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sábado, 28 de diciembre de 2019

POW: Los 12 del Patíbulo en Malvinas

Interrogatorios, hacinamiento y eternos días como prisioneros en Malvinas: la historia desconocida de "los 12 del patíbulo”

Pasaron a la historia como un grupo de oficiales y suboficiales argentinos que los ingleses mantuvieron prisioneros hasta un mes después de finalizada la guerra. Infobae dialogó con cinco de ellos y por primera vez cuentan sus experiencias sobre esas horas de encierro después de las cruentas batallas

Por Adrián Pignatelli || Infobae


Se bautizaron como "Los 12 del Patíbulo”. Oficiales y suboficiales de las tres fuerzas que combatieron en Malvinas y que hasta el 14 de julio de 1982 -un mes después de la rendición- permanecieron como prisioneros de los ingleses en la islas.

De Ejército: el teniente Carlos Chanampa, los subtenientes José Eduardo Navarro y Jorge Zanela, los sargentos primeros Guillermo Potocsnyak, Vicente Alfredo Flores y José Basilio Rivas y el sargento Miguel Moreno. De la Fuerza Aérea: el mayor Carlos Antonio Tomba, el teniente Hernán Calderón y el alférez Gustavo Enrique Lema. De la Armada: el capitán de Corbeta Dante Juan Manuel Camiletti y el sargento infante de marina Juan Tomás Carrasco.

Diez de ellos caerían prisioneros luego del combate de Pradera del Ganso -entre el 27 y el 29 de mayo- los otros dos, Camiletti y Carrasco fueron capturados días después.

El viejo frigorífico

“Me acuerdo del día de la rendición. Fue en un descampado. El momento más triste de mi vida”, contó José Navarro, por entonces un joven subteniente de 21 años, correntino, hoy general, que había ido a la guerra con el Grupo de Artillería Aerotransportado 4. “Recuerdo el silencio increíble de 600 hombres formados en una especie de cuadro”.

Esas primeras amargas horas se empañaron aún más cuando, estando alojados en un galpón de esquila de ovejas, escucharon una explosión. Vieron a un inglés que, “por cuestiones humanitarias”, como se excusó, remataba a un soldado argentino herido al estallarle una munición que había sido obligado a trasladar.

“Fue en ese momento que dijimos que no trabajaríamos más, creo que fuimos nosotros los que inauguramos los piquetes en el país”.

La guerra había terminado, pero de alguna manera continuaba. Ya en San Carlos, los encerraron en una pieza de tres por dos del viejo frigorífico, que tenía incrustada en una de sus paredes una bomba argentina de 250 kilos, sin explotar. Aún conservaba su paracaídas.


El histórico dibujo: en primer plano, en el centro, Tomba; a la izquierda, Chanampa, Zanela, Navarro, Lema. A la derecha, Camiletti, Calderón, Carrasco, Potocsnyak, Moreno, Rivas y Flores

Por las mañanas, hacían cola para retirar un termo con te y galletitas y como no disponían de jarros, debieron ir a un basural cercano a buscar latas, que lavaban con el agua de mar.

Dormían en el piso, vestidos, acurrucados, con la boina puesta. Pero lo problemático fue el baño. En uno de los rincones de ese reducido espacio, había un tacho de 200 litros cortado al medio. Cuando alguien lo usaba, el resto debía darse vuelta, hasta que pudieron conseguir una manta con la que improvisaron un biombo. Cada tanto, debían llevar el tacho a desagotar su contenido a orillas del mar.

En el tiempo que permaneció prisionero, fueron llevados de un lado para el otro. Un día los embarcaron en el Sir Edmund. “Vuelven a la Argentina”, les anunciaron. Pero no era verdad. Como en las películas, Navarro fue interrogado en un camarote, encandilado por una potente luz. Un interrogador inglés, que hablaba un español muy castizo, lo ametralló a preguntas: ¿Cómo había llegado a las islas? ¿De dónde provenía la artillería de Darwin?. Y la cuestión que desvelaba a los británicos: “¿Usted sabe que hubo crímenes de guerra en San Carlos?”.

Los ingleses buscaban al teniente Carlos Daniel Esteban, quien habría derribado un helicóptero que los británicos sostenían que transportaba heridos. Lo que ellos nunca se percataron era que Esteban estaba alojado en el mismo buque. Nunca lo ubicarían.

A Navarro lo llevaron nuevamente al frigorífico y lo encerraron en una cámara frigorífica de seis por cinco, con paredes de corcho. Tenía una sola puerta, con una ventana a la que le habían roto el vidrio para que pudiese entrar el aire. Una lamparita que colgaba del techo era la única iluminación.

Ahí nació el grupo de “Los 12 del patíbulo”.

No les hablaron durante días ni fueron interrogados, lo que le hicieron perder la noción del día y la noche. Permanecían en ropa interior por el calor y volvieron a convivir con el inmundo tacho de 200 litros cortado al medio.

Luego de un día y medio sin probar bocado, les llevaron algo de comida, que nunca supieron si era un guiso o una sopa de pollo. Tenían hambre, pero no cubiertos. Fue el mayor Carlos Tomba el que tomó la delantera: “Yo voy a comer con la mano”, y todos lo imitaron. En una nueva visita al basural, se hicieron de cucharas y de latas.

Luego, fueron llevados a un buque. Cuando escucharon por los parlantes el himno inglés que se confundía con gritos de alegría, comprendieron que todo había terminado. Era el 14 de junio. El capitán inglés lo corroboró cuando se acercó para darles palabras de aliento.

La bandera, trofeo de guerra

Navarro recordó que entonces la vigilancia se relajó, a tal punto que al capitán de corbeta Dante Camiletti se le había ocurrido la locura de tomar el control del barco. Pero a los ingleses no les preocupaban los prisioneros, pero sí se los veía temerosos de la aviación argentina y especialmente de los Exocet.


La bandera que tomó Navarro; años después fue enmarcada por sus amigos.

En el Sir Edmund regresaron al continente. Fue cuando Navarro entró a un camarote cualquiera, y tomó una bandera inglesa. “¡Pedazo de boludo!”, le recriminaron sus compañeros. Alcanzaron a ocultarla dentro de un panel del techo del camarote antes que los ingleses, muy alterados y revisando cada rincón del barco, los descubriesen.

Cuando Navarro pisó el muelle en Puerto Madryn, no tuvo mejor idea que mostrarles a los ingleses la bandera, que aún conserva enmarcada junto con copias de los famosos dibujos que hizo Potocsnyak, uno de sus compañeros de encierro.

“¿Usted sabe lo que significa rendirse justo el Día del Ejército?”, preguntó sin esperar una respuesta el santafecino de raíces croatas Guillermo Potocsnyak, el del apellido difícil de pronunciar. Por algo le dicen “Poto” o “Coco” a este corpulento sargento ayudante, que fue a las islas como sargento primero en el Regimiento de Infantería 12.

Un artista en el grupo

Luego de combatir en Pradera del Ganso y en la Bahía de San Carlos, fue hecho prisionero. Cuando ayudaba a recoger los cuerpos de los argentinos muertos, tropezó con un cuerpo congelado que, de pronto, movió los ojos. Lo puso arriba de un capot de un Carrier. Ese soldado, con quien se encontraría años después, perdería una pierna, pero le había salvado la vida.

Potocsnyak fue un personaje popular entre sus pares y por sus carceleros: es que sabía dibujar. Cambiaba chocolates y cigarrillos por papel, lápices y biromes y así los dibujos comenzaron a circular, sin distinción de banderas. Dijo que muchos de ellos deben estar en Gran Bretaña.

Es el autor del famoso dibujo de los 12 oficiales que estuvieron prisioneros hasta el 14 de julio. En un primer plano se ve a Tomba, y puede notarse claramente una especie de riñonera que todos llevan, que era el salvavidas. Aún después del 14 de junio, los británicos no descartaban ataques de la aviación argentina.


Los 6 de San Carlos. Otro de los tantos dibujos que realizó Potocsnyak durante su encierro.

Al ver el dibujo, sugirió alguien, que no recuerda quien. “Ponele los 12 del patíbulo…”. Refiere al título de una película bélica de 1967, en la que una docena de presos peligrosos debían cumplir con una arriesgada misión en territorio alemán durante la Segunda Guerra Mundial.

Potocsnyak rememora que cada tanto los ingleses, muñidos de bastones, los sometían a requisas, mientras debían pararse de cara a la pared. Cuando le dijo a un inglés “metete ese bastón en el c…”, el británico le respondió “no te hagas el vivo que hablo español mejor que ustedes”.

En la posguerra, Potocsnyak enviudó y con los años, en un curso donde estaba estudiando croata -posee la doble nacionalidad- conoció a su segunda esposa. “La familia fue la que primero ayudó”, confesó. Tiene dos hijos y cuatro nietos. Estudió el profesorado de Historia, no para enseñar sino “para entender lo que vivimos allí, y también como una forma de sentirme útil”. Porque su vida como veterano no fue sencilla. De Córdoba, donde se había radicado, tuvo que irse ya que siempre le preguntaban por la guerra y sentía que no podía hacer ese click para dar vuelta la página. El tiempo ayudó a seguir con la vida. De ese famoso grupo de los “12”, remarca que el “mayor Tomba es un señor, una persona extraordinaria”.

Luego del capitán de corbeta Dante Camiletti, el mayor Carlos Tomba -quien combatió piloteando Pucará- era el oficial de mayor graduación. Este mendocino de 36 años, fue quien asumió el liderazgo de ese grupo tan heterogéneo. Hoy este brigadier retirado, que vive en Mendoza, donde su apellido tiene una rica trayectoria en la historia provincial.


Restos del Pucará que piloteaba Tomba, en Malvinas.

El primer tironeo con sus captores fue el de defender sus pertenencias, su casco y las perneras del asiento eyectable. Las lograría conservar junto a un pijama que le había dado su esposa. El casco y las perneras se exhiben en el museo de la Fuerza Aérea de Córdoba.

Evoca que los primeros días fueron los peores. Cuarenta y ocho horas sin agua, y después una lata de paté. Como no sabían lo que pasaría al día siguiente, sólo comían la mitad de su contenido.

Como hablaba inglés fue el interlocutor del grupo y el intérprete con el médico británico que atendió a los heridos argentinos. También negoció quitar de la diminuta habitación el tacho donde hacían sus necesidades y logró cambiar a la hora local el horario de la comida, y no a la inglesa.

Fue Tomba el que vio cajas con misiles con las siglas “USAF”, de la fuerza aérea norteamericana.


Las perneras que pudo conservar Tomba y que hoy se exhiben en el museo de la Fuerza Aérea de Córdoba

Se preocupó por mantener la mente ocupada, ignoraban lo que ocurría en las islas, y no querían perder energía, ya que solían marearse por la falta de alimentación.

Urdió un plan de escape. Creyó encontrar un punto débil en la seguridad y una noche trepó una pared con la intención de perderse en la oscuridad. Un culatazo en la boca lo regresó a la realidad.

Recuerda haber vivido situaciones ruiseñas. Era el día 40 como prisionero, estaban en San Carlos y les habían permitido bañarse por primera vez. Los hicieron desnudar, le dieron a cada uno una toalla y les ordenaron correr 200 metros hasta una casilla. Allí, sobre el techo, un inglés les arrojaba agua caliente.

“Haga lo que pueda”

En 1982 Chanampa. era un teniente de 27 años. Desde Villa Dolores, donde está radicado, contó que cuando se rindieron, estaban exhaustos y así se lo hicieron saber a los ingleses cuando los pusieron a cavar pozos para letrinas y recoger municiones.

Es crítico con la conducción de la guerra. No podía creer lo que le contestaron cuando solicitó vehículos para mover piezas de artillería para hostigar el avance inglés. “No tengo con qué remolcar los cañones”, informó. “No sé, consiga caballos, haga lo que pueda”, recibió como respuesta. Recibían órdenes que eran imposibles cumplir.

En los primeros días como prisionero, dormía junto a otros argentinos en catres improvisados con cajas de municiones.

Fue sometido a dos interrogatorios. El primero en el frigorífico de San Carlos y el segundo en un corral de ovejas, separado por un curso de agua, donde fueron llevados en un gomón una mañana muy desapacible. A la intemperie los hicieron desnudar y luego de interrogarlos, vueltos a vestir, los llevaron de regreso.

De todas maneras, Chanampa aseguró que los ingleses conocían al dedillo las posiciones argentinas y su verdadera potencialidad. También le llamó la atención de que muchos de los soldados británicos eran muy jóvenes y que algunos oficiales con los que pudo hablar no demostraban mayor interés en la guerra.

Dijo que cuando en el grupo había un bajón anímico, lo superaban leyendo, en voz alta, cartas que algunos compañeros conservaban de sus familiares.

Chanampa fue uno de los tantos que debieron empezar de cero en varias oportunidades. Fue empleado de comercio, gerente de una empresa textil y directivo en una compañía de seguros. En Villa Allende parece haber encontrado su lugar en el mundo.

¿Prisioneros en la Isla Ascención?

A 500 kilómetros de Villa Allende, está el pueblo de O’Brien, que recuerda a un irlandés que se jugó la vida para nuestro país en las guerras de la independencia. Allí nació Jorge Gustavo Zanela, quien a sus 23 años y su jerarquía de subteniente partió a la guerra con el Grupo de Artillería 4, integrando la Fuerza de Tareas Mercedes.


La fotografía que los ingleses le tomaron a Zanela, con su número de prisionero.

Cuando cayó prisionero, fue llevado como tantos otros en un helicóptero Chinook a San Carlos. Estando en el frigorífico se entusiasmó cuando les dijeron que los llevarían al Uruguay, pero a último momento lo bajaron del barco junto a otros oficiales, seleccionados según su antigüedad y especialidad. Es más: aún Zanela conserva debajo del vidrio de su escritorio un certificado de la Cruz Roja con su traslado a la isla Ascención, cosa que nunca se concretó.

Fue interrogado por un inglés y oficiaba de intérprete un militar que vivía en el Peñón de Gibraltar. Insistían en conocer sobre las posiciones argentinas y por hacerse de los mapas.

Ocho libras para gastos

Zanela tiene la imagen vívida de los heridos ingleses por el ataque aéreo argentino sobre Bahía Agradable, muchos de ellos con graves quemaduras. Era el 8 de junio y fue considerado como el día más negro de la flota: los aviones argentinos hundieron tres buques, dañaron una fragata, y los ingleses tuvieron 56 muertos y 200 heridos.

Recuerda que "los 12 del patíbulo” estuvieron en un barco que cubría el cruce del Canal de la Mancha. Cada tanto, eran visitados por representantes de la Cruz Roja, en su mayoría uruguayos y españoles. A veces hasta discutiendo con los propios ingleses, estos funcionarios les tomaban sus datos como prisioneros de guerra y se llevaban cartas para sus familiares, que se despachaban vía Suiza.

Así como al resto de los prisioneros, le dieron 8 libras para gastos. Y como hicieron sus compañeros, gastaron lo mínimo y conservaron el resto como un recuerdo de la guerra.


Las 8 libras que recibió cada prisionero. Navarro las enmarcó.

Los últimos días habían conseguido una radio, y el grupo se enteró de la visita de Juan Pablo II. De la eliminación argentina del Mundial de fútbol los mismos ingleses se ocuparon en contarles.

Los gritos de júbilo de los ingleses indicaron la rendición argentina. Zanela no integró la gran masa de prisioneros que fueron llevados a Puerto Madryn. El permanecería con otros oficiales en San Carlos, mientras persistiese la amenaza de la Fuerza Aérea argentina, que en un primer momento no quiso acatar la orden de alto el fuego.

Finalmente, el 14 de julio los trasladaron a Puerto Argentino, donde embarcaron en el Norland. Una vez en el continente, se le prohibió hablar; en Trelew le dieron ropa limpia y luego de varias escalas, un avión del Ejército lo llevó a su unidad en Córdoba.

Actualmente, el coronel Jorge Zanela está al frente de la Oficina de Coordinación de Veteranos de Guerra de Malvinas. Su despacho en Palermo, es una suerte de pequeño museo de su paso por el conflicto del Atlántico Sur. Por supuesto, en una de las paredes cuelga el cuadro con una copia amarillenta del dibujo de “los 12 del Patíbulo”.

En el 2015, regresó a las islas. Volvió al frigorífico, abandonado y destruido. Aún estaba el agujero de la bomba argentina que no detonó. No lo dejaron entrar por el peligro de derrumbe.

En todos estos años, el grupo nunca pudo reunirse. Además, el teniente Hernán Calderón, falleció el 24 de marzo de 1983 en un vuelo de instrucción junto a un aspirante, y el sargento primero José Basilio Rivas murió el 22 de diciembre del 2001 en un accidente automovilístico.

Algunos se retiraron al poco tiempo, otros continuaron con sus carreras militares. Pero lo que nunca dejaron de pertenecer al grupo de “los 12 del Patíbulo”.

domingo, 24 de enero de 2016

Asalto sobre Monte Kent

Asalto en el Monte Kent



Monte Kent

El Asalto en el Monte Kent fue una escaramuza durante la Guerra de las Malvinas entre las fuerzas británicas y argentinas.

A finales de mayo, patrullas adelantadas del Servicio Aéreo Especial del Escuadrón G habían establecido que un número de altas cumbres con vistas a los defensas argentinos alrededor de Port Stanley, estaban en gran parte sin defensas, sobre todo después de que la reserva helitransportada argentina, el equipo de combate Solari (Compañía B, 12 Regimiento de Infantería) se fue en helicóptero a Goose Verde y el cuarto regimiento de infantería había recibido la orden de abandonar el Monte Challenger y tomar nuevas posiciones en los Montes Dos Hermanas y Harriet. Un elemento inicial de reconocimiento del Escuadrón D el Mayor Cedric Delves 'se insertó en la zona de Monte Kent en helicóptero el 25 de mayo, permitió que el resto de la escuadra para llegar con seguridad el 27 de mayo en el tiempo para hacer frente a una fuerte inserción de las Fuerzas Especiales de Argentina, bajo la mando del capitán Eduardo Villarruel, segundo al mando de la Compañía de Comandos 602. [3] El comandante de la Compañía de Comandos 602, el mayor Aldo Rico, había dado instrucciones a los cuatro comandantes de patrulla argentinos involucrados apoderarse de los Montes Kent y los picos de los alrededores con el fin de permitir que refuerzo adicional que heli-desembarcaran allí, a saber la escuadrilla 601a de Fuerzas Especiales de Gendarmería Nacional del Mayor José Ricardo Spadaro y del Mayor Oscar Ramón Jaimet. [4] la Compañía B, del sexto regimiento de infantería que también había tenido entrenamiento en combate nocturno el año anterior. [5 ] Las patrullas de SAS en la forma de Air Troop, Boat Troop y cuartel general táctico del Mayor Delves se encontró en apuros y se enfrentaron en una serie de acciones de patrullaje feroces con alrededor de 40 de las Fuerzas Especiales del Ejército de Argentina ante lo cual los argentinos finalmente se retiraron. Las Air Troop retrocedieron inicialmente pero volvieron de nuevo a la lucha, y lograron mantenerse en la cima del Monte Kent hasta que los refuerzos en forma de Royal Marines llegaron.

El primer compromiso durante el Asalto del Monte Kent se produjo durante la noche del 29 al 30 mayo de 1982 cuando la tercera Sección Asalto del capitán Andrés Ferrero de Compañía de Comandos 602 se encontró con una patrulla británica del Escuadrón D del 22 Servicio Aéreo Especial (SAS) en las laderas del Monte Kent. [6] Los británicos tomaron el control de la situación, pero a costa de dos soldados SAS heridos. [1] [7]

El operador de radio en la segunda Sección Asalto del capitán Tomás Fernández, sargento Alfredo Flores, [8] envió el siguiente mensaje de radio desde las laderas del Pico Bluff Cove en alrededor de 17:00 el 30 de mayo: "Estamos en problemas" y después de cuarenta minutos más tarde: "Hay ingleses a nuestro alrededor ... es mejor darse prisa". [1]

El primer teniente Márquez y el sargento Blas de la segunda Sección de Asalto, tenían alrededor de las 11 am hora local el 30 de mayo, [9] muestra un gran coraje personal y de liderazgo en la batalla patrulla que tuvo lugar en Bluff Cove Peak y se concedió a título póstumo la Nación Argentina a el Valor en Medalla de combate. Los Comandos argentinos al mando del capitán Fernández había tropezado literalmente en un campamento ocupado por 15 soldados del SAS. [10] [11]

En el Monte Simon, primera sección Asalto del capitán José Arnobio Verseci, escuchando a los intentos de la patrulla del capitán Fernández para escapar del cerco británico, decidió abandonar la función e intentar enlazar con el ingeniero de combate fuerzas del Batallón 601 que custodiaban Fitzroy. [12]



Ese día siguiente, otra emboscada SAS tiene lugar cuando el teniente comandante Dante Camiletti de de la patrulla de Comandos Anfibios (menos Camilletti y el cabo Juan Carrasco que había sido capturado en Montaña Verde y Teal Inlet respectivamente) después de regresar de reconocer de San Carlos, son emboscados en la parte inferior laderas de Estancia Montaña y sargentos Jesús Pereyra y Ramón López son gravemente heridos y capturados junto con cabos Pablo Alvarado y Pedro Verón que son capturados ilesos.

Esa noche, el capitán Peter Babbington K Company de 42 Commando, Royal Marines llegó cerca a través de helicópteros. Casi al mismo tiempo, la segunda Sección de Asalto, haber escondido todo el día, salió de su piel que tengan la intención de retirarse de la zona, pero fue atacado rápido y pesado de la SAS. [13] La visión de un tiroteo la noche en curso enfrentó K Compañía. Los infantes de marina tomaron rápidamente la tapa y después de la pelea de fuego se había apagado Mayor Cedric Delves del Escuadrón D, 22 SAS aparecido y les aseguró que todo estaba bien y que el SAS había destruido una patrulla argentina. [14] En realidad no hubo más víctimas en 2ª Sección Asalto del capitán Fernández, aunque uno de los miembros, el sargento Alfredo Flores, fue capturado en esta acción. [15]

Uno de los relatos del historiador estadounidense afirma lo siguiente:

El SAS finalmente logró rodear el principal grupo comando, consolidando en una posición cerca de la cima, y ​​les tendió una emboscada con uno de esos devastadores ataques, explosivos de fuego automático y GPMG fuego para los que el regimiento es famoso. [16]

El teniente de vuelo Andy Lawless, co-piloto del único superviviente de la RAF Chinook ('Bravo noviembre'), participó en la misión de entregar armas de artillería y municiones a la SAS y describe el accidente del helicóptero (posiblemente como resultado de la pequeña -arms incendio) poco después:

Sabíamos que el SAS fueron superados. Nuestro trabajo consistía en desembarcar 105 mm obuses] del 29 Regimiento de Artillería Real. Rose me dijo que el lugar de aterrizaje era plana y segura. La misión iba a ser volado toda la noche con gafas de visión nocturna. Tuvimos tres cañones de 105 mm en el interior y las paletas de municiones bajo lanzado con una honda. A continuación, la niebla de la guerra intervino. La tierra no era plana y cubierta de cantos rodados. No pudimos encontrar en cualquier lugar a la tierra y nos pasamos el tiempo de maniobra para dejar las cargas menores de colgado. Tuvimos que poner exactamente donde los artilleros querían porque no podían tirar los cañones muy lejos a través de la terrible terreno. Puedo recordar claramente las tropas en movimiento bajo el rotor disking disparando sus armas - esto no era parte del plan. Hubo disparos de artillería entrantes. Una vez que nos dejaron las armas que nos fuimos directamente a San Carlos para traer más armas y munición. Entonces llegamos a agua. Tuvimos suerte porque si hubiéramos golpeado tierra firme que habría sido muerto. Golpeamos a 100 nudos. La ola de proa se acercó la ventana de la cabina como nos acomodamos y los motores son flameados parcialmente fuera. Yo sabía que habíamos abandonado, pero no estaba seguro de si nos habían golpeado. Dick dijo que pensaba que había sido golpeado por fuego desde tierra. Cuando el helicóptero se instaló redujo la ola de proa. Tuvimos el colectivo sigue y el motor terminamos como salimos del agua como un corcho de una botella. Estábamos subiendo. [17]

La acción en el área de Monte Kent continuó, y alrededor de las 10 am del 31 de mayo, recién llegado Royal Marines divisó una columna de la Major Mario Castagneto Compañía de Comandos 601 avanzando en jeeps y motos para rescatar a las patrullas varados de Compañía de Comandos 602, pero los hombres de Castagneto fueron dispersados ​​y obligados a retirarse después de estar bajo fuego de mortero pesado que lesiona tanto Castagneto y Sargento Juan Salazar.

Hubo pérdidas en ambos lados de aeronaves como resultado directo de las operaciones se lleva por ambas fuerzas especiales británicas y argentinas en el área de Monte Kent. A lo largo de 30 de mayo de Royal Air Force Harriers eran activos en el Monte Kent. Uno de ellos, Harrier XZ963, piloteado por el líder del escuadrón Jerry Pook-hora de responder a una llamada de auxilio del Escuadrón D [18] -attacked faldas orientales de Monte Kent, y que dio lugar a su pérdida a través del fuego de armas pequeñas. A eso de las 11 a.m. en el mismo día, un Aerospatiale SA-330 Puma helicóptero fue derribado por un hombro-lanzado Stinger misiles tierra-aire (SAM) disparados por el SAS en las proximidades del Monte Kent. Seis Fuerzas Nacionales Especiales de la Gendarmería murieron y ocho más heridos en el accidente. [19]

La única muerte británica en las operaciones de SAS para contrarrestar patrullas comandos argentinos en el terreno elevado con vistas ocurrió Stanley común cuando una patrulla del SAS disparó accidentalmente con una patrulla del SBS en la madrugada del 2 de junio y sargento de las SBS Ian 'Kiwi' Nicholas Hunt fue muerto. [20]

El Brigadier Julian Thompson más tarde defendió su decisión de enviar patrullas SAS a reconocer el Monte Kent por delante del 42 Commando:

Fue una suerte que yo había ignorado las opiniones expresadas por Northwood [Sede militares británicos en Inglaterra] que el reconocimiento del Monte Kent antes de la inserción del 42 Commando era superfluo. Había D Escuadrón no hubiera estado allí, las Fuerzas Especiales de Argentina habría cogido el Comando antes de-cepillado y, en la oscuridad y la confusión en una zona de aterrizaje extraño, infligió bajas en hombres y helicópteros. [21]

El servicio aéreo especial ganó elogios para defender con éxito el Monte Kent y los picos de los alrededores. A partir de la citación para la Orden de Servicios Distinguidos ganado por Grandes Delves:

Tras el éxito del establecimiento de la cabeza de playa en San Carlos de agua, Major Delves tomó su escuadrón 40 millas detrás de las líneas enemigas y estableció una posición con vistas a la principal fortaleza enemiga en Port Stanley, donde eran conocidos al menos 7.000 soldados que basarse. Por una serie de operaciones rápidas, ataques de ocultamiento y relámpagos hábiles contra patrullas enviadas a buscarlo, él fue capaz de asegurar un firme control sobre el área después de diez días para las fuerzas convencionales para ser traídos. [22]

Un tanque Scorpion de los Blues & Royals ayudó a limpiar Monte Kent de las fuerzas especiales argentinas restantes y dedica las tropas del regimiento 4º de excavación en las laderas más bajas. De acuerdo con el artillero a bordo, Mark Flynn:

Paul Stretton y yo estábamos explorando duro por objetivos. Estaba usando sus prismáticos, tuve la vista de la pistola. Vi un par de Argies cavando en un hombro del suelo a unos 4 kilómetros de distancia. El cañón de 76mm del Scorpion tenía un alcance efectivo de 6 kilómetros, que los puso dentro del rango ... En un aumento de 10x, incluso en las condiciones nubladas me sorprendió la claridad con que podía verlos. Revestidos de gris y con casco gris, se parecía para mí un poco como a los soldados alemanes de la Segunda Guerra Mundial. El estudio de la zona con más cuidado, vi que había docenas de Argies desparramados a través de la cara de la pendiente. La mayoría ya estaban atrincherados, pero algunos todavía estaban ocupados en cavar nuevas trincheras en el suelo ósea ... He pulsado el botón de disparo. 'Fuego ahora'. La primera munición cayó fuera de la meta, golpeó el suelo a unos 200 metros delante de los argentinos y explotó en una lluvia de tierra y roca .... Seguí el trazador de color naranja que flotaba hacia el enemigo, entonces centrado en el dos argies, que parecían ajenos al hecho de que estábamos sobre ellos. Estaban de pie juntos cerca de la zanja. Para mí, parecía que pensaban que su propia artillería disparaba. La bala de alto explosivo de 76mm golpeó la escuadra derecha en el pecho del argie. Se convirtió en una niebla roja de la sangre ... Nos pusimos a acosar con fuego sobre el enemigo en serio, munición tras munición justo en medio de ellos ... En poco tiempo empezamos a oír devolver el fuego de artillería silbando por encima, pero estaba overshooting nuestra propia posición por un largo camino: en todo caso, parecía que los argies estaban disparando a los Paras subiendo a pie cerca de seis clics a nuestro oeste .. yo era inexperto en la guerra de tanques a continuación, así que cuando Paul Stretton dijo Frankie que nos movamos de que estaba tan sorprendido protesté: "Pero esta es una posición brillante! ' Estoy recibiendo golpes bajos y no nos pueden ver! ¿Por qué no nos quedamos aquí? Estábamos arruinando día del enemigo mientras que los párrafos e infantes de marina se adelantó. ¿Por qué íbamos a querer moverse? Stretton me ignoró. Era igual de bien:. Menos de treinta segundos después de mudarnos, una munición enemiga silbó y explotó en el lugar exacto que acabábamos dejamos [23]


3 PARA alcanzó Estancia Casa el 1 de junio, y poco después patrullas D Company encontró manchas de sangre y aderezos de campo indica que los heridos del primer sargento Raimundo Viltes bajo el cuidado de primer teniente Horacio Lauria había recibido los primeros auxilios allí junto con el especial de Marina argentina fuerzas heridos y comandos Gendarmería Nacional heridos, antes de ser evacuados. De acuerdo con el sargento Jerry Phillips:

Debe haber sido una pelea porque todas nuestras patrullas compañía de fusileros estaban informando de sangre, trozos de carne y vendajes dispersos por toda la zona. De la manera que las cosas estaban esparcidos SAS debe haber sido en contra de por lo menos setenta enemigo. [24]

En la noche 3-4 de junio, la tercera Sección de Asalto, 602a Compañía de Comandos regresó a las líneas delanteras británicas, llegando a la cima del Monte Challenger después de un enfoque difícil. A su regreso a Puerto Stanley mayor Aldo Rico, junto con el primer teniente Jorge Manuel Vizoso Posse, (segundo al mando de la patrulla) tratado de convencer al General de Brigada Oscar Jofre helicóptero hacia adelante una compañía de fusileros con el fin de atacar las baterías de artillería británicas del comandos afirmaron haber localizado el uso de sus prismáticos de la noche, pero un Jofre irritada les dijeron que ir y dejar el proceso de toma hasta la sede 10a Brigada de decisiones. [25]. Ruiz Moreno lo describe así

Arribaron al Challenger a eso de las diez de la noche. Desde allí se divisaba el monte Kent cuando salía la luna llena, oculta de a ratos por nubes. Había bastante luz como para observar con anteojos de largavista, o recurriendo a los visores nocturnos: era bien perceptible el vuelo incesante de helicópteros ... que transportaban artillería durante toda la noche ... Antes del amanecer la patrulla regresó, moviéndose de igual modo que al llegar. Desde Monte Harriet, en donde el mayor Rico lo aguardaba, el teniente primero Vizoso Posse transmitió por radio su información. Al arribar a la capital, ambos fueron al puesto de mando de la Brigada X en Stanley House para entrevistar al general Jofre. Vizoso estaba mojado y cubierto de barro: "Nunca olvidaré", contó, "la cara de asco con que me miró". Entró a explicar la situación al frente de Monte Challenger: — Aquí no hay nada, mi general; los helicópteros van para allá. Y le dio a entender que convenía atacar a los cañones ingleses por ese flanco descubierto, por su falta de defensa contra la infantería argentina, que no estaba lejos, aunque fuese con una sola compañía. El comandante de la Brigada lo interrumpió ásperamente: —¡Teniente primero: no haga apreciaciones!


El cuarto regimiento también llevó a cabo el patrullaje, y en la noche del 6 a 7 junio, el cabo Nicolás Albornoz junto con ocho reclutas cruzó Río Murrell y llegó a la zona de Monte Kent, donde vieron a un número de vehículos británicos, pero la patrulla de pronto cayó bajo fuego de mortero y tuvo que retirarse. [26]

Con la pérdida de esta tierra alta, los bombarderos de la Fuerza Aérea Argentina Canberra realicen varias bombardeos contra las tropas británicas se congregan en la zona. Su primer ataque, por seis Canberras contra posiciones de las tropas británicas en la zona del monte Kent, se llevó a cabo en la oscuridad antes del amanecer del 01 de junio después de Capitanes Ferrero y Villarruel se les dio un mapa de la zona y se les dijo para señalar las posiciones británicas allí. Lanza-Cabo Vicente Bramley recordó más tarde un ataque casi mortal llevado a cabo en las 3 posiciones para la noche del 09 de junio:

A la mañana siguiente de Inteligencia nos dijo que bombarderos Canberra Argies habían dejado caer su carga no tres centenares de metros de nosotros. Si nos hubieran golpeado el batallón no estaría hoy en día. Pasamos el día cavando zanjas a gran escala. Mejor tarde que nunca. [27]

Durante la noche del 9 al 10 junio, una patrulla de la lucha contra los informes, dispararon contra varios miembros de una sección de morteros de 45 Commando en las faldas del Monte Kent, matando a cuatro Marines Reales. [28]

Temprano el 10 de junio, una empresa Gurkha avanzó desde Bluff Cove cerca de Mount Kent [29] para establecer una base de patrulla desde la que llevar a cabo patrullaje agresivo, pero la Oficina de Observación Adelante en el Monte Harriet, el capitán Tomas Fox manchado la empresa y dirigida 155mm fuego de artillería en contra de ella, hiriendo a tres Gurkhas el 11 de junio. Al describir el momento en que se lesionó, Lance Corporal Gyanendra Rai que fue galardonado con la Medalla del Atlántico Sur, dijo:

Yo estaba absolutamente convencido de que iba a morir. Yo estaba en el dolor severo. Era como si alguien hubiera conducido un cuatro libras martillo por el lado de mi espalda. [30]

Referencias 


  1. David Aldea. "The Argentine Commandos on Mount Kent". britains-smallwars.com. Consultado el 04 de abril 2010.
  2. Gurkha que necesitaron herida de guerra tratado está excluido de Reino Unido, por Daniel BATES, MailOnline, 18 de junio 2007
  3. "El frío viento del Atlántico Sur ahogó los motores palpitantes de los dos restantes Chinooks argentinos que aterrizan en la tierra baja cerca del Monte Kent bajo el amparo de la oscuridad. Los cuarenta comandos bien camuflados que emergió divididos en tres equipos y se deslizó lentamente hacia la base de la montaña, parando, escuchando, observando las imágenes verdes y negras de la gafas de visión nocturna para escoger de fuentes de calor. El hombre clave de una patrulla del SAS en movimiento a lo largo de la pendiente más baja no se percató de la media docena de argentinos que habían manchado su silueta borrosas. Deslizándose con la cintura, empapando la turba húmeda, la mitad de los comandos se arrastraban alrededor del flanco de la patrulla británica para una emboscada en forma de L. Cuando estuvieron dentro de los veinte yardas de la patrulla abrieron fuego. El hombre SAS fue inmediatamente golpeado por municiones de 7,62 milímetros que golpearon el estómago y en el pecho, tos con sangre mientras caía. Los otros tres espaciados a cierta distancia detrás de él y se zambulló para la cubierta, devolviendo el fuego en todas las direcciones, ya que quedaron envueltos por una andanada de disparos de armas automáticas y granadas que hirieron a otro hombre SAS con metralla. Él tuvo que ser sacado en parte por los otros dos sobrevivientes se retiraron "Arostegui, Martin, Crepúsculo Warriors:. En el interior de las Fuerzas Especiales del Mundo, como un ladrón en la noche (capítulo), St. Martin Press, 1997
  4. "Era un comando del Ejército que había luchado contra el Ejército Revolucionario del Pueblo en la provincia de Tucumán durante la 'guerra sucia'. Completamente profesional y un soldado dedicado, que esperaba un alto nivel y ejerce la disciplina rígida pero justo. Fue a Jaimet que Brigadier General Jofre volvió cuando quería una empresa-heli transmitidas ". Van der Bijl, Aldea, Brigada de Infantería quinto en los Falkands, p. 161, Leo Cooper, 2003
  5. http://www.lanacion.com.ar/1362425-un-heroe-todos-los-heroes Un héroe, Todos Los Héroes lanacion.com, 03/04/2011
  6. "Los hombres de Ferrero avanzaron por las laderas empinadas, la idea de toparse con una patrulla británica o caminar en una emboscada mantenerlos alerta. Después de unos 500 metros Ferrero se adelantaron con dos hombres a investigar un ruido. Habían apenas cubierta de 50 metros cuando fueron ametralladora precisa y fuego de mortero de Aire Tropa, D Escuadrón. Primero-sargento Raimundo Viltes fue gravemente herido cuando una bala destrozó el calcañar ". Van Der Bijl, Aldea, Brigada de Infantería quinto en las Malvinas, p. 63
  7. "La falta de información sobre las operaciones amistosas llevó por primera teniente Horacio Lauria, un ingeniero de comando, a creer que el disparo provino de equipo de combate de Solari que creía que era en la zona. Pero el peso de fuego y el tipo de armas utilizado , claramente británico, conmocionó a los argentinos. Contra sus expectativas, el Monte Kent fue ocupada y un tiroteo confusa estalló. No estoy seguro de la fuerza de la oposición y con su sección dispersos, Ferrero decidió retirarse y, como otra tormenta de nieve precipitaba a través del sombrío cuestas, él, Oviedo y primera teniente Francisco Maqueda revueltos cuesta abajo en su en sus fondos, el envío de avalanchas ruidosas de piedras en cascada abajo de la montaña. El hundimiento repentino de rocas llevó Aire Tropa de creer que estaban en peligro de ser rodeado y se retiraron más alta hasta el Monte Kent, pastorear dos soldados heridos con ellos ". Van Der Bijl, Aldea, Brigada de Infantería quinto en las Malvinas, p. 63
  8. Comandos en Acción: El Ejército en Malvinas, Isidoro Ruiz Moreno, p. 258, Emecé Editores, 01/01/1986
  9. Nueve batallas a Stanley, Nicholas Van der Bijl, p. 148, Leo Cooper, 30/09/1999
  10. DawnWarriors: Dentro de las Fuerzas Especiales del Mundo. Martin C. Arostegui. p. 205. St. Martin Press, 15/01/1997
  11. "A eso de las 11 a.m. día siguiente, el 30, el capitán Fernández y su segunda Sección de Asalto, sabiendo que Ferrero había estado en contacto con British, salió de su escondite con la intención de ocupar Bluff Cove pico. Con el sargento Humberto Blas y Primer Teniente Daniel Oneto, primer teniente Rubén Márquez exploración por delante, la sección chocó con la Sede Tactical Air Service especiales y un tiroteo desarrollado. Márquez lanzó algunas granadas, pero todavía fue asesinado porque llevaba guantes y fue incapaz de utilizar su fusil FAL. Blas también murió ". Van Der Bijl, Aldea, Brigada de Infantería quinto en las Malvinas, p. 63, Leo Cooper, 2003
  12. Nueve batallas a Stanley, Nicholas Van der Bijl, p. 149, Leo Cooper, 30/09/1999
  13. quinto Brigada de Infantería en el Malvinas 1982, Nicholas Van der Bijl, David Aldea p. 65, Leo Cooper, 2003
  14. David Aldea. "Monte Kent". britains-smallwars.com. Consultado el 04 de abril 2010.
  15. "Fernández rompió el contacto y en la lucha por la colina sargento Alfredo Flores, el operador de la sección de radio, se cayó y fue eliminado. Cuando volvió en sí estaba preso en un claro patrulla de Servicio Aéreo Especial y fue interrogado más tarde en 'Hotel Galtieri' en el corral, en San Carlos, junto con los comandos del Ejército capturados en Top Malo House ". Van Der Bijl, Aldea, Brigada de Infantería quinto en las Malvinas, p. sesenta y cinco
  16. Martin Arostegui, op. cit, p. 205 16 Brigada de Asalto Aéreo: La historia de la Fuerza de Reacción Rápida de Gran Bretaña, Tim Ripley, pp 45-46, Cárcasas Publishers, 2008.
  17. La Royal Navy y la guerra de Malvinas, David Brown, p. 251, Leo Cooper, 1987
  18. "Puma argentino derribado por "misiles americanos" Stinger. En.mercopress.com. 12 de abril de 2002. Consultado el 07 de febrero 2010.
  19.  'recuerdo para las fuerzas especiales' ^ Malvinas Snowy pensamiento mans guerrero '
  20. Julian Thompson, No Picnic, p. 93, Cassell & Co, 2001.
  21. Malvinas Aftermath, p. 44, Marshall Cavendish, 1984
  22. Imán Bullet:.? Soldado Frontline más condecorado de Gran Bretaña, Mick Flynn, pp, Hachette Reino Unido,
  23. Dos Lados del Infierno - Se pasó semanas matarse unos a otros, ahora los soldados de ambos lados de La Guerra de las Malvinas contar su historia, Vincent Bramley, p. ?, John Blake Publishing, 2013
  24. Comandos en Acción: El Ejército en Malvinas, Isidoro J. Ruiz Moreno, p. ?, Emecé Editores, 1986
  25. Volveremos !, Jorge R. Farinella, p. 125, Rosario Editorial, 1984
  26. Excursión al Infierno: Monte Longdon. Una Historia Universal de Batalla, Vincent Bramley, p. 73, Pan Macmillan, 24/04/1992
  27. marines dispararon compañeros en conflicto de las Malvinas, el Glasgow Herald, 02 de diciembre 1986
  28. La Historia Oficial de la Campaña de las Malvinas, Lawrence Freedman, p. 525, Routledge,
    2004
  29. Gurkha who needs war wound treated is barred from UK, By DANIEL BATES, MailOnline, 18 June 2007

Wikipedia (en inglés)

martes, 14 de octubre de 2014

Malvinas: La patrulla de observación hacia San Carlos de la APCA

La Fracción Pereyra de la APCA
Segunda nota

Durante el Conflicto de Malvinas, los británicos desembarcaron masivamente el 21 de Mayo en la zona del establecimiento San Carlos en la Isla Soledad. Una vez asegurada la Cabeza de Playa, en los días siguientes, iniciaron una penetración hacia el Este con el fin de retomar Puerto Argentino, nuestra Base principal, a la vez que atacaron hacia el Sur en dirección a Darwin.

En Puerto Argentino casi nada se sabía del desembarco, ni siquiera si éste era el esfuerzo principal de los británicos o habría otros. Pese a ésto, la Conducción Militar en Puerto Argentino decidió enviar tres Patrullas terrestres a San Carlos con la Misión de "aclarar la Actividad Operativa en la zona".

Una de estas Patrullas, la de la Armada, estuvo integrada por Suboficiales Comandos Anfibios presentes en Puerto Argentino. A las órdenes del Capitán de Corbeta de Infantería de Marina Dante Juan Manuel Camiletti, quien se presentó como Voluntario para ejercer la Jefatura de la Patrulla pese a no ser Comando Anfibio. Debemos recordar que se da esta situación por el hecho de que el resto de los Comandos Anfibios se encontraban en Río Gallegos preparándose para una posible incursión sobre Malvinas.


Foto: Grupo de Comandos Anfibios en Puerto Argentino


El 24 de Mayo, la Patrulla embarcó en dos helicópteros del Ejército Argentino y se dirigió hasta Chata Hill a unos 50 Km al Oeste de Puerto Argentino. Este movimiento se efectuó con el fin de acortar lo más posible la marcha de la Patrulla sin ponerla en peligro, dada la proximidad del enemigo. En Chata Hill establecieron una Base de Patrulla Reducida (BPR) y enterraron parte de su material y abastecimiento con el fin de aligerar su equipo y utilizar esta base como lugar de reencuentro luego de cumplir con la Misión. Solo retuvieron la bolsa cama, buena cantidad de munición y víveres fáciles de transportar y luego esperaron la oscuridad para empezar sus movimientos. En la noche del 24 al 25 de Mayo, con una tenue llovizna se dirigieron hacia Bombilla Hill, altura importante desde donde se podía ver el extremo este de la ríe de San Carlos y el Cerro Montevideo, objetivo final de la Patrulla. Desde la zona de Bombilla Hill vieron que en el Cerro Montevideo ya se notaba una intensa actividad enemiga. Evidentemente la altura estaba ocupada, se oían ruidos de máquinas y se lograron ver helicópteros enemigos con misiones de transporte de cargas y otros en evidente patrulla. Por estas razones se descartó ocupar una Base Patrulla y Observatorio en dicho cerro, pero en su lugar se pensó en dirigirse hacia el Cerro Tercer Corral, altura importante ubicada más al sur-oeste, desde la cual se creía que se podía cumplir con la Misión impuesta.

En su marcha a Tercer Corral fueron sobrevolados varias veces por 2 Harriers. Durante el vadeo de un brazo del río San Carlos, perdieron parte de su equipo y se aligeraron del resto, a la vez que quedaron totalmente empapados. Continuaron su marcha prácticamente con lo puesto. El miércoles 26 Mayo, se llegó al Cerro Tercer Corral y se estableció una BPR. El Puesto de Observación se ubicó con una buena visión sobre el Cerro Montevideo y el Puerto San Carlos. Hasta el momento no se había podido establecer comunicaciones radiales con Puerto Argentino. El Capitán Camiletti adelantó movimientos para completar el cuadro de información que estaban obteniendo. Entusiasmado, posiblemente se expuso algo más que lo necesario, hecho que le acarreó fuertes cambios de opinión con los Comandos más veteranos.

Del análisis de la situación general se decidió dividir la Patrulla. Una parte "Fracción Basualdo", integrada por los Suboficiales de Infantería de Marina Miguel Ángel Basualdo y Ramón López y los Cabos Principales de Infantería de Marina Juan Héctor Márquez, Osvaldo César Ozán, Juan Carrasco y Pedro Baccili regresaría a Puerto Argentino con la importante información recogida y el resto con el Capitán Camiletti "Fracción Pereyra": Cabo Principal Enfermero Jesús A. Pereyra, Cabo Primero de Infantería de Marina Pablo Alvarado y los Cabos Segundos de Infantería de Marina Omar A. López y Pedro C. Verón, quedará en la zona tratando de ampliar aún más el cuadro de situación sobre el enemigo.

La Patrulla Basualdo tuvo un regreso realmente azaroso. En uno de sus movimientos fue tomado prisionero el Cabo Principal IM Juan Carrasco en Teal Inlet. En su recorrido Basualdo debió evitar las columnas británicas que marchaba en igual dirección y sentido, pero su mayor preocupación era, sin embargo, llegar al contacto con las propias líneas, las que ignoraban la existencia de esta Patrulla. Tuvieron la fortuna de encontrarse antes con Comandos del Ejército Argentino que estaban operando delante del frente propio. El Sargento Cisnero fue el nexo que permitió penetrar en las defensas propias sin inconvenientes, el domingo 30 de Mayo. De allí en más todo fue sencillo y pudieron transmitir al Comando Superior la información recogida que resultó valiosísima. El resto de los Comandos que quedaron en Tercer Corral a órdenes del Capitán Camiletti marcharon el 26 de Mayo en dirección a Montes Verdes a unos 300 mts al Oeste con el fin de aproximarse aún más al Establecimiento San Carlos.

Al día siguiente treparon la altura y a la madrugada se estableció una BPR. Con los visores nocturnos se detectó al enemigo en la cresta topográfica de esa misma altura. Se decidió dejar la Patrulla en ese lugar y el Capitán Camiletti y el Cabo Principal Pereyra avanzaron para observar mejor los movimientos del enemigo. El Cabo Pereyra le hizo notar a Camiletti el peligro que corría toda la Patrulla si eran descubiertos. El Capitán le ordenó a Pereyra a reunirse con el resto y él intentó avanzar algo más, ya en el crepúsculo matutino. El Cabo Pereyra y el resto de la Patrulla vieron claramente al enemigo que se movía en la altura y luego oyeron algunos disparos. Supusieron, con acierto, que el Capitán Camiletti habría sido descubierto y decidieron iniciar el regreso cumpliendo lo acordado con el Capitán.

Mientras marchaban de regreso observaron efectivos enemigos desplegados en cadena que exploraban la zona, avanzaban con mucha precaución y con una gran alerta. Tres Comandos de nuestra Patrulla se ocultaron en un pozo inundado, allí en cuclillas permanecieron con el agua helada hasta la cintura, tapados con algunas matas de pastos que afortunadamente lograron poner. El Cabo Verón, no tuvo tiempo ni lugar para entrar en el pozo y permaneció de espaldas y con su fusil sobre el pecho, en el agua en un socavón de 20 centímetros de profundidad de un chorrillo y también cubierto con pastos y ramas. El enemigo pasó prácticamente sobre ellos, pero no los descubrió.Cuando comenzó a oscurecer y habiendo permanecido varias horas en esas posiciones, con los cuerpos entumecidos por la temperatura del agua, del sector derecho se escuchó un disparo de fusil, seguido éste por una apertura de fuego de todas las armas en dirección al valle, donde estaba ocultos nuestros hombres, cuyos proyectiles pasaban por sobre las cabezas de los Comandos Anfibios. ¿Ejecutaban una exploración por el fuego?. Seguido de esto se produjo un silencio de 30 minutos aproximadamente, el cual fue roto por helicópteros que cumplían un movimiento constante en el sector. Para los Comandos Anfibios la noche sería el mejor momento para su desprendimiento. Recién con la oscuridad de la noche y luego de permanecer muchas horas en el agua helada, pudieron salir de la posición, primero arrastrándose porque tenían las piernas entumecidas por el frío, luego gateando para recuperar los movimientos, luego agazapados finalmente para proseguir el escape. También ellos marcharon entre tropas británicas que se dirigían a Puerto Argentino. Hasta que a mitad de camino, el lunes 31 de Mayo, al Sudeste de Monte Estancia fueron emboscados, dos de ellos fueron heridos gravemente (Pereyra y Lòpez) y los dos ilesos restantes (Alvarado y Verón) tomados prisioneros. Allí comenzó otra historia, la de su vida de prisioneros que no les fue fácil, ya que recibieron un trato muy duro por su condición de tropas especiales...

Relato: Referente al Capitán de Corbeta de Infantería de Marina Dante Juan Manuel Camiletti

Relatos Históricos de la Guerra de Malvinas

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Malvinas: La patrulla de observación hacia San Carlos de la APCA

La Patrulla Pereyra de la APCA


Durante el Conflicto de Malvinas, los británicos desembarcaron masivamente el 21 de Mayo en la zona del establecimiento San Carlos en la Isla Soledad. Una vez asegurada la Cabeza de Playa, en los días siguientes, iniciaron una penetración hacia el Este con el fin de retomar Puerto Argentino, nuestra Base principal, a la vez que atacaron hacia el Sur en dirección a Darwin.

En Puerto Argentino casi nada se sabía del desembarco, ni siquiera si éste era el esfuerzo principal de los británicos o habría otros. Pese a ésto, la Conducción Militar en Puerto Argentino decidió enviar tres Patrullas terrestres a San Carlos con la Misión de "aclarar la Actividad Operativa en la zona".

Una de estas Patrullas, la de la Armada, estuvo integrada por Suboficiales Comandos Anfibios presentes en Puerto Argentino. A las órdenes del Capitán de Corbeta de Infantería de Marina Dante Juan Manuel Camiletti, quien se presentó como Voluntario para ejercer la Jefatura de la Patrulla pese a no ser Comando Anfibio. Debemos recordar que se da esta situación por el hecho de que el resto de los Comandos Anfibios se encontraban en Río Gallegos preparándose para una posible incursión sobre Malvinas.



Foto: Grupo de Comandos Anfibios en Puerto Argentino

El 24 de Mayo, la Patrulla embarcó en dos helicópteros del Ejército Argentino y se dirigió hasta Chata Hill a unos 50 Km al Oeste de Puerto Argentino. Este movimiento se efectuó con el fin de acortar lo más posible la marcha de la Patrulla sin ponerla en peligro, dada la proximidad del enemigo. En Chata Hill establecieron una Base de Patrulla Reducida (BPR) y enterraron parte de su material y abastecimiento con el fin de aligerar su equipo y utilizar esta base como lugar de reencuentro luego de cumplir con la Misión. Solo retuvieron la bolsa cama, buena cantidad de munición y víveres fáciles de transportar y luego esperaron la oscuridad para empezar sus movimientos. En la noche del 24 al 25 de Mayo, con una tenue llovizna se dirigieron hacia Bombilla Hill, altura importante desde donde se podía ver el extremo este de la ríe de San Carlos y el Cerro Montevideo, objetivo final de la Patrulla. Desde la zona de Bombilla Hill vieron que en el Cerro Montevideo ya se notaba una intensa actividad enemiga. Evidentemente la altura estaba ocupada, se oían ruidos de máquinas y se lograron ver helicópteros enemigos con misiones de transporte de cargas y otros en evidente patrulla. Por estas razones se descartó ocupar una Base Patrulla y Observatorio en dicho cerro, pero en su lugar se pensó en dirigirse hacia el Cerro Tercer Corral, altura importante ubicada más al sur-oeste, desde la cual se creía que se podía cumplir con la Misión impuesta.

En su marcha a Tercer Corral fueron sobrevolados varias veces por 2 Harriers. Durante el vadeo de un brazo del río San Carlos, perdieron parte de su equipo y se aligeraron del resto, a la vez que quedaron totalmente empapados. Continuaron su marcha prácticamente con lo puesto. El miércoles 26 Mayo, se llegó al Cerro Tercer Corral y se estableció una BPR. El Puesto de Observación se ubicó con una buena visión sobre el Cerro Montevideo y el Puerto San Carlos. Hasta el momento no se había podido establecer comunicaciones radiales con Puerto Argentino. El Capitán Camiletti adelantó movimientos para completar el cuadro de información que estaban obteniendo. Entusiasmado, posiblemente se expuso algo más que lo necesario, hecho que le acarreó fuertes cambios de opinión con los Comandos más veteranos.

Del análisis de la situación general se decidió dividir la Patrulla. Una parte "Fracción Basualdo", integrada por los Suboficiales de Infantería de Marina Miguel Ángel Basualdo y Ramón López y los Cabos Principales de Infantería de Marina Juan Héctor Márquez, Osvaldo César Ozán, Juan Carrasco y Pedro Baccili regresaría a Puerto Argentino con la importante información recogida y el resto con el Capitán Camiletti "Fracción Pereyra": Cabo Principal Enfermero Jesús A. Pereyra, Cabo Primero de Infantería de Marina Pablo Alvarado y los Cabos Segundos de Infantería de Marina Omar A. López y Pedro C. Verón, quedará en la zona tratando de ampliar aún más el cuadro de situación sobre el enemigo.

La Patrulla Basualdo tuvo un regreso realmente azaroso. En uno de sus movimientos fue tomado prisionero el Cabo Principal IM Juan Carrasco en Teal Inlet. En su recorrido Basualdo debió evitar las columnas británicas que marchaba en igual dirección y sentido, pero su mayor preocupación era, sin embargo, llegar al contacto con las propias líneas, las que ignoraban la existencia de esta Patrulla. Tuvieron la fortuna de encontrarse antes con Comandos del Ejército Argentino que estaban operando delante del frente propio. El Sargento Cisnero fue el nexo que permitió penetrar en las defensas propias sin inconvenientes, el domingo 30 de Mayo. De allí en más todo fue sencillo y pudieron transmitir al Comando Superior la información recogida que resultó valiosísima. El resto de los Comandos que quedaron en Tercer Corral a órdenes del Capitán Camiletti marcharon el 26 de Mayo en dirección a Montes Verdes a unos 300 mts al Oeste con el fin de aproximarse aún más al Establecimiento San Carlos.

Al día siguiente treparon la altura y a la madrugada se estableció una BPR. Con los visores nocturnos se detectó al enemigo en la cresta topográfica de esa misma altura. Se decidió dejar la Patrulla en ese lugar y el Capitán Camiletti y el Cabo Principal Pereyra avanzaron para observar mejor los movimientos del enemigo. El Cabo Pereyra le hizo notar a Camiletti el peligro que corría toda la Patrulla si eran descubiertos. El Capitán le ordenó a Pereyra a reunirse con el resto y él intentó avanzar algo más, ya en el crepúsculo matutino. El Cabo Pereyra y el resto de la Patrulla vieron claramente al enemigo que se movía en la altura y luego oyeron algunos disparos. Supusieron, con acierto, que el Capitán Camiletti habría sido descubierto y decidieron iniciar el regreso cumpliendo lo acordado con el Capitán.

A la derecha, el cabo Jesús "el brujo" Pereyra (IMARA)

Mientras marchaban de regreso observaron efectivos enemigos desplegados en cadena que exploraban la zona, avanzaban con mucha precaución y con una gran alerta. Tres Comandos de nuestra Patrulla se ocultaron en un pozo inundado, allí en cuclillas permanecieron con el agua helada hasta la cintura, tapados con algunas matas de pastos que afortunadamente lograron poner. El Cabo Verón, no tuvo tiempo ni lugar para entrar en el pozo y permaneció de espaldas y con su fusil sobre el pecho, en el agua en un socavón de 20 centímetros de profundidad de un chorrillo y también cubierto con pastos y ramas. El enemigo pasó prácticamente sobre ellos, pero no los descubrió.Cuando comenzó a oscurecer y habiendo permanecido varias horas en esas posiciones, con los cuerpos entumecidos por la temperatura del agua, del sector derecho se escuchó un disparo de fusil, seguido éste por una apertura de fuego de todas las armas en dirección al valle, donde estaba ocultos nuestros hombres, cuyos proyectiles pasaban por sobre las cabezas de los Comandos Anfibios. ¿Ejecutaban una exploración por el fuego?. Seguido de esto se produjo un silencio de 30 minutos aproximadamente, el cual fue roto por helicópteros que cumplían un movimiento constante en el sector. Para los Comandos Anfibios la noche sería el mejor momento para su desprendimiento. Recién con la oscuridad de la noche y luego de permanecer muchas horas en el agua helada, pudieron salir de la posición, primero arrastrándose porque tenían las piernas entumecidas por el frío, luego gateando para recuperar los movimientos, luego agazapados finalmente para proseguir el escape. También ellos marcharon entre tropas británicas que se dirigían a Puerto Argentino. Hasta que a mitad de camino, el lunes 31 de Mayo, al Sudeste de Monte Estancia fueron emboscados, dos de ellos fueron heridos gravemente (Pereyra y Lòpez) y los dos ilesos restantes (Alvarado y Verón) tomados prisioneros. Allí comenzó otra historia, la de su vida de prisioneros que no les fue fácil, ya que recibieron un trato muy duro por su condición de tropas especiales...

Relato: Referente al Capitán de Corbeta de Infantería de Marina Dante Juan Manuel Camiletti

Relatos Históricos de la Guerra de Malvinas

sábado, 29 de junio de 2013

Agrupación Comandos Anfibios: La fracciones Pereyra y Basualdo de la APCA

Volviendo a leer..
Una observación innecesaria

Versión revisada, 2/8/11

Esta patrulla de Comandos Anfibios había llegado al área de San Carlos el día 26 de mayo de 1982. Partió de Puerto Argentino el día 24 y su aproximación se hizo por terrenos prácticamente dominados por el enemigo. Tuvo muchas bajas pero cumplió acabadamente con su misión. En esta anécdota qquiero rescatar un pasaje del accionar de la Patrulla, con el solo fin de señalar todo el profesionalismo y sacrificio de estos bravos Infantes de Marina.

Durante el Conflicto Malvinas, los británicos desembarcaron masivamente el 21 de mayo en la zona del establecimiento San Carlos en la Isla Soledad. Una vez asegurada la cabeza de playa, en los días siguientes, iniciaron una penetración hacia el Este con el fin de retomar Puerto Argentino, nuestra base principal, a la vez que atacaron hacia el Sur en dirección a Darwin.

En Puerto Argentino, 75 Km al este de San Carlos, casi nada se sabía del desembarco, ni siquiera si éste era el esfuerzo principal de los británicos o habría otros. Debemos recordar que la conducción argentina sufría enormes limitaciones para informarse sobre los movimientos del enemigo. Le sobraban razones; solo había 8 hs y 30 minutos de luz de día para fines de Mayo, con excesiva nubosidad y nieblas matinales, el dominio del aire era prácticamente británico. Además de la carencia de una razonable movilidad terrestre dada la imposibilidad de utilizar vehículos sumado a aires de marcha a pie de 1 Km/h con luz y 0,5 Km/h de noche. Mientras que las patrullas enemigas se movían libremente apoyadas por su dominio del aire y del mar.

Pese a las diferencias, la conducción militar en Puerto Argentino, decidió enviar tres patrullas terrestres a San Carlos con la Misión de "aclarar la actividad operativa en la zona".

 Una de estas patrullas, la de la Armada, estuvo integrada por Suboficiales Comandos Anfibios presentes en Puerto Argentino.


En una misión de observación avanzada, se creó la fracción “Pereyra” al mando del Capitán de Corbeta Dante Camiletti, junto al Cabo Primero IM Pablo Alvarado y los Cabos Segundos IM Omar A. López y Pedro C. Verón.


A las órdenes del Capitán de Corbeta de Infantería de Marina Dante Juan Manuel Camiletti, quien se presentó como voluntario para ejercer la jefatura de la Patrulla, pese a no ser Comando Anfibio. Debemos recordar que se da esta situación por el hecho de que el resto de los Comandos Anfibios se encontraban en Rio Gallegos (Santa Cruz) preparándose para una posible incursión sobre Malvinas ("Operación Buitre").

El 24 de mayo, la patrulla embarcó en dos helicópteros del Ejército Argentino y se dirigió hasta Chata Hill a unos 50 Km al Oeste de Puerto Argentino. Este movimiento se efectuó con el fin de acortar lo más posible la marcha de la patrulla sin ponerla en peligro, dada la proximidad del enemigo.

En Chata Hill establecieron una Base de Patrulla Reducida (BPR) y enterraron parte de su material y abastecimiento con el fin de aligerar su equipo y utilizar esta base como lugar de reencuentro luego de cumplir con la misión. Solo retuvieron la bolsa cama, buena cantidad de munición y víveres fáciles de transportar (chocolates, cigarrillos, galletitas. caramelos, caldos, pastillas de alcohol, etc)

Luego esperaron la oscuridad para empezar sus movimientos. En la noche del 24 al 25 MAY, con una tenue llovizna se dirigieron hacia Bombilla Hill, altura importante desde donde se podía ver el extremo este de la ría de San Carlos y el Cerro Montevideo, objetivo final de la patrulla.

Desde la zona de Bombilla Hill vieron que en el Cerro Montevideo ya se notaba una intensa actividad enemiga. Evidentemente la altura estaba ocupada, se oían ruidos de máquinas y se lograron ver helicópteros enemigo con misiones de transporte de cargas y otros en evidente patrulla. Por estas razones se descartó ocupar una Base Patrulla y Observatorio en dicho cerro, pero en su lugar se pensó en dirigirse hacia el Cerro Tercer Corral, altura importante ubicada más al sur-oeste, desde la cual se creía que se podía cumplir con la misión impuesta.

Ya en estos primeros movimientos se notó la necesidad de mantener la disciplina de marcha propia de los Comandos Anfibios y que atentaba contra este procedimiento, la velocidad que quería imponerle el Capitán Camiletti, lo que provoca unos de los roces innecesario entre el jefe y sus subordinados cuando entienden y llevan a la práctica doctrinas diferentes.

El Suboficial Comando más antiguo (Basualdo) reclama el apego a los procedimientos dada la evidente proximidad del enemigo "que estaba por todas partes" al decir de unos de los Cabos Comandos.

En su marcha a Tercer Corral fuero sobrevolados varias veces por 2 Harriers.

Durante el vadeo de una brazo del río San Carlos, perdieron parte de su equipo y se aligeraron el resto, a la vez que quedaron totalmente empapados. Continuaron su marca prácticamente con lo puesto.

El miércoles 26 Mayo, se llegó al Cerro Tercer Corral y se estableció una BPR. El Puesto de Observación se ubicó con una buena visión sobre el Cerro Montevideo y el Puerto San Carlos. Hasta el momento no se había podido establecer comunicaciones radiales con Puerto Argentino.

El Capitán Camiletti adelantó movimientos para completar el cuadro de información que estaban obteniendo. Entusiasmado, posiblemente se expuso algo más que lo necesario, hecho que le acarreó fuertes cambios de opinión con los Comandos más veteranos.

Del análisis de la situación general (a lo que se suma la situación anteriormente expuesta) se decidió dividir la Patrulla.

Una parte ("Fracción Basualdo", integrada por los Suboficiales de Infantería de Marina Miguel Ángel Basualdo y Ramón López y los Cabos Principales de Infantería de Marina Juan Héctor Márquez, Osvaldo César Ozán, Juan Carrasco y Pedro Baccili) regresaría a Puerto Argentino con la importante información recogida y el resto con el Capitán Camiletti ("Fracción Pereyra": Cabo Principal Enfermero Jesús A. Pereyra, Cabo Primero de Infantería de Marina Pablo Alvarado y los Cabos Segundos de Infantería de Marina Omar A. López y Pedro C. Verón), quedará en la zona tratando de ampliar aún más el cuadro de situación sobre el enemigo.

La Patrulla Basualdo tuvo un regreso realmente azaroso. En uno de sus movimientos fue tomado prisionero el Cabo Principal de IM Juan Carrasco en Teal Inlet. En su recorrido Basualdo debió evitar las columnas británicas que marchaba en igual dirección y sentido, lo que provoca que esta Patrulla se encolumne prácticamente detrás de las Unidades británicas, logrando evitar el contacto con el enemigo pese a que éstos conocían la existencia de nuestros Comandos en su zona debido a la captura de Carrasco.

Su mayor preocupación era, sin embargo, llegar al contacto con las propias líneas, las que ignoraban la existencia de esta Patrulla. Tuvieron la fortuna de encontrarse antes con Comandos del Ejército Argentino que estaban operando delante del frente propio. El Sargento Cisneros fue el nexo que permitió penetrar en las defensas propias sin inconvenientes, el domingo 30 de mayo.

De allí en más todo fue sencillo y pudieron transmitir al Comando Superior la información recogida que resultó valiosísima. El Sargento Cisneros caería en una emboscada enemiga días más tarde.

El resto de los Comandos que quedaron en Tercer Corral a órdenes del Capitán Camileti marcharon el 26 de mayo en dirección a Montes Verdes a unos 300 mts al oeste con el fin de aproximarse aún más al Establecimiento San Carlos. Al día siguiente treparon la altura a la madrugada se estableció una BPR.

Con los visores nocturnos se detectó al enemigo en la cresta topográfica de esa misma altura. Se decidió dejar la Patrulla en ese lugar y el Capitán Camiletti y el Cabo Principal Pereyra avanzaron para observar mejor los movimientos del enemigo. El Cabo Pereyra le hizo notar a Camiletti el peligro que corría toda la Patrulla si eran descubiertos. El Capitán le ordenó a Pereyra a reunirse con el resto y él intentó avanzar algo más, ya en el crepúsculo matutino.

El Cabo Pereyra y el resto de la Patrulla vieron claramente al enemigo que se movía en la altura y luego oyeron algunos disparos. Supusieron, con acierto, que el Capitán Camiletti habría sido descubierto y decidieron iniciar el regreso cumpliendo lo acordado con el Capitán.




Momento de la captura del Cap. Camiletti (IMARA) 

Mientras marchaban de regreso observaron efectivos enemigos desplegados en cadena que exploraban la zona, avanzaban con mucha precaución y con una gran alerta.


Tres Comandos de nuestra Patrulla se ocultaron en un pozo inundado, allí en cuclillas permanecieron con el agua helada hasta la cintura, tapados con algunas matas de pastos que afortunadamente lograron poner. Pereyra, Alvarado, López y Verón fueron los cuatro combatientes que permanecieron ocultos en pozos de agua. Los tres primeros permanecieron en fila y en cuclillas ocultos en un pozo inundado, con el agua hasta la cintura y tapados por una matas de pasto que lograron poner sobre ellos. El Cabo Verón, no tuvo tiempo ni lugar para entrar en el pozo y permaneció de espaldas y con su fusil sobre el pecho, en el agua en un socavón de 20 centímetros de profundidad de un chorrillo y también cubierto con pastos y ramas. El enemigo pasó prácticamente sobre ellos, pero no los descubrió. 


Cuando comenzó a oscurecer y habiendo permanecido varias horas en esas posiciones, con los cuerpos entumecidos por la temperatura del agua, del sector derecho se escuchó un disparo de fusil, seguido éste por una apertura de fuego de todas las armas en dirección al valle, donde estaba ocultos nuestros hombres, cuyos proyectiles pasaban por sobre las cabezas de los Comandos Anfibios. ¿Ejecutaban una exploración por el fuego?. Seguido de esto se produjo un silencio de 30 minutos aproximadamente, el cual fue roto por helicópteros que cumplían un movimiento constante en el sector.

Para los Comandos Anfibios la noche sería el mejor momento para su desprendimiento.

Recién con la oscuridad de la noche y luego de permanecer muchas horas en el agua helada, pudieron salir de la posición, primeros arrastrándose porque tenían las piernas entumecidas por el frío, luego gateando para recuperar los movimientos, luego agazapados finalmente para proseguir el escape. También ellos marcharon entre tropas británicas que se dirigían a Puerto Argentino.



Lo que sigue es una charla personal que mantuve con Jesús Pereyra, residente en Pehuen Có, una playa a 80km de Bahía Blanca. Pereyra estuvo en Malvinas desde la Operacion Rosario. Junto con su gente eran personal experimentado. Camiletti era oficial de reciente graduación, oficial de escritorio sin ninguna experiencia de campo. Sin embargo, como era oficial, fue puesto al mando de la mision de observación adelantada.

Pereyra me contó que la misión nunca tuvo razón de ser. El objetivo de la misma fue confirmar el desembarco británico, algo que la BBC ya habia transmitido y a poco nomás directamente mostraba imágenes en vivo. De hecho, Owen Grippa había ya volado sobre el sector con un MBB326 y atacado a la HMS Argonaut, confirmando la presencia británica. Sin embargo, los mandos navales diero el OK para esta misión. Pereyra al enterarse, supo que era una misión suicida, asi que no pidió voluntarios sino que fueron todos los miembros de la agrupación (nadie se quería hacer responsable de llevar a la muerte a nadie en particular, si iban a morir, iban todos.)

Tan pobremente preparado estaba Camiletti que llevaba sus vituallas en una mochila antártica, de color naranja fluor. A poco de comenzar la misión, Pereyra y sus hombres le dieron a conocer a Camiletti que sus ordenes serían "interpretadas" dada su falta de experiencia en combate (no iban a hacer todo lo que él ordenara dado que ellos consideraban que carecía de idoneidad). La patrulla arribó subrepticiamente a las playas de San Carlos y confirmó la presencia británica irradiando un parte a Puerto Argentino. A pesar de ello, Camiletti insistió en ver "mas de cerca" a los británicos. Es por ello que él solo fue capturado y los suboficiales no. La imagen de Camiletti, siendo encapuchado con una campera y con una Sterling apuntada a la cabeza, dio la vuelta al Mundo.






Traslado del Cap. Camiletti (IMARA) 

La versión del Capitán Camiletti enviada a este autor dice que "no es cierto [que] me ofrecí como voluntario para esa misión, sino que comandé la patrulla durante casi 2 meses, les conseguí alojamiento, vehículo para trasladarse, los saqué del letargo a pesar que se oponían a salir de misión como yo pretendía hacerlo diariamente. Lograr que saliéramos a recorrer la costa, a buscar infiltrados en las estancias próximas al mar, preparar emboscadas durante la noche en zonas aptas para el desembarco de patrullas inglesas". Respecto a su captura y a la razón de su avance en solitario hacia las posiciones inglesas, comenta "y la fracción que regresó era porque estaban muy cansados y no querían continuar avanzando y los que se quedaron era solo porque su estado físico era menos lamentables y además tuve que obligarlos a quedarse." (comunicación personal, 24/03/11) 



 Luego de la captura del oficial argentino y el estado de alerta general de las tropas inglesas, ocurrió efectivamente, las tropas británicas pasaron a centímetros de los soldados argentinos y no los detectaron. El escondite en sí, era una rajadura en la tierra por donde emergía una vertiente de agua de unos 40 cm de profundidad. Allí se ubicaron los tres desde las 8 AM de un día hasta las 2 AM del otro, en esa posición y mojados en el clima malvinense.



Ese mismo día, partieron hacia el cerro Dos Hermanas donde era el punto de reingreso a la zona argentina. Todo el trayecto fue muy lento porque fueron seguidos de cerca por patrullas del SAS y RM.

Al llegar al cerro Dos Hermanas, Pereyra me contó que "olfateó algo raro". Estaba todo muy tranquilo, sin movimientos de tropas en las alturas. Igual se acercaron y cuando estuvieron a unos metros los británicos, que habian recapturado el cerro el dia anterior, abrieron fuego. Una bala le pegó en la mochila de Pereyra, atravesando e incrustandosele en la espalda. Pereyra cayó prisionero. Camiletti, apenas llegó al continente, fue dado de baja y no se supo nada de él.

Hasta que a mitad de camino, el lunes 31 de mayo, al Sudeste de Monte Estancia fueron emboscados, dos de ellos fueron heridos gravemente (Pereyra y Lòpez) y los dos ilesos restantes (Alvarado y Verón) tomados prisioneros. Allí comenzó otra historia, la de su vida de prisioneros que no les fue fácil, ya que recibieron un trato muy duro por su condición de tropas especiales. 




Luego vino en el HMS Canberra y reingresó al servicio activo. Jamás la Armada le pidió que transmitiese a las nuevas generaciones de comandos anfibios sus experiencias en combate. Siempre hubo verguenza de mostrarlos. Producto de ello entró en una fuerte depresión y se embarcó en el viaje de la Fragata Libertad de 1984 como único veterano de guerra a bordo. En cada puerto norteamericano y europeo que tocó la fragata fue homenajeado por sus pares navales locales. Así, en Annapolis, marines y oficiales navales lo invitaron con una copa a que contara sus experiencias. Lo mismo le ocurrió en Francia, España e Italia. Los oficiales navales estaban ansiosos por escuchar sus experiencias, cuando lo mismo no ocurría de los propios colegas nacionales. 

Él no fue el unico. Sus compañeros de patrulla cayeron en profundas depresiones. Verón, que era de Misiones, pidió la baja y al tiempo fue arrestado por provocar incidentes. Pereyra, sacó de su propio sueldo los recursos y se fue a Posadas a sacarlo de la cárcel. Lo encontró vestido solo de remera, malla de baño y ojotas. Pagó la multa, lo sacó de la cárcel y lo encarrilló. Pereyra mismo pagó con su matrimonio las pesadillas que le provocaron Malvinas.

Hoy Pereyra esta de baja y da clases de seguridad náutica. Vive en Pehuen Co, una pequeña playa a 80km de Bahía Blanca. Tuve el honor de conocerlo hace 2 años cuando sin saberlo alquilé su casa. Le dicen "El Brujo" Pereyra, porque no hay problema que él no solucione. Es un hombre humildisimo y un gran tipo, de esos que uno los reconoce al minuto de hablar. Todavia se sigue encontrando en alguna que otra reunión con Robacio, otro humildisimo héroe de la República comandante del BIM 5 en Tumbledown, y se pregunta para qué diablos se armó esa patrulla. Nadie sabe la respuesta.



Fuente:
La Nación, 14 de agosto de 1999
Clarín, 17 de agosto de 1999
Charla personal con Jesús Pereyra, febrero de 2007
Forista APCA del foro Batallas