Un neuquino figuraba en una bitácora de guerra.
Florencia Figar viajó a Neuquén para entregarle a Gustavo Vera el cuaderno que escribió su jefe en la guerra y que fue encontrado por un soldado inglés.
Pablo Montanaro
montanarop@lmneuquen.com.ar
Lmneuquén
NEUQUÉN
Durante más de dos años, Florencia Figar, una joven de 20 años que vive en Berazategui, provincia de Buenos Aires, llevó consigo una obsesión: encontrar a una de las personas que aparecían mencionadas en un cuaderno de bitácora que durante la Guerra de Malvinas perteneció a un integrante del Grupo de Artillería de Defensa Antiaérea 601 de Mar del Plata. Ayer, finalmente, Florencia pudo entregar ese "legado" a Gustavo Vera, un veterano neuquino que combatió en la guerra de Malvinas. Vera es una de las personas que aparecen citadas en el cuaderno que perteneció al subteniente Carlos Barri.
El cuaderno quedará en el Museo Malvinas, ubicado en el Espacio para la Memoria en la ex Esma.
Cuando a mediados de 2013 Florencia viajó a Londres para un intercambio escolar, no se imaginó que iba a encontrarse con una parte de la historia de aquella contienda bélica que dejó marcada a una joven generación argentina.
Alojada en Kent, un pueblo al sureste de Londres, una noche después de la cena el padre de la familia que la albergó, Martin Bradford, le comentó a la joven que había pertenecido a Royal Marines (infantes de marina del Reino Unido) y que había estado en la Guerra de Malvinas.
"En un momento de la charla, Martin se dirigió a su biblioteca y trajo un cuaderno Laprida y me lo entrega con la condición de que encuentre a su dueño", cuenta Florencia a LM Neuquén.
El cuaderno lo había encontrado Bradford muy cerca del lugar donde esta fuerza británica de operaciones anfibias había desembarcado tras la rendición argentina el 14 de junio de 1982. "Me dijo que lo encontró tirado cerca del puerto aéreo", en la misma zona donde aquel joven combatiente Gustavo Vera esperaba junto a otros miles el regreso al continente.
Al volver de Londres, Florencia inició la intensa tarea de hallar a Barri, pero sin éxito. Entonces, decidió contactarse con veteranos de diversas localidades. "Los veteranos de Quilmes me dijeron que una de las personas citadas en el cuaderno vivía en Neuquén. Me pasaron el celular de Gustavo y un día lo llamé. Al marcar su número me temblaba la mano, tenía miedo de cómo podía reaccionar. Hablé con él y me di cuenta de que era una persona cálida y noble, y quedé en viajar a Neuquén para darle el cuaderno", relató la joven, quien el sábado participará del acto por el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas en el Cenotafio del Parque Central.
"Encontrarme con este cuaderno es revivir esos difíciles momentos que pasé, incluso las broncas por aquellas sanciones que nos ponía Barri", cuenta Vera, quien llegó a Malvinas el 7 de abril de 1982.
Para Florencia, la entrega del cuaderno "es como seguir el legado de los excombatientes por más que no hayamos vivido esa experiencia traumática". Por eso sostiene que es importante que la juventud "siga apoyando a estas personas que fueron a una guerra con la edad que hoy tenemos nosotros". Y afirma: "La sociedad argentina estuvo mal en no recibir a los soldados cuando volvieron".
Huellas
Una pisada en el campo de batalla"Demuestra falta de atención dejando bombardear a dos aviones Sea Harrier sin abrir fuego con su pieza demostrando negligencia. 10 días de arresto", dice una de las entradas referidas a Gustavo Vera del cuaderno que hasta tiene la huella de una pisada de un borceguí. "Los Sea Harrier pasaban a 20 mil metros de altura, cómo le iba a tirar", dice Vera con una sonrisa.
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