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jueves, 1 de junio de 2023
viernes, 24 de marzo de 2023
Arqueología: La huella indígena en las Malvinas
Tras el rastro de la huella indígena en las Islas Malvinas
El arqueólogo del CONICET Atilio Francisco Zangrando, un estudioso de los yaganes, publicó un artículo sobre la vida de este pueblo originario en el Canal Beagle.
Conicet
Ilustración: Facundo López Fraga.
Desde hace veinte años, el arqueólogo del CONICET Atilio Francisco Zangrando, además vicedirector del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC-CONICET) ubicado en Ushuaia, focaliza sus investigaciones en estudios ecológicos sobre el comportamiento de los yaganes, también conocidos como yámanas: un pueblo originario que aún hoy sigue asentado en la región. El científico se dedica a estudiar las conductas humanas de estos antiguos pobladores de la región del Canal Beagle a través de su registro material: analiza su comportamiento, los distintos tipos de artefactos que fabricaban, cómo se movilizaban y de qué modo producían sus asentamientos. También basa sus estudios en fuentes históricas, es decir, analiza documentos históricos escritos que dejaron en la región cronistas y misioneros, y que hacen referencia a las conductas y formas de vida de estos pueblos originarios.
“En el pasado los yaganes eran una comunidad canoera de cazadores recolectores que se movilizaban en la región. Estaban semanas o meses en algún sector de la costa, explotando recursos litorales como moluscos o peces que tenían en las inmediaciones, y también se desplazaban un poco más ya sea hacia el interior del mar o hacia el interior de los valles para buscar otros recursos, como mamíferos marinos utilizando canoas, o bien rastreando guanacos a pie tierra adentro”, explica Zangrando. “Para todas estas actividades desarrollaban tecnologías de caza, como las puntas de arpones para capturas de recursos en el mar, o puntas confeccionadas con roca que aparecen en los sitios arqueológicos”. Además producían agujas con huesos de aves para generar cestas que eran contenedores, fundamentales para las actividades de recolección y transporte de moluscos, principalmente mejillones, y todo lo que tomaban del mar era trasladado hasta el lugar donde estaban asentados, para consumirlos y descartar los restos allí.
Con sus años de bagaje a cuestas, hacia fines de 2021 Zangrando se encontró con un artículo, publicado en la revista Science Advances, que llamó su atención. En él, un equipo de investigación aseguraba haber hallado Evidencia de actividad humana prehistórica en las Islas Malvinas. Las y los autores, de universidades estadounidenses e indígenas, planteaban que a partir del hallazgo de ciertas huellas de comunidades indígenas yaganes, cabía la posibilidad de que hubieran arribado y residido con estadías cortas en las Islas Malvinas mucho antes que la llegada de los navegantes europeos, es decir, antes del siglo XVIII. Frente a este panorama, Zangrando, que estudia las sociedades nativas que habitaron la costa sur de Tierra del Fuego desde hace 8 mil años, analizó dicho artículo y planteó una visión cautelosa al respecto, que volcó recientemente en una publicación en The Journal of Island and Coastal Archaeology en coautoría con el investigador del CONICET Luis Borrero. “Las aseveraciones del artículo nos plantean una serie de dudas en cuanto a los argumentos, porque toman distintas líneas de evidencia que a nuestro juicio no resultan suficientes para estar seguros del hallazgo”, advierte el investigador.
Las y los científicos estadounidenses e ingleses del paper de Science describieron la presencia de pueblos indígenas previo a los primeros desembarcos en las Islas Malvinas de potencias europeas basándose en hallazgos ocurridos en las islas presumiblemente vinculados al comportamiento de los yaganes: en primer lugar, observaron abundantes depósitos de carbón; en segundo lugar, la presencia de artefactos como la punta de un proyectil y huesos de lobos marinos; y también, la presencia de huesos de una especie de cánido similar a un zorro cuya dieta, según pudieron saber a través de estudios químicos, habría sido similar a la de los yaganes, lo que les hizo pensar que pudo llegar a ser un cánido domesticado por ellos. “El problema es que todas estas evidencias no están asociadas a un contexto arqueológico firme sino que se muestran aisladas. Hallaron concentraciones de carbón en un sector, la punta de lanza en otro, los huesos en otro, cuando la esencia de la arqueología justamente es mostrar la asociación entre todas estas evidencias para interpretar la conducta humana en el pasado. En nuestra opinión, hasta que no se encuentre una evidencia firme con esta asociación, como los tipos de sitios arqueológicos que encontramos en el Canal Beagle, va a ser muy difícil aseverar la presencia humana en momentos anteriores a la llegada de los europeos a las islas”, asegura Zangrando.
A partir de la lectura del paper, los científicos argentinos realizaron un análisis de las evidencias halladas. Con respecto a las muestras de carbón encontradas en distintos puntos de Islas Malvinas y al planteo de que tienen un origen antrópico, Zangrando y Borrero advirtieron que los hallazgos se realizaron en depósitos naturales, sin relación con materiales arqueológicos, por lo cual no puede demostrarse una asociación directa entre las concentraciones de carbón y algún indicio de actividad cultural. Además, sobre el hallazgo de concentraciones de huesos de lobos marinos en ciertos sectores de las Malvinas y de una punta de proyectil, Zangrando señala que “estas densas acumulaciones de huesos de lobos marinos implican que se alimentó mucha gente, y si se alimentó mucha gente en el lugar tiene que quedar otro tipo de actividad en el sustrato, un registro sobre los instrumentos que utilizaban para procesarlos, sacarle el cuero, depostarlo y demás. Los artefactos y sus desechos, deberían aparecer abandonados junto a los huesos. Toda esa evidencia, que es muy normal encontrar en contextos como el Canal Beagle y que generaron los antiguos fueguinos en el lugar, no aparece en el registro de este trabajo. Hay que tener en cuenta que en las Malvinas estuvieron presentes los loberos por muchos años, donde se asentaban para desarrollar sus actividades clandestinas, arrasaban con las loberías, sacaban la grasa y dejaban las carcasas de lobos marinos tiradas sobre las playas, y esto generaba grandes acumulaciones”.
Para Zangrando, de todas formas, “el planteo de este trabajo abre una discusión muy interesante y posibilidades en términos de reclamo de nuestra soberanía sobre Malvinas, en particular considerando que estamos hablando de pueblos originarios que habitaban nuestro país hubieran ocupado el sector antes de la llegada de los europeos”. Sin embargo, los científicos argentinos piensan que aún falta desarrollar más estudios para tomarlo como una evidencia. Al respecto Zangrando señala: “No creo que la discusión esté finalizada, pero necesitamos evidencias más sólidas para poder asentar o utilizar esta interpretación para plantear algún reclamo sobre la soberanía”.
¿Cómo vive él, como arqueólogo, la cercanía con las Islas Malvinas? “Al interactuar con distintos colegas, a partir de este trabajo de investigación, se me abrió un horizonte sobre un tema que no había pensado previamente, que es el hecho de poder analizar y discutir evidencia humana en Malvinas. Normalmente, los arqueólogos necesitamos ir hasta el lugar para poder trabajar un espacio, excavar, tomar la evidencia, y esto no nos es factible en las islas, pero sí es posible generar o participar de estas discusiones. Viviendo acá uno lo encuentra como una necesidad de contribuir a la causa sobre la soberanía de Malvinas”.
A futuro, Zangrando pretende estrechar lazos de colaboración con colegas de otros países para continuar con el intercambio de opiniones en torno a la presencia o no indígena en las Islas Malvinas. “La ciencia nos ofrece la posibilidad de atravesar ciertas fronteras que a veces se encuentran muy cerradas o establecidas, y generar discusiones que pueden ser muy favorables a futuro”, dice, con esperanza. “En las investigaciones que se desarrollamos en el CADIC siempre trabajamos pensando en la soberanía sobre las islas. Es algo intrínseco a todas las actividades que desarrollamos en este lugar. Venir, instalarse acá y desarrollar investigaciones en sectores que plantean esta necesidad de una búsqueda soberana en la región. Personalmente jamás imaginé estar discutiendo sobre Malvinas con los yaganes, pero pensar que lo que venimos investigando desde hace años puede tener otra utilidad, que uno no veía, es algo muy atractivo. Aún no tenemos evidencia concreta de que haya ocurrido, pero si se comprobara, se abriría una interpretación totalmente nueva sobre la capacidad de navegación de estos grupos que estudiamos en la región, lo que a nivel arqueológico sería un hito, y en términos de soberanía, serían los primeros colonos de las islas y eso debería ser considerado al momento de discutir sobre el origen y la ocupación de ese espacio a futuro”, concluye.
Referencia bibliográfica
Zangrando, A. F. J., & Borrero, L. A. (2022). A pre-European archaeology in Malvinas/Falkland Islands? A review. The Journal of Island and Coastal Archaeology, 1-15. DOI: https://doi.org/10.1080/15564894.2022.2077484
martes, 31 de enero de 2023
El líder guaraní que comandó en Malvinas antes de la invasión británica
El indio guaraní que fue comandante militar en las islas Malvinas
Su historia fue olvidada y hoy es prácticamente desconocida. Se llamaba Pablo Areguatí, era guaraní y había nacido en la aldea San Miguel Arcángel, fundada en tiempos del Virreinato del Río de la Plata por misioneros jesuitas en territorio que ahora pertenece a Río Grande do Sul, en Brasil.
En 1824 fue el comandante militar de las Islas Malvinas durante seis meses.
El año anterior, el gobernador de Buenos Aires, general Martín Rodríguez, le había otorgado a Jorge Pacheco, un capitán de caballería retirado, derechos sobre 30 leguas de tierra para criar ganado y cazar lobos marinos, a cambio de reparar las instalaciones de Puerto Soledad.
Pero el ex militar, que tiene 52 años y vive de la explotación de un saladero, carece de dinero para iniciar la empresa.
Se asocia entonces con el comerciante Luis María Vernet, nacido en Hamburgo (Alemania), de ascendencia francesa.
Vernet, de 31 años, se beneficia con la mitad de la concesión en la isla y se hace cargo de la administración.
Por sugerencia de Pacheco, en enero 1824 es designado comandante militar de las Malvinas un soldado de la Independencia, Pablo Areguatí, ex capitán de milicias en Entre Ríos.
Educado primero por jesuitas en la provincia de Misiones y a partir de 1783 en Buenos Aires, el guaraní había estudiado en el Real Colegio de San Carlos.
Esta institución –por cuyas aulas pasaron Manuel Belgrano, Juan José Paso, Juan José Castelli, Mariano Moreno, Manuel Dorrego, Cornelio Saavedra, Juan Martín de Pueyrredón y Martín Güemes, entre muchos otros nombres de los primeros años de vida argentina– con el correr del tiempo se convertirá en el Colegio Nacional de Buenos Aires.
En 1811, Areguatí fue nombrado por Manuel Belgrano como primer alcalde de la población entrerriana de Mandisoví, de 650 habitantes, fundada en 1777 por Juan de San Martín, padre del general José de San Martín.
En 1814, Gervasio Posadas, Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, lo asciende a capitán de milicias.
El oficial retirado, que pensaba entrenar algunos peones en las Islas Malvinas para formar una compañía de cívicos, con cabos y sargentos, ha aceptado no cobrar sueldo del gobierno; a cambio, podrá criar su propio ganado.
Sin embargo, por desinteligencias con Pacheco y Vernet renuncia en agosto de 1824.
Seis años después es funcionario en la Aduana de Buenos Aires y, posteriormente, oficial de Justicia.
Uno de sus hermanos, Pedro Antonio, fue sargento en la expedición de los 33 Orientales, encabezada en 1825 por el general Juan Antonio Lavalleja para liberar la Provincia Oriental –que abarcaba lo que hoy es Uruguay y parte de Río Grande do Sul– entonces en poder de Brasil.
Una tataranieta del comandante militar guaraní de las Islas Malvinas, Evangelina Areguati, actualmente es maestra en la escuela Nº 74 Juan José Valle, de Concordia (Entre Ríos).
Fraternalmente en Cristo
Fernando Javier Liébanes
domingo, 17 de julio de 2022
Los primeros habitantes fueron pueblos originarios del continente
Afirman que indígenas de Sudamérica llegaron a las Islas Malvinas antes que los europeos
Es un hallazgo de investigadores en arqueología y geología de los Estados Unidos. Estiman que los primeros en llegar habrían sido las comunidades yaganes que han habitado en Chile y Argentina. La líder del descubrimiento contó detalles a InfobaePor Valeria Román || Infobae
Los investigadores de Estados Unidos consideran que las comunidades yaganes habrían estado en Malvinas antes del siglo XVII. Recientemente Víctor Vargas Filgueira publicó un libro sobre sus antepasados en Tierra del Fuego
Un equipo de investigadores de los Estados Unidos encontró huellas que indicarían que miembros de las comunidades indígenas de América del Sur arribaron y residieron con estadías cortas en las Islas Malvinas mucho antes que el marinero inglés John Strong en 1690. Los resultados de la investigación se publicaron hoy en la prestigiosa revista Science Advances de la Asociación Estadounidense para el Avance de las Ciencias.
Hasta ahora, se ha sostenido que exploradores europeos habían sido los primeros en pisar las islas Malvinas. Sin embargo, los resultados de un nuevo estudio dirigido por la Universidad de Maine, liderados por la investigadora Kit Hamley, indican lo contrario: sostienen que hubo presencia humana antes de la llegada de los europeos.
En diálogo con Infobae, hoy la científica Hamley dijo: “Aunque no podemos estar seguros, consideramos que el pueblo indígena que más probablemente haya visitado las Malvinas fue el pueblo yagán, cuyas comunidades descendientes aún están presentes tanto en Chile como en Argentina”. Y agregó: “Los relatos etnográficos de los yaganes en la época sugieren que los mamíferos marinos y las aves marinas, principalmente los pingüinos, eran sus principales fuentes de alimento. Eran cazadores marítimos muy hábiles que habrían tenido la capacidad de navegar hasta las Malvinas”.
Los científicos de Estados Unidos fueron a las Islas Malvinas en varias expediciones durante la década pasada
Al visitar en diferentes expediciones y hacer excavaciones en las Islas Malvinas, Hamley y sus colegas encontraron huesos de animales, registros de carbón vegetal y otras pruebas de las islas Malvinas y las examinaron en busca de indicios de actividad humana mediante la datación por radiocarbono y otras técnicas de laboratorio. Una huella de la actividad humana antes de la llegada de los europeos -según los investigadores- procede de un registro de carbón vegetal de 8.000 años de antigüedad recogido en una columna de turbera de la isla Nueva.
Según los investigadores, el registro mostraba indicios de un marcado aumento de la actividad de combustión en el año 150 de la era cristiana, y más picos abruptos y significativos de combustión en los años 1410 y 1770 de la era cristiana, el último de los cuales se corresponde con el asentamiento europeo inicial.
Los investigadores también recogieron muestras de lobos marinos y pingüinos en la Isla Nueva, cerca del lugar donde un propietario descubrió una punta de proyectil de piedra que coincide con la tecnología que los indígenas de América del Sur han utilizado durante los últimos 1.000 años. Los huesos estaban amontonados en montones en un sitio. La ubicación, el volumen y el tipo de huesos indican que los montículos fueron probablemente ensamblados por humanos, según los investigadores estadounidenses.
Durante las expediciones a las Islas Malvinas, los investigadores de EE.UU hicieron un registro de la fauna actual y del pasado durante los últimos 10.000 años/K. Hamley
¿Por qué las comunidades indígenas no se habrían quedado a habitar las Islas Malvinas de manera permanente?, preguntó Infobae. “Hasta la fecha, ha aparecido muy poco material cultural en las Islas Malvinas. Esto que sugiere que es poco probable que los indígenas sudamericanos vivieran allí durante largos períodos de tiempo. Cuanto más grande sea la población humana y más larga la duración de la ocupación, más artefactos se esperaría que dejaran. Esta es una cuestión que ciertamente necesita un examen más profundo, pero nuestro estudio apoya la idea de que la visita indígena fue probablemente breve y por un pequeño número de personas”, contestó Hamley.
Para tener más respuestas, los investigadores ya están planificando los próximos pasos. “Nuestro siguiente paso en esta investigación es ponernos en contacto con las comunidades descendientes de los yaganes para comprobar su interés en trabajar juntos para crear una asociación que permita seguir explorando estas líneas de investigación. Las comunidades indígenas son las verdaderas poseedoras del conocimiento del pasado y creemos que la colaboración reforzaría enormemente la comprensión de estos y otros acontecimientos anteriores”, dijo Hamley a Infobae.
En marzo pasado, el Gobierno de Tierra del Fuego había anunciado que se inscribió a la Comunidad Indígena Yagan Paiakoala de Ushuaia. A partir de ese momento, la provincia pasó a tener dos pueblos originarios -los Selk’nam y los Yaganes- reconocidos por el Estado nacional.
En 1833, la ocupación británica de las islas Malvinas fue durante operación militar del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda. En 1982 el conflicto desencadenó la guerra entre ambos países. Y la Argentina mantiene aún su reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas ante Naciones Unidas. Al respecto, la científica aclaró: “No soy investigadora en ciencias políticas y el período del que hablamos en nuestro trabajo es anterior a estos acontecimientos, e incluso a los países implicados en esas disputas. Lo que creo que es realmente emocionante de este hallazgo es que habla de nuestra historia humana más amplia, y del ingenio de los pueblos indígenas, que fueron los primeros exploradores en el lugar”.
La científica Kit Hamley, de Estados Unidos, sostiene el cráneo de un león marino, entre otros restos fósiles de animales ensamblados que encontró con su equipo en las Islas Malvinas/Kit Hamley
Hamley es investigadora graduada de la Fundación Nacional de Ciencias del Instituto de Cambio Climático de la Universidad de Maine. Una de las puntas iniciales del hallazgo fue una inquietud que ha preocupado hasta el mismo naturalista Charles Darwin en el siglo XIX. En las Islas Malvinas, existió un zorro, el guará, que se extinguió, y muchos se han preguntado cómo había llegado esa especie al lugar tan austral. Se lo considera un mamífero nativo que residía en las islas Malvinas en el momento de la llegada de los europeos. La caza posterior acabó con la especie en 1856, y pasó a ser el primer cánido extinto del registro histórico de la humanidad. También lo llaman zorro-lobo malvinense.
Hamley ahora plantea la hipótesis de que los humanos podrían haber introducido la especie en el archipiélago antes del asentamiento europeo. Muchos rechazaron antes esta teoría por falta de pruebas científicas, pero los últimos hallazgos del equipo de Hamley reabren esa posibilidad. “Es posible que los indígenas sudamericanos hayan domesticado al guará, como hicieron con otros zorros y cánidos, y los hayan llevado a las islas durante sus viajes y estancias de corta duración”, señaló.
Durante una expedición a las Islas Malvinas en 2018, Hamley y sus colegas encontraron tres muestras de huesos de guará en la granja de Spring Point. La datación por carbono y el análisis isotópico revelaron que los animales cuyos huesos se analizaron tenían una dieta basada en el mar que consistía principalmente en depredadores marinos de alto nivel” como los leones marinos y las focas de piel, una dieta similar a la de los sudamericanos indigenistas marinos en la prehistoria, según los investigadores. Aunque estos hallazgos podrían reflejar la búsqueda de comida en la costa, podrían ejemplificar los alimentos que sus potenciales homólogos humanos se procuraban y comían.
El origen y la extinción de la especie de zorro en las Islas Malvinas que se llamó guará (Dusicyon australis) ha despertado el interés de naturalistas como Charles Darwin. Aquí una litografía de London R.H. Porter de 1890/Archivo
“Por el momento, no se han identificado huesos fósiles de guará en Sudamérica”, informó la científica a Infobae. “Sin embargo, también hay un poco de debate sobre si el guará y el Dusicyon avus eran realmente especies separadas y no sólo poblaciones distintas de la misma especie”, agregó. El Dusicyon avus es otra especie de cánido cuyos restos fósiles se han encontrado en el actual territorio de Argentina, Uruguay y Brasil y se lo considera extinguido.
“La fecha de extinción de D. avus se ha adelantado recientemente a hace sólo unos cientos de años, lo que sugiere que su historia de interacción con los humanos fue mucho más larga de lo que se pensaba, incluso durante el período de tiempo en el que nos centramos en nuestro artículo”. Se han encontrado fósiles del pariente continental más cercano del guará, el Dusicyon avus, en muchos contextos arqueológicos, incluido un yacimiento Loma de los Muertos, en la actual provincia de Río Negro, Argentina.
En este yacimiento argentino, un individuo joven de ese animal data de aproximadamente 2.900 años antes de Cristo y fue enterrado de la misma manera que los enterramientos humanos cercanos. “Esto demostró que los zorros se habían integrado en la sociedad más allá de ser un carroñero de campamento. Es otro punto que necesita más investigación para aclarar la relación entre D. avus y el guará, y para identificar los contextos arqueológicos específicos en los que aparece D. avus”, resaltó la investigadora.
Hamley realizó su investigación durante tres expediciones a las Islas Malvinas en 2014, 2016 y 2018. Durante el viaje de 2016, participó en un programa través del cual los científicos dan a los estudiantes secundarios un vistazo a su trabajo a través de actualizaciones de la expedición en vivo, chats de Twitter y videos.
Desde Malvinas, la científica Hamley mantuvo chats con estudiantes en Estados Unidos durante sus expediciones y les fue contando los detalles en años anteriores
“A medida que el mundo se calienta, esperamos que nuestra creciente comprensión de la historia precolonial de las Malvinas ayude a los responsables de la toma de decisiones a equilibrar las necesidades de la vida silvestre y de las personas, que dependen del ecoturismo, la pesca y otras industrias”, dijo Jacquelyn Gill, investigadora en paleoecología de la Fundación Nacional de Ciencias de EE.UU. en un comunicado, y coautora del trabajo. “Apenas estamos empezando a reconstruir el papel que desempeñaba la gente en las Malvinas antes del asentamiento europeo. Debido a los siglos de colonialismo en el continente, se perdió gran parte del conocimiento oral sobre este período. La ciencia occidental necesita actualizarse, y esperamos que los trabajos futuros se realicen en colaboración con los indígenas actuales de la región; sus antepasados fueron los primeros expertos aquí”, comentó Gill.
“Los resultados de la investigación publicada en Science Advances liderada por Hamley son valiosos porque permiten comparar los cambios ambientales en las Islas Malvinas y la Patagonia continental durante los últimos 10.000 años. Hubo otras investigaciones previas hace más de 20 años. Ahora, están creando un registro independiente. Hoy es importante preguntarse cómo llegó ese carbón vegetal a las turberas de las Islas Malvinas. En el trabajo publicado, se considera al carbón como indicio de la actividad humana, pero también podría haber otras causas de su presencia en el lugar que también son consideradas por los investigadores de Estados Unidos. Considero que aún se necesitarán encontrar más pruebas directas sobre la ocupación de comunidades indígenas al archipiélago previa a la de los europeos, comentó a Infobae María José Figuerero, investigadora del Instituto de Arqueología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
martes, 26 de mayo de 2020
Fallece Eugenio Leiva, VGM Qom, por corona virus
La insólita historia del ex combatiente que sobrevivió a Malvinas pero no al coronavirus
Otra víctima fatal en Resistencia, Chaco, uno de los centros más críticos del país.
Por Periodismo y Punto PyP
A los 20 años, Eugenio Leiva combatió en la Guerra de Malvinas. Sobrevivió de milagro. Dejó el cuero por su Patria. Había salido rumbo a las Islas desde Monte Caseros, Corrientes, una de las localidades que aportó más combatientes a esa guerra que el 2 de abril de 1982.
Pasaron los años y Leiva se mudó a Resistencia, Chaco. Vivía en un barrio humilde. Es llamativo cómo la Argentina premia con subsidios a personas que no hicieron nada por el país y abandona a los Leiva. Perteneciente a la etnia Qom, Eugenio encontró la muerte con tan solo 58 años de edad por el coronavirus.
Según VíaPais, Leiva nació el 20 de abril de 1962 en General San Martín. Durante la guerra prestó servicios en el Regimiento de Infantería 4, que a su vez, era componente de la X Brigada de Infantería Mecanizada. Vivía en Fontana y fue diagnosticado con Coronavirus días atrás. El soldado falleció este miércoles en un sanatorio de la capital chaqueña, donde estaba internado desde el 14 de mayo.
Tras la guerra de Malvinas, Leiva formó, con otros ex combatientes, una organización en su provincia . “Con el tiempo empezamos a ver que los que éramos originarios nunca recibíamos las ayudas que mandaba el Estado,nunca se nos avisaba cuando se armaban los grupos para viajar y nosotros tenemos el mismo derecho porque defendimos a las islas con el corazón“, dijo Leiva años atrás en entrevista con el historiador e investigador Qom Juan Chico.
En 2013 lograron que la Cámara de Diputados de Chaco sancionara la Ley 7.277, que reconoce el “Día del Veterano y de los caídos indígenas en la guerra de Malvinas”, fecha que se conmemora cada 26 de agosto.
En Resistencia, mientras el barrio Toba sufre por el coronavirus, 100 integrantes de los Pueblos Originarios entregaron su juventud en Malvinas. Uno de ellos fue Leiva. Volvió para contarla. La mediocre asistencia social chaqueña y el deplorable estado del sistema de salud en el norte argentino le quitaron la vida en un distrito pequeño en el que viven el 10% de los contagiados.
Es demasiado.
domingo, 10 de abril de 2016
El descubrimiento de las islas
¿Quién descubrió las Islas Malvinas?
Por: Juan Pablo Bustos Thames - Infobae
Es un misterio y fuente de debate. Los yámanas, un navegante chino, un desertor de la expedición de Magallanes, Américo Vespucio y otras hipótesis. El dudoso "descubrimiento" inglés
El Islario de Alonso Santa Cruz (1541) ubica las islas con bastante precisión
La presencia en el archipiélago del zorro-lobo malvinense, también denominado Guará (hoy extinto), especie evolucionada del primitivo "perro de los yámanas", abonó la teoría de que fueron los yámanas los primeros humanos en llegar a las islas.
Los yámanas o yaganes eran aborígenes que vivían en la mitad sur de Tierra del Fuego. Vecinos de los onas, que habitaban el norte de la isla. De naturaleza nómade, vivían de la pesca, la caza, y de la recolección de mariscos. Se desplazaban en canoas en las que eran bastante diestros. Navegaban por los canales fueguinos y llegaron hasta el Cabo de Hornos.
Los yámanes fueguinos, posiblemente los primeros humanos en pisar las islas Malvinas
Onas y yámanas tenían como mascotas un curioso canino, de mediano tamaño, llamado "perro yagán", "perro fueguino" o "perro de los yámanas". Fue descripto por el estudioso argentino Julio Popper en 1887: "Con orejas paradas y gruesa cola, tiene cierto parecido con el zorro, aunque su color es a veces enteramente blanco. Acostumbrado a apreciar en la raza canina su proverbial adhesión hacia el hombre, me causó extrañeza la circunstancia, observada repetidas veces, de que el perro fueguino carece absolutamente de esas calidades. Nunca los vi, por grande que fuera su número, tomar una actitud agresiva o bien defender a sus amos cuando éstos se hallaban en peligro. He averiguado además que no sirven para la caza del guanaco". No eran perros de caza ni de guardia. ¿Para qué servían entonces? Daban calor a los humanos, en las tolderías.
Un ejemplar de "guará" embalsamado
Algunos creen que en uno de sus tantos viajes, en canoas, a Malvinas, los yaganes olvidaron a algunos perros, que luego se multiplicaron en la pradera de las islas. Allí evolucionaron, adquiriendo mayor tamaño, más pelaje y cambiando su pigmentación. Sin embargo, estudios de ADN que realizó la Universidad de California de Los Angeles en 2009, emparentaron a los extintos canes malvinenses con los "aguará guazú" de la región subtropical del este sudamericano; y determinaron que arribaron a las islas mucho antes de la llegada del hombre a Sudamérica. No obstante ello, otro dato que apoya la tesis del avistamiento sudamericano del archipiélago es que en el sur de la Isla Soledad se encontraron puntas de flechas, restos de una canoa y de madera; siendo que no hay árboles originarios de las islas.
En 2003 un historiador inglés aventuró la hipótesis de que el explorador chino Hong Bao descubrió las Malvinas y toda América del Sur hacia 1442; pero sin proporcionar fundamentos al respecto, ni documentación que la respaldase.
Los mapas de Américo Vespucio
El siguiente registro histórico de quien pudo haber descubierto el archipiélago corresponde al famoso navegante florentino, al servicio de Portugal, Américo Vespucio; que diera nombre al Nuevo Mundo. En mayo de 1501 partió de Lisboa, como parte de la expedición de Gonzalo Coelho. Por algún motivo, el florentino tomó el mando cuando navegaba por el Atlántico, a partir de los 32º de Latitud Sur. El 4 de Setiembre de 1504, ya de regreso a Lisboa, Vespucio escribió al entonces mandatario de Florencia, Piero Soderini su carta: "Lettera di Amerigo Vespucci delle isole nuovamente trovate in quatro suoi viaggi". Decía: "Y tanto navegamos por ese viento [del SE] que nos encontrábamos tan altos, que el polo del mediodía se elevaba fuera de nuestro horizonte 52° y no veíamos las estrellas... del puerto de donde partimos unas 500 leguas por el SE.... En medio de esta tormenta avistamos el día 7 de Abril una nueva tierra de la cual recorrimos cerca de 20 leguas encontrando la costa brava, y no vimos en ella puerto alguno ni gente, creo porque era el frío tan intenso que ninguno de la flota se podía remediar ni soportarlo". Se trata, como señala Paul Groussac, de un pasaje vago e impreciso. Dice que había cruzado los 52º de Latitud Sur (las Malvinas están a partir de los 51º21', aproximadamente; con lo cual podría tratarse de este archipiélago); pero por la descripción que formula de la costa, bien podría tratarse, también de la Patagonia argentina.
El navegante Américo Vespucio
No obstante, el polémico Vespucio se contradice con otra carta dirigida dos años antes a Lorenzo di Pierfrancesco de Médicis, titulada: "Mundus Novus"; donde admitió que navegó hasta los 50º de Latitud Sur. Al no encontrar costa, decidió volver a Portugal.
El registro posterior de las islas data de 1513 y es el famoso plano elaborado por almirante y cartógrafo turco Piri Reis, donde en forma sorprendente, dibuja todo el perfil reconocible de la costa oriental sudamericana, vagamente explorada en la época. Al margen del mapa, el otomano refiere como fuentes de su trabajo a un mapa de Cristóbal Colón, hallado en un barco español capturado por los turcos en 1501, cuatro mapas portugueses posteriores, y el informe de un prisionero, veterano de los viajes de Colón, capturado por los turcos, y reducido a la esclavitud por un tío del almirante. El extremo sur de América no está muy reconocible; ya que la costa patagónica está desplazada horizontalmente hacia arriba, quizás por falta de espacio en el pergamino, o por pretender llevar el globo terráqueo a un planisferio. Cerca de la boca de lo que sería el Estrecho de Magallanes puede apreciarse un archipiélago. La isla principal se muestra como "Isla de Sare" (en caracteres arábigos). Podrían tratarse de nuestras Malvinas. Una nota denota que están desiertas; y tienen una prolongada primavera. Se podría creer que Piri Reis se basó en Vespucio para confeccionar esta carta.
De 1519 (aproximadamente) data el "Mapamundi", que conforma el "Atlas Miller", una joya de la cartografía portuguesa de principios del Siglo XVI, y que se guarda en la Biblioteca Nacional de Francia. En ese planisferio circular de 33 cm de diámetro, magistralmente coloreado, se puede apreciar un archipiélago semejante a las Malvinas, frente del Estrecho de Magallanes (antes de su descubrimiento).
El Atlas Miller
Con posterioridad a 1520 abunda la localización de islas frente al Estrecho en la cartografía europea; lo que nos lleva a sospechar que las mismas fueron avistadas por algún buque español de la expedición de Fernando de Magallanes.
El piloto Esteban Gómez desertó de la expedición de Magallanes, usurpando el mando de la nave San Antonio, el 1º de Noviembre de 1520 (fecha del descubrimiento del Estrecho). En forma solapada, evitó introducirse en dicho paso, siguiendo a las otras tres naves de la flota; se amotinó y enfiló hacia el Noreste, de regreso a España, enemistado con el gran descubridor. En el camino debía toparse, necesariamente con las Malvinas. Sin embargo, no quedó documentado este descubrimiento y tampoco Gómez dijo nada al respecto en el proceso que después se le siguió en España; luego de arribar a Sevilla, el 6 de Mayo de 1521. No obstante ello, a partir de entonces, se popularizó la impresión de mapas, identificando a las islas como "Sansón"; que tal vez derivaba de "San Antón", apócope de "San Antonio", el nombre de la nao desertora.
Un mapa ubica las islas de "Sanson"
La próxima noticia corresponderá a otra expedición española de Simón de Alcazaba y Sotomayor, que al mando de las naves San Pedro y Madre de Dios, partió el 21 de Septiembre de 1534. Una tormenta en el Río de la Plata las separó, y volvieron a encontrarse providencialmente en la boca del Estrecho. Las crónicas registran el avistaje de unas islas: "Surgimos a la boca del estrecho; al otro día amaneció con nosotros la nao San Pedro, que había estado tomando agua en el puerto de Santo Domingo, y allí descubrió unas islas en la mar de las cuales hallaron mucha cantidad de bestias, aunque en verdad, de la mitad hacia arriba, parecían leones, por el bramido que daban y su ferocidad, y por el cerco que tenían y los colmillos". La San Pedro debió haber encontrado una colonia de elefantes marinos en las islas avistadas.
En Agosto de 1539 zarparon de Sevilla cuatro naves armadas por el obispo de Plasencia para colonizar el Estrecho de Magallanes, a donde arribaron tres de ellas en enero de 1540. Allí sufrieron un temporal, y se dispersaron. Una terminó arrastrada hacia las Malvinas, donde divisó dos islas. Se ha perdido el nombre de esta nave. La historia la bautizó como "Incógnita", pero se conservaron fragmentos de su bitácora, que da una reseña bastante aproximada a la geografía de las islas: pradera similar a la malvinense y perros; que podrían ser los "guarás". Allí permaneció la "Incógnita" hasta Diciembre, en que retornó a España, tomando antes posesión de estas tierras desiertas para la Corona de Castilla. A poco de regresar la Incógnita, en 1541 Alonso de Santa Cruz publicó su "Islario"; en cuyo mapa XV incorpora estas islas sesenta leguas al Este, paralelas a la boca del Estrecho, con esta leyenda: "Al oriente del puerto de San Julián... a cincuenta y un grados de altura". Es la ubicación de nuestras islas.
El primer antecedente británico llegaría recién el 14 de Agosto de 1592, cuando el corsario John Davis, desertor de su expedición, registró: "El día 14 fuimos arrojados entre ciertas islas nunca antes descubiertas, y sobre las cuales ningún relato conocido hace mención; yacen cincuenta leguas o más desde la costa este hacia el Norte, desde el estrecho". Esta versión ha sido criticada por muchos estudiosos. Davis no describió con precisión las coordenadas de su supuesto descubrimiento. Los pocos indicios que da tampoco lo ubican en Malvinas, sino directamente en mar abierto. La descripción que luego dieron algunos de sus marineros fue tachada de copia de las observaciones ya recabadas por otros exploradores.
Recién el 24 de enero de 1600 las islas fueron avistadas en forma indudable y descriptas con precisión por el marino holandés Sebald de Weert, al mando de la Gelof; que retornaba a Holanda, luego del naufragio del resto de su expedición. Las denominó Sebaldes o Sebaldinas; ubicadas sobre los 50° 40' de Latitud Sur, y a 60 leguas de la Patagonia. Por fin Europa había dado fehacientemente con las Malvinas.
Por: Juan Pablo Bustos Thames - Infobae
Es un misterio y fuente de debate. Los yámanas, un navegante chino, un desertor de la expedición de Magallanes, Américo Vespucio y otras hipótesis. El dudoso "descubrimiento" inglés
El Islario de Alonso Santa Cruz (1541) ubica las islas con bastante precisión
La presencia en el archipiélago del zorro-lobo malvinense, también denominado Guará (hoy extinto), especie evolucionada del primitivo "perro de los yámanas", abonó la teoría de que fueron los yámanas los primeros humanos en llegar a las islas.
Los yámanas o yaganes eran aborígenes que vivían en la mitad sur de Tierra del Fuego. Vecinos de los onas, que habitaban el norte de la isla. De naturaleza nómade, vivían de la pesca, la caza, y de la recolección de mariscos. Se desplazaban en canoas en las que eran bastante diestros. Navegaban por los canales fueguinos y llegaron hasta el Cabo de Hornos.
Los yámanes fueguinos, posiblemente los primeros humanos en pisar las islas Malvinas
Onas y yámanas tenían como mascotas un curioso canino, de mediano tamaño, llamado "perro yagán", "perro fueguino" o "perro de los yámanas". Fue descripto por el estudioso argentino Julio Popper en 1887: "Con orejas paradas y gruesa cola, tiene cierto parecido con el zorro, aunque su color es a veces enteramente blanco. Acostumbrado a apreciar en la raza canina su proverbial adhesión hacia el hombre, me causó extrañeza la circunstancia, observada repetidas veces, de que el perro fueguino carece absolutamente de esas calidades. Nunca los vi, por grande que fuera su número, tomar una actitud agresiva o bien defender a sus amos cuando éstos se hallaban en peligro. He averiguado además que no sirven para la caza del guanaco". No eran perros de caza ni de guardia. ¿Para qué servían entonces? Daban calor a los humanos, en las tolderías.
Un ejemplar de "guará" embalsamado
HALLAZGOS ANTROPOLÓGICOS AL SUR DE LA ISLA SOLEDAD APOYAN LA TESIS DEL AVISTAMIENTO SUDAMERICANO DEL ARCHIPIÉLAGO
Algunos creen que en uno de sus tantos viajes, en canoas, a Malvinas, los yaganes olvidaron a algunos perros, que luego se multiplicaron en la pradera de las islas. Allí evolucionaron, adquiriendo mayor tamaño, más pelaje y cambiando su pigmentación. Sin embargo, estudios de ADN que realizó la Universidad de California de Los Angeles en 2009, emparentaron a los extintos canes malvinenses con los "aguará guazú" de la región subtropical del este sudamericano; y determinaron que arribaron a las islas mucho antes de la llegada del hombre a Sudamérica. No obstante ello, otro dato que apoya la tesis del avistamiento sudamericano del archipiélago es que en el sur de la Isla Soledad se encontraron puntas de flechas, restos de una canoa y de madera; siendo que no hay árboles originarios de las islas.
En 2003 un historiador inglés aventuró la hipótesis de que el explorador chino Hong Bao descubrió las Malvinas y toda América del Sur hacia 1442; pero sin proporcionar fundamentos al respecto, ni documentación que la respaldase.
Los mapas de Américo Vespucio
El siguiente registro histórico de quien pudo haber descubierto el archipiélago corresponde al famoso navegante florentino, al servicio de Portugal, Américo Vespucio; que diera nombre al Nuevo Mundo. En mayo de 1501 partió de Lisboa, como parte de la expedición de Gonzalo Coelho. Por algún motivo, el florentino tomó el mando cuando navegaba por el Atlántico, a partir de los 32º de Latitud Sur. El 4 de Setiembre de 1504, ya de regreso a Lisboa, Vespucio escribió al entonces mandatario de Florencia, Piero Soderini su carta: "Lettera di Amerigo Vespucci delle isole nuovamente trovate in quatro suoi viaggi". Decía: "Y tanto navegamos por ese viento [del SE] que nos encontrábamos tan altos, que el polo del mediodía se elevaba fuera de nuestro horizonte 52° y no veíamos las estrellas... del puerto de donde partimos unas 500 leguas por el SE.... En medio de esta tormenta avistamos el día 7 de Abril una nueva tierra de la cual recorrimos cerca de 20 leguas encontrando la costa brava, y no vimos en ella puerto alguno ni gente, creo porque era el frío tan intenso que ninguno de la flota se podía remediar ni soportarlo". Se trata, como señala Paul Groussac, de un pasaje vago e impreciso. Dice que había cruzado los 52º de Latitud Sur (las Malvinas están a partir de los 51º21', aproximadamente; con lo cual podría tratarse de este archipiélago); pero por la descripción que formula de la costa, bien podría tratarse, también de la Patagonia argentina.
El navegante Américo Vespucio
No obstante, el polémico Vespucio se contradice con otra carta dirigida dos años antes a Lorenzo di Pierfrancesco de Médicis, titulada: "Mundus Novus"; donde admitió que navegó hasta los 50º de Latitud Sur. Al no encontrar costa, decidió volver a Portugal.
El registro posterior de las islas data de 1513 y es el famoso plano elaborado por almirante y cartógrafo turco Piri Reis, donde en forma sorprendente, dibuja todo el perfil reconocible de la costa oriental sudamericana, vagamente explorada en la época. Al margen del mapa, el otomano refiere como fuentes de su trabajo a un mapa de Cristóbal Colón, hallado en un barco español capturado por los turcos en 1501, cuatro mapas portugueses posteriores, y el informe de un prisionero, veterano de los viajes de Colón, capturado por los turcos, y reducido a la esclavitud por un tío del almirante. El extremo sur de América no está muy reconocible; ya que la costa patagónica está desplazada horizontalmente hacia arriba, quizás por falta de espacio en el pergamino, o por pretender llevar el globo terráqueo a un planisferio. Cerca de la boca de lo que sería el Estrecho de Magallanes puede apreciarse un archipiélago. La isla principal se muestra como "Isla de Sare" (en caracteres arábigos). Podrían tratarse de nuestras Malvinas. Una nota denota que están desiertas; y tienen una prolongada primavera. Se podría creer que Piri Reis se basó en Vespucio para confeccionar esta carta.
De 1519 (aproximadamente) data el "Mapamundi", que conforma el "Atlas Miller", una joya de la cartografía portuguesa de principios del Siglo XVI, y que se guarda en la Biblioteca Nacional de Francia. En ese planisferio circular de 33 cm de diámetro, magistralmente coloreado, se puede apreciar un archipiélago semejante a las Malvinas, frente del Estrecho de Magallanes (antes de su descubrimiento).
El Atlas Miller
Con posterioridad a 1520 abunda la localización de islas frente al Estrecho en la cartografía europea; lo que nos lleva a sospechar que las mismas fueron avistadas por algún buque español de la expedición de Fernando de Magallanes.
El piloto Esteban Gómez desertó de la expedición de Magallanes, usurpando el mando de la nave San Antonio, el 1º de Noviembre de 1520 (fecha del descubrimiento del Estrecho). En forma solapada, evitó introducirse en dicho paso, siguiendo a las otras tres naves de la flota; se amotinó y enfiló hacia el Noreste, de regreso a España, enemistado con el gran descubridor. En el camino debía toparse, necesariamente con las Malvinas. Sin embargo, no quedó documentado este descubrimiento y tampoco Gómez dijo nada al respecto en el proceso que después se le siguió en España; luego de arribar a Sevilla, el 6 de Mayo de 1521. No obstante ello, a partir de entonces, se popularizó la impresión de mapas, identificando a las islas como "Sansón"; que tal vez derivaba de "San Antón", apócope de "San Antonio", el nombre de la nao desertora.
Las islas "Sansón"
En la Biblioteca Nacional de París hay un mapa en "Le Gran Insulaire", Vol I, pág. 229, obra del fraile André Thevet, de 1586 (6 años antes de que los británicos se acercaran siquiera a las islas). Allí se lee: "Les isles de Sansón ou des Geants" (las islas de Sansón o de los Gigantes), en el preciso lugar donde deberían estar las Malvinas. Al lado hay una descripción del autor, que indica que estas islas le fueron referenciadas por un piloto portugués que integraba la expedición de Magallanes. Ello constituye una prueba de que la nao desertora muy probablemente avistó las islas y les dio esa denominación.Un mapa ubica las islas de "Sanson"
La próxima noticia corresponderá a otra expedición española de Simón de Alcazaba y Sotomayor, que al mando de las naves San Pedro y Madre de Dios, partió el 21 de Septiembre de 1534. Una tormenta en el Río de la Plata las separó, y volvieron a encontrarse providencialmente en la boca del Estrecho. Las crónicas registran el avistaje de unas islas: "Surgimos a la boca del estrecho; al otro día amaneció con nosotros la nao San Pedro, que había estado tomando agua en el puerto de Santo Domingo, y allí descubrió unas islas en la mar de las cuales hallaron mucha cantidad de bestias, aunque en verdad, de la mitad hacia arriba, parecían leones, por el bramido que daban y su ferocidad, y por el cerco que tenían y los colmillos". La San Pedro debió haber encontrado una colonia de elefantes marinos en las islas avistadas.
En Agosto de 1539 zarparon de Sevilla cuatro naves armadas por el obispo de Plasencia para colonizar el Estrecho de Magallanes, a donde arribaron tres de ellas en enero de 1540. Allí sufrieron un temporal, y se dispersaron. Una terminó arrastrada hacia las Malvinas, donde divisó dos islas. Se ha perdido el nombre de esta nave. La historia la bautizó como "Incógnita", pero se conservaron fragmentos de su bitácora, que da una reseña bastante aproximada a la geografía de las islas: pradera similar a la malvinense y perros; que podrían ser los "guarás". Allí permaneció la "Incógnita" hasta Diciembre, en que retornó a España, tomando antes posesión de estas tierras desiertas para la Corona de Castilla. A poco de regresar la Incógnita, en 1541 Alonso de Santa Cruz publicó su "Islario"; en cuyo mapa XV incorpora estas islas sesenta leguas al Este, paralelas a la boca del Estrecho, con esta leyenda: "Al oriente del puerto de San Julián... a cincuenta y un grados de altura". Es la ubicación de nuestras islas.
DAVIS NO DESCRIBIÓ CON PRECISIÓN LAS COORDENADAS DE SU SUPUESTO DESCUBRIMIENTO
El primer antecedente británico llegaría recién el 14 de Agosto de 1592, cuando el corsario John Davis, desertor de su expedición, registró: "El día 14 fuimos arrojados entre ciertas islas nunca antes descubiertas, y sobre las cuales ningún relato conocido hace mención; yacen cincuenta leguas o más desde la costa este hacia el Norte, desde el estrecho". Esta versión ha sido criticada por muchos estudiosos. Davis no describió con precisión las coordenadas de su supuesto descubrimiento. Los pocos indicios que da tampoco lo ubican en Malvinas, sino directamente en mar abierto. La descripción que luego dieron algunos de sus marineros fue tachada de copia de las observaciones ya recabadas por otros exploradores.
Recién el 24 de enero de 1600 las islas fueron avistadas en forma indudable y descriptas con precisión por el marino holandés Sebald de Weert, al mando de la Gelof; que retornaba a Holanda, luego del naufragio del resto de su expedición. Las denominó Sebaldes o Sebaldinas; ubicadas sobre los 50° 40' de Latitud Sur, y a 60 leguas de la Patagonia. Por fin Europa había dado fehacientemente con las Malvinas.
miércoles, 20 de agosto de 2014
Los Qom en Malvinas
Coraje qom en Malvinas
PostDateIcon Agosto 1st, 2014
El maestro e historiador Juan Chico publicó un libro en el que repasa la presencia de este pueblo del Chaco en las Islas. "Las Malvinas son indígenas", resume.
El reciente lanzamiento del libro Los Qom del Chaco en la Guerra de Malvinas: Una Herida Abierta, del docente e investigador Juan Chico, enriquece la mirada sobre los reclamos de soberanía y sobre las ideas de Patria, territorio Nacional e Identidad Argentina. "Vimos con agrado que en los últimos años el gobierno argentino instaló una posición de soberanía sobre Malvinas en la comunidad indoamericana y logró el apoyo total de los países de la Celac o la Unasur, pero, en nuestra opinión, le faltaba el componente de pueblos originarios, –le dijo Chico a Tiempo Argentino– esta investigación pretende visibilizar la participación indígena no sólo en la guerra de Malvinas sino en las invasiones inglesas en los ejércitos de Belgrano, San Martín y Güemes".
El libro bilingüe demandó a Chico y a su equipo de investigadores un trabajo de cinco años y es un recorrido histórico desde el 1800 hasta la actualidad, enriquecido de testimonios de indígenas que estuvieron en el frente de batalla el conflicto bélico que dio cierre al dictadura militar más cruenta de la Argentina. "Creemos que nuestro aporte es la inclusión de la voz de los pueblos indígenas –dice Chico–. Cuando hablamos de soberanía y de descolonización, no pueden estar ausentes las culturas que habitan este territorio en el Sur hace más de 12 mil años y en el Gran Chaco entre 2500 y 5 mil años".
El escrito –del cual en la primer edición se hizo una tirada breve de cien ejemplares– pone sobre la mesa, también, el hecho de que las Comandancias Militares de las Provincias Unidas del Río de la Plata datan de casi una década antes de la usurpación británica. "La presencia indígena es previa a la ocupación británica. Por eso queremos remarcar esto en el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, que las Malvinas no sólo son argentinas sino también indígenas", dice Chico y agrega: "Hoy, visibilizar la participación indígena en las Malvinas tiene un propósito descolonizador y es un acto de soberanía."
La presentación del libro se hizo en la Casa de la Memoria del Chaco, sede de la Comisión que recuerda, entre otros hechos dolorosos, los asesinatos de la dictadura de 1976 y la masacre de Napalpí, aquel genocidio de 200 indígenas a manos de la policía chaqueña y grupos de estancieros ocurrida el 19 de julio de 1924.
Chico se autodefine como "la cara visible de un grupo, la Asociación Napalpí, un grupo que nos dedicamos a visibilizar la cuestión indígena. No queremos rencor ni venganza, sino que pretendemos que se abandone la educación sarmientina, sobre todo las mentiras que se dijeron cuando se habló del malón, de los secuestros, de que los indios no querían trabajar, la elite dominante construyó en base a esos relatos un grupo de "malos" y nostros vemos ahora que el Proceso de Reorganización de Videla y compañía es continuidad del proceso de organización de Mitre y compañía".
Según la investigación, cuatro comunidades que habitan Chaco, de las etnias moqoit y qom, estuvieron en frentes de batalla en 1982. "Y también eso nos dice algo siempre los indígenas estuvieron en frentes de batalla y ahí hay una concepción ideológica de los militares –dijo Chico–. Hoy estamos en la Casa por la Memoria, sabemos lo que pasó acá, el terrorismo de Estado, secuestros, desaparición de personas, torturas; pero no nos olvidemos que nuestra democracia también está en Malvinas y es lo que nosotros venimos a aportar." «
Por iniciativa de la asociación de Veteranos Qom y Familiares de Caídos indígenas de Malvinas, junto con la asociación Comunitaria Aborigen Napalpi y la UP N° 72 del Barrio Cacique Pelayo de la localidad chaqueña de Fontana, el 26 de agosto es el día del veterano y caído Indígena en Malvinas del Chaco, precisamente, el día del alzamiento de Rivero y sus seguidores.
por Roly Villani
Fuente:
Diario Tiempo Argentino 1/8/2014
Días de Historia
PostDateIcon Agosto 1st, 2014
El maestro e historiador Juan Chico publicó un libro en el que repasa la presencia de este pueblo del Chaco en las Islas. "Las Malvinas son indígenas", resume.
El reciente lanzamiento del libro Los Qom del Chaco en la Guerra de Malvinas: Una Herida Abierta, del docente e investigador Juan Chico, enriquece la mirada sobre los reclamos de soberanía y sobre las ideas de Patria, territorio Nacional e Identidad Argentina. "Vimos con agrado que en los últimos años el gobierno argentino instaló una posición de soberanía sobre Malvinas en la comunidad indoamericana y logró el apoyo total de los países de la Celac o la Unasur, pero, en nuestra opinión, le faltaba el componente de pueblos originarios, –le dijo Chico a Tiempo Argentino– esta investigación pretende visibilizar la participación indígena no sólo en la guerra de Malvinas sino en las invasiones inglesas en los ejércitos de Belgrano, San Martín y Güemes".
El libro bilingüe demandó a Chico y a su equipo de investigadores un trabajo de cinco años y es un recorrido histórico desde el 1800 hasta la actualidad, enriquecido de testimonios de indígenas que estuvieron en el frente de batalla el conflicto bélico que dio cierre al dictadura militar más cruenta de la Argentina. "Creemos que nuestro aporte es la inclusión de la voz de los pueblos indígenas –dice Chico–. Cuando hablamos de soberanía y de descolonización, no pueden estar ausentes las culturas que habitan este territorio en el Sur hace más de 12 mil años y en el Gran Chaco entre 2500 y 5 mil años".
El escrito –del cual en la primer edición se hizo una tirada breve de cien ejemplares– pone sobre la mesa, también, el hecho de que las Comandancias Militares de las Provincias Unidas del Río de la Plata datan de casi una década antes de la usurpación británica. "La presencia indígena es previa a la ocupación británica. Por eso queremos remarcar esto en el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, que las Malvinas no sólo son argentinas sino también indígenas", dice Chico y agrega: "Hoy, visibilizar la participación indígena en las Malvinas tiene un propósito descolonizador y es un acto de soberanía."
La presentación del libro se hizo en la Casa de la Memoria del Chaco, sede de la Comisión que recuerda, entre otros hechos dolorosos, los asesinatos de la dictadura de 1976 y la masacre de Napalpí, aquel genocidio de 200 indígenas a manos de la policía chaqueña y grupos de estancieros ocurrida el 19 de julio de 1924.
Chico se autodefine como "la cara visible de un grupo, la Asociación Napalpí, un grupo que nos dedicamos a visibilizar la cuestión indígena. No queremos rencor ni venganza, sino que pretendemos que se abandone la educación sarmientina, sobre todo las mentiras que se dijeron cuando se habló del malón, de los secuestros, de que los indios no querían trabajar, la elite dominante construyó en base a esos relatos un grupo de "malos" y nostros vemos ahora que el Proceso de Reorganización de Videla y compañía es continuidad del proceso de organización de Mitre y compañía".
Según la investigación, cuatro comunidades que habitan Chaco, de las etnias moqoit y qom, estuvieron en frentes de batalla en 1982. "Y también eso nos dice algo siempre los indígenas estuvieron en frentes de batalla y ahí hay una concepción ideológica de los militares –dijo Chico–. Hoy estamos en la Casa por la Memoria, sabemos lo que pasó acá, el terrorismo de Estado, secuestros, desaparición de personas, torturas; pero no nos olvidemos que nuestra democracia también está en Malvinas y es lo que nosotros venimos a aportar." «
Con el gaucho Rivero
El Gaucho Rivero fue un entrerriano que alrededor de 1827 acompañó a la expedición de Luis Vernet a las Malvinas. Rivero tenía 20 años de edad cuando el 3 de enero de 1833 el Reino Unido ocupó por la fuerza las Islas. Seis meses después de la invasión, Rivero se sublevó en desacuerdo con la nueva situación al frente de un grupo de ocho gauchos e indios charrúas acriollados: Luciano Flores, Manuel Godoy, Felipe Salazar, Manuel González y Pascual Latorre. "Por ser gaucho y pobre, Mitre no consideró que Rivero fuera un héroe", dice Chico, polemizando con la historiografía oficial.Por iniciativa de la asociación de Veteranos Qom y Familiares de Caídos indígenas de Malvinas, junto con la asociación Comunitaria Aborigen Napalpi y la UP N° 72 del Barrio Cacique Pelayo de la localidad chaqueña de Fontana, el 26 de agosto es el día del veterano y caído Indígena en Malvinas del Chaco, precisamente, el día del alzamiento de Rivero y sus seguidores.
por Roly Villani
Fuente:
Diario Tiempo Argentino 1/8/2014
Días de Historia
miércoles, 13 de agosto de 2014
Relato de Colemil, un aborigen infante de marina
El valor del Colemil
Preparamos la defensa de la posición como estábamos acostumbrados, obras profundas, con refugios, trincheras de arrastre, depósito de municiones, etc., siempre estábamos trabajando en su perfección. Era la mejor forma de pasar el tiempo antes de entrar en combate, pues nosotros estábamos convencidos que íbamos a tener que combatir y el trabajo permanente era la mejor forma de superar la espera, según la tradición de la Infantería de Marina. Cuando sobrevino el asalto inglés vimos lo acertado de esa actitud. Los que no lo hicieron, sufrieron bajas gratuitas y no pudieron combatir con eficacia.
Dos días antes del ataque, concurrí al Servicio de Apoyo de Combate de la IM, allí el Teniente Scotto me dijo: "Vizcacha (otro apodo de Colemil) aquí tenés las alzas nocturnas recién llegadas, llevate éstas para fusil y para las ametralladoras". Me llevé tres para fusil, una entregué a mi Jefe, el Teniente Dachary, otra se la dí al Cabo Lamas y la tercera me la quedé. También cargué con seis alzas Litton para las máquinas (NR ametralladoras) y 5 o 6 visores nocturnos de cabeza que no nos fueron útiles. El día siguiente nos pasamos ejercitándonos con las miras nocturnas.
En la noche del 11 de junio el fuego artillero inglés se hizo mucho más intenso, incluso los barcos tiraron iluminando la altura. Cuando vi a los paracaidistas que atacaban, abrí fuego y se desató el combate de fusiles y ametralladoras. De mis tres ametralladoras, sólo una tenía un buen campo de tiro terrestre, (era la Nro 4 de los Conscriptos Guiseppetti, Inchauspe, Fernández y Scaglione), pues la habíamos preparado para combatir contra helicópteros y su visual horizontal no era buena. Pese a ese inconveniente la Nro 5 tiró hasta que se trabó, la 6 tiro algo más pero también se trabó y luego el fuego enemigo les impidió seguir combatiendo. Pero la Nro 4 tiró con gran eficacia y detuvo el ataque enemigo. Yo estaba algo alejado de la misma pero oía el combate hasta que fue acallada por una explosión, me dijeron que fue un misil Milán.
¡Esos Conscriptos de Infantería de Marina, sí que fueron heroicos!. Me contaron los Conscripto de IM Leivas y Ferreira que luego del combate -ya prisioneros- debieron enterrar a los caídos y en la pieza 4 los cuerpos estaban irreconocibles, todos QUEMADOS.
En mi caso, cuando se inició el combate traté de dirigir el fuego de la pieza 6 señalando los blancos con munición iluminante de mi fusil, ayudado por mi alza de visión nocturna, hasta que la máquina se trabó.
Luego quedé aislado por el combate, el fuego era durísimo, veía ingleses por todos lados. Quedé con los Conscriptos Ferrandís y Cardozo, ellos me acompañaron en forma intermitente durante todo el combate e incluso me ayudaron y curaron cuando fui herido en la cabeza. Ambos a su vez combatieron por el fuego y resultaron heridos por el fuego artillero propio. Ferrandís con esquirlas en las costillas y Cardozo con esquirlas en las piernas. Fueron dos sobresalientes combatientes estos dos Conscriptos de IM, ¡lástima que no se los condecoró!.
Con mi visor nocturno pude ver la aproximación de los ingleses. Serían las 22/23 horas cuando llegó a mi posición el Subteniente del Ejército Argentino Baldini con el Cabo Primero Ruiz; el Subteniente estaba lleno de coraje y excitado por el combate, me pidió un fusil, se lo sacó a un Conscripto y quiso correr hacia su Puesto de Comando, salió de mi posición abriendo fuego e insultando a los ingleses, fue abatido de inmediato. Lo mismo hizo el Cabo Primero Ruiz y cayó al lado de su Jefe. Eran dos hombres valientes.
Vi en un momento que el enemigo estaba tratando de recuperar un cañón sin retroceso propio que estaba cerca de mi posición, abrí fuego sobre ellos, vi caer a un inglés y luego se desató un fuego horroroso sobre mi posición. Allí me dije: si no combato estoy muerto. Empecé a arrastrarme de posición en posición y abrir fuego cada vez que veía un enemigo... Vi un inglés parado sobre un parapeto con un fusil con bípode, le tiré, cayó como fulminado, y luego le continué tirando a sus otros camaradas que se le querían acercar, seguramente para recuperar el fusil.
Serían las 23,30 horas más o menos cuando intenté asomarme en busca de blancos y recibí un tiro, que dio en la parte frontal de mi casco, lo perforó y luego se introdujo en mi cuero cabelludo y se detuvo en la nuca. Sentí que algo húmedo y tibio me corría por la cara y el cuello. Los Conscriptos Ferrandís y Cardozo me pusieron un apósito de curaciones pero siguió sangrando. Continué combatiendo a veces solo, otros con los Conscriptos antes mencionados, creo que batí otros blancos. A las 02:00 horas aproximadamente no replegamos hacia el Puesto de Comando de la Compañía B.
No sé en que momento fui herido en la pantorrilla con un proyectil de 9 mm, que aún no me fue extraído. Me fui quedando adormecido, seguramente por la pérdida de sangre y algunos me dieron por muerto. Permanecí horas boca abajo semi inconsciente, hasta que a eso de las 10:00 horas de la mañana gente de sanidad inglesa me recogió. Ellos trataban igual y con el mismo esmero a ingleses y argentinos. Me llevaron en helicóptero a un Hospital de sangre de San Carlos donde me operaron, en especial por la herida de la cabeza (Nota: por la forma de la herida que va desde la frente a la nuca recibió otro apodo por parte de sus camaradas, alcancía). Luego fui trasladado al buque británico Camberra, y posteriormente desde este buque al continente junto a otros heridos.
Por haber sido dado por "desaparecido" y visto por Conscriptos de su Sección herido, boca abajo y como muerto, cundió la noticia de su fallecimiento y hasta le rezaron una misa en Neuquén. Se lo ofrecieron sus compañeros de colegio, donde lo conocían como "Tata".
El actual Suboficial Superior Rafael COLEMIL, está felizmente casado y es padre de tres hijos, parece no dar gran importancia a su combate, pero nuestra Infantería de Marina valora el claro ejemplo profesional de lo que puede hacer un integrante de su Cuerpo debidamente adiestrado y templado. Así lo entendió la ARMADA toda que lo condecoró con la medalla al HEROICO VALOR EN COMBATE por: "Su alto valor combativo demostrando al continuar el combate, herido, sin enlaces con sus superiores y ejecutarlo por propia iniciativa hasta el agotamiento de sus fuerzas".
RELATOS HISTÓRICOS DE LA GUERRA DE MALVINAS
Preparamos la defensa de la posición como estábamos acostumbrados, obras profundas, con refugios, trincheras de arrastre, depósito de municiones, etc., siempre estábamos trabajando en su perfección. Era la mejor forma de pasar el tiempo antes de entrar en combate, pues nosotros estábamos convencidos que íbamos a tener que combatir y el trabajo permanente era la mejor forma de superar la espera, según la tradición de la Infantería de Marina. Cuando sobrevino el asalto inglés vimos lo acertado de esa actitud. Los que no lo hicieron, sufrieron bajas gratuitas y no pudieron combatir con eficacia.
Dos días antes del ataque, concurrí al Servicio de Apoyo de Combate de la IM, allí el Teniente Scotto me dijo: "Vizcacha (otro apodo de Colemil) aquí tenés las alzas nocturnas recién llegadas, llevate éstas para fusil y para las ametralladoras". Me llevé tres para fusil, una entregué a mi Jefe, el Teniente Dachary, otra se la dí al Cabo Lamas y la tercera me la quedé. También cargué con seis alzas Litton para las máquinas (NR ametralladoras) y 5 o 6 visores nocturnos de cabeza que no nos fueron útiles. El día siguiente nos pasamos ejercitándonos con las miras nocturnas.
En la noche del 11 de junio el fuego artillero inglés se hizo mucho más intenso, incluso los barcos tiraron iluminando la altura. Cuando vi a los paracaidistas que atacaban, abrí fuego y se desató el combate de fusiles y ametralladoras. De mis tres ametralladoras, sólo una tenía un buen campo de tiro terrestre, (era la Nro 4 de los Conscriptos Guiseppetti, Inchauspe, Fernández y Scaglione), pues la habíamos preparado para combatir contra helicópteros y su visual horizontal no era buena. Pese a ese inconveniente la Nro 5 tiró hasta que se trabó, la 6 tiro algo más pero también se trabó y luego el fuego enemigo les impidió seguir combatiendo. Pero la Nro 4 tiró con gran eficacia y detuvo el ataque enemigo. Yo estaba algo alejado de la misma pero oía el combate hasta que fue acallada por una explosión, me dijeron que fue un misil Milán.
¡Esos Conscriptos de Infantería de Marina, sí que fueron heroicos!. Me contaron los Conscripto de IM Leivas y Ferreira que luego del combate -ya prisioneros- debieron enterrar a los caídos y en la pieza 4 los cuerpos estaban irreconocibles, todos QUEMADOS.
En mi caso, cuando se inició el combate traté de dirigir el fuego de la pieza 6 señalando los blancos con munición iluminante de mi fusil, ayudado por mi alza de visión nocturna, hasta que la máquina se trabó.
Luego quedé aislado por el combate, el fuego era durísimo, veía ingleses por todos lados. Quedé con los Conscriptos Ferrandís y Cardozo, ellos me acompañaron en forma intermitente durante todo el combate e incluso me ayudaron y curaron cuando fui herido en la cabeza. Ambos a su vez combatieron por el fuego y resultaron heridos por el fuego artillero propio. Ferrandís con esquirlas en las costillas y Cardozo con esquirlas en las piernas. Fueron dos sobresalientes combatientes estos dos Conscriptos de IM, ¡lástima que no se los condecoró!.
Con mi visor nocturno pude ver la aproximación de los ingleses. Serían las 22/23 horas cuando llegó a mi posición el Subteniente del Ejército Argentino Baldini con el Cabo Primero Ruiz; el Subteniente estaba lleno de coraje y excitado por el combate, me pidió un fusil, se lo sacó a un Conscripto y quiso correr hacia su Puesto de Comando, salió de mi posición abriendo fuego e insultando a los ingleses, fue abatido de inmediato. Lo mismo hizo el Cabo Primero Ruiz y cayó al lado de su Jefe. Eran dos hombres valientes.
Vi en un momento que el enemigo estaba tratando de recuperar un cañón sin retroceso propio que estaba cerca de mi posición, abrí fuego sobre ellos, vi caer a un inglés y luego se desató un fuego horroroso sobre mi posición. Allí me dije: si no combato estoy muerto. Empecé a arrastrarme de posición en posición y abrir fuego cada vez que veía un enemigo... Vi un inglés parado sobre un parapeto con un fusil con bípode, le tiré, cayó como fulminado, y luego le continué tirando a sus otros camaradas que se le querían acercar, seguramente para recuperar el fusil.
Serían las 23,30 horas más o menos cuando intenté asomarme en busca de blancos y recibí un tiro, que dio en la parte frontal de mi casco, lo perforó y luego se introdujo en mi cuero cabelludo y se detuvo en la nuca. Sentí que algo húmedo y tibio me corría por la cara y el cuello. Los Conscriptos Ferrandís y Cardozo me pusieron un apósito de curaciones pero siguió sangrando. Continué combatiendo a veces solo, otros con los Conscriptos antes mencionados, creo que batí otros blancos. A las 02:00 horas aproximadamente no replegamos hacia el Puesto de Comando de la Compañía B.
No sé en que momento fui herido en la pantorrilla con un proyectil de 9 mm, que aún no me fue extraído. Me fui quedando adormecido, seguramente por la pérdida de sangre y algunos me dieron por muerto. Permanecí horas boca abajo semi inconsciente, hasta que a eso de las 10:00 horas de la mañana gente de sanidad inglesa me recogió. Ellos trataban igual y con el mismo esmero a ingleses y argentinos. Me llevaron en helicóptero a un Hospital de sangre de San Carlos donde me operaron, en especial por la herida de la cabeza (Nota: por la forma de la herida que va desde la frente a la nuca recibió otro apodo por parte de sus camaradas, alcancía). Luego fui trasladado al buque británico Camberra, y posteriormente desde este buque al continente junto a otros heridos.
Por haber sido dado por "desaparecido" y visto por Conscriptos de su Sección herido, boca abajo y como muerto, cundió la noticia de su fallecimiento y hasta le rezaron una misa en Neuquén. Se lo ofrecieron sus compañeros de colegio, donde lo conocían como "Tata".
El actual Suboficial Superior Rafael COLEMIL, está felizmente casado y es padre de tres hijos, parece no dar gran importancia a su combate, pero nuestra Infantería de Marina valora el claro ejemplo profesional de lo que puede hacer un integrante de su Cuerpo debidamente adiestrado y templado. Así lo entendió la ARMADA toda que lo condecoró con la medalla al HEROICO VALOR EN COMBATE por: "Su alto valor combativo demostrando al continuar el combate, herido, sin enlaces con sus superiores y ejecutarlo por propia iniciativa hasta el agotamiento de sus fuerzas".
RELATOS HISTÓRICOS DE LA GUERRA DE MALVINAS
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