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sábado, 19 de julio de 2025

Operación Rosario: Cuando la FLOMAR cortó comunicaciones y se dirigió a las islas

El día que la Flota de Mar cortó las comunicaciones y no hubo vuelta atrás en la recuperación de Malvinas

La Operación Rosario para recuperar las islas del Atlántico Sur se llevó adelante porque la dictadura militar estaba “deteriorada” y necesitaba un elemento que aglutinara a la sociedad. Los errores en la planificación y la creencia que Margaret Thatcher no reaccionaría. El comienzo del fin del “Proceso de Reorganización Nacional”

Por Juan Bautista Tata Yofre || Infobae


El buque Cabo San Antonio, en una fotografía tomada meses antes del 2 de abril. Se ven las compuertas de proa abiertas, por donde desembarcaban los anfibios (Gentileza General Brigada (r) VGM Roberto Reyes)

La imagen nos muestra una veintena de muchachos treintañeros reunidos en un clásico restaurante porteño en 1952, para despedir a Carlos Manuel Muñiz porque viajaba a Europa. Todos integraban la misma generación, nacida a comienzos de 1920, que a su vez coexistía con una anterior y otra que la seguía (la de Mariano Grondona, Carlos Mugica, José Luis de Imaz y Manuel Puig) tras 15 años de vida como sabía enseñar José Ortega y Gasset. Los unía el antiperonismo y van a llegar al poder después de septiembre de 1955, el mismo año en que falleció el filósofo español, el creador del “yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo”. Ahí están sentados Eduardo Roca, Nicanor Costa Méndez, Juan Ramón Aguirre Lanari, Carlos Muñiz, José Alfredo Martínez de Hoz y de pié, entre otros, Jorge Wehbe, Federico y Guillermo San Martín, Hugo Caballero, Hipólito Solari Yrigoyen y Alberto Rodríguez Galán. Concurrieron tres futuros cancilleres, embajadores, dos ministros de Economía, un senador nacional del radicalismo y otros que ocuparían cargos de funcionarios nacionales y provinciales de gobiernos de facto. Los restantes serían destacados profesionales. Los comensales no lo sabían ni lo presentían pero, salvo excepciones, todos serían borrados de la historia 30 años más tarde junto con Leopoldo Fortunato Galtieri (de 1926). Más precisamente en las horas posteriores al 31 de marzo de 1982 cuando tropas argentinas comenzaban a ejecutar la Operación Azul/Rosario, es decir la ocupación militar de Puerto Stanley, días más tarde rebautizado Puerto Argentino.

Cena en un restaurante porteño en 1952 están Martínez de Hoz, Costa Méndez, Jorge Webhe e Hipólito Solari Yrigoyen, entre otros

Antes del 31 de marzo de 1982, Galtieri y su colega naval Jorge Anaya venían planificando “la recuperación” de las islas del Atlántico porque, como Anaya le dijo al vicealmirante Luís Sánchez Moreno, el 18 de diciembre de 1982: “El Proceso de Reorganización Nacional se ha deteriorado mucho y tenemos que buscar un elemento que aglutine a la sociedad. Ese elemento es Malvinas.” Sánchez Moreno le contesto: “He estudiado varios años en un colegio inglés. Conozco a los ingleses tanto como vos, Margaret Thatcher no se va a dejar llevar por delante por un gobierno militar. Los ingleses son como los “bull dog”, cuando muerden a la presa no la sueltan…”. Como toda respuesta el jefe de la Armada dio por terminada la reunión. Asumió su papel de Comandante y con un formal “es todo Sánchez Moreno” lo despidió.

El mismo 18 de diciembre de 1981 la Junta Militar deliberó sobre las “Las Pautas de la Junta Militar al P.E.N. para el “Ejercicio de la Acción de Gobierno 1982-1984″ y acordó entre sus objetivos “intensificar todos los cursos de acción necesarios y oportunos para que se obtenga el reconocimiento de nuestra soberanía sobre las Islas MALVINAS, GEORGIAS DEL SUR Y SANDWICH DEL SUR.” Así consta, con mayúsculas, en el diario de guerra de la Junta Militar.

La Junta Militar de diciembre de 1981 a junio de 1982

El 22 de diciembre, el mismo día que asumió Galtieri como presidente de facto después de haber echado al general Roberto Viola, el almirante Anaya le pasó a su jefe de Estado Mayor, vicealmirante Alberto Gabriel Vigo, una orden escrita a mano que contenía tres puntos, tal como se desprenden de su minúscula letra. Fue la primera orden del conflicto armado que se avecinaba:

“1. MALVINAS

1.1.- El CON (Comandante de Operaciones Navales) presentarme un plan actualizado.

1.2- Enviar personal seleccionado para reconocimiento.

1.3.- Plan después ocupación.

1.3.1. - Efectivos para permanecer en STANLEY.

1.3.2. - Apoyo a dichos efectivos.

1.3.3. – Logística para STANLEY.

Nota del almirante Anaya al vicealmirante Vigo

El martes 5 de enero de 1982 los tres comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas se reunieron para analizar distintas cuestiones. La cumbre castrense se llevó a cabo en el edificio “Libertador”, sede del Ejército, a partir de las 9 de la mañana. En esa reunión se analizó la cuestión Malvinas en el contexto de la política exterior y se concluyó que debía adoptarse una política “agresiva”. Al mismo tiempo se determinó que la Operación ‘Davidoff “no se realizaría antes de la ronda de negociaciones con los representantes del Reino Unido prevista para fines de febrero de ese año en Nueva York, a efectos de no dar motivo a éstos para dificultarla”. Constantino Davidoff había cerrado un trato con la empresa Salvensen, bajo la mirada del gobierno inglés para comprar como chatarra viejos galpones, barcos, diques secos y otras instalaciones en las islas Georgias.

Galtieri entra en la Casa de Gobierno el 23 de diciembre de 1981

Según un informe de la Junta Militar, “en esa reunión el caso Malvinas fue tratado fuera del temario de la Junta Militar y tras numerosos y largos argumentos se decidió encargar un estudio de Estado Mayor “abreviado” con la participación de un representante por cada fuerza armada. La Junta Militar lo recordó así: “Se conversó además, en dicha ocasión, que no solamente había que obtener una reestructuración de las negociaciones con GRAN BRETAÑA con miras a la nueva ronda de negociaciones, sino que además se deberían comenzar los estudios para analizar la factibilidad y conveniencia de una ocupación de las islas. Esta decisión se tomó considerando la rigidez y emotividad que había evidenciado el tema en GRAN BRETAÑA durante el año 1981. Sería considerada como alternativa válida en circunstancias futuras frente a la posible negativa británica de tratar conjuntamente el tema político y económico de las islas. Los detalles de las alternativas—tanto la reactivación máxima de las negociaciones por la soberanía de las islas MALVINAS, GEORGIAS DEL SUR Y SANDWICH DEL SUR, como la previsión del empleo del poder militar en caso de fracasar la primera alternativa—se concretarían en la reunión más próxima de la JUNTA MILITAR.” Como surge de la documentación expuesta la fecha determinante fue el 5 de enero. Ese día se consideró dar un paso militar en el caso de no progresar la vía diplomática. La decisión fue tomada con la participaron formal de los tres comandantes en jefe. Sin embargo, la cuestión había sido analizada y planificada por la Armada, primero, y tratada entre Anaya y Galtieri después. Luego el jefe del Ejército se la dijo a Lami Dozo, como al pasar, en un pasillo del tercer piso del edificio “Libertador”, antes del inicio formal de la reunión: “‘Negro’ (así lo llamaba Galtieri a veces al jefe aeronáutico) quiero hablar con vos sobre Malvinas. La cosa no anda bien”.

Una de las pruebas de la complicidad de Costa Méndez con el entretejido que se estaba desarrollando alrededor de Malvinas es un valioso documento del 8 de enero firmado por el embajador Carlos Lucas Blanco, director de Antártida cuando envió el Memorando “Secreto” N° 11: “Evolución cuestión Malvinas”, de cuatro carillas, al subsecretario Enrique Juan Ros. Tras enumerar los temas que serían tratados en la próxima reunión de Nueva York (página 2, punto 5º), y para el caso de no recibirse ninguna respuesta satisfactoria del Reino Unido, Blanco opinó que: “Ello facilitaría la aceptación por la comunidad internacional de un eventual ‘fait accompli’ [hecho consumado], que sería presentado como única vía abierta para obtener satisfacción al reclamo argentino, ante la actitud reacia del Reino Unido. Además consideraba “llevar adelante las operaciones Davidoff y eventualmente Alfa” (con participación naval) y “contemplar un posible enfoque más restrictivo de las medidas existentes sobre comunicaciones y las que se puedan imaginar en el futuro”.

Nota del embajador Blanco en la que habla de "actos posesorios"

Entre enero y marzo de 1982 la Junta Militar fue tomando decisiones que apuntaban a la ocupación militar de las irredentas islas Malvinas. Imaginando que el gobierno estadounidense de Ronald Reagan se iba a mantener neutral, semana a semana se fue preparando en el máximo secreto la “Operación Azul/Rosario”, con el acompañamiento diplomático que planificaba el canciller Costa Méndez y a último momento Eduardo Roca, embajador en las Naciones Unidas.

El 12 de enero “se trató la planificación militar de Malvinas y por resolución no incorporada al Acta de la Junta Militar, se designaron a “los señores General de División García, Brigadier Mayor Plessl y Vicealmirante Lombardo para analizar la previsión del empleo del poder militar para el caso Malvinas con un enfoque político-militar que especificara los posibles cursos de acción. Se planeó asimismo que el trabajo sería secreto y manuscrito, eligiendo distintos lugares de reunión; y que—además—de los miembros designados, tendrían conocimiento del tema, en el momento oportuno, los jefes del Estado Mayor General de las tres Fuerzas Armadas y el Sr. Canciller”.

Informe de la Junta Militar y sus primeras decisiones

El martes 26 de enero la Junta Militar se reunió a las 9 de la mañana en el edificio Libertad. Durante la reunión se resolvió “fuera de Acta” que el “Grupo Malvinas” conformado por Lombardo, García y Plessl “preparara la exposición de los planes de la alternativa militar a mediados de marzo de 1982.” A renglón seguido se produjo la nueva Directiva de Estrategia Nacional (DENAC) 1/82 y el Plan de Campaña Esquemático correspondiente a la Directiva de Estrategia Militar (DEMIL)1/82. En la DENAC 1/82 se explicita conceptos referidos al Poder Nacional: “La Operación desde el punto de vista militar es apta, factible y aceptable.” La instrucción, sin embargo, tenía dos condiciones: “debía mantenerse el actual estado británico de defensa de las islas y, además, de tenerse que recurrir a la fuerza, ésta sería restringida a operaciones incruentas a fin de minimizar la reacción británica y alentar a la mejor posición negociadora. Una vez recuperadas las islas se procedería a retirar las fuerzas de ocupación y se mantendría una reducida guarnición.” Nada se cumplió.

Tras los desacuerdos diplomáticos de febrero en Nueva York entre las delegaciones de Argentina y el Reino Unido comenzó la Operación Davidoff. “El operativo de las Georgias fue preparado con mucha antelación. Yo lo sé porque el barco que transportó a los chatarreros también llevaba gente del Comando Antártico, para la segunda escala del viaje. El capitán del barco, cuando zarpó, recibió dos sobres cerrados: Uno con la orden de cortar el contacto de radio (en determinado día); otro en el que se instruía dirigir el barco primero a las islas Georgias. Todo el operativo fue realizado sobre la base de que los ingleses no responderían. Existió una gran improvisación, en todos los órdenes.”, confió el coronel Luís Carlos Sullivan, director del Comando Antártico al autor el 16 de agosto de 1982. También iba el personal naval “Alfa” comandado por el oficial Alfredo Astiz para participar del entuerto.

El 27 de enero, en el matutino “Convicción”, de conocida vinculación con la Armada, y especialmente con el proyecto político de Emilio Eduardo Massera, apareció un artículo en el que se afirma que la toma de las Malvinas ayudaría a resolver el problema del Beagle, dado que fortalecería la posición argentina. “Están dadas todas las condiciones: tenemos un presidente decidido y un excelente ministro de Relaciones Exteriores. Si después de ganar la guerra sobre el terrorismo, recuperamos las Malvinas, la historia olvidará las estupideces económicas. La Argentina estará viva, consciente de su vigor y dispuesta a tomar un lugar en el mundo.”

El informe Rattenbach sobre la supuesta neutralidad de los EE.UU.

El domingo 28 de marzo un enviado de Costa Méndez va a pedirle al teniente general Leopoldo Galtieri una postergación del Operativo Azul/Rosario. La reunión fue en Campo de Mayo y el funcionario diplomático le llevó un mensaje escrito que contemplaba tres puntos: 1) si se estima necesario levantar la operación militar, esta decisión aún puede realizarse; 2) comunica que la posición de los Estados Unidos es poco clara. No hay seguridad de que apoye a la Argentina; 3) con el bloque de países No Alineados, si bien partimos de una situación no favorable, podemos en un corto tiempo recomponerla y lograr su solidaridad en virtud de nuestra lucha antiimperialista.

En la tarde del mismo domingo 28 de marzo salía de Puerto Belgrano la flota que transportaba las tropas que ocuparían las islas Malvinas. Horas antes, Margaret Thatcher se había comunicado telefónicamente con su canciller lord Carrington para expresarle su ansiedad por la situación. El ministro le contó que le había enviado un mensaje al secretario de Estado de los Estados Unidos en el que le solicitaba su intervención como mediador. El martes 30 de marzo las tapas de los matutinos reseñaban una gran expectativa por una definición británica sobre lo que estaba sucediendo en el archipiélago Georgias del Sur, a pesar de que todavía no se sabía que una fuerza naval con infantes de Marina y miembros del Regimiento de Infantería 25 marchaba a ocupar las Malvinas.

La cuestión sobre una presunta reacción inglesa preocupaba a todos los niveles, mientras Costa Méndez en la intimidad sostenía que el Reino Unido no enviaría una fuerza para recuperar las islas. La fuerza argentina de ocupación, en el mayor de los secretos, había salido a recuperar las Islas Malvinas. Primero partió la flota de desembarco, luego lo haría la flota de guerra desde Puerto Belgrano. Simulaban ejercicios navales. El domingo 28 de marzo, el canciller Costa Méndez le escribió a su par británico: “Los sucesos que tienen lugar en la isla San Pedro de las Georgias del Sur, me ha movido a enviar este mensaje, con el propósito de disipar cualquier equívoco acerca de los motivos que inspiran a mi gobierno”. Después de un corto relato sobre las actividades de los argentinos desembarcados en Leith, el canciller argentino le aclaró a Peter Alexander Rupert Carrington que “esos territorios son considerados por la República Argentina como suyos y que la disputa de soberanía sobre ellos ha sido reconocida por las Naciones Unidas en sus resoluciones pertinentes. El Gobierno de Vuestra Excelencia ha aceptado la existencia de esta disputa de soberanía”.

Costa Méndez habla a la prensa en Naciones Unidas

El martes 30 de marzo de 1982, mientras la ciudad de Buenos Aires se encontraba fuertemente vigilada en vista de la manifestación sindical “Paz, Pan y Trabajo” que se iba a realizar esa tarde con la intención de llegar a Plaza de Mayo, el Comité Militar deliberó dos veces en el edificio Libertador. “Durante la primera reunión se resolvió que el general García fuera el Comandante de Teatro de Operaciones Malvinas. En la segunda reunión del Comité Militar (COMIL) el Jefe del Estado Mayor Conjunto, vicealmirante Leopoldo Alfredo Suárez del Cerro, “informó sobre la previsión meteorológica para el desembarco, expresando que el Comandante de Teatro de Operaciones Malvinas decidió que el 02 de abril a las 0000 horas fuera la fecha para iniciar las operaciones”, porque un temporal impedía realizar la operación el 1º de abril. La inteligencia inglesa advierte al gobernador Rex Hunt de los planes argentinos. EEUU también pone en alerta a Gran Bretaña. La primer ministro Margaret Thatcher ordena alistar la flota, que estaba en Gibraltar. A las 12:57 del 31 de marzo, la flota de mar pone rumbo al norte de las Malvinas y cortó las comunicaciones con el continente, ya no había vuelta atrás, cambió el curso de navegación, y dirigiéndose a Puerto Stanley, cambió el nombre de código: De “Operación Azul” pasó a “Operación Rosario”. La mayoría de los comensales de la cena del año 1952 ignoraban lo que se les avecinaba: el final del Proceso Militar y el comienzo del proceso democrático en la Argentina.

lunes, 28 de abril de 2025

Dos lecciones de políticas y diplomáticas de Thatcher

Lecciones políticas y diplomáticas de la guerra de las Malvinas


Political and Diplomatic Lessons of the Falklands War (haga clic)
Ken Kotani



El documento que has proporcionado formula dos preguntas clave en la introducción que sirven de marco para su análisis. La primera pregunta es: "¿Hasta qué punto la administración de Margaret Thatcher estaba al tanto de la situación antes de la guerra?" y la segunda, "¿Cómo se llevó a cabo la diplomacia exterior y la conducción de la guerra por parte del gobierno de Thatcher?"

En cuanto a la primera cuestión, el documento aborda los debates sobre si la administración de Thatcher fue lo suficientemente consciente de la creciente crisis en las Malvinas antes del estallido del conflicto. Se hace una comparación entre las acciones de la administración de Thatcher en 1982 y la respuesta del gobierno de James Callaghan en 1977. En ese momento, Callaghan había enviado una flota británica en respuesta a la amenaza argentina sobre las Islas Sandwich del Sur, lo que marcó una notable diferencia en términos de prevención y anticipación. En cambio, el documento sugiere que la administración de Thatcher no mostró el mismo nivel de urgencia, permitiendo que la crisis escalara, culminando con la invasión argentina de las Malvinas. La investigación del Comité de las Islas Falkland, también conocido como Comité Franks, concluyó que no hubo negligencia por parte del gobierno de Thatcher, pero se reconoce que la inteligencia británica no previó la invasión argentina hasta que fue demasiado tarde​.

La segunda pregunta se centra en cómo el gobierno británico gestionó la crisis una vez que comenzó la guerra. El manejo de la diplomacia exterior fue decisivo para ganar apoyo internacional, particularmente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, donde la Resolución 502 fue aprobada dos días después de la invasión, exigiendo la retirada argentina. Este éxito diplomático se debió en gran parte a la habilidad de los diplomáticos británicos, como Anthony Parsons, quien trabajó incansablemente para consolidar el apoyo internacional a la causa británica. También fue crucial mantener buenas relaciones con Estados Unidos, que en ese momento era aliado de Argentina en la lucha contra el comunismo en América Latina, pero que finalmente brindó apoyo logístico a Gran Bretaña durante la guerra​​.

En términos de la conducción militar, se estableció un "Gabinete de Guerra" el 6 de abril de 1982, que asumió un papel central en la toma de decisiones rápidas y eficaces durante el conflicto. Este gabinete, aunque pequeño, estaba altamente influenciado por las preferencias de Thatcher. Durante los tres meses que duró la guerra, este cuerpo se reunió 67 veces, permitiendo una rápida toma de decisiones. Una de las decisiones más importantes fue la de imponer un bloqueo completo alrededor de las Malvinas el 30 de abril de 1982, una medida que implicaba un conflicto armado directo con Argentina. Posteriormente, se decidió realizar una operación anfibia para retomar las islas, que finalmente se ejecutó el 20 de mayo de ese año​.

En resumen, el documento destaca cómo la administración de Thatcher tuvo que reaccionar ante una situación que, en muchos aspectos, no había anticipado adecuadamente. Sin embargo, una vez iniciada la crisis, la administración manejó la guerra y la diplomacia con un enfoque decisivo y organizado, asegurando tanto el éxito militar como el apoyo internacional necesario para la recuperación de las Islas Malvinas.

 



jueves, 1 de agosto de 2024

La rajadura en la pared ¿Qué tendría que haber ocurrido para que la operación Rosario cumpliera sus objetivos?

¿Qué hubiese tenido que pasar para la operación Rosario cumpliese con los objetivos del Alto Mando argentino?






Para que el plan de ocupación de las Islas Malvinas por parte de Argentina en 1982 hubiese resultado en una resolución diplomática, varias condiciones y factores clave habrían tenido que alinearse de manera específica. Analizaremos estas alternativas y factores desde la perspectiva de febrero de 1982:

1. Respuesta internacional moderada:

  • Estados Unidos y la OEA: Argentina esperaba que, al ocupar las islas, el apoyo de la Organización de Estados Americanos (OEA) y una posición neutral o favorable por parte de Estados Unidos (dada la Doctrina Monroe y el contexto de la Guerra Fría) obligarían al Reino Unido a negociar. Para que esto hubiese sido cierto, Estados Unidos y la OEA tendrían que haber adoptado una postura más conciliadora y menos inclinada hacia el apoyo a Reino Unido.
  • No intervención de la ONU: La Asamblea General y el Consejo de Seguridad de la ONU tendrían que haber optado por no involucrarse directamente o haber emitido resoluciones llamando a la negociación sin imponer sanciones a Argentina.

2. Respuesta británica menos agresiva:

  • Gobierno británico en dificultades: Si el gobierno de Margaret Thatcher hubiese enfrentado una mayor oposición interna o problemas significativos que hubiesen desviado su atención de las Malvinas, la posibilidad de una respuesta militar rápida podría haber sido menor. Problemas económicos más agudos o crisis internas significativas en el Reino Unido podrían haber disminuido la capacidad de respuesta.
  • Prestar mayor atención al Libro Blanco de la Defensa de 1981 que preveía la baja del servicio de importantes activos de superficie de la Armada Real, con especial énfasis en las fuerzas de desembarco. (ver aquí)
  • Consideraciones logísticas: Si la capacidad logística británica para movilizar una fuerza expedicionaria en el Atlántico Sur hubiese estado limitada por factores técnicos o financieros, la opción militar habría sido menos viable, forzando a una solución diplomática.

3. Preparación y diplomacia argentina:

  • Mejor planificación y comunicación: Una ocupación con mínima resistencia y sin bajas británicas podría haber favorecido una negociación. Además, Argentina habría necesitado una estrategia diplomática sólida desde el primer momento de la ocupación, buscando el apoyo de países clave y presentando su caso de manera convincente en foros internacionales.
  • Negociaciones previas y alianzas: Un trabajo previo más efectivo para obtener el apoyo de países influyentes y construir una red de alianzas diplomáticas y políticas habría sido crucial. Esto implicaría haber cultivado relaciones más estrechas con países de la Comunidad Europea, el Tercer Mundo y potencias emergentes.

4. Condiciones en las islas:

  • Colaboración o neutralidad de los isleños: Si los isleños hubiesen adoptado una postura más neutral o incluso colaborativa (lo cual es improbable dada su fuerte identidad británica), las opciones diplomáticas habrían sido más factibles. La resistencia activa de los isleños consolidó la respuesta británica.
  • Condiciones geopolíticas regionales: En el contexto de América Latina, una menor rivalidad con Chile y una mayor unidad regional podrían haber proporcionado a Argentina un respaldo más sólido para su reclamo.

5. Factores de contención:

  • Evitar provocaciones: Mantener una ocupación pacífica, evitando provocaciones o acciones que pudiesen justificar una respuesta militar por parte del Reino Unido.
  • Respuestas iniciales de bajo perfil: Si el Reino Unido hubiese adoptado una política de bajo perfil inicialmente, Argentina podría haber tenido tiempo para fortalecer su posición diplomática y consolidar su control.

Conclusión preliminar

Para que el escenario de una ocupación argentina de las Malvinas y una posterior resolución diplomática se hubiese concretado, se necesitarían una serie de eventos y decisiones estratégicas altamente improbables en la práctica. Las expectativas argentinas subestimaron la importancia de la reacción británica y el apoyo internacional al Reino Unido. Un enfoque más realista podría haber incluido una preparación más detallada para enfrentar posibles respuestas militares y un esfuerzo diplomático más robusto antes de la ocupación.

Incluso seguir con más detenimiento el Libro Blanco de la defensa británico, que preveía la baja de muchos buques hacia fines de 1982, hubiese sido un gesto de mínima prudencia y paciencia recomendable.

 

lunes, 8 de abril de 2024

La estrategia diplomática del gobierno argentino

Malvinas: ¿cuáles son las claves de la estrategia diplomática argentina para recuperar la soberanía sobre las islas?

La diplomacia es una profesión clave en el reclamo por la soberanía de este territorio de ultramar y sus aguas circundantes


La cuestión de las islas Malvinas es una causa que forma parte de la historia argentina y un reclamo de soberanía que se mantuvo inalterado a lo largo de los años.

Desde el acto de usurpación por parte de la Corona británica, el 3 de enero de 1833, hasta nuestros días, la Cancillería ha protestado ante el Reino Unido y ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) por lo que respecta una clara vulneración de los derechos soberanos.

De hecho, la disposición transitoria primera de la Constitución Nacional ratifica la “legítima e imprescriptible soberanía argentina sobre las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes”.

Desde el acto de usurpación de la Corona británica, el 3 de enero de 1833, hasta nuestros días, la Cancillería Argentina ha protestado ante el Reino Unido por la vulneración de nuestros derechos soberanos. (Foto: Archivo DEF)

Allí se define la recuperación de esos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía como “objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino”.

En el marco del derecho internacional, en la década del 60 se puso en marcha el proceso de descolonización dentro de las Naciones Unidas. En ese contexto, la resolución 1514, del 16 de diciembre de 1965, reconoció la disputa de soberanía entre Argentina y el Reino Unido e invitó a ambos países a negociar una solución pacífica a la controversia. Desde el fin del conflicto del Atlántico Sur, en 1982, el gobierno británico se ha negado sistemáticamente a regresar a la mesa de negociaciones, en una clara violación de la resolución de la ONU.

La Constitución Nacional ratifica la legítima soberanía argentina sobre las islas Malvinas, Georgias, y Sandwich del Sur. (Foto: Archivo DEF)


La descolonización y los antecedentes históricos del reclamo argentino

Volvamos, por un momento, al principio: ¿cómo actuó la Argentina desde el momento mismo de la ocupación británica? El 16 de enero de 1833, apenas trece días después de los hechos, tuvo lugar el pedido de explicaciones al encargado de Negocios del Reino Unido por parte de Manuel Vicente Maza, ministro de Gracia y Justicia de la Provincia de Buenos Aires y quien tenía a su cargo el Departamento de Relaciones Exteriores de la Argentina. Allí, el representante de nuestro país protestaba por la ocupación de la isla Soledad y el enarbolamiento del pabellón inglés, actos que “abiertamente comprometen los derechos de la República Argentina”.

El 12 de enero de 1833, el representante de nuestro país, Manuel Vicente Maza, protestaba por primera vez por la ocupación de la Isla Soledad y el enarbolamiento del pabellón inglés. (Foto: Archivo DEF)


José María Ruda, el diplomático que llevó el reclamo argentino a la ONU

En su célebre alegato de 1964, el diplomático argentino José María Ruda recordó que hasta su usurpación, las islas estaban gobernadas por autoridades argentinas y ocupadas por población argentina. “Estas autoridades y pobladores fueron despojados por la violencia, no permitiéndose su permanencia en el territorio”, agregaba el delegado argentino ante el subcomité especial de la ONU encargado del tema.

En su célebre alegato de 1964, el diplomático José María Ruda, recordó que hasta su usurpación, las islas estaban gobernadas por autoridades argentinas. (Foto: archivo DEF)

Ese desalojo por la fuerza de la población argentina, que residía en el territorio en 1833, hace que no resulte aplicable a Malvinas el principio de “libre determinación de los pueblos”, pues no existe en las islas una población sojuzgada ni sometida al colonialismo. Con esa motivación, señaló Ruda, tal principio no podía ser legítimamente utilizado para “transformar una posesión ilegítima en una soberanía plena, bajo el manto de protección que le darían las Naciones Unidas”.

A la luz de estos antecedentes, Argentina rechazó de manera contundente los resultados del referéndum convocado el 10 y 11 de marzo de 2013 por las autoridades ilegítimas del archipiélago, en el que el 99,83% de los isleños manifestaron su voluntad de mantener el estatus de las islas como territorio de ultramar del Reino Unido.

Argentina rechazó de manera contundente los resultados del referéndum convocado el 10 y 11 de marzo de 2013 por las autoridades ilegítimas del archipiélago. (Foto: archivo DEF)


El caso de las islas Chagos, un antecedente favorable para la Argentina

En el plano jurídico, la opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre el archipiélago de Chagos, emitida el 5 de febrero de 2020, podría jugar a favor de la Argentina. ¿Por qué? En 1965, sus habitantes fueron expulsados del territorio por el Reino Unido, la entonces potencia colonial, que decidió crear una nueva administración colonial y arrendar la mayor de esas islas, Diego García, a EE.UU. para el establecimiento de una base militar en esa zona del océano Índico.

La opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia sobre el archipiélago de Chagos podría jugar en favor de la posición Argentina. (Foto: Archivo DEF)

La República de Mauricio alcanzó su independencia del Reino Unido en 1968, pero sin la soberanía sobre Chagos, que se mantuvo bajo control británico. Fue su gobierno el que planteó el recurso ante la Asamblea General de la ONU, que sometió la controversia a la CIJ. A partir de esta opinión consultiva, el gobierno de Mauricio reclamó que el Reino Unido pusiera fin a su ocupación ilegal de Chagos y permitiera el regreso de la población autóctona al territorio del que fueron expulsados hace casi 40 años.

Esta opinión consultiva tiene relevancia para Malvinas por tratarse de una situación similar de desmembramiento territorial y de expulsión de la población local.

El Reino Unido arrendó la mayor de esas islas, Diego García, para el establecimiento de una base militar en esa zona del Índico. (Foto: Archivo DEF)

La CIJ concluyó que la persistencia de la administración colonial británica sobre el archipiélago constituye un “hecho ilícito” al que se debe poner fin.

Además, entendió que el principio de la libre determinación no era aplicable a este tipo de situaciones coloniales, pues la población original había sido desterrada, tal como sucedió con las islas Malvinas.

jueves, 28 de marzo de 2024

Villarruel y la embajadora británica

Las Islas Malvinas, una cuestión de defensa hemisférica

La vicepresidenta de la Nación, Victoria Villarruel, se reunió con la embajadora británica Kirsty Hayes y planteó la necesidad de un diálogo bilateral sobre la soberanía de las Malvinas, considerándolo una cuestión de política continental. Argentina busca abordar la soberanía, mientras que el Reino Unido insiste en incluir a los habitantes de las islas en las discusiones.

Por Mauro Labombarda || Canal 26


  Malvinas, foto Reuters

Hace pocos días (el 5 de marzo), la vicepresidente de nuestra República, Victoria Villarruel, recibió en el Salón Eva Perón del Senado de la Nación a la embajadora del Reino Unido de Gran Bretaña, Kirsty Hayes. Tras el encuentro, Villarruel destacó que planteó a la diplomática británica la necesidad de entablar un diálogo bilateral por la soberanía de nuestras islas, que considera que se trata de una cuestión de política continental “porque es la injerencia de una potencia extracontinental en nuestro territorio” y finalmente evocó el ejemplo de San Martín, Bolivar y Washington.

Respecto de la necesidad de un diálogo bilateral que contemple la discusión sobre la soberanía de las Islas Malvinas, podríamos decir que es la posición histórica de Argentina de los últimos años, que se contrapone con la postura británica que se niega a considerar el tema de la soberanía y que pretende incorporar a cualquier diálogo a los kelpers, invocando su derecho a la autodeterminación.

Victoria Villarruel recibió durante la tarde a Kirsty Hayes, embajadora del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda Del Norte, en el salón Eva Perón. Presidencia Argentina. 

Merece destacarse en este aspecto que la citada posición argentina, planteada por Villarruel en el encuentro referido, es plenamente coincidente con la posición de los EE. UU. En efecto, la potencia del Norte nunca reconoció la soberanía británica sobre nuestras Islas Malvinas, sino sólo una ocupación de hecho o de facto. Además, en reiteradas oportunidades, le hizo saber a Gran Bretaña que debe aceptar el diálogo bilateral, excluyendo expresamente a los kelpers y sus deseos. 

Vale recordar en tal sentido las declaraciones de la entonces Secretaria de Estado, Hillary Clinton, cuando en ocasión de visitar Bs. As. y entrevistarse con la Presidente Cristina Kirchner en marzo de 2010, ofreció colaboración para resolver la disputa de soberanía entre ambas naciones, en la que EEUU es neutral.

De igual modo actuó el siguiente Secretario de Estado, John Kerry, quién además anunció que los EE. UU. no reconocían el referéndum impulsado por Gran Bretaña entre los kelpers para determinar su soberanía.

Malvinas en la actualidad. Foto: Télam 

Malvinas, una cuestión continental

Hasta aquí, entonces, nada nuevo. Pero como adelantamos, la Vicepresidente fue más allá y mencionó que la causa de las Islas Malvinas es continental, porque implica la injerencia de una potencia europea en nuestro territorio americano.

Hagamos un poco de historia. En 1822, la Santa Alianza conformada por Francia, Rusia, Prusia y Austria anunciaron que enviarían una flota a nuestro continente para reconquistar las antiguas colonias españolas. Inglaterra, que ya ejercía su influencia en estas tierras, se opuso y envió a su Ministro Canning a proponerle a EE. UU. un plan conjunto de defensa. 

Fue en ese marco que el entonces Presidente Monroe proclamó su célebre doctrina, rechazando la ayuda británica y anunciando que EEUU defendería el hemisferio occidental, es decir América, de la injerencia europea. 

Recuérdese que once años antes los ingleses habían invadido Washington y quemado el Capitolio. En 1833 los británicos usurparon nuestras Islas Malvinas.

EE. UU. no contaba con un poderío naval que le permitiera ejercer la defensa de esta zona de América del Sur, pero aplicó el principio del no reconocimiento; es decir, no reconoce el status territorial británico.

Esta posición, fruto de la denominada Doctrina Monroe, fue invariable en la política exterior norteamericana respecto de Malvinas: nunca reconoció la soberanía británica, solo reconoce una administración de facto.

Aun durante la Guerra de Malvinas, la intención norteamericana, a través de las diversas propuestas de paz, fue obligar a los británicos a negociar con Argentina la soberanía sobre nuestras islas. La negativa argentina, la pretensión de continuar la guerra y el acercamiento a la URSS a través del viaje de nuestro Canciller a La Habana, no dejaron más opción a EEUU que apoyar a las fuerzas británicas.

Guerra de Islas Malvinas.

Sin embargo, nunca modificaron su posición diplomática, es decir, no se reconoce la soberanía británica, y la cuestión de soberanía se debe dirimir en un diálogo entre Argentina y Gran Bretaña, sin la intervención de los kelpers.

En otras palabras, la alianza circunstancial de los EE. UU. con Gran Bretaña en diversos escenarios no se impone sobre los intereses globales permanentes. Sirva de ejemplo la humillación impuesta a los británicos en la Guerra del Canal de Suez.

Roger Spink, legislador de Malvinas.

San Martín, Bolívar y Washington

Pero hay más. Nuestra Vicepresidente mencionó también el ejemplo de San Martín, Bolívar y Washington: ¿qué relación tienen con esta cuestión continental? Es claro que los tres héroes representaron el enfrentamiento del "Nuevo Mundo" contra la tiranía del Antiguo mundo.

Era natural que surgiera la concepción de que había un común interés y un destino común de las dos Américas; el Norte y el Sur. Ambos continentes comenzaron por ser colonias de las naciones europeas, Inglaterra y España. Nuestros héroes comunes pelearon por la libertad y la independencia, afirmaron los derechos del hombre, instauraron formas de gobierno republicana y proclamaron que rendían culto al bienestar de los pueblos y no a la gloria de los nobles.

Jefferson hablaba del hemisferio como si fuera un continente único, y en una carta que escribiera el 24 de octubre de 1823 al Presidente Monroe declaraba que “las Américas del Norte y del Sur tienen una serie de intereses específicamente propios y claramente distintos de los de Europa”.

El Presidente Perón abogó por una “América unida del Ártico al Antártico” proclamando de ese modo su política continental.

Relevancia geopolítica

Como vemos hasta aquí, las palabras de nuestra Vicepresidente tienen una significativa relevancia geopolítica, porque parece comprender que los intereses permanentes de los EE. UU., como es el caso de la no injerencia de potencias extracontinentales en América, son coincidentes con los nuestros. 

Quizás sea esta nueva política, dirigida hacia Washington y no hacia Londres, la que nos permita, a través del diálogo bilateral con Gran Bretaña, recuperar nuestra soberanía sobre las Islas Malvinas.

viernes, 23 de febrero de 2024

El acuerdo de Madrid cumple las consignas de Lord Shackleton

Los acuerdos de Madrid cumplen con las consignas de Lord Shackleton



SAEEG



César Augusto Lerena*

En 1848 Sir William Molesworth, quien en 1855 sería el secretario de Estado para las Colonias del Reino Unido, decía: «En las miserables islas Malvinas, no se da el trigo, no crecen árboles, están abatidas por los vientos; desde 1841 nos costaron 35 mil libras, sin retorno ni beneficio alguno. Decididamente, soy del parecer que esta inútil posesión se devuelva, desde luego, al Gobierno de Buenos Aires, que justamente la reclama».

Pasarían 128 años para que los británicos se dieran cuenta que la riqueza estaba en el mar y no en las islas, cuestión, que los gobernantes argentinos siguen sin entender. El 3 de enero de 1976 llegaba a Malvinas Lord Shacketon y seis meses después, el 21 de julio, el Foreign Office presentaba en 450 páginas el relevamiento sobre la pesca, la producción lanera, el petrolero y la minería, informando que en un radio de 200 millas de Malvinas podrían encontrarse “uno de los mayores recursos mundiales de proteínas” y decía que solo la “pescadilla azul” representa el volumen total de la pesca del Reino Unido. Para ese entonces en las islas ya se pescaba bacalao, polaca, merluzas varias, abadejo y calamares; especies que, hasta nuestros días, son explotadas ilegalmente en Malvinas, extrayendo un promedio de 250 mil toneladas anuales.

Las recomendaciones de Shackleton fueron suficientemente estimulantes para justificar la continuidad de la invasión británica en Malvinas, ya que si bien la actividad pesquera argentina en el continente estaba iniciando su producción industrial y el comercio exterior, las capturas nacionales en el extremo sur eran casi inexistentes. El total de las exportaciones pesqueras argentinas en 1976 alcanzaban solo las 113 mil toneladas, mientras que el promedio de extracción pesquera de los buques extranjeros en Malvinas ―como dijimos― ya era de 250 mil toneladas/año.

Todo estaba por hacerse en materia pesquera en la Argentina y el informe inglés ya lo precisaba respecto a Malvinas. Podríamos mencionar, sin demasiado detalle, que a falta de pescado el rey de España Carlos IV en 1789 había establecido una pesquera en Puerto Deseado. Por su parte, en 1904 comenzó a operar la Compañía Argentina de Pescado S.A. en la isla San Pedro (Georgias del Sur) para la caza de ballenas; en 1914 se instaló la primera fábrica de conservas de pescado en Puerto Madryn y hacia 1948 se iniciaba esta actividad en Mar del Plata. Con el aporte de familias belgas, italianas y españolas en la década del 60 se incrementaba el consumo de pescado en el país y en la década del ‘70, como producto de la demanda externa, la exportación de productos pesqueros congelados provocó la construcción de plantas de fileteado, cámaras, etc., y el cambio de buques costeros por fresqueros de altura y congeladores y aún, con vaivenes, se inició el gran desarrollo industrial y exportador desde Mar del Plata, comenzando a radicarse también industrias en la Patagonia.

José Enrique Greño Velasco, al respecto nos dice: «Para el Reino Unido, ante el fracaso de poner el pie en el continente, Malvinas representa su único punto de apoyo para la continuación de los empeños en lograrlo». Por su parte, Oscar Cosentino, entiende: «Es todavía más importante negar al enemigo el uso de estas Islas».

¿Ignorancia de la diplomacia argentina? En Ginebra en 1988, el Canciller Caputo y el embajador García del Solar con el embajador británico Crispín Tickell (todos fallecidos) acordarían en las negociaciones previas a “los Acuerdos de Madrid” ―que cerró en 1989/90 Cavallo― no hacer mención a la cuestión pesquera, la que consideraban una cuestión menor. Craso error. Sobre ello el director británico de pesca en Malvinas John Burton expresó: “sin la pesca no hubiésemos subsistido en las islas” (El Cronista, 14/03/2012). No parece que ninguno de los negociadores argentinos, hubiesen leído el Informe Shackleton ni conociesen las estadísticas pesqueras publicadas por los isleños, ni tampoco este documento, que promovía “convocar a una Convención Internacional para controlar las pesquerías en el Océano Austral”.

La delegación argentina no tuvo expertos en pesca. A Cavallo lo acompañó el embajador Aldo Dadone, vinculado al affaire IBM-Nación. En un extremo la posición británica, que tomaba posesión del lugar y trabajaba para que su ocupación sea sustentable y en el otro los funcionarios argentinos, ignorantes y/o sumisos, sellaron los execrables Acuerdos de Madrid que contribuyeron, desde 1989 hasta ahora, a consolidar la posición británica en Malvinas y, llamativamente, ninguno de los Cancilleres y sus sucesivos Secretarios del área se han animado o querido denunciarlos, a pesar del avance territorial marítimo e insular argentino por parte del Reino Unido, que la lleva a tener invadidos 1.639.900 Km2 de los 11.410 Km2 que ocupaban en 1982 y a explotar a través de licencias ilegales otorgadas a buques extranjeros nuestros recursos pesqueros, a la par de realizar exploraciones petroleras y mineras. Todo ello, en abierto atentado a la Constitución Nacional, la ley 17.094 y pesqueras de esa época y, muy importante, el Reino Unido violaba la Resolución de la ONU 31/49 (1/12/1976) que instó a las partes a abstenerse “de adoptar decisiones que entrañen la introducción de modificaciones unilaterales mientras las islas estén atravesando por el proceso recomendado en las resoluciones de la ONU” y en relación a la Res. 37/9 del 9/11/1982, posterior a la guerra de Malvinas, que reiteró “el pedido de reanudar las negociaciones a fin de encontrar una solución pacífica a la disputa de la Soberanía”.

Respecto a los hidrocarburos, el experto Richard Johnson, del equipo de Shackleton, confirmó la presunción de existencias de petróleo en el área y, precisó que “por encontrarse en una zona política y, por el elevado costo de producción, sería necesaria la cooperación argentina, porque existiría escasa probabilidad comercial en la emisión unilateral de licencias del Gobierno británico” y recomendó el traspaso a la corona británica de los derechos mineros y “de la plataforma continental” y propició asociarse a la Unión Europea previo a cualquier negociación con Argentina. Todo, ejecutándose. Hoy el Reino Unido, efectúa exploraciones petroleras, licita la explotación de oro; nos disputa 1.430.367 km2 de la plataforma continental extendida y controla el Atlántico suroccidental, los accesos a la Antártida y los océanos Pacífico e Índico.

El informe también aconseja vuelos directos a Malvinas y una estrecha cooperación con Argentina y entiende que «cualquier nuevo programa de desarrollo económico de las islas, especialmente en lo relacionado con los recursos marinos, deberá buscarse la cooperación e incluso la partición de Argentina». Ello se alcanzaría con la Declaración conjunta de Argentina y el Reino Unido de los Acuerdos de Madrid I y II.

Este último consejo de Shackleton es muy llamativo, porque la Argentina ya venía dando fuertes muestras de cooperación unilateral desde el gobierno de facto de Lanusse, a partir de la Declaración Conjunta del 1° de julio de 1971 argentino-británica ―con participación de los isleños― que establecía la provisión de documentos sin nacionalidad, la exención de impuestos, servicios marítimos británicos y aéreos de LADE entre las islas y el territorio continental, la construcción argentina del aeropuerto y un servicio transitorio de vuelos con hidroaviones, servicios de correos y abastecimientos de productos de YPF y otros aportes de Argentina, que además cooperaría en materia agropecuaria y de salud y otorgaría becas y asientos en las escuelas del continente a residentes de las islas. Un “plan que aprobaría José Martínez de Hoz ante la Confederación de la Industria Británica” (José Enrique Greño Velasco, 1977) y que también ponderaría el miembro del Consejo Nacional de Malvinas (Ley 27.558) Marcelo Kohen que en 2018 propuso a los isleños un referéndum de soberanía.

Estos aportes no contaron con ninguna contraprestación británica y se ratificaron en los Acuerdos de Madrid donde, entre otras cosas, se investigó en forma conjunta la pesca; el Pacto de Foradori-Duncan de 2016 que habilitó vuelos a San Pablo, uno de los centros de mayor consumo y distribución de alimentos al mundo y el ofrecimiento de la Cancillería “consensuado por el Consejo Nacional de Malvinas” (así refiere el Comunicado de Prensa de Cancillería 08/12/2021) de vuelos humanitarios en 2021 desde Malvinas al territorio continental argentino, que fue rechazado por los isleños, en una nueva muestra de la errónea política argentina que hace saltos al vacío sin red.

El propio lord Shackleton deja traslucir el compromiso de los ingleses con los isleños: “no habrá transferencia de soberanía contra sus deseos”, sin embargo, duda de las capacidades británicas: «la cuestión de la soberanía pende sobre nuestro informe como sucede con las propias islas, y la falta de un arreglo bien podría inhibir el pleno desarrollo de las islas». Pero, las sucesivas políticas argentinas de promoción de un hipotético diálogo con los británicos, de cooperación unilateral y de apoyo teórico de terceros países, descartaron toda acción destinada a debilitar la situación económica y social de los isleños y, por el contrario, mantuvieron la autorización de los vuelos de LATAM desde las islas a Chile; no impidieron el tránsito de buques con las capturas ilegales de Malvinas ni sancionaron a los buques extranjeros que pescan en Malvinas (Ley 24.922); no acordaron con Uruguay la prohibición del uso de sus puertos a los buques que realizan pesca ilegal en la región, etc.

Claro, en materia pesquera, aún la Argentina mantiene vigente el Acuerdo de Madrid I (17-19/10/1989) en especial la decisión británica de mantener la “zona de conservación” (punto 6); el “intercambio de informaciones, medidas de cooperación y medidas de conservación” (punto 10) y el Acuerdo de Madrid II (14-15/02/90) en particular del punto 7 (Informe del “Grupo de Trabajo argentino-británico sobre pesca”, Paris 18-19/12/1989); intercambios de informes pesqueros, exploración de posibilidades de cooperación y conservación; el punto 8 (establecimiento de un “Grupo de Trabajo sobre Asuntos del Atlántico Sur”); el punto 11 (factibilidad y conveniencia de un Acuerdo General de Cooperación) y, complementariamente, el punto 12 (Acuerdo de Promoción y Protección de Inversiones) y el punto 13 (eliminación visado para ingresar al territorio del otro) que no contempló la eliminación de visa para el ingreso al territorio argentino de Malvinas.

El Reino Unido entendía como “no vinculante” el Informe Shackleton, sin embargo, éste pareció ordenar todas las acciones posteriores de la Cancillería Argentina y no se entiende que pese a las violaciones del Reino Unido de la Res. 31/49 de las Naciones Unidas, los Acuerdos de Madrid sigan vigentes.

“Nada se produce por generación espontánea” (Louis Pasteur, 1862).

domingo, 6 de agosto de 2023

Argentina rechaza cualquier licencia británica para buscar oro


Argentina rechazó el otorgamiento de licencias británicas para la búsqueda de oro en Malvinas


Lo manifestó el pasado viernes 28, Cancillería. “Constituye un deliberado apartamiento de los llamamientos de las numerosas resoluciones de las Naciones Unidas y de otros organismos internacionales”; afirmaron.

"Contraviene específicamente la resolución 31/49 de la Asamblea General de Naciones Unidas", expresó Cancillería.


La República Argentina rechaza una vez más en los términos más contundentes la actividad unilateral del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte de conceder una nueva licencia para explorar oro y otros minerales en las Islas Malvinas.

Ello constituye un deliberado apartamiento de los llamamientos de las numerosas resoluciones de las Naciones Unidas y de otros organismos internacionales, que instan tanto a la Argentina como al Reino Unido a reanudar las negociaciones, a fin de encontrar una solución pacífica y definitiva a la disputa de soberanía que involucra a ambos países en la Cuestión de las Islas Malvinas.

La decisión del Reino Unido de conceder una nueva licencia de exploración contraviene específicamente la resolución 31/49 de la Asamblea General de Naciones Unidas, que insta a ambas partes (la Argentina y el Reino Unido) a que se abstengan de adoptar decisiones unilaterales que entrañen la introducción de modificaciones en la situación mientras las Islas están atravesando por el proceso de negociación por ella recomendado.

Esta nueva concesión contradice también las declaraciones de otros foros internacionales como el MERCOSUR, CELAC, Cumbres Iberoamericanas, OLADE, el Grupo de los 77 y China, la Cumbre América del Sur – Países Árabes (ASPA), la Cumbre América del Sur – África (ASA) y la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur (ZPCAS), entre otros, que han coincidido en expresar preocupación por las decisiones que impliquen la introducción de modificaciones unilaterales en la situación de las Islas.

Lamentablemente, no se trata de la primera oportunidad en que el Reino Unido pretende sacar provecho de una situación de facto para explorar y/o explotar recursos naturales no renovables de este territorio sujeto a una disputa de soberanía. Dado que en el pasado los británicos ya han intentado -sin éxito- realizar exploración de minerales en las Islas, la República Argentina remitió Notas a la Embajada británica en Buenos Aires, en 2003 y 2005, en las que expresó el rechazo y la protesta formal ante la pretensión del Reino Unido de perforar el suelo y subsuelo de las Islas para dicha actividad unilateral, manifiestamente violatoria de la soberanía argentina en una parte de su territorio nacional y contraria a las resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Comité Especial de Descolonización y de otros organismos internacionales, referidas a la Cuestión Malvinas.

Frente a estos nuevos actos unilaterales, la República Argentina sigue reafirmando su vocación pacífica y su permanente y constante voluntad de retomar las negociaciones con el Reino Unido con el fin de alcanzar una solución definitiva a la disputa de soberanía.

Fuente: Agenda Malvinas

Cancillería

Información para la Prensa N°: 368/23