domingo, 27 de septiembre de 2015

El fracaso de Mikado

El día que comandos ingleses desaparecieron en operación militar secreta en territorio argentino




VÍCTOR ALVARADO - Mejor hablar de ciertas cosas

Plan contemplaba retirada por territorio chileno, donde el gobierno de Pinochet había garantizado recibirlos y evacuarlos de retorno a Inglaterra

Uno de los capítulos de la Guerra de las Malvinas que los ingleses mantienen en secreto al amparo de la decisión gubernamental que ordena considerar “top secret” todos los entretelones de su actuación en este conflicto, es la llamada “Operación Mikado” que terminó con la muerte de por lo menos ocho comandos ingleses en una fracasada misión en territorio argentino, con el objetivo de destruir la Base Aeronaval “Almirante Hermes Quijada”, en Río Grande, en Tierra del Fuego, en la zona austral.

El gobierno de la primera ministro Margaret Thatcher había llegado a la conclusión de que la única manera de detener la devastación de su flota naval por los Exocet, misiles y bombas de 500 kilos de los argentinos, era destruir los almacenes donde se guardaban estas mortíferas armas y los aviones que los transportaban, para lo cual ordenó lanzar una operación que los destruyera en el mismo territorio argentino. La base naval de Río Grande había sido identificada por la contrainteligencia inglesa como la base nodriza de estas armas.

Los ingleses, en última instancia, consideraban como objetivo mínimo de su operación destruir la planta de combustible de aviación “JP1” que abastecía a la flota aérea que hostigaba a su flota naval, con lo cual ésta no podría levantar vuelo nunca más.

Al momento del planeamiento de esta operación, los ingleses habían hundido el crucero argentino “General Belgrano”, cargado de conscriptos, con un saldo de 323 muertos y los rioplatenses en respuesta habían mandado a pique, con dos misiles Exocet, al destructor atómico “Sheffield”.

Los ingleses tenían información de que Argentina tenía al inicio de la guerra solo 5 Exocet y que dos los había utilizado para hundir el “Sheffield” con el empleo de naves “Super Etendard”, y que era urgente destruir los otros tres misiles y estos aviones.

Más tarde, Argentina añadiría los 10 “Mirages V” con su parque de Exocet y pilotos, proporcionados por Perú, con lo cual su potencia de fuego aéreo se convirtió en imbatible y sería determinante en el hundimiento de un total de siete buques y de daños graves en otro número igual.

El presidente norteamericano Ronald Reagan, al ser consultado por la Thatcher, estuvo de acuerdo con la operación, pero le advirtió que la incursión inglesa en territorio argentino provocaría la intervención de otros países latinoamericanos, como Venezuela y Perú, en particular este último que no disimulaba su solidaridad con Argentina e intervendría contra Chile por su condición de aliado de los ingleses.

PLANES INGLESES

Dos planes fueron elaborados y experimentaron ensayo preliminar en las montañas de Escocia: el aterrizaje de 25 comandos SAS en dos aviones C-130 Hercules directamente sobre la pista de Río Grande; y la infiltración de 24 SAS en botes inflables transportados hasta pocas millas de la costa en un submarino. Los dos planes fueron duramente cuestionados por los propios SAS que los calificaron de misión suicida.

La misión secreta bautizada como “Mikado” recayó en los comandos del escuadrón B del Special Air Service (SAS) británico que debían ser transportados en helicópteros, descender en la base naval de Río Grande, con la misión de destruir los misiles, los aviones Super Etendard, matar uno a uno a los pilotos y refugiarse en Chile que fungía como “territorio neutral”, que nunca lo fue en el conflicto de Las Malvinas, con la excusa de un desperfecto técnico del helicóptero.

Luego de los reajustes respectivos, el 18 de mayo de 1982, el general Peter de la Billiere, jefe del SAS, dio inicio a la operación al enviar un helicóptero, una dotación de comandos, al mando del teniente Hutchings, a bordo del helicóptero Sea King ZA-290, con un grupo de 3 soldados de élite, debidamente armados y con equipos de comunicación satelital y transportados por el HMS Invincible.

Debían descender en las proximidades de la base de Río Grande, donde estaban los Super Étendards con sus Exocets, para observar sus movimientos y preparar la llegada de dos Hercules con 50 comandos que destruirían esa base clave de la ofensiva argentina contra Inglaterra. Después irían a Chile, donde el gobierno de Augusto Pinochet había garantizado recibirlos y evacuarlos.



THATCHER REAGAN


“Exocet” eran el terror de naves inglesas

Reagan le advirtió a Thatcher las secuelas de su operación secreta. Destructor “Coventry” hundido por Exocet argentinos.

Pero, no contaban con la sapiencia argentina que preveía la ocurrencia de una incursión de comandos ingleses. Sus radares detectaron al helicóptero inglés cuando éste se encontraba a 20 Km. de la base argentina. Los radares de la nave inglesa también se dieron cuenta que habían sido descubiertos.

Hutchings decidió cancelar la operación, se dirigió directamente a Chile, descendió en el paraje denominado Canadá de los Ciervos, de la bahía Agua Fresca, a 26 kilómetros de la ciudad de Punta Arenas, donde destruyeron el helicóptero y se entregaron a las autoridades chilenas y luego retornaron al Reino Unido en un vuelo regular de Santiago de Chile a Londres. El Ministerio de Defensa británico oficialmente declaró que el helicóptero debió hacer un aterrizaje de emergencia debido a fallas técnicas.

ÚLTIMO INTENTO

El mando militar inglés resolvió hacer otro intento y mandó una escuadra de ocho comandos del escuadrón “D” del SAS a bordo de un helicóptero Sea King, transportado por el HMS Invincible para hacer la misma misión de reconocimiento que no pudo cumplir Hutchings en la primera misión, luego de lo cual seguiría el descenso de los 50 comandos para destruir la base naval.

Pero la nave, aparentemente, luego de haber iniciado las primeras observaciones, porque según los radares argentinos, había conseguido descender y vuelto a elevarse, se esfumó, sin reportarse al “Invincible” y al otro helicóptero Sea King que servía de paraguas de su misión.

El reporte del almirantazgo inglés se remitió a señalar que el helicóptero se precipitó al mar y sus ocho ocupantes murieron cuando participaban en una operación de traslado de personal del SAS de un barco a otro en el Atlántico Sur. Lógicamente, la verdad era otra.

Pero, este segundo revés no amilanó al almirantazgo inglés, pues inmediatamente lanzó un tercer intento, luego del hundimiento con misiles “Exocet” de los destructores “Coventry” y “Atlántic Conveyor, este último con 20 helicópteros a bordo, registrado el 25 de mayo.

La nueva operación estaría a cargo del submarino de la clase Oberon que tendría la tarea de infiltrar 24 comandos SAS en Tierra del Fuego mediante botes inflables Gemini, incluso se realizó un ensayo en aguas del capturado estrecho de San Carlos en las islas Malvinas.

El almirantazgo argentino fue informado por su servicio de contrainteligencia de esta operación y resolvió reforzar la base argentina con tres batallones de infantería de marina y dotaciones de helicópteros artillados, con la resuelta decisión de esperarlos y liquidarlos en la misma playa.

Pero, el gobierno inglés ordenó a su almirantazgo cancelar esta operación, ante lo cual el cuartel general de la SAS estacionado en Hereford, ordenó a sus súbditos retornar de inmediato.

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