Malcorra afirmó que existen "diferencias muy grandes" por Malvinas
Luego de reunirse con su par británico Boris Johnson, la Canciller sostuvo que ambos dejaron en claro sus posiciones respecto al tema.
Perfil
La canciller Susana Malcorra y su par británico, Boris Johnson.
La canciller Susana Malcorra afirmó hoy que persisten "diferencias muy grandes" con Gran Bretaña por la cuestión Malvinas, luego de reunirse en Alemania, con su par británico, Boris Johnson, con quien dialogó sobre las islas.
"Fue el primer tema del cual hablamos. Los dos dejamos en claro nuestras posiciones. Es evidente que tenemos una diferencia muy grande que gira en torno al tema de las Malvinas" sentenció la funcionaria, según consignó la agencia DyN.
Malcorra se reunió además, con los cancilleres de Ucrania, Pablo Klimkin, y de Eslovaquia, Miroslav Lajcák, en Munich, donde se realiza la Conferencia Internacional sobre Seguridad, de la que participan 40 ministros de Defensa y de Exteriores de 40 países.
Allí, destacó el encuentro que mantuvo con el flamante Secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson. "Nuestra impresión es muy positiva; recorrimos temas de agenda común y reconfirmamos la agenda a partir de la visita de (el ex Presidente estadounidense Barack) Obama del año pasado. Seguirá vigente y seguiremos trabajando en esas líneas", indicó.
En ese contexto, la ministra de Relaciones Exteriores confirmó que el encuentro entre Donald Trump y Mauricio Macri podría ser entre abril y junio, según lo permitan las agendas presidenciales:"Es posible que a medida que repasemos la agenda surjan nuevos temas, eso es natural. Pero no hemos encontrado, en principio, más que un compromiso para avanzar en la agenda que estaba prevista", completó la miembro de Cambiemos.
"Estamos intentando entender cuál será el planteo de políticas que tendrá la nueva administración (de Estados Unidos). Hay que traducir sus mensajes en decisiones políticas y queremos ver ahora hacia donde irá, por eso la importancia del acuerdo bilateral, donde se reconfirma nuestra agenda", concluyó.
domingo, 19 de febrero de 2017
sábado, 18 de febrero de 2017
Kelpers cacarean por maniobras con Exocet y SST-4
La Armada Argentina admite la prueba de los misiles y torpedos Exocet remodelados en febrero pasado
Mercopress
Las corbetas de la clase Drummond y las fragatas Meko / 140 y el submarino ARA San Juan que probó el torpedo SST-4 participaron en el ejercicio de verano.
Las armas reacondicionadas localmente probadas incluyeron los misiles SAM Alenia Aspide del origen italiano y los misiles franceses manufacturados SSM MDBA MM38 / MM40 Exocet
Los informes indican que Brasil ha ofrecido 24 aviones Tucano de entrenamiento y combate, y probablemente la fabricación conjunta del caza Gripen sueco
El Ministerio de Defensa argentino confirmó que la Armada Argentina estuvo involucrada en ejercicios militares en alta mar el pasado mes de febrero, incluyendo el lanzamiento de una versión mejorada de misiles y ensayos MM38 Exocet con un torpedo remodelado de un submarino, informa el medio porteño.
La admisión sigue a la controversia en curso sobre las fuerzas del Reino Unido en las Islas Malvinas anunció ejercicios militares planificados, incluyendo misiles Rapier, que comenzaron el 19 de octubre y están programados para continuar hasta el 28 de octubre, con advertencias para el tráfico marítimo y que el arco político argentino Fuertemente condenado. En particular, cuestionan que los ejercicios se sigan en una declaración conjunta Argentina / Reino Unido publicada el mes pasado con el propósito de mejorar las relaciones bilaterales con un espíritu constructivo.
La declaración conjunta también ha estado expuesta a un continuo y grave golpe, especialmente un capítulo sobre el Atlántico Sur que se refiere a la economía de las Malvinas y las sanciones impuestas durante las administraciones Kirchner, los vínculos aéreos y los esfuerzos para la identificación de ADN de restos de combatientes argentinos enterrados en Darwin con el apoyo de la Cruz Roja.
Pero la exagerada disputa sobre los ejercicios militares británicos, aun cuando todas las partes (Argentina, Reino Unido y el gobierno de las Malvinas) coinciden no son una sorpresa ya que han sido "rutinarias" durante las dos últimas décadas, llevaron a algunos isleños a circular en las redes sociales Noticias sobre los ejercicios argentinos en febrero pasado
Pero fuentes argentinas indican que los días de exhibición naval en Bahía Blanca tuvieron lugar en aguas soberanas argentinas, mientras que en Malvinas y aguas circundantes se disputan ya que son "legítimamente" argentinos y significan la "militarización" del Atlántico Sur. También se reveló que el Ministerio de Relaciones Exteriores estaba al tanto de las acciones de la Armada argentina, pero nunca protestó ni mencionó una palabra.
Según los medios de comunicación de Buenos Aires, la escasa información sobre los cuatro días del evento indica que al menos seis misiles fueron disparados contra un buque desarmado ARA Ingeniero Julio Krause. Los buques implicados incluyeron corbetas de la clase Drummond y corbetas Meko / 140 y el sumergible ARA San Juan que probó el torpedo SST-4. En consecuencia, para la flota argentina después de ocho años de no acción, las pruebas de febrero fueron descritas como un "día histórico" y las armas domesticadas fueron probadas incluyendo los misiles SAM Alenia Aspide de origen italiano y los misiles Exocet fabricados por SSM MDBA MM38 / MM40. Cinco aparentemente respondieron como se esperaba pero uno explotó en vuelo.
Los informes también indican que la administración del presidente Mauricio Macri está redactando un fondo especial de US $ 2.000mn para invertir en re / equipo militar entre 2017 y 2019. Desde antes del final del conflicto del Atlántico Sur, Argentina no ha hecho ninguna adquisición importante de hardware militar , Pero hay la intención de impulsar la marina y la fuerza aérea. No es de extrañar entonces que EE.UU., Israel, Italia, España, China, Rusia y últimamente Brasil han estado ofreciendo para abastecer a las fuerzas argentinas.
Al parecer, la última oferta fuerte es la forma de Brasil para 24 Tucano de entrenamiento y aviones de combate, y probablemente la fabricación conjunta del caza Gripen que es originalmente sueca pero sin el componente de aviónica británica del 30%. La lista de compras inmediata incluye misiles Saab RBS 70NG de corto alcance, indican los informes.
La Fuerza Aérea argentina con el desmantelamiento de los últimos cazas Mirage está prácticamente en tierra, ya sea por una limitada capacidad de transporte y entrenamiento. Algo similar puede decirse de la Marina y la Guardia Costera, que incluso tienen problemas para cumplir con las patrullas de pesca en el Atlántico Sur.
Mercopress
Las corbetas de la clase Drummond y las fragatas Meko / 140 y el submarino ARA San Juan que probó el torpedo SST-4 participaron en el ejercicio de verano.
Las armas reacondicionadas localmente probadas incluyeron los misiles SAM Alenia Aspide del origen italiano y los misiles franceses manufacturados SSM MDBA MM38 / MM40 Exocet
Los informes indican que Brasil ha ofrecido 24 aviones Tucano de entrenamiento y combate, y probablemente la fabricación conjunta del caza Gripen sueco
El Ministerio de Defensa argentino confirmó que la Armada Argentina estuvo involucrada en ejercicios militares en alta mar el pasado mes de febrero, incluyendo el lanzamiento de una versión mejorada de misiles y ensayos MM38 Exocet con un torpedo remodelado de un submarino, informa el medio porteño.
La admisión sigue a la controversia en curso sobre las fuerzas del Reino Unido en las Islas Malvinas anunció ejercicios militares planificados, incluyendo misiles Rapier, que comenzaron el 19 de octubre y están programados para continuar hasta el 28 de octubre, con advertencias para el tráfico marítimo y que el arco político argentino Fuertemente condenado. En particular, cuestionan que los ejercicios se sigan en una declaración conjunta Argentina / Reino Unido publicada el mes pasado con el propósito de mejorar las relaciones bilaterales con un espíritu constructivo.
La declaración conjunta también ha estado expuesta a un continuo y grave golpe, especialmente un capítulo sobre el Atlántico Sur que se refiere a la economía de las Malvinas y las sanciones impuestas durante las administraciones Kirchner, los vínculos aéreos y los esfuerzos para la identificación de ADN de restos de combatientes argentinos enterrados en Darwin con el apoyo de la Cruz Roja.
Pero la exagerada disputa sobre los ejercicios militares británicos, aun cuando todas las partes (Argentina, Reino Unido y el gobierno de las Malvinas) coinciden no son una sorpresa ya que han sido "rutinarias" durante las dos últimas décadas, llevaron a algunos isleños a circular en las redes sociales Noticias sobre los ejercicios argentinos en febrero pasado
Pero fuentes argentinas indican que los días de exhibición naval en Bahía Blanca tuvieron lugar en aguas soberanas argentinas, mientras que en Malvinas y aguas circundantes se disputan ya que son "legítimamente" argentinos y significan la "militarización" del Atlántico Sur. También se reveló que el Ministerio de Relaciones Exteriores estaba al tanto de las acciones de la Armada argentina, pero nunca protestó ni mencionó una palabra.
Según los medios de comunicación de Buenos Aires, la escasa información sobre los cuatro días del evento indica que al menos seis misiles fueron disparados contra un buque desarmado ARA Ingeniero Julio Krause. Los buques implicados incluyeron corbetas de la clase Drummond y corbetas Meko / 140 y el sumergible ARA San Juan que probó el torpedo SST-4. En consecuencia, para la flota argentina después de ocho años de no acción, las pruebas de febrero fueron descritas como un "día histórico" y las armas domesticadas fueron probadas incluyendo los misiles SAM Alenia Aspide de origen italiano y los misiles Exocet fabricados por SSM MDBA MM38 / MM40. Cinco aparentemente respondieron como se esperaba pero uno explotó en vuelo.
Los informes también indican que la administración del presidente Mauricio Macri está redactando un fondo especial de US $ 2.000mn para invertir en re / equipo militar entre 2017 y 2019. Desde antes del final del conflicto del Atlántico Sur, Argentina no ha hecho ninguna adquisición importante de hardware militar , Pero hay la intención de impulsar la marina y la fuerza aérea. No es de extrañar entonces que EE.UU., Israel, Italia, España, China, Rusia y últimamente Brasil han estado ofreciendo para abastecer a las fuerzas argentinas.
Al parecer, la última oferta fuerte es la forma de Brasil para 24 Tucano de entrenamiento y aviones de combate, y probablemente la fabricación conjunta del caza Gripen que es originalmente sueca pero sin el componente de aviónica británica del 30%. La lista de compras inmediata incluye misiles Saab RBS 70NG de corto alcance, indican los informes.
La Fuerza Aérea argentina con el desmantelamiento de los últimos cazas Mirage está prácticamente en tierra, ya sea por una limitada capacidad de transporte y entrenamiento. Algo similar puede decirse de la Marina y la Guardia Costera, que incluso tienen problemas para cumplir con las patrullas de pesca en el Atlántico Sur.
lunes, 13 de febrero de 2017
Lami Dozo: "Si Chile intervenía, lo iba a atacar con todo lo que tenía"
“Después de las islas pensábamos atacar Chile”
El 1º de febrero murió Basilio Lami Dozo, jefe de la Fuerza Aérea durante la guerra de 1982. En la última entrevista que dio, en 2009, criticó a la Armada y negó su responsabilidad en el terrorismo de Estado.
Perfil
Basilio Lami Dozo, jefe de la Fuerza Aérea durante la guerra de 1982 Foto:Cedoc
La muerte del brigadier general (R) Basilio Lami Dozo marca una nueva vuelta de página en uno de los capítulos más trágicos de la historia argentina: la guerra de Malvinas, ya que fue uno de los miembros de la última junta militar, responsable de la recuperación de las islas el 2 de abril de 1982.
En una entrevista con PERFIL en 2009, la última que dio a un medio local, acusó a la Armada de haber dejado “solos al Ejército y a la Fuerza Aérea” en medio de la guerra y resaltó que los marinos encararon el conflicto como si fuera un “ejercicio de la Escuela Superior de Guerra”.
A continuación, fragmentos de esa entrevista.
—Con la experiencia que tenía de la cuasi guerra con Chile en 1978, ¿por qué aceptó llevar adelante la recuperación de Malvinas?
—Ojalá supiera la respuesta. Traté por todos los medios de evitarla pero hubo un momento en que me tuve que decidir. No me pregunte por qué.
—Después del desembarco se comunicó con su colega chileno, ¿por qué?
—Le pedí que si llegaba a haber un conflicto por Malvinas no mandara medios ofensivos aéreos al sur porque íbamos a tener problemas y los iba a atacar con todo lo que tenía ahí. Lo hizo, se portó bastante bien, no así la Armada y Pinochet, que jugaron para Inglaterra. Para colmo, Galtieri dijo en un discurso: “Que saquen el ejemplo de lo que estamos haciendo ahora porque después les toca a ellos”.
—¿Después iban a atacar a Chile?
—Exacto.
—¿Cuál de las tres fuerzas estaba mejor preparada?
—Ninguna. Lo único que tenía la Marina era Exocet, pero eran muy pocos. El Ejército nunca estuvo preparado para Malvinas y la Fuerza Aérea tampoco.
—Entonces, ¿por qué planearon un enfrentamiento con Inglaterra?
—Porque casi llegamos a un acuerdo diplomático antes del enfrentamiento con la propuesta de (el presidente del Perú, Fernando) Belaúnde Terry. Pero ese día hundieron el Belgrano y tiró todo abajo.
—Después de eso, ¿la Armada hizo retornar toda la flota al continente?
—La Armada no estuvo ni veinticuatro horas en la zona de combate. A Anaya lo puteé de arriba abajo, fue el enfrentamiento más grande que tuve con él. No les interesaba participar porque les tenían miedo a los submarinos atómicos. Le dije: “Siempre supieron que estaban los submarinos nucleares ahí, qué me venís ahora con ese problema”. Nunca más volvieron a la zona de combate. La flota de mar se fue a Puerto Belgrano y se quedó ahí. Si al crucero General Belgrano lo hubieran puesto en Puerto Argentino y lo hubieran dejado asentado en el fondo marino no se hubiera acercado ninguna de las fragatas inglesas, ya que sus cañones tenían mucho más alcance que los misiles en tierra.
—¿Dejaron solos al Ejército y a la Fuerza Aérea?
—Sí, el Ejército estaba jugado a pleno y lo dejaron ahí.—
¿Cómo se puede encarar una guerra en forma tan improvisada?
—Anaya me dijo: “Tengo bombas que están adaptadas para lanzarlas sobre las fragatas”. Se las solicitamos y jamás nos las dio. Para tirar el Exocet tuvimos que presionarlos al máximo.
—¿Para qué plantear una guerra así?
—No lo sé. Creo que pensaron que era un ejercicio de la Escuela Superior de Guerra.
—¿Hasta cuándo pensaba?
—Hasta la última bomba. Pero si los otros dos no continuaban, no.
—¿Qué sintió cuando se enteró de que el general Mario Benjamín Menéndez había firmado la rendición?
—Una frustración tremenda. Fue una inmensa tristeza ver a mis pilotos desaparecer en un esfuerzo que no dio los resultados que queríamos.
—¿Qué sintió cuando la Justicia lo condenó por su participación en Malvinas?
—Un desengaño tremendo. Me acordé del general Mitre, a quien enjuiciaron y condenaron a muerte por la guerra de la Triple Alianza. Son cosas totalmente diferentes, pero dije: “Bueno, me tocó”. El terrorismo de Estado.
—¿Qué pensaba durante el juicio a las Juntas?
—Que podía salir con muy poca condena, porque cuando me hice cargo del Comando en Jefe de la Fuerza Aérea ya no había lucha contra la subversión, ya había terminado. Una de las primeras medidas que tomé como jefe de Operaciones fue dejar sin efecto el sistema de la lucha antisubversiva fuera de las instalaciones, me dediqué a defender exclusivamente las unidades. Si llegaba a salir uno que dijera “el brigadier Lami Dozo estaba presente una noche que me estaban torturando en tal lugar”, en Mansión Seré (N. de R.: centro clandestino de detención que funcionó en Castelar y dependía de la Fuerza Aérea), ¿qué le iba a decir? Yo no sabía que existía la Mansión Seré, porque eso nació como un anexo al Casino de Oficiales, porque no daba abasto. Para mí, era un anexo del Casino de Oficiales. Después surgió todo ese tema.
—¿Qué pensó cuando leían el fallo?
—Que la mano venía pesada. Pero me habían avisado que el brigadier Rubens Graffigna y yo estábamos absueltos. Y dije: si él está absuelto, yo con más razón, porque vine después. El juicio que más me preocupaba era el de las Juntas, porque podía venir una condena a cadena perpetua, pero hicieron una separación.
El 1º de febrero murió Basilio Lami Dozo, jefe de la Fuerza Aérea durante la guerra de 1982. En la última entrevista que dio, en 2009, criticó a la Armada y negó su responsabilidad en el terrorismo de Estado.
Perfil
Basilio Lami Dozo, jefe de la Fuerza Aérea durante la guerra de 1982 Foto:Cedoc
La muerte del brigadier general (R) Basilio Lami Dozo marca una nueva vuelta de página en uno de los capítulos más trágicos de la historia argentina: la guerra de Malvinas, ya que fue uno de los miembros de la última junta militar, responsable de la recuperación de las islas el 2 de abril de 1982.
En una entrevista con PERFIL en 2009, la última que dio a un medio local, acusó a la Armada de haber dejado “solos al Ejército y a la Fuerza Aérea” en medio de la guerra y resaltó que los marinos encararon el conflicto como si fuera un “ejercicio de la Escuela Superior de Guerra”.
A continuación, fragmentos de esa entrevista.
—Con la experiencia que tenía de la cuasi guerra con Chile en 1978, ¿por qué aceptó llevar adelante la recuperación de Malvinas?
—Ojalá supiera la respuesta. Traté por todos los medios de evitarla pero hubo un momento en que me tuve que decidir. No me pregunte por qué.
—Después del desembarco se comunicó con su colega chileno, ¿por qué?
—Le pedí que si llegaba a haber un conflicto por Malvinas no mandara medios ofensivos aéreos al sur porque íbamos a tener problemas y los iba a atacar con todo lo que tenía ahí. Lo hizo, se portó bastante bien, no así la Armada y Pinochet, que jugaron para Inglaterra. Para colmo, Galtieri dijo en un discurso: “Que saquen el ejemplo de lo que estamos haciendo ahora porque después les toca a ellos”.
—¿Después iban a atacar a Chile?
—Exacto.
—¿Cuál de las tres fuerzas estaba mejor preparada?
—Ninguna. Lo único que tenía la Marina era Exocet, pero eran muy pocos. El Ejército nunca estuvo preparado para Malvinas y la Fuerza Aérea tampoco.
—Entonces, ¿por qué planearon un enfrentamiento con Inglaterra?
—Porque casi llegamos a un acuerdo diplomático antes del enfrentamiento con la propuesta de (el presidente del Perú, Fernando) Belaúnde Terry. Pero ese día hundieron el Belgrano y tiró todo abajo.
—Después de eso, ¿la Armada hizo retornar toda la flota al continente?
—La Armada no estuvo ni veinticuatro horas en la zona de combate. A Anaya lo puteé de arriba abajo, fue el enfrentamiento más grande que tuve con él. No les interesaba participar porque les tenían miedo a los submarinos atómicos. Le dije: “Siempre supieron que estaban los submarinos nucleares ahí, qué me venís ahora con ese problema”. Nunca más volvieron a la zona de combate. La flota de mar se fue a Puerto Belgrano y se quedó ahí. Si al crucero General Belgrano lo hubieran puesto en Puerto Argentino y lo hubieran dejado asentado en el fondo marino no se hubiera acercado ninguna de las fragatas inglesas, ya que sus cañones tenían mucho más alcance que los misiles en tierra.
—¿Dejaron solos al Ejército y a la Fuerza Aérea?
—Sí, el Ejército estaba jugado a pleno y lo dejaron ahí.—
¿Cómo se puede encarar una guerra en forma tan improvisada?
—Anaya me dijo: “Tengo bombas que están adaptadas para lanzarlas sobre las fragatas”. Se las solicitamos y jamás nos las dio. Para tirar el Exocet tuvimos que presionarlos al máximo.
—¿Para qué plantear una guerra así?
—No lo sé. Creo que pensaron que era un ejercicio de la Escuela Superior de Guerra.
—¿Hasta cuándo pensaba?
—Hasta la última bomba. Pero si los otros dos no continuaban, no.
—¿Qué sintió cuando se enteró de que el general Mario Benjamín Menéndez había firmado la rendición?
—Una frustración tremenda. Fue una inmensa tristeza ver a mis pilotos desaparecer en un esfuerzo que no dio los resultados que queríamos.
—¿Qué sintió cuando la Justicia lo condenó por su participación en Malvinas?
—Un desengaño tremendo. Me acordé del general Mitre, a quien enjuiciaron y condenaron a muerte por la guerra de la Triple Alianza. Son cosas totalmente diferentes, pero dije: “Bueno, me tocó”. El terrorismo de Estado.
—¿Qué pensaba durante el juicio a las Juntas?
—Que podía salir con muy poca condena, porque cuando me hice cargo del Comando en Jefe de la Fuerza Aérea ya no había lucha contra la subversión, ya había terminado. Una de las primeras medidas que tomé como jefe de Operaciones fue dejar sin efecto el sistema de la lucha antisubversiva fuera de las instalaciones, me dediqué a defender exclusivamente las unidades. Si llegaba a salir uno que dijera “el brigadier Lami Dozo estaba presente una noche que me estaban torturando en tal lugar”, en Mansión Seré (N. de R.: centro clandestino de detención que funcionó en Castelar y dependía de la Fuerza Aérea), ¿qué le iba a decir? Yo no sabía que existía la Mansión Seré, porque eso nació como un anexo al Casino de Oficiales, porque no daba abasto. Para mí, era un anexo del Casino de Oficiales. Después surgió todo ese tema.
—¿Qué pensó cuando leían el fallo?
—Que la mano venía pesada. Pero me habían avisado que el brigadier Rubens Graffigna y yo estábamos absueltos. Y dije: si él está absuelto, yo con más razón, porque vine después. El juicio que más me preocupaba era el de las Juntas, porque podía venir una condena a cadena perpetua, pero hicieron una separación.
jueves, 9 de febrero de 2017
Acción submarina: ARA San Luis contra todos
Uno Contra Todos: Historia del submarino ARA San Luis en Malvinas 1982
Desde su retiro del servicio activo en 1995 el antiguo Comandante del ARA SAN LUIS, Capitán de Navío (RE) Fernando Maria Azcueta ha cultivado el bajo perfil y rara vez aborda el espinoso tema del Conflicto del Atlántico Sur fuera de su círculo íntimo de amistades.
Fundación Nuestro Mar
Hace algunos años rechazó una tentadora oferta para volcar al papel sus experiencias de guerra y en las contadas entrevistas que ha concedido desde entonces jamás abordó el tema con tanto detalle como lo hace hoy en estas páginas donde revela -por vez primera- algunas instancias decisivas de aquellos dramáticos treinta y nueve días de patrulla en que disputó la supremacía naval a la Royal Navy en el Atlántico Sur.
La estremecedora experiencia del “San Luis” es el inédito testimonio de una lucha entre “David & Goliat” que se proyecta más allá del conflicto y permite extraer valiosas conclusiones de cara al futuro del arma submarina Argentina. Su desempeño en condiciones de extrema adversidad contra un enemigo varias veces superior en cantidad y calidad de medios antisubmarinos no paso desapercibido en los círculos navales del mundo y constituye una clara muestra de la alta calidad profesional de nuestras tripulaciones. La asombrosa capacidad del San Luis de sobreponerse a tan adversas circunstancias se enmarca en las más arraigadas tradiciones de nuestra Marina de Guerra y servirá sin duda de ejemplo para las nuevas generaciones de submarinistas.
A mediados de marzo de 1982 mientras AZCUETA y sus hombres se ejercitaban con las corbetas tipo A-69 ARA DRUMMOND [P-31] y ARA GRANVILLE [P-33] frente a las costas de Mar del Plata recibió la orden de interrumpir el adiestramiento y regresar a puerto, sin que luego se le brindara ninguna explicación sobre este inusual proceder. Poco después observó en los muelles de la Base Naval el alistamiento del ARA SANTA FE [S-21], al mando del Capitán de Corbeta HORACIO A. BICAIN, sin poder sonsacarle a ese Jefe ningún dato que le permitiera salir de la enorme incertidumbre en la que se encontraba. Recién en la mañana del 2 de abril se develaron todas las incógnitas al hacerse público por los medios radiales y televisivos de todo el país el desembarco Argentino en las Islas MALVINAS. No obstante, AZCUETA debió esperar otras 24 horas antes de que el COFUERSUB [Capitán de Navío Eulogio Moya Latrubesse] lo recibiera y le ordenase: “alistarse en el menor tiempo posible para zarpar”. A partir de ese momento comenzó una frenética carrera contra reloj por parte de toda la dotación para dejar el buque en las mejores condiciones operativas posibles.
Ya durante las pruebas de mar realizadas en aguas próximas a la Base de Submarinos surgieron los primeros de una cadena de inconvenientes al comprobarse que el S-32 no podía desarrollar velocidades en inmersión superiores a los 14,5 nudos. Una inspección más detallada del buque reveló que no solo el casco y la hélice estaban cubiertos de incrustaciones de unos pequeños crustáceos denominados “cirripedios” o “dientes de perro”, sino que el interior de las tuberías de refrigeración de los motores diesel de propulsión también habían sido alcanzadas. Ello generaba que los motores se detuvieran al recalentarse por falta de caudal de agua para refrigerarlos. Como no había tiempo de llevar el buque al dique de carena –dada la urgencia en zarpar- AZCUETA debió recurrir a los alumnos de la vecina Escuela de Buceo quienes provistos de respiradores para baja profundidad del tipo “narguil” rasquetearon el casco “a mano” en turnos rotativos de 8 horas de trabajo ininterrumpido para librar al casco de aquellas molestas alimañas”.
Una de las causas del problema pudo haberse originado en 1974 con la construcción del “rompeolas” que separa la dársena de submarinos del puerto civil de Mar del Plata. Este había sido construido para evitar que los nuevos submarinos clase 209 chocaran contra el muelle en períodos de mar gruesa mientras permanecían amarrados, una mala experiencia que ya habían sufrido en carne propia los viejos sumergibles tipo “flota” y los veteranos “guppy”, pero que merced a su diseño habían podido ser “estaqueados” en puerto mediante el uso de dos “estachas ” que permitían inmovilizar el buque. No obstante este loable propósito, la construcción del rompeolas generó un cambio ecológico en la dársena ante la falta de circulación de agua de mar, que favorecía la formación de grandes colonias de “cirripedios”, los que a partir de entonces habrían quedado a la deriva incrustándose luego en los submarinos amarrados al muelle .
De su planta normal de cuatro motores diesel solo disponía de tres, lo cual extendía notablemente los tiempos de carga a snorkel de las baterías, haciéndolo extremadamente vulnerable a las emisiones de los dispositivos de búsqueda del enemigo. La avería en el motor Nº1 se había producido a principios de 1974, poco después de su incorporación a la Fuerza de Submarinos. Para repararlo era necesario cortar el casco resistente, una tecnología que la Armada Argentina recién empezaba a dominar por aquella época. El TF Somonte, Jefe de propulsión del buque en conjunto con técnicos de la DIRECCION de MATERIAL de la ARMADA y de TANDANOR habían logrado repararlo “a la criolla” utilizándolo hasta fines de 1978 en que se optó por dejarlo fuera de servicio por razones de seguridad .
Para colmo de males ni el Comandante ni su Jefe de Armamento habían tenido acceso a un informe realizado a mediados de diciembre de 1981 donde se detallaba el resultado de los lanzamientos efectuados por los submarinos clase “SALTA” durante el período Agosto/Diciembre de ese año con especial énfasis en el comportamiento de los torpedos de ejercicio SST-4. Allí se denunciaba que de la totalidad de los lanzamientos efectuados durante el citado período solamente en una oportunidad el torpedo había completado la corrida prevista. Un escandalosamente alto porcentaje de los lanzamientos efectuados entonces resultaron erráticos como consecuencia de diversas causas (Ej. cortes en el cable de guiado, inundación del torpedo, ruptura de la faja, etc) sin que se hubieran podido determinar las causas que habían originado el mal funcionamiento del arma . El informe en cuestión había circulado por el despacho del Comandante de la Flota de Mar, escalón del que dependía entonces la Fuerza de Submarinos sin que se hubiera logrado revertir la situación. Como veremos mas adelante las verdaderas causas del problema solo saldrían a la luz después de concluido el conflicto.
Pese a todas estas serias limitaciones AZCUETA, fuertemente presionado por el contexto político/militar que le toco vivir, informó estar en condiciones de hacerse a la mar el 11 de abril. El buque zarpó bien avanzada la tarde con sus minúsculos compartimientos atestados de víveres y agua para una prolongada patrulla de guerra amunicionado con 10 torpedos antisuperficie SST-4 de fabricación alemana y 14 antisubmarinos MK-37 modelo 3 de origen estadounidense. Sus reglas de empeñamiento vedaban, por el momento, cualquier confrontación con unidades enemigas por cuanto se consideraba que una acción ofensiva pondría en riesgo las negociaciones que se estaban llevando a cabo en las Naciones Unidas .
El tránsito hacia la zona de operaciones en Malvinas fue aprovechado para completar algunas reparaciones menores y continuar el adiestramiento del personal en el uso del sonar pasivo del cual dependería, de ahora en más, la supervivencia del submarino, al tener éste que operar en una franja de mar enteramente controlada por el enemigo. El 17 de abril arribó sin novedad a su “santuario fijo” o zona de espera asignada, nombre en código Enriqueta.
Paralelamente a los esfuerzos que se llevaron a cabo a bordo en pos de restablecer el sistema las autoridades navales en el continente efectuaron una consulta al Jefe del Arsenal de Mar del Plata (CF Edgardo P. MERIC) con el fin de explorar la posibilidad de asesorar al buque sobre el posible origen de la falla, pero ello requería que el S-32 emitiera largos mensajes informando los síntomas que acusaba el sistema a fin de que los técnicos en tierra pudieran diagnosticar el inconveniente. La mera posibilidad de que el submarino pudiera delatar su presencia en el área de operaciones por intermedio de esos mensajes determino que la idea fuera inmediatamente descartada.
Ante la imposibilidad de reparar la computadora, AZCUETA envió un mensaje urgente al COFUERSUB poniéndolo al corriente de la situación y solicitando instrucciones. Contra todos los pronósticos previsibles se le ordenó permanecer donde se encontraba hasta nueva orden, pues se juzgó [erróneamente] que el enemigo podría advertir su ausencia del teatro de operaciones si el buque era replegado . Concluido el conflicto varios submarinistas consultados expresaron que la avería podría haberse reparado en Puerto MADRYN mediante el sencillo expediente de trasladar allí al personal técnico y las valijas de repuestos necesarias. Retrospectivamente esta idea parece haber tenido buenas perspectivas de éxito considerando que en ese momento [19 de abril] tan solo había unos pocos submarinos nucleares operando al oeste de las Malvinas y las unidades de superficie británicas aún no se encontraban en la zona de operaciones [recién llegaron el 22 de abril] por lo que la capacidad antisubmarina del enemigo en el área focal de Puerto MADRYN era nula.
Mientras el San Luis continuaba su derrota hacia el sur en demanda de su zona de operaciones los remolcadores TEHUELCHE y QUERANDI al mando del Teniente de Navío ARAUJO, a la sazón Segundo Comandante del Aviso ARA IRIGOYEN, eran despachados desde Puerto Belgrano con el secreto objetivo de escoltar al submarino ARA SANTIAGO DEL ESTERO [S-22], un Guppy IA que había sido desactivado en 1981, en su tránsito de regreso hacia ese puerto con el deliberado propósito de confundir al enemigo sobre su real estado operativo. Para velar toda la operación se dispuso que los remolcadores debían tomar el puerto marplatense después de las 19:00 p.m. del 22 de abril debiendo zarpar nuevamente en un plazo de 72 horas. No hubo necesidad de esperar tanto. Apenas cinco horas después, exactamente a las 00:20 a.m. partía el S-22 navegando en superficie rumbo a Puerto Belgrano propulsado por sus propios medios pero imposibilitado de sumergirse. La operación de traslado a la principal Base Naval Argentina se llevó a cabo sin contratiempos y con la mayor premura a fin de aprovechar la meteorología favorable. El sumergible llegó a destino sano y salvo al día siguiente en horas de la noche, donde se lo oculto esmeradamente entre dos grandes buques mercantes que repostaban en el antepuerto de la Base Naval, camuflándolo convenientemente para que no pudiera ser visto desde el aire. El ardid dio buen resultado a juzgar por los interrogatorios efectuados por el enemigo al personal naval propio capturado en las GEORGIAS del SUR. En efecto, sabemos por su intermedio que los británicos estaban muy preocupados por conocer el paradero del gemelo del ARA SANTA FE [S-21].
Faltando pocas millas para ingresar al área de patrulla se detectó un fuerte golpeteo en la denominada “zona de libre circulación”, es decir, el área comprendida entre la cubierta y el casco resistente del buque, que en inmersión se encuentra completamente inundada. AZCUETA decidió entonces arriesgar salir a la superficie antes del crepúsculo vespertino para investigar el origen de los ruidos, pues estos aumentaban la indiscreción del buque. A poco de emerger se develó el misterio. Se trataba de una pistola de soldar que algún distraído operario había dejado olvidada durante el rápido alistamiento del buque. El propio movimiento del submarino hacía que esta sencilla herramienta golpeara contra el casco continuamente dando la sensación abordo de que se trataba de algo mucho mas serio. También se detectó que se había soltado la tapa de acceso a una válvula en cubierta la que fue prontamente asegurada. Toda la maniobra no llevo más de 15 minutos reanudándose luego la navegación sin novedad.
Por fin el 28 de abril a las 08:00 de la mañana el S-32 ingresó furtivamente en su área de patrulla, nombre en código “María”, al norte de la Isla Soledad muy próxima a la costa. Al día siguiente, como consecuencia directa del sorpresivo ataque Británico a GRYTVIKEN, en las GEORGIAS del SUR, se le levantaron las restricciones en el uso de las armas.
Si AZCUETA tenía alguna duda acerca de la existencia o no de actividad enemiga en el área la misma se disipó hacia las 09:40 del 1 de Mayo cuando sus sonaristas detectaron un rumor hidrofónico que enseguida clasificaron como perteneciente a un “destructor del tipo 21 o 22” en base al batido de sus hélices y a la emisión de su sonar del tipo 184. El blanco navegaba operando con helicópteros a una velocidad de 18 nudos. AZCUETA ordenó entonces cubrir los puestos de combate y aumentar la velocidad al máximo para acortar la distancia al blanco: 13.000 yardas...12.000...11.000...10.000, se expuso el periscopio unos breves segundos pero una espesa niebla impidió ver nada. Cuando el blanco estuvo a una distancia inferior a las 9.500 yardas AZCUETA ordenó lanzar su primer torpedo SST-4, el primero que lanzaba la Armada Argentina en tiempo de guerra, deteniendo las maquinas a último momento para facilitar el guiado manual del torpedo. Eran las 10:15 horas. Dos minutos después del lanzamiento se recibió la señal de “cable cortado” y ninguna evidencia de haberse alcanzado el blanco. Casi enseguida iniciaron maniobras evasivas previendo un eventual contraataque enemigo, pero este nunca llegó. Al parecer los británicos nunca supieron de su presencia . Para economizar combustible y evitar ser detectado por los helicópteros antisubmarinos que se sabía estaban operando en esa área el submarino se posó en el lecho marino hacia las 16:25 donde permaneció las siguientes cinco horas.
Prácticamente a diario se vieron obligados a jugar al gato y al ratón con los buques de superficie y helicópteros antisubmarinos británicos que se desplazaban por la zona, debiendo en varias ocasiones interrumpir abruptamente la recarga de sus baterías por los constantes contactos hidrofónicos que mantuvieron con el enemigo.
El 4 de Mayo otro serio revés operativo sacudió al SAN LUIS, uno de sus dos preciados convertidores de 400 Hz quedó imprevistamente fuera de servicio. De no haber contado con un convertidor auxiliar el submarino habría quedado virtualmente indefenso al verse impedido de operar sus equipos más indispensables tales como el sonar, el radar, los transreceptores, el girocompás, y el propio sistema de armas. Lo expuesto sumado a otras averías que la tripulación debió reparar precariamente, aguzando el ingenio, con los pocos elementos disponibles abordo, tornaron al S-32 mucho más riesgoso para su operación, pese a ello la moral de la tripulación y la resolución del Comandante por continuar combatiendo no disminuyo un ápice.
Ese mismo día dos aviones a reacción SUPER ETENDARD pertenecientes a la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque fueron vectoreados por un viejo bimotor SP-2H NEPTUNE hacia un grupo de blancos que navegaban desprevenidos 100 millas al Sur de Puerto Argentino en misión de piquete radar. Hacia las 11:05 a.m. los aviones argentinos lanzaron simultáneamente misiles EXOCET AM39 logrando hacer blanco en el destructor tipo 42 HMS SHEFFIELD [CN JAMES SALT] de 3.660 Tn. En primera instancia el enemigo atribuyó aquél terrible golpe a un torpedo, pero un vuelo de reconocimiento efectuado diez minutos después del ataque revelo enseguida un tremendo orificio de 3 metros de diámetro por encima de la línea de flotación, sobre la banda de estribor del buque, que solo podía provenir de un misil aire superficie. Concluido el conflicto el ex-Comandante enemigo, reconoció a la prensa que el misil había hecho explosión dando muerte a una veintena de hombres tras declararse un violento incendio que se extendió por todo el buque . Este audaz ataque tuvo enormes consecuencias en el bando enemigo. No sólo demostró que el Grupo de Batalla Británico era vulnerable a la aviación Argentina, sino que desató el pánico en el alto mando naval inglés al tornar de pronto verosímil la posibilidad de perder alguno de sus dos valiosos portaaviones, algo que hasta entonces era considerado impensable.
El “SAN LUIS” fue informado a las 21:14 p.m. [hora Argentina] de la trágica suerte del destructor HMS SHEFFIELD, recibiendo ordenes de dirigirse a máxima velocidad a la última posición conocida del buque enemigo con el objeto de confirmar el hundimiento de la nave y obtener blancos de oportunidad. Inexplicablemente esta orden fue revocada pocas horas después, permaneciendo el San Luis en su área de operaciones.
Cuatro días más tarde los sensores acústicos captaron otro rumor hidrofónico, esta vez en los sectores popeles del buque, con todas las características de un contacto inteligente y por lo tanto hostil. SOMONTE conserva aún fresca en su memoria aquella experiencia: “sentimos algo muy cerca del casco por encima de la popa, auque no podría asegurar que haya sido un torpedo” Sea como fuere el Comandante ordenó enseguida maniobras evasivas con lanzamiento de falsos blancos o señuelos para eludir la inminente amenaza. Posteriormente se apreció al blanco a corta distancia y en acercamiento lo que terminó por decidir a AZCUETA a lanzar un torpedo antisubmarino MK-37 a una distancia inferior a las 2500 yardas. Eran las 21:42 del 8 de Mayo. La detonación se produjo 16 minutos después del lanzamiento sin poderse precisar su resultado.
Esta acción despertó después de la guerra críticas injustificadas de quienes tuvieron a su cargo evaluar las acciones de combate sin tener en cuenta la mínima experiencia de que disponía entonces la “Fuerza de Submarinos” en la clasificación de blancos submarinos como consecuencia de que, en la gran mayoría de los casos, sus modernos buques eran desaprovechados como blancos para el adiestramiento de sus unidades de superficie y aéreas relegando el combate submarino vs submarino que ya en la década del 80 era considerado fundamental en las principales marinas del mundo.
La tercera oportunidad de atacar se presentó en la madrugada del 11 de Mayo cuando se obtuvo un nuevo contacto hidrofónico sobre dos blancos de superficie que navegaban en proximidades de la boca del Estrecho de San Carlos. El destino había colocado al ”San Luis” entre ambos buques enemigos. Una posición inmejorable para un ataque con torpedos. En la superficie reinaba una total obscuridad que hizo imposible visualizar los buques vía periscopio. AZCUETA se decidió a atacar primero el blanco ubicado más al sur, por cuanto éste presentaba menores probabilidades de incurrir en error en cuanto a la estimación del rumbo y distancia. A la 01:40 a una distancia de 8.000 yardas ordenó lanzar con el tubo Nº1, pero ante la falla de este debió lanzarse con el tubo Nº8, para entonces la distancia al blanco se había reducido a 5.200 yardas. A los 3 minutos de corrida del torpedo se recibió la señal luminosa de “cable cortado” en la consola de control tiro. El S-32 se dispuso enseguida a atacar al segundo blanco ubicado un poco mas al norte, pero dado que éste se alejó del lugar a alta velocidad AZCUETA decidió abortar el lanzamiento. Poco después de la acción el Comandante despachó un mensaje a COFUERSUB dando cuenta de su frustrado ataque y del comportamiento errático de éste último torpedo pese a contarse con excelente información del blanco y una posición inmejorable para efectuar el disparo, concluyendo que “el sistema de armas no era confiable”.
Este lacónico mensaje convenció finalmente a las autoridades navales argentinas de que el “San Luis” debía regresar a casa. Para evitar interferencias con otras unidades propias que estaban operando en aguas próximas a la costa Argentina se eligió una derrota directa hasta el extremo sudeste de la zona de adiestramiento de sumergibles frente a Mar del Plata y desde allí una derrota costera hasta tomar el canal de acceso a la Base Naval de Puerto Belgrano. El 19 de mayo en horas de la noche el S-32 tomo puerto en esa base tras 39 días de patrulla y 864 horas de inmersión. Apenas unas horas después de amarrar se plantó su segundo y último convertidor de 400 Hz quedando la unidad totalmente fuera de servicio .
Desde los tiempos de Robert Whitehead (1823-1905), inventor del torpedo automóvil allá por 1866 esta sofisticada arma autopropulsada, autodirigida, repleta de partes mecánicas y eléctricas móviles, que se desplaza en las profundidades del mar a alta velocidad y es sometida a todos los problemas de corrosión que plantea un medio líquido, densamente poblado y hostil, no ha dejado de dar fuertes dolores de cabeza a los submarinistas. Su desempeño en la guerra de Malvinas no fue la excepción. Tres frustrados lanzamientos son signos más que elocuentes acerca de que los torpedos y el sistema de control tiro del buque estaban seriamente comprometidos. Indudablemente la compleja cuestión del comportamiento de los torpedos de origen alemán SST-4 tuvo un impacto negativo en la proyección del poder naval argentino durante el conflicto Malvinas, pero estas fallas del material no eran, por cierto, patrimonio exclusivo de la Armada Argentina.
El primer antecedente latinoamericano de un torpedo defectuoso se remonta a la guerra del Pacífico entre Perú y Chile. La Marina de Guerra del Perú procuro entonces, mediante la adquisición de un torpedo diseñado por JOHN L. LAY, un ex Ingeniero adjunto de la US Navy, torcer la balanza del poder naval a su favor. LAY había sido durante varios años un pionero de la guerra con torpedos y era muy reconocido por la sencillez de sus diseños. El prototipo provisto a los Peruanos pesaba 2.500 libras y media 25 pies de largo por 18 pulgadas de diámetro. Disponía de un motor a gas [dióxido de carbono comprimido] diseñado para alcanzar en superficie una velocidad máxima de 10/11 nudos. El arma era controlada desde a bordo mediante un control remoto desde el cual partía un cable eléctrico que unía el torpedo con el operador. Este “cordón umbilical” era el encargado de encender o apagar el motor, detonar la carga explosiva de 200 libras, izar o arriar pequeñas banderas de señales para indicar su posición, y activar o desactivar la liberación de torpedos “esclavos” [sin propulsión] que eran remolcados por el arma principal. LAY había logrado hundir mediante el uso de uno de sus torpedos el monitor confederado “ALBEMARLE” durante la guerra de secesión norteamericana.
La mera amenaza que constituía el torpedo LAY para las fuerzas navales chilenas permitió a los Peruanos romper el bloqueo del puerto de IQUIQUE. Iniciada la guerra del Pacífico el 5 de abril de 1879 el monitor HUASCAR, al mando del legendario Capitán de Navío Miguel GRAU enfrentó valerosamente a la flota chilena que bloqueaba ese puerto logrando hundir mediante su afilado espolón a la corbeta Chilena ESMERALDA (CAP. ARTURO PRAT). El 23 de Julio GRAU dio otro magnífico golpe de mano al capturar al transporte RIMAC con 300 hombres del escuadrón de carabineros de YUNGAY, además de valiosos pertrechos de guerra. Pero su suerte pareció agotarse el 25 de Agosto, oportunidad en que maniobró para hundir a la corbeta chilena ABTAO en las afueras de ANTOFAGASTA. Esta vez GRAU ordenó lanzar un torpedo [LAY] desde la cubierta del HUASCAR bajo la atenta mirada de la tripulación que ya saboreaba la inminente victoria. Imprevistamente el torpedo comenzó a desviarse del blanco hasta completar un giro de 180 grados, iniciando así un curso de colisión con el HUASCAR. En un abrir y cerrar de ojos los marinos peruanos se vieron de pronto amenazados de muerte por su propio torpedo. El operador del arma, el americano Stephen CHESTER, procuro en vano desviar el maldito artefacto. Cuando la suerte del HUASCAR parecía echada el bravo Teniente 2º FERMIN DIEZ CANSECO, a riesgo de su vida, se arrojo al mar en un desesperado intento por torcer el destino, logrando desviar el torpedo momentos antes del impacto, sin consecuencias fatales para nadie. GRAU ordenó posteriormente enterrar el arma en el cementerio de IQUIQUE.
El mal desempeño de los torpedos, como es de suponer, no se circunscribió solamente a las Armadas Latinoamericanas, sino también al resto de las principales potencias marítimas del mundo. Los casos de la US Navy y de la Kriesgmarine [Armada Alemana durante el III Reich] durante la segunda guerra mundial son un vivo ejemplo de la imprevisibilidad que impera en esta materia, aún en países altamente industrializados que cuentan con un largo historial en el desarrollo tecnológico de esta arma.
Desde el inicio de las operaciones Norteamericanas en el Teatro del Pacífico el panorama resultó igual de sombrío que años más tarde en el Atlántico Sur. Una y otra vez, durante los primeros meses de la contienda, se recibieron en el alto mando naval comunicados de los comandantes de los submarinos informando que los torpedos no navegaban hacia el punto donde habían sido orientados, que no estallaban al hacer impacto, que se detenían antes de llegar al blanco o describían imprevisibles trayectorias circulares, con el riesgo eminente para el buque que los lanzaba. Le demandó nada menos que dieciocho (18) meses a la US Navy resolver el problema antes de que sus torpedos pudieran librarse del maleficio. El caso del USS TANG, al mando del temerario Capitán de Fragata RICHARD “DICK” O’KANE, es tal vez el más famoso de todos en lo que hace al mal funcionamiento de sus torpedos. Fue un 24 de octubre de 1944 cuando el TANG, que ostentaba en ese entonces el más destacado historial de daños infligidos al enemigo, fue impactado por uno de sus propios torpedos de propulsión eléctrica Mk-18 defectuosos que tras efectuar una trayectoria circular hizo impacto en el cuarto de torpedos de popa del sumergible, durante un ataque a un convoy enemigo en el Estrecho de Formosa. De los 10 hombres [de un total de 88] que permanecieron a flote tras su hundimiento, solo 4 sobrevivieron a los campos de concentración japoneses. O’KANE fue uno de los afortunados. Posteriormente el gobierno de los Estados Unidos le confirió su más alta condecoración militar, la Medalla de Honor del Congreso.
La Armada Alemana tampoco fue ajena al síndrome de los torpedos defectuosos tal como nos lo cuenta en sus memorias el propio Almirante Karl DOENITZ, Jefe del Comando de Submarinos durante la contienda europea. Su propia investigación interna reveló que no solo los detonadores magnéticos de los torpedos G7a y G7b eran completamente defectuosos, sino que ello era también aplicable a las pistolas de contacto. Por si ello fuera poco los torpedos sufrían de un inexplicable problema vinculado a la incapacidad de mantener la profundidad establecida durante la corrida. No es de sorprender entonces que consignara a consecuencia de lo anterior: “La fe en los torpedos se había perdido totalmente”.
Promediando el mes de Mayo de 1982 el Alto Mando Naval Argentino también perdió la fe en sus torpedos tras enterarse del pobre desempeño del lote de 10 torpedos SST-4 embarcado en el ARA San Luis. No obstante la Armada procuró por todos los medios imaginables revertir el problema en el corto plazo mediante sus propios técnicos e ingenieros utilizando al ARA Salta como banco de pruebas ya que la Unión Europea, incluido Alemania Federal, principal proveedor de los torpedos argentinos, apoyaban al Reino Unido, lo que vedaba cualquier tipo de ayuda externa.
Los torpedos provistos al San Luís durante su única patrulla de guerra eran nada menos que los flamantes y modernos torpedos filoguiados SST-4 (versión “for export” del torpedo “Seaschlang” que utilizaba la Marina de Guerra Alemana) fabricados por AEG-TELEFUNKEN, una de las más prestigiosas firmas del mundo, pero ni bien éstos llegaron al país se constató que adolecían de diversas fallas de diseño que si bien fueron posteriormente subsanadas por sus fabricantes, en la práctica, estas mejoras no llegaron a incorporarse a los torpedos locales por razones presupuestarias, todo lo cual trajo mas tarde consecuencias disvaliosas durante el conflicto.
Los defectos del material antes referido impidieron lograr el ansiado bautismo de fuego del arma submarina y capitalizar a un experimentado comandante de submarinos, como lo era el Capitán de Fragata Azcueta. A sus buenas cualidades de carácter y personalidad se añadía un gran bagaje de conocimientos profesionales adquiridos en distintas unidades de la armada además de un brillante desempeño como profesor de táctica y Director de la Escuela de Submarinos. Su plana mayor y tripulación demostró estar a la altura de las circunstancias gracias al liderazgo natural y carisma de su Jefe.
Como consecuencia directa de la experiencia recogida con el San Luis la Fuerza de Submarinos Argentina logró en 1984 por disposición Nº 612/84 “C” del Estado Mayor General Naval su tan postergada independencia del Comando de la Flota de Mar, pasando desde entonces a depender del Comando de Operaciones Navales.
A partir del año 1989, aún con uno de sus motores diesel fuera de servicio, el ARA SAN LUIS entró en reparaciones de media vida en el Astillero MINISTRO MANUEL DOMECQ GARCIA S.A. de dársena norte a la espera de los fondos que permitieran restablecerlo al servicio activo. Pero ese ferviente deseo de la ARMADA nunca llegaría a materializarse en los hechos. El 11 de septiembre de 1995 el gobierno había indirectamente sellado la suerte del buque al dictar el decreto 460 por medio del cual se aprobó la liquidación del citado astillero y suspendía indefinidamente el programa submarinos del Plan Nacional de Construcciones Navales de la Armada Argentina.
Pero fue recién durante el segundo mandato de la administración MENEM, siendo Ministro de Defensa el Lic. Jorge Domínguez, cuando el Poder Ejecutivo le dio el golpe de gracia mediante la sanción del decreto 364 de fecha 28 de abril de 1997 por medio del cual se declaró en “desuso” a este noble guerrero, el único en romper el bloqueo británico en torno a las islas, debiendo para ello enfrentar solo y sin apoyo, a un formidable enemigo, experto en guerra antisubmarina, que además contaba con sensores y dispositivos antisubmarinos de última generación. Lo expuesto sumado al ingenio e iniciativa de su tripulación para sobrellevar las enormes limitaciones del material que lo jaquearon durante toda la patrulla constituyen méritos más que suficientes para que su bandera de guerra fuera acreedora a la condecoración “Honor al valor en combate”.
En los considerandos del fatídico decreto del PEN se destacaba que “el mantenimiento del submarino en su actual condición de alistamiento genera una innecesaria erogación al presupuesto de la ARMADA por lo que resulta conveniente radiarlo del servicio y disponer su venta, y de no ser esto posible su concesión como buque museo (sic)”. Hasta ahora ninguno de los dos objetivos fue alcanzado, pues ningún país se mostró interesado en adquirirlo ni fue dado en concesión como buque museo. Recientemente han circulado versiones no confirmadas oficialmente de que la ARMADA se proponía modificar su actual “status” pero el bajo presupuesto de que disponen actualmente las FFAA parece alejar esta hipótesis. De este modo lamentable se cerró el último capítulo de la única unidad naval Argentina que, pese a no haber logrado hundimientos mantuvo en vilo a toda la Fuerza de Tareas Británica durante los 74 días que duro el conflicto austral.
El Autor: Jorge Rafael Bóveda nació en Buenos Aires en 1961. Se graduó de abogado en la Universidad de Buenos Aires. Su gran interés por el conflicto del Atlántico Sur, en general, y la actuación de la Fuerza de Submarinos,en particular, le ha permitido entrevistar a los principales protagonistas de la Armada Argentina que han tenido participación activa en la contienda bélica. Es colaborador de distintas publicaciones nacionales y extranjeras como Todo es Historia (Argentina), Warship World (Reino Unido) y Fuerza Naval (España). Fue distinguido con el Premio Creatividad 2003 en el género periodismo de investigación que confiere la Academia Nacional de Periodismo por uno de sus artículos de investigación aparecido en la revista Todo es Historia. Es miembro del Instituto Nacional Browniano y del Instituto de Historia Militar Argentina. Su primer libro, Malvinas: La Odisea del Submarino Santa Fe, fruto de siete años de investigación y un centenar de entrevistas a los protagonistas directos de los hechos ha sido recientemente editado por el Instituto de Publicaciones Navales. (elsnorkel.com)
Desde su retiro del servicio activo en 1995 el antiguo Comandante del ARA SAN LUIS, Capitán de Navío (RE) Fernando Maria Azcueta ha cultivado el bajo perfil y rara vez aborda el espinoso tema del Conflicto del Atlántico Sur fuera de su círculo íntimo de amistades.
Fundación Nuestro Mar
Hace algunos años rechazó una tentadora oferta para volcar al papel sus experiencias de guerra y en las contadas entrevistas que ha concedido desde entonces jamás abordó el tema con tanto detalle como lo hace hoy en estas páginas donde revela -por vez primera- algunas instancias decisivas de aquellos dramáticos treinta y nueve días de patrulla en que disputó la supremacía naval a la Royal Navy en el Atlántico Sur.
La estremecedora experiencia del “San Luis” es el inédito testimonio de una lucha entre “David & Goliat” que se proyecta más allá del conflicto y permite extraer valiosas conclusiones de cara al futuro del arma submarina Argentina. Su desempeño en condiciones de extrema adversidad contra un enemigo varias veces superior en cantidad y calidad de medios antisubmarinos no paso desapercibido en los círculos navales del mundo y constituye una clara muestra de la alta calidad profesional de nuestras tripulaciones. La asombrosa capacidad del San Luis de sobreponerse a tan adversas circunstancias se enmarca en las más arraigadas tradiciones de nuestra Marina de Guerra y servirá sin duda de ejemplo para las nuevas generaciones de submarinistas.
1 - Alistamiento relámpago
Cuando el Capitán de Fragata D. FERNANDO MARIA AZCUETA (40), hijo de un distinguido submarinista, tomo el mando hacia finales de diciembre de 1981 del moderno submarino clase 209 ARA SAN LUIS [S-32] de manos del Capitán de Fragata D. MIGUEL C. RELA no podía siquiera imaginar que en poco mas de tres meses estaría librando una guerra contra la tercera potencia naval del mundo. Menos aún podía prever las serias limitaciones operativas de que adolecía su unidad y que comprometerían seriamente su eficacia como unidad de combate.A mediados de marzo de 1982 mientras AZCUETA y sus hombres se ejercitaban con las corbetas tipo A-69 ARA DRUMMOND [P-31] y ARA GRANVILLE [P-33] frente a las costas de Mar del Plata recibió la orden de interrumpir el adiestramiento y regresar a puerto, sin que luego se le brindara ninguna explicación sobre este inusual proceder. Poco después observó en los muelles de la Base Naval el alistamiento del ARA SANTA FE [S-21], al mando del Capitán de Corbeta HORACIO A. BICAIN, sin poder sonsacarle a ese Jefe ningún dato que le permitiera salir de la enorme incertidumbre en la que se encontraba. Recién en la mañana del 2 de abril se develaron todas las incógnitas al hacerse público por los medios radiales y televisivos de todo el país el desembarco Argentino en las Islas MALVINAS. No obstante, AZCUETA debió esperar otras 24 horas antes de que el COFUERSUB [Capitán de Navío Eulogio Moya Latrubesse] lo recibiera y le ordenase: “alistarse en el menor tiempo posible para zarpar”. A partir de ese momento comenzó una frenética carrera contra reloj por parte de toda la dotación para dejar el buque en las mejores condiciones operativas posibles.
Ya durante las pruebas de mar realizadas en aguas próximas a la Base de Submarinos surgieron los primeros de una cadena de inconvenientes al comprobarse que el S-32 no podía desarrollar velocidades en inmersión superiores a los 14,5 nudos. Una inspección más detallada del buque reveló que no solo el casco y la hélice estaban cubiertos de incrustaciones de unos pequeños crustáceos denominados “cirripedios” o “dientes de perro”, sino que el interior de las tuberías de refrigeración de los motores diesel de propulsión también habían sido alcanzadas. Ello generaba que los motores se detuvieran al recalentarse por falta de caudal de agua para refrigerarlos. Como no había tiempo de llevar el buque al dique de carena –dada la urgencia en zarpar- AZCUETA debió recurrir a los alumnos de la vecina Escuela de Buceo quienes provistos de respiradores para baja profundidad del tipo “narguil” rasquetearon el casco “a mano” en turnos rotativos de 8 horas de trabajo ininterrumpido para librar al casco de aquellas molestas alimañas”.
Una de las causas del problema pudo haberse originado en 1974 con la construcción del “rompeolas” que separa la dársena de submarinos del puerto civil de Mar del Plata. Este había sido construido para evitar que los nuevos submarinos clase 209 chocaran contra el muelle en períodos de mar gruesa mientras permanecían amarrados, una mala experiencia que ya habían sufrido en carne propia los viejos sumergibles tipo “flota” y los veteranos “guppy”, pero que merced a su diseño habían podido ser “estaqueados” en puerto mediante el uso de dos “estachas ” que permitían inmovilizar el buque. No obstante este loable propósito, la construcción del rompeolas generó un cambio ecológico en la dársena ante la falta de circulación de agua de mar, que favorecía la formación de grandes colonias de “cirripedios”, los que a partir de entonces habrían quedado a la deriva incrustándose luego en los submarinos amarrados al muelle .
De su planta normal de cuatro motores diesel solo disponía de tres, lo cual extendía notablemente los tiempos de carga a snorkel de las baterías, haciéndolo extremadamente vulnerable a las emisiones de los dispositivos de búsqueda del enemigo. La avería en el motor Nº1 se había producido a principios de 1974, poco después de su incorporación a la Fuerza de Submarinos. Para repararlo era necesario cortar el casco resistente, una tecnología que la Armada Argentina recién empezaba a dominar por aquella época. El TF Somonte, Jefe de propulsión del buque en conjunto con técnicos de la DIRECCION de MATERIAL de la ARMADA y de TANDANOR habían logrado repararlo “a la criolla” utilizándolo hasta fines de 1978 en que se optó por dejarlo fuera de servicio por razones de seguridad .
Para colmo de males ni el Comandante ni su Jefe de Armamento habían tenido acceso a un informe realizado a mediados de diciembre de 1981 donde se detallaba el resultado de los lanzamientos efectuados por los submarinos clase “SALTA” durante el período Agosto/Diciembre de ese año con especial énfasis en el comportamiento de los torpedos de ejercicio SST-4. Allí se denunciaba que de la totalidad de los lanzamientos efectuados durante el citado período solamente en una oportunidad el torpedo había completado la corrida prevista. Un escandalosamente alto porcentaje de los lanzamientos efectuados entonces resultaron erráticos como consecuencia de diversas causas (Ej. cortes en el cable de guiado, inundación del torpedo, ruptura de la faja, etc) sin que se hubieran podido determinar las causas que habían originado el mal funcionamiento del arma . El informe en cuestión había circulado por el despacho del Comandante de la Flota de Mar, escalón del que dependía entonces la Fuerza de Submarinos sin que se hubiera logrado revertir la situación. Como veremos mas adelante las verdaderas causas del problema solo saldrían a la luz después de concluido el conflicto.
Pese a todas estas serias limitaciones AZCUETA, fuertemente presionado por el contexto político/militar que le toco vivir, informó estar en condiciones de hacerse a la mar el 11 de abril. El buque zarpó bien avanzada la tarde con sus minúsculos compartimientos atestados de víveres y agua para una prolongada patrulla de guerra amunicionado con 10 torpedos antisuperficie SST-4 de fabricación alemana y 14 antisubmarinos MK-37 modelo 3 de origen estadounidense. Sus reglas de empeñamiento vedaban, por el momento, cualquier confrontación con unidades enemigas por cuanto se consideraba que una acción ofensiva pondría en riesgo las negociaciones que se estaban llevando a cabo en las Naciones Unidas .
El tránsito hacia la zona de operaciones en Malvinas fue aprovechado para completar algunas reparaciones menores y continuar el adiestramiento del personal en el uso del sonar pasivo del cual dependería, de ahora en más, la supervivencia del submarino, al tener éste que operar en una franja de mar enteramente controlada por el enemigo. El 17 de abril arribó sin novedad a su “santuario fijo” o zona de espera asignada, nombre en código Enriqueta.
2 En desventaja desde el principio
Dos días más tarde, mientras el S-32 permanecía en estación se produjo una avería en la computadora de control tiro VM8-24 que pese a los esfuerzos de la tripulación no pudo ser reparada con los elementos disponibles abordo. La dotación del buque incluía dos cabos especializados en control tiro que además de operar el sistema de armas debían repararlo en caso de averías. Estos cargos eran cubiertos originalmente por suboficiales experimentados, pero en abril de 1982 sólo se disponía de personal subalterno muy moderno que aún no había recibido la suficiente capacitación como para reparar el sistema más allá del recambio de alguna tarjeta de circuitos impresos . La consecuencia inmediata de esta seria limitación en el uso del sistema de armas fue que, en adelante, deberían efectuar los lanzamientos sobre la base de cálculos manuales, pudiéndose controlar tan solo un torpedo a la vez en lugar de los tres que habilitaba el sistema cuando funcionaba normalmente. Ello era la lógica secuela de tener que operar la computadora de control tiro en el modo de “emergencia” doctrinariamente prevista para la autodefensa, dada la baja probabilidad de generar impactos.Paralelamente a los esfuerzos que se llevaron a cabo a bordo en pos de restablecer el sistema las autoridades navales en el continente efectuaron una consulta al Jefe del Arsenal de Mar del Plata (CF Edgardo P. MERIC) con el fin de explorar la posibilidad de asesorar al buque sobre el posible origen de la falla, pero ello requería que el S-32 emitiera largos mensajes informando los síntomas que acusaba el sistema a fin de que los técnicos en tierra pudieran diagnosticar el inconveniente. La mera posibilidad de que el submarino pudiera delatar su presencia en el área de operaciones por intermedio de esos mensajes determino que la idea fuera inmediatamente descartada.
Ante la imposibilidad de reparar la computadora, AZCUETA envió un mensaje urgente al COFUERSUB poniéndolo al corriente de la situación y solicitando instrucciones. Contra todos los pronósticos previsibles se le ordenó permanecer donde se encontraba hasta nueva orden, pues se juzgó [erróneamente] que el enemigo podría advertir su ausencia del teatro de operaciones si el buque era replegado . Concluido el conflicto varios submarinistas consultados expresaron que la avería podría haberse reparado en Puerto MADRYN mediante el sencillo expediente de trasladar allí al personal técnico y las valijas de repuestos necesarias. Retrospectivamente esta idea parece haber tenido buenas perspectivas de éxito considerando que en ese momento [19 de abril] tan solo había unos pocos submarinos nucleares operando al oeste de las Malvinas y las unidades de superficie británicas aún no se encontraban en la zona de operaciones [recién llegaron el 22 de abril] por lo que la capacidad antisubmarina del enemigo en el área focal de Puerto MADRYN era nula.
Mientras el San Luis continuaba su derrota hacia el sur en demanda de su zona de operaciones los remolcadores TEHUELCHE y QUERANDI al mando del Teniente de Navío ARAUJO, a la sazón Segundo Comandante del Aviso ARA IRIGOYEN, eran despachados desde Puerto Belgrano con el secreto objetivo de escoltar al submarino ARA SANTIAGO DEL ESTERO [S-22], un Guppy IA que había sido desactivado en 1981, en su tránsito de regreso hacia ese puerto con el deliberado propósito de confundir al enemigo sobre su real estado operativo. Para velar toda la operación se dispuso que los remolcadores debían tomar el puerto marplatense después de las 19:00 p.m. del 22 de abril debiendo zarpar nuevamente en un plazo de 72 horas. No hubo necesidad de esperar tanto. Apenas cinco horas después, exactamente a las 00:20 a.m. partía el S-22 navegando en superficie rumbo a Puerto Belgrano propulsado por sus propios medios pero imposibilitado de sumergirse. La operación de traslado a la principal Base Naval Argentina se llevó a cabo sin contratiempos y con la mayor premura a fin de aprovechar la meteorología favorable. El sumergible llegó a destino sano y salvo al día siguiente en horas de la noche, donde se lo oculto esmeradamente entre dos grandes buques mercantes que repostaban en el antepuerto de la Base Naval, camuflándolo convenientemente para que no pudiera ser visto desde el aire. El ardid dio buen resultado a juzgar por los interrogatorios efectuados por el enemigo al personal naval propio capturado en las GEORGIAS del SUR. En efecto, sabemos por su intermedio que los británicos estaban muy preocupados por conocer el paradero del gemelo del ARA SANTA FE [S-21].
3 - Lanzamientos Fallidos
Faltando pocas millas para ingresar al área de patrulla se detectó un fuerte golpeteo en la denominada “zona de libre circulación”, es decir, el área comprendida entre la cubierta y el casco resistente del buque, que en inmersión se encuentra completamente inundada. AZCUETA decidió entonces arriesgar salir a la superficie antes del crepúsculo vespertino para investigar el origen de los ruidos, pues estos aumentaban la indiscreción del buque. A poco de emerger se develó el misterio. Se trataba de una pistola de soldar que algún distraído operario había dejado olvidada durante el rápido alistamiento del buque. El propio movimiento del submarino hacía que esta sencilla herramienta golpeara contra el casco continuamente dando la sensación abordo de que se trataba de algo mucho mas serio. También se detectó que se había soltado la tapa de acceso a una válvula en cubierta la que fue prontamente asegurada. Toda la maniobra no llevo más de 15 minutos reanudándose luego la navegación sin novedad.Por fin el 28 de abril a las 08:00 de la mañana el S-32 ingresó furtivamente en su área de patrulla, nombre en código “María”, al norte de la Isla Soledad muy próxima a la costa. Al día siguiente, como consecuencia directa del sorpresivo ataque Británico a GRYTVIKEN, en las GEORGIAS del SUR, se le levantaron las restricciones en el uso de las armas.
Si AZCUETA tenía alguna duda acerca de la existencia o no de actividad enemiga en el área la misma se disipó hacia las 09:40 del 1 de Mayo cuando sus sonaristas detectaron un rumor hidrofónico que enseguida clasificaron como perteneciente a un “destructor del tipo 21 o 22” en base al batido de sus hélices y a la emisión de su sonar del tipo 184. El blanco navegaba operando con helicópteros a una velocidad de 18 nudos. AZCUETA ordenó entonces cubrir los puestos de combate y aumentar la velocidad al máximo para acortar la distancia al blanco: 13.000 yardas...12.000...11.000...10.000, se expuso el periscopio unos breves segundos pero una espesa niebla impidió ver nada. Cuando el blanco estuvo a una distancia inferior a las 9.500 yardas AZCUETA ordenó lanzar su primer torpedo SST-4, el primero que lanzaba la Armada Argentina en tiempo de guerra, deteniendo las maquinas a último momento para facilitar el guiado manual del torpedo. Eran las 10:15 horas. Dos minutos después del lanzamiento se recibió la señal de “cable cortado” y ninguna evidencia de haberse alcanzado el blanco. Casi enseguida iniciaron maniobras evasivas previendo un eventual contraataque enemigo, pero este nunca llegó. Al parecer los británicos nunca supieron de su presencia . Para economizar combustible y evitar ser detectado por los helicópteros antisubmarinos que se sabía estaban operando en esa área el submarino se posó en el lecho marino hacia las 16:25 donde permaneció las siguientes cinco horas.
Prácticamente a diario se vieron obligados a jugar al gato y al ratón con los buques de superficie y helicópteros antisubmarinos británicos que se desplazaban por la zona, debiendo en varias ocasiones interrumpir abruptamente la recarga de sus baterías por los constantes contactos hidrofónicos que mantuvieron con el enemigo.
El 4 de Mayo otro serio revés operativo sacudió al SAN LUIS, uno de sus dos preciados convertidores de 400 Hz quedó imprevistamente fuera de servicio. De no haber contado con un convertidor auxiliar el submarino habría quedado virtualmente indefenso al verse impedido de operar sus equipos más indispensables tales como el sonar, el radar, los transreceptores, el girocompás, y el propio sistema de armas. Lo expuesto sumado a otras averías que la tripulación debió reparar precariamente, aguzando el ingenio, con los pocos elementos disponibles abordo, tornaron al S-32 mucho más riesgoso para su operación, pese a ello la moral de la tripulación y la resolución del Comandante por continuar combatiendo no disminuyo un ápice.
Ese mismo día dos aviones a reacción SUPER ETENDARD pertenecientes a la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque fueron vectoreados por un viejo bimotor SP-2H NEPTUNE hacia un grupo de blancos que navegaban desprevenidos 100 millas al Sur de Puerto Argentino en misión de piquete radar. Hacia las 11:05 a.m. los aviones argentinos lanzaron simultáneamente misiles EXOCET AM39 logrando hacer blanco en el destructor tipo 42 HMS SHEFFIELD [CN JAMES SALT] de 3.660 Tn. En primera instancia el enemigo atribuyó aquél terrible golpe a un torpedo, pero un vuelo de reconocimiento efectuado diez minutos después del ataque revelo enseguida un tremendo orificio de 3 metros de diámetro por encima de la línea de flotación, sobre la banda de estribor del buque, que solo podía provenir de un misil aire superficie. Concluido el conflicto el ex-Comandante enemigo, reconoció a la prensa que el misil había hecho explosión dando muerte a una veintena de hombres tras declararse un violento incendio que se extendió por todo el buque . Este audaz ataque tuvo enormes consecuencias en el bando enemigo. No sólo demostró que el Grupo de Batalla Británico era vulnerable a la aviación Argentina, sino que desató el pánico en el alto mando naval inglés al tornar de pronto verosímil la posibilidad de perder alguno de sus dos valiosos portaaviones, algo que hasta entonces era considerado impensable.
El “SAN LUIS” fue informado a las 21:14 p.m. [hora Argentina] de la trágica suerte del destructor HMS SHEFFIELD, recibiendo ordenes de dirigirse a máxima velocidad a la última posición conocida del buque enemigo con el objeto de confirmar el hundimiento de la nave y obtener blancos de oportunidad. Inexplicablemente esta orden fue revocada pocas horas después, permaneciendo el San Luis en su área de operaciones.
Cuatro días más tarde los sensores acústicos captaron otro rumor hidrofónico, esta vez en los sectores popeles del buque, con todas las características de un contacto inteligente y por lo tanto hostil. SOMONTE conserva aún fresca en su memoria aquella experiencia: “sentimos algo muy cerca del casco por encima de la popa, auque no podría asegurar que haya sido un torpedo” Sea como fuere el Comandante ordenó enseguida maniobras evasivas con lanzamiento de falsos blancos o señuelos para eludir la inminente amenaza. Posteriormente se apreció al blanco a corta distancia y en acercamiento lo que terminó por decidir a AZCUETA a lanzar un torpedo antisubmarino MK-37 a una distancia inferior a las 2500 yardas. Eran las 21:42 del 8 de Mayo. La detonación se produjo 16 minutos después del lanzamiento sin poderse precisar su resultado.
Esta acción despertó después de la guerra críticas injustificadas de quienes tuvieron a su cargo evaluar las acciones de combate sin tener en cuenta la mínima experiencia de que disponía entonces la “Fuerza de Submarinos” en la clasificación de blancos submarinos como consecuencia de que, en la gran mayoría de los casos, sus modernos buques eran desaprovechados como blancos para el adiestramiento de sus unidades de superficie y aéreas relegando el combate submarino vs submarino que ya en la década del 80 era considerado fundamental en las principales marinas del mundo.
La tercera oportunidad de atacar se presentó en la madrugada del 11 de Mayo cuando se obtuvo un nuevo contacto hidrofónico sobre dos blancos de superficie que navegaban en proximidades de la boca del Estrecho de San Carlos. El destino había colocado al ”San Luis” entre ambos buques enemigos. Una posición inmejorable para un ataque con torpedos. En la superficie reinaba una total obscuridad que hizo imposible visualizar los buques vía periscopio. AZCUETA se decidió a atacar primero el blanco ubicado más al sur, por cuanto éste presentaba menores probabilidades de incurrir en error en cuanto a la estimación del rumbo y distancia. A la 01:40 a una distancia de 8.000 yardas ordenó lanzar con el tubo Nº1, pero ante la falla de este debió lanzarse con el tubo Nº8, para entonces la distancia al blanco se había reducido a 5.200 yardas. A los 3 minutos de corrida del torpedo se recibió la señal luminosa de “cable cortado” en la consola de control tiro. El S-32 se dispuso enseguida a atacar al segundo blanco ubicado un poco mas al norte, pero dado que éste se alejó del lugar a alta velocidad AZCUETA decidió abortar el lanzamiento. Poco después de la acción el Comandante despachó un mensaje a COFUERSUB dando cuenta de su frustrado ataque y del comportamiento errático de éste último torpedo pese a contarse con excelente información del blanco y una posición inmejorable para efectuar el disparo, concluyendo que “el sistema de armas no era confiable”.
Este lacónico mensaje convenció finalmente a las autoridades navales argentinas de que el “San Luis” debía regresar a casa. Para evitar interferencias con otras unidades propias que estaban operando en aguas próximas a la costa Argentina se eligió una derrota directa hasta el extremo sudeste de la zona de adiestramiento de sumergibles frente a Mar del Plata y desde allí una derrota costera hasta tomar el canal de acceso a la Base Naval de Puerto Belgrano. El 19 de mayo en horas de la noche el S-32 tomo puerto en esa base tras 39 días de patrulla y 864 horas de inmersión. Apenas unas horas después de amarrar se plantó su segundo y último convertidor de 400 Hz quedando la unidad totalmente fuera de servicio .
4 - Un arma maravillosa, cuando funciona
Al día siguiente el personal de control tiro y de armas del Arsenal Naval de Mar del Plata se abocó a reparar el computador VM8-24 que estaba fuera de servicio. ¿Pero era éste realmente el responsable del comportamiento errático de los torpedos?. Con el propósito de encontrar una respuesta a este interrogante ya el 15 de mayo de 1982, antes del arribo del San Luis a Puerto Belgrano se había constituido una comisión especial presidida por el Capitán de Fragata ROBERTO F. SALINAS y otros cuatro oficiales -tres de ellos calificados ingenieros en armas y un submarinista- con el objeto de determinar las posibles causas de los cortes en el cable de guiado de los torpedos. No obstante, la falta de información sobre los lanzamientos fallidos y de medios técnicos adecuados para diagnosticar el problema condenaron al fracaso sus esfuerzos desde el principio . No fue sino hasta el resultado de una segunda investigación, realizada luego de concluido el conflicto, que demandó alrededor de 60 días con el indispensable apoyo de los talleres correspondientes que los verdaderos síntomas del problema salieron a la luz y pudieron ser debidamente corregidos. Los detalles de la investigación permanecen, hasta hoy, en el más absoluto secreto, aunque se sabe que fueron nuestros propios ingenieros en armas quienes resolvieron el enigma sin ningún tipo de ayuda externa.Desde los tiempos de Robert Whitehead (1823-1905), inventor del torpedo automóvil allá por 1866 esta sofisticada arma autopropulsada, autodirigida, repleta de partes mecánicas y eléctricas móviles, que se desplaza en las profundidades del mar a alta velocidad y es sometida a todos los problemas de corrosión que plantea un medio líquido, densamente poblado y hostil, no ha dejado de dar fuertes dolores de cabeza a los submarinistas. Su desempeño en la guerra de Malvinas no fue la excepción. Tres frustrados lanzamientos son signos más que elocuentes acerca de que los torpedos y el sistema de control tiro del buque estaban seriamente comprometidos. Indudablemente la compleja cuestión del comportamiento de los torpedos de origen alemán SST-4 tuvo un impacto negativo en la proyección del poder naval argentino durante el conflicto Malvinas, pero estas fallas del material no eran, por cierto, patrimonio exclusivo de la Armada Argentina.
El primer antecedente latinoamericano de un torpedo defectuoso se remonta a la guerra del Pacífico entre Perú y Chile. La Marina de Guerra del Perú procuro entonces, mediante la adquisición de un torpedo diseñado por JOHN L. LAY, un ex Ingeniero adjunto de la US Navy, torcer la balanza del poder naval a su favor. LAY había sido durante varios años un pionero de la guerra con torpedos y era muy reconocido por la sencillez de sus diseños. El prototipo provisto a los Peruanos pesaba 2.500 libras y media 25 pies de largo por 18 pulgadas de diámetro. Disponía de un motor a gas [dióxido de carbono comprimido] diseñado para alcanzar en superficie una velocidad máxima de 10/11 nudos. El arma era controlada desde a bordo mediante un control remoto desde el cual partía un cable eléctrico que unía el torpedo con el operador. Este “cordón umbilical” era el encargado de encender o apagar el motor, detonar la carga explosiva de 200 libras, izar o arriar pequeñas banderas de señales para indicar su posición, y activar o desactivar la liberación de torpedos “esclavos” [sin propulsión] que eran remolcados por el arma principal. LAY había logrado hundir mediante el uso de uno de sus torpedos el monitor confederado “ALBEMARLE” durante la guerra de secesión norteamericana.
La mera amenaza que constituía el torpedo LAY para las fuerzas navales chilenas permitió a los Peruanos romper el bloqueo del puerto de IQUIQUE. Iniciada la guerra del Pacífico el 5 de abril de 1879 el monitor HUASCAR, al mando del legendario Capitán de Navío Miguel GRAU enfrentó valerosamente a la flota chilena que bloqueaba ese puerto logrando hundir mediante su afilado espolón a la corbeta Chilena ESMERALDA (CAP. ARTURO PRAT). El 23 de Julio GRAU dio otro magnífico golpe de mano al capturar al transporte RIMAC con 300 hombres del escuadrón de carabineros de YUNGAY, además de valiosos pertrechos de guerra. Pero su suerte pareció agotarse el 25 de Agosto, oportunidad en que maniobró para hundir a la corbeta chilena ABTAO en las afueras de ANTOFAGASTA. Esta vez GRAU ordenó lanzar un torpedo [LAY] desde la cubierta del HUASCAR bajo la atenta mirada de la tripulación que ya saboreaba la inminente victoria. Imprevistamente el torpedo comenzó a desviarse del blanco hasta completar un giro de 180 grados, iniciando así un curso de colisión con el HUASCAR. En un abrir y cerrar de ojos los marinos peruanos se vieron de pronto amenazados de muerte por su propio torpedo. El operador del arma, el americano Stephen CHESTER, procuro en vano desviar el maldito artefacto. Cuando la suerte del HUASCAR parecía echada el bravo Teniente 2º FERMIN DIEZ CANSECO, a riesgo de su vida, se arrojo al mar en un desesperado intento por torcer el destino, logrando desviar el torpedo momentos antes del impacto, sin consecuencias fatales para nadie. GRAU ordenó posteriormente enterrar el arma en el cementerio de IQUIQUE.
El mal desempeño de los torpedos, como es de suponer, no se circunscribió solamente a las Armadas Latinoamericanas, sino también al resto de las principales potencias marítimas del mundo. Los casos de la US Navy y de la Kriesgmarine [Armada Alemana durante el III Reich] durante la segunda guerra mundial son un vivo ejemplo de la imprevisibilidad que impera en esta materia, aún en países altamente industrializados que cuentan con un largo historial en el desarrollo tecnológico de esta arma.
Desde el inicio de las operaciones Norteamericanas en el Teatro del Pacífico el panorama resultó igual de sombrío que años más tarde en el Atlántico Sur. Una y otra vez, durante los primeros meses de la contienda, se recibieron en el alto mando naval comunicados de los comandantes de los submarinos informando que los torpedos no navegaban hacia el punto donde habían sido orientados, que no estallaban al hacer impacto, que se detenían antes de llegar al blanco o describían imprevisibles trayectorias circulares, con el riesgo eminente para el buque que los lanzaba. Le demandó nada menos que dieciocho (18) meses a la US Navy resolver el problema antes de que sus torpedos pudieran librarse del maleficio. El caso del USS TANG, al mando del temerario Capitán de Fragata RICHARD “DICK” O’KANE, es tal vez el más famoso de todos en lo que hace al mal funcionamiento de sus torpedos. Fue un 24 de octubre de 1944 cuando el TANG, que ostentaba en ese entonces el más destacado historial de daños infligidos al enemigo, fue impactado por uno de sus propios torpedos de propulsión eléctrica Mk-18 defectuosos que tras efectuar una trayectoria circular hizo impacto en el cuarto de torpedos de popa del sumergible, durante un ataque a un convoy enemigo en el Estrecho de Formosa. De los 10 hombres [de un total de 88] que permanecieron a flote tras su hundimiento, solo 4 sobrevivieron a los campos de concentración japoneses. O’KANE fue uno de los afortunados. Posteriormente el gobierno de los Estados Unidos le confirió su más alta condecoración militar, la Medalla de Honor del Congreso.
La Armada Alemana tampoco fue ajena al síndrome de los torpedos defectuosos tal como nos lo cuenta en sus memorias el propio Almirante Karl DOENITZ, Jefe del Comando de Submarinos durante la contienda europea. Su propia investigación interna reveló que no solo los detonadores magnéticos de los torpedos G7a y G7b eran completamente defectuosos, sino que ello era también aplicable a las pistolas de contacto. Por si ello fuera poco los torpedos sufrían de un inexplicable problema vinculado a la incapacidad de mantener la profundidad establecida durante la corrida. No es de sorprender entonces que consignara a consecuencia de lo anterior: “La fe en los torpedos se había perdido totalmente”.
Promediando el mes de Mayo de 1982 el Alto Mando Naval Argentino también perdió la fe en sus torpedos tras enterarse del pobre desempeño del lote de 10 torpedos SST-4 embarcado en el ARA San Luis. No obstante la Armada procuró por todos los medios imaginables revertir el problema en el corto plazo mediante sus propios técnicos e ingenieros utilizando al ARA Salta como banco de pruebas ya que la Unión Europea, incluido Alemania Federal, principal proveedor de los torpedos argentinos, apoyaban al Reino Unido, lo que vedaba cualquier tipo de ayuda externa.
Los torpedos provistos al San Luís durante su única patrulla de guerra eran nada menos que los flamantes y modernos torpedos filoguiados SST-4 (versión “for export” del torpedo “Seaschlang” que utilizaba la Marina de Guerra Alemana) fabricados por AEG-TELEFUNKEN, una de las más prestigiosas firmas del mundo, pero ni bien éstos llegaron al país se constató que adolecían de diversas fallas de diseño que si bien fueron posteriormente subsanadas por sus fabricantes, en la práctica, estas mejoras no llegaron a incorporarse a los torpedos locales por razones presupuestarias, todo lo cual trajo mas tarde consecuencias disvaliosas durante el conflicto.
5 - Un final inmerecido
Los defectos del material antes referido impidieron lograr el ansiado bautismo de fuego del arma submarina y capitalizar a un experimentado comandante de submarinos, como lo era el Capitán de Fragata Azcueta. A sus buenas cualidades de carácter y personalidad se añadía un gran bagaje de conocimientos profesionales adquiridos en distintas unidades de la armada además de un brillante desempeño como profesor de táctica y Director de la Escuela de Submarinos. Su plana mayor y tripulación demostró estar a la altura de las circunstancias gracias al liderazgo natural y carisma de su Jefe.Como consecuencia directa de la experiencia recogida con el San Luis la Fuerza de Submarinos Argentina logró en 1984 por disposición Nº 612/84 “C” del Estado Mayor General Naval su tan postergada independencia del Comando de la Flota de Mar, pasando desde entonces a depender del Comando de Operaciones Navales.
A partir del año 1989, aún con uno de sus motores diesel fuera de servicio, el ARA SAN LUIS entró en reparaciones de media vida en el Astillero MINISTRO MANUEL DOMECQ GARCIA S.A. de dársena norte a la espera de los fondos que permitieran restablecerlo al servicio activo. Pero ese ferviente deseo de la ARMADA nunca llegaría a materializarse en los hechos. El 11 de septiembre de 1995 el gobierno había indirectamente sellado la suerte del buque al dictar el decreto 460 por medio del cual se aprobó la liquidación del citado astillero y suspendía indefinidamente el programa submarinos del Plan Nacional de Construcciones Navales de la Armada Argentina.
Pero fue recién durante el segundo mandato de la administración MENEM, siendo Ministro de Defensa el Lic. Jorge Domínguez, cuando el Poder Ejecutivo le dio el golpe de gracia mediante la sanción del decreto 364 de fecha 28 de abril de 1997 por medio del cual se declaró en “desuso” a este noble guerrero, el único en romper el bloqueo británico en torno a las islas, debiendo para ello enfrentar solo y sin apoyo, a un formidable enemigo, experto en guerra antisubmarina, que además contaba con sensores y dispositivos antisubmarinos de última generación. Lo expuesto sumado al ingenio e iniciativa de su tripulación para sobrellevar las enormes limitaciones del material que lo jaquearon durante toda la patrulla constituyen méritos más que suficientes para que su bandera de guerra fuera acreedora a la condecoración “Honor al valor en combate”.
En los considerandos del fatídico decreto del PEN se destacaba que “el mantenimiento del submarino en su actual condición de alistamiento genera una innecesaria erogación al presupuesto de la ARMADA por lo que resulta conveniente radiarlo del servicio y disponer su venta, y de no ser esto posible su concesión como buque museo (sic)”. Hasta ahora ninguno de los dos objetivos fue alcanzado, pues ningún país se mostró interesado en adquirirlo ni fue dado en concesión como buque museo. Recientemente han circulado versiones no confirmadas oficialmente de que la ARMADA se proponía modificar su actual “status” pero el bajo presupuesto de que disponen actualmente las FFAA parece alejar esta hipótesis. De este modo lamentable se cerró el último capítulo de la única unidad naval Argentina que, pese a no haber logrado hundimientos mantuvo en vilo a toda la Fuerza de Tareas Británica durante los 74 días que duro el conflicto austral.
El Autor: Jorge Rafael Bóveda nació en Buenos Aires en 1961. Se graduó de abogado en la Universidad de Buenos Aires. Su gran interés por el conflicto del Atlántico Sur, en general, y la actuación de la Fuerza de Submarinos,en particular, le ha permitido entrevistar a los principales protagonistas de la Armada Argentina que han tenido participación activa en la contienda bélica. Es colaborador de distintas publicaciones nacionales y extranjeras como Todo es Historia (Argentina), Warship World (Reino Unido) y Fuerza Naval (España). Fue distinguido con el Premio Creatividad 2003 en el género periodismo de investigación que confiere la Academia Nacional de Periodismo por uno de sus artículos de investigación aparecido en la revista Todo es Historia. Es miembro del Instituto Nacional Browniano y del Instituto de Historia Militar Argentina. Su primer libro, Malvinas: La Odisea del Submarino Santa Fe, fruto de siete años de investigación y un centenar de entrevistas a los protagonistas directos de los hechos ha sido recientemente editado por el Instituto de Publicaciones Navales. (elsnorkel.com)
lunes, 6 de febrero de 2017
Cruz Roja busca identificar a 123 soldados
Malvinas: la Cruz Roja comienza a identificar a 123 soldados
Una misión humanitaria exhumará los restos de los argentinos caídos durante la guerra para extraer muestra de ADN.
Perfil
El cementerio de Darwin, en las islas Malvinas.
Miembros del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) se encuentra en las Islas Malvinas con la intención de recolectar muestras de ADN de los soldados argentinos caídos en batalla. En total son 123 cuerpos.
Sandra Lefcovich, vocera de la delegación de CICR Brasil, informó a la agencia Télam: “Debido a inclemencias climáticas, los dos integrantes de la CICR llegaron el viernes por la noche a las Islas Malvinas en lugar del jueves, es por eso que el arranque de la misión humanitaria preparatoria para la tarea de identificación de los cuerpos de los soldados argentinos (enterrados como NN) comenzará recién mañana”.
“Como es una misión preparatoria, que básicamente se encargará de definir las necesidades logísticas para la tarea de identificación de cuerpos, sólo está integrada por dos personas: el suizo Laurent Corbaz, quien trabaja en el CICR desde 1985 y es el jefe del proyecto, y Patrick Sherry, que es un administrativo”, agregó.
Además, Lefcovich explicó que “la misión estará en las islas hasta el 10 de febrero, y más allá de la pequeña demora, es importante destacar que se realiza en el marco de lo que ambos países (Reino Unido- Argentina) acordaron a fin de año”.
“Hay que ser cuidadosos con este tema. Porque algunos confunden esta misión, que es preparatoria, con la que hará el equipo de forenses especializados en ADN, que son los que sí trabajarán en la identificación de los cuerpos y que recién está previsto que lleguen a las Isla en el invierno”, sostuvo también la vocera de la delegación.
Para concluir, la miembro de Cruz Roja explicó ante la agencia que “será en el transcurso del mes de julio, aunque todavía no está definido con precisión el día”, la fecha en la que se tomarán las muestras de los cuerpos enterrados en el cementerio de Darwin.
Una misión humanitaria exhumará los restos de los argentinos caídos durante la guerra para extraer muestra de ADN.
Perfil
El cementerio de Darwin, en las islas Malvinas.
Miembros del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) se encuentra en las Islas Malvinas con la intención de recolectar muestras de ADN de los soldados argentinos caídos en batalla. En total son 123 cuerpos.
Sandra Lefcovich, vocera de la delegación de CICR Brasil, informó a la agencia Télam: “Debido a inclemencias climáticas, los dos integrantes de la CICR llegaron el viernes por la noche a las Islas Malvinas en lugar del jueves, es por eso que el arranque de la misión humanitaria preparatoria para la tarea de identificación de los cuerpos de los soldados argentinos (enterrados como NN) comenzará recién mañana”.
“Como es una misión preparatoria, que básicamente se encargará de definir las necesidades logísticas para la tarea de identificación de cuerpos, sólo está integrada por dos personas: el suizo Laurent Corbaz, quien trabaja en el CICR desde 1985 y es el jefe del proyecto, y Patrick Sherry, que es un administrativo”, agregó.
Además, Lefcovich explicó que “la misión estará en las islas hasta el 10 de febrero, y más allá de la pequeña demora, es importante destacar que se realiza en el marco de lo que ambos países (Reino Unido- Argentina) acordaron a fin de año”.
“Hay que ser cuidadosos con este tema. Porque algunos confunden esta misión, que es preparatoria, con la que hará el equipo de forenses especializados en ADN, que son los que sí trabajarán en la identificación de los cuerpos y que recién está previsto que lleguen a las Isla en el invierno”, sostuvo también la vocera de la delegación.
Para concluir, la miembro de Cruz Roja explicó ante la agencia que “será en el transcurso del mes de julio, aunque todavía no está definido con precisión el día”, la fecha en la que se tomarán las muestras de los cuerpos enterrados en el cementerio de Darwin.
domingo, 5 de febrero de 2017
Turismo de Carretera llegará a Malvinas
El Turismo Carretera llegará a las Islas Malvinas
Lo confirmó el presidente de la ACTC, Hugo Mazzacane. “En pocos días le cumpliremos el sueño de muchos años”, dijo el ex piloto
Infobae
La competencia del deporte motos más vigente del mundo continúa ganando adeptos gracias a su idiosincrasia federal. En el camino "a los 80 años", el Turismo Carretera sigue recorriendo ciudades de todo el país y en el marco de la presentación de varios vehículos en Mar del Plata, el presidente de la ACTC, Hugo Mazzacane, sorprendió con una carrera en el lugar menos pensado.
"En pocos días llegaremos a las Islas Malvinas cumpliendo un sueño de muchos años", dijo el ex piloto en el diálogo que mantuvo con Telam y agregó: "el TC busca vivir su camino a los 80 años con su público, recorriendo los caminos que hicieron historia, atravesando la Argentina y luciéndose en las ciudades más emblemáticas del país como esta bella Mar del Plata".
En su afán por continuar con la recorrida federal, el directivo sostuvo: "Ya hemos visitado Bariloche , Tucumán, Salta, Jujuy y estamos tratando de hacer cumbre en el Aconcagua. Se trata en sí de una muestra itinerante ya que estaremos en Mendoza y Usuhaia".
A días del inicio del campeonato del 2017, anunciado para el 19 de febrero en Viedma, Mazzacane remarcó: "Muy pronto estaremos cumpliendo un sueño que es llegar a las Islas Malvinas, ese lugar que tanto los argentinos tenemos como referencia de nuestra patria y lo que queremos llevar en honor a nuestros soldados caídos".
En el evento marplatense estuvieron presentes Christian Ledesma, Lionel Ugalde, Santiago Mangoni y Matías Rossi, junto con vehículos reconocidos por sus logros, como la "cupecita" de Gálvez, el Torino que fue a la Antártida y a La Quiaca, el Ford campeón de Emanuel Moriatis en 2009, el Dodge de Castellano y el Chevrolet campeón de Guillermo Ortelli.
Lo confirmó el presidente de la ACTC, Hugo Mazzacane. “En pocos días le cumpliremos el sueño de muchos años”, dijo el ex piloto
Infobae
La competencia del deporte motos más vigente del mundo continúa ganando adeptos gracias a su idiosincrasia federal. En el camino "a los 80 años", el Turismo Carretera sigue recorriendo ciudades de todo el país y en el marco de la presentación de varios vehículos en Mar del Plata, el presidente de la ACTC, Hugo Mazzacane, sorprendió con una carrera en el lugar menos pensado.
"En pocos días llegaremos a las Islas Malvinas cumpliendo un sueño de muchos años", dijo el ex piloto en el diálogo que mantuvo con Telam y agregó: "el TC busca vivir su camino a los 80 años con su público, recorriendo los caminos que hicieron historia, atravesando la Argentina y luciéndose en las ciudades más emblemáticas del país como esta bella Mar del Plata".
En su afán por continuar con la recorrida federal, el directivo sostuvo: "Ya hemos visitado Bariloche , Tucumán, Salta, Jujuy y estamos tratando de hacer cumbre en el Aconcagua. Se trata en sí de una muestra itinerante ya que estaremos en Mendoza y Usuhaia".
A días del inicio del campeonato del 2017, anunciado para el 19 de febrero en Viedma, Mazzacane remarcó: "Muy pronto estaremos cumpliendo un sueño que es llegar a las Islas Malvinas, ese lugar que tanto los argentinos tenemos como referencia de nuestra patria y lo que queremos llevar en honor a nuestros soldados caídos".
En el evento marplatense estuvieron presentes Christian Ledesma, Lionel Ugalde, Santiago Mangoni y Matías Rossi, junto con vehículos reconocidos por sus logros, como la "cupecita" de Gálvez, el Torino que fue a la Antártida y a La Quiaca, el Ford campeón de Emanuel Moriatis en 2009, el Dodge de Castellano y el Chevrolet campeón de Guillermo Ortelli.
sábado, 4 de febrero de 2017
Fallece el Brigadier Basilio Lami Dozo
Murió Basilio Lami Dozo, integrante de la junta militar durante la Guerra de Malvinas
Fue condenado por su actuación en la guerra, pero Menem lo indultó. Falleció a los 88 años por una grave enfermedad
Infobae
El brigadier general retirado Basilio Lami Dozo, quien integró la junta de la dictadura militar que gobernó el país entre 1981 y 1982, falleció a los 88 años tras una grave enfermedad.
Lami Dozo integró el triunvirato que entre 1981 y 1982 encabezó el general Leopoldo Fortunato Galtieri, quien ordenó el desembarco en las islas Malvinas el 2 de abril de 1982. Esa Junta, que definió el declive de la dictadura militar que gobernó el país entre 1976 y 1983, la completaba el almirante Jorge Isaac Anaya.
El militar fallecido estuvo en el banquillo de los acusados durante el juicio a las Juntas Militares que se hizo en 1985, acusado por el secuestro de 239 personas, pero resultó absuelto de culpas y cargos.
Jorge Anaya, Leopoldo Fortunato Galtieri y Basilio Lami Dozo. La junta que decidió la invasión a Malvinas
No obstante, a fines de los 80 fue condenado a 8 años de prisión por un tribunal militar junto a Galtieri y Anaya por sus responsabilidades en la guerra de Malvinas, pero el presidente Carlos Menem los indultó.
En 2003, la justicia española realizó un pedido de extradición para que Lami Dozo y otros militares pudieran ser juzgados en España por varios crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura. Para evitar ese proceso, Lami Dozo y el brigader Omar Graffigna, su antecesor en la Junta, presentaron un habeas corpus que fue rechazado por la Corte Suprema en 2006.
Fue condenado por su actuación en la guerra, pero Menem lo indultó. Falleció a los 88 años por una grave enfermedad
Infobae
El brigadier general retirado Basilio Lami Dozo, quien integró la junta de la dictadura militar que gobernó el país entre 1981 y 1982, falleció a los 88 años tras una grave enfermedad.
Lami Dozo integró el triunvirato que entre 1981 y 1982 encabezó el general Leopoldo Fortunato Galtieri, quien ordenó el desembarco en las islas Malvinas el 2 de abril de 1982. Esa Junta, que definió el declive de la dictadura militar que gobernó el país entre 1976 y 1983, la completaba el almirante Jorge Isaac Anaya.
El militar fallecido estuvo en el banquillo de los acusados durante el juicio a las Juntas Militares que se hizo en 1985, acusado por el secuestro de 239 personas, pero resultó absuelto de culpas y cargos.
Jorge Anaya, Leopoldo Fortunato Galtieri y Basilio Lami Dozo. La junta que decidió la invasión a Malvinas
No obstante, a fines de los 80 fue condenado a 8 años de prisión por un tribunal militar junto a Galtieri y Anaya por sus responsabilidades en la guerra de Malvinas, pero el presidente Carlos Menem los indultó.
En 2003, la justicia española realizó un pedido de extradición para que Lami Dozo y otros militares pudieran ser juzgados en España por varios crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura. Para evitar ese proceso, Lami Dozo y el brigader Omar Graffigna, su antecesor en la Junta, presentaron un habeas corpus que fue rechazado por la Corte Suprema en 2006.
viernes, 3 de febrero de 2017
Para el retrógrado de Romero, hay que festejar el 14 de Junio
Hay que debatir el sentido de los feriados
La conmemoración de fechas sensibles debe contribuir a la convivencia y no recrear viejos conflictos
Luis Alberto Romero - LA NACION
De manera inesperada, las controversias sobre el pasado reciente resurgieron con el frustrado intento del Gobierno de convertir el 24 de marzo y el 2 de abril en feriados móviles. Un proyecto para reordenar un anárquico conjunto de feriados tocó un nervio sensible: ambas fechas se vinculan con el pasado que duele; la manera de recordarlas, también, pues fue Néstor Kirchner quien los declaró feriados inamovibles.
El Gobierno rectificó su decisión ante la reacción de un variado movimiento de opinión, que incluye al kirchnerismo, a los implicados personalmente en los eventos evocados, a un conjunto de gente -no muy reflexivo- que sigue la opinión considerada correcta y a otro grupo, muy consciente, que consideró políticamente inoportuna la medida.
Si una cuestión administrativa ha despertado tamañas sensibilidades es porque detrás hay un tema importante, algo así como un esqueleto en el armario. Más allá de la oportunidad, creo necesario colocarlo en la agenda ciudadana e impulsar una reconsideración reflexiva sobre lo que se está conmemorando, pues me parece que ambas fechas encierran un equívoco.
Toda la cuestión de Malvinas merece sin duda una conmemoración. En 1984 se trasladó al 2 de abril la celebración del 10 de junio, establecida como Día de la Reafirmación de los Derechos de la Argentina sobre las Islas Malvinas, y también de su reivindicación pacífica por la vía diplomática. Con el tiempo, el 2 de abril comenzó a teñirse de otro sentido: la "recuperación de las Malvinas", gesta de los "héroes de Malvinas", una fórmula que hasta Raúl Alfonsín debió emplear, pese a su propósito de "desmalvinizar" la opinión pública.
Aquella gesta fue lanzada en 1982 por una dictadura criminal. Es difícil separar el recuerdo del 2 de abril de la multitud reunida en la Plaza de Mayo, aclamando al general Galtieri y escenificando el peor costado de nuestra cultura política, infectada por un nacionalismo patológico, soberbio y paranoico. Con posterioridad los militares fueron repudiados, pero probablemente por haber perdido la guerra y no por haberla iniciado. Me temo que aquel espíritu "malvinero" sigue vivo entre las cenizas de un fuego mal apagado y que las veladas celebraciones avivan la llama.
Más cerca de ese ánimo heroico, en 2000 el Estado lo declaró Día de los Veteranos y Caídos en la Guerra de Malvinas; Kirchner, sensible al "espíritu malvinero", lo convirtió en feriado fijo. Sin duda, quienes han sufrido en esa guerra daños irreparables, físicos o morales, merecen un reconocimiento que hasta ahora se les ha retaceado. ¿Por qué precisamente el 2 de abril?
Es cierto que ese día cayó la primera víctima, pero ante todo fue el día de la victoria, del vino y de las rosas, de la ilusión puesta en una guerra que debía restablecer el honor nacional y sellar la unidad de su pueblo. No puedo imaginar un momento de mayor extravío de nuestra ciudadanía. Los veteranos y los muertos en la guerra no deberían quedar mezclados con eso. Eran chicos de 18 años, mal preparados y mal equipados, llevados literalmente a un matadero. No fueron héroes, sino víctimas de la dictadura.
Esta guerra debería ser conmemorada el 14 de junio, el día de la rendición. Entonces terminó la matanza de soldados. Pero sobre todo se abatió el orgullo belicista, y los argentinos, infatuados por su nacionalismo patológico, debieron confrontar sus fantasías con la cruda verdad de los hechos. Si lo hiciéramos, daríamos una señal de repudio, no tanto a aquellos jefes militares -cómodo chivo expiatorio-, sino a una cultura política, ampliamente extendida, que les permitió llegar a esos extremos.
El 24 de marzo, Día de la Memoria, por la Verdad y la Justicia, es una fecha muy importante. En ese día, en 1976, comenzó la acción criminal más terrible del Estado argentino: el terrorismo clandestino de Estado. Eso solo justifica un gran esfuerzo cívico conmemorativo, como el que muchos de nosotros hemos hecho desde 1983.
En su centro están las víctimas de la dictadura. Pero nuestro conocimiento y nuestra reflexión han avanzado desde 1983, descubriendo la conexión íntima entre diversos procesos luctuosos contemporáneos. Hoy no parece ni moralmente justo ni cívicamente útil limitar la conmemoración a los muertos desaparecidos durante la dictadura. No pueden estar solos. Debemos sumar a quienes "desaparecieron" en esos años pero no fueron ejecutados. Están los soldados del Regimiento de Formosa. Están los asesinados entre 1973 y 1976 por lo que fue el prototerrorismo de Estado. Están todos los muertos -militares y civiles- asesinados por las organizaciones armadas, cuyos deudos reclaman legítimamente memoria, verdad y justicia. A este conjunto de víctimas sería lícito sumar a los muertos en las Malvinas y a los veteranos.
Hoy, estos grupos son recordados de manera diferente o simplemente son ignorados. Creo que todos forman un único conjunto, por dos razones. La primera es humana: un asesinato es, por encima de todo, un crimen. La segunda es histórica: todos ellos, y algunos que escapan a esta fúnebre enumeración, fueron las víctimas de un momento terrible de la Argentina, cuando un demonio -de muchas caras pero, al fin, uno solo- se apropió de las mentes de quienes aceptaron con naturalidad que era posible -no digo que deseable- construir sobre un asesinato un mundo mejor. No creo que alguien haya quedado totalmente al margen de esta naturalización epocal de la violencia.
Desde 1983 tuvimos un amplio consenso acerca de que ése era el sentido del 24 de marzo. Creo que hoy ese consenso debe ser puesto en cuestión; y hay que discutirlo, aunque sea para ratificarlo. Tengo dos razones. La primera es que el 24 de marzo queda chico para resumir un ciclo que empieza antes de 1976 y que termina después de 1983, quizá con el episodio de La Tablada. Retomo el sueño de Héctor Leis: unamos en una única conmemoración a todas las víctimas de una época y fundemos así una memoria compartida para sustituir la actual, que sigue siendo facciosa.
La segunda tiene que ver con el uso manipulativo que, desde 2003, se ha hecho del 24 de marzo y, peor aún, de los derechos humanos, una maravillosa construcción ciudadana que en 1983 fue el Arca de la Alianza de la democracia. Los Kirchner los transformaron en una herramienta de poder, que revivió y agudizó el faccionalismo de los años 70. Me temo que el nombre de "derechos humanos" ha quedado tan corrompido como el valor emblemático del 24 de marzo. Creo que si queremos salvar su esencia, debemos modificar la forma.
La ciudadanía argentina tiene un deber: superar la experiencia traumática de los años terribles. Un estudio histórico desapasionado ayudará mucho. Una Justicia desapasionada también. Pero a la vez es necesario un trabajo de memoria, de verdad y de justicia que no esté guiado por la recreación de los viejos conflictos, sino por el deseo de construir una nueva convivencia. Reflexionar sobre estos dos feriados y su sentido puede ser un camino.
La conmemoración de fechas sensibles debe contribuir a la convivencia y no recrear viejos conflictos
Luis Alberto Romero - LA NACION
De manera inesperada, las controversias sobre el pasado reciente resurgieron con el frustrado intento del Gobierno de convertir el 24 de marzo y el 2 de abril en feriados móviles. Un proyecto para reordenar un anárquico conjunto de feriados tocó un nervio sensible: ambas fechas se vinculan con el pasado que duele; la manera de recordarlas, también, pues fue Néstor Kirchner quien los declaró feriados inamovibles.
El Gobierno rectificó su decisión ante la reacción de un variado movimiento de opinión, que incluye al kirchnerismo, a los implicados personalmente en los eventos evocados, a un conjunto de gente -no muy reflexivo- que sigue la opinión considerada correcta y a otro grupo, muy consciente, que consideró políticamente inoportuna la medida.
Si una cuestión administrativa ha despertado tamañas sensibilidades es porque detrás hay un tema importante, algo así como un esqueleto en el armario. Más allá de la oportunidad, creo necesario colocarlo en la agenda ciudadana e impulsar una reconsideración reflexiva sobre lo que se está conmemorando, pues me parece que ambas fechas encierran un equívoco.
Toda la cuestión de Malvinas merece sin duda una conmemoración. En 1984 se trasladó al 2 de abril la celebración del 10 de junio, establecida como Día de la Reafirmación de los Derechos de la Argentina sobre las Islas Malvinas, y también de su reivindicación pacífica por la vía diplomática. Con el tiempo, el 2 de abril comenzó a teñirse de otro sentido: la "recuperación de las Malvinas", gesta de los "héroes de Malvinas", una fórmula que hasta Raúl Alfonsín debió emplear, pese a su propósito de "desmalvinizar" la opinión pública.
Aquella gesta fue lanzada en 1982 por una dictadura criminal. Es difícil separar el recuerdo del 2 de abril de la multitud reunida en la Plaza de Mayo, aclamando al general Galtieri y escenificando el peor costado de nuestra cultura política, infectada por un nacionalismo patológico, soberbio y paranoico. Con posterioridad los militares fueron repudiados, pero probablemente por haber perdido la guerra y no por haberla iniciado. Me temo que aquel espíritu "malvinero" sigue vivo entre las cenizas de un fuego mal apagado y que las veladas celebraciones avivan la llama.
Más cerca de ese ánimo heroico, en 2000 el Estado lo declaró Día de los Veteranos y Caídos en la Guerra de Malvinas; Kirchner, sensible al "espíritu malvinero", lo convirtió en feriado fijo. Sin duda, quienes han sufrido en esa guerra daños irreparables, físicos o morales, merecen un reconocimiento que hasta ahora se les ha retaceado. ¿Por qué precisamente el 2 de abril?
Es cierto que ese día cayó la primera víctima, pero ante todo fue el día de la victoria, del vino y de las rosas, de la ilusión puesta en una guerra que debía restablecer el honor nacional y sellar la unidad de su pueblo. No puedo imaginar un momento de mayor extravío de nuestra ciudadanía. Los veteranos y los muertos en la guerra no deberían quedar mezclados con eso. Eran chicos de 18 años, mal preparados y mal equipados, llevados literalmente a un matadero. No fueron héroes, sino víctimas de la dictadura.
Esta guerra debería ser conmemorada el 14 de junio, el día de la rendición. Entonces terminó la matanza de soldados. Pero sobre todo se abatió el orgullo belicista, y los argentinos, infatuados por su nacionalismo patológico, debieron confrontar sus fantasías con la cruda verdad de los hechos. Si lo hiciéramos, daríamos una señal de repudio, no tanto a aquellos jefes militares -cómodo chivo expiatorio-, sino a una cultura política, ampliamente extendida, que les permitió llegar a esos extremos.
El 24 de marzo, Día de la Memoria, por la Verdad y la Justicia, es una fecha muy importante. En ese día, en 1976, comenzó la acción criminal más terrible del Estado argentino: el terrorismo clandestino de Estado. Eso solo justifica un gran esfuerzo cívico conmemorativo, como el que muchos de nosotros hemos hecho desde 1983.
En su centro están las víctimas de la dictadura. Pero nuestro conocimiento y nuestra reflexión han avanzado desde 1983, descubriendo la conexión íntima entre diversos procesos luctuosos contemporáneos. Hoy no parece ni moralmente justo ni cívicamente útil limitar la conmemoración a los muertos desaparecidos durante la dictadura. No pueden estar solos. Debemos sumar a quienes "desaparecieron" en esos años pero no fueron ejecutados. Están los soldados del Regimiento de Formosa. Están los asesinados entre 1973 y 1976 por lo que fue el prototerrorismo de Estado. Están todos los muertos -militares y civiles- asesinados por las organizaciones armadas, cuyos deudos reclaman legítimamente memoria, verdad y justicia. A este conjunto de víctimas sería lícito sumar a los muertos en las Malvinas y a los veteranos.
Hoy, estos grupos son recordados de manera diferente o simplemente son ignorados. Creo que todos forman un único conjunto, por dos razones. La primera es humana: un asesinato es, por encima de todo, un crimen. La segunda es histórica: todos ellos, y algunos que escapan a esta fúnebre enumeración, fueron las víctimas de un momento terrible de la Argentina, cuando un demonio -de muchas caras pero, al fin, uno solo- se apropió de las mentes de quienes aceptaron con naturalidad que era posible -no digo que deseable- construir sobre un asesinato un mundo mejor. No creo que alguien haya quedado totalmente al margen de esta naturalización epocal de la violencia.
Desde 1983 tuvimos un amplio consenso acerca de que ése era el sentido del 24 de marzo. Creo que hoy ese consenso debe ser puesto en cuestión; y hay que discutirlo, aunque sea para ratificarlo. Tengo dos razones. La primera es que el 24 de marzo queda chico para resumir un ciclo que empieza antes de 1976 y que termina después de 1983, quizá con el episodio de La Tablada. Retomo el sueño de Héctor Leis: unamos en una única conmemoración a todas las víctimas de una época y fundemos así una memoria compartida para sustituir la actual, que sigue siendo facciosa.
La segunda tiene que ver con el uso manipulativo que, desde 2003, se ha hecho del 24 de marzo y, peor aún, de los derechos humanos, una maravillosa construcción ciudadana que en 1983 fue el Arca de la Alianza de la democracia. Los Kirchner los transformaron en una herramienta de poder, que revivió y agudizó el faccionalismo de los años 70. Me temo que el nombre de "derechos humanos" ha quedado tan corrompido como el valor emblemático del 24 de marzo. Creo que si queremos salvar su esencia, debemos modificar la forma.
La ciudadanía argentina tiene un deber: superar la experiencia traumática de los años terribles. Un estudio histórico desapasionado ayudará mucho. Una Justicia desapasionada también. Pero a la vez es necesario un trabajo de memoria, de verdad y de justicia que no esté guiado por la recreación de los viejos conflictos, sino por el deseo de construir una nueva convivencia. Reflexionar sobre estos dos feriados y su sentido puede ser un camino.
miércoles, 1 de febrero de 2017
Perdemos otro VGM en Corrientes
Corrientes: encontraron ahorcado a un ex combatiente de Malvinas
Presidía una asociación de veteranos
Infobae
El presidente de una asociación de excombatientes de Malvinas de la ciudad correntina de Mercedes apareció ahorcado este martes con una manguera.
Se trata de Adrián Verón, que fue encontrado por un compañero alrededor de las 8:30 de la mañana en el patio del Centro de Veteranos de Guerra "Paiubre", ubicado en la calle Juan Pujol 759 de esa localidad, ubicada a unos 240 kilómetros al sudoeste de Corrientes capital.
Autoridades policiales confirmaron que el cuerpo hallado correspondía a Verón y agregaron que el veterano de la Guerra de Malvinas empleó "una silla y una manguera de agua" para quitarse la vida, posiblemente en horas de la noche.
"Tenemos conocimiento de que Adrián estaba atravesando
problemas psicológicos. En diciembre le habían dado el alta en el hospital San Francisco de Asis, porque tenía problemas psicológicos y también con el alcohol", señaló el comisario Toledo de la Comisaría Primera, en declaraciones a Radio Chart Mercedes.
Además informó que se realizará una "investigación para determinar realmente el por qué tomó esta decisión".
Presidía una asociación de veteranos
Infobae
El presidente de una asociación de excombatientes de Malvinas de la ciudad correntina de Mercedes apareció ahorcado este martes con una manguera.
Se trata de Adrián Verón, que fue encontrado por un compañero alrededor de las 8:30 de la mañana en el patio del Centro de Veteranos de Guerra "Paiubre", ubicado en la calle Juan Pujol 759 de esa localidad, ubicada a unos 240 kilómetros al sudoeste de Corrientes capital.
Autoridades policiales confirmaron que el cuerpo hallado correspondía a Verón y agregaron que el veterano de la Guerra de Malvinas empleó "una silla y una manguera de agua" para quitarse la vida, posiblemente en horas de la noche.
"Tenemos conocimiento de que Adrián estaba atravesando
problemas psicológicos. En diciembre le habían dado el alta en el hospital San Francisco de Asis, porque tenía problemas psicológicos y también con el alcohol", señaló el comisario Toledo de la Comisaría Primera, en declaraciones a Radio Chart Mercedes.
Además informó que se realizará una "investigación para determinar realmente el por qué tomó esta decisión".
lunes, 30 de enero de 2017
Gómez Centurión y la verdad
Gómez Centurión sólo dijo la verdad
Nicolás Márquez - Infobae
Las organizaciones que se arrogan la exclusividad de velar por los derechos humanos han tenido la sórdida habilidad de imponer no una discutible visión de la historia sino un dogma de Fe, el cual nadie puede cuestionar y todo aquel que lo contradiga cae preso de un linchamiento mediático, judicial o político.
Una vez más retomamos a la polémica sobre "los 30 mil desaparecidos", y el protagonista de la misma fue el director de la Aduana Juan José Gómez Centurión, cuyas recientes declaraciones relativas al último gobierno militar que más enfadaron a los grupos que detentan el monopolio del bien fueron tres afirmaciones siguientes:
1) "No fueron 30 mil los desaparecidos". 2) "No hubo un genocidio". 3) "Lo ocurrido en los años 70 fue una guerra".
Desconocemos el motivo de tanta ira por parte de sus detractores y lamentamos la pusilanimidad del gobierno actual, quien obligó a Gómez Centurión a pedir disculpas por el sólo hecho de opinar ajustándose a la verdad. Vamos por partes.
1) Del último listado gubernamental y oficial de desaparecidos actualizado por la Secretaría de Derechos Humanos en marzo del 2006 (presidencia de Néstor Kirchner) se confirmó que la cifra real de desaparecidos durante el Proceso de Reorganización Nacional fue la siguiente: 6.809 (datos luego detallados en la edición del libro Nunca Más publicada ese mismo año por Eudeba).
2) La Convención de Ginebra suscripta el 9 de diciembre de 1.948 tipifica el término "genocidio" en su art.2° y allí se define que es:
"la destrucción total o parcial de un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal"
En consonancia, el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, aprobado el 17 de julio de 1.998 define el "genocidio" en su artículo 6 y allí se nos dice lo siguiente:
"se entenderá por ´genocidio´ cualquiera de los actos perpetrados con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal".
Las circunstancias definidas, obviamente no se dieron durante el conflicto militar contra el terrorismo en nuestro país, puesto que desde ninguna óptica se intentó efectuar ninguna destrucción a grupos étnicos, raciales, ni religiosos, sino a bandas terroristas (fundamentalmente a Montoneros y al ERP –Ejército Revolucionario del Pueblo) que operaban en el país desde mucho antes de la existencia del último gobierno militar, en el afán de asaltar el poder del Estado.
En efecto, durante el trágico desencuentro de los años 70 las Fuerzas Armadas combatieron a los integrantes de dichas organizaciones no por lo que eran, sino por lo que hacían. Que esa guerra iniciada mucho antes del 24 de marzo de 1976 haya contado con irregularidades muy graves por parte de las Fuerzas Armadas no desnaturaliza en absoluto el carácter contrainsurgente de la misma y la condición de desaparecido no convierte al terrorista en inocente.
Podría argumentarse que muchos de los desaparecidos no eran guerrilleros sino simples ciudadanos pacíficos que portaban ideas solidarias, pero los hechos históricos parecieran desmentir esta romántica versión del pasado: basta con saber que Montoneros tuvo al menos 5500 bajas y el ERP 1500, a las que cabe sumar las padecidas por bandas terroristas de menor envergadura como FAL (Fuerzas Armadas de Liberación), FAR (Fuerzas Armadas revolucionarias) u OCPO (Organización Comunista Poder Obrero).
Va de suyo que no descartamos la existencia de muertos inocentes y ajenos a estas organizaciones en tan trágico período, pero lo que sí resulta evidente es que estas desdichadas situaciones constituyeron la excepción y no la norma, excepciones que por otra parte se registran toda vez que se produce una guerra civil de carácter irregular.
Y aquí viene la tercera afirmación de Gómez Centurión que enardeció a los mismos sectores que en esta materia detentan el acaparamiento de la ética pero que semanas atrás despidieron al dictador crónico Fidel Castro como si éste hubiese sido un baluarte de la paz y los derechos humanos: ¿lo vivido en los años setenta fue una guerra?
3) "Coincido con Videla, fue una guerra" declaró el máximo jerarca Montonero Mario Firmenich en reportaje concedido a Javier Vigo Leguizamón. Afirmación que no sólo se haya fundada por el sinfín de hechos objetivos que registra nuestra historia reciente, sino en lo establecido por la sentencia de la Cámara Federal que en 1.985 juzgó a la Junta Militar en la famosa Causa 13. El fallo, entre otras cosas, determinó:
"En consideración a los múltiples antecedentes acopiados en este proceso y a las características que asumió el terrorismo en la República Argentina, cabe concluir que, dentro de los criterios de clasificación expuestos, el fenómeno se correspondió con el concepto de guerra revolucionaria…»; «algunos de los hechos de esa guerra interna habrían justificado la aplicación de la pena de muerte contemplada en el Código de Justicia Militar…»; «…no hay entonces delincuentes políticos, sino enemigos de guerra, pues ambas partes son bélicamente iguales»; «…como se desprende de lo hasta aquí expresado, debemos admitir que en nuestro país sí hubo una guerra interna, iniciada por las organizaciones terroristas contra las instituciones de su propio Estado".
Que lo dicho por Gómez Centurión se ajuste a sobrados argumentos históricos, jurídicos o políticos no implica necesariamente que el dicente y funcionario de la Aduana sea portador de la verdad revelada, pero sí implica que no dijo nada irresponsable, sus afirmaciones se hallan respaldadas por documentos oficiales y de fácil acceso, y que por otra parte, es hora de que terminemos con la hipocresía de vivir bajo el yugo de una falsa libertad de expresión, en la cual toda opinión que se insubordine al arbitrario catecismo progresista deba ser sancionado, aunque lo dicho sea comprobadamente cierto, como en el caso que nos ocupa.
Es autor es abogado, docente y escritor. Su último libro se titula "El Libro Negro de la Nueva Izquierda. Ideología de Género o Subversión Cultural" (Ed. Grupo Unión)
Nicolás Márquez - Infobae
Las organizaciones que se arrogan la exclusividad de velar por los derechos humanos han tenido la sórdida habilidad de imponer no una discutible visión de la historia sino un dogma de Fe, el cual nadie puede cuestionar y todo aquel que lo contradiga cae preso de un linchamiento mediático, judicial o político.
Una vez más retomamos a la polémica sobre "los 30 mil desaparecidos", y el protagonista de la misma fue el director de la Aduana Juan José Gómez Centurión, cuyas recientes declaraciones relativas al último gobierno militar que más enfadaron a los grupos que detentan el monopolio del bien fueron tres afirmaciones siguientes:
1) "No fueron 30 mil los desaparecidos". 2) "No hubo un genocidio". 3) "Lo ocurrido en los años 70 fue una guerra".
Desconocemos el motivo de tanta ira por parte de sus detractores y lamentamos la pusilanimidad del gobierno actual, quien obligó a Gómez Centurión a pedir disculpas por el sólo hecho de opinar ajustándose a la verdad. Vamos por partes.
1) Del último listado gubernamental y oficial de desaparecidos actualizado por la Secretaría de Derechos Humanos en marzo del 2006 (presidencia de Néstor Kirchner) se confirmó que la cifra real de desaparecidos durante el Proceso de Reorganización Nacional fue la siguiente: 6.809 (datos luego detallados en la edición del libro Nunca Más publicada ese mismo año por Eudeba).
2) La Convención de Ginebra suscripta el 9 de diciembre de 1.948 tipifica el término "genocidio" en su art.2° y allí se define que es:
"la destrucción total o parcial de un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal"
En consonancia, el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, aprobado el 17 de julio de 1.998 define el "genocidio" en su artículo 6 y allí se nos dice lo siguiente:
"se entenderá por ´genocidio´ cualquiera de los actos perpetrados con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal".
Las circunstancias definidas, obviamente no se dieron durante el conflicto militar contra el terrorismo en nuestro país, puesto que desde ninguna óptica se intentó efectuar ninguna destrucción a grupos étnicos, raciales, ni religiosos, sino a bandas terroristas (fundamentalmente a Montoneros y al ERP –Ejército Revolucionario del Pueblo) que operaban en el país desde mucho antes de la existencia del último gobierno militar, en el afán de asaltar el poder del Estado.
En efecto, durante el trágico desencuentro de los años 70 las Fuerzas Armadas combatieron a los integrantes de dichas organizaciones no por lo que eran, sino por lo que hacían. Que esa guerra iniciada mucho antes del 24 de marzo de 1976 haya contado con irregularidades muy graves por parte de las Fuerzas Armadas no desnaturaliza en absoluto el carácter contrainsurgente de la misma y la condición de desaparecido no convierte al terrorista en inocente.
Podría argumentarse que muchos de los desaparecidos no eran guerrilleros sino simples ciudadanos pacíficos que portaban ideas solidarias, pero los hechos históricos parecieran desmentir esta romántica versión del pasado: basta con saber que Montoneros tuvo al menos 5500 bajas y el ERP 1500, a las que cabe sumar las padecidas por bandas terroristas de menor envergadura como FAL (Fuerzas Armadas de Liberación), FAR (Fuerzas Armadas revolucionarias) u OCPO (Organización Comunista Poder Obrero).
Va de suyo que no descartamos la existencia de muertos inocentes y ajenos a estas organizaciones en tan trágico período, pero lo que sí resulta evidente es que estas desdichadas situaciones constituyeron la excepción y no la norma, excepciones que por otra parte se registran toda vez que se produce una guerra civil de carácter irregular.
Y aquí viene la tercera afirmación de Gómez Centurión que enardeció a los mismos sectores que en esta materia detentan el acaparamiento de la ética pero que semanas atrás despidieron al dictador crónico Fidel Castro como si éste hubiese sido un baluarte de la paz y los derechos humanos: ¿lo vivido en los años setenta fue una guerra?
3) "Coincido con Videla, fue una guerra" declaró el máximo jerarca Montonero Mario Firmenich en reportaje concedido a Javier Vigo Leguizamón. Afirmación que no sólo se haya fundada por el sinfín de hechos objetivos que registra nuestra historia reciente, sino en lo establecido por la sentencia de la Cámara Federal que en 1.985 juzgó a la Junta Militar en la famosa Causa 13. El fallo, entre otras cosas, determinó:
"En consideración a los múltiples antecedentes acopiados en este proceso y a las características que asumió el terrorismo en la República Argentina, cabe concluir que, dentro de los criterios de clasificación expuestos, el fenómeno se correspondió con el concepto de guerra revolucionaria…»; «algunos de los hechos de esa guerra interna habrían justificado la aplicación de la pena de muerte contemplada en el Código de Justicia Militar…»; «…no hay entonces delincuentes políticos, sino enemigos de guerra, pues ambas partes son bélicamente iguales»; «…como se desprende de lo hasta aquí expresado, debemos admitir que en nuestro país sí hubo una guerra interna, iniciada por las organizaciones terroristas contra las instituciones de su propio Estado".
Que lo dicho por Gómez Centurión se ajuste a sobrados argumentos históricos, jurídicos o políticos no implica necesariamente que el dicente y funcionario de la Aduana sea portador de la verdad revelada, pero sí implica que no dijo nada irresponsable, sus afirmaciones se hallan respaldadas por documentos oficiales y de fácil acceso, y que por otra parte, es hora de que terminemos con la hipocresía de vivir bajo el yugo de una falsa libertad de expresión, en la cual toda opinión que se insubordine al arbitrario catecismo progresista deba ser sancionado, aunque lo dicho sea comprobadamente cierto, como en el caso que nos ocupa.
Es autor es abogado, docente y escritor. Su último libro se titula "El Libro Negro de la Nueva Izquierda. Ideología de Género o Subversión Cultural" (Ed. Grupo Unión)
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