domingo, 5 de octubre de 2025

El accionar de los Canberras (1/2)

Canberras detectados por la Flota (饾惄饾悮饾惈饾惌饾悶 饾煆)

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El 2 de Abril fue inmensa nuestra sorpresa y alegr铆a. Apenas recuperados del evento comenzamos entusiasmados nuestras elucubraciones de combate. Con el 1er. Teniente Marcelo Adolfo Siri (Navegador) nos "fabricamos" el vuelo de Canberra hacia la zona de operaciones con el objeto de comprobar distancias y resultados de bombas y espoletas en el agua. Esto trajo aparejadas "cargadas" por parte de varios oficiales; era obvio nuestro inter茅s por estar a la brevedad en la zona recientemente recuperada. Realmente era como el irresistible canto de la sirena.
As铆 lo hicimos, aterrizamos en la Base Aeronaval Trelew y fuimos recibidos con patri贸tica algarab铆a.
Efectuamos varios vuelos en el mar siguiendo distintos patrones de bombardeo y otras pr谩cticas para ganar experiencia que no ten铆amos. Como siempre SIRI dio muestras de sus excelentes aptitudes como navegador y bombardero, aunque comenc茅 a notar que le aquejaban terribles dolores. Pese a sus esfuerzos por ocultarlos, en ocasiones se le escapaban conmovedores quejidos. (Ten铆a una enfermedad incurable). As铆 esper谩bamos la hora del combate, pero la flota fue m谩s lenta que su enfermedad. Iniciadas las operaciones y ocultando grandes sufrimientos, me pidi贸 que lo llevara de cualquier manera hasta el avi贸n y lo ayudara a atarse para poder ir al combate, a lo que no acced铆 ya que su aptitud f铆sica estaba marcadamente disminuida, el margen de supervivencia era nulo en caso de derribo y en el mejor de los casos su estado se agravar铆a. Llor贸 conmigo de impotencia, como el buen soldado que no puede defender lo suyo. Pocos meses despu茅s de finalizada la contienda, ya en conocimiento pleno de su enfermedad libr贸 su 煤ltima batalla con la misma voluntad de aquellos d铆as. Es imperiosa la menci贸n de estos antecedentes para valorizar la personalidad de este luchador. Vaya este peque帽o homenaje para la "Lombriz" Siri y sus hijos, para que siempre sepan de su valor.
Ante la inminente llegada de la flota, constituimos las tripulaciones estables compatibilizando criterios de eficiencia, experiencia y afinidad. Durante el conflicto el 1er. Teniente Jorge Segat fue mi inseparable navegador. Por momentos nos sent铆amos euf贸ricos y luego de investigar las capacidades del enemigo, evad铆amos los an谩lisis entreg谩ndonos aun campeonato de dardos, en el que el centro mosca era la imagen de la se帽ora Thatcher. (Nada que ver con el vud煤, solamente era una buena terapia). La espera era dura, me recordaba la imagen del padre frente a la sala de partos. La tensi贸n creciente y el incremento de secreciones glandulares consecuentes produjo fen贸menos extra帽os: el m谩s fant谩stico fue que el "Gordo" Cardo (la mascota del grupo) adelgazara; otros que en sue帽os realizaban maniobras evasivas se rompieron la cabeza contra el suelo; algunos no dorm铆an; se les ca铆a el cabello y as铆 variadas alteraciones fuera de lo com煤n. El olfato nos dijo que esto se iba alargando, por lo que con Segat, Sproviero y otros fan谩ticos nos dedic谩bamos, met贸dicamente, de noche y fuera de alerta, fue a hacer gimnasia. Hoy s茅 que fue important铆simo su efecto en nuestros posteriores vuelos nocturnos "casi a ciegas", donde pudimos ver cosas adivinando. Seg煤n los expertos esto fue probable solo por poseer condiciones psicof铆sicas muy buenas. Como sello identificatorio y por mi afici贸n al karate y a las pesas me qued贸 el apelativo: "Musculito".



El 26 de Abril se llev贸 a cabo la dif铆cil e infructuosa misi贸n de tres Canberras a las Georgias. Agregando el paulatino avance de la flota, se multiplicaban en nosotros las ansias de "la lucha justa" y tambi茅n el miedo, por supuesto. No el miedo instintivo, ingobernable, sino el temor l贸gico al futuro de los hijos sin padre, a perder el numeral que conf铆a ciegamente en nuestra pericia, o ser combativamente inferior al enemigo, o equivocarse en las decisiones, o no llegar al blanco, o bombardear propias tropas, etc.; y ¿por que no?, dejar este cuerpo material que, malo o bueno, es nuestro y nos acompa帽贸 unos cuantos a帽os.
Fue posible vencer el obst谩culo porque paulatinamente se nos fueron cayendo "los velos" y nos descubrimos a nosotros mismos. Supimos que am谩bamos la tierra de nuestros padres e hijos y que necesit谩bamos esencialmente del Principio y Fin de todas las cosas: Dios. No soy original en los conceptos, pero no me despreocupa el serlo, la historia del hombre es una viva reiteraci贸n.
Lo que s铆 me importa es rescatar alg煤n valor que nos han prodigado estos j贸venes, fieles exponentes de la sociedad argentina que con sus pocos a帽os y experiencias son educadores ejemplares de las cosas trascendentales. Ellos nos recuerdan que debemos ser el estandarte de la cultura Greco-Romana pura y no el ap茅ndice putrefacto de la cultura del "Dios oro". Los c贸modos y descre铆dos enjuiciar谩n esas abstracciones como "quijotadas", "tonter铆as", "utop铆as",
"ideales perimidos", o como quieran llamarles, pero jam谩s podr谩n con ellos.
Cuatro horas del d铆a 1 ° de Mayo. El Mayor Vivas, jefe del Escuadr贸n, golpeando las puertas de los alojamientos grit贸:
— ¡ Atacan Puerto Argentino !
— ¡ Arriba todo el mundo !
No quiero asegurarlo pero creo haber escuchado que alguno sali贸 con una bota de vuelo dos n煤meros m谩s chica y viceversa.
Las dos escuadrillas de alerta se subieron a los aviones quedando encerrados y atados. A fuerza de ser claro, debo decir que la imposibilidad de m铆nimos movimientos produce diversas molestias, en piernas, espalda, cuello, etc., que con el correr de las horas se hace dolorosa. A prop贸sito de estos datos que he ilustrado fue que improvisamos una escuadrilla para relevar a los que llevaban largas horas en esa condici贸n. Total era por un ratito... ¡ error !... a breves minutos de reemplazarlos, lleg贸 la primera orden fragmentaria que consist铆a en dos salidas de tres aviones con 30 minutos de intervalo.
Sali贸 la primera escuadrilla: "Ruta". Integrada por el Capit谩n Nogueira como jefe, Capit谩n
S谩nchez, Navegador, Teniente Cooke - Capit谩n Lozano de No 2 y Capit谩n Rodino- 1er. Teniente
Dubroca de N° 3.
Nuestro blanco eran lanchas y tropas de desembarco al norte de la isla Soledad. Cumplido el lapso preestablecido decolamos como gu铆a el Capit谩n Alberto Baigorr铆 con el Mayor Rodeiro, de numeral 2 el Teniente De Ib谩帽ez con el 1er.Teniente Mario Gonz谩lez y como numeral 3 quienes relatan. La estructuraci贸n de la Escuadrilla no fue azarosa sino que el gu铆a debe ser el m谩s experimentado, sucedi茅ndole en aptitudes y comando el No 3, que a su vez brinda protecci贸n defensivo-evasiva a todo el grupo (en este caso el No 1 y 3 茅ramos jefe de escuadrilla titulares) y el numeral 2 que va colocado en el medio, es el piloto m谩s "nuevo", que como tal debe ser cuidado.
Ascendimos alrededor de 10.000 metros, para ahorrar combustible, iniciando el descenso pr贸ximos a la zona de captaci贸n rad谩rica del enemigo, para no ser detectados. Un dato de inter茅s es que el avi贸n Canberra; produce en el radar un eco exactamente tres veces m谩s grande que un avi贸n tipo Mirage y se percibe desde el doble de distancia en guales condiciones. Vol谩bamos casi tocando el agua, el No 1 dejaba un torbellino de espuma en el aire. Bruscamente, por el alcance de las ondas de VHF (Radio) comenzamos a escuchar gritos entrecortados y luego m谩s claros:
— ¡ Bien pibe, lo pusiste de traste, lo tumbaste !
Otro dec铆a: — ¡ Me eyecto !
Otro: - ¡ Me dieron. No puedo tenerlo. Me voy a la isla!
Este 煤ltimo parec铆a ser el Capit谩n Nogueira (“Ruta”). Efectivamente lo era, por la poca visibilidad reinante, no vieron hasta estar demasiado cerca que el desembarco hab铆a sido rechazado y la flota hab铆a aproximado a la costa para proteger el repliegue. As铆 se encontraron con una pared defensiva entre ellos y el objetivo. Segundos m谩s tarde vieron notables destellos que iluminaron dos fragatas y luego, como tomando forma de la nada, varios misiles de gran porte y color blanco que se orientaban hacia ellos. Milagrosamente, por haberlos visto salir, pudieron esquivarlos. Pasando dos de ellos entre los aviones. Se produjo entonces la ruptura (desprendimiento de los aviones) defensiva. Evidentemente varias andanadas de misiles salieron en su b煤squeda, de los cuales uno deton贸 cerca de la puntera del ala izquierda del gu铆a, vol谩ndola como si fuese de papel de cigarrillo. La proximidad al agua evit贸 el impacto directo pero la p茅rdida del control producida por la explosi贸n convirti贸 al agua en un virtual enemigo, evitando por cent铆metros la fatal colisi贸n. Recuperado el control, vio salir a su encuentro una secci贸n de Harrier (P.A.C.) del portaaviones cosa que providencialmente lo hizo desistir de aterrizar en Puerto Argentino y le evit贸 correr la misma suerte que el Capit谩n Garc铆a Cuerva (M-III).



El navegador Capit谩n S谩nchez al sentir el impacto dijo:
— ¡ Me eyecto !
— ¡ No ! ¡ No ! ¡Para, qu茅date!
Ante la propia limitaci贸n por aver铆a del "Palito" Nogueira , para acelerar adecuadamente y evadir los interceptores orden贸 a sus numerales regresar a la base, qued谩ndose 茅l como se帽uelo. El "P谩jaro" Baigorr铆 y yo lo llam谩bamos para saber de su suerte. De ese enlace y otros que se o铆an dedujimos que la sombrilla a茅rea de M-III regresaba al continente por combustible, dej谩ndonos sin protecci贸n. Y que el desembarco ingl茅s se hab铆a suspendido.
— ¿ Escuchaste P谩jaro ?
— ¡S铆, le voy a preguntar al "Palito" !
— “Ruta – Rifle” (llamado de escuadrillas)
Sin recibir respuesta perfor谩bamos lloviznas y nubes desgarradas. Ya ni nos acord谩bamos del temblor de las piernas; del ba帽o turco, ni de las incomodidades del asiento.
Observamos con Jorge, que desde su cubil era "todo ojos", que el n煤mero 2, De Ib谩帽ez, se desplazaba algunos metros hacia arriba, seguramente para aliviar la tensi贸n extrema que provoca el volar tan bajo.
Lo llam茅:
— ¡ Rifle 2; baje!
Moment谩neamente descendi贸, aunque con tendencia a subir. Como los dos aviones de adelante, ten铆an espoletas que har铆an estallar sus bombas muy cerca m铆o, fui tomando la conveniente distancia para evitar sus esquirlas. Nos encontr谩bamos a 300 kmts del objetivo.
En ese momento algo indescriptible me impuls贸 a mirar hacia la derecha, forzando la natural posici贸n del asiento.

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