jueves, 21 de noviembre de 2024

Jacinto Batista: "Teníamos órdenes de no matar"

'Teníamos órdenes de no matar'

Poder Naval

¿Cómo fue la retoma de las Malvinas desde la perspectiva de un militar argentino?

 

Jacinto Batista es el símbolo de la reconquista de las Islas Malvinas por parte de los argentinos el 2 de abril de 1982. Jacinto contó su historia al periodista Guido Braslavsky, del diario Clarín, el 1 de abril de 2002.

Llevaba un gorro de lana.
El rostro estaba ennegrecido por pintura de combate. El arma la llevaba cerca del cuerpo en la mano derecha y con el otro brazo indicaba a los prisioneros ingleses que permanecieran en fila con las manos en alto. Jacinto Eliseo Batista es el protagonista de esta foto de arriba que viajó por el mundo, convirtiéndose en símbolo de la toma de Puerto Argentino, el 2 de abril de 1982.

Veinte años después (
el artículo fue elaborado en marzo de 2002 ), acercándose a su cumpleaños 52 y a menos de dos meses de retirarse después de 35 años en la Armada, el Suboficial Batista enciende su cuarto cigarrillo en una mañana húmeda de Punta Alta y afirma: “No tengo nostalgia por las Malvinas. Fue una etapa en mi vida y en mi carrera. Recibí una orden y la seguí. Para eso me paga el Estado”.

Probablemente no todos los miembros del Grupo de Comando Anfibio que rindió a los británicos se comportan de la misma manera que este nacido en Colón, que dice no tener ningún interés en regresar a las Malvinas como huésped o turista. Sin embargo, afirma que “si el Estado me dice que los recupere nuevamente ahí estaré” . Porque, como todos los soldados de élite, Batista está hecho de una madera especial. Los comandos anfibios son al mismo tiempo buzos, paracaidistas, comandos y especialistas en reconocimiento en tierra y agua. Aprenden a soportarlo todo. Son soldados entrenados para la guerra, exactamente lo contrario de muchos jóvenes que no eligieron las Malvinas como destino, ni viven en una guerra y mueren en ella.

Quizás por eso Batista nunca tuvo miedo.
Ni siquiera al principio cuando se embarcaron en Puerto Belgrano a bordo de la fragata “Santísima Trinidad”, con rumbo desconocido, aún con la sospecha de todos de que se estaba realizando un verdadero operativo en las Malvinas.

“Tan pronto estuvimos en alta mar nos dieron la orientación necesaria para llevar a cabo la misión. Desembarcamos el 1 de abril, poco después de las 21:00. Yo era el guía del barco y, desde la línea de playa, el explorador.   Sólo teníamos un equipo de visión nocturna y yo era quien lo llevaba, que iba delante unos 200m”.

“Estábamos seguros de que los ingleses no nos esperaban. Caminamos toda la noche. Los objetivos eran el cuartel de los Royal Marines y la casa del gobernador. Teníamos órdenes de no matar, porque el plan posiblemente era tomar las islas y negociar la retirada.

“Nos separamos en dos grupos. Fui al cuartel, pero no encontré nada porque los marines estaban afuera custodiando los objetivos. Allí izamos por primera vez la bandera argentina. El grupo que acudió a la casa del gobernador, en cambio, encontró resistencia y se escucharon disparos constantes. “Era casi de día y la resistencia persistía. El primer inglés que conocí fue un francotirador con un rifle Mauser. Lo desarmé. Cuando nos reunimos en la casa, la situación estaba casi bajo control.

La única baja en esta acción –la primera muerte de la guerra– fue el capitán Pedro Giachino. “Cuando llegué estaba herido. Había entrado en la casa y, al salir, fue atropellado por un soldado que estaba detrás de una línea de árboles cercana. Le pregunté: “Qué te pasó, Pedro”, y le toqué la cabeza. Estaba consciente, pero muy pálido, había perdido mucha sangre y agonizaba.

Batista no recuerda en qué momento de aquella jornada frenética el fotógrafo Rafael Wollman se fotografió con los prisioneros ingleses.
Sabe, sin embargo, que esta imagen es un retrato implacable del orgullo herido del viejo león imperial. “El 14 de junio debieron buscarme para tomarme una foto con los brazos en alto”, imagina con una sonrisa.

Pero el cable no estaba en Puerto Argentino el día de la caída: “El 2 de abril regresamos al continente”. Batista nunca regresó a las islas, pero esto casi sucede cuando se planeó una misión de infiltración durante el desembarco británico, pero el Hércules que las llevaría sufrió una avería en la pista.

“Los británicos no eran mejores que nosotros. Tenían más medios y más apoyo. De americanos y chilenos. Pero si Argentina hubiera tenido la firme convicción de luchar…”, dice Batista, dejando la frase en el medio, como una pregunta.

FUENTE: Clarín

TRADUCCIÓN Y ADAPTACIÓN: Poder Naval


No hay comentarios:

Publicar un comentario