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sábado, 29 de enero de 2022

FAA/COAN: Los Halcones Bravos y Papas

“Bravos” o “Papas”: ¿Qué fueron en verdad los primeros A-4 Skyhawk de la Fuerza Aérea Argentina?

Carlos Ay || Gaceta Aeronáutica





Tres décadas después de su retiro del servicio con la armada norteamericana, el Bureau of Aeronautics Number 142833 mantenía su fisonomía exterior prácticamente inalterada cuando lo fotografiamos embarcado en el museo del portaaviones USS “Intrepid” luciendo marcas del VA-66 “Waldos”, escuadrón que operó el modelo entre 06/1958 y 02/1961 y participó del bloqueo de Cuba de 1962 desde el portaaviones USS “Enterprise” (foto: Carlos Ay, Nueva York, 07/01/1993).

Desde los orígenes de nuestro hobby, la correcta identificación de un tipo o modelo de aeronave ha sido materia de discusión y polémica. En algunos casos, los alegatos han alcanzado nivel de “trastorno obsesivo compulsivo” cuando los interlocutores discuten hasta los símbolos de puntuación y los espacios en blanco que se deben incluir en una designación (p. ej. ¿”I.A. 50″ o “IA-50″?) o bien el orden de precedencia entre el modelo y sobrenombre (p. ej. ¿”Mentor B45” o “B45 Mentor”?).

En un universo de polémicas interminables, uno de los protocolos que más sólidamente ha “capeado el temporal” de cuestionamientos es el “United States tri-service aircraft designation system” (sistema de designación de aeronaves militares de las fuerzas armadas de los EE.UU.) que el secretario de defensa Robert McNamara promulgó el 18/09/1962. Uniformando la designación de aeronaves de las tres fuerzas armadas, la infantería de marina y la guardia costera de ese país, el sistema estableció un nomenclador único de asignación secuencial consolidado en los gabinetes de analistas de sistemas del conductor de la política militar norteamericana de los presidentes John F. Kennedy y Lyndon B. Johnson (1961-1968). 




Recién salido de la línea de montaje de El Segundo (California), el Bureau of Aeronautics Number 142738 ilustra la terminación exterior original del modelo A-4B. La carrera de este ejemplar duró poco más de cuatro años ya que fue dado de baja tras accidentarse, en circunstancias desconocidas, el 15/05/1962 (foto: Douglas Aircraft Company vía Harry Gann, 04/04/1958).

Pero, a pesar de mantenerse vigente hasta nuestros días, el sistema no ha estado exento de desviaciones, errores y veleidades naturalmente humanas, cosa que casi 40 años de vida profesional demuestran que sucede con todos los sistemas de clasificación conocidos, tanto dentro como fuera del mundillo aeronáutico (el autor también es analista de sistemas y ligeramente neurótico-obsesivo). Y las primeras dos de las cuatro generaciones de Skyhawks argentinos parecen representar uno de las primeras desviaciones (por no decir “traspiés”) de ese, aparentemente, sólido protocolo.
El renacimiento del “scooter” de Ed Heinemann

Promediando la década de 1960, el A-4 Skyhawk parecía llegar al final de su producción y comenzaba a ser desplazado en la flota aeronaval norteamericana por modelos más avanzados, tales como el A-6 Intruder o A-7 Corsair II. Pero una serie de eventos y las propias bondades del caza liviano diseñado por Edward “Ed” Heinemann determinaron que su mercado siguiera creciendo por espacio de una década para equipar no solo escuadrones de la armada (USN) y los infantes de marina (USMC) de EE.UU. sino también a varias fuerzas aéreas y aviaciones navales foráneas. 




Aunque se entregaron a partir de 06/1967, los A y TA-4G Skyhawk australianos recibieron un identificador de tipo muy anterior a los de la Fuerza Aérea Argentina, que adquirió y recibió sus primeros ejemplares uno a dos años antes que sus colegas aeronavales del otro lado del mundo. La imagen ilustra los dos primeros ejemplares con esquemas mixtos: Leyendas y marcas de nacionalidad australianas y matrículas aeronavales norteamericanas (foto: Harry Gann/McDonnell Douglas, 07/1967).

Para inicios de 1965, las plantas que Douglas operaba en El Segundo y Long Beach (California) habían entregado unos 1.845 ejemplares de las versiones A-4A a A-4E, según la designación que esas variantes (nacidas en el sistema aeronaval como A4D-1 a A4D-5) recibieron en 1962. Pero a partir de aquel año, se incorporarían en rápida sucesión las versiones A-4F (USN, ordenados en 1965), A-4G (Armada Australiana, 1966), A-4H (Fuerza Aérea Israelí, 1966), TA-4J (USN, 1968), A-4K (Fuerza Aérea Neozelandesa, 1969), A-4L (USN, 1969), A-4M (USMC, 1969) y A-4N (Israel, 1970) para llegar a un total de 2.960 unidades construidas hasta 1976.

También a principios de 1965, cuando se inicializaba la variante A-4F, se firmó el contrato que determinaría la provisión de 50 A-4B “re-acondicionados” a la Fuerza Aérea Argentina (FAA). Y el éxito mundial del modelo llevó a que, en 1970, la Armada Argentina (ARA) siguiera el camino de sus colegas aeronáuticos ordenando otros 16 A-4B también “re-acondicionados” y equipados con “nuevos sistemas electrónicos”, según relata el historiador aeronaval y editor argentino, Jorge F. Núñez (ver bibliografía al pie). 




El ante-último de los A-4Q navales argentinos fotografiado durante su adecuación en Tulsa (Oklahoma). Aquí también apreciamos elementos diferenciadores con el A-4B (slats y antenas de navegación y comunicaciones) y coincidentes con el A-4P (contenedor dorsal de aviónica). También se aprecia en el esquema de pintura original la peculiar variación de distintivo nacional que los aviones navales argentinos empleaban en reemplazo de la clásica escarapela (foto: McDonnell Douglas vía Harry Gann, circa 1971).

Fue, precisamente durante esa adquisición, que alguien en McDonnell Douglas, la USN, el departamento de defensa norteamericano o tal vez en la propia ARA, determinó que los ejemplares aeronavales argentinos merecían un designador o modelo específico. Descartada la letra “O” por prestarse a confusión con el número cero, la opción natural hubiese sido la letra “P”. Pero, enmendando la omisión evidentemente cometida en 1965 durante la compra de los ejemplares de la FAA, se apeló a una solución “secuencialmente salomónica”: ¡A-4P para los ex A-4B de la FAA y A-4Q para los de la ARA! 


¿Pero los argentinos eran “exactamente” A-4B?


Si vamos a ser técnicamente rigurosos, la respuesta es que los A-4P y los A-4Q eran diferentes a los A-4B originales de la armada norteamericana. Y, saliendo un poco del alcance de este relato, hasta los A-4C que la FAA adquirió a mediados de la década de 1970 tampoco eran “Charlies químicamente puros” y probablemente hubieran merecido una designación propia, estimativamente la A-4R. Para ilustrar las diferencias más notorias entre el modelo “Bravo” original norteamericano y sus variantes “argentinizadas” entre 1966 y 1971, proponemos la siguiente tabla comparativa:



A-4B (USN) A-4P (FAA) A-4Q (ARA)
Slats en borde de ataque No Si Si
Bombas nucleares B43 Si No No
Misiles aire-aire AIM-9B Sidewinder No No Si
Misiles aire-tierra AGM-12B Bullpup Provisiones No No
Sistema de identificación amigo-enemigo (IFF) AN/APX-6B No AN/APX-72
Sistema de comunicaciones UHF/DF n/n No AN/ARA-50
Sistema de comunicaciones UHF/VHF AN/ARC-27A Bendix CNA-4 AN/ARC-109
Radio-compás (ADF) n/n n/n DF-203
Radar altímetro AN/APN-141 No AN/APN-141
Computador de navegación AN/ASN-19A n/n n/n




En resumen, las dos primeras generaciones de Skyhawks argentinos contaban con mejoras aerodinámicas copiadas del A-4F, aviónica actualizada y distinta respecto del modelo original y diferencias sustantivas en la capacidad de portar armamentos avanzados. Además, no debemos olvidar que ambos modelos no fueron concebidos ni recorridos en las plantas “originales” del Skyhawk (El Segundo o Long Beach, California) sino en la de Tulsa, Oklahoma.

Por lo demás, las diferencias se profundizaron una vez que esos ejemplares llegaron al país y comenzaron a recibir mejoras incrementales o upgrades estructurales tales como la adopción de sistemas de contramedidas electrónicas, de reconocimiento aerofotográfico, de navegación VLF/Omega y cine-ametralladoras o el reemplazo de los cañones Hispano Suiza Mk.12 calibre 20 mm por los DEFA 553A-4 calibre 30 mm. En conclusión, los primeros A-4s argentinos no solo merecían una designación propia y específica. También deberían haberla recibido mucho antes y en una posición mucho anterior a la que finalmente se les otorgó… casi con certeza, en el lugar que finalmente se reservó a los A-4G australianos.

 

Antes de partir de la planta Douglas de Tulsa (Oklahoma), el A-4P C-237 ilustra sus diferencias visualmente más perceptibles con el estándar A-4B: Slats en los bordes de ataque, antenas de navegación y comunicaciones detrás de la cabina y en el timón de dirección y el distintivo contenedor dorsal de sistemas electrónicos (foto: McDonnell Douglas vía Harry Gann, circa 1970).

Bibliografía: Cettolo, Marino, Mosquera & Núñez Padín: “McDonnell Douglas A-4P/C Skyhawk” (Serie Fuerza Aérea Argentina No.2, Argentina, 1997) ; Jorge F. Núñez Padín: “McDonnell Douglas A-4Q Skyhawk” (Serie Aeronaval No.1, Argentina, 1993); Kenneth Munson: “Skyhawk” (War Data #7, Israel, circa 1983). Fuentes en Internet: Joe Baugher, Skyhawk Association y Wikipedia.

viernes, 10 de octubre de 2014

COAN: La aviónica del A-4Q

ficha técnica nº 54 
Aviónica del A-4Q 
por Sergio Hulaczuk 

Colaboró con esta Ficha Técnica el S.M.Ae.(RE) Héctor Tiboni. 

 

Hacía varios años que la Armada Argentina (ARA) venía haciendo previsiones para encontrar la aeronave que reemplazara convenientemente a sus F4U-5 Corsair y F9F Panther, aviones que conformaban el grupo aéreo embarcado. Por entonces se había seleccionado el Douglas AD-5 Skyraider, pero a pesar de que varios pilotos realizaron el entrenamiento en este modelo nunca hubo una respuesta afirmativa al respecto. 
Al recibir la Fuerza Aérea Argentina (FAA) los primeros 25 Douglas A-4B por el año 1966, la Armada aceleró los trámites pertinentes para obtener al menos el mismo número de Skyhawk. Pero se autorizó recién en 1970 la venta de 16 Douglas 
A-4 recorridos y modificados de acuerdo con los requerimientos navales. Dichos aviones provenían de excedentes de la US. Navy. Inmediatamente fueron desplegados varios pilotos navales a la V Br. Aé. de Villa Reynolds (San Luis), base de los A-4B de la FAA, y más tarde partieron hacia los EE.UU. donde realizaron prácticas de apontaje en el portaviones USS Coral Sea. En tanto que paralelamente una delegación técnica viajaba hacia la Douglas Aircraft, adonde serían enviados los Skyhawk para el reacondicionamiento y puesta en servicio previos a la entrega. 

Técnica 
De acuerdo con la doctrina de empleo de estos Douglas por parte del Comando de Aviación Naval (COAN), todos los sistemas de aviónica debían tener una apropiada disponibilidad. Y si esto no era posible, el equipo tendría que ser reemplazado por otro más moderno. Es necesario entender que si bien despegar de un portaviones resulta una tarea especialmente exigente, cumplir con la misión asignada, regresar y encontrar ese mismo punto móvil del cual se partió en medio del mar y bajo condiciones meteorológicas adversas, es un trabajo que requiere mucha práctica y suficiente apoyo electrónico. Por todo esto es que los cambios de los sistemas de a bordo realizados de acuerdo con el requerimiento técnico emitido por la Armada Argentina eran importantes. Cabe aclarar que la FAA por su parte, recibió sin cambios a los Skyhawk, e inclusive los A-4C llegaron con los radares AN/APG-53A originales. Los técnicos argentinos los mantuvieron funcionando tanto tiempo como les fue posible, ya que no estaba prevista la inspección o la compra de repuestos para dichos equipos. 
De este modo, unos sistemas con tecnología de estado sólido reemplazaron a otros mucho más pesados basados en electrónica valvular ubicados en el morro, de hecho el único espacio destinado para los equipos electrónicos. La giba dorsal, que permitió el mayor agregado de aviónica, se incorporó recién en modelos más modernos (A-4F). 
Por ejemplo, en lugar del sistema IFF (Identificador amigo-enemigo) APX-6B original se colocó el APX-72, de peso y volumen sensiblemente menor. Todas estas diferencias ameritaron el cambio de denominación del modelo de la Armada Argentina por A-4Q Skyhawk. Contrariamente a lo que ocurrió en la FAA, que continuó denominando a sus aviones B o C, para la Armada sus A-4 siempre fueron “Q”. 
Para los trabajos de reemplazo o puesta en servicio de los sistemas de a bordo se emplearon muchas horas de trabajo en tierra y en vuelo. Particularmente los equipos de comunicaciones sufrieron interferencias que obligaron al reposicionamiento permanente de sus antenas. 

 
Vista del 3-A-308. Foto: Sergio Hulaczuk. 

Descripción de los equipos 
Aunque el A-4Q carecía de radar, sí contaba con un completo equipamiento de navegación y comunicaciones. Seguramente todo esto hoy parece antiguo, pero en aquel momento resultó ser apropiado y le permitió al COAN mantener su capacidad de ataque aeronaval, reforzada en 1981 con la llegada del AMD Super Etendard. El siguiente listado muestra los equipos estándar del modelo A-4Q Skyhawk, muchos de los cuales eran utilizados también en otros aviones navales, con la lógica reducción del stock de repuestos: 
I-AN/ARC-109 transrreceptor de UHF. 
II-618M-2D transrreceptor de VHF. 
III-51RV-1 receptor de navegación en VHF (VOR/ILS). 
IV-DF-203 radiocompás de HF (ADF). 
V-AN/APX-72 transponder de IFF. 
VI-51Z-4 receptor de marcas. 
VII-AN/ARA-50 homming de UHF. 
VIII-AN/ARN-21D TACAN 
IX-AN/APN-141 radar altímetro. 
X-AN/ASN-19 computador de navegación. 
XI-Global GNS-500A VLF/Omega. 

 
Dibujo: Sergio Hulaczuk. 

El ARC-109 era un transreceptor que proporcionaba comunicación al avión. Contaba con 3 500 canales más uno “de guardia” en la frecuencia de 225,0 a 399,5 MHz. 
Complementando al ARC-109, el transrreceptor 618M-2D operaba entre los 116,0 y los 151,95 MHz. 
Destinado a la navegación el 51RV-1 era un VOR/ILS cuya consola de control estaba compartida con el sistema de comunicaciones 618M-2D. Daba indicación de desviación y glideslope. 
El propósito del equipo DF-203 es proveer radioayudas para la navegación (ADF). Contaba con una antena fija bajo el morro y otra antena de cuadro en un carenado dorsal. 
Para la identificación radar automática, imprescindible dentro de un ambiente hostil, se utiliza el APX-72. Eventualmente este equipo suministra también información de emergencia codificada de posición y altura del avión. 
El 51Z-4 es el clásico Marker Beacon que indica en forma visual y audible el paso sobre las balizas tipo Z (de 75 MHz). 
El localizador de dirección en UHF (homming) ARA-50, puede ser utilizado para navegación, búsqueda y rescate y para determinar el azimut de un trasmisor respecto a la proa del avión. 
El TACAN (Equipo de Navegación Táctica) opera con los faros de navegación de superficie del tipo AN/URN-3. En conjunto el avión obtiene información de distancia y azimut respecto a cualquier estación TACAN seleccionada en un radio de 360 kilómetros. 

 
La cabina del A-4Q era similar a la del A-4B. Foto: Sergio Hulaczuk. 

Para la operación a alturas muy bajas se utiliza el radar altímetro APN-141, capaz de entregar el valor de altura absoluta entre los 0 y 1 500 m, ya sea volando sobre tierra o agua. También permite realizar misiones seguras sobre aquellos lugares donde resulta imposible obtener una información confiable de presión barométrica o de elevación del terreno. 
En todos los casos, cuando se llevan a cabo misiones de ataque, es esencial llegar al objetivo con un mínimo de error. Es entonces cuando entra en juego la precisión del sistema de navegación y del computador de vuelo. El ASN-19 era un sistema antiguo que no fue actualizado por el plan de la Armada Argentina, y que con el correr del tiempo demostró serias fallas. Recibía automáticamente datos de rumbo compás y velocidad verdadera, en tanto que la declinación magnética, velocidad del viento, dirección verdadera del viento, posición del punto de partida y posición del blanco eran introducidos manualmente por el piloto ya en vuelo. 
Finalmente, durante la Guerra de Malvinas se instaló en dos aviones el sistema de navegación VLF/Omega, desplazando definitivamente al obsoleto computador ASN-19. Con el Omega se aumentó la precisión en la navegación del Skyhawk, imprescindible para toda plataforma de ataque. 

 
Un lanzador de chaff instalado en el 3-A-309. Foto: Sergio Hulaczuk. 

Hacia 1978 la Armada dio inicio al desarrollo del sistema de contramedidas electrónicas CME Mk.1 Mod 0, que incluía un lanzador de chaff, pero la baja disponibilidad del A-4Q dada la falta de repuestos terminó con el proyecto. 
La simplicidad en términos generales del A-4B/C/Q Skyhawk era extrema. De hecho carecía de baterías, y ante la falla del único generador eléctrico, se desplegaba una turbina eólica asociada al generador secundario que energizaba solamente unos pocos equipos mientras el avión se encontraba en vuelo. 
La desactivación de la 3a Escuadrilla de Caza y Ataque ocurrió el 25 Feb ‘88, y el último A-4Q en volar fue el 3-A-302. 

Revista Aeroespacio