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sábado, 10 de mayo de 2025

El Himno que sonó en el Canberra

"¡De pie soldados, están tocando el Himno!": el héroe y pianista de Malvinas que, prisionero de los ingleses, ejecutó la canción patria para sus compañeros

La guerra había terminado. Doscientos combatientes regresaban al continente como prisioneros en el buque británico Canberra. Y fue cuando ocurrió: de pronto sonaron los acordes del Himno Nacional. La historia de los héroes que, aun derrotados, nunca se dieron por vencidos

Por Adrián Pignatelli || Infobae



La capitulación: luego de 74 días, llegó el final de la guerra de 1982. Los soldados argentinos fueron tomados como prisioneros y enviados al continente en buques de la Armada Real británica

Elías Risman había sufrido en carne propia los rigores de los progroms zaristas, en su Ucrania natal. Su vocación siempre había sido la música, tocaba el clarinete cuando podía porque hasta eso era mal visto. Por eso, años después, ya establecido en la Argentina, cuando vio que su nieto Sergio tenía un talento innato, le regaló un piano.

De esta forma, Sergio Ariel Vainroj, de entonces 14 años, nacido y criado en Castelar, ingresó al Conservatorio de Música Alberto Ginastera de Morón, donde llegó a estudiar piano con el maestro Néstor Zulueta.

Tenía un instrumento con el que practicar: era un Crown, un modelo fabricado en Estados Unidos, pero no muy popular en nuestro país, al que habían llegado muy pocos. Deseaba ser pianista y organista.

Nunca imaginó que una guerra iba a transformar esa vocación en un momento único, en la emoción de 200 soldados que regresaban como prisioneros en un buque enemigo.

Con la música a la guerra

Vainroj se había incorporado al servicio militar en 1981, que lo cumpliría en el Regimiento de Infantería 3, que entonces tenía sus cuarteles en La Tablada. "Intenté acercarme a la banda del Regimiento, pero ya todos los puestos estaban ocupados", explicó cuando Infobae le preguntó si había tenido la posibilidad de seguir como músico en el año que pasó bajo bandera. Fue designado apuntador de FAP en la Compañía C "Ituzaingó".

"Cuando se produjo la movilización al sur, no sabíamos a dónde íbamos. Nos lo dijeron cuando el avión estaba aterrizando en las Islas Malvinas". Integró el grupo de Logística del Regimiento, dentro de la Compañía Comando y Servicios, junto a dos soldados, que terminarían siendo amigos inseparables: Carlos Alberto Sabin y Claudio Alejandro Szpin.

Sergio estuvo en las islas cerca de Puerto Argentino. Primero, en las inmediaciones del aeropuerto -blanco de los bombardeos británicos- y luego a escasos metros de donde funcionaba un radar de la Fuerza Aérea, pieza muy buscada por los ingleses

En las islas, siempre estuvo en Puerto Argentino, en distintos puntos. Primero, en una posición cercana al aeropuerto, luego cerca de la casa del gobernador y por último, ocupaban un galpón a escasos metros de donde funcionaba el radar de la Fuerza Aérea, un blanco muy buscado por los aviones británicos.

Vainroj recuerda cuando el radar fue destruido. "Fue a las 5 o 6 de la mañana del 3 de junio, cuando apareció fuera del alcance del radar un avión Vulcan, dejó caer dos bombas: una impactó en una casa y la otra cercana al radar. Nosotros estábamos dentro del galpón, fue como un terremoto".

El joven soldado había llevado una flauta dulce, que tenía desde que había sido incorporado. Uno de sus compañeros, Carlos Sabin (que fallecería en un accidente de tránsito en 2003) siempre le pedía que tocase la canción de la banda de sonido de la película La última nieve de primavera. "No importaba dónde estábamos, una vez me pidió que la tocara mientras nos cubríamos de las explosiones dentro del pozo de zorro", contó.

La partitura

Vainroj llevó la música a las islas. En una oportunidad, estando de guardia, había comenzado a escribir en hojas pentagramadas la Suite Inglesa N° 3 de Juan Sebastián Bach, de quien es admirador. "Es que los músicos llevamos la música en la cabeza -explica- y estando absorto en el trabajo, dibujando las líneas del pentagrama, ayudándome con un cargador, me sorprendió el teniente José Luis Dobroevic, de la Compañía A del Regimiento 3″.

-¿Qué tiene ahí, soldado? -preguntó el oficial.

-Hojas de música, mi teniente -respondió Vainroj.

La partitura que Sergio Ariel Vainroj dibujó en Malvinas

El oficial, luego de echarle un vistazo a los papeles, le dijo: "Muy bien, siga nomás". Hace tres años, en un asado que se reunieron miembros de la Compañía C, alguien invitó a Dobroevic, y Vainroj le preguntó si recordaba esa situación vivida durante la guerra. "Claro que me acuerdo; ¿sabe por qué no lo castigué? Porque me había hecho acordar a mi hermana, que también estudiaba piano". Hoy, el entonces conscripto conserva esa partitura, debidamente enmarcada.

"¡De pie! ¡Están tocando el himno!"

La guerra había terminado. Las cruentas batallas finales habían dejado los campos de combate cubiertos de cuerpos y sangre. Los argentinos habían luchado con fiereza. Pero llegó el final. El 14 de junio de 1982 el general Mario Benjamín Menéndez firmó la capitulación ante el general Jeremy Moore, comandante de las fuerzas británicas.

Imagen de la rendición de Malvinas: los soldados fueron despojados de sus armas y sus pertenencias. la guerra dejó 649 muertos argentinos, 255 soldados británicos y 3 isleños

Los soldados fueron tomados prisioneros. Antes de subir a los lanchones que los llevarían a los barcos para trasladarlos al continente, los marines ingleses los revisaron. Los despojaron de sus armas, los elementos cortantes, cordones y hasta cigarrillos. A Vainroj quisieron quitarle la flauta que llevaba en el bolsillo de su pantalón. En su inglés básico, pidió "this is a flute, no, please". Y así pudo conservarla.

Junto a cientos de soldados fue embarcado en la mañana del 17 de junio, en el Canberra, un transatlántico adaptado para el transporte de tropas. En un primer momento, Vainroj fue uno de los 200 argentinos a los que ubicaron en el salón "Meridian".

"Recuerdo que estábamos todos en silencio, relajados, un poco gracias a la tibia calefacción. Después del frío que tuvimos que soportar, eso fue un bálsamo". Le dieron de comer un café con leche, un pan, una feta de salchichón con arroz y una galleta de maizena.

El buque Canberra, un trasatlántico acondicionado para llevar tropas durante la guerra de Malvinas

En un momento, uno de sus compañeros le advirtió. "Che, mirá, ahí hay un piano". Estaba contra la pared del salón, Vainroj no puede recordar la marca.

"Andá a tocarlo", lo alentaron. "Imposible, somos prisioneros de los ingleses. Pero qué ganas que tengo…". "Dale, andá, andá", le insistieron.

Y fue. Se acercó al soldado paracaidista que estaba apoyado en el instrumento y le dijo en un inglés rudimentario "I play the piano", a lo que el inglés le respondió "ok", y levantó la tapa que cubría el teclado.

En el libro A very strange way to go to war: the Canberra in the Falklands (Una forma muy extraña de ir a la guerra: el Canberra en Malvinas), de Andrew Vine, se describe ese momento único e inesperado. El inglés, que autorizó el pedido, reparó en el prisionero sucio que olía a turba, cuyo nerviosismo había desaparecido al ver el piano. Vainroj se sentó en la banqueta, se frotó las manos y flexionó sus dedos, haciéndolos sonar.

Vainroj interpretando la canción patria para un grupo de veteranos de guerra

"Recuerdo que interpreté obras de Bach, también Adiós Nonino y hasta Let it be, de Los Beatles, provocando que los ingleses comenzaran a tararearla en voz baja". Los argentinos rodeaban en silencio al pianista y los marines de la Royal Army sonreían y hasta se mostraban complacidos.

Hasta que su amigo Claudio Szpin le sugirió: "¡Tocate el Himno!". Enseguida otros se sumaron con el mismo pedido.

Cuando había comenzado a ejecutar la introducción de la canción patria, un oficial argentino gritó:

-Soldados, de pie, ¿no escuchan el Himno?

Como si hubiesen sido un solo hombre, los 200 se pararon. "Los ingleses no comprendían qué era lo que estaba pasando, y nosotros no sabíamos si habían reconocido al Himno". El clima en el Canberra cambió. Los británicos habían sentido el impacto de ver a los soldados de pie y erguidos en sus uniformes manchados de tierra, sudor y guerra.

Alterados, los oficiales comenzaron a gritar: "Sit down, sit down!". Y llamaron refuerzos, que fueron llegando de distintos pasillos del barco. "El inglés que me había abierto la tapa del piano, me tomó de uno de mis brazos y me hizo volar por los aires y terminé cayendo sobre mis compañeros", contó Sergio.

"Luego, nos distribuyeron en distintos camarotes. Sólo salíamos una vez por día a caminar por cubierta y así se repitió la rutina hasta llegar a Puerto Madryn. Durante el viaje, no volví a cruzarme con el piano".

El veterano se emociona, 37 años después de aquel instante único: "Nunca olvidaré la emoción que sentí al tocar el Himno como prisionero en el buque inglés".

Un piano para los veteranos

Con esfuerzo, y con las mismas dificultades que enfrentaron tantos veteranos para encontrar su lugar en la sociedad, Vainroj continuó estudiando música. En 1989 recibió una beca para estudiar Composición y Dirección Orquestal en Jerusalem y posteriormente continuó sus estudios en el Departamento de Artes Musicales y Sonoras del IUNA. Desde 1987 se desempeña como docente y está en pareja.

A partir de aquella tarde en el Canberra, elaboró un interesante trabajo sobre la interpretación musical del Himno Nacional Argentino en la escuela secundaria básica y su posible conversión en herramienta didáctica. Según Vainroj, es una resignificación del Himno como símbolo patrio sustentada en el conflicto bélico del Atlántico Sur.

Vainroj en la actualidad: “Nunca olvidaré aquel día en que toqué unas estrofas del Himno Nacional como prisionero de los ingleses”, se emociona

Tiempo atrás se había impuesto otro mandato: conseguir un piano para instalarlo en el Centro de Veteranos de Morón, al que concurre habitualmente. La búsqueda del instrumento no fue fácil, especialmente por el presupuesto con el que contaba. Hasta que "el milagro" ocurrió. Una señora, que debía desocupar su casa, vendía el mismo modelo de piano que su abuelo le había regalado a los 14 años, y que la familia por apremios económicos había tenido que desprenderse.

El dato se lo dio un afinador, que resultó ser el mismo hombre que le había vendido el piano a su abuelo. El destino una vez más unía las piezas, como si un hilo invisible guiara su historia. Así, logró lo que había buscado durante tanto tiempo y el Centro de Veteranos finalmente tendrá su piano.

Allí, seguramente, Vainroj volverá a interpretar los acordes del Himno Nacional. Con la misma emoción que lo hizo en el Canberra aquella tarde como prisionero. Y que le sirvió para demostrar que, si bien en la guerra habían sido derrotados, ellos no estaban vencidos.




jueves, 13 de diciembre de 2018

Buque español le canta el himno a los putos gibraltareños

Un barco de la Armada española pasa por Gibraltar con el himno nacional a todo volumen

Las imágenes han sido compartidas por gibraltareños que han expresado su indignación
La Vanguardia






Un barco de la Armada española ha pasado este mediodía ante las costas de Gibraltar con el himno nacional sonando a todo volumen. Se trata de la corbeta Infanta Elena. El vídeo, grabado desde otro barco, ha sido compartido en redes sociales por gibraltareños que han expresado su indignación ante estos hechos, que se producen en plenas discrepancias por el ‘brexit’. Aunque el Gobierno de Gibraltar no se ha pronunciado oficialmente, sí lo ha hecho su Servicio de Información en España a través de un tuit: “Navegando entre la poca vergüenza y el infantilismo, ahí tenemos al Infanta Elena manifestando las glorias de España en aguas británicas frente al levante de Gibraltar”

sábado, 20 de junio de 2015

En Salta será obligatorio cantar la Marcha de las Malvinas

En Salta estalló la polémica por una ley que establece cantar la Marcha de las Malvinas
Sería obligatorio. Ya fue aprobada por el Senado y el martes próximo Diputados decidirá su suerte.


Natasha Niebieskikwiat - Clarín

La Cámara de Senadores de Salta aprobó el viernes pasado un proyecto de ley que establece la obligatoriedad de cantar la emblemática Marcha de las Malvinas en todos los actos cívicos y militares, a la par del himno nacional, y estalló la polémica en las redes de los kelpers. También en los medios de Salta saltaron críticas por la singular medida que, afirman, atenta contra el pluralismo y la diversidad.

La famosa marcha cuya letra creó Carlos Obligado en 1940 y comienza con la frase "Tras su manto de neblinas, no las hemos de olvidar..." es oficial pero cayó un poco en desuso después de haber sido muy popular durante la guerra de 1982 y en cada acto del 10 de junio cuando se conmemora el Día de la Soberanía sobre el disputado archipiélago. En territorio nacional a veces se canta y otras no.

El viernes pasado, el senado salteño tomó la iniciativa que ya había recibido media sanción en la cámara de Diputados salteña y debería luego pasar al ejecutivo del reelecto Juan Manuel Urtubey, para que la promulgue. Se trata de un proyecto que había presentado la diputada salteña Liliana Guitián, quien dijo a la prensa que había que "revalorizar la importancia de este tema en nuestra sociedad y homenajear a todos aquellos que dieron su vida por la soberanía de las islas".

A último momento, la Comisión de Educación y Cultura del SEn Salta estalló la polémica por una ley que establece cantar la Marcha de las Malvinasenado le aprobó unas modificaciones al proyecto, en las que se agregó que sea obligatorio cantarla en todos los actos escolares de los establecimientos educativos de todos los niveles y modalidades de Educación Formal y No Formal del Sistema Educativo. El proyecto volvió a la cámara de Diputados para su revisión.

Según pudo saber la corresponsalía de Clarín en ciudad de Salta del jefe de Departamento de la Banda 25 de Mayo de la Municipalidad de la ciudad, Carlos Héctor Barcatt, la marcha siempre se toca "en todos los actos patrios o acontecimientos donde se presenta la banda". Pero dijo que por el momento "no" recibieron ninguna notificación que la misma sea obligatoria". El martes que viene Diputados tiene una votación más para aprobar o no estas modificaciones.

También debe tratarse otro proyecto de ley para que los transportes públicos salteños lleven la leyenda "Las Malvinas son argentinas". Esta última ya tuvo un carácter nacional cuando el 2 de enero pasado, el Boletín Oficial oficializó la Ley 27.023 que determina dicha obligación para todo el transporte público de pasajeros y las estaciones

La medida en Salta generó polémica rápidamente y ayer, en el portal Noticias Iruya, el intelectual Luis Caro Figueroa escribió: "El intento de imponer, a través del canto obligatorio de la Marcha de las Malvinas, una determinada versión de la historia nacional choca con la libertad de los individuos de comprender e interpretar la historia del modo que mejor les plazca y atenta también contra el progreso de la Historia como ciencia social".

Para Caro Figueroa, la nueva norma " se inscribe dentro de la línea del patriotismo obligatorio al que estamos tan acostumbrados y puede considerarse, desde este punto de vista, como uno de los muchos intentos de dictar por ley los sentimientos que una persona debe experimentar". Agregó: "En la memoria de todos, el luto obligatorio por la muerte de Eva Perón impuesto en 1952".

También hubo críticas pero en tono de burla, en las redes sociales que utilizan los kelpers, donde lo más usual era leer que los niños argentinos serían obligados a cantar con algún tinte totalitario.

"El Gobierno de las Islas Falkland no será redireccionado de su foco en el desarrollo económico del archipiélago por otra ley doméstica argentina que no tiene validez dentro de las islas", señaló el consejero Ian Hansen ante una pregunta de Clarín por las repercusiones de la ley.

"Es valioso notar otra vez que fue el gobierno de Argentina el que se alejó de los acuerdos que había y se volcó a sus intentos de perturbar el desarrollo económico de las islas ignorando el derecho de los isleños a la autodeterminación como está consagrado en la Carta de las Naciones Unidas y en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos"

En abril pasado, Tierra del Fuego también estableció una medida comparable a la de Salta, aunque no igual. La gobernadora de Tierra del Fuego, Fabiana Ríos, decretó qe todas las radiodifusoras y cadenas de televisión pública provinciales comiencen sus emisiones con la transmisión de la marcha.