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sábado, 19 de julio de 2025

Operación Rosario: Cuando la FLOMAR cortó comunicaciones y se dirigió a las islas

El día que la Flota de Mar cortó las comunicaciones y no hubo vuelta atrás en la recuperación de Malvinas

La Operación Rosario para recuperar las islas del Atlántico Sur se llevó adelante porque la dictadura militar estaba “deteriorada” y necesitaba un elemento que aglutinara a la sociedad. Los errores en la planificación y la creencia que Margaret Thatcher no reaccionaría. El comienzo del fin del “Proceso de Reorganización Nacional”

Por Juan Bautista Tata Yofre || Infobae


El buque Cabo San Antonio, en una fotografía tomada meses antes del 2 de abril. Se ven las compuertas de proa abiertas, por donde desembarcaban los anfibios (Gentileza General Brigada (r) VGM Roberto Reyes)

La imagen nos muestra una veintena de muchachos treintañeros reunidos en un clásico restaurante porteño en 1952, para despedir a Carlos Manuel Muñiz porque viajaba a Europa. Todos integraban la misma generación, nacida a comienzos de 1920, que a su vez coexistía con una anterior y otra que la seguía (la de Mariano Grondona, Carlos Mugica, José Luis de Imaz y Manuel Puig) tras 15 años de vida como sabía enseñar José Ortega y Gasset. Los unía el antiperonismo y van a llegar al poder después de septiembre de 1955, el mismo año en que falleció el filósofo español, el creador del “yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo”. Ahí están sentados Eduardo Roca, Nicanor Costa Méndez, Juan Ramón Aguirre Lanari, Carlos Muñiz, José Alfredo Martínez de Hoz y de pié, entre otros, Jorge Wehbe, Federico y Guillermo San Martín, Hugo Caballero, Hipólito Solari Yrigoyen y Alberto Rodríguez Galán. Concurrieron tres futuros cancilleres, embajadores, dos ministros de Economía, un senador nacional del radicalismo y otros que ocuparían cargos de funcionarios nacionales y provinciales de gobiernos de facto. Los restantes serían destacados profesionales. Los comensales no lo sabían ni lo presentían pero, salvo excepciones, todos serían borrados de la historia 30 años más tarde junto con Leopoldo Fortunato Galtieri (de 1926). Más precisamente en las horas posteriores al 31 de marzo de 1982 cuando tropas argentinas comenzaban a ejecutar la Operación Azul/Rosario, es decir la ocupación militar de Puerto Stanley, días más tarde rebautizado Puerto Argentino.

Cena en un restaurante porteño en 1952 están Martínez de Hoz, Costa Méndez, Jorge Webhe e Hipólito Solari Yrigoyen, entre otros

Antes del 31 de marzo de 1982, Galtieri y su colega naval Jorge Anaya venían planificando “la recuperación” de las islas del Atlántico porque, como Anaya le dijo al vicealmirante Luís Sánchez Moreno, el 18 de diciembre de 1982: “El Proceso de Reorganización Nacional se ha deteriorado mucho y tenemos que buscar un elemento que aglutine a la sociedad. Ese elemento es Malvinas.” Sánchez Moreno le contesto: “He estudiado varios años en un colegio inglés. Conozco a los ingleses tanto como vos, Margaret Thatcher no se va a dejar llevar por delante por un gobierno militar. Los ingleses son como los “bull dog”, cuando muerden a la presa no la sueltan…”. Como toda respuesta el jefe de la Armada dio por terminada la reunión. Asumió su papel de Comandante y con un formal “es todo Sánchez Moreno” lo despidió.

El mismo 18 de diciembre de 1981 la Junta Militar deliberó sobre las “Las Pautas de la Junta Militar al P.E.N. para el “Ejercicio de la Acción de Gobierno 1982-1984″ y acordó entre sus objetivos “intensificar todos los cursos de acción necesarios y oportunos para que se obtenga el reconocimiento de nuestra soberanía sobre las Islas MALVINAS, GEORGIAS DEL SUR Y SANDWICH DEL SUR.” Así consta, con mayúsculas, en el diario de guerra de la Junta Militar.

La Junta Militar de diciembre de 1981 a junio de 1982

El 22 de diciembre, el mismo día que asumió Galtieri como presidente de facto después de haber echado al general Roberto Viola, el almirante Anaya le pasó a su jefe de Estado Mayor, vicealmirante Alberto Gabriel Vigo, una orden escrita a mano que contenía tres puntos, tal como se desprenden de su minúscula letra. Fue la primera orden del conflicto armado que se avecinaba:

“1. MALVINAS

1.1.- El CON (Comandante de Operaciones Navales) presentarme un plan actualizado.

1.2- Enviar personal seleccionado para reconocimiento.

1.3.- Plan después ocupación.

1.3.1. - Efectivos para permanecer en STANLEY.

1.3.2. - Apoyo a dichos efectivos.

1.3.3. – Logística para STANLEY.

Nota del almirante Anaya al vicealmirante Vigo

El martes 5 de enero de 1982 los tres comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas se reunieron para analizar distintas cuestiones. La cumbre castrense se llevó a cabo en el edificio “Libertador”, sede del Ejército, a partir de las 9 de la mañana. En esa reunión se analizó la cuestión Malvinas en el contexto de la política exterior y se concluyó que debía adoptarse una política “agresiva”. Al mismo tiempo se determinó que la Operación ‘Davidoff “no se realizaría antes de la ronda de negociaciones con los representantes del Reino Unido prevista para fines de febrero de ese año en Nueva York, a efectos de no dar motivo a éstos para dificultarla”. Constantino Davidoff había cerrado un trato con la empresa Salvensen, bajo la mirada del gobierno inglés para comprar como chatarra viejos galpones, barcos, diques secos y otras instalaciones en las islas Georgias.

Galtieri entra en la Casa de Gobierno el 23 de diciembre de 1981

Según un informe de la Junta Militar, “en esa reunión el caso Malvinas fue tratado fuera del temario de la Junta Militar y tras numerosos y largos argumentos se decidió encargar un estudio de Estado Mayor “abreviado” con la participación de un representante por cada fuerza armada. La Junta Militar lo recordó así: “Se conversó además, en dicha ocasión, que no solamente había que obtener una reestructuración de las negociaciones con GRAN BRETAÑA con miras a la nueva ronda de negociaciones, sino que además se deberían comenzar los estudios para analizar la factibilidad y conveniencia de una ocupación de las islas. Esta decisión se tomó considerando la rigidez y emotividad que había evidenciado el tema en GRAN BRETAÑA durante el año 1981. Sería considerada como alternativa válida en circunstancias futuras frente a la posible negativa británica de tratar conjuntamente el tema político y económico de las islas. Los detalles de las alternativas—tanto la reactivación máxima de las negociaciones por la soberanía de las islas MALVINAS, GEORGIAS DEL SUR Y SANDWICH DEL SUR, como la previsión del empleo del poder militar en caso de fracasar la primera alternativa—se concretarían en la reunión más próxima de la JUNTA MILITAR.” Como surge de la documentación expuesta la fecha determinante fue el 5 de enero. Ese día se consideró dar un paso militar en el caso de no progresar la vía diplomática. La decisión fue tomada con la participaron formal de los tres comandantes en jefe. Sin embargo, la cuestión había sido analizada y planificada por la Armada, primero, y tratada entre Anaya y Galtieri después. Luego el jefe del Ejército se la dijo a Lami Dozo, como al pasar, en un pasillo del tercer piso del edificio “Libertador”, antes del inicio formal de la reunión: “‘Negro’ (así lo llamaba Galtieri a veces al jefe aeronáutico) quiero hablar con vos sobre Malvinas. La cosa no anda bien”.

Una de las pruebas de la complicidad de Costa Méndez con el entretejido que se estaba desarrollando alrededor de Malvinas es un valioso documento del 8 de enero firmado por el embajador Carlos Lucas Blanco, director de Antártida cuando envió el Memorando “Secreto” N° 11: “Evolución cuestión Malvinas”, de cuatro carillas, al subsecretario Enrique Juan Ros. Tras enumerar los temas que serían tratados en la próxima reunión de Nueva York (página 2, punto 5º), y para el caso de no recibirse ninguna respuesta satisfactoria del Reino Unido, Blanco opinó que: “Ello facilitaría la aceptación por la comunidad internacional de un eventual ‘fait accompli’ [hecho consumado], que sería presentado como única vía abierta para obtener satisfacción al reclamo argentino, ante la actitud reacia del Reino Unido. Además consideraba “llevar adelante las operaciones Davidoff y eventualmente Alfa” (con participación naval) y “contemplar un posible enfoque más restrictivo de las medidas existentes sobre comunicaciones y las que se puedan imaginar en el futuro”.

Nota del embajador Blanco en la que habla de "actos posesorios"

Entre enero y marzo de 1982 la Junta Militar fue tomando decisiones que apuntaban a la ocupación militar de las irredentas islas Malvinas. Imaginando que el gobierno estadounidense de Ronald Reagan se iba a mantener neutral, semana a semana se fue preparando en el máximo secreto la “Operación Azul/Rosario”, con el acompañamiento diplomático que planificaba el canciller Costa Méndez y a último momento Eduardo Roca, embajador en las Naciones Unidas.

El 12 de enero “se trató la planificación militar de Malvinas y por resolución no incorporada al Acta de la Junta Militar, se designaron a “los señores General de División García, Brigadier Mayor Plessl y Vicealmirante Lombardo para analizar la previsión del empleo del poder militar para el caso Malvinas con un enfoque político-militar que especificara los posibles cursos de acción. Se planeó asimismo que el trabajo sería secreto y manuscrito, eligiendo distintos lugares de reunión; y que—además—de los miembros designados, tendrían conocimiento del tema, en el momento oportuno, los jefes del Estado Mayor General de las tres Fuerzas Armadas y el Sr. Canciller”.

Informe de la Junta Militar y sus primeras decisiones

El martes 26 de enero la Junta Militar se reunió a las 9 de la mañana en el edificio Libertad. Durante la reunión se resolvió “fuera de Acta” que el “Grupo Malvinas” conformado por Lombardo, García y Plessl “preparara la exposición de los planes de la alternativa militar a mediados de marzo de 1982.” A renglón seguido se produjo la nueva Directiva de Estrategia Nacional (DENAC) 1/82 y el Plan de Campaña Esquemático correspondiente a la Directiva de Estrategia Militar (DEMIL)1/82. En la DENAC 1/82 se explicita conceptos referidos al Poder Nacional: “La Operación desde el punto de vista militar es apta, factible y aceptable.” La instrucción, sin embargo, tenía dos condiciones: “debía mantenerse el actual estado británico de defensa de las islas y, además, de tenerse que recurrir a la fuerza, ésta sería restringida a operaciones incruentas a fin de minimizar la reacción británica y alentar a la mejor posición negociadora. Una vez recuperadas las islas se procedería a retirar las fuerzas de ocupación y se mantendría una reducida guarnición.” Nada se cumplió.

Tras los desacuerdos diplomáticos de febrero en Nueva York entre las delegaciones de Argentina y el Reino Unido comenzó la Operación Davidoff. “El operativo de las Georgias fue preparado con mucha antelación. Yo lo sé porque el barco que transportó a los chatarreros también llevaba gente del Comando Antártico, para la segunda escala del viaje. El capitán del barco, cuando zarpó, recibió dos sobres cerrados: Uno con la orden de cortar el contacto de radio (en determinado día); otro en el que se instruía dirigir el barco primero a las islas Georgias. Todo el operativo fue realizado sobre la base de que los ingleses no responderían. Existió una gran improvisación, en todos los órdenes.”, confió el coronel Luís Carlos Sullivan, director del Comando Antártico al autor el 16 de agosto de 1982. También iba el personal naval “Alfa” comandado por el oficial Alfredo Astiz para participar del entuerto.

El 27 de enero, en el matutino “Convicción”, de conocida vinculación con la Armada, y especialmente con el proyecto político de Emilio Eduardo Massera, apareció un artículo en el que se afirma que la toma de las Malvinas ayudaría a resolver el problema del Beagle, dado que fortalecería la posición argentina. “Están dadas todas las condiciones: tenemos un presidente decidido y un excelente ministro de Relaciones Exteriores. Si después de ganar la guerra sobre el terrorismo, recuperamos las Malvinas, la historia olvidará las estupideces económicas. La Argentina estará viva, consciente de su vigor y dispuesta a tomar un lugar en el mundo.”

El informe Rattenbach sobre la supuesta neutralidad de los EE.UU.

El domingo 28 de marzo un enviado de Costa Méndez va a pedirle al teniente general Leopoldo Galtieri una postergación del Operativo Azul/Rosario. La reunión fue en Campo de Mayo y el funcionario diplomático le llevó un mensaje escrito que contemplaba tres puntos: 1) si se estima necesario levantar la operación militar, esta decisión aún puede realizarse; 2) comunica que la posición de los Estados Unidos es poco clara. No hay seguridad de que apoye a la Argentina; 3) con el bloque de países No Alineados, si bien partimos de una situación no favorable, podemos en un corto tiempo recomponerla y lograr su solidaridad en virtud de nuestra lucha antiimperialista.

En la tarde del mismo domingo 28 de marzo salía de Puerto Belgrano la flota que transportaba las tropas que ocuparían las islas Malvinas. Horas antes, Margaret Thatcher se había comunicado telefónicamente con su canciller lord Carrington para expresarle su ansiedad por la situación. El ministro le contó que le había enviado un mensaje al secretario de Estado de los Estados Unidos en el que le solicitaba su intervención como mediador. El martes 30 de marzo las tapas de los matutinos reseñaban una gran expectativa por una definición británica sobre lo que estaba sucediendo en el archipiélago Georgias del Sur, a pesar de que todavía no se sabía que una fuerza naval con infantes de Marina y miembros del Regimiento de Infantería 25 marchaba a ocupar las Malvinas.

La cuestión sobre una presunta reacción inglesa preocupaba a todos los niveles, mientras Costa Méndez en la intimidad sostenía que el Reino Unido no enviaría una fuerza para recuperar las islas. La fuerza argentina de ocupación, en el mayor de los secretos, había salido a recuperar las Islas Malvinas. Primero partió la flota de desembarco, luego lo haría la flota de guerra desde Puerto Belgrano. Simulaban ejercicios navales. El domingo 28 de marzo, el canciller Costa Méndez le escribió a su par británico: “Los sucesos que tienen lugar en la isla San Pedro de las Georgias del Sur, me ha movido a enviar este mensaje, con el propósito de disipar cualquier equívoco acerca de los motivos que inspiran a mi gobierno”. Después de un corto relato sobre las actividades de los argentinos desembarcados en Leith, el canciller argentino le aclaró a Peter Alexander Rupert Carrington que “esos territorios son considerados por la República Argentina como suyos y que la disputa de soberanía sobre ellos ha sido reconocida por las Naciones Unidas en sus resoluciones pertinentes. El Gobierno de Vuestra Excelencia ha aceptado la existencia de esta disputa de soberanía”.

Costa Méndez habla a la prensa en Naciones Unidas

El martes 30 de marzo de 1982, mientras la ciudad de Buenos Aires se encontraba fuertemente vigilada en vista de la manifestación sindical “Paz, Pan y Trabajo” que se iba a realizar esa tarde con la intención de llegar a Plaza de Mayo, el Comité Militar deliberó dos veces en el edificio Libertador. “Durante la primera reunión se resolvió que el general García fuera el Comandante de Teatro de Operaciones Malvinas. En la segunda reunión del Comité Militar (COMIL) el Jefe del Estado Mayor Conjunto, vicealmirante Leopoldo Alfredo Suárez del Cerro, “informó sobre la previsión meteorológica para el desembarco, expresando que el Comandante de Teatro de Operaciones Malvinas decidió que el 02 de abril a las 0000 horas fuera la fecha para iniciar las operaciones”, porque un temporal impedía realizar la operación el 1º de abril. La inteligencia inglesa advierte al gobernador Rex Hunt de los planes argentinos. EEUU también pone en alerta a Gran Bretaña. La primer ministro Margaret Thatcher ordena alistar la flota, que estaba en Gibraltar. A las 12:57 del 31 de marzo, la flota de mar pone rumbo al norte de las Malvinas y cortó las comunicaciones con el continente, ya no había vuelta atrás, cambió el curso de navegación, y dirigiéndose a Puerto Stanley, cambió el nombre de código: De “Operación Azul” pasó a “Operación Rosario”. La mayoría de los comensales de la cena del año 1952 ignoraban lo que se les avecinaba: el final del Proceso Militar y el comienzo del proceso democrático en la Argentina.

jueves, 17 de julio de 2025

Tratado Antártico: La geoestrategia de la BNI de Ushuaia

Análisis de la Base Naval Integrada en Ushuaia y su impacto en las reivindicaciones argentinas para la renegociación del Tratado Antártico en 2048

Esteban McLaren

 

1. La Importancia Estratégica de la Base Naval Integrada en Ushuaia

La Base Naval Integrada en Ushuaia se ha convertido en un pilar esencial de la estrategia geopolítica de Argentina en el Atlántico Sur y la región Antártica. Su ubicación, en el extremo más austral del continente sudamericano, le permite al país proyectar una presencia operativa directa hacia la Antártida. Este posicionamiento no solo facilita el control de las rutas marítimas estratégicas, como el Paso Drake, sino que también mejora la capacidad de Argentina para patrullar, vigilar y asegurar el cumplimiento de normativas internacionales en una de las zonas más disputadas del planeta.

La base está diseñada para servir tanto a propósitos militares como científicos, lo que le da a Argentina una ventaja estratégica significativa. Al combinar la investigación científica con las operaciones militares, Argentina refuerza su papel como un actor clave en la Antártida, demostrando una "presencia activa" que, según el derecho internacional, fortalece la legitimidad de sus reclamaciones territoriales en el continente blanco.

2. La Transformación del Poder de Negociación de Argentina en el Tratado Antártico

El Tratado Antártico, firmado en 1959, establece que la Antártida será un territorio destinado exclusivamente a la investigación científica pacífica y prohíbe la explotación de sus recursos naturales. Sin embargo, a partir de 2048, este tratado podría ser objeto de renegociación, especialmente en temas relacionados con la explotación de recursos minerales y energéticos. En este contexto, la Base Naval Integrada de Ushuaia se proyecta como una pieza central en la estrategia argentina para influir en este proceso.

Presencia Física Permanente
: La proximidad geográfica de la base a la Antártida permite a Argentina reforzar su presencia continua en la región. Este tipo de presencia no solo es clave para la operación logística de las bases de investigación en la Antártida, sino que también se convierte en un argumento de peso para futuras negociaciones territoriales. La "presencia efectiva" es un criterio importante en las disputas de soberanía, y Argentina podrá demostrar que, a diferencia de otros países, su participación no es simbólica ni estacional, sino permanente.

Liderazgo Científico
: La investigación científica es una de las piedras angulares del Tratado Antártico, y Argentina ha estado fortaleciendo su papel en este ámbito. La Base de Ushuaia, con su infraestructura de apoyo logístico, permitirá al país realizar expediciones más frecuentes y extender la duración de sus misiones científicas en la Antártida. Este liderazgo científico será crucial durante la renegociación del tratado, ya que los países con mayores contribuciones científicas suelen tener una voz más fuerte en la toma de decisiones.

Control de la Seguridad Marítima y de los Recursos
: Con la nueva base, Argentina podrá controlar de manera más efectiva la actividad marítima en el Atlántico Sur, incluyendo la vigilancia de la pesca ilegal y la exploración de recursos naturales. Esta capacidad de monitoreo y control le dará a Argentina la oportunidad de posicionarse como un "guardián" de la conservación y la sostenibilidad de la región antártica, lo que puede ser utilizado como un argumento político a su favor en la futura renegociación del tratado.

Proyección de Poder y Prestigio Nacional
: La construcción de una base de esta magnitud tiene un fuerte simbolismo tanto a nivel nacional como internacional. Para la población argentina, se trata de una reafirmación del compromiso con la soberanía nacional, mientras que para la comunidad internacional, es un mensaje claro de que Argentina tiene la intención de defender sus derechos en la región antártica. Esta demostración de poder blando y duro podría disuadir a otros actores internacionales de cuestionar las reclamaciones de Argentina.


3. Consecuencias Geopolíticas

Tres consecuencias geopolíticas principales podrían mencionarse de esta base:

Cambio en el Equilibrio de Poder Regional
: La capacidad operativa que otorga la Base de Ushuaia podría modificar la relación de fuerzas en el Atlántico Sur. En particular, puede generar una nueva dinámica con el Reino Unido, dado que la base aumenta la capacidad de Argentina para realizar patrullajes y controlar el tránsito marítimo cerca de las Islas Malvinas. La intersección entre las reclamaciones sobre la Antártida y las Malvinas podría convertirse en un frente de tensión diplomática.

Competencia con Chile y Brasil
: Las reclamaciones antárticas de Argentina, Chile y el Reino Unido se superponen en ciertas áreas. La modernización de la infraestructura de Argentina podría provocar una respuesta de Chile, que también mantiene bases logísticas clave para sus operaciones antárticas. Brasil, que no tiene reclamaciones territoriales pero sí interés estratégico en la región, podría seguir una lógica similar para fortalecer su presencia en la región.

Relación entre la Antártida y la Disputa de las Malvinas
: La Base de Ushuaia tiene el potencial de reforzar la conexión simbólica y operativa entre las reivindicaciones argentinas sobre la Antártida y las Islas Malvinas. La posibilidad de realizar patrullajes y misiones de vigilancia más activas desde Ushuaia puede ser vista por el Reino Unido como un intento de desafiar su control sobre el espacio marítimo alrededor de las Malvinas. Esta dinámica podría aumentar las tensiones diplomáticas entre ambos países, especialmente si Argentina vincula su presencia en la Antártida con su disputa sobre las islas.


4. Conclusión

La Base Naval Integrada de Ushuaia no es solo una instalación militar; es una herramienta estratégica que puede redefinir la posición de Argentina en el Atlántico Sur y la Antártida. Su construcción fortalece la presencia argentina en una región clave, le da una ventaja en la futura renegociación del Tratado Antártico en 2048 y aumenta su control sobre rutas marítimas estratégicas.

Gracias a esta infraestructura, Argentina podrá demostrar una presencia física y científica continua en la Antártida, lo que refuerza su posición frente a otros países reclamantes. Además, la base se convierte en un multiplicador de poder para la Armada Argentina, facilitando el control de la navegación y la explotación de recursos marítimos en la región. Todo esto coloca a Argentina en una posición privilegiada para negociar los términos de la explotación de los recursos antárticos y, de forma más amplia, para proyectar su poder en el Atlántico Sur.

En términos geopolíticos, la base puede convertirse en una plataforma para desafiar la hegemonía británica en las Islas Malvinas, ya que su proximidad permite operaciones de vigilancia más eficaces. Este movimiento no solo podría elevar las tensiones con el Reino Unido, sino también reactivar la disputa diplomática entre ambas naciones.

En definitiva, la Base de Ushuaia representa un paso calculado de Argentina para fortalecer su presencia en la Antártida, reforzar sus reclamaciones territoriales y asegurar un papel de liderazgo en la renegociación del Tratado Antártico. Es un símbolo de su determinación para preservar su influencia en la región, no solo como un actor científico, sino también como un poder marítimo en ascenso en el Atlántico Sur.


domingo, 6 de abril de 2025

ARA: El desempeño hasta el 4 de Mayo


El desempeño de la Armada de la República Argentina



La Fuerza de Tareas 79, más conocida como la Fuerza de Tareas del Atlántico Sur (FLOMAR) de la Armada Argentina, jugó un papel crucial durante el conflicto de las Islas Malvinas en 1982. La FLOMAR, integrada principalmente por buques de la Flota de Mar de la Armada Argentina, fue una pieza central en la estrategia argentina para recuperar y mantener el control de las islas frente a la respuesta militar británica. A continuación, se presenta un informe detallado sobre el desempeño de la FLOMAR hasta el 4 de mayo de 1982.

Contexto Operacional

La FLOMAR, en su núcleo, estaba diseñada para operaciones de alta mar y protección de la soberanía marítima argentina. Para el conflicto de Malvinas, la Armada Argentina desplegó una flota diversa que incluía destructores, fragatas, corbetas, submarinos y un portaaviones, el ARA Veinticinco de Mayo. La misión principal de la FLOMAR era proporcionar apoyo naval a las fuerzas terrestres argentinas desplegadas en las islas y, al mismo tiempo, enfrentar y neutralizar la Task Force británica enviada para recuperar las Malvinas.

Composición de la FLOMAR

A comienzos de abril de 1982, la FLOMAR estaba compuesta por varias unidades clave:

  1. ARA Veinticinco de Mayo: Portaaviones clase Colossus modificado, que era el buque insignia de la Armada. Su capacidad para operar aviones de combate A-4Q Skyhawk y S-2 Tracker era crucial para las operaciones de ataque y reconocimiento.

  2. Destructores Clase Type 42: Como el ARA Hércules y el ARA Santísima Trinidad, equipados con misiles superficie-aire Sea Dart, diseñados para la defensa aérea de la flota.

  3. Destructores Clase Fletcher y Gearing: Como el ARA Piedra Buena y el ARA Bouchard, con roles de escolta y defensa antiaérea.

  4. Corbetas Clase A69: Como el ARA Drummond, destinadas a tareas de patrullaje y guerra antisubmarina.

  5. Submarinos Clase Balao y Tipo 209: Como el ARA Santa Fe y el ARA San Luis, que realizaron operaciones de reconocimiento y ataque.


 

Operaciones Iniciales

El 2 de abril de 1982, Argentina recuperó las Islas Malvinas mediante la Operación Rosario. Posteriormente, la FLOMAR se movilizó para asegurar el control del área marítima alrededor de las islas y preparar la defensa ante la inminente respuesta británica. El ARA Veinticinco de Mayo desplegó aviones para misiones de patrullaje y reconocimiento en el Atlántico Sur.

La FLOMAR operó principalmente en dos áreas:

  1. Área de Operaciones de la Fuerza de Tareas 79.1: Comandada por el Contralmirante Gualter Allara, esta fuerza incluía al ARA Veinticinco de Mayo y varios destructores. Sus misiones se centraron en establecer una presencia naval disuasoria y estar lista para interceptar cualquier incursión británica.

  2. Área de Operaciones de la Fuerza de Tareas 79.3: Incluía submarinos como el ARA San Luis y unidades de superficie encargadas de tareas de patrullaje y protección de las islas.

Enfrentamiento con la Task Force Británica

A mediados de abril, la FLOMAR comenzó a enfrentar la realidad de la Task Force británica, liderada por los portaaviones HMS Hermes y HMS Invincible. La FLOMAR intentó utilizar su ventaja inicial en términos de proximidad y familiaridad con las aguas del Atlántico Sur.

Operación Algeciras: Una operación de comandos en Gibraltar, destinada a atacar unidades navales británicas, fue cancelada antes de su ejecución, privando a la FLOMAR de un golpe estratégico significativo.

Patrullas de Submarinos: El ARA San Luis desempeñó un papel crucial en las operaciones de guerra submarina. Sin embargo, los problemas técnicos y la falta de coordinación en los ataques con torpedos limitaron su efectividad.

El 1° de Mayo de 1982: Primeros Combates Directos

El 1 de mayo marcó el primer enfrentamiento directo entre las fuerzas argentinas y británicas. La FLOMAR fue parte de una operación más amplia para hostigar a la Task Force británica, intentando atacar sus posiciones.

Ataques Aéreos: Los aviones del ARA Veinticinco de Mayo realizaron salidas para identificar y atacar unidades británicas. Sin embargo, las condiciones meteorológicas y la eficiencia de las defensas británicas complicaron estas misiones.

Intento de Ataque con el ARA Veinticinco de Mayo: El portaaviones argentino intentó lanzar un ataque aéreo con sus A-4Q Skyhawk. A pesar de las dificultades logísticas y tácticas, la misión fue abortada cuando se confirmó que los portaaviones británicos se encontraban fuera del alcance efectivo.

Pérdida del ARA General Belgrano

El 2 de mayo de 1982, la FLOMAR sufrió una de sus pérdidas más significativas. El crucero ARA General Belgrano, que formaba parte de la Fuerza de Tareas 79.3, fue torpedeado y hundido por el submarino nuclear británico HMS Conqueror. Esta acción marcó un punto de inflexión en la guerra naval. El hundimiento del General Belgrano resultó en la muerte de 323 marinos, representando casi la mitad de las bajas argentinas en el conflicto.

Este evento tuvo consecuencias estratégicas y operativas inmediatas. La Armada Argentina retiró el ARA Veinticinco de Mayo y otras unidades principales hacia aguas más seguras, cerca de la costa argentina, para evitar nuevas pérdidas. Este repliegue limitó las opciones ofensivas de la FLOMAR y permitió a la Task Force británica operar con mayor libertad en la zona de exclusión alrededor de las Malvinas.

Operaciones hasta el 4 de Mayo

Después del hundimiento del General Belgrano, la FLOMAR adoptó una postura más defensiva. La flota argentina se concentró en proteger los accesos al continente y en evitar un enfrentamiento directo con la Task Force británica, que contaba con superioridad tecnológica y de alcance, especialmente con sus submarinos nucleares y aeronaves embarcadas.

Submarino ARA San Luis: Continuó sus operaciones, pero sin éxito significativo debido a fallas en sus sistemas de armamento, como torpedos que no impactaron a pesar de detectar blancos enemigos.

Protección del ARA Veinticinco de Mayo: Con el portaaviones alejado de la zona de conflicto directo, su capacidad ofensiva quedó severamente restringida, limitando el alcance de las operaciones aéreas argentinas.

Conclusiones hasta el 4 de Mayo

Hasta el 4 de mayo de 1982, la FLOMAR enfrentó un entorno extremadamente desafiante. La combinación de la tecnología avanzada de la Task Force británica, junto con la superioridad en inteligencia y logística, puso a la Armada Argentina en una situación difícil. La pérdida del ARA General Belgrano y las limitaciones operativas del ARA Veinticinco de Mayo obligaron a la FLOMAR a revaluar su estrategia, enfocándose más en la defensa que en la ofensiva.

El desempeño de la FLOMAR hasta esta fecha muestra tanto la valentía como las limitaciones técnicas y estratégicas de la Armada Argentina en un conflicto moderno contra una potencia naval como el Reino Unido. La guerra de las Malvinas se convirtió en un conflicto asimétrico, donde la FLOMAR intentó maximizar sus recursos en un escenario adverso, enfrentando desafíos significativos que finalmente influyeron en el curso de la guerra.



sábado, 29 de marzo de 2025

28 de marzo: Inicia la Operación Rosario

Inicia la Operación Rosario


Domingo 28 de marzo de 1982
: se ponía en marcha una de las páginas más gloriosas de la historia argentina contemporánea —el inicio de la Operación Rosario, acción militar concebida para recuperar un territorio usurpado por la fuerza desde 1833.

Ese mediodía, desde la Base Naval de Puerto Belgrano, zarpaba la Fuerza de Tareas Anfibias 40 (FT-40) bajo el mando del Contraalmirante Carlos Busser, llevando en su seno el mandato de la Nación de restaurar la soberanía en las Islas Malvinas.

El ARA Santísima Trinidad (D-2), como buque insignia del Grupo de Escolta y Desembarco, se hacía a la mar acompañado por el destructor ARA Hércules, las corbetas misilísticas Clase A-69 ARA Drummond (P-1) (hoy P-31) y ARA Granville (P-3) (hoy P-33), el portaaviones ARA 25 de Mayo, el submarino ARA Santa Fe, y hasta el rompehielos ARA Almirante Irízar, encargado de transportar hombres, vehículos y helicópteros. El rumbo era el sur del Atlántico, pero su verdadero destino no sería revelado sino hasta el jueves 1 de abril a las 11:30, cuando, por los altoparlantes de las embarcaciones, se anunció oficialmente la misión. La cuenta regresiva había comenzado.

Esa noche, bajo un cielo despejado y buena visibilidad, se produjo el primer paso de la operación: el desembarco silencioso de los buzos tácticos argentinos. A las 21:00, unos cien hombres fueron llevados a la costa en botes neumáticos. Una vez todos reunidos en la playa, a las 0:30 del viernes 2 de abril, se inició la marcha hacia el objetivo: la base de los Royal Marines. Avanzaron ocho kilómetros en cinco horas, movidos por la convicción de una causa justa.

La base se encontraba vacía. La marcha continuó hacia la capital de las islas. En el camino, fueron encontrando grupos aislados de marines británicos, que alzaban banderas de parlamento. Mientras tanto, el resto de la fuerza de desembarco —unos cuatrocientos efectivos— se alistaba para movilizarse en vehículos anfibios.

El punto más tenso se vivió en la residencia del gobernador colonial, Rex Hunt, convertida en último bastión de resistencia. Allí resonaron los primeros disparos de la recuperación. El Capitán de Fragata Pedro Giachino, al ingresar al patio de la casa, fue herido gravemente. Pese a los esfuerzos médicos, se convirtió en el primer mártir de la gesta.

A las 08:30, los disparos cesaron. La "Operación Rosario" había culminado con éxito. La Bandera Nacional volvía a flamear en el corazón de las Malvinas, donde jamás debió haber sido arrancada.

El nombre de la operación no fue casual. Rinde homenaje a un episodio heroico de 1806, durante la Primera Invasión Inglesa, cuando el también Capitán de Fragata Santiago de Liniers acudió a la Basílica de Nuestra Señora del Santísimo Rosario —ubicada en Defensa y Belgrano, a pasos de su hogar— y pidió a la Virgen su amparo antes de reconquistar Buenos Aires. Liniers cumplió su promesa: tras la rendición de Beresford, el 24 de agosto, ofrendó en ese templo las banderas tomadas a los británicos: una del temido Regimiento 71 de Highlanders —jamás vencido hasta entonces— y dos navales.

Durante la Segunda Invasión, los hombres de Whitelocke tomaron la iglesia e intentaron recuperar las insignias, pero fueron derrotados. Aquellas tres banderas permanecen hasta hoy en la Basílica de Santo Domingo, sagradas ofrendas a la Virgen del Rosario desde 1806.

Ese fue el honor histórico que inspiró el nombre de la operación que, el 2 de abril de 1982, devolvió por la vía de los hechos la soberanía argentina sobre nuestras Islas Malvinas, en una acción que —más allá de su desenlace— permanece en la conciencia nacional como una reivindicación legítima y heroica del derecho argentino sobre su territorio.


martes, 22 de octubre de 2024

APBT: Fallece el legendario Carlos Cequeira, primero en desembarcar el 2 de Abril

El entrañable recuerdo de Carlos Cequeira, el primer soldado en pisar las Islas Malvinas la noche previa al comienzo de la guerra

En el operativo de recuperación, fue uno de los comandos anfibios que tuvo como misión tomar el cuartel de los Royal Marines y la casa del gobernador. Nunca quiso volver a las islas porque no toleraba que le sellaran el pasaporte. Murió a los 69 años y vivía en Ushuaia
Por Adrián Pignatelli || Infobae


Carlos Cequeira, años después de Malvinas. Era una persona muy querida por todos y reconocido en Ushuaia, la ciudad que había elegido para vivir

Que en realidad pisar no fue lo primero que hizo en suelo malvinense, sino que como llevaba las patas de ranas puestas, cayó de espaldas, contaba siempre entre risas. Tenía entonces 27 años, casado, era cabo principal y en 1975 había hecho el curso de comando. Uno de sus compañeros de entonces, el coronel Andrés Ferrero, también veterano de Malvinas, lo recuerda como un tipazo y una de esas personas que siempre estaba dispuesta a ayudar.

Se llamaba Carlos Eduardo Cequeira, comando anfibio al que todos conocían como “el Negro”, y falleció el pasado sábado en la ciudad de Ushuaia, donde residía, luego de una larga enfermedad.

Junto a Bernardo Schweizer fueron los primeros argentinos en pisar las islas alrededor de las diez de la noche del 1° de abril, en una navegación que la realizaron en un kayak, que hoy es una reliquia en el Museo de la Infantería de Marina.

Momento histórico: izamiento de la bandera en Moody Brook el 2 de abril de 1982 a las 7:10. Sostiene la driza Sánchez Sabarots y el suboficial Guillermo Rodríguez el pabellón (Cronología Infantería de Marina)

Cequeira y Schweizer tienen una historia aparte. Cuando en 1980 Schweizer, un teniente de corbeta recién ascendido, hizo el curso comando, Cequeira, un suboficial, fue su instructor. Enseguida congeniaron. El Negro Cequeira era alegre y comunicativo, y con un talento innato para la enseñanza. Ambos estaban casados, y ninguno tenía aún hijos. Es más: Malvinas interrumpió la luna de miel de Schweizer.

Cuando se planeó la recuperación, el jefe de Schweizer le indicó que eligiese a los mejores comandos para la misión que tenían por delante. Y escogió a Cequeira como compañero de combate, en quien confiaba ciegamente. Corpulento, medía casi dos metros, decía que lo había elegido para que “le tapase las balas”.

El 21 de marzo habían entrado en alerta y su agrupación, que estaba en la Base de Mar del Plata, fue llevada a Puerto Belgrano, donde embarcaron en la fragata Santísima Trinidad. Sabían la misión: tomar un cuartel y una sede de gobierno, y luego debían realizar una evacuación inmediata. Pero no le dijeron cuál ni dónde era.

Malvinas, una pasión. Frente a un mapa de Malvinas, Cequeira explica la operación de la noche del 1 de abril

En viaje hacia el sur, se les informó que habían puesto proa a Malvinas y que integrarían el equipo que recuperaría las islas. En la noche del 1° de abril, luego de atravesar una tormenta de aquellas, el buque ancló en las inmediaciones de la bahía Enriqueta. Entonces, 94 comandos anfibios y buzos tácticos de la Armada ocuparon 22 botes de goma y un kayak a un mar que estaba increíblemente calmo, y con una luna que alumbraba por demás. Al mando estaba el capitán de corbeta Guillermo Sánchez Sabarots y su segundo era el capitán de fragata Pedro Giachino.

Navegaron en botes de goma a motor hasta la rompiente, y ahí Schweizer y Cequeira se pasaron al kayak, que llevaban remolcado. Era un modelo alemán, completamente desarmable para que pudiese transportarse en un submarino.

Ellos debían asegurar la zona para que pudiera desembarcar el resto de los comandos. Ambos conocían el plan a seguir por si a uno le pasaba algo, el restante debía terminar la misión.

Schweizer con un visor nocturno y detrás Cequeira con un compás, guiaba la navegación. El primero intuyó ver una luz y presencia de hombres. “Me parece que vamos a cambiar de playa”, dijo y le pasó el visor a su compañero. “Sí, sí, hay hombres allá”, confirmó. Los estaban esperando. Después se enterarían que había británicos con dos ametralladoras.

El kayak que usó la pareja de comandos anfibios para asegurar un lugar en la costa malvinense (Facebook Complejo Histórico de la Infantería de Marina)

Entonces buscaron un punto a unos quinientos metros de ese lugar, más al norte. Si bien era una playa más chica, comprobaron que estaba desierta, y fue cuando desembarcaron el resto de los hombres. Eran las 23 horas.

Dos horas después iniciaron la marcha hacia los dos objetivos: la casa del gobernador y el cuartel de los Royal Marines, puntos que debían tomar a las 6 de la mañana, y sin producir bajas. Para ello, la patrulla se dividió en dos grupos: unos fueron con Sanchez Sabarots y el otro con Giacchino.

Avanzaron en la oscuridad total, caminando por la turba mojada y sorteando toda clase de obstáculos.

Cequeira contó luego que hubo una débil resistencia de los soldados británicos, quienes les dispararon durante diez minutos y que luego desaparecieron del lugar. Lo primero que hicieron fue arriar la bandera inglesa e izaron la argentina, tarea que estuvo a cargo de Sánchez Sabarots y del suboficial Guillermo Rodríguez, comando anfibio.

Cuando este grupo de comandos se enteró del tiroteo en la casa del gobernador y que el capitán Giachino lo habían herido junto al cabo Urbina, se dirigieron al lugar.

Corpulento, jovial, muy amigo de sus amigos. Así lo recuerdan todos a Cequeira. En esta foto, saliendo del museo que dirigía

Fue un civil argentino quienes les advirtió que detrás de la residencia había royal marines. Fueron hasta el lugar y lograron que se rindieran.

Los comandos tenían sentimientos encontrados: estaban eufóricos por la misión en la que participaban, pero tristes por Giachino. A Schweizer le ordenaron llevar el cuerpo del capitán al continente.

Regresaron a la Base Belgrano y el 8 de abril los comandos fueron movilizados a Río Gallegos, a la espera de una asignación de otra misión que nunca llegaría.

El kayak que usaron Cequeira y Schweizer tiene una costura en el frente, y el responsable de la marca fue el propio Cequeira, quien confesó que había usado su cuchillo para quitarse el traje de goma y cuando quiso clavarlo en la arena, lo ensartó en la embarcación.

El kayak se lo quedó Schweizer, y fue Cequeira quien le propuso donarlo. Primero estuvo en un museo de Río Grande y luego lo pidió el museo de la infantería de marina.

Unos años después de Malvinas, alcanzó las aptitudes para continuar su carrera como oficial. Fue un instructor de comandos muy querido por sus alumnos.

Amante del sur, se radicó en Tierra del Fuego. Con Schweizer eran amigos íntimos, las familias también, y vivían muy cerca uno del otro cuando revistaban en la Base de Puerto Belgrano.

En 2007, Schweizer dejó la marina y se radicó en el exterior. Siguió manteniendo el contacto con su viejo amigo. Hace un tiempo volvió y se enteró de que estaba gravemente enfermo. Hablaban por teléfono y si bien le notaba que su voz era débil, no había perdido ese carácter jovial y amiguero.

Le pidió que lo esperase, que en cuanto pudiera, iría a verlo. Pero no fue posible.

Estaba casado y tenía cuatro hijos y había quedado encandilado con el sur de nuestro país. Vivía en la capital de Tierra del Fuego

Al momento de su fallecimiento, ocurrido en Ushuaia, era capitán de fragata (cuerpo técnico) retirado a fines de 2018. Desde entonces era el encargado como el Museo Naval, reunía el perfil ideal para ello, por su carácter y su conocimiento sobre Malvinas, ya que además brindaba conferencias. Era un ávido lector de libros de historia.

Le gustaba navegar en kayaks, y hacía demostraciones de lo que había hecho la noche del 1° de abril en las horas previos a todos a cada aniversario del desembarco. Lo visitaban, de todas partes del país, viejos soldados.

El 8 de octubre había cumplido 69 años. Para todo el mundo era el Negro Cequeira, querido y admirado, que no quiso volver a Malvinas porque no toleraba que le sellasen el pasaporte, ese que a pesar que lo hizo con la espalda, fue el primero en tocar suelo malvinense.



sábado, 30 de marzo de 2024

El movimiento de pinzas de la ARA

Esquema corresponde a una planificación de nuestra ARA. Realizar un ataque de pinzas, el 1 de Mayo de 1982, por el Norte atacarían el portaaviones ARA 25 de Mayo y sus escoltas mientras que por el sur sería el ARA Belgrano con sus escoltas. En principio no se llevó adelante solamente, por falta de viento siendo que los A4Q no podían despegar pudiendo haber más causas.



miércoles, 7 de junio de 2023

Georgias del Sur: La ARA Guerrico se aproxima a Grytviken



La corbeta "Guerrico" rumbo a la Caleta Capitán Vago para dar apoyo a los infantes de marina. Foto tomada por personal del British Antarctic Survey (BAS) que se había alejado del área de los combates.

martes, 11 de abril de 2023

El accidente del Sea Lynx WG13

Incidente de vuelo con el segundo WG13


Relatos e historias de nuestros hombres.
Vivencias en Malvinas de Paul Loubet



Luego de realizarnos el examen médico completo que le corresponde a toda tripulación que sufrió un accidente, me reuní con el oficial a cargo de la investigación para hacerle mi relato de los acontecimientos y aclarar algunas dudas. Mientras tanto, el otro helicóptero Sea Lynx era sometido a una exhaustiva inspección tratando de detectar alguna falla o indicio que nos diera alguna idea de lo que había sucedido. Algunos hablaban de sabotaje porque hasta fines de marzo, había estado con nosotros un técnico de la Westland preparando el viaje de la comisión a Inglaterra para hacer el curso de los helicópteros en fábrica.
La Armada había adquirido diez helicópteros nuevos. Por supuesto que la comisión nunca se hizo y los helicópteros nunca llegaron. Se me ordenó preparar mi nuevo embarque, para llevar a un oficial de la Fuerza Aérea que iría como observador para ver el desempeño de los aviones Pucará lanzando torpedos. Fue así que con el Teniente de Navío Marcelo Miranda como comandante y una semana más tarde del accidente anterior, despegamos de la Base Aeronaval Comandante Espora con rumbo a la costa en donde nos contactaríamos con nuestro buque. También me tocó volar a la derecha, en el puesto del Comandante. La zona en donde hacíamos “pies húmedos” (que significa ingresando al mar, o “pies secos” ingresando en tierra firme”) era cercana a la Base de Infantería de Marina Baterías alejada unas cuantas millas de Espora.
Con rumbo a Baterías y a mitad de camino las revoluciones de una turbina comenzaron a oscilar y la presión de aceite a caer. Como el síntoma era igual al accidente que habíamos tenido siete días atrás, decidimos cortar el motor en problemas y dejar que la otra nos llevara de regreso a la Base. El Teniente Miranda me dejó los comandos mientras él realizaba la comunicación a Espora avisando de nuestra emergencia. El regreso, que parecía una eternidad, fue normal, dentro de la gravedad de la situación. Íbamos controlando los instrumentos del motor en marcha y buscando lugares propicios para entrar en autorrotación si la situación lo requiriera. Recuerdo que durante todo el viaje mi tendencia era a descender mientras Miranda me decía “mantené altura, no bajes” Mi subconsciente todavía tenía el recuerdo de mi caída al agua. Hicimos un aterrizaje con carrera paralelo a la pista principal sobre el pasto, sin ningún tipo de inconvenientes.
Este fue el último vuelo de un helicóptero Sea Lynx en nuestro país. Semanas más tarde, junto con el Teniente Perciacanto, regresamos del sur en pleno conflicto para realizar un vuelo de prueba del helicóptero para ver si quedaba en servicio, luego de una inspección y recorrido general realizado en el Arsenal Aeronaval. El vuelo nunca se concretó, por problemas administrativos, dado que ninguno de los responsables del mantenimiento quiso firmar en conformidad porque según ellos, no tenían forma de determinar ni saber qué es lo que podría suceder en el vuelo de prueba.
Recuerdo que Perciacanto tuvo varias discusiones muy fuertes, inclusive con oficiales más antiguos, pero siempre se mantuvo en su postura: no saldría a volar si la documentación del helicóptero no estaba en orden. Mi posición era la misma. Comprendía que estábamos inmersos en una guerra, pero a pesar de ello, debíamos cubrir un nivel de seguridad mínimo, sobre todo, teniendo los antecedentes de los dos vuelos anteriores.
Ese helicóptero quedó guardado hasta su posterior venta, mucho tiempo después.


Agradecimiento al CN VGM (RE) Gustavo Prieto
Promoción 106 - W/65 – Prom. XXIII