lunes, 13 de abril de 2015

Invasión a Tierra del Fuego: La tradicional gallardía chilena en el conflicto

Malvinas: el día en que Gran Bretaña pensó invadir Tierra del Fuego

Contemplaba un ataque desde el territorio chileno. La colaboración de Pinochet con Gran Bretaña duró toda la guerra. Lo revela una investigación oficial encargada por el gobierno británico y publicada esta semana.

Clarín

El libro del historiador inglés Lawrence Freedman sobre la guerra de Malvinas, basado en documentos secretos de Londres y que acaba de publicarse en Gran Bretaña, contiene información detallada sobre la sostenida colaboración del régimen de Augusto Pinochet con las fuerzas británicas, que llegó al punto de hacer pensar a los militares británicos en la posibilidad de invadir el territorio argentino de Tierra del Fuego desde el lado chileno de la isla.

El plan, que fue desechado por cuestiones operativas, echa luz sobre otro hecho polémico del que sí se tuvo noticia: la misteriosa caída de un helicóptero inglés a 18 kilómetros de la ciudad chilena de Punta Arenas, el 20 de mayo de 1982. En aquel momento, sus tres tripulantes —Alan Benett, Richard Outching y Blain Imrie— fueron "devueltos" a Londres. Pero Freedman revela ahora que en el helicóptero había otros ocho tripulantes, que fueron sacados de Chile en silencio (ver página 37). Según el historiador, eran oficiales de las Fuerzas Especiales Británicas que debían destruir una base argentina en Tierra del Fuego. A continuación, un extracto del capítulo dedicado al apoyo chileno.


La colaboración de Chile con Londres

Una de las cuestiones más controvertidas en lo referido a la campaña por Malvinas fue en qué medida Gran Bretaña gozó del beneficio de una cooperación estrecha con Chile. Esta cuestión fue particularmente dominante en 1999, cuando el general Augusto Pinochet fue arrestado en Londres a causa de un pedido de extradición de España para enfrentar un juicio por crímenes contra la humanidad. La baronesa Thatcher se mostró enérgica en su defensa, entre otras cosas en razón de su apoyo a Gran Bretaña en 1982. El propio Pinochet habló de cómo "cuando las fuerzas argentinas ocuparon las Malvinas en 1982, di instrucciones a mi gobierno para que ofreciera, dentro del contexto de nuestra neutralidad, cualquier asistencia que pudiéramos a nuestro amigo y aliado. Lo consideré una cuestión de honor nacional de Chile".

La lógica de la cooperación era clara. Ambos países mantenían disputas territoriales con Argentina y en ambos casos Argentina se comportaba de una manera inaceptable, ignorando los intentos de arbitraje en el caso del Canal de Beagle del mismo modo que había recurrido a las Fuerzas Armadas en el caso de las Malvinas. El principal obstáculo a la cooperación abierta era la renuencia chilena a contradecir la solidaridad hemisférica y la preocupación británica respecto de la tensión entre su reivindicación de que estaba actuando en nombre de la democracia y los funestos antecedentes de Chile en el área de derechos humanos. Chile también debía reflexionar sobre la fuerza militar superior de Argentina al evaluar los riesgos de apoyar una intensificación de fuerzas militares británicas. Por eso era inevitable que cualquier cooperación fuera secreta.

La posibilidad de cooperar con Chile se planteó desde el inicio de la crisis. (...) Cuando el 2 de abril de 1982 se realizaron las primeras evaluaciones de probables respuestas sudamericanas a la invasión argentina, enseguida se señaló la importancia de Chile. Empezaron a plantearse dudas en cuanto a si Gran Bretaña podía solicitar instalaciones y cómo reaccionar si Chile las ofrecía. Un primer indicio de la actitud chilena positiva fue un ofrecimiento de postergar la entrega del buque HMS Norfolk a la Marina chilena, que debía realizarse el 6 de abril. Esto no fue considerado muy útil debido a la pequeña magnitud de la tripulación de la Marina Real, sus malas comunicaciones y falta de armas. Por otro lado, el buque auxiliar de la Armada Real Tidepool, un buque tanque que también debía ser entregado el 7 de abril, estaba totalmente tripulado y si se podía comprar una carga plena de combustible, resolvería problemas de reabastecimiento para la Fuerza de Tareas. Los chilenos lo aceptaron. Zarpó el 14 de abril hacia la cita con la Fuerza de Tareas y tuvo un papel clave en la toma de Georgia del Sur.

Existía una posibilidad seductora de acción militar directa que dependía de la cooperación con Chile. Tierra del Fuego, una isla en el extremo sur de Argentina, estaba dividida en las provincias del oeste chilena y la del este argentina. La provincia argentina estaba escasamente poblada pero incluía un yacimiento de petróleo que producía 24.000 barriles por día y dos campos de aterrizaje, en Río Grande y Ushuaia. Si podía ser capturada, sería una bofetada al orgullo nacional argentino; ofrecería un elemento de regateo en cualquier negociación permitiendo a la vez aprovechar instalaciones militares útiles que de lo contrario podían ser usadas en contra de las fuerzas británicas. A los comandantes, la isla les pareció a primera vista un objetivo militar más fácil para la Fuerza de Tareas que las Malvinas. Estaría peor defendida y se adaptaba más a un ataque por tierra desde Chile que a un ataque británico por mar. Habría un riesgo menor de víctimas civiles y un mayor elemento de sorpresa. No obstante, un aterrizaje exitoso exigiría primero operaciones intensivas contra la Marina argentina y los aviones de combate con base en tierra. Y por lo tanto, aunque pudiera establecerse una fuerza británica en la isla, ésta sería vulnerable al ataque de aviones argentinos que operaran desde campos de aterrizaje en territorio continental. Esto justificaba, pues, operaciones secretas de fuerzas especiales para inhibir los ataques aéreos argentinos. Por lo tanto, aunque los riesgos a corto plazo parecían manejables, los problemas a más largo plazo eran mayores. También la política era problemática. La colusión entre los dos países, indispensable para que la operación funcionara, causaría una tormenta.

Todas las instalaciones portuarias y de campos de aterrizaje podían acelerar el avance de las fuerzas británicas, aliviar los problemas de apoyo y reabastecimiento de combustible y mitigar la ventaja geográfica argentina. En contra estaba el riesgo de llegar a depender demasiado de su ayuda, con el temor de que fuera retirada si las presiones regionales sobre Chile se volvían irresistibles. Las propuestas de cooperación se concentraron en la obtención de inteligencia. En particular, a los comandantes les interesaba analizar la posibilidad de apostar el avión Nimrod de la Patrulla Marítima en el sur de Chile. La información sobre blancos desde el Nimrod aumentaría considerablemente la eficacia de los submarinos, que llegarían pronto al Atlántico Sur. Internacionalmente se lo podía describir como avión de reconocimiento, pero no tenía capacidad ofensiva contra aviones de combate transportados por barco o en tierra. Su radar Seachwater le permitiría permanecer fuera de la zona de batalla.

Una cuestión delicada era establecer cuál era la mejor manera de enfocar la cooperación. El embajador británico en Santiago entendía que debía hablar directamente con los militares chilenos. Se suponía que sería necesario un quid pro quo. Las ideas se volcaron primero a la venta de aviones Hunter, en los cuales los chilenos tenían interés. A la vez, los chilenos tenían un interés estratégico en un éxito británico rápido contra Argentina, ya que les preocupaba que de lo contrario los atacaran "en tres semanas" y ya estaban disponiendo aprestos militares para responder a esa contingencia. (...)

Si bien el Comité Conjunto de Inteligencia opinaba que Chile estaría de acuerdo en que un avión Nimrod de reconocimiento aéreo no armado operara desde los campos de aterrizaje chilenos, el embajador era más cauto. Por ejemplo, era poco probable que se pusiera a disposición un campo de aterrizaje del sur. Uno que había sido mencionado —en la isla de San Félix— estaba a 3.000 kilómetros de la zona de operaciones, a menos que el Nimrod sobrevolara Argentina. Solo sería útil como base de operaciones si las pistas de aterrizaje más al sur pudieran ofrecer reabastecimiento de combustible.

Los ministros no sabían bien hasta qué punto llevar los vínculos con Chile. (...) También había cautela del lado chileno, lo cual reflejaba una conciencia cada vez mayor de que lo más conveniente para los intereses continentales chilenos más generales era "no alargar demasiado el cuello". Los medios en general se mostraban favorables a Gran Bretaña, aunque la opinión pública estaba dividida entre la satisfacción de que la arrogante y agresiva Argentina por fin recibiera su merecido y la angustia por un derramamiento de sangre latinoamericana. En Santiago todavía había miedo de que si Argentina podía salir adelante con su agresión con un bajo costo, después se volvería en contra de Chile. (...)

Al mismo tiempo, los chilenos estaban angustiados ante la perspectiva de que las hostilidades entre Gran Bretaña y Argentina se desbordaran sobre su larga y expuesta frontera. Si había evidencias de confabulación en la obtención de inteligencia británica, Argentina podría de pronto volverse contra Chile. Había más tropas argentinas concentradas en Río Gallegos y Comodoro Rivadavia de las que podían necesitarse para las Islas Malvinas. Para no llevar la situación más allá de lo prudente, el embajador John Heath optó por solicitudes cuidadosamente redactadas, evitando pedir algo que permitiera demostrar que aviones ingleses o chilenos volaban sobre el espacio aéreo argentino desde Chile. (...)

Los comandantes fueron cautelosos por otra razón. ¿Serían respetados los ofrecimientos de asistencia? Heath confiaba en que sí. Muy pocos conocían los considerables y secretos esfuerzos que se habían hecho para que la Cancillería no se enterara, pero Pinochet aparentemente apoyaba la cooperación. Había un deseo de apoyar la resolución británica, pero en privado. En público la posición sería neutral. Si circulaban rumores de cooperación chilena con Gran Bretaña, se negarían de inmediato. (...)

A cambio de la ayuda, Chile quería transferencias de armas. (...) Después de la invasión, se realizó una propuesta por la cual uno o más aviones Canberra serían vendidos y volarían a Chile con tripulaciones británicas que entrenarían a las chilenas realizando reconocimiento fotográfico desde una base aérea en el sur de Chile. (...) Esto prosperó hasta el punto de seleccionar los aviones y las tripulaciones y dejarlos en reserva, pero Chile rechazó este proyecto ya que estaba seguro de que los aviones serían identificados y era posible que fueran derribados.

Se consideró entonces la posibilidad de proveer aviones Canberra a un precio más atractivo. El 16 de abril, se acordó que se enviarían en préstamo o para compra algunos aviones Canberra y Hércules de apoyo, todos con marcaciones chilenas. Los Hércules se podían describir como comprados por Chile para su propia fuerza de transporte aunque Gran Bretaña podía recuperarlos después de la guerra. No era posible enviar los Nimrod ya que resultaría increíble que Chile estuviera comprándolos. Se permitiría no obstante que los Nimrod volaran sobre el espacio aéreo chileno y para aterrizar en una emergencia. También se tomaría un radar. Por último, se pondrían a disposición detalles de movimientos de superficie de la flota para su transmisión.

El 18 de abril, Lewin informó a Nott sobre el avance. Su prioridad era la inteligencia sobre las fuerzas argentinas. (...) El uso de un campo de aterrizaje chileno adecuado daría a Gran Bretaña una capacidad nueva e indispensable. Debido a la urgencia de este requerimiento, había muy poco tiempo que perder. (...)

Tripulaciones de la RAF (Real Fuerza Aérea) operarían dos Canberra en el Atlántico Sur durante un período de traspaso. Se desplegaría un avión de apoyo Hércules tripulado hasta un campo de aterrizaje chileno. Los chilenos querían anunciar su contrato de compra de aviones Canberra, pero Londres prefirió mantener toda la colaboración secreta, para garantizar que cualquier reconocimiento inicial de Malvinas se mantuviera en secreto. Inicialmente la operación avanzó según lo planeado, y para el 26 de abril habían llegado a Santiago disimulados dos aviones Hércules. Ahora se esperaba que los Canberra llegaran a Chile después del 30 de abril. (...)

Los chilenos también estaban poniéndose ansiosos en cuanto al posible impacto que recibirían si Argentina decidía que el juego por Malvinas había terminado y se volcaban a Chile para "recuperar el honor nacional". (...) Se observó, luego de la captura de Georgia del Sur, que la satisfacción por la frustración de Argentina tenía como contrapeso la aprensión de que Chile se viera arrastrado al conflicto. Pinochet dijo a la prensa que estaba "preocupado" por los hechos en el Atlántico Sur, y el canciller comentó ambiguamente "lamentamos sinceramente que los llamados de paz hayan sido desoídos".

La votación en la OEA era inminente. El canciller chileno había propuesto una postura cautelosa, que habría sido denegada por Pinochet. Chile se abstendría el 27 de abril, aunque esto sería visto como un acto "inamistoso". Esto reflejó una mayor convicción de que Galtieri y su gobierno no sobrevivirían al conflicto y que la crisis interna sería un preludio de un ataque contra Chile.

El 28 de abril, justo después de la votación de la OEA, Reuters informó lo que fue calificado como una declaración oficial del vocero del Ministerio de Defensa en Londres, en el sentido de que Chile había dado su permiso para desviar el Tidepont con el fin de que fuera a unirse a la Fuerza de Tareas británica en Malvinas. Posteriormente, pudo saberse que el tema había aparecido en una conferencia de prensa en la cual se había declarado, en respuesta a algunas preguntas, que no se sabía "si cambió de manos dinero" pero se sabía "que la venta seguía adelante pero la entrega había sido pospuesta con el acuerdo de los chilenos". (...) Chile quiso una desmentida inmediata (...). El punto de vista del Foreign Office era que sería poco prudente arriesgar una desmentida formal ya que podría simplemente generar más interés. Para entonces, el Gobierno chileno ya había publicado su propia desmentida. Chile consideraba que la pregunta había sido planteada a través de un periodista francés como una manera de ejercer presión sobre Chile después de su abstención en la OEA, ya que aparentemente Argentina conocía la situación del barco desde hacía cierto tiempo.

Los chilenos entonces advirtieron que en cuanto las operaciones de los Canberra fueran detectadas por Argentina o por la prensa, los hombres de la RAF (18 oficiales y 24 suboficiales) que habían llegado antes que el avión tendrían que abandonar Chile de inmediato. El 27 de abril, el (diario inglés) Daily Star informó que: "La semana pasada, aviones caza Phantom volaron en secreto al sur de Chile, vía isla de la Ascensión, desde una base de la RAF en Suffolk. (...) Gran Bretaña ha pagado bajo cuerda a los chilenos por permitir que nuestros aviones utilicen su base vital de Punta Arenas. El precio: ocho aviones Hunter Hawker. Los aviones sin marcación abandonaron Brize Norton de la RAF el domingo a bordo de un Boeing 747 civil estadounidense".

(...)Los detalles de la historia eran tan falsos que Heath se preguntó si no sería desinformación argentina deliberada. (...) Chile también negó como "totalmente sin fundamento" informes según los cuales aviones Phantom de la RAF serían autorizados a aterrizar y recargar combustible en Punta Arenas. El 29 de abril fue emitida una declaración británica. Heath advertía que Argentina estaba tratando de desacreditar la neutralidad de Chile en el tema Malvinas con preguntas hechas por medio de periodistas amistosos, y propuso los repudios más cuidadosamente redactados.

En la tarde del 29 de abril, los Canberra todavía no habían recibido el visto bueno de Chile. Había aparecido otro informe de prensa, esta vez de Reuters, diciendo que Gran Bretaña tenía permiso para utilizar las instalaciones de aviación en el sur de Chile. Esta mayor postergación hizo que el entusiasmo del Ministerio de Defensa por la operación comenzara a disminuir, y se hicieron planes para retirar un Hércules. Cuando finalmente se recibió el visto bueno para que llegaran los Canberra el 3 de mayo, el curso de acción prudente parecía ser una primera misión de los Hércules mientras los Canberra se entregaban con más lentitud a Chile. A los chilenos les habría gustado quedarse con los Hércules y estaban ansiosos por los dos Canberra.

De modo que a comienzos de mayo se estaban entregando los primeros seis Hunter y se estaban seleccionando otros dos, pero no se había tomado ninguna decisión respecto de otros (y al parecer había pedidos 20 más). Dos Canberra y repuestos estaban en oferta para Chile. (...) Chile había expresado interés en un radar que se instalaría cerca de la frontera argentina. La oferta era a un precio rebajado con apoyo en su operación y mantenimiento. A mediados de mayo, se había enviado el borrador de una carta de intención relativa a la venta de los dos Canberra, junto con una cantidad de repuestos y equipo de apoyo terrestre, y habían concluido las negociaciones en relación con los otros dos Hunter adicionales. (...)

En una entrevista realizada en 1999 pero publicada en 2002, el general Fernando Matthei, comandante en Jefe de la Fuerza Aérea chilena en 1982, describió cómo acordó con un "agente secreto" la entrega de inteligencia a Gran Bretaña a cambio de pertrechos militares, sobre todo aviones de combate Hawker Hunter, un potente radar y aviones Canberra. Matthei recordó que después de la guerra "conservamos los aviones, el radar, los misiles. Ellos recibieron información puntual y todos estábamos contentos". También afirmó que Pinochet no había sido plenamente informado del acuerdo, "de tal manera que si la operación era descubierta, pudiera afirmar que no sabía nada". Describió la creación de un centro de mando subterráneo bien protegido en Punta Arenas, desde donde se enviaba la información sobre los movimientos aéreos de Argentina desde todas las fuentes a Northwood usando un sistema de comunicaciones por satélite. La hija de Matthei, de hecho, ya había informado parte de esto en una carta a The Sunday Times cuando la controversia por Pinochet estaba en su punto culminante, señalando correctamente que el principal contacto de su padre había sido un comandante de brigada de la RAF (y no un agente secreto), y poniendo de relieve la importancia del control chileno de la actividad aérea argentina, con información transmitida mediante una conexión satelital a la Fuerza de Tareas. Por ese medio, se advertía a la flota del Atlántico Sur cualquier ataque inminente.

Entones comenzaron a producirse avances en todas las áreas. Se acordó que se aceptaría un avión de reconocimiento Nimrod en el campo de aterrizaje de San Félix, una isla remota frente a la costa de Chile. Desde San Félix, el avión podría hacer varias misiones muy valiosas, recargando combustible de noche en la base aérea chilena de Concepción en la costa continental, y luego volar en el espacio aéreo chileno en dirección al Atlántico Sur. El avión podría recoger información útil fuera del alcance del radar argentino y transmitirla a la Fuerza de Tareas. El Nimrod sería apoyado por un VC10. La primera misión tuvo lugar temprano en la mañana del domingo 9 de mayo, una segunda el 15 de mayo y una tercera dos días más tarde. Se obtuvo información limitada pero significativa. El 18 de mayo existía preocupación de que fuera demasiado arriesgado continuar con los vuelos, ya que probablemente esto llevaría a arruinar toda la operación y a afectar operaciones futuras. Woodward quiso que el avión volara las noches del 19-21 de mayo solo por si el Grupo de Transporte argentino estaba en el mar durante esos días cruciales, pero el deseo chileno de ver concluida esa misión era firme. (...)

Mientras tanto, la conexión chilena estaba empezando a generar atención en Gran Bretaña. El 24 de mayo, la primera ministra y otros ministros superiores recibieron cartas idénticas de miembros del Parlamento conectados con la Comisión de Derechos Humanos en Chile. (...) Gran Bretaña no quería avalar la política de derechos humanos chilena y a la vez quería asegurarse de no verse implicado en una acción chilena directa contra Argentina.

Durante el curso de la guerra, la presencia de una sólida fuerza chilena en la frontera había ayudado a Gran Bretaña aunque más no fuera por el hecho de que tenía amarradas a dos de las brigadas de Infantería de Marina superiores de Argentina: Chile no había dejado de golpe de ser percibido como una amenaza por Argentina. A medida que la guerra se acercaba a su conclusión, surgió preocupación de que Chile pudiera querer aprovechar las dificultades de Argentina. Pareció organizarse con cierta prisa una operación importante con 10.000 hombres que se iniciaría a comienzos de junio. Heath sugirió dar instrucciones de convocar en privado a algunas altas figuras chilenas para aclarar que Gran Bretaña no tenía intención de ser parte de ningún "incidente fronterizo" entre Chile y Argentina. Si bien el Foreign and Commonwealth Office seguía pensando que era poco probable una acción chilena precipitada, Heath recibió autorización de establecer contacto para averiguar qué estaba pasando, siempre y cuando no expresara ninguna opinión sobre la cuestión. Heath informó acerca de la visión chilena de que los refuerzos en el Sur se habían considerado necesarios debido a la incertidumbre acerca de las intenciones argentinas, especialmente si mantenían lejos a Gran Bretaña, pero que teniendo en cuenta que ahora esto era poco probable y que Gran Bretaña regresaría a Malvinas, se sentían más tranquilos y estaban retirando algunas unidades.

TRADUCCION: Cristina Sardoy

domingo, 12 de abril de 2015

Los archivos a desclasificar

Malvinas: los secretos que revelará la desclasificación de archivos
Tras el rechazo de la Corte a investigar los delitos cometidos en la guerra, los ex combatientes de La Plata elevarán un recurso ante la CIDH. Los documentos que presenta de manera exclusiva Tiempo Argentino son apenas algunos ejemplos de esas vejaciones.

Info News


La decisión del gobierno nacional de crear del Archivo Oral de las Memorias de Malvinas y la desclasificación de los documentos secretos sobre el conflicto bélico apuntan en una dirección: visibilizar "el error y el horror" de la guerra. Entre las aberraciones cometidas en el archipiélago austral se destacan las torturas, los vejámenes y asesinatos que la jefatura militar aplicó sobre su propia tropa en plena disputa armada y cuya investigación fue clausurada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en una decisión sumamente polémica, el 19 de febrero pasado.

Tiempo Argentino tuvo acceso a algunas de las actas secretas que los conscriptos firmaron en junio de 1982 ante sus superiores, al regreso de las Islas, en las que reflejaron los maltratos denunciados: se trata de testimonios escondidos por las Fuerzas Armadas durante décadas y que podrían utilizarse para exigir la reapertura de la pesquisa ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Las víctimas esperan que la decisión que tomó la presidenta Cristina Fernández, en el marco del 33º aniversario del inicio de la guerra con el Reino Unido, favorezca la aparición de archivos similares.

Las torturas fueron sistemáticas. Eso se refleja en los diversos Regimientos en los que se registraron denuncias. Por caso, en la Compañía B del Regimiento de Infantería 3, un soldado (los nombres no se pondrán para preservar las identidades) escribió de puño y letra: "Una vez cazaron un cordero los suboficiales y a unos soldados les ordenaron cocinarlo. Uno de ellos fue y me dio un trozo de hígado. Y al enterarse de esto el subteniente Flores me estaqueó. Porque el cordero era para el personal de cuadros, sólo lo que sobraba era para los soldados. En otras ocasiones, nos pegaba y castigaba poniendo los pies en charcos de agua por espacio de una hora o una hora y media. Uno de ellos fue el cabo 1º Cancino quien también una vez me orinó en la espalda después de pegarme." Y resaltó lo que sufrió al padecer lo que se conoce como "pie de trinchera" (se trata de un edema doloroso en el pie que en algunos casos deriva en la amputación de las extremidades): "Cuando me comienzan a doler los pies se lo informé a mi jefe de grupo cabo 1º Fiochi y al jefe de sección subteniente Flores. Quienes me dijeron que era un mañoso y no me permitieron ir a la enfermería, pese a que cuando por las noches me quitaba los borceguíes a la mañana siguiente no me los podía poner. Me dijeron que no quitara el calzado así no tenía problemas para colocármelo. Recién el viernes 11 de junio del '82 por la temperatura que tenía me autorizó el subteniente Flores a concurrir a la enfermería cuando ya casi no podía caminar."

Otro integrante de la misma compañía también cargó contra Flores: "Cuando sentí las manos y pies congelados hablé con el subteniente Flores y le expliqué lo que ocurría, quien me dijo: 'Soldadito de la Patria, si vos con tus pies y manos que tenés congelados querés ir a la enfermería, los demás heridos qué hacen.' Luego del acto dijo que hiciera lo que quiera. Luego volví a mi posición." En un apartado del interrogatorio agregó: "En una oportunidad faltaron raciones de combate. Preguntó quién las había tomado. Y no salió nadie. A raíz de esto nos hizo descalzar y meter los pies en el agua unos cinco minutos. Por otra cuestión nos obligó a pasar cinco días sin usar gorra u otros abrigos en la cabeza. A algunos compañeros los estaqueaba durante horas con el piso mojado. Durante diez días nos dejó sin postre ni galletitas a pesar de que la comida no era suficiente."


Documentos - En las actas, los ex soldados revelaron los abusos cometidos por algunos de sus superiores durante la guerra.

En la Compañía B del Regimiento de Infantería 5 no corrieron mejor suerte. Un conscripto correntino fue internado por desnutrición. Al ser consultado en un interrogatorio básico sobre sus experiencias negativas, afirmó: "Estuve 15 días sin comer. Sólo un mate cocido amargo por las mañanas. El sargento Vega me ordenó que me levantara a tomar la sopa y por no poder hacerlo por mi debilidad me pegó una trompada." En la causa que la Corte desechó, y que había sido impulsada en primera y segunda instancia por la justicia federal, una de las 120 denuncias es por una muerte que se produjo por inanición. Es conocida la historia de los soldados que robaban comida de los depósitos donde los superiores tenían incautados los víveres que administraban según su antojo. Eso quedó reflejado en el expediente que se había abierto en 2007 en el juzgado federal de Río Grande (Tierra del Fuego), donde se habían individualizado 80 imputados.

Las denuncian que revelan estas actas son variopintas: "Me fueron disparados a menos de 150 metros tres disparos con pistola 9 mm. A mí y a mis compañeros. Posteriormente la misma persona me tomó del cuello, me derribó y comenzó a propinarme gran cantidad de trompadas, puntapiés e insultos rebajantes e irreproducibles."

Otro ex conscripto, del Regimiento 1 Patricios, denunció a la hora de escribir sus experiencias negativas: "El trato con oficiales y suboficiales era malísimo. Tanto el cabo 1º Schitane y el teniente Ferrer me pegaron tanto a mí como a mis compañeros. Me hicieron hacer cuerpo a tierra en el agua. Los fusiles NATO no estaban en buenas condiciones. A pesar de tener tres comidas diarias (desayuno, almuerzo y cena) era escasa y no satisfacía. Nos estaquearon y encima de eso nos cargaron e insultaron."

Las actas de recepción, algunas de las cuales Tiempo revela en este número, fueron escritas por los ex combatientes al regreso del conflicto bélico en Campo de Mayo adonde les impusieron el silencio: nada de lo vivido en el archipiélago debía trascender públicamente, les espetaron sus superiores. Según recuerdan protagonistas de aquellos sucesos, los formularios fueron entregados por oficiales de inteligencia.

El presidente de la Comisión Nacional de ex Combatientes e integrante del CECIM, Ernesto Alonso, afirmó a este diario: "Con la desclasificación de los archivos va a aparecer un sinnúmero de denuncias semejantes, una infinidad de pruebas que van a fundamentar aún más las denuncias que presentamos ante la justicia y que la Corte Suprema no analizó, reivindicando la doctrina de Punto Final." "Hubo un ocultamiento de pruebas. No se investigó en dictadura ni posteriormente", añadió.

Tras recibir la espalda por parte de la justicia argentina, el coordinador del equipo jurídico del CECIM-La Plata, Jerónimo Guerrero Iraola, explicó que elevarán un recurso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y que el material desclasificado es sumamente importante. El letrado dijo que harán el planteo "en el menor plazo posible", aunque resaltó que tienen seis meses desde que fueron notificados (el 20 de abril) para acudir a la CIDH.

"Denunciamos torturas y asesinatos. Entendemos que son crímenes de lesa humanidad. Allí plantearemos que el Estado argentino, a través del Poder Judicial, especialmente, la Corte Suprema de Justicia, nos impidió avanzar en la investigación. Simplemente pediremos que nos dejen investigar" indicó Guerrero Iraola. "Hoy tenemos 120 denuncias, pero sabemos que en la medida en que esto tome estado público van a ser muchas más. Hubo una práctica generalizada y sistemática", concluyó el abogado.

En este sentido, la titular de la Cámara de Casación Penal, María Laura Garrigós de Rébori, cuestionó ayer el fallo de la Corte que rechazó avanzar en la pesquisa: “Existieron enterramientos hasta la cabeza, paso de corriente eléctrica, falta de alimento como forma de castigo, que configuran múltiples vejámenes realizados a la intemperie y en medio de los bombardeos", explicó.


Por su parte, Antonela Di Vruno, directora nacional de gestión de fondos documentales del Archivo Nacional de la Memoria, quien trabajó en el archivo oral de Malvinas, afirmó a Tiempo: "Este archivo es una oportunidad y fortalece el relato de los ex combatientes que denuncian las torturas. La desclasificación de los documentos y el archivo son elementos que el estado pone a disposición para que la verdad salga a la luz y sea utilizada por la población y sirva para futuras presentaciones jurídicas. Acompañamos la voluntad de ir a la CIDH de los ex combatientes", señaló. Y dijo respecto del proyecto que esta apuntalando –y que cruza a seis ministerios–: "Generamos un lugar de escucha para que esta historia se mantenga viva. Este archivo busca romper el silencio que se impuso por años."

Conmemoración en Bolivia del día del veterano

La Embajada de la República Argentina ante el Estado Plurinacional de Bolivia conmemoró el "Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas" mediante un acto de Colocación de Ofrendas Florales que se llevó a cabo en la Plaza San Martín de la ciudad de La Paz, Bolivia. Participaron el presidente de la Cámara de Senadores de Bolivia, José Alberto Gonzales, representaciones diplomáticas y embajadores de Uruguay, Rusia, China, Venezuela, Cuba, Paraguay, Perú y Panamá, el Grupo Boliviano de Apoyo a la Cuestión de las Islas Malvinas, funcionarios del gobierno boliviano y altos mandos de las fuerzas armadas de este país. El embajador argentino Ariel Basteiro agradeció a las autoridades y a la comunidad argentina y boliviana por su permanente solidaridad a favor de la Cuestión de las Islas Malvinas.

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Archivo oral de las memorias de Malvinas

Durante el acto que la presidenta Cristina Fernández encabezó en Ushuaia, capital de Tierra del Fuego, anunció la creación de un Archivo Oral de las Memorias de Malvinas. El trabajo consistirá –afirmó la mandataria– en una minuciosa búsqueda, recopilación y mejoramiento de todos los "testimonios y las memorias" de quienes participaron de una u otra forma de la guerra de Malvinas, en 1982. La presidenta sostuvo que incluirá a "todo aquel que de alguna manera tuvo que ver con ese pedazo de historia, con la historia completa, con los horrores y los héroes, con los cobardes y los mártires, porque siempre hay de todo". Según confirmó CFK, la creación del archivo, la recopilación y su organización correrá por cuenta del Museo Nacional de Malvinas que funciona en el predio de la ex Esma, que conduce el ex diputado Jorge Giles y que depende del Ministerio de Cultura. La presidenta firmará en los próximos días el decreto que dispone la creación de este archivo y que contendrá los testimonios de los ex combatientes, sus familiares y de periodistas y camarógrafos, entre otros.

Desclasificarán todos los archivos no públicos

"Relévese de la clasificación de seguridad a toda aquella documentación de carácter no público vinculada al desarrollo del conflicto bélico del Atlántico Sur." Así reza el decreto que firmó la presidenta Cristina Kirchner y que anunció durante el homenaje que se realizó el jueves en Ushuaia al cumplirse 33 años de aquella guerra. El decreto presidencial se suma al que en 2012 instruyó la desclasificación completa de lo que se conoció como “Informe Rattenbach” y que se centró en el desempeño de los militares cuando el conflicto en las Islas Malvinas. Esta nueva decisión convertirá en pública toda la información que existe sobre el conflicto.

Cuando se desclasificó el “Informe Rattenbach” también se incorporaron los archivos desclasificados del Reino Unido referidos a cómo se gestó la guerra. Ese archivo contiene unos 3500 documentos que incluyen testimonios de la entonces primera ministra inglesa, Margaret Thatcher, y todas las comunicaciones del Foreign Office, del Ministerio de Defensa y del Almirantazgo, además del Reporte Frank, el equivalente británico del Rattenbach.

Nuevo reclamo por los cuerpos no identificados

Para la presidenta, una de las deudas pendientes que dejó la guerra de las Malvinas es la identificación de los restos de los soldados argentinos muertos durante el conflicto. El jueves, durante el acto por los 33 años de aquella guerra, la mandataria dijo que su gobierno volverá a reclamarle a Gran Bretaña la "identificación de los muertos" a partir de la comparación de las muestras de ADN de los familiares de los caídos. "No sabemos quiénes fueron los que murieron por nosotros, así que es muy importante", indicó.

Poco después del acto, realizado en Ushuaia, Cristina Fernández dijo que había instruido al canciller Héctor Timerman para que realice el pedido al gobierno inglés. No será la primera vez y por ello volverán las gestiones diplomáticas para conseguir la identificación de los soldados argentinos que se encuentran enterrados en un cementerio ubicado en las cercanías de Puerto Darwin de la isla Soledad. Se trata de 237 tumbas pero se desconoce la identidad de los que allí se encuentran desde 1982.

sábado, 11 de abril de 2015

Los VGM que mandaron a cagar a CFK

Los veteranos de Malvinas que le dijeron "no" a CFK
No participaron de manera oficial del acto con la Presidenta porque consideraron que fue de carácter “proselitista”. 



La Presidente, por cadena nacional, anunció la desclasificación de los archivos de Malvinas en un acto junto a la gobernadora de Tierra del Fuego, Fabiana Ríos en el marco del 33° aniversario de la Guerra de Malvinas.

En el Día del Veterano de Guerra y los Caídos en las Islas Malvinas, los excombatientes vieron el acto que tendría que haberlos tenido como centro de la escena, desde su casa y por televisión. Tal como confirmó el presidente del Centro de Ex-Combatientes y Veteranos de Malvinas, Carlos Llamas a FM Radio Provincia; no participaron por considerar que se trató de un acto de carácter “proselitista”.

El intendente de Ushuaia, Federico Sciurano, decidió sumarse al boicot a la Presidenta y estuvo presente en el acto de los Veteranos.

“El acto de Malvinas le corresponde al pueblo y no a los caprichos de los funcionarios de turno que pretenden desnaturalizar el acto trasladándolo a otro sitio”, dijo Llamas. La participación quedó librada a cada uno de los Veteranos, en forma particular y no oficial.

Perfil

viernes, 10 de abril de 2015

Dos espías, uno condecorado y el otro olvidado


 Un espía inglés condecorado, un héroe argentino olvidado

Infobae

Por: Mario Vidal

Los casos del británico Sidney Edwards, espía de la corona, y el del argentino Ernesto Proni Leston, autor de hazañas de guerra, son emblemáticos por eltratamiento diametralmente opuesto que cada uno de ellos recibió de su país por los servicios prestados
Crédito: AFP

Sidney Edwards y Ernesto Proni Leston

El oficial de la fuerza aérea británica Sidney Edwards y el capitán de fragata argentino Ernesto Proni Leston en un punto fueron iguales: sirvieron a su modo a su patria, durante la guerra de Malvinas. Pero el final, para el uno y para el otro, fue diferente: al inglés lo condecoraron con la Orden del Imperio Británico, y el argentino terminó trabajando de remisero.


Un espía en Santiago
En cuanto las tropas argentinas tomaron posesión de Malvinas, el 2 de abril de 1982, el Ministerio de Defensa británico encomendó a uno de sus espías, Sidney Edwards, de 47 años, una nueva misión: conseguir el apoyo chileno en el conflicto. Tan secreta era la misión que su mujer se enteró dónde había estado recién después de la guerra.
El agente planificó bien la operación. Comenzó entrevistándose con el embajador chileno en LondresMiguel Schweitzer, y el agregado aéreo en esa misma ciudad, Ramón Vega, quien años después llegaría a ser jefe de la Fuerza Aérea trasandina. Les dijo que para Inglaterra era vital conseguir el apoyo del gobierno de Chile para su contraofensiva en las islas del Atlántico Sur y que, según las informaciones que poseía, a los chilenos les convenía que Argentina no se saliera con la suya.
"Si no nos ayudan en la guerra los argentinos caminarán después derechito a tomar las islas del Beagle", les dijo. También les prometió armamentos, inteligencia "y otras cosas que normalmente ustedes no podrían conseguir". Días después, vestido de civil, ya estaba en el Aeropuerto de Santiago de Chile, desde donde enfiló directamente a la embajada de su país. Esa misma tarde se reunió con el comandante de la Fuerza Aérea, generalFernando Matthei.
Éste le dio cálidamente la mano y le ofreció "cooperación total dentro de los límites de lo práctico y de lo diplomáticamente posible". Una sola condición le puso: si algo salía mal, Pinochet debía aparecer ante los ojos de la opinión pública internacional como ignorante del asunto. El inglés respondió que entendía "la delicadeza de las relaciones entre los dos países" y coincidió en "la necesidad de mantener el secreto". Se reunió además con otros oficiales y tomó notas que, esa misma noche, tras memorizarlas, destruyó. A los pocos días ya tenía un documento falso de identidad, un auto, y una licencia para manejar.
Vivía con un pie en la embajada británica y otro en las oficinas centrales de la fuerza aérea chilena. Un día, a las tres de la madrugada, sonó su teléfono. Debía ir de inmediato a la embajada a ver mensajes urgentes que le habían enviado. Salió tranquilo a desandar las calles a esas horas desiertas por el toque de queda que regía hasta las cinco de la mañana. También estaba inmunizado contra eso.
Chile al servicio de Inglaterra
Chile comenzó a ponerse al servicio de Inglaterra facilitándole el uso de un radar de largo alcance instalado en Punta Arenas. Este implemento permitía a los ingleses ver los movimientos de aviones argentinos en Ushuaía, Río Gallegos, Río Grande y Comodoro Rivadavia, y transmitir la información a la fuerza aérea británica.
El radar de Punta Arenas les acercaba avisos tempranos de ataques aéreos argentinos. Años después, el mismo espía confesaría: "Sin ese elemento, habríamos tenido que montar patrullas aéreas de combate carísimas y aviones volando constantemente, listos para interceptar intrusos. Las informaciones que recibíamos a través del radar de Punta Arenas hicieron que la guerra fuera más corta".
Otra tarea de Edwards, quien también era piloto y experto en operaciones conjuntas, fue coordinar con Londres el envío de un equipo del Servicio Aéreo Especial Británico (SAS), al cual venía incorporado un sofisticado sistema satelital de comunicaciones.
Chile también permitió a los ingleses utilizar el aeropuerto de la isla San Félix, ubicada a 892 kilómetros de la costa chilena. Desde allí partían aviones británicos pintados con los colores chilenos, los cuales volaban a gran altura cerca de la frontera argentina "para obtener información de lo que pasaba en ese país". Efectuaron un total de cinco vuelos de reconocimiento, denominados misiones Nim-rod. Según las memorias del espía, "en la isla, a cargo de la Armada, el almirante José Toribio Merino había ordenado darnos todas las facilidades".
Al mismo tiempo, en una carpeta, Edwards anotaba los aviones ingleses derribados, buques hundidos y tropas heridas. "Con mis colegas chilenos coincidimos en que los pilotos argentinos estaban mostrando un gran coraje y habilidad", recordó años después, cuando todos estos documentos fueron desclasificados por su país.


Tensión en Punta Arenas
Casi a la medianoche del 18 de mayo de 1982, en las afueras de Punta Arenas, un helicóptero Sea King apareció ardiendo cerca del mar, vacío. Otra vez el teléfono despertó en plena madrugada al espía. Era el general Vicente Rodríguez, "que estaba extremadamente agitado"porque Pinochet quería saber qué hacía un helicóptero británico en Chile. El dictador lo sabía, pero de acuerdo a lo convenido se lo debía hacer aparecer como inocente de culpa y cargo.
Edwards pidió instrucciones a sus jefes de Londres sobre qué debía hacer ante el grave incidente que desnudaba una activa presencia militar inglesa en Chile. Dos días después, aparecieron tres de los tripulantes del helicóptero, y se presentaron ante las autoridades. La embajada británica organizó entonces una conferencia de prensa, con presencia de Sidney Edwards. Uno de los pilotos dijo a los periodistas que en momentos en que realizaban un "viaje de entrenamiento" las malas condiciones climáticas los obligaron a descender y que se mantuvieron ocultos porque creían que habían caído en territorio argentino.
La verdad era muy distinta. El Sea King en realidad transportaba fuerzas especiales para desembarcarlos en el sur de Argentina con el objetivo de destruir los misiles Exocet argentinos y los aviones Súper Étendard que los llevaban. Tal operación debió ser abortada tras la caída del helicóptero y el consiguiente escándalo mediático.
A medida que corrían los días, disminuían los ecos periodísticos relacionados a este caso. Pero un periodista insistía con eso. Edwards les dijo a las autoridades chilenas que "estaría feliz" si el reportero enfocara su atención en otras cosas. Días después preguntó a Patricio Pérez, un oficial de la Fuerza aérea de Chile, sobre el reportero. "No te preocupes por él. Está vivo, pero muy asustado"le respondió.
Las tropas argentinas se rindieron el 14 de junio de 1982 y, con un saldo de 255 británicos y 649 argentinos muertos, la corta guerra se terminó. Edwards fue a la discoteca Brujas a celebrar el triunfo. "Muchos de mis colegas chilenos se me unieron en esa discoteca, y estaban tan contentos como yo de la victoria", recordó.
Por esta misión lo condecoraron con la Orden del Imperio Británico. Hoy tiene 80 años, y recuerda: "Con la ministra Margaret Thatcher y mis jefes del Ministerio de Defensa coincidimos que sin la ayuda que logramos de Chile habríamos perdido la guerra".
La otra cara de la moneda
El 4 de mayo de 1982, aviones Súper Étendard dotados de misiles Exocet hundieron el moderno destructor Sheffield, con lo cual se asestó un duro golpe a las fuerzas británicas. El gestor de la hazaña fue el capitán de fragata Ernesto Proni Leston, quien al comando de un avión de exploración Neptune localizó a la nave de guerra inglesa, la siguió por varias horas, y envió precisas coordenadas que permitieron horas después a los aviadores argentinos atacarla con éxito.
En septiembre del 2007, Proni Leston murióLa noticia pasó desapercibida mientras irónicamente el periodismo argentino se esmeraba en difundir el fallecimiento del general inglés Jeremy Moore.
El capitán Proni Leston fue otro de los tantos casos emblemáticos del poco reconocimiento que en este país se ha brindado a los héroes de la guerra de Malvinas. Tras su retiro de la Armada Argentina, este ex combatiente debió trabajar como remisero porque con su magra jubilación no podía mantener su hogar.
En los últimos tiempos de su vida, le costaba caminar, secuela de un disparo que le efectuó un marginal que lo asaltó mientras trabajaba por las calles de su ciudad. "Lo que no pudieron los ingleses lo logramos los argentinos con nuestra conducta esquizofrénica", declaró, recordando su infortunio, un ex compañero de lucha.
Ésta fue la "condecoración" que recibió quien habiendo hecho méritos para ser declarado Benemérito de la Patria terminó sus días olvidado, sin pena y sin gloria.

El autor es historiador

jueves, 9 de abril de 2015

Colaboración Chile-UK: El histórico coraje chileno en el campo de batalla

Carabineros cobijan a pilotos británicos

Los Pilotos del Sea King Británico que cayó en Punta Arenas Chile posan sonrientes con los Carabineros que le dan la correspondiente protección, en minutos ya tendrán ropa de civiles....


miércoles, 8 de abril de 2015

Malvinas argentinas por siempre, según un ex-canciller boliviano

Las Malvinas son y serán argentinas
Agustín Saavedra Weise - Página Siete



La hermana República Argentina conmemora –desde el año 2000- cada 2 de abril el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas. Reafirma así sus históricos derechos de soberanía sobre las Islas Malvinas,  Georgia, Sándwich e Islas del Sur. Al mismo tiempo rinde homenaje a fallecidos y sobrevivientes del conflicto de 1982.
Ante la cercanía de una fecha tan especial, conviene recordar que 2015 marcará 55 años y  medio siglo –respectivamente-  de la aprobación por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (AG-ONU) de las resoluciones 1514 (1960) y 2065 (1965). Ambas son hitos diplomáticos esenciales y están muy por encima de la infortunada guerra anglo-argentina, ya que reflejan un sentido direccional claro y explícito impuesto por la sociedad internacional.
El Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte (RU) mantuvo hasta mediados del siglo XX un imperio colonial que ocupó casi la cuarta parte de la superficie terrestre. A fin de reparar, por lo menos parcialmente las aberraciones de una desenfrenada política de explotación de territorios ajenos, el gobierno de Su Majestad Británica debería ser hoy el más diligente en materia de descolonización, pero no lo es.
La Resolución 1514 de 1960 contenía normas para conceder independencia a territorios coloniales; asimismo exigió concluir con todo vestigio colonialista. Luego, en 1965, la ONU expresó (Res. 2065) que el caso Malvinas se encuadraba en lo dispuesto por la 1514. A partir de ese momento, nadie -incluido el RU- pudo ni podrá oponerse a la descolonización de las islas. Ese histórico instrumento de la ONU tomó nota además de la existencia de una disputa entre Argentina y el RU sobre la soberanía en Malvinas e instó se procure una solución pactada.
Como ya expresé en 2011 en otro artículo sobre este mismo tema,  desde la mal ejecutada ocupación (1982) que propició la dictadura militar de Leopoldo Galtieri, mucho ha cambiado el mundo y también cambió la propia Argentina. Ahora la comunidad internacional insiste en la búsqueda de soluciones pacíficas de controversias y en Buenos Aires rige una sana democracia pluralista.
Estos positivos avances no parece haberlos asimilado el Reino Unido, que continúa con su política dura e inflexible respecto al futuro del archipiélago que ocupó por la fuerza en 1833. Como es sabido, las islas fueron pobladas luego por súbditos británicos, trasladados exprofeso al lugar.
El RU acude  falazmente  (y cuando le conviene) al principio de autodeterminación de los pueblos. Dicho principio no corresponde en el caso Malvinas, dado que sus actuales habitantes son colonos foráneos trasplantados a la región, de ninguna manera son originarios.
La persistencia en el Reino Unido de una caduca mentalidad colonialista no es lo más conveniente en esta etapa del tercer milenio, cuando, más bien, urge generar entendimientos constructivos, a fin de mitigar conflictos y eliminar injusticias. Confiemos en que pronto se inicie un fértil diálogo bilateral sobre la base de la Resolución 2065, pilar fundamental para procurar acuerdos definitivos en torno a uno de los últimos vestigios del colonialismo que aún sigue sin resolverse.
Las Islas Malvinas, han sido, son y serán argentinas. ¡Gloria a los caídos en la  larga lucha por recuperarlas!


Agustín Saavedra Weise es excanciller de Bolivia, economista,  politólogo y miembro del  Grupo Boliviano de Apoyo a las Malvinas.

martes, 7 de abril de 2015

"Los británicos siempre van a vivir con miedo, amenazados, la pasaron muy mal"

Luis Cervera, piloto ex combatiente de Malvinas: "Los británicos siempre van a vivir con miedo, amenazados, la pasaron muy mal"
Un héroe del conflicto bélico que marcó al país relata en primera persona su experiencia y asegura: "Le hicimos un daño tremendo a Inglaterra que todavía no digirió".
Luis Cervera, piloto ex combatiente de Malvinas: Los británicos siempre van a vivir con miedo, amenazados, la pasaron muy mal



Juan Manuel Muttoni - Diario Veloz
Por Juan Manuel Muttoni
@jmmuttoni
jmuttoni@diarioveloz.com
     
Pasaron ya 33 años. Luis, que vivió el conflicto desde los cielos, mantiene su vista fija hacia adelante. Una mirada profunda que, acompañada por un porte considerable, impone respeto. Su voz, la misma que escuchan cada año por estas fechas cientos de personas durante sus conferencias, retumbó en las radios del II Escuadrón del Grupo 5 de Caza en 1982, durante la Guerra de Malvinas. De su escuadrilla de 16 pilotos, 9 volvieron con vida. Y en un nuevo 2 de Abril, aquel enfrentamiento bélico vuelve a ponerse en palabras de un hombre que considera "su deber" el hecho de "mantener encendida la llama". Luis Alberto Cervera, ex piloto de la Fuerza Aérea Argentina, Capitán retirado y combatiente que ocupaba el rango de Teniente durante el conflicto comparte su historia, que a su vez conforma un punto central de la Historia Argentina, y asegura: "Estoy convencido de que las Islas volverán a ser argentinas".

Luis Alberto Cervera tenía tan sólo 27 años cuando Argentina decidió recuperar las Islas Malvinas por la fuerza. La ocupación del territorio se produjo el 2 de abril de 1982. Durante todo ese mes, los gobiernos argentino y británico eran invitados por otras naciones a resolver el conflicto por vías diplomáticas. Sin embargo, la totalidad de las negociaciones de este tipo fracasaron rotundamente y el 1 de mayo se produjo el llamado "bautismo de fuego". Así, la guerra daba comienzo a la muerte: las primeras bajas aparecieron ese día y no cesarían hasta el 14 de junio, día en que Argentina comunicó su rendición. En aquel mes de abril, en momentos en que se vislumbraba que las negociaciones fracasarían, Luis Cervera cumplía años. Y aquella oportunidad podría haber sido la última en la que festejaba esa fecha. Sin embargo, los cielos le tenían preparado otro destino. El de contar la historia. El de mantenerla viva.

"Si iba a haber guerra o no iba a haber guerra no estaba en uno pensarlo; ni con quién. La preparación es estar apto para defender la patria en el momento en que la patria te necesita", se sincera el ex piloto de la Fuerza Aérea Argentina y así expresa cómo el conflicto lo tomó por sorpresa. "¿Cuándo me enteré que se recuperaron las Malvinas? Me enteré por la radio, como se enteró cualquier argentino. La operación 'recuperar Malvinas', 'desembarcar en Malvinas' el 2 de abril fue una operación ultra secreta; no lo sabía nadie", relata.

Así fue como Cervera se vio obligado a tomar consciencia sobre el rol que pasaría a cumplir en los días por venir. A diferencia de otros ex combatientes que corrieron una trágica suerte, el ex piloto era un profesional "apto para el combate". Su preparación estaba sostenida por una exitosa carrera como piloto, que incluía un entrenamiento llevado "al extremo de la exigencia". Si bien la recuperación de Malvinas no estaba dentro de sus predicciones, Cervera sabía que no se estaba preparando "para jugar". La guerra lo recibió como piloto operativo apto para el combate en el sistema de armas A4B. El uso de su nave de combate Skyhawk no representaba ninguna novedad. Aunque sí lo sería su desempeño sobre las Islas Malvinas, un territorio que de noche se volvía imposible de sobrevolar. En esos momentos, la flota británica levaba la muerte a los combatientes argentinos apostados en aquel territorio frío y ventoso, tan distinto al del resto del país.

"Dentro de una escuadrilla, cada ataque eran 3, 4, 5 aviones; vos sos componente de esa escuadrilla. Entonces la responsabilidad y el nerviosismo y el temor era no lograr cumplir la misión ordenada. Eran misiones muy costosas: costaban vidas. Y el objetivo era destruir la flota o hacer que la flota se retire de Malvinas; y poder lograr el objetivo completo de poder recuperar a las Islas. Porque había soldados en las Islas argentinos esperando en Malvinas, que ellos sí eran atacados durante la noche. Cuando nosotros no podíamos volar, la flota se arrimaba a Malvinas, cañoneaba toda la noche; entonces el objetivo era destruir ese buque para que no dañaran a los argentinos que estaban en las islas", explica el Capitán retirada de la Fuerza Aérea.

Para cada nación involucrada, la guerra representa distintos objetivos. Y en el lapso en que se cumplen o no, soldados de ambos bandos pierden la vida progresivamente. El tiempo lo es todo. Precisamente, ese mismo factor, el tiempo, es el que ha hecho cambiar la perspectiva de esta guerra en particular, según las palabras de Cervera. "El 2 de abril fue una alegría inmensa y satisfacción, como lo sintió todo el pueblo argentino. El 2 de abril del 82 se llenó la Plaza de Mayo. Pensá que ahora todos se olvidan. Y todos despotrican contra la guerra. Por qué fuimos a la guerra. La guerra inútil. Pero ese 2 de abril de 1982 estaba la Plaza de Mayo completa. Todo argentino vitoreando y flameando banderas argentinas en apoyo a haber recuperado las islas Malvinas", comenta.

"Pasa que, después, en el transcurso de estos dos meses, 74 días que duró, entre el 2 de abril y el 14 de junio, se termina la guerra sin haber recuperado las islas y, a partir de ahí, como todo argentino exitista, 'no servimos más', 'no sirvió nada'. 'Fuimos una porquería', todo lo que se lee ahora, hoy en día. Pero en esos 74 días se escribieron páginas muy gloriosas. De los argentinos luchando por la causa justa de Malvinas", cuenta con voz calma pero sentida. En 1995 se incluyó en las "Disposiciones transitorias" de la Constitución Nacional que: "La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescindible soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del
Sur por ser parte integrante del territorio nacional", y además se expresó: "Su recuperación es un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino". En estas palabras se puede encontrar una explicación al orgullo del ex piloto al mencionar los hechos sucedidos.

Sin embargo, y sin perder de vista el valor que tiene aquel territorio para  Argentina, el Capitán retirado asegura que la vía bélica no es la manera correcta de recuperarlo. "Yo creo que no debería haber una nueva guerra; pero sí el argentino se debe preparar y estudiar para recuperar... vía diplomática, vía laboral, vía comercial, todas las vías habidas y por haber deben ser usadas para hacer entender a Inglaterra que las islas y todo ese territorio usurpado nos debe ser devuelto. Geopolíticamente le corresponde a Argentina. Tienen un valor enorme. No son dos pedazos de piedra que están en el Atlántico. Por algo Inglaterra las ocupó y por algo refuerza sus fuerzas militares; por algo están ahí, no están para gastar plata en vano; saben bien lo que están haciendo y por qué lo están haciendo. Tiene que entender el mundo, y antes todo argentino bien nacido, que el objetivo nacional es recuperar las islas, por el bien de la Argentina", asegura.

"El valor, primero y principal, es que están dentro de la plataforma geopolítica de la Argentina. Están dentro de lo que a nosotros, desde la historia de la humanidad, nos tocó como país, que se formó como país. Porque nuestros antepasados lucharon por la independencia de nuestro país. Hubo mucha gente que dejó su vida para que Argentina sea lo que es. En esa lucha está que todo el territorio argentino más las Islas Malvinas, las Georgias, y todas las que abarcan el polo sur, incluida la Antártida", enumera el ex piloto y se pregunta: "¿Por qué tiene que venir Inglaterra de 30 mil kilómetros al norte a venir a decir 'estas islas son mías'?".

Durante el pasado 24 de marzo, el ministro de Defensa británico, Michael Fallon, anunció que Gran Bretaña invertirá 268 millones de dólares en "actualizar la defensa de las islas". Según el funcionario, el reclamo argentino sobre las negociaciones por la soberanía representa "una amenaza" para el territorio. Según Cervera, los británicos "tienen motivos de sobra para vivir asustados".

"Siempre se van a sentir amenazados, siempre. Van a vivir con el fantasma detrás de ellos que van a ser atacados en cualquier momento. Porque están en un territorio que no les corresponde. Si estuvieran en su casa, estarían muy tranquilos sin reforzar nada. Siempre se van a vivir amenazados. Tenga o no tenga posibilidades de atacar Argentina, porque no la pasaron bien. La pasaron muy mal. Era la tercera flota del mundo, y, sin embargo, perdió siete barcos. Hundir siete barcos de una flota como la era la de Inglaterra, no se la comió nadie en el mundo todavía. Siete hundidos, 11 totalmente destruidos, que no se hundieron pero quedaron inservibles, flotando como cáscaras de nuez en el Atlántico. Ocho que volvieron hechos pedazos. Entonces no es para que vivan tranquilos. Van a vivir asustados. Porque nosotros, con muy poco, con muy poco equipamiento, con nuestras limitaciones, le hicimos un daño tremendo a Inglaterra que todavía no lo digirió, no logra entender qué es lo que le pasó en Malvinas", opina.

A pesar de la actual actitud de  Gran Bretaña con respecto a las islas, Luis Cervera no duda sobre el futuro del territorio y asegura que Argentina logrará su objetivo. "Estoy totalmente convencido de que se va a llegar a una determinación favorable a Argentina. Lo tenemos que lograr. Yo no bajé los brazos y a mis hijos les inculqué que esas islas son argentinas. Inglaterra ha devuelto Hong Kong. Ha devuelto colonias. Ha devuelto territorio, sin armas. Entonces habrá que convencerlos, habrá que ser suficientemente inteligentes para que las devuelvan, que es lo que corresponde. Y eso se valora si lo martillás todos los días. La gota de agua va a horadar la piedra", sostiene y destaca que lo importante es "estar preparado" y "no bajar los brazos".

Mientras tanto, el héroe de Malvinas que tuvo la suerte de volver con vida del enfrentamiento siente que su deber consiste en mantener encendido el recuerdo sobre aquellos que encontraron otro desenlace. "El grupo mío de pilotos, que éramos muy pocos, de 34 pilotos perdimos 9. Mi escuadrón, de 16 que éramos, perdimos 7. Volvimos 9 pilotos. Ha sido una pérdida muy grande. Y yo no puedo permitir que se olviden... el Capitán D. Hugo Ángel del Valle Palaver, el Primer Teniente D. Manuel Oscar Bustos, el Primer Teniente D. Fausto Gavazzi, el Primer Teniente D. Luciano Guadagnini, el Primer Teniente D. Danilo Rubén Bolzán, el Teniente D. Mario Víctor Nivoli, el Teniente D. Jorge Rubén Ibarclucea, el Teniente D. Juan José Arrarás y el Alférez D. Alfredo Jorge Vázquez. Pilotos que yo perdí; mis amigos, mis compañeros que  murieron volando el mismo avión que volaba yo, en las mismas misiones que yo, los mismos barcos, haciendo lo mismo".

lunes, 6 de abril de 2015

Aniversario del primer arribo de un buque británico luego del conflicto

Aquel buque de guerra inglés que vino después de Malvinas
Por estos días se cumplieron 9 años de la primera llegada de un barco de la Marina Real Británica después del conflicto en el Atlántico Sur. Del recelo inicial a la amistad posterior.

La Nueva


   
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El "HMS Endurance", con escolta, ingresa a Puerto Belgrano. Tuvo un desperfecto en el timón y debió pedir asistencia.
El 10 de marzo de 2006, casi 24 años después de la Guerra de Malvinas el "HMS Endurance" se convertía en el primer barco de guerra británico en ingresar a una zona militar argentina. El motivo era un desperfecto mecánico en el timón, que le reducía la capacidad de maniobra y no le garantizaba cruzar el Atlántico con éxito. El lugar elegido fue la Base Naval Puerto Belgrano, la más grande de nuestro país.

La sensación previa a la llegada del buque, para la mayoría, era de incertidumbre, resquemor y precaución. Argentina y Gran Bretaña reanudaron los lazos hace ya mucho tiempo: muchas bandas musicales vienen cada año al país, futbolistas argentinos triunfan ganándose el cariño de la gente inglesa, el comercio es fluido, etcétera, pero el hecho de que el barco fuera de la Marina Real Inglesa hacía que la gente se preguntara cosas.

Durante aquel marzo, el grito, el reclamo o la agresión verbal, en esporádicos casos, existieron. Pero lo que predominó fue el buen recibimiento hacia los marinos ingleses que desembarcaron en Puerto Belgrano y nuestra ciudad.

El atraque del "Endurance" se realizó con éxito y fue presenciado por autoridades militares inglesas y argentinas, que dieron la bienvenida diplomática a la nave averiada. La reparación se preveía de una semana, pero por la dificultad de conseguir los repuestos y un paro del personal civil de la Base, la estadía se estiró a 27 días.



Los marinos ingleses, que inicialmente se mostraban prudentes o reacios a pisar nuestro suelo, finalmente terminaron disfrutando la visita casi como un viaje de placer. Se los veía jugar al fútbol contra argentinos, comprar electrónica y ropa a buen precio, llenar los bares de Alsina y otros boliches en busca de algún romance, y hasta fueron agasajados con algún asado, cuando los días iban pasando y las amistades se iban entablando.

Dado que las obras de reparación se realizaban a dique seco, la mayoría de los 128 tripulantes se hospedaba en dos importantes hoteles de la ciudad y agentes civiles argentinos cuentan que muchos de los británicos hasta lamentaban el hecho de tener que irse cuando el timón finalmente estuvo reparado.

domingo, 5 de abril de 2015

Reinstalan monumento a Mirage 5

Reinstalaron en la Ría el Mirage M5 caído en el 2013
25/03/201521:01 El monumento al Piloto Caído en Malvinas volverá a estar acompañado por el avión Mirage M5. ESte avión cayó el 9 de Marzo 2013, a poco mas de un mes de haber sido instalado en la estrucura que hoy nuevamente lo soporta. Se trata de la estructura conmemorativa al Centenario de la Aeronáutica Militar, al 30º Aniversario del Bautismo de Fuego, y al 60º Aniversario de la Base Aérea local.



El 31 de enero de 2013 fue presentado el avión en lo alto de una estructura de hormigón, desde donde cayó el tormentoso sábado 9 de marzo de ese mismo año, quebrándose al caer y  golpear su trompa con una de las estructuras construidas para las placas recordatorias.

El avión de la FAA fue un símbolo de la gesta de Malvinas en nuestra zona y había sido emplazado junto al monumento que recuerda a los pilotos caídos en combate, en el primer espacio público enrejado de nuestra ciudad.

La Fuerza Aérea Argentina se encargó de su restauración, y hoy se emplazó nuevamente en el lugar de homenaje a los pilotos, durante la gesta de Malvinas.