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domingo, 18 de mayo de 2025

Satélite: Las imágenes que proveyó USA a Reino Unido de la guerra

Documentos desclasificados: las imágenes tomadas por satélites espías que ayudaron a Gran Bretaña en la guerra de Malvinas

El gobierno de los Estados Unidos liberó de secreto reservado a una serie de fotografías que el satélite KH-9, en su misión número 1217, tomó de la Argentina continental y de las Islas Malvinas durante la guerra del Atlántico Sur. Las mismas fueron compartidas con las fuerzas británicas y les permitieron diseñar estrategias. Sin embargo, la utilidad militar directa, a nivel táctico u operacional, de estos archivos fue escasa


Por Mariano Sciaroni || Infobae



El bombardeo al aeropuerto de Puerto Argentino del 13 de junio de 1982. Se notan los impactos de bombas, las más grandes de las lanzadas por aviones británicos Vulcan. Las marcas dejan saber todo lo que habían padecido los defensores del aeropuerto

El imaginario popular considera a los satélites “espías” como grandes telescopios mirando a la tierra, con posibilidad de transmitir imágenes absolutamente nítidas (cualquiera sea la meteorología existente) de cualquier parte del mundo y en forma instantánea. Esto no es tan así y, menos, lo era para el conflicto de 1982.

En abril de 1982, Estados Unidos poseía en órbita tres satélites de reconocimiento fotográfico, un KH-8 (Proyecto “Gambit-3″) y dos KH-11 (”Kennan” o “Crystal”). El KH-8 terminó su misión el 23 de mayo, siendo reemplazado por un KH-9 (“Hexagon”) lanzado un poco antes, el 11 de ese mes. Tanto el KH-8 como el KH-9 que lo suplantó poseían cámaras de alta resolución, pero el film era lanzado a tierra en paracaídas, luego de varios días de tomada la imagen, desde los 160 kilómetros de la órbita del satélite.

Respecto al KH-8, se trataba de la misión 4352, que había tenido problemas en eyectar la primera de sus dos únicas cápsulas con film hacia la tierra el 20 de marzo de 1982, quedando la misma flotando en el espacio. El 23 de mayo el satélite pudo lanzar su restante cápsula, que contenía imágenes tomadas a alta y baja altitud pero, por causas que jamás se pudieron establecer, las mismas se encontraban degradadas en un 50% respecto las expectativas originales.

Una imagen amplia de Puerto Argentino (a la derecha), así como los montes Longdon, Tumbledown y Zapador. Para el 13 de junio los combates en los montes todavía no finalizaban del todo. Se distinguen los cráteres producidos por la artillería, posiblemente de 155 mm
En esta imagen de Bahía Agradable aparecen claramente los buques británicos RFA Sir Tristam y Sir Galahad, este último aun humeando. Ambos fueron atacados por la Fuerza Aérea Argentina el 8 de junio. El Sir Galahad ardió por 10 días y se hundiría luego como tumba de guerra

El KH-11 puede considerarse como el primero de los satélites modernos, dado que no poseían film sino que las imágenes se almacenaban digitalmente. Poseían, en 1982, una calidad de imagen ligeramente inferior a sus antecesores (por no encontrarse todavía madura la tecnología digital), por lo cual el patrón de uso habitual era mantener dos KH-11 y un KH-8 ó 9 en órbita.

Al inicio de las hostilidades en las islas, los satélites no tenían órbitas compatibles con Malvinas y Argentina, ya que el esfuerzo satelital se centraba en la Unión Soviética y China. Para lograr cobertura sobre el Atlántico Sur, la órbita de uno de ellos, posiblemente la del KH-11 misión N°3, fue modificada tempranamente a expensas de la misma vida útil del satélite, según afirmaciones del mismo Secretario de Defensa de Estados Unidos, Caspar Weinberger. Y, luego, fue lanzado el KH-9.

Para el caso de Malvinas, se estimaba que, cuarenta y cinco minutos después de tomar imágenes en el Atlántico Sur, el KH-11 (que seguía un rumbo Sur-Norte) estaba en condiciones de transmitir directamente a la estación terrenal de Menwith Hill, operada por la National Security Agency (Agencia de Seguridad Nacional) de Estados Unidos en Yorkshire, Gran Bretaña o, llegado el caso, podía coordinar directamente con una constelación de satélites de comunicaciones en órbitas más altas, para lograr un enlace casi instantáneo.

Todos estos satélites tomaron imágenes que fueron compartidas al Reino Unido. Algunas de ellas (las del KH-11), apenas eran realizadas, las otras, con más demora.

Pradera del Ganso, luego de los intensos combates allí sucedidos. A la derecha de la imagen se ve el poblado y, más al centro el campo de aviación, donde se notan los restos de aviones Pucará de la Fuerza Aérea Argentina. Los pequeños agujeros en la imagen son tanto posiciones defensivas como impactos de artillería o bombas
Puerto de San Carlos, el 31 de mayo. Parte de la flota británica, dos fragatas y tres buques logísticos, el de la parte inferior posiblemente el HMS Intrepid o HMS Fearless

El satélite KH-9 y sus imágenes

El KH-9 (misión número 1217) fue lanzado el 11 de mayo de 1982 de la base Vandenberg de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en el estado de California, impulsado por un cohete Titan IIID. Era un satélite enorme, del tamaño y peso de un ómnibus que dedicó gran parte de sus primeros días en el espacio a tomar imágenes de Argentina continental y las Islas Malvinas.

El 15 de junio de 1982, un día después de que las fuerzas argentinas en las islas se rindieran, lanzó a tierra la primera de sus cápsulas con film en las cercanías de Hawaii, siendo la misma recuperada en el aire por un avión especialmente modificado. El rollo tenía una enorme cantidad de imágenes, tomadas en el último mes.

Resulta interesante hacer notar que los casi 65 kilómetros de film que portaba el KH-9 eran eyectados a la tierra por cuatro cápsulas diferentes. El satélite podía tomar una gran cantidad de imágenes, pero tenía solo cuatro oportunidades para entregarlas a tierra.

De allí, luego que las imágenes hubieran sido reveladas por la empresa Kodak, fueron llevadas al National Photograpic Interpretation Center (NPIC), un organismo centralizado de análisis fotográfico ubicado al sudeste de Washington, Estados Unidos, dependiente de la CIA, el servicio de inteligencia de aquel país. En ese lugar, los especialistas en análisis de imágenes interpretaban hasta el más oscuro detalle, ayudados por grandes lentes. Un trabajo para meticulosos.

El ejemplo de la misión 1217: qué ve un satélite KH-9 cuando toma una imagen y como se puede ampliar la misma hasta su máxima resolución
La casa sobre el arroyo Malo (Top Malo House). El 31 de mayo de 1982 se desató un breve pero intenso combate entre personal de la Compañía de Comandos 602 del Ejército Argentino y una sección del Cuadro de Guerra de Montaña y Ártico de los Royal Marines. En ese momento, el satélite KH-9 sobrevolaba el área tomando imágenes de la zona

Muchas de estas imágenes, así como el análisis efectuado por los técnicos estadounidenses, fueron desclasificadas por el gobierno de los Estados Unidos y ahora están accesibles al público (en gran parte, por la insistencia de Harry Stranger, y Dwayne Day, dos especialistas en satélites militares), lo que da un inmejorable panorama y de primera mano sobre lo que pasaba en las islas. Actualmente, están en custodia en los archivos nacionales de aquel país y pueden ser consultadas también a través del USGS (United States Geological Survey).

Estas imágenes poseen una excelente resolución por pixel (el punto más pequeño para el sensor) de 0,6 a 1,2 m pero gran parte de ellas tienen el mismo problema: en Malvinas es muy difícil encontrar un día sin nubes y ellas impiden ver lo que sucede en la superficie. El otro problema, también común a los demás satélites de reconocimiento fotográfico, es que estos solo pueden tomar imágenes en la medida que sobrevuelan su objetivo, o sea, cada cierto tiempo.

Ciertamente, las mejores imágenes de las islas resultan las de los días 31 de mayo y 13 de junio, algunas de las cuales se comparten en esta nota. Esta es la primera vez que se publican en Argentina y posiblemente en el mundo. Hay que tener en cuenta que las imágenes de los satélites KH-11 no fueron desclasificadas aún, en tanto dicho programa militar sigue vigente.

Una postal satelital de Puerto Argentino el 13 de junio, un día antes del cese de fuego
No todo terminó en 1982. Para 1983 otro satélite KH-9 (misión 1218) tomó a toda la ciudad de Buenos Aires, posiblemente para evaluar al apostadero naval y las bases aéreas de las cercanías. Aquí un detalle de la cancha de River
La Base Naval Mar del Plata (y parte de la ciudad) el 30 de mayo de 1982. La vigilancia satelital incluyó tanto el continente como las islas y, asimismo, siguió los años posteriores

La utilidad de las imágenes

Las imágenes fueron útiles, pero no determinantes. El almirante norteamericano Harry Train (uno de los más importantes estudiosos de la guerra de 1982 en los Estados Unidos) señaló que “no proveen información táctica. Son sistemas estratégicos, pero no tácticos” en tanto la demora en que la información es transmitida a tierra, resulta procesada, analizada y girada a algún comando operativo.

Dicho de otra forma, pueden tomar imágenes de una base, un aeródromo, posiciones militares o infraestructura, pero no sirven para conducir acciones navales (y Malvinas era un teatro aeronaval), amén del problema que representa que el satélite pueda ubicar a una formación naval en movimiento, en tanto implicaría saber no solo donde está, sino donde estará cuando pase el satélite por la zona. Entonces, la utilidad militar directa, a nivel táctico u operacional, fue escasa.

Informe desclasificado de un analista del NPIC, fechado el 24 de junio de 1982, que pasa revista a las imágenes recibidas desde el satélite KH-9. El analista detalla todo lo que se ve en el aeropuerto de Puerto Argentino, en el poblado y las diversas posiciones defensivas circundantes

Principalmente, sirvió para determinar qué buques argentinos estaban en puerto y cuáles navegando, así como la cantidad y tipo de aeronaves en los aeropuertos. También identificó defensas en tierra. Sirvió para las instalaciones fijas. Tuvo un uso estratégico.

Es decir, puede entenderse que este tipo de satélites no hizo una diferencia apreciable durante los combates por Malvinas, aun cuando proporcionó información puntual de enorme relevancia, que sirvió que para los decisores en el más alto nivel tomaran importantes decisiones. Los satélites de guerra electrónica sí jugaron un papel más que importante en la guerra de 1982 para Gran Bretaña. Pero esa es otra historia.


domingo, 25 de septiembre de 2022

La ayuda satelital soviética

La historia secreta de cómo los satélites soviéticos ayudaron a hundir buques de guerra británicos en el Atlántico Sur

Jaime Noguera || Russia Beyond


Durante la Guerra de las Malvinas de diez semanas en la primavera de 1982, los satélites estadounidenses proporcionaron inteligencia vital al Reino Unido que contribuyó al hundimiento del crucero ligero argentino, el ARA General Belgrano. Mientras tanto, los satélites soviéticos ayudaban a Argentina a enviar barcos británicos al fondo del mar.

El 2 de abril de 1982, la junta militar argentina se apoderó de las Islas Malvinas, controladas por los británicos, ubicadas a unos 500 kilómetros de la costa más austral del país latinoamericano en el Atlántico Sur. Tres días después, Londres respondió enviando un grupo de trabajo naval para expulsar a los argentinos.

Los líderes soviéticos tenían poca simpatía por la junta militar del general Leopoldo Galtieri en Buenos Aires, pero el conflicto de las Malvinas era una oportunidad para que el Kremlin se vengara de Occidente, que apoyaba a los grupos terroristas muyahidines en Afganistán, que el Ejército Rojo había invadido en 1979.

Además, Argentina fue uno de los dos únicos países que no participó en el embargo alimentario impuesto a Moscú tras su invasión de Afganistán. Entonces, ayudar a Argentina contra el Reino Unido también fue una oportunidad para que la URSS mostrara su gratitud.

La URSS decidió proporcionar inteligencia al ejército argentino sobre el grupo de trabajo naval británico. Sin embargo, según un historiador ruso, los pilotos argentinos no aprovecharon al máximo esta información crucial.

Un satélite ruso al servicio de Argentina

Aunque muchos de los archivos soviéticos sobre la Guerra de las Malvinas aún están clasificados, el analista político Sergei Briliov ha publicado información importante, basada en entrevistas con militares soviéticos, en su libro Fidel, Fútbol y Malvinas.

En declaraciones al principal periódico conservador de Argentina, La Nación, Briliov comentó las afirmaciones hechas por oficiales soviéticos a principios de la década de 1980.

“Al primero que fui a ver fue al general Nikolai Leonov, primer adjunto del servicio analítico de la KGB durante la guerra. Me confirmó que desde el inicio del conflicto había varios satélites soviéticos que estaban enviando información a los militares argentinos. Los mismos El general Valentin Varennikov, entonces subjefe del Cuartel General de las Fuerzas Armadas soviéticas, me lo repitió”.

¿Qué pruebas tenemos de la existencia de este satélite? Según Briliov, el 15 de mayo de 1982, casi seis semanas después de la anexión del archipiélago de las Malvinas por parte de Argentina, los soviéticos pusieron en órbita el satélite Kosmos-1365, que según Briliov tenía un objetivo: recopilar información para las fuerzas argentinas en el Atlántico Sur.

Fotos espía para pilotos argentinos

Según el historiador ruso, los datos proporcionados por el satélite espía soviético ayudaron a los A-4 Skyhawks de Argentina a hundir el destructor HMS Coventry y 19 de sus tripulantes el 25 de mayo de 1982, lo que costó a los contribuyentes británicos 37 millones de libras esterlinas.


Piloto argentino de A-4 Skyhawk
Wikipedia

El libro de Briliov tiene una comparación cronológica de los principales eventos del conflicto y las actividades de inteligencia de su país que se centran en la región. Argumenta que el Atlantic Conveyor, un barco mercante británico utilizado como transportador y carguero, fue otra víctima de la cooperación soviético-argentina.

La información fotográfica proporcionada por el satélite espía Kosmos-1365 contribuyó a la desaparición del barco por dos misiles AM39 Exocet que fueron disparados desde uno de los aviones de combate Super Étendard de la Armada Argentina. Doce hombres, seis helicópteros Westland Wessex, tres Boeing Chinooks y un Westland Lynx fueron destruidos en el ataque. Como resultado de estas pérdidas, las tropas británicas se vieron obligadas a retomar Puerto Argentino (o, como lo llamaban los británicos, Port Stanley) cruzando las Malvinas a pie.
¿Otros satélites involucrados?

En su blog, El Snorkel, el abogado e historiador Mario Pablo Sciaroni aseguró que a las 11:00 horas de todos los días de mayo y junio de 1982, el satélite espía fotográfico Kosmos-1368 sobrevolaba las Malvinas a una distancia de 240 km. Además, alega que durante el conflicto, el satélite espía electrónico Kosmos-1455 y el satélite espía radar Kosmos 1372 proporcionaron información vital sobre los acontecimientos en las islas y sus alrededores.


El Atlantic Conveyor tras ser alcanzado por misiles.
Piensa en defensa / Flickr (CC BY-NC 2.0)

Los soviéticos también brindaron apoyo logístico a las Fuerzas Armadas Argentinas mediante un puente aéreo vía Brasil, a través del cual se entregaron armas y repuestos a Argentina. Los aviones soviéticos de largo alcance, despachados desde bases en Angola, también llevaron a cabo misiones de reconocimiento aéreo, mientras que los barcos espía rastrearon la flota británica en el Océano Atlántico. Uno de los barcos soviéticos incluso cooperó con la Armada Argentina en el rescate de sobrevivientes del Belgrano.

A pesar de esta información, queda mucho más por saber sobre la participación secreta tanto de la Unión Soviética como de Occidente en el conflicto de las Malvinas. Hasta que se publique información secreta que aún acumula polvo en los archivos estatales, las conjeturas nos quedan a nosotros.

miércoles, 2 de febrero de 2022

Cómo la URSS ayudó a las fuerzas armadas argentinas

Guerra de Moscú y Malvinas: “irónicamente la Unión Soviética se puso del lado de la Argentina anticomunista”



La Fuerza Aérea Argentina recibió información de las fuerzas espaciales soviéticas en un escenario “clásico” de la Guerra Fría, solo los bandos habían cambiado


Un error de cálculo de Galtieri fue que se lanzó a un proyecto arriesgado sin asegurar su retaguardia.


La flota argentina tampoco estaba en posición de ayudar porque Galtieri esperaba una “puñalada por la espalda” de Chile.


Yan Burliay, embajador ruso en Argentina de 1993 a 1996, cree que tarde o temprano el Reino Unido tendrá que devolver las Islas.


Evgeny Astakhov, exembajador de Rusia en Argentina, 2000/04, duda que la disputa se resuelva en un futuro medible: el Reino Unido “solo entiende la fuerza”.

Sputnik, la agencia oficial de noticias rusa, ha recordado el conflicto del Atlántico Sur de 1982 en el 36 aniversario, y ofrece una interesante interpretación de los acontecimientos previos a la guerra, los combates en sí y las perspectivas para el futuro, haciendo hincapié en el escenario mundial general en ese momento. .

El 2 de abril se cumplieron 36 años desde que las tropas argentinas desembarcaron en las disputadas Islas Malvinas (Falkland) que habían sido tomadas por el Imperio Británico en 1833, lo que llevó al Reino Unido a un conflicto armado.

Cientos de soldados británicos y argentinos murieron durante la guerra de meses que libró el Reino Unido en 1982 para recuperar las islas de las tropas desplegadas por el entonces líder argentino, el general Leopoldo Galtieri. El conflicto duró 74 días y terminó con la rendición argentina el 14 de junio, devolviendo las islas al control británico.

Argentina todavía reclama las islas, a las que llama con su nombre verdadero: Malvinas.

Boris Martynov, jefe del Departamento de Relaciones Internacionales y Política Exterior de Rusia en el Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú (MGIMO), dijo a Sputnik que Argentina no esperaba que Reino Unido librara una guerra por las Islas y por eso envió fuerzas no preparadas, prácticamente nuevos reclutas, a las islas en lo que fue en gran parte una declaración política. Galtieri cometió un gran error al contar con la neutralidad de Estados Unidos y esperar que el Reino Unido no enviara un escuadrón naval por todo el mundo, dijo Martynov.

“Estados Unidos estaba atrapado entre la espada y la pared. Tuvo que elegir entre dos aliados y, obviamente, EE. UU. se puso del lado del socio más importante e influyente”, dijo el experto. “En ese momento, el gobierno de [la primera ministra británica Margaret] Thatcher estaba desplegando activamente misiles de mediano alcance en Europa”.

Señaló que, irónicamente, la Unión Soviética se puso del lado de la Argentina anticomunista, y la Fuerza Aérea Argentina recibió información de las fuerzas espaciales soviéticas en un escenario "clásico" de la Guerra Fría, solo que los bandos habían cambiado.

Otro error de cálculo de Galtieri, según Martynov, fue que se lanzó a un proyecto arriesgado sin asegurar su retaguardia. La flota argentina tampoco estaba en posición de ayudar porque Galtieri esperaba una “puñalada por la espalda” de Chile. Su disputa con Chile por las islas del Canal Beagle no fue resuelta en ese momento y Chile fue el único país de América Latina que no apoyó a Argentina en su enfrentamiento con el Reino Unido por las Malvinas. Por lo tanto, Argentina no estaba luchando contra el Reino Unido a plena capacidad.

El experto enfatizó que la política exterior británica juega entre “el derecho a la autodeterminación y el principio de integridad territorial”, y agregó que la contradicción aún existe incluso en la era postsoviética. Durante su conflicto con Buenos Aires, Londres celebró un referéndum sobre las islas y la mayoría votó a favor de seguir siendo parte del Reino Unido.

“Hablando de doble rasero: ¿entonces unos pocos miles de los residentes de Malvinas tienen derecho a decidir de qué país quieren ser parte y más de dos millones de residentes de Crimea no tienen tal derecho?” Martynov cuestionó, refiriéndose a la votación de 2014 de los residentes de Crimea para separarse de Ucrania y unirse a la Federación Rusa, que fue ampliamente criticada en Occidente por haber sido orquestada por Moscú.

A principios de la década de 1980, Argentina estaba gobernada por una junta militar impopular y el gobierno de Thatcher no podía contar con un amplio apoyo antes de la guerra, por lo que ambos partidos necesitaban una victoria fácil para recuperar el favor público.

El experto cree que el tiempo está del lado de Argentina y que el Reino Unido podría eventualmente devolver las islas.

Yan Burliay, el embajador ruso en Argentina de 1993 a 1996 también cree que tarde o temprano el Reino Unido tendrá que devolver las Islas. Señaló que las naciones latinoamericanas están de acuerdo en que Argentina tiene el derecho moral de reclamar que las islas fueron ocupadas por la fuerza por Gran Bretaña.

“Argentina está abierta a negociaciones sobre el estatus de las islas Malvinas, mientras que EE.UU. se niega con arrogancia a participar en las negociaciones sobre el tema”, dijo a Sputnik el experto.

Sin embargo, Evgeny Astakhov, otro exembajador de Rusia en Argentina, que se desempeñó entre 2000 y 2004 y ahora es profesor en el Departamento de Diplomacia de MGIMO, duda que la disputa se resuelva en un futuro medible, ya que el Reino Unido “solo entiende la fuerza .”

Astakhov también señaló que la decisión de Estados Unidos de apoyar al Reino Unido en ese conflicto le costó muy caro.

Estados Unidos ha enterrado para siempre su influencia moral y política”, dijo Astakhov a Sputnik. “Obviamente, todavía tienen su dominio económico y financiero, pero ya no pueden dar órdenes a las naciones de la región”.

Mercopress

domingo, 25 de julio de 2021

Satélites norteamericanos sobre la actividad naval argentina


Guerra de Malvinas - Satelites - CIA y el fondo del mar



El satélite acababa de cumplir su misión sobre Puerto Argentino y sus alrededores, pero, con una velocidad aproximada de 27.500 km/h, tenía menos de cinco minutos para tomar las imágenes requeridas de la Base Naval Puerto Belgrano, la principal de la Armada Argentina.
Por Mariano Sciaroni || El Snorkel


El satélite acababa de cumplir su misión sobre Puerto Argentino y sus alrededores, pero, con una velocidad aproximada de 27.500 km/h, tenía menos de cinco minutos para tomar las imágenes requeridas de la Base Naval Puerto Belgrano, la principal de la Armada Argentina. Algo que se había complicado los días anteriores, ya que un techo de nubes impedía discernir que había amarrado “allí abajo”.
Desde los 400 km. de altura de su órbita baja, enfocó sus cámaras de alta resolución a las coordenadas 38º 53`33``S y 62º06`16``O y procedió a tomar las imágenes pedidas. Misión cumplida.
Nadie lo había visto venir, menos lo habían visto marcharse.


***
Poco tiempo después, las imágenes se encontraban en el National Photographic Interpretation Center (o Centro Nacional de Interpretación Fotográfica), un departamento de la CIA que dependía de la poderosa Dirección de Ciencia y Tecnología y que se encontraba integrado por analistas civiles y militares de todas las fuerzas.



No era la primera vez que se tomaban imágenes satelitales de la base naval. La CIA mantenía (y mantiene) una constante vigilancia sobre los enemigos, en ese tiempo los países del Pacto de Varsovia, pero a los aliados o afines, mejor también controlarlos. A finales de la década del `70, había aumentado, por alguna razón, el reconocimiento satelital sobre la base y sobre otros puntos de interés militar en Argentina y, en general, en el Atlántico Sur.



(1) y (2) Dos imágenes satelitales de Bahía Blanca y la Base Naval Puerto Belgrano, obtenidas por la cámara de mapeo de un satélite espía norteamericano KH-9. La de la izquierda fue obtenida el 4.1.1979 por el KH-9 misión 1214-5 y la de la derecha el 30.3.1979 por la misión 1215-5.






Imágenes de la cámara panorámica son complementadas, en misiones de reconocimiento militar, por imágenes de alta resolución de la cámara principal. Fuente: U.S. Geological Services – desclasificación año 2002

No había habido demasiada suerte, sin embargo, en los últimos días. Nubes. Complicaban todo. Pero este 28 de mayo la meteorología resultaba más favorable y las imágenes revelaban las siluetas de los buques. Y allí estaban casi todos los buques de la Armada Argentina.


“BUQUES CAPITALES DE LA FLOTA ARGENTINA SE ENCUENTRAN EN LA BASE NAVAL PUERTO BELGRANO...BUQUES PRESENTES INCLUYEN AL PORTAAVIONES 25 DE MAYO (CV) SIN AVIONES EN LA CUBIERTA DE VUELO…UN SUBMARINO DE ATAQUE CLASE GUPPY (SS)…UN SUBMARINO DE ATAQUE CLASE 209 (SS) EN DIQUE SECO…UN DESTRUCTOR MISILISTICO-HELICOPTERO TIPO 42 (DDGH), UN DESTRUCTOR MISILISTICO CLASE GEARING FRAM II (DDG), UN DESTRUCTOR CLASE SUMNER (DD), UNA FRAGATA LIVIANA FRANCESA TIPO A-69 (FFG), CINCO BARREMINAS COSTEROS CLASE TON (MSC), Y NUMEROSOS AUXILIARES.”
La Armada Argentina se encontraba mayormente en puerto: el portaaviones, uno de los destructores tipo 42 y dos viejos destructores norteamericanos, uno de los avisos franceses y otras tantas embarcaciones.
Lo más interesante, sin embargo, eran los submarinos. Había un Tipo 209 en dique seco y un “Guppy” (genéricamente, un submarino de la Segunda Guerra Mundial con mejoras hidrodinámicas y en ciertos sistemas de a bordo) amarrado.
El “Guppy” no podía ser otro que el ARA Santiago del Estero, que la inteligencia había perdido a fines de abril, cuando desapareció subrepticiamente de su amarradero habitual de la Base Naval Mar del Plata. Realmente un misterio, ya que el submarino se consideraba inactivo desde el año anterior, sin posibilidades de sumergirse y menos de ir a una guerra.
Nadie sabía, entonces, el estado operacional del Santiago del Estero. Y, sabiendo que sería preguntado sobre ello, el analista no tuvo más que agregar en su memo que:


“NO SE PUEDE DETERMINAR EL ESTADO OPERACIONAL DEL SUBMARINO GUPPY”


Desde el 30 de abril que Estados Unidos no tenía mayores problemas en pasar la información satelital recibida al Reino Unido.


La vital información recogida no fue la excepción y, con alguna lógica demora, cruzaba el Atlántico y llegaba al Cuartel General de la flota británica en Northwood.


Buena información para las dos Fuerzas de Tareas coloniales en el sur. Especialmente útil para los submarinos del Almirante Peter Herbert, la Fuerza de Tareas 324. El oficial responsable comenzó a preparar un informe de inteligencia actualizado y, apenas terminado y aprobado, se subió al satélite.


***
Había tres satélites espías estadounidenses (de reconocimiento por imágenes) en órbita. Los británicos no tenían esa capacidad, así que necesitaban apoyarse en su aliado.
Un HEXAGON/KH-9, lanzado el 11 de mayo de ese año, que tenía el problema de que el film debía ser eyectado hacia tierra, donde era recuperado en vuelo cerca de Hawai y, desde allí transportado en avión hacia el continente.



Los dos KENNAN/KH-11 eran los más modernos del mundo. La información era pasada encriptada y en tiempo real a una estación en tierra, y estaba en condiciones de ser analizada en cuestión de minutos. El KH-11/4 había sido desviado de su órbita sobre la Unión Soviética a principios de abril y estaba haciendo casi todo el trabajo.





(3) Gráfico de la órbita baja del KH-11/4, modificada a principios de abril de 1982 para cubrir Malvinas y áreas de interés en Argentina. Había sido lanzado el 3 de septiembre de 1981 desde la Base Aérea Vandenberg en California


***
Los satélites de reconocimiento eran complementados con la información obtenida de la violación a las comunicaciones “seguras” de la Armada Argentina.
Había habido algunos problemas a mediados de abril, cuando los argentinos cambiaron el código, pero ello fue rápidamente solucionado (pareciera que alguien en Argentina se puso nervioso al leer un artículo del 15 de abril del New York Times que dejaba entrever que las comunicaciones eran interceptadas)


Es que las máquinas Crypto AG de dotación de la fuerza no eran mayor traba para la CIA. Es más, se decía que la NSA (National Security Agency o Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU.) tenía “acciones” en esa empresa y, por tanto, la llave para leer los mensajes en clave. Una copia de esa llave estaba en poder de la CIA.


Algunos funcionarios norteamericanos pareciera que se jactaron demasiado de ello, y el 9 de junio, William J. Casey, Director de la CIA, tuvo que amenazar con acciones penales para los involucrados en difundir “el secreto”. El código fue nuevamente cambiado por los argentinos, y nuevamente roto por la CIA.


Obviamente, ayudaban al panorama también los amigos de por acá cerca y los que estaban demasiado cerca, más aún.


Sin embargo aún con todos esos recursos, el Joint Intelligence Committee (JIC), el comité conjunto del Reino Unido que organiza a todas las agencias de inteligencia, tenía un panorama confuso acerca de los buques que se consideraban más importantes (y peligrosos) de la Armada Argentina: el portaaviones ARA 25 de Mayo y los submarinos.


Al portaaviones Northwood lo situaba, en las primeras horas del 28 de mayo, en las cercanías del Cabo Blanco, al sur del Golfo San Jorge.


El submarino HMS Spartan estaba cerca de allí, tratando de ubicarlo, pero no lo había logrado. El comandante del buque, James Taylor, así como Chris Wreford-Brown, en el HMS Conqueror (a 320 millas náuticas al Este del Cabo Blanco y sirviendo de zaguero para cualquier intento de rompimiento) se preguntaban si la información de inteligencia, generalmente buena, estaba acertando esta vez.



(4) Portaaviones ARA 25 de Mayo en la Base Naval Puerto Belgrano. Fotografía tomada en junio de 1979, durante el Operativo Unitas XX. Fuente: Department of Defense, EE.UU.


Con los submarinos argentinos la situación era peor aún.


El 21 de abril el ARA Santiago del Estero había salido de su apostadero. Pocos días después, el espionaje británico (gracias a los norteamericanos) se había percatado de esta situación y buscaba desesperadamente conseguir información acerca del estado operativo de la unidad. Algo que no se había logrado ¿Estaría camino a la Isla Ascensión, listo para atacar a las unidades logísticas?
Asimismo, inteligencia informaba el 26 de mayo por la tarde que el ARA Salta tenía problemas en sus tubos de torpedos. Nadie sabía si estaba en el mar o no el 28.


El ARA San Luis, se afirmaba para el mismo 26, estaba definitivamente en patrulla, posiblemente en camino hacia el norte del Estrecho San Carlos. El 28 se dudaba de su posición, o en Puerto Belgrano o en el mar, no quedaba a nadie claro ello.


Las piezas faltaban en el rompecabezas.


***

Casi a las 9 de la noche del 29 de mayo, a unas 300 millas al Este de Isla de los Pingüinos, en medio de un clima horrendo y un mar agitado, surgió de las profundidades del mar un artefacto que podría describirse como un florero de lata diseñado por un artista kitsch.


El mástil AYH, si bien tenía algunos cristales defectuosos, no captó señal electrónica con grado de peligro alguno, lo que pudo ser corroborado por el operador en el equipo MAE UA4 del HMS Conqueror.


Con el reaseguro que no había nadie emitiendo en el área, pronto emergieron otros apéndices, entre los que destacaban un periscopio y una antena de comunicaciones.


Durante 7 horas se mantuvo en plano periscopio y con los apéndices extendidos. El submarino tenía, desde hace más de un mes, problemas para recibid comunicaciones, algo que se había exacerbado luego de dañar el mástil con hielo cerca de Georgias del Sur. Sin embargo, esta vez la culpa no era de la antena o del satélite (también norteamericano) sino del equipo de clave, que tenía un mal día.

(5) Submarino HMS Conqueror regresando a su base, luego de Malvinas. Fuente: Ministry of Defense, Reino Unido


Seis reportes recibidos. Entre ellos COR 430 informaba a la Fuerza de Tareas 324 (los submarinos) que la Armada Argentina se encontraba en Puerto Belgrano o en las cercanías de Bahía Blanca. La información de inteligencia se hacía más clara.
El HMS Spartan repitió para la misma hora el procedimiento y recibió también la señal COR 430. Sus equipos electrónicos UAB eran más modernos y sensibles, pero tuvo más cuidado de exponer apéndices, ya que solo estaba a 90 millas náuticas del continente. El radar AN/APS-128 de un EMB-111 Bandeirante Patrulha (de la Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina) que había detectado hacía unas horas le recordaba el peligro de ser demasiado indiscreto. Apenas bajada la información del satélite, volvió a las profundidades.
Los restantes submarinos británicos formalmente asignados a la FT 324 estaban desperdigados en el Atlántico Sur. El HMS Onyx y el HMS Courageous recién estaban penetrando latitud 35º S y arribando a la “Grilla CORPORATE”, el HMS Splendid estaba saliendo de ella (por problemas insuperables en uno de sus Turbogeneradores) y el HMS Valiant ya tenía bastantes preocupaciones operando dentro del Estrecho de Le Maire.

Northwood movió las áreas de patrulla y de responsabilidad de las unidades submarinas para adecuarse al nuevo escenario proporcionado por inteligencia: el portaaviones estaba en puerto y, sin Grupo Aéreo Embarcado en cubierta, era dudosa una pronta zarpada. El ARA Santiago del Estero estaba amarrado, así como uno de los Tipo 209 (se estimó era el ARA Salta – quizá por los problemas en los tubos de torpedos anunciados), en dique seco
Las contingencias a enfrentar eran menores ahora para los submarinos. La certidumbre ampliaba la libertad de acción. Buena información, en el momento justo. Un satélite que hizo la diferencia.


Ni KENNAN ni HEXAGON fueron decisivos. Tampoco lo fue el quiebre de las comunicaciones cifradas argentinas. Pero la guerra es un partido de póquer, y si el contrincante puede mirar nuestras cartas, no importa la buena mano que tengamos, el otro siempre podrá jugar en sus términos.


A 30 años del conflicto, vale la pena recordar las ventajas ajenas y las falencias propias. De esa forma, resaltan aún más el coraje y la entrega de nuestros marinos, soldados y aviadores.


***


Agreguemos un par de datos más.

El ARA Santiago del Estero, que no tenía sonar ni posibilidades de sumergirse desde 1981 (es decir, no podía combatir en forma alguna), había sido trasladado desde la base de submarinos en Mar del Plata hacia Puerto Belgrano, donde fue camuflado entre dos cargueros. Se hicieron algunas operaciones de “velo y engaño” para intentar confundir respecto el estado operativo del submarino, lo que parcialmente se logró.

EL ARA San Luis estaba en Puerto Belgrano desde el 19 de mayo, habiendo arribado luego de una patrulla de 39 días, en la cual debió permanecer 864 horas en inmersión. Los diversos problemas mecánicos que se fueron suscitando durante el combate (ya que atacó y fue atacado) hicieron que debiera ingresar a dique seco, donde fue observado por el satélite.



(6) ARA San Luis a poco de arribar a la Base Naval Puerto Belgrano, luego de su patrulla de guerra. Detrás, se aprecia el portaaviones.

El ARA Salta estaba en el mar desde el 21 de mayo, haciendo pruebas de torpedos y evaluando ciertas falencias del buque. Pero, principalmente, generando incertidumbre en la flota británica. Efectivamente, desde el día 23 tenía problemas con los tubos lanzadores. Recién tomó puerto el 29 de mayo.

El ARA 25 de Mayo no salió de Puerto Belgrano después de ingresar allí el 10 de mayo. Su Grupo Aéreo Embarcado operaba desde bases en tierra. Hubo algunas maquinaciones argentinas para despistar a la inteligencia británica acerca de su paradero, lo que pareciera dio resultado parcialmente.


Pareciera que el ojo del satélite no se equivocaba demasiado.

(7) Documento, “Argentine Naval Combatants”





(8) Documento, “Increased defensive measures”


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Bibliografía:

  • Casey, William J (Director CIA), Memo en “Unauthorized Disclosures on the Falklands Situation”, 9 de junio de 1982.
  • Freedman, Sir Lawrence “The official history of the Falklands campaign”, Tomos I & II, Routledge, Londres, 2005.
  • National Photographic Interpretation Center (CIA – USA), Memo respecto “Argentine Naval Combatants”, 28 de mayo de 1982.
  • National Photographic Interpretation Center (CIA – USA), Memo respecto “Military Forces, Argentina”, mayo de 1982.
  • National Security Council Meeting (Casa Blanca – USA), Minutas de análisis, “South Atlantic Crisis”, 30 de abril de 1982,
  • Taylor, James (RN) - HMS Spartan – “Report of Proceedings”
  • Wreford-Brown, Christopher (RN) - HMS Conqueror – “Report of Proceedings”



domingo, 10 de noviembre de 2019

La razón del apoyo soviético a la Junta Militar

La verdadera razón por la que la Unión Soviética apoyó a la Argentina anticomunista durante la guerra de las Malvinas


La guerra se libró entre Argentina y el Reino Unido, pero la Unión Soviética presuntamente apoyó al país sudamericano en secreto, a pesar del riesgo que representaba para la escena internacional, por una razón muy específica, según un artículo desenterrado.
Por Kate Nicholson || The Express


Margaret Thatcher dirigió al Reino Unido a la batalla con Argentina en 1982 después de que el país sudamericano, liderado por el entonces líder argentino General Leopoldo Galtieri, invadiera el territorio británico de ultramar de las Islas Malvinas. Se produjo una batalla de diez semanas y, con el respaldo de Ronald Reagan en Estados Unidos, el Reino Unido aseguró la victoria y una reelección posterior para la Sra. Thatcher. Sin embargo, algunos argentinos nunca han olvidado sus ambiciones de reclamar las islas como propias. Recientemente, el líder en la carrera electoral presidencial, el peronista Alberto Fernández, advirtió que puede "renovar los reclamos de soberanía" sobre el archipiélago si asume el cargo.

Cuando Argentina trató de hacerse cargo de las Malvinas (el nombre español de las Islas Malvinas) en 1982, se rumoreaba que el estado comunista de la Unión Soviética, liderado por Leonid Brezhnev, en realidad estaba ayudando a la nación, aunque ninguno de los dos países confirmó esta.

Luego, en abril de 2010, The Times informó cómo un periodista llamado Sergei Brilev había publicado un libro llamado "Fidel, Football and the Malvinas" y afirmó que Argentina pudo haber recibido información secreta de la ubicación de Gran Bretaña a través de la Unión Soviética durante el conflicto.

Argentina era anticomunista e incluso había intentado ponerse del lado de los Estados Unidos durante la Guerra Fría, por lo que la alianza fue una unión sorprendente entre los países.


Leonid Brezhnev y Margaret Thatcher (Imagen: GETTY)


Tropas invasoras británicas que llegan a las Malvinas (Imagen: GETTY)

Escribiendo en The Times, el periodista Tony Halpin explicó el descubrimiento de Brilev: "Moscú fue un aliado poco probable para la junta de derecha que había ocupado las islas, pero el periodista Sergei Brilev ha descubierto evidencia de que la Unión Soviética estaba espiando a los británicos en la altura". del conflicto de 1982 ".

Halpin explicó cómo, según los informes, el Kremlin "estuvo cerca de frustrar la expedición de las Malvinas", así como la "carrera de Margaret Thatcher".

Brilev afirmó que transmitieron inteligencia vital a la Fuerza Aérea Argentina desde satélites soviéticos ubicados sobre la zona de guerra y entrevistó a ex generales del KGB y del Ejército Rojo que confirmaron sus afirmaciones de que Moscú estaba rastreando a la Royal Navy.

El escritor ruso también respondió a la pregunta de por qué estas dos naciones opuestas decidieron unirse, explicando que si bien la Unión Soviética quería "dañar" a Gran Bretaña como un "enemigo de la OTAN", había más factores internos en juego.

El Sr. Haplin resumió: "Argentina fue uno de los dos únicos países que ignoraron un embargo a las exportaciones de alimentos clave a la economía soviética en dificultades después de la invasión de Afganistán por Moscú en 1979".

Brilev le dijo: “El intercambio comercial alcanzó los $ 2 mil millones (£ 1.3 mil millones), que era una suma fantásticamente grande en ese momento. La URSS les debía algo ”.




La Sra. Thatcher llega a Stanley (Imagen: GETTY)
La Sra. Thatcher saluda a los soldados (Imagen: GETTY)

Se cree que la Unión Soviética ayudó ofreciendo un satélite en mayo que ayudó a atacar los objetivos británicos de aterrizaje y hundir el HMS Coventry y el Atlantic Conveyor.

Continuó: "Los datos exactos pasados todavía se clasifican, pero hay una coincidencia de cronología que muestra que varios éxitos argentinos pueden haber sido el resultado de lo que proporcionaron los soviéticos.

“Argentina no tenía la capacidad de inteligencia para rastrear esos barcos. Es muy posible que obtuvieron las coordenadas de los soviéticos ".


La Sra. Thatcher luego formó una buena relación con el líder soviético Mikhail Gorbachev (Imagen: GETTY)

También se cree que en el momento de la guerra, tanto Argentina como el Reino Unido buscaban victorias fáciles porque ambos gobiernos habían caído brevemente en desgracia.

Ninguno de los dos esperaba que la guerra se convirtiera en el evento de 74 días que sucedió.

Sin embargo, una vez que el general argentino Galtieri fue derrocado más tarde que el mismo año, Argentina "cortó los vínculos de inteligencia con Moscú". La Sra. Thatcher incluso estableció una relación con el nuevo líder soviético Mikhail Gorbachev dos años después.

domingo, 18 de agosto de 2019

Malvinas: Los secretos sin resolver en la visión rusa

Los secretos sin resolver de la guerra de Malvinas

Revista Militar  (original en ruso)




En 2012, después de un período de secreto de 30 años en Gran Bretaña, los documentos de la década de 1980 sobre la guerra entre Gran Bretaña y Argentina sobre las Islas Malvinas (Falkland Islands) fueron ampliamente publicitados. Un nuevo lote de documentos desclasificados del gobierno británico arroja luz, en particular sobre la estrategia del Ministerio de Asuntos Exteriores durante esta guerra, y revela algunos de los manantiales comúnmente camuflados de la política de Londres. En particular, como muestran los documentos, los analistas británicos monitorearon cuidadosamente los medios soviéticos y extranjeros tanto en Londres como en la Embajada británica en Moscú, rastreando los más mínimos matices de los materiales publicados en ese momento y tratando de desarrollar una línea que nos permitiera lograr el apoyo incondicional de los Estados Unidos y neutralizar la influencia de la URSS en el curso del conflicto.


Además, una gran parte de los documentos desclasificados de ese período en 2015 fueron publicados por la Administración Nacional de Archivos y Registros de EE. UU. Estos documentos también revelan algunos puntos interesantes con respecto a la relación dentro del gobierno de los Estados Unidos bajo Reagan, en particular entre los diversos elementos de su bloque de poder. Los documentos de los archivos de EE. UU. Muestran inequívocamente que la administración del presidente Reagan desde el principio, sin dudarlo, se puso del lado del gobierno de Thatcher y le brindó toda la ayuda que necesitaba.

LORD CARRINGTON: "EMPUJE EL TUBO LO MÁS LARGO POSIBLE ..."

Después de que las tropas argentinas capturaron repentinamente las Islas Malvinas el 2 de abril, el gobierno británico rompió relaciones diplomáticas con Argentina y envió secretamente destructores y fragatas desde Gibraltar a la Isla Ascensión bajo el mando del Contraalmirante Sandy Woodward, quien participó en los ejercicios oceánicos Springtrain de 1982. Por delante de ellos fueron enviados el submarino nuclear Spartan. Según algunos informes, otro, pero ya submarino de misiles británico, fue enviado a posiciones en el Atlántico Sur, donde estaba listo para lanzar un ataque con misiles en Buenos Aires.

En cualquier caso, el informe TASS del 31 de marzo acusó a Gran Bretaña de intensificar las tensiones al enviar un submarino atómico a la región. El informe de la CIA del 1 de abril también declaró que el 30 de marzo se enviaron uno o dos submarinos nucleares británicos a la región del Atlántico Sur. En el mismo informe, por cierto, se informó que Argentina "obviamente planea invadir las islas en disputa mañana si su creciente presión diplomática no funciona". ¿Cuánto coincide esto con las memorias de Thatcher publicadas en 1993, en las que afirmó que "nadie podía predecir la captura argentina de las Malvinas en más de unas pocas horas"?

¿Fue realmente así? Además, en una carta del 31 de marzo a Thatcher Reagan publicada en los EE. UU., Ella escribió: "Usted sabe acerca de informes de inteligencia alarmantes tanto de usted como de nuestras fuentes de que la Armada argentina puede estar lista para invadir las Malvinas en las próximas 48 horas ... Y nosotros solo hay 75 marines y un barco de reconocimiento de hielo ".

El informe de la CIA del 1 de abril declaró: "El Reino Unido está al tanto de una posible invasión y podría enviar fuerzas adicionales a las Malvinas. Hay una pista de aterrizaje para recibir grandes aviones de transporte, pero se requiere repostar combustible".

Algunos investigadores creen que Londres hizo pleno uso de la estrategia bien establecida de "atraer" a la entonces junta de los generales argentinos "calientes" que gobernaron en Argentina. Una revisión de la embajada de EE. UU. en Argentina con fecha 16 de mayo de 1979, enviada al Departamento de Estado de EE. UU., dijo que, en última instancia, Argentina recuperaría su soberanía política sobre los Malvins, muy probablemente sujeta a garantías firmes de la propiedad patrimonial de los isleños, su estilo de vida y bilateral acuerdos con el Reino Unido sobre el desarrollo económico y científico conjunto de este territorio. La llegada al poder del nuevo gobierno conservador en Inglaterra podría ralentizar este curso de los acontecimientos, pero está claro que el declive y la despoblación en curso de las islas requieren su adaptación a las nuevas condiciones, mientras que esto todavía es posible. “Sin embargo, la impaciencia de los argentinos y sus estados de ánimo revanchistas pueden alterar un enfoque delicado y gradual para resolver este problema. Esto conducirá a un endurecimiento de la opinión pública británica con respecto a la transferencia de las islas bajo el control argentino y un mayor deterioro de las relaciones británico-argentinas ".

Según las observaciones de diplomáticos británicos que compartieron con sus homólogos estadounidenses en las conversaciones de mayo de 1980 en Washington, la parte argentina estaba cada vez más impaciente por el estado de las islas. ¡Pero lo más "terrible" fue que los rusos y los cubanos "inundaron" a Argentina, mientras que Moscú desarrolló la cooperación con los argentinos en materia de energía nuclear! Como escribió uno de los analistas de la oficina de Forin, "cualquier relación con la URSS debería ser alarmante".

La serie de negociaciones que tuvieron lugar en 1980-1981, en la que los diplomáticos británicos utilizaron las instrucciones del secretario de Asuntos Exteriores británico Peter Carrington para "tirar de la gaita el mayor tiempo posible", no dio ningún resultado, pero causó una irritación cada vez mayor entre los líderes argentinos.

Las negociaciones regulares tuvieron lugar del 26 al 27 de febrero de 1982 en Nueva York. En ellos, la parte argentina propuso crear un mecanismo para una comisión bilateral permanente que se reuniría mensualmente y trabajaría para acercar las posiciones de las partes, es decir, según los argentinos, sobre cómo es más fácil y rápido transferir las Islas Malvinas a la soberanía argentina. La parte británica rechazó categóricamente este enfoque. El 1 de marzo de 1982, la parte argentina emitió un comunicado unilateral que terminaba con las palabras: "Si el problema no se resuelve lo antes posible, Argentina se reserva el derecho de poner fin a este mecanismo y elegir el método de acción más adecuado para sus intereses".

Comentario del embajador de los Estados Unidos en Argentina, Harry Schlödeman, del 24 de marzo de 1982: “Existe un punto de vista cínico, especialmente entre los políticos, de que el gobierno argentino ha puesto este viejo debate en el centro de atención para desviar la atención del pueblo argentino de los problemas económicos. No estoy tan seguro Las negociaciones con los británicos parecen haberse estancado naturalmente, dado el tiempo dedicado y la incapacidad de los británicos para negociar la soberanía. En cualquier caso, el gobierno argentino se encuentra en una situación política tan interna en la que tiene que hacer algo si no se acepta la propuesta de crear una comisión permanente ".

¡Cómo se veían en el agua! Pero Shlodeman, intencionalmente o no, solo notó el lado diplomático de la crisis que Argentina estaba experimentando. De hecho, a principios de 1982, una junta militar dirigida por el general Leopoldo Galtieri estaba en vísperas de un colapso económico: la producción industrial cesó, la deuda externa superó el presupuesto muchas veces, los préstamos extranjeros cesaron, la inflación fue del 300% anual. El dictador esperaba con la ayuda de una pequeña guerra victoriosa para elevar el prestigio de su régimen militar. También creía que la administración estadounidense Reagan tomaría el lado de Argentina, lo que ayudó a Estados Unidos en la lucha contra el liderazgo sandinista de Nicaragua. Sin embargo, ya el 1 de abril, el Secretario de Estado Alexander Haig envió instrucciones al Embajador Schlodemann para transmitirle a Galtieri que cualquier acción militar "destruirá las prometedoras relaciones entre Estados Unidos y Argentina".


En la tarde del 1 de abril, Reagan llamó a Galtieri y, en una conversación de 40 minutos, trató de convencerlo de que no invadiera las islas. Advirtió a Galtieri que la invasión dañaría seriamente las relaciones entre los dos países y ofreció su mediación, incluida la llegada del vicepresidente George W. Bush a Buenos Aires. Galtieri respondió que Argentina había estado esperando 149 años, no tenía intención de esperar más y rechazó la oferta de mediación, diciendo que "los eventos en sí mismos ya han superado esta oferta". Dijo además que Argentina usa todos sus recursos para restaurar su soberanía sobre las islas y es libre de usar la fuerza cuando considera que ha llegado el momento adecuado.

Es interesante notar que Reagan tenía una visión peculiar de la historia de las Malvinas. A juzgar por la entrada en su diario del 2 de abril, hablando con Galtieri, estaba convencido de que las islas pertenecen al Reino Unido "en algún lugar del año 1540" (!).

¡Y esto sin mencionar la Doctrina Monroe, que, expresada por el presidente James Monroe en 1823, debería haber contrarrestado la captura británica de las Islas Malvinas en 1833!

En la mañana del 1 de abril, 500 marines argentinos estaban en camino. El 2 de abril de 1982, las tropas argentinas bajo el mando del general Mario Menendos, que llevaban a cabo la Operación Soberanía, desembarcaron en las Malvinas. Una compañía de marines británicos estacionados en Port Stanley cesó la resistencia por orden del gobernador inglés Rex Hunt. El nuevo gobernador, ahora en Malvins, era el general Menendos. El 7 de abril, tuvo lugar una ceremonia muy solemne de su asunción.

Desde el punto de vista militar, Galtieri esperaba que su Fuerza Aérea dominaría el archipiélago, y el Reino Unido en ese momento no tenía portaaviones listos para el combate. El comando de la Armada argentina informó a sus socios estadounidenses (Almirante Thomas Hayward) que la acción argentina se tomó para "contrarrestar la evidente amenaza soviética en la región, teniendo en cuenta a unos 60 arrastreros soviéticos en las Islas Malvinas", pero esto fue percibido por los estadounidenses con un sarcasmo no disimulado.

Los estrategas británicos, desde un punto de vista psicológico, calcularon con precisión que la opinión pública mundial, que había confirmado el reclamo de Argentina a las islas antes y condenó a Gran Bretaña, que "se aferró a los restos de su grandeza colonial pasada", inmediatamente se puso del lado de "isleños, fieles seguidores de la ciudadanía británica". a quien la junta argentina quiere subyugar por la fuerza militar.

Cabe señalar que todo el grupo de fuerzas y activos de Gran Bretaña, participando en ejercicios en la región de Gibraltar y enviados a las Malvinas, como concluyeron los analistas de la CIA, fue capaz de atacar a la Armada argentina inmediatamente a su llegada, desplazarlos de la zona de suspensión, luego bloquear las islas y esperar a que el principal fuerzas

Las tácticas de retrasar las negociaciones y la estrategia de "atraer" han dado sus frutos.

Fue una amenaza de intervención soviética

Al mismo tiempo, la inteligencia británica se encargó de intensificar el monitoreo de las acciones de la URSS. Entonces, el 2 de abril, se recibió información de un agregado militar estadounidense en Buenos Aires sobre la presencia de submarinos soviéticos a 50 millas de las Islas Malvinas, mientras supuestamente estaban bajo barcos de pesca soviéticos. El agregado estadounidense también dijo que tres submarinos argentinos se hicieron a la mar.

En la víspera del 1 de abril, la CIA envió un telegrama informativo indicando que la Armada argentina tenía información el 1 de abril sobre dos submarinos soviéticos en el Atlántico Sur en el área entre las Islas Malvinas y las Islas Georgia del Sur.

Posteriormente, tales mensajes "perturbadores" continuaron llegando periódicamente a Londres. El 14 de abril, un agente de cambio, quien, según él, estaba asociado con los argentinos en la embajada en París, recibió un mensaje de que cuatro submarinos soviéticos estaban en la región de Malvinas y que los rusos supuestamente informaron a los argentinos que estos submarinos los ayudarían si fuera necesario.

De hecho, el juego obviamente se realizó a una escala mucho mayor. En 2012, The English Guardian, que publicó extractos de documentos desclasificados, y Radio Liberty informó que la casi pesadilla de Washington era una posible intervención en el conflicto de la Unión Soviética. Sin embargo, esto está lejos de ser el caso. Un breve informe sobre la evaluación de la situación en torno a las Malvinas, preparado por la CIA el 2 de abril de 1982, declaró que "los soviéticos tratarán de usar la crisis y brindarán apoyo político a Argentina, pero no irán a una intervención militar directa". El 9 de abril, un documento de la comunidad de inteligencia estadounidense, The Crisis Around the Falkland Islands, dijo: "Es poco probable que los soviéticos participen directamente en esta disputa, aunque pueden proporcionar secretamente a los argentinos información sobre los movimientos militares británicos".

Finalmente, el informe del 15 de abril del Centro Británico de Inteligencia Unido también declaró: "No creemos que la URSS esté directamente involucrada en operaciones militares en la zona de conflicto".

La posición del liderazgo soviético en ese momento se hizo extremadamente clara de inmediato cuando el representante de la URSS en el Consejo de Seguridad de la ONU, Oleg Troyanovsky, se abstuvo inesperadamente en la votación de la resolución propuesta por Gran Bretaña.

Los rusos no imaginaron ninguna "pesadilla" para el presidente Reagan, que estaba construyendo su política hacia la URSS, como se supo recientemente, sobre la base de novelas de espías de Tom Clancy. El 7 de abril de 1982, en una reunión del grupo de planificación del Consejo de Seguridad Nacional, en respuesta a las palabras del subdirector de inteligencia central, almirante Bobby Inman, de que no sabemos con certeza si los soviéticos están listos para intervenir en el conflicto, Reagan dijo: "Si los soviéticos entran en una conspiración con Argentina en "una invasión absolutamente ilegal, entonces, creo, ¡podríamos hundir toda la isla con la ayuda de un par de B-52!

Por supuesto, las acciones de la URSS desde el comienzo del conflicto se convirtieron en objeto de una gran atención por parte del Ministerio de Relaciones Exteriores. El 5 de abril, Londres exigió que la embajada británica en Moscú evaluara:
  • La actitud general de Moscú ante el conflicto.
  • Las acciones de la URSS en caso de operaciones militares entre Gran Bretaña y Argentina,
  • Las acciones de la URSS en caso de sanciones económicas contra Argentina.
El mismo día, se envió una respuesta firmada por el asesor de la embajada, Alan Brook-Turner, de que si Argentina no pudiera obtener el apoyo total de los países del tercer mundo, probablemente perdería en caso de hostilidades, y los rusos probablemente estarían de acuerdo tácitamente con cualquier acción del Reino Unido sobre El regreso de las Malvinas. El 6 de abril, los analistas de la oficina de Forein concluyeron que "se puede argumentar que los rusos evitarán la participación militar en el conflicto".

El 8 de abril, durante una reunión con Haig Thatcher, declaró explícitamente que "ahora estamos rechazando la marcha victoriosa del socialismo ... y hemos llegado al punto en que no puede haber compromiso. Los soviéticos temen la intervención de Estados Unidos en el conflicto, porque ellos mismos están abrumados por sus problemas, y sería sorprendente si también decidieran intervenir ". Haig estuvo de acuerdo: sí, la URSS comenzó a ponerse en desventaja cada vez más.


Posición difícil para Washington



Como resultado de la corta lucha, solo quedaron montañas de armas de los argentinos en las Malvinas. Foto de www.iwm.org.uk

Por otro lado, los británicos, al parecer, inmediatamente vieron a través de los intentos de los estadounidenses con la ayuda de la "amenaza soviética" (incluso con la ayuda de los míticos "submarinos soviéticos que se esconden bajo los arrastreros de pesca") para suavizar la reacción del gobierno de Thatcher a la captura de las Malvinas por parte de Argentina. Los analistas británicos creían que la vigilancia y la recopilación de inteligencia por parte de satélites soviéticos, aviones de reconocimiento naval y buques de superficie, incluidos los buques pesqueros soviéticos en el área de Malvinas, aumentarían a medida que la fuerza de tarea británica avanzara hacia el sur. Al mismo tiempo, en respuesta a las inquietudes del subsecretario de Estado de EE. UU. Lawrence Eagleburger, expresó en una conversación con el embajador británico Neville Henderson el 15 de abril en Washington que los rusos podrían estar involucrados en hostilidades, Londres expresó su firme convicción: “No tenemos evidencia para apoyar de esto, y no creemos que la URSS se arriesgue a estar directamente involucrada en operaciones militares en la zona de conflicto ". Y agregaron: "No está claro si los comentarios de Eagleburger se basaron en preocupaciones reales o estaban destinados a suavizar la posición de Gran Bretaña con respecto a Argentina".

Aparentemente, Londres también estaba alarmado por los comentarios de Haig en una conversación con Thatcher el 13 de abril de que no temía que Estados Unidos interviniera por completo en el conflicto, pero anticipó la intervención militar soviética si Gran Bretaña lanzaba una acción militar en las Malvinas.

Londres entendió perfectamente las fluctuaciones de la administración estadounidense y su deseo, si no es neutralizar, al menos mitigar la severidad del conflicto anglo-argentino. Inmediatamente analizaron las relaciones entre la URSS y Argentina en todas las áreas y notaron su rápido desarrollo: acuerdos sobre el suministro de granos y carne, la creación de empresas pesqueras conjuntas en la región de las Malvinas y el suministro de uranio enriquecido para el programa nuclear argentino. Se observó especialmente que la URSS recibió un tercio de sus importaciones de granos de Argentina y tomó el 75% de las exportaciones de granos argentinos. Londres creía que era muy importante para la URSS, que, como se esperaba, debía importar alrededor de 45 millones de toneladas de grano en 1982 para compensar la mala cosecha por tercer año consecutivo. Los suministros argentinos ayudaron a la URSS a superar el embargo de granos de Estados Unidos anunciado por el presidente Carter en respuesta a las tropas soviéticas que ingresaron a Afganistán en 1979. Además, destruyeron la campaña ampliamente publicitada en Occidente para desacreditar a la economía soviética, que "no puede alimentarse".

El 12 de abril, Henderson dio una entrevista a la empresa estadounidense CBS. La audiencia estadounidense quedó impresionada, pero fue especialmente impactante para el embajador británico informar que los Osos rusos (aviones Tu-95) con un alcance de vuelo de 8 mil millas se basan en Cuba y Angola y están observando en el Atlántico Norte y Sur.

Como resultado, según las encuestas de opinión en los Estados Unidos, el 50% de los estadounidenses en caso de conflicto armado habló a favor de apoyar al Reino Unido, el 5% a favor de Argentina y el 30% a favor de la neutralidad.

Pero en realidad, en general, Washington no necesitaba ser particularmente persuadido. A juzgar por los documentos publicados, los analistas del USS NSS llegaron a una conclusión firme el 1 de abril: "La causa de Gran Bretaña es justa, y es un aliado más importante y cercano para nosotros". El 3 de abril, la Embajada británica solicitó la asistencia de Estados Unidos para convencer a los representantes de Zaire y Japón de votar en el Consejo de Seguridad de la ONU para el proyecto de resolución británico, y recibió garantías del Departamento de Estado de que "Estados Unidos hará todo lo posible para ayudar a la adopción de la resolución del Reino Unido". La resolución británica pidió un "cese inmediato de las hostilidades" y un "retiro inmediato de todas las fuerzas argentinas" de las islas y pidió a los gobiernos de Argentina y el Reino Unido que "busquen una solución diplomática a las diferencias existentes". Esta resolución No. 502 fue adoptada el 3 de abril. Era Panamá solo. La URSS se abstuvo porque, como creen algunos investigadores, "la KGB prometió una buena paliza de Londres desde Buenos Aires". El proyecto de resolución de Panamá no fue sometido a votación.

El proceso de tomar decisiones sobre el apoyo a Londres es muy colorido descrito en las memorias de James Rentschler, un miembro del personal del SNB.

En la mañana del 7 de abril de 1982, el Grupo de Planificación SNB se reunió para una reunión en la Casa Blanca. Reagan apareció en la reunión vestido con ropa deportiva con una chaqueta y una camisa azul con cuello abierto; después de la reunión tenía la intención de ir de inmediato a Barbados para visitar a su vieja amiga de Hollywood, la actriz Claudette Colbert, a quien iba a pasar las vacaciones de Pascua.

La pregunta principal es: ¿Estados Unidos necesita intervenir y por qué, cuándo y cómo?

CIA (Almirante Inman): Gran Bretaña declaró una zona de exclusión de 200 millas, y Argentina desvió sus barcos fuera de esa zona. Los británicos continúan cargando en los barcos, son extremadamente serios y movilizan todo lo que tienen en la Marina.

MO (Weinberger): el plan británico para desplegar sus submarinos, infligir el máximo daño y luego proceder con el aterrizaje. Argentina concentra sus fuerzas en la costa, pero el equilibrio de poder está a favor de los británicos.

El 6 de abril, la BBC informó que un avión de reconocimiento estadounidense, el SR-71, rodeó las Malvinas (Malvinas) antes y después de la invasión argentina para recopilar información que luego se transmitió a los británicos.

Vicepresidente Bush: "¿Qué tan exacto es este informe de ABC que dice que Estados Unidos supuestamente suministra al Reino Unido fotografías detalladas del despliegue de tropas y barcos argentinos recibidos de nuestro avión de reconocimiento?"

Weinberger: “¡Absoluta mentira! Un ejemplo típico de desinformación soviética. De hecho, los soviéticos reubicaron a sus compañeros y tal vez brindan a los argentinos información sobre los movimientos de la flota británica ”.

Después de eso, los miembros del grupo de planificación comenzaron a discutir los problemas de los aeródromos en el Atlántico Sur, los problemas técnicos de la longitud de las pistas, la capacidad de carga, los radios de reabastecimiento de combustible, etc., mientras Reagan se sentaba y miraba a la puerta, mientras su rostro decía claramente: "Cuando ¿Saldré de aquí?

El Secretario de Estado Haig: “Thatcher es extremadamente beligerante, ya que entiende que si la situación empeora, su gobierno caerá. Está muy perturbada por los recuerdos de la crisis de Suez, no quiere permitir nuevamente la vergüenza que Gran Bretaña experimentó en ese momento. Por otro lado, Argentina se está poniendo cada vez más nervioso y, tal vez, está buscando una salida ”.

Después de esto, surgió una disputa entre Gene Kirkpatrick, el representante de los Estados Unidos en la ONU, y el Almirante Inman sobre quién es más importante para Estados Unidos: Gran Bretaña o Argentina y si el Tratado de Río (Tratado de Asistencia Mutua Interamericana) debe ser respetado.

Reagan: “Propongo la siguiente solución. "Sería mejor para nosotros en el asunto con América Latina si manteniéramos amistad con ambas partes en esta crisis, pero es más importante para nosotros que el Reino Unido no pierda".

Después de eso, según Rentschler, Reagan y sus asistentes se apresuraron al helicóptero, que se suponía que lo llevaría a Barbados. "¡No pudo posponer el comienzo de su idilio caribeño ni siquiera por un minuto!" Haig apenas logró murmurar el oído del presidente en voz baja: "No se preocupe, señor presidente, nos ocuparemos de esta tarea. Llevaré a Dick Walters conmigo, hablará con los generales de la junta en la jerga militar española y los dejará sin palabras ".

Pero las palabras principales en todo este ajetreo anterior a la Pascua fueron hechas por el almirante Inman: “No tenemos otra alternativa que apoyar a nuestros aliados británicos hasta el final. No estoy hablando de relaciones de parentesco, idioma, cultura, unión y tradiciones, que también son importantes. Quiero recordar la importancia crítica de nuestros intereses comunes en el plan estratégico, la profundidad y amplitud de nuestra cooperación en el campo de la inteligencia, en todo el espectro de amenazas durante la Guerra Fría, donde tuvimos una estrecha cooperación con Gran Bretaña. Y quiero recordarles los problemas que tenemos con Argentina en términos de no proliferación nuclear. Si dejamos que los argentinos salgan del agua cuando usan armas convencionales, ¿quién puede garantizar que en 10-15 años no intentarán hacer lo mismo con las armas nucleares?

El 9 de abril, la Comunidad de Inteligencia de los Estados Unidos concluyó que "una clara victoria británica habría evitado las consecuencias negativas para las relaciones entre Estados Unidos y Gran Bretaña".

El 13 de abril, a pedido de la embajada británica, Eagleburg dio el visto bueno para transmitir información a los británicos sobre la cantidad y calidad de armas y equipos militares, en particular equipos de guerra electrónica entregados por los Estados Unidos a la Argentina. Después de eso, la prensa informó que Estados Unidos podía interceptar todas las comunicaciones militares argentinas, lo que condujo a un cambio en el código militar argentino. El almirante Inman anunció esto en una reunión del SNB el 30 de abril, mientras expresaba su esperanza de "una pronta restauración de nuestra capacidad en esta área, aunque el daño de estas filtraciones en la prensa fue significativo".

El 28 de abril, el gobierno británico declaró que la zona de 200 millas alrededor de las islas estaba completamente cerrada desde las 11 a.m.del 30 de abril. El 29 de abril, Thatcher en su mensaje a Reagan escribió patéticamente: “Una de las etapas en los intentos de resolver esta crisis ha terminado. Me parece importante que cuando entremos en la siguiente etapa, Estados Unidos y Gran Bretaña deben estar del mismo lado claramente, defendiendo firmemente los valores en los que se basa la forma de vida occidental ”.

El 30 de abril, Haig hizo un comunicado de prensa indicando que desde el 29 de abril, Argentina rechazó la propuesta de Estados Unidos para resolver la disputa, el presidente de los Estados Unidos impuso sanciones contra Argentina: congelando todos los suministros militares, rechazando a Argentina el derecho a compras militares, congelando todos los préstamos y garantías ...

El conflicto anglo argentino terminó oficialmente el 20 de junio de 1982, cuando las fuerzas británicas desembarcaron en las Islas Sandwich del Sur. La victoria fue percibida como una nueva evidencia del poder de Gran Bretaña: un poder naval. El patriotismo en la metrópoli se volvió loco: el gobierno de Thatcher recibió las mismas calificaciones con las que contaba el general Galtieri. El hecho de que el régimen argentino fuera un régimen autoritario, semifascista, a los ojos de muchos británicos, le dio a la acción militar conservadora la sombra de una "misión de liberación", la lucha de la democracia contra la dictadura. ¡En Londres, con una gran reunión de personas, se llevó a cabo el "Desfile de la Victoria"! En Buenos Aires, Galtieri renunció.

La respuesta a la pregunta de una posible intervención soviética durante el conflicto aún la mantienen los fondos cerrados de los archivos rusos. Solo se sabe con certeza que el avión de reconocimiento soviético de largo alcance Tu-95 supervisó la fuerza de tarea británica. Además, los satélites soviéticos Cosmos-1345 y Cosmos-1346, lanzados el 31 de marzo de 1982, justo en la víspera de la Guerra de Malvinas, permitieron al comando de la Armada Soviética monitorear la situación operativa y táctica en el Atlántico Sur, calcular con precisión las acciones de la flota británica e incluso en unas pocas horas determinar la hora y el lugar del desembarco en las Malvinas del desembarco inglés.