Misión: "¡Ataquen al Invencible!"
El piloto argentino Gerardo Isaac relata el histórico ataque al buque insignia de la armada británica. Fue un coloso del mar, y lo abatieron con el último Exocet que quedaba, fuego de metralla y bombas lanzadas en vuelos rasantes
Por Alfredo Serra
Especial para Infobae
Producción y Entrevista: Fernando Morales
En la mañana del 2 de abril de 1982, Gerardo Isaac, un alférez de 23 años, estaba de guardia en la Cuarta Brigada Aérea de Mendoza.
Recuerda que "vi gente que entraba con banderas argentinas, pregunté qué pasaba, y me dijeron, eufóricos: '¡¡¡Recuperamos las Malvinas!!!'".
"Después de la emoción inicial, caí en la cuenta de que yo era un piloto en condiciones de combatir, y me enfrenté a la toma de conciencia… ¿cuál sería mi destino?"
"Me trasladaron con mi escuadrilla el 9 de abril, y el 1º de mayo ¡salimos todos a volar! Estábamos muy bien entrenados, pero aún así tuvimos que mejorar sobre la marcha… Por ejemplo, en comunicaciones".
Hasta entonces, la historia de la fuerza aérea había sido casi apacible. Sus alas y sus pilotos existían desde el 4 de enero de 1945. Pero cero hipótesis de conflicto. Y de pronto, guerra en la tierra y en el cielo.
Victorias y caídas. Héroes. Pero también muertes…
El bautismo del 1º de mayo fue inolvidable: ¡más de veinte misiones!
1° de mayo de 1982. Los ingleses buscaban el desembarco. Habían enviado buques anfibios a las costas. Los aviones argentinos cumplieron 57 misiones de cobertura y ataque a blancos navales británicos. Lanzaron 20 toneladas de bombas. Fue el bautismo de fuego.
El 29 de mayo, Isaac tenía franco: había volado el 28. "Pero cuando estaba por dormir una corta siesta matutina, mi jefe fue tajante: 'Isaac, ¡cámbiese! Vamos a volar'. Empezaba a decidirse mi destino".
Un poco antes de esa orden, la unidad recibió una noticia–estrella: era posible atacar al portaviones "Invencible". Y por primera vez se pidieron voluntarios.
La fuerza de ataque: dos Super Étendart comandados por el capitán de corbeta Alejandro Francisco –su avión llevaba el último misil Exocet AM–39 que tenían las fuerzas argentinas– y el teniente de navío Luis Collavino (apoyo de radar), y cuatro Skyhawk, grupo 4 de caza, comandados por los primeros tenientes José Daniel Vázquez y Ernesto Ureta, el teniente Omar Jesús Castillo, el alférez Gerardo Guillermo Isaac.
"Ureta y Vázquez se presentaron como voluntarios. Se les concedió el derecho de elegir a los pilotos. Vázquez eligió a Castillo, y Ureta, a mí. Un problema: teníamos sólo cinco Exocet para toda la guerra. Dos fueron lanzados sobre la fragata Sheffield, dos sobre el mercante Atlantic Conveyor… y el Invencible no podía ser hundido ni quedar fuera de servicio con menos poder de fuego".
Gerardo Isaac, tenía 23 años y era alférez de la Cuarta Brigada Aérea de Mendoza
"Con los dos Súper Étendard navales y los cuatro Skyhawk de la Fuerza Aérea teníamos que ir a la caza de un blanco a 80 millas náuticas (150 kilómetros) al oeste de Malvinas. Francisco llevaría el último misil, Collavino sería el confirmador de blanco, y nosotros lo atacaríamos con metralla de 20 milímetros y bombas convencionales de 250 kilos. Cada uno de los Skyhawk llevaba tres…"
"Nuestro ataque: hicimos un enorme rodeo en forma de arco. Algo que el enemigo no podía imaginar… La operación empezó pasado el mediodía del 30 de mayo. Silencio en los pilotos y vuelo rasante: tan alto como para no tocar el agua, y tan bajo para no ser presa del radar enemigo…"
Pero el enemigo, el Invencible, no era un hueso fácil de roer. Botado el 3 de mayo de 1977 y buque insignia de la flota británica en Malvinas (eslora –largo– 210 metros, y manga –ancho– 36 metros), amadrinado por la reina Isabel II, llevaba en sus entrañas una poderosa fuerza aérea: aviones Sea Harrier y helicópteros Lynx, Merlin y Sea King. Dado de baja en 2005, fue vendido como chatarra en febrero de 2011.
El emocionado regreso después del ataque al Invencible. En la heroica misión murieron dos de los seis pilotos que atacaron al buque insignia de la Armada británica: Vázquez y Castillo
"Después de que los aviadores navales hicieron impactar ese último misil en el imponente casco del portaviones más grande de la flota británica, teníamos que terminar la faena… A 12 kilómetros del blanco pusimos las turbinas a máxima potencia: poca distancia para aviones que vuelan a 900 kilómetros por hora, pero grande para matar a dos de los cuatro pilotos: Vázquez y Castillo".
"Pero Ureta y yo le tiramos todo lo que teníamos. Yo, tres bombas y 200 proyectiles… Al dejar atrás el blanco me encontré solo, volando sobre la inmensidad del océano, y con el dolor de saber que al menos dos camaradas no estaban… Nada sabía del tercero, Ureta, hasta que un punto en el horizonte que creí un avión enemigo…, pero era él."
Inglaterra negó con énfasis que el Invencible hubiera sufrido daños. Pero, sugestivamente, después del 30 de mayo, los vuelos ingleses se redujeron a menos de la mitad…
La verdad: el misil, las bombas y la metralla inutilizaron el ascensor del Invencible: el mecanismo que eleva los aviones hasta la pista de la nave.
El portaviones abandonó la zona de Malvinas el 18 de junio, acompañado por la fragata Andromeda. Destino: un astillero donde los daños fueron reparados. Dejó de operar durante dos semanas. Y en ese lapso cambió dos de sus motores Olympus. Señal de daños mayores…
En los 74 días de guerra, la fuerza aérea perdió 55 hombres y 70 aviones.
Después del ataque, Ureta e Isaac se reabastecieron en vuelo y aterrizaron en la base aérea militar Río Grande. La operación contra el Invencible duró cuatro horas.
Todavía hoy, aquel alférez que no pudo dormir la siesta –hoy el comodoro retirado Gerardo Isaac (68)– no puede olvidar el instante en que sus tres bombas y su metralla cayeron sobre ese coloso del mar, y el humo que anunció "Misión cumplida".
El Skyhawk A4C de Isaac y el recuerdo de su hazaña durante la guerra de Malvinas
Hundirlo hubiera sido imposible.
No tenían poder de fuego suficiente.
Fueron David contra Goliat.
No lo mataron, pero le dejaron su marca, y un agujero fatal en las entrañas.
La urgencia de Inglaterra por desmentir los daños fue la mayor verificación de que el gigante estaba herido y en retirada. Pero no pudo ocultar la verdad. El día en que regresó toda la flota inglesa entre ovaciones y agitar de banderas… el Invencible no estaba. Todavía no habían terminado de curarle las heridas.
Y ese ataque del 30 de mayo entró en la historia grande de la Patria
miércoles, 14 de junio de 2017
domingo, 11 de junio de 2017
Ingleses pelotudos hacen provocaciones en San Juan
La polémica bandera sobre Malvinas en el partido entre Los Pumas e Inglaterra
Los hinchas del país europeo exhibieron un mensaje que generó tensión en el estadio de San Juan
Infobae
Durante el test match que Los Pumas disputaron ante Inglaterra, se produjo un peculiar hecho. Dos hinchas del conjunto europeo colgaron una bandera con un mensaje alusivo a Malvinas y generaron el repudio de todo el público argentino.
El mensaje exhibido en las tribunas del estadio Bicentenario de San Juan decía: "There's some corner of a foreign field that is forever England", lo que en español quiere decir: "Hay un rincón en el extranjero que es por siempre Inglaterra". La bandera del Reino Unido acompañaba a la frase.
Esta situación provocó un silbido generalizado por parte de los espectadores locales. Debido a la tensión generada, la organización del encuentro, a través de sus agentes de seguridad, obligó a los ingleses a retirarla. Los europeos doblaron prolijamente la tela y la guardaron, entre risas.
El encuentro, el primero de los tres amistosos que disputarán Los Pumas en el marco de la ventana de junio, terminó con una agónica victoria por 38-34 a favor del seleccionado de "La Rosa".
Los hinchas del país europeo exhibieron un mensaje que generó tensión en el estadio de San Juan
Infobae
Durante el test match que Los Pumas disputaron ante Inglaterra, se produjo un peculiar hecho. Dos hinchas del conjunto europeo colgaron una bandera con un mensaje alusivo a Malvinas y generaron el repudio de todo el público argentino.
El mensaje exhibido en las tribunas del estadio Bicentenario de San Juan decía: "There's some corner of a foreign field that is forever England", lo que en español quiere decir: "Hay un rincón en el extranjero que es por siempre Inglaterra". La bandera del Reino Unido acompañaba a la frase.
Esta situación provocó un silbido generalizado por parte de los espectadores locales. Debido a la tensión generada, la organización del encuentro, a través de sus agentes de seguridad, obligó a los ingleses a retirarla. Los europeos doblaron prolijamente la tela y la guardaron, entre risas.
El encuentro, el primero de los tres amistosos que disputarán Los Pumas en el marco de la ventana de junio, terminó con una agónica victoria por 38-34 a favor del seleccionado de "La Rosa".
Heroica bandera del RIM 7
Malvinas: la historia de los soldados argentinos que arriesgaron su vida para defender una bandera
Hoy el estandarte del glorioso Regimiento 7 se conserva en la sala histórica del cuartel, en la localidad Arana, vecina a La Plata
Daniel Balmaceda - LA NACION
El teniente Miguel Cargnel en Puerto Argentino con la histórica bandera
Unas seis mil balas cayeron sobre nuestros soldados en Malvinas durante la noche del 12 al 13 de junio de 1982. Eran las últimas jornadas y el Regimiento de Infantería Mecanizada 7 "Coronel Conde" resistía con firmeza y valentía. Pero fue uno de los más castigados: perdió 36 hombres en el campo de batalla. Los heridos fueron 152.
Cuando ya era inminente la derrota, el jefe del regimiento, teniente coronel Omar Giménez, propuso a los oficiales enterrar la bandera para no entregarla al enemigo. De inmediato se cumplió la orden. Pero dos jóvenes tenientes, Jorge Guidobono y Miguel Cargnel (ambos habían dado muestras de valor en el combate), se presentaron ante sus jefes en medio de la lluvia de balas y plantearon su disconformidad: el pabellón nacional no debía estar bajo tierra ni tampoco podía entregarse al enemigo. Había que rescatarlo. Giménez aceptó la propuesta de los jóvenes.
Desenterraron la bandera, le quitaron un plástico con el que la habían cubierto, la desarmaron y se distribuyeron las partes (el paño, la corbata, cinco distinciones y tres medallas) entre varios oficiales y suboficiales. De la bandera en sí (es decir, del paño) se encargó Guidobono. De la corbata, Cargnel. El teniente Roberto Colom escondió una distinción en su bota. El mayor Carlos Carrizo Salvadores tomó otra y la colocó debajo de su cinturón. El subteniente Alfredo Luque introdujo una tercera distinción en su guante.
Terminó el combate. El grueso de los soldados fue transportado de inmediato en el buque Canberra rumbo al continente. Pero Cargnel (por su condición de paracaidista) y Guidobono (por ser jefe de Comunicaciones) fueron separados del grupo. Durante quince días los mantuvieron en San Carlos, dentro de un frigorífico. Guidobono, con la bandera envuelta en el torso, se las ingenió para no ser descubierto en el cacheo. Luego los embarcaron y pasaron otras dos semanas a bordo, sin zarpar. Fue entonces cuando ocurrió algo inesperado.
Ordenaron a los prisioneros que se quitaran la ropa. A pesar de que Guidobono quiso disimularlo, un inglés descubrió la bandera. Le ordenó que la entregara. El teniente se negó. El soldado gritó la orden nuevamente. Con calma y firmeza, Guidobono respondió que no entregaba la bandera. La tensión aumentaba. El guardia cargó su fusil.
Alarmado por los gritos, un oficial enemigo se acercó e intentó convencer al argentino de que les diera el paño. Guidobono movía la cabeza negando: la bandera no se entregaba. El inglés advirtió que los argentinos estaban dispuestos a todo, aún desarmados. Pegó media vuelta y se fue. Todas las partes del pabellón se reunieron en Buenos Aires.
La bandera rescatada en el cuartel del Regimiento
Hoy, el estandarte del glorioso Regimiento 7 se conserva en la sala histórica del cuartel, en la localidad Arana, vecina a La Plata. Cada 11 de junio, la bandera veterana de Malvinas desfila ante los soldados del Regimiento.
Hoy el estandarte del glorioso Regimiento 7 se conserva en la sala histórica del cuartel, en la localidad Arana, vecina a La Plata
Daniel Balmaceda - LA NACION
El teniente Miguel Cargnel en Puerto Argentino con la histórica bandera
Unas seis mil balas cayeron sobre nuestros soldados en Malvinas durante la noche del 12 al 13 de junio de 1982. Eran las últimas jornadas y el Regimiento de Infantería Mecanizada 7 "Coronel Conde" resistía con firmeza y valentía. Pero fue uno de los más castigados: perdió 36 hombres en el campo de batalla. Los heridos fueron 152.
Cuando ya era inminente la derrota, el jefe del regimiento, teniente coronel Omar Giménez, propuso a los oficiales enterrar la bandera para no entregarla al enemigo. De inmediato se cumplió la orden. Pero dos jóvenes tenientes, Jorge Guidobono y Miguel Cargnel (ambos habían dado muestras de valor en el combate), se presentaron ante sus jefes en medio de la lluvia de balas y plantearon su disconformidad: el pabellón nacional no debía estar bajo tierra ni tampoco podía entregarse al enemigo. Había que rescatarlo. Giménez aceptó la propuesta de los jóvenes.
Desenterraron la bandera, le quitaron un plástico con el que la habían cubierto, la desarmaron y se distribuyeron las partes (el paño, la corbata, cinco distinciones y tres medallas) entre varios oficiales y suboficiales. De la bandera en sí (es decir, del paño) se encargó Guidobono. De la corbata, Cargnel. El teniente Roberto Colom escondió una distinción en su bota. El mayor Carlos Carrizo Salvadores tomó otra y la colocó debajo de su cinturón. El subteniente Alfredo Luque introdujo una tercera distinción en su guante.
Terminó el combate. El grueso de los soldados fue transportado de inmediato en el buque Canberra rumbo al continente. Pero Cargnel (por su condición de paracaidista) y Guidobono (por ser jefe de Comunicaciones) fueron separados del grupo. Durante quince días los mantuvieron en San Carlos, dentro de un frigorífico. Guidobono, con la bandera envuelta en el torso, se las ingenió para no ser descubierto en el cacheo. Luego los embarcaron y pasaron otras dos semanas a bordo, sin zarpar. Fue entonces cuando ocurrió algo inesperado.
Ordenaron a los prisioneros que se quitaran la ropa. A pesar de que Guidobono quiso disimularlo, un inglés descubrió la bandera. Le ordenó que la entregara. El teniente se negó. El soldado gritó la orden nuevamente. Con calma y firmeza, Guidobono respondió que no entregaba la bandera. La tensión aumentaba. El guardia cargó su fusil.
Alarmado por los gritos, un oficial enemigo se acercó e intentó convencer al argentino de que les diera el paño. Guidobono movía la cabeza negando: la bandera no se entregaba. El inglés advirtió que los argentinos estaban dispuestos a todo, aún desarmados. Pegó media vuelta y se fue. Todas las partes del pabellón se reunieron en Buenos Aires.
La bandera rescatada en el cuartel del Regimiento
Hoy, el estandarte del glorioso Regimiento 7 se conserva en la sala histórica del cuartel, en la localidad Arana, vecina a La Plata. Cada 11 de junio, la bandera veterana de Malvinas desfila ante los soldados del Regimiento.
viernes, 9 de junio de 2017
Recordando el "Día mas negro de la Flota"
Malvinas: así fue "el día más negro de la flota británica", hace 35 años
Además, el audio original del hundimiento de una nave inglesa: "¡Cómo explotó esa puta!".
Clarín
Malvinas: así fue "el día más negro de la flota británica", hace 35 años
Evacuan a guardias galeses tras el devastador ataque argentino al barco "Sir Galahad". (IWM)
─¡Puta, carajo! Justo ahora... ─dice "Cruz"─. Chicas, voy a tener que volverme. Estoy perdiendo demasiada presión.
─OK, jefe ─contesta "Coral"─. Vuélvase ya.
Los aviones se ponen a la par. Los pilotos se miran:
─"Coral", a partir de este momento usted queda al mando de la escuadrilla.
─¡Enterado, señor!
─¡Llévelos a la gloria!
Sucedió hace hoy 35 años, durante la guerra de Malvinas. Y terminó siendo "el día más negro de la flota británica".
Un equipo de emergencia trata de controlar el fuego a bordo. Será en vano. (IWM)
El 8 de junio de 1982 la Fuerza Aérea Argentina lanzó una operación con 2 oleadas.
La primera arrancó a las 11:30, cuando despegaron de Río Gallegos 8 cazabombarderos A-4B Skyhawk, en 2 escuadrillas: "Dogo" y "Mastín".
Cada uno tenía 3 bombas y una misma misión: atacar buques que desembarcaban tropas enemigas en Bahía Agradable, al sudoeste de la capital isleña Puerto Argentino.
El capitán Pablo "Cruz" Carballo lideraba a los "Dogos". Y tuvo que regresar por fallas en el sistema de aceite. Entonces quedó a cargo el teniente Carlos "Coral" Cachón, quien junto con el alférez Leonardo Carmona y el teniente Carlos Rinke se lanzaron sobre el buque logístico Sir Galahad.
Cachón arrojó sus bombas y sus compañeros vieron cómo daban en el blanco. Murieron 48 soldados, la mayoría pertenecientes a la Guardia Galesa.
De los 4 "Mastines" quedaron 2, porque los tenientes Alberto Filippini y Vicente Autiero también retornaron por problemas en el reabastecimiento. Entonces el alférez Hugo Gómez y el teniente Daniel Gálvez encararon solos al Sir Tristram. Lo dejaron inservible. Fallecieron 2 tripulantes.
A las 13 salieron de Río Grande 6 aviones M-5 Dagger, en 2 escuadrillas: "Perro" y "Gato". Soltaron sus bombas sobre la fragata Plymouth. Los argentinos aseguran que la vieron humeando. Los ingleses dicen que no explotó ningún artefacto. Hubo 5 heridos.
Malvinas: así fue "el día más negro de la flota británica", hace 35 años
Heroicos "Dogos": Carballo, Carmona, Cachón y Rinke. (militaryimages.net)
Rápidamente se ordenó una segunda oleada de ataque, que partió de Río Gallegos a las 15 con otros 6 A-4B Skyhawk, en 2 escuadrillas: "Mazo" y "Martillo".
El teniente Rubén Bolzán destrozó un lanchón de desembarco que transportaba 6 Royal Marines. Pero luego el aire se llenó de sombras, y tenían forma de aviones Sea Harrier. Cayeron Bolzán, el teniente Juan Arrarás y el alférez Alfredo Vázquez.
Sucedió hace hoy 35 años, durante la guerra de Malvinas.
56 muertos, más de 150 heridos y 4 naves dañadas del lado enemigo. Y 3 muertos y 3 aviones derribados del lado argentino.
─El 8 de junio de 1982 la Fuerza Aérea le pegó muy duro a la flota británica. Fue un ataque letal.
Lo dice Claudio Bartolini, que investiga el asunto desde hace 17 años: acumula más de 170 entrevistas en audio, unas 60 en video y acaba de publicar el libro Hasta el último avión.
Malvinas: así fue "el día más negro de la flota británica", hace 35 años
Claudio Bartolini con su libro "El último avión".
Si bien se trata de una novela, el relato se apoya en una reconstrucción histórica de la actuación en el aire a partir del "bautismo de fuego" del 1° de mayo del 82. Y surgieron diálogos verídicos como aquel entre "Coral" Cachón y "Cruz" Carballo antes hundir al Sir Galahad.
Claudio tiene 52 años, colabora en los móviles de Radio Mitre, da clases y se dedica a las producciones audiovisuales. Pero no pudo hacer lo que más le hubiera gustado:
─Hubiera dado la vida por volar en la guerra de Malvinas ─dice.
Tenía entonces 17 años y tuvo que conformarse con seguirla paso a paso con su padre, Raúl.
La película que no fue
Claudio cuenta que durante el primer gobierno de Cristina Kirchner (2007-2011) la Fuerza Aérea había aprobado la realización de un documental.─Queríamos nuestra Pearl Harbor ─recuerda─: lo épico y heroico, a puro huevo, con las boleadoras, atando con alambre contra la tercera flota del mundo y la OTAN completa.
Incluso habían conseguido la plata. Pero no se dio:
─Hubo un problema político. El kirchnerismo dijo que no quería reivindicar a los milicos...
La reelección de Cristina en 2011 mantuvo cajoneado el proyecto fílmico. La salida de Hasta el último avión (Ediciones Argentinidad, 552 páginas, $ 450), que Claudio presentó en la última Feria del Libro, tiene cierto sabor a revancha.
─Igual no pierdo la esperanza de que un día la película se haga. ¡Hasta pensamos en Mel Gibson para dirigirla!
("El reposo del último guerrero", microdocumental de Claudio Bartolini para la Fuerza Aérea, 2015.)
"¡Cómo explotó esa puta!"
El Día de la Patria de 1982 la Fuerza Aérea ejecutó una operación en el estrecho San Carlos, al oeste de la isla Soledad, que derivó en el hundimiento del destructor Coventry y daños a la fragata Broadsword, que en 1995 compró Brasil y en cuya Armada permanece bajo el nombre Greenhalgh.Participaron 2 secciones bautizadas como los dioses: "Zeus" y "Vulcano".
"Zeus" estaba integrada por el alférez Jorge Nelson "Bam Bam" Barrionuevo y el capitán Mariano Ángel "Cobra" Velasco. Y en "Vulcano" actuaban el capitán Pablo "Cruz" Carballo y el teniente Carlos "Tala" Rinke.
Este es el audio completo del ataque que arruinó al Coventry y provocó 19 muertos y 30 heridos:
Desde el minuto 2:01 se produce el momento clave:
Barrionuevo: ¡Dio perfecto usted, señor! ¡Era una CL 42, eh! La vi clarito… [CL 42 es una clase de destructor.]
Velasco: ¡¡Huijaaajaaaaa!!
Barrionuevo: Pegó en la trompa, ¡las 3 habían explotado muy bien, eh!
Carballo: ¡Esoooo! ¡Vamos, pendejo! ¡¡Vamos, pendejo!! ¡¡Viva la Patria!!!
Velasco: ¡¡¡Hiiiijuuu!!! ¿Pegaron las 3?
Barrionuevo: Sí, las 3, pegaron las 3. Las vi, señor. Y una en la CL 42, eh. ¡La vi clarito, eh!
Velasco: ¡¡¡A ver cómo explotó esa putaaaa!!!
Carballo: Péguense al suelo que están tirando misiles... Pegaditos. No demasiado pero pegados, ¿OK? ¿Están, chicas? ¡Viva la Patria! ¡¡Viva la Patria, canejo!! ¡¡Gringos de mierda!! ¡Hiiijaajaajaaa!!
Menos de 25 minutos más tarde, el Coventry ya reposaba en el fondo del mar malvinense.
Malvinas: así fue "el día más negro de la flota británica", hace 35 años
Los restos del destructor británico están a unos 100 metros de profundidad. (Archivo)
Etiquetas:
A-4 Skyhawk,
Argentina,
ataque aéreo,
Bahía Agradable,
conducta en el campo de batalla,
Fuerza Aérea Argentina,
hundimiento,
Royal Navy
jueves, 8 de junio de 2017
Cartas de soldado británico describe la vida post-rendición
Malvinas: la experiencia de un soldado británico, a través de las cartas que le envió a su familia
Las misivas permiten ver la mirada que tenían de los "argies", la guerra y las islasInfobae
Steve Cocks, de 18 años, fue embarcado en el Queen Elizabeth 2, conocido como QE2 durante la guerra, y se convirtió, desde los primeros días, en un profuso escritor de cartas a su familia. Su madre las guardó celosamente y se las devolvió en 2008. Por medio de sus palabras se puede reconstruir su experiencia, sus penas, sufrimientos, pero contados en un tono liviano, para no preocupar a sus padres. Pertenecía al Cuerpo de Efectivos del Ejército Real, y le tocó avanzar en el extremo este del Monte Tumbledown la última noche de combate.
Era entonces un joven comunicativo, y en su ir y venir de cartas al Reino Unido, demuestra la fluidez de la comunicación con las familias de los soldados británicos. Tuvo tiempo de pedir a su madre que le envíe libros para leer en sus ratos libres. Su función era trasladar pertrechos, comida y provisiones, mientras las tropas se movían por las islas.
En la primera de esas cartas, fechada el 12 de Mayo de 1982, Steve relató -asombrado- cómo el Queen Elizabeth 2 se transformó de un crucero de lujo a un buque de transporte de tropas que llevó al Atlántico Sur más de tres mil soldados y 650 voluntarios. Steve, como otros, esperaba volver a su tierra en dos semanas. Todo al principio parecía ser un ejercicio militar.
12 de Mayo de 1982
Querida mamá, papá y Dave
Estoy bien, escribo mi primera carta a bordo del QE2. Abordamos muy temprano, mirados por una pequeña muchedumbre de parientes y una enorme acumulación de fotógrafos y equipos de película. El QE2 ha cambiado de un barco de lujo a un buque de tropas para unos 3.000 soldados. Atrás tienen las vitrinas con vajilla, los lujosos salones fueron reemplazados por filas y filas de camas de campo. Sin embargo, todavía hay muchas cosas buenas. La comida es fantástica. Está cocinando la tripulación, no los chefs del Ejército, y como resultado, nos alimentamos muy bien.
En realidad, nos permiten galones de leche para beber para el desayuno. Los camareros aclaran que hay que mantener los comedores limpios cada hora de la comida, y esto no puede ser fácil cuando hay 3.000 tropas a bordo. Donde quiera que vayas hay soldados, ametralladoras, rifles, sub-ametralladoras, armas antitanques, morteros, armas antiaéreas y pilas y montones de tiendas que se derraman sobre las cubiertas en todas direcciones. Junto con los Guardias Galés y Gurkhas hay artillería, tripulaciones antiaéreas de espolones y personal de cada cuerpo y brazos de apoyo en el Ejército.
La tripulación es fantástica, son alegres, serviciales y bastante dispuestos a entablar conversación. Los compadezco porque trabajaban con pasajeros bastante dóciles, ricos y bien educados. ¡Ahora tienen que lidiar con nosotros!
Hasta ahora no hemos hecho más que sentarnos alrededor y explorar el barco. Es enorme, con una piscina, una lavandería, cine y tiendas. Una cosa graciosa que escuché fue un comentario de la tripulación, todo el Ejército puede acceder a la cerveza y el chocolate y los precios son muy baratos, es precio de coste. Nos sorprende lo mucho que nos cobraron en las tiendas en tierra.
La moral es muy alta y todo el mundo está teniendo un gran tiempo escribiendo mensajes en las sábanas y colgándolas por los lados del buque. El aburrimiento es la única cosa fatal con la que tenemos que tener cuidado. Como ya he mencionado anteriormente no hay prácticamente ningún espacio adicional para hacer entrenamiento de armas y ejercicio, pero eso no me preocupa. El único problema es que no tengo ningún sello postal, así que ¿podrían enviarme 2 ó 3, por favor? Les reembolsaré, por supuesto. Bueno, un montón de amor a toda la familia. Escribiré como sea posible y espero volver en 2 semanas.
Steve
El soldado siguió escribiendo cartas, muchas, y recibiendo noticias de su familia, siempre en un tono que no genere preocupaciones, naturalizando lo que veía, sin demostrar que estaba sufriendo, pero siempre diciendo cuánto los amaba y cuánto deseaba volver a casa. Algunas son breves, como para mantener el contacto, y otras, en momento de ocio, son largas y llenas de detalles de lo que hacía y experimentaba en Malvinas. Escribió otra el 19 de mayo, aún embarcado, breve, en la que sólo comentó que por razones de seguridad no podía decir dónde estaba el buque.
La carta del 21 de Mayo muestra un Steve mucho más concientizado de la guerra.
Papa y Mama. Les escribí a los dos ayer, así que no tengo mucho que decir. No nos vamos a quedar en la Isla Ascensión. Todo lo que estamos haciendo es ir a su alrededor en círculos cargando los suministros. Esta noche iremos al sur pero probablemente sabrán esto por las noticias de todos modos. Cuando nos unamos al Grupo de Tareas, probablemente desocuparemos el QE2 y embarcaremos navíos de la Marina para minimizar las posibilidades de que toda la brigada sea expulsada del agua. Como resultado, las cosas probablemente serán mucho más seguras.
Somos primordialmente una fuerza de reserva para respaldar a los marines, pero de nuevo podemos ser requeridos para actuar. Una vez más, se rumorea que hay otra brigada bajo entrenamiento y creemos que formaran una guarnición.
Tal como está, tenemos pocas posibilidades de expulsar a los "argies" de las islas a través de operaciones puramente militares en un futuro previsible. Necesitamos superar en número a los enemigos 3 a 1 para ganar en una cierta victoria. Nos hacen creer, que nos superan en número de 2 a 1. Sin embargo, eso no es tan malo porque la mayoría de las tropas son nuevos reclutas incorporados en febrero. Utilizan las mismas armas de infantería que nosotros, y apreciamos plenamente su capacidad de fuego. Pero el entrenamiento de las tropas es inexperto.
Volvió a escribir en junio, ya concluida la guerra.
Después de una semana en Bluff Cove atacamos y tomamos Tumbledown. Esa noche fue el momento más aterrador de mi vida, por lo menos 3 veces puedo ahora decir que hemos sido bombardeados.
Después de la batalla apilamos a los muertos y después de eso fuimos llevados de vuelta a Fitzroy, pasamos 4 días en un galpón de ovejas. Ahora estoy en el Sir Edmund que es un ferry de la British Rail North Sea.
Steve pasó cuatro o cinco días a bordo del ferry y luego fue trasladado al frigorífico donde estaban los prisioneros argentinos una vez terminada la guerra. El joven soldado, muy observador, hizo una clasificación de los prisioneros según su grado de comunicación con las tropas británicas.
Queridos Papá y mama, mediados de junio.
Actualmente estamos cuidando alrededor de 500 "argies" en una antigua planta de refrigeración. Es muy extraño ver a los seres humanos trabajar mientras usted está parado allí con un rifle cargado. No son un mal grupo. Tenemos 4 grupos distintos, los oficiales de rango superior, es decir, generales, etc, se mantienen bajo llave casi todo el tiempo, por su propia seguridad. El segundo grupo son los oficiales de menor rango, estos son comandantes de pelotón y compañía. No son muy amigables porque perdieron la guerra. Celebran la misa cada mañana. Todo lo que se oye es Santa María bla bla, Santa María bla bla. El tercer grupo son todas las tropas regulares y suboficiales de las compañías. Estos son bastante reservados, pero a veces se complacen en pequeñas cantidades de conversación. El cuarto grupo son los conscriptos. Estos son los más populares entre nosotros. Son hombres casi alegres, serviciales y obedientes. Si les dices que hagan algo, lo hacen de inmediato. Constituyen alrededor del 75% de presos y todos parecen estar muy contentos con ser prisioneros.
En cuanto a volver a casa se refiere, el último rumor, que es muy potente, parece sugerir de mediados de julio a finales de agosto. Así que parece que voy a pasar mi decimonoveno cumpleaños aquí.
Con Amor, Steven
Las últimas cartas son de fines de julio. Steve aún estaba en Malvinas. Estaba aburrido, llenando y vaciando un galpón para ocupar el tiempo. Todavía no sabía cuándo iba a regresar a su país.
Pienso en ti, mamá, en Inglaterra y es sólo ahora que me doy cuenta de lo maravillosa manera en que vivimos.
El Queen Elizabeth 2, de la Compañía Cunard Line, regresó al Reino Unido y fue recibido en Southampton por la Reina Isabel y la Reina Madre, a bordo del yate Real Britannia, su capitán, Peter Jackson, hizo llegar este mensaje a la reina: "El Queen Elizabeth 2 de Cunard se enorgullece de haber estado al servicio de las Fuerzas de Su Majestad".
Steve Cocks volvió a casa los primeros días de agosto de 1982. Buena parte de sus cartas, podrían ser de un soldado argentino, joven y sorprendido por la guerra. Solo fueron publicadas en su blog Steve's Biking Blog The Falklands, y su testimonio forma parte del libro Return of Tumbledown, de Mike Seear, jefe del batallón de rifleros gurkas durante la Guerra de Malvinas.
Una de las últimas cartas de Steve deja entrever sus sentimientos sobre las islas y la guerra. Muchos jóvenes británicos participaron de ella, incluso algunos de 17 años. En el Reino Unido, por aquellos años, quien no estudiaba ni trabajaba era alistado, a veces como aprendices desde los 11 años. Tras la Guerra de Malvinas, nunca más fueron enviados al frente de ocupación o de combate los menores de 18 años.
Bueno, esto es algo que nunca quiero hacer de nuevo y, sin duda, hay algunas experiencias que no quiero volver a vivir. Las Malvinas son húmedas, frías y muy poco atractivas. Por qué los argies estaban dispuestos a perder miles de hombres, me supera. Ah, ahora oigo el helicóptero. Escribiré más tarde.
Mucho amor (lo digo en serio)
Steven
martes, 6 de junio de 2017
Goose Green: Ledesma y la carta a la viuda de Jones
La conmovedora carta de un soldado argentino a la viuda del militar inglés que mató en la guerra
En la batalla de Pradera del Ganso, Oscar Ledesma mató al Teniente Coronel Herbert Jones, el oficial británico de más alto rango caído en Malvinas. Años más tarde le escribió a la mujer de su antiguo enemigo “para cerrar las heridas”
Por Juan Cruz Sanz - Infobae
.Oscar Ledesma (el segundo desde la izquierda) en Malvinas. Tenía 19 años
"Estuve en el combate de Darwin el 28 de mayo de 1982". Oscar Ledesma no puedo ocultar tu tonada cordobesa, su hablar típico del interior. Tampoco puede ocultar la templanza de un hombre que peleó muchas batallas en su vida, superó todo y hoy lo transformó en una parte de su historia que no quiere borrar.
"La única vez que sentí miedo fue después de un combate, boca abajo, con un fusil en la cara. Lo único que me salió pensar fue: 'La puta madre, pasar todo esto para morir con un tiro en la nuca'".
El combate del que habla Ledesma es uno de los que forjaron la templanza de los soldados argentinos y su posterior reconocimiento. Con 19 años, sin experiencia alguna, el soldado cordobés, al frente de una ametralladora MAG produjo unas de las bajas más importantes del ejército británico: la muerte del teniente coronel inglés Herbert Jones, jefe de la unidad de paracaidistas. Y el militar británico de más alto rango caído durante la guerra.
Después de 20 años cerró una herida de la mejor manera que le salió y haciendo lo que mejor hace: escribir. Agarró una computadora y le escribió a la viuda de Jones: Sara. Y, por primera vez, sintió el alivio de una etapa cerrada.
Teniente Coronel Herbert Jones, jefe de Segundo Batallón de Paracaidista. Murió en el combate de Pradera del Ganso el 28 de mayo de 1982. Tenía 42 años y dos hijos. Recibió la Cruz Victoria, la máxima condecoración que otorga el Reino Unido
CARTA ABIERTA A SARA (viuda de Herbert Jones)
El tiempo obra en consecuencia de lo actuado y la memoria se rige por nuestros actos. Con escasos 19 años me tocó enfrentarme con el Regimiento 2 de Paracaidistas Británicos la mañana del 28 de mayo de 1982, en el combate de Darwin Hill.
Cualquiera hubiera sido su desarrollo no modificará en mi alma y mi mente el recuerdo de aquel terrible enfrentamiento.
Eventualmente me tocó apretar el gatillo para abatir un adversario y en momento alguno sentí odio al hacerlo, como tampoco me jacté ni alegré por aquel acto. No tenía opciones, debía salvar a mis camaradas que contemplaban aterrados como un Para asaltaba su posición, desconociendo que a escasos metros se encontraba mi ametralladora, de la misma manera que yo desconocía quién era tan temerario soldado que en una muestra de asombroso arrojo atacaba una posición argentina.
Una vez terminada la batalla elevé una plegaria por todos los caídos y pedí a Dios por sus familias.
Siempre tuve como pendiente el poder decirle, mirándola a los ojos, que su esposo cayó como un valiente soldado y que su ocasional adversario le honra cotidianamente con el mayor de los respetos al igual que a todos los caídos.
Le presento mis respetos, como también a sus hijos, herederos de un valiente guerrero.
Oscar Ledesma
Sara Jones, la viuda del teniente coronel, es un símbolo para los ingleses. Preside la “Asociación Familias de las Falklands” y está a cargo del mantenimiento de las tumbas de los soldados desconocidos británicos en todo el mundo
Así de simple. Así de concreto. Perdón sentido. "Definitivamente no concibo el odio como un sentimiento. El odio es una enfermedad que te va envenenando. Me enseñaron a no odiar, el odio es venenoso y no te permite reconciliarte con vos mismo". Sus argumentos son como casi como una sentencia de vida.
El ex combatiente asegura que encontró en la escritura un cable a tierra, una luz. "Nunca me regodeé de lo que pasó, ni quise hablar de nada. Fue una circunstancia, un echo puntual. El otro día dijeron el 'Bobo de Jones' y me molestó. Fue un ser humano que cumplió una función. Yo quiero que me reconozcan por un buen poema y no por ser el que lo abatió".
Es que Ledesma no solo se quedó con la carta, sino que la acompañó con un poema. "Es una historia cerrada. Lo que me correspondía hacer fue un poema y le mandé una carta a su viuda. Cerré una etapa importante, muy dolorosa. Había noches que escuchabas su gritos y no era fácil. El escribir me salvo de la locura y me protegió de la soberbia". Sus palabras son su aliciente.
ÚLTIMA CONFESIÓN (A Hebert Jones In Memoriam)
No se trata de hazaña / justicia divina o humana
se trata de mi vida / mis sueños y mi mirada.
Nadie se erige en héroe / de la noche a la mañana
como tampoco en distinto / por defender a tu patria.
En esa ruleta rusa / de aquel cruento combate
los caídos por decenas / no odiaban sus adversarios.
Apreté el gatillo sí / sin temor o remordimiento
y una plegaria elevé / por todas aquellas almas.
Tuve en mi nuca un fusil / agresión y culatazos
y en el rostro ensangrentado / un terrible escupitajo.
Sin embargo aquel ritual / de demencia acotada
forjó en temple el guerrero / que ya no usa su espada.
Podría seguir escribiendo / reinventando las palabras
pero ya son suficientes / para un humilde epitafio.
Las tumbas de Jones y de los soldados caídos, poco después de la batalla de Pradera del Ganso. Hoy un monolito recuerda el lugar del combate (Foto National Army Museum, Londres)
"Yo recé por los caídos de ambos lados. A partir de ese momento se generó el perdón en mi corazón. Ya todo lo demás era anécdota".
Ledesma tiene una mirada muy crítica sobre Malvinas, no de la guerra, pero sí de lo que vino después: el trato en continente, la discusión y, por sobre todo, la mezcla que se hizo (y se hace) entre lo que fue la guerra de Malvinas y la dictadura que la ejecutó. Para él son dos cosas distintas, incomparables.
Mientras Ledesma habla con Infobae, lo rodea su mundo, lo que más quiere: su familia. Disfruta de su nieta, casi recién nacida, y ayuda a su hija que consiguió trabajo y no puede cuidarla. De soldado a niñero. De la oscuridad de las balas a la belleza de un babero, 35 años después.
"Lo único que te puedo asegurar es que el 14 de junio de 1982 -fin del conflicto y rendición Argentina- comenzó la desmalvinacion ". Ledesma no se queda callado, no oculta nada, ni tampoco le importa ser "polémico" en un tiempo donde la corrección política reina en los ambientes.
"En octubre de 1983 comenzó la venganza de los montoneros. Esto tiene que ver con una brecha que si los argentinos no cerramos no nos vamos a curar nunca. Nos hace falta mucha autocrítica y muchísimos valor para asumir de ambos lados las atrocidades que se cometieron".
“La guerra fue una celebración infernal de muerte, de bombas, de explosiones, mil vidas en un segundo. Pero nosotros peleamos por la Patria”, dice Ledesma
"No me considero víctima de la dictadura, no soy pro milico, ni tampoco me creo lo de los "jóvenes idealistas". Los únicos jóvenes que lucharon por un ideal fueron los de Malvinas, lo hicimos por la Patria, sin nada a cambio. Ahora, 35 años después, sufrimos las consecuencias de la posguerra que son las mas atroces de todas. La posguerra generó muchas más víctimas que el combate".
Solo en este punto, Ledesma demuestra dolor, como si lo más difícil lo hubiese superado pero choca contra lo que vive hoy. "No comulgo ni con cobardes, ni con traidores. Malvinas no se puede politizar. Los valores de Malvinas en la política serían ideales: el ofrecer todo a cambio de nada. Es un constante. Yo no fui víctima de la dictadura, fui un soldado que defendió su país", afirma.
-¿Qué sintió en el momento del final de la guerra?
-La guerra fue una celebración infernal de muerte, de bombas, de explosiones, mil vidas en un segundo. Una vez que se levantan las banderas blancas, se produce la rendición, uno siente el alivio de que todo pasó. De que está vivo. Lo primero que se me cruzó por la cabeza fue "estoy vivo, voy a volver".
-¿Por qué escribir?
-Yo era un poeta en la adolescencia que escribía sobre la soledad y el desamor. Malvinas me forjó como otro poeta. Dejé de ser el poeta para transformarme en el "soldado poeta" o el "guerrero poeta". Spinetta decía que los guerreros jamás detienen su marcha. Si uno no se reconcilia con uno mismo, no se reconcilia con los demás.
-¿Y cómo surge la idea de escribir sobre Jones?
-En 2013 yo escribo el epitafio para Jones. Después, leyendo un poco, me surgió la necesidad de escribirle una carta abierta. Lo hice de un solo golpe de puño y sin correcciones, así quedó. Le pedí ayuda a Laura Caneza y ellos me hicieron una minuciosa traducción, eso fue invalorable. Un galés la compartió en su Facebook, y así se dio. Los hijos de Jones la leyeron y consideraron que no fue oportuno por la edad de su madre -ella tenía 72 años- pero mi alma está en paz. Un encuentro lo veo imposible. El revuelo que se generó tampoco me importa, no entra en el foro de discusión.
“Sentí un fuerte impulso de escribirle a la viuda de Jones. Sus hijos consideraron que no fue oportuno por la edad de su madre, que tenía 72 años. Pero mi alma está en paz. Cerré heridas”
“Sentí un fuerte impulso de escribirle a la viuda de Jones. Sus hijos consideraron que no fue oportuno por la edad de su madre, que tenía 72 años. Pero mi alma está en paz. Cerré heridas”
Ledesma explica que leyó la la historia del asesino de Billy The Kid -el celebre ladrón del western norteamericano- quien lo mató por la espalda y después salió a recorrer los Estados Unidos con una obra en la que recreaba cómo lo mató. "Siempre tuve grabada esa historia y no iba a permitir que eso suceda".
Su vida pasa por la literatura, la escritura, hoy para él Malvinas es una parte de su historia que lo marcó, pero ya no es algo central. Cuenta que el propio coronel Mohamed Alí Seineldín, ya fallecido, le dejó como legado el mote de "el poeta del ejército 25", en una carta que el ex jefe de comandos del Ejercito Argentino le escribió.
Afirma haber sentido el calor de las balas rozar sus orejas, haber amenazado de muerte a un compañero en pleno combate para que le de municiones. Hoy sabe que para ellos la lucha es otra. "Me produjo mucho dolor lo que está pasando con el intento de reconocer a los soldados solo conocidos por Dios, más aún después de recibir el mensaje de la madre diciendo que ella no permitirá que profanen la tumba de su hijo".
La causa humanitaria -que lleva años y fue impulsada por 80 familiares de caídos y la Fundación No me Olvides- hoy quedó envuelta en una controversia cuando Pérez Esquivel y la Comisión Provincial por la Memoria llevaron carteles a las islas pidiendo por la identificación de los NN. La Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas hizo conocer su malestar, ya que en 35 años ninguna de estas organizaciones se acercaron a las familias de los muertos en la guerra.
Ledesma guarda silencio, y de la nada, sin esperar repregunta, lanza un poema:
Mis fantasmas son muchos mas dignos que los tuyos.
También así de implacables y cruelmente asesinos.
Los tuyos son los de todo cobarde que nunca miran de frente y se victimízan.
Etiquetas:
ametralladora,
asalto de posiciones,
conducta en el campo de batalla,
Goose Green,
Paracaidistas,
UK,
veterano de guerra,
vida civil
domingo, 4 de junio de 2017
Guerra Fría: HMS Conqueror roba equipo soviético
El mayor secreto del HMS Conqueror: una incursión en Rusia
El submarino que hundió al crucero argentino General Belgrano durante la guerra de las Malvinas estuvo implicado en una operación de guerra mucho más atrevido y peligroso Fría sólo unas semanas más tarde
Era de noche, en la madrugada, y el mar estaba helada a medida que el HMS Conqueror llegaba a profundidad de periscopio. Su capitán, Christopher Wreford-Brown, había estado acechando a su objetivo metódicamente, un cazador cauteloso en pos de presa. Allí estaba ella, 1.000 metros más adelante, de movimiento lento, aparentemente sin darse cuenta de que el submarino estaba emergiendo en la cola. Reunidos en torno a comandante Wreford-Brown en la sala de operaciones oscuras, los oficiales y los hombres esperaban en silencio, la tensión interna enmascarada por la calma exterior. Era el año 1982 y esta fue algo real.
El HMS Conqueror es famoso, algunos dirían notorio, por el hundimiento del crucero argentino ARA General Belgrano. El submarino de ataque de propulsión nuclear, un tipo conocido también amenazadoramente como un cazador-asesino, ese año se convirtió en el primero de su tipo en disparar con furia. El Belgrano fue enviado a fondo prontamente, su casco antiguo recibió dos torpedos: 323 hombres, jóvenes reclutas, muchos de ellos murieron. La guerra de las Malvinas comenzó en serio ese día, 2 de mayo de 1982.
Pero la nave ahora en ciernes no era el Belgrano. Esto fue en agosto, casi dos meses después de la re-ocupación de las Malvinas, y en el otro lado del mundo, en el Mar de Barents, el patio trasero de la poderosa Flota del Norte Soviética. El HMS Conqueror navegaba tan cerca de las aguas territoriales rusas como se permitió legalmente o tal vez más. Los submarinistas, una comunidad muy unida, cortésmente desdeñoso de sus homólogos de superficie, bromean de que hay dos tipos de buque navales: submarinos y blancos. El objetivo de Wreford-Brown era un arrastrero espía, un AGI en la jerga de la OTAN, es decir, un Auxiliar de Inteligencia General. Repleto de equipos de interceptación y detección, eran una presencia ubicua durante la Guerra Fría, merodeando en las sombras de ejercicios de la OTAN o fuera de bases navales.
Éste era especial: de bandera polaca, estaba tirando un dispositivo largo codiciado por los británicos y los estadounidenses, una cadena de dos kilómetros de hidrófonos conocido como un arreglo de sonar remolcado. Era la última cosa en tecnología de detección de submarino soviético y el trabajo del Conqueror era robarlo. Para ello, el arco estaba equipada con pinzas de control electrónico, proporcionadas por los estadounidenses, para roer a través del cable de acero de tres pulgadas de espesor de conectarlo a la trainera. El nombre de este ejercicio audaz de piratería fue Operación Barmaid.
Treinta años después, y la historia de esta misión, clasificada como Top Secret en su día, se está contando. Puede ser que el gobierno ruso está aprendiendo por primera vez, el destino de lo que fue uno de sus dispositivos más celosamente guardados.
Esta fue una hazaña notable, una hazaña audaz que llevaba consigo el riesgo inmenso, dice el documentalista Stuart Prebble, cuyo nuevo libro, Secrets of the Conqueror, da a conocer la existencia de Barmaid. Cuando pensamos en la Guerra Fría pensamos en Cuba y Berlín y misiles y tanques, pero no que estuvo en el mar, y bajo el mar, en particular, cuando la lucha entre Oriente y Occidente a menudo en su forma más peligrosa.
He sabido de Barmaid durante casi 30 años y hace dos años que se dirigió al Ministerio de Defensa y pidió que sus detalles se distribuyeran bajo la regla de los 30 años. Pasaron ocho meses pensando en ello y, finalmente, regresaron y dijeron que no. Su posición final fue que, a pesar de que volvería a ayudar, no tratarían de pararme si iba a escribir sobre ella.
A lo largo de las décadas de 1950 y 1960 los anglo-americanos descansaron en los laureles, confiados en su superioridad en la tecnología naval sobre la flota soviética en ciernes. Pero a medida que avanzaba la década de 1970 que la confianza se erosionó. Los submarinos soviéticos se estaban convirtiendo en más silenciosos y más rápidos, fueron capaces de devolver la pelota a sus rivales occidentales supuestamente más avanzados. Los submarinistas llaman rebote, la práctica de trepar sobre un submarino hostil antes de encender el sonar emisor de ondas activo. El ping ensordecedor en los auriculares del equipo blanco les dice: Estoy aquí. Si se trataba de una guerra, estarías muerto.
Un arreglo de sonar remolcado es diferente. Es pasivo y no emite una señal. Flota a una profundidad prescrita, por detrás de un barco o un submarino, sólo tiene que escuchar a los submarinos enemigos. Debido a que los hidrófonos son espaciados, pueden conseguir una solución multi-dimensional sobre un objetivo, y son menos vulnerables al ruido de la embarcación huésped. Las marinas de guerra estadounidenses y británicos se imaginaron estar muy por delante en esta tecnología y se molestaron al descubrir que los rusos los emparejan.
Hay dos escuelas de pensamiento acerca de eso, dice Prebble, ex editor de World in Action. Los británicos creían que fueron seleccionados porque tenían submarinistas más cualificados, y los ejercicios parecen confirmar esto. Los submarinistas británicos tienden a no jugar según las reglas en la medida en que los estadounidenses lo hacen.
El punto de vista más cínico dice que si un submarino británico fuese capturado la lluvia radiactiva diplomática sería menos grave que si uno norteamericano estuviese implicado. Nadie quería provocar una confrontación entre las superpotencias.
Cortar un cable de un arreglo remolcado y hacer que se vea como una pérdida accidental no fue una tarea fácil. Antes el Conqueror fue equipado con las pinzas guiadas por televisión, su gemelo, el HMS Churchill había tratado a todo vapor de cortar una matriz desde un buque de remolque. El arreglo fue dañado y se le lanzaron cargas de profundidad para dolor de su comandante. El Conqueror hizo dos intentos de utilizar las pinzas, en el Mar de Barents y el mar Mediterráneo, antes de su último intento en agosto.
Cuando los equipos oyeron hablar de estas pinzas, todo el mundo pensó que era algo absolutamente loco, dice Prebble. Su uso exige la marinería más brillante, subiendo desde abajo al punto ciego de las matrices y bordeando hacia el punto de corte a pocos metros del barco remolcador. Las pinzas fueron diseñados para roer y no limpiamente de una rebanada dar la impresión de que la matriz había enganchado en un obstáculo bajo el agua y ha arrancado.
Estaba, pues, Wreford-Brown, mirando por su periscopio aquella noche de agosto. Las cámaras de televisión eran inútiles hasta unos centímetros del objetivo, por lo que negro que era el agua del Ártico. Wreford-Brown y sus oficiales tuvieron que recurrir a la aritmética mental para calcular la distancia del objetivo.
Ese fue el genio del ejercicio, dice Prebble. Hay una manera de abordar el punto ciego que implica ir más profundo y luego subir a un ángulo, literalmente, debajo de la embarcación.
La hélice del arrastrero estaba a metros del casco del Conqueror. Un error de cálculo momentáneo y una colisión era inevitable. Pasados los nervios y una conexión fue hecha. Las cuchillas de pinza royeron, y en cuestión de segundos que parecieron horas, y la matriz fue robada. Las abrazaderas en el cable del Conqueror se alejaron a una profundidad segura, arrastrando a la matriz a su lado.
Todo el mundo en la sala de control estaba tenso, dice uno de los presentes. Estábamos esperando que en cualquier momento íbamos a ser descubiertos y estaban listos para ejecutarlos, si fuese necesario.
Ninguno de los tripulantes que hablaron con Prebble estaban dispuestos a confirmar la posición del Conqueror, pero la sospecha es que la operación se llevó a cabo dentro de las aguas territoriales soviéticas, a sólo tres millas de la costa. Si lo descubrían, los submarinos habría enfrentado a un ataque de unidades soviéticas desde el aire y desde el mar. Una vez Conqueror llegó a una distancia segura, buzos fueron enviados para asegurar la matriz. El submarino emergió más tarde para que pudieran nadar de nuevo para transportar el dispositivo a bordo de un atado en el casco.
¿La tripulación del AGI supo lo que había pasado? Incluso si se sospecha de juego sucio, no habría estado en sus intereses admitirlo ante sus superiores. Una estancia en el gulag podría haber seguido a ello.
Inmediatamente después el Conqueror llegó a su base en Clyde, el arreglo se almacenó en un avión y enviado para su análisis en los Estados Unidos. Se dice que el nombre del Conqueror fue susurrado con cierta reverencia en el Pentágono durante algún tiempo después.
Tras el hundimiento del ARA Belgrano, muchas especulaciones rodearon la desaparición de los registros del Conqueror. El supuesto en algunos sectores era que habían sido destruidos para ocultar detalles embarazosos sobre los movimientos de los submarinos antes y después del ataque contra el crucero. Prebble piensa lo contrario. Creo que los registros fueron destruidos o incinerados para ocultar el funcionamiento del Mar de Barents, dice. Esta fue una misión de alto secreto.
El arma submarina se conoce como el Servicio Silencioso, en parte debido a su acercamiento cauteloso a la guerra, sino también por el secreto que asisten a sus actividades. Muy rara vez reciben elogios del público. Ahora, al menos, sabemos de la Operación Barmaid. La tripulación del Conqueror tuvo que celebrar su triunfo en secreto. Esperemos que hayan disfrutado de una pinta o dos.
'Secrets of the Conqueror: The Untold Story of Britains Most Famous Submarine" por Stuart Prebble (Faber and Faber)
The Telegraph
El submarino que hundió al crucero argentino General Belgrano durante la guerra de las Malvinas estuvo implicado en una operación de guerra mucho más atrevido y peligroso Fría sólo unas semanas más tarde
Era de noche, en la madrugada, y el mar estaba helada a medida que el HMS Conqueror llegaba a profundidad de periscopio. Su capitán, Christopher Wreford-Brown, había estado acechando a su objetivo metódicamente, un cazador cauteloso en pos de presa. Allí estaba ella, 1.000 metros más adelante, de movimiento lento, aparentemente sin darse cuenta de que el submarino estaba emergiendo en la cola. Reunidos en torno a comandante Wreford-Brown en la sala de operaciones oscuras, los oficiales y los hombres esperaban en silencio, la tensión interna enmascarada por la calma exterior. Era el año 1982 y esta fue algo real.
El HMS Conqueror es famoso, algunos dirían notorio, por el hundimiento del crucero argentino ARA General Belgrano. El submarino de ataque de propulsión nuclear, un tipo conocido también amenazadoramente como un cazador-asesino, ese año se convirtió en el primero de su tipo en disparar con furia. El Belgrano fue enviado a fondo prontamente, su casco antiguo recibió dos torpedos: 323 hombres, jóvenes reclutas, muchos de ellos murieron. La guerra de las Malvinas comenzó en serio ese día, 2 de mayo de 1982.
Pero la nave ahora en ciernes no era el Belgrano. Esto fue en agosto, casi dos meses después de la re-ocupación de las Malvinas, y en el otro lado del mundo, en el Mar de Barents, el patio trasero de la poderosa Flota del Norte Soviética. El HMS Conqueror navegaba tan cerca de las aguas territoriales rusas como se permitió legalmente o tal vez más. Los submarinistas, una comunidad muy unida, cortésmente desdeñoso de sus homólogos de superficie, bromean de que hay dos tipos de buque navales: submarinos y blancos. El objetivo de Wreford-Brown era un arrastrero espía, un AGI en la jerga de la OTAN, es decir, un Auxiliar de Inteligencia General. Repleto de equipos de interceptación y detección, eran una presencia ubicua durante la Guerra Fría, merodeando en las sombras de ejercicios de la OTAN o fuera de bases navales.
Éste era especial: de bandera polaca, estaba tirando un dispositivo largo codiciado por los británicos y los estadounidenses, una cadena de dos kilómetros de hidrófonos conocido como un arreglo de sonar remolcado. Era la última cosa en tecnología de detección de submarino soviético y el trabajo del Conqueror era robarlo. Para ello, el arco estaba equipada con pinzas de control electrónico, proporcionadas por los estadounidenses, para roer a través del cable de acero de tres pulgadas de espesor de conectarlo a la trainera. El nombre de este ejercicio audaz de piratería fue Operación Barmaid.
Treinta años después, y la historia de esta misión, clasificada como Top Secret en su día, se está contando. Puede ser que el gobierno ruso está aprendiendo por primera vez, el destino de lo que fue uno de sus dispositivos más celosamente guardados.
Esta fue una hazaña notable, una hazaña audaz que llevaba consigo el riesgo inmenso, dice el documentalista Stuart Prebble, cuyo nuevo libro, Secrets of the Conqueror, da a conocer la existencia de Barmaid. Cuando pensamos en la Guerra Fría pensamos en Cuba y Berlín y misiles y tanques, pero no que estuvo en el mar, y bajo el mar, en particular, cuando la lucha entre Oriente y Occidente a menudo en su forma más peligrosa.
He sabido de Barmaid durante casi 30 años y hace dos años que se dirigió al Ministerio de Defensa y pidió que sus detalles se distribuyeran bajo la regla de los 30 años. Pasaron ocho meses pensando en ello y, finalmente, regresaron y dijeron que no. Su posición final fue que, a pesar de que volvería a ayudar, no tratarían de pararme si iba a escribir sobre ella.
A lo largo de las décadas de 1950 y 1960 los anglo-americanos descansaron en los laureles, confiados en su superioridad en la tecnología naval sobre la flota soviética en ciernes. Pero a medida que avanzaba la década de 1970 que la confianza se erosionó. Los submarinos soviéticos se estaban convirtiendo en más silenciosos y más rápidos, fueron capaces de devolver la pelota a sus rivales occidentales supuestamente más avanzados. Los submarinistas llaman rebote, la práctica de trepar sobre un submarino hostil antes de encender el sonar emisor de ondas activo. El ping ensordecedor en los auriculares del equipo blanco les dice: Estoy aquí. Si se trataba de una guerra, estarías muerto.
Un arreglo de sonar remolcado es diferente. Es pasivo y no emite una señal. Flota a una profundidad prescrita, por detrás de un barco o un submarino, sólo tiene que escuchar a los submarinos enemigos. Debido a que los hidrófonos son espaciados, pueden conseguir una solución multi-dimensional sobre un objetivo, y son menos vulnerables al ruido de la embarcación huésped. Las marinas de guerra estadounidenses y británicos se imaginaron estar muy por delante en esta tecnología y se molestaron al descubrir que los rusos los emparejan.
¿Los alcanzaron gracias a su ingenio, o por espionaje?
El tema era sensible para los británicos, que había estado plagada de escándalos de espionaje en el período de la posguerra. La red de espionaje de Portland había traicionado secretos navales, al igual que el secretario del Ministerio de marina John Vassall. Los estadounidenses tomaron la delantera, concibiendo un proyecto para capturar un arreglo remolcado y descubrir sus orígenes. General Dynamics, proveedor de equipo para la CIA, construyó el equipo de pinza, que se instaló en los submarinos británicos. Pero, ¿por qué no utilizar a submarinos mayores de la Marina de los EE.UU.?Hay dos escuelas de pensamiento acerca de eso, dice Prebble, ex editor de World in Action. Los británicos creían que fueron seleccionados porque tenían submarinistas más cualificados, y los ejercicios parecen confirmar esto. Los submarinistas británicos tienden a no jugar según las reglas en la medida en que los estadounidenses lo hacen.
El punto de vista más cínico dice que si un submarino británico fuese capturado la lluvia radiactiva diplomática sería menos grave que si uno norteamericano estuviese implicado. Nadie quería provocar una confrontación entre las superpotencias.
Cortar un cable de un arreglo remolcado y hacer que se vea como una pérdida accidental no fue una tarea fácil. Antes el Conqueror fue equipado con las pinzas guiadas por televisión, su gemelo, el HMS Churchill había tratado a todo vapor de cortar una matriz desde un buque de remolque. El arreglo fue dañado y se le lanzaron cargas de profundidad para dolor de su comandante. El Conqueror hizo dos intentos de utilizar las pinzas, en el Mar de Barents y el mar Mediterráneo, antes de su último intento en agosto.
Cuando los equipos oyeron hablar de estas pinzas, todo el mundo pensó que era algo absolutamente loco, dice Prebble. Su uso exige la marinería más brillante, subiendo desde abajo al punto ciego de las matrices y bordeando hacia el punto de corte a pocos metros del barco remolcador. Las pinzas fueron diseñados para roer y no limpiamente de una rebanada dar la impresión de que la matriz había enganchado en un obstáculo bajo el agua y ha arrancado.
Estaba, pues, Wreford-Brown, mirando por su periscopio aquella noche de agosto. Las cámaras de televisión eran inútiles hasta unos centímetros del objetivo, por lo que negro que era el agua del Ártico. Wreford-Brown y sus oficiales tuvieron que recurrir a la aritmética mental para calcular la distancia del objetivo.
Ese fue el genio del ejercicio, dice Prebble. Hay una manera de abordar el punto ciego que implica ir más profundo y luego subir a un ángulo, literalmente, debajo de la embarcación.
La hélice del arrastrero estaba a metros del casco del Conqueror. Un error de cálculo momentáneo y una colisión era inevitable. Pasados los nervios y una conexión fue hecha. Las cuchillas de pinza royeron, y en cuestión de segundos que parecieron horas, y la matriz fue robada. Las abrazaderas en el cable del Conqueror se alejaron a una profundidad segura, arrastrando a la matriz a su lado.
Todo el mundo en la sala de control estaba tenso, dice uno de los presentes. Estábamos esperando que en cualquier momento íbamos a ser descubiertos y estaban listos para ejecutarlos, si fuese necesario.
Ninguno de los tripulantes que hablaron con Prebble estaban dispuestos a confirmar la posición del Conqueror, pero la sospecha es que la operación se llevó a cabo dentro de las aguas territoriales soviéticas, a sólo tres millas de la costa. Si lo descubrían, los submarinos habría enfrentado a un ataque de unidades soviéticas desde el aire y desde el mar. Una vez Conqueror llegó a una distancia segura, buzos fueron enviados para asegurar la matriz. El submarino emergió más tarde para que pudieran nadar de nuevo para transportar el dispositivo a bordo de un atado en el casco.
¿La tripulación del AGI supo lo que había pasado? Incluso si se sospecha de juego sucio, no habría estado en sus intereses admitirlo ante sus superiores. Una estancia en el gulag podría haber seguido a ello.
Inmediatamente después el Conqueror llegó a su base en Clyde, el arreglo se almacenó en un avión y enviado para su análisis en los Estados Unidos. Se dice que el nombre del Conqueror fue susurrado con cierta reverencia en el Pentágono durante algún tiempo después.
Tras el hundimiento del ARA Belgrano, muchas especulaciones rodearon la desaparición de los registros del Conqueror. El supuesto en algunos sectores era que habían sido destruidos para ocultar detalles embarazosos sobre los movimientos de los submarinos antes y después del ataque contra el crucero. Prebble piensa lo contrario. Creo que los registros fueron destruidos o incinerados para ocultar el funcionamiento del Mar de Barents, dice. Esta fue una misión de alto secreto.
El arma submarina se conoce como el Servicio Silencioso, en parte debido a su acercamiento cauteloso a la guerra, sino también por el secreto que asisten a sus actividades. Muy rara vez reciben elogios del público. Ahora, al menos, sabemos de la Operación Barmaid. La tripulación del Conqueror tuvo que celebrar su triunfo en secreto. Esperemos que hayan disfrutado de una pinta o dos.
'Secrets of the Conqueror: The Untold Story of Britains Most Famous Submarine" por Stuart Prebble (Faber and Faber)
The Telegraph
viernes, 2 de junio de 2017
martes, 30 de mayo de 2017
EA homenajeó a madres de caídos en Malvinas
El Ejército Argentino homenajeó a las madres de los soldados caídos en la Guerra de Malvinas
Recibieron la Orden de Servicios Distinguidos al Mérito Civil. Fue durante la celebración del día del Ejército nacional
Infobae
El Ejército Argentino celebró su día este 29 de mayo con una ceremonia que se realizó en el Campo de Despejo del Colegio Militar de la Nación. El acto fue presidido por el jefe de Gabinete de Ministros, Marcos Peña, y tuvo un sentido homenaje a las madres de los soldados caídos en la Guerra de Malvinas.
El jefe de ministros estuvo acompañado por el secretario de Estrategia y Asuntos Militares, Lic. Ángel Tello; el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, teniente general "VGM" Bari del Valle Sosa, y los jefes de los Estados Mayores del Ejército, teniente general Diego Luis Suñer; la Armada, almirante Marcelo Eduardo Srur; y la Fuerza Aérea, brigadier Mayor "VGM" Enrique Víctor Amrein.
En la ocasión, se presentó la Agrupación "Ejército Argentino" al jefe de la Fuerza, quien revistó a las tropas formadas. Seguidamente, tras entonarse las estrofas del Himno Nacional Argentino, se efectuó una invocación religiosa y se bendijo los reconocimientos posteriormente otorgados.
Luego de realizar un minuto de silencio en memoria de los caídos en Malvinas, el jefe del Estado Mayor General del Ejército resolvió otorgarles a todas las madres de los caídos la Orden de Servicios Distinguidos al Mérito Civil. En la oportunidad, recibieron las siguientes madres.
Diez madres, en representación de todas las que tienen hijos que perdieron la vida en la guerra, recibieron la distinción. Fueron homenajeadas Norma Beatriz Carrera, Raquel Beatriz García, María del Carmen Penon, Laura Fedele, Haydee del Carmen Díaz, María Juana Campero, Nélida Ester Montoya, Santa Aguirre, María Isabel Acuña y Dalal Abd.
"Reconocemos a aquellas madres que entregaron lo más valioso, lo más sublime para una mujer: un hijo, para que la patria viva. No hay palabras para calificar tamaño sacrificio, no hay palabras para mitigar tanto dolor. A ellas les debemos un 'gracias' nacido de nuestras entrañas, y también un 'perdón', por no haber estado, en su momento, en todos los casos, a la altura de las circunstancias y haber puesto la cara, la acción y el corazón para una madre cuyo hijo no volvía de la guerra", sostuvo el jefe del Ejército.
Luego, el teniente general Suñer recordó la hazaña libertadora de San Martín y el coraje y entrega de los combatientes de Malvinas. "Cumplimos hoy 207 años y lo hacemos en el año del Bicentenario del Cruce de los andes y del trigésimo quinto aniversario de la Guerra por nuestras Islas Malvinas, dos grandes epopeyas que trascienden y dan aun más significado a esta celebración", aseguró.
El jefe del Ejército precisó que "hoy, a lo largo y a lo ancho del país, donde se asientan nuestras 163 guarniciones, vemos la misma integridad moral y profesional que determinó el curso de nuestra historia durante más de 200 años, el mismo coraje y la misma entrega que mostraron nuestros combatientes en Malvinas.
"Hoy nuestro Ejército, se encuentra cumpliendo su misión centrado en el objetivo de capacitar y adiestrar operacionalmente a su principal fortaleza: los recursos humanos. Lo hacemos aún sin contar con los medios adecuados, pero lo seguimos haciendo, porque es la única manera de sentirnos Ejército al servicio de la nación", enunció.
Además, el teniente general Suñer se refirió al futuro de la Fuerza: "Mirando hacia adelante, todos queremos un Ejército moderno, flexible, con alta movilidad táctica y rapidez estratégica, que posibilite enfrentar amenazas conocidas y aquellas que aún no conocemos. Este futuro ve necesaria una inversión en tecnología y un cambio superador en la concepción de la defensa nacional".
Por último, fue el turno de Marcos Peña, quien expresó: "Valoramos y agradecemos lo que hacen todos los días en cada rincón del país". Además, se refirió a la importancia de la participación del Ejército en las tareas de asistencia a las comunidades afectadas por catástrofes naturales.
Luego, se realizó el tradicional desfile montado y a pie, iniciado por los institutos de formación militar y seguido de tropas dependientes del comando de Adiestramiento y Alistamiento. Cabe destacar que el desfile contó con la presencia de los Veteranos de Malvinas que lucharon integrando las filas del Ejército Argentino durante el conflicto de 1982.Posteriormente, desde el cielo, se lanzaron integrantes del equipo de paracaidismo militar. Finalmente, el Regimiento de Granaderos a Caballo "General San Martín", llevó a cabo su tan célebre Carga de Caballería.
Recibieron la Orden de Servicios Distinguidos al Mérito Civil. Fue durante la celebración del día del Ejército nacional
Infobae
El Ejército Argentino celebró su día este 29 de mayo con una ceremonia que se realizó en el Campo de Despejo del Colegio Militar de la Nación. El acto fue presidido por el jefe de Gabinete de Ministros, Marcos Peña, y tuvo un sentido homenaje a las madres de los soldados caídos en la Guerra de Malvinas.
El jefe de ministros estuvo acompañado por el secretario de Estrategia y Asuntos Militares, Lic. Ángel Tello; el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, teniente general "VGM" Bari del Valle Sosa, y los jefes de los Estados Mayores del Ejército, teniente general Diego Luis Suñer; la Armada, almirante Marcelo Eduardo Srur; y la Fuerza Aérea, brigadier Mayor "VGM" Enrique Víctor Amrein.
En la ocasión, se presentó la Agrupación "Ejército Argentino" al jefe de la Fuerza, quien revistó a las tropas formadas. Seguidamente, tras entonarse las estrofas del Himno Nacional Argentino, se efectuó una invocación religiosa y se bendijo los reconocimientos posteriormente otorgados.
Luego de realizar un minuto de silencio en memoria de los caídos en Malvinas, el jefe del Estado Mayor General del Ejército resolvió otorgarles a todas las madres de los caídos la Orden de Servicios Distinguidos al Mérito Civil. En la oportunidad, recibieron las siguientes madres.
Diez madres, en representación de todas las que tienen hijos que perdieron la vida en la guerra, recibieron la distinción. Fueron homenajeadas Norma Beatriz Carrera, Raquel Beatriz García, María del Carmen Penon, Laura Fedele, Haydee del Carmen Díaz, María Juana Campero, Nélida Ester Montoya, Santa Aguirre, María Isabel Acuña y Dalal Abd.
"Reconocemos a aquellas madres que entregaron lo más valioso, lo más sublime para una mujer: un hijo, para que la patria viva. No hay palabras para calificar tamaño sacrificio, no hay palabras para mitigar tanto dolor. A ellas les debemos un 'gracias' nacido de nuestras entrañas, y también un 'perdón', por no haber estado, en su momento, en todos los casos, a la altura de las circunstancias y haber puesto la cara, la acción y el corazón para una madre cuyo hijo no volvía de la guerra", sostuvo el jefe del Ejército.
Luego, el teniente general Suñer recordó la hazaña libertadora de San Martín y el coraje y entrega de los combatientes de Malvinas. "Cumplimos hoy 207 años y lo hacemos en el año del Bicentenario del Cruce de los andes y del trigésimo quinto aniversario de la Guerra por nuestras Islas Malvinas, dos grandes epopeyas que trascienden y dan aun más significado a esta celebración", aseguró.
El jefe del Ejército precisó que "hoy, a lo largo y a lo ancho del país, donde se asientan nuestras 163 guarniciones, vemos la misma integridad moral y profesional que determinó el curso de nuestra historia durante más de 200 años, el mismo coraje y la misma entrega que mostraron nuestros combatientes en Malvinas.
"Hoy nuestro Ejército, se encuentra cumpliendo su misión centrado en el objetivo de capacitar y adiestrar operacionalmente a su principal fortaleza: los recursos humanos. Lo hacemos aún sin contar con los medios adecuados, pero lo seguimos haciendo, porque es la única manera de sentirnos Ejército al servicio de la nación", enunció.
Además, el teniente general Suñer se refirió al futuro de la Fuerza: "Mirando hacia adelante, todos queremos un Ejército moderno, flexible, con alta movilidad táctica y rapidez estratégica, que posibilite enfrentar amenazas conocidas y aquellas que aún no conocemos. Este futuro ve necesaria una inversión en tecnología y un cambio superador en la concepción de la defensa nacional".
Por último, fue el turno de Marcos Peña, quien expresó: "Valoramos y agradecemos lo que hacen todos los días en cada rincón del país". Además, se refirió a la importancia de la participación del Ejército en las tareas de asistencia a las comunidades afectadas por catástrofes naturales.
Luego, se realizó el tradicional desfile montado y a pie, iniciado por los institutos de formación militar y seguido de tropas dependientes del comando de Adiestramiento y Alistamiento. Cabe destacar que el desfile contó con la presencia de los Veteranos de Malvinas que lucharon integrando las filas del Ejército Argentino durante el conflicto de 1982.Posteriormente, desde el cielo, se lanzaron integrantes del equipo de paracaidismo militar. Finalmente, el Regimiento de Granaderos a Caballo "General San Martín", llevó a cabo su tan célebre Carga de Caballería.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)