los que se mezclan la mecánica, la electrónica, pero también la administración y cuestiones de contabilidad, tal como si manejasen una pequeña empresa. “La idea es formarlos para insertarlos en el mercado laboral”, remarcaron desde la escuela.

Están en todos los detalles. En su overall de trabajo, todo el equipo luce un parche del Aero Commander, diseñado por ellos. Como el original no los conformó, lo actualizaron. “Siempre manteniendo los colores patrios”, aclaró Lucas.

Todo está listo para que el mes que viene la máquina sea oficialmente presentada en sociedad. Dos pilotos veteranos de Malvinas lo harán carretear.

Hace unos días los chicos tuvieron una gran alegría, al lograr poner en marcha uno de los motores. Lucas, que sueña en convertirse en piloto de combate, adelantó que el 11 de noviembre será especial. Esa fecha se conmemora el día de la Educación Técnica y habrá una jornada a puertas abiertas para toda la comunidad. Comprometieron a Héctor “Pipi” Sánchez y Luis “Tucu” Cervera, dos pilotos de A4b veteranos de Malvinas, a hacerlo carretear cuando será presentado oficialmente en sociedad con sus nuevos colores. Para que esté en condiciones de volar, se deberá esperar la habilitación final de la ANAC.

Todo cierra. Para el profesor Calienni, técnico aeronáutico y mecánico de mantenimiento, con una vasta experiencia que lo respalda, confesó que liderar a estos grupos “me mantiene joven”. Para los 14 alumnos, como para el resto de sus compañeros, embarcados en otros proyectos también importantes, este trabajo es el cierre de su carrera. El avión, una vez restaurado, quedará para la escuela, para que los que vienen detrás puedan usarlo para aprender. “No todo está perdido”, señaló el director. Claro que no.

Las fotografías fueron provistas por el grupo de alumnos encargados de la restauración del avión.




jueves, 14 de mayo de 2020

Gobierno de Tierra del Fuego homenajea a enfermero VGM

El Gobierno de Tierra del Fuego homenajeó al Suboficial Segundo (RE) VGM Arnoldo Funes Maravilla tras su fallecimiento

Se declaró un día de duelo provincial en Tierra del Fuego. Oriundo de Mendoza, falleció ayer en Ushuaia a los 74 años.
Gaceta Marinera



Ushuaia – El Gobierno de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur decretó un día de duelo provincial por el fallecimiento del Suboficial Segundo (RE) VGM Arnoldo Funes Maravilla, quien había sido enfermero en el submarino ARA “Santa Fe” durante la Guerra de Malvinas.

Asimismo, se estableció el izado a media asta del Pabellón Nacional y del Pabellón Provincial, de acuerdo a lo establecido en la Ley Provincial N° 1274, en todos los edificios públicos de Tierra del Fuego.

 

Durante el Conflicto del Atlántico Sur, el submarino ARA “Santa Fe” fue atacado el 25 de abril en cercanías de Caleta Vago (Islas Georgias del Sur) por helicópteros británicos; uno de los misiles impactó en la vela de la unidad argentina e hirió al Cabo Segundo Alberto Macías. El Suboficial Segundo enfermero Funes Maravilla fue el primero en asistirlo.

Sus compañeros del ARA “Santa Fe” recuerdan hasta la fecha esta heroica entrega y agradecen el homenaje por parte de la provincia. El reconocimiento a Funes Maravilla honrará su memoria y será reconocido por toda la comunidad como “Héroe de Malvinas”.

miércoles, 22 de abril de 2020

En honor a quién los británicos denominan Falklands a las islas Malvinas

Anthony Cary, el hombre homenajeado por la denominación británica de las islas






Anthony Cary, 5º vizconde PC (Privy Council o consejero privado) de Falkland (16 de febrero de 1656 - 24 de mayo de 1694; el apellido se deletrea Carey en algunas fuentes) fue un inglés nacido en Inglaterra, noble escocés y político inglés.

Nació en el castillo de Farley, Somerset, hijo de Henry Cary, cuarto vizconde de Faklands, a cuya nobleza tuvo éxito cuando era niño en 1663.

Se casó con Fiona Catherine Cary y tuvo una hija: Mila Inge Cary (m. 21 de octubre de 1683)

Como compañero escocés tenía derecho a ser miembro del Parlamento de Inglaterra. Por lo tanto, se desempeñó como diputado Tory para Oxfordshire durante 1685–1689, Great Marlow de 1689 a 1690 y Great Bedwyn desde 1690 hasta su muerte.

Juró el Consejo Privado de Inglaterra en 1692 y sirvió como Primer Señor del Almirantazgo de 1693 a 1694. Anteriormente ocupó cargos en este último departamento como Tesorero de la Armada de 1681 a 1689, bajo Carlos II y James II, y como Comisionado del Almirantazgo de 1690 a 1693. Samuel Pepys tenía una opinión bastante baja de sus habilidades, mientras admitía que padecía problemas crónicos de salud.

En marzo de 1694 fue enviado a la Torre de Londres por cargos de peculado y murió de viruela en mayo, a los 38 años, sin descendencia masculina. Fue enterrado en la Abadía de Westminster.

Las Islas Malvinas son denominadas Faklands en el Reino Unido en su honor. Los vizcondes de Malvinas a su vez toman su título de la residencia de los monarcas escoceses Falkland Palace, en Falklands, Fife, Escocia.

sábado, 4 de abril de 2020

Homenaje al 2 de Abril durante la pandemia

Malvinas, un homenaje distinto en tiempos de la pandemia





Canal 7 Bahía Blanca

La pandemia del coronavirus afecta de diversas maneras el reclamo de soberanía argentina en las islas Malvinas. Por la cuarentena por primera vez no se hizo la clásica vigilia de los combatientes, aunque hoy es un día para dedicarlo especialmente a los 649 caídos en el conflicto iniciado hace 38 años, el 2 de abril de 1982.

Guillermo de la Fuente, presidente del Centro de Veteranos de Guerra de Malvinas de Bahía Blanca dijo que “por el coronavirus, este 2 de abril es diferente, pero con situaciones similares a las que vivimos en las islas, un enemigo, la vida dependiendo solo del resguardo”.

Aunque este año no haya vigilia ni festival, de la Fuente destacó la necesidad de “mantener el recuerdo de los camaradas caídos, que nos obliga a la responsabilidad, todo lo demás es circunstancial”

Y concluyó “como le decía a un amigo el otro día…. por lo menos ahora no caen bombas”

domingo, 15 de marzo de 2020

Emoción y honores a Elma Pelozo en el Cementerio de Darwin

Malvinas: honores para la madre de un soldado argentino que por primera vez visitó la tumba de su hijo

Elma Pelozo, madre de Gabino Ruiz Díaz, nunca había podido honrar a su hijo recientemente identificado. En silla de ruedas, con sus piernas amputadas por la diabetes, dejó el paraje en Corrientes para volar hasta Darwin. El veterano Julio Aro y una enorme cadena solidaria hicieron posible este viaje. Infobae fue testigo de un día histórico, donde los soldados británicos lloraron junto a la madre del caído

Por Gaby Cociffi  ||  Infobae
Directora Editorial de Infobae | gcociffi@infobae.com



Elma Pelozo en el cementerio de Darwin. El veterano Julio Aro la acompaña llevando su silla de ruedas. El comandante de las Fuerzas Británicas en las Islas del Atlántico Sur mantiene una respetuosa distancia luego de darle la bienvenida. El teniente de aviación y sacerdote, Adrien Klos, se emociona de rodillas frente a la madre del caído argentino

De rodillas frente a la madre del soldado argentino, el teniente de aviación de las Fuerzas Británicas en el Atlántico Sur deja que las lágrimas se deslicen despacio por su cara. Ella le habla en español, él solo responde en inglés, pero ninguno necesita comprender las palabras para sentir que están unidos en este silencio profundo que envuelve al cementerio de Darwin, en las Islas Malvinas.

-Los bendigo a todos para que Jesús los lleve de regreso a sus hogares y a sus familias. Mi hijito no volvió, pero deseo que ustedes vuelvan sanos a sus seres amados - dice la madre.

-Amén - responde el militar conmovido.

-Les ha tocado la difícil tarea de obedecer y de dar todo por su Patria como nuestros hijos también lo hicieron. Hoy ustedes están acá y nosotros allá, pero al final del camino estaremos todos juntos cuando el Señor nos llame a su lado.

-Amén.

-Ya lo dijo Jesús: Yo soy la verdad, el camino y la vida y sin mí nadie llega al Padre. Entonces, vamos a seguir todos juntos esas pisadas para llegar al lugar que Dios nos prometió.

-Amén.

-Cuando vi a los soldaditos con su uniforme me imaginé a mi hijo escondido entre ellos. Fue como volver a verlo. Me ilusioné y pensé que él le preguntaba a su jefe si podía salir de la fila para venir a abrazarme. Y el oficial le daba el permiso y nos abrazábamos...Todos estos soldaditos son también mis hijos.

La madre besa al militar inglés. El hombre, que mide más de un metro noventa, parece pequeño mientras llora. Ya nadie habla. Ahora sólo se escucha el viento.

Honor para un soldado argentino

“Recordemos ante Dios a los que han muerto por su país en conflicto, a los caídos en batalla, aquellos que conocimos y cuyo recuerdo atesoramos. Ellos no envejecerán a medida que los que nos quedan envejecen. La edad no los alcanzará ni los años condenarán. En la puesta del sol y en la mañana, los recordaremos”.

En su uniforme de combate de la Compañía de Rifles A, el militar y sacerdote Adrien Klos es el encargado de oficiar la conmovedora ceremonia frente a la cruz mayor del camposanto argentino. Lo acompañan 10 guardias de honor, un trompetista que ejecuta The Last Post, un marine que traduce la palabra de Dios al castellano, el brigadier mayor de las fuerzas inglesas en las Islas del Atlántico Sur, Nick Sawyer, y el vicegobernador Alex Mitham.



Los militares británicos honran a Elma Pelozo, madre del soldado Gabino Ruiz Díaz, quien por primera vez llegó -con sus 80 años y en su silla de ruedas, porque tuvieron que amputarle las piernas por su diabetes- hasta la tumba identificada de su “Cambacito”, como lo llamaban en su Colonia Pando natal, un paraje a 140 kilómetros de Corrientes capital.

“Me llevo en mi corazón el haber encontrado a mi hijo. Lloré, recé, pude dejarle una flor de tela y un rosario. Me sentí más cerca de él, aunque es duro saber que ahí está su cuerpito, un cuerpito que salió de mí…”, dice emocionada.

El camino para que la madre de Gabino pueda rezar por primera vez en 38 años frente a la cruz de su hijo muerto en la batalla de Goose Green, el 28 de mayo de 1982, fue largo y difícil. La voluntad de un veterano por cumplir el sueño de Elma y una enorme cadena solidaria la trajeron hoy, finalmente, hasta las islas.

“Aquí hay heridas, hay dolor, pero también hoy hay alegría y hay paz porque cumplí con la promesa de buscar y encontrar a mi Negrito”, se conmueve rodeada por las 237 cruces de Darwin.

Las tumbas sin nombre

El viaje de esta madre quizás comenzó muchos años antes, cuando ninguno de los protagonistas podía imaginarlo. Fue cuando el soldado Julio Aro llegó a Malvinas con el Regimiento 6 de Mercedes en 1982. Allí, con solo 19 años tuvo que enterrar a sus compañeros cuando las esquirlas de una bomba alcanzaron sus cuerpos en la trinchera que compartían.

En 2008 regresó por primera vez a las islas. “Fui a buscar al chico que había dejado allí cuando terminó la guerra. Y cuando visité el cementerio de Darwin no encontré a muchos de mis compañeros. Sus nombres no estaban en las cruces. Las placas decían Soldado argentino solo conocido por Dios... Y eso me partió la cabeza”.

Al regresar, le contó a su madre el dolor que sentía. Ella le respondió: “Yo te hubiera buscado hasta el último día de mi vida”. Esas palabras se le hicieron carne.


Lucy y Liliana, quienes cuidan a Elma en Colonia Pando, el veterano Celso Farías y Julio Aro frente a la cruz de Gabino, muerto el 28 de mayo de 1982 en Pradera del Ganso

Los meses pasaron. Aro, junto a los veteranos José Raschia y José Luis Capurro, creó la Fundación No Me Olvides de Mar del Plata para acompañar a los veteranos y a sus familias en los traumas de la guerra. Cuando ya concluía el año fueron invitados a Londres para reunirse con excombatientes ingleses de gran experiencia en estrés post traumático.

El destino hizo que se cruzara con el coronel Geoffrey Cardozo, que oficiaba de traductor ya que habla perfecto español. En sus largas conversaciones, Aro le contó sobre esas tumbas que lo desvelaban. El día que partían, el militar inglés les entregó un sobre de papel madera: “Ustedes van a saber qué hacer con esto”.

Los veteranos, sorprendidos, encontraron documentos, planos, fotos, listas de soldados ¿Qué eran esos documentos? En 1982 el Reino Unido le había encomendado a Cardozo la difícil tarea de recoger los cuerpos de los campos de batalla y darles honorífica sepultura en el cementerio. Y ahora él les entregaba cada dato que había anotado y la forma en que los soldados habían sido encontrados y enterrados para que ellos pudieran comenzar la búsqueda.

 

Una tarde, revisando los documentos, encontraron un dato que les llamó la atención: en las listas como “identificación militar” figuraba un número de documento argentino. El soldado no estaba identificado y su cuerpo había sido hallado en Pradera del Ganso. El DNI los llevó hasta un nombre: Gabino Ruíz Díaz. Y el nombre hasta una provincia: Corrientes. “Ahí entendimos que la identificación era posible, que debajo de cada cruz había un cuerpo, y que nuestros compañeros podían recuperar los nombres que habían perdido el día que murieron en combate”, recuerda Julio Aro.

Les llevó semanas averiguar quién cobraba la pensión del soldado. No existían listas de deudos de Malvinas en ningún organismo oficial. Finalmente llegaron a la madre del caído: Elma Pelozo, de Colonia Pando.

Aro no dudó: se subió a un auto y fue a verla. Recorrió con el corazón en la boca los kilómetros de tierra, pozos y zanjas de un abandonado camino que llevaba hasta la casa en el paraje correntino. Elma, desde ese primer día, lo recibió como a un hijo.

Hubo horas de charla, mate, tortas fritas y lágrimas. La mujer le mostró la carta que su hijo le había enviado desde las islas. La apretada letra de Gabino, en esa amarillenta hoja, le decía: “Si Dios me levanta en este lugar, mami, si ya no regreso, no llore por mí porque estoy luchando por la patria”.

“Cambacito sabía que no iba a volver”, reflexionó la mujer.


Elma Pelozo con la única foto de su hijo, en Colonia Pando

Luego le mostró la foto de su hijo, la única que se sacó en toda su vida. Se lo veía orgulloso en su uniforme del Regimiento de Infantería 12 de Mercedes, Corrientes. Y le contó que en 1997 había volado por primera vez a las islas para visitar el cementerio de Darwin en un viaje organizado por la Cruz Roja.

“Llevé una placa, pero caminé entre las cruces y no encontré a mi Cambacito. ¿Dónde tengo que poner este recordatorio?, me pregunté. Esperé sentir una señal y elegí una tumba al azar, porque ahí lo sentí cerca”.

Gabino Ruiz Díaz era un soldado no identificado, pero Julio sabía que ese número de documento le estaba señalando la cruz del caído. Entonces, con delicadeza le preguntó: “¿Querrías saber dónde está Gabino?”. Y esta madre le respondió lo mismo que su madre le había dicho un año antes: “Sí, yo querría buscarlo hasta el fin de mis días”.

Así, Elma Pelozo se convirtió en la primera madre que inició la causa de la identificación de los soldados de Malvinas. Julio Aro fue el impulsor -con el apoyo de esta periodista de Infobae, y la colaboración de Geoffrey Cardozo, el músico inglés Roger Waters y el Equipo Argentino de Antropología Forense- de un trabajo que concluyó en el Plan Proyecto Humanitario que desde 2017 permitió identificar 115 caídos de los 125 enterrados como Soldado Argentino Solo Conocido por Dios en el cementerio argentino.

Los años pasaron, la diabetes de Elma avanzó, tuvieron que amputarle las piernas y cuando los familiares de los soldados identificados viajaron a las islas en 2018 y 2019 -en dos viajes históricos solventado por Eduardo Eurnekian y Aeropuertos Argentina 2000- ella no pudo hacerlo por problemas de salud.

Julio Aro entonces le prometió que él movería cielo y tierra para llevarla hasta la cruz de Cambacito. Y así lo hizo.

Cadena solidaria para una madre

¿Cómo organizar el viaje de Elma hasta las islas? ¿En qué avión llevarla? ¿Se necesitaría un vuelo sanitario? ¿Cómo conseguir los fondos? Cientos eran las preguntas que se agolpaban en las cabezas de Aro y del veterano Celso Farías -su compañero durante la guerra y miembro de la Fundación No Me Olvides- cuando comenzaron a planear cada paso para concretar la promesa.


Elma había viajado por primera y única vez a las islas en 1997. La tumba de su hijo no estaba identificada y eligió una al azar. "Allí lo sentí", confesó. En este viaje supo que era la cruz que estaba al lado de donde su hijo descansa en Darwin

Una síntesis apretada de meses de idas y vueltas, estrés, trabajo, viajes, llamados telefónicos y cientos de reuniones para conseguir lo que parecía imposible, se podría resumir asÍ: la ayuda fundamental del embajador inglés Mark Kent; las videos conferencias con miembros del gobierno de las islas que se pusieron a disposición para honrar a la madre del caído; los trámites organizados por Harriet Beach, secretaria política de la embajada inglesa, y la ayuda de Robin Smith, agregado militar; la respuesta positiva al pedido de Aro del Jefe del Ejército General de Brigada Agustín Humberto Cejas de enviar un helicóptero para que la madre pueda ir desde Colonia Pando a Corrientes y así iniciar el primer tramo del viaje; el compromiso de Miguel Livi, dueño de la compañía Royal Class, que ofreció el avión solo por el costo operativo; los consejos sobre la mejor ruta para el vuelo de Roberto Curilovic, director de desarrollo de negocios de AA2000, veterano de la aviación naval y quien organizó los viajes anteriores de los familiares; la ayuda de la Fundación Banco Macro, Banco de la Provincia de Buenos Aires, Banco Ciudad y Ripsa Centro de cobros; la idea de la Cámara de cerveceros de Mar del Plata de crear la cerveza “No me Olvides” y donar todo lo recaudado para el viaje; el show a beneficio de Miraketres; el apoyo de Smata Mar del Plata y el Hotel Sasso; el compromiso de decenas de famosos con la campaña -desde Facundo Arana a Christian Sancho- junto a los cientos de particulares y familiares de caídos que colaboraron para que la madre pudiera finalmente orar frente a la tumba de su hijo en Darwin.

“El viaje de Elma fue muy importante. Qué bien que lo hemos logrado. Con el apoyo de muchas personas en Argentina y en las Islas. Mucho esfuerzo para lograr un hecho humanitario. Para que Elma tenga paz. Sigamos trabajando por lo humanitario”, sintetizó el embajador Kent en sus redes sociales cuando el sueño ya se había cumplido.

Flores de papel y un rosario

El miércoles 4 de marzo, fecha indicada para comenzar la travesía hacia las islas, Elma nos esperaba con tortas fritas recién hechas en su casita de Colonia Pando.

Allí, donde Gabino creció cosechando tabaco y sandías, recordó frente a Infobae el día que lo vio partir hacia la guerra: “La última vez que lo vi fue el 10 de marzo del ’82. Se vino para la casa arriba de su tordillo negro para despedirse de los siete hermanos, hablar con su padre y darme un beso lleno de amor”.


Elma Pelozo frente al helicóptero del Ejército Argentino. Los oficiales de la Sección de Aviación 3 -el comandante Alexis Dubowik y su tripulación, el Mayor Luis Daniel Márquez, Subteniente Julián Ramírez y Cabo Primero Mauricio Senol- fueron los encargados de llevar a la madre desde Colonia Pando a Corrientes capital

Con el primer mate, siguió su relato, agregando detalles que conmueven: “Llegó cuando ya caía la tardecita y me dijo: ‘Mañana me voy al Regimiento en un camión que lleva fruta’. Me acuerdo que tenía ese pulóver azul con botones de madera que le quedaba tan lindo… A la hora de la cena se sentó en la cabecera de la mesa, y todos nos sentamos rodeándolo para despedirlo. Fue como un cumpleaños. Comimos estofado de pollo y yo le herví unos fideos”.



Entre recuerdos estaba Elma cuando el motor del helicóptero de la Sección de Aviación 3, rompió la paz del campo. El comandante Alexis Dubowik y su tripulación - Mayor Luis Daniel Márquez, Subteniente Julián Ramírez y Cabo Primero Mauricio Senol- habían aterrizado el Bell para llevarla hasta el aeropuerto de Corrientes donde la esperaba el avión de Royal Class para seguir la ruta a Mar del Plata, la primera escala antes de volar a Malvinas a la mañana siguiente.

Elma se había vestido como para una misa de domingo. Coqueta, eligió su suéter rojo, el saco bordó, la falda larga. Llevó en una bolsita un pequeño florero con flores azules de tela (a las islas no se pueden llevar naturales) que le dio su hija Antonia para dejar en la tumba de Gabino, y un rosario de madera para colgar en la cruz.


El avión de Royal Class listo para volar a las Malvinas. Elma y Julio Aro junto al comandante César Miranda y el copiloto Juan Poggi. Ambos aviadores llevaron una ofrenda para Gabino

El grupo elegido para viajar a las islas se acomodó en el helicóptero: Julio Aro, Celso Farías, Miguel Monforte -de la Fundación no me Olvides-, Liliana y Lucy -quienes cuidan a la madre en el campo-, y esta periodista de Infobae. En esta primera escala también se sumó Tania Aro, hija del veterano y quien acompaña a su padre en todos los trabajos por los caídos, veteranos y familiares de Malvinas.

Aterrizaje en Corrientes, recibimiento del Mayor Márquez, jefe de la Sección 3 (“Es lo menos que podemos hacer por la mamá de un soldado del Ejército que cumplió con su Juramento de ’si fuera necesario hasta perder la vida’"), una boina de los aviadores para Elma de recuerdo y el traslado hasta el avión LV CBK para cumplir con el plan.

La madre pasó la noche en Mar del Plata. Durante la cena detalló cómo fue el día en que los antropólogos del EAAF le dijeron que Cambacito había sido identificado: “Me trajeron un reloj y un pañuelito que habían encontrado junto a su cuerpito. El reloj se lo había regalado su papá. Yo creía que lo había perdido antes de la guerra. No estaba húmedo ni manchado. Y al verlo tan nuevito pensé que no podía haber estado tantos años enterrado, pero es el reloj de la joyería La Perla que su papá le compró. ¿Y el pañuelito? Debía ser de alguna novia, en ese entonces las chicas les daban uno a sus novios con su perfume para que las recordaran. Pero hoy tiene el olor del cuerpito de mi hijo”.

El vuelo a Malvinas

Son las seis de la mañana. La neblina no permite ver el mar desde la costa. “Arriba de las nubes el cielo está limpio”, tranquiliza un operario del aeropuerto de Mar del Plata. Las comunicaciones con las islas son constantes: hasta el día anterior los vientos eran tan fuertes que hicieron peligrar el viaje. “Yo oré toda la semana hasta llegar al día de hoy. Gabino nos ayudó con Dios. Todo va a estar bien, porque este es el día mas lindo de los últimos tiempos”, lanza Elma con una sonrisa antes de subir al avión de Royal Class. El piloto Aldo César Miranda y el copiloto Juan Poggi se acomodan en la cabina de la nave para 7 pasajeros. Se encienden los motores.


En dos horas y quince minutos el avión aterrizó en Mount Pleasant. Elma junto a Julio Aro, Celso Farías, Miguel Monforte -de la Fundación No Me Olvides-, y Liliana y Lucy, quienes cuidan a Elma en Corrientes

“El tiempo de vuelo será de dos horas y quince minutos y la temperatura en destino es de 9 grados”, anuncia el comandante. Cuando el sol pega fuerte en la ventanilla, Elma Pelozo dice: “Siento paz, estoy yendo a visitar a mi hijo”.

“Para mí no es un viaje más, es el viaje que le habíamos prometido al Negrito en el momento que supimos donde estaba su cuerpo -se emociona Julio Aro-. Fue Gabino quien nos abrió las puertas de este increíble proyecto humanitario de la identificación de nuestros compañeros. A lo largo de mi vida, y sobre todo después del regreso a las islas en 2008, intento formar una palabra de tres letras: PAZ. Con el transcurso del tiempo y de los proyectos, de haber armado la fundación, empezamos a conseguir la P, con la identificación de estos 115 compañeros teníamos la A y la Z , pero a esta última letra le faltaba una patita. Y es Elma la que nos ayudó a dibujar la Z completa. Hoy me siento en paz, con el deber cumplido, con la misión cumplida, con la promesa cumplida”.

De pronto, entre las nubes, las Malvinas se recortan en un mar intensamente azul. Es imposible no emocionarse. Como una caricia, el avión toca la pista de Mount Pleasant. La puerta se abre y el viento golpea fuerte. Una leve llovizna amenaza con una mañana gris.


Vestido con su uniforme de gala el brigadier Nick Sawyer, Comandante de las Fuerzas Británicas de las Islas del Atlántico Sur, recibe a Elma Pelozo

Dos funcionarios del aeropuerto nos esperan al pie de la escalerilla junto a Alex Mitham, vicegobernador de las islas. “Yo seré su guía y su chofer hasta Darwin. Les pido disculpas porque el camino es de ripio y puede no ser cómodo porque la camioneta salta un poco. Por favor háganme saber si la madre del soldado necesita algo”, dice amable.

Han organizado que dos empleados chilenos, Marcelo Díaz y Dayana Salas, oficien de traductores. “He pedido que cierren el cementerio para ustedes así la señora puede vivir tranquila y en la intimidad este momento”, continúa Mitham mientras maneja con el volante a la derecha como en el Reino Unido.

El viaje se hace en silencio. Son cuarenta minutos donde solo se ve una verde pradera y algunas ovejas. Mientras el bus avanza, el cielo se abre y el sol comienza a brillar con fuerza. “Es increíble, es el mejor día del año. El tiempo se arregló para ustedes”, asegura Díaz. “Ese fue mi hijo que está con Dios y nos ayudó”, asegura Elma.

Un pequeño cartel dice “Argentine Cemetery” y dos soldados, que aguardan firmes en la primera tranquera que lleva al camposanto, hacen la venia cuando la camioneta pasa por el camino.

La cruz mayor de Darwin se recorta en el cielo. “Gabino, ya llegamos”, dice Elma.

Honor y lágrimas para un soldado argentino

Vestido con su uniforme de gala el brigadier Nick Sawyer, Comandante de las Fuerzas Británicas de las Islas del Atlántico Sur, recibe a Elma Pelozo. La madre le toma las dos manos. El militar que fue miembro de la Artillería Real en los Balcanes, Irak, Afganistán, Chipre y Congo, fue condecorado en Kosovo, recibió la Medalla de la Orden al Mérito en Estonia y fue agregado de Defensa en las crisis de Crimea y Ucrania, está visiblemente conmovido frente a la madre argentina. “Es un honor recibirla”, murmura.

La comitiva está integrada, además, por la secretaria del comando Clare Pilkington, el ayudante de campo Lindsay-Bayley, la oficial de enlace Ailsa Crichton y el padre y teniente de aviación Adrien Klos.

Han dispuesto una carpa de campaña con té, café, galletitas y refrigerios para el grupo. Anuncian que hay una pequeña ceremonia preparada para Elma y su hijo. Frente a la gran cruz está la guardia de honor esperando a la madre del caído argentino.

“Quiero ir primero hasta su cruz”, pide Elma. Julio Aro empuja la silla de ruedas hasta la parcela donde descansa Gabino Ruiz Díaz. No hay sorpresa cuando ella descubre que la tumba de su hijo está al lado de la que eligió en 1997: “Yo lo sentí cerca aquella vez y así lo siento hoy”.


”Yo he derramado una lágrima cada día desde que él no está. Cuando le hablo a la foto de mi hijo, cuando llegan los cumpleaños y Cambacito falta. Por eso hoy no voy a llorarlas todas juntas. Las lágrimas han salido durante muchos años”, dijo frente a la cruz

Como en un monólogo dictado por el corazón, la madre del héroe correntino habla mientras acaricia la cruz:

”Yo he derramado una lágrima cada día desde que él no está. Cuando le hablo a la foto de mi hijo, cuando llegan los cumpleaños y Cambacito falta. Por eso hoy no voy a llorarlas todas juntas. Las lágrimas han salido durante muchos años”.

“Cambacito me dijo lo que iba a pasar, me preparó para este momento, sabía que no iba a volver de la guerra. Y me pidió que no lo llorara, que había jurado por Dios y por la Patria dar la vida por esta tierra”.

“Él está todos los días conmigo, en mi vida y en mi corazón. ¿Saben? Era un chico bueno, lindo, educado y trabajador. Una madre no se olvida, las heridas están siempre, no se cicatrizan. Soy una mamá orgullosa de mi hijo por lo que era y por lo que sigue siendo”.


Rompiendo el rígido protocolo militar, los militares ingleses se fotografiaron con Elma antes de la despedida

El padre Klos se acerca y le dice: “Su hijo está con Dios, está en la Gloria y descansa en Paz”. Elma le besa las manos.

Ahora todos en una pequeña procesión caminamos hacia la gran cruz. Se escucha la voz de mando del suboficial Henderson. Los guardias de honor levantan sus armas, golpean sus talones, se ponen en posición firme. Comienza la ceremonia.

“Agita tu poder, Oh Dios, y ven entre nosotros. Cura nuestras heridas, calma nuestros miedos y danos paz”, reza el sacerdote. El cabo Cousins lee en español la palabra de Dios. Elma Pelozo, ora frente al cenotafio.

“Agradezco tanto sus palabras. Ustedes me honran y soy solo una madre. Ahora tengo la tranquilidad de saber que su cuerpito esta ahí, pero faltan otros hermanitos para identificar así que hay que seguir”, dice con humildad.

Las largas notas de la trompeta, como un lamento, traen el recuerdo de los muertos en la guerra. Entonces, aparecen las lágrimas.

martes, 8 de octubre de 2019

Homenaje en Casa Rosada a VGM

Homenaje a los combatientes de Malvinas en la Casa Rosada 

Se realizó en el Patio Malvinas, donde se descubrió una placa. Estuvieron Pinedo, Avruj, Pérez, Del Valle Sosa y el titular de la Comisión de Ex Combatientes
Infobae



 
En un acto en la Casa Rosada se colocó una placa de homenaje a los caídos en las Islas Malvinas

En el Patio Malvinas que está en la planta baja de la Casa Rosada se realizó esta mañana un homenaje a los veteranos y caídos en la guerra y se descubrió una placa conmemorativa como parte del recuerdo permanente del Estado argentino a quienes entregaron su vida por la Patria.

“En homenaje a quienes en nuestras Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur cumplieron con el sagrado juramento de defender la Patria y si fuera necesario hasta perder la vida”, dice la placa que se colocó en el Patio Malvinas, que lleva la firma de la Comisión Nacional de Ex Combatientes, y la fecha de hoy, 27 de septiembre de 2019.

Del evento participaron, además de los miembros de la Comisión de Ex Combatientes, el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, Bari del Valle Sosa, el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, y el secretario de Asuntos Institucionales del Ministerio del Interior, Adrián Pérez.

El acto se realizó hoy aprovechando la reunión nacional que realiza en Buenos Aires la Comisión de Ex Combatientes, a donde vinieron integrantes y miembros de todo el país, también para realizar distintos reclamos, como un reconocimiento de parte del ANSES de aportes anteriores a su reconocimiento como veteranos, para el cual ayer se realizó una movilización que recorrió el centro de la Ciudad de Buenos Aires con el objetivo de que su juicio sea trasladado a la Corte Suprema.


 
La placa de homenaje descubierta en la Casa Rosada

En el homenaje, Pérez destacó que “por primera vez tenemos una comisión elegida democráticamente y ya no hay vuelta atrás”. Y aseguró que “nuestra sociedad se unifica en el cariño y respeto a los ex combatientes, que son héroes de nuestra Patria”. “Acá no hay grieta”, dijo.

César García, por su lado, titular de la Comisión de Ex Combatientes, dijo: “Somos parte de la historia y de la sociedad de los argentinos. Hoy, gracias a la lucha que llevamos adelante, tenemos una comisión federal, en la que estamos todos incluidos y todas las provincias representadas”.

Y Avruj ratificó “el compromiso permanente del Estado argentino con la memoria y el homenaje a nuestros caídos y ex combatientes”.

También habló el diputado nacional Lucas Incicco, quien dijo que “este homenaje busca visibilizar la gesta de Malvinas y a quienes participaron en ella como nuestros héroes”.

Y, finalmente, cerró el senador Pinedo, quien puntualizó que “Malvinas es la señal más viva de la unidad nacional, que permite que nos demos cuenta de que tenemos algo en común”.

 
Federico Pinedo, uno de los legisladores oficialistas más "malvineros", habló en el homenaje a los soldados caídos en la Guerra del Atlántico Sur

La Comisión Nacional de Ex Combatientes funciona en el ámbito de la Secretaría de Asuntos Institucionales de Interior y fue creada en 1994 para canalizar y resolver las complejas problemáticas de los veteranos de la guerra. Su integración era designada por el Poder Ejecutivo, pero desde el 2017, en cambio, se impulsó a través de los decretos 148/17 y 741/17 la democratización, y ahora sus miembros son elegidos de manera democrática por los ex combatientes y según un criterio federal, tal como fue establecido en la reglamentación.

martes, 20 de agosto de 2019

Cambio de nombre de calle en CABA

El macrismo volvió a cambiar el nombre de la calle "2 de abril" por "Inglaterra" y despertó la polémica

En 1982 los vecinos del barrio Agronomía modificaron la denominación original por la fecha de recuperación de las Islas Malvinas y hasta hoy se conoce como tal. Desde entonces, ningún gobierno lo oficializó y ahora el Gobierno de la Ciudad volvió a llamarla como antes

Infobae



 

 

Hace más de 30 años, al calor del patriotismo que despertó la Guerra de Malvinas, un grupo de ex combatientes pidió al gobierno de facto que modificara el nombre de las calles Inglaterra, Londres y Liverpool, pero nunca lograron una respuesta.

El Centro de Voluntarios por la Patria decidió entonces realizar las modificaciones por su cuenta, y fue así como el cartel que indicaba la denominación del pasaje Inglaterra, a la altura de la avenida San Martín al 4900, en el barrio porteño de Agronomía, fue reemplazado a la fuerza por la organización, por otro que rezaba: 2 de abril.

El tiempo pasó y tanto los vecinos como los distintos gobiernos que se sucedieron aceptaron de hecho el nuevo nombre, pero nunca fue oficializado a través de una ordenanza municipal.

Ahora, el gobierno de Mauricio Macri despertó la polémica porque ordenó cambiar el cartel de esa arteria por otro que lleve el nombre original, algo que despertó la furia de muchos vecinos que comenzaron a denunciar el hecho a través de las redes sociales, acusando al jefe de gobierno de "cipayo" y "vendepatria".

Si bien es cierto que la modificación nunca fue aprobada, los vecinos de la comuna 15 reconocen a la arteria con el nombre impuesto. Y en todo caso, para no herir sensibilidades, habría que presentar un proyecto de ley en la legislatura para llevar a cabo el cambio de una vez por todas.

El .presidente del Centro de Voluntarios por la Patria, Osvaldo Destefanis, explicó los antecedentes del caso: "La calle Inglaterra era una callecita del barrio de Agronomía. Con nuestra organización cambiamos el nombre en el año 1982. Nosotros hicimos todos los trámites necesarios para que nos reconozcan la modificación a través de los distintos gobiernos, pero jamás quisieron oficializarlo".

En un principio, el cambio fue simbólico, o al menos así lo registró el diario La Prensa en un artículo de la época. Pero con el correr de los años el nuevo nombre se impuso y la entidad pidió que se oficialice. "Desde la época del gobierno militar, después durante el de Raúl Alfonsín y también en el de Carlos Menem, pero siempre nos decían que 'se iba a tratar'", dijo Destefanis al Diario Veloz.

sábado, 29 de junio de 2019

Colombiano mantiene un museo de Malvinas en Miami

Pasión por Malvinas: el hombre que creó su propio museo en Miami

Iván Sherman, empresario y coleccionista colombiano, se apasionó con la historia de las Islas y montó dos salas repletas de elementos de la guerra entre Argentina e Inglaterra. Por Juan Ignacio Cánepa.
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Sherman recibe a DEF en Miami. Foto: Fernando Calzada/DEF.

Miami debe ser uno de los últimos lugares en los que uno espera encontrar una colección de objetos de la guerra de Malvinas. Pero nunca hay que perder la capacidad de asombro. Miami no solo tiene un museo –por ahora privado– del conflicto del Atlántico Sur, sino que tiene uno muy completo y excelentemente curado.

El propietario es Iván Sherman, un empresario colombiano, coleccionista de memorabilia de todo tipo, en especial de objetos militares de las guerras estadounidenses, desde la Guerra de Independencia hasta la de Vietnam. DEF tuvo el privilegio de visitar su colección privada con objetos incunables de todo tipo. Es un trabajo de toda una vida que vale, con seguridad, cientos de miles de dólares; sin contar, claro, el esfuerzo y el sentimiento invertido.

Desde hace un año, aproximadamente, Sherman trabaja con mucha pasión en un nuevo proyecto: la guerra de Malvinas y la historia militar argentina. En este corto tiempo, ya montó dos containers acondicionados como salas de exhibición, donde se pueden apreciar los uniformes de las distintas unidades que participaron en la guerra, insignias de diverso tipo, cajas de raciones y las vituallas que se les entregaban a los soldados, entre otras cosas. Según Sherman, todo lo que está exhibido tiene la certificación de ser real y representativo de la época.


La colección privada incluye uniformes y armas del 82. Foto: Fernando Calzada/DEF.


-¿Cuándo empezó a coleccionar?
-Comencé desde muy joven. Me gustaba el coleccionismo –mi gran pasión–, pero sentía una gran atracción por la historia. Desde los 12 años me gustan las humanidades y con el tiempo eso se fue incrementando. Luego, en mi vida profesional, me desarrollé en el campo empresarial: estudié administración de empresas, luego finanzas y mercadeo. Pero siempre tenía algo "en el closet", esa pasión por el coleccionismo y la historia. Al punto que muchas de las cosas que tengo exhibidas salieron a la luz apenas hace cuatro años. Estaban en cajas guardadas.


-De todas formas, del mero acopio de objetos a clasificarlos, ordenarlos y presentarlos hay un paso y un trabajo grande.
-Dicen que uno replantea paradigmas cuando está en momentos difíciles y que solamente el ser humano ha avanzado cuando replanteó paradigmas. En la crisis inmobiliaria de 2007-2008, en vez de estar dedicado a la angustia que me generaba tener una inversión muy alta en real estate, me dediqué a viajar y coleccionar cosas de la Segunda Guerra Mundial. Me servía de catarsis y de escape, porque era mi hobbie. A partir de ahí, me dediqué a organizar y a darle un sentido lógico a todo lo que tenía. Pero para ser sincero, nunca pensé en el punto de llegada. Para mí, siempre fue un punto de partida esto del coleccionismo. Tenía claro que me gustaba coleccionar, pero no era consciente de que esto iba a terminar en museos.


-¿Ahora cambió esa idea?
-Llega la edad y las realizaciones, y uno comienza a buscar otro tipo de logros. Uno empieza a tener la necesidad de trascender a través de una obra. Hoy estoy pensando si armar un máster plan que cubra todos los museos, o hacer distintos museos más pequeños, pero cada uno con su personalidad y su vida propia.


Un sentimiento regional


-¿Cómo llegó al tema Malvinas?
-Un empresario amigo me pidió que recibiera a unas personas de Argentina a las que les podía interesar mi colección. Acepté, pero le advertí que solo media hora, porque estaba con algunos problemas laborales y personales –mi papá atravesaba un cáncer–. Era un mal momento y reconozco que no fui lo más cortés, aunque tampoco grosero. Me di cuenta de que uno de ellos entendía lo que yo decía y que sabía el tema. En ese mismo momento googleé su nombre, Gabriel Fioni, y vi que tenía un museo en Oliva, Córdoba. Para hacer corta la historia, eran las doce de la noche, había dejado a mi mujer, a mi papá enfermo, a todos y seguía con él. A los diez días de eso, estaba en Oliva conociendo el museo y toda su obra.


Vituallas originales de la guerra de Malvinas, entre los elementos en exposición. Foto: Fernando Calzada/DEF.


-¿Qué fue lo que lo atrajo de esa manera?
–Entendí cómo un museo puede transformar a un pueblo y cómo todo un pueblo puede trabajar en función de una colección. Y dije para mí: "Uauuu, me encanta esto". Entonces me decidí a hacer una sala Malvinas en Miami y le pedí a Gabriel Fioni que me ayudara a armarla. Así empezamos a juntar cosas de todo el mundo.
La curaduría que hacemos es súper estricta. Lo que no va, no va. Me lo dijo un veterano: "Es la sala más profesional que he visto". Se respetan todos los detalles, no se violenta nada. Se le ha dado todo el cariño y el respeto por la causa.

-¿Cómo es que hizo tan suya una causa que es de un país ajeno?
-Cuando yo estaba en Argentina, me llamó uno de mis socios. Le dije que estaba en Oliva, Córdoba. Él, que es mexicano pero conoce muy bien Argentina, no conocía el pueblo. Cuando volví, me preguntó qué iba a hacer. Le conté la idea de la sala sobre la Guerra de Malvinas y me dijo: "Muy bien, ingleses de mierda". Después, cuando hablé de la idea de Malvinas en mi oficina, todos estaban con la causa. Yo soy un hombre de mercadeo, enamorado de los estudios cualitativos. Cuando preguntaba qué les parecía, si hacía una sala Malvinas, me respondían que les parecía maravilloso, porque fue una cosa espantosa lo que "nos" hicieron. "Nos". La percepción en América Latina es que eso es una vena rota para toda la Región. La gente lo toma de manera personal, tal vez, por reflejo de la lucha anticolonialista. Incluso, cuando vi la reacción de los veteranos, los que pelearon de verdad, ellos me transmitieron que sienten que es una causa noble, alejada de toda política. Todos sienten orgullo. Entonces, creo que es una causa noble y, en cierta medida, latinoamericana.

-¿Lo acompaña su familia en la aventura coleccionista?
-Tengo un nieto que esta enamorado de esta actividad y de la historia. Le pidió a su padre que lo mandara en el curso de verano a visitar museos. También a uno de mis hijos. Indudablemente, esto aflora en el momento que tiene que ser. Tengo tres hijos y dos nietos. Todo esto va a quedar en un trust para que dé su fruto y no traten de desbaratarlo. Hoy por hoy, es una colección privada de la historia de la militaria mundial, pero yo sé que esto va a termina en algo más abierto.
Malvinas es una causa noble y, en cierta medida, latinoamericana

-Hay una intención de legado…
-Hasta el más duro y hostil acumulador, cuando ve que hay una causa y un legado, se desprende de las cosas. Qué sería de los romanos, si no hubieran hecho obras. Nada. He encontrado que grandes hombres terminan siendo más grandes cuando dejan un legado y no solamente plata en el banco. Entonces, me rodeo de personas que me inspiran, como en el caso de Malvinas.

*La versión original de esta nota fue publicada en la Revista DEF N. 125

jueves, 21 de marzo de 2019

Macachín homenajeará a Bedacarratz, el victimario del Sheffield

Homenajearán al piloto de Macachín que hundió al Sheffield



Diario Textual


La Pampa va a declarar como Personalidad Destacada de la Provincia al piloto de avión Augusto Bedacarratz (75 años), quien combatió en la Guerra de Malvinas.

El legislador Maximiliano Aliaga presentó en la Legislatura un proyecto de ley para homenajear a Bedacarraz, quien se crió y transcurrió sus primeras etapas de vida en Macachín, zona en la que actualmente dedica parte de su tiempo a la actividad agropecuaria. Allí además tiene a gran parte de familiares y amigos.



El piloto, a 37 años de ocurrido el enfrentamiento armado, fue convocado para brindar, en el marco de un nuevo aniversario de la Guerra de Malvinas, su testimonio acerca de su carrera y experiencia en las Fuerzas Armadas. Esta jornada se concretará en el mes de abril.

“Homenajearlo por su valentía y proeza es un honor para mí como Diputado de La Pampa, además la iniciativa fue muy bien recibida por mis pares, por lo cual creemos es un hecho el reconocimiento”, agregó el legislador.

Bedacarraz nació en la localidad bonaerense de Villa Maza. “Pero viví siempre en Macachín, donde fui a la escuela primaria“, dijo hace un par de años a un periodista de Diario Textual. “Nunca pensé en ser piloto de avión. Todos en mi familia eran agricultores”, sostuvo.



Augusto se trasladó a los 12 años con su familia a la ciudad de Buenos Aires. Allí cursó el colegio secundario y, ya a los 16, ingresó a la Escuela Naval, de la cual egresó en 1965 con el primer puesto en su clase. “Me recibí de oficial y posteriormente, en 1967, ingresé al curso de entrenamiento de vuelo naval. Finalmente la aviación naval fue mi vida y mi pasión”, contó.

En 1981 la dictadura militar Argentina compró a Francia aviones Super Etendard con misiles antibuques Exocet. “Fuimos enviados a la Aviación Naval Francesa, para darnos una formación básica de 50 horas en los Super Etendard”, recordó.

El 2 de abril de 1982, la Argentina recuperó las Islas Malvinas -un territorio usurpado por Gran Bretaña en 1833, cuando desalojó a los habitantes argentinos- . “Si quieren venir, que vengan”, desafió en ese momento el presidente de facto Leopoldo Galtieri desde los balcones de Casa Rosada. Las tropas británicas llegaron.

Bedacarratz fue enviado junto a otros nueve pilotos de la llamada Escuadrilla Naval de Caza y Ataque a la ciudad de Río Grande, en el extremo sur del país, a unos 550 kilómetros de Malvinas. El capitán formó tándem con Armando Mayora.

El primer ataque británico ocurrió el primero de mayo, con bajas en ambos lados. En ese momento, se frustró una misión de ataque de esta cuadrilla porque los aviones -de otros dos pilotos- tuvieron problemas al cargar combustible en vuelo. Así, como habían acordado, la próxima misión quedó a cargo de Bedacarratz y Mayora.

La próxima misión se lanzó el 4 de mayo. Un avión de reconocimiento, el Neptune, detectó a gran altitud a una serie de blancos.

Bedacarratz y Mayora fueron despertados a las 7 de la mañana. Estaba nublado y el viento era intenso. “La misión era sumamente riesgosa. La Armada sólo tenía cinco misiles Exocet -el resto no había llegado por el embargo impuesto por Francia a raíz del conflicto bélico- y se desconocía la verdadera efectividad de este tipo de misil. Es que esta versión del Exocet, aire mar para ser lanzados desde aviones de ataque, no había sido utilizada en ningún lugar del mundo. La Aviación Naval Francesa tampoco lo tenía en funcionamiento. Los probamos en Malvinas“, relató.

-¿Cómo se prepararon ese día?


–Nuestro objetivo era atacar y no ser detectado por la flota británica hasta después de ser disparados los misiles. Eso implicaba una serie de medidas. En primer lugar, no utilizar prácticamente el radar; en segundo lugar no hablar por radio y sólo comunicarnos, de avión a avión, por señas; y finalmente volar casi rozando el mar para no ser detectado por los radares enemigos. El día 4, en la madrugada, un avión Neptune encontró e identificó a buques enemigos. Nos pasó las coordenadas y comenzamos a preparar el plan de vuelo.


-¿Cómo fue el ataque?

-Despegamos a las 9.45 horas y volamos muy bajo y con suma discreción. A las 11.45, cuando estábamos a unos 15 minutos del lanzamiento, recibimos la última actualización, por parte del Neptune, de la ubicación de los buques. En ese momento, colocamos las posiciones en nuestro sistema de navegación. Introdujimos 20 dígitos y tuvimos que interrumpir el silencio de radio para cotejar entre los dos la información.

Bedacarratz dio la orden de atacar cuando los aviones se encontraban a 30 kilómetros del blanco. Inmediatamente apretó el botón de disparo. El misil, de 650 kilos, tardó unos eternos tres segundos en salir y el avión, al perder peso de una de sus alas, se movió bruscamente. Mayora, que no había escuchado la orden, se sorprendió y también lanzó el misil. Segundos después, los Super Etendard giraron y se perdieron nuevamente en la bruma. “Se hizo la operación como la habíamos planificado, a pesar de que enfrente teníamos a la tercera flota más importante del mundo que estaba armada con avanzados misiles antiaéreos”, dijo el capitán.

Poco después, regresaron a la base, sin saber si los misiles habían dado o no en el blanco. “En la base hubo alegría por el logro técnico de poder haber lanzado los Exocet”, contó. Por la tarde, la BBC informó que el Sheffield había sido mortalmente herido por un misil.

Se estima que el ataque dejó 20 marinos muertos y otros 24 heridos. El Sheffield terminó de hundirse seis días después en las aguas del Atlántico Sur.

-¿Qué le diría hoy a las familias de las víctimas del Sheffield?

-Realmente no quiero ni pensar en cuántas personas murieron… Sé que ha habido ingleses que han muerto y otros que han sufrido heridas. Por eso lamento el dolor de sus familias, que debe ser muy grande. Indudablemente esa gente murió con todo el honor, defendiendo sus valores, así como nosotros defendimos los nuestros. En toda guerra ocurren estos hechos lamentables. Ojalá se hubiera hundido sin que se perdieran vidas.

Bedacarratz, quien hoy tiene tres hijos y nietos, se retiró en 1991 con la condecoración Medalla La Nación Argentina al Valor en Combate. Hoy reparte su tiempo entre la ciudad de Buenos Aires y el campo en Macachín. “No soy ningún héroe, sólo cumplí una misión”, dijo.