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viernes, 13 de enero de 2023

Diplomacia: Relaciones chileno-británicas

Relaciones Chile-Reino Unido


 

Las relaciones británico-chilenas son las relaciones exteriores entre el Reino Unido y Chile . Los dos países mantienen fuertes lazos culturales, ya que la cultura chilena se anglicanizó un poco después de la independencia, y desde entonces ha visto muchas inversiones mutuas. Las visitas estándar, en los términos que aplica cada país, permiten visitantes y estudios de corta duración, sin necesidad de una visa de viaje avalada en un pasaporte.


Relaciones chileno-británicas



El presidente Sebastián Piñera y el primer ministro David Cameron en el número 10 de Downing Street en 2010.

Se destacan los territorios vecinos en el Atlántico Sur y el Pacífico. El territorio de ultramar de las Islas Malvinas del Reino Unido está cerca de la provincia chilena de Tierra del Fuego y la comuna de Cabo de Hornos . Las Islas Pitcairn están cerca de la Isla de Pascua .

A medida que se han construido más bases en la Antártida basada en la investigación, una de las del Reino Unido se ha convertido en la Base Antártica Teniente Luis Carvajal Villaroel de Chile.


Historia


 
El presidente chileno Sebastián Piñera y su esposa se reunieron con la reina Isabel II en el Palacio de Buckingham en 2010

Inglaterra jugó un papel importante en la historia de Chile . Según A History of the British Presence in Chile de William Edmundson , 2009, Chile tenía la misma jefa de estado que Inglaterra en el siglo XVI, la reina María I. Cuando se casó con Felipe II , él todavía era un príncipe, por lo que el rey de España, Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico , lo nombró a él y a María rey y reina de Chile ., así como de Inglaterra, Irlanda, Nápoles y Jerusalén. María se convirtió en tal desde su matrimonio en 1554 hasta la coronación de su esposo como Rey de España en 1556, cuando Chile pasó a formar parte de las posesiones de los españoles. Aunque no hay constancia ni evidencia que sustente la afirmación de que Felipe fue nombrado 'Rey de Chile', aún permanece como anécdota conocida en el país.

A lo largo del período colonial chileno, los buques de guerra británicos en tiempos de guerra, corsarios ocasionales y, en tiempos de paz , piratas británicos y coloniales , forajidos, en riesgo de ser ejecutados por partes neutrales, hostigaron a las ricas autoridades españolas en Chile saqueando sus barcos. En tiempos de paz, los barcos comerciales privados de ambos imperios traían bienes de necesidad mutua. Las fuerzas británicas y mapuche se aliaron para deponer el dominio español en el país. Gran Bretaña ayudó a los chilenos en la lucha por la independencia en la década de 1810, encabezada por Lord Cochrane. El Almirante Británico Lord Cochrane fue el primer comandante de la Armada de Chile que luchó en la Guerra de Independencia de Chile.y cinco buques de la Armada de Chile han sido nombrados en su honor.

A principios de la década de 1910, Gran Bretaña vendió un acorazado súper acorazado Almirante Latorre a Chile. Aunque retenido por la Royal Navy durante la guerra, el barco fue entregado después y sirvió como buque insignia de la Armada de Chile durante muchas décadas a partir de entonces. En la era moderna, la Armada de Chile y la Royal Navy mantienen una estrecha relación con una ex fragata británica Tipo 22 y tres Fragatas Tipo 23 en servicio chileno.

Durante la Guerra de las Malvinas en 1982, con el conflicto del Beagle aún pendiente , Chile y Colombia se convirtieron en los únicos países latinoamericanos en abstenerse de votar en el TIAR (al igual que Estados Unidos y Trinidad y Tobago ). Chile proporcionó al Reino Unido información limitada pero significativa. Sir Lawrence Freedman describe en detalle la posición chilena en su libro The Official History of the Falklands Campaign. 


  

viernes, 3 de enero de 2020

Canallas: Más detalles de la ayuda trasandina al Imperio Británico

La polémica ayuda de Chile a Inglaterra en la Guerra de Las Malvinas

En 1982, luego de enterarse del movimiento de tropas argentinas en la Patagonia y de un pacto secreto entre Argentina, Perú y Bolivia para atacar Chile, el (r) general chileno de la Fach, Fernando Matthei, decidió contactarse con militares británicos para ofrecer ayuda militar a los ingleses.


Jorge Fuentes || Guioteca

El rol que jugó Chile en la guerra de Las Malvinas es, según varios entendidos, más importante de lo que en su momento se comentó. Según una biografía inglesa de la fallecida y famosa primera ministra Margaret Thatcher, escrita por Charles Moore, ésta estaba impresionada por el nivel de apoyo internacional que había acumulado desde la invasión argentina a las islas. “Primero, encubiertamente, llegó Chile, cuya disputa con Argentina sobre el Canal de Beagle lo había hecho hipersensible ante la agresión argentina. Incluso, antes de que la invasión se completara, Chile ofreció a Reino Unido el uso de sus puertos. De ahí en adelante las tareas de inteligencia y la cooperación logística fueron constantes. Para el 6 de abril, Santiago ya había “ofrecido” los servicios de su fuerza aérea y naval, todo ello autorizado por el dictador Augusto Pinochet”.

Para graficar la buena relación que Pinochet logró con la “Dama de Hierro”, Moore agrega que “en 1998 él fue detenido en Londres como resultado del intento de un juez español por extraditarlo y que se enfrentara a los cargos por crímenes como tortura y asesinato. Lady Thatcher protestó vehementemente contra este tratamiento”.



General Fernando Matthei.

La famosa “Dama de Hierro” aseguraría en ese mismo momento que, sin la ayuda clave de Chile, la guerra de Malvinas no hubiese sido fácil de ganar. “Tenemos una enorme deuda”, dijo Tatcher. Lord Edward Cecil Parkinson, ex miembro del gabinete de la primera ministra, también dijo posteriormente que Chile fue un aliado que prestó importante ayuda a su país durante el conflicto con Argentina. El mismo Parkinson aseguró que la decisión de Inglaterra de hundir el buque argentino “General Belgrano” el 2 de mayo de 1982 se tomó con información de la armada Argentina que fue interceptada por Chile y entregada al Reino Unido.

Pero fue el (r) general de la Fuerza Aérea de Chile, FACH, Fernando Matthei Aubel, el encargado de develar en 1999 en una entrevista un secreto a voces que se mantuvo oculto durante más de década y media. “Yo hice todo lo posible para que Argentina perdiera la Guerra de las Malvinas”, aseguró el general chileno.

Matthei, quien fue agregado militar en Londres entre 1971 y 1974, detalló que “Chile no tuvo nada que ver en las Malvinas. Fui yo, por mi cuenta. Toda la nación argentina puede estar resentida conmigo”. Matthei aseguró haber tomado la iniciativa luego que recibiera informes de un gran movimiento de las tropas argentinas en la Patagonia, algo que los ingleses desconocían por completo. “Llegó a Chile por aquel entonces el wing commander Sidney Edwards y negociamos la entrega de aviones, misiles antiaéreos y radares a cambio de información. ¿Si hablé con Pinochet? Sí, pero fui lo suficientemente vago para que él se desentendiera si algo andaba mal. Los apoyamos con monitoreo permanente, radares y escuchas con dispositivos electrónicos”.

Matthei justificó su decisión tras escuchar las palabras del dictador argentino Leopoldo Galtieri, quien aseguró públicamente a sus compatriotas que “las islas Malvinas era el primer paso y que el siguiente era la recuperación de los otros terrenos. Además, el contexto era diferente al actual. En aquel momento las relaciones entre la Argentina y Chile atravesaban momentos críticos, a partir de las diferencias que había entre ambos países en torno de los límites fronterizos, que fueron zanjados con el Tratado de los Hielos Continentales en 1991″.

El pacto de Argentina, Perú y Bolivia para atacar a Chile

Hugh Bicheno, un ex agente del MI6 (el mítico servicio de inteligencia exterior británico), y quien realizó misiones en Londres, Buenos Aires y Centroamérica, en su libro “Al filo de la navaja: La historia no oficial de la guerra de Malvinas”, exculpa a Margaret Tatcher y Augusto Pinochet de una supuesta alianza “contranatura” entre una democracia y una dictadura, afirmando que, en este caso, el enemigo común de ambos era la dictadura argentina de Leopoldo Galtieri, a su juicio, mucho peor que la chilena.

Bicheno, incluso, va mucho más lejos, pues asegura que existía un acuerdo “secreto” entre Argentina, Perú y Bolivia para atacar a Chile. “El general (R) Fernando Matthei confirmó en 1999 la colaboración de la Fuerza Aérea de Chile (FACh) con los británicos. El declaró que no quiso involucrar a Pinochet en los detalles operativos, pero evidentemente contó con su beneplácito. Lo del pacto argentino-peruano-boliviano ya lo sabía, pero salió a flote en la prensa de Buenos Aires durante el intento de agresión argentino contra Chile sobre las islas Nueva, Picton y Lennox, en 1979”, aseguró Bicheno.

El ex agente británico aseguró también que “Thatcher no tuvo lazos con Pinochet durante la guerra. Las FF.AA. chilenas dieron ayuda voluntaria, porque si Argentina hubiese tenido éxito en las Malvinas, Chile hubiera sido el próximo objetivo. Había un acuerdo militar “secreto” entre Argentina, Perú y Bolivia para atacar a Chile, y eso todo el mundo lo sabía. Perú incluso le proporcionó material bélico a Argentina durante el conflicto. Thatcher demostró una poco común integridad al agradecer a Pinochet por la ayuda que él le ofreció. La victoria británica derribó una dictadura militar argentina que buscaba el genocidio y, en efecto dominó, derribó otra en Bolivia, la de Luis García Meza, que tenía el apoyo de la Junta argentina”.

viernes, 14 de junio de 2019

Malvinas: Opción 13, el plan de bombardeo británico de ciudades argentinas desde Chile

"Opción 13": el plan secreto de los ingleses para bombardear Buenos Aires durante la guerra de Malvinas 

La información desclasificada en los archivos británicos revela que existieron planes para lanzar las bombas de los aviones Vulcan sobre la capital. “Ataque a blancos seleccionados en el Continente”, dicen los documentos que detallan las estrategias que se iban perfeccionando o descartando según la evolución del conflicto. La "Opción 13" nunca llegó a materializarse, pero la amenaza jugó un importante papel en la guerra psicológica


Por Alejandro Amendolara  | Infobae


 
El documento secreto del ministerio de Defensa británico con el plan de las operaciones para los aviones Vulcano,, elegidos para bombardear Buenos Aires y otros blancos del continente


Ante la inminencia de una acción militar argentina sobre las islas Malvinas, alertados por los servicios de inteligencia propios y de EE.UU., en una reunión en el Ministerio de Defensa británico en Whitehall, se asumió que nada podía hacerse en el corto plazo para impedirla. En esos momentos, la flota de desembarco argentina aún se encontraba en navegación hacia su objetivo final: la recuperación de las Islas Malvinas.

Eran las 14.00 horas del 31 de marzo de 1982, en la Sala 5301 del edificio del Ministerio de Defensa, cuando se inició el estudio de sanciones y represalias para el supuesto que se concretara la amenaza. En la minuta de esa reunión, se incluyó como posible represalia contra Argentina, que la Real Fuerza Aérea realizara ataques aéreos "sobre ciudades argentinas o a buques en el mar, que tendrían que ser lanzados desde la isla de Ascensión. Sin el apoyo de aviones cisternas, debido a la distancia involucrada en la aproximación, la aeronave tendría que aterrizar para completar la misión en el continente sudamericano, posiblemente Montevideo o Santiago. En consecuencia, en el probable supuesto de negativa en el uso de aeródromos en América del Sur, los ataques sobre blancos argentinos no son factibles".

Para entonces, el ministro de Defensa John Nott ya había ordenado la zarpada de un submarino nuclear hacia el Atlántico Sur, y el alistamiento de dos más. La Marina Real (Royal Navy) desempolvó los planes de contingencia para Malvinas y colocó en alerta a la flota, mientras que la Real Fuerza Aérea (RAF) apresuradamente preparó un plan para bombardear objetivos en Argentina.


La Operación Rosario: 2 de abril de 1982, la Argentina recupera las islas Malvinas

En la reunión de Jefes de Estado Mayor de las fuerzas armadas británicas del 2 de abril a las 15.10 horas de Londres (+3 respecto de Buenos Aires), se discutió la "posibilidad de obtener asistencia de potenciales aliados, particularmente Chile, y en menor medida Brasil", para el empleo de bases aéreas en América del Sur, y se encomendó al Foreign Office para "obtener autorización para el uso de aeródromos en Chile, si se intentara desplegar aviones de la RAF dentro del alcance operacional de las islas Malvinas".

En ese mismo momento, en el Atlántico Sur, se cumplían las etapas finales de la Operación Rosario, que culminarían con la evacuación del Gobernador Rex Hunt y la dotación de Royal Marines de las islas.

A las 9 de la mañana del 3 de abril, se realizó una nueva reunión de Jefes de Estado Mayor para evaluar los acontecimientos ocurridos desde el día anterior. En su transcurso se informó que Chile había recibido una solicitud argentina para que no reabasteciera buques y aeronaves del Reino Unido en ruta hacia las Islas Malvinas, y que Brasil no brindaría instalaciones o asistencia a las fuerzas británicas comprometidas en operaciones contra los argentinos.

No obstante el intenso despliegue diplomático británico, el 4 de abril, el Foreign Office debió informar a los jefes militares que la mayoría de los países sudamericanos habían expresado su apoyo a la Argentina. Pero la embajada británica en Santiago de Chile había comunicado que "existía la posibilidad de apoyo chileno" (Telegrama N° 66 del 3 de abril 82), por lo que se decidió que debían continuar los esfuerzos para determinar la posibilidad de usar aeródromos en ese país.

La RAF echaría mano a los viejos bombarderos Avro Vulcan, cuyo retiro gradual del servicio se encontraba a medio completar cuando estalló la crisis. A pesar de tantos años asignados a operaciones para ataques con cargas nucleares a baja altura dentro de la OTAN, con su gran alcance y capacidad para llevar una importante carga de bombas convencionales, resultaba ideal para la tarea.

Desde comienzos de la década del 70, no habían ejercitado su capacidad de bombardeo convencional ni el reabastecimiento en vuelo, por lo que resultaba indispensable el entrenamiento de las tripulaciones y capacidades de las aeronaves, previo a su despliegue a la Isla de Ascensión.

Las distancias hacia objetivos en Argentina eran más de lo que podía lograr el avión, por lo que –además de sucesivos reabastecimientos en vuelo-, resultaba vital obtener permisos de sobrevuelo y eventual aterrizaje en países sudamericanos para que el bombardeo sea efectivo.

 
Avión Avro Vulcan B.2 utilizado por la Real Fuerza Aérea para cumplir operaciones en el Atlántico Sur. Esta aeronave, matrícula XM597, cumplió misiones sobre Malvinas con misiles antirradar “Shrike” norteamericanos

Se encomendó al Foreign Office obtener esos permisos para sobrevolar Brasil, Perú, Bolivia, Paraguay y Uruguay, y así asegurar la aproximación aérea para incursionar sobre territorio argentino. Las Cancillerías de estos países negaron en forma inmediata los permisos a los británicos.

Quedaba aún abierta la opción de operar desde Chile. Las horas pasaban y la planificación comenzó a contemplar el envío de aviones Vulcan para operar desde bases trasandinas, para lo cual tendrían que trazar una ruta de vuelo desde su base en Gran Bretaña hasta Santiago/Punta Arenas. Ante las negativas de sobrevuelo sobre América del Sur, se debió delinear una ruta que implicaba cruzar el Atlántico Norte, sobrevolar Estados Unidos, y llegar a Chile desde el Pacífico.

Con estas premisas, el 8 de abril se emitió el primer borrador titulado "Operaciones de Vulcan contra Argentina desde Ascensión", para utilizar estos bombarderos contra blancos en Argentina. El concepto de la operación sería el siguiente:
  1. Los Vulcan a gran altura, particularmente de día, serían extremadamente vulnerables a las fuerzas de defensa conocidas. Se recomienda que las operaciones deberían ser contempladas solo de noche y a baja altura. El bombardeo sería realizado por radar, y en consecuencia, los blancos deberían ser de área más que de naturaleza puntual; poblados, aeródromos e instalaciones portuarias serían esa mejor opción.
  2. La distancia extrema desde Ascensión, aún a Buenos Aires con regreso a Ascensión, requeriría el apoyo de 7 aviones cisterna Víctor para un único Vulcan cargando solo 7 bombas de 1.000 libras. Las misiones desde Ascensión hacia blancos en o alrededor de Buenos Aires y la recuperación a la base más cercana con capacidad para Vulcan en Chile, que es Santiago, sería de todos modos considerablemente más efectiva en costo. El requerimiento de cisternas sería de xx Víctor para cada Vulcan; el último reabastecimiento sería realizado apenas antes de las últimas luces a gran altura con una penetración del espacio aéreo argentino realizado en la oscuridad y a bajo nivel.
  3. Una vez en Santiago, los Vulcan proveerán un blanco muy vulnerable para misiones ofensivas de apoyo. De todos modos, desde esta base podrían realizarse ataques convencionales a bajo nivel, y sin recurso de AAR (Reabastecimiento en Vuelo). Sin embargo, se requeriría un sustancial soporte terrestre en términos de hombres y equipamiento para apoyar operaciones sostenidas.

El informe concluía que "Un despliegue hacia Ascensión y una operación única por cada avión desde Ascensión, es una propuesta factible. La capacidad máxima de 56 bombas de 1.000 libras es, sin embargo, de escasa significación real, pero el rápido y despliegue abierto de los Vulcan a Ascensión con sondas de reabastecimiento visibles, Víctor cisterna aparcados a lo largo y anunciando que cada Vulcan es capaz de cargar 21 bombas de 1.000 libras, debe imponer una amenaza real y significativa a Argentina –si ellos creen que tenemos la voluntad de emplearlos".

 
Primer borrador del 8 de abril de 1982. “Operaciones de Vulcan contra Argentina desde Ascensión”

Una consulta informal entre oficiales aeronáuticos de Gran Bretaña y Chile, dio como resultado que John Heath, embajador británico en Santiago de Chile informara, por Telegrama Secreto N°89 del 9 de abril, que "el General López, Jefe de Operaciones de la Fuerza Aérea de Chile (FACH), ha pasado el mensaje vía Griffin para expresar que la FACH se encuentra ansiosa por ayudarnos y expectante de tener que recibir aeronaves británicas en emergencia, por ejemplo, dañadas en combate".

Pero, previendo una represalia argentina sobre los aeródromos chilenos, la ayuda tendría sus condiciones, por lo que el mensaje proseguía: "En razón de la debilidad de la defensa aérea en los aeródromos del sur, especialmente Punta Arenas y Balmaceda, la FACH necesita urgentemente lo siguiente, en anticipación de un posible ataque argentino: a) 4 ó 5 unidades antiaéreas móviles Bofors 40/70 (usadas); b) 2 unidades de Bloodhound".


Vulcans y Nimrods en la isla Ascensión

La urgencia resultaba ser tal, que Heath aclaró en el telegrama que "la FACH estaría lista para comprarlos inmediatamente por contrato comercial y a precio normal, y enviar mañana un C-130 al Reino Unido si fuera necesario para recogerlos. Como no tienen experiencia en unidades Bloodhound en particular, la FACH estaría lista para recibir expertos británicos vestidos sin insignias para operar las unidades, lo que será normal para contratos comerciales similares para armamento nuevo".

El diplomático británico solicitó respuesta inmediata sobre estas posibilidades y requerimientos para poder contar con información para la reunión del 12 de abril, a la que lo había convocado el Comandante en Jefe de la FACH, general del aire Fernando Matthei Aubel, en la cual "seguramente se levantará el tema".

"... el General López, Jefe de Operaciones de la Fuerza Aérea de Chile (FACH), ha pasado el mensaje vía Griffin para expresar que la FACH se encuentra ansiosa por ayudarnos y expectante de tener que recibir aeronaves británicas en emergencia, por ejemplo, dañadas en combate".


El mensaje era música para los oídos de los oficiales aeronáuticos británicos. Contarían con una base a pocos cientos de kilómetros de las bases argentinas, y la factibilidad de la opción de bombardear Buenos Aires comenzaba a tomar forma.

Pero el general Augusto Pinochet dejó en claro a sus Jefes de Estado Mayor, que no autorizaría que los británicos iniciaran operaciones militares contra Argentina desde territorio chileno, por temor a provocar a "un vecino inestable". A pesar de ello, no habría problemas en recibir en aeródromos chilenos aeronaves británicas "en emergencia".

 
Telegrama Secreto N°89 del 9 de abril de 1982 del embajador británico en Santiago de Chile. “La FACH se encuentra ansiosa por ayudarnos y expectante de tener que recibir aeronaves británicas en emergencia, por ejemplo, dañadas en combate”

El Jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante Terence Lewin, encomendó la preparación de un documento de trabajo estableciendo las opciones para la Operación Corporate. Siguiendo sus instrucciones, y tras la consulta a cada una de las fuerzas armadas, al ministerio de Defensa, y al Foreign Office, se confeccionó un listado de opciones, que se dividía entre aquellas que se encontraban en curso y las que quedarían disponibles para su futura consideración. Se pretendió formular una graduación en orden ascendente de acuerdo al impacto político-militar de cada una, en base a apreciaciones eminentemente subjetivas, que se revisarían y eventualmente se modificarían a medida que evolucionara la situación.

Entre las opciones futuras, bajo el título "Ataque a blancos seleccionados en Argentina Continental" se encontraba la "Opción 13", bajo la cual se fijaba el objetivo y las circunstancias que se consideraban operarían a favor y en contra de la iniciativa.

Entre los primeras, se señalaban la obtención de la sorpresa; la reducción de la efectividad de la Fuerza Aérea Argentina; la posibilidad de aferrar la defensa aérea argentina en forma remota al área del conflicto. Las desventajas serían las repercusiones internacionales; el cuestionamiento de la legalidad de los ataques; la justificación directa para aplicar represalias contra expatriados británicos en Argentina, entre otras.

Contando con nuevos datos y estimaciones, el 10 de abril se introdujeron modificaciones a la planificación. Se concluyó en el informe que "un despliegue hacia Ascensión, y un solo vuelo saliendo de Ascensión por cada uno de los ocho Vulcan a fin de atacar blancos en los alrededores de Buenos Aires, es una proposición factible. La capacidad de 168 bombas de 1.000 libras es significativa, a pesar de la limitada precisión de los Vulcan operando de noche en misión convencional".

Se insistía con el aspecto psicológico que la maniobra pudiera causar entre los argentinos: "el despliegue rápido y abierto de los Vulcan a Ascensión, con sondas de reabastecimiento visibles, y los Víctor cisterna aparcados a su lado, constituirá una amenaza real y significativa a Argentina –si están convencidos que tenemos la voluntad de emplearlos".

En paralelo se confeccionó un informe con los posibles blancos de carácter económico en territorio argentino, apuntando principalmente a campos y refinerías petrolíferas; yacimientos y sistemas de gasoductos, sobre nudos de las redes ferroviarias, y el sistema de carreteras, y de sus efectos para el esfuerzo militar y sobre la población.

 

En la reunión del Gabinete de Guerra del mediodía del viernes 16 de abril, presidida por Margaret Thatcher, se discutió la filtración a la prensa sobre el reacondicionamiento de los aviones Vulcan y su capacidad para llegar a blancos sobre territorio continental argentino

La isla de Ascensión se encontraba en medio del Océano Atlántico, y lejos de los ojos argentinos. Había que difundir los preparativos de las misiones de bombardeo, y que los mandos militares y opinión pública argentina tomaran conocimiento de ellos. Pero ¿cómo se lograría?

Cumpliendo directivas del Gabinete británico, el 11 de abril de 1982 se constituyó el Grupo de Proyectos Especiales, bajo la dirección del Coronel T.S. Sneyd, en el ámbito del Ministerio de Defensa, para la preparación y promulgación de las operaciones de decepción y propaganda. Sus planes serían implementados por el Servicio Secreto de Inteligencia y por el Foreign Office.

El arte del engaño o decepción, es tan antiguo como la guerra misma. En las operaciones militares convencionales, los comandantes no solo deben motivar a sus tropas, sino también buscar afectar la del enemigo. La propaganda, como elemento crucial de las acciones psicológicas, debe basarse en información que resulte creíble para el enemigo.

Apenas dos días después de los desembarcos argentinos en Malvinas, el 4 de abril, el periodista Jon Connell, del Sunday Times, realizó un análisis sobre las distintas opciones militares para "recapturar las Falklands", expresando que "una posibilidad, por supuesto, sería no atacar las Islas Falklands sino Argentina misma –sus bases militares y navales costeras".

Los cuadros comparativos de las fuerzas de ambos países mostraban un claro desbalance a favor de Argentina en el número de medios aéreos. La opinión pública británica comenzaba a preocuparse sobre el éxito de la fuerza de tareas.

En la reunión del Gabinete de Guerra del mediodía del viernes 16 de abril, presidida por Margaret Thatcher, se discutió la filtración a la prensa sobre el reacondicionamiento de los aviones Vulcan y su capacidad para llegar a blancos sobre territorio continental argentino.

La noticia sería publicada el próximo domingo en el Sunday Express en primera plana. A pesar que el acta de la reunión refleja la lamentación por no haber logrado detener la filtración, los asistentes concluyeron que "si bien en realidad no hay intención de atacar el continente argentino, podría existir alguna ventaja militar si los argentinos lo temieran".

Ese mismo domingo 18 de abril, la portada del Sunday Express titulaba "Los Vulcan listos para golpear Argentina". La nota, firmada por Michael Toner, relataba con detalle el alistamiento de los bombarderos y de su despliegue al Atlántico Sur, y que si bien no estarían equipados con bombas nucleares, "tendrán la capacidad para destruir cada aeródromo y puerto naval argentino", y que "si los Vulcan eran empleados adecuadamente, toda la estructura militar argentina podría ser destruida".



El periodista reconocía en su nota que la decisión de utilizar los Vulcan contra Argentina "puede ser un resultado del trabajo de 'operaciones psicológicas'" dentro del Ministerio de Defensa. "Un poco conocido grupo de expertos ha estado trabajando horas extras para desalentar y desestabilizar la opinión militar en Argentina". Tal vez, al decirlo, Toner reconocía implícitamente su participación en la acción de propaganda. Su nota contenía detalles similares a la planificación del 10 de abril, y que el Gabinete ahora había considerado oportuno que llegara a oídos argentinos.

Toner concluyó describiendo la amenaza en términos inequívocos: "No hay duda que la mera amenaza de operaciones de Vulcan aterrorizará a cualquier experto en Argentina que conozca lo que pueden hacer estos aviones. Pueden destruir cualquier blanco virtualmente a voluntad. Solo con ese hecho, se le podría prácticamente garantizar inmunidad a la flota británica en el Atlántico Sur contra ataques aéreos argentinos".

La acción psicológica ya había dado su puntapié inicial. La noticia, tomada por las agencias internacionales, fue replicada profusamente en los medios británicos y argentinos durante los días siguientes. La "diplomacia de cañoneras" hacía una nueva demostración de lo que estaba en condiciones de hacer.

 
“Por qué deberíamos bombardear Argentina”, declaraciones de Winston Churchill (nieto), en el periódico The Sun, el 23 de abril de 1982

Fue el vocero del Partido Conservador, el parlamentario Winston Churchill, nieto del famoso primer ministro británico, quien, en una nota publicada por el periódico The Sun el 23 de abril, bajo el título "Por qué deberíamos bombardear Argentina", justificaba las acciones sobre el continente ante la amenaza de la aviación argentina operando desde sus bases en el litoral Atlántico contra la fuerza de tareas británica.


El fin de un Vulcan si hubiese sido interceptado por los Mirage III

Expresaba Churchill: "Un factor adicional evidente, que hasta ahora podría haber sido pasado por alto por la Junta, es la capacidad de la fuerza de bombarderos Vulcan de la RAF para eliminar –si fuera necesario-, todas las bases aéreas argentinas clave en el continente con un único ataque sincronizado al estilo israelí. Desde bases en el Atlántico Sur los Vulcan tienen el alcance y la capacidad para hacer cráteres en las pistas con bombas convencionales y destruir en tierra la mayor parte de la Fuerza Aérea Argentina con bombas de racimo… Eliminar a la Fuerza Aérea Argentina con un golpe rápido y devastador, garantizaría la victoria para la Fuerza de Tareas, y aseguraría un mínimo de bajas británicas".

Si bien las fuerzas argentinas estaban tomando las medidas adecuadas para la defensa del territorio argentino, de sus bases aéreas y de las instalaciones estratégicas en el territorio nacional, también comenzaron a actuar las organizaciones de Defensa Civil y las delegaciones locales de la Cruz Roja Argentina.

Pero la reacción más pintoresca fue la del Semanario Tal Cual, en su edición del 23 de abril, que esbozó una serie de interrogantes y respuestas ante "estos momentos de tensión e incertidumbre que vive el país", con recomendaciones prácticas ante un bombardeo de la ciudad de Buenos Aires.
  • Si [la guerra] llega al continente ¿llegará a Buenos Aires? – Si es una guerra abierta entre los dos países, puede ser bombardeada tanto Buenos Aires como Londres o cualquier ciudad.
  • Si llega a Buenos Aires ¿se construirán refugios? – Seguramente, ya que no serán suficientes los refugios naturales (sótanos especiales, subterráneos, etc.)
  • ¿Hay que evacuar la ciudad? – Esta posibilidad se atenderá únicamente si existiese un ataque con invasión a Buenos Aires.
  • En caso de bombardeo, ¿qué hay que hacer? – Los miembros de la Defensa Civil instruirán a la población a su debido tiempo, por todos los medios de información que están a su alcance (radio, TV, etc.).
  • ¿Cuáles son los refugios para bombardeo? – Los naturales, las construcciones de hormigón armado que estén bajo la superficie. Subterráneos, garajes subterráneos, sótanos de grandes edificios (el Barolo en Avenida de Mayo al 1300, tiene sótano anti-bombardeo).

El 4 de mayo de 1982, el destructor HMS Sheffield fue alcanzado por uno de los dos misiles Exocet lanzado por los Super Etendard. La opción de bombardear Buenos Aires se diluía y los ingleses se concentraron en las Bases Aéreas

En Buenos Aires la guerra todavía parecía muy lejana, y se confiaba en una solución pacífica del conflicto. No había necesidad de buscar refugio o prestar atención a las prevenciones. En cambio, en las principales ciudades del sur argentino, en donde eran incesantes los movimientos de tropas y armamentos, las autoridades y la población habían tomado completa conciencia de la eventualidad de un ataque, realizando ejercicios de oscurecimiento y simulacros de evacuación a refugios y medidas de protección ante bombardeos.

En el atardecer del 30 de abril, llegó a los comandantes argentinos el aviso del despegue de aviones Vulcan y Víctor cisternas desde la Isla de Ascensión, apreciándose que tendrían como destino el litoral continental.

Los soviéticos habían desplegado un buque "científico" para que navegara en proximidades de la isla, por lo que presumiblemente fue quien dio el alerta ante semejante movimiento de aviones. Sin embargo, el rumbo tomado por los atacantes sería Malvinas.

A las 4.40 de la madrugada del 1° de mayo se efectivizaba la amenaza del Vulcan, lanzando sobre la pista del aeropuerto la cantidad de 21 bombas de 1.000 libras, de las cuales solo una impactó en forma efectiva, rápidamente reparándose los daños. Se iniciaban así las misiones denominadas "Black Buck" por los británicos.

Con el desarrollo de las operaciones militares, y el acceso a mayor información de inteligencia, la "Opción 13" continuó reformulándose. El 4 de mayo de 1982, el destructor HMS Sheffield fue alcanzado por uno de los dos misiles Exocet lanzado por un par de aviones Super Etendard que operaban desde la Base Aeronaval de Río Grande, en Tierra del Fuego.

La opción de bombardear Buenos Aires se diluía de las planificaciones, que ahora se concentraron principalmente sobre las Bases Aéreas Militares en el sur del continente. En cada oportunidad en que la flota británica recibía un golpe certero de la aviación argentina, se ajustaban las planificaciones ante la presión parlamentaria y de la opinión pública.

No obstante, la idea de bombardear Buenos Aires, que había surgido aún antes del 2 de abril y descartada a medida que evolucionaban las operaciones, recobró vigencia el 13 de mayo, pero para una nueva acción psicológica.

 
Recorte del periódico “Daily Express” del 19 de abril de 1982, con la especulación de los posibles blancos en territorio continental argentino.

Previo a los desembarcos británicos en San Carlos, en la isla Soledad, la aviación argentina basada en tierra era considerada como la principal amenaza para el establecimiento de una cabeza de playa segura.

El Grupo de Proyectos Especiales realizó una propuesta para "pasar el rumor por medios discretos no atribuibles que se están planificando ataques diurnos con bombarderos Vulcan contra blancos al norte en el continente, previos a cualquier desembarco principal en las Islas Malvinas". Con ello se intentaría reducir la cantidad de aviones atacantes en el área de operaciones de Malvinas, replegando algunos elementos hacia los aeródromos en el norte.

De todos modos, para que fuera efectivo, el rumor debía resultar creíble y atractivo para los mandos argentinos, el Grupo consideró que "si se difundiera que los ataques están siendo cambiados a horas diurnas, ello podría motivar a la Fuerza Aérea Argentina a buscar activamente el enfrentamiento a fin de lograr una victoria prestigiosa derribando un Vulcan. Indicando que los ataques serán realizados contra una instalación grande de combustible cerca de Buenos Aires, una opción creíble, se espera que atraiga algunos cazas al norte".

El Coronel T.S. Sneyd, finaliza su informe expresando: "Se recomienda que se otorgue autorización para emplear medios discretos y no atribuibles para informar a las autoridades argentinas que aviones Vulcan van a atacar instalaciones de combustible en el área de Buenos Aires a la luz del día en el futuro cercano. Se destacará que el cambio a bombardeo en horas diurnas es a fin de lograr mayor precisión y así reducir bajas civiles".

Las consecuencias políticas de una acción británica sobre el continente condicionaron cualquier ataque de estas características. Argentina encontraba apoyo en el ámbito de la Organización de Estados Americanos, y siempre quedaba latente la posibilidad de regionalizar el conflicto. Era un riesgo que Gran Bretaña no pretendía asumir. Había justificado su reacción militar en el principio de legítima defensa del Artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas y en la Resolución 502 del Consejo de Seguridad, por lo que un ataque abierto sobre el continente parecía innecesario, y ello pondría en peligro la legalidad de sus acciones.



Siempre existió la posibilidad de que Gran Bretaña pudiera fracasar en su objetivo militar primario en las Islas Malvinas, y que la Fuerza de Tareas fuera humillada. Fue así que, hasta el final del conflicto nunca se descartó la idea de estos ataques sobre el continente, ni se suspendieron las planificaciones.

La opción quedaría reservada para cuando las necesidades operativas militares así lo requirieran, siempre que justificara el medio empleado, y se soportara la condena internacional. La "Opción 13", de "Ataques a blancos seleccionados en Argentina Continental", siempre estuvo sobre la mesa de planificación, a la espera de obtener luz verde en el Gabinete de Guerra.

El bombardeo de la ciudad de Buenos Aires permaneció vigente en la mente de los planificadores británicos como también en el diseño de las acciones de guerra psicológica.

Cumplidos 37 años de que Charly García compusiera la canción "No bombardeen Buenos Aires", ahora sabemos que su plegaria no fue ficción.

sábado, 12 de enero de 2019

Operación Mikado: Destrucción y asesinatos fallidos en Río Grande (2/2)

Nombre en clave Operación Mikado


Parte I | Parte II

Weapons and Warfare







El punto de entrega previsto para el equipo de las Fuerzas Especiales había sido un punto cercano a una estancia aislada a doce millas al noroeste de la base aérea de Río Grande. En el clima cada vez más adverso y el deterioro de la visibilidad, Hutchings colocó su avión a menos de siete millas de la zona de caída designada, cerca de una granja aislada llamada Cerro Seccion Miranda, Tierra del Fuego. En estas circunstancias, este fue un gran logro para la tripulación del Sea King.

El capitán del SAS había estado escuchando y hablando con la tripulación del Sea King durante todo el vuelo. Cuando aterrizaron, avanzó hasta el frente del helicóptero para que Wiggy Bennett pudiera señalarle su ubicación exacta en el mapa. Después de unos momentos, el capitán "A" anunció que estaba abortando la misión.

El líder del SAS dijo que no confiaba en que el avión estaba exactamente donde Wiggy lo declaró. El oficial de SAS sintió que al no estar seguro de dónde estaba, los riesgos se habían vuelto demasiado grandes. El capitán "A" se negó a aceptar que la referencia de cuadrícula de su posición era precisa, a pesar de que el equipo de navegación del helicóptero se había actualizado en un punto de referencia conocido solo quince minutos antes. A pesar de los "mejores esfuerzos" de la tripulación de Fleet Air Arm para persuadirlo de lo contrario, el Capitán "A" decidió abortar la misión y le pidió a Hutchings que lo llevara a él y a sus hombres a Chile.

El capitán 'A' dio la noticia a sus hombres, tres de los cuales ya se habían retirado del Sea King a tierras argentinas. "Lo siento", gritó, "es Chile después de todo". Con estas palabras, el atrevido ataque contra la base aérea argentina llegó a su fin.

Los soldados volvieron a embarcarse y el Rey Marino volvió a despegar. El peligro, sin embargo, estaba lejos de terminar. Todavía estaban en territorio enemigo, su combustible era extremadamente bajo y la visibilidad era casi cero. La prioridad ahora era cruzar a Chile lo antes posible, antes de que los argentinos descubrieran su presencia.

Poco después de que Hutchings despegara, ya que se vio obligado a subir a una altitud más alta para pasar sobre la cordillera de Carmen de Silva que separa el sur de Argentina de Chile, el receptor de advertencia de radar del Sea King comenzó a chirriar insistentemente en los auriculares de las tripulaciones, alertándolos de El hecho de que habían sido detectados por un radar hostil. Solo podían rezar para que los argentinos en Río Grande descartaran el contacto de radar como uno de sus propios aviones.



Aparición sospechosa. Los restos del helicóptero Sea King, cayeron en 1982 en Punta Arenas. Ahora sabemos que era parte de la Operación Mikado.


"La aeronave había sido detectada, los argentinos en Río Grande sabían que había una aeronave que se movía lentamente en un vector de apertura desde el área de la base aérea", señaló Hutchings. “La tensión en el avión se caracterizó por nuestro silencio cercano. Nuestro largo tránsito de Invencible a la costa argentina había sido un asunto bastante platicador, pero ahora nuestro silencio estaba salpicado únicamente por el diálogo esencial. "Todo el tiempo, estábamos cerca de ser hipnotizados por los pulsos del radar en nuestros audífonos".

Varios terribles minutos más tarde, durante los cuales la tripulación temía ser volada del cielo en cualquier momento por un misil tierra-aire, el Sea King finalmente cruzó al espacio aéreo chileno. El estado de combustible del helicóptero era ahora peligrosamente bajo.

Durante la planificación de la operación, se seleccionaron tres ubicaciones potenciales para aterrizar y destruir el helicóptero. Cuál de estos sería elegido realmente por la tripulación del helicóptero dependería de una combinación de factores, incluida la cantidad de combustible disponible en ese momento y la observación visual. Como sucedió, el combustible fue el factor determinante.

Se acordó que primero se debería dejar el SAS para hacer su escape por separado, y luego Hutchings encontraría un lugar seguro para aterrizar y destruir al Sea King lo más lejos posible del equipo de SAS. Cuando Hutchings colocó el helicóptero firmemente en suelo chileno, acusó al Capitán del SAS donde estaban ahora. El Capitán "A" acordó que este era el mejor de los tres lugares propuestos para el aterrizaje, ya que era el único que permitía el acceso directo a la tierra de Argentina, si eso fuera necesario más adelante.

Después de que el SAS hubiera desembarcado, Hutchings siguió volando hasta que encontró una playa aislada en Agua Fresca, a unas once millas de la ciudad de Punta Arenas, para bajar su avión.

En la planificación original de la misión, se había decidido que el helicóptero sería abandonado en aguas profundas. Después de cortar los agujeros en el fuselaje de la aeronave con un hacha y un cuchillo de supervivencia, Hutchings sacó la aeronave al mar y la dejó caer suavemente sobre un mar plano, con el objetivo de nadar hasta la orilla. Pero tan tranquila era el agua, el Rey del Mar se negó a hundirse. Hutchings no tuvo más remedio que volar en helicóptero de regreso a la playa y destruir la máquina, junto con todo el equipo sensible, con explosivos y combustible.
Durante los ocho días siguientes, los tres hombres se dirigieron a la solicitud de las autoridades chilenas. Se organizó una rueda de prensa en la que Hutchings hizo una declaración preparada. En esto, repitió una vez más la historia dada a las autoridades chilenas: “Durante la patrulla marítima experimentamos una falla en el motor. Debido a las condiciones climáticas adversas, no fue posible regresar a nuestro barco en estas condiciones. Por eso buscamos refugio en el país neutral más cercano ”.

La prensa no estaba convencida. Con la especulación intensificada, ese mismo día, los tres hombres fueron expulsados ​​apresuradamente del país por funcionarios de la embajada.

En los años posteriores a la operación, Hutchings descubrió la suerte que él y los demás a bordo de "Victor Charlie" habían sido:

“A lo largo de los años he conocido a varios antiguos reclutas, soldados profesionales y marines cuyo papel en 1982 fue la defensa de los aeródromos y los tanques de almacenamiento de combustible de aviación en la Patagonia. Ahora conozco las disposiciones detalladas de los despliegues de tropas argentinas en esa región durante la guerra.

"Cuando nos dirigimos hacia el norte alrededor de la plataforma de gas en el campo Carena, nuestro avión fue detectado por una de las dos fragatas argentinas que patrullaban cerca de la costa y no más de tres millas de distancia de" Victor Charlie ". El rendimiento de nuestro receptor de advertencia de radar de primera generación, bastante rudimentario, fue deficiente y no pudo detectar la propagación del radar del barco. El barco no nos pudo comprometer debido a nuestra proximidad a la plataforma de gas. Luego, cuando volamos hacia el sur a través de la bahía de San Sebastián, llegamos a un cuarto de milla de un depósito de combustible de aviación que fue fuertemente defendido por una compañía de marines. Oyeron la aeronave, pero gracias a la niebla no pudieron verla, también porque estábamos dentro del alcance de sus armas. También se desprende que el lugar de aterrizaje previsto fue defendido por una compañía de marines, un aterrizaje allí probablemente habría resultado en la destrucción del helicóptero. Además, hubo frecuentes patrullas de los alrededores a pie, vehículo y helicóptero.

“Los argentinos tenían la zona costera patagónica sembrada bastante apretada utilizando infantería, armaduras, artillería, ingenieros, aviación y buques de guerra. Los planificadores militares argentinos anticiparon por mucho tiempo los intentos de interrumpir las operaciones aéreas argentinas a través de actos de sabotaje en los aeródromos y las existencias de combustible de nuestras Fuerzas Especiales, y se asignaron a la defensa del área unos 10.000 soldados. No había inteligencia disponible para la Fuerza de Tarea de ninguna de las defensas militares y actividad en la Patagonia, estábamos volando a ciegas ".

El fracaso de Plum Duff convenció a los comandantes británicos de que la Operación Mikado, el asalto aéreo a gran escala en la base aérea de Río Grande, ya no era una propuesta práctica. El plan fue abandonado silenciosamente.

Trágicamente, la amenaza mortal planteada por Exocet se subrayó el 25 de mayo, cuando los Super Étendards que operan en Rio Grande obtuvieron otro éxito, hundiendo el gran barco de contenedores Atlantic Conveyor. Sin embargo, podría haber sido aún peor. Se cree que este Exocet primero se fijó en el HMS Invincible, que estaba en la misma área, pero en el último momento fue expulsado por "paja": tiras de papel de aluminio disparadas al aire para confundir el radar a bordo del misil.

Sin embargo, en retrospectiva, fue tan bueno como la misión de destruir a los Super Étendards y sus misiles Exocet habían sido cancelados. Después de la guerra, se descubrió que la base de Río Grande había sido defendida por no menos de cuatro batallones de marines bien entrenados, mucho más de lo que el SAS había anticipado. Al mismo tiempo, los aviones Super Étendards se habían trasladado, a principios de mayo, a revestimientos fortificados colocados a lo largo de la carretera costera, cada uno fuertemente defendido.

Si Mikado se había adelantado, el apodo sardónico dado a la operación por parte de los miembros de la unidad de élite, "Certain Death", bien podría haber demostrado ser demasiado preciso.

domingo, 6 de enero de 2019

Operación Mikado: Destrucción y asesinatos fallidos en Río Grande (1/2)

Nombre en clave Operación Mikado

Parte I | Parte II


Weapons and Warfare



Aviones de transporte nocturno de Hércules C130K de la RAF



 El 26 de mayo de 1982, tres hombres con ropa civil adquirida apresuradamente dieron una conferencia de prensa a los medios de comunicación del mundo en una sala de recepción en la embajada británica en la capital chilena, Santiago. Los tres eran la tripulación de un 846 Naval Air Squadron Westland Sea King HC. 4 helicópteros (número de serie ZA290 y VC codificado) que operaban desde el portaaviones HMS Invincible.

Unos días antes habían aterrizado cerca de la pequeña ciudad costera de Punta Arenas, en el extremo sur de Chile. 1 Leyendo de una declaración preparada, uno de los hombres, el piloto de Royal Marine, el teniente Richard Hutchings, explicó que su helicóptero había desarrollado una falla mientras estaba en una patrulla de rutina, lo que lo obligó a desviarse a Chile. Sin embargo, ni una palabra de la declaración fue cierta.

Justo después de las 11.00 horas del 4 de mayo de 1982, un misil Exocet golpeó y hundió al destructor Tipo 42 HMS Sheffield. El ataque envió ondas de choque a través de la Fuerza de Tarea. Si alguno de los dos portaaviones británicos, Hermes o Invencible, sufriera una suerte similar, la recuperación de las Islas Falkland sería mucho más difícil, si no imposible. Pronto se descubrió que Argentina poseía al menos tres más de los misiles mortales. Habría que hacer algo para eliminar lo que ahora se consideraba la mayor amenaza para toda la expedición. Con el nombre de la Operación Mikado, la solución propuesta fue volar dos aviones RAF Lockheed C-130 Hércules, cargados con unos cincuenta y cinco efectivos de SAS fuertemente armados, y aterrizarlos directamente en la pista de aterrizaje de la base aérea de Río Grande en el sur de Argentina Región de fuego. La inteligencia sugirió que este aeródromo era el hogar de los Super Étendards equipados con Exocet de la armada aérea argentina.

Una vez en tierra, las tropas británicas destruirían los aviones enemigos y los misiles Exocet que encontraron. Los soldados del SAS que sobrevivieron al asalto luego se dirigieron a pie al vecino Chile. Aunque técnicamente neutral, la larga enemistad de Chile con Argentina significaba que la primera estaba ayudando en secreto al esfuerzo de guerra británico.

Quizás no sorprendentemente, cuando el comandante, el brigadier Peter de la Billiere, presentó el plan a los hombres del SAS, muchos lo calificaron de inmediato como "Operación de muerte segura". Y cuando el primer oficial de SAS elegido para liderar el asalto señaló que Mikado era efectivamente una misión suicida, fue reemplazado de inmediato. Sin embargo, y pese a los enormes riesgos políticos de emprender una acción militar directa contra el territorio continental argentino, se juzgó que la amenaza a la Fuerza de Tarea de los Exocets superaba los inconvenientes. La operación recibió luz verde.


helicoptero Westland Sea King HC. 4
Pero si Mikado tuviera la más mínima posibilidad de éxito, tendría que llevarse a cabo un reconocimiento visual inicial del terreno en Río Grande, sobre todo para confirmar que los Super Étendards se basaban en ellos y medir la fuerza de las defensas. en la base aérea. Con ese fin, se ideó la operación Plum Duff, algo excéntrica.

Esto implicaría un helicóptero Sea King de la Fuerza de Tarea que realiza un vuelo peligroso de largo alcance a través del Atlántico Sur hasta Tierra del Fuego con una patrulla SAS de nueve hombres. Una vez que aterrizaron, su tarea era establecer un puesto de observación encubierto y monitorear la actividad en la base aérea de Río Grande, enviando información por radio a los comandantes británicos. Si se presentaba la oportunidad, la patrulla SAS iba a destruir a los Super Étendards.

Sería una misión de una sola vía para la tripulación del Sea King ya que el helicóptero no podría llevar suficiente combustible para regresar al Grupo de trabajo. Una vez que dejaron el equipo de SAS, volarían a Chile neutral y, después de ocultarse durante una semana para ocultar el verdadero propósito de su misión, se entregarían a las autoridades chilenas.

Con los aterrizajes planeados de las fuerzas británicas en las Malvinas para retomar las islas programadas para el 21 de mayo, período durante el cual los barcos británicos serían más vulnerables al ataque de Exocet, no había tiempo que perder.

Se pidió a los voluntarios que volaran el SAS. El teniente Richard Hutchings RM se adelantó. Una vez elegido, el teniente Alan Bennett (conocido como "Wiggy") y el líder de la tripulación aérea Pete Imrie completaron su tripulación.

Los peligros que enfrentaban los hombres eran enormes. La Fuerza Aérea Argentina tenía un escuadrón de aviones de combate Mirage estacionados en el sur del país, listo para interceptar a cualquier intruso, así como numerosos cañones antiaéreos controlados por radar. Las distancias involucradas también fueron enormes. Por lo tanto, obtener un Sea King completamente cargado en el área objetivo presentaría un desafío formidable.

También le quedó claro a Hutchings que el propio equipo de SAS estaba profundamente dividido sobre la viabilidad de Plum Duff. "A medida que pasaba el tiempo", revela Hutchings, "se hizo evidente que había cierta inquietud dentro del equipo sobre aspectos de la misión. Habiendo escuchado una serie de desacuerdos que me preocuparon, sentí que antes de partir tenía que compartir mis observaciones con el Capitán "A" [primer nombre Andy, el oficial de SAS al mando de la misión] y el Capitán de HMS Invincible en cuanto a su aparente inquietud. "No pude evitar pensar que la operación estaba destinada a tener un comienzo poco propicio".

Bajo el manto de la oscuridad, y protegido por una pantalla de buques de guerra escoltantes, el HMS Invincible, escoltado por la fragata Tipo 22, el HMS Broadsword, había navegado hacia el oeste y tan cerca de la costa sudamericana como su capitán se atrevió. Apenas quince minutos después de la medianoche del 18 de mayo de 1982, con los soldados del SAS embarcados, el Sea King se levantó de la cubierta de vuelo y desapareció en la noche sin luna.

Volando a una altura de poco más de cincuenta pies para evitar la detección del radar, el vuelo transcurrió sin incidentes. Pero a medida que se acercaban a la costa irregular de Tierra del Fuego, las cosas empezaron a ir mal. La niebla espesa comenzó a acercarse. Incluso con la ayuda de sus gafas de visión nocturna, la navegación en la oscuridad se volvió difícil. Entonces, de repente, una luz brillante iluminó el cielo a unos kilómetros por delante de ellos.

"Inicialmente incapaz de distinguir su forma, continué volando en el mismo rumbo, pero reduje la aeronave a sesenta nudos", recordó Hutchings. “Cuando aproximadamente a cuatro millas de distancia me di cuenta, para mi horror, que la luz era una llama larga, una llamarada que ardía desde el extremo de una torre en una plataforma de gas exploratoria; Nos habíamos tropezado con un campo de gas en alta mar argentino ".

Se requería un desvío para evitar ser visto por aquellos en la plataforma, lo que reduciría aún más su combustible cada vez más reducido. Siguió más mala suerte, y cuando el helicóptero llegó a tierra, la niebla había empeorado considerablemente.

"La visibilidad se deterioró rápidamente con cada milla que pasaba", continuó Hutchings. "Sabía que no pasaría mucho tiempo antes de que se me agotaran las referencias visuales externas para volar el avión". Subir el avión por encima de la capa de niebla nos habría expuesto a la detección por el radar que se sabe está en Río Grande y, por lo tanto, no era una opción. Quedando rápidamente sin ideas y opciones, aterricé la aeronave con la certeza de que sería mi última oportunidad para hacer un aterrizaje seguro mientras mantengo el control total "

domingo, 12 de agosto de 2018

Versión británico-chilena del ataque al HMS Invincible (Parte 2/2)

El ataque a la Task Force del 30 de mayo de 1982

Una visión exclusivamente británica de los acontecimientos


HMS Invincible: Versión británica del ataque

Parte 1 | Parte 2



V.-

En el Invincible, acababan de posarse dos helicópteros Sea King del 820 Naval Air Squadron que, en configuración antisubmarina, habían sido desplegados el día anterior al RFA Tidepool (un buque tanque) para brindarle protección (54), cuando se anunció el ataque aéreo.

A popa del buque, el Lt. (Teniente de Navío) C. H. Cantan se encontraba en alerta 5 minutos dentro del Sea Harrier XZ495/003 (801 Naval Air Squadron) (55). El avión tenía su carga habitual de 2 misiles aire-aire Sidewinder modelo “L”, dos cañones Aden de 30 mm y dos tanques de combustible completos.En ese momento, se le dio la orden de decolar, poniendo rumbo 220º a 1500 pies.

A poco de ello, el piloto vió una estela, que consideró era de un misil a baja altura, con rumbo NE, así como detectó al Sur, en su radar Blue Fox y por breves momentos, a un contacto aéreo distante a 12 millas náuticas. Poniendo proa al mismo, fue iluminado de imprevisto por un radar 909 de control tiro (posiblemente del Exeter) lo cual lo obligó a evadir y alertar por diversos canales su presencia. Poco después, superado el susto, se le indicó que cancelara su tarea, en tanto los contactos se abrían hacia el Oeste a una velocidad tal que no hacía razonable la persecución.

Se posicionó, entonces, para una Patrulla Aérea de Combate al Sur Oeste de la fuerza, volando en total 1 hora 20 minutos y luego regresando al portaaviones. Por otra parte, el Flight Lt (Primer Teniente) Ian Mortimer, asignado también al 801 NAS, había despegado del portaaviones a las 1635z para una patrulla aérea de combate en las cercanías de la capital, donde no había tenido contactos pero si recibido fuego (inefectivo) desde tierra (56).

Encontrándose en camino de regreso, fue informado por el controlador aéreo de la alerta roja por posible ataque de Exocet, siendo vectoreado al 130° por la presencia de un contacto a 45 millas náuticas de su posición. El mismo se perdió, pero fue readquirido muy brevemente por el portaaviones, indicando que se encontraba entonces a 27 millas (57). El Primer Teniente Mortimer investigó, acercándose hasta 10 millas de la posición, para apontar a las 1750z, ya finalizada la alarma (58). Vale aclarar, también, que a las 1719z, una pareja de Sea Harriers (del 800 NAS) había sido lanzada desde el Hermes (59).
Según el controlador aéreo del Invincible, el Lt. (Teniente de Navío) P. G. King, estuvieron muy cerca ese día:
“El 30 de mayo estuvimos cerca de interceptar a los Super Etendard – posiblemente la experiencia más estimulante que viví, tratando de agarrarlos con dos Sea Harrier (60). Cuando los incursores se retiraban, el Lynx asustado por el primer misil se recuperaba:Un poco sobresaltados nos dimos cuenta que, de repente, no se escuchaba nada en la radio. Al Norte, pude ver un buque con mucho humo y algo como explosiones. Fuimos a investigar. Era el Exeter, el humo de sus chimeneas y el reflejo del sol sobre sus radares”.



VI.-


Mientras tanto, el Exocet había penetrado la cortina exterior, pasando presuntamente primero a estribor y cerca de la popa del Avenger (sin ser observado visualmente por nadie allí) y luego por las inmediaciones del Exeter.
La Andromeda, en el camino del Exocet, adquirió al misil en su radar 967 y, con el misil en acercamiento y a unas 10 millas náuticas, fue tomado por el radar 910 de control tiro del Sea Wolf (62).
Todas las unidades de defensa, prácticamente, estimaban que el misil se había enganchado y venía hacia ellos.

Así, dentro del Glamorgan, según Ian Inskip, oficial en el puente del buque:
Un (helicóptero) Lynx informó un rastro de humo viniendo en nuestra dirección e incrementamos nuestra velocidad y enfilamos hacia la amenaza. Estimando la inclinación y alcance del misil, determiné que en su curso normal pasaría a cerca de media milla de distancia, pero esto aún estaba en la visión de la cabeza buscadora del misil. Si nos detectaba, viraría hacia nosotros y posiblemente impactara. Cortando el viento, una vez más éramos la escolta prescindible protegiendo las unidades de mayor valor (63).

El Glamorgan efectuó disparos de cañón hacia donde se esperaba al misil, sumando desconcierto (64). El Cardiff también hizo algunos disparos, con armas menores, hacia fogonazos en el horizonte, que luego se determinó eran los misiles lanzados por el Exeter. A las 1737 y 30 segundos fue detectado humo por un observador en la HMS Ambuscade y, luego, una explosión en el agua, estimándose (teniendo en cuenta también lo informado por el radar del mismo buque) que el hecho ocurrió a 7,8 millas náuticas de la fragata (65). En ese momento, también fue perdido el contacto del misil por la Andromeda.

VII.-


En aquellos confusos momentos, la situación no era muy distinta en el Invincible, que navegaba ya en rumbo 060º (66). El Petty Officer (Suboficial Segundo) Rod Fearnley, en la cubierta de vuelo del portaaviones, recuerda haber buscado protección frente a un impacto; el ataque, que sucedía fuera de su alcance visual, era relatado (pareciera sin mucha precisión) por los altavoces del buque. Anotó en su diario pasados los acontecimientos:
“Mucho frío. Lluvia y aguanieve. El buque estuvo en alerta por ataques de Super Etendard a las 1830 y 2230. Durante el primer ataque, el Exeter derribó a los misiles enemigos ¡Bien por él! La Ambuscade asustó a los demás. Nosotros solo lanzamos chaff D (67)”.

Otro tripulante, el Warrant Officer (Suboficial Mayor) Nicholas Lutwyche estaba a cargo de una de las ametralladoras (GPMG) que servían improvisadamente a la defensa inmediata del buque.Con mil disparos listos, ubicado en la banda de babor y a proa (cerca de la planta generadora de oxígeno líquido) esperó pacientemente que se acercara algún blanco, pero no divisó a ninguno (68).

VIII.-


Minutos más tarde, el Wessex V puso proa al sitio de la explosión del segundo Skyhwak (muy cerca de la Avenger), detectando el agua marina teñida de turquesa y restos flotando en el agua (69). Desde el Lynx de la Andromeda se pudo divisar también el agua coloreada y restos de un asiento eyector sumergiéndose lentamente (70). Un suboficial en el Wessex bajó un gancho de salvamento y tomó una pequeña balsa de una plaza, repleta de agujeros. También, desde el Avenger, se bajó un bote, que recuperó una pequeña pieza de un avión y una parte de un cuerpo. Creo que estaba en un chaleco salvavidas o similar. Me parece que también el Wessex recuperó algo (71).



IX.-


Los reportes de derribos, inmediatamente luego del ataque, fueron confusos. El Exeter se adjudicó el derribo de un Super Etendard, así como otro contacto aéreo de características indeterminadas (72) A su vez, el Avenger se anotó un Exocet (73) y, poco más tarde, también reclamó un A-4 (74).

Días más tarde, el comando de la flota determinó que el ataque había sido quizá efectuado por uno o dos Super Etendard, acompañados por tres o cuatro Skyhawks (75), y que posiblemente el Exeter, con sus Sea Dart, había impactado a los dos A-4. El comandante del Exeter, asimismo, en una nueva evaluación de los hechos, consideró que, con un 100 % de seguridad, su buque había derribado a los dos A-4 (76).También, se señaló que un Exocet ingresó a los anillos interiores de defensa, y que otro segundo posiblemente no salió de su lanzador, no pudo volar o siguió en tandem al primero (77).

Pero, con el análisis de aeronaves involucradas del tipo A-4 (que conocemos fueron cuatro), se presenta como una contradicción que el Exeter reclamara un segundo derribo a las 1734z y 30 segundos, cuando el Avenger señaló ser atacado por tres aeronaves a las 1737z. Asimismo, se estimó que el Exocet lanzado tuvo un recorrido de 64 km, si se toma una línea recta entre la detección del lanzamiento y donde cayó al agua (es decir, mayor si se tiene en cuenta cualquier giro del misil). Dicha distancia está muy por encima del alcance máximo del arma, si es lanzada a baja cota (alrededor de 50 km).

X.-


El ataque del 30 de mayo de 1982 tomó a los británicos enteramente por sorpresa. Según el comandante de la flota, “
Como misión de ataque, no estaba mal pensada, aún cuando requería desviarse demasiado” (78). Y el comandante del Invincible (J.J. Black) consideró, por su parte que los argentinos:
“Intentaron un plan ingenioso, que casi resultó exitoso” (79)

Según el CO del Exeter, Hugh Balfour:
“Hicieron una misión remarcable, volaron millas y millas desde Argentina, se reaprovisionaron varias veces en esos aviones con solo un tripulante...realmente una operación excepcional, eficiente y muy excitante. Tengo gran respeto a los argentinos por lo que hicieron; una gran operación para los estándares de cualquiera. Fue muy valiente (80).
Para la Fuerza de Tareas Británica, desde la detección inicial de voces en HF, hasta el egreso de los Skyhawk, todo había durado escasos siete minutos. El éxito en repeler el ataque, se consideró, se debió al lanzamiento de chaff, así como la rápida maniobra de los buques, en mostrar su proa o popa al misil, para minimizar el blanco (81).
Como lección, se entendió que el lanzamiento de chaff se debía efectuar a la brevedad de detectado cualquier radar Agave.

XI-


Habiendo pasadas escasas horas, quedaba claro (a las fuerzas británicas) que el ataque a la flota, había tenido como principales protagonistas al destructor HMS Exeter y a la fragata HMS Avenger. Por ello, en forma clara, el oficial de guardia de Invincible anotó en la parte reservada para el resumen del día “Ataque por Super Etendard – sin daños” (82), el del Exeter “Turnos de Defensa en la ZET. Grupo atacado por Super Etendard” (83) y el del Avenger, solamente “Turnos de defensa – Operación Corporate” (84). Casi inmediatamente, se radió a los submarinos en el teatro que “Cuatro aviones habían atacado y errado al Invincible, de los cuales dos habían sido derribados” (85). Y, por último, se elevó un informe al Cuartel General, que informó al Gabinete y este al Parlamento Británico, que “se había producido un ataque no exitoso al HMS Invincible el 30 de mayo, por parte de aviones argentinos Super Etendard equipados con Exocet” (86) Entonces, lo único que quedaba claro, era que a nadie le quedaba claro que había pasado con el ataque al Invincible.

Referencias 

1)- Sciaroni (2012:59-73).
2)- Arancibia Clavel y De la Maza Cave (2003:354).
3)- La operación “Shutter” se desarrolló desde fines de mayo a principios de junio y consistía en reportar los despegues desde Río Grande, Río Gallegos y Comodoro Rivadavia. No queda claro que fuerza en el terreno reportaba esos avistajes (ver An examination of Argentine air effort during the Falklands Campaignen DEFE 58/273)

4)- El Valiant, ese 30 de mayo detectó un contacto sonar clasificado como posible lancha rápida TNC 45, en una caleta al norte de Isla de los Estados. Clasificó además cuatro contactos aire, según sus (limitados) medios MAE, a saber: un Hércules, un Dagger, un Bandeirante y un Tracker. La meteorología debía ser mala ese día, ya que ningún contacto pudo ser corroborado visualmente. Ver Le Marchand, T. (HMS Valiant) Report of Proceedings.
5)- Le Marchand, T. (HMS Valiant) Report of Proceedings.
6)- HMS Invincible Falklands Islands Campaign Diary (DEFE 69/844).
7)- Ver HMS Invincible ship log. Las bitácoras, los informes de los ataques y otros documentos oficiales fueron desclasificados por el Reino Unido el último día hábil del año 2012. Algunos de ellos resultan de libre consulta en los National Archives, en Kew, Inglaterra y otros todavía están siendo liberados, paulatinamente, a través de dicha institución. El diario de guerra del Invincible y de los 801 y 820 NAS fueron especialmente cedidos por el Ministerio de Defensa británico para este ensayo.
8)- Memorando a Margaret Thatcher del Ministerio de Defensa (“Exocet Attack, 25th May”).
9)- Johnson, A. (HMS Onyx) Report of Proceedings.
10)- Operation Corporate – Analysis of Exocet firing 30 May 82. El documento está fechado el 8 de junio de 1982 y firmado por el Almirante John Fieldhouse, como comandante de la Fuerza de Tareas y Comandante en Jefe de la Flota.
11)- McManners (2007:184).
12)- McManners (2007:184).
13)- Woodward y Robinson (2012:430).
14)- Brown (1989:255)
15)- Teniendo en cuenta que resulta el presente un análisis desde la perspectiva británica, todos los tiempos serán los utilizados por la flota, calculados en hora Z (“Zulu”), tres horas más que hora argentina.
16)- Friedman (2006:393).
17)- HMS Invincible ship log, HMS Avenger ship log, HMS Exeter ship log y HMS Hermes ship log. Todas las bitácoras manifiestan que la alarma se recibió también a las 1730z, menos la del Invincible que indica 1731z.
18)- Email de Larry Jeram Croft, 10 de febrero de 2014.
19)- Friedman (1997:522).
20)- Email de Larry Jeram Croft, 10 de febrero de 2014.
21)- Woodward y Robinson (2012:430).
22)- Operation Corporate – Analysis of Exocet firing 30 May 82.
23)- Email de Ken Griffiths, 11 de febrero de 2014.
24)- La palabra clave Zippo alerta a las unidades que un ataque con misiles es inminente, o se encuentra en progreso. UNO: misil detectado a corta distancia; DOS: misil lanzado desde superficie o de submarino detectado a larga distancia; TRES: misil lanzado desde avión detectado a larga distancia; CUATRO: ataque con misiles inminente.
25)- Evans (2007).
26)- Report of Captain Salt, Loss of HMS Sheffield, Board of Inquiry. Annex C.
27)- Operation Corporate – Analysis of Exocet firing 30 May 82.
28)- Operation Corporate – Analysis of Exocet firing 30 May 82.
29)- Woodward y Robinson (2012:429).
30)- Middlebrook (1988:287).
31)- Brown (1989:255).
32)- Email de Tony Bolingbroke, 11 de febrero de 2014.
33)- Middlebrook (1988:287).
34)- Email de Tony Bolingbroke, 11 de febrero de 2014.
35)- Operation Corporate – Analysis of Exocet firing 30 May 82.
36)- Middlebrook (1988:287).
37)- Operation Corporate – Analysis of Exocet firing 30 May 82.
38)- Email de Ken Griffiths, 11 de febrero de 2014.
39)- Operation Corporate – Analysis of Exocet firing 30 May 82.
40)- Operation Corporate – Analysis of Exocet firing 30 May 82.
41)- Email de Larry Jeram Croft, 6 de febrero de 2014.
42)- Balfour (1994).
43)- Balfour (2009).
44)- Email de Tony Bolingbroke, 11 de febrero de 2014.
45)- McManners (1986).
46)- Balfour (2009).
47)- Middlebrook (1988:287).
48)- Operation Corporate – Analysis of Exocet firing 30 May 82.
49)- Email de Tony Bolingbroke, 11 de febrero de 2014.
50)- Email de Tony Bolingbroke, 1º de octubre de 2012.
51)- Middlebrook (1988:287).
52)- Balfour (1994).
53)- Email de Ken Griffiths, 17 de febrero de 2014.
54)- Op Corporate Falklands Conflict, 820 Naval Air Squadron, HMS Invincible flight report (DEFE 69/838).
55)-Entrevista telefónica con C. H. Cantan, 28 de marzo de 2014. La información suministrada coincide con los registros del Op Corporate Falklands Conflict 801 Squadron Operational Diary (DEFE 69/1085).
56)- Op Corporate Falklands Conflict 801 Squadron Operational Diary (DEFE 69/1085).
57)- Op Corporate Falklands Conflict 801 Squadron Operational Diary (DEFE 69/1085).
58)- El Flight Lt Mortimer fue derribado dos días después por un misil Roland, en las cercanías de Puerto Argentino.
59)- HMS Hermes ship log. A las 1747z, asimismo, fueron lanzados desde el mismo buque dos Sea Harrier y 2 Harrier Gr3 de la RAF.
60)- King (1983:112).
61)- Email de Larry Jeram Croft, 6 de febrero de 2014.
62)- Email de Larry Jeram Croft, 10 de febrero de 2014.
63)- Inskip (2012:129).
64)- Inskip (2012:129).
65)- Operation Corporate – Analysis of Exocet firing 30 May 82.
66)- HMS Invincible ship log.
67)- Email de Rod Fearnley, 14 de febrero de 2014.
68)- Email de Nycholas Lutwyche, 13 de mayo de 2014.
69)- Benson (2012:213)
70)- Email de Larry Jeram Croft, 6 de febrero de 2014.
71)- Email de Tony Bolingbroke, 12 de febrero de 2014.
72)- HMS Exeter ship log.
73)- HMS Avenger ship log.
74)- Email de Tony Bolingbroke, 12 de febrero de 2014.
75)- Operation Corporate – Analysis of Exocet firing 30 May 82.
76)- Balfour (1994).
77)- Operation Corporate – Analysis of Exocet firing 30 May 82.
78)- Woodward y Robinson (2012:429-30).
79)- McManners (2007:184).
80)- Balfour (1994).
81)- Operation Corporate – Analysis of Exocet firing 30 May 82.
82)- HMS Invincible ship log.
83)- HMS Exeter ship log.
84)- HMS Avenger ship log.
85)- Diario de un oficial submarinista británico, tripulante del HMS Conqueror. En copia en poder del autor, recibido en forma directa de quien lo escribió.
86)- South Atlantic Presentation Unit (82) 30 en Thatcher MSS (Churchill Archive Centre).
Bibliografía de referencia Publicaciones Arancibia Clavel, P. y De la Maza Cave, I. (2003).
Matthei, mi testimonio, Santiago de Chile: Editorial Random House.
Balfour, H. Exeter Antigua to the Falklands, 2009, http://www.hms-exeter.co.uk/Falk_82_1.html [Recuperada: lunes, 5 de mayo de 2014]
Balfour, H. (1994). IWM Interview, (grabación de audio), Londres: Imperial War Museum, Número de catalogo 14596.
Benson, H. (2012). Scram!, Londres: Random House.
Brown, D. (1989). The Royal Navy and the Falklands War, Londres: Arrow Edition.
Evans, M. (2007) “Legal fears left Atlantic Conveyor defenceless”,
Diario The Times, Edición del 11 de diciembre.
Friedman, N. (2006). The Naval Institute guide to world naval weapon systems – Fifth Edition, Annapolis: Naval Institute Press.
Inskip, I. (2012). Ordeal by Exocet: HMS Glamorgan and the Falklands War, Londres: Frontline Books.
King, P.G. (1983). “HMS Invincible: some individual recollections”,
The Naval Review, Londres: The Naval Review, Año LXXI, Nro. 2, Abril, 108-118.
McManners, H. (1986). “Avenger”, Revista Cuerpos de Elite, Barcelona: Planeta - De Agostini, Nro. 97.
McManners, H. (2007). Forgotten Voices of the Falklands, Londres: Ebury Press.
Middlebrook, M. (1988). Task Force. The Falklands War 1982, Londres: Penguin Books.
Sciaroni, M. (2012). “Alerta temprana desde submarinos. La experiencia de la Royal Navy en Malvinas 1982”, Revista de la Escuela de Guerra Naval, Buenos Aires: Escuela de Guerra Naval, Año XLII, Nro. 58, Octubre, 59-73.
Woodward, J. F. y Robinson, P. (2012). One Hundred Days, Londres: Harper Collins Publishers.
Documentos oficiales británicos
Bitácoras:
HMS Invincible ship log (ADM 53/189407); HMS Hermes ship log (ADM 53/189351); HMS Avenger ship log (ADM 53/190138) y HMS Exeter ship log (ADM 53/189189).
Informes de operaciones:
Exocet Attack, 25th May (PREM 19/650).
Operation Corporate – Analysis of Exocet firing 30 May 82 (DEFE 58/273).
Op Corporate Falklands Conflict, 820 Naval Air Squadron, HMS Invincible flight report (DEFE 69/838).
HMS Invincible Falklands Islands Campaign Diary (DEFE 69/844).
Op Corporate Falklands Conflict 801 Squadron Operational Diary (DEFE 69/1085).
An examination of Argentine air effort during the Falklands Campaign/Operational Research Branch report (DEFE 58/273).
Report of Captain Salt, Loss of HMS Sheffield, Board of Inquiry. Annex C (Naval Historic Branch).
South Atlantic Presentation Unit (82) 30 (Thatcher MSS -Churchill Archive Centre: THCR 2/6/2/163).
HMS Onyx, Report of Proceedings
HMS Valiant, Report of Proceedings (Naval Service FOI Coordination Cell – request 10-12-2010-101254-002)
Todos los documentos se encuentran en los National Archives británicos (en Kew), salvo aclaración en contrario.

Entrevistas


Teniente de Navío Larry Jeram Croft 815 NAS (HMS Andromeda)
Cabo Segundo Kenneth Griffiths HMS Cardiff
Capitán de Corbeta Tony Bolingbroke HMS Avenger
Teniente de Navío Charles Cantan 801 NAS (HMS Invincible)
Suboficial Segundo Rod Fearnley HMS Invincible
Suboficial Mayor Nicholas Lutwyche HMS Invincible

Fuente: ACCIONES AERÉAS EN EL CONFLICTO DEL ATLÁNTICO SUR 1971-1982.
Buenos Aires 8, 9 y 10 de septiembre de 2014.

ACTAS DEL III CONGRESO INTERNACIONAL DE HISTORIA AERONÁUTICA MILITAR ARGENTINA “ACCIONES AÉREAS EN EL
CONFLICTO DEL ATLÁNTICO SUR, 1971-1982”.

domingo, 5 de agosto de 2018

Versión británico-chilena del ataque al HMS Invincible (Parte 1/2)

El ataque a la Task Force del 30 de mayo de 1982

Una visión exclusivamente británica de los acontecimientos



Parte 1 | Parte 2


Enviado por el .magíster Mariano Pablo Sciaroni- ponencia en el III Congreso Internacional de Historia Aeronáutica Militar Argentina (septiembre de 2014). Actas del congreso disponibles en la Dirección de Estudios Históricos, Fuerza Aérea Argentina. El ataque del 30 de mayo de 1982, llevado a cabo por aviones Super Etendard de la Aviación Naval y A-4C Skyhawk de la Fuerza Aérea Argentina, resulta una de las acciones más controversiales del conflicto por nuestras Malvinas.

Lo que aquí se expone, resulta un relato de los hechos según fueron apreciados exclusivamente por los miembros de la Fuerza de Tareas Británica.
Este ensayo, entonces, resulta un análisis parcializado de los siete minutos de aquella tarde. No se tomaron en cuenta documentos ni testigos argentinos, ni tampoco análisis británicos o de otros países que siquiera intentaran conjugar las dos visiones de este particular evento. Solamente se analizan documentos oficiales británicos, libros que escribieron los protagonistas de los hechos o de historiadores que los entrevistaron, así como se incorporan testimonios directos.

Realmente, el objetivo de este trabajo no es arribar al esclarecimiento absoluto del ataque, ni tampoco plantear una visión equilibrada del mismo. El fin, muy modesto, es solamente intentar relatar lo que los marinos británicos dicen que sucedió dicho día. Es decir, reconstruir, en la medida de las posibilidades, una parte de la verdad.

Vale indicar que muchas veces se consideró que la “versión británica” indicaba que se había impactado al casco del SS Atlantic Conveyor (hundido días antes), que el Exocet había sido derribado en vuelo, así como surgían otras respuestas cambiantes, algunas pareciera malintencionadas. Esperemos que este pequeño ensayo traiga a luz acerca de lo que resulta la versión definitiva desde la Fuerza de Tareas.
Como se verá, este relato no carece de contradicciones y, muchas veces, deja más preguntas que respuestas. Esclarecer esos interrogantes, sin embargo, quedará para investigaciones futuras.



I.-


Para el grupo de batalla de portaaviones británico, al comando del Almirante John Forster “Sandy” Woodward, la tarde del 30 de mayo de 1982 discurría sin demasiados sobresaltos.

Si bien el ataque de Exocet que había impactado (y luego hundido) al portacontenedores SS Atlantic Conveyor había demostrado la capacidad argentina de ingresar al corazón de la flota, no se habían tomado medidas adicionales para la protección de los dos vitales portaaviones, el HMS Hermes y el HMS Invincible.

Careciendo de alerta aérea temprana embarcada, la primera alarma de un posible ataque provenía de los submarinos estacionados frente a las costas argentinas (1), así como un radar de la Fuerza Aérea de Chile (FACH) desde un cerro en las cercanías de Punta Arenas (2) barría, con su alcance de 200 millas náuticas, las bases de Río Grande y Río Gallegos. En ambos casos, más las noticias que podían dar tropas especiales en el territorio continental (3), la información recolectada llegaba directamente al portaaviones HMS Hermes por un canal seguro, distribuyéndose luego a los otros barcos.De tal forma, se contaba con un preaviso de 30 a 40 minutos, tiempo que demoraba un avión en llegar desde el continente a un blanco en Malvinas o sus cercanías.

Pero el submarino HMS Valiant, un nuclear al mando del Commander (Capitán de Fragata) Tom Le Marchand, operando en las cercanías de Isla de los Estados, no realizó detecciones de significancia que pudieran poner en preaviso a la flota (4). Vale indicar que, el día anterior, había detectado y clasificado en forma electrónica un radar de Super Etendard (5). Sin embargo, información sobre un posible ataque aéreo (“Alerta Amarilla”), proveniente de otras de las fuentes mencionadas, arribó a las 1645z (6). Cuarenta minutos después, sin que nada sucediera, la alerta fue cancelada.Los buques británicos en alta mar, por tanto, ya no esperaban ninguna acción enemiga.

En ese momento, el núcleo de la flota, centrado en el HMS Invincible, se encontraba a unas 110 millas náuticas de Puerto Argentino, al radial 080º (7), con una disposición que daba la máxima protección posible a un ataque aéreo desde el Oeste y el Nor-Oeste.

Aquí, cabe recordar que el ataque anterior con Exocet (el 25 de mayo) había venido del cuadrante Norte y, especialmente, la inteligencia británica había estimado que los Super Etendard de la 2da Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque (únicos que podían lanzar los misiles aire/mar franceses) del Comando de Aviación Naval podrían estar operando desde la pista de Puerto Deseado (8).

Este convencimiento prosiguió varios días más y, tan fuerte resultaba, que el 2 de junio se ordenó a una tropa de SBS (Special Boat Service), a bordo del submarino HMS Onyx, que desembarcara en proximidades de dicha localidad y destruyera las instalaciones aéreas. Dicha misión fue cancelada al día siguiente, cuando el submarino se encontraba ya en navegación (9).

Volviendo a la disposición de la flota, tres destructores con misiles antiaéreos Sea Dart se encontraban en un semicírculo que, como un escudo, le daba protección. Desde el norte al sur, los HMS Bristol (Tipo 82), HMS Cardiff y HMS Exeter (estos dos del Tipo 42) vigilaban los cielos de aeronaves enemigas, estando ubicados a una distancia entre 35 y 20 millas náuticas del núcleo.

Como protección del anillo intermedio, y especialmente dando cobertura antisubmarina, entre 5 y 10 millas del centro de la formación, se encontraba la fragata Tipo 21 HMS Ambuscade, así como el destructor Tipo County HMS Glamorgan, ambos con misiles de menores prestaciones. En las cercanías de la Ambuscade operaba la fragata clase Leander HMS Andromeda. El anillo cercano y el núcleo de la fuerza (cuyo guía del día era el RFA Regent), incluía a más fragatas (por ejemplo, las HMS Plymouth y HMS Alacrity) otros importantes buques logísticos, de desembarco y al HMS Invincible (10).

Inusualmente, el portaaviones no tenía ese día ningún buque de escolta cercana (11) armados con los letales misiles Sea Wolf. El Invincible también tenía otro problema: ese día reportaba fuera de servicio a su propio sistema misilístico Sea Dart (12).El otro portaaviones, el HMS Hermes, por su parte, se encontraba a unas 7 millas náuticas al norte del Invincible (13).

Vale agregar que el clima no era malo, con visibilidad de 10 millas náuticas, limitado solamente por algunos chubascos aislados (14).

II.-


La calma del día se vio alterada a las 1730z (15), cuando el operador del equipo FH5 (un HF/DF de tecnología de tubo y con orígenes en la Segunda Guerra Mundial (16)) del Exeter detectó voces en español, en frecuencia 12.333khz. Si bien no se pudo precisar que decían dichas voces o (por incapacidad del equipo), determinar su procedencia, se emitió inmediatamente una alerta roja a la flota, ante la posibilidad que un ataque aéreo se estuviera materializando (17).

En ese momento, el Lynx HAS.2 de la fragata HMS Andromeda (XZ-722, llamado afectuosamente “Arfa”), con el Lieutenant Commander (Capitán de Corbeta) Bob McKellar como comandante y el Lt. (Teniente de Navío) Larry Jeram Croft a los controles (en la Royal Navy, el comandante de la aeronave es el oficial de mayor graduación, sea este el piloto o no), se encontraba en vuelo a unas 15 / 20 millas al Oeste del Exeter (18). El vuelo era relajado y la tripulación tenía la tarea de proveer alerta temprana, para lo cual, además de la detección visual, contaba con un equipo de vigilancia electrónica (MAE) “Orange Crop”, originalmente diseñado para interceptar y localizar transmisiones originadas en submarinos (19). Asimismo, poseía instalado un equipo de contramedidas electrónicas.

“Éramos el único Lynx en alerta temprana – todos los helicópteros Lynx de la flota lo hacían por turnos. El equipo de contramedidas electrónicas no era necesario para esta tarea; el equipo importante era el “Orange Crop” nuestro MAE, el cual todos los Lynx tenían para entonces. Era la única forma de la cual, desde el aire, podíamos detectar con suficiente preaviso al radar del Etendard. Los helicópteros, patrullaban entonces por delante de la Fuerza, escuchando para una detección temprana. De repente, el “Orange Crop” detectó un radar, que era claramente de Etendard. Llamamos al controlador del Hermes e informamos un contacto al sur. Al mismo tiempo, uno de los buques alertó sobre el radar y confirmó la detección (20)”.

Efectivamente, a las 1731z, los equipos de guerra electrónica del Exeter (del modelo UAA1), detectaron la emisión de un radar Agave (21) (de Super Etendard), al sur de la formación. Al grito de “Handbrake” (la palabra clave que designaba la detección de ese radar) la flota se preparó para lidiar con un nuevo ataque misilístico. Inmediatamente, la Ambuscade y el Glamorgan corroboraron la información, haciendo saber que también recibían las emisiones de ese radar aéreo (22).

El AB (Cabo Segundo) Ken Griffiths, operador de radar del Cardiff se encontraba tras una de las pantallas en ese momento: “La alerta de radar fue transmitida por UHF y HF, por las frecuencias de los coordinadores de defensa aérea. Asimismo, el Exeter subió la información al Data Link 10, yo lo pude ver en el radar. Link 10 es un método de transmitir lo que ves en el radar en forma encriptada a otros radares de la flota. Usa UHF y HF y, básicamente, se ve lo que otros buques ven. En teoría, reemplazaba a los reportes vía radio entre buques, pero realmente no era el caso en 1982 (23)”.

Teniendo en cuenta los perfiles de anteriores misiones argentinas, se asumió que un ataque con Exocet era inminente (código “Zippo 4” (24)), por lo que la respuesta automática de las unidades de la flota (hay que recordar que los buques requisados carecían de estas autodefensas (25)) fue el lanzamiento de chaff, pequeñas laminillas de metal especialmente cortadas. La idea, como todo chaff lanzado en patrón “Delta”, era conseguir lograr falsos ecos que pudieran confundir al atacante.

Con una recarga de chaff limitada al esfuerzo manual, lo que se tenía ordenado (para un buque tipo destructor/fragata) era el lanzamiento de doce cohetes frente a una alarma Zippo 4, a los fines de poder efectuar un nuevo lanzamiento casi inmediato de cuatro cohetes en caso de necesitarse (había solamente dieciséis cohetes cargados y listos) (26). También, siguiendo directivas preacordadas, las unidades giraron para mostrar la aleta de estribor a los atacantes (27).

Un minuto más tarde (1732z) el radar Tipo 1022 del HMS Exeter detectó 3 contactos al sur y a 28 millas, pudiendo también el operador del radar 992 del Invincible establecer contacto con dos bandidos (28). En el mismo momento, el equipo MAE de la Ambuscade informó que los parámetros del Agave detectado se modificaban hacia un pulso corto y alta repetición. Se consideró que el piloto enemigo buscaba mejor discriminación en su pantalla o, directamente, se trataba de la emisión de otro avión.

A proa, el lanzador de Sea Dart del HMS Exeter giró abruptamente y, con dos blancos enganchados (uno en cada radar 909 dentro de los característicos radomos blancos), en rápida sucesión lanzó los misiles listos, que se elevaron dejando una voluminosa estela de humo. El buque, con las mejoras Batch II de su clase, se beneficiaba con los últimos adelantos en equipos y software, así como su comandante era especialista en Guerra Electrónica y Comunicaciones.

Todo ello le daba, finalmente una ventaja de hasta quince segundos para llegar a disparar, comparados con los más anticuados Tipo 42 Batch I, como el Cardiff (29). Los misiles, con rumbo sur, se desprendieron del acelerador y comenzaron su rumbo de interceptación de los enemigos que se acercaban, perdiéndose de vista.

III.-


La fragata (Tipo 21) HMS Avenger, se encontraba en dicho momento fortuitamente al sur del Exeter, en camino desde el corazón de la flota hacia Malvinas, para intentar desembarcar a 24 hombres del SBS en el área de Playa de los Voluntarios, al norte de Puerto Argentino; la operación, programada para la noche anterior, había sido abortada entonces debido a una falla en el helicóptero del buque (30).



Previo al ataque, se encontraba en absoluta calma, tal es así que se había dado orden a la tripulación para reposicionar un cañón Oerlikon de 20 mm (31) durante parte del tránsito en alta mar. En vuelo casi estacionario, en las cercanías de la popa de la fragata, se encontraba un helicóptero Wessex V (Yankee Delta, del 848 Naval Air Squadron), que debía dejar repuestos en el buque (32).

Al recibirse la alarma, en la Sala de Operaciones del Avenger se reportó al ataque como aproximándose desde el norte, en lugar del sur (el mensaje del Exeter no fue suficientemente claro, tal es así que se reportó de igual forma en el Invincible). Entonces, la fragata viró para poner su popa y su lanzador de misiles Sea Cat hacia la presunta dirección de la amenaza, a la vez que lanzaba contramedidas y aumentaba su velocidad para escapar del área del ataque (33).

Se ordenó, entonces, al Wessex (que casi había sido impactado por los cohetes de chaff lanzados) alejarse del barco, lo que hizo solo parcialmente, quedando en las cercanías de la popa (34).
A las 1733 hs, 3 minutos después de la alerta roja (y por 30 segundos), la Avenger pudo detectar emisiones radáricas, así como su propio radar 992 detectó dos ecos a 22 millas náuticas, los cuales, desde el sur, llevaban rumbo norte (35)..

Claramente, el buque estaba navegando hacia el enemigo (y no alejándose de él), por lo cual el chaff lanzado estruendosamente estaba quedando detrás y sería de escasa utilidad. El comandante Hugo White decidió que no podía arriesgarse a intentar revertir el curso y, con esa maniobra, presentar su buque como un blanco de costado, sino que redujo su velocidad al mínimo (36).

Casi simultáneamente y a unas cuantas millas de distancia, el siempre vigilante (y muy bien equipado) cuarto de operaciones del Exeter estimó se había producido el lanzamiento de un misil a 22 millas náuticas al sur, corroborado muy poco después por la Avenger, que consideró que el lanzamiento se había llevado a cabo al 160º y a 15 millas de su posición.

Inmediatamente, se empezaron a recibir emisiones del propio radar del misil Exocet, el cual, entonces, ya se encontraría buscando el blanco asignado por los pilotos de Super Etendard (37).“Zippo 1” fue transmitido entonces por la red (“misil detectado a muy corta distancia”) y, mecánicamente, las unidades de la flota lanzaron una nueva cortina de chaff, ahora destinada a confundir la cabeza buscadora del misil.

En el Cardiff, millas detrás, la situación era confusa, según uno de sus operadores radar:
“Recuerdo claramente ver al Exocet y hasta tres otros contactos intermitentes. No recuerdo exactamente distancias, pero creo que serían 15 millas náuticas o menos. No los veníamos en cada vuelta radar (del 992) y era muy difícil determinar cuántos contactos había allí. Era dolorosamente confuso y a nosotros (Cardiff) no nos quedaba nada claro lo que pasaba (38).”

IV.-


Luego de detectarse el lanzamiento del misil, tres buques de la cortina informaron detectar el giro y alejamiento de aeronaves (una o dos, según quien lo informara), así como múltiples contactos que, a 527 nudos, mantenían rumbo norte (39). Sin embargo, en los caóticos segundos que pasaban, con una explosión en el horizonte, se estimó que a las 1734z el segundo misil lanzado por el Exeter había impactado a su blanco.

Desde el radar del HMS Invincible el operador notó claramente las consecuencias de una gran explosión, que se mantuvieron en pantalla durante tres vueltas de radar (40). No es claro que pasó con el primer misil del destructor, pero su lanzamiento asustó a la tripulación del Lynx de la Andromeda, el cual se encontraba todavía en las cercanías de la zona del ataque:
“Habíamos realizado nuestro trabajo y mucho más no podíamos hacer, ya que estábamos muy lejos para encender el equipo de contramedidas electrónicas. Decidimos que lo mejor sería escapar. Aceleré a nuestra velocidad máxima de 150 nudos, apuntando a un gran Cumulus que se encontraba en camino hacia el núcleo de flota. Nunca llegamos ahí. De repente, un tono continuo brotó del “Orange Crop” y Bob inmediatamente reconoció que un radar 909 nos tenía enganchados. Miró sobre su hombro izquierdo y pronunció estas palabras inmortales: “mierda nos están tirando”. Giré rápidamente el helicóptero hacia la izquierda y miré, para ver el humo de un misil Sea Dart que se dirigía hacia nosotros. Sabía que estábamos muertos. Hasta el día de hoy no tengo idea que nos salvó la vida, pero en una reacción instintiva comencé a perder altitud. Lo estabilicé a 2000 pies, para ver una larga llamarada en el horizonte (41)”.
Desde el Exeter, se encontraban conscientes que los misiles cruzarían cerca del helicóptero, pero se decidió lanzar igual:



“Teníamos un helicóptero Lynx en el azimut del lanzamiento, que volvía de una misión de búsqueda de superficie. Debía estar asustado, ya que tenía un equipo de guerra electrónica que había detectado a los radares 909, creyendo entonces que los habíamos enganchado con un misil. Les gritamos para que se quedaran quietos y asciendan, porque sabíamos que el ataque argentino vendría a baja altura. Queríamos que salieran del medio. No creo que nos hayan escuchado... Por suerte no le pegamos al helicóptero (42)”.

Para dicho momento, el Exeter ya tenía en el aire a un tercer misil, el cual consideró que 30 segundos más tarde (a las 1734z y 30 segundos) había hecho impacto en otro avión. Según el operador radar, a pesar de los derribos los contactos se abrían e insistían en el ataque.
El comandante de la Exeter, Hugh Balfour, señalaba sobre los lanzamientos:
Una emisión de radar fue detectada y corrimos hasta nuestras estaciones, colocándonos las máscaras antiflama y cerrando puertas y escotillas. Un grupo de contactos apareció en el sur, nuestro sector, a unas 30 millas. La velocidad de la acción fue considerable, pero nuestro sistema de misiles probó su capacidad en alta mar. Enganchamos y disparamos tres misiles Sea Dart, asustando al primer blanco e impactando a los demás, todo en el espacio de un minuto y medio (43).

Al sur de esa posición, la HMS Avenger seguía el ataque con su propio radar. Su cañón, un Vickers Mk. 8 de 4.5 pulgadas, se encontraba listo para hacer fuego sobre el azimut informado de los incursores (calibrado para hacer explotar los proyectiles a 4300 metros a proa), así como una ametralladora liviana sobre el ala del puente estaba preparada para disparar. El cañón de 20 mm se encontraba todavía en camino para ser instalado en la cubierta de vuelo (44). No había otras armas antiaéreas disponibles.

La Avenger, asimismo, recargó y lanzó una nueva cortina de chaff, considerando su comandante que, para ese momento “había descartado cualquier sentimiento de economizar” (45). A las 1737z, desde la HMS Avenger, que seguía maniobrando a baja velocidad para evitar salir de la nube de chaff, se reportó estar bajo ataque de 3 Skyhawk. En los demás buques, se sorprendieron al enterarse que no se trataba de un ataque exclusivamente de Exocet (46).

El cañón fue cambiado a control de emergencia y disparó una barrera de proyectiles de fragmentación para explotar a corta distancia (47), así como se iniciaba fuego con la única ametralladora disponible. Uno de los aviones resultó derribado en las inmediaciones, estimándose por explosión de las propias bombas o por el fuego antiaéreo (48). El buque no informó ningún daño (ninguna de las bombas que cayeron sobre el mar explotó (49)), pero se anotó haber derribado un Exocet con las primeras salvas del cañón de 4.5 pulgadas y, en retrospectiva, también un Skyhawk.

El Lt. Commander (Capitán de Corbeta) Tony Bolingbroke, Primer Oficial del buque, se encontraba en el puente del Avenger al momento del ataque:
“Nuestra tripulación está segura que nosotros derribamos un Exocet, pero yo no lo creo. Si derribamos uno de los 3 o 4 A-4 que nos atacaron, pero como el Exeter derribó un Skyhawk con un misil Sea Dart que efectivamente pasó sobre nosotros, se puede uno imaginar las explosiones y el ruido, para no hablar de la adrenalina. Los A-4 que siguieron el ataque volaron directamente hacia el Avenger y estaban volando tan bajo que yo (parado en el puente y haciendo una especie de comentario para los tripulantes que estaban en cubiertas inferiores) me encontré mirando para abajo para encontrarlos, y pasaron tan cerca que pude ver sus caras.
Agradezco que sus bombas fallaran (50)”.

El Jefe de Armas Bill Jarvis tambien se encontraba en el mismo lugar, cerca del Primer Oficial:
“Observé a los tres Skyhawk mientras se aproximaban, dos directo por babor hacia proa, y uno directo por estribor a proa, meneándose y surcando rápidamente las olas, rápido y bajo. Enfoqué mis binoculares sobre el más próximo sobre babor a proa y pensé lo funesto que parecía, enfilando directo hacia nosotros, hacia mí. Mientras el avión alcanzaba la proa, el Primer Oficial dio la orden “Cubrirse!”, y todos nos tiramos sobre cubierta, cara abajo, con las manos sobre la nuca. El Primer Oficial aterrizó virtualmente encima mío. Los dos aviones a babor volaban por debajo del nivel de las ventanas del puente y lanzaron 3 bombas inofensivas en el mar. El avión de estribor lanzó su bomba justo delante del buque y, mientras su bomba caía al mar, dio vuelta por babor y dio una voltereta cayendo sobre la superficie del mar sobre nuestra banda de estribor (51)”.

Inmediatamente luego de la comunicación del Avenger, el radar del Invincible reportó dos contactos alejándose a gran velocidad del barco atacado. El Exeter los seguía manteniendo enganchados en su sistema Sea Dart, pero su comandante, Hugh Balfour decidió no lanzar sobre los dos aviones que se alejaban hacia el Oeste. Más allá que se había ordenado a los Sea Harrier interceptar al enemigo en retirada, lo cierto es que solo poseía siete misiles en su santabárbara, y ninguna perspectiva de ser reaprovisionado en los días venideros (52).

Por su parte, el Cardiff seguía sin lograr fijar a los aviones en sus radares de tiro:
“No se pudo enganchar a ningún contacto. Tratamos de usar los contactos del Link 10 del Exeter para que los tomen nuestros radares 909, así como nuestros operadores se desesperaron para lograr nuestros propios enganches, pero no pudimos pasar a ninguno de los atacantes al (sistema) Sea Dart (53).