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lunes, 23 de enero de 2023

Monte Kent: El escape de Mariño de los Harriers

1982. Agarrame si podés, gringo!.


El 21 de Mayo el entonces Tte. Aviador Militar del Ejército Argentino Horacio Sánchez Mariño a los mandos del Bell UH-1H AE-418 emprendía una misión para dejar comandos en las cercanías de Monte Kent durante la Guerra de Malvinas.
En ese momento fue interceptado por una PAC de Harriers que sin poder derribarlo, lo obligan a realizar un aterrizaje. Tras abandonar sus ocupantes al helicóptero por seguridad uno de los Harriers dispara su dotación completa de cohetes volviéndo a errar al blanco y sin consecuencias para los tripulantes.
Algunas de las esquirlas dañaron las palas del rotor principal que fue posteriormente reparado en el lugar usando adhesivo Poxipol lo que le permitió al helicóptero seguir operando hasta finales de la contienda.
Oleo por Carlos A. Garcia. 

sábado, 29 de abril de 2017

La caída del UH-1 en Caleta Olivia

La misteriosa caída del helicóptero de Caleta Olivia
Uno de los soldados que participó de la búsqueda de los restos de los soldados en las costas argentinas relata el extraño hecho. "Cuando ví la mano de mi coronel entré en shock", dijo.
Perfil



Marcha Toas Foto:Cedoc
Para los días 29 y 30 de abril de 1982, los soldados de la Compañía 185 del Liceo General Roca, ubicado en la ciudad de Comodoro Rivadavia, luego de detectar el desembarco de tropas enemigas en las costas de Caleta Olivia (80 km separan las dos ciudades), recibieron orden de rastrear y detener al enemigo.

Lo curioso de este episodio es que si bien muchos dicen que las pruebas sobre lo ocurrido son confusas, el día 15 de marzo de 1983, el Poder Ejecutivo Nacional emitió el decreto 577 por el cual se otorgaba (post mortem) al Coronel Miguel Ángel Clodoveo Arévalo, Jefe del Liceo, y al resto del personal militar caído en el enfrentamiento, la medalla de "muerto en combate".

"Fue lo más fuerte que viví durante la guerra", sostiene Marcos Medina, uno de los soldados argentinos que estuvo en el Liceo y que participó de la búsqueda de los comandos enemigos.

"A las 17 hs, cuando volvíamos de guardia nocturna en el Aeropuerto General Mosconi, llegó la información de que doce comandos habían desembarcado en distintas lanchas en Caleta Olivia'', declara. Ante la emergencia (se dio Alerta Roja), "salimos a buscarlos alrededor de las 21.30-22 hs aunque en ese momento no se volaba de noche", explica el soldado que para esos días solo contaba con 59 días de experiencia en la colimba y había estado designado al ta1ler de sastrería del establecimiento dado que su compañía, según cuenta, "eran las nenas del Liceo" porque estaban encargados "de los servicios, es decir, de su funcionamiento".

"Cuando llegamos a la Estancia La Floradora tuvimos que bajar del helicóptero saltando porque por la abundante niebla no se veía en donde había que bajar. Tomamos esa bahía los primeros 24 soldados que llegamos. A la hora y media llegaron dos camiones con 60 soldados más, entre ellos, aparece el Teniente Coronel Femández Suarez'', puntualiza. "Unos nos quedamos en la bahía montando guardia mientras que otro grupo empezó a recorrer el terreno. Pasan las horas y nos mandan el dato de que los comandos estaban diez kilómetros más al sur en una estancia", afirma.

Con el paso de las horas, antes de iniciar el operativo para tomar el lugar donde teóricamente estaban las tropas británicas, según el testimonio de Medina, deciden volver al Liceo Roca para poder organizar la misión. "Nos hicieron dividir en dos helicópteros. Uno era un Bell UH lH, A-E 41917 y otro un Bell UH lH A-E 414. Mientras que la aeronave en la que viajaba Arévalo (el 419) iba a bordear la costa nosotros lo haríamos por el la Ruta 3. Ellos iban un poco más adelante que nosotros (Medina estaba en el 414 ). En un momento del viaje el piloto tuvo que descender por la cerrada de niebla y fuimos en dirección hacia el mar hasta que encontramos un claro para poder volver hacia el continente hasta que arribamos el lugar del destino", desarrolla. "Durante el vuelo, en ningún momento se pudo lograr una comunicación con el helicóptero 419 como estaba planeado y después de una hora de esperar novedades, ya estando en nuestras posiciones, Femández Suarez decide abortar y volver al Liceo'', rememora.

Cuando Medina y sus compañeros de vuelo llegan al punto de partida y ven que los tripulantes de la otra nave no estaban allí, deciden trasladarse a la comisaria para declarar en emergencia al otro "pájaro" 18 . "Nosotros estábamos en la comisaría y un lugareño se acercó con lo que parecía ser el resto de una parte de un Bell UH 1H19 (según identificó un mecánico del Liceo se trataba del tanque de nafta). Cuando fuimos al lugar, a unos 10 km de donde estuvimos antes, vimos las distintas partes de la nave esparcidas por la costa. Tuvimos que juntar los cuerpos de nuestros compañeros y los restos de la nave hasta que llegó Prefectura Naval para hacerse cargo de la situación", ratifica.

"Mientras casi todos decían que era un accidente, el mecánico del helicóptero (el mismo que identificó el tanque de nafta) sostenía que había sido un ataque", relata Medina. "En ese momento, ya en la comisaría, donde ni bien llegamos nos sacan las armas por miedo a que hagamos algo lamentable en nuestro estado de shock, agentes de inteligencia lo aprietan a tal punto de que tuvo un derrame estomacal de los nervios porque seguía sosteniendo que lo habían volteado", recuerda, antes de afirmar que el "piloto que manejaba el 414 nunca más volvió a pilotear nada".

"Todo se volvió confuso para nosotros. Los patrullajes por las costas y las guardias en las instalaciones consideradas objetivos militares se intensificaron. Los días transcurrían de situación nerviosa a alertas rojas. Había días enteros que estábamos apostados sin relevos en los lugares asignados a resguardar", finaliza Medina.

Cabe aclarar, como dice Medina, que el diario de guerra que poseen él y otros soldados del Liceo Roca, comienza a partir del día 20 de abril de 1982 ya que, en el archivo naval, no hay registro de lo ocurrido entre los días 2 y 19 de ese mes. "No hay nada documentado de esas fechas. Desapareció todo. Es como si el Liceo no hubiese existido ", afirma.

Por otro lado, como nunca se hicieron los peritajes correspondientes a la aeronave y nunca hubo un documento oficial que constate lo ocurrido, fuentes consultadas, niegan la teoría del derribo y sostienen la del accidente aéreo. Sin embargo, según se pudo saber, uno de los busos que participó del rescate de los cuerpos y las partes del helicóptero confesó a distintos soldados del Liceo que por la cantidad de pedazos chicos y los metros a la redonda que se encontraban dispersos, coparado con otros accidentes de gran magnitud en los que había paricipado, le daba la pauta de que el derribo se había producido por un tercero.

La rutina diaria de los prisioneros. A continuación se presenta un fragmento de la lista de tareas de los prisioneros ingleses que estaban bajo custodia de las tropas argentinas en el Liceo y las órdenes que recibieron los oficiales del establecimiento sobre cómo proceder en el trato con los detenidos.

lunes, 5 de diciembre de 2016

Guillermo Anaya, señor helicopterista



Guillermo Anaya




El "top gun" de los helicopteristas argentinos, un acróbata de las "palas", Guillermo Anaya. Solamente con las hazañas y aventuras que protagonizó en Malvinas este joven teniente, se podría hacer un film para alquilar balcones. Desde meterse con su UH-1H Bell detrás de las líneas enemigas y rescatar cohetes nuestros, hasta agarrarse a trompadas, solo y estando prisionero, con varios soldados ingleses, por defender a un subordinado suyo. Anaya vio que los ingleses estaban maltratando a su suboficial, Carlos Corsini, y se lanzó a defenderlo a puñetazos limpios. Por supuesto, le cayeron cuatro o cinco encima, lo molieron a golpes, y después lo dejaron encerrado dos días sin agua y alimentos en castigo. Y tantas otras cosas que hizo por amor al prójimo. Por ejemplo, rescatar con su helicóptero, que solo tenia capacidad para 20 personas a los sumo, a 24 soldados del Regimiento 4 que habían quedado abandonados a la buena de Dios en Monte Wall. Y, al revés de los generales, se preocupaba en alimentar a la tropa que estaba sin provisiones en primera línea. Cierta vez ametralló a un rebaño de ovejas para darle de comer a los soldados llevándolas con su helicóptero. Ante la denuncia de los kelpers, fue citado por el general "Caballo" Joffre quien le recriminó lo hecho. La respuesta de Anaya fue antológica: "¿Cómo, eran ovejas? Yo pensé que eran ingleses camuflados con uniformes de invierno". Lamentablemente sólo llegó a capitán: cuando desde adentro de la fuerza le ofrecieron un negociado, pidió la baja. Feliz cumpleaños, querido y admirado Guillermo!

Texto: Nicolás Kasanzew


Un foto más reciente

jueves, 24 de abril de 2014

Los helicópteros de asalto del EA en las islas

Compañía de Helicópteros de Asalto "B"


La Compañía de Helicópteros de Asalto "B", que comandaba por entonces el Capitán Jorge Rodolfo Svendsen, voló en las Islas Malvinas más de 500 horas. El hoy Teniente Coronel (R) Svendsen (Picho), desde hace unos años se desempeña como instructor en la Escuela de Aviación de Don Torcuato. Este descendiente de Daneses, de rostro rojizo, pocas palabras y excesiva modestia, tuvo a su cargo algunas de las misiones más riesgosas del Conflicto, ejerciendo un liderazgo natural sobre sus hombres.

El día del comienzo de las hostilidades, el 1º de Mayo, lo sorprendió volando su Bell UH-1H de costado. "Durante el vuelo de ese día -dice Svendsen- pensaron que venía con alguna falla. Al llegar al lugar y reunirnos con el resto de las tripulaciones, me preguntaron por qué volaba de esa manera. Les contesté que lo hacía para mostrar la franja amarilla que se ordenó pintar a toda aeronave argentina para ser reconocida por nuestras tropas, ya que teníamos que cruzar las Posiciones de Defensa de Puerto Argentino y se quería evitar la posibilidad de ser abatidos por nuestras propias armas."

El 21 de mayo, el campamento argentino apostado al sur de monte Kent recibió la sorpresiva incursión de dos aviones Harrier que atacaron esa Posición. "Estábamos metidos en nuestras carpas -rememora Svendsen- porque recién amanecía y hacía mucho frío, cuando sentimos el pasaje muy bajo de los aviones. La gente ocupó las posiciones construidas cerca de cada carpa y vimos que se aproximaban para otro pasaje abriendo fuego con bombas y cañones. Hicieron unos seis pasajes sobre nosotros. Fueron destruidos un Chinook, un Puma y averiado un Bell UH-1H en la turbina."

Luego del desembarco de las tropas inglesas en San Carlos comenzó una serie de misiones en las que se transportaba periódicamente Tropas Comando hacia distintos puntos de la isla Soledad. Estos vuelos comenzaron el 22 de mayo y continuaron hasta el 29. "Fueron vuelos de mucho riesgo -señala Svendsen- realizados a muy baja altura y en total silencio de radio, dejando a los comandos en alturas dominantes en medio de la isla y en la zona de Puerto San Carlos, en poder, para entonces, de los Británicos."

A partir de la caída de Darwin se ordenó un cambio de posición defensiva en Puerto Argentino, movimiento en el que intervinieron todos los helicópteros en servicio. En los últimos días de mayo ya se observaba mucho movimiento de helicópteros ingleses, además del aumento de los ataques aéreos, así como se sentía el fuego de la artillería enemiga en las posiciones defensivas. "Nosotros continuamos los vuelos -señala Svendsen- en apoyo a las distintas Unidades que tenían que moverse para reestructurar el dispositivo de defensa. En la noche del 5 de junio realicé una Operación de Distracción (vuelos a distintas velocidades y alturas para ser captados por los radares enemigos) al Noroeste de Puerto Argentino para que los ingleses creyeran que se reforzaba ese lugar. Posados en Puerto Argentino, el Jefe del Batallón nos aclaró que había visto en la pantalla del radar dos ecos, aparte del nuestro, que se dirigían a interceptarnos."

Aún después del 14 de Junio (tras la rendición argentina), a la Compañía de Svendsen se la autorizó a seguir volando para evacuar heridos y recorrer las Posiciones Defensivas argentinas en busca de heridos o muertos, Misión que cumplieron hasta el 16 de Junio.

"Uno de esos vuelos los realicé acompañado por un Oficial Inglés en busca del Subteniente Seltzer, que junto a diez Soldados ocupaban una altura al Norte de Puerto Argentino desconociendo la rendición. Al llegar al lugar, luego de un vuelo con nevadas, el Oficial Inglés descendió del Bell UH-1H para explicarle a Selzter la situación, que él no comprendía. Luego de algunas palabras mezcladas con lágrimas y abrazos subimos al UH-1H para regresar a Puerto Argentino", concluyó Svendsen.

Los relatos se suman, se superponen, los recuerdos y los nombres de los compañeros muertos y de misiones pasadas no se borran, y vuelven rodeados de velada melancolía. Los Pilotos y Mecánicos de la Aviación Militar del Ejército tuvieron que bailar con la más fea durante toda la Guerra de las Malvinas, y lo hicieron sin pestañar o entre maldiciones, pero lo hicieron. Levantaron vuelo y salieron en misiones que desafiaban los manuales de instrucción y los llamados más elementales del instinto de supervivencia...

Foto: Helicóptero de la Aviación de Ejército sobrevuela una Posición de Defensa Argentina en Malvinas