lunes, 31 de octubre de 2022

Helicóptero: Aerospatiale SA-300 Puma

Helicóptero Puma

W&W





Puma

En 1962, el ejército francés emitió un requisito para un helicóptero táctico de producción francesa que pudiera transportar veinte soldados y realizar una variedad de tareas de transporte de carga. El resultado fue el SA 330 Puma, un diseño completamente nuevo. En 1963, con financiación del gobierno francés, comenzó el proceso de diseño; el primer prototipo voló en abril de 1965. El exitoso prototipo resultó en un pedido de seis máquinas de preproducción. Las turbinas gemelas Bastan VII del Puma se montaron en la parte superior del fuselaje, dejando el fuselaje interno sin obstrucciones para la carga, o para dieciocho soldados más dos pilotos. Reemplazando los motores Bastan en los modelos de producción, dos turboejes Turbomeca Turmo 3C de 1.320 caballos de fuerza impulsaron el rotor principal de 49 pies y 3 pulgadas de cuatro palas y el rotor de cola de cinco palas. El Puma exhibió una velocidad máxima de 150 nudos y un alcance de 340 millas náuticas.



Impresionados por el Puma, tanto el ejército francés como la Royal Air Force del Reino Unido hicieron pedidos sustanciales. El 22 de febrero de 1967, SudAviation celebró un acuerdo con Westland Helicopters para coproducir el Puma. En virtud del contrato, las empresas fabricaron conjuntamente el SA 330 Puma, el SA 341 Gazelle y el WG Lynx. Por tanto, todos los Pumas se fabricaron parcialmente en Inglaterra; Westland ensambló por completo los cuarenta y ocho HC1 Pumas encargados por el ejército británico, y el primero fue entregado el 30 de julio de 1968. El acuerdo que también permitió a los franceses construir cuarenta unidades del Westland Lynx permaneció en vigor hasta 1988. El 1 de enero En 1970, Sud-Aviation, Nord Aviation y SEREB se fusionaron para formar la Société Nationale Industrielle Aerospatiale, que cumplió con todos los contratos firmados previamente con otros fabricantes.



Varios otros países compraron variantes militares del Puma, incluidos Chile, Indonesia, Marruecos, Sudáfrica y España. Rumania construyó el SA 330 bajo licencia como IAR-330 y produjo alrededor de noventa modelos militares y civiles que fueron utilizados por operadores militares y comerciales rumanos, así como por los ejércitos de Etiopía y Guinea. Establecida en 1963 como el principal soporte de mantenimiento para la Fuerza Aérea Sudafricana (SAAF), Atlas Aircraft Company Ltd. completó una modificación importante de los SAAF Pumas, primero conocidos como Gemsbok, luego Oryx. Atlas instaló los turboejes Makila 1A más potentes, nuevas cajas de cambios y amplias actualizaciones de sistemas de armas y aviónica, incluido un radar montado en la nariz. Posteriormente, Atlas desarrolló una versión de cañonera del Puma denominada ZTP-1 Oryx, en la que la compañía instaló alas cortas externas, con FFAR y vainas de ametralladora, y un cañón TC-20 de 20 mm montado debajo del fuselaje. Bristow Helicopters también ordenó varios Pumas para trabajos en alta mar en el mal tiempo del Mar del Norte.

Super Puma

Volado por primera vez en 1965, el avión “tipo Puma” diseñado por Aerospatiale permaneció en producción hasta 1987, pero en 1974 la compañía inició un programa de mejora que condujo al AS 332 Super Puma. En septiembre de 1977, un prototipo SA-331, equipado con una transmisión mejorada y dos turboejes Turbomeca Makila de 755 caballos de fuerza, completó su primer vuelo de prueba. El 13 de septiembre del año siguiente apareció el prototipo AS 332 Super Puma con mayor potencia de motor y un fuselaje más aerodinámicamente eficiente. Los ingenieros de Aerospatiale instalaron nuevos rotores principales y traseros compuestos que aumentaron la eficiencia de elevación, la vida útil, la supervivencia en combate y acabaron con el problema de la corrosión de las palas metálicas en las operaciones marítimas. El Super Puma presentaba un fuselaje extendido capaz de transportar tropas y carga, un tren de aterrizaje retráctil más amplio que absorbía energía, asientos blindados para pasajeros y tripulación, y mayor capacidad de combustible. El AS 332 alcanzó un alcance de 532 millas náuticas a velocidades máximas de 141 nudos. Desde 1978 hasta 1987, la compañía introdujo cinco variantes militares y civiles del 332, dos con fuselajes extendidos. En 1980, el 332 reemplazó al AS 330 Puma estándar como el helicóptero utilitario principal producido por Aerospatiale. La compañía fabricó 670 del tipo, y el avión permaneció en producción limitada en Rumania hasta el siglo XXI.



Dos turboejes Turbomeca Makila de 1.877 caballos de fuerza de bajo consumo de combustible hicieron girar el rotor principal de cuatro palas de 51 pies y 2.2 pulgadas montado sobre el fuselaje rectangular alargado, con capacidad para veinticuatro soldados. Un brazo de cola más largo y una aleta vertical sostenían un rotor de cola compuesto de cuatro palas montado en el lado de estribor y un estabilizador horizontal en el puerto. Dependiendo de la versión, además de más tropas y doce literas, o equipo SAR, el Super Puma podría llevar una eslinga de 10,000 libras o una variedad de armas para la guerra terrestre o marítima. Las armas incluían vainas de armas para ametralladoras de calibre 7.62 / .50, o cañones de 20 mm y FFAR de 70 mm. La versión ASW llevaba un radar de búsqueda en un morro extendido, un sonar de inmersión y torpedos orientadores. Para las operaciones antibuque, la aeronave llevaba dos misiles AM 39 o MM 40 Exocet, BEA Sea Skua o Harpoon. Las versiones de transporte estaban armadas con pistolas de puerta de calibre .50 o 7,62 mm montadas en pivotes. Bristow Helicopters Ltd., adquiriendo más de treinta aviones para operaciones en alta mar en el Mar del Norte e IPTN (Industri Pesawat Terbong Nasantara) en Indonesia, que también construyó el SA-330 bajo licencia, fabricó varios Super Pumas para uso doméstico civil y militar. En total, treinta y ocho países compraron variantes del AS 332-532, incluidos Argelia, Argentina, Bélgica, Brasil, Chad, Chile, China, Djibouti, Ecuador, Francia, Gabón, Alemania, Islandia, Indonesia, Irak, Costa de Marfil, Jordania, Kenia, Kuwait, Líbano, Libia, Malawi, México, Marruecos, Nepal, Nigeria, Omán, Pakistán, Panamá, Filipinas, Portugal, Senegal, Singapur, Sudáfrica, España, Sudán, Suiza, Togo, Emiratos Árabes Unidos, Reino Unido y Zaire.

martes, 25 de octubre de 2022

Documental: “1982: La gesta” reivindica a los veteranos de Malvinas

El documental “1982: La gesta” reivindica a los veteranos de Malvinas

A 40 años de la guerra en el Atlántico Sur, la película de Nicolás Canale construye su relato con los testimonios de 22 combatientes que recuerdan, orgullosos, su servicio a la patria

“¿Te considerás un héroe?” La pregunta que Nicolás Canale introduce sobre el final de 1982: La gesta, entre los testimonios de veteranos de Malvinas que reúne su documental, recibe un no casi unánime y rotundo: héroes fueron los que murieron en el combate. Las respuestas, no obstante, sirven para destacar aún más el temple de los entrevistados y para terminar de armar un relato que sí los retrata como héroes, en un claro intento de desarticular el foco victimizante con que se los ha representado en las películas que más trascendieron sobre la guerra. Además de darle voz a ex combatientes del Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina –algunos más recordados que otros por sus proezas, como el teniente primero Horacio Lauría, o el piloto Carlos Tomba, que se eyectó de un Pucará a metros de estrellarse– para reconstruir a través de las vivencias los principales hitos del conflicto bélico, el documental estrenado este jueves extiende su mirada hacia el tiempo presente para señalar la vigencia de la causa Malvinas y añorar la unión de la sociedad. Días atrás, Canale respondió las preguntas de Infobae Cultura.

Trailer del documental "1982 La Gesta", sobre la guerra de Malvinas y sus combatientes

—¿Cómo se inició el proyecto de este documental?

—La idea surgió el año pasado con un grupo de amigos malvineros con los que veníamos hablando de hacer algo con el tema. Como se venían los 40 años, quisimos aprovechar la ocasión para honrar a los héroes de Malvinas y nos pareció que un documental era lo más cercano en tiempos y económicamente para poder estrenarlo este año. Por otro lado, queríamos ir dejando un archivo de entrevistas y testimonios de estos héroes que dentro de un tiempo ya no van a estar. Así que de alguna forma matamos dos pájaros de un tiro, pudimos hacer las entrevistas y después un documental que ahora llega a las salas y que da cuenta de lo que fue la gesta de Malvinas.

—La película construye su relato apoyándose principalmente en el testimonio de veteranos. ¿Por qué elegiste ese punto de vista?

—Queríamos que la cuenten ellos, porque las producciones sobre Malvinas que se hicieron en las últimas décadas, que a mi modo de ver son muy pocas, quizás no reflejan muy bien lo que por lo menos yo venía escuchando de ellos mismos en charlas, conferencias o libros. Durante muchos años se transmitió una idea un poco distorsionada y victimizante de los conscriptos como “los chicos de la guerra”, y la verdad es que hablando con ellos supe que se sentían avergonzados de que les dijeran así. Estaban orgullosos de haber peleado y muchos fueron voluntariamente.

Walter Rubíes, conscripto clase 1963, uno de los protagonistas del documental

—¿Cómo te acercaste a ellos y con qué criterio seleccionaste los testimonios?

—A algunos ya los conocía, pero el criterio fue poder cubrir todos los hitos de Malvinas, por eso buscamos veteranos de las tres fuerzas para que contaran lo que pasó en la guerra desde distintos ángulos. Al principio la lista de entrevistados era más extensa, pero hubo que reducirla para organizar el rodaje, que fue muy milimétrico para aprovechar el cronograma al máximo.

—El documental reivindica el rol de las Fuerzas Armadas en el conflicto bélico. ¿Sentiste en algún momento el riesgo de que pueda ser vista como una película patriotera?

—La verdad que no pensé en ese riesgo antes de hacer la película. Quizás sí en algún momento del rodaje, pero terminamos encontrando una unanimidad en muchas de las respuestas de los veteranos y un mensaje muy claro de que hay que evitar la guerra. Ninguno pretende volver a recuperar las islas por la fuerza, sino que el deseo es encontrar el camino a través de la paz. Ellos son los que le pusieron el pecho a la situación, dejaron a sus seres queridos y fueron a arriesgar la vida dándolo todo, y eso es lo que quisimos rescatar. Hay que separar un poco la causa Malvinas de lo que era la dictadura y reconocer a nuestros soldados.

Antes de iniciar el rodaje, el director viajó a las islas Malvinas y tomó algunas imágenes que usó para el documental

–Este estreno coincide con el éxito de Argentina, 1985. ¿Esperás que tu película pueda sumarse al rescate de ciertos valores e ideas que se suponen de consenso en la sociedad argentina?

–Ojalá, me gustaría mucho que la gente que ya está viendo Argentina, 1985 y se entusiasmó un poco más por la historia argentina reciente se entere de que también está 1982: La gesta, que nos habla de otra temática cercana, y la vayan a ver. Tenemos muchas menos salas que 1985, pero espero que a algunos les surjan las ganas de verla. Algo que comparte esta película es que hay mucho interés por parte de los colegios y municipios en mostrarla. Es también un documental bastante didáctico en ese sentido.

 




  

domingo, 23 de octubre de 2022

Las rubias taradas: La agenda degenero prostituye la causa Malvinas

Pensando Malvinas con perspectiva de géneros y diversidad

Cancillería organizó un panel literario para revisar la Guerra de Malvinas, 40 años después, bajo perspectiva de géneros y diversidad.
Por Adriana Carrasco || Pasquín Bolche




Raquel Robles, Frida Herz, Florencia Mártire, Victoria Torres y Alba Rueda. Imagen: Cancillería Argentina

Presentado por Sol Branca, se realizó en el salón San Martín de la Cancillería un panel literario para Pensar Malvinas 40 años después de la guerra, bajo perspectiva de géneros y diversidad. La iniciativa partió de la representante especial sobre Orientación Sexual e Identidad de Género del Ministerio de Relaciones Exteriores, Alba Rueda.

La Guerra de Malvinas siempre se contó desde una perspectiva cis masculina y heterosexista. “Cis” quiere decir lo contrario de “trans”. Personas cis son las que se autoperciben con el sexo asignado al nacer. Y se contó desde el relato del Estado según los gobiernos y desde las subjetividades de los hombres veteranos de guerra. Más recientemente se incorporó la mirada de las enfermeras que estuvieron en el escenario de operaciones y el relato de una subjetividad trans, Tahiana Marrone, que combatió como soldado del Batallón de Ingenieros 9 y transicionó después de género masculino a femenino.

El panel estuvo integrado por Alba Rueda, Victoria Torres, Raquel Robles, Frida Herz y Florencia Mártire, femineidades que escribieron libros sobre el tema en los que se desmarcan del relato de la Patria masculinizada. Y trajeron los relatos de cómo vivieron ellas durante la adolescencia cuando sus amigos eran convocados para ir a combatir a Malvinas, las historias de sexualidad y de erotismo a partir de las cartas que las chicas les escribían a los soldados, cómo lo tramitaron las diversidades sexuales, las vivencias de la hija de un soldado que se suicidó después de la guerra cuando ella era muy pequeña y en la casa no se hablaba del padre, la mirada de una hija de desaparecidos durante la dictadura de 1976 y la reflexión sobre Malvinas como un campo de concentración más mientras los militares argentinos genocidas dirigían las operaciones bélicas.

Alba Rueda invitó (y nos invita a todes, a les lectores de Soy también) a “ubicarnos en una posición subjetiva sobre la guerra, y no solamente la mirada objetiva sobre el debate de fondo”. Quienes vivimos aquellos días recibimos un impacto emocional, afectivo, especialmente por lo que estaban viviendo los soldados conscriptos de las clases 1962-1963 y por las noticias que llegaban al continente.

“Yo soy bastante menor que los conscriptos que fueron a Malvinas”. Durante la vigencia del servicio militar obligatorio en la Argentina se sorteaba a los muchachos según los últimos números de la libreta de enrolamiento o DNI. Los que sacaban número bajo se salvaban de la conscripción, pero eran los menos. “Fui sorteada con los pibes de la secundaria al año siguiente del asesinato del soldado Omar Carrasco. Muchas personas travestis eran sorteadas todos los años en el grupo de los varones”, recuerda Alba Rueda.

Omar Carrasco fue un conscripto asesinado a golpes mientras cumplía con el servicio militar obligatorio en la guarnición neuquina de Zapala.

“La marca generacional de Omar Carrasco fue muy fuerte para todos. Éramos una generación que estaba creciendo en la década de 1990 con un proceso de desmantelamiento del Estado y la consolidación del neoliberalismo. Yo desacaté la intimación para enrolarme al servicio militar obligatorio. Para ese momento ya existía un movimiento de familiares para que no nos presentemos a los cuarteles. Con 17 años, asistía sola a esas convocatorias de familiares. Las fuerzas armadas nos enviaban cartas intimándonos a presentarnos, para detenernos en el momento en que lo hiciéramos. Esto habla de los imperativos de las fuerzas armadas a las distintas generaciones. Pensar Malvinas es pensar estas tramas que atraviesan nuestra biografía”, desarrolló Alba Rueda.

jueves, 13 de octubre de 2022

¿Qué hacer si uno es blanco del enemigo?

Qué Hacemos si Somos el Blanco





Este es un artículo publicado en su momento, pero siempre es para mi punto de vista es tan válido y tan vigente que no merece que lo olvidemos antes de opinar sobre las funciones de tal o cual soldado independientemente de su especialidad. W/65
En las guerras, no todos participan de la misma forma cuando se enfrentan en combate; los contendientes individuales se encuentran en condiciones muchas veces bastante diferentes, según la tarea o función que deben realizar.
Por ejemplo, y tomando como referencia al combate aéreo; el piloto del avión atacante puede elegir el momento y la forma en que realizará el ataque, e incluso puede decidir cuándo salir del combate, es decir que puede tratar de colocar todas las variables a su favor, sólo limitadas por la relación de la selección armas - blanco a atacar, que lo pueden restringir.
También tiene armas específicas para atacar y defenderse en caso de verse agredido, las que le dan seguridad y confianza en sí mismo.
Si el piloto en cambio vuela un caza interceptor para defensa aérea, ya no puede elegir el cuándo, ya que éste depende del atacante, pero no obstante tiene a su favor que su avión está óptimamente configurado para el combate aéreo, y por lo tanto puede tomar sus previsiones para volcar las variables a su favor; también puede decidir cuándo salir del combate, y por supuesto, las armas que porta le dan seguridad y confianza.
Pasemos ahora al artillero antiaéreo, éste no puede elegir ni el momento del combate ni cuando salir, él debe permanecer ahí, sujeto a las opciones del atacante, pero cuenta con un arma para combatir y defenderse, la que, al igual que a los pilotos, le transmite a su yo interior seguridad y confianza en sí mismo.



Hay otro grupo de gente que por sus tareas o funciones casi no tiene opciones, tampoco tiene armas con que defenderse, pero puede suspender sus tareas en los momentos críticos de ataque y buscar refugio.
Y finalmente, existe otro grupo, en los que están incluidos los radaristas, que tienen que permanecer en sus puestos pase lo que pasare, sin ninguna opción, y por supuesto sin siquiera armas que aunque sea les sirvan de desahogo tirando. Deben quedarse ahí y esperar que los responsables de su defensa realicen un buen trabajo, o que el atacante se canse y se vaya.
Sin dudas ésta es una situación muy difícil, ya que el instinto de conservación le dice: corre, instinto al que no puede distraer ocupándose en tratar de derribar al atacante con su arma, que no tiene; y ese mismo instinto es el que le dice: no confíes en el otro que te va a defender.
Por lo tanto, éste era un problema serio al que debían buscarle solución, ya que aunque incluso los mecánicos del radar pudiesen buscar refugio en el momento en que eran atacados, dentro de la cabina del radar debían quedar al menos un par de operadores que continuasen con su tarea, detectando y controlando aviones.
De alguna forma se debían crear esa seguridad y esa confianza de las que antes hablamos, para que el instinto de conservación al menos se aquietase.
Esto lo podían hacer tratando de analizar todas las posibles situaciones de riesgo, y tomando recaudos para que los peligros fueran reducidos a un mínimo.
Como antes vimos, el primero de los pasos era determinar las amenazas, por eso la pregunta:
¿Con qué nos van a pegar?



Y la respuesta a la que los radaristas llegaron como conclusión fue lo que antes expresamos. Y, por lo tanto, de estas armas era de lo que tenían que protegerse.
En el paso siguiente, para que supervivieran tanto el radar como sus operadores, los radaristas podían hacer tres cosas: elegir el mejor emplazamiento, lograr el mejor enmascaramiento, y procurar la mejor fortificación, que resistiera los ataques, cualesquiera fueran. Y como cuarta acción, pedirle a Dios que se apiadara y no les tocara.
Del libro LAS MISIONES BLACK BUCK www.radarmalvinas.com.ar de Miguel Ángel Silva