miércoles, 13 de abril de 2016

Las fuerzas navales argentinas en el conflicto

La Armada, la Prefectura y la Marina Mercante, con roles clave en las operaciones en la Guerra de Malvinas

Por: Fernando Morales - Infobae
Dos hombres que vivieron situaciones extremas en las aguas del Atlántico Sur contaron sus experiencias en diálogo con Infobae




Dentro de la serie de notas publicadas por Infobae, en coincidencia con el 34° aniversario de la guerra de Malvinas, brindan su testimonio dos hombres de mar que siendo jóvenes oficiales de sus respectivas fuerzas, vivieron situaciones extremas en las aguas de nuestro Atlántico Sur
El hoy Contraalmirante VGM Eduardo Fondevila Sancet es Jefe de Logística del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas. Por su parte, el Prefecto Mayor VGM Osvaldo Aguirre ocupa en la actualidad el cargo de Jefe del Departamento Veteranos de Guerra de la Prefectura Naval Argentina. Pero no siempre fueron acabados profesionales con aquilatada experiencia y mucha "sal marina" en su sangre. Allá por abril de 1982 Fondevila Sanset era un joven oficial de la Armada Argentina en su primera jerarquía (Guardiamarina) embarcado en buque ARA "Alférez Sobral" tenía a su cargo el Detall General y los pañoles de la nave, un cargo típico de un marino que comienza a transitar la cubierta de un buque, y Aguirre se desempeñaba con la jerarquía de Oficial Principal de la Prefectura Naval Argentina, como Primer oficial del buque Guardacostas "Islas Malvinas". En la práctica este cargo implicaba ser la segunda autoridad del buque luego de su Capitán.
Dos hombres, dos Instituciones, dos buques; el mismo destino
El "Alférez Sobral" es una nave de 43 metros. de eslora ( largo), se encuentra en servicio desde 1944, habiendo revistado en la Armada de los Estados Unidos antes de ser incorporado a la Armada en 1972. Su misión fundamental es la realización de tareas auxiliares para la flota de mar y en zonas costeras.
El 17 de marzo de 1982 su comandante, el Capitán de Corbeta Sergio Gómez Roca, recibió la orden de alistar la nave para zarpar cuanto antes; ninguno de los 60 tripulantes conocía el destino de la travesía. Una vez en mar abierto, la tripulación fue notificada de los planes de recuperación del archipiélago malvinense.
Entre el 1° y el 30 de abril el buque realizó diversas tareas de apoyo logístico a las fuerzas desplegadas en el archipiélago; concretamente el 17, la nave se posicionó estratégicamente al oeste de las islas para servir de buque de rescate ante eventuales derribos o ataques a naves argentinas.
El 1° de mayo, el "Sobral" acude al rescate de la tripulación de un avión Camberra de la FAA que había sido derribado por el enemigo. Pero en plena travesía hacia esa misión en la mañana del 2 se recibe la noticia del hundimiento del Crucero "ARA Gral Belgrano". En forma inmediata, la atención se centró en la búsqueda y rescate de las decenas de náufragos que se hallaban en las heladas aguas.
El Guardacostas "Islas Malvinas," una de las embarcaciones patrulleras más modernas de la Prefectura Naval por aquellos días, fue parte del componente que la fuerza policial desplegó en la zona del conflicto. Su tarea básica era el patrullaje, transporte de personal, tareas de reconocimiento; practicaje en zonas minadas y muchas otras que excedieron el rol policial de la institución.
El 1 de mayo a las 15:20, la nave se encontraba fondeada en "Bahía de la Anunciación" en momentos en que es atacado por un helicóptero de exploración inglés. La aeronave era parte de la dotación de la fragata HMS Alacrity; el guardacostas repele la agresión mediante el fuego de armas de uso policial, fusiles y ametralladoras diseñados para otro tipo de tareas. En la emergencia se usa también armamento de mano de la dotación. En la acción es herido un tripulante y el fuego procedente del guardacostas causa averías que hacen que la nave inglesa se aleje de la acción.
La transición del 2 al 3 de mayo sería tremenda para la dotación del Sobral. Sobrevolados también por un helicóptero, la tripulación se alista en los puestos de combate; solo un sobrevuelo primero, pero que crea el clima previo a lo inevitable. Minutos después, una segunda aeronave se aproxima y se entabla el combate. Metralla de 20mm y cañón de 40mm en medio de un mar embravecido resultan suficientes para que el helicóptero abandone la posición. Ciertamente este no sería el final de su trágica historia.
A los pocos minutos, lejanos destellos anunciaban lo que se avecinaba: misiles de la clase "Sea Skua" lanzados desde helicópteros Sea Lynx harían del "Sobral" su blanco. Un primer impacto destruye la embarcación menor que se encontraba a bordo del buque. Otro misil pasa de largo sin impactar. El "Sobral" abre fuego en medio de la oscuridad. Sobreviene la calma y se evalúan daños pero a la 1:20 del mismo 3 de mayo un ataque devastador arrasa con el puente de mando llevándose la vida del Comandante de la nave Capitán Sergio Gómez Roca y otros siete tripulantes.
Así como la crónica entrecruza las historias, una y otra nave parecen hermanadas en un destino común, buques pequeños en lucha desigual, entrega y templanza de tripulaciones dispuestas a dar todo en el cumplimiento del deber. Este es solo un pequeño prólogo de dos de las tantas acciones heroicas que la gesta de Malvinas encierra, más allá del resultado final de la batalla.
Lo que sigue son las vivencias de dos hombres que honraron que cumplieron su deber en 1982 y que hasta el día de hoy siguen sirviendo con voluntad, con orgullo y por sobre todo con honor a su bandera y a su patria.
El Guardacostas "Islas Malvinas" cumplió con la totalidad de las misiones que se le asignaran. Lo hizo a pesar de tener limitada su potencia de máquinas a la mitad por averías sufridas en una de sus hélices. Posteriormente al producirse la rendición de las fuerzas argentinas, sobrevino el indescriptible dolor que para todo marino implica el hecho de entregar su buque y ser tomado prisionero.
El "Sobral", herido de gravedad pero no muerto, con improvisados elementos de navegación pudo emprender el regreso al continente, arribando a Puerto Deseado en la noche del 5 de mayo.

Aguirre y Fondevila Sancet aquilatan recuerdos e historias. Las instituciones que representan junto a un importante número de buques mercantes y pesqueros constituyeron el componente naval en la guerra. Los buques de unos y otros se diferenciaban por su tamaño, por su armamento y por su misión. Eran iguales tal vez solo en una cosa: el valor puesto de manifiesto por todos y cada uno de los tripulantes, el que está más allá de cualquier análisis político sobre las situación institucional del país al iniciarse el conflicto. Ellos lo saben, lo importante es que el resto de la sociedad lo comprenda.



martes, 12 de abril de 2016

VGM: Un casco vuelve a su dueño con emoción

La emoción de un soldado que recuperó su casco 34 años después
La conmovedora historia de un ex combatiente

Un argentino que vive en Inglaterra lo había comprado en un remate y ayer se lo trajo. Y se emocionaron juntos. 


Matías Picchio, coleccionista de cascos de guerra, argentino y viviendo en Gran Bretaña, llegó a Sarmiento, Chubut, a devolverle el casco a José Muñoz, que lo usó en Malvinas.

Carlos Guajardo - Clarín 

El casco que el excombatiente de Malvinas José Muñoz esperó durante 34 años ya está en sus manos otra vez. El joven argentino Matías Picchio, que reside en Inglaterra, lo compró en un remate y vino ayer a Sarmiento, una localidad ubicada en el sur de Chubut, a 150 kilómetros de Comodoro Rivadavia, para conocer a Muñoz y entregarle el casco en un emotivo acto de vigilia denominado “Sarmiento le canta a Las Malvinas”, realizado en el gimnasio municipal ante casi 5 mil personas.

 A las 0,30 de ayer, Muñoz y Picchio se vieron la cara por primera vez en el acto y Muñoz tuvo por fin el único recuerdo de su paso por el conflicto. Es que el día de la rendición, los ingleses le sacaron todo.

“Colecciono cascos. Pero este es uno muy especial. Además creo que fue el destino el que me cruzó con él para que pueda volver a las manos de quien lo usó en Malvinas”, le dijo Picchio a Clarín.

El muchacho de 40 años se fue a Inglaterra en 2002. Es técnico mecánico de aviones y en este momento viaja por distintos países del viejo continente desarrollando su profesión. Nació en el barrio de Belgrano y llegó a Sarmiento con sus padres Joaquín y Ada. Antes de emigrar trabajó en LAPA, donde lo indemnizaron y con ese dinero pudo viajar a Europa.

“Mi hobby es coleccionar cascos. Tengo de la Primera y Segunda Guerra Mundial, de Vietnam y del Golfo. Serán alrededor de 40. También tengo otros dos de Malvinas, pero no puedo identificar de quienes fueron. En el caso de José no fue complicado porque su nombre estaba escrito en el fondo. Y también el del Regimiento de Infantería 25 al que perteneció. Entonces empecé a buscarlo por Internet hasta que pude dar con la historia que contó Paola, su sobrina. Y así fue que nos comunicamos. Y bueno, aquí estoy”, contó Matías Picchio.

Paola Muñoz es una joven periodista de Sarmiento. El 2 de abril del año pasado publicó en una red social la historia de su tío José. Y ahí fue donde dijo que “no lo queda ningún recuerdo. Lo único que tenía era el casco pero los ingleses se lo sacaron cuando lo hicieron prisionero”.

El destino quiso que redes sociales de por medio y la edición de un diario local, la conectaran con Picchio que ya había visto en el interior del casco el nombre de José y del Regimiento de Infantería 25 al que pertenecía.

El excombatiente José Muñoz tiene 9 hijos. Su primera hija tiene 34 años. Nació justo el día antes que embarcaron a Muñoz hacia la guerra. Se llama Silvana de los Angeles. Al más chico le dicen “Muñeco” y tiene 4 años. “A Silvana la vi el día que nació, y después me llevaron”, le contó José a Clarín y dijo que recién se enteró que iba a Malvinas cuando estaban arriba de un barco.

Apenas se inició el sábado, José y Matías se encontraron en el escenario. Ninguno de los dos pudo contener el llanto. Igual que las miles de personas que estaban en el gimnasio. José Muñoz levantó su casco y abrazando a Matías gritó entre lágrimas ¡Viva la patria! Todos lo siguieron.

En una charla con Clarín narró como fue el día de la rendición en Malvinas. “Los ingleses nos abrazaban y traductor de por medio nos decían “la guerra terminó, ahora somos hermanos. Este no es un problema nuestro”. Y recordó al superior que les informó que iban a la guerra cuando estaban arriba del barco en Puerto Deseado: “Señores, ustedes van a ir a una guerra. Esto es para varones. El que se quiere bajar que se baje”. Todos se quedaron

En la mañana de ayer, Matías Picchio fue a visitar el Regimiento de Infantería 25, con el que Muñoz fue a la guerra apenas un día después de ingresar al servicio militar. Y por su gesto, que fue ovacionado por todo el gimnasio, los veteranos lo invitaron a desfilar con ellos en el acto que se desarrolló a las 10 en el monumento de Malvinas de Sarmiento

lunes, 11 de abril de 2016

Mujeres argentinas en el conflicto



Mujeres en Malvinas: presencia incómoda, pero clave



AHORA Y AYER. Silvia Barrera (izq.) y Susana Maza (der.) aún son compañeras en el Hospital Militar. En la Guera de Malvinas fueron instrumentistas quirúrgicas. | Foto: Pablo Cuarterolo


Fueron 16 las que participaron del conflicto. Tardaron entre 10 y 20 años en contar su historia públicamente. Dos instrumentistas quirúrgicas revelan detalles de sus
días a bordo del Irízar.
 
Por Agustina Grasso.- Perfil
En Malvinas hubo otra guerra. Una guerra que llevó años en ser contada. Una guerra de mujeres. En total fueron 16 las que fueron reconocidas como partícipes del conflicto, entre enfermeras de la armada, la aeronáutica y la marina mercante, instrumentistas quirúrgicas del ejército y radioperadoras.
Bajo fuego, en Puerto Argentino sólo estuvieron seis y eran las instrumentistas quirúrgicas. Una de ellas fue Silvia Barrera. Tenía 23 años cuando se alistó como voluntaria. De un día para otro le dijeron que viajaría. En esas horas perdió dos cosas importantes: su pelo largo y un novio. Para su colega Susana Maza, de 25 años, ése no fue un problema. Ya estaba separada. Pero tenía una hija de nueve años. No le costó despedirse. Su prioridad en ese momento era la Patria.
Treinta y cuatro años después, Silvia y Susana siguen trabajando en el mismo lugar: el Hospital Militar de Buenos Aires. Siguen siendo compañeras y son las caras femeninas que más se animan a contar su historia. El resto prefiere olvidar o tan sólo no hablar en público del tema. A ellas les llevó entre diez y veinte años. Siempre  lo hacen desde su oficina. Están acostumbradas a las entrevistas.
Barrera: En los 80 había tres canales solos y en uno estaban los sábados de superacción. Esa idea idílica era la que teníamos de lo que podía llegar a ser la guerra. Con esa idea nos fuimos a Malvinas.
Maza: Un día como hoy llegaron y nos dijeron quién quería ir. Quién se ofrecía de voluntaria. En principio, éramos quince, pero cuando nos dijeron que salíamos mañana, quedamos cinco y una de Campo de Mayo.



En ese momento no había mujeres incorporadas al ejército con grado militar. Pero tampoco instrumentistas varones.
La guerra tenía casi dos meses y las necesitaba.
M: Yo tenía una hija de nueve años. Pero ya habíamos decidido ir. Quizás suena muy poético, muy idílico. Pero siempre digo lo mismo, la Patria nos necesitaba y cada uno en su puesto. Apoyábamos una decisión, acertada o no, de un gobierno cívico militar y la cumplimos porque era la Patria. No era un gobierno, ni un hombre.
Disfraces. Antes de partir  les dieron ropa de verano y pocas indicaciones. “Todas vestíamos de verde y con ropa de verano para un lugar donde hacía cinco grados bajo cero. Como no había mujeres militares en ese entonces, íbamos disfrazadas con ropa de hombre y con borceguíes, que el más chico era número 40”, detalla Silvia. Para tratar de aminorar el efecto se ponían varios pares de medias. No llevaban recuerdos de ninguna clase, ni pijamas.
Lo femenino. Su papá le había comprado una cámara de fotos Minolta Pocket, “la más chica que había conseguido”, que  escondió en sus zapatos.
“Igual en las fotos salimos bien arregladitas. Hoy no nos acordamos si dormimos, si nos bañamos. Pero sin embargo estamos ahí todas pintaditas.  Además –siempre digo– si bien en el quirófano una está toda tapada, si el paciente ve una cara femenina lo relaciona con la mamá, la hermana, la mujer. Es una contención”, agrega Silvia, con sombra celeste claro sobre sus ojos, la misma que la de las viejas fotos. A fines de mayo del 82 salieron en un vuelo de línea hacia Río Gallegos, donde nadie sabía que llegaban, ni esperaban ver mujeres vestidas de verde.
B: No nos daban bolilla. Preguntábamos por todos lados dónde teníamos que ir.  Hasta que nos encontramos con un médico que nos llevó hasta el hospital regional.
“¿Es verdad que van a Malvinas?”, les pregunta un general. Ellas le responden seriamente que sí. Un helicóptero los llevó a unos galpones de la aeronáutica en el puerto de Punta Quilla y  luego al rompehielos Almirante Irízar, adaptado como buque hospital. Allí pasaron diez días, donde el recibimiento tampoco fue con pompas. En el barco no esperaban mujeres, menos del ejército. “A los de la marina mucha gracia no les causó. Pero bueno, una vez que te ponés a trabajar ya no importa si sos hombre o mujer”.



—¿Cómo fueron los días allí?
B: Te daban un mapita que era muy confuso. Imaginate que era la primera vez que subíamos a semejante buque. Se  movía, y ellos a propósito nos hicieron un simulacro de emergencias apenas llegamos.
M: Nos habían asignado camarotes, pero preferíamos estar todas juntas en una sala prequirúrgica donde nos acomodamos.
Ellas cuentan que el comandante del buque, el capitán Luis Prado, y el coronel Enrique Ceballos, director del hospital de Puerto Argentino, decidieron que era preferible que, como estaban en medio de un combate, esperaran a descender.
M: Como era muy intenso el bombardeo sobre Puerto Argentino ya se preveía un cese de hostilidades. Entonces si bajábamos se temía que pasáramos a engrosar las filas de prisioneros.
B: Además, sin grado militar no podías estar en las islas Malvinas, así que había que esperar el desarrollo del trámite en el barco. Como eso tardaba y por como estaba la situación, nos quedamos a trabajar en el barco, que tenía quirófano y estaba muy bien equipado.
—¿En algún momento se preguntaron qué hago acá o temieron por sus vidas?
M: No.
B: Nosotras, unas inconscientes. Cuando salíamos afuera a fumar veíamos los bombardeos sobre nuestras cabezas y decíamos: “Hay que volver a trabajar”.
M: Además nosotras estamos preparadas para situaciones de emergencia. No es que seamos frías, pero tenés que dejar el sentimentalismo de lado.
—¿Cómo fue la vuelta?
M: No fue agradable. De un golpe todo había terminado. Lloramos porque no podíamos seguir ayudando.
B: Además nos habían hecho firmar un documento que decía que no podíamos contar a la prensa lo que había pasado. Por mucho tiempo no dimos entrevistas. Pasaron de diez a veinte años hasta que hablamos.

Un rompehielos transformado en hospital

En la Guerra de Malvinas hubo seis buques hospitales, cuatro británicos y dos argentinos, que socorrieron a los heridos, enfermos y náufragos, asistiéndolos  y trasladándolos a un lugar seguro y adecuado para su recuperación.  A partir del 1° de junio de 1982 se dispuso del rompehielos ARA Almirante Irízar y del transporte polar ARA Bahía Paraíso. Ambos fueron adaptados en poco menos de cinco días con unidades hospitalarias con una capacidad para cientos de camas, un hangar para helicópteros, quirófanos, laboratorios, salas de rayos y de yesos, terapia intensiva y más consultorios. A este buque llegaron seis instrumentistas quirúrgicas: Silvia Barrera, Susana Maza, Norma Navarro, Cecilia Ricchieri y María Marta Leme, del Hospital Militar, y María Angélica Sendes de Campo de Mayo. Todas tenían entre 23 y 27 años.
Su llegada fue dura. Los marinos no las esperaban, pero después terminaron dándoles consejos. “No estábamos acostumbradas al movimiento del barco, nos daba náuseas. Así que ellos nos decían que comiéramos pan y puré de papa y con eso se nos pasaba”, recuerda Silvia. Operar sobre aguas no es una tarea sencilla. También rememora que para las intervenciones se ataban con gasa a las camillas.
* Nota publicada en la edición impresa de DIARIO PERFIL

domingo, 10 de abril de 2016

El descubrimiento de las islas

¿Quién descubrió las Islas Malvinas?

Por: Juan Pablo Bustos Thames - Infobae
Es un misterio y fuente de debate. Los yámanas, un navegante chino, un desertor de la expedición de Magallanes, Américo Vespucio y otras hipótesis. El dudoso "descubrimiento" inglés



El Islario de Alonso Santa Cruz (1541) ubica las islas con bastante precisión

La presencia en el archipiélago del zorro-lobo malvinense, también denominado Guará (hoy extinto), especie evolucionada del primitivo "perro de los yámanas", abonó la teoría de que fueron los yámanas los primeros humanos en llegar a las islas.

Los yámanas o yaganes eran aborígenes que vivían en la mitad sur de Tierra del Fuego. Vecinos de los onas, que habitaban el norte de la isla. De naturaleza nómade, vivían de la pesca, la caza, y de la recolección de mariscos. Se desplazaban en canoas en las que eran bastante diestros. Navegaban por los canales fueguinos y llegaron hasta el Cabo de Hornos.


Los yámanes fueguinos, posiblemente los primeros humanos en pisar las islas Malvinas

Onas y yámanas tenían como mascotas un curioso canino, de mediano tamaño, llamado "perro yagán", "perro fueguino" o "perro de los yámanas". Fue descripto por el estudioso argentino Julio Popper en 1887: "Con orejas paradas y gruesa cola, tiene cierto parecido con el zorro, aunque su color es a veces enteramente blanco. Acostumbrado a apreciar en la raza canina su proverbial adhesión hacia el hombre, me causó extrañeza la circunstancia, observada repetidas veces, de que el perro fueguino carece absolutamente de esas calidades. Nunca los vi, por grande que fuera su número, tomar una actitud agresiva o bien defender a sus amos cuando éstos se hallaban en peligro. He averiguado además que no sirven para la caza del guanaco". No eran perros de caza ni de guardia. ¿Para qué servían entonces? Daban calor a los humanos, en las tolderías.


Un ejemplar de "guará" embalsamado
HALLAZGOS ANTROPOLÓGICOS AL SUR DE LA ISLA SOLEDAD APOYAN LA TESIS DEL AVISTAMIENTO SUDAMERICANO DEL ARCHIPIÉLAGO

Algunos creen que en uno de sus tantos viajes, en canoas, a Malvinas, los yaganes olvidaron a algunos perros, que luego se multiplicaron en la pradera de las islas. Allí evolucionaron, adquiriendo mayor tamaño, más pelaje y cambiando su pigmentación. Sin embargo, estudios de ADN que realizó la Universidad de California de Los Angeles en 2009, emparentaron a los extintos canes malvinenses con los "aguará guazú" de la región subtropical del este sudamericano; y determinaron que arribaron a las islas mucho antes de la llegada del hombre a Sudamérica. No obstante ello, otro dato que apoya la tesis del avistamiento sudamericano del archipiélago es que en el sur de la Isla Soledad se encontraron puntas de flechas, restos de una canoa y de madera; siendo que no hay árboles originarios de las islas.

En 2003 un historiador inglés aventuró la hipótesis de que el explorador chino Hong Bao descubrió las Malvinas y toda América del Sur hacia 1442; pero sin proporcionar fundamentos al respecto, ni documentación que la respaldase.


Los mapas de Américo Vespucio

El siguiente registro histórico de quien pudo haber descubierto el archipiélago corresponde al famoso navegante florentino, al servicio de Portugal, Américo Vespucio; que diera nombre al Nuevo Mundo. En mayo de 1501 partió de Lisboa, como parte de la expedición de Gonzalo Coelho. Por algún motivo, el florentino tomó el mando cuando navegaba por el Atlántico, a partir de los 32º de Latitud Sur. El 4 de Setiembre de 1504, ya de regreso a Lisboa, Vespucio escribió al entonces mandatario de Florencia, Piero Soderini su carta: "Lettera di Amerigo Vespucci delle isole nuovamente trovate in quatro suoi viaggi". Decía: "Y tanto navegamos por ese viento [del SE] que nos encontrábamos tan altos, que el polo del mediodía se elevaba fuera de nuestro horizonte 52° y no veíamos las estrellas... del puerto de donde partimos unas 500 leguas por el SE.... En medio de esta tormenta avistamos el día 7 de Abril una nueva tierra de la cual recorrimos cerca de 20 leguas encontrando la costa brava, y no vimos en ella puerto alguno ni gente, creo porque era el frío tan intenso que ninguno de la flota se podía remediar ni soportarlo". Se trata, como señala Paul Groussac, de un pasaje vago e impreciso. Dice que había cruzado los 52º de Latitud Sur (las Malvinas están a partir de los 51º21', aproximadamente; con lo cual podría tratarse de este archipiélago); pero por la descripción que formula de la costa, bien podría tratarse, también de la Patagonia argentina.


El navegante Américo Vespucio

No obstante, el polémico Vespucio se contradice con otra carta dirigida dos años antes a Lorenzo di Pierfrancesco de Médicis, titulada: "Mundus Novus"; donde admitió que navegó hasta los 50º de Latitud Sur. Al no encontrar costa, decidió volver a Portugal.

El registro posterior de las islas data de 1513 y es el famoso plano elaborado por almirante y cartógrafo turco Piri Reis, donde en forma sorprendente, dibuja todo el perfil reconocible de la costa oriental sudamericana, vagamente explorada en la época. Al margen del mapa, el otomano refiere como fuentes de su trabajo a un mapa de Cristóbal Colón, hallado en un barco español capturado por los turcos en 1501, cuatro mapas portugueses posteriores, y el informe de un prisionero, veterano de los viajes de Colón, capturado por los turcos, y reducido a la esclavitud por un tío del almirante. El extremo sur de América no está muy reconocible; ya que la costa patagónica está desplazada horizontalmente hacia arriba, quizás por falta de espacio en el pergamino, o por pretender llevar el globo terráqueo a un planisferio. Cerca de la boca de lo que sería el Estrecho de Magallanes puede apreciarse un archipiélago. La isla principal se muestra como "Isla de Sare" (en caracteres arábigos). Podrían tratarse de nuestras Malvinas. Una nota denota que están desiertas; y tienen una prolongada primavera. Se podría creer que Piri Reis se basó en Vespucio para confeccionar esta carta.

De 1519 (aproximadamente) data el "Mapamundi", que conforma el "Atlas Miller", una joya de la cartografía portuguesa de principios del Siglo XVI, y que se guarda en la Biblioteca Nacional de Francia. En ese planisferio circular de 33 cm de diámetro, magistralmente coloreado, se puede apreciar un archipiélago semejante a las Malvinas, frente del Estrecho de Magallanes (antes de su descubrimiento).


El Atlas Miller

Con posterioridad a 1520 abunda la localización de islas frente al Estrecho en la cartografía europea; lo que nos lleva a sospechar que las mismas fueron avistadas por algún buque español de la expedición de Fernando de Magallanes.

El piloto Esteban Gómez desertó de la expedición de Magallanes, usurpando el mando de la nave San Antonio, el 1º de Noviembre de 1520 (fecha del descubrimiento del Estrecho). En forma solapada, evitó introducirse en dicho paso, siguiendo a las otras tres naves de la flota; se amotinó y enfiló hacia el Noreste, de regreso a España, enemistado con el gran descubridor. En el camino debía toparse, necesariamente con las Malvinas. Sin embargo, no quedó documentado este descubrimiento y tampoco Gómez dijo nada al respecto en el proceso que después se le siguió en España; luego de arribar a Sevilla, el 6 de Mayo de 1521. No obstante ello, a partir de entonces, se popularizó la impresión de mapas, identificando a las islas como "Sansón"; que tal vez derivaba de "San Antón", apócope de "San Antonio", el nombre de la nao desertora.

Las islas "Sansón"

En la Biblioteca Nacional de París hay un mapa en "Le Gran Insulaire", Vol I, pág. 229, obra del fraile André Thevet, de 1586 (6 años antes de que los británicos se acercaran siquiera a las islas). Allí se lee: "Les isles de Sansón ou des Geants" (las islas de Sansón o de los Gigantes), en el preciso lugar donde deberían estar las Malvinas. Al lado hay una descripción del autor, que indica que estas islas le fueron referenciadas por un piloto portugués que integraba la expedición de Magallanes. Ello constituye una prueba de que la nao desertora muy probablemente avistó las islas y les dio esa denominación.


Un mapa ubica las islas de "Sanson"

La próxima noticia corresponderá a otra expedición española de Simón de Alcazaba y Sotomayor, que al mando de las naves San Pedro y Madre de Dios, partió el 21 de Septiembre de 1534. Una tormenta en el Río de la Plata las separó, y volvieron a encontrarse providencialmente en la boca del Estrecho. Las crónicas registran el avistaje de unas islas: "Surgimos a la boca del estrecho; al otro día amaneció con nosotros la nao San Pedro, que había estado tomando agua en el puerto de Santo Domingo, y allí descubrió unas islas en la mar de las cuales hallaron mucha cantidad de bestias, aunque en verdad, de la mitad hacia arriba, parecían leones, por el bramido que daban y su ferocidad, y por el cerco que tenían y los colmillos". La San Pedro debió haber encontrado una colonia de elefantes marinos en las islas avistadas.

En Agosto de 1539 zarparon de Sevilla cuatro naves armadas por el obispo de Plasencia para colonizar el Estrecho de Magallanes, a donde arribaron tres de ellas en enero de 1540. Allí sufrieron un temporal, y se dispersaron. Una terminó arrastrada hacia las Malvinas, donde divisó dos islas. Se ha perdido el nombre de esta nave. La historia la bautizó como "Incógnita", pero se conservaron fragmentos de su bitácora, que da una reseña bastante aproximada a la geografía de las islas: pradera similar a la malvinense y perros; que podrían ser los "guarás". Allí permaneció la "Incógnita" hasta Diciembre, en que retornó a España, tomando antes posesión de estas tierras desiertas para la Corona de Castilla. A poco de regresar la Incógnita, en 1541 Alonso de Santa Cruz publicó su "Islario"; en cuyo mapa XV incorpora estas islas sesenta leguas al Este, paralelas a la boca del Estrecho, con esta leyenda: "Al oriente del puerto de San Julián... a cincuenta y un grados de altura". Es la ubicación de nuestras islas.

DAVIS NO DESCRIBIÓ CON PRECISIÓN LAS COORDENADAS DE SU SUPUESTO DESCUBRIMIENTO

El primer antecedente británico llegaría recién el 14 de Agosto de 1592, cuando el corsario John Davis, desertor de su expedición, registró: "El día 14 fuimos arrojados entre ciertas islas nunca antes descubiertas, y sobre las cuales ningún relato conocido hace mención; yacen cincuenta leguas o más desde la costa este hacia el Norte, desde el estrecho". Esta versión ha sido criticada por muchos estudiosos. Davis no describió con precisión las coordenadas de su supuesto descubrimiento. Los pocos indicios que da tampoco lo ubican en Malvinas, sino directamente en mar abierto. La descripción que luego dieron algunos de sus marineros fue tachada de copia de las observaciones ya recabadas por otros exploradores.

Recién el 24 de enero de 1600 las islas fueron avistadas en forma indudable y descriptas con precisión por el marino holandés Sebald de Weert, al mando de la Gelof; que retornaba a Holanda, luego del naufragio del resto de su expedición. Las denominó Sebaldes o Sebaldinas; ubicadas sobre los 50° 40' de Latitud Sur, y a 60 leguas de la Patagonia. Por fin Europa había dado fehacientemente con las Malvinas.

viernes, 8 de abril de 2016

Una amapola británica en la tumba de Estevez



La misteriosa amapola para un argentino caído en las islas Malvinas
Una flor denominada "poppy" fue encontrada sobre la tumba del teniente Roberto Néstor Estévez. Protocolo y tradición, en el cementerio de Darwin. Galería de imágenes.



Cementerio de Darwin: amapolas sobre algunas tumbas. | Foto: Eddie Pszemiarower

La tumba de Estevez

Se trata de una tradición británica que data desde 1921. Para conmemorar a los caídos en conflictos bélicos se usan amapolas artificiales ("remembrance poppy") como prendedores en la ropa, o bien se depositan amapolas naturales en las tumbas o memoriales de los fallecidos.

La costumbre fue inspirada por el poema In Flanders Fields escrito por el teniente coronel médico John McCrae, quien lo escribió en diciembre de 1915 tras presenciar la muerte un amigo, también teniente, durante una batalla cerca de un campo de amapolas en plena Primera Guerra Mundial, según consignó BBC News.

En esta semana, una anónima flor de amapola fue encontrada sobre la tumba del Teniente 1º (post mortem) Roberto Néstor Estévez, del Regimiento de Infantería Mecanizado Nº 25, en el Cementerio de Darwin, de las Islas Malvinas.

Todos los 11 de noviembre se celebra, en los países que conforman el Commonwealth, el Día del Recuerdo o Día de los Veteranos. Tal vez la amapola haya sido dejada en esa fecha del año pasado, o bien el reciente 24 de febrero, en cuya misma fecha de 1957 nació Estévez.



Perfil.com contactó a Sebastián Socodo, cuidador argentino del Cementerio de las Islas Malvinas, quien confirmó que "pudo haber sido cualquier persona". Cierto es también que en junio de 2012, excombatientes ingleses junto con el entonces secretario de Estado británico para América Latina, Jeremy Browne, depositaron amapolas en el cementerio San Carlos de la isla Soledad y también rindieron homenaje a los argentinos caídos cuyas tumbas yacen en el camposanto de Darwin.

 Estévez fue un oficial del Ejército Argentino, murió a los 25 años, en la Batalla de Pradera del Ganso. La figura del teniente fallecido es una de las más importantes influencias en el Ejército Argentino, catalogado como un ejemplo de "liderazgo, valor y coraje". Tal vez estos valores hayan sido también admirados por los experimentados militares británicos quienes en contadas ocasiones confesaron su respeto por los soldados argentinos. Respeto que, en múltiples casos generó una particular amistad, tal vez inexplicable por ellos mismos.



A metros de la tumba de Estévez se encuentran una serie de tumbas anónimas. Una de ellas, también es acompañada por otra amapola.

Desde 2012, el Estado argentino viene requiriendo al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) que trate la cuestión de la identificación de los restos de los 123 soldados argentinos no identificados caídos en la islas. A comienzos de noviembre de 2015, Peter Maurer, presidente del CICR manifestó su optimismo sobre el avance del proceso a partir de la reunión mantenida recientemente con la contraparte británica. A su vez, reiteró la disposición de la Cruz Roja para facilitar el proceso de exhumación e identificación de los cuerpos.


La tumba de Estevez

Fuentes de Cancillería confirmaron a Perfil.com que se está trabajando intensamente en este sentido y se esperan importantes novedades próximamente. Sólo se espera la aprobación del Reino Unido para que una misión técnica de evaluación de la Cruz Roja se despliegue en el terreno para cumplir con el objetivo señalado.

De momento, las amapolas continúan con su reposo en silencio sobre las tumbas al rendir homenaje a los caídos, hayan sido argentinos o británicos.

jueves, 7 de abril de 2016

RN deja sin guardia a los kelpers

La prensa británica asegura que Malvinas quedó sin la guardia de la Marina Real
Según el diario The Independent, el gobierno británico quitó a sus buques de guerra de la zona por primera vez desde 1982



Los buques de guerra de la Marina Real británica han custodiado siempre las Malvinas desde el conflicto con Argentina en 1982. Crédito: Shutterstock

Infobae

El Gobierno británico habría dejado a las Islas Malvinas sin la protección de una fragata o un destructor por primera vez desde la guerra en 1982 con Argentina, según informa The Independent.

De acuerdo con el periódico digital británico, los recortes y la falta de personal han llevado a no reemplazar la fragata que hasta noviembre patrulló las aguas cercanas al archipiélago, sobre el que Argentina reclama el control.

Según The Independent, la Marina británica ha decidido concentrar sus recursos en supervisar los movimientos navales rusos, al tiempo que trata de resolver una serie de problemas mecánicos en sus destructores Type 45.

En declaraciones al periódico, la portavoz de defensa del opositor Partido Laborista, Emily Thornberry, tilda la situación de "inaceptable" y pide al ministerio de Defensa que despache un buque de guerra de inmediato al Atlántico Sur.

Un portavoz de ese ministerio ha declarado que "las Malvinas continúan estando bien protegidas por el barco de guerra de patrulla HMS Clyde, un barco de apoyo de la Royal Fleet Auxiliary y unos 1.200 efectivos que operan Typhoons de la RAF (Real Fuerza Aérea) y defensas terrestres".

El Gobierno del primer ministro conservador David Cameron se ha comprometido a mantener una presencia permanente en el Atlántico Sur para velar por los intereses de los malvinenses, que en 2013 votaron en referéndum a favor de permanecer bajo jurisdicción británica.

La noticia de la ausencia de una fragata o un destructor en la zona se publica en un momento de renovadas tensiones entre Argentina y Reino Unido, después de que Buenos Aires asegurara esta semana que la ONU ha aprobado la extensión de los límites de la plataforma continental argentina, lo que afectaría a las Malvinas.

El presidente argentino, Mauricio Macri, sostuvo que se ganarán 1.700.000 kilómetros cuadrados de profundidad, "y el reconocimiento por parte de la ONU de la existencia de una disputa por la soberanía de las Islas Malvinas", lo que aparentemente se menciona en el dictamen.

El Gobierno del Reino Unido respondió que la Comisión del Límite Exterior de la Plataforma Continental de la ONU aún no ha dado a conocer oficialmente su decisión y que en todo caso esta "no es vinculante".

El Ejecutivo de las Islas Malvinas ha pedido clarificación sobre los efectos de la presunta decisión de la ONU al Estado británico, que desde 1833 tiene soberanía sobre el territorio y ejerce las competencias de defensa y asuntos exteriores.

martes, 5 de abril de 2016

Aprovechando la nueva resolución de la ONU


Plataforma Continental: entre la celebración legítima y el efectismo innecesario




(FNM) En un encuentro celebrado en el Palacio San Martín durante la mañana del lunes 28, el Gobierno efectuó una presentación del Límite Exterior de la Plataforma Continental Argentina, al culminarse exitosamente una parte del largo y complejo proceso tendiente a definir límites “definitivos y obligatorios”, según lo establecido por la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR). La complejidad del tema y cierto descuido en la presentación de la información, contribuyeron sin embargo a generar interpretaciones erróneas y triunfalistas que se han venido difundiendo en medios de prensa durante las últimas horas.

En efecto, se ha creado la inexacta idea de que el país ha “sumado” algo más de 1.700.000 kilómetros cuadrados adicionales de plataforma continental merced a un “fallo” de la Comisión de Límites de la Plataforma Continental de la ONU (CLPC). En rigor la favorable respuesta de la Comisión –que no es un “fallo”-, se refiere a apenas una fracción mínima de tamaña superficie.

Los antecedentes

Haciendo un poco de memoria, podrá recordarse que el 21 de abril de 2009 –y tras más de diez años de responsables y complejos trabajos científicos desarrollados durante diferentes gobiernos-, Argentina presentó  en la sede de la ONU ante la CLPC,  la información sobre los límites de su plataforma continental más allá de las 200 millas marinas de sus costas, determinados según los criterios establecidos en el Art 76 de la CONVEMAR. Lo hizo, según lo narró oportunamente NUESTROMAR, “dentro de los plazos estipulados, y con la profundidad y rigor técnicos que tan seria –y compleja- elaboración merecen”.            

La presentación argentina incluyó el límite exterior de la plataforma continental correspondiente al total del territorio argentino, tanto en su porción continental, como insular, -incluidas Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur- y también al de la Antártida Argentina.

Dicha propuesta de delimitación, arroja un total de 1.782.000 km2 “adicionales” de plataforma, esto es, plataforma que se extiende más allá de las 200 millas marinas medidas desde las líneas de base (la costa).

Una vez entregada la propuesta, y siempre de acuerdo con las estipulaciones de la CONVEMAR, correspondió a la CLPC el examen de los datos e información presentados, a efectos de comprobar que los resultados se ajusten efectivamente a las pautas del Art. 76. El proceso de análisis por parte de la Comisión es interactivo con el Estado ribereño y puede demandar una considerable cantidad de reuniones aclaratorias y de discusión de los aspectos técnicos de la presentación.

Una vez efectuado el examen de la presentación, la Comisión puede formular recomendaciones al Estado ribereño, sobre cuestiones que se estime deban modificarse. El Estado ribereño puede aceptar dichas recomendaciones o reformular su propuesta y hacer una nueva presentación en un plazo razonable.  Una vez que el estado ribereño determine los límites en base a las recomendaciones de la CLPC, éstos serán considerados “definitivos y obligatorios”.

Lo que ha ocurrido días atrás – el 11 de marzo- es que la Comisión de Límites de la Plataforma Continental de la ONU (CLPC), adoptó por consenso (sin votos en contra), las Recomendaciones producidas como resultado del examen de una parte de la presentación argentina, que abarca solamente la porción norte de la plataforma (correspondiente con el litoral bonaerense y norpatagónico hasta la altura aproximada del Golfo San Jorge), y un pequeño sector al sur de Tierra del Fuego.

El resto de la presentación argentina, no fue considerada por la Comisión, en virtud del propio reglamento de la CLPC, que establece que “en casos en que haya una controversia territorial o marítima, la Comisión no examinará ni calificará la presentación hecha por cualquiera de los Estados Partes en esa controversia”.  Por ello, y ya en septiembre de 2009, la Comisión había determinado que de acuerdo con el reglamento, no se hallaba en condiciones de examinar ni de calificar la parte de la presentación que se refería a los espacios marítimos de las islas Malvinas, Georgias del Sur  y Sandwich del Sur, ni a la plataforma continental perteneciente a la Antártida. En síntesis, la Comisión (CLPC) solo analizó la propuesta de delimitación presentada por la Argentina en una fracción de su “plataforma ampliada” que no superaría el 20% de los anunciados 1,7 millones de km2.



Datos positivos

Varios fueron los aspectos positivos del proceso hasta aquí desarrollado, que fueron apropiadamente destacados durante la presentación ofrecida en el Palacio San Martín ante autoridades nacionales, invitados especiales y representantes de la prensa.

Entre otros, cabe destacarse el reconocimiento de la Comisión de la ONU –integrada por expertos internacionales- a la excelencia del trabajo y argumentos presentados y defendidos por los especialistas argentinos, integrados en la Comisión del Límite Exterior de la Plataforma Continental Argentina (COPLA), que realizaron un trabajo digno del mayor encomio. La complejidad técnica de la tarea y la utilización de todos los criterios y restricciones estipulados en la CONVEMAR hicieron del argentino un “leading case”. La consistencia del trabajo realizado permitió así arribar a un resultado con mínimos cambios respecto de la presentación original.

La tarea habría permitido asimismo, avanzar significativamente en el conocimiento geológico del margen continental, así como en la apreciación de sus potenciales recursos.

Un resultado no menor, es el referido al reconocimiento  por parte de la CLPC de la existencia de una "disputa de soberanía" en torno a las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, que el del Reino Unido pretendió desconocer.

Por otra parte, todo el desarrollo hasta aquí alcanzado – la creación de COPLA, el apoyo y financiamiento para su trabajo técnico, el involucramiento de las distintas instituciones participantes - en un proceso que lleva más de 20 años, ha demostrado que es posible encarar empresas trascedentes de manera coherente e ininterrumpida, más allá del signo político de los gobiernos y las dificultades coyunturales.

Los pendientes más acuciantes

Sin disminuir en un ápice los genuinos motivos de orgullo que dieron lugar al tono celebratorio de la reunión de este lunes, es imprescindible advertir con idéntico rigor, que la cuestión marítima continúa esencialmente fuera de la agenda nacional.

Presentaciones como la desarrollada, deberían enfatizar mucho más explícitamente el hecho de que la mayor parte de nuestros espacios marítimos se encuentran en situación de disputa, con límites que están lejos de obtener la aceptación internacional que los convierta en “definitivos y obligatorios”. Es precisamente en el mar, donde nuestra soberanía es sistemáticamente cuestionada y disputada. Sin embargo, y a pesar de tamaño riesgo, seguimos careciendo de una Política Oceánica Nacional que establezca objetivos, políticas y principios básicos, así como mecanismos de coordinación para orientar el accionar coherente de las distintas autoridades y actores del vasto,  vacío y descuidado escenario marítimo nacional.

Y si cabe celebrar la continuidad en la tarea de la delimitación de la Plataforma Continental, no podemos menor que lamentar la volubilidad de nuestras políticas en relación con “la cuestión Malvinas”, así como la inconstancia en la presencia en el espacio marítimo antártico.

Del mismo modo, es hora de dejar el “párrafo de ocasión” sobre los recursos marinos del lecho y subsuelo para encarar iniciativas concretas y continuas en materia de exploración y eventual explotación de los mismos.

Es de esperar, al menos, que las nuevas dirigencias comiencen por advertir y reconocer que el país necesita un cambio profundo en esa anodina aproximación a la problemática marítima con la que venimos actuando desde hace ya demasiadas décadas. (Fundación NUESTROMAR)

Artículo relacionado: Plataforma continental: un buen paso, un largo camino.