miércoles, 8 de agosto de 2018

Protección del atún en la pesca en Malvinas... que conviene a UK

Malvinas y el Atlántico Sur no valen un atún (Dr. César Augusto Lerena)





El 15 de junio de 2018 el P.E.N. y promovido po el Canciller Jorge Marcelo Faurie, envió al Senado de la Nación un proyecto (15/6/18 -PE/176/18 Mensaje Nº 85 2018) con el objeto de que Congreso de la Nación apruebe el Convenio Internacional para la Conservación del Atún en el Atlántico Sur), con “el ingenuo interés” del gobierno argentino de preservar una especie que Argentina no tiene en su Zona Económica Argentina y, cuyo Convenio, ya fue aprobado por 51 Naciones y el Reino Unido de Gran Bretaña.


Aunque el Mensaje enviado por la Cancillería, tratado hace unos días en la reunión de asesores de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, incluye un párrafo que expresa que «La Zona del Convenio, abarca todas las aguas del Océano Atlántico, incluyendo los Mares adyacentes excepto en el mar territorial y otras aguas en las que un Estado tenga derecho a ejercer jurisdicción. Es decir, la “Zona del Convenio”, dice la Cancillería, comprende las aguas más allá de jurisdicción nacional, excluyendo el mar territorial y la Zona Económica Exclusiva de los Estados, de acuerdo al derecho internacional».

Esta afirmación no se ajusta a lo indicado en el Artículo I del Convenio que, claramente indica: «La zona a la que se aplicará el presente Convenio, en los sucesivo denominada “Zona del Convenio”, abarcará todas las aguas del Océano Atlántico, incluyendo los Mares adyacentes», es decir, incluyendo el Mar Territorial, la zona contigua y la Zona Económica Exclusiva Argentina.

Los alcances que la Cancillería Argentina dan a este Convenio no se ajustan a lo preceptuado en este, amén de que la Ley que se propicia deja librado al P.E.N. los recaudos necesarios para salvaguardar la posición soberana de Argentina respecto a la ocupación ilegal del Reino Unido de Gran Bretaña sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los 1,6 millones de kilómetros cuadrados de mar argentino ocupados en forma prepotente por ese Reino.

Los argumentos utilizados en el mensaje, como las respuestas dadas a preguntas de la Comisión del Senado, respecto a contribuir a la preservación del atún, son al menos erróneas porque en el Atlántico Sudoccidental de jurisdicción argentina no hay poblaciones significativas de Atún. Y, por otro lado, el referido Convenio no se limita a la preservación de atún, sino que también alcanza, según expresa el artículo IV del Convenio a “especies afines” (que incluiría nuestra caballa y otras) y amplía más aún su alcance cuando refiere en ese mismo artículo a “otras especies explotadas en las pesquerías de túnidos”.

Es además un error técnico pretender limitar a un espacio las capturas de los túnidos (Thunnus), porque estas especies son altamente migratorias, que se trasladan decenas de kilómetros por día en recorridos que duran meses; por eso que este Convenio no limita su alcance como nos pretende hacer creer el mensaje de la Cancillería.

Si unimos estas cuestiones, apreciaremos, que la Comisión que crea este Convenio, donde las decisiones de toman por simple mayoría de votos (Artículo III, inciso 3) y, si adherimos a este Convenio, estaríamos aceptando un poder supranacional sobre nuestro territorio y respecto a la explotación de nuestros recursos. Dicho esto, corresponde precisar:

1) No se entiende a que efecto la Argentina debería acordar la captura del atún en el área del mar argentino del atlántico sudoccidental que es de absoluta competencia de nuestro país conforme lo establece la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Ley 24.543), que en su Artículo 56 (Derechos, jurisdicción y deberes del Estado ribereño en la zona económica exclusiva): establece: “1. En la zona económica exclusiva, el Estado ribereño tiene: a) Derechos de soberanía para los fines de exploración y explotación, conservación y administración de los recursos naturales, tanto vivos como no vivos, de las aguas suprayacentes al lecho y del lecho y el subsuelo del mar, y con respecto a otras actividades con miras a la exploración y explotación económicas de la zona, tal como la producción de energía derivada del agua, de las corrientes y de los vientos” y el Artículo 61 (Conservación de los recursos vivos) que establece: “1. El Estado ribereño determinará la captura permisible de los recursos vivos en su zona económica exclusiva”, y s.s. y, el Régimen Federal de Pesca (Ley 24.922 y modificatoria) que regula la pesca marítima en la Z.E.E., la zona contigua y el mar territorial argentino.

2) No corresponde, respecto al Océano Atlántico Sur (Altamar) más allá de las 200 millas marinas de la ZEE Argentina la aplicación de este Convenio Internacional, sino el cuidado de los recursos pesqueros debe hacerse en el marco de la Convención de las Naciones Unidades sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR), ya que en el tratamiento respecto al cuidado y sostenibilidad del atún, pueden verse afectadas otras especies que forman parte del conjunto del ecosistema y consecuentemente afectar el equilibrio biológico y las capturas máximas sostenibles o permisibles establecidas anualmente por el país ribereño (la Argentina).

3) Respecto al artículo I del Convenio, el mismo refiere al “Océano Atlántico y mares adyacentes” lo cual es absolutamente improcedente, ya que como puede verse en la cartografía oficial el mar adyacente del Océano Atlántico Sur, no es otra cosa que el mar argentino y su ZEE hasta las doscientas millas marinas y, la Ley 24.922 (Régimen Federal de Pesca), no solo establece la administración argentina de los recursos pesqueros en la ZEE, sino que incluso regula la captura de las especies transzonales, migratorias y asociadas, como establece el artículo 4º de la ley 24.922 y la Ley 24.543 (CONVEMAR) Artículo 2º, donde el gobierno argentino ya dejó claro que “teniendo presente su interés prioritario en la conservación de los recursos que se encuentran en su ZEE y en el área de alta mar adyacente a ella, considera que de acuerdo con las disposiciones de la Convención cuando la misma población o poblaciones de especies asociadas se encuentren en la ZEE y en el área de alta mar adyacente a ella, la República Argentina, como estado ribereño, y los estados que pesquen esas poblaciones en el área adyacente a su ZEE deben acordar las medidas necesarias para la conservación de esas poblaciones o especies asociadas en el alta mar. Independientemente de ello, el gobierno argentino interpreta que, para cumplir con la obligación que establece la Convención sobre preservación de los recursos vivos en su zona económica exclusiva y en el área adyacente a ella, está facultado para adoptar, de conformidad con el derecho internacional, todas las medidas que considere necesarias a tal fin" y, la Argentina, ya lo ha hecho, como dijimos en el referido artículo 4º de la Ley 24.922.

4) Carece, también, de toda razonabilidad este “Convenio Internacional” porque la Argentina no dispone de un volumen significativo de túnidos (de hecho, no figura en las estadísticas anuales de la Subsecretaría de Pesca de la Nación), a no ser que la comunidad internacional considere expresamente -cosa que no ha hecho hasta la fecha y tampoco lo considera así el artículo IV de este Convenio- al Atlantic Bonito (Sarda sarda) una especie de la familia de los túnidos. Aun así, no correspondería suscribir este Convenio por cuanto: a) Las capturas del Atlantic Bonito en las últimas décadas son insignificantes, habiendo alcanzado en el 2016 a las 171 toneladas y, b) La Argentina no comparte sus recursos pesqueros con ningún otro país, a excepción de la República Oriental del Uruguay, para lo cual ya acordó la administración de estos recursos en la “Zona Común” mediante el Tratado del Río de la Plata y su Frente Marítimo suscripto entre ambos gobiernos en 1973. Obviamente, cuando nos referimos a que no comparte recursos con otro país, no tenemos en cuenta la ocupación prepotente del Reino Unido de Gran Bretaña que ocupa ilegalmente 1.639.900 km2 del territorio marítimo argentino y no solo los 11.410 km2 de Malvinas. Y ello ocurre, como consecuencia de la ocupación de facto de 200 millas marinas -unos 438.000 km2- alrededor de Malvinas y otras tantas millas alrededor de Georgias del Sur y Sándwich del Sur . Se agregan a ello 1.900 Km2 ocupados en forma prepotente al noroeste de Malvinas -el GAP o brecha marítima- una importante área de calamar y, más de 1 millón de km2 declarados “reserva ecológica” en forma unilateral por Gran Bretaña y, donde, por lo tanto, se nos impide el ejercicio de nuestros derechos soberanos. Además de ello, el Reino Unido reclama ilegalmente derechos sobre la plataforma continental argentina y la Antártida.

5) Acordar entonces, la preservación de “los túnidos” con terceros países (con la excepción de Uruguay) carece de todo interés para la Argentina y, respecto a lo que la Cancillería en nota denomina “especies afines” que se encuentran en el Atlántico Sur, es de tal generalidad, que alcanza, como indica el Artículo IV a la “Caballa” y a las “especies explotadas en las pesquerías de túnidos”, es decir “todas”, lo cual resulta técnica y políticamente inaceptable, ya que la Argentina respecto a “todas las especies de peces, moluscos y crustáceos” como hemos dicho, se rige por el Régimen Federal de Pesca vigente (Ley 24.922), según artículos 1º a 5º y ss. respecto a la conservación de las especies pesqueras de Z.E.E. y aún más allá, sobre las especies transzonales, migratorias y asociadas como establece el artículo 4º de la referida ley. Delegar en una Comisión integrada por terceros países sería -a mi juicio- delegar la soberanía territorial y alimentaria de la Nación.

6) Lo mismo respecto al término inadecuado, insuficiente y técnicamente objetable, que usa la Cancillería Argentina en la citada nota, al referirse a “capturas máximas continuas” (copiado del Preámbulo del Convenio en cuestión) por cuento la Ley 24.922 en su artículo 7º y otros refiere a la “Captura Máxima Permisible”. El término “continuo” no garantiza la sustentabilidad establecida en el artículo 1º y otros del referido Régimen Federal de Pesca (ley 24.922 y modificatoria) y, por lo tanto, es inadmisible utilizarlo para asegurar la sustentabilidad de ninguna especie, incluso del Atún, afines y acompañantes.

7) Igualmente el texto “otros propósitos”, de la Nota de la Cancillería Argentina y el Preámbulo del Convenio Internacional en cuestión, es absolutamente general, ya que entendemos que la pesca no tiene otro propósito de generar, industrializar y destinar al consumo materias primas alimenticias, medicamentos, empleo y riqueza para la Argentina.

8) Respecto al Artículo III inciso 1) del Convenio que deja en manos de una Comisión “alcanzar los objetivos”, facultad que el Estado argentino, de ninguna manera puede delegar en terceros, conforme lo establecido en los artículos 1º y 5º y ss de la Ley 24.922; más aún con lo indicado en el Artículo III inciso 3) del Convenio, que subordina la política pesquera nacional a las decisiones de una Comisión extraña y donde la Argentina -siendo el país ribereño- estará en la más absoluta minoría y donde países extraños a su territorio marítimo habrán de decir por esta. La Argentina debería buscar de acordar las capturas por fuera de su ZEE, para evitar que embarcaciones extranjeras capturen anualmente en el orden a un millón de toneladas, en su gran mayoría migratorios o asociados, pero, de ningún modo, debe dejar en manos de una Comisión extraña la fijación de sus políticas pesqueras y la administración de los recursos. La política de administración pesquera nacional quedará en manos de extraños si se aprueba este Convenio, basta para ello leer los artículos IV, V y siguientes, con el agravante, que tendrán en todos los casos mayoría en la Comisión los países de bandera que pescan en altamar respecto a los países ribereños y participará en igual de condición el Reino Unido de Gran Bretaña que nos ocupa gran parte de nuestro territorio marítimo.
No es cierto que “el ICCAT se dedica a recopilar información y efectuar las evaluaciones de stocks”, ya que según el Artículo III inciso 1) del Convenio deja en manos de una Comisión “alcanzar los objetivos”, no solo respecto al atún, sino las especies afines y “otras especies explotadas en las pesquerías de atún” (Artículo IV inciso 1 del Convenio) y “asignar cuotas de captura de las especies (túnidos) en la zona del Convenio”.

9) Respecto algunas afirmaciones de la Cancillería a consultas formuladas por la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, es absolutamente inconsistente la argumentación de necesitar la firma de este Convenio para pescar atún en altamar. No existen restricciones para que cualquier empresa argentina pesque atún y cualquier otra especie en aguas internacionales, conforme lo establece la CONVEMAR. Además, la Argentina no captura todas las especies disponibles en su ZEE y mucho menos las que se encuentran más allá de las 200 millas marinas. Nuestro país ni siquiera captura el Atlantic Bonito, en cantidades relevantes, a pesar de que es una especie de mejor calidad que muchos túnidos, y el SENASA permite su tipificación como “Atún Argentino”.

10) Ignoramos que empresarios argentinos tienen vocación de pescar atún, pero en cualquier caso, no hay atún -los beneficios serían insignificantes- que justifique semejante delegación de soberanía, en un Convenio, que utiliza un sistema de reparto, que en nada garantiza la sustentabilidad del recurso y más bien pareciera que busca consolidar la posición de los habituales pescadores de atún y hacerlo de tal modo, a punto, de regular la pesca de este y las “especies afines y acompañantes” en territorios marítimos de los países ribereños (CONVEMAR).

11) Contrario a lo que promueve la Cancillería Argentina, a nuestro país no debería interesarle “ningún arreglo regional” en el atlántico sudoccidental en atención a la presencia ilegal en el territorio marítimo del Reino Unido de Gran Bretaña. La Argentina, debe hacer acuerdos con las empresas -no con los países- que pescan ilegalmente en la ZEE Argentina o más allá de las 200 millas.

12) A todo ello deberíamos agregar el costo que para la Argentina significaría avalar este Convenio y la incapacidad de control que nuestro país ha manifestado en los últimos 35 años donde la Prefectura Naval Argentina solo ha capturado dos (2) buques extranjeros por año, mientras que en la zona adyacente a la ZEE operan más de 500 buques, sin contar las más de 100 embarcaciones pesqueras que capturan en la ZEE Argentina con licencia del gobierno ilegal de Malvinas.

Un atún o cientos de toneladas de atún no vale delegar nuestra soberanía territorial, pesquera y alimentaria. (DR. CESAR AUGUSTO LERENA)





NOTAS:


i- La Comisión tiene 52 Partes Contratantes, a saber: Estados Unidos, Japón, Sudáfrica, Ghana, Canadá, Francia, Brasil, Marruecos, Corea, Costa de Marfil, Angola, Rusia, Gabon, Cabo Verde, Uruguay, Santo Tomé y Príncipe, Venezuela, Guinea Ecuatorial, Guinea, Reino Unido, Libia, China, Unión Europea, Túnez, Panamá, Trinidad y Tobago, Namibia, Barbados, Honduras, Algeria, México, Vanuatu, Islandia, Turquía, Filipinas, Noruega, Nicaragua, Guatemala, Senegal, Belice, Siria, San Vicente y las Granadinas, Nigeria, Egipto, Albania, Sierra Leona, Mauritania, Curçao, Liberia, El Salvador y Guinea-Bissau.
ii- Hasta abril de 1982 las Islas tenían tres millas de protección alrededor. El 29/10/1986 el Reino Unido estableció la “Falkland Islands Interim Conservation and Management Zone” (FICZ), la “Zona de Administración y Conservación Pesquera” con un radio de 150 millas alrededor de Malvinas, con lo cual les otorga a los isleños el control de la pesca y el otorgamiento de licencias de pesca dentro de ese radio y por fuera de la ZEE. Cuatro años después, el 28/11/1990, el Gobernador inglés en las islas (por imperio de la Reina) dicta la Proclama N°2 y establece una “Zona Económica Exclusiva” (ZEE) de 200 millas alrededor de las Malvinas, justificándolo en la Convención de las Naciones Unidades sobre el Derecho del Mar.
iii- Por Proclama N°1 del Gobernador de las Malvinas del 7 de mayo de 1993 se establecen 200 millas alrededor de los archipiélagos Georgias del Sur y Sándwich del Sur.
iv- Por Proclama del 22/8/1994 del Gobernador inglés en Malvinas.

domingo, 5 de agosto de 2018

Versión británico-chilena del ataque al HMS Invincible (Parte 1/2)

El ataque a la Task Force del 30 de mayo de 1982

Una visión exclusivamente británica de los acontecimientos



Parte 1 | Parte 2


Enviado por el .magíster Mariano Pablo Sciaroni- ponencia en el III Congreso Internacional de Historia Aeronáutica Militar Argentina (septiembre de 2014). Actas del congreso disponibles en la Dirección de Estudios Históricos, Fuerza Aérea Argentina. El ataque del 30 de mayo de 1982, llevado a cabo por aviones Super Etendard de la Aviación Naval y A-4C Skyhawk de la Fuerza Aérea Argentina, resulta una de las acciones más controversiales del conflicto por nuestras Malvinas.

Lo que aquí se expone, resulta un relato de los hechos según fueron apreciados exclusivamente por los miembros de la Fuerza de Tareas Británica.
Este ensayo, entonces, resulta un análisis parcializado de los siete minutos de aquella tarde. No se tomaron en cuenta documentos ni testigos argentinos, ni tampoco análisis británicos o de otros países que siquiera intentaran conjugar las dos visiones de este particular evento. Solamente se analizan documentos oficiales británicos, libros que escribieron los protagonistas de los hechos o de historiadores que los entrevistaron, así como se incorporan testimonios directos.

Realmente, el objetivo de este trabajo no es arribar al esclarecimiento absoluto del ataque, ni tampoco plantear una visión equilibrada del mismo. El fin, muy modesto, es solamente intentar relatar lo que los marinos británicos dicen que sucedió dicho día. Es decir, reconstruir, en la medida de las posibilidades, una parte de la verdad.

Vale indicar que muchas veces se consideró que la “versión británica” indicaba que se había impactado al casco del SS Atlantic Conveyor (hundido días antes), que el Exocet había sido derribado en vuelo, así como surgían otras respuestas cambiantes, algunas pareciera malintencionadas. Esperemos que este pequeño ensayo traiga a luz acerca de lo que resulta la versión definitiva desde la Fuerza de Tareas.
Como se verá, este relato no carece de contradicciones y, muchas veces, deja más preguntas que respuestas. Esclarecer esos interrogantes, sin embargo, quedará para investigaciones futuras.



I.-


Para el grupo de batalla de portaaviones británico, al comando del Almirante John Forster “Sandy” Woodward, la tarde del 30 de mayo de 1982 discurría sin demasiados sobresaltos.

Si bien el ataque de Exocet que había impactado (y luego hundido) al portacontenedores SS Atlantic Conveyor había demostrado la capacidad argentina de ingresar al corazón de la flota, no se habían tomado medidas adicionales para la protección de los dos vitales portaaviones, el HMS Hermes y el HMS Invincible.

Careciendo de alerta aérea temprana embarcada, la primera alarma de un posible ataque provenía de los submarinos estacionados frente a las costas argentinas (1), así como un radar de la Fuerza Aérea de Chile (FACH) desde un cerro en las cercanías de Punta Arenas (2) barría, con su alcance de 200 millas náuticas, las bases de Río Grande y Río Gallegos. En ambos casos, más las noticias que podían dar tropas especiales en el territorio continental (3), la información recolectada llegaba directamente al portaaviones HMS Hermes por un canal seguro, distribuyéndose luego a los otros barcos.De tal forma, se contaba con un preaviso de 30 a 40 minutos, tiempo que demoraba un avión en llegar desde el continente a un blanco en Malvinas o sus cercanías.

Pero el submarino HMS Valiant, un nuclear al mando del Commander (Capitán de Fragata) Tom Le Marchand, operando en las cercanías de Isla de los Estados, no realizó detecciones de significancia que pudieran poner en preaviso a la flota (4). Vale indicar que, el día anterior, había detectado y clasificado en forma electrónica un radar de Super Etendard (5). Sin embargo, información sobre un posible ataque aéreo (“Alerta Amarilla”), proveniente de otras de las fuentes mencionadas, arribó a las 1645z (6). Cuarenta minutos después, sin que nada sucediera, la alerta fue cancelada.Los buques británicos en alta mar, por tanto, ya no esperaban ninguna acción enemiga.

En ese momento, el núcleo de la flota, centrado en el HMS Invincible, se encontraba a unas 110 millas náuticas de Puerto Argentino, al radial 080º (7), con una disposición que daba la máxima protección posible a un ataque aéreo desde el Oeste y el Nor-Oeste.

Aquí, cabe recordar que el ataque anterior con Exocet (el 25 de mayo) había venido del cuadrante Norte y, especialmente, la inteligencia británica había estimado que los Super Etendard de la 2da Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque (únicos que podían lanzar los misiles aire/mar franceses) del Comando de Aviación Naval podrían estar operando desde la pista de Puerto Deseado (8).

Este convencimiento prosiguió varios días más y, tan fuerte resultaba, que el 2 de junio se ordenó a una tropa de SBS (Special Boat Service), a bordo del submarino HMS Onyx, que desembarcara en proximidades de dicha localidad y destruyera las instalaciones aéreas. Dicha misión fue cancelada al día siguiente, cuando el submarino se encontraba ya en navegación (9).

Volviendo a la disposición de la flota, tres destructores con misiles antiaéreos Sea Dart se encontraban en un semicírculo que, como un escudo, le daba protección. Desde el norte al sur, los HMS Bristol (Tipo 82), HMS Cardiff y HMS Exeter (estos dos del Tipo 42) vigilaban los cielos de aeronaves enemigas, estando ubicados a una distancia entre 35 y 20 millas náuticas del núcleo.

Como protección del anillo intermedio, y especialmente dando cobertura antisubmarina, entre 5 y 10 millas del centro de la formación, se encontraba la fragata Tipo 21 HMS Ambuscade, así como el destructor Tipo County HMS Glamorgan, ambos con misiles de menores prestaciones. En las cercanías de la Ambuscade operaba la fragata clase Leander HMS Andromeda. El anillo cercano y el núcleo de la fuerza (cuyo guía del día era el RFA Regent), incluía a más fragatas (por ejemplo, las HMS Plymouth y HMS Alacrity) otros importantes buques logísticos, de desembarco y al HMS Invincible (10).

Inusualmente, el portaaviones no tenía ese día ningún buque de escolta cercana (11) armados con los letales misiles Sea Wolf. El Invincible también tenía otro problema: ese día reportaba fuera de servicio a su propio sistema misilístico Sea Dart (12).El otro portaaviones, el HMS Hermes, por su parte, se encontraba a unas 7 millas náuticas al norte del Invincible (13).

Vale agregar que el clima no era malo, con visibilidad de 10 millas náuticas, limitado solamente por algunos chubascos aislados (14).

II.-


La calma del día se vio alterada a las 1730z (15), cuando el operador del equipo FH5 (un HF/DF de tecnología de tubo y con orígenes en la Segunda Guerra Mundial (16)) del Exeter detectó voces en español, en frecuencia 12.333khz. Si bien no se pudo precisar que decían dichas voces o (por incapacidad del equipo), determinar su procedencia, se emitió inmediatamente una alerta roja a la flota, ante la posibilidad que un ataque aéreo se estuviera materializando (17).

En ese momento, el Lynx HAS.2 de la fragata HMS Andromeda (XZ-722, llamado afectuosamente “Arfa”), con el Lieutenant Commander (Capitán de Corbeta) Bob McKellar como comandante y el Lt. (Teniente de Navío) Larry Jeram Croft a los controles (en la Royal Navy, el comandante de la aeronave es el oficial de mayor graduación, sea este el piloto o no), se encontraba en vuelo a unas 15 / 20 millas al Oeste del Exeter (18). El vuelo era relajado y la tripulación tenía la tarea de proveer alerta temprana, para lo cual, además de la detección visual, contaba con un equipo de vigilancia electrónica (MAE) “Orange Crop”, originalmente diseñado para interceptar y localizar transmisiones originadas en submarinos (19). Asimismo, poseía instalado un equipo de contramedidas electrónicas.

“Éramos el único Lynx en alerta temprana – todos los helicópteros Lynx de la flota lo hacían por turnos. El equipo de contramedidas electrónicas no era necesario para esta tarea; el equipo importante era el “Orange Crop” nuestro MAE, el cual todos los Lynx tenían para entonces. Era la única forma de la cual, desde el aire, podíamos detectar con suficiente preaviso al radar del Etendard. Los helicópteros, patrullaban entonces por delante de la Fuerza, escuchando para una detección temprana. De repente, el “Orange Crop” detectó un radar, que era claramente de Etendard. Llamamos al controlador del Hermes e informamos un contacto al sur. Al mismo tiempo, uno de los buques alertó sobre el radar y confirmó la detección (20)”.

Efectivamente, a las 1731z, los equipos de guerra electrónica del Exeter (del modelo UAA1), detectaron la emisión de un radar Agave (21) (de Super Etendard), al sur de la formación. Al grito de “Handbrake” (la palabra clave que designaba la detección de ese radar) la flota se preparó para lidiar con un nuevo ataque misilístico. Inmediatamente, la Ambuscade y el Glamorgan corroboraron la información, haciendo saber que también recibían las emisiones de ese radar aéreo (22).

El AB (Cabo Segundo) Ken Griffiths, operador de radar del Cardiff se encontraba tras una de las pantallas en ese momento: “La alerta de radar fue transmitida por UHF y HF, por las frecuencias de los coordinadores de defensa aérea. Asimismo, el Exeter subió la información al Data Link 10, yo lo pude ver en el radar. Link 10 es un método de transmitir lo que ves en el radar en forma encriptada a otros radares de la flota. Usa UHF y HF y, básicamente, se ve lo que otros buques ven. En teoría, reemplazaba a los reportes vía radio entre buques, pero realmente no era el caso en 1982 (23)”.

Teniendo en cuenta los perfiles de anteriores misiones argentinas, se asumió que un ataque con Exocet era inminente (código “Zippo 4” (24)), por lo que la respuesta automática de las unidades de la flota (hay que recordar que los buques requisados carecían de estas autodefensas (25)) fue el lanzamiento de chaff, pequeñas laminillas de metal especialmente cortadas. La idea, como todo chaff lanzado en patrón “Delta”, era conseguir lograr falsos ecos que pudieran confundir al atacante.

Con una recarga de chaff limitada al esfuerzo manual, lo que se tenía ordenado (para un buque tipo destructor/fragata) era el lanzamiento de doce cohetes frente a una alarma Zippo 4, a los fines de poder efectuar un nuevo lanzamiento casi inmediato de cuatro cohetes en caso de necesitarse (había solamente dieciséis cohetes cargados y listos) (26). También, siguiendo directivas preacordadas, las unidades giraron para mostrar la aleta de estribor a los atacantes (27).

Un minuto más tarde (1732z) el radar Tipo 1022 del HMS Exeter detectó 3 contactos al sur y a 28 millas, pudiendo también el operador del radar 992 del Invincible establecer contacto con dos bandidos (28). En el mismo momento, el equipo MAE de la Ambuscade informó que los parámetros del Agave detectado se modificaban hacia un pulso corto y alta repetición. Se consideró que el piloto enemigo buscaba mejor discriminación en su pantalla o, directamente, se trataba de la emisión de otro avión.

A proa, el lanzador de Sea Dart del HMS Exeter giró abruptamente y, con dos blancos enganchados (uno en cada radar 909 dentro de los característicos radomos blancos), en rápida sucesión lanzó los misiles listos, que se elevaron dejando una voluminosa estela de humo. El buque, con las mejoras Batch II de su clase, se beneficiaba con los últimos adelantos en equipos y software, así como su comandante era especialista en Guerra Electrónica y Comunicaciones.

Todo ello le daba, finalmente una ventaja de hasta quince segundos para llegar a disparar, comparados con los más anticuados Tipo 42 Batch I, como el Cardiff (29). Los misiles, con rumbo sur, se desprendieron del acelerador y comenzaron su rumbo de interceptación de los enemigos que se acercaban, perdiéndose de vista.

III.-


La fragata (Tipo 21) HMS Avenger, se encontraba en dicho momento fortuitamente al sur del Exeter, en camino desde el corazón de la flota hacia Malvinas, para intentar desembarcar a 24 hombres del SBS en el área de Playa de los Voluntarios, al norte de Puerto Argentino; la operación, programada para la noche anterior, había sido abortada entonces debido a una falla en el helicóptero del buque (30).



Previo al ataque, se encontraba en absoluta calma, tal es así que se había dado orden a la tripulación para reposicionar un cañón Oerlikon de 20 mm (31) durante parte del tránsito en alta mar. En vuelo casi estacionario, en las cercanías de la popa de la fragata, se encontraba un helicóptero Wessex V (Yankee Delta, del 848 Naval Air Squadron), que debía dejar repuestos en el buque (32).

Al recibirse la alarma, en la Sala de Operaciones del Avenger se reportó al ataque como aproximándose desde el norte, en lugar del sur (el mensaje del Exeter no fue suficientemente claro, tal es así que se reportó de igual forma en el Invincible). Entonces, la fragata viró para poner su popa y su lanzador de misiles Sea Cat hacia la presunta dirección de la amenaza, a la vez que lanzaba contramedidas y aumentaba su velocidad para escapar del área del ataque (33).

Se ordenó, entonces, al Wessex (que casi había sido impactado por los cohetes de chaff lanzados) alejarse del barco, lo que hizo solo parcialmente, quedando en las cercanías de la popa (34).
A las 1733 hs, 3 minutos después de la alerta roja (y por 30 segundos), la Avenger pudo detectar emisiones radáricas, así como su propio radar 992 detectó dos ecos a 22 millas náuticas, los cuales, desde el sur, llevaban rumbo norte (35)..

Claramente, el buque estaba navegando hacia el enemigo (y no alejándose de él), por lo cual el chaff lanzado estruendosamente estaba quedando detrás y sería de escasa utilidad. El comandante Hugo White decidió que no podía arriesgarse a intentar revertir el curso y, con esa maniobra, presentar su buque como un blanco de costado, sino que redujo su velocidad al mínimo (36).

Casi simultáneamente y a unas cuantas millas de distancia, el siempre vigilante (y muy bien equipado) cuarto de operaciones del Exeter estimó se había producido el lanzamiento de un misil a 22 millas náuticas al sur, corroborado muy poco después por la Avenger, que consideró que el lanzamiento se había llevado a cabo al 160º y a 15 millas de su posición.

Inmediatamente, se empezaron a recibir emisiones del propio radar del misil Exocet, el cual, entonces, ya se encontraría buscando el blanco asignado por los pilotos de Super Etendard (37).“Zippo 1” fue transmitido entonces por la red (“misil detectado a muy corta distancia”) y, mecánicamente, las unidades de la flota lanzaron una nueva cortina de chaff, ahora destinada a confundir la cabeza buscadora del misil.

En el Cardiff, millas detrás, la situación era confusa, según uno de sus operadores radar:
“Recuerdo claramente ver al Exocet y hasta tres otros contactos intermitentes. No recuerdo exactamente distancias, pero creo que serían 15 millas náuticas o menos. No los veníamos en cada vuelta radar (del 992) y era muy difícil determinar cuántos contactos había allí. Era dolorosamente confuso y a nosotros (Cardiff) no nos quedaba nada claro lo que pasaba (38).”

IV.-


Luego de detectarse el lanzamiento del misil, tres buques de la cortina informaron detectar el giro y alejamiento de aeronaves (una o dos, según quien lo informara), así como múltiples contactos que, a 527 nudos, mantenían rumbo norte (39). Sin embargo, en los caóticos segundos que pasaban, con una explosión en el horizonte, se estimó que a las 1734z el segundo misil lanzado por el Exeter había impactado a su blanco.

Desde el radar del HMS Invincible el operador notó claramente las consecuencias de una gran explosión, que se mantuvieron en pantalla durante tres vueltas de radar (40). No es claro que pasó con el primer misil del destructor, pero su lanzamiento asustó a la tripulación del Lynx de la Andromeda, el cual se encontraba todavía en las cercanías de la zona del ataque:
“Habíamos realizado nuestro trabajo y mucho más no podíamos hacer, ya que estábamos muy lejos para encender el equipo de contramedidas electrónicas. Decidimos que lo mejor sería escapar. Aceleré a nuestra velocidad máxima de 150 nudos, apuntando a un gran Cumulus que se encontraba en camino hacia el núcleo de flota. Nunca llegamos ahí. De repente, un tono continuo brotó del “Orange Crop” y Bob inmediatamente reconoció que un radar 909 nos tenía enganchados. Miró sobre su hombro izquierdo y pronunció estas palabras inmortales: “mierda nos están tirando”. Giré rápidamente el helicóptero hacia la izquierda y miré, para ver el humo de un misil Sea Dart que se dirigía hacia nosotros. Sabía que estábamos muertos. Hasta el día de hoy no tengo idea que nos salvó la vida, pero en una reacción instintiva comencé a perder altitud. Lo estabilicé a 2000 pies, para ver una larga llamarada en el horizonte (41)”.
Desde el Exeter, se encontraban conscientes que los misiles cruzarían cerca del helicóptero, pero se decidió lanzar igual:



“Teníamos un helicóptero Lynx en el azimut del lanzamiento, que volvía de una misión de búsqueda de superficie. Debía estar asustado, ya que tenía un equipo de guerra electrónica que había detectado a los radares 909, creyendo entonces que los habíamos enganchado con un misil. Les gritamos para que se quedaran quietos y asciendan, porque sabíamos que el ataque argentino vendría a baja altura. Queríamos que salieran del medio. No creo que nos hayan escuchado... Por suerte no le pegamos al helicóptero (42)”.

Para dicho momento, el Exeter ya tenía en el aire a un tercer misil, el cual consideró que 30 segundos más tarde (a las 1734z y 30 segundos) había hecho impacto en otro avión. Según el operador radar, a pesar de los derribos los contactos se abrían e insistían en el ataque.
El comandante de la Exeter, Hugh Balfour, señalaba sobre los lanzamientos:
Una emisión de radar fue detectada y corrimos hasta nuestras estaciones, colocándonos las máscaras antiflama y cerrando puertas y escotillas. Un grupo de contactos apareció en el sur, nuestro sector, a unas 30 millas. La velocidad de la acción fue considerable, pero nuestro sistema de misiles probó su capacidad en alta mar. Enganchamos y disparamos tres misiles Sea Dart, asustando al primer blanco e impactando a los demás, todo en el espacio de un minuto y medio (43).

Al sur de esa posición, la HMS Avenger seguía el ataque con su propio radar. Su cañón, un Vickers Mk. 8 de 4.5 pulgadas, se encontraba listo para hacer fuego sobre el azimut informado de los incursores (calibrado para hacer explotar los proyectiles a 4300 metros a proa), así como una ametralladora liviana sobre el ala del puente estaba preparada para disparar. El cañón de 20 mm se encontraba todavía en camino para ser instalado en la cubierta de vuelo (44). No había otras armas antiaéreas disponibles.

La Avenger, asimismo, recargó y lanzó una nueva cortina de chaff, considerando su comandante que, para ese momento “había descartado cualquier sentimiento de economizar” (45). A las 1737z, desde la HMS Avenger, que seguía maniobrando a baja velocidad para evitar salir de la nube de chaff, se reportó estar bajo ataque de 3 Skyhawk. En los demás buques, se sorprendieron al enterarse que no se trataba de un ataque exclusivamente de Exocet (46).

El cañón fue cambiado a control de emergencia y disparó una barrera de proyectiles de fragmentación para explotar a corta distancia (47), así como se iniciaba fuego con la única ametralladora disponible. Uno de los aviones resultó derribado en las inmediaciones, estimándose por explosión de las propias bombas o por el fuego antiaéreo (48). El buque no informó ningún daño (ninguna de las bombas que cayeron sobre el mar explotó (49)), pero se anotó haber derribado un Exocet con las primeras salvas del cañón de 4.5 pulgadas y, en retrospectiva, también un Skyhawk.

El Lt. Commander (Capitán de Corbeta) Tony Bolingbroke, Primer Oficial del buque, se encontraba en el puente del Avenger al momento del ataque:
“Nuestra tripulación está segura que nosotros derribamos un Exocet, pero yo no lo creo. Si derribamos uno de los 3 o 4 A-4 que nos atacaron, pero como el Exeter derribó un Skyhawk con un misil Sea Dart que efectivamente pasó sobre nosotros, se puede uno imaginar las explosiones y el ruido, para no hablar de la adrenalina. Los A-4 que siguieron el ataque volaron directamente hacia el Avenger y estaban volando tan bajo que yo (parado en el puente y haciendo una especie de comentario para los tripulantes que estaban en cubiertas inferiores) me encontré mirando para abajo para encontrarlos, y pasaron tan cerca que pude ver sus caras.
Agradezco que sus bombas fallaran (50)”.

El Jefe de Armas Bill Jarvis tambien se encontraba en el mismo lugar, cerca del Primer Oficial:
“Observé a los tres Skyhawk mientras se aproximaban, dos directo por babor hacia proa, y uno directo por estribor a proa, meneándose y surcando rápidamente las olas, rápido y bajo. Enfoqué mis binoculares sobre el más próximo sobre babor a proa y pensé lo funesto que parecía, enfilando directo hacia nosotros, hacia mí. Mientras el avión alcanzaba la proa, el Primer Oficial dio la orden “Cubrirse!”, y todos nos tiramos sobre cubierta, cara abajo, con las manos sobre la nuca. El Primer Oficial aterrizó virtualmente encima mío. Los dos aviones a babor volaban por debajo del nivel de las ventanas del puente y lanzaron 3 bombas inofensivas en el mar. El avión de estribor lanzó su bomba justo delante del buque y, mientras su bomba caía al mar, dio vuelta por babor y dio una voltereta cayendo sobre la superficie del mar sobre nuestra banda de estribor (51)”.

Inmediatamente luego de la comunicación del Avenger, el radar del Invincible reportó dos contactos alejándose a gran velocidad del barco atacado. El Exeter los seguía manteniendo enganchados en su sistema Sea Dart, pero su comandante, Hugh Balfour decidió no lanzar sobre los dos aviones que se alejaban hacia el Oeste. Más allá que se había ordenado a los Sea Harrier interceptar al enemigo en retirada, lo cierto es que solo poseía siete misiles en su santabárbara, y ninguna perspectiva de ser reaprovisionado en los días venideros (52).

Por su parte, el Cardiff seguía sin lograr fijar a los aviones en sus radares de tiro:
“No se pudo enganchar a ningún contacto. Tratamos de usar los contactos del Link 10 del Exeter para que los tomen nuestros radares 909, así como nuestros operadores se desesperaron para lograr nuestros propios enganches, pero no pudimos pasar a ninguno de los atacantes al (sistema) Sea Dart (53).



viernes, 3 de agosto de 2018

Arte: Ataque de Crippa al Argonaut

Pintor italiano refleja el ataque de Owen Crippa





"ATTACCO DEL TENENTE DI VASCELLO OWEN CRIPPA ALLA FREGATA H.M.S. ARGONAUT"
Baia San Carlos, 21 maggio 1982
Olio su tela 60 x 80 cm. (2018)
Collez. Famiglia Crippa, Argentina

miércoles, 1 de agosto de 2018

Arte: Británicos en Malvinas

Arte: Britones en Malvinas



SBS en posición de emboscada



"Contacto! Por favor espere".


Yumping

sábado, 28 de julio de 2018

El correntino que fue salvado por médicos británicos

La historia del militar correntino que fue herido gravemente en Malvinas y fue operado por los ingleses

Martín Boerr | La Nación

"Escuché un sapucay y supe que no se habían perdido, después de avanzar en medio de la noche bajo el fuego de los ingleses, tenía a toda la sección reunida, fue una alegría grande y sin perder tiempo nos pusimos a trabajar para que el día no nos encontrara sin una trinchera, se venía el combate final", relata Juan Nazer.

Cuando tenía 23, como flamante subteniente del Regimiento de Infantería 4 de Monte Caseros, le tocó viajar a Malvinas para defender Puerto Argentino en las colinas que circundaban la capital isleña en la batalla final. Monte Longdon, Monte Harriet, Dos Hermanas, Tumbledown. Nombres asociados a las escenas más crudas de la guerra de cuyo final se cumplen esta semana 36 años, cuando el 14 de Junio Mario Benjamín Menéndez firmó la rendición.

Pero para Nazer la guerra no fue "todo lo que se cuenta y hay muchas mentiras y exageraciones, es importante que se conozca la verdad". "Se hicieron muchas cosas mal, pero también dentro de eso hay mucho para rescatar, la forma en que combatieron los soldados, pero también los oficiales y suboficiales argentinos", señaló.

Nazer es la antítesis del veterano de guerra que queda marcado de por vida de forma negativa por el conflicto armado. El 12 de junio de 1982 casi muere, cuando primero pisó la granada de un lanzacohetes que casi le secciona la pierna y luego recibió tres tiros en la espalda que, de milagro, no le tocaron la columna vertebral. Se desmayó y apareció horas después prisionero en Monte Harriet. Le hicieron un simulacro de fusilamiento y cuando temía lo peor, su suerte empezó a cambiar.


Así quedó su pierna

"En la guerra es el destino, es la suerte, cuando cae una bomba y mata a unos y los otros que corrieron para el otro lado se salvan", dice. Los ingleses lo atendieron, lo operaron y luego lo llevaron al buque hospital Uganda. Nazer muestra a La Nación una foto de las heridas que le dejaron las esquirlas. Es como si en el muslo derecho alguien hubiera sacado 3 o 4 pedazos de carne del tamaño de un limón.

"Para mí fue como volver a nacer, me quedaron marcas, pero no secuelas. Pude volver a hacer deportes", explicó. Once años después de eso, siendo instructor de comandos y paracaidista, Nazer -que simpatizaba con los carapintadas, el grupo militar ultranacionalista que se alzó tres veces contra el gobierno democrático de Raúl Alfonsín y una contra el de Carlos Menem- se dio cuenta de que ya no tenía lugar en el Ejército.

"El generalato me negó dos comisiones al exterior para lo cual tenía todas las calificaciones, ser veterano, herido y condecorado en la guerra y poseer alguna aptitud especial, yo tenía tres, era comando, instructor y paracaidista. Me di cuenta que tenía que pedir el retiro, porque me tocaba ir a la Escuela de Guerra pero ahí me iba a ir mal con las notas conceptuales", rememoró.
Arrancar otra vez de cero

Ahí arrancó otra etapa de la vida donde otros se podrían haber derrumbado. ¿Qué hacer tras una vida dedicada al Ejército? ¿Qué hacer tras haber participado en una guerra y haber sido herido y condecorado?

Nazer dice que siempre sacó del Ejército y de la guerra lo positivo. "En primer lugar, la disciplina, el sobreponerse a la adversidad y también, el poner las cosas en su contexto, no hay que hacerse mala sangre por cosas que no lo valen", es su fórmula.

Era el comienzo de los años 90 y Nazer estaba destinado en Apóstoles cuando pidió el retiro. Fue quedar otra vez al descubierto, como cuando le tocó cruzar bajo las balas inglesas de Harriet a Dos Hermanas.


El ex militar, en el barco Uganda Fuente: LA NACION

Primero asesoró a algunos empresarios de esa rica zona yerbatera de Misiones sobre sistemas de seguridad y se dio cuenta que ahí había una posibilidad de utilizar su experiencia militar. Se juntó con dos amigos y fundaron Seguridad Misiones, hoy una de las principales empresas del rubro en la provincia.

Después vino su incursión en el fútbol. A comienzos de esta década, Guaraní Antonio Franco, empezó su intento de volver a los primeros planos nacionales de la mano de César Decamilli, un dirigente que llevó a Nazer a la Comisión Directiva del club. En agosto del 2014, el club ascendió al Nacional B. Fue el regreso al fútbol grande tras casi tres décadas.

Decamilli tuvo después un ACV y Nazer asumió como titular del club. Le tocó pilotear los momentos deportivos más difíciles, con José María "Chaucha" Bianco como DT y luego Humberto y Martin Zuccarelli. Al final, Guaraní se terminó yendo nuevamente al descenso a fines del 2015 y con él, los sueños de una buena parte de la provincia futbolera.

"Guaraní es como el Ejército, con pocos recursos hay que hacer mucho", recuerda Nazer, con una sonrisa. "Creo que como dirigente pude aportar el orden, la organización, que es algo que aprendemos en el Ejército, y en el fútbol profesional es muy importante, con los viajes, los partidos, los entrenamientos", detalló.
Marcha bajo fuego enemigo

El 1° de junio Nazer recibió la orden del jefe del regimiento 4 (Teniente Coronel Diego Soria) de marchar con su sección, de unos 40 hombres, de Monte Harriet a Monte Dos Hermanas para defender esa colina. Un regimiento se divide en tres compañías y cada compañía tiene a su vez cuatro secciones.

Nazer decidió separarlas en cuatro grupos y en uno, con el jefe fuera de combate, puso al mando a un soldado dragoneante. "Los combates ya habían empezado, los ingleses no atacaban de frente sino que hacían incursiones y se replegaban, para no tener tantas bajas. Marchamos el 1° de junio, salimos 18.30 y llegamos a la 1 de la mañana del 2 de junio, decidí dispersarlos lo más posible, aún perdiendo control sobre la tropa", recordó Nazer.

Así fue como llegó primero con su grupo al Monte Dos Hermanas y esperó al resto, que en un momento creyó perdidos o abatidos. "Me abracé con el soldado que había puesto a cargo cuando nos vimos, fue una alegría enorme", recordó. Ahí mismo se pusieron a hacer trincheras entre las rocas, esperando el avance inglés.

El 11 de junio, tras diez días de desgaste entre incursiones, bombardeos de artillería a la noche y de las fragatas que se arrimaban a la costa durante el día, más los bombardeos de aviones, los ingleses decidieron hacer el ataque final a las posiciones.

"La relación de fuerzas en Dos Hermanas eran 6 ingleses por cada argentino y eran tropas de elite, el 42 de Comandos y un regimiento de Paracaidistas, nosotros no lo sabíamos, nos enteramos después", recordó.

Nazer no es de esos veteranos a los que les empieza a brillar la mirada cuando recuerdan esas escenas. "Eras vos o ellos y combatimos muy de cerca, porque así es el combate nocturno. No hay tiempo para tener miedo, eso dura muy poco, después estás concentrado en la acción y no podés dudar, porque si dudás, morís".

El 4 de Infantería de Monte Caseros llevó a Malvinas a 678 efectivos, entre oficiales, suboficiales y soldados. Hubo 2 oficiales, 6 suboficiales y 16 soldados muertos. Y tuvieron 6 oficiales (Nazer entre ellos), 24 suboficiales y 89 soldados heridos.

"No hubo privilegios, no vi estaqueos, si los hubo no fueron en donde yo estuve, peleamos codo a codo soldados y oficiales y el jefe del Regimiento, Soria, estaba a 100 metros de la primera línea, pero bajo el mismo fuego enemigo, porque tiene que ver todo", dice Nazer. "Si había una lata de dulce de batata era una fiesta y la compartíamos entre todos", explica.

Nazer no viene de familia militar. Su padre era un arrocero de La Cruz, pegadito a Yapeyú, el pueblo donde nació San Martín. Su hijo, Juan Carlos, se dedicó al marketing. El llevó a su nieto Benicio al Monte Caseros, donde se reúnen para estas fechas los ex camaradas del IV de Infantería.

"No sé si me gustaría que mi nieto entre al Ejército, que decida él cuando llegue el momento, lo cierto es que la Argentina no es como Brasil o Estados Unidos, nuestro país no sabe qué hacer con su Ejército", dice. Nazer piensa ir al año próximo a Malvinas y regresar a Dos Hermanas. "Ahora que se habilitó el viaje para los oficiales argentinos", explica.

Hombre que pudo superar con éxito los traumas de la guerra y al que le fue bastante bien en la vida, no será difícil imaginarlo recorriendo Monte Harriet y Dos Hermanas. Vaya a saber que procesión irá por dentro en ese momento, recordando aquellas noches aciagas, 36 años atrás. Cuando con el corazón en la mano esperaba al resto de su sección. Hasta que en medio de las bombas, de los tiros, del miedo, le volvió el alma al cuerpo al grito de un sapucay.

domingo, 22 de julio de 2018

Harriers sobre Malvinas (1/2)

"Harriers" en batalla: el conflicto de las Malvinas de 1982 (parte 1)


Военное обозрение




Las discusiones sobre el papel del despegue vertical y aterrizaje de aeronaves (VTOL) son muy populares en "Topwar". Solo es necesario aparecer un artículo adecuado para la discusión de esta clase de aviación, ya que las disputas estallan con renovado vigor. Alguien escribe que los VTOL son una pérdida de tiempo y dinero, otros creen que los operadores de VTOL podrían reemplazar completamente a los portaaviones con aviones de despegue horizontales, y alguien insiste seriamente en que el futuro de los aviones tripulados es para VTOL y que frente a una gran escala conflicto en el que los misiles de crucero destruyen los aeródromos, solo los VTOL podrán continuar la guerra en el aire. ¿Quién tiene la razón?
Sin pretender ser la verdad en última instancia, el autor tratará de encontrar una respuesta a esta pregunta en un análisis del papel de VTOL en el conflicto de las Malvinas de 1982, donde el "cofre en el cofre" convergió con la Fuerza Aérea Argentina. , representada por aviones de despegue horizontales convencionales y algunas docenas de verticales británicas "The Harriers". Las peleas de las Malvinas deberían considerarse una excelente ilustración de las capacidades de VTOL contra la aviación clásica, porque:
  1. en el aire se reunió con aeronaves de aproximadamente un nivel técnico. "Mirage" y "Daggery" tienen casi la misma edad que los "Harriers"; sin embargo, "Super Ethandar" entró en la serie durante 10 años después de la "vertical" británica, que fue compensada hasta cierto punto por el asombroso genio francés;
  2. la preparación de pilotos, si es diferente, a veces no. Probablemente, los pilotos británicos fueron mejores, pero los argentinos no eran en absoluto "niños que azotaban", lucharon desesperada y profesionalmente. Nada como los golpes a los bebés iraquíes, que el avión de la Fuerza Multinacional hizo durante la Operación Tormenta del Desierto, no tuvo lugar en las Islas Malvinas: sus victorias y los argentinos, y los ingleses literalmente royeron al enemigo durante una feroz lucha;
  3. y, finalmente, la relación del número. Formalmente, el avión argentino era superior a los británicos en la proporción de aproximadamente 8 a 1. Pero, como se mostrará a continuación, la condición técnica del avión y la lejanía de los aeródromos argentinos continentales del área de conflicto llevaron al hecho de que durante todo el tiempo de la lucha, los argentinos no pudieron lanzar batalla contra los ingleses. Cualquier fuerza aérea superior. Nada como el cielo de Yugoslavia, donde varios MiG-29 intentaron resistir de alguna manera a cientos de aviones de la OTAN, no sucedió.

Pero no solo VTOLP ... Según el autor, el conflicto de las Malvinas de 1982 es completamente único y es capaz de provocar respuestas a muchas preguntas interesantes. Estas son las acciones de la flota submarina en la guerra moderna, y la aviación de cubierta contra la orilla, y un intento de repeler el ataque de la flota superior por las fuerzas más débiles, basadas en la fuerza aérea de la aeronave terrestre, así como la uso de misiles antibuque y la capacidad de los buques de guerra para resistir a los últimos. Aún así, la lección más interesante es la efectividad de las acciones de una gran unidad naval construida alrededor de portaaviones que llevan VTOL. Así que veamos lo que la combinación operativa 317 de la Royal Navy de Gran Bretaña, que estaba compuesta por los transportistas de los Harriers: el portaaviones Hermes e Invencible, no pudo lograrlo.
Ciertamente, los orígenes del conflicto, su comienzo: la captura de las Islas Malvinas por parte de los argentinos, la formación y el envío de las fuerzas expedicionarias británicas, que fue responsable de devolver las islas mencionadas a la Corona británica y la liberación británica del sur. Georgia, son temas excelentes para una investigación cuidadosa, pero hoy vamos a dejar esto e ir directamente a la mañana del 30 de abril de 1982, cuando el escuadrón británico se desplegó en la llamada zona TRALA, ubicada a 200 millas al noreste de Puerto Stanley.

Las fuerzas enfrentadas

Como es sabido, los británicos anunciaron que a partir del 12 de abril de 1982, cualquier barco de combate o mercante argentino, ubicado a 200 millas de las Islas Malvinas, sería destruido. La zona TRALA estaba ubicada casi en el límite de las 200 millas especificadas. ¿Creían los británicos que estar fuera de la zona de guerra declarada los salvaría de los ataques argentinos? Es dudoso. Aquí las consideraciones bastante diferentes, mucho más pragmáticas jugaron un papel.
El hecho es que las Islas Malvinas no solo eran un rincón de dioses provincial, sino completamente olvidado de Oikumene. El asentamiento más grande (Puerto Stanley) apenas tenía un mil quinientos habitantes, y el resto de los pueblos rara vez tenían al menos 50 personas. El único aeródromo de concreto era demasiado pequeño para recibir aviones modernos de combate, mientras que los otros aeródromos estaban completamente castigados. Todo esto decía que los británicos no deberían temer seriamente a la aviación argentina basada en las Islas Malvinas.
De hecho, las fuerzas colocadas allí eran todavía un panóptico. La fuerza aérea de las Islas Malvinas se basó en un grupo aéreo con el nombre orgulloso del Escuadrón Pucará Malvinas, que incluía 13 aviones ligeros de ataque turbohélice Pucará (otros 11 tipos de aviones ya fueron transferidos a las Malvinas). Este orgullo de la industria aeronáutica argentina se desarrolló originalmente para la acción contra los partidarios en conflictos de baja intensidad y cumplió por completo con estos requisitos. Dos cañones de 20 mm, cuatro ametralladoras de 7,62 mm, 1620 kg de carga máxima de combate y una velocidad de 750 km / h, junto con una cabina blindada desde abajo, eran una buena solución a los problemas que podrían crear pequeños grupos de personas armadas con armas ligeras. El radar para este soldado aéreo se consideró innecesario, por lo que el único sistema de puntería del arma aerotransportada fue la vista del colimador. Esta fuerza no fue agotada por las fuerzas argentinas. Además de "Pucará de Malvinas", había una docena de dispositivos con alas. Seis Aermacchis MB-339A estaban entrenando aviones a reacción, que por primera y última vez en su historia intentaron usar como aviones de ataque ligero. Eran ligeramente más rápidos que el "Pucara" (817 km), no tenían armas incorporadas, pero podían transportar hasta 2 toneladas de carga de combate en suspensiones externas, y tampoco tenían radar. La lista de las Fuerzas Aéreas Argentinas de las Islas Malvinas fue completada por seis entrenadores de combate Mentor T-34. El valor de combate de esta aeronave propulsora monomotor de dos asientos con un peso máximo de menos de dos toneladas, capaz de desarrollar hasta 400 km de velocidad máxima, es realmente difícil de subestimar.



Y, sin embargo, incluso ese grupo aéreo tenía cierta utilidad para los argentinos: los aviones podían ser peligrosos para los grupos guerrilleros que los británicos planeaban desembarcar, y un intento de atacar desde bajas altitudes el desembarco principal de los británicos podía causar problemas. Los aviones argentinos también podrían convertirse en un enemigo formidable para los helicópteros británicos, pero lo más importante es que, a pesar de la falta de radar, aún podrían realizar reconocimientos navales y revelar la ubicación de los buques británicos, lo cual era extremadamente indeseable para los británicos. Después de todo, después de un ligero reconocimiento de tropas de asalto, los Daggers y los Super Etendarts de las bases continentales pudieron visitar.

Una vez que hubo bases aéreas militares en las Malvinas, significa que debería haber un sistema de defensa aérea diseñado para cubrir estas bases. Los argentinos retrataron algo similar, y se puede afirmar con seguridad que la defensa aérea de las islas fue igualada por su "poder" aéreo: 12 gemelos "Oerlikons" de 35 mm, varios cañones antiaéreos de 20 y 40 mm, sistemas de misiles portátiles Blowpipe, 3 vehículos de lanzamiento, instalación de SAM Tigercat e incluso una batería Roland. El ambiente de aire en un radio de 200 km fue iluminado por el radar "Westinghouses AN / TPS-43" ubicado en Puerto Argentino. Es cierto que las colinas y montañas dejaron numerosas zonas muertas, pero aún así era mejor que nada.

En general, es fácil ver que las fuerzas de la Fuerza Aérea y la Defensa Aérea, que los argentinos desplegaron en las Islas Malvinas, desde el punto de vista del arte militar y el nivel de tecnología de 1982 ni siquiera eran débiles, pero francamente insignificante, y obviamente necesitaba el apoyo de la Fuerza Aérea de las bases continentales. ¿Eso es exactamente a lo que se podría dar tal apoyo?
Las listas de la Fuerza Aérea y la Armada de Argentina sumaban alrededor de 240 aviones de combate, pero en la vida la situación era mucho peor que en el papel. En total, 19 (según otras fuentes, 21) aviones Mirage IIIEA y 39 aeronaves tipo Dagger israelí (incluyendo 5 aviones de entrenamiento) fueron entregados a Argentina, pero de acuerdo con la información disponible, solo 12 "Mirage" y 25 "Daggers". Peor aún, según algunas fuentes (A. Kotlobovsky, "El uso de los aviones Mirage III y Dagger"), en las batallas participaron no más de 8 "Mirage IIIEA" y solo diecinueve "Daggers".

Aquí, por supuesto, hay una pregunta justa: ¿por qué la Argentina, al hacer la guerra con Gran Bretaña, no arrojó todas las fuerzas a su disposición en la batalla? Por extraño que parezca, la respuesta yace en la superficie. El hecho es que las relaciones de los países sudamericanos nunca han estado sin nubes, y Argentina debería tener en cuenta que mientras está en guerra con Inglaterra, alguien puede ver una oportunidad y atacar en el momento más inadecuado para los argentinos. Al comienzo del conflicto de las Malvinas, los chilenos concentraron grandes contingentes militares en la frontera con Argentina, y esto no podía ser un gesto diplomático: la guerra con Chile terminó recientemente. El personal de Argentina señaló directamente la posibilidad de una acción conjunta de Chile e Inglaterra, esta opción (la invasión simultánea de los chilenos y el desembarco de las tropas británicas en las Malvinas) se consideró bastante probable. Es por esta razón que las unidades terrestres argentinas con mayor capacidad de combate, como la 1. ° Brigada Mecanizada, las 6. ° y 7. ° Brigadas de Infantería, no fueron enviadas a las Malvinas, sino que permanecieron en tierra firme. En estas circunstancias, el deseo de retener una parte de la fuerza aérea para la resistencia de Chile parece bastante comprensible, aunque retrospectivamente esta decisión debería considerarse errónea. Y si el aterrizaje británico en las Malvinas se hubiera encontrado con el color de las fuerzas terrestres argentinas, las batallas podrían volverse mucho más feroces y sangrientas de lo que fueron en realidad. Afortunadamente, esto no sucedió, bueno, y volveremos a la aviación.

El número exacto de "Skyhawks" también es muy difícil de determinar, las fuentes varían, pero, a juzgar por todo, había alrededor de 70 de ellos en las listas. A menudo hay una cifra total de 68 o 60 aviones en la Fuerza Aérea y 8-10 "Skyhawks" en aviación naval. Sin embargo, al comienzo de las hostilidades, solo 39 estaban listos para el combate (incluidos 31 aviones de la fuerza aérea y 8 aviones de la Armada). Es cierto que los técnicos argentinos lograron poner en funcionamiento 9 máquinas más durante los combates, para que pudieran participar en batallas del orden de los 48 "Skyhawks". Los "Super Ethandars" franceses también estaban fuera de control. Otras veces en la Fuerza Aérea de Argentina al estallar la guerra indicaron 14 vehículos de este tipo, pero esto no es cierto: Argentina realmente concluyó un contrato para 14 aeronaves de este tipo, solo antes del conflicto con Inglaterra y el embargo que lo acompaña, solo cinco coches llegaron al país. Y a uno de ellos le pusieron la broma de inmediato, con el fin de usar repuestos para otras cuatro aeronaves como almacén, debido al mismo embargo no se encontraron otras fuentes para obtener repuestos de Argentina.

Por lo tanto, al comienzo de las hostilidades, las Malvinas podrían ser apoyadas por 12 Mirage, 25 Dagas, 4 Super Etandards, 39 Skyhawks, ¡y casi lo olvidaste! - 8 bombarderos ligeros de Canberra (veteranos del aire bien merecidos, por primera vez este tipo de avión salió al aire ya en 1949). El valor de pelea de Canberra en 1982 era insignificante, pero aún podían volar a barcos británicos. En total, se producen 88 aviones.

No, por supuesto, Argentina también tenía otras máquinas de guerra con alas, el mismo "Pucara" existía en una cantidad no inferior a 50 unidades, todavía había "notable" MS-760A "Paris-2" (avión de entrenamiento, en ciertas condiciones capaz de desempeñar el papel de avión de ataque ligero) en el número de aproximadamente 32 automóviles, y algo más ... Pero el problema era que todos estos "Pucaras" / "París" simplemente no podían operar desde los aeródromos continentales, de los cuales solo al puerto: Stanley necesitaba volar 730-780 kilómetros. No actuaron: toda la carga de la lucha con los británicos se llevó en sus alas, "Mirage", "Canberra", "Súper Etendars" y "Daggers", así como aquellos "Pucaras" / "Mentors" / "ligeros". Aermacchis"en los aeródromos de las Islas Malvinas.
Así, para el 30 de abril, incluso con rarezas como el Mentor T-34 y Canberra, los argentinos podrían enviar a la batalla con los británicos no más de 113 aviones, de los cuales solo 80 Mirage, Daggers "," Super Etandars "y" Skyhawks " "Esto, por supuesto, no es 240 aviones de combate, que es mencionado por la mayoría de los artículos de revisión sobre el conflicto de las Malvinas, pero incluso esas cifras en teoría le dieron a los argentinos una abrumadora superioridad en el aire. Después de todo, antes del comienzo. de los combates, los británicos tenían solo 20 "Sea Harriers" FRS.1, de los cuales 12 se basaban en el portaaviones "Hermes" y 8 en "Invincible". Por lo tanto, es comprensible el deseo de los británicos de mantener 200 millas ( 370 km) detrás de las islas. Ubicadas a más de 1000 km de las bases continentales argentinas, los británicos no podían tener miedo a los ataques aéreos masivos en su conexión.



Cediendo a los argentinos en el aire, los británicos no los superaron en buques de superficie. La presencia de dos portaaviones británicos contra un argentino fue compensada en cierta medida por la presencia de aviones pesados ​​terrestres en este último. En cuanto a otros buques de guerra, durante el conflicto de las Malvinas, 23 buques fragata destructor británicos visitaron la zona de combate. Pero para el 30 de abril solo había 9 (había 2 más en la Isla Ascensión), el resto llegó más tarde. Al mismo tiempo, la Armada Argentina tenía un crucero ligero, cinco destructores y tres corbetas, pero cuando las principales fuerzas argentinas llegaron al mar, uno de estos destructores permaneció en el puerto, probablemente por razones técnicas, listo para una batalla naval. Por lo tanto, para el 30 de abril, cuatro destructores británicos y cinco fragatas se enfrentaron con un crucero ligero, cuatro destructores y tres corbetas (a veces llamadas fragatas) de Argentina. Los buques argentinos fueron derrotados por el escuadrón británico en capacidades de defensa aérea: si 9 barcos ingleses tenían 14 SAM (3 C Sea Dart, 4 Sea Wolf, 5 Sea Cat y 2 Sea Slag), que valían 3 más "Sea Cat" ubicados en los portaaviones, entonces 8 barcos argentinos tenían 2 "Sea Dart" y 2 "Sea Cat", y su único portaaviones no tenía un SAM en general. Pero las capacidades de impacto de los oponentes eran las mismas: todos los destructores argentinos tenían 4 PU para el PCB Exoset y dos corbetas de tres: 2 corbetas (dos puestos de lanzamiento de la ARA Guerrico fueron retiradas y entregadas a Puerto Argentino para organizar la defensa costera). El número total de AShM "Exocet" del escuadrón argentino era 20. Los británicos, aunque tenían más barcos, pero no todos estaban equipados con misiles antibuque, por lo que el 30 de abril también había 20 lanzadores Exocet en los barcos de la conexión operacional 317a.
Lamentablemente, el autor no sabe cuántos misiles Exocet estaban a disposición de la flota argentina. Por lo general, las fuentes indican la presencia de cinco de esos misiles, y es por eso que: poco antes de la guerra, Argentina ordenó a Francia 14 "Super Etendars" y 28 "Exocet AM39" para ellos. Pero antes de que se impusiera el embargo, solo cinco aviones y cinco misiles llegaron a Argentina. Sin embargo, se echa de menos que la flota de Argentina, equipada con una modificación temprana del MM38 "Exocet", tuviera algunos de esos misiles, que, sin embargo, no podían ser utilizados desde aviones. De modo que el comandante de la escuadra británica no temía sin temor que los barcos argentinos, habiéndose deslizado hasta su conexión, infligirían un ataque masivo con misiles.
La única clase de barcos en los que los británicos tenían superioridad absoluta eran los submarinos. Para el 30 de abril, los británicos pudieron desplegar 3 naves de propulsión nuclear: Conqueror, Spartan y Splendit. Formalmente, al comienzo de la guerra, los argentinos tenían cuatro submarinos, de los cuales dos eran submarinos estadounidenses de construcción militar de la clase Balao, que se sometieron a una modernización radical bajo el programa GUPPY. Pero la condición técnica del submarino era absolutamente terrible, por lo que uno de ellos, el "Santiago de Estro", fue retirado de la Armada a principios de 1982 y no se puso en funcionamiento, a pesar de la guerra. El segundo submarino de este tipo, "Santa Fe" (cuyas posibilidades solo dicen un hecho: el barco no podía hundirse a una profundidad mayor que el periscopio), iba a retirarse de la flota en julio de 1982. Pero aún así tomó parte en el conflicto, fue golpeado y capturado por los británicos durante la Operación Parakveit (la liberación de Georgia del Sur el 21 y 26 de abril), y para el momento de los eventos descritos, Argentina no podía ser contada en la Armada.
Otros dos submarinos argentinos eran barcos alemanes bastante modernos del tipo 209, pero solo uno de ellos, Salta, que inesperadamente había dejado de funcionar a principios de 1982, estaba en reparación y no participó en el conflicto. En consecuencia, para el 30 de abril, los británicos podrían resistir un solo submarino argentino: "San Luis" (Tipo 209).

Planes de las partes

A partir del 30 de abril, había dos unidades operacionales británicas en la zona de conflicto: la Task Force-317 bajo el mando del Contraalmirante Woodworth, que incluía casi todos los buques de superficie, y la Task Force-324 (submarinos). Como se mencionó anteriormente, los portaaviones, destructores y fragatas TF-317 estaban completando los reabastecimientos y otras preparaciones para las operaciones de combate en el área de TRALA, a 200 millas al noreste de Puerto Stanley. Los submarinos TF-324 entraron en áreas de patrulla a lo largo de las rutas de posibles escuadrones argentinos entre el continente y las Islas Malvinas. No solo había un grupo anfibio con la partida de aterrizaje, apenas salió de Oh. Ascensión, que fue la base de las fuerzas británicas más cercanas al área de conflicto, pero fue separada de las Islas Malvinas por aproximadamente 4,000 millas náuticas. Sin embargo, la ausencia del grupo de anfibios no impidió nada, ya que nadie iba a utilizarlo en la primera etapa de la operación.
Las fuerzas de los británicos en el área de Malvinas eran muy limitadas y no garantizaban una operación anfibia a gran escala. Fue posible corregir esto de dos maneras: proporcionar al Contraalmirante Woodworth refuerzos poderosos o debilitar radicalmente al ejército argentino. Los británicos eligieron ambos, y así incluso antes de la concentración del grupo de anfibios en las posiciones iniciales que se suponía:
1) por las fuerzas de los bombarderos estratégicos KVVS y la aviación portadora para desactivar las bases aéreas argentinas en las Islas Malvinas y el Cóndor. Después de eso, la instalación de aviones livianos en los Folklades se volvió imposible, y los argentinos tuvieron que depender únicamente de la aviación de los aeródromos continentales. Los británicos creían que con la derrota de las bases aéreas de las Malvinas, el dominio en el aire sobre las islas pasaría a ellos;
2) maniobras de la flota, desembarco de grupos de sabotaje y bombardeo de buques especialmente asignados para este fin para convencer a los argentinos de que ha comenzado una operación de desembarco a gran escala y forzar así a la flota argentina a intervenir;
3) para derrotar a la flota argentina en la batalla naval.
Los británicos creían que al lograr todo lo anterior, establecerían la dominación aérea y marítima en el área de las Islas Malvinas, creando así los requisitos previos necesarios para un aterrizaje exitoso, y entonces el conflicto no durará.

En retrospectiva, podemos decir que el plan británico tuvo muchos estiramientos. No es que los barcos TF-317 tengan un gran temor al Escuadrón Pucará Malvinas, pero, por supuesto, al perder la oportunidad de realizar vuelos de reconocimiento desde los aeródromos de las Islas Malvinas, los argentinos perdieron mucho. Sin embargo, su Fuerza Aérea tenía aviones capaces de realizar al menos un reconocimiento aéreo de largo alcance, y las propias islas estaban al límite, pero aún estaban al alcance de la aviación de los aeródromos continentales. Por lo tanto, la destrucción planificada de las bases aéreas no garantizaba el dominio aéreo sobre las islas en disputa, sino que debía proporcionarse a los pilotos de Si Harrier. En cuanto a la destrucción de la flota argentina, era evidente que dos docenas de VTOL, que aún tenían que cubrir las naves de la flota de los ataques enemigos, esta tarea no puede ser resuelta, aunque solo sea por su pequeño número, y destructores y fragatas en el KVMF para estos fines no fueron destinados a principios. Entonces, casi por primera vez en la historia de la KVMF, el principal medio para destruir las principales fuerzas enemigas fue convertirse en submarinos. Esos son solo los cursos posibles, que el escuadrón argentino podría acercarse a las Islas Malvinas, no había suficiente, por lo tanto, los buques nucleares submarinos tuvieron que ser desplegados en un área de agua muy extensa. Estaría bien, pero ahora no es fácil armarlos para un ataque conjunto de barcos argentinos, sino esperar que un submarino pueda destruir el escuadrón argentino por completo, de una manera ingenua.
Sin embargo, a pesar de todos los tramos, el plan británico debería considerarse lógico y bastante razonable. Y con las fuerzas que los británicos tenían a su disposición, difícilmente habría sido posible encontrar algo más sensato.
Sorprendentemente, los argentinos tenían su propio "Almirante Makarov", que abogó por acciones ofensivas, a pesar de que la "Armada República Argentina" (fuera de la zona de aviación terrestre) era obviamente inferior a su oponente. El comandante de la flota argentina, el contraalmirante G. Allyar, ofreció utilizar el único portaaviones argentino en las comunicaciones de los británicos (creyendo correctamente que sus 8 "Skyhawks" serían más útiles que los ataques frontales a la conexión británica) . Además, este digno esposo ofreció reubicar varias naves de superficie directamente en las Islas Malvinas y estar listo en la víspera del inevitable aterrizaje para convertir los viejos destructores en baterías de artillería en la bahía de Puerto Argentino.
Pero el liderazgo argentino tenía otros planes para la flota: asumiendo que la superioridad general en las fuerzas será para los británicos y sin dudar de la capacitación de las tripulaciones británicas, los argentinos llegaron a la conclusión de que incluso si las operaciones marítimas tienen éxito, el costo de ellos podrían ser la muerte de las fuerzas principales de su flota. Y él, esta flota, era un factor importante en la alineación de las fuerzas de los estados sudamericanos, y no era perderlo en los planes de los líderes políticos. Por lo tanto, los argentinos eligieron tácticas moderadamente agresivas: se esperaba esperar el inicio de un aterrizaje a gran escala de los británicos en las Islas Malvinas, y luego, y solo entonces, atacar con toda la potencia de la aviación en tierra y plataformas. , y con éxito (¡que el diablo no bromea!) Y naves de superficie / bajo el agua.
Con este fin, los argentinos desplegaron su flota y la dividieron en tres grupos operativos. La base de las fuerzas navales de Argentina fue el grupo operativo 79.1 en el portaaviones "Veinticinco de Mayo" y dos de los destructores argentinos más modernos que copiaron casi por completo el Tipo 42 británico (Sheffield), pero, a diferencia de los homólogos británicos equipados con cuatro ExoSet cada uno. No muy lejos de ellos había un grupo operativo 79.2, que incluía tres corbetas y estaba destinado al desarrollo del éxito logrado por la aviación de cubierta y los aviones terrestres. Sin embargo, la idea de separar las corbetas en un compuesto separado parecía, por decirlo suavemente, dudosa: tres barcos de menos de 1000 toneladas de desplazamiento estándar, que no tenían un solo SAM, y solo cuatro misiles MBB Exocet para tres. (especialmente en ausencia de misiles) no podría amenazar el complejo británico. El único submarino argentino "San Luis" no era parte de ninguno de estos grupos operacionales, pero se suponía que debía atacar a los británicos desde el norte junto con los grupos 79.1 y 79.2.

El uso del tercer y último grupo de tareas argentino (79.3) fue previsto exclusivamente con fines demostrativos. El crucero ligero Almirante Belgrano y dos destructores de la construcción militar Allen M. Sumner, que formaban parte de él, a pesar del equipo de los destructores de la PU del PCR, fueron llamados a retrasar los ataques de los británicos y así garantizar el funcionamiento sin obstrucciones de los grupos operativos 79.1 y 79.2. Nada más el liderazgo de la "Armada República Argentina" para el grupo operativo 79.3 no anticipó: el avance de un crucero antediluviano del tipo Brooklyn al complejo británico a la distancia del fuego de artillería efectivo no habría soñado con los argentinos en sueño narcótico, usando drogas narcóticas. Pero desviar la atención de los británicos 79.3 fue bastante bueno: enviar la conexión al sur de las Islas Malvinas (mientras que 79.1 y 79.2 se dirigían hacia el norte) y dada la relativamente alta capacidad de supervivencia del crucero ligero, las posibilidades de retrasar los ataques en la cubierta británica Harriers parecía bastante decente, y la presencia de dos destructores, grandes tamaños, armaduras y dos sistemas de defensa antiaérea "Sea Cat" en el "Almirante Belgrano" permitieron esperar que la nave pudiera resistir durante un tiempo contra tales ataques. .
Por lo tanto, para el 30 de abril, las partes habían completado el despliegue y preparado para hostilidades a gran escala. Era hora de comenzar.