Barriendo a la infantería con una antiaérea
El enemigo ya había sobrepasado las posiciones del Regimiento 12 en Darwin y tomado prisioneros al grueso de sus hombres. Pero le faltaba subir a una colina, trás la cual lo esperaban mil metros de terreno llano, los hombres del teniente Estévez, los del subteniente Peluffo y – en primera línea - uno de los cañones antiaéreos Oerlikon de 35 mm, de la sección del subteniente Claudio Braghini. Este sistema de armas Skyguard era el mismo que tenía Suiza.
Los británicos aparecieron sobre la colina con un trote largo, tirando bengalas cortas. Formaban un rombo perfecto, como si estuvieran en una marcha triunfal. El Para 2 no sabía lo que le esperaba…
Braghini, destacado por su buena puntería - participó incluso en competencias internacionales – ordenó que los jefes de pieza se limitaran a ser sus abastecedores de munición: el tirador iba a ser él. Cada pisada suya en el pedal de disparo de la antiaérea, lanzaba una ráfaga impresionante, - 550 tiros por minuto - que dejaba un tendal de enemigos en el campo. Los paracaidistas retrocedieron a la carrera. Sólo un grupo de ellos, atravesando una quebradita, consiguió llegar hasta la escuela de Darwin y abrió fuego. El subteniente giró el cañón y apuntó con la mira telescópica. Las tres ráfagas desintegraron el edificio, haciéndolo saltar por los aires e incendiándolo.
El combate duró unas tres horas, en que los artilleros argentinos recibieron fuego de morteros y misiles, hasta que los ingleses decidieron lanzar contra ellos tres cazabombarderos Harrier. La sección de este entrerriano de 24 años ya había derribado varios de ellos en las semanas previas, incluido el avión que piloteaba Nicholas Taylor, pero esta vez los enemigos tuvieron más suerte. En el fragor del combate, un impacto propio en el generador eléctrico, apagó el sistema electrónico del cañón.
Y cuando los artilleros estaban intentando traer el otro generador, llegó la orden de cese de fuego, impartida por el vicecomodoro Wilson Pedrozo.
Los hombres de Braghini destruyeron a mazazos el radar y el sistema de armado del cañón.
Les dolía en el alma hacerlo, pero igualmente estaban orgullosos. Los británicos no les habían pasado por encima.
Sus jefes, empero, fueron mezquinos con Braghini; sólo le otorgaron la medalla “Al Esfuerzo y Abnegación”. Hoy, en el día de su cumpleaños, celebremos su Valor en Combate. En la primera foto, cañón bitubo Oerlikon de 35 mm en Puerto Argentino. Si alguien conoce los nombres de los artilleros, agradeceré que me los hagan saber. En la segunda, de izquierda a derecha, en la primera fila, el subteniente Claudio Oscar Braghini, jefe de la 3ra Seccion de la Batería de Tiro "B" del GADA 101. Luego, el teniente primero Ricardo Reyes (jefe de Batería y que vino desde Puerto Argentino por dos días para ver cómo andaban las cosas en Pradera del Ganso), sargento primero Juan Domingo Pérez, sargento ayudante Abel Mario Tarditi y sargento primero Roberto Amado Fernández.
No quiero imaginarme el resultado de un impacto de 35 mm en un cuerpo humano, lo parte al medio y peor. Orgullo por estos bravos que pelearon con honor y eficacia.
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